Don Miguel Mañara y Vicentelo de Leca y
la Hermandad de la Santa Caridad de
Nuestro Señor Jesucristo de Málaga
Andrés CAMINO ROMERO
Director de la revista “La Saeta”
Málaga
I. Introducción.
II. La hermandad de la Santa Caridad de Sevilla y D. Miguel de
Mañara y Vicentelo de Leca.
2.1. Antecedentes históricos de la Hermandad de la Santa Cari-
dad de Sevilla.
2.2. Don Miguel Mañara y Vicentelo de Leca.
2.3. El ingreso de D. Miguel Mañara y Vicentelo de Leca en la
Hermandad de la Santa Caridad.
III. La Hermandad de la Santa Caridad de Málaga.
3.1. Antecedentes históricos de la antigua Hermandad de la Cari-
dad.
3.2. La renovación de la Hermandad.
3.3. El nombramiento de don Alonso García Garcés como herma-
no mayor.
3.4. Declaración de filial de la Hermandad de Sevilla.
3.5. Retrato de D. Miguel Mañara y Vicentelo de Leca.
3.6. Construcción de la iglesia y hospital de San Julián.
IV. Evolución y desaparición de la Hermandad de la Santa Cari-
dad de Málaga.
I. INTRODUCCIÓN
La Caridad tiene un nombre propio en Andalucía: don Miguel de
Mañara y Vicentelo de Leca. La práctica misericordiosa ejercida por
este noble caballero de la Orden Calatrava y hermano mayor de la
Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo de Se-
villa entre 1663 y 1679 (año de su muerte), le hizo valedor de ser la
persona más influyente en la segunda mitad del siglo XVII en la capi-
tal hispalense.
Su obra a favor de pobres y necesitados pronto se divulgó por
ciudades, pueblos y villas, y Málaga no fue, precisamente, ajena a
esta influencia. El propósito de emular las obras de caridad del Vene-
rable Siervo de Dios (declarado así por el papa Pío VI en 1778) ins-
piró a un grupo de malagueños a renovar en 1682 la Hermandad de
la Caridad desaparecida de la escena benéfica tres años antes, tras
dos siglos ininterrumpidos atendiendo a los desfavorecidos de la so-
ciedad.
II. LA HERMANDAD DE LA SANTA CARIDAD DE SEVILLA Y MIGUEL
MAÑARA
2.1. Antecedentes históricos de la Hermandad de la Santa Caridad
de Sevilla
La creación de la Hermandad se formalizó el 19 de agosto de
1565, siendo su fin el de enterrar a los muertos ahogados en el río y
a los pobres, vagabundos o harapientos condenados a muerte por la
comisión de alguna fechoría 1.
1. GRANERO, J. M., D. Miguel Mañara Leca y Colona y Vicentelo. Un caballe-
ro sevillano del siglo XVII, Sevilla 1963, pp. 293-295.
308 ANDRÉS CAMINO ROMERO
Su primera sede estuvo radicada en una capilla del antiguo hospi-
tal de San Isidro y, desde aquí, los hermanos se trasladaron, sin que
se sepa el año, a la capilla de San Jorge, en la que, según consta en un
documento conservado en el Archivo de la propia Hermandad, ya es-
taban ubicados en el año 1588 2.
La Hermandad de la Santa Caridad estuvo unos trece años sin
Constituciones, aunque parece que los hermanos se rigieron por un
Reglamento de orden interno hasta que, el 3 de octubre de 1578, fue-
ron aprobadas por la autoridad eclesiástica 3. A partir de 1612, la Cor-
poración entró en un período de postración que se extendió hasta
1633 y en el que no figuró ninguna alta de hermano, incluso los Ca-
bildos dejaron de celebrarse, de 1620 a 1625 4. La Hermandad de la
Santa Caridad parece haber despertado en el año 1640 del decai-
miento en el que se hallaba, comenzando a adquirir preponderancia
en la sociedad sevillana de la época. Desde el año 1653, los herma-
nos se comprometieron, con el juramento concepcionista, a defender
la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen. En 1658, el en-
tonces hermano mayor, el Marqués de San Miguel, propuso la redac-
ción de unos nuevos Estatutos, puesto que los precedentes no se
ajustaban a los tiempos que corrían. Quedaba claro que el articulado
que no estuviese desfasado se mantendría en las futuras Constitucio-
nes, así como la inclusión del que se necesitase para el buen gobier-
no de la Hermandad 5.
En el Cabildo extraordinario de 31 de diciembre de 1659, salió
elegido hermano mayor Diego de Mirafuentes. Bajo su mandato se
aprobaron las Reglas de la Cofradía, el día 12 de febrero de 1661;
obteniéndose la conformidad del provisor del Arzobispado en el mes
de mayo siguiente 6. La Junta de Gobierno de la Hermandad de la
Santa Caridad pasó a componerse de: un hermano mayor, dos alcal-
des -antiguo y moderno-, un tesorero, un secretario, un contador, un
prioste, un fiscal y un celador. Además de estos oficiales mayores, se
incluían siete diputados, todos elegidos anualmente, un capellán, un
sacristán y un portero. Cada mes, el Cabildo designaba dos diputa-
2. Ibíd., p. 81.
Ibíd., p. 300.
3. GRANERO, J. M., o.c., p. 293.
Ibíd., p. 305.
4.
MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, F., Miguel Mañara, Sevilla 1981, pp. 81 y 82.
5.
6.
DON MIGUEL MAÑARA Y VICENTELO DE LECA Y LA HERMANDAD DE... 309
dos de entierros y otros dos para pedir limosnas en la puerta de las
iglesias de la ciudad 7.
Ésta sería la etapa recorrida por la Hermandad de la Santa Cari-
dad, desde su fundación hasta la admisión de Miguel Mañara como
cofrade de esta Corporación.
Pintura alegórica a la Caridad. Iglesia de San Julián, de Málaga
7. IDEM.
310 ANDRÉS CAMINO ROMERO
2.2. D. Miguel Mañara y Vicentelo de Leca
Nació en Sevilla, el 3 de marzo de 1627, y fue el penúltimo de los
diez hijos que trajo al mundo el matrimonio formado por Tomás Ma-
ñara Leca Colona y Jerónima Anfriano Vicentelo 8.
Nada se sabe de sus primeros estudios, ni tampoco que aprendie-
ra Latín, aunque sus contemporáneos se admiraran, años después, de
lo bien que leía y explicaba las Sagradas Escrituras 9.
Cuando Miguel contaba tan sólo ocho años, su padre -hombre de
negocios que había hecho su fortuna gracias al tráfico marítimo con
el Nuevo Mundo- le consiguió el hábito de la Orden de Calatrava, la
más antigua de las Órdenes Militares de las españolas 10.
En su etapa de juventud, de la que nos llegan pocos testimonios,
se han tejido una serie de leyendas y relatos –sin fundamentos– cre-
ados por autores del Romanticismo, en el siglo XIX. Desde este géne-
ro literario, se intentó exaltar la figura de Mañara, vinculando sus co-
rrerías de joven con el personaje de don Juan Tenorio. Ciertamente,
los que le conocieron admiten que: “su natural fue demasiado vivo,
su entendimiento claro y su valor intrépido. Que, acompañadas estas
partes con los pocos años y las muchas riquezas de sus padres, no
hubo mocedad que no ejecutase y travesura a que no se atreviese” 11.
Contaba el padre Cárdenas, su biógrafo, que, en 1649, cuando se
casó con Jerónima Carrillo de Mendoza, “procedió cuerda y cristia-
namente” 12. Aunque, en principio, fue un matrimonio de convenien-
cia, que trataba de unir dos casas ilustres, más tarde se convirtió en
real. La influencia de esta mujer en Miguel Mañara se consideró de-
cisiva, apartándolo, por completo, de la vida que llevaba anterior-
mente 13.
Don Miguel pasaba junto a su esposa el período estival en Monte-
jaque, en un palacete que pertenecía a sus suegros, Diego Carrillo de
9. Ibíd., p. 45.
8. MARTÍN HERNÁNDEZ, F., o.c., p. 23.
10. Ibíd., p. 42 y 43.
11. GRANERO, J. M., o.c., p. 59.
12. La boda se celebró por poderes el 31 de agosto de 1648 a causa de la muer-
te de Tomás Mañara, padre de Miguel, al que le fue imposible trasladarse a Granada
por diversos asuntos del testamento. Y sería el 18 de enero de 1649, ya en Sevilla,
cuando los novios recibieran la bendición nupcial en la parroquia de San Bartolomé,
13. Ibíd., pp. 59 y 60.
muy cerca de la casa solariega que habitaban los Mañara en la calle Levíes.
DON MIGUEL MAÑARA Y VICENTELO DE LECA Y LA HERMANDAD DE... 311
Mendoza y Ana Castrillo Fajardo, y en este lugar, el 17 de septiembre
de 1661, moría inesperadamente Jerónima, a los 33 años de edad, sien-
do enterrada en la parroquia de Santiago El Mayor de dicha villa.
La historiadora Tassara Sangrán informaba de que el cura de la
parroquia (en este tiempo era Alonso García Garcés) certificó la de-
función de la esposa. Pero también manifestaba que, desde el eremi-
torio carmelitano del Desierto de las Nieves, se desplazó a Monteja-
que un religioso de la Orden para atenderla espiritualmente 14.
Esta opinión no es compartida por el jesuita Jesús María Granero
que, en uno de sus dos libros sobre Mañara, concretamente el titula-
do “D. Miguel Mañara Leca y Colona y Vicentelo. Un caballero se-
villano del siglo XVII”, destacaba que el capellán de la familia aten-
dió a la agonizante, añadiendo, además, que de la parroquia llevaron
los sacramentos a la casa 15.
Ahí quedan, pues, estas propuestas sin que podamos saber cuál de
las dos se ajusta más a la realidad, ya que ninguna expresa la proce-
dencia documental.
Alonso García Garcés, cura y beneficiado de la parroquia, pudo
ser el encargado de celebrar el novenario y las doscientas misas que
mandó aplicar don Miguel por el alma de su difunta esposa 16.
Alguna persona debió aconsejar a Miguel Mañara que se retirara,
dos meses después de la muerte de Jerónima, al cenobio carmelitano
de la Virgen de las Nieves por espacio de cinco o seis meses 17. Evi-
14. TASSARA SANGRÁN, L., Mañara, Sevilla 1959, p. 88.
15. GRANERO, J. M., D. Miguel Mañara Leca y Colona y Vicentelo..., o.c., p.
266.
16. En total fueron 1.000 misas, de las cuales 250 se celebraron en Montejaque
y el resto en conventos de Ronda, como en el caso del Desierto de las Nieves, y en
Málaga.
17. El convento carmelita, hoy día en ruinas, se encuentra en el término muni-
cipal de El Burgo (Málaga) y su origen religioso se asocia a la tradición que indica
la aparición de una imagen de la Virgen a un pastor. Los primeros moradores fueron
ermitaños y anacoretas y, a la desaparición de los mismos, la Orden de Carmelitas
Descalzos, tomó posesión, en 1593, de estos lugares. En 1604 ya estaba construido
el convento, convirtiéndose en el segundo en antigüedad de la citada Orden, detrás
del de Borlaque, en Guadalajara. La fama que tomó el cenobio fue enorme, si toma-
mos de referencia las continuas peticiones de religiosos y seglares que deseaban pa-
sar en él una temporada de retiro espiritual [RODRÍGUEZ MARÍN, F. J., y MORALES
(1599-1835)”, en Jábega, 70 (1990) 33-38].
FOLGUERA, J. M., “El Desierto carmelita de Ntra. Sra. de las Nieves en el Burgo
312 ANDRÉS CAMINO ROMERO
dentemente, no podemos aclarar esta cuestión dada la inexistencia
de documentos. El ambiente de paz y recogimiento ayudó a Miguel
Mañara a sobreponerse del duro golpe recibido por la pérdida de su
esposa 18.
En esta nueva etapa que se iniciaba, se produjeron importantes
cambios en sus hábitos y formas de vida. En cierta ocasión Miguel
Mañara le dijo al padre Cárdenas que “desde que había muerto su
mujer, no se había acordado de otra alguna” 19.
En Mañara se produce una conversión -de la que hablan sus coe-
táneos- acercándose a Dios a través de numerosas obras de miseri-
cordia que realizaría, desde entonces, y hasta el final de sus días,
gastando enormes cantidades de dinero de su fortuna 20.
2.3. El ingreso de don Miguel Mañara y Vicentelo de Leca en la
Hermandad de la Santa Caridad
La tarde del 13 de agosto de 1662, Miguel Mañara paseaba por la
ribera del río Guadalquivir y, al pasar por la capilla de San Jorge, ha-
lló a algunos miembros de la Santa Caridad, entre ellos al hermano
mayor, Diego de Mirafuentes, con quien entabló conversación y al
que le solicitó su ingreso en la Hermandad 21. A los pocos días del en-
cuentro con Mirafuentes, Mañara envía a la Caridad un escrito soli-
citando formalmente la citada petición 22.
Su ingreso se hizo esperar, pues en el seno de la Corporación ha-
bía reticencias, por parte de algunos cofrades, en admitirlo, dado que
Miguel Mañara venía precedido de cierta reputación que no era muy
18. GRANERO, J. M., o.c., p. 266; MARTÍN FERNÁNDEZ, F., o.c., p. 72.
19. GRANERO, J. M., o.c., p. 65.
20. En 1671, gastó 279.628 reales (25.420 ducados); en 1672, 161.788 reales
(14.708 ducados); en 1673, 480.631 reales (43.690 ducados); en 1674, 198.679 rea-
les (18.052 ducados); en 1675, 286.848 reales (26.077 ducados); en 1676, 708.178
reales (64.370 ducados); en 1677, 726.136 reales (66.012 ducados); en 1678,
971.516 reales (88.320 ducados); y en 1679, 2.138.887 reales (194.445 ducados).
21. GRANERO, J. M., o.c., p. 77.
22. “Miguel Mañara, caballero del hábito de Calatrava, digo que yo tengo par-
ticular devoción de ser hermano de esta Santa Hermandad de la Caridad de mi Señor
Jesucristo, por gozar de las muchas gracias que se gozan. Suplico a Vm. me admita
por tal hermano, en conformidad del capítulo que se contiene en la Regla de la Her-
mandad; que en ello recibiré merced, etc. D. Miguel Mañara Vicentelo de Leca (Ru-
bricado)”.
DON MIGUEL MAÑARA Y VICENTELO DE LECA Y LA HERMANDAD DE... 313
del agrado de éstos porque temían que “sobrevendría a la Herman-
dad su total ruina” 23, tratándose de un hombre “tan altivo y soberbio
y de tanta mano y suposición en el pueblo” 24. La mediación del her-
mano mayor fue indispensable para que, el 10 de diciembre de 1662,
se recibiese como nuevo miembro 25. El 27 de diciembre de ese año,
la Hermandad celebró Cabildo extraordinario y en él Mañara se ofre-
ció como diputado de entierros para el mes de enero siguiente 26. En
mayo de 1663, solicitó a la Junta de Gobierno le dejase pedir limos-
na en la puerta de la catedral. Un cometido que, sin duda, debió su-
ponerle un esfuerzo enorme por lo que dirían y comentarían las gen-
tes, siendo él un rico y acomodado caballero de la sociedad sevillana
27
. Los hermanos de la Caridad vieron en estos hechos las buenas in-
tenciones que Miguel Mañara manifestaba y como prueba de tal re-
conocimiento, acordaron designarlo consiliario de gobierno 28.
En la Navidad de 1663, los miembros de la Corporación son con-
vocados a Cabildo extraordinario para nombrar a la nueva Junta de
Gobierno, saliendo elegido, contra todo pronóstico, hermano mayor
Miguel Mañara 29. Una vez tomada la posesión del cargo, instó a sus
compañeros de Junta para que fuesen hombres de Dios, piadosos y,
sobre todo, caritativos 30.
Desde que Miguel Mañara dirigía los pasos de la Hermandad, se
habían producido muchos cambios. Sus ideas despertaron la ilusión
entre los hermanos y los sevillanos, que estimaban considerablemen-
te las obras de caridad y misericordia que llevaba a cabo en una po-
blación diezmada por el hambre y que no terminaba de sobreponerse
de las catástrofes naturales producidas (inundaciones, fuertes vien-
tos, terremoto, etc.). El impulso dado por Mañara a la Hermandad, se
vio reflejado en el ingreso de las siguientes personalidades de la so-
ciedad sevillana de la época: los duques de Medinaceli, Segorbe y
Alcalá; los marqueses de Paradas y los condes de Ribera; distintos
hábitos de órdenes; así como los artistas Murillo y Valdés Leal, y los
literatos Veitia Linaje y Molina y Argote, entre otros 31.
GRANERO, J. M., Muerte y Amor. Don Miguel Mañara, Madrid 1981, p. 101.
Ídem.
23.
24.
Ibíd., p. 84.
25. MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, F., o.c., p. 79.
26.
Ibíd., p. 85.
27. IDEM.
GRANERO, J. M., Muerte y Amor. Don Miguel..., p. 110.
28.
29.
Ibíd., p. 109.
30. MARTÍN HERNÁNDEZ, F., o.c., p. 91.
31.
314 ANDRÉS CAMINO ROMERO
En palabras del jesuita Jesús M. Granero “(...) el amor de Dios le
llevó a la caridad y a la misericordia con los que él llamaba sus her-
manos, sus amos y señores, los pobres” 32.
Se convirtió en el padre de los pobres de Sevilla y durante los 16
años que presidió dicha Corporación alcanzó grandes logros: añadió
nuevos fines y cometidos estatutarios a la Hermandad, fundó el hos-
picio, construyó dos enfermerías, impulsó y finalizó las obras de la
iglesia de San Jorge, redactó un Reglamento para el hospicio y reno-
vó las Constituciones 33.
La fama cosechada por Mañara, como persona entregada a los
pobres, contagió a otros hombres de bien, de pueblos de la provincia
de Sevilla y fuera de ella, decididos a seguir su ejemplo. Con ese mo-
tivo, se renovaron o constituyeron nuevas hermandades, que se de-
clararon “hijas” y “filiales” de la de Sevilla 34. Éstas se beneficiaron
de privilegios papales 35 y solicitaron copias de sus Reglas 36, de ora-
ciones y escritos por él 37 y de retratos suyos, para que alentaran a co-
frades en el cumplimiento de sus funciones 38.
Don Miguel Mañara murió el 9 de mayo de 1679, a la edad de 52
años. La noticia se extendió pronto por Sevilla. Las campanas de las
iglesias comenzaron a repicar y la gente se acercó al hospital de San
Jorge para ver “a ese espejo de santidad”, al “varón justo, padre de
los pobres y consuelo de los afligidos” 39.
32. GRANERO, J. M., Muerte y Amor. Don Miguel..., o.c., pp. 212-213.
33. GRANERO, J. M., D. Miguel Mañara Leca y Colona y Vicentelo..., o.c., pp.
326-351.
34. Utrera (1667), Carmona (1670), Las Cabezas (?), Gibraltar (1671), Cádiz
(1673), Rota (1674), Ayamonte (1674/1675), Marchena (1675), Fuentes de Andalu-
cía (1677), Puerto de Santa María (1679), Jerez de la Frontera (1681), Lebrija
(1682), Málaga (1683), Cantillana (1696), Antequera (1721), Campillos (1731) y
sus afiliadas”, en Isla de Arriarán, XVII (2001), 141-162].
Ronda (?) [CAMINO ROMERO, A., “La Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla y
35. GRANERO, J. M., Don Miguel Mañara Leca y Colona y Vicentelo..., o.c., p.
547.
36. (A)rchivo (H)istórico de la (S)anta (C)aridad de (S)evilla, copia literal del li-
bro II de autos de la Hermandad de la Santa Caridad (años 1619-1671). En el Cabildo
ordinario celebrado el 8 de junio de 1670, se recoge que la Hermandad de la Santa Ca-
ridad de Cádiz envió sus Constituciones para que la de Sevilla las aprobara.
37. Miguel Mañara envió a la Hermandad de Antequera una carta fechada el 30
de abril de 1675.
38. (A)rchivo del (C)abildo (C)atedral de (M)álaga, leg. 549, pza. 20; CAMINO
tor barroco: Juan Niño de Guevara”, en Isla de Arriarán, XIV (1999) 27-48.
ROMERO, A. y CABELLO DÍAZ, E., “Nuevas aportaciones documentales sobre un pin-
39. MARTÍN HERNÁNDEZ, F., o.c., pp. 207-208.
DON MIGUEL MAÑARA Y VICENTELO DE LECA Y LA HERMANDAD DE... 315
Al poco tiempo de su fallecimiento, dejó de funcionar la antigua
Hermandad de la Caridad de Málaga. Sepamos, pues, cuáles fueron
los antecedentes históricos de esta Corporación antes de que se pro-
dujera la revitalización de la Hermandad marcada por el espíritu ma-
ñarista.
Emblema de la Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesuscristo de Málaga.
Techo antiguo hospital de San Julián, de Málaga.
III. LA HERMANDAD DE LA SANTA CARIDAD DE MÁLAGA
3.1. Antecedentes históricos de la antigua Hermandad de la
Caridad
A escasos meses de la conquista de la ciudad de Málaga por los
Reyes Católicos, acaecida el 18 de agosto de 1487, la Hermandad de
la Caridad fue “instituida por los Nobles Pobladores”40. Se formó pa-
ra “la curación de Pobres enfermos, y enterrar los Defuntos po-
40. (A)rchivo (H)histórico (D)iocesano de (M)álaga, leg. 47, pza, Regla de la
Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesu christo ... de su Majestad,
cap. I, f. 1.
316 ANDRÉS CAMINO ROMERO
bres”41. El ejercicio de sus fines se desarrolló en una casa, propiedad
de Felipe de Zayas, junto a la calle Mesón de Vélez42. Ésta se convir-
tió en el primer hospital de la ciudad con la denominación de Santa
Catalina Mártir 43.
Desde sus inicios, los hermanos de la Caridad hicieron frente a
los gastos aportando cantidades pecuniarias, capitales a censo y
otros bienes 44. Asimismo, en el patio del establecimiento sanitario se
representaron comedias que proporcionaron beneficios a la Herman-
dad, con los que se saldaban las deudas pendientes 45.
La primera información que disponemos de la Corporación aten-
diendo a los enfermos en su centro hospitalario, data de 1507. En esa
fecha, la urbe malacitana padeció una epidemia de peste, siendo in-
ternados muchos de los contagiados en sus salas 46.
Alrededor del año 1511, ya se construía el futuro hospital Real,
que sería donado por los Reyes Católicos a la Hermandad de la Ca-
ridad a su culminación. Se desconoce la fecha exacta de su entrega,
aunque diversos autores la fijan entre 1513 y 1514 47. Una vez ob-
tenida la bula de León X, los hermanos se trasladaron a un edificio
de mayor amplitud y comodidad, situado en la calle de la Esparte-
41. IDEM.
42. La calle del Mesón de Vélez fue llamada así por haberse establecido en ella
una posada con ese nombre, que fue derribada en 1885. Esta calle desembocaba en
un lugar denominado de la Encrucijada, en el que confluían, igualmente, las de Ca-
sas Quemadas, Postas y Salinas. Algunas de estas nominaciones han desaparecido
del callejero, pero otras se mantienen como esta última y la de Mesón de Vélez. Evi-
dentemente, la morfología urbana de esta zona de Málaga cambió, sin duda alguna,
43. MARZO, I., Historia de Málaga y su provincia, Málaga 1851, p. 41.
con la apertura de la calle del Marqués de Larios en 1891.
44. AHDM, leg. 77, pza. 1, Crónica de la Venerable Hermandad de la Santa
Caridad de Nuestro Señor Jesucristo por José Luis Álvarez de Linera. Secretario-
Archivero, t. I, s/f.
45. GUILLÉN ROBLES, F., Historia de Málaga y su provincia, t. II, Málaga 1874,
46. GONZÁLEZ SÁNCHEZ, V., Caracteres de la sociedad malagueña en el siglo
edición facsímil 1991, p. 502.
XVI, Málaga 1986, pp. 57 y 58.
47. MEDINA CONDE, C., Conversaciones Históricas Malagueñas, t. III, Málaga
1789, edición facsímil 1981, p. 199; ÁLVAREZ DE LINERA DUARTE, J. L., Compendio de
la Regla de la Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo, sita en su
hospital particular de San Julian, de la ciudad de Málaga, Málaga 1932, p. 5; CAM-
tal de San Julián”, en Jábega, 34 (1981), 57; REDER GADOW, M., “Conflictividad so-
POS ROJAS, M. V., “Breve reseña sobre la Hermandad de la Santa Caridad y del hospi-
cial en la Málaga del Antiguo Régimen (2.ª parte)”, en Baetica, 15 (1993) 354.
DON MIGUEL MAÑARA Y VICENTELO DE LECA Y LA HERMANDAD DE... 317
ría 48, muy cerca de la catedral 49. La iglesia de la Caridad pasó a de-
pender de la parroquia del Sagrario (una de las cuatro que habían
fundado los Reyes Católicos) por establecerse en el ámbito de ésta 50.
Los cofrades de la Caridad solicitaron del Cabildo eclesiástico, me-
diante un escrito fechado en 1515, el envío de capellanes del primer
templo de la ciudad que fuesen miembros de la Hermandad para asistir
espiritualmente a los enfermos que se encontraban en el hospital 51.
La Corporación obtuvo privilegios y distinciones concedidas por
el prelado Diego Ramírez y Martínez (1517) 52, el pontífice León X
(1518) 53, el rey Carlos I (1523) 54 y el papa Sixto V (1586) 55. Antes
de estas dos concesiones, la Hermandad consiguió de León X la
aprobación de las Constituciones -las primeras de que se tienen co-
nocimiento- en 1518 56.
En la década de los años cuarenta del siglo XVII, y ante el mal go-
bierno y administración que se estaba produciendo en el hospital, el
rey Felipe IV ordenó reformar los Estatutos, entrando en vigor en
1645 57. Al declararse una epidemia en 1678, los vecinos reclamaron
a las autoridades la presencia de los religiosos de San Juan de Dios
(por haber destacado en la ayuda prestada a los enfermos hasta prin-
cipios del siglo XVII, en que se produjeron las últimas incorporacio-
nes en sus filas)58 para la atención y cuidado de los contagiados. Oí-
48. La calle Espartería se extendía desde la plaza del Mar hasta la puerta de Es-
partería, recorriendo paralelamente la muralla. En la actualidad sólo se conserva el
49. AHDM, leg. 77, pza. 1, Crónica de la Venerable Hermandad de la Santa
primer tramo de la calle Esparteros.
Caridad..., s/f.
50. (A)rchivo (M)unicipal de (M)álaga, Protocolo de Secretaría y Escribanía de
Cabildo, leg. 29, vol. 2, f. 649 v.
51. ACCM, leg. 1.024, pza. 5, lib. 5, Cabildo, 4 de noviembre de 1515, f. 132 v.
53. ÁLVAREZ DE LINERA Y DUARTE, J. L., Compendio de la Regla de la Herman-
52. MEDINA CONDE, C., o.c., t. III, pp. 199 y 200.
dad de la Santa Caridad..., p. 5.
54. ACCM, leg. 675, pza. 3, Cronologia Episcopal o Sucesión Pontificia, t. I,
55. AHDM, leg. 76, pza. 1, Libro de hermanos de la Hermandad de la Santa
año 1776, f. 11.
Caridad de Nuestro Señor Jesucristo, t. I, f. 43.
57. AMM, sec. 3ª, nº 5, Constituciones del Hospital de la Ciudad de Málaga, f.
56. MEDINA CONDE, C., o.c., t. III, p. 200.
58. MEDINA CONDE, C., o.c., t. IV, p. 193; RODRÍGUEZ MARÍN, F. J., Málaga con-
681 v.
ventual. Estudio histórico, artístico y urbanístico de los conventos malagueños, Má-
laga 2000, pp. 369 y 370.
318 ANDRÉS CAMINO ROMERO
das las peticiones, el obispo dominico Fray Alonso de Santo Tomás
pidió a Carlos II mandase venir a miembros de esta Orden. El rey ac-
cedió al ruego, enviando a varios hermanos que se instalaron en el
Palacio Episcopal. Sus servicios fueron prestados en el Hospital Re-
al de la Caridad y en otros puntos del Obispado, donde se distinguie-
ron notablemente en el auxilio a los apestados 59.
La reducción del número de cofrades de la Hermandad de la Ca-
ridad tras la epidemia, movió a los Cabildos municipal y eclesiástico
a solicitar del monarca, como premio a la Orden de San Juan de Dios
por su distinción en la ayuda a los enfermos, la concesión del hospi-
tal de la Caridad 60. Por su parte, el rey Carlos escuchó los ruegos de
ambos estamentos y expidió una Real Cédula, dada en el Palacio del
Buen Retiro el 31 de diciembre de 1679, donde se especificaba que
las posesiones de la Hermandad de la Caridad pasarían a los citados
religiosos para que, en adelante, las administraran 61.
La Hermandad de la Caridad continuó subsistiendo hasta los me-
ses de febrero-marzo de 1682 62 “sin exercicio alguno de obras de ca-
ridad” 63.
3.2. La renovación de la Hermandad
Tras el decaimiento de la Hermandad de la Caridad, veinticinco per-
sonas 64, entre las que se encontraban clérigos, letrados, caballeros y co-
59. MEDINA CONDE, C., o.c., t. IV, fols. 194 y 195.
AA. [Coord. MORALES FOLGUERA, J. M.], Málaga en el siglo XVII, Málaga 1989, p.
60. CAMACHO MARTÍNEZ, R., “La religiosidad y el arte. La arquitectura” en VV.
74.
62. Archivo Histórico de la Cofradía de las Penas, Registro de los Hermanos de
61. MEDINA CONDE, C., o.c., t. IV, pp. 193 y 194.
la Santa Caridad de nuestro Señor Jesucristo por José Luis A. de Linera, t. I.
63. ADM, leg. 47, pza. 2, Regla de la Hermandad de la Santa Caridad de
Nuestro Señor Jesu christo, sita en la Ciudad de Malaga, renovada por sus Herma-
nos en el año de Mil Seisçientos y ochenta y Dos..., cap. I, ff. 1 y 2.
64. Alonso García Garcés, Juan Muñoz de Arcilla, Ramiro de Villafañe, Ga-
briel Sánchez Serrano, Juan Manuel de Lemos, Manuel Fernando de Velasco, Fer-
nando de Cordova, Luis Martínez de Castro, Esteban Martín Varejón, Alonso del
Castillo, Juan Manuel Cortés, Juan Luis Bravo, Tomás de Montes Jalón, Francisco
de Montes Jalón, Luis de Montes Jalón, Lorenzo de Jaén, Lope de Amburze, Barto-
lomé de Contreras, Onofre Colston, Leonardo de Herrera Palomo, Antonio Maris-
cal, Andrés Gutiérrez Loriguillo, Matías Guerrero, Juan de Santiago Palomo y Con-
treras y Pedro Romano Chacón.
DON MIGUEL MAÑARA Y VICENTELO DE LECA Y LA HERMANDAD DE... 319
merciantes, se reunieron el 13 de mayo de 1682 en la iglesia del hospi-
tal de San Juan de Dios (antes de la Caridad), para revitalizar la Her-
mandad a la que estaban dispuestos a sustentar con su propio pecunio.
Esta iniciativa se debió, como apuntábamos al principio, a seguir
el ejemplo de don Miguel Mañara y Vicentelo de Leca 65. Es previsi-
ble que los hermanos refundadores consiguieran antes de la fecha
mencionada de la reunión, una copia de los Estatutos a la Herman-
dad sevillana con objeto de inspirarse en ellos. En las actas de esta
Corporación no consta la petición, aunque es probable que se obtu-
viera el ejemplar a través de una vía personal y no institucional. Tras
su adecuación fueron presentados ante la autoridad eclesiástica, que
los aprobó el 16 de mayo de 1682 66.
Los fundamentos de la Hermandad de la Santa Caridad de Nues-
tro Señor Jesucristo, designada de este modo para diferenciarse de la
anterior, se basaban en:
“(...) Enterrar a los muertos que no tuvieren quien les dé sepultura:
llevar a los Hospitales los pobres que estuvieren sin ayuda: acompa-
ñar a los ajusticiados a los suplicios, hazerles sus entierros, y que se
digan Missas por sus animas; y que para ayuda a lo dicho, se pidan,
y recojan limosnas de las personas piadosas (...)”67.
3.3. El nombramiento de don Alonso García Garcés como hermano
mayor
El racionero de la catedral de Málaga, Alonso García Garcés, fue
designado hermano mayor el 17 de mayo de 1682 68. Como se recor-
dará, este sacerdote ejercía su ministerio en Montejaque cuando Mi-
65. AHDM, leg. 47, pza. 2, Regla de la Hermandad de la Santa Caridad de
Nuestro Señor Jesu christo..., s/f.; AHDM, leg. 47, pza. 1, Estatutos y Ordenanzas
para la administración del hospicio de pobres peregrinos, y desamparados, que ha
eregido, y fundado la piadosa Hermandad de la Santa Caridad de N. Señor JE-
SUCHRISTO, sita en su casa, y hospital de SAN JULIAN, intramuros de la ciudad
de Malaga, f. 54.
66. AHDM., leg. 47, pza. 1, Estatutos y Ordenanzas para la administración del
hospicio..., ff. 56 y 57.
67. Ibíd., f. 3.
68. AHDM, leg. 76, pza. 1, Libro de hermanos de la Hermandad de la Santa
Caridad (1682-1906), t. I, f. 1.
320 ANDRÉS CAMINO ROMERO
guel Mañara y su esposa Jerónima Carrillo pasaban largas tempora-
das en esta villa. Y él mismo fue, como se ha referido anteriormente,
el que ofició los funerales por la difunta.
Ante las coincidencias de que don Miguel Mañara ingresara en la
Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla y fuese nombrado herma-
no mayor, y que Alonso García Garcés promoviera la renovación de
la Hermandad malacitana y, a su vez, saliese elegido hermano ma-
yor, cabe preguntarse:
¿Nació realmente una amistad entre ambos que se mantuvo hasta
la muerte del primero acaecida en 1679? Creemos que sí, aunque no
podamos respaldarlo, de momento, documentalmente. En cualquier
caso, Alonso García Garcés estaba informado de la obra llevada a ca-
bo por el caballero sevillano en la capital hispalense. Ello le animó a
emprender en Málaga la ayuda a los más desfavorecidos después de
la muerte de don Miguel Mañara.
Una de las primeras acciones de gobierno realizadas por don
Alonso García consistió en presentar una solicitud al obispo de Má-
laga, el dominico Fray Alonso de Santo Tomás, de quien casualmen-
te era su tesorero episcopal, para que le cediera con carácter provi-
sional la ermita de Santa Lucía a fin de celebrar cabildos, fiestas y
demás funciones contempladas en sus Constituciones 69. Fray Alonso
hizo entrega de la ermita a los hermanos de la Santa Caridad hasta
que contaran con iglesia propia. Además, recomendaba que: “pon-
gan en ella las personas que pareciere convenientes para su seguri-
dad, aseo, y limpieza con tal que no entierren en ella cuerpos de di-
funtos ni manifiesten el Santísimo sin nuestra expresa licencia
(...)” 70.
Los miembros de esta Hermandad señalaron, en el último Cabil-
do celebrado en el hospital de San Juan de Dios el 13 de septiembre
de 1682, que muchos de los pobres enterrados morían al no estar re-
cogidos en un lugar donde se les pudiese dar cobijo durante el frío
invierno 71. Esta información nos ayuda a entender que, en los prime-
69. Ibíd., leg. 47, pza. 2, Estatutos y Ordenanzas para la administración del
hospicio..., f. 58. El edificio había sido mandado construir por el gremio de zapate-
ros, borceguieros y chapineros en honor de la Santa, natural de Siracusa (Italia), a la
que profesaban una enorme devoción. Las obras comenzaron en el año 1514 y fina-
70. Ibídem, f. 59.
lizaron alrededor de 1517.
71. Ibidem, Regla de la Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Je-
su christo..., s/f.
DON MIGUEL MAÑARA Y VICENTELO DE LECA Y LA HERMANDAD DE... 321
ros meses de vida, la renovada Hermandad, sólo se había dedicado al
entierro de las personas que fallecían en la más estricta pobreza,
constando así en los Libros de Defunciones de la parroquia de San-
tiago de los meses de agosto y septiembre de 1682. La Santa Caridad
adquiría así funciones que, hasta esa fecha, había realizado la antes
mencionada Hermandad de la Misericordia 72.
El impacto psicológico producido en los hermanos de la Santa
Caridad por la muerte de indigentes que no tenían un techo donde
pasar la noche, los animó a llevar a cabo la construcción de un hos-
picio para albergarlos. Al no haber rentas suficientes para el mismo
se decidió preparar un Libro en el que se registrasen las limosnas que
cada uno quisiera aportar73. Mientras, se alquiló una casa por un pe-
ríodo de seis años en calle Convalecientes, para convertirla en hospi-
cio donde recoger a pobres necesitados, naturales y forasteros, que
buscaran refugio 74.
El Cabildo secular trató en reunión celebrada el día 23 de no-
viembre de 1682, la petición efectuada por Alonso García Garcés,
solicitando los terrenos situados en las mancebías públicas para
construir un hospital e iglesia con el nombre de San Julián 75.
3.4. Declaración de filial de la Hermandad de Sevilla
Unos meses después de la renovación de la Hermandad de la San-
ta Caridad de Málaga, se envió un escrito a la de Sevilla comunicán-
dole: “(...) los motivos y prinçipios de su fundacion; y progresos que
en ella tienen; manifestando tenerlos todos del exemplo e interseçion
de nuestro amado padre y hermano el Venerable Siervo de Dios Don
Miguel Mañara (...)” 76.
72. ZAMORA BERMÚDEZ, M., Estructura benéfico-sanitaria en la Málaga de fi-
nes del siglo XVIII. Hospitales de S. Julián y S. Juan de Dios, Málaga 1987, pp. 168
73. AHDM, leg. 47, pza. 1. Estatutos y Ordenanzas para la administración del
y 169.
hospicio..., s/f.
74. MEDINA CONDE, C., o.c., t. IV, p. 202.
75. AMM, lib. 98, Cabildo, 23 de noviembre de 1682, ff. 103-109 v. Esta advo-
cación se adoptó por la devoción que los malagueños profesaban a este Santo, ha-
biéndole reconocido que, por su medio e intercesión, fue sanada la población de las
epidemias de peste que padeció la ciudad en 1637 y 1680.
76. AHSCS, lib. de actas nº 5, Cabildo, 14 de febrero de 1683, f. 107 v.
322 ANDRÉS CAMINO ROMERO
La Hermandad hispalense acordó en el Cabildo de 14 de febrero
de 1683, responder con las mejores muestras de amor y buena vo-
luntad a la de Málaga77. Mediante un escrito, fechado el 2 de marzo
de 1683, sabemos que, ese mismo día, se citó a reunión a los herma-
nos de la Santa Caridad de Málaga para:
“(...) que no se nos dilatasse el consuelo que en ella vuestras merce-
des en continuacion de su santo instituto de Charidad, nos hacen fa-
vor de participarnos, pues experimentamos, que sus razones son fue-
go del Amor de Dios que enciende nuestros buenos desseos de
parecer, y ser verdaderos Hijos de essa Santa Hermandad: esta, alen-
tada con la confianza de hija, y confiada en la benignidad, se supli-
case a vuestras mercedes Que pues en todo desseamos seguir su
Santa Regla, y piadoso exercicios, fuessen servidos de admitirnos en
su Confraternidad, cuyo acuerdo con la Petición de nuestro Herma-
no Mayor, se pressentará en essa Santa Hermandad por el Sr. Don
Pedro Corbette a quien se dirige por nuestro Hermano Dn. Francisco
Gonzalez Ramírez de Arellano; y en continuacion deste desseo su-
plicamos a vuestras mercedes se sirvan de honrrarnos, concediendo-
nos esta uníon, por nuestros animos estan dispuestos (para lograr el
fin a que nos dirigimos) a seguir en todo, como humildes Hijos, los
Santos institutos que observan y a reconocer por Nuestro Padre Fun-
dador y Maestro al Venerable Siervo de Dios, el Sr. Don Miguel Ma-
ñara (...)” 78.
Esta petición fue aprobada por la Hermandad de Sevilla, en Ca-
bildo ordinario de 13 de marzo de 1683, recibiéndose en la confra-
ternidad, como queda registrado en el Libro Mayor de Hermanos en
el folio 290 79. Una vez llegado a Málaga el citado acuerdo, los cofra-
des respondieron diez días más tarde de esta forma:
“Muy Amados Hermanos y Señores Nuestros con la carta de vues-
tras mercedes de 13 del corriente quedamos summa mente gozossos
por la benignidad con que han sido servidos de admitirnos ala Con-
fraternidad y union con essa Santa Hermandad (de quien repetida
mente nos confessamos Hijos indignos los de esta) y rogamos a
Nuestro Señor que como nos ha unido en ella; para la participacion
de sus beneficios; nos haga tan dichosos; que imitemos las exempla-
77. Ídem.
78. Ibíd., leg. s/n., pza. s/n. El escrito está fechado en Málaga, el 2 de marzo de
79. AHDM, leg. 76, pza. 1, Libro de hermanos de la Santa Caridad (1682-
1683.
1906), t. I, f. 19 v.
DON MIGUEL MAÑARA Y VICENTELO DE LECA Y LA HERMANDAD DE... 323
res virtudes de sus Hermanos observando la Santa Regla que nos de-
jo para adquirirlas Nuestro Venerable Padre y Siervo de Dios, el Se-
ñor Dn. Miguel en cuya protección, y oraciones de essa Santa Her-
mandad confiamos, para alcanzarlas y prosseguir en esta obra (...)
quisieramos dar a vuestras mercedes las gracias devidas por este
bien, y hallando, sin razones para la explicacion de nuestra gratitud
recurrimos a Dios Nuestro Señor, suplicando a su Divina Magestad
se le premie, y pague a vuestras mercedes con el thessoro de su San-
tissima Gracia, y que los conserve en ella, como deseamos (...) en
este Hospicio de la Santa Charidad (...)” 80.
En Cabildo de la Hermandad de la Santa Caridad de Málaga, que
tuvo lugar el día 11 de abril de 1683, se acordó que la certificación se
copiara en el Libro Mayor, para que constara en el tiempo81.
3.5. Retrato de don Miguel Mañara y Vicentelo de Leca
Se conoce el interés que guardaba la Hermandad de la Santa Ca-
ridad malacitana por tener una pintura de Miguel Mañara no por los
Libros de Actas -que están desaparecidos los de esta época- sino por
medio de un legajo conservado en el Archivo del Cabildo Catedral
de Málaga 82. En éste, se encuentra una carta escrita el 22 de diciem-
bre de 1682 por Pedro Corbete, almirante y hermano de la Santa Ca-
ridad de Sevilla, y dirigida a Francisco Ramírez de Arellano, herma-
no de la de Málaga, en respuesta a la que éste había enviado.
En la misiva de Corbete informaba a los componentes de la Cor-
poración del hospital de San Jorge, el contenido de la enviada por
Ramírez de Arellano de esta manera:
“(...) con inexplicable consuelo, y ternura han oydo muchos de nros.
Hermanos su carta ... vindicando devidas gracias a nro. sor. por lo que
vemos se digna de que vaya produciendo ratos tan copiosos la santa se-
milla que con sus grandes virtudes, heroicas obras y ardiente zelo sem-
bró nro. Ve. Pe. y fundador el Sor. D, Miguel Mañara (...)” 83.
80. AHSCS, leg. s/n., pza. s/n. Fechado en Málaga, el 23 de marzo de 1683.
82. Ibíd., leg. 549, pza. 20.
81. ACCM, leg. 76, pza. 1.
83. Ibíd., Efectivamente, las cartas que recibió Pedro Corbete, procedentes de
Málaga, se leyeron en Cabildo ordinario del 14 de febrero de 1683, en las que se daba
cuenta de la refundación de la Hermandad de la Caridad y del propósito de seguir el
ejemplo del Venerable Siervo de Dios Don Miguel Mañara [AHSCS, t. V, f. 107 v.].
324 ANDRÉS CAMINO ROMERO
Pudiera ser que Ramírez de Arellano manifestara el deseo de la
Hermandad a la que representaba de poseer un retrato de don Miguel
Mañara, fallecido en 1679 en loor de multitud, para que, como apun-
taba, José Luis Álvarez de Linera y Duarte en su “Crónica de la Ve-
nerable Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucris-
to”: “aliente [a los hermanos] á cumplir con su obligación,
valiendose de su escudo y reparo á cualquier repugnancia del enemi-
go común” 84.
Pedro Corbete mantenía, además, en su escrito que “(...) yo con
summo gusto solicitare y agenciare el que en esa Santa Cassa que se
ha labrado tengan (...) su retrato (...)” 85. Continuaba diciendo el al-
mirante Corbete que el retrato lo haría Juan de Valdés Leal 86:
“(...) el mismo Pintor que nos lo retrato (...) Pero antes de hoy que
ponga la mano a esta obra me hagan decir (...), que en la sala de nro.
cabildo tenemos un retrato del Ve (...) en que se ve sentado a una me-
sa y está con su cruz, y urnas para lo que han de votar en la misma
forma q. estava nos precidia en los cabildos; está puesto el lienço alo
largo y tiene algo mas de tres baras de ancho, y dos baras, y seis de
alto; otros retratos hay de medio cuerpo teniendo en la mano el ad-
mirable librito que compuso intitulado Discurso de la Verdad; ahora
(...) vean de qual de estas dos maneras quieren (...)” 87.
En el resto de la documentación epistolar, guardada asimismo en
el mencionado Archivo de la Santa Iglesia Catedral, no hemos vuel-
to a hallar ningún dato más sobre el retrato y, por ende, sobre las ca-
racterísticas que habría de tener.
Sin embargo, por un escrito, fechado en Málaga el 2 de marzo de
1683, existente en el Archivo de la Hermandad de la Santa Caridad
de Sevilla, conocemos que los hermanos de la Santa Caridad de San
Julián celebraron, el mismo día 2, Cabildo y Junta Particular acor-
dando declararse “humildes Hijos”88 de aquella, al igual que solicita-
84. AHDM, leg. 77, t. I.
85. ACCM, leg. 549, pza. 20. La casa a la que aludía Corbete fue alquilada por
seis años en la calle Convalecientes, mientras la Hermandad se preparaba a solicitar
del Cabildo secular unos terrenos existentes en las mancebías públicas, lugar donde
habría de levantar la iglesia-hospital de San Julián.
86. A Juan de Valdés Leal se le admitió por hermano de la Santa Caridad en Ca-
bildo celebrado el 14 de agosto de 1667.
87. ACCM, leg. 549, pza. 20.
88. AHSCS, leg. s/n., pza. s/n., Carpeta de correspondencia.
DON MIGUEL MAÑARA Y VICENTELO DE LECA Y LA HERMANDAD DE... 325
Grabado del Venerable Siervo de Dios Don Miguel Mañara y Vicentelo de Leca
ban “fuessen servidos de admitirnos en su confraternidad”89. Asimis-
mo se indicaba que:
“para poder esta Hermandad y sus Hermanos, con los fervorosos
desseos que tienen (...), se a valido de recojer algunos escritos de
N.V.P. de Dn. Miguel, y de su vida; y para tenerle pressente (...) ha
de colocar (en su casa con título y advocación de San Julián) el Re-
trato de Nro. V. Pe. Para que con su vista y exemplo, cada uno de los
Hermanos se aliente a seguirle y cumplir con su obligación (...)” 90.
Estas últimas líneas se destacaba que lo del retrato marchaba a
gusto del hermano mayor, Alonso García Garcés, y de los demás
89. Ídem.
90. Ídem.
326 ANDRÉS CAMINO ROMERO
componentes de la Junta de Gobierno. En el Cabildo celebrado el 10
de octubre de 1683, la Hermandad acordaba dar las gracias a la San-
ta Caridad de Sevilla por la pintura de Miguel Mañara y Vicentelo de
Leca, quedando fijado a partir de ese momento en la Sala de Juntas 91.
También Álvarez de Linera contaba que, el 25 de enero de 1684,
Francisco Ramírez de Arellano recibía de su colega Pedro Corbete
un escrito en el que se quejaba de que todavía estaba pendiente de
pago el trabajo a Valdés Leal 92. Al mes siguiente, la Hermandad de la
Santa Caridad de Málaga agradecía al almirante Corbete que él hu-
biese corrido, finalmente, con los gastos donando el cuadro 93.
3.6. Construcción de la iglesia y hospital de San Julián
El primer paso se dio cuando el Consejo de Castilla otorgó a la
Hermandad de la Santa Caridad una cédula especial para que, en los
lugares de las mancebías públicas, se pudiera edificar 94. Acabada la
labor de desescombro y limpieza del terreno, los arquitectos inicia-
ron los cimientos de la iglesia el día 4 de julio de 1683 95. La coloca-
ción de la primera piedra del templo se realizó el 5 de agosto de ese
año 96. La Junta de Gobierno acordaba a finales de 1683 que los tra-
bajos comenzaran por el templo, pero la situación económica no
marchaba todo lo bien que cabía esperar por los cofrades de la Santa
Caridad. Esto trajo consigo que, el 11 de junio de 1684, se pararan
las obras con objeto de concentrar todos los esfuerzos en concluir el
albergue, a fin de ahorrar el dinero del alquiler de la casa de calle
Convalecientes 97. En plena construcción del hospicio, y cuando ape-
nas llevaba dos años dirigiendo la Hermandad, Alonso García Gar-
cés fallecía el 17 de abril de 1684 98, sustituyéndole otro racionero de
la Catedral de Málaga, Sebastián de Cáceres Chamizo 99. Las obras
91. AHDM, leg. 77, t. I.
93. VALDIVIESO, E., Valdés Leal, Sevilla 1998, p. 197.
92. ACCM, leg. 549, pza. 20.
94. AHSCS, Cabildo, 12 de febrero de 1683, s/f.; ZAMORA BERMÚDEZ, M., o.c.,
pp. 288-292.
95. MEDINA CONDE, C., o.c., t. IV, p. 203.
96. AHSCS, leg. s/n., pza. s/n.
97. (A)rchivo (D)íaz de (E)scovar, Caja n.º 110, leg. 28.
98. AHDM, Parroquia del Sagrario, leg. 108, f. 29.
Málaga, 1488-1965”, en Vía Crucis, 10 (1991) 23.
99. CAMINO ROMERO, A., “Historia de la Hermandad de la Santa Caridad en
DON MIGUEL MAÑARA Y VICENTELO DE LECA Y LA HERMANDAD DE... 327
continuaron gracias a las generosas aportaciones pecuniarias de no-
bles, eclesiásticos y comerciantes de la ciudad 100, hasta que se parali-
zaron el 19 de abril de 1685 por falta de dinero. Al lograrse nuevos
fondos, obtenidos del Ayuntamiento y de limosnas de cofrades y de
particulares, pudieron ser reanudadas nuevamente 101. El hospicio y
las cocinas (situadas en la zona del patio interior) se concluyeron en
junio de 1685 102. El Cabildo de hermanos de 9 de enero de 1689,
aprobó pedir limosnas por las calles para los trabajos de la iglesia 103.
La bendición y consagración del templo se produjo el día 21 de ene-
ro de 1699 104.
IV. EVOLUCIÓN Y DESAPARICIÓN DE LA HERMANDAD DE MÁLAGA
En las centurias siguientes y hasta 1936, la Hermandad de la
Santa Caridad siguió desarrollando sus funciones propias de Esta-
tutos y manteniendo el espíritu del Venerable Siervo de Dios don
Miguel Mañara y Vicentelo de Leca. A partir de la guerra civil, la
Corporación se vio privada de practicar sus nobles ejercicios en el
edificio de San Julián que, hasta entonces, había sido su sede. El
motivo era que las autoridades civiles lo emplearon para otros fi-
nes, como los de guardería infantil o centro de internado de meno-
res, entre otros.
Cuando todo apuntaba a que la Junta de Gobierno recuperaría el
control de las dependencias del hospital en 1946, el prelado de la
diócesis malacitana Balbino Santos Olivera intervino la Hermandad
por no acceder ésta a la pretensión de aquél, que consistía en alojar a
unas ancianas que se habían quedado sin cobijo en este lugar. El
Obispo nunca entendió el deseo de los hermanos de la Caridad de re-
anudar sus tareas fundacionales, pese a pertenecer como miembro de
número a la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla y conocer, de
primera mano, las buenas obras que ésta realizaba. De aquí a su defi-
nitiva desaparición transcurrieron diecinueve años, siendo Enrique
Ximénez de la Macorra el último hermano superviviente.
100. AHDM, leg. 58, pza. 1; ZAMORA BERMÚDEZ, M., o.c., p. 178.
101. ADE, Caja nº 110, leg. 28.
102. ZAMORA BERMÚDEZ, M., o.c., p. 180.
103. ADE, Caja nº 110, leg. 28.
104. ACCM, leg. 1.038, lib. 37, Cabildo, 19 de enero de 1699, ff. 301 v. y 302.
328 ANDRÉS CAMINO ROMERO
La Corporación sevillana, sin embargo, continua prestando hoy
día atención a los ancianos albergados en su hospicio. La erosión del
tiempo no ha podido acabar con esta sólida obra, tan cargada de
amor hacia los desfavorecidos de la sociedad, de antes y de ahora.