La Iglesia de Dios. Padre Francisco Palau.
La Iglesia de Dios. Padre Francisco Palau.
dominante de sus inquietudes interiores y de sus afanes logo de Mis Relaciones. Cuando lo trasladaba al papel,
apostólicos. A ella dedicó espacio más o menos amplio en Francisco Palau tenía ya en marcha el proyecto largamente
todos los escritos posteriores, aunque las preocupaciones meditado. Se había procurado la colaboración de un puñado
pastorales le obligasen a centrarse en otros argumentos. de artistas catalanes para llevar a cabo una magna empresa
Fue a raíz de su transformación interior en 1860 cuando editorial. Se trataba de desarrollar una eclesiología ilustrada:
Francisco Palau reincidió en la reflexión eclesial retomando el presentar la doctrina sobre la Iglesia a partir de las figuras
hilo de las primeras páginas escritas en Francia. Lo hacía en más representatativas que aparecen en la Biblia y en la tra -
las memorias íntimas de Mis Relaciones, por lo tanto, desde dición. El texto debía de ir acompañado de ilustración gráfica
una perspectiva nueva. Retomaba las ideas y las figuras que ayudase a la comprensión de lo expuesto en él.
apuntadas en la obra latina, pero las ampliaba y enriquecía Al director de la obra, Francisco Palau, le correspondía
con las experiencias y los conocimientos acumulados duran - seleccionar los tipos y las figuras que debían plasmar luego
te muchos años. Por las páginas de Mis Relaciones desfilan sus artistas colaboradores en litografías esmeradas. Firman
infinidad de figuras eclesiales que evocan en Francisco Palau la junto con él al fin de la dedicatoria al Papa. Son artistas de
realidad definitiva que da sentido a su existencia. Es bien prestigio y renombre, porque se trataba de ofrecer algo serio
sabido que en ese libro domina la tipología bíblica, es decir, la y digno, no mediocridades.
figuración de la Iglesia en figuras y personajes de la El libro, o «album religioso» que se ofreció a Pío IX y que
Sagrada Escritura; queda en segundo plano la otra categoría de ahora se reedita es parte insignificante de un ambicioso pro -
las representaciones anunciadas en el primer escrito, es decir, yecto que debía comprender dos partes. La primera estaba
las relacionadas con la «ciudad santa». proyectada en 13 tomos, correspondientes a otras tantas
No estaba Francisco Palau dispuesto a renunciar a este imágenes o figuras centrales de la Iglesia. La única que llegó a
filón tan rico. Pensó detenidamente el modo de explotarlo con un realizarse fue la primera, la que ocupa este libro, es decir:
sentido pastoral, de modo que sirviese a sus ansias de dar «la ciudad de paz la Iglesia triunfante». Puede verse al ini -
a conocer al gran público creyente la doctrina revelada sobre cio del libro la tabla completa del proyecto en su primera
la Iglesia. A ese proyecto largamente acariciado aludía a finales parte. Fuente de inspiración principal el Apocalipsis (capítu -
de 1864 en una página de Mis Relaciones. Escucha en su los 21-22).
interior la voz de la misma Iglesia que le dice: «Toma la El enfoque apocalíptico aparece ya en la primera página,
pluma, el lápiz y el pincel, y preséntame tal como me cono - ces, que sirve de portada al libro, con el Vidente de Patmos en pri -
en sombras y en figuras al hombre viador». Para vencer su mer plano. En 21 láminas se desarrolla el tema de la «ciudad
resistencia, le asegura la Iglesia: «Sí, yo agregaré a ti santa», sirviendo de pauta los epígrafes que introducen cada
artistas que tengo escogidos, y bajo tu dirección ellos pre - una de las láminas. El esquema que sirve de soporte a todo
sentarán al mundo mi imagen y figura, y en ella me recono - el desarrollo es el siguiente: primero el texto del Apocalipsis,
cerán los que están marcados para miembros de mi cuerpo» de donde procede la figuración; luego, la interpretación pic -
(p. 142-143). tórica; al fin, la aclaración teológica.
El proyecto y la realización. En el subtítulo del libro, La idea dominante, arrancando de la figura clave, se
en su presentación y en la dedicatoria al papa Pío IX queda explaya en las siguientes afirmaciones: la Iglesia es misterio
desvelado el sentido a primera vista enigmático de ese diá - profundo; tiene su realización plena en la futura existencia
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CONDICIONES DE LA PUBLICACIÓN
HOJA SUELTA
LA IGLESIA DE DIOS
ron a todos los emperadores, a todos los reyes, y a todos los gran- pa. Esta libertad es sumamente perjudicial a la fe católica, porque
des poderes de la tierra: la pluma nos dejó en los libros sagrados dada a la imaginación una figura errónea en estampas, este error
estampada la verdad revelada, y el lápiz, el pincel, y el cincel nos la queda grabado en el alma, y la echa a través, pues que siendo natu-
figuran en láminas con letras que todas las lenguas leen y entien- ral buscar nuestro entendimiento en las figuras de la fantasía las
den. A su vez el error se comunica por estos mismos órganos. noticias, nociones, especies e ideas de la verdad, siendo las figuras
El lá p i z... es tan elocuente como la lengua y la pluma. Para que la erróneas, causan en la parte ideal confusión, desorden y tinieblas:
lengua sea apto instrumento en la predicación del eva n g e l i o, el bajemos a la práctica.
hombre se prepara con los estudios, siguiendo en ellos el curso fija- 4. Si la Iglesia triunfante es una ciudad, el plano que marca el
do por las leyes de enseñanza: luego por el sacerdocio queda con- s terreno que debe ocupar es de 500 leguas cuadradas: para formar
a grado a tan alto ministeri o. No se permite a la pluma tocar el ese plano, es preciso que el mapa manifieste a primera vista la gran-
Dogma y la Religión sin previa censura de la Iglesia misma, ¿porqué deza de esta obra, es contra las reglas de la perspectiva presentar
se ha de tolerar que el lápiz ponga sombras sobre objetos sagra d o s descrita y dibujada en unas cuantas casas encerradas por cuatro
sin dirección y censura de los Prelados ordinarios? Si hasta ahora se muros una ciudad de tan inmensas proporciones, y a más contra la
ha tolerado por la dificultad que tenía al pincel en publicar sus figu- verdad del texto sagrado. Este dice que la ciudad tiene 12.000 esta-
ra s, en la actualidad es una necesidad suprema quitar al lápiz esa li dios cuadrados y si se trata un plano donde apenas quepan 1.200
bertad, sujetándolo como lo está la lengua del orador, y la pluma del e s almas, ese plano y esa figura no son conformes a la escritura sagra-
c ritor sagrado a la previa censura de los ordinari o s. Llamamos en este da. He visto láminas que al describir la ciudad santa de la Jerusalén
Album y llamaremos una y más veces la atención de los celeste nos la presentan como una población de dos o tres mil veci-
Prelados de la Iglesia y de su digno Pontífice que la rige sobre la tie- r nos. Esas figuras estampadas en nuestra imaginación dan al hom-
ra, para que se sujeten las láminas religiosas a la previa censura, y a bre una idea muy baja, muy pobre de la Iglesia triunfante, y una vez
nuestro objeto demostraremos los errores, las herejías, y las inmo- desfigurada, o mal formada su imagen en la fantasía, el entendi-
ralidades en que incurre el lápiz abandonado a manos muchas ve c e s miento al buscar en las figuras de la imaginación la imagen verda-
impías en la ordenación y composición de figuras santas, religiosas y dera de la cosa figurada, halla un error, y este error es fatalísimo al
sagra d a s. Pa ra leer se necesita estudios, pero la verdad figurada en alma que busca en las sombras la realidad, y en la figura la verdad.
láminas es un libro que todos saben leer, y todos entienden, y de tal n 5. Las láminas de nuestro Album de por sí solas, prescindien-
a tu raleza que de por sí misma llama de tal modo la atención que a r do de la letra, han de demostrar de un solo golpe de vista la divini-
ra s t ra los ojos del que la mira, y se lee con gusto: un libro por bueno que dad de la Iglesia de Dios, la magnificencia, la magnitud y grandeza
sea muchas veces fastidia hasta el abri rl e, pero una estampa, de esta obra, las inmensas riquezas que posee, sus glorias, su
aunque sea un mamarra c h o, deleita siempre yr e c r e a al espectador. poder y autoridad inatacable, su orden inalterable, los inagotables
La publicación de nuestro Album tiene por objeto llamar la atención recursos de que dispone en las batallas contra sus enemigos, lo
del público católico en orden a las figuras religiosas, y ya que hemos invencible de sus formidables ejércitos, la impotencia, la debilidad y
empezado por el retrato de la Iglesia, verán luego nuestros suscri t o- flaqueza de los que la impugnan: el lápiz ha de ofrecer a primer
res frente de él dibujado y estampado el error con toda su fealdad, y golpe de vista al describir la Iglesia bajo las especies de una mujer,
esto acreditará la importancia de nuestra publicación. una Virgen sin mancha ni arruga, siempre joven, y tan bella cual es
3. El público religioso observará el gran cuidado que nuestra capaz de concebir nuestra imaginación sana, robusta, fuerte, inven-
empresa pone para presentar con el lápiz la figura verdadera de la cible, que tiene en sus manos todos los cetros, y en su cabeza todas
Iglesia; y los estudios que deben preceder tanto teológicos como las coronas. En una palabra, este Album ha de ser una obra com-
artísticos para no errar; pues bien un cualquiera la describe a su pleta y acabada, y un tratado extenso y a la vez muy compendiado,
capricho en un cuarto de hora, la imprime, y nos presenta su estam- que incluya todo cuanto la pluma ha escrito sobre la Iglesia de Dios,
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pero de tal naturaleza, que hojeando las láminas, sin el cansancio bres del antiguo y nu evo Testamento a continuación de esta figura
de la lectura, sea todo conocido, visto y leído de una sola vez. El p ri m e ra, para no cansar así a nuestros suscriptores con láminas de
lápiz es tan elocuente al describir la verdad, que la imprime en la una misma forma .
mente, la trasmite al corazón sin fatigar al que mira la figura; al con-
trario, se hace leer con gusto, escita la curiosidad, y predica la ver- EL FOTÓGRAFO Y LA IGLESIA DE DIOS
dad sin fastidiar a los espectadores.
7. Pasando por la rambla de Barcelona un día, encontré un
EL JOVEN ECLESIÁSTICO Y LA IGLESIA joven amigo y a su esposa que iban a fotografiarse: invitado, fui con
ellos, y después de haber ellos sacado sus retratos, entré yo en el
6 . De la Iglesia Cristo es la cabeza, y nuestros prójimos los juego: fui también retratado, y luego mandé fotografiar a mi señora...
miembros de su cuerpo: en este sentido la Iglesia es Dios y los pró- j i «¿Es V. eclesiástico?
m o s, y en este concepto es ella el objeto y el término último de Sí, señor, ¿no ve V. el uniforme? soy fraile, pero sacerdote...
nuestro amor, ella es nu e s t ra cosa amada, fijada por la ley de gra- ¿Quién es su señora?
cia que dice: «amarás a Dios, amarás a tus prójimos». Esta es la La señora a quien he consagrado mi amor es la Iglesia: saque
Esposa con la que se enlaza el joven eclesiástico al pie d el altar en el V. el retrato de ella ¿sabrá V. fotografiarla?
día de la ordenación, y luego después hecho Párroco, Obispo o Yo no la conozco.
Papa, uniéndose con la parroquia, diócesis o metrópoli con los la ¿Es V. católico?
zos sagrados del ministerio emplea los días de su peregri n a c i ó n Sí, señor.
sobre la tierra en serv i rla. Jesucristo ha querido que su Esposa Pues la Iglesia es la Madre que le ha dado la vida de la gra-
sobre la tierra tuviera amantes consagrados a su am or y ser v i c i o, y cia en el bautismo, y es también para V., el objeto último y completo
siendo esta Esposa una virgen siempre joven, siempre virgen y p de su amor.
u ra, inmortal, imperecedera, tan bella y hermosa cual es capaz de ¿Qué figura tiene?
concebir nuestro entendimiento ¿qué mucho que un joven que ha Ahí va: este es su tipo más perfecto y acabado que se cono-
tenido la ve n t u ray la suerte de conocerla, abandone todos los amo- ce en la creación».
res del siglo y consagre su vida y existencia al servicio del objeto Era una imagen de la Virgen, Madre de Dios. «Esta mujer es, le
de amor marcado al corazón humano por la ley a m a r á s? Deja lo dije, la figura de la Iglesia». La fotografió y la llevé conmigo.
menos para conseguir lo más. De esto hablaremos muy en exte nso al
presentar el retra to verdadero de la mujer del Co rdero. Habiendo los JUICIO CRÍTICO
eclesiásticos renunciado por el voto de castidad todo amor pro- fa n o,
yo no dudo que como yo mismo todos tendrán en su casa, y a la En el prospecto de nuestro Album hay las siguientes faltas de
vista, el retrato de su Esposa, de la que presentaremos luego la tipografía. Lejora, Sébora, Joel, Midiol. Séfora, Débora, Jael, Micol.
figura e imagen concluida que esté la descripción que ahora
estamos haciendo de la ciudad que con ella hemos de habitar por
toda la eternidad. Un buen amante no pudiendo olvidar a su amada, p EL REPOSO EN LOS BRAZOS DE LA MADRE
a ra consolarse en su ausencia, se procura entre tanto su retra t o, y
se contenta en contemplar su figura... ¡qué sería cosa triste para 8. Estando mi seráfica madre santa Teresa de Jesús en los
nosotros los eclesiásticos si no estuviéramos por amor enlazados últimos de su vida «por fin, exclamaba con gran confianza, soy hija
con la Iglesia! ¿qué amaríamos? Presentarem os en este Album la de la Iglesia», y esta tierna y dulce Madre abrió sus brazos, recibió
Esposa de Jesucristo figurada en las mujeres santas las más céle- en su seno a una hija que tan fiel le había sido durante esta vida de
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DEDICATORIA
Fr. Francisco Palau, Pbro., José Folch y Brossa, Manuel
A LA SANTIDAD DE PÍO IX Oms y Canet, Antonio Castelucho y Vandrell, Enrique Padrós
y Parals.
LA IGLESIA DE DIOS
LÁMINA 1ª
LÁMINA 2ª
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LÁMINA 3ª
LÁMINA 4ª
nidad, a parte ante, como arquitecto de inmenso poder, fija la árbol sino al impulso de su soplo, ordenando el tiempo y
forma que ha de tener la ciudad y cada una de sus partes. Al cuanto con el tiempo se mueve, omnia propter electos; todo
concebir el plan queda ésta detallada en sus plazas, calles, para bien de la Iglesia.
casas, muros, puertas, adornos, riquezas; todo lo prevé, todo lo Y consumados los siglos, pasado el tiempo, viene la otra
preordena, todo lo mide, todo lo pesa, todo lo numera, y da eternidad, a parte post, y en ella se presentará terminada,
nombre propio a cada una de las piezas. No sólo preordena acabada y perfecta la obra de Dios, la Iglesia Santa, en plena
la figura y forma que ha de tener la ciudad, sino que antes de conformidad con el plano preordenado por la suprema
llegar a la ejecución de su plano, predestina y fija el modo, el Inteligencia.
orden, los medios y el cuándo cada una de las partes se ha
de trabajar, y por qué operarios y de qué instrumentos estos Considerada la Iglesia Santa bajo este punto de vista,
se han de servir, los materiales que se han de emplear, en empezaremos ahora por presentar ese plano, que rige su
una palabra, el Supremo arquitecto nada olvida, nada des- edificación en el curso de los siglos, y ese plano mismo es el
cuida, y su plan, concebido por su inteligencia infinita, queda que, mirado a ojo de pájaro, se ve trazado sobre la cima del
trazado y delineado con líneas indelebles en su misma purí- monte Santo de Dios.
sima mente tan perfecto y acabado, que no es posible, una
vez terminado, ni añadir, ni quitar, ni borrar, ni corregir, ni la
sombra más mínima de un cabello.
3. Concebido el plano, vamos ahora a su ejecución. El
arquitecto que lo ha trazado, es el mismo el que lo ejecuta, y
para la edificación de la ciudad eterna, no le falta poder, auto-
ridad ni virtud. Las criaturas no pueden ni entorpecer, ni para-
lizar, ni suspender su obra. No le faltan operarios para la edi-
ficación de su Iglesia; todas las criaturas sirven en sus
manos, o como instrumentos, o como ministros, ángeles bue-
nos y malos, hombres santos y perversos; todos están orde-
nados a la edificación de la Jerusalén celeste. Dios en su
sabia providencia no dejaría, ni demonios, ni malos hombres
sobre la tierra, si de ellos no se sirviera para bien de los esco-
gidos. Tampoco le faltan materiales, porque en su potencia
halla una inmensidad de ellos y tan ricos y preciosos cual los
necesita para realizar su plan concebido.
4. Preordenada, pues, la ciudad Santa de Jerusalén por el
Supremo arquitecto en la eternidad, a parte ante, dice una
sola palabra, y el Verbo eterno, que es Dios, construye la ciu-
dad y ejecuta el plano concebido en la mente divina con tal
puntualidad y exactitud, que no se mueve la hoja de ningún
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PLANO DE LA CIUDAD
LÁMINA 5ª
Nosotros, al describir la ciudad eterna, ya sea en plano, La extensión de terreno que debe ocupar la ciudad Santa
ya en su ser perfecto y acabado, vamos a copiar el mismo es de 12.000 estadios. Por aquí se puede calcular el número
bosquejo que de ella nos da el texto Sagrado, sirviéndonos de sus ciudadanos.
de las reglas del arte para extenderle. La ciudad estaba circuida de un muro que, al medirle el
3. Antes de presentar el plano es preciso prevenir que ángel, halló que tenía de alto 144 codos, era cuadrada, y
para no extraviarse ni deslizarse el lápiz y pincel, ya tenemos tenía en sus muros tres puertas a cada frente, que compo-
en vista que la figura debe ser conforme a la realidad figura- nen el número doce.
da. El dibujante debe tener presente al trazar su bosquejo el Fundándonos nosotros sobre las medidas dadas por el
objeto que se propone sombrear: por el número de ciudada- ángel en orden a la forma, bajo la que presentamos descrita
nos, se ha de calcular la extensión de la ciudad. la Jerusalén celeste, hemos tirado desde cada una de las
¿Qué es la Iglesia tal cual vamos a figurarla? doce puertas colocadas en muro una línea recta hacia al cen-
tro, que a manera de radio vaya a terminar al trono del cor-
Describiéndola o en plano o en su ser completo, no es dero; y estas doce líneas nos dividen todo el terreno, abrien-
otra cosa que una multitud tan numerosa de ciudadanos cual do otras tantas calles, que denominaremos vías generales
es capaz de concebir nuestro débil entendimiento. ¿Cuántos que conducirán a los celestes ciudadanos, de la circunferen-
son en número los ángeles y hombres predestinados para la cia al centro; el ancho de estas vías ha de ser proporcionado
gloria? Calcúlese si se puede, y éstos, ordenadísimos en sí al concurso, a la grandeza y magnificencia de la ciudad.
mismos bajo Cristo, su cabeza, son el objeto que nos propo-
nemos delinear. 6. Ponemos la plaza principal en medio de la ciudad, en
razón de que, teniendo allí su trono y su silla el cordero sin
4. Vamos, pues, a medir el terreno sobre el que está mancilla J. C., al rededor del trono de Dios, es indispensable
fundada la ciudad Santa [Ap 21,15]: «Y el que hablaba con- medir un espacio libre tan capaz que puedan reunirse allí en
migo tenía una medida, que era una caña de oro para medir c u e rpo todos los escogidos con los coros angélicos.
la ciudad y sus puertas, y el muro y la ciudad es cuadrada, Colocamos la plaza en el centro porque allí reside el Sol de
tan larga como ancha, y midió la ciudad con la caña de oro, y justicia que clarifica toda la iglesia triunfante.
tenía doce mil estadios, y la longitud, la altura y la anchura de Describimos otras calles transversales a las primeras,
ella son iguales. Y midió el muro, y tenía ciento cuarenta y porque es necesario haya vías de comunicación no sólo de
cuatro codos de medida de hombre que era la del ángel». En la circunferencia al centro, sino en línea transversal.
la acción de medir está demostrada la preordenación de la
Iglesia Santa, y por lo que toca a la dimensión y extensión del 7. Para marcar la división de líneas que han de consti-
terreno fijado por el ángel, resultan dos cosas; la magni- tud y tuir el orden general de este plano, no siendo esta figura fan-
grandeza de la obra de Dios, y los límites y fines de ella por tástica, aludiendo nuestro bosquejo a realidad, esto es al
referirse a criaturas limitadas. orden admirable que guarda en sí misma la Iglesia Santa, las
líneas que dividen y subdividen y forman nuestro plano están
5. Viniendo, pues, a nuestro caso, tomadas de mano del dirigidas y tiradas sobre los principios siguientes:
ángel las medidas, presentamos el plano concebido por la 1º Para encontrar el orden en una multitud tan grandio-
eterna sabiduría de Dios. sa, ya de ciudadanos, ya de edificios, se ha de creer que hay
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supremos ínfimos, e intermedios, y que los ínfimos son diri- nan la mayor o menor gloria accidental de los ciudadanos
gidos a los supremos por el ministerio de los intermedios. celestes.
2º Los ángeles y los hombres forman una sola ciudad, 9. Veamos ahora en la igualdad los coros y jerarquías;
un solo cuerpo moral, una sola familia, un solo reino bajo una pero antes se ha de advertir que siendo los ángeles una mul-
sola cabeza y un solo rey que es Cristo: los hombres glorifi- titud tan considerable, el orden se halla entre ellos en el más,
cados forman coro y jerarquía con los ángeles, no por sepa- en el menos y en la igualdad: ha de haber supremos, ínfimos
rado, sino en unión con ellos, atendiéndose para esto a la e intermedios como en toda república bien ordenada, porque
igualdad de perfección en gloria. por los intermedios gobiernan los supremos en los ínfimos,
3º En el orden está la belleza, y el orden se funda en el donde se halla la multitud. De aquí procede el dividirse los
más, en el menos, y en la igualdad. El más está en los supre- ángeles en tres jerarquías, suprema, ínfima e intermedia.
mos con respecto a los intermedios, y en éstos con relación Cada jerarquía, comprendiendo también una multitud muy
a los ínfimos. El menos está vice versa en los ínfimos con grande, se subdividen por el mismo principio en supremos,
respecto a los intermedios, y en éstos con relación a los ínfimos e intermedios, y ahí tenemos nueve coros u órdenes
supremos. La igualdad constituye un orden y un mismo coro, distintas con diferentes grados de gloria. La suprema jerar-
colocando los individuos en una misma línea. quía contiene los tres coros siguientes: supremos, que son
los serafines, ínfimos, que son los tronos; e intermedios, que
4º Teniendo el cordero inmaculado su trono en el centro, el
son los querubines. La jerarquía intermedia o segunda, con-
más y el menos designan en los espíritus y almas glorifi- tiene las dominaciones, virtudes y potestades, y la última los
cadas los grados de gloria accidental bajo este orden: cuan- principados, arcángeles y ángeles.
to más tiene una alma de Dios, más cerca está de él: cuan-
do más inmediata está al trono de Dios, más gloria tiene. Los hombres forman con los ángeles familia, jerarquía,
Cuanto menos tiene de gloria, más lejos está, y cuanto más coro y ciudad, agregados a estos coros según el grado de
dista de él, menos gloria. Los que se hallan en una misma gloria que se les da.
línea, y distan igualmente de Dios, tienen igual grado. De 10. Es indispensable dividir el plano por líneas transver-
todos estos principios se deduce que en las líneas que cor- sales que conduzcan los ciudadanos en línea circular al cen-
tan la ciudad desde la circunferencia al centro, cada punto es tro, y estas líneas han de marcar la igualdad de las distancias
un grado de gloria accidental, más si va de la circunferencia desde las circunferencias al centro. Habiendo encontrado
al centro, menos si se mira al contrario, igual en los puntos toda la gloria accidental dividida y cortada en nueve líneas
de una misma circunferencia. transversales, que son los nueve coros, ahí tenemos toda la
8. Por estos principios se deja entender que entrando ciudad dividida por nueve calles anchas, que facilitan el trán-
en la ciudad celeste, desde que se pone el pie adentro, cada sito de los ciudadanos celestes por el rededor del trono de
paso hacia la plaza donde Dios tiene su trono, designa un Dios, más o menos cerca, según el grado de gloria que cada
grado de gloria accidental, y de ahí es que en la construcción uno tiene. Tenemos, pues, la igualdad en los espíritus de un
de los edificios, sus diferentes formas y adornos han de mismo coro y jerarquía, la superioridad en los que tienen el
demostrar la mayor o menor magnificencia y grandeza de la más, y la inferioridad en los que tienen menos.
obra de Dios. De ahí es que las doce calles regias que abren 11. La ciudad está puesta en cuadro tan ancha como
las doce líneas tiradas del centro a las doce puertas, desig- larga, tan alta (contados los fundamentos) como profunda:
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LÁMINA 7ª
piedra suma, angular, Jesucristo, en el que toda edificación Pastores su ganado. Tal es Jesucristo en calidad de funda-
al construirse toma la forma de un templo consagrado al mento de su Iglesia, y teniendo ésta un tal cimiento, no hay
Señor. Esta es la piedra que vio en sueños Nabucodonosor, en la creación cristiana alguna que pueda falsear esta gran-
cortada sin mano alguna del monte, la que, cayendo sobre de obra.
todos los reinos e imperios que no estaban fundados en ella, 4. No sólo la Iglesia triunfante, sino la militante está edi-
los destruyó y, creciendo, se transformó en un monte tan ficada sobre esta inmensa piedra; pues que no hay más que
grande que llenó toda la tierra [Dn 3]. Esta es la piedra que una sola Iglesia, y los del cielo, los de la tierra, y los de deba-
vio el Profeta Zacarías [Za 3] que tenía siete ojos, cuya escul- jo de la tierra que están unidos a Cristo, todos están cons-
tura estaba grabada por mano del mismo Dios. Esta piedra truidos sobre este mismo fundamento. Cristo es el que los
fue la que Moisés hirió con su vara, saliendo de ella las sostiene, los defiende y ampara; él da en el cielo la gloria a
aguas que el pueblo pedía para apagar su sed. los bienaventurados, en la tierra la gracia, las virtudes y los
3. Esta piedra figura la humanidad de N. S. J. C. Es de dones a los justos, y la esperanza a las almas que purgan en
oro purísimo, clarificado y trasparente como el cristal, esmal- el fuego del purgatorio sus defectos. Los Apóstoles, y cuan-
tado con cuantos brillantes encierran los mares y la tierra. Su tos con Cristo, y en nombre de Cristo sostienen la Iglesia
peso, es tal, que criatura alguna no puede levantarla, ni la santa, todos reciben de él la autoridad, el poder, la virtud y la
fuerza y virtud de todas juntas; está segura, firme, inmoble, y doctrina de la verdad.
de un peso enorme, y por esto es solidísima cual correspon-
de al fundamento de la ciudad eterna. Es tan fuerte que,
cuanto choca contra ella, todo se rompe, todo se quiebra,
todo se destruye, todo perece, mas ella subsiste, y permane-
cerá incorruptible eternamente. Cuántos reyes y reinos,
cuántos imperios y emperadores han atentado contra ella
¡vanos esfuerzos! no sólo no la han movido de su propio sitio, ni
han quebrado de ella la más mínima parte, sino que a sus
pies han caído hechos trizas y polvo. Su peso, su solidez, su
fuerza es infinita, y el precio sube también a lo infinito. Está
adornada con todo cuanto hay de más rico en el mundo
moral y material. Encierra todas las gracias, todos los dones,
todas las virtudes con tal plenitud, que vale ella sola más que
todo cuanto hay fundado encima, que es la Iglesia triunfante.
Esta piedra tiene más peso, más precio, más valor y estima
ella sola que toda la creación junta. Mírala en la lámina 3ª y
la verás sostenida por su divinidad figurada en nubes de glo-
ria. Sus atributos y perfecciones, sus dotes, gracias y dones
se levantan en ella como montes pingües y fertilísimos, a la
par que solidísimos, y sobre ellos está fundada y edificada,
descansa y reposa la Iglesia: en estos montes apacientan los
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LÁMINA 8ª
3. En los cimientos de la Iglesia triunfante están repre- 5. Cada fundamento, aunque sean todos oro puro, tiene
sentados no sólo los doce apóstoles de los que acabamos de por adorno una piedra preciosa específica que le distingue y
escribir los nombres, sino todos cuantos ya sean hombres ya caracteriza; y aquí es manifestada una vocación especial de
mujeres, en el curso de los siglos han sostenido la Iglesia cada uno de los escogidos que es causa y ocasión de prac-
santa; tales son en el antiguo testamento los grandes patriar- ticar virtudes especialísimas, propias de la persona, y por las
cas Enoch, Noé, Abraham, Isac, Jacob, sus doce hijos, que en el cielo se distingue de los demás, se conoce y es
Moisés, los grandes profetas Elías y Eliseo, Isaías, Jeremías, denominado. Así como nos conocemos en la tierra por la
Ezequiel, Daniel. Entre las mujeres Débora y Jael, Judith y figura especial y propia de cada uno, así en el cielo las almas
Ester: en el nuevo testamento los grandes misioneros envia- se conocen, denominan, y se distinguen unas de otras por
dos al mundo para renovarle, tales como el gran Bautista, una forma especial, personal e individual, correspondiente a
san Francisco de Asís, el de Paula y el Ja vier, santo la forma especial de virtud que al desarrollarse en la tierra
Domingo, santo Tomás de Aquino, san Vicente Ferrer, san tomó la persona, y que le era debida según el orden moral e
Antonio Abad, y el de Padua, y entre las mujeres celebres las intelectual, y en estas virtudes individuales no hay dos que
Eulalias, santa Tecla, santa Catalina de Sena, santa Teresa convengan perfectamente.
de Jesús, las hermanas de la Caridad. Con los apóstoles for- 6. Los fundamentos son en número doce, y por este
man fundamento todos cuantos en esta vida se presentan número es representada toda la multitud que en esta vida
ante los enemigos de la fe católica como muro de bronce sostuvieron la Iglesia santa. Dice San Agustín exponiendo el
para hacer frente a sus ataques; y todos cuantos la sostienen salmo 86: «La ciudad tiene sus fundamentos en los montes
con su autoridad y jurisdicción como son los obispos, y párro- santos». ¿Por qué los apóstoles y los profetas son los funda-
cos y demás sacerdotes, igualmente todos los reyes, prínci- mentos? porque con su autoridad sostienen nuestra debili-
pes y grandes del mundo que, con su poder e influencia, dad y flaqueza. El número doce significa cierta multitud: hay
amparan y protegen todo lo santo y religioso. Aquel que en doce tronos en el juicio, y representan la multitud de los que
cumplimiento de la ley de gracia ordena las acciones de su con Cristo juzgarán; hay en el muro de la ciudad doce puer-
vida al bien común de sus prójimos, ya sea hombre o mujer, tas, y figuran la multitud de los que introducen y guían al cielo
trabaja en bien general de la Iglesia y la sostiene, porque la al hombre viador sobre la tierra.
Iglesia, como hemos dicho, son los prójimos unidos a Cristo,
su cabeza.
4. La materia de que están construidos los fundamentos
de la ciudad celestial es oro puro de primera calidad, y sus
adornos son todas las especies de piedras preciosas. En el
oro está significada la caridad, y en los adornos todas las
demás virtudes adjuntas a esta. A la caridad corresponde en
el cielo la gloria esencial de los justos, y por esto está repre-
sentada por el oro, no sólo en los fundamentos, si que tam-
bién en todos sus edificios; y a las demás virtudes una gloria
accidental en más o menos perfección, según la graduación
de perfección con que se practicaron sobre la tierra.
656 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 657
LÁMINA 9ª
la más fuerte. Jaspe significa lo mismo que diamante. Este 4ª piedra preciosa ESMERALDA
diamante se llama tal por su dureza, pues que si choca con
otras piedras, las rompe todas. Su color es verde con mácu- 9. La Esmeralda tiene el color semejante a las aceitu-
las de color de sangre, y con líneas que al parecer la pre- nas y este color verde va mezclado con un fulgor de luz viví-
sentan cortada. Sus propiedades son: romper las otras pie- sima como la de una centella. Este verde es muy vivo, exce-
dras, y dispersar los fantasmas, es piedra antiquísima, y se diendo al que tiene la yerba más encendida. En esta piedra
halla en la superficie de la tierra. Su fondo no es enteramen- está escrito el nombre del Apóstol san Juan, representando
te de color verde, sino que lo tiene en máculas y líneas por lo mismo sus virtudes, esto es, la virginidad y castidad, y
esparcido en varias especies de verde. Es opaco y parte lúci- su amor ardentísimo de caridad. En el Racional tenía graba-
do. do el nombre de la tribu de Judá, y figura toda la doctrina del
Evangelio reducida al cuarto artículo del credo padeció bajo
Corresponde a esta piedra preciosa toda la doctrina reco-
el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepulta -
pilada en el primer artículo del Credo en un Dios todopode -
do.
roso, criador del cielo y de la tierra. En el Racional del
Pontífice de la ley escrita había en ella grabado el nombre de la
tribu de Gad. 5ª piedra preciosa SARDONICA
representaba la tribu de Efraim, y en los fundamentos de la prendida en el décimo artículo del credo la Santa Iglesia
celestial Jerusalén trae escrito el nombre del séptimo Apóstol católica, la comunión de los Santos está representada en sus
S. Mateo. Figura sus virtudes, y la doctrina cristiana recopi- propiedades y virtudes, como también la misión de este
lada en el séptimo artículo subió a los cielos y está sentado Apóstol.
a la derecha de Dios Padre.
11ª piedra preciosa JACINTO
8ª piedra preciosa BERILO
16. El Jacinto es una piedra preciosa muy sólida y fuer-
13. Esta piedra es un brillante que según como se mira, te; no obstante es cortada por el diamante: es lúcida y de
tiene el color unas veces verde oscuro, como el del olivo, y color celeste, que degenera en púrpura. Bajo el nombre de
otras celeste. Este brillante es diferente de los demás, pues Ligurio en el Racional tenía escrito el nombre de Aser, y en
que los otros engastados al oro resplandecen más; este bri- la Jerusalén celeste el de Simón Cananeo: figura la doctrina
lla más solo que con el oro. En él había en el Racional el del undécimo artículo del credo la remisión de los pecados.
nombre de la tribu de Benjamín, y como fundamento de la
Iglesia triunfante lleva el nombre de Sto. Thomás, y repre-
senta el octavo artículo de allí ha de venir a juzgar a los vivos y 12ª piedra preciosa AMETISTO
a los muertos. 17. Esta piedra preciosa es fácil de trabajar; su color es
de púrpura y violado degenerando, según como se mira, en
9ª piedra preciosa TOPACIO rosa, y aparenta una especie de llama del mismo color; es
muy suave a la vista y por esto la llama Plinio la piedra de
14. El Topacio es una piedra fulgentísima, especialmen- Venus. En el Racional tenía esculpido el nombre de Zabulón,
te si se expone a los rayos del sol. Su color es semejante al y en el duodécimo fundamento de la celestial Jerusalén lleva
oro, y, según como se mira, se ve también de color verde. Por el nombre de Matías, puesto en lugar de Judas, el traidor:
ser tan radiante con mucha oportunidad se le aplica el nono figura la doctrina del último artículo del credo la resurrección
artículo de nuestra santa fe creo en el Espíritu Santo. En el de la carne, y la vida eterna.
Racional del Sumo Pontífice llevaba esculpido el nombre de 18. Según lo visto, traen estas misteriosas piedras escri-
Simeón, y en la celestial Jerusalén el de Santiago, primo del tos y grabados los nombres de los Patriarcas en representa-
Señor. ción de las virtudes especiales de éstos, el de los Profetas y
Apóstoles en figura de las virtudes y misión especial de cada
10ª piedra preciosa CRISOPRASIO uno de ellos, y todas juntas son la riqueza, ornato, y belleza
de los fundadores de la Iglesia santa.
15. Esta piedra es opaca; su color es verde oscuro, con Estas piedras tienen muchísimas propiedades, que son
picos lucientes o máculas de oro: dicen tener la propiedad de comunes a todas, y otras especiales de cada una; sobre esto
curar las enfermedades de los ojos. En el Racional llevaba el véase Cornelio a Lápide comentando el Apocalipsis, quien
nombre de Isacar, y en el décimo fundamento de la Iglesia se funda en los profundos estudios de Plinio sobre esta
triunfante el de Judas Thadeo. Toda la doctrina cristiana com- materia.
666 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 667
LAS PUERTAS
LÁMINA 12ª
número doce, por razón de que Dios trino y uno nos santifica 6. En las puertas está el número doce, y en ese núme-
por mano Apostólica, el número siete que hace alusión a las ro están los nombres de las doce tribus de Israel, esto es, el
siete virtudes principales del Apostolado, el número cuatro libro de la vida, y de la predestinación. Por cuanto al entrar
con orden a la Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza, y se les da destino, se les señala puesto, y se fija a cada uno
el número tres con respecto a la Fe, Esperanza y Caridad. la vida que allí ha de hacer durante la eternidad, conviene
4. Somos sobre la tierra viandantes, y nos dirigimos a la que haya allí el Angel encargado de anunciar a cada uno la
Ciudad Santa que estamos describiendo. Antes de llegar, ya mansión que ha de ocupar, así como en las obras artificiales,
vemos entre enigmas, sombras y misterios la gloria que descrito y fijado el plano, vienen los operarios, y conocida la
esperamos. Hemos oído hablar de las inmensas riquezas, figura de cada una de las piezas, una vez acabada y perfec-
grandezas y glorias de aquellos ciudadanos; tenemos de ta por la señal y número conocen su destino, así proceden-
aquella eterna mansión una idea sublime, grande y tan gran- tes las almas de las fábricas de la Iglesia militante, en lle-
de como es capaz de concebir nuestro corto entendimiento: gando a las puertas, encuentran el Angel encargado de
pues bien, al llegar, lo primero que descubren nuestros ojos, anunciarles su mansión, registra el plano, busca en el libro de
son las puertas y sus muros, y por esto conviene, y es con- la predestinación el nombre de aquella pieza, que ha de
forme al plano trazado por el dedo de Dios, que el primer entrar en la construcción de la Jerusalén celeste, y visto su
golpe de vista corresponda a lo que nos ha revelado la Fe n o mb re, es tra n s po rtada allá a donde la Suprema
católica sobre la felicidad del hombre; es muy conforme a la Inteligencia la ha destinado. En las puertas están los nom-
verdad, que allí en la puerta hallemos en los brillantes, en los bres de toda la multitud inmensa, que está destinada a poblar
diamantes, en los jaspes y en ese conjunto de perlas que se esa espaciosa Ciudad, y según aquel nombre especial que
llama Margarita, a Dios trino y uno, a la Humanidad de Cristo, y tiene allí, es conocido y será llamado eternamente en el cielo.
al Apostolado en la forma que las puertas ofrecen al primer No pueden entrar allí sino los que están escritos en el libro
golpe de vista, y que allí veamos representadas las virtudes de la vida.
de Cristo y de sus Apóstoles con toda la perfección y brillan-
tez que pueda darse en la obra de la creación.
5. Hacemos con las puertas lo mismo que sobre los
demás detalles del plano y es buscar antes la realidad, que
se ha de dibujar, y luego al delinearla y sombrearla, dar a la
cosa, que se ha de representar, la figura que le corresponde. El
Angel que está en las puertas, tiene en las manos la espada
y las balanzas. La espada defiende la entrada del paraíso
celestial a todo Angel y hombre malo, a la pena y al deber, al
llanto y a la miseria. En la muerte del hombre pesa Dios los
méritos de cada uno para darle no sólo la gloria, si la
merece, sino los grados que le tocan, pues como diremos
luego entre ciudadano y ciudadano hay una graduación de
gloria cuasi infinita.
674 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 675
amor se ha transformado en la tierra en un Querubín por sus tro hallamos tantos grados, cuantos puntos tiene ésta, que
luces, ciencia de Dios, y claridad de entendimiento en orden son innumerables... Estos puntos, o grados indican el más o
a los misterios de la Religión. el menos en gloria accidental, de manera que los ciudada-
3. La Caridad, por fin, dispuestas todas las fuerzas del nos, que tienen su mansión más inmediata al trono de Dios,
hombre, y ordenadas a la gloria de Dios y de los prójimos, gozan más gloria accidental, y los que más distan de él, tie-
elevándole sobre sí mismo, le pone en posesión de amor con el nen menos, y como ya hemos dicho otras veces, tienen un
objeto amado, fijado y marcado por la ley, que es Dios y los grado igual, y en el más, en el menos, y la igualdad se ve el
prójimos, y siendo estos dos objetos uno solo en la Iglesia, le orden en la gloria.
une con ésta en fe, esperanza y amor, y este matrimonio Representan además estas líneas las comunicaciones
espiritual entre la Iglesia y su amante es el complemento de directas, y relaciones entre Cristo, cordero sin mancilla sen-
todas las leyes, es el sacramento grande y admirable, que tado en su trono en el centro de la ciudad, y su esposa la
encierra profundos misterios. A este acto último de la caridad Iglesia, cuyos miembros son todos los ciudadanos celestes.
pertenece el noveno y último grado de gloria en el coro y 6. Cada uno de los nueve órdenes indicados tiene su
entre el orden de los Serafines. línea circular, que rodea el trono de Dios, y este círculo abre
4. De aquí resulta que el noveno grado de perfección en una calle y vía de comunicación entre iguales de un mismo
gloria encierra la perfección de todos los demás. Los serafi- coro. Este círculo dista más o menos del centro, está más o
nes tienen en gloria el amor de la caridad en un grado eleva- menos inmediato a Dios, según es su perfección, y en cada
dísimo, como también las almas que constituyen coro y jerar- una de estas calles se ve la igualdad, la uniformidad; y esta
quía con estos espíritus sublimes. Este coro son inteligencias igualdad ya en la forma de edificios, ya en sus adornos cons-
clarificadas por la ciencia y sabiduría de Dios, y encendidas tituye el orden y la simetría, que manifiestan la sabiduría de
en el fuego de la caridad, ocupadas en los intereses y bien Dios.
general de la Iglesia y del universo. A este coro pertenece el Las demás líneas rectas tiradas desde un extremo a otro
serafín encarnado san Francisco de Asís, a quien un Serafín de la ciudad no simbolizan otra cosa sino las relaciones fáci-
comunicó las llagas de Jesús: aquí está nuestra santa madre les, que debe haber en los ciudadanos celestes entre sí. Así
Teresa de Jesús cuyo corazón fue traspasado por otro como si figuramos la Iglesia bajo la especie de una Mujer,
Serafín con un dardo encendido de fuego: aquí están agre- deben admitirse las relaciones de todos los miembros con la
gadas aquellas almas, que en esta vida mortal, cooperando cabeza, de ésta con cada uno de ellos, y de todos unos con
a la gracia, y a los dones del Espíritu Santo, contrajeron y otros entre sí, lo mismo si es una Ciudad, o un Reino, no
consumaron aquel Matrimonio espiritual, de quien dice el puede haber orden sin estas relaciones.
Apóstol: «este sacramento es grande y lo es entre Cristo y su
En el cielo la gloria de Dios llena de tal modo la poten-
Iglesia» [Ef 5, 32].
cialidad del bienaventurado, que no deja vacío alguno: cada
5. Estos nueve coros, o grados de perfección en gloria uno goza tanta gloria, cuanta capacidad hay en él, y nadie
son puntos generales, en que se divide toda la distancia que apetece ya más de lo que posee: y en esta plenitud de gloria
hay desde las puertas al trono de Dios, que es de 250 leguas. individual consiste la beatitud esencial. En esto todos los ciu-
Cada uno de estos grados incluye otros muchísimos, de dadanos celestes convienen.
modo que tomando una línea recta desde las puertas al cen-
688 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 689
LA PLAZA DE LA CIUDAD
LÁMINA 17ª
omnipotente de Dios para gloria de sus hijos. Aquí tendrá su conocerá el hijo a esta su tierna Madre y Virgen Purísima, allí
reposo y el descanso eterno, y disfrutará de una paz que el amante se sentirá reposar en el pecho y en los brazos de
nada alterará ni perturbará. La mansión respectiva de cada esta Esposa siempre fiel; en ella verá una belleza indefinible
ciudadano, si nos figuramos que allí haya ciudad, ha de ser e indescriptible. En la Plaza de esta Ciudad de paz la beatí-
un magnífico palacio o sitio creado por la mano del Eterno sima Trinidad nos descubrirá sin velos la Iglesia santa: eres
Padre, por la sabiduría del Hijo, y embellecido por la virtud tú, le dirá el Padre, mi hija predilecta, reposa en mi seno,
del Espíritu Santo, como patrimonio y herencia del Hijo de «¡que eres bella, esposa mía, amada mía! dirá el Hijo, des-
Dios, adoptado por gracia y dotado en la gloria, no sólo con cansa en mis brazos»; y el Espíritu Santo, poniendo de mani-
las tres dotes de la visión, fruición y posesión divina, sino con fiesto toda su gloria, nos la presentará como el templo esco-
una gloria accidental proporcionada al sitio que ocupa: éste gido para su mansión. En la Plaza, ante la congregación de
tendrá en la forma y figura de la mansión representada, tanto la los Angeles y Santos, veremos la Paternidad de Dios, allí
gloria esencial de cada uno, como la accidental. En este Jesucristo se presentará como cabeza de todo el cuerpo,
sitio reposará y permanecerá por toda la eternidad. Con- como Rey y Señor de todos los Reyes; allí veremos quiénes
siderada la Iglesia triunfante en el individuo, creemos que son los grandes del reino celestial, allí nos veremos unos a
éste tendrá su respectiva mansión: cuál será ésta, qué forma otros, todos reunidos por el Espíritu Santo, como familia ante
tendrá o tiene, no lo sabemos, pero sí creo será un sitio pre- su Padre. Nos reuniremos en la plaza todos en cuerpo de
parado, no sólo para el goce de la gloria de Dios, sino para Nación, Principado o Reino para cantar en gran Orfeón las
recreo y satisfacción de todos los sentidos corporales. alabanzas al Señor: tal es el destino que tiene la Plaza en la
3. Si cada uno de los bienaventurados tendrá su res- celestial Ciudad.
pectiva mansión, toda la multitud ha de tener también un sitio
conveniente; y este ha de considerarse allá donde tenga
Jesucristo su trono, que es la Plaza de la Ciudad. Al impulso
del Espíritu Santo, saliendo los ciudadanos de su respectiva
Mansión o Palacio, se congregarán en la Plaza, que hará las
veces de Templo, y allí veremos de un golpe de vista el obje-
to de nuestro amor, que es Dios y los prójimos constituyendo en
Jesucristo cabeza una sola cosa, que es su Iglesia. En la
Plaza de la Ciudad no sólo veremos a Dios, sino a todos
nuestros prójimos: veremos a estos constituyendo un solo
cuerpo bajo Cristo, su cabeza, veremos la Iglesia triunfante
glorificada en su carne inmortal: la veremos allí en todo su
orden, en su ser perfecto, sin faltarle un cabello en su cabe-
za: comprenderemos entonces lo que significa esta ley: ama -
rás a Dios por ser él quien es bondad infinita, y a tus prójimos
como a ti mismo [Mt 19,19; 22,39]; allí veremos que la
Iglesia, esto es, Cristo, formando cuerpo moral con los esco-
gidos, es el término y objeto de nuestra dicha verdadera: allí
692 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 693
EL TRONO DE JESUCRISTO
LÁMINA 18ª
cuerpos glorificados predestinados para la gloria, reunidos gas, o seguridad contra enemigos externos, sino para satis-
en forma de pueblo, ocuparán una parte tan pequeña en los facción y gloria de nuestros sentidos; y a más los muros de
inmensos espacios del Empíreo, que apenas puede compa- los palacios siendo de una materia tan preciosa como el oro
rarse con la de un solo hombre con respecto a toda la super- clarificados como el cristal luciente, no sólo servirán de
ficie de la tierra. La tercera: esta multitud, considerada en sus recreo a nuestra vista, sino de líneas divisorias, que marcan-
individuos, tampoco puede creerse que vaya paseando sin do a cada uno el lugar especial que se le ha destinado for-
objeto por aquel dilatado salón: pues que siendo la Iglesia mándose en calles y en ciudad, veamos en esta demarcación
triunfante mirada en su ser perfecto la obra propiamente la inmensa sabiduría de Dios en la forma misma de los edifi-
dicha de Dios, se ha de creer, que procederá en el goce de cios, de las calles y de la ciudad.
las delicias eternas bajo un orden invariable, inmutable, y tan 4. Un solitario con la esperanza de la gloria, que se le
fijo que ninguna acción habrá en el individuo, que no esté ha prometido, vive en las aberturas de un monte, angustiado,
ordenada a la manifestación de la gloria de todo el cuerpo. afligido, errante en las soledades, vestido de pieles, sin casa,
Este orden nos lo revela el Angel al medir con la caña de oro el ni ciudad: muere éste del mismo modo que el rico opulento,
espacio que había de ocupar la Iglesia santa. Aunque ni es sube a la gloria: ¡qué cambio! Puesto que su estado no le
imposible, ni nada fuera de extraño que hubiese allí, consti- prohíbe el andar, sentarse, estar derecho, ocupar un trono
tuyendo las calles trazadas en nuestro plano, grandiosos, y magnífico, en una palabra, que halle allí en recompensa de
magníficos palacios de oro puro, y trasparente como el cris- su fe, de su esperanza y de su abnegación un palacio, esto
tal, adornados con las mil especies de brillantes, y margari- es, un lugar fijo, estable, especial, ordenado a su eterna
tas, de que nos habla S. Juan: digo que nada veo de extraño dicha, es muy conforme a las leyes de la bondad y de la jus-
en esto; y es la causa que, teniendo Dios a cada uno marca- ticia de Dios: en la casa de mi Padre hay muchas mansiones
do el sitio, que individualmente ha de ocupar siendo para la [Jn 14,2], dijo Ntro. Sr. Jesucristo. Ni menos hallamos con-
gloria y recreación de nuestro cuerpo y de los sentidos, se ha trario a nuestra fe que la ciudad santa de la Jerusalén celes-
de suponer que en su forma tendrá un aspecto magnífico, te esté materialmente edificada bajo el plano, que nos traza
grandioso y sorprendente. el Apocalipsis; pues que se ha de creer que aquel lugar espe-
3. Y lo mismo se dice de toda la Iglesia en cuerpo. Si cial, escogido para eterna gloria de los bienaventurados de
consideramos aquel lugar especial, que ha de ocupar toda la entre los espacios inmensos del Empíreo, tendrá una forma
multitud en sí, ordenadísima, como un salón con un pavi- especialísima. ¿Y cuál mejor que la de una ciudad tal, cual
mento de oro purísimo, con un ambiente también puro, y de nos pinta el capítulo 21 y 22 del Apocalipsis? Así como en
vida eterna, sin límites ni líneas divisorias, que constituyan este mundo la materia por sus formas sirve para el socorro
diferentes órdenes y jerarquías, no creemos formar en esto de nuestras necesidades, y recreo de nuestros sentidos,
figuras en la imaginación opuestas a la fe: pero creemos, sí, pues que Dios la ha criado para imprimir en ella la figura de
más conforme a ella, que el lugar y aquel sitio especial des- sus grandezas, también en el cielo nos ha de servir a este
tinado para eterna mansión de los bienaventurados, está objeto. Dios al criar a Adán podía dejarlo divagando por la tie-
ordenadísimo bajo el plano, que nosotros vamos describien- rra; pero en su sabiduría de entre todos los países escogió
do, u otro que nos es desconocido. En tal caso las habitacio- un lugar especial a quien dio el nombre de Paraíso, le ence-
nes servirían no para ampararnos contra las inclemencias rró allí, y fue el lugar de donde fue lanzado por el pecado.
del tiempo, ni para buscar en ellas el reposo a nuestras fati- ¿Por qué no podemos ver en estas disposiciones del Altísimo
696 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 697
una figura del Paraíso celestial? Por fin, como diremos luego, en su composición como en su forma, y en los objetos a que
muchos doctores de la Iglesia de gran nota toman material- aluda. El compositor es la misma sabiduría y los ejecutores
mente lo que se dice sobre el río de aguas de vida, sobre tan felices en su memoria para aprenderle, que no habrá
árboles y flores en el paraíso menos inconveniente hay en necesidad de repetición alguna, y tan exactos en el cumpli-
creer, que la habitación de todos y de cada uno tenga la miento de su oficio, que ni faltarán ni podrán faltar una vez.
forma de palacios, de calles, y de ciudad. A más de que aten- Continuaremos en la lámina que sigue lo que la Iglesia
dido el extraordinario afán de las sociedades terrestres en santa en el sitio de sus glorias tiene de goces materiales, y
edificar ciudades de tierra de cal y de madera; conviene sean contestando a las demás preguntas.
estas una sombra y figura de una ciudad eterna y perma-
nente, tipo, modelo y realidad de todas ellas, como en verdad
es ésta, que estamos delineando.
5. Donde Jesucristo tiene la ciudad, allí debe tener su
trono, y su reino, porque Cristo y la Iglesia son un solo cuer-
po. Donde está Cristo, está la Iglesia: donde está la Iglesia,
está Cristo. Establecido el trono de Jesucristo en un sitio,
especialmente escogido del Cielo-Empíreo, hemos de consi-
derar también fija al rededor de su trono, su Iglesia, ocupan-
do toda ella el espacio que se le haya marcado, como igual-
mente cada individuo, moviéndose todos al impulso del
Espíritu Santo.
6. Ya que hablamos de la parte que la Iglesia santa
tiene en el cielo de material, para que no se crea que haya-
mos de ser allá puros espíritus, permítasenos contestar a las
preguntas siguientes:
Primera: ¿Tendremos allí música?
Claro está que sí, pues de lo contrario nuestro oído no
tendría objeto. Todos los coros de cuerpos glorificados dirigi-
dos por la eterna sabiduría del Padre, que es Jesucristo, for-
marán el gran orfeón, en el que jugarán tantos instrumentos
de música, cuantos en número sean éstos, en tal manera que
cada uno de ellos será un instrumento especialísimo y sin-
gular, que no fallará, ni puede faltar una sola vez. El conjun-
to de tantas voces, a cual más dulce y melodiosa, será tan
grato a nuestro oído, y tan suave a nuestro corazón que
gozará por esta parte material cuanta satisfacción quepa a
un hombre glorificado. El cántico será siempre nuevo, tanto
698 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 699
para dar bebida a los sedientos, v. 17, y suministrar comida a manera del nuestro corre y sopla (pues de lo contrario los
los hambrientos, de los frutos de los árboles que crecen en Bienaventurados vivirían en el cielo como en un sólido muro
ambas orillas, v. 2. Por este río, Ruperto y S. Ambrosio apretados) ¿por qué no ha de haber también agua y huertos
entienden el Espíritu Santo procedente del trono de Dios y y frutos, pero eternos y celestes, con los que todos los senti-
del Cordero, esto es, del Padre y del Hijo; Ricardo y Joaquín dos corporales de los Santos, se deleiten aun corporalmen-
entienden la gracia y los dones del Espíritu Santo. Mejor con te? como que así han de ser deleitados lo enseñan Sto.
Alcázar y otros entenderás tanto por el río como por el árbol Thomas, Escoto, Domingo Soto, Henrico, Mayor, y otros
de la vida la sobreabundancia de bienes y placeres que se muchos a quienes citan y siguen Francisco Suárez y Juan
derraman sobre todos los Santos de la clara visión y fruición Salas. Mas, que estos árboles celestes produzcan todos los
de Dios, y de Cristo, cuales son en el alma el gozo, paz, quie- meses, nuevos frutos, y que este río lleve siempre nuevas
tud, deleite, conocimiento y ciencia de todas las cosas; en el aguas, simboliza que hay en los Bienaventurados una conti-
cuerpo completa salud, vigor, robustez, agilidad, claridad, nua renovación de deleites y bienaventuranza, y que ésta es
sutileza, impasibilidad, etc., con los cuales Primeramente siempre completa y perfecta de manera, que todos los
como con un néctar y ambrosía celestial los santos plena- meses, días y horas, esta fruición les sea tan nueva, sabrosa
mente sacian su sed, y todos sus deseos se deleitan, y como si y deleitable, como lo fue el primer día y la primera hora; pues
dijéramos, se embriagan sin cesar. En segundo lugar, jamás, ni aún después de mil millares de millones de años les
como con manzanas sabrosísimas y muy vivificantes, se sobrevendrá el más pequeño vestigio de vejez, fastidio o har-
nutren, engordan, robustecen y se hacen inmortales. Pues tura. El río y árboles de Ezequiel, c. 47, según expuse allí,
estas manzanas son de tanta eficacia, que aun solas las figuraron anagógicamente este río de los goces celestiales, y
hojas, esto es, la más mínima cosa de que los Bienaventu- estos árboles de vida. Jacobo Alvarez de Paz tropológica-
rados en el cielo se recrean y alimentan, es suficiente para mente adoptó todas estas cosas a la perfección plantada en
producir la plena y sólida Sanidad de todas las Naciones en el corazón de los justos junto a las corrientes de las aguas,
la tierra, si por un solo instante pudiesen disfrutar de ella. cuya raíz es el temor de Dios, los ramos, las virtudes, las
Mas, alude al árbol de la vida, esto es, a aquel árbol vivifica- hojas, los preceptos divinos, los frutos, los ejercicios de todas
dor que estaba en el paraíso terrestre y afirma que en el las virtudes principalmente de los doce frutos del Espíritu
Paraíso celeste todas las especies de árboles que hay, son Santo. Si no hay inconveniente en afirmar que haya árboles,
árboles de vida, esto es, que dan vida e inmortalidad. De aguas y flores, tampoco la habrá en que haya Palacios y
aquí es que S. Agustín, S. Anselmo, S. Lorenzo Justiniano y Ciudad».
otros muchos, juzgan, que al pie de la letra habrá un verda-
dero río, verdaderos árboles, verdaderas manzanas, verda-
deras flores y cosas floridas, olorosas, amenas, que perpe-
tuamente deleitarán y colmarán de un continuo placer, la
vista, el olfato, gusto y tacto corporal a los Santos. Pues esto
fácil es a Dios, conforme a la naturaleza corporal y compro-
bado con varias revelaciones. Porque si como enseña Sto.
Thomás, Ricardo y Barradio, sacándolo de S. Ambrosio,
Basilio y Damasceno, hay en el cielo Empíreo aire, que a
702 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 703
EL CIELO EMPIREO
LÁMINA 20ª
2. P ri m e ra. La Iglesia triunfante es un cuerpo moral per- fe 7. Sexta. Sobre lo que antecede, nada podemos saber,
c t o, visibl e, un imperio constituido de innu m e ra bles nacio- sino es o por revelación, o por lo que se deduce de los prin-
nes y puebl o s, con vida propia, y la parte que mira a lo visi- cipios de ésta: consultemos las escrituras sagradas. Según
ble es compuesta de hombres y mujeres como los demás r estamos nosotros describiendo, la Suprema inteligencia
eino s, que vemos sobre la tierra, con sola la diferencia que la envió un Angel a S. Juan, solitario en la isla de Patmos, y le
vida de acá, que consiste en comer, dormir y tra b a ja r, es allá dice: «ven y te mostraré la Esposa del Cordero, y yo Juan vi
sustituida por otro modo de sostenerse incompara bl e- la Ciudad Santa de la Jerusalén nueva». Esta es la ciudad
mente más noble, y perfecto: y por esta razón ha de ocupar l modelo, a la que vamos. Esta ciudad tal cual la vamos desen-
ugar. volviendo, es muy conforme a los designios grandiosos de
Dios sobre sus escogidos: por su capacidad, por su forma,
3. Segunda. Que la Iglesia materialmente considerada por sus riquezas, y por los materiales de que consta, es cual
ocupa en el Empíreo lugar, no cabe duda: todos lo creemos conviene a la eterna mansión de la esposa de Jesucristo. El
así. Este sitio se llama el Cielo Empíreo. espacio medido por el Angel es muy capaz para tal objeto,
4. Tercera. El Cielo Empíreo ha de considerarse como pues que según Alcázar, citado por Tirini bajo el supuesto de
un cuerpo verdadero, y el pavimento de nuestra mansión ha que haya en la ciudad de Sevilla (España), cien mil ciudada-
de ser sólido, capaz de sostener nuestro cuerpo, prescin- nos, cabrían en la ciudad que estamos describiendo, dos
diendo de sus dotes de agilidad, pues que allí hemos de millones de ciudades como Sevilla, cuya gente necesitaría
tener la facultad de andar a paso lento, como la de volar por más de seis mil años para subir allá bajo el supuesto que
aquella región purísima. cada hora entran sin cesar cuatro mil. En cuanto a los mate-
riales, nos dice S. Juan, son los que se conocen en la natu-
5. Cuarta. Ya que durante esta vida caduca hemos sido raleza de más puros y ricos, sólidos y preciosos como son el
peregrinos, y no hemos tenido punto alguno fijo, porque oro y las piedras preciosas con los que la pintamos embelle-
nuestras miserias nos han sacado de todas partes, es justo, cida.
tengamos allí, ya miremos al ciudadano en individuo, ya con-
8. A más siendo este sitio la eterna mansión, y reposo
sideremos en cuerpo de nación la Iglesia toda, un punto fijo,
de los bienaventurados, se ha de dar a la materia una figura,
su sitio estable, y como dice el Apóstol una ciudad perma-
nente en los espacios inmensos del Empíreo, y esto es lo que que indique esta misma estabilidad; y ninguna mejor que la
significa mansión «en la casa de mi Padre hay muchas man- ciudad, que marca a la Iglesia toda, y a cada uno de sus
miembros distrito, barrio, calle, palacio, mansión. Los prime-
siones» [Jn 14, 2] y esto es lo que nos dice el Apóstol, aquí
ros cuidados de Josué al entrar en la Tierra prometida fue-
«no tenemos ciudad estable y permanente, sino que busca-
ron, marcar a cada tribu y hasta a cada familia el terreno que
mos otra, que es la Jerusalén celeste» [Hb 13, 14].
debía ocupar.
6. Quinta. Bajo el supuesto que la Iglesia Santa ocupe 9. Ya se tome la Iglesia triunfante como una ciudad en
en el Empíreo su sitio, y local proporcionado al número de sentido material, ya metafóricamente, nos ocuparemos en
sus hijos: ¿este local por su forma estará preparado desde la estas dos láminas últimas sobre la figura y magnitud del
creación a tal objeto? No hay que dudarlo: omnia propter Empíreo. Siendo un cuerpo, puede medirse, y por lo mismo
electos: este sitio es el Paraíso celestial, sea cual fuere su tiene figura, y ésta es la que deseamos conocer.
figura.
706 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 707