Clover
Capítulo III
No sé que pasó por mi mente en ese instante, pero él se ofreció a ser mi guía y
no pude decirle que no. Salimos de Café de Luce y caminamos por los
alrededores. La navidad ya había pasado, pero algunas casas seguían
manteniendo las decoraciones y los pasteles en las confiterías tenían temática
navideña. Aunque hiciera frío, estando a su lado yo no sentía nada, o tal vez
era algo más del corazón, como intriga de saber sobre su vida o porqué era yo
la afortunada de tenerlo en ese preciso momento a mi lado. Él se lo notaba
algo misterioso, un poco callado, solo hablaba lo que era necesario,
sumamente seductor, la mayoría de sus frases terminaban con una sonrisa
coqueta; de esas que no se olvidan y ensanchan el pecho, la respiración es
más rápida y la sangre se siente como un cosquilleo recorriendo cada parte de
tu cuerpo.
Me mostró varios lugares particulares y luego de eso nos fuimos a sentar frente
a un lago, totalmente congelado, pero él se veía a gusto ahí, como si ese lugar
fuera especial, tal vez en primavera tenía más emoción.
- ¿Qué haces aquí? Es decir, mencionaste que viniste por trabajo ¿a qué
te dedicas? - me dijo y quedé dura, porque en ese preciso e inoportuno
momento mi mente me jugó una mala pasada. Amaba mi carrera; ¡era
mi sueño! sin embargo cuando me conoció, vio una versión de mi
diferente a la de hoy y es que en el escenario lo dejo todo… fuera de el
solo soy simplemente Laila. Si le digo quien soy y que hago va a
compararme con esa chica a la que aspiro ser todos los días y si se
diera la casualidad de que entre él y yo había algo más que caminatas y
encuentros aleatorios yo no podría afrontar ser Lilith porque no todos los
días me siento así, ser ella lleva mucha preparación física y mental.
- Es confidencial – le manifesté.
- ¿eres agente secreto o algo? ¿estoy en peligro? – Ethan se reía de mí.
No entendía la razón de tanto misterio.
- Si, ahora te están apuntando con un rifle a doscientos metros.
- No hablarás en serio ¿o sí? – me dijo mirándome algo preocupado, pero
tratando de demostrar madurez.
- Me reí fuerte. – ¡claro que no! Pero fue muy divertido ver como
reaccionabas.
De repente, comenzó a agitarse y cayó al suelo tomando su cuello,
como si no pudiera respirar. Me asusté. Realmente sentí que podía
matar a alguien diciendo esas tonterías ¡entré en pánico! Lo único que
se me ocurrió en ese momento fue arrodillarme frente a él y hacer la
maniobra de Heimlich, mientras lo hacía mis mejillas se humedecían por
las lágrimas que recorrían mi rostro y de la nada, él me detuvo,
mirándome a los ojos, esa mirada que decía «estoy bien» y solo me
abrazó, pero yo estaba confundida, no acababa de entender que había
sido todo eso.
- ¿estás bien? ¿Qué te pasó? – yo seguía su abrazo mirando el lago.
- Lo estoy. Gracias a ti estoy bien por primera vez en toda mi vida…
Me alejé un poco y me quedé mirando su rostro, el cual estaba
iluminado. Miré sus labios y rápidamente volví a sus ojos, solo deseando
que se atreviera a besar los míos.
- Me… me alegro de saber que todo está en orden.
- Hazlo, yo sé que quieres. – me susurró pegando su frente con la mía y
mi corazón latía demasiado, como si me fuera a desmayar y no pensaba
con claridad ¿estaba bien hacerlo? Acaba de tener un ataque, no van ni
cuarenta y ocho horas de conocerlo y ya lo iba a besar ¿en qué
pensaba?
- Vamos Lilith… - y eso fue lo que trajo mis pies a la tierra, como si un
avión hubiera tenido una falla en el motor y cayó explotando, así me
sentí, una ridícula; creía que él podría separar a dos personas cuando
en realidad éramos una, pero llamarme por mi nombre artístico incluso
cuando no mencioné nada de eso solo comprobaba aún más mi teoría.
- ¿Lilith? Ese no es mi nombre ¿ya se te olvidó? – dije y me alejé de él. –
soy Laila.
- ¿cómo? Creí escuchar Lilith…como la cantante misteriosa que conocí
ayer.
- Estás totalmente equivocado, te agradezco por el día de hoy, fue
maravilloso. Debo irme ahora, que termines bien tu día.
Y sin mirar hacia atrás me fui caminando, llorando por ser tan estúpida al
creer que alguien como Ethan entendería la diferencia que existe entre
ambas, el caso es… que ni yo sabía si era algo tan importante como
para seguir ocultándolo.
Lencina Karen©
-