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La Controverse de Valladolid

La película retrata el debate histórico de 1550 en Valladolid sobre los derechos de los indígenas americanos entre Bartolomé de las Casas, que defendía su igualdad, y Juan Ginés de Sepúlveda, que defendía la superioridad española. Sin embargo, el comentario crítico señala que las Casas exageró los abusos españoles y omitió culpas indígenas, por lo que su relato no refleja fielmente la realidad de la conquista.

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La Controverse de Valladolid

La película retrata el debate histórico de 1550 en Valladolid sobre los derechos de los indígenas americanos entre Bartolomé de las Casas, que defendía su igualdad, y Juan Ginés de Sepúlveda, que defendía la superioridad española. Sin embargo, el comentario crítico señala que las Casas exageró los abusos españoles y omitió culpas indígenas, por lo que su relato no refleja fielmente la realidad de la conquista.

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La controverse de Valladolid

Año 1992

Duración: 90 min.

País: Francia

Dirección: Jean-Daniel Verhaeghe

Guion: Jean-Claude Carrière

Música: Gérard Vigneron

Fotografía: Bernard Morillon

Reparto: Jean-Pierre Marielle, Jean-Louis Trintignant, Jean Carmet, Jean-Michel


Dupuis, Claude Laugier, Pascal Elso

Productora: Bakti Productions, FR3 Marseille, La Sept, RTBF (Télévision Belge)

Sinopsis

España. Tras la conquista de América, en 1550, en la Junta de Valladolid tuvo lugar un


debate histórico sobre la polémica de los naturales o indios. Esta controversia enfrentó
al Padre Bartolomé de las Casas (defensor de la igualdad de derechos de los indios y los
castellanos) con Juan Ginés de Sepúlveda, que defendía la superioridad de los españoles
sobre los indígenas, a quienes concebía como seres naturalmente inferiores.

Comentario crítico y correlación con la realidad.

Esta película de entrada, no retrata bien la realidad, Bartolomé de las Casas describía
acontecimientos que él nunca presenció, este señor fue un en sí, un mito andante que
esparcía bulos contra la corona española, este señor nunca escribió crónicas, tal cual las
conocemos hoy como género periodístico, sino polémicas, un género conocido por
hacer uso de la hipérbole para exagerar ciertos hechos, y en ocasiones llegó incluso a la
difamación.

Un claro ejemplo de esto queda retratado cuando vemos que este señor afirma que los
españoles mataron “mil cuentos de gentes” (cuentos, equivale a millones), vaya, parece
ser que los españoles mataron a más personas en América de las que habitaban en todo
el planeta, ¿quién podría fiarse de un corresponsal de guerra que hizo una estimación
tan disparatado? Esto hasta parece un chiste.

Cierto es que parte de los textos escritos y parte de las afirmaciones hechas por este
señor son ciertas, pero exageradas a niveles estratosféricos, cierto es que se usó el
método del “aperreamiento” pero fueron en casos muy contados y de forma ilegal, los
pocos perros que fueron llevados a las Américas fueron usados principal y
mayoritariamente para la intimidación y las muertes que produjeron fueron muy
escasas, pero las Casas y las ilustraciones de Theodore de Bry transformaron estos
pocos perros en auténticas jaurías similares a las hordas de muertos vivientes que habría
en una película de Zombis.

Otro ejemplo de esto lo tenemos con el saqueo, que en Europa quedó estipulado un
tiempo máximo para saquear, sin embargo cuando los españoles saqueaban en América
era menos doloso que cuando lo hacían los indígenas, puesto que los españoles
buscaban oro, elemento con escasa importancia para los indios, mas en los saqueos
cometidos por indígenas, estos terminaban arrebatándoles a los indios instrumentos y
utensilios de la vida cotidiana que si precisaban con mucha más necesidad, además la
gran caída demográfica de los indios fue debida en su mayoría a las enfermedades que
los españoles trajeron inconscientemente de la península, no por el supuesto trabajo
duro que estos indígenas sufrían así como la mala alimentación al que eran (repito
“supuestamente”) sometidos, del mismo modo que muchos europeos murieron hasta el
s.XX por efecto de la viruela, entre otras enfermedades, es más al acabar la Guerra de
Colonización, fueron los aliados indios de los españoles los que sacrificaron a muchos
mexicas en venganza por los muchos sacrificios a los que los aztecas los sometieron
durante mucho tiempo, recordemos que el grueso del ejército español estaba formado en
su inmensa mayoría por grupos de nativos americanos, como los txaltecas.

También llama la atención que De las Casas afirme, que los indios eran usados como
mulos de carga, pues esta práctica ya era usada por ellos antes de la llegada de los
españoles, no fue hasta su llegada que trajeron los burros y diseñaron las rutas para
construir las calzadas para evitar usar a las personas como animales de carga.

En otros aspectos directamente mentía, como cuando dijo que los españoles echaron a
un niño a los perros para que lo despedazaran, no sin que antes un fraile lo bautizara, y
que decir del hecho de que los aliados indígenas de los españoles hacían auténticas
barbacoas con carne humana, carne que en contra de lo visto en las ilustraciones de
Theodore de Bry, no eran compradas en tiendas de españoles, sino que eran los restos
de los mexicas que fueron derrotados durante la conquista, tampoco hay ninguna prueba
que demuestre que los españoles colgaran del cuello a los indios y los quemaran en
hogueras. Si los datos aportados por Bartolomé fueran ciertos, cada hombre, mujer y
niño español que fue a las Américas debería haber matado a unos 14 indios diarios
durante 3 siglos.

Las pruebaa de las mentiras de Bartolomé se pueden apreciar en sus descripciones


geográficas, que si se pueden verificar al contrario que la población, pues en dicha
época no existían los censos. Las Casas afirma que en uno de los reinos de la Isla
Española que él describe había más de 30 000 ríos y arroyos, y que 12 de ellos eran tan
grandes como el Duero, el Ebro o el Guadalquivir, de ser así habría más agua que tierra
en aquel reino.

Fray Toribio de Benavente dijo de él que no podía entender como en la corte


aguantaban a un injuriador tan torpe como perjudicial, y retrata que Las Casas nunca
aprendió ninguna lengua indígena, a diferencia de sus compañeros que sí aprendieron
dichas lenguas para evangelizar, dicho de otro modo, el gran protector indígena nunca
tuvo relación con ellos. Francisco de Vitoria, entre otros, sí que es el alma de las nuevas
leyes que protegían los derechos de los indígenas, Bartolomé solo fue “uno más” de esta
lucha, y de los más mediocres, únicamente recordado por el sensacionalismo y las
mentiras, un hombre usado como propaganda por los enemigos de España, un hombre
que justificó la esclavitud africana para liberar del trabajo a los indígenas, aunque
posteriormente se arrepentiría y justificó los sacrificios indígenas diciendo que era su
forma de comulgar con sus dioses. Para Bartolomé los indígenas siempre eran los
buenos, eximiéndolos de toda culpa y justificando sus actos más reprobables.

BIBLIOGRAFÍA

Imperiofobia y leyenda negra: Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español,


Elvira Roca, 2016, pag 1-1023.

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