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T.23. La Expresión Corporal. El Gesto y El Movimiento. La Expresión Corporal Como

Este documento trata sobre la expresión corporal en la etapa de educación infantil. Brevemente, la expresión corporal utiliza el cuerpo como medio de expresión y comunicación, y ayuda en la construcción de la identidad personal del niño. El gesto, el movimiento, el juego simbólico y el juego dramático son aspectos importantes de la expresión corporal.

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T.23. La Expresión Corporal. El Gesto y El Movimiento. La Expresión Corporal Como

Este documento trata sobre la expresión corporal en la etapa de educación infantil. Brevemente, la expresión corporal utiliza el cuerpo como medio de expresión y comunicación, y ayuda en la construcción de la identidad personal del niño. El gesto, el movimiento, el juego simbólico y el juego dramático son aspectos importantes de la expresión corporal.

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La expresión corporal.

El gesto y el
movimiento. La expresión corporal
como ayuda en la construcción de la
identidad y de la autonomía
personal. Juega simbólico y juego
dramático. Las actividades
dramáticas.
1. INTRODUCCIÓN

La expresión gestual o corporal emplea el cuerpo como medio de expresión y


comunicación. Además, dada su importancia en el desarrollo integral de los niños es
contemplada como contenido curricular a 20/7/2021 a desarrollar en la etapa de
Educación Infantil, dentro del ámbito de conocimiento de “Comunicación y
Representación”.

Por todo ello, a lo largo del desarrollo del tema expondremos qué se entiende por
Expresión Corporal desde el ámbito educativo, analizando el gesto y el movimiento
como aspectos inherentes a la misma. También, veremos cómo incide la Expresión
Corporal en la construcción de la identidad y la autonomía personal del niño, así
como en el desarrollo de su personalidad.

A continuación, analizaremos el juego simbólico y el juego dramático, como recursos


fundamentales para el desarrollo de la expresión corporal, ya que a estas edades el juego
se configura como la estrategia fundamental de comunicación.

Por último, terminaremos el tema con una breve conclusión y señalando la bibliografía
empleada para su elaboración. Pasamos ya sin más preámbulos a la exposición del tema.

2. LA EXPRESIÓN CORPORAL

La expresión corporal integra aspectos educativos como la expresión dramática, el


movimiento, el gesto, el juego simbólico… y todos están englobados en lo que a partir
de los años 60 se ha venido llamando educación de la psicomotricidad.

Por tanto, la expresión corporal es la capacidad humana que utiliza como


instrumento el propio cuerpo, permitiendo a la persona expresarse y comunicarse
con los demás.

Así, la expresión corporal tiene que ver con la utilización del cuerpo, sus gestos,
actitudes y movimientos con una intención comunicativa y representativa. Se trata de
representar a través de su acción y movimiento determinadas actitudes, estados de
ánimo, etc. Además, a través de ella, los niños también muestran el conocimiento del
mundo y de las personas, así como su percepción de la realidad.

De este modo, estas manifestaciones expresivas son además un instrumento de relación,


comunicación e intercambio. La Educación Infantil debe estimular este tipo de
expresión para sacar de ella el máximo rendimiento educativo, aceptando formas de
expresión diversas.

Por ello, la expresión corporal tiene una doble función: ser cauce expresivo de
emociones, afectos, sentimientos y pensamientos y ser vehículo de comunicación. Se
considera reflejo de la personalidad y recurso del diálogo con los demás.

La expresión corporal presenta las siguientes características fundamentales:

 La espontaneidad, que la diferencia claramente del mimo, ya que éste es un


lenguaje gestual codificado que ha de ser conocido por el receptor para descifrar
el mensaje.
 La dependencia de factores personales, como son la edad, la precisión motriz,
el estado de ánimo y la situación que se viva.
 La comunicación de un mensaje, que la distingue de la psicomotricidad,
considerada ésta como interiorización de una vivencia corporal.
 La dualidad que presenta en cuanto que, por una parte tiene entidad propia y,
por otra, es un recurso que se relaciona con la dramatización, el ritmo, la
identidad…

Por otro lado, y referente a su organización curricular para la etapa de educación


infantil, la expresión corporal, en el primer ciclo permitirá que, los niños descubran,
experimenten y utilicen los recursos básicos de la expresión de su cuerpo (por ejemplo,
los gestos, el movimiento de los brazos y piernas, etc.), los cuales se irán enriqueciendo
paulatinamente con el desarrollo de las habilidades perceptivo-motrices, afectivas,
cognitivas y relacionales que se recogen en el primer ámbito de experiencias
(Comunicación y Representación)

De igual manera el niño va tomando conciencia de que puede controlar su propio


cuerpo y de las posibilidades expresivas que esto le ofrece, como por ejemplo, los
desplazamientos por el espacio, la direccionalidad, el tono de la voz…; todo lo cual le
permitirá, al final del ciclo, expresar y comprender, con un mayor grado de
intencionalidad y ajuste, algunos sentimientos (enfado, tristeza, alegría, sorpresa),
emociones, deseos y percepciones como ruidos de animales, ruidos de casa y de la calle,
etc., que se pueden comunicar con el cuerpo.
En el segundo ciclo, el mayor desarrollo de los aspectos afectivos, cognitivos,
perceptivo-motóricos y relacionales, en contextos cada vez más amplios, va
inseparablemente unido a una mayor posibilidad de utilización de los recursos
expresivos del cuerpo: desplazamientos más ajustados a la finalidad expresiva,
imitaciones y representaciones individuales y en grupo, profundización en alguno de los
recursos ya utilizados en el ciclo anterior así como el descubrimiento de otros nuevos
(gesto y actitud corporal, tono, voz, etc.). Además, durante el segundo ciclo, se va
interiorizando la imagen corporal, a la vez que su progresiva madurez emocional y
tónica le permiten un mayor control voluntario de su cuerpo

Por tanto, en este ciclo, resulta importante tener en cuenta que las actividades de
expresión corporal deben posibilitar la interacción entre los iguales, ya que el
cuerpo sigue siendo el principal elemento de relación con el medio, así, por ejemplo,
ajustando sus movimientos a los de sus compañeros.

Estos nuevos instrumentos permiten al niño disfrutar, e interesarse, cada vez más por las
representaciones y el juego dramático, que tenga iniciativa por participar en este tipo de
situaciones y pueda comprender el control de su cuerpo y sus importantes
posibilidades expresivas y comprensivas y, en suma, de relación entre él y su entorno.

La expresión corporal parte de lo físico para conectar con los procesos internos de la
persona, canalizando sus posibilidades expresivas hacia un lenguaje gestual creativo.
Por tanto, las tres coordenadas que configuran el campo de acción de la expresión
corporal son el cuerpo, espacio y tiempo. El desarrollo de cada uno en sí y la
interrelación de los tres, establece los elementos de trabajo para encontrar la
expresividad del movimiento. El estudio de estos tres campos se hace de dos formas
que se asocian y complementan: un punto de vista racional, de conciencia, y un punto
de vista emocional, de vivencia.

Quiere decir, que a través de estos elementos comunes se establecen las coordenadas
corporales, espaciales y temporales que permiten crear el substrato para una real
comunicación y la capacidad de creación.

Resumiendo, podemos decir que referirnos a la Expresión Corporal es pensar


inmediatamente en todo un mundo de relaciones a partir del cual se desarrollan la toma
de conciencia, la espontaneidad, la creatividad…
Terminaremos, señalando que para el tratamiento educativo de todos los aspectos que
configuran la expresión corporal debemos apoyarnos en los principios metodológicos
de la etapa de educación infantil

Para sacar el máximo partido posible, hay que crear, en primer lugar un clima de
libertad en el que el niño pueda expresarse sin más restricciones que las impuestas por
las exigencias del respeto a los demás y de la vida en común. Por tanto, la Educación
Infantil debe estimular este tipo de expresión para sacar de ella el máximo rendimiento
educativo, aceptando diversas formas de expresión, desde algunas más
convencionales hasta otras más idiosincrásicas.

3. EL GESTO Y EL MOVIMIENTO

El gesto y el movimiento son aspectos esenciales en la expresión corporal,


coincidiendo con ésta, en la utilización del cuerpo con una clara intencionalidad
comunicativa o representativa, además de una alta carga emocional. Así:

RESPECTO AL GESTO

El gesto es un medio de comunicación prelingüística que poseen ya los niños


menores de un año, de manera que todos los otros lenguajes (verbal, plástico, musical,
…) se desarrollarán a partir de él.

Así, los gestos son movimientos significantes que exteriorizan lo que sucede en el
interior de la persona. Como consecuencia, transmiten a los demás la forma de pensar
del individuo y provoca reacciones en los otros.

No obstante, a pesar de que el aprendizaje de los gestos es lento, su tratamiento


educativo se apoya en la imitación de los adultos que están en contacto con el niño,
como recurso y ejercicio al que se presta el niño gustosamente.

En la imitación de gestos y movimientos carentes de significados, no codificados, los


objetivos giran en torno a la realización de ejercicios psicomotrices, ejercicios de
atención y observación. En la imitación de gestos con significado hay que diferenciar
entre la imitación de gestos concretos (mover la mano para despedirse) y la imitación
integral de comportamientos.
A partir del conocimiento y dominio del propio cuerpo, los juegos implican la
representación con el gesto de sensaciones, sentimientos y emociones, a través de
diferentes personajes que van realizando distintas acciones.

RESPECTO AL MOVIMIENTO

El movimiento constituye una necesidad natural del niño y es el desplazamiento


global o segmentario del cuerpo. Tiene como contrapunto la inmovilidad y el reposo.

Cada movimiento es un acto motor que, en función del control nervioso al que
responda, se considera reflejo, voluntario o automático.

El orden que se sigue va desde el control del movimiento a la realización intencional


del gesto expresivo, desde los movimientos globales a los segmentarios y desde los
movimientos conscientes a los movimientos automáticos.

Así, respecto a la evolución del movimiento, la motricidad infantil se inicia, según


Wallon, con la impulsividad motriz, en la que son propios los movimientos
incontrolados, bruscos e imprecisos; continúa con la regulación del tono muscular y la
madurez neurológica que permitirá el control postural y facilitará la progresiva
coordinación óculo-manual y viso-motora; progresa considerablemente con la
adquisición de la marcha y el consiguiente acceso a espacios cada vez más amplios y
diversificados y culmina con el progresivo dominio motor y la ampliación de las
posibilidades de movimiento.

En esta evolución los movimientos se diversifican en manipulativos o locomotores,


rectilíneos o sinuosos, lentos o rápidos, continuos o discontinuos, fuertes o leves, libres
o dirigidos y espontáneos o intencionales.

Por otro lado, en cuanto a la intervención, el proceso educativo partirá del movimiento
espontáneo para afirmarlo y controlarlo de forma paulatina.

La habitual movilidad de los niños será el recurso para introducir la toma de conciencia
de la posibilidad de inmovilizarse y descubrir los centros de movimientos o corporales
que irradian expresión y que son principalmente: la cabeza, las manos, las piernas y los
pies. Veamos algunas formas típicas de gesticulación o de relacionar gestos y
movimientos según las distintas partes del cuerpo:
 La cabeza es el elemento principal de recepción y emisión de mensajes. Sus
movimientos pueden indicar afirmación, negación y duda. Estas posibilidades se
multiplican con las aportaciones de los ojos, labios, cejas…
 Las manos constituyen un foco de expresión cuyos gestos tienen un significado
compartido por todas las culturas. Manifiestan dolor, angustia, amistad, cólera,
defensa, etc.
 Las piernas y los pies emiten mensajes a través de las posturas y del ritmo y
forma de desplazamiento. Así, las piernas separadas y los pies en el suelo
transmiten sensación de estabilidad; las piernas juntas dan impresión de
sumisión y respeto.

Así, tal y como hemos podido observar el gesto suele incluir el movimiento corporal
como parte importante de la forma particular de expresarse (gesticulación). En este
sentido, la importancia del movimiento está en su significado, en su
intencionalidad, es decir, en su forma de transmitir sensaciones, actitudes, estados de
ánimo, emociones, etc.

Por último, cabe señalar que en esta combinación de gesto y movimiento podemos
observar diferentes características o elementos, tales como la intensidad, el uso del
espacio, la duración y el contenido. La intensidad depende de la tonicidad muscular, de
la excitación nerviosa y de la dinámica del impulso. Su diseño espacial depende de la
dirección, forma y la amplitud de la gesticulación. La duración hace referencia al
tiempo medio de una determinada gesticulación y establece el ritmo de la comunicación
gestual. El contenido se refiere a la intencionalidad o a la carga emocional de lo
expresado.

Además, la gesticulación o combinación secuencial entre gesto y movimiento,


además de ser un medio de comunicación no verbal, suele formar parte de
actitudes personales hacia el medio, teniendo una función formativa.
Efectivamente, la posición que los niños vayan manteniendo con relación a su entorno
social o natural irá configurando unos hábitos y actitudes que establecerán determinadas
formas de gesticular o actuar en el contexto contribuyendo a configurar su
personalidad.
4. LA EXPRESIÓN CORPORAL COMO AYUDA EN LA
CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD Y DE LA AUTONOMÍA
PERSONAL

La expresión corporal no constituye un elemento aislado sino que impregna todas las
actuaciones personales, por lo que se convierte en un medio para que el niño construya
su identidad y consiga una progresiva autonomía; siendo el esquema corporal la base
de la expresión corporal, y por tanto guardando una relación muy estrecha con la
psicomotricidad tal y como reconoce y promueve el currículo de la etapa.

Así, es evidente, que la convergencia de la expresión corporal y el área o ámbito de


Identidad y Autonomía Personal, así como la psicomotricidad se centren, pues, en
el conocimiento y dominio del propio cuerpo.

Los progresos en el ámbito de la psicomotricidad, del manejo del cuerpo en


actividades muy diversas forman parte de la construcción de la propia identidad y del
acceso y niveles crecientes de autonomía e independencia personal.

Por tanto, la expresión corporal ayuda al niño en la formación del concepto de sí


mismo y contribuye también a la adquisición de los instrumentos básicos del control del
propio cuerpo y de la acción sobre la realidad.

En este sentido, la expresión corporal atenderá a que el niño descubra y tenga


conciencia de su propio cuerpo, así como que se relacione con el mundo de los demás
(aceptación, conocimiento, colaboración y respeto del otro). A través de su propio
cuerpo, el niño va tomando conciencia del mundo que le rodea.

RESPECTO AL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD Y


AUTONOMÍA

Desde los primeros años de vida, el niño inicia el proceso mediante el cual va
conformando su identidad personal, aumentando gradualmente su seguridad y
autonomía en las actividades cotidianas. Todo ello se enmarca en un progresivo
aumento en el conocimiento control de su propio cuerpo.

a) Identidad La identidad es el reconocimiento de sí mismo como unidad


constante, como “yo” que permanece a través de los cambios evolutivos. Este
reconocimiento de la propia individualidad frente a los demás y frente al mundo
se logra mediante el conocimiento y manejo del cuerpo.
b) La autonomía La configuración de la identidad posibilita el logro progresivo,
paso a paso, de la autonomía. La autonomía es la capacidad de actuar por sí
mismo, de desenvolverse en los distintos entornos y de tomar iniciativas en
situaciones de la vida diaria.

RESPECTO A CÓMO AYUDA LA EXPRESIÓN CORPORAL A ESTE


PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD Y LA AUTONOMÍA
PERSONAL

Por todo lo anteriormente expuesto, la expresión corporal es un valioso instrumento


que interviene en la construcción de la identidad y autonomía personal.

Podemos concluir señalando que la expresión corporal facilita el desarrollo


individual y personal del niño, ya que potencia la expresión de sentimientos y
vivencias propias. Pero fundamentalmente favorece la comunicación social con el
grupo de iguales y con los adultos, favoreciendo además el establecimiento de
relaciones afectivas.

5. EL JUEGO SIMBÓLICO Y EL JUEGO DRAMÁTICO

Nadie duda del valor que el juego tiene en el desarrollo de los niños y niñas. El juego
no sólo es un recurso educativo, sino que es un contenido de aprendizaje propio de esta
etapa educativa.

Por medio del juego se favorece el desarrollo de la motricidad, los sentidos, las
facultades intelectuales y la adquisición de hábitos sociales y de cuidado de sí mismo.
Para el niño, es un medio de conocimiento, tanto de sí mismo y de los demás como del
mundo que le rodea. Mediante el juego se estimula la expresión y la comunicación en
todos aquellos que se realizan en compañía de otros niños o con el adulto.

La actividad lúdica le introduce en las formas sociales y reproduce modelos de


relaciones en su entorno. El compartir con otros niños, el respetar el turno de juego,
todo ello le ayuda a superar su egocentrismo comprender el punto de vista de los demás.
A través de las actividades lúdicas el niño afirma su yo, y demuestra su poder y
autonomía.

Se puede afirmar que el juego ayuda al niño a conseguir un desarrollo integral,


adaptando sus conductas para una total integración social, estableciendo relaciones
adecuadas con los objetos y las personas que le rodean.
Respecto a los estudios realizados referentes al juego destacan numerosos autores
como: Piaget, Vigotsky, Brunner, Freud… Así, por ejemplo, y como señala Brunner
el juego permite resistir la frustración de no ser capaz de obtener un resultado cuando se
aprende. En el juego el niño y niña no necesita alcanzar ninguna meta, se satisface con
la acción, aunque le servirá además de preparación y entrenamiento para la actividad
posterior.

Así, en el niño, el juego aparece desde las primeras etapas del período sensorio-motor
de una manera progresiva, y seguirá evolucionando hasta la edad adulta. Piaget
distingue entre 3 tipos de juegos:

 Juego de ejercicio (0 – 2 años) en la etapa sensoriomotora


 Juego simbólico y dramático (2 – 6 años) en la etapa preoperatorio
 Juego de reglas (a partir de los 6 años)

A continuación, y a pesar de la existencia de multitud de tipos de juegos propios de la


Educación Infantil, nos centraremos respondiendo al epígrafe del tema en dos que tiene
especial relevancia para trabajar la expresión corporal como son: el juego simbólico y
el juego dramático.

RESPECTO AL JUEGO SIMBÓLICO

El juego simbólico o de ficción suele aparecer aproximadamente a los 2 años como


juego de imitación. El niño/a a esta edad vive en un mundo sometido a reglas
impuestas desde fuera, determinadas por los adultos. El juego simbólico les permite
hacerse dueño de su destino y someterlo a sus deseos. De este modo construye un
mundo a su medida en el que no intervienen las presiones de los adultos, es decir
“domina” esa realidad por la que se ve continuamente dominado.

Por tanto, el juego simbólico es una manifestación de la función simbólica y aparece


como un gran medio de exploración de la realidad. Además, en este tipo de juegos
todas las necesidades insatisfechas encuentran su satisfacción, siendo la imitación, el
instrumento que utiliza el niño para expresar la realidad vivida que no necesita coincidir
con la realidad del adulto, nada más que rudamente.

Por otro lado, cabe destacar que, el juego simbólico se caracteriza por la utilización
de objetos con una función simbólica y no de acuerdo al uso convencional del
mismo. Por tanto, a través de la simbolización, el niño puede transformar los objetos y
situaciones en lo que él desea.

Este tipo de juego es espontáneo. Se dirige a la realización inmediata de deseos, por lo


que tiene un valor de catarsis y cumple la función de regulación y equilibración afectiva
y emocional.

Un mismo objeto puede simbolizar distintos personajes o acontecimientos. Por


medio del símbolo, el niño puede interiorizar el mundo real y exterior, acomodándolo a
sus deseos e intereses, a las necesidades de su yo. El juego de imitación es aún pobre. Se
trata de hacer “como si”, imita sus propias acciones cotidianas.

Poco a poco, van apareciendo nuevas formas en el juego simbólico. Puede ya imitar y
asimilar escenas reales enteras en lugar de objetos aislados. Aparece la invención de
seres imaginarios que son los compañeros que le escuchan y observan. Mediante la
representación simbólica, el niño exterioriza y descarga sus ansiedades o temores,
desplazando a situaciones de juego sus conflictos o impulsos para liberarse de ellos. En
el curso de estos juegos se expresan las relaciones afectivas-emocionales, al tiempo que
se van interiorizando los valores sociales para poder insertarse en la sociedad.

El niño empieza a jugar con otros niños, aunque no se interesa por el juego de los
demás, sino por el suyo propio. Imitará sus juegos, pero no los compartirá porque no
sabe hacerlo. Empieza a jugar a “ser como”. Esta modalidad les permite conocer la
realidad y sus posibilidades de actuación y, al mismo tiempo, les sirve para interiorizar
el mundo de los adultos, identificándose con ellos.

En este sentido, Piaget considera que en el juego se dan tres elementos muy
importantes: la realización inmediata de deseos a través de historias verbales (que han
de ser distinguidas de las mentiras, ya que no son intencionadas); la comprensión que la
realidad le niega; el cambio de papeles de los sujetos.

Como hemos podido observar desde los 2 años hasta los 6/7 años aproximadamente el
juego simbólico va aumentando en grado de complejidad, empezando por una
transformación simple de los objetos, hasta alcanzar la categoría de verdaderos guiones
donde los niños realizarán interpretaciones en colaboración con otros compañeros y con
los objetos que para ello decidan utilizar.
Esta evolución del juego simbólica, antes comentada, dará lugar a una serie de
variantes dentro de este tipo de juego:

 Los juegos de representación incipiente: se caracterizan por una organización


interna de los símbolos, en la que lo representado puede desaparecer en
momentos.
 Los juegos de representación vicaria, en los que los niños reproducen los roles
sociales y desarrollan guiones de actividad humana, pero no lo hacen
protagonizando papeles sobre sí mismos, sino que los personajes son encarnados
por muñecos que actúan como protagonistas en una acción organizada.
 El juego dramático o socio-dramático: destaca una conducta de simulación y
protagonización de roles en la cual se estructura un escenario, un argumento, que
se convierte en guión, y unos materiales que permiten desplegar una
conversación

Todos estos juegos que reflejan una complejidad en cuanto a su organización.

RESPECTO AL JUEGO DRAMÁTICO

La dramatización se inserta plenamente en el marco del juego simbólico hasta llegar a


constituir el más genuino de estos juegos. El juego dramático, recoge y sistematiza
elementos del juego simbólico y del juego reglado, presenta componentes libres y
coordina los distintos recursos expresivos del niño.

En este sentido, la dramatización en la Educación Infantil tiene su fundamento según J.


Cervera: la tendencia natural del niño al juego y, en concreto al juego de
representación, el desarrollo motriz, la relación con los demás (aprendiendo los niños a
comunicarse)…

Así, siguiendo a Mayor podemos definir el juego dramático como: “una situación
interactiva, recíproca y sincronizada donde los niños adoptan diversos roles, situándose
alternativamente en uno u otro punto de vista, representan objetos, personas, acciones”.

Por tanto, por lo dicho anteriormente, los juegos dramáticos tienen una gran
importancia en el desarrollo integral de la personalidad infantil, porque ponen en
funcionamiento e implican las distintas dimensiones del desarrollo del niño.
Así, el juego dramático es uno de los medios más valiosos para la intervención
pedagógica, coincidiendo la mayoría de los autores en señalar que desarrolla la
creatividad, las habilidades comunicativas sobre temas que afectan al conocimiento
social y la expresión en todas sus manifestaciones (lingüística, corporal, plástica y
rítmico – musical)

Por otro lado, cabe destacar cómo la base fundamental de este tipo de juego es la
improvisación, es decir, la facultad del sujeto de manifestar espontáneamente su forma
de percibir un tema, o dar vida a un personaje. Para ello deberá poner en juego toda su
capacidad de creación.

Por último, señalaremos las características más significativas del juego dramático,
así como su evolución en la etapa de educación infantil:

Respecto a las características:

 Se realizan en interacción entre iguales que tienen buena relación entre sí y


suficientes experiencias compartidas.
 Mantienen una trama ficticia que puede estar mejor o peor ordenada y bien
interpretada y ser más o menos duradera
 Los elementos físicos y humanos se convierten en objetos simbólicos que se
ponen al servicio de la trama representada
 Los juegos son tomados con absoluta seriedad
 Se manifiestan mediante un sistema de gestos, acciones y verbalizaciones
conectados en el espacio el tiempo
 Se representan roles personales y profesionales cuyo referente es el mundo
adulto.

Respecto a la evolución que experimenta en la etapa de infantil:

El juego dramático, empieza a aparecer en la última fase (3/4 años) de la Educación


Infantil en su forma más simple, llegando a formar parte importante del primer ciclo de
la Educación Primaria (7/8 años)

En el segundo ciclo de la Educación Infantil los niños/as empezarán con juegos de


este tipo donde las reglas sean lo más elementales posibles, ya que para ellos, las reglas,
en principio, no son acuerdos entre los jugadores/as que se puedan variar, sino leyes a
cumplir y no conciben otra forma en que el juego pueda ser jugado, ni de que se alteren
dichas reglas.

6. LAS ACTIVIDADES DRAMÁTICAS

Las actividades dramáticas, son aquellas actividades que tienen un claro carácter
educativo, ya que promueven aprendizajes significativos y funcionales en los niños y
niñas, al servirse éstos de ellas para representar o evocar historias, más o menos
breves, sobre sus sentimientos, fantasías o sucesos –apoyándose en su tendencia
natural al juego, y en los avances que experimenta en su desarrollo simbólico y
psicomotor a estas edades- que plasman en el juego dramático, el cual se configura
como un recurso de primer orden para promover el desarrollo integral del alumno.

Además, las actividades dramáticas facilitan la globalización de todos los ámbitos de


conocimientos en la Educación Infantil, logrando una serie de objetivos como: analizar
la realidad, desarrollar las capacidades de imaginación y de representación mental y
adquirir el esquema corporal

Así, en todo este proceso de planificación y realización de las actividades


dramáticas, será fundamental el papel del profesor que desempeñará las siguientes
funciones:

 Por un lado, tiene la función de organizar la actividad proporcionando los


estímulos y recursos necesarios para la realización de ésta.
 Por otro, se constituirá como un miembro participativo y dinamizador en el
desarrollo de la actividad, aunque respetando siempre la espontaneidad de sus
alumnos/as.

A continuación, comentaremos algunas de las actividades dramáticas más usuales y


relevantes en la Educación Infantil:

La pantomima

La pantomima es la forma de representación en la que la palabra se sustituye


enteramente por gestos o por actitudes posturales. Utiliza como lenguaje el mimo.

Sus posibilidades en niños pequeños son limitadas y se concretarán en situaciones


sencillas, breves y de fácil representación tales como: imitar a un personaje o animal,
interpretar acciones como dormir, comer un plátano, abrir una puerta, representar un
partido de tenis o de fútbol…

El teatro de títeres o muñecos o “guiñol”

Hace referencia a una actividad que emplea como medio de representación un muñeco o
figura, que añade extraordinarias posibilidades educativas a la dramatización. Por tanto,
se trata de una actividad dirigida en la que el maestro mueve o ayuda a mover los
muñecos de acuerdo con una historia contada. El muñeco sirve para ayudar a establecer
diálogos, hacer hablar al niño… siendo cualquier función de “títeres” recibida con
algazara por los niños estableciéndose una fuerte comunicación sobre todo cuando una
marioneta o títere se dirige a algún niño o a todos en general.

Según lo comentado SMILL y TURRINI recomiendan que las marionetas o títeres


sean muy expresivos respecto al rostro, los detalles, el vestido, los movimientos y las
palabras.

Estos mismos autores piensan que es recomendable que la escuela tenga un


abundante número de títeres y marionetas, pero que también es interesante que los
construyan los propios niños.

En este sentido, para estas dramatizaciones podemos usar títeres y marionetas de muy
diferentes tipos: de hilos, guantes (accionada con la mano), articuladas (posee
resortes interiores que producen el movimiento de ciertas partes del cuerpo)…

Para su realización contaremos con materiales muy diversos como: cartones,


cartulinas, maderas, lanas, guantes, calcetines, telas, corchos, periódicos, rollos de papel
higiénico, vasos de yogurt, papel usado que no sirva, propaganda de supermercados,
cajas de cereales, etc…

Además en su construcción hay que dejar volar la imaginación de los niños de forma
que creen según sus gustos e ideas.

Estos materiales no tienen porqué ser caros, ni nuevos, pudiendo aprovechar los
materiales de clase, del colegio y los materiales de desecho anteriormente mencionado.

Así, como hemos podido observar este tipo de teatro infantil se caracteriza por la
actuación de los niños. Abarca desde las representaciones improvisadas hasta las
funciones convencionales que se representan en un escenario ante un público infantil o
adulto.

Estas actividades dramáticas en el contexto educativo acoplan todos los elementos


capaces de despertar en el niño diversas emociones y sensaciones, y son: la historia, los
personajes, el decorado, el material auxiliar y los recursos expresivos.

Otras actividades de dramatización serían:

 Representación de cuentos. Dramatizar cuentos con niños pequeños implica


varias exigencias: fidelidad al mismo cuento, que no puede alterarse sin crear
desazón entre los propios niños, resolución de todas las dificultades que supone
pasar de la narración al drama...
 Dramatización de canciones. Dramatizar canciones se convierte en una
actividad muy próxima al juego en estas edades, pues gran parte de los juegos
infantiles van acompañados por canciones, saltar a la comba, jugar al corro,
etcétera.
 Dramatización de poemas. La dramatización de poemas guarda estrecha
relación con la de canciones. Pero mientras que en éstas el carácter rítmico
impuesto por la música encuadra y determina la acción, con los poemas habrá
que crear tal marco o buscar otro distinto, según los casos.

Por tanto, los cuentos, al igual que los poemas y canciones, transmiten
interpretaciones de la realidad, donde el tiempo y el espacio actúan como
organizadores de la misma. El escenario y los personajes constituyen los contenidos y
la lógica del suceso, el discurso.

Por otro lado, señalaremos que muchas de las actividades dramáticas en la Educación
Infantil se realizarán en los rincones especialmente en dos: el rincón de la casita y la
tienda, ya que el modelo de organización espacial más usual que se está estableciendo
en Andalucía en las aulas de Educación Infantil casi consideran la casita y la tienda
como rincones obligatorios, ya que ambos aportan un gran número de estímulos
para el juego socio-dramático y al ser actividades derivadas de las necesidades básicas
adquieren una mayor carga cultural y más sentido en el alumnado.

Concluiremos este epígrafe, señalando el valor educativo de las actividades


dramáticas dependerá de la forma de utilización y de la intencionalidad del maestro;
por ello la actividad deberá ser seleccionada teniendo en cuenta el objetivo propuesto, la
etapa evolutiva del niño y sus intereses Además deberá tener en cuenta el interés que la
actividad dramática despierta; las posibilidades de acción que ofrece; si son
adecuadas al grupo clase, cuando estas actividades son colectivas; y la adecuación de la
dificultad al desarrollo del niño.

7. CONCLUSIÓN

Por todo lo expuesto en el desarrollo del tema, podemos señalar que la expresión
corporal enriquece y aumenta las posibilidades comunicativas del niño,
contribuyendo al dominio del espacio, al conocimiento del propio cuerpo y el de los
demás, así como a la exploración de las posibilidades motrices. Todo ello, a través de
una metodología lúdica, especialmente por medio del juego simbólico y el juego
dramático, cobrando en éste último las actividades dramáticas una especial relevancia

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