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Trabajo Sobre La Corte Interamerica de Los Derechos Humanos

El documento describe la historia y funciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La Corte se estableció en 1969 como parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y comenzó a fallar casos en 1988. Tiene dos funciones principales: una función consultiva para emitir opiniones sobre la interpretación de los derechos humanos, y una función contenciosa para juzgar casos contra estados por violaciones a la Convención Americana. La Corte tiene su sede en San José, Costa Rica y trabaja para hacer efectivos los derechos humanos

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Trabajo Sobre La Corte Interamerica de Los Derechos Humanos

El documento describe la historia y funciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La Corte se estableció en 1969 como parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y comenzó a fallar casos en 1988. Tiene dos funciones principales: una función consultiva para emitir opiniones sobre la interpretación de los derechos humanos, y una función contenciosa para juzgar casos contra estados por violaciones a la Convención Americana. La Corte tiene su sede en San José, Costa Rica y trabaja para hacer efectivos los derechos humanos

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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE HONDURAS

CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.

Catedrático:

Abogada. Geminis Danne Lainez Moncada.

Asignatura:

Derechos Humanos.

Presentado Por:

Laura Ramírez Cárcamo.

201820020009

Lugar y Fecha:

La Ceiba Atlántida, 03 de marzo del año 2021


INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo hablare sobre lo que es la Corte Interamericana de


Derechos Humanos, esta corte se instituyó en 1969 como parte de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (Capítulo VII de la Parte II). Entró en vigor el
18 de julio de 1978, debido a que en ese momento se reunió el número de países
establecido por el instrumento para el inicio de su vigencia y falló su primer caso
en 1988. Desde ese momento, se produjo el proceso de establecimiento de una
estructura judicial que tiene como misión principal, hacer eficaces los derechos
humanos en el continente.

La función principal de la Comisión es la de promover la observancia y la defensa


de los derechos humanos y servir como órgano consultivo de la Organización de
Estados Americanos en esta materia.

La CIDH tiene la función principal de promover la observancia y la defensa de


los derechos humanos en las Américas. Una
convención interamericana sobre derechos humanos determinará la estructura,
competencia y procedimiento de dicha Comisión, así como los de los otros
órganos encargados de esa materia.
OBJETIVOS

Objetivos Generales.

 Promover la observación y la defensa de los Derechos Humanos.

 La Corte Interamericana de Derechos Humanos.

 Identificar y analizar los principales estándares producidos por la Corte


Interamericana de Derechos Humanos en materia de Derechos
económicos, sociales y culturales.

Objetivos Específicos.

 Construir una buena guía los pronunciados futuros de la Corte y evitar


incurrir en responsabilidad internacional.

 Tratar de asegurar la eficacia preventiva de los tratados.

 Lograr una actuación estatal preventiva que busque tutelar efectivamente


los derechos de los individuos.
HISTORIA DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS

En noviembre de 1969 se celebró en San José de Costa Rica la Conferencia


Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos. En ella, los delegados de
los Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos redactaron
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que entró en vigor el 18 de
julio de 1978, al haber sido depositado el undécimo instrumento de ratificación por
un Estado Miembro de la OEA.

Este tratado regional es obligatorio para aquellos Estados que lo ratifiquen o se


adhieran a él y representa la culminación de un proceso que se inició a finales de
la Segunda Guerra Mundial, cuando las naciones de América se reunieron en
México y decidieron que una declaración sobre derechos humanos debería ser
redactada, para que pudiese ser eventualmente adoptada como convención. Tal
declaración, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes de la persona,
fue aprobada por los Estados Miembros de la OEA en Bogotá, Colombia, en mayo
de 1948.

La Asamblea General de la OEA, el 1 de julio de 1978, recomendó aprobar el


ofrecimiento formal del Gobierno de Costa Rica para que la sede de la Corte se
estableciera en ese país. Esta decisión fue ratificada después por los Estados
Partes en la Convención durante el Sexto Período Extraordinario de Sesiones de
la Asamblea General, celebrado en noviembre de 1978. La ceremonia de
instalación de la Corte se realizó en San José el 3 de septiembre de 1979.

El 30 de julio de 1980 la Corte Interamericana y el Gobierno de la República de


Costa Rica firmaron un convenio, aprobado por la Asamblea Legislativa mediante
Ley No. 6528 del 28 de octubre de 1980, por la cual se creó el Instituto
Interamericano de Derechos Humanos. Bajo este Convenio se establece el
Instituto como una entidad internacional autónoma, de naturaleza académica,
dedicado a la enseñanza, investigación y promoción de los derechos humanos,
con un enfoque multidisciplinario y con énfasis en los problemas de América. El
Instituto, con sede también en San José, Costa Rica, trabaja en apoyo del Sistema
Interamericano de Protección Internacional de los Derechos Humanos. (Corte
Interamericana de Derechos Humanos, s.f.) (corteidh, 2021)

Las competencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos .

La Corte Interamericana tiene dos funciones substanciales; llamadas


competencias consultiva y contenciosa. También, entre sus atribuciones
principales, la Corte se encuentra facultada para dictar medidas provisionales.

En los acápites siguientes, haremos un estudio de ambas funciones principales; y


una mención de los asuntos, que han merecido el análisis por la Corte, sobre la
aplicación de medidas provisionales.

La Competencia Consultiva.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su función consultiva, tiene


por objeto emitir opiniones sobre la interpretación y alcance de las disposiciones
del Pacto de San José de Costa Rica, o de otras normas de derechos humanos,
que se encuentren en instrumentos internacionales en los que un Estado miembro
de la OEA sea parte. El pedido de una Opinión Consultiva, puede ser realizado por
cualquiera de los órganos principales, de la Organización de los Estados
Americanos.

En relación a la naturaleza de la función consultiva de la Corte Interamericana de


Derechos Humanos, algunos autores destacan que la función consultiva que
confiere a la Corte el art. 64 de la Convención es única en el derecho internacional
contemporáneo. Como la Corte ya lo ha expresado en otra oportunidad, ni la Corte
Internacional de Justicia ni la Corte Europea de Derechos Humanos han sido
investidas con la amplia función consultiva que la Convención ha otorgado a la
Corte Interamericana.

Las Opiniones Consultivas, no tienen el efecto obligatorio que poseen las


sentencias contra Estados establecidas por la Corte en ejercicio de su función
contenciosa; sin embargo, algunos autores subrayan su importancia. En la
práctica las opiniones de la Corte pueden gozar de gran autoridad y llenar una
importante función como medio de protección de los derechos humanos, en
especial si se tienen en cuenta las dificultades con que ha tropezado el ejercicio
de su jurisdicción contenciosa.

Volviendo al sistema interamericano, podemos afirmar inicialmente que dentro de


los alcances de su función consultiva y en el desarrollo jurisprudencial de la
misma, la Corte Interamericana ha fortalecido el objetivo de favorecer el respeto a
los derechos humanos.

La competencia contenciosa.

En su tarea contenciosa, la Corte Interamericana de Derechos Humanos puede


conocer en casos contra Estados, y juzgar si éstos han violado alguna disposición
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; sólo la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos y los Estados, pueden llevar un caso ante
la Corte.

Para que un Estado sea demandado ante la Corte Interamericana, es necesario


que éste, además de haber ratificado la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, haya hecho una declaración especial de aceptación de la competencia
contenciosa.

De los 35 Estados miembros de la OEA; 25 han ratificado el Pacto de San José de


Costa Rica; y, hasta el momento, sólo 17 de los 25 Estados partes del Pacto, han
hecho la declaración de reconocimiento de competencia contenciosa de la Corte.
En sentido concordante, y citando una de las similitudes, Juan Carlos Hitters
subraya que la facultad de aceptación de la competencia contenciosa de la Corte
Interamericana, tal como sucede en la Corte Internacional de Justicia y el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, se da a través de la "cláusula opcional, que da a
los Estados la posibilidad de realizar la declaración pertinente en cualquier
momento.

Para que un Estado sea demandado ante la Corte Interamericana, es necesario


que éste, además de haber ratificado la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, haya hecho una declaración especial de aceptación de la competencia
contenciosa.

De los 35 Estados miembros de la OEA; 25 han ratificado el Pacto de San José de


Costa Rica; y, hasta el momento, sólo 17 de los 25 Estados partes del Pacto, han
hecho la declaración de reconocimiento de competencia contenciosa de la Corte.

Héctor Gros Espiell aclara que el sometimiento de un caso a la Corte


Interamericana, no constituye una apelación; ya que el Tribunal no actúa en vía de
apelación o como forma atípica de un recurso de casación, de revisión o de
nulidad, sino en ejercicio de una función jurisdiccional propia.

La víctima o sus representantes, no pueden actualmente ser partes en un caso


contencioso de la Corte Interamericana (no poseen el llamado «locus standi»),
aunque sus abogados actúan como «asesores de la comisión» en los casos. En
efecto, Juan Antonio Carrillo Salcedo y Ana Salado Osuna hacen notar que, desde
el primer caso sometido a la Corte Europea de Derechos Humanos, la Comisión
Europea permitió al abogado de la víctima a intervenir como asesor de su
delegación, y que igual práctica ha sido seguida en el sistema interamericano,
desde el caso Velásquez Rodríguez.

Pero en el desarrollo del sistema interamericano, no se ha alcanzado aún un


instrumento como el Protocolo IX Anexo al Convenio Europeo para la Protección
de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, y menos aún, se
plantea la posibilidad de seguir los pasos del Protocolo XI que, como ya
mencionamos, revoluciona a todo el mecanismo establecido dentro del Consejo de
Europa.

Se ha dado un importante paso, con la última reforma integral al reglamento de la


Corte Interamericana, por medio de la cual, en lo que nos ocupa aquí, la víctima o
sus representantes tendrán plena participación en la etapa de reparaciones, hecho
que sucede desde la entrada en vigencia de dicha modificación substancial, el 1
de enero de 1997.

Si la Corte Interamericana, concluye que un Estado ha violado alguno de los


derechos o libertades protegidos por la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, dispone que se garantice al lesionado (cuando ello es posible) el
derecho o libertad de que se trate.

Asimismo, en su sentencia, la Corte determina que se reparen las consecuencias,


de la medida o situación que ha configurado la vulneración de esos derechos, y
establece el pago de una justa indemnización para la parte lesionada.

En cuanto al contenido que puede tener la indemnización que disponga el tribunal,


la propia Corte Interamericana ha sostenido en sus sentencias que «... La
reparación del daño ocasionado por la infracción de una obligación internacional
consiste en la plena restitución (restitutio in integrum), lo que incluye el
restablecimiento de la situación anterior y la reparación de las consecuencias que
la infracción produjo y el pago de una indemnización como compensación por los
daños patrimoniales y extramatrimoniales, incluyendo el daño moral.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha realizado diferentes


aplicaciones legales del Derecho Internacional, y recurriendo a distintas fuentes
para la determinación de indemnizaciones que contemplen el principio de la
reparación integral.

La Corte Interamericana, en su función contenciosa, ha dictado muchas


resoluciones y sentencias valiosas; es dable señalar, en este sentido, a las
decisiones tomadas en dos de los casos hondureños (Velásquez Rodríguez y
Godínez Cruz), que han sentado jurisprudencia respecto a muchos aspectos, tanto
procedimentales, como de fondo.

Las medidas provisionales.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos, tiene en cuenta la


probabilidad de que la Corte Interamericana, disponga la adopción de medidas
provisionales que ésta estime pertinentes; ya sea en los casos que estén bajo su
conocimiento, como así también en asuntos que no se encuentren aún sometidos
a su jurisdicción, donde, para este supuesto particular, puede dictar las medidas
provisionales a pedido de la Comisión.

Las medidas provisionales no son autónomas, sino que se encuentran


subordinadas a algún caso que se esté tramitando ante alguno de los órganos del
sistema, y que pueda ser tratado en jurisdicción contenciosa, por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos.

Existe, en el desarrollo del sistema interamericano a lo largo del tiempo, una


tendencia a hacer un uso cada vez más frecuente de las medidas provisionales.
(iri.edu.ar/publicaciones, 2021).

La jurisdicción interamericana sobre derechos humanos .

La Corte Interamericana de Derechos Humanos “está concebida como una


institución judicial del Sistema Interamericano”. Como órgano jurisdiccional
instituido por los Estados americanos para la protección de los derechos humanos
en el continente, su organización, procedimiento y función se encuentran
regulados en la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Cuenta con un
Estatuto de 1979, año de su instalación, y un Reglamento expedido por la propia
Corte.
Se halla en vigor el Reglamento aprobado el 24 de noviembre del 2000, durante el
XLIX Periodo Ordinario de Sesiones de la Corte, celebrado del 16 al 25 de
noviembre del 2000, y con vigencia a partir del 1 de junio del 2001. Fue reformado
en el LXI Periodo Ordinario de Sesiones de ese Tribunal, que se desarrolló del 20
de noviembre al 4 de diciembre de 2003. Las modificaciones incorporadas en ese
periodo entraron en vigor el 1 de enero de 2004.

La Convención Americana confiere a la Corte Interamericana una doble


competencia, como ha sucedido en el caso de otros órganos de la jurisdicción
internacional. Por un lado, la Corte puede atender consultas de los Estados
Miembros de la OEA, así como de diversos órganos de ésta señaladamente, la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que desahoga a través de
opiniones consultivas, dotadas de gran fuerza moral y jurídica, aunque no sean
inmediatamente vinculantes en los términos característicos de una sentencia. A
través del ejercicio de su competencia consultiva, la Corte ha examinado un haz
de temas relevantes, que han permitido esclarecer diversas cuestiones del
Derecho Internacional americano vinculadas con el Pacto de San José, tales
como:

 Otros tratados objeto de la función consultiva de la Corte.


 Efecto de las reservas sobre la entrada en vigencia de la Convención
Americana.
 restricciones a la pena de muerte; propuesta de modificaciones a la
Constitución Política de un Estado Parte.
 Colegiación obligatoria de periodistas; expresión “leyes” en el artículo 30
de la Convención; exigibilidad del derecho de rectificación o respuesta;
hábeas corpus bajo suspensión de garantías.
 Garantías judiciales en estados de emergencia; interpretación de la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en el marco
del artículo 64 de la Convención.
 Excepciones al agotamiento de los recursos internos; compatibilidad de un
proyecto de ley con el artículo 8.2.H de la Convención.
 Ciertas atribuciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
en el marco de los artículos 41, 42, 44, 46, 47, 50 y 51 de la Convención
Americana.
 Responsabilidad internacional por expedición y aplicación de leyes
violatorias de la Convención.
 Informes de la Comisión Interamericana; derecho a la información sobre la
asistencia consular en el marco de las garantías del debido proceso legal.

Por otro lado, la Corte IDH puede conocer de asuntos contenciosos, esto es,
litigiosos, que le planteen, mediante demanda, la Comisión Interamericana o los
Estados Parte en el Pacto de San José. Se trata, en la especie, de causas
abiertas a propósito de presuntas violaciones a derechos humanos reconocidos
por la Convención Americana. En esta hipótesis, la Corte debe emitir una
sentencia (acto jurídico que resuelve en definitiva una controversia, estableciendo
lo que se suele denominar la “verdad legal” sobre el conflicto). Para que opere la
competencia contenciosa de la Corte IDH es preciso que sea previamente
aceptada por el Estado Parte en la Convención, a través de una declaración
general o especial.

Otro caso relevante en el Sistema Interamericano fue el relativo al pretendido


retiro de la competencia contenciosa de la Corte por parte del Perú, sin denunciar
la Convención. Este retiro fue declarado inadmisible por la propia Corte, lo que
motivó, a raíz del cambio de gobierno, la vuelta a la normalidad en lo que toca a
los compromisos internacionales del Estado en materia de derechos humanos,
inclusive el cumplimiento de las decisiones de la Corte Interamericana. Es
estimulante observar que todos los Estados del ámbito latinoamericano han
reconocido la competencia contenciosa del Tribunal interamericano, en una clara
expresión soberana de compromiso con la dignidad del ser humano. Esto ocurrió
en 1998 por lo que toca a Haití, México y Brasil, y en 1999 por lo que respecta a la
República Dominicana. La incorporación de México y Brasil se produjo en forma
casi simultánea. Con ello ingresaron al Sistema Contencioso de la Corte los dos
países más poblados de América Latina, que concentran, sumados, la gran
mayoría de la población de este subcontinente. De esta forma el compromiso de
ambos países ha contribuido de manera muy significativa al fortalecimiento de la
Corte y de lo que ella representa y promete

Caso López Lone v. Honduras


Resumen y resultado del caso.

En el año 2009, durante el golpe de estado en Honduras, cuatro jueces miembros


de la Asociación de Jueces para la Democracia mostraron su oposición al
derrocamiento del presidente Manuel Zelaya. Desde una perspectiva legal, los
jueces criticaron abiertamente el rol asumido por la Corte Suprema de Justicia en
el derrocamiento y el golpe de estado militar. El 12 de mayo de 2010, luego de una
investigación del Inspector de Tribunales, el Pleno de la Corte Suprema ordenó la
destitución de los cuatro jueces. A su vez, denegaron la petición de
reconsideración de los jueces. Un alegado retraso excesivo en la investigación por
parte del Consejo de Carrera Judicial provocó que los cuatro jueces sometieran
una petición a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Los
jueces alegaron que Honduras incurrió en violaciones a los artículos 8 (derecho a
un juicio justo), 13 (libertad de expresión), 15 (libertad de asamblea), 16 (libertad
de asociación) y el 25 (derecho a protección judicial) de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos.

La CIDH, en su Informe Núm. 103/13, determinó que el gobierno de Honduras


había violentado los mencionados artículos. En el 2014, la CIDH remitió el caso a
la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) con base en la
«necesidad de obtener justicia». La Corte IDH decidió que el gobierno hondureño
violó el derecho de los jueces a su libertad de expresión, asamblea y asociación.
Finalmente, ordenó que se restituyera a los jueces a sus respectivas posiciones y
se les indemnizara por daños compensatorios.

Hechos
La presente acción ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos surge a
partir de las medidas disciplinarias impuestas a cuatro jueces hondureños durante
el golpe de estado militar del año 2009 contra el presidente Manuel Zelaya. Los
cuatro jueces, Adán Guillermo López Lone, Luis Alonso Chévez de la Rocha,
Ramón Enrique Barrios Maldonado, y Tirza del Carmen Flores Lanza, eran
miembros de la Asociación de Jueces para la Democracia (AJD). Los jueces
adoptaron una posición legal y condenaron el rol de la Corte Suprema durante el
derrocamiento del presidente. La Corte Suprema describió el golpe de estado
como un proceso de «sucesión presidencial» en virtud de la Constitución de
Honduras.

Adán Guillermo López Lone es un juez hondureño que fungió como presidente de
la AJD. En el mes de julio del año 2009, López Lone participó con su capacidad
individual en una manifestación en la cual se denunció el golpe de estado. En la
manifestación también se solicitaba la restauración del Estado de Derecho. La
manifestación pacífica fue repelida por la policía lo que provocó una estampida
entre los presentes. López Lone sufrió varias lesiones a causa de la estampida.
Los medios de comunicación en Honduras reportaron lo ocurrido, así como la
participación del juez López Lone. Posteriormente, López Lone fue investigado y
suspendido por la Corte Suprema de Justicia por haber participado en una
protesta de índole político y contrario a su rol como juez.

Tirza del Carmen Flores Lanza, era una magistrada en la Corte de Apelaciones en
la ciudad de San Pedro Sula y miembro fundadora de la AJD. Flores Lanza
interpuso un recurso de amparo a favor del presidente Zelaya y en contra del jefe
del Ejército de Honduras por la violación a los artículos 7(1), (2), 11(2) y 22(5) de
la Convención Americana de Derechos Humanos. Además, Flores Lanza
interpuso una acción penal contra los miembros del Ejército hondureño, así como
otros individuos que participaron en el golpe de estado. La jueza fue destituida por
haber interpuesto el recurso de amparo. Su conducta fue calificada como contraria
a su rol como magistrada.
Luis Alonso Chévez de la Rocha fue un juez del Juzgado Contra la Violencia
Doméstica de la ciudad de San Pedro Sula. Durante una manifestación en contra
del golpe de estado, el juez Chévez de la Rocha cuestionó directamente las
conductas de brutalidad policiaca. Inmediatamente fue arrestado y mientras se
encontraba bajo custodia fue agredido físicamente. Luego de este incidente,
Chévez de la Rocha también fue investigado y destituido por la Corte Suprema.

Ramón Enrique Barrios Maldonado se desempeñó como Juez en la Sala Primera


del Tribunal de Sentencia de la Sección Judicial de San Pedro Sula y fue miembro
fundador de la AJD. El Diario Tiempo publicó un artículo bajo su nombre llamado:
“No hubo sucesión constitucional”. El artículo se trataba de un resumen de una
conferencia que Barrios había ofrecido como profesor de Derecho Constitucional.
En el artículo Barrios afirmó que lo que ocurrió contra el presidente Zelaya había
sido un golpe de estado militar ilegítimo y no una sucesión constitucional. Al igual
que los demás jueces, la Corte Suprema destituyó a Barrios Maldonado como
juez. De acuerdo con la Corte Suprema, Barrios Maldonado había sido destituido
debido a que su conducta era inconsistente con sus deberes y que de esta
manera amenazaba la dignidad de la administración judicial. Sin embargo, el
Consejo de la Carrera Judicial revocó la destitución y Barrios Maldonado fue
readmitido como Juez de Sentencia.

Tras un intento infructuoso ante el Consejo de Carrera Judicial de Honduras, el 6


de julio de 2010 la AJD y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional
(CEJIL) instauraron una petición ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH). Los jueces alegaron que las medidas disciplinarias que le
fueron impuestas constituyeron un castigo directo por haber expresado su
oposición al golpe de estado y a las posturas de la Corte Suprema. Asimismo,
alegaron que se les violaron los derechos consagrados en los siguientes artículos
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH): el 8 (derecho a
un juicio justo), 13 (libertad de expresión), 15 (derecho de reunión), 16 (libertad de
asociación) y el 25 (derecho a protección judicial).
La CIDH concluyó que Honduras violó los mencionados artículos en relación a los
Artículos 1(1) y 2 de la CADH. El 17 de marzo de 2014, la CIDH sometió el caso a
la Corte Interamericana de Derechos Humanos “por la necesidad de obtención de
justicia para las [presuntas] víctimas”.

Análisis de la Decisión.

La decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) fue


emitida por el Juez Presidente Humberto Antonio Sierra Porto. La controversia
principal ante la Corte Interamericana fue si el gobierno de Honduras violó los
derechos a la libertad de expresión (13), derecho de reunión (15) y libertad de
asociación (16) de los jueces, contenidos en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (CADH).

Los jueces argumentaron que: 1) su derecho a la libertad de expresión fue


ilegalmente restringido; 2) que los derechos a la libertad de expresión y de
asociación solo podían ser limitados por la preservación de la dignidad,
imparcialidad y la independencia de la judicatura; 3) que sus opiniones en contra
del golpe de estado de ninguna manera afectaron el bienestar de la judicatura; 4)
que en su rol como ciudadanos y defensores de los derechos humanos pretendían
proteger la institución democrática de Honduras y 5) que los procesos
disciplinarios en su contra fueron llevados a cabo con el único propósito de impedir
que se continuara cuestionando el papel que jugó la Corte Suprema en el golpe de
estado. [par. 158].

Por otra parte, el gobierno de Honduras argumentó que no violó el derecho a la


libertad de expresión de los jueces. Además, afirmaron que el ejercicio del
derecho a la libertad de expresión lleva consigo ciertos límites. El gobierno
expresó que la limitación al derecho a la libertad de expresión fue para proteger la
imparcialidad y la independencia de la función judicial. A su vez, el gobierno
estableció que los despidos de los jueces fueron conformes con la ley y no por
razones políticas. [par. 159].
La Corte, primeramente, destacó la importancia de los derechos de libertad de
expresión, derecho de reunión y libertad de asociación en una sociedad
democrática. [par. 160]. Asimismo, enfatizó que las expresiones a favor de la
democracia deben ser protegidas en todo momento por el Estado. La Corte
estableció que el derecho a la libertad de expresión tiene dos dimensiones: la
individual y la social. [par. 166]. A nivel individual, el derecho de una persona a
expresar su opinión no puede ser arbitrariamente menoscabado o impedido. En la
dimensión social, la libertad expresión consiste en el derecho colectivo a recibir y a
compartir información y opiniones.

Además, la Corte explicó que los derechos de libertad de expresión, derecho de


reunión y libertad de asociación no son absolutos y pueden ser limitados. Sin
embargo, la Corte explicó que las limitaciones no pueden ser arbitrarias, «deben
estar previstas en ley, perseguir un fin legítimo y cumplir con los requisitos de
idoneidad, necesidad y proporcionalidad». [par. 168]. La Corte, a su vez,
estableció que la CADH garantiza estos derechos a toda persona y por tanto no
pueden ser limitados a un grupo o a una profesión en particular. [par. 169]. Es por
ello que la Corte determinó que los jueces tienen el derecho a ejercer su derecho
a la libertad de expresión y de reunión siempre y cuando no interfiera la
imparcialidad y la independencia de la judicatura. [par. 169-172]. La Corte explicó
que en ocasiones un juez o jueza, en su rol de ciudadanos, pueden considerar que
tienen un deber moral de expresarse.

De acuerdo a las normas establecidas, la Corte concluyó que el gobierno de


Honduras violentó los derechos a la libertad de expresión y derecho de reunión de
López Lone y Chévez de la Rocha en virtud los artículos 13 y 15 con relación al
artículo 1(1) de la CADH. En cuanto a Flores Lanza, la Corte determinó que la
radicación de una demanda puede ser considerada como un ejercicio del derecho
a la libertad de expresión. En este caso, Flores Lanza instó un recurso de amparo
y una acción penal contra el Ejército de Honduras y otros involucrados en el golpe
de estado. Es por ello que la Corte determinó que el gobierno le violó su derecho a
la libertad de expresión. En cuanto a Barrios Maldonado, a pesar de no haber sido
despedido de su posición como juez, la Corte concluyó que el procedimiento
disciplinario en su contra impactó adversamente su derecho a la libertad de
expresión. Por último, la Corte estableció que Honduras además violentó el
derecho a la libertad de asociación de López Lone, Chévez de la Rocha y Flores
Lanza debido a que sus despidos provocaron que no pudieran continuar
asociados a la AJD. Como una forma de reparación, la Corte ordenó al gobierno
de Honduras readmitir a los jueces a sus respectivos puestos o a unos similares.
Además, ordenó al gobierno de Honduras a indemnizar los daños compensatorios
a los jueces. (globalfreedomofexpression, 2021)

CONCLUSIONES

 La eficacia de la Convención Interamericana de Derechos Humanos se


sustenta en el Cumplimiento y Ejecución de los Fallos de la Corte
Interamericana de los Derechos Humanos por los Estados partes.

 La Corte Interamericana tiene el reto contemporáneo, de hacer que sus


fallos sean mas eficaces en el tiempo, puesto que la dilación en el
cumplimiento del fallo lo hace ilusorio.
BIBLIOGRAFÍA

(02 de 03 de 2021). Obtenido de corteidh: https://www.corteidh.or.cr/

globalfreedomofexpression. (03 de 03 de 2021). Obtenido de


https://globalfreedomofexpression.columbia.edu/cases/l%CF%8Cpez-lone-
others-v-honduras/?lang=es

iri.edu.ar/publicaciones. (28 de 02 de 2021). Obtenido de


https://www.iri.edu.ar/publicaciones_iri/IRI%20COMPLETO%20-
%20Publicaciones-V05/Publicaciones/T4/T404.html#:~:text=En%20su
%20tarea%20contenciosa%2C%20la,caso%20ante%20la%20Corte
%20252.

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