SOSTENIBILIDAD FISCAL: MÁS CERCA DE SER EFECTIVOS LOS FINES
ESENCIALES DEL ESTADO.
El problema lo constituye básicamente el desbordado crecimiento de las finanzas
públicas que hace que el Estado sea ineficiente en el cumplimiento de sus fines
esenciales, que entre otras cosas busca la garantía de la efectividad de los
principios, derechos y deberes consagrado en la constitución a todo el
conglomerado social. Es así como surge la pregunta ¿cómo frenar el excesivo
endeudamiento público al ser de vital importancia para el efectivo cumplimiento de
nuestras garantías constitucionales?
Ante la necesidad de resolver ésta problemática económica que el Estado de
tiempo atrás venia presentado, que se agudizó con la Constitución Política de
1991 al cambiar de modelo de Estado, a un Estado Social de Derecho, el
legislador a través del acto legislativo 03 de 2011, que modificó el artículo 333 de
la norma superior, incluyó en nuestra constitución el criterio de sostenibilidad fiscal
como una herramienta para limitar el crecimiento desmesurado de la deuda
pública.
El marco constitucional de la sostenibilidad fiscal lo encontramos en el artículo 333
de la Constitución Política de Colombia, así:
(…)
“Artículo 334. La dirección general de la economía estará a cargo del Estado. Este intervendrá, por
mandato de la ley, en la explotación de los recursos naturales, en el uso del suelo, en la producción,
distribución, utilización y consumo de los bienes, y en los servicios públicos y privados, para
racionalizar la economía con el fin de conseguir en el plano nacional y territorial, en un marco de
sostenibilidad fiscal, el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes, la distribución
equitativa de las oportunidades y los beneficios del desarrollo y la preservación de un
ambiente sano. Dicho marco de sostenibilidad fiscal deberá fungir como instrumento para
alcanzar de manera progresiva los objetivos del Estado Social de Derecho. En cualquier caso el
gasto público social será prioritario.
El Estado, de manera especial, intervendrá para dar pleno empleo a los recursos humanos y
asegurar, de manera progresiva, que todas las personas, en particular las de menores ingresos,
tengan acceso efectivo al conjunto de los bienes y servicios básicos. También para promover la
productividad y competitividad y el desarrollo armónico de las regiones.
La sostenibilidad fiscal debe orientar a las Ramas y Órganos del Poder Público, dentro de sus
competencias, en un marco de colaboración armónica.
El Procurador General de la Nación o uno de los Ministros del Gobierno, una vez proferida la
sentencia por cualquiera de las máximas corporaciones judiciales, podrán solicitar la apertura de un
Incidente de Impacto Fiscal, cuyo trámite será obligatorio. Se oirán las explicaciones de los
proponentes sobre las consecuencias de la sentencia en las finanzas públicas, así como el plan
concreto para su cumplimiento y se decidirá si procede modular, modificar o diferir los efectos de la
misma, con el objeto de evitar alteraciones serias de la sostenibilidad fiscal. En ningún caso se
afectará el núcleo esencial de los derechos fundamentales.
Parágrafo. Al interpretar el presente artículo, bajo ninguna circunstancia, autoridad alguna de
naturaleza administrativa, legislativa o judicial, podrá invocar la sostenibilidad fiscal para menoscabar
Los derechos fundamentales, restringir su alcance o negar su protección efectiva.
Artículo modificado por el artículo 1o. del Acto Legislativo 3 de 2011”.
Negrilla y subraya fuera del texto.
Así las cosas, en nuestra constitución se estableció la sostenibilidad fiscal como
una herramienta que por un lado le permite al Estado garantizar de manera
programada y progresiva el cumplimiento de sus fines esenciales y por otro
salvaguardando la capacidad económica del Estado, pues el fin último del Estado
es la búsqueda de la construcción de un orden social más justo.
Según el estatuto orgánico del presupuesto DECRETO 111 1996, que compila las
normas sobre esta materia, en él se establece que el Estado recibe una serie de
recursos que le permite sufragar gran parte de las necesidades de la población, es
decir, quedó consignada expresamente la destinación de los recursos públicos
que el Estado debe invertir (gasto público social) para la plena satisfacción de las
necesidades de sus asociados; entre estos recursos que perciben están: los
ingresos corrientes de la nación, los recursos de capital, las rentas o
contribuciones parafiscales, los fondos especiales y por último, tenemos los
ingresos de los establecimientos públicos nacionales y de la misma manera las
erogaciones destinadas específicamente a gastos de funcionamiento, servicio a la
deuda y los gastos de inversión.
Bajo este entendido es que el Estado en cada vigencia fiscal diseña un
presupuesto, el cual destina una gran parte al gasto público social que tiene por
objetivo atender las necesidades básicas de la población, pues es así como lo
determina el artículo 21 del Decreto 111 de 1996. El Estado tiene la obligación de
elaborar un plan que soporte el gasto del presupuesto y que este sea equilibrado,
dado que en la historia de nuestro país se presenta una problemática donde los
gastos superan los ingresos del Estado, lo que impide que no exista
verdaderamente la garantía efectiva de los derechos constitucionales.
Para alcanzar la efectividad de los fines esenciales del Estado, debe existir una
estabilidad en las finanzas públicas del Estado y ello se logra elaborando en
buena parte un presupuesto acorde con la realidad económica. El presupuesto no
es otra cosa que un cálculo que proyecta los gastos y las estimaciones de los
ingresos que tiene el Estado, tratando que haya un equilibrio entre lo que ingresa y
lo que se gasta, para así poder cumplir con tareas impuestas por el constituyente,
siendo éste el medio más eficiente para la realización de los fines esenciales del
Estado.
Según la Constitución Política, Colombia es un Estado Social de Derecho, el cual
debe cumplir con unos fines esenciales que la misma carta política dispuso así:
son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad
general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes
consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones
que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la
Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y
asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo”.
Como vemos, en nuestra constitución se ve claramente que es un ordenamiento
político que reconoce y garantiza a todos los ciudadanos los derechos
consagrados en ella, pues al ser un Estado Social de Derecho tiene como fin
acabar con las desigualdades económicas y sociales, es entonces bajo esta
prerrogativa de Estado Social de Derecho, que aparecen otra clase de derecho,
los cuales conocemos como derechos sociales, económicos y culturales, que son
distintos a los “fundamentales”, que implican mayores erogaciones económicas
por lo que se deben garantizar de manera progresiva en la medida que el país
tenga esa disponibilidad de recursos fiscales, puesto que si el Estado los llegará a
la conceder de manera inmediata a todos los colombianos, como por ejemplo el
derecho a una vivienda digna, el Estado se vería inmerso en una incapacidad
económica para el cumplimiento de estos derechos.
Al ser Colombia, un Estado que garantiza los derechos sociales y económicos,
estos deben ceñirse al marco de sostenibilidad fiscal para lograr un amplio
cubrimiento en el reconocimiento de todos los derechos que se encuentra
contemplados en nuestra carta política, en razón a que la deuda pública ha venido
incrementándose y asimismo los niveles de endeudamiento a causa de ello.
Por tal razón, el gasto público ha venido aumentando y los ingresos públicos no se
han incrementado de la misma manera, esto es lo que se llama déficit fiscal, frente
al cual la sostenibilidad fiscal se convierte en una herramienta adecuada para
cuidar las finanzas públicas sin que se afecte la estabilidad economía del Estado
ni poner en riesgo el cumplimiento de los fines esenciales. El Estado debe
garantizar los derechos sociales y económicos en la medida que tenga como
financiar esos gastos y eso se obtiene a través de un Estado sostenible,
asegurando la estabilidad de las finanzas públicas y evitando el crecimiento del
endeudamiento.
Al ser una realidad social que los ingresos públicos del Estado son ineficientes
dado que el gasto público es mayor que los ingresos y además que los
ciudadanos como contribuyentes se valen de medios fraudulentos y de vacíos de
las leyes tributarias para no contribuir con el sostenimiento del Estado, siendo esta
una responsabilidad que se encuentra establecida en el artículo 95 de la
Constitución Política, estaremos lejos de llegar a un verdadero Estado Social de
Derecho puesto que para alcanzar una sociedad ideal donde a todos se nos
garantizará nuestros derechos constitucionales, depende que cada uno como
ciudadano asuma su responsabilidad que implica el vivir en un modelo de Estado
Social de Derecho.
La sostenibilidad fiscal es entonces la herramienta con la que cuenta el Estado
para asegurar la distribución equitativa de los recursos presupuestarios y
satisfacer las necesidades de los colombianos, puesto que Colombia al
encontrarse en un déficit fiscal que va en aumento y sin control, la única forma de
ponerle freno a esta problemática es implementando adecuadamente que todas
las decisiones políticas, económicas y sociales respondan a un criterio de
sostenibilidad fiscal para poder alcanzar la construcción de un orden social justo y
la convivencia pacífica de todo el conglomerado social.