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Cálculo de Antigüedad - Salario Base para El Cálculo de Prest

Este documento presenta la ponencia del Magistrado Doctor Omar Alfredo Mora Díaz sobre un caso de cobro de diferencia de prestaciones sociales. En él, se resume brevemente el caso y los argumentos presentados por ambas partes, se discuten los principios constitucionales relevantes como la realización de la justicia y la no dilación de procesos, y se decide declarar improcedentes las denuncias por vicios de actividad y pasar a examinar las denuncias de fondo planteadas por la empresa recurrente.

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Cálculo de Antigüedad - Salario Base para El Cálculo de Prest

Este documento presenta la ponencia del Magistrado Doctor Omar Alfredo Mora Díaz sobre un caso de cobro de diferencia de prestaciones sociales. En él, se resume brevemente el caso y los argumentos presentados por ambas partes, se discuten los principios constitucionales relevantes como la realización de la justicia y la no dilación de procesos, y se decide declarar improcedentes las denuncias por vicios de actividad y pasar a examinar las denuncias de fondo planteadas por la empresa recurrente.

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SALA DE CASACION SOCIAL

Ponencia del Magistrado Doctor OMAR ALFREDO MORA DÍAZ


 
En el proceso judicial por cobro de diferencia de prestaciones sociales,

seguido por la ciudadana CARMEN ELENA SILVA , representada por el

abogado Ricardo Gómez Scott, contra la sociedad mercantil C.A.

ELECTRICIDAD DE OCCIDENTE (ELEOCCIDENTE), representada en la

instancia por los abogados Evelia Griselda La Riva Rodríguez, Tony Daniel

Salas Carrasco, María Gabriela Parra Balza, Alejandro Alfredo Martínez Riera,

Héctor Ramírez Díaz y Natahaly Ramos Villavicencio, y ante el Supremo

Tribunal por los abogados Marcel Ignacio Imery Viney, Mario Eduardo Trivela

Landaez, Pedro Urdaneta Benítez y Juan Carlos Álvarez Espinoza, el Juzgado

Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores del

Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, con sede

en la ciudad de Guanare, dictó sentencia en fecha 30 de julio de 1999, en la cual

declaró parcialmente con lugar la pretensión de la parte actora, modificando la

decisión de primera instancia que había declarado con lugar la demanda.

Contra dicha decisión de Alzada, anunció recurso de casación la parte

demandada, el cual, una vez admitido, fue oportunamente formalizado. No hubo

impugnación.
 

Tramitado este asunto por ante la Sala de Casación Civil, correspondió

la ponencia al Magistrado Dr. Héctor Grisanti Luciani, y por inhibición del

Magistrado Dr. Alirio Abreu Burelli, pasa al conocimiento de la Sala Accidental

en fecha 24 de noviembre de 1999.

Por auto de fecha 13 de enero de 2000, la Sala de Casación Civil declina

la competencia para decidir el presente asunto, en esta Sala de Casación Social,

a la cual corresponde en virtud de la materia, de conformidad con el vigente

texto constitucional.

Recibido el expediente, se dio cuenta Sala en fecha 2 de febrero de

2000. Concluida la sustanciación del presente recurso de casación y cumplidas

como han sido las formalidades legales, pasa esta Sala de Casación Social a

dictar sentencia bajo la ponencia del Magistrado que con tal carácter la suscribe,

con base en las consideraciones siguientes:

PUNTO PREVIO

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su

artículo 335, establece que este Tribunal Supremo de Justicia, es el órgano

encargado de garantizar la efectividad de las normas y principios

constitucionales y ser vigilante de su uniforme interpretación y aplicación.


Luego a lo largo del texto, enuncia ciertos principios, de relevante importancia,

entre los cuales podemos mencionar:

Artículo 2. “Venezuela se constituye en un Estado democrático y


social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores
de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la
justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad
social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética
y el pluralismo político”.
 
Artículo 26. “Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de
administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses,
incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a
obtener con prontitud la decisión correspondiente.
 
El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial,
idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa
y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones
inútiles”.
 
Artículo 253. “La potestad de administrar justicia emana de los
ciudadanos o ciudadanas y se imparte en nombre de la República por
autoridad de la ley”.
 
Artículo 257. “El proceso constituye un instrumento fundamental para
la realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la
simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un
procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la justicia por la
omisión de formalidades no esenciales”.
 
 
A partir de estos principios enunciados en la actual Constitución, toma

vigencia la discusión sobre el fin o la finalidad del proceso. Al respecto Enrique

Véscovi en La Teoría General del Proceso , dice:

 
“Las doctrinas que pretenden explicar el fin del proceso oscilan entre
cuestiones diferentes: saber si se trata de resolver un conflicto
material (sociológico) o de actuar el derecho (jurídico); si se persigue
un fin individual, solucionar un conflicto subjetivo, o un fin público,
la actuación de la ley, del derecho y, en último término, los fines de
éste: paz, justicia. (...).
 
En realidad, la mayoría de las doctrinas, frente a este problema, se
inclinan por la posición mixta. Es decir, que no consideran al proceso
como la solución de un conflicto plenamente social, ni tampoco sólo
jurídico. O sea que admiten, como es lógico, que lo que en su origen
aparece como un conflicto social, cuando es abarcado por el derecho
se convierte en jurídico y se resuelve como tal mediante la “actuación
de la ley”. (...) En conclusión (…) parece lo más aceptable entender
que la función del proceso es jurídica, aunque se origina en un proceso
social”.
 
 
Nuestro texto constitucional, sin dejar de lado esta discusión, propone

que el proceso es un instrumento para realizar la justicia. Asumir que lo jurídico

es social y que lo social es jurídico. En ese sentido, la finalidad última del

proceso es la realización de la justicia solucionando los conflictos sociales y no

la obtención de mandatos jurídicos que se convierten en meras formas procesales

establecidos en las leyes sin dar satisfacción a la demanda social, quedando la

justicia subordinada al proceso.

 
Corresponde a esta Sala Social por expreso mandato constitucional, la

realización de la justicia con fundamento en tales principios y en base a ellos,

pasa a decidir el presente caso.

 
RECURSO POR DEFECTO DE ACTIVIDAD
 
 
ÚNICO

 
Lo primero que debe analizar esta Sala de Casación Social es que de

los aludidos dispositivos constitucionales mencionados en el punto previo del


presente fallo, surge incuestionablemente la voluntad del constituyente de

preservar a toda costa la justicia por encima de cualquier formalidad no esencial

en el proceso y la necesidad de que ésta se imparta sin dilaciones o reposiciones

que en nada contribuyan al alcance de tal fin.

En ese sentido, debe encaminarse este máximo Tribunal y más aún esta

Sala de Casación Social, dada su naturaleza intrínseca, en virtud de lo cual es

menester abandonar esas formas rígidas del proceso que lejos de contribuir con

el afianzamiento de la justicia y la equidad, abonan el camino para que estos

principios sean irrespetados y pocas veces puedan alcanzarse.

Así pues, del estudio de las denuncias delatadas por el recurrente en

casación, se corrobora la existencia de vicios de actividad propios de la

recurrida, pero de ordenarse la anulación del fallo del Tribunal de Alzada y la

reposición de la presente causa al estado de un nuevo pronunciamiento por parte

del Tribunal Superior que corresponda, conllevaría a un retardo del proceso

contrario a los principios constitucionales antes señalados, por lo que le

corresponde a esta Sala, a fin de evitar que tal situación se produzca, pasar

directamente a decidir las denuncias de fondo planteadas por el recurrente en su

escrito de formalización.

Además de lo expuesto en el párrafo anterior, el recurrente en casación

en el primer capítulo de su escrito de formalización -“Presentación del Caso”-,


asevera que la parte actora demanda a su representada, para que se le “recalcule

su liquidación de acuerdo a lo dispuesto en los artículos 108 y 146 de la

modificada Ley Orgánica del Trabajo” y que “la discusión en este juicio versa

únicamente sobre la aplicación de artículos de la ley reformada, puesto que la

parte actora en su libelo alegó que la indemnización de antigüedad que consigna

en su artículo 108 de la ley reformada, consagra un régimen más favorable para

ella que el estipulado en el laudo arbitral” y que “a ello debe ceñirse el debate

en este juicio”.

Es en razón de todo lo anterior, que esta Sala declara improcedentes

las denuncias por vicios de actividad propios de la recurrida, delatadas en el

escrito de formalización, y pasa a examinar las denuncias de fondo, planteadas

por la empresa recurrente en casación. Así se declara.

RECURSO POR INFRACCIÓN DE LEY

 
ÚNICO

En su única denuncia por infracción de ley, la recurrente delata de

conformidad con el ordinal 2º del artículo 313 del vigente Código de

Procedimiento Civil, la “infracción del artículo 146 de la Ley Orgánica del

Trabajo modificada (1990), por errónea interpretación”, y que en virtud de ello

se infringió “el artículo 133 de la misma ley, por falsa aplicación, y el artículo

1 del Reglamento sobre la remuneración (decreto 2.751), por falta de aplicación”


(sic).

Para fundamentar su denuncia, la recurrente alega que la recurrida

infringe por errónea interpretación el artículo 146 de la Ley Orgánica del

Trabajo, por cuanto, a criterio de la formalizante el salario base establecido por

dicha normativa legal, aplicada por la recurrida para el cálculo de lo que le

corresponde al trabajador a consecuencia de la terminación de la relación de

trabajo, es el “salario normal” y no el salario integral aplicado por el

sentenciador de la recurrida, y en virtud de ello, el sentenciador incurrió en la

falsa aplicación del artículo 133 eiusdem y en la falta de aplicación del artículo

1 del Reglamento de 1993, que define el salario normal.

Para decidir, la Sala observa:

En el presente caso, la parte actora demandó el pago de la diferencia

de sus prestaciones sociales, por considerar que se le debió aplicar el artículo

146 de la vigente Ley Orgánica del Trabajo, por cuanto le resultaba más

beneficioso que se le calcularan dichas prestaciones de conformidad con la

normativa legal señalada, es decir, en base al último salario devengado en el

mes de labores inmediatamente anterior al despido.

Sin embargo, la parte demandada, alegó que no podía ser dicho cálculo

más beneficioso que el establecido en el laudo arbitral, por cuanto si se le


aplicaba al caso concreto, la normativa inserta en el artículo 146 de la Ley

Orgánica del Trabajo, debía tomarse como salario base, el salario normal

definido en el artículo 1 del Reglamento de 1993, y no el salario integral que

aplicó la recurrida.

De lo antes expuesto, observa la Sala, que el recurrente en casación,

considera que al caso concreto le era aplicable “el artículo 146 de la Ley

Orgánica del Trabajo de 1991, en concordancia con la aplicación del artículo 1

del Reglamento de 1993”, por cuanto el salario base sobre el que se debieron

hacer los cálculos para las prestaciones sociales de la parte actora, era el

“salario normal” establecido en dicha normativa legal.

Ahora bien, la recurrida en casación es la sentencia definitiva de

última instancia, que declaró parcialmente con lugar la demanda, y en la cual se

estableció lo siguiente:

“En el caso planteado debemos observar que las partes invocan a los
efectos de la terminación de la relación laboral el convenio que
mediante acta de fecha 15 de agosto de 1997 realizaron para dar por
terminada la relación de trabajo y que en la cláusula sexta la patronal
se compromete al pago de las prestaciones sociales dentro del menor
tiempo posible y conforme a lo que establece la Convención Colectiva
de Trabajo Vigente. (…) Que la parte patronal canceló las prestaciones
sociales conforme consta de la planilla de liquidación con base a un
salario promedio de los últimos seis meses de labores violándose lo
que dispone el artículo 146 de la Ley Orgánica del Trabajo, que ordena
a calcular según el salario promedio del mes inmediatamente anterior .
 
La demandada por su parte, rechaza tal reclamación (…) y que para
determinar el salario base de liquidación de estas prestaciones sociales
se hizo conforme al Laudo Arbitral que invoca y que regula las
relaciones laborales entre las partes. Que en dicho laudo arbitral se
establece que el salario base para el pago de las indemnizaciones
sociales de los trabajadores será el devengado durante los últimos
meses previos a la terminación de la relación laboral.
 
(…) En razón de estos planteamientos que hacen las partes, se hace
necesario dictaminar si hay o no diferencias salariales a efectos de la
liquidación de las prestaciones sociales y demás conceptos que incidan
sobre el monto de las cantidades a favor del trabajador y si el salario
que debió tomarse en consideración fue el último salario devengado en
forma integral por el trabajador a la fecha en que nació el derecho por
efecto de la terminación de esta relación laboral y así mismo si por el
contrario esta liquidación debió hacerse por el salario promedio de los
últimos seis meses en atención a los convenios celebrados entre las
partes conforme a las normas contractuales.
 
Con relación al último salario devengado por el trabajador en el mes
efectivo de labores, no hay discusión que alcanzó la cantidad de Bs.
457.468,oo.
 
…También se conviene mediante dicho Laudo lo que debe entenderse
por salario de acuerdo a la convención colectiva celebrada el 8 de
enero de 1991, en la cláusula 1 de la letra M y la cual se acoge al
denominado salario integral o amplio conforme a lo previsto en el
artículo 133 de la Ley Orgánica del Trabajo.
 
Se indica también en esa normativa laboral que se acordó el pago a
los trabajadores las indemnizaciones sociales que establece el artículo
108 de la Ley Orgánica del Trabajo, devengados por el trabajador en
los últimos seis meses inmediatamente anteriores a la terminación de
la relación de trabajo, conforme a la Cláusula 1 literal M de la
Convención Colectiva.
 
Como podemos observar en esta normativa laboral se consagra la
aplicación de la regla del cálculo del salario para el pago de las
prestaciones sociales el artículo 146 de la Ley Orgánica del Trabajo
cuando resulte más favorable al trabajador en virtud del principio pro-
operario consagrado en el artículo 59 de la Ley. (…) Que a tenor de
las consideraciones señaladas y con base al principio pro-operario, y
en razón de que la misma normativa acoge como salario lo que estipula
el artículo 133 y demás, se le adicionan otros conceptos por virtud de
la Convención Colectiva que regula las relaciones contractuales,
debemos entender el beneficio a favor del trabajador que cuando se
remite a la norma más favorable del artículo 146 de la misma Ley no
está haciendo otra cosa, que considerar el último salario en el mes
efectivo de labores inmediatamente anterior al día en que nació el
derecho, pero que no puede entenderse que debió ser un salario normal
(como alega la demandada) tomando como base para el pago de las
indemnizaciones que correspondan al trabajador por razón del servicio
que presta y al acogerse el ya mencionado artículo 133 de la Ley en
comento que solamente habla de salario, se está refiriendo a un Salario
Integral y no al salario básico o normal y así se declara. (vide: folios
240 al 255 del expediente). (Subrayados de la Sala).
 
 
 
Por lo tanto, como estableció soberanamente la recurrida en casación,

la relación de trabajo finalizó el 15 de agosto de 1997, estando en vigencia

desde el 19 de junio de 1997, la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo, la cual

establece en su artículo 146, lo siguiente: -“El salario base para el cálculo de lo

que corresponda al trabajador a consecuencia de la terminación de la relación de

trabajo, de conformidad con el artículo 125 de esta Ley, será el devengado en el

mes de labores inmediatamente anterior”-.

Esta fue una de las modificaciones de la reforma de 1997, “al

establecer tanto en el artículo 108 como en el 146, que la base para el cálculo de

prestaciones de antigüedad será el ‘salario’ y ya no el ‘salario normal’, como lo

establecía la ley de 1990. En consecuencia, el concepto de salario normal sigue

siendo empleado sólo como base para el cálculo del descanso semanal, días

feriados, horas extras, trabajo nocturno, vacaciones e indemnizaciones derivadas

de accidente de trabajo o enfermedades profesionales (arts. 144, 145, 567, 571,

572, 573, 574 y 575) (Cfr. Bernardoni, Bustamante, Carvallo y Otros;

Comentarios a la Ley Orgánica del Trabajo, Caracas, 1999, p. 168).

 
De lo antes expuesto se evidencia que, en el caso concreto, la parte

actora solicita se le aplique la normativa legal inserta en el artículo 146 de la

vigente Ley Orgánica del Trabajo, por considerarla más favorable, la cual no

habla de un “salario normal”, como alega el recurrente en casación.

Por lo tanto, la denuncia por errónea interpretación del artículo 146 de

la Ley Orgánica del Trabajo de 1991, delatada por el formalizante, no puede

prosperar, por cuanto el sentenciador de la recurrida no aplicó dicha normativa

al caso concreto, ya que dicha norma fue reformada en junio de 1997, es decir,

antes de que naciera el derecho de la actora a cobrar sus prestaciones sociales y

por consiguiente no le es aplicable al presente caso. Así se declara.

Sobre la denuncia de infracción por falsa aplicación de la normativa

inserta en el artículo 133 eiusdem y, por falta de aplicación, del artículo 1 del

Reglamento de 1993, en razón de que, a criterio de la recurrente, se le han

debido calcular las prestaciones sociales en base al salario normal, esta Sala la

declara improcedente, por cuanto como se evidenció supra, la normativa vigente

aplicable al presente caso no prevé que se calculen dichas prestaciones por el

salario normal aludido por la recurrente. Así se declara.

En virtud de todo lo expuesto, se declara improcedente la única

denuncia del escrito de formalización. Así se declara.

D E C I S I Ó N

 
En virtud de las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de

Justicia, en Sala de Casación Social, administrando justicia en nombre de la

República y por autoridad de la ley, declara SIN LUGAR el recurso de casación

anunciado por la parte demandada contra la sentencia emanada del Juzgado

Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores de la

Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, en fecha 30 de julio

de 1999.

De conformidad con los artículos 320 y 274 del vigente Código de

Procedimiento Civil, se le imponen las costas a la empresa recurrente.

 
Publíquese y regístrese. Remítase el expediente al Juez de la causa, es

decir, al Juzgado de Primera Instancia del Trabajo y Agrario del Primer Circuito

de la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, con sede en la ciudad de

Guanare. Particípese de esta remisión al Juzgado superior de origen, antes

identificado, todo de conformidad con el artículo 326 del vigente Código de

Procedimiento Civil.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación

Social del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los quince (15) días del

mes de marzo de dos mil. Años: 189º de la Independencia y 141º de la

Federación.

 
El Presidente de la Sala y Ponente,
 
 
___________________________
OMAR ALFREDO MORA DIAZ
 
El Vicepresidente,
 
 
_______________________
JUAN RAFAEL PERDOMO
 
Magistrado,
 
 
___________________________
ALBERTO MARTINI URDANETA
 
 

La Secretaria,
 
 
________________________
BIRMA I. DE ROMERO
 
R.C. Nº 99-806
 

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