0% encontró este documento útil (0 votos)
81 vistas53 páginas

La Iglesia de Dios. Padre Francisco Palau.

Este documento presenta el libro "La Iglesia de Dios" escrito por Francisco Palau. El libro ilustra la doctrina sobre la Iglesia a través de figuras y representaciones bíblicas. Palau dirigió un proyecto ambicioso con artistas catalanes para desarrollar una eclesiología ilustrada en 13 tomos, pero solo se completó el primer tomo sobre "la ciudad de paz la Iglesia triunfante". El libro utiliza 21 láminas para desarrollar este tema basado en el Apocalipsis. El objetivo

Cargado por

LEZP
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
81 vistas53 páginas

La Iglesia de Dios. Padre Francisco Palau.

Este documento presenta el libro "La Iglesia de Dios" escrito por Francisco Palau. El libro ilustra la doctrina sobre la Iglesia a través de figuras y representaciones bíblicas. Palau dirigió un proyecto ambicioso con artistas catalanes para desarrollar una eclesiología ilustrada en 13 tomos, pero solo se completó el primer tomo sobre "la ciudad de paz la Iglesia triunfante". El libro utiliza 21 láminas para desarrollar este tema basado en el Apocalipsis. El objetivo

Cargado por

LEZP
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 53

PRESENTACION

Es el último libro publicado en vida por Francisco Palau;


el único de los conservados que trata directa y exclusiva -
mente de la Iglesia, tal como anuncia su título o epígrafe. Si
se tiene en cuenta que el misterio eclesial ocupó por entero
su reflexión y su vida, puede extrañar que tardase tanto en
dedicarle una obra específica.
La idea germinal. No puede hablarse propiamente de
retraso. En realidad este escrito es prolongación y culmina -
ción de todos los anteriores. Arranca de hecho del compues -
to en latín durante los primeros años de exilio en Francia. En
aquel libro primerizo esbozaba y realizaba, en parte, un
esquema eclesiológico centrado en dos figuras centrales: el
de la «ciudad santa» y el del «cuerpo humano». Fracasó en
su intento de publicar aquellas páginas al regresar a España,
pero nunca renunció al proyecto que ellas encerraban.
Pensó, sin duda, que era preferible esperar tiempos mejores
y preparar grabados o ilustraciones adecuadas para comple -
tar las descripciones literarias que ofrecía el texto. Se dio
cuenta también que la obra perdía, en buena parte, su utili -
dad al estar redactada en latín, comprensible casi exclusiva -
mente para el clero.
Nunca olvidó Francisco Palau los materiales reunidos en
aquel primer momento; tampoco arrinconó la temática de la
Iglesia, al contrario, siguió mimándola como preocupación
610 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 611

dominante de sus inquietudes interiores y de sus afanes logo de Mis Relaciones. Cuando lo trasladaba al papel,
apostólicos. A ella dedicó espacio más o menos amplio en Francisco Palau tenía ya en marcha el proyecto largamente
todos los escritos posteriores, aunque las preocupaciones meditado. Se había procurado la colaboración de un puñado
pastorales le obligasen a centrarse en otros argumentos. de artistas catalanes para llevar a cabo una magna empresa
Fue a raíz de su transformación interior en 1860 cuando editorial. Se trataba de desarrollar una eclesiología ilustrada:
Francisco Palau reincidió en la reflexión eclesial retomando el presentar la doctrina sobre la Iglesia a partir de las figuras
hilo de las primeras páginas escritas en Francia. Lo hacía en más representatativas que aparecen en la Biblia y en la tra -
las memorias íntimas de Mis Relaciones, por lo tanto, desde dición. El texto debía de ir acompañado de ilustración gráfica
una perspectiva nueva. Retomaba las ideas y las figuras que ayudase a la comprensión de lo expuesto en él.
apuntadas en la obra latina, pero las ampliaba y enriquecía Al director de la obra, Francisco Palau, le correspondía
con las experiencias y los conocimientos acumulados duran - seleccionar los tipos y las figuras que debían plasmar luego
te muchos años. Por las páginas de Mis Relaciones desfilan sus artistas colaboradores en litografías esmeradas. Firman
infinidad de figuras eclesiales que evocan en Francisco Palau la junto con él al fin de la dedicatoria al Papa. Son artistas de
realidad definitiva que da sentido a su existencia. Es bien prestigio y renombre, porque se trataba de ofrecer algo serio
sabido que en ese libro domina la tipología bíblica, es decir, la y digno, no mediocridades.
figuración de la Iglesia en figuras y personajes de la El libro, o «album religioso» que se ofreció a Pío IX y que
Sagrada Escritura; queda en segundo plano la otra categoría de ahora se reedita es parte insignificante de un ambicioso pro -
las representaciones anunciadas en el primer escrito, es decir, yecto que debía comprender dos partes. La primera estaba
las relacionadas con la «ciudad santa». proyectada en 13 tomos, correspondientes a otras tantas
No estaba Francisco Palau dispuesto a renunciar a este imágenes o figuras centrales de la Iglesia. La única que llegó a
filón tan rico. Pensó detenidamente el modo de explotarlo con un realizarse fue la primera, la que ocupa este libro, es decir:
sentido pastoral, de modo que sirviese a sus ansias de dar «la ciudad de paz la Iglesia triunfante». Puede verse al ini -
a conocer al gran público creyente la doctrina revelada sobre cio del libro la tabla completa del proyecto en su primera
la Iglesia. A ese proyecto largamente acariciado aludía a finales parte. Fuente de inspiración principal el Apocalipsis (capítu -
de 1864 en una página de Mis Relaciones. Escucha en su los 21-22).
interior la voz de la misma Iglesia que le dice: «Toma la El enfoque apocalíptico aparece ya en la primera página,
pluma, el lápiz y el pincel, y preséntame tal como me cono - ces, que sirve de portada al libro, con el Vidente de Patmos en pri -
en sombras y en figuras al hombre viador». Para vencer su mer plano. En 21 láminas se desarrolla el tema de la «ciudad
resistencia, le asegura la Iglesia: «Sí, yo agregaré a ti santa», sirviendo de pauta los epígrafes que introducen cada
artistas que tengo escogidos, y bajo tu dirección ellos pre - una de las láminas. El esquema que sirve de soporte a todo
sentarán al mundo mi imagen y figura, y en ella me recono - el desarrollo es el siguiente: primero el texto del Apocalipsis,
cerán los que están marcados para miembros de mi cuerpo» de donde procede la figuración; luego, la interpretación pic -
(p. 142-143). tórica; al fin, la aclaración teológica.
El proyecto y la realización. En el subtítulo del libro, La idea dominante, arrancando de la figura clave, se
en su presentación y en la dedicatoria al papa Pío IX queda explaya en las siguientes afirmaciones: la Iglesia es misterio
desvelado el sentido a primera vista enigmático de ese diá - profundo; tiene su realización plena en la futura existencia
612 FRANCISCO PALAU ESCRITOS 613

celeste; en vista de ésta, fue pensada desde la eternidad por


«la soberana inteligencia» de Dios; pero en definitiva, su
razón de ser y toda su excelencia radican en Cristo; El es su
fundamento, «el fundamento de los fundamentos»; su centro,
su puerta y su vida; hasta el extremo de que la Iglesia hace LA IGLESIA DE DIOS
una unidad con El. Y en este punto topamos con la línea de
fuerza de la eclesiología del P. F. Palau. Habría que leer ínte -
FIGURADA POR EL ESPIRITU SANTO
gro su comentario a la lámina 7: «Cristo con las prójimos
constituye un solo cuerpo, una sola ciudad, un reino, una
grey; y ese cuerpo moral, ese reino, esa sociedad es la EN LOS LIBROS SAGRADOS
Iglesia santa...».
Aparte la fuente bíblica, el autor se ha inspirado en los ******
grandes maestros cristianos. Tres en especial: San Agustín,
gran ideador de la Ciudad de Dios (lámina 8,); un clásico
comentarista del texto bíblico, Cornelio a Lapide, cuya expli - ALBUM RELIGIOSO
cación del Apocalipsis será recordada expresamente en el
Album (pp. 29 y 33); y finalmente otro comentarista bíblico,
Dedicado a la santidad de Pío IX por una sociedad
también del siglo XVII, Jacques Tirin (1580-1636), de cuya
glosa al Apocalipsis el Album recogerá el comentario casi de artistas
íntegro a la lámina 19: «El árbol de la vida y las aguas pro - bajo la dirección del
cedentes del trono de Dios» (pp. 49- 51). Las aportaciones
P. Fr. Francisco Palau, Pbro.
de los tres maestros son marginales. El Album refleja en
pleno la visión original que el P. Palau tiene del misterio de la Misionero Apostólico.
Iglesia.
La edición. Dada la composición de la obra a base de Revisado por la autoridad eclesiástica.
pliegos y láminas por entregas, existen notables discrepan -
cias de ordenación interna entre los pocos ejemplares cono -
cidos. Se sigue la edición de «Textos Palautianos» (n. 3) en la
ordenación de las láminas y en la inevitable redacción de su
formato. Para facilitar la lectura se ha procedido a la com -
posición tipográfica del mismo.
614 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 615

Espíritu Santo sobre la Iglesia de Dios; nosotros diremos con


el lápiz y el pincel lo que ha dejado escrito la pluma. Nuestros
compañeros de armas están bien convencidos de que esta
clase de instrumentos son de gran virtud y eficacia. Nuestros
dibujos son leídos y conocidos de un solo golpe.
3. Todos nuestros trabajos van ordenados a formar la
PROSPECTO verdadera figura de la Iglesia santa. Para el desempeño de
nuestra misión sería indispensable que el objeto que nos pro-
ponemos figurar nos fuera bien conocido, y que lo tuviéramos
a la vista; y no siendo esto posible con aquella perfección que
1. El sol de justicia que unido siempre con la Iglesia se requiere, como se verá en el curso de esta obra, no pode-
santa dejó ver al mundo los albores de una bella y brillante mos hacer otra cosa sino copiar la figura que la pluma nos
aurora durante los tiempos de la ley natural y escrita, ama- traza en los libros sagrados, inspirada, y movida por el
neció en el Gólgota, y levantándose en el curso de los tiem- Espíritu Santo que conoce perfectamente la realidad a que
pos hacia el medio día, ha disipado por su Iglesia y con su aluden las sombras de nuestro lápiz y pincel.
Iglesia las tinieblas del error que en cada siglo el genio del Las reglas de nuestras artes, en conformidad con el texto
mal ha creado. Cada época ha traído consigo herejías espe- sagrado, serán las que dirigirán nuestro bosquejo; y para que
ciales, que han sido disipadas por los rayos del Vaticano, y tengan nuestros suscritores una idea general de esta nues-
por las confesiones que sobre el dogma impugnado han tra obra, añadimos a este prospecto un índice de las más
hecho los mártires y confesores de la Fe Santa desde los remarcables figuras que van a formar la imagen de la Iglesia
suplicios, cárceles y destierros, en medio de sus padeci- de Dios, con los títulos de las láminas que las explican y
mientos. desenvuelven.
2. Este nuestro siglo las ha dado y las da contra la Suplicamos a nuestros suscriptores nos comuniquen, no
misma Iglesia, y siendo este artículo de nuestro credo et sólo su modo de apreciar nuestros trabajos, sino que si nos
unam Sanctam Catolicam et Apostolicam Ecclesiam el blan- remiten tanto en láminas como en escritos todo lo que vean
co donde el error asesta sus tiros, desplegando las banderas y pueda servirnos, les estaremos muy reconocidos.
oída la señal del combate, también nosotros nos agrupa-
mos al rededor de la cátedra de san Pedro armados de lápiz,
pincel, compás, medida y otros instrumentos que nos pro-
porcionan las bellas artes del dibujo y de la pintura.
En esta encarnizada lucha en la que lidia la sociedad
actual toda entera dividida en dos bandos rompiendo sus lan-
zas, cascos y escudos, nosotros nos presentamos en el
campo de operaciones con el lápiz y el pincel, con la noble,
alta y sublime misión de trazar sobre el objeto impugnado el
mismo bosquejo que ha hecho ya la pluma dirigida por el
616 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 617

CONDICIONES DE LA PUBLICACIÓN

4. Se publicará por entregas de 1 lámina, acompañada


de su correspondiente explicación, del tamaño de este pros-
pecto, como puede verse en todas las librerías del reino.
Sin interrupción de ningún género se publicarán dos
entregas cada 10 días.
El Album religioso se compondrá de 2 partes constando
la primera de unas 100 entregas, y la segunda de unas 60, al
precio de 1 real en toda España.
Se suscribe en todas las librerías del reino.
Los pedidos a la administración de D. José M. Folch y
Brossa, calle de la Canuda, núm. 17, piso pri m e r o,
Barcelona.
Es indispensable que al suscribirse se abonen las 8
entregas primeras y las demás por mensualidades a razón
de 6, sin cuyo requisito no será servido ningún pedido.
A los señores corresponsales, centros de suscripciones
artístico literarias o cualquier otra persona que desee esta-
blecer por su cuenta la venta en provincias se le rebajará un
20 por 100, si en los pedidos giran el importe, según lo indi-
cado anteriormente.
618 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 619

HOJA SUELTA

JUICIO CRÍTICO SOBRE LA OBRA TITULADA

LA IGLESIA DE DIOS

1. No pudiéndonos separar en el fondo de nuestra obra del


orden de materias que cada una de las figuras abraza; para que
nuestros suscritores sepan todo cuanto amigos y enemigos tengan
a bien comunicarnos en pro o en contra de ella, hemos resuelto
publicar de vez en cuando esta hoja suelta. Saldrá al menos una vez
al mes, más o menos abultada según que las materias lo exijan, sin
aumentar por esto el precio de la suscripción. Todos los números
juntos formarán un tomo separadamente de nuestro Album. Nos ser-
virá a más para tratar en ella más o menos en extenso ciertas mate-
rias de actualidad, referentes a la Iglesia santa en extensión de las
que en el Album se tocan muy en general. Si alguno nos hace el
honor de atacarnos, nos defenderemos armados de una hoja, no de
acero, sino de papel.

A DVERTENCIA IMPORTANTE A NUESTROS SUSCRIPTORES

2. Todas las diferentes figuras tras las que el Espíritu Santo


nos representa la Iglesia, tienen un mismo objeto, pero como cada
una de ellas la describe bajo una forma especial, cada una de por sí
será una obra acabada y completa, y formará un tomo más o menos
voluminoso, de modo que si un suscritor quiere dejar la suscripción,
terminada una figura tendrá en ella una colección de láminas que no
dependerán de las subsiguientes.
El lápiz, la pluma y la lengua. Estos tres instrumentos en sí tan
despreciables son las armas formidables que sirven a la verdad y al
error en el día de la batalla. La lengua es el órgano escogido por el
Espíritu Santo para comunicar a los hombres la verdad y el fuego de
la caridad: con la lengua doce hombres pobres e ignorantes rindie-
620 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 621

ron a todos los emperadores, a todos los reyes, y a todos los gran- pa. Esta libertad es sumamente perjudicial a la fe católica, porque
des poderes de la tierra: la pluma nos dejó en los libros sagrados dada a la imaginación una figura errónea en estampas, este error
estampada la verdad revelada, y el lápiz, el pincel, y el cincel nos la queda grabado en el alma, y la echa a través, pues que siendo natu-
figuran en láminas con letras que todas las lenguas leen y entien- ral buscar nuestro entendimiento en las figuras de la fantasía las
den. A su vez el error se comunica por estos mismos órganos. noticias, nociones, especies e ideas de la verdad, siendo las figuras
El lá p i z... es tan elocuente como la lengua y la pluma. Para que la erróneas, causan en la parte ideal confusión, desorden y tinieblas:
lengua sea apto instrumento en la predicación del eva n g e l i o, el bajemos a la práctica.
hombre se prepara con los estudios, siguiendo en ellos el curso fija- 4. Si la Iglesia triunfante es una ciudad, el plano que marca el
do por las leyes de enseñanza: luego por el sacerdocio queda con- s terreno que debe ocupar es de 500 leguas cuadradas: para formar
a grado a tan alto ministeri o. No se permite a la pluma tocar el ese plano, es preciso que el mapa manifieste a primera vista la gran-
Dogma y la Religión sin previa censura de la Iglesia misma, ¿porqué deza de esta obra, es contra las reglas de la perspectiva presentar
se ha de tolerar que el lápiz ponga sombras sobre objetos sagra d o s descrita y dibujada en unas cuantas casas encerradas por cuatro
sin dirección y censura de los Prelados ordinarios? Si hasta ahora se muros una ciudad de tan inmensas proporciones, y a más contra la
ha tolerado por la dificultad que tenía al pincel en publicar sus figu- verdad del texto sagrado. Este dice que la ciudad tiene 12.000 esta-
ra s, en la actualidad es una necesidad suprema quitar al lápiz esa li dios cuadrados y si se trata un plano donde apenas quepan 1.200
bertad, sujetándolo como lo está la lengua del orador, y la pluma del e s almas, ese plano y esa figura no son conformes a la escritura sagra-
c ritor sagrado a la previa censura de los ordinari o s. Llamamos en este da. He visto láminas que al describir la ciudad santa de la Jerusalén
Album y llamaremos una y más veces la atención de los celeste nos la presentan como una población de dos o tres mil veci-
Prelados de la Iglesia y de su digno Pontífice que la rige sobre la tie- r nos. Esas figuras estampadas en nuestra imaginación dan al hom-
ra, para que se sujeten las láminas religiosas a la previa censura, y a bre una idea muy baja, muy pobre de la Iglesia triunfante, y una vez
nuestro objeto demostraremos los errores, las herejías, y las inmo- desfigurada, o mal formada su imagen en la fantasía, el entendi-
ralidades en que incurre el lápiz abandonado a manos muchas ve c e s miento al buscar en las figuras de la imaginación la imagen verda-
impías en la ordenación y composición de figuras santas, religiosas y dera de la cosa figurada, halla un error, y este error es fatalísimo al
sagra d a s. Pa ra leer se necesita estudios, pero la verdad figurada en alma que busca en las sombras la realidad, y en la figura la verdad.
láminas es un libro que todos saben leer, y todos entienden, y de tal n 5. Las láminas de nuestro Album de por sí solas, prescindien-
a tu raleza que de por sí misma llama de tal modo la atención que a r do de la letra, han de demostrar de un solo golpe de vista la divini-
ra s t ra los ojos del que la mira, y se lee con gusto: un libro por bueno que dad de la Iglesia de Dios, la magnificencia, la magnitud y grandeza
sea muchas veces fastidia hasta el abri rl e, pero una estampa, de esta obra, las inmensas riquezas que posee, sus glorias, su
aunque sea un mamarra c h o, deleita siempre yr e c r e a al espectador. poder y autoridad inatacable, su orden inalterable, los inagotables
La publicación de nuestro Album tiene por objeto llamar la atención recursos de que dispone en las batallas contra sus enemigos, lo
del público católico en orden a las figuras religiosas, y ya que hemos invencible de sus formidables ejércitos, la impotencia, la debilidad y
empezado por el retrato de la Iglesia, verán luego nuestros suscri t o- flaqueza de los que la impugnan: el lápiz ha de ofrecer a primer
res frente de él dibujado y estampado el error con toda su fealdad, y golpe de vista al describir la Iglesia bajo las especies de una mujer,
esto acreditará la importancia de nuestra publicación. una Virgen sin mancha ni arruga, siempre joven, y tan bella cual es
3. El público religioso observará el gran cuidado que nuestra capaz de concebir nuestra imaginación sana, robusta, fuerte, inven-
empresa pone para presentar con el lápiz la figura verdadera de la cible, que tiene en sus manos todos los cetros, y en su cabeza todas
Iglesia; y los estudios que deben preceder tanto teológicos como las coronas. En una palabra, este Album ha de ser una obra com-
artísticos para no errar; pues bien un cualquiera la describe a su pleta y acabada, y un tratado extenso y a la vez muy compendiado,
capricho en un cuarto de hora, la imprime, y nos presenta su estam- que incluya todo cuanto la pluma ha escrito sobre la Iglesia de Dios,
622 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 623

pero de tal naturaleza, que hojeando las láminas, sin el cansancio bres del antiguo y nu evo Testamento a continuación de esta figura
de la lectura, sea todo conocido, visto y leído de una sola vez. El p ri m e ra, para no cansar así a nuestros suscriptores con láminas de
lápiz es tan elocuente al describir la verdad, que la imprime en la una misma forma .
mente, la trasmite al corazón sin fatigar al que mira la figura; al con-
trario, se hace leer con gusto, escita la curiosidad, y predica la ver- EL FOTÓGRAFO Y LA IGLESIA DE DIOS
dad sin fastidiar a los espectadores.
7. Pasando por la rambla de Barcelona un día, encontré un
EL JOVEN ECLESIÁSTICO Y LA IGLESIA joven amigo y a su esposa que iban a fotografiarse: invitado, fui con
ellos, y después de haber ellos sacado sus retratos, entré yo en el
6 . De la Iglesia Cristo es la cabeza, y nuestros prójimos los juego: fui también retratado, y luego mandé fotografiar a mi señora...
miembros de su cuerpo: en este sentido la Iglesia es Dios y los pró- j i «¿Es V. eclesiástico?
m o s, y en este concepto es ella el objeto y el término último de Sí, señor, ¿no ve V. el uniforme? soy fraile, pero sacerdote...
nuestro amor, ella es nu e s t ra cosa amada, fijada por la ley de gra- ¿Quién es su señora?
cia que dice: «amarás a Dios, amarás a tus prójimos». Esta es la La señora a quien he consagrado mi amor es la Iglesia: saque
Esposa con la que se enlaza el joven eclesiástico al pie d el altar en el V. el retrato de ella ¿sabrá V. fotografiarla?
día de la ordenación, y luego después hecho Párroco, Obispo o Yo no la conozco.
Papa, uniéndose con la parroquia, diócesis o metrópoli con los la ¿Es V. católico?
zos sagrados del ministerio emplea los días de su peregri n a c i ó n Sí, señor.
sobre la tierra en serv i rla. Jesucristo ha querido que su Esposa Pues la Iglesia es la Madre que le ha dado la vida de la gra-
sobre la tierra tuviera amantes consagrados a su am or y ser v i c i o, y cia en el bautismo, y es también para V., el objeto último y completo
siendo esta Esposa una virgen siempre joven, siempre virgen y p de su amor.
u ra, inmortal, imperecedera, tan bella y hermosa cual es capaz de ¿Qué figura tiene?
concebir nuestro entendimiento ¿qué mucho que un joven que ha Ahí va: este es su tipo más perfecto y acabado que se cono-
tenido la ve n t u ray la suerte de conocerla, abandone todos los amo- ce en la creación».
res del siglo y consagre su vida y existencia al servicio del objeto Era una imagen de la Virgen, Madre de Dios. «Esta mujer es, le
de amor marcado al corazón humano por la ley a m a r á s? Deja lo dije, la figura de la Iglesia». La fotografió y la llevé conmigo.
menos para conseguir lo más. De esto hablaremos muy en exte nso al
presentar el retra to verdadero de la mujer del Co rdero. Habiendo los JUICIO CRÍTICO
eclesiásticos renunciado por el voto de castidad todo amor pro- fa n o,
yo no dudo que como yo mismo todos tendrán en su casa, y a la En el prospecto de nuestro Album hay las siguientes faltas de
vista, el retrato de su Esposa, de la que presentaremos luego la tipografía. Lejora, Sébora, Joel, Midiol. Séfora, Débora, Jael, Micol.
figura e imagen concluida que esté la descripción que ahora
estamos haciendo de la ciudad que con ella hemos de habitar por
toda la eternidad. Un buen amante no pudiendo olvidar a su amada, p EL REPOSO EN LOS BRAZOS DE LA MADRE
a ra consolarse en su ausencia, se procura entre tanto su retra t o, y
se contenta en contemplar su figura... ¡qué sería cosa triste para 8. Estando mi seráfica madre santa Teresa de Jesús en los
nosotros los eclesiásticos si no estuviéramos por amor enlazados últimos de su vida «por fin, exclamaba con gran confianza, soy hija
con la Iglesia! ¿qué amaríamos? Presentarem os en este Album la de la Iglesia», y esta tierna y dulce Madre abrió sus brazos, recibió
Esposa de Jesucristo figurada en las mujeres santas las más céle- en su seno a una hija que tan fiel le había sido durante esta vida de
624 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 625

miserias, y en este abrazo encontró este serafín humanado el eter-


no reposo de que ahora goza en el cielo. ¡Cuán dulce, cuán agra-
dable, cuán deleitable debe ser el reposo en los brazos de una
Madre virgen, y tan pura cual es la Iglesia triunfante, después de las
agitaciones, trastornos, y convulsiones horribles de la vida presente!
Piénsalo bien, hombre viajante y peregrino sobre la tierra, no huyas
de la Iglesia, no te alejes de su presencia, cree lo que te dice esta
amorosa y dulce Madre, pon en ella tu esperanza, ámala, y hallarás
en su seno la felicidad que buscas. Fuera de ella no hay salvación,
fuera de sus brazos hallarás convulsiones espantosas y tormentos
horribles que durarán una eternidad.
Fr. F. Palau, Pbro.1

1. En la edición original se coloca la aprobación del Ordinario de


Barcelona. Es del tenor siguiente:

APROBACION DEL ORDINARIO


Excmo. e Ilmo. Sr.
Conforme a lo dispuesto por V.E.I., he examinado con todo cuidado el
prospecto y plan de la obra que se propone publicar el Reverendo D.
Francisco Palau, titulada La Iglesia de Dios, la que no contiene cosa alguna
contra la fe católica, antes da la idea de que la obra será muy digna de ver la
luz pública y de mucha oportunidad.
Dios guarde a V.E.I. muchos años. Badalona a 24 de Febrero de 1865.

Fr. Francisco de Asís Mestres, exclaustrado

Excmo. e Ilmo. Sr. Obispo de Barcelona

Barcelona, 25 febrero de 1865


Vista la censura que ha formulado de nuestra comisión el Reverendo P.
D. Francisco de Asís Mestres, examinador sinodal del Obispado, acerca de la
obra titulada, La Iglesia de Dios que se publica bajo la dirección de D.
Francisco Palau, Misionero Apostólico, damos nuestro permiso para su publi-
cación.
Lo decretó y firma S.E.I. de que certifico

Pantaleón, Obispo de Barcelona

Por mandato de S.E.I. el Obispo mi Señor,


Dr. Lázaro Bauhoz, prob.
626 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 627

2. Tenga a bien Su Santidad aceptar esta obra que ren-


didos dedicamos y sujetamos a su infalible censura, como un
testimonio público, inequívoco de nuestra fe y amor a la per-
sona de Su Santidad y a la Iglesia, cuya figura están descri-
biendo los artistas que suscriben y besan L.P.D.S.S.

DEDICATORIA
Fr. Francisco Palau, Pbro., José Folch y Brossa, Manuel
A LA SANTIDAD DE PÍO IX Oms y Canet, Antonio Castelucho y Vandrell, Enrique Padrós
y Parals.

Stmo. Padre: España, Barcelona Marzo de 1865.

1. En las batallas de la fe, nos han salido al encuentro


tres formidables ejércitos, y son: El príncipe tenebroso con
sus ángeles perversos, las potestades de la tierra en liga con
ellos y las pasiones malas del mundo y de la carne. Al divi-
sarnos hemos desplegado un estandarte con las armas del
Pontífice Romano, y al pedirnos señas y contraseñas hemos
contestado por un pregón, y en notas distintas les hemos
delineado y sombreado con los instrumentos de las bellas
artes del dibujo la verdadera figura y hermosa imagen de la
Iglesia de Dios. Reconocemos que nuestro lápiz y pincel al
poner sombras sobre objeto tan sagrado, si no tuviera la
dirección que tiene la pluma cuando toca el Dogma y la
Moral, incurriera como ésta en errores y herejías con gravísi-
mo perjuicio de la Iglesia misma y nuestro, por cuya causa,
antes de tomar en nuestras manos los instrumentos de nues-
tras artes, nos hemos sujetado a la autoridad de Dios y de su
Iglesia residente en nuestro prelado el Obispo de Barcelona,
y obtenida la competente autorización, hemos empezado
nuestra misión. Para el acierto en ella, creemos cumplir un
deber religioso al venir humildes ante el trono de la Esposa
de Jesucristo, cuyo retrato estamos bosquejando, pidiendo la
bendición al Pontífice que la representa sobre la tierra.
628 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 629

LA IGLESIA DE DIOS

FIGURADA POR EL ESPIRITU SANTO


EN LOS LIBROS SAGRADOS

Figura Nº 1. UNA CIUDAD DE PAZ: IGLESIA TRIUNFANTE

LA SUPREMA INTELIGENCIA CONCIBE Y PREORDENA


EL PLANO DE SU IGLESIA

LÁMINA 1ª

1. Considerando a la Iglesia de Dios, tras las sombras


de una ciudad, la Suprema inteligencia es su artífice quien
allá en la eternidad a parte ante, siendo un agente de infini-
ta virtud concibió, le dio una forma, definió todas sus partes
detallando la figura y sitio que cada una de ellas debía ocu-
par. En su mente purísima no sólo fijó el plano de la ciudad
Santa, de la Jerusalén celeste, sino que preordenó el modo
y el tiempo de llevar a su última perfección su grande obra.
Concebido el plano, Dios dijo una palabra, y esa palabra es
la edificación de su Iglesia en el curso de los siglos bajo el
mismo orden que fue preordenada por la eterna Sabiduría.
Consumados los siglos aparecerá en la eternidad a parte post
la ciudad Santa en su ser perfecto, quedando lleno, per-
fecto y acabado el plan bajo el que fue delineada.
2. Bajo estos tres puntos de vista, en todas las figuras
que lo permitan, describiremos la Iglesia de Dios.
Esta primera lámina ofrece a nuestra vista la Soberana
inteligencia concibiendo los planos bajo los que se está edi-
ficando la Iglesia Santa.
630 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 631

EL VERBO ETERNO EDIFICA LA IGLESIA EN EL


CURSO DE LOS SIGLOS

LÁMINA 2ª
___________________________________________

EL MONTE SOBRE EL QUE ESTA FUNDADA LA CIUDAD

LÁMINA 3ª

1. La Iglesia está en Cristo y Cristo en su Iglesia, sien-


do los dos una misma cosa; si la Iglesia es una ciudad, Cristo
es aquella montaña alta y sublime sobre la que se cree soli-
dísimamente fundada, Cristo es una piedra preciosísima y fir-
mísima: sus atributos e infinitas perfecciones se levantan de
ella a semejanza de montes sublimes y altísimos (5), que cir-
cuyendo la ciudad Santa la amparan, defienden y salvan con-
tra las invasiones del espíritu malo. La ciudad, y la montaña
sobre la que está construida (1), descansa sobre nubes de
gloria (4), emblema de la divinidad de Cristo. Describiremos
la ciudad, sus muros, sus fundamentos, sus puertas, sus
calles, sus plazas, y contemplaremos su inmensa gloria, su
magnificencia, su grandeza y su inagotable riqueza.
En esta misma montaña vemos otra ciudad, no de paz,
sino de guerra (2), la Iglesia militante, la que encierra unos
160 millones de ciudadanos los que, llegada una hora deter-
minada, se convierten en un ejército ordenado en batalla de
igual número de combatientes, bajo las órdenes y dirección
de un Rey invulnerable, inmortal y eterno. Una colección de
láminas nos manifestará un bosquejo de la Iglesia militante:
632 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 633

veremos sus muros, sus torres, sus almenas, sus fuertes, su


alcázar real, sus pertrechos de guerra que la constituyen en
un estado inconquistable e invencible; contemplaremos sus
puertas, sus fundamentos, veremos también sus afueras, el
campamento enemigo que la impugna, y por último sus
defensas.
Reina con Cristo en la Jerusalén celeste y terrestre su
esposa, virgen purísima y Madre fecundísima. Pintaremos su
indescriptible belleza, su gloria, su poder y sus grandezas.
En la misma montaña Santa se halla un campo espacio-
sísimo, y veremos en él por semilla de todas sus plantas el
Verbo divino; encontraremos allí aquel jardín de delicias,
especial para plantas bellas, bien ordenado y sellado a la
ferocidad de los animales malos, regado por una fuente sella-
da, de donde dimanan las aguas purísimas y saludables de
la gracia. En el mismo campo describiremos la viña del
Señor, y en la misma se manifestará la viña misteriosa que,
purgada en Noé por el diluvio, en Abraham contra la gentili-
dad y en Jesucristo contra el pueblo judío, ha extendido en
todos los siglos sus sarmientos, dando frutos sazonados y
abundantísimos.
634 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 635

LA CIMA DEL MONTE SANTO SOBRE EL QUE ESTA


FUNDADA LA IGLESIA

LÁMINA 4ª

1. Sobre Cristo y sus sublimes atributos y perfecciones


está fundada la Iglesia Santa. Antes de darle figura alguna,
se ha de notar que la figura debe corresponder a la cosa figu-
rada, y lo que se intenta representar tras las sombras del
lápiz y con los colores del pincel deben ser objetos conocidos
del artista. Entendemos aquí por Iglesia un cuerpo moral per-
fecto, constituido de todos los espíritus, ya sean angélicos, ya
humanos, bajo Cristo, su cabeza; o la congregación de todos
los ángeles y santos bajo Cristo, su cabeza, no solo de los
que ahora existen en la naturaleza de las cosas, sino de los
que están predestinados a formar parte de esta gran familia.
Bajo cualquier figura que se considere la Iglesia en este sen-
tido, al describirla ha de corresponder la figura a la realidad y
las sombras a la verdad. Va a trazar el lápiz, no un ser fan-
tástico, sino una cosa positiva, existente en la creación; y si
se extravía puede pintar errores y herejías del mismo modo
que la pluma describirlas.
2. Vamos aquí a contemplar la Iglesia Santa tras las
sombras de una ciudad. Bajo este punto de vista mirémosla
en estos tres períodos:
1º La Suprema inteligencia la concibe y preordena antes
que el mundo fuera.
2º Su edificación en el curso de los siglos.
3º Su perfección consumados los siglos.
Dios, siendo una inteligencia de una virtud infinita, nada
ha producido en el curso de los siglos que no lo haya orde-
nado en la eternidad. La primera inteligencia allá en la eter-
636 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 637

nidad, a parte ante, como arquitecto de inmenso poder, fija la árbol sino al impulso de su soplo, ordenando el tiempo y
forma que ha de tener la ciudad y cada una de sus partes. Al cuanto con el tiempo se mueve, omnia propter electos; todo
concebir el plan queda ésta detallada en sus plazas, calles, para bien de la Iglesia.
casas, muros, puertas, adornos, riquezas; todo lo prevé, todo lo Y consumados los siglos, pasado el tiempo, viene la otra
preordena, todo lo mide, todo lo pesa, todo lo numera, y da eternidad, a parte post, y en ella se presentará terminada,
nombre propio a cada una de las piezas. No sólo preordena acabada y perfecta la obra de Dios, la Iglesia Santa, en plena
la figura y forma que ha de tener la ciudad, sino que antes de conformidad con el plano preordenado por la suprema
llegar a la ejecución de su plano, predestina y fija el modo, el Inteligencia.
orden, los medios y el cuándo cada una de las partes se ha
de trabajar, y por qué operarios y de qué instrumentos estos Considerada la Iglesia Santa bajo este punto de vista,
se han de servir, los materiales que se han de emplear, en empezaremos ahora por presentar ese plano, que rige su
una palabra, el Supremo arquitecto nada olvida, nada des- edificación en el curso de los siglos, y ese plano mismo es el
cuida, y su plan, concebido por su inteligencia infinita, queda que, mirado a ojo de pájaro, se ve trazado sobre la cima del
trazado y delineado con líneas indelebles en su misma purí- monte Santo de Dios.
sima mente tan perfecto y acabado, que no es posible, una
vez terminado, ni añadir, ni quitar, ni borrar, ni corregir, ni la
sombra más mínima de un cabello.
3. Concebido el plano, vamos ahora a su ejecución. El
arquitecto que lo ha trazado, es el mismo el que lo ejecuta, y
para la edificación de la ciudad eterna, no le falta poder, auto-
ridad ni virtud. Las criaturas no pueden ni entorpecer, ni para-
lizar, ni suspender su obra. No le faltan operarios para la edi-
ficación de su Iglesia; todas las criaturas sirven en sus
manos, o como instrumentos, o como ministros, ángeles bue-
nos y malos, hombres santos y perversos; todos están orde-
nados a la edificación de la Jerusalén celeste. Dios en su
sabia providencia no dejaría, ni demonios, ni malos hombres
sobre la tierra, si de ellos no se sirviera para bien de los esco-
gidos. Tampoco le faltan materiales, porque en su potencia
halla una inmensidad de ellos y tan ricos y preciosos cual los
necesita para realizar su plan concebido.
4. Preordenada, pues, la ciudad Santa de Jerusalén por el
Supremo arquitecto en la eternidad, a parte ante, dice una
sola palabra, y el Verbo eterno, que es Dios, construye la ciu-
dad y ejecuta el plano concebido en la mente divina con tal
puntualidad y exactitud, que no se mueve la hoja de ningún
638 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 639

PLANO DE LA CIUDAD

LÁMINA 5ª

1. Dice el texto Sagrado «y vino uno de los siete ánge-


les que tenían las siete copas llenas de las siete plagas pos-
treras y habló conmigo, diciendo: ven acá, y te mostraré la
Esposa que tiene al cordero por Esposo, y me llevó en espí-
ritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa de
Jerusalén, que descendía del cielo de la presencia de Dios,
que tenía la claridad de Dios y la lumbre de ella era seme-
jante a una piedra preciosa de jaspe a manera de cristal» [Ap
21,9-12].
Mira, hombre mortal, mira desde este tu destierro la ciu-
dad Santa, término de tu viaje, y la verás rodeada, ampara-
da y protegida de montes eternos, inmobles y solidísimos
que la circuyen; y estos montes son las infinitas perfecciones
de Jesucristo y sus atributos. En medio de un llano espacio-
sísimo, encerrado a todo mal por la potencia de Dios, la halla-
rás trazada y delineada.
2. El ángel en visión intelectual la dejó ver a S. Juan
bajo los tres puntos de perspectiva, desde los que nosotros
la estamos describiendo.
1º La vio en plano, delineada en la mente purísima del
Supremo arquitecto.
2º La vio edificándose por millares de operarios en el
curso de los siglos.
3º La vio finalmente acabada, y en su ser perfecto a
parte rei en aquel estado que tendrá cuando, consumados
los siglos, estarán en ella todas sus partes, esto es, todos los
escogidos, ángeles y hombres.
640 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 641

Nosotros, al describir la ciudad eterna, ya sea en plano, La extensión de terreno que debe ocupar la ciudad Santa
ya en su ser perfecto y acabado, vamos a copiar el mismo es de 12.000 estadios. Por aquí se puede calcular el número
bosquejo que de ella nos da el texto Sagrado, sirviéndonos de sus ciudadanos.
de las reglas del arte para extenderle. La ciudad estaba circuida de un muro que, al medirle el
3. Antes de presentar el plano es preciso prevenir que ángel, halló que tenía de alto 144 codos, era cuadrada, y
para no extraviarse ni deslizarse el lápiz y pincel, ya tenemos tenía en sus muros tres puertas a cada frente, que compo-
en vista que la figura debe ser conforme a la realidad figura- nen el número doce.
da. El dibujante debe tener presente al trazar su bosquejo el Fundándonos nosotros sobre las medidas dadas por el
objeto que se propone sombrear: por el número de ciudada- ángel en orden a la forma, bajo la que presentamos descrita
nos, se ha de calcular la extensión de la ciudad. la Jerusalén celeste, hemos tirado desde cada una de las
¿Qué es la Iglesia tal cual vamos a figurarla? doce puertas colocadas en muro una línea recta hacia al cen-
tro, que a manera de radio vaya a terminar al trono del cor-
Describiéndola o en plano o en su ser completo, no es dero; y estas doce líneas nos dividen todo el terreno, abrien-
otra cosa que una multitud tan numerosa de ciudadanos cual do otras tantas calles, que denominaremos vías generales
es capaz de concebir nuestro débil entendimiento. ¿Cuántos que conducirán a los celestes ciudadanos, de la circunferen-
son en número los ángeles y hombres predestinados para la cia al centro; el ancho de estas vías ha de ser proporcionado
gloria? Calcúlese si se puede, y éstos, ordenadísimos en sí al concurso, a la grandeza y magnificencia de la ciudad.
mismos bajo Cristo, su cabeza, son el objeto que nos propo-
nemos delinear. 6. Ponemos la plaza principal en medio de la ciudad, en
razón de que, teniendo allí su trono y su silla el cordero sin
4. Vamos, pues, a medir el terreno sobre el que está mancilla J. C., al rededor del trono de Dios, es indispensable
fundada la ciudad Santa [Ap 21,15]: «Y el que hablaba con- medir un espacio libre tan capaz que puedan reunirse allí en
migo tenía una medida, que era una caña de oro para medir c u e rpo todos los escogidos con los coros angélicos.
la ciudad y sus puertas, y el muro y la ciudad es cuadrada, Colocamos la plaza en el centro porque allí reside el Sol de
tan larga como ancha, y midió la ciudad con la caña de oro, y justicia que clarifica toda la iglesia triunfante.
tenía doce mil estadios, y la longitud, la altura y la anchura de Describimos otras calles transversales a las primeras,
ella son iguales. Y midió el muro, y tenía ciento cuarenta y porque es necesario haya vías de comunicación no sólo de
cuatro codos de medida de hombre que era la del ángel». En la circunferencia al centro, sino en línea transversal.
la acción de medir está demostrada la preordenación de la
Iglesia Santa, y por lo que toca a la dimensión y extensión del 7. Para marcar la división de líneas que han de consti-
terreno fijado por el ángel, resultan dos cosas; la magni- tud y tuir el orden general de este plano, no siendo esta figura fan-
grandeza de la obra de Dios, y los límites y fines de ella por tástica, aludiendo nuestro bosquejo a realidad, esto es al
referirse a criaturas limitadas. orden admirable que guarda en sí misma la Iglesia Santa, las
líneas que dividen y subdividen y forman nuestro plano están
5. Viniendo, pues, a nuestro caso, tomadas de mano del dirigidas y tiradas sobre los principios siguientes:
ángel las medidas, presentamos el plano concebido por la 1º Para encontrar el orden en una multitud tan grandio-
eterna sabiduría de Dios. sa, ya de ciudadanos, ya de edificios, se ha de creer que hay
642 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 643

supremos ínfimos, e intermedios, y que los ínfimos son diri- nan la mayor o menor gloria accidental de los ciudadanos
gidos a los supremos por el ministerio de los intermedios. celestes.
2º Los ángeles y los hombres forman una sola ciudad, 9. Veamos ahora en la igualdad los coros y jerarquías;
un solo cuerpo moral, una sola familia, un solo reino bajo una pero antes se ha de advertir que siendo los ángeles una mul-
sola cabeza y un solo rey que es Cristo: los hombres glorifi- titud tan considerable, el orden se halla entre ellos en el más,
cados forman coro y jerarquía con los ángeles, no por sepa- en el menos y en la igualdad: ha de haber supremos, ínfimos
rado, sino en unión con ellos, atendiéndose para esto a la e intermedios como en toda república bien ordenada, porque
igualdad de perfección en gloria. por los intermedios gobiernan los supremos en los ínfimos,
3º En el orden está la belleza, y el orden se funda en el donde se halla la multitud. De aquí procede el dividirse los
más, en el menos, y en la igualdad. El más está en los supre- ángeles en tres jerarquías, suprema, ínfima e intermedia.
mos con respecto a los intermedios, y en éstos con relación Cada jerarquía, comprendiendo también una multitud muy
a los ínfimos. El menos está vice versa en los ínfimos con grande, se subdividen por el mismo principio en supremos,
respecto a los intermedios, y en éstos con relación a los ínfimos e intermedios, y ahí tenemos nueve coros u órdenes
supremos. La igualdad constituye un orden y un mismo coro, distintas con diferentes grados de gloria. La suprema jerar-
colocando los individuos en una misma línea. quía contiene los tres coros siguientes: supremos, que son
los serafines, ínfimos, que son los tronos; e intermedios, que
4º Teniendo el cordero inmaculado su trono en el centro, el
son los querubines. La jerarquía intermedia o segunda, con-
más y el menos designan en los espíritus y almas glorifi- tiene las dominaciones, virtudes y potestades, y la última los
cadas los grados de gloria accidental bajo este orden: cuan- principados, arcángeles y ángeles.
to más tiene una alma de Dios, más cerca está de él: cuan-
do más inmediata está al trono de Dios, más gloria tiene. Los hombres forman con los ángeles familia, jerarquía,
Cuanto menos tiene de gloria, más lejos está, y cuanto más coro y ciudad, agregados a estos coros según el grado de
dista de él, menos gloria. Los que se hallan en una misma gloria que se les da.
línea, y distan igualmente de Dios, tienen igual grado. De 10. Es indispensable dividir el plano por líneas transver-
todos estos principios se deduce que en las líneas que cor- sales que conduzcan los ciudadanos en línea circular al cen-
tan la ciudad desde la circunferencia al centro, cada punto es tro, y estas líneas han de marcar la igualdad de las distancias
un grado de gloria accidental, más si va de la circunferencia desde las circunferencias al centro. Habiendo encontrado
al centro, menos si se mira al contrario, igual en los puntos toda la gloria accidental dividida y cortada en nueve líneas
de una misma circunferencia. transversales, que son los nueve coros, ahí tenemos toda la
8. Por estos principios se deja entender que entrando ciudad dividida por nueve calles anchas, que facilitan el trán-
en la ciudad celeste, desde que se pone el pie adentro, cada sito de los ciudadanos celestes por el rededor del trono de
paso hacia la plaza donde Dios tiene su trono, designa un Dios, más o menos cerca, según el grado de gloria que cada
grado de gloria accidental, y de ahí es que en la construcción uno tiene. Tenemos, pues, la igualdad en los espíritus de un
de los edificios, sus diferentes formas y adornos han de mismo coro y jerarquía, la superioridad en los que tienen el
demostrar la mayor o menor magnificencia y grandeza de la más, y la inferioridad en los que tienen menos.
obra de Dios. De ahí es que las doce calles regias que abren 11. La ciudad está puesta en cuadro tan ancha como
las doce líneas tiradas del centro a las doce puertas, desig- larga, tan alta (contados los fundamentos) como profunda:
644 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 645

este cuerpo matemático, perfecto en medida, designa la per-


fección de la obra de Dios.
Considerando a Dios en el punto central para designar la
igualdad de gloria, hemos tirado las líneas circulares para
proporcionar a los ciudadanos su movimiento alrededor del
trono de su Dios cada cual en su propia esfera o calle, mien-
tras que las rectas que van de la circunferencia al centro y
vice versa les facilitan el otro movimiento de más o menos a
toda la multitud, colocando a cada uno en su propia calle, en
su propio palacio y en su correspondiente mansión.
646 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 647

bienaventurados juntos, representados en la superficie de


ese cuerpo geométrico. Los fundamentos cuanto más tienen
de profundidad, de peso y de solidez, más perfectos son. La
profundidad, el peso, y la solidez de los doce fundamentos
sobre los que se presenta edificada la Iglesia triunfante, nos
LA CIUDAD Y SUS DIMENSIONES
hace ver las grandes y sublimes virtudes de Cristo, y de
cuantos con Cristo fundaron y sostuvieron en la tierra la
L ÁMINA 6ª Iglesia santa.
Esta lámina pone a nuestra vista un cuerpo de quinientas
1. La ciudad es tan ancha como larga, y tan alta y pro- leguas de dimensión cuadrado, tan alto y profundo como
funda como larga y ancha. Han parecido impropias en senti- ancho y largo. Representa a Cristo y sus Apóstoles, y todos
do literal estas dimensiones a varios intérpretes de las san- los escogidos edificados en la superficie, y fundados sobre
tas escrituras. La presente lámina demuestra que tanto en ellos, como corona, adorno y embellecimiento de toda la obra
sentido natural, como en el metafórico es muy conforme al de Dios.
texto sagrado. 3. Si este cuerpo geométrico se considera y mira encu-
En sentido literal es verdaderamente impropio, y casi bierto de montañas, sólo aparecerá sobre éstas la ciudad,
imposible la construcción de una ciudad que tenga la forma y basada sobre él; y en tal concepto también tendrá el plano la
misma dimensión, la misma proporción, y la misma figura, y
las enormes proporciones que designa el libro del
estas montañas que amagan los fundamentos, representa-
Apocalipsis, lo es para nuestro modo de ver las cosas, lo es
a nuestra debilidad y pobreza, pero no lo es para la sabidu- rán las infinitas perfecciones de Jesucristo, amparando,
ría y potencia de Dios, sino al contrario muy conforme a sus encubriendo, y protegiendo a su Apostolado.
atributos y perfecciones. Manifestaremos en las últimas lámi- Así como Cristo con los Apóstoles son la puerta de la ciu-
nas de esta primera figura que no hay inconveniente en que dad, y están en las doce puertas, y en cada una de ellas hay
los escogidos habiten en el empíreo una ciudad modelo, el Apostolado con Cristo, así también Cristo con ellos, es el
cuyo pavimento y edificios sean oro puro, adornados con fundamento de la misma ciudad, y en los doce está Cristo, y
cuanto pueda nuestra imaginación concebir de más rico, pre- los doce con él son los que mantuvieron en la tierra la Iglesia
cioso y bello, y cuya forma revele la gloria accidental de los militante.
santos. En tal caso, los fundamentos de la ciudad pueden
tener materialmente del mismo modo quinientas leguas de
alto, y de profundo, que un millón; porque lo que es imposi-
ble a nuestras fuerzas, no lo es a la potencia de Dios.
2. En sentido metafórico la referida forma es muy con-
forme a la realidad figurada. Si bien la elevación de los edifi-
cios, es muy desproporcionada a la de los fundamentos; pero
en esto se descubre que Cristo y el apostolado exceden en
gloria accidental en una desproporción enorme a todos los
648 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 649

JESUCRISTO FUNDAMENTO DE LA CIUDAD

LÁMINA 7ª

1. Repetiremos en el curso de esta obra muchas veces


esta grande verdad: Cristo Dios, y nuestros prójimos; es el
objeto de nuestro amor consignado por la ley de gracia que
nos dice: «amarás a Dios por ser él, quien es bondad infini-
ta, y a tus prójimos como a ti mismo» [Mt 22, 37]; Cristo con
los prójimos constituye un solo cuerpo, una sola ciudad, un
reino, una grey; y ese cuerpo moral, ese reino, esa sociedad
es la Iglesia santa, y por lo mismo la Iglesia es la cosa amada
fijada por la ley.
2. Si la Iglesia es un cuerpo moral, Jesucristo es la
cabeza; si una república perfecta, Cristo es su rey y señor; y
si una ciudad, él es la piedra suma, angular, fundamental
sobre la que descansa y se apoya la ciudad y sus funda-
mentos. Los Patriarcas, los Profetas, los Apóstoles y todos
cuantos en la tierra edificaron, sostuvieron y defendieron la
Iglesia santa con sus doctrinas, con su autoridad, con los
buenos ejemplos de las virtudes cristianas, figuran como fun-
damentos sobre la piedra suma, y no sólo es Cristo funda-
mento de los fundamentos, sino de todos los que se han sal-
vado, y se han de salvar. Escribe el Apóstol a los Corintios
[1Cor 3, 10-11]: por fundamento de la ciudad santa nadie
puede poner otro fuera de Jesucristo nuestro Señor. Enviaré
[Is 27,16] en los fundamentos de Sión, dice Isaías una piedra
preciosa, angular, fundamental, y probada. Ya no sois hués-
pedes, y extranjeros, dice el mismo Apóstol a los de Efeso,
sino ciudadanos de los santos, y familiares de Dios, edifica-
dos sobre el fundamento de los Apóstoles y Profetas, siendo
650 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 651

piedra suma, angular, Jesucristo, en el que toda edificación Pastores su ganado. Tal es Jesucristo en calidad de funda-
al construirse toma la forma de un templo consagrado al mento de su Iglesia, y teniendo ésta un tal cimiento, no hay
Señor. Esta es la piedra que vio en sueños Nabucodonosor, en la creación cristiana alguna que pueda falsear esta gran-
cortada sin mano alguna del monte, la que, cayendo sobre de obra.
todos los reinos e imperios que no estaban fundados en ella, 4. No sólo la Iglesia triunfante, sino la militante está edi-
los destruyó y, creciendo, se transformó en un monte tan ficada sobre esta inmensa piedra; pues que no hay más que
grande que llenó toda la tierra [Dn 3]. Esta es la piedra que una sola Iglesia, y los del cielo, los de la tierra, y los de deba-
vio el Profeta Zacarías [Za 3] que tenía siete ojos, cuya escul- jo de la tierra que están unidos a Cristo, todos están cons-
tura estaba grabada por mano del mismo Dios. Esta piedra truidos sobre este mismo fundamento. Cristo es el que los
fue la que Moisés hirió con su vara, saliendo de ella las sostiene, los defiende y ampara; él da en el cielo la gloria a
aguas que el pueblo pedía para apagar su sed. los bienaventurados, en la tierra la gracia, las virtudes y los
3. Esta piedra figura la humanidad de N. S. J. C. Es de dones a los justos, y la esperanza a las almas que purgan en
oro purísimo, clarificado y trasparente como el cristal, esmal- el fuego del purgatorio sus defectos. Los Apóstoles, y cuan-
tado con cuantos brillantes encierran los mares y la tierra. Su tos con Cristo, y en nombre de Cristo sostienen la Iglesia
peso, es tal, que criatura alguna no puede levantarla, ni la santa, todos reciben de él la autoridad, el poder, la virtud y la
fuerza y virtud de todas juntas; está segura, firme, inmoble, y doctrina de la verdad.
de un peso enorme, y por esto es solidísima cual correspon-
de al fundamento de la ciudad eterna. Es tan fuerte que,
cuanto choca contra ella, todo se rompe, todo se quiebra,
todo se destruye, todo perece, mas ella subsiste, y permane-
cerá incorruptible eternamente. Cuántos reyes y reinos,
cuántos imperios y emperadores han atentado contra ella
¡vanos esfuerzos! no sólo no la han movido de su propio sitio, ni
han quebrado de ella la más mínima parte, sino que a sus
pies han caído hechos trizas y polvo. Su peso, su solidez, su
fuerza es infinita, y el precio sube también a lo infinito. Está
adornada con todo cuanto hay de más rico en el mundo
moral y material. Encierra todas las gracias, todos los dones,
todas las virtudes con tal plenitud, que vale ella sola más que
todo cuanto hay fundado encima, que es la Iglesia triunfante.
Esta piedra tiene más peso, más precio, más valor y estima
ella sola que toda la creación junta. Mírala en la lámina 3ª y
la verás sostenida por su divinidad figurada en nubes de glo-
ria. Sus atributos y perfecciones, sus dotes, gracias y dones
se levantan en ella como montes pingües y fertilísimos, a la
par que solidísimos, y sobre ellos está fundada y edificada,
descansa y reposa la Iglesia: en estos montes apacientan los
652 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 653

LOS DOCE FUNDAMENTOS

LÁMINA 8ª

1. Para la solidez de cualquiera edificio es necesario


que los fundamentos sean firmes, fuertes e inmobles. En la
descripción de la Ciudad Santa de la Jerusalén celeste no
debían ocultarse los cimientos sobre los que descansa la
Iglesia triunfante al solitario de la isla de Patmos, que es el
que los vio: los miró con toda detención, y nos dejó escrito
sobre ellos lo siguiente: «Y tenía un muro grande y alto con
doce puertas: y en las puertas doce ángeles y los nombres
escritos que son los nombres de las doce tribus de los hijos
de Israel... Y el muro de la ciudad tenía doce fundamentos, y
en estos doce, los nombres de los doce apóstoles del corde-
ro... Y los fundamentos de los muros de la ciudad estaban
adornados de toda piedra preciosa. El primer fundamento
era jaspe: el segundo, zafiro: el tercero, calcedonia: el cuar-
to, esmeralda: el quinto, sardónica: el sexto, sardio: el sépti-
mo, crisólito: el octavo, berilo: el nono, topacio: el décimo, cri-
soprasio: el undécimo, jacinto: el duodécimo, ametisto» [Ap
21, 12ss.].
2. Los apóstoles son una de las partes integrales y prin-
cipales de la Iglesia, y por esta razón deben figurar en ella,
debajo la ciudad, como fundamentos, alrededor de ella,
como el muro de defensa, y en éste; como puertas por donde
entran los justos a la gracia y los santos a la gloria... Los
nombres de los doce apóstoles son los siguientes: Simón,
llamado Pedro y Andrés, su hermano: Santiago Zebedeo y
Juan, su hermano: Felipe y Bartholomé, Tomás y Matheo, el
publicano, Santiago de Alpheo y Thadeo, Simón Cananeo y
Judas Iscari o t e, en cuyo lugar fue elegido y colocado
Mathias.
654 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 655

3. En los cimientos de la Iglesia triunfante están repre- 5. Cada fundamento, aunque sean todos oro puro, tiene
sentados no sólo los doce apóstoles de los que acabamos de por adorno una piedra preciosa específica que le distingue y
escribir los nombres, sino todos cuantos ya sean hombres ya caracteriza; y aquí es manifestada una vocación especial de
mujeres, en el curso de los siglos han sostenido la Iglesia cada uno de los escogidos que es causa y ocasión de prac-
santa; tales son en el antiguo testamento los grandes patriar- ticar virtudes especialísimas, propias de la persona, y por las
cas Enoch, Noé, Abraham, Isac, Jacob, sus doce hijos, que en el cielo se distingue de los demás, se conoce y es
Moisés, los grandes profetas Elías y Eliseo, Isaías, Jeremías, denominado. Así como nos conocemos en la tierra por la
Ezequiel, Daniel. Entre las mujeres Débora y Jael, Judith y figura especial y propia de cada uno, así en el cielo las almas
Ester: en el nuevo testamento los grandes misioneros envia- se conocen, denominan, y se distinguen unas de otras por
dos al mundo para renovarle, tales como el gran Bautista, una forma especial, personal e individual, correspondiente a
san Francisco de Asís, el de Paula y el Ja vier, santo la forma especial de virtud que al desarrollarse en la tierra
Domingo, santo Tomás de Aquino, san Vicente Ferrer, san tomó la persona, y que le era debida según el orden moral e
Antonio Abad, y el de Padua, y entre las mujeres celebres las intelectual, y en estas virtudes individuales no hay dos que
Eulalias, santa Tecla, santa Catalina de Sena, santa Teresa convengan perfectamente.
de Jesús, las hermanas de la Caridad. Con los apóstoles for- 6. Los fundamentos son en número doce, y por este
man fundamento todos cuantos en esta vida se presentan número es representada toda la multitud que en esta vida
ante los enemigos de la fe católica como muro de bronce sostuvieron la Iglesia santa. Dice San Agustín exponiendo el
para hacer frente a sus ataques; y todos cuantos la sostienen salmo 86: «La ciudad tiene sus fundamentos en los montes
con su autoridad y jurisdicción como son los obispos, y párro- santos». ¿Por qué los apóstoles y los profetas son los funda-
cos y demás sacerdotes, igualmente todos los reyes, prínci- mentos? porque con su autoridad sostienen nuestra debili-
pes y grandes del mundo que, con su poder e influencia, dad y flaqueza. El número doce significa cierta multitud: hay
amparan y protegen todo lo santo y religioso. Aquel que en doce tronos en el juicio, y representan la multitud de los que
cumplimiento de la ley de gracia ordena las acciones de su con Cristo juzgarán; hay en el muro de la ciudad doce puer-
vida al bien común de sus prójimos, ya sea hombre o mujer, tas, y figuran la multitud de los que introducen y guían al cielo
trabaja en bien general de la Iglesia y la sostiene, porque la al hombre viador sobre la tierra.
Iglesia, como hemos dicho, son los prójimos unidos a Cristo,
su cabeza.
4. La materia de que están construidos los fundamentos
de la ciudad celestial es oro puro de primera calidad, y sus
adornos son todas las especies de piedras preciosas. En el
oro está significada la caridad, y en los adornos todas las
demás virtudes adjuntas a esta. A la caridad corresponde en
el cielo la gloria esencial de los justos, y por esto está repre-
sentada por el oro, no sólo en los fundamentos, si que tam-
bién en todos sus edificios; y a las demás virtudes una gloria
accidental en más o menos perfección, según la graduación
de perfección con que se practicaron sobre la tierra.
656 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 657

UNO DE LOS DOCE FUNDAMENTOS: SAN PEDRO

LÁMINA 9ª

1. En el apartado anterior hemos presentado los doce


fundamentos de la Iglesia triunfante, y en ellos figurada toda
la multitud de justos que en la tierra sostuvieron la fe católi-
ca, y la religión con sus doctrinas, con su autoridad y poder,
con el buen ejemplo de todas las virtudes cristianas, y con la
fuerza y eficacia de sus oraciones, y su magnitud es tal que,
mirados los doce en globo, no puede nuestra flaca vista dis-
tinguir en ellos los adornos que los embellecen, y por esta
causa, en éste explicamos uno de los doce; es tan grande su
dimensión, cual corresponde en una ciudad de quinientas
leguas cuadradas, y por esta razón sólo descubrimos una
mínima parte de él con sus correspondientes adornos. Es el
primero de todos ellos, el cual representa a Pedro y en Pedro
la piedra fundamental de la Iglesia santa, y lo es no sólo de
los demás fundamentos sino de todos los edificios construi-
dos y edificados arriba en su superficie: «sobre esta piedra
yo edificaré mi Iglesia», dijo Jesús a san Pedro. Sus adornos
son diamantes o piedras jaspe, que son las más duras que la
naturaleza produce. Y conviene sea así, pues que ante esta
piedra firmísima y solidísima han caído cuantos imperios y
reinos han chocado contra ella, en cumplimiento de aquella
palabra «las puertas del infierno no prevalecerán contra ella»
[Mt 16,18].
2. Siendo Pedro, y con Pedro el Pontífice de Roma una
piedra la más dura, sólida y fuerte de cuantas produce el
mundo mortal, y de una magnitud tan enorme, todas las fuer-
zas humanas reunidas en una corona no son capaces de
658 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 659

moverla, si ella al impulso de Dios no se mueve, y por esta


razón está muy segura la Iglesia fundada sobre tal piedra.
3 . Las piedras preciosas que adornan los fundamentos
de la celestial Jerusalén, son las virtudes del Pon tificad o, y
de cuantos con ellas fundaron sobre la tierra la fe, la religión
y los principios de la moral y disciplina, etc., y figuran la
grandeza de ánimo, o la magnanimidad en las empresas
tocantes al honor y gloria de Dios, su fuerza en sostener, y
s u f rir cuantas penas y contradicciones se les presentaron en
el establecimiento de la religión católica en países infieles, y
en el sostenimiento de ella en las naciones donde está ya
plantada, su fe probada en medio de las hogueras y de tor-
mentos los más atroces, su caridad en dar la vida por la glo-
ria de Dios, su prudencia en el gobierno y dirección de los
intereses espirituales y religiosos de los puebl o s, de que
e s t u v i e ran encargados. Las virtudes que se comu nica ro nr
epa rtidas y divididas en la masa del pueblo fiel, se han
dado en plenitud y reunida en el Apostolado, y en grado mu y
p erfecto y eminente; y esto es muy confo rme a los etern os
designios de la sabiduría de Dios, pues que en calidad de
fundadores habían de recibir en plenitud lo que habían de
c o municar a los demás.
660 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 661

das por el Espíritu Santo a los Patriarcas, Apóstoles, Profetas


y a cuantos han sido enviados al mundo con misión especial
para salvarle... Veremos primero la naturaleza y propiedad de
cada piedra, su forma y color, y después la aplicaremos a
uno de los doce fundamentos; por lo que se entiende que los
DOCE ORDENES DE PIEDRAS PRECIOSAS dones, las gracias, las vir tudes y la misión dada por el
Espíritu Santo en todas épocas a los que han sido destina-
LÁMINA 10ª dos para fundar en el mundo la Fe y la Religión, todas en sí
distintas en millones de individuos, son unas en Cristo y su
1. Y los fundamentos del muro de la Ciudad, están Apostolado, y reducidas a doce. El número doce procede del
adornados de todas las especies de piedras preciosas bajo tres multiplicado por cuatro; el cuatro se pone por ser el cuer-
este orden: el primer fundamento Jaspe, el segundo Zafiro, el po geométrico a que aludimos, cuadrado, haciendo frente a
tercero Calcedonia, el cuarto Esmeralda, el quinto Sardó- las cuatro plagas del mundo, de donde proceden los que se
nica, el sexto Sárdio, el séptimo Crisólito, el octavo Berilo, el dirigen a Dios por su Iglesia, y el número tres en el
nono Topacio, el décimo Crisoprasio, el undécimo Jacinto, y Apostolado se explica por cuanto siendo la Iglesia santa obra
el duodécimo Ametisto. ad extra de la Santísima Trinidad, entran en ella bautizados
de las cuatro partes del mundo en el nombre de las tres per-
2. En la tierra toda la perfección cristiana consiste en la sonas Padre, Hijo y Espíritu Santo, por mano apostólica.
caridad: la Ciudad con sus fundamentos, es toda oro purísi- Cuanto se hace por los Apóstoles para edificación de la
mo, y aquí es figurada la gloria esencial, que consiste en la Iglesia, todo va en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
visión de Dios. Todas las virtudes son adorno de las almas, y Santo.
en la gloria son figuradas en los brillantes y piedras precio-
sas, como gloria accidental de los bienaventurados. 5. En las doce órdenes de piedras preciosas no sólo
figuran las distintas virtudes del Apostolado, sino también
3. La piedra suma fundamental, que es Cristo, debe toda su doctrina. Son los Apóstoles los fundadores de la
estar adornada con todas las especies de piedras preciosas Iglesia, y los que la sostienen con su autoridad, con el ejem-
reunidas a doce órdenes, y cada uno de los Apóstoles tiene plo de su vida, con las virtudes y a más con la predicación del
su adorno especial propio y distintivo, y así, la perfección Evangelio, de sus doctrinas, leyes, preceptos y consejos. El
accidental y accesoria que se halla reunida en Cristo, se ve símbolo redactado en doce artículos es la obra de los
repartida entre los doce Apóstoles, tanto en los fundamentos Apóstoles, y si bien predicaron todo el Evangelio, se atribuye
como en las puertas, y como diremos a su lugar las virtudes a cada uno de ellos un artículo especial, como también todos
que en los Apóstoles se hallan reunidas con Cristo, están practicaron y practican en la tierra todas las virtudes, se atri-
repartidas en los adornos de los edificios de la Ciudad. buye a cada uno, una especial que les individualiza.
4. Examinemos una por una las doce piedras preciosas, 6. El primer fundamento empezando por abajo tiene por
de que nos habla S. Juan en su Apocalipsis, c. 21, 5, y en nombre Pedro por ser el primero de los doce fundadores y de
cada una de ellas encontraremos virtudes especiales, pro- toda la Iglesia, según S. Mateo, c. 16, tú eres Pedro, y sobre
pias y distintivas, que constituyen su naturaleza y en ella con- esta piedra edificaré mi Iglesia, le pertenece ser una piedra
templaremos los distintos dones, gracias y virtudes derrama-
662 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 663

la más fuerte. Jaspe significa lo mismo que diamante. Este 4ª piedra preciosa ESMERALDA
diamante se llama tal por su dureza, pues que si choca con
otras piedras, las rompe todas. Su color es verde con mácu- 9. La Esmeralda tiene el color semejante a las aceitu-
las de color de sangre, y con líneas que al parecer la pre- nas y este color verde va mezclado con un fulgor de luz viví-
sentan cortada. Sus propiedades son: romper las otras pie- sima como la de una centella. Este verde es muy vivo, exce-
dras, y dispersar los fantasmas, es piedra antiquísima, y se diendo al que tiene la yerba más encendida. En esta piedra
halla en la superficie de la tierra. Su fondo no es enteramen- está escrito el nombre del Apóstol san Juan, representando
te de color verde, sino que lo tiene en máculas y líneas por lo mismo sus virtudes, esto es, la virginidad y castidad, y
esparcido en varias especies de verde. Es opaco y parte lúci- su amor ardentísimo de caridad. En el Racional tenía graba-
do. do el nombre de la tribu de Judá, y figura toda la doctrina del
Evangelio reducida al cuarto artículo del credo padeció bajo
Corresponde a esta piedra preciosa toda la doctrina reco-
el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepulta -
pilada en el primer artículo del Credo en un Dios todopode -
do.
roso, criador del cielo y de la tierra. En el Racional del
Pontífice de la ley escrita había en ella grabado el nombre de la
tribu de Gad. 5ª piedra preciosa SARDONICA

10. Esta piedra tiene el color de carne en su superficie,


2ª piedra preciosa ZAFIRO y siendo trasparente, este mismo color remata en blanco
como especie de uña cándida, y al fondo presenta un color
7. El Zafíro es de color celeste, y luce como las estre-
negro, y luce como las otras. En ella vio S. Juan escrito el
llas, teniendo entre el color opaco celeste, puntos de oro que
brillan como chispas de fuego y de luz. Esta piedra tenía en nombre del quinto Apóstol Felipe, y en el Racional traía el
el Racional del Sumo Pontífice de la ley antigua escrito el nombre de la tribu de Manasés. Figura la doctrina del quinto
artículo bajó a los infiernos y las virtudes de S. Felipe.
nombre de la tribu de Neftalí, y representa toda la doctrina
del segundo artículo de nuestro credo, Y en Jesucristo, su
Hijo unigénito y Señor nuestro: el nombre de Andrés, herma- 6ª piedra preciosa SARDIO
no de Pedro, está escrito en ella.
11. Tiene el color de carne humana clarificada, o glorifi-
cada. En ella estaba escrito el nombre de la tribu de Rubén,
3ª piedra preciosa CALCEDONIA y según S. Juan, traía esta piedra el nombre de S. Bartolomé,
y simboliza la doctrina del sexto artículo del credo resucitó de
8. En el Racional tenía el nombre de Dan y se llamaba
entre los muertos.
Carbúnculo: tiene el nombre de Santiago, hermano de Juan,
y en el credo le pertenece, que fue concebido por obra del
Espíritu Santo y nació de María Virgen su color es semejan- 7ª piedra preciosa CRISOLITO
te al de un carbón encendido, o de un hierro que arde, y por
lo mismo es una piedra que luce y arde, y aún más si se 12. El Crisólito resplandece y arde como el oro, y tiene
sumerge en el agua. la especie de un cristal muy puro y luciente. En el Racional
664 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 665

representaba la tribu de Efraim, y en los fundamentos de la prendida en el décimo artículo del credo la Santa Iglesia
celestial Jerusalén trae escrito el nombre del séptimo Apóstol católica, la comunión de los Santos está representada en sus
S. Mateo. Figura sus virtudes, y la doctrina cristiana recopi- propiedades y virtudes, como también la misión de este
lada en el séptimo artículo subió a los cielos y está sentado Apóstol.
a la derecha de Dios Padre.
11ª piedra preciosa JACINTO
8ª piedra preciosa BERILO
16. El Jacinto es una piedra preciosa muy sólida y fuer-
13. Esta piedra es un brillante que según como se mira, te; no obstante es cortada por el diamante: es lúcida y de
tiene el color unas veces verde oscuro, como el del olivo, y color celeste, que degenera en púrpura. Bajo el nombre de
otras celeste. Este brillante es diferente de los demás, pues Ligurio en el Racional tenía escrito el nombre de Aser, y en
que los otros engastados al oro resplandecen más; este bri- la Jerusalén celeste el de Simón Cananeo: figura la doctrina
lla más solo que con el oro. En él había en el Racional el del undécimo artículo del credo la remisión de los pecados.
nombre de la tribu de Benjamín, y como fundamento de la
Iglesia triunfante lleva el nombre de Sto. Thomás, y repre-
senta el octavo artículo de allí ha de venir a juzgar a los vivos y 12ª piedra preciosa AMETISTO
a los muertos. 17. Esta piedra preciosa es fácil de trabajar; su color es
de púrpura y violado degenerando, según como se mira, en
9ª piedra preciosa TOPACIO rosa, y aparenta una especie de llama del mismo color; es
muy suave a la vista y por esto la llama Plinio la piedra de
14. El Topacio es una piedra fulgentísima, especialmen- Venus. En el Racional tenía esculpido el nombre de Zabulón,
te si se expone a los rayos del sol. Su color es semejante al y en el duodécimo fundamento de la celestial Jerusalén lleva
oro, y, según como se mira, se ve también de color verde. Por el nombre de Matías, puesto en lugar de Judas, el traidor:
ser tan radiante con mucha oportunidad se le aplica el nono figura la doctrina del último artículo del credo la resurrección
artículo de nuestra santa fe creo en el Espíritu Santo. En el de la carne, y la vida eterna.
Racional del Sumo Pontífice llevaba esculpido el nombre de 18. Según lo visto, traen estas misteriosas piedras escri-
Simeón, y en la celestial Jerusalén el de Santiago, primo del tos y grabados los nombres de los Patriarcas en representa-
Señor. ción de las virtudes especiales de éstos, el de los Profetas y
Apóstoles en figura de las virtudes y misión especial de cada
10ª piedra preciosa CRISOPRASIO uno de ellos, y todas juntas son la riqueza, ornato, y belleza
de los fundadores de la Iglesia santa.
15. Esta piedra es opaca; su color es verde oscuro, con Estas piedras tienen muchísimas propiedades, que son
picos lucientes o máculas de oro: dicen tener la propiedad de comunes a todas, y otras especiales de cada una; sobre esto
curar las enfermedades de los ojos. En el Racional llevaba el véase Cornelio a Lápide comentando el Apocalipsis, quien
nombre de Isacar, y en el décimo fundamento de la Iglesia se funda en los profundos estudios de Plinio sobre esta
triunfante el de Judas Thadeo. Toda la doctrina cristiana com- materia.
666 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 667

Lo dicho basta para nuestro objeto, que es nada más que


describir una por una todas las partes principales de que
consta el plano de la Ciudad Santa de Dios.
Fue medida la Ciudad en sus fundamentos y los adornos
propios y característicos de cada uno, porque la eterna
Sabiduría no sólo previó, y predestinó los que habían de fun-
dar su Iglesia y sostenerla, sino que fijó a cada uno de estos
fundadores, o fundamentos la misión especial que había de
cumplir, el tiempo, el modo, y las virtudes que cada una de
estas misiones tiene adjuntas, y las gracias y dones que la
correspondían, y la gloria en el Cielo.
668 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 669

sangre derramada, y esparramada con hilos al parecer que


las cortaban, y es que la mayor parte de los defensores de la
Iglesia derramaron la sangre en testimonio de la Fe y de la
verdad, y su sangre si al parecer les rompía y destruía según
la carne, pero estas cortaduras no fueron sino aparentes
MUROS DE LA CIUDAD como en las líneas del jaspe, y en realidad allí donde apare-
cen quebra d o s, están más firm e s. Fueron los Santos
LÁMINA 11ª Mártires flacos, y sucumbieron según la carne al golpe de la
cuchilla del sacrificador, pero según el espíritu fueron y son
invencibles, y más duros que la misma muerte: esta no hará
1. Tenía un muro grande y alto con doce puertas, y en
más que revelar su gran fuerza en padecer, en sufrir, en
las puertas doce ángeles, y los nombres escritos que son los
resistir, y para no ceder.
nombres de las doce tribus de Israel Apoc. cap. 21,5,12. «Por el
oriente tenía tres puertas, por el mediodía tenía tres puer- tas, 3. En este muro no se habla de máquinas ni de pertre-
por el septentrión tres puertas, y tres por el occidente. El que chos de guerra para defenderse contra los tiros del enemigo;
hablaba conmigo tenía una medida de una caña de oro para y es la causa que pertenece a una ciudad que disfruta de una
medir la ciudad, sus puertas y el muro. Y midió el muro y paz inalterable y perfecta a diferencia de los muros de la
tenía ciento y cuarenta y cuatro codos de medida de hom- Iglesia militante que por ser ciudad de guerra los describire-
bre que es la del ángel. Y el material de este muro era de pie- mos armados.
dra jaspe». Este muro tiene en cada frente 500 leguas de línea o de
San Juan escribía desde la isla de Patmos en Grecia: en largo, y sus fundamentos tienen de profundo igual medida, y
Grecia se medía por codos: un codo, tenía la cuarta parte de la teniendo la ciudad la misma profundidad, resulta de nuestro
estatura del hombre. Se entendía por codo desde la extre- cálculo matemático que sobre la piedra suma y sobre los
midad de los dedos hasta lo que llamamos nosotros el codo. doce fundamentos descansa no sólo el muro, sino toda la
ciudad, teniendo ésta los mismos cimientos que el muro, de
2. Este muro era de piedra jaspe. Ya hemos visto que el
modo que un fundamento tiene de ancho en su superficie
jaspe es una de las doce órdenes de piedras preciosas la
500 leguas.
más sólida, la más dura y la más fuerte, y que era una espe-
cie de diamante. Son el muro que circuye la Ciudad Santa en Veremos ahora sus doce puertas, tres en cada uno de
Cristo y con Cristo los Apóstoles los P. P. y Doctores de la sus cuatro frentes.
Iglesia Santa y con estos todos aquellos que durante la vida
presente en las batallas de la fe se presentaron frente los
enemigos de Dios como piedras firmísimas y solidísimas
rechazando sus sugestiones del mal, y sosteniendo con fir-
meza todo lo santo, todo lo bueno y todo lo religioso. La gran-
deza y la altura de este muro figura lo sublime, y lo perfecto y
lo heroico de las virtudes de los defensores de la Fe
Católica. Estas piedras tienen máculas de oro a manera de
670 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 671

LAS PUERTAS
LÁMINA 12ª

1. Son doce Margaritas, y cada una de ellas es una


margarita.
El número doce procede del cuatro multiplicado por tres.
El cuatro se halla en los cuatro frentes del muro de la ciudad,
Oriente, Septentrión, Mediodía, y Poniente: el significado es
que de las cuatro partes del mundo suben a la Ciudad Santa
de la Iglesia triunfante las almas beatificadas, glorificadas, y
santificadas por Cristo y sus doce Apóstoles en el nombre del
Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, por lo mismo cada fren-
te tiene tres puertas; en cada una de ellas está Cristo, y las
doce son una sola en Cristo, y Cristo es la puerta por donde
entramos. Yo soy la puerta, la vía, y la vida [Jn 14,6].
2. Margarita según Cornelio Lápide significa unión, que
es lo mismo que un conjunto de perlas brillantes, diamantes
y demás piedras preciosas. Según este significado, cada
puerta es un conjunto de piedras preciosas de diferentes
órdenes, que forman la entrada en la ciudad celestial. Así
conviene que sea, porque la figura ha de estar en relación
con la verdad figurada. Cada puer ta es Cristo y su
Apostolado, y allí deben estar simbolizadas las virtudes, las
doctrinas de los Patriarcas, de los Profetas, de los Apóstoles,
de los SS. Padres, de los Doctores, y de los Prelados de la
Iglesia. Debe ser pues cada puerta el conjunto de todas las
virtudes las más altas y sublimes, que se han practicado
durante la vida presente.
3. En cada puerta ha de haber por consiguiente el
número uno, y está figurado Dios en el Angel, guardián de la
entrada; el número tres en referencia a la SS. Trinidad, el
672 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 673

número doce, por razón de que Dios trino y uno nos santifica 6. En las puertas está el número doce, y en ese núme-
por mano Apostólica, el número siete que hace alusión a las ro están los nombres de las doce tribus de Israel, esto es, el
siete virtudes principales del Apostolado, el número cuatro libro de la vida, y de la predestinación. Por cuanto al entrar
con orden a la Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza, y se les da destino, se les señala puesto, y se fija a cada uno
el número tres con respecto a la Fe, Esperanza y Caridad. la vida que allí ha de hacer durante la eternidad, conviene
4. Somos sobre la tierra viandantes, y nos dirigimos a la que haya allí el Angel encargado de anunciar a cada uno la
Ciudad Santa que estamos describiendo. Antes de llegar, ya mansión que ha de ocupar, así como en las obras artificiales,
vemos entre enigmas, sombras y misterios la gloria que descrito y fijado el plano, vienen los operarios, y conocida la
esperamos. Hemos oído hablar de las inmensas riquezas, figura de cada una de las piezas, una vez acabada y perfec-
grandezas y glorias de aquellos ciudadanos; tenemos de ta por la señal y número conocen su destino, así proceden-
aquella eterna mansión una idea sublime, grande y tan gran- tes las almas de las fábricas de la Iglesia militante, en lle-
de como es capaz de concebir nuestro corto entendimiento: gando a las puertas, encuentran el Angel encargado de
pues bien, al llegar, lo primero que descubren nuestros ojos, anunciarles su mansión, registra el plano, busca en el libro de
son las puertas y sus muros, y por esto conviene, y es con- la predestinación el nombre de aquella pieza, que ha de
forme al plano trazado por el dedo de Dios, que el primer entrar en la construcción de la Jerusalén celeste, y visto su
golpe de vista corresponda a lo que nos ha revelado la Fe n o mb re, es tra n s po rtada allá a donde la Suprema
católica sobre la felicidad del hombre; es muy conforme a la Inteligencia la ha destinado. En las puertas están los nom-
verdad, que allí en la puerta hallemos en los brillantes, en los bres de toda la multitud inmensa, que está destinada a poblar
diamantes, en los jaspes y en ese conjunto de perlas que se esa espaciosa Ciudad, y según aquel nombre especial que
llama Margarita, a Dios trino y uno, a la Humanidad de Cristo, y tiene allí, es conocido y será llamado eternamente en el cielo.
al Apostolado en la forma que las puertas ofrecen al primer No pueden entrar allí sino los que están escritos en el libro
golpe de vista, y que allí veamos representadas las virtudes de la vida.
de Cristo y de sus Apóstoles con toda la perfección y brillan-
tez que pueda darse en la obra de la creación.
5. Hacemos con las puertas lo mismo que sobre los
demás detalles del plano y es buscar antes la realidad, que
se ha de dibujar, y luego al delinearla y sombrearla, dar a la
cosa, que se ha de representar, la figura que le corresponde. El
Angel que está en las puertas, tiene en las manos la espada
y las balanzas. La espada defiende la entrada del paraíso
celestial a todo Angel y hombre malo, a la pena y al deber, al
llanto y a la miseria. En la muerte del hombre pesa Dios los
méritos de cada uno para darle no sólo la gloria, si la
merece, sino los grados que le tocan, pues como diremos
luego entre ciudadano y ciudadano hay una graduación de
gloria cuasi infinita.
674 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 675

LOS AFUERAS DE LA CIUDAD


LÁMINA 13ª

1. Antes de penetrar por dentro la ciudad, conviene


mirarla desde el punto de vista que la describió el Solitario de
Patmos. Sobre este golpe de vista nos dice el texto sagrado
vino uno de los siete Angeles, habló conmigo y me dijo, ven
y te manifestaré la Esposa que tiene el cordero por Esposo
[Ap 21,9], y me levantó en espíritu sobre un monte grande y
alto y desde allí me describió la Ciudad Santa, por nombre
Jerusalén, procedente en el cielo de Dios.
2. Si entramos por las puertas, y andamos por las
calles, no veremos más que detalles de la ciudad, pero no la
ciudad entera. Conocido el plano, que en las láminas ante-
riores hemos bosquejado, en esta ofrecemos a la vista del
espectador la ciudad toda mirada a ojo de pájaro desde
aquel punto donde el Angel colocó a S. Juan. Según hemos
dicho, la ciudad tiene 500 leguas de línea de uno a otro extre-
mo. Presentamos pues en esta lámina la misma del núm. 5,
pero bajo punto de perspectiva todo en globo. Siendo tal la
distancia de una a otra puerta, y teniendo cada una de estas
hasta el centro 250 leguas, la vista natural, a cuyos alcances
proporcionamos la figura y el bosquejo, no llega a descubrir
sino una mínima parte en edificios, y lo demás se ha de ver
en los espacios, que marca el terreno que toda ella ocupa. S.
Juan la miraba con visión intelectual, y nuestro entendimien-
to lo alcanza todo, y lo ve sin distancias de una sola vez.
En visión material no puede mirarse sino una parte muy
pequeña.
3. Se ven en el plano primeramente doce calles reales,
que partiendo de cada una de las doce puertas, conducen
los ciudadanos celestes desde la plaza, que está en el cen-
676 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 677

tro a las puertas, y de estas al trono de Dios, que está en


medio de ella: hay a más nueve calles de inferior orden trans-
versales, que marchan en línea recta desde uno a otro extre-
mo, facilitando estas líneas la comunicación de unos con
otros, y por último, otras nueve calles cortan la ciudad en
línea circular alrededor del trono de Dios: entremos pues
ahora en la ciudad para contemplar la magnificencia, la per-
fección, la riqueza y la gloria que encierra adentro; pero
antes demos una mirada por sus afueras.
4. La ciudad está situada en medio de una llanura cer-
cada toda y rodeada de montes altísimos y sublimes que son
los atributos y perfecciones de Dios, que la amparan y prote-
gen contra sus enemigos. Ella es el paraíso celestial, lugar
de delicias escogido por Dios para vivir y reinar allí con sus
fieles adoradores, y estos montes con sus elevadísimas cús-
pides la mantienen en paz y seguridad contra todos los ene-
migos externos, que no tienen acceso a ella. Allí no hay ni
puede haber lágrimas, ni llanto, ni muerte; allí ni la envidia, ni
pasión mala puede turbar el eterno reposo de estos ciudada-
nos. La omnipotencia de Dios, su justicia, su bondad, su
misericordia, su amor de Paternidad, su sabiduría y demás
atributos a manera de montes impenetrables la rodean, y no
dejan al mal sendero alguno libre para penetrar allí. Los
caminos que se ven, que guían al hombre viador hacia sus
puertas, están trazados por el dedo de Dios: no hay más que
estos; los que no van por aquí, no llegan, se extravían y se
pierden. Son estas vías abiertas noche y día al miserable
mortal los preceptos de la ley de gracia; amarás a Dios de
todo tu corazón, y a los prójimos como a ti mismo [Mc 12,31].
Sólo a los que marchan por aquí, les es permitido acercarse
a las puertas de la eterna mansión de los justos. El que ven-
ciere, poseerá la gloria, que Dios le ha preparado en esta ciu-
dad santa, y este será el hijo de Dios, y Dios será su padre.
Los tímidos, los incrédulos, los homicidas, los fornicarios, los
maleficiadores, los idólatras, los mentirosos serán todos lan-
zados por la potencia de Dios de este lugar de paz, y envia-
dos a un estanque lleno de fuego y de azufre.
678 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 679

to más cerca están los edificios, siendo estos de oro traspa-


rente, con más fuerza reciben las influencias del Sol de
Justicia, y al contrario cuanto menos tienen de perfección,
más lejos están de Dios; y los que convienen en un mismo
grado de méritos se hallan en línea circular en un mismo
LAS DOCE CALLES PRINCIPALES: grado de perfección de gloria. Hay una cosa en la que el ciu-
PRIMERA JERARQUIA dadano celeste no tiene igual, y esta perfección es aquella
que mira a la formación del individuo, y a aquella fisonomía
LÁMINA 14ª exterior e interior, material y espiritual, que es propia y carac-
terística del individuo, como también en el nombre propio,
que indica su individualidad y singularidad. En todo lo demás
1. Entrando en la ciudad por cualquiera de las doce hay grados de gloria comunes a muchos, y en estos hay la
puertas, la línea que dirige al ciudadano celeste a la plaza, igualdad.
es recta, y constituye una calle espaciosa, cual corresponde
en el plano a la multitud de ciudadanos. Las líneas rectas de 4. En segundo lugar: en los adornos, en la forma y figu-
ra, en sus muebles y en su magnitud puede también haber
las puertas al centro indican el más, y al contrario el menos.
más, menos, e igual, y según este principio, cuanto más
Las líneas circulares, la igualdad de gloria accidental; y el
orden y la belleza se funda en el más en el menos, y en el hacia el trono de Dios está el edificio, más rico y precioso es;
igual. Veremos ahora estas calles, y en ellas contemplare- y menos cerca del trono de Dios, a más lejos, menos tiene de
grandezas, riquezas y glorias; si bien allí no es como en esta
mos la gloria esencial y accidental de los bienaventurados.
tierra de miserias, pues todos tienen gloria tanta cual permi-
2. Gloria esencial: hay un principio general, en que te su capacidad, y por esto todos están completamente satis-
todos los ciudadanos convienen, y son iguales, cual es, ver y fechos de lo suyo.
gozar de Dios: esta gloria eterna es el galardón de la caridad
representada y figurada en el oro; y por esto dice el texto 5. De lo dicho se infiere, que en las líneas que en el
sagrado, que la ciudad toda, esto es, su pavimento, sus edi- plano se ven tiradas desde las puertas al centro, hay tantos
ficios, en una palabra, todo el material de que es construida, grados de más gloria accidental, cuantos puntos tiene hacia
es oro puro, clarificado, trasparente, semejante al cristal más adentro, y al contrario tanta menos considerando la línea del
puro, de modo que todos los palacios son de la misma mate- centro a las puertas. Entrando, pues, a la ciudad, caminando
ria: habiendo igualdad en esto ¿dónde estará el más y el hacia la Plaza Real, cuantos pasos se dan, tantos grados
menos, y por consiguiente su gloria accidental? más de gloria se hallan, tanta más influencia de luz y de
amor, tanta más copia de brillantez, tanta más perfección y
3. Primero: el trono del cordero está en el centro, y de riqueza. Las nueve líneas circulares que conducen al ciuda-
aquí procede la luz, y la gloria, el goce y cuanto posee el ciu- dano viajando alrededor del trono de Dios, constituyen nueve
dadano. Cuanto más perfección de caridad tuvo el alma en la grados de gloria accidental, en los que convienen muchísi-
tierra, tanta más gloria le toca en el cielo. Cuanta más gloria mos. En una calle que tiene de largo desde sus puertas al
tiene, más cerca le pertenece tener la mansión, y vice-versa: centro 250 leguas de largo, calcúlese los grados de gloria
cuanta más perfección de caridad y de gloria tiene el alma, que puede haber.
más cerca se ha de considerar hacia el trono de Dios, y cuan-
680 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 681

Todos estos grados pueden reducirse a nueve, aunque


en sí sean muchísimos; y tirando alrededor del trono de Dios
nueve líneas, tendremos dividida y partida la ciudad en nueve
calles transversales, anchas y espaciosas, que sirven para
las relaciones mutuas de los ciudadanos entre sí, y los que
están entre línea y línea circular formarán en el cielo órde-
nes, o coros de bienaventurados.
6. En tercer lugar: también hallamos el más, el menos y
la igualdad, en que para que una multitud inmensa como esa
esté ordenada, debe haber entre ellos supremos, ínfimos, e
intermedios, porque Dios observa esta ley de gobierno; que
por los supremos dirige los intermedios, y por éstos los ínfi-
mos, y de aquí procede la reducción de todos los grados de
gloria a tres generales, que constituyen tres Jerarquías en un
sólo principado, o Reino, y los hombres haciendo familia,
coro y jerarquía con los ángeles, resulta que toda la multitud
de ciudadanos celestes tienen esta división que nos es cono-
cida. 1ª J e rarquía, Sera fin e s, Queru-bines y Tronos.
2ª Dominaciones, Virtudes y Potestades. 3ª Principados,
Arcángeles y Angeles.
7. Apoyándonos sobre estas doctrinas resulta, que al
entrar en la ciudad eterna se encuentran primero los simples
Angeles, y en último término, a la fin de la calle, entrando en
la Plaza Real, donde tiene su trono el Cordero, se ven los
palacios de aquellos espíritus, que asistiendo ante el trono
del Altísimo, son los grandes del Reino de Dios; tales son los
Serafines, y cuantas almas han igualado a estos espíritus en
amor de caridad. Esta lámina ofrece a la vista la tercera
Jerarquía, que es la primera entrando en la ciudad, y la últi-
ma saliendo.
682 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 683

La Caridad, purga el corazón humano de todas las afec-


ciones terrestres, y dirige todos sus afectos a Dios estable-
ciendo en él la verdadera Esperanza, y el triunfo del amor en
el hombre en las batallas contra sí mismo debe ser recom-
pensado con un quinto grado de gloria entre las virtudes.
La Caridad purgado el corazón de las malas afecciones,
VISTA DE LA SEGUNDA JERARQUIA y el entendimiento de los errores, auxiliada de la Fe y de la
LÁMINA 15ª Esperanza une nuestro corazón con Dios en puro amor, y a
este acto de unión, que es el complemento de todas las vic-
torias conseguidas contra sí mismo, contra las ilusiones del
1. Los grados de gloria, que el supremo Artífice ha orde- Angel tenebroso y del mundo, pertenece el sexto grado de
nado dar a cada uno de los espíritus humanos, están en rela- gloria entre las Dominaciones.
ción con las gracias y dones, mediante los que adquieren el
grado de perfección, que corresponde al que han de recibir
en gloria en la Iglesia triunfante; y según los grados de per-
fección de Caridad que adquieren en la tierra, les da de ley
ordinaria en el cielo la recompensa. Veamos los grados de
perfección que tiene la Caridad en la Iglesia militante, y por
aquí conoceremos los de gloria en el cielo.
2. La Caridad excluye todo pecado; el más fatal de
éstos es la incredulidad; el que cree, y es bautizado, entra en la
Iglesia. A este triunfo de la Fe contra la incredulidad toca en
el cielo el primer grado de gloria, y con los Angeles éstos
forman una masa innumerable de pueblo.
3. La Caridad excluye toda infracción contra los precep-
tos de Dios y de la misma Iglesia, y al triunfo contra todo
pecado mortal corresponde el grado segundo de perfección
de gloria en los Arcángeles.
El pecado venial es también contra la Caridad, y el amor
de ésta al purgar de él al viador, le da un tercer triunfo, el que
debe ser recompensado con otro grado de gloria entre los
Principados de la tercera Jeraraquía.
4. La Caridad arranca del corazón mediante el ejercicio
de las virtudes morales los malos hábitos producidos por los
vicios opuestos, y a esta victoria pertenece en la celeste
Jerusalén un cuarto aumento de gloria entre las Potestades.
684 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 685

VISTA DE LA TERCERA JERARQUIA


LÁMINA 16ª

1. Continuando nuestra marcha desde las puertas hacia


el centro, hallaremos siempre más gloria, siempre más rique-
zas, y más perfección.
La caridad en la tierra produce en el corazón del que la
recibe, dos operaciones: primera une al hombre con Dios,
purgándole de todo cuanto hay en él que sea contra Dios; le
dispone y prepara todas sus fuerzas físicas y morales, para
que sin retardo pueda volar a Dios, y haga con facilidad y
prontitud cuanto Dios manda y ordena. Obra paulatinamente
y por grados, y acabado y perfecto en el amor de Dios, la
misma dispone y prepara todas sus fuerzas, ordenándolas al
bien de sus prójimos. Para el primer acto pone en orden
todas sus compañeras Fe, Esperanza, Prudencia, Justicia,
Fortaleza, Templanza, y para el segundo necesita de las mis-
mas virtudes, que obran también en el hombre poco a poco
disponiendo todos sus actos al bien común de los otros... La
Caridad destruye en el corazón humano el egoísmo espiritual
ordenándole al bien de la Iglesia, y por esta victoria merece
ser colocado entre los Tronos de la Jerarquía primera, que
son los Angeles asistentes al trono del Altísimo.
2. La Caridad poco a poco domadas y acalladas todas
las pasiones malas en su primera empresa, y destruido el
egoísmo espiritual con la infusión de la Fe, Esperanza y
demás virtudes, purga el corazón de todos los hábitos malos,
que el amor propio espiritual con sus vicios espirituales había
dejado allí; y a esta gran victoria le pertenece un octavo
grado de gloria entre los Querubines; porque clarificado el
espíritu con la infusión de la Fe en orden al último término del
686 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 687

amor se ha transformado en la tierra en un Querubín por sus tro hallamos tantos grados, cuantos puntos tiene ésta, que
luces, ciencia de Dios, y claridad de entendimiento en orden son innumerables... Estos puntos, o grados indican el más o
a los misterios de la Religión. el menos en gloria accidental, de manera que los ciudada-
3. La Caridad, por fin, dispuestas todas las fuerzas del nos, que tienen su mansión más inmediata al trono de Dios,
hombre, y ordenadas a la gloria de Dios y de los prójimos, gozan más gloria accidental, y los que más distan de él, tie-
elevándole sobre sí mismo, le pone en posesión de amor con el nen menos, y como ya hemos dicho otras veces, tienen un
objeto amado, fijado y marcado por la ley, que es Dios y los grado igual, y en el más, en el menos, y la igualdad se ve el
prójimos, y siendo estos dos objetos uno solo en la Iglesia, le orden en la gloria.
une con ésta en fe, esperanza y amor, y este matrimonio Representan además estas líneas las comunicaciones
espiritual entre la Iglesia y su amante es el complemento de directas, y relaciones entre Cristo, cordero sin mancilla sen-
todas las leyes, es el sacramento grande y admirable, que tado en su trono en el centro de la ciudad, y su esposa la
encierra profundos misterios. A este acto último de la caridad Iglesia, cuyos miembros son todos los ciudadanos celestes.
pertenece el noveno y último grado de gloria en el coro y 6. Cada uno de los nueve órdenes indicados tiene su
entre el orden de los Serafines. línea circular, que rodea el trono de Dios, y este círculo abre
4. De aquí resulta que el noveno grado de perfección en una calle y vía de comunicación entre iguales de un mismo
gloria encierra la perfección de todos los demás. Los serafi- coro. Este círculo dista más o menos del centro, está más o
nes tienen en gloria el amor de la caridad en un grado eleva- menos inmediato a Dios, según es su perfección, y en cada
dísimo, como también las almas que constituyen coro y jerar- una de estas calles se ve la igualdad, la uniformidad; y esta
quía con estos espíritus sublimes. Este coro son inteligencias igualdad ya en la forma de edificios, ya en sus adornos cons-
clarificadas por la ciencia y sabiduría de Dios, y encendidas tituye el orden y la simetría, que manifiestan la sabiduría de
en el fuego de la caridad, ocupadas en los intereses y bien Dios.
general de la Iglesia y del universo. A este coro pertenece el Las demás líneas rectas tiradas desde un extremo a otro
serafín encarnado san Francisco de Asís, a quien un Serafín de la ciudad no simbolizan otra cosa sino las relaciones fáci-
comunicó las llagas de Jesús: aquí está nuestra santa madre les, que debe haber en los ciudadanos celestes entre sí. Así
Teresa de Jesús cuyo corazón fue traspasado por otro como si figuramos la Iglesia bajo la especie de una Mujer,
Serafín con un dardo encendido de fuego: aquí están agre- deben admitirse las relaciones de todos los miembros con la
gadas aquellas almas, que en esta vida mortal, cooperando cabeza, de ésta con cada uno de ellos, y de todos unos con
a la gracia, y a los dones del Espíritu Santo, contrajeron y otros entre sí, lo mismo si es una Ciudad, o un Reino, no
consumaron aquel Matrimonio espiritual, de quien dice el puede haber orden sin estas relaciones.
Apóstol: «este sacramento es grande y lo es entre Cristo y su
En el cielo la gloria de Dios llena de tal modo la poten-
Iglesia» [Ef 5, 32].
cialidad del bienaventurado, que no deja vacío alguno: cada
5. Estos nueve coros, o grados de perfección en gloria uno goza tanta gloria, cuanta capacidad hay en él, y nadie
son puntos generales, en que se divide toda la distancia que apetece ya más de lo que posee: y en esta plenitud de gloria
hay desde las puertas al trono de Dios, que es de 250 leguas. individual consiste la beatitud esencial. En esto todos los ciu-
Cada uno de estos grados incluye otros muchísimos, de dadanos celestes convienen.
modo que tomando una línea recta desde las puertas al cen-
688 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 689

LA PLAZA DE LA CIUDAD
LÁMINA 17ª

1. La Plaza sirve para reunirse allí ante el trono del


Cordero, que está en medio de ella, toda la gran multitud de
ciudadanos celestes en cuerpo moral bajo Cristo, su cabeza,
y por esta causa conviene al marcarla, darle las proporciones
que corresponden a tan grande multitud. Y la plaza de la
Ciudad es oro puro, trasparente como el cristal [Ap 21,21].
Y me manifestó el río de las aguas de vida, resplande-
ciente como el cristal, procedente de la silla del Cordero. En
medio de la plaza, en una y otra orilla del río, me hizo ver el
árbol de la vida, dando doce frutos por año, el suyo cada
mes, y sus hojas para la salud de las naciones. Aquí no
habrá más maldición, sino la silla de Dios y del Cordero [Ap
22,5,1].
2. Como diremos en otras partes, no nos hemos de figu-
rar que la Iglesia triunfante vaya volando, discurriendo y diva-
gando por los dilatados espacios del Empíreo sin objeto.
Estará en sí ordenadísima y fija en un punto: lo indica la des-
cripción que de ella hace S. Juan. La plaza es el punto pre-
ordenado y escogido por la sabiduría de Dios para congre-
garse allí en cuerpo y en masa todos los bienaventurados
ante el trono del Cordero. Allí donde está el trono de Dios, allí
conviene esté la plaza. Consideremos a los ciudadanos
celestes en dos actos: el uno, congregados ante el trono de
la Majestad suprema de Dios, y el otro, situados y fijos cada
uno en su respectiva mansión. En este último cada uno de
por sí gozará de las inmensas delicias de su propia y res-
pectiva mansión: esta será un sitio preparado por la mano
690 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 691

omnipotente de Dios para gloria de sus hijos. Aquí tendrá su conocerá el hijo a esta su tierna Madre y Virgen Purísima, allí
reposo y el descanso eterno, y disfrutará de una paz que el amante se sentirá reposar en el pecho y en los brazos de
nada alterará ni perturbará. La mansión respectiva de cada esta Esposa siempre fiel; en ella verá una belleza indefinible
ciudadano, si nos figuramos que allí haya ciudad, ha de ser e indescriptible. En la Plaza de esta Ciudad de paz la beatí-
un magnífico palacio o sitio creado por la mano del Eterno sima Trinidad nos descubrirá sin velos la Iglesia santa: eres
Padre, por la sabiduría del Hijo, y embellecido por la virtud tú, le dirá el Padre, mi hija predilecta, reposa en mi seno,
del Espíritu Santo, como patrimonio y herencia del Hijo de «¡que eres bella, esposa mía, amada mía! dirá el Hijo, des-
Dios, adoptado por gracia y dotado en la gloria, no sólo con cansa en mis brazos»; y el Espíritu Santo, poniendo de mani-
las tres dotes de la visión, fruición y posesión divina, sino con fiesto toda su gloria, nos la presentará como el templo esco-
una gloria accidental proporcionada al sitio que ocupa: éste gido para su mansión. En la Plaza, ante la congregación de
tendrá en la forma y figura de la mansión representada, tanto la los Angeles y Santos, veremos la Paternidad de Dios, allí
gloria esencial de cada uno, como la accidental. En este Jesucristo se presentará como cabeza de todo el cuerpo,
sitio reposará y permanecerá por toda la eternidad. Con- como Rey y Señor de todos los Reyes; allí veremos quiénes
siderada la Iglesia triunfante en el individuo, creemos que son los grandes del reino celestial, allí nos veremos unos a
éste tendrá su respectiva mansión: cuál será ésta, qué forma otros, todos reunidos por el Espíritu Santo, como familia ante
tendrá o tiene, no lo sabemos, pero sí creo será un sitio pre- su Padre. Nos reuniremos en la plaza todos en cuerpo de
parado, no sólo para el goce de la gloria de Dios, sino para Nación, Principado o Reino para cantar en gran Orfeón las
recreo y satisfacción de todos los sentidos corporales. alabanzas al Señor: tal es el destino que tiene la Plaza en la
3. Si cada uno de los bienaventurados tendrá su res- celestial Ciudad.
pectiva mansión, toda la multitud ha de tener también un sitio
conveniente; y este ha de considerarse allá donde tenga
Jesucristo su trono, que es la Plaza de la Ciudad. Al impulso
del Espíritu Santo, saliendo los ciudadanos de su respectiva
Mansión o Palacio, se congregarán en la Plaza, que hará las
veces de Templo, y allí veremos de un golpe de vista el obje-
to de nuestro amor, que es Dios y los prójimos constituyendo en
Jesucristo cabeza una sola cosa, que es su Iglesia. En la
Plaza de la Ciudad no sólo veremos a Dios, sino a todos
nuestros prójimos: veremos a estos constituyendo un solo
cuerpo bajo Cristo, su cabeza, veremos la Iglesia triunfante
glorificada en su carne inmortal: la veremos allí en todo su
orden, en su ser perfecto, sin faltarle un cabello en su cabe-
za: comprenderemos entonces lo que significa esta ley: ama -
rás a Dios por ser él quien es bondad infinita, y a tus prójimos
como a ti mismo [Mt 19,19; 22,39]; allí veremos que la
Iglesia, esto es, Cristo, formando cuerpo moral con los esco-
gidos, es el término y objeto de nuestra dicha verdadera: allí
692 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 693

EL TRONO DE JESUCRISTO
LÁMINA 18ª

1. Al hacer nosotros la descripción de la Iglesia triun-


fante tras las sombras de una Ciudad, se ha de tener pre-
sente que la consideramos en su ser perfecto y completo, tal
como se presentará a nuestra vista después de la consuma-
ción de los siglos, o bien perfecta en la concepción divina.
Bajo este respecto nos vamos a ocupar de tres objetos que
llaman nuestra atención, a saber, la silla del Cordero en
medio de la plaza, el río de agua de vida procedente de ella
y el árbol de la vida en una y otra parte.
Presentamos en esta lámina el trono de Jesucristo en
medio de la plaza real y central de la celestial Jerusalén, y a
su alrededor toda la Iglesia triunfante, cuyas partes principa-
les son los nueve coros angélicos, y agregada a éstos la
inmensa multitud de hombres y de mujeres, que con sus
cuerpos glorificados estarán allí cantando eternamente las
alabanzas del Señor.
2. Sobre esta lámina nos ocurren varias observaciones,
que no podemos dejar en blanco: la primera es que en el
espacio inmenso del Empíreo la Iglesia triunfante, considera-
da en carne inmortal, glorificada en el cuerpo del hombre y
de la mujer, siendo por lo que tenga de material, un cuerpo
moral, que ha de ocupar un sitio, no se ha de creer que vaya
divagando por tan dilatados espacios sin objeto fijo; sino que
la Majestad soberana de Jesucristo ha establecido su trono
en un sitio determinado, que sirva de centro y de punto de
partida para los ejercicios de vida eterna de toda aquella glo-
riosa multitud. La segunda: por grande que sea la multitud de
694 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 695

cuerpos glorificados predestinados para la gloria, reunidos gas, o seguridad contra enemigos externos, sino para satis-
en forma de pueblo, ocuparán una parte tan pequeña en los facción y gloria de nuestros sentidos; y a más los muros de
inmensos espacios del Empíreo, que apenas puede compa- los palacios siendo de una materia tan preciosa como el oro
rarse con la de un solo hombre con respecto a toda la super- clarificados como el cristal luciente, no sólo servirán de
ficie de la tierra. La tercera: esta multitud, considerada en sus recreo a nuestra vista, sino de líneas divisorias, que marcan-
individuos, tampoco puede creerse que vaya paseando sin do a cada uno el lugar especial que se le ha destinado for-
objeto por aquel dilatado salón: pues que siendo la Iglesia mándose en calles y en ciudad, veamos en esta demarcación
triunfante mirada en su ser perfecto la obra propiamente la inmensa sabiduría de Dios en la forma misma de los edifi-
dicha de Dios, se ha de creer, que procederá en el goce de cios, de las calles y de la ciudad.
las delicias eternas bajo un orden invariable, inmutable, y tan 4. Un solitario con la esperanza de la gloria, que se le
fijo que ninguna acción habrá en el individuo, que no esté ha prometido, vive en las aberturas de un monte, angustiado,
ordenada a la manifestación de la gloria de todo el cuerpo. afligido, errante en las soledades, vestido de pieles, sin casa,
Este orden nos lo revela el Angel al medir con la caña de oro el ni ciudad: muere éste del mismo modo que el rico opulento,
espacio que había de ocupar la Iglesia santa. Aunque ni es sube a la gloria: ¡qué cambio! Puesto que su estado no le
imposible, ni nada fuera de extraño que hubiese allí, consti- prohíbe el andar, sentarse, estar derecho, ocupar un trono
tuyendo las calles trazadas en nuestro plano, grandiosos, y magnífico, en una palabra, que halle allí en recompensa de
magníficos palacios de oro puro, y trasparente como el cris- su fe, de su esperanza y de su abnegación un palacio, esto
tal, adornados con las mil especies de brillantes, y margari- es, un lugar fijo, estable, especial, ordenado a su eterna
tas, de que nos habla S. Juan: digo que nada veo de extraño dicha, es muy conforme a las leyes de la bondad y de la jus-
en esto; y es la causa que, teniendo Dios a cada uno marca- ticia de Dios: en la casa de mi Padre hay muchas mansiones
do el sitio, que individualmente ha de ocupar siendo para la [Jn 14,2], dijo Ntro. Sr. Jesucristo. Ni menos hallamos con-
gloria y recreación de nuestro cuerpo y de los sentidos, se ha trario a nuestra fe que la ciudad santa de la Jerusalén celes-
de suponer que en su forma tendrá un aspecto magnífico, te esté materialmente edificada bajo el plano, que nos traza
grandioso y sorprendente. el Apocalipsis; pues que se ha de creer que aquel lugar espe-
3. Y lo mismo se dice de toda la Iglesia en cuerpo. Si cial, escogido para eterna gloria de los bienaventurados de
consideramos aquel lugar especial, que ha de ocupar toda la entre los espacios inmensos del Empíreo, tendrá una forma
multitud en sí, ordenadísima, como un salón con un pavi- especialísima. ¿Y cuál mejor que la de una ciudad tal, cual
mento de oro purísimo, con un ambiente también puro, y de nos pinta el capítulo 21 y 22 del Apocalipsis? Así como en
vida eterna, sin límites ni líneas divisorias, que constituyan este mundo la materia por sus formas sirve para el socorro
diferentes órdenes y jerarquías, no creemos formar en esto de nuestras necesidades, y recreo de nuestros sentidos,
figuras en la imaginación opuestas a la fe: pero creemos, sí, pues que Dios la ha criado para imprimir en ella la figura de
más conforme a ella, que el lugar y aquel sitio especial des- sus grandezas, también en el cielo nos ha de servir a este
tinado para eterna mansión de los bienaventurados, está objeto. Dios al criar a Adán podía dejarlo divagando por la tie-
ordenadísimo bajo el plano, que nosotros vamos describien- rra; pero en su sabiduría de entre todos los países escogió
do, u otro que nos es desconocido. En tal caso las habitacio- un lugar especial a quien dio el nombre de Paraíso, le ence-
nes servirían no para ampararnos contra las inclemencias rró allí, y fue el lugar de donde fue lanzado por el pecado.
del tiempo, ni para buscar en ellas el reposo a nuestras fati- ¿Por qué no podemos ver en estas disposiciones del Altísimo
696 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 697

una figura del Paraíso celestial? Por fin, como diremos luego, en su composición como en su forma, y en los objetos a que
muchos doctores de la Iglesia de gran nota toman material- aluda. El compositor es la misma sabiduría y los ejecutores
mente lo que se dice sobre el río de aguas de vida, sobre tan felices en su memoria para aprenderle, que no habrá
árboles y flores en el paraíso menos inconveniente hay en necesidad de repetición alguna, y tan exactos en el cumpli-
creer, que la habitación de todos y de cada uno tenga la miento de su oficio, que ni faltarán ni podrán faltar una vez.
forma de palacios, de calles, y de ciudad. A más de que aten- Continuaremos en la lámina que sigue lo que la Iglesia
dido el extraordinario afán de las sociedades terrestres en santa en el sitio de sus glorias tiene de goces materiales, y
edificar ciudades de tierra de cal y de madera; conviene sean contestando a las demás preguntas.
estas una sombra y figura de una ciudad eterna y perma-
nente, tipo, modelo y realidad de todas ellas, como en verdad
es ésta, que estamos delineando.
5. Donde Jesucristo tiene la ciudad, allí debe tener su
trono, y su reino, porque Cristo y la Iglesia son un solo cuer-
po. Donde está Cristo, está la Iglesia: donde está la Iglesia,
está Cristo. Establecido el trono de Jesucristo en un sitio,
especialmente escogido del Cielo-Empíreo, hemos de consi-
derar también fija al rededor de su trono, su Iglesia, ocupan-
do toda ella el espacio que se le haya marcado, como igual-
mente cada individuo, moviéndose todos al impulso del
Espíritu Santo.
6. Ya que hablamos de la parte que la Iglesia santa
tiene en el cielo de material, para que no se crea que haya-
mos de ser allá puros espíritus, permítasenos contestar a las
preguntas siguientes:
Primera: ¿Tendremos allí música?
Claro está que sí, pues de lo contrario nuestro oído no
tendría objeto. Todos los coros de cuerpos glorificados dirigi-
dos por la eterna sabiduría del Padre, que es Jesucristo, for-
marán el gran orfeón, en el que jugarán tantos instrumentos
de música, cuantos en número sean éstos, en tal manera que
cada uno de ellos será un instrumento especialísimo y sin-
gular, que no fallará, ni puede faltar una sola vez. El conjun-
to de tantas voces, a cual más dulce y melodiosa, será tan
grato a nuestro oído, y tan suave a nuestro corazón que
gozará por esta parte material cuanta satisfacción quepa a
un hombre glorificado. El cántico será siempre nuevo, tanto
698 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 699

EL ARBOL DE LA VIDA EN UNA Y OTRA PARTE


DEL RIO
LÁMINA 19ª

1. Segunda. ¿Nuestro olfato tendrá también sus goces?


Sí: los tendrá, como todos los demás sentidos, de una
manera tan perfecta y tan pura, cual pueda imaginarse,
pues que aquel sitio es el destinado por Dios para que
el hombre tenga una satisfacción completa, y para esto
no puede que- dar ni en el alma potencia alguna, ni en
el cuerpo miembro, parte, ni sentido, que no esté lleno,
participando en cuanto sea compatible con su condición
y naturaleza de las glorias de Dios. Cada uno de los
cuerpos glorificados exhalará una fragancia específica
y a más no creemos incurrir en error alguno afirmando
que el río de aguas de vida procedente de la silla del
Cordero conserve siempre en su lozanía y sin mar-
chitarse jamás flores incorruptibles por la virtud de
estas aguas, que a más de recrear la vista y el olfato de
los ciuda- danos celestes, sirven allá como acá para
representar las vir- tudes que practicaron éstos en la
tierra, y a más aquellos dotes de gloria accidental
propios y característicos de cada uno de ellos. En apoyo
de esta nuestra opinión copiamos de
Tirini lo siguiente:
2. «V. 1. San Juan ve un río (el texto árabe le llama mar)
de agua viva, esto es, que llevaba continuamente aguas
vivas y vitales, procedente de la silla (o trono) de Dios y del
Cordero, vistosamente colocada en medio de la ciudad en un
lugar alto y le ve correr por medio de la plaza, esto es, alre-
dedor de todas las plazas de la ciudad, ya para placer, ya
para utilidad de los habitantes, utilidad doble, a saber es,
700 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 701

para dar bebida a los sedientos, v. 17, y suministrar comida a manera del nuestro corre y sopla (pues de lo contrario los
los hambrientos, de los frutos de los árboles que crecen en Bienaventurados vivirían en el cielo como en un sólido muro
ambas orillas, v. 2. Por este río, Ruperto y S. Ambrosio apretados) ¿por qué no ha de haber también agua y huertos
entienden el Espíritu Santo procedente del trono de Dios y y frutos, pero eternos y celestes, con los que todos los senti-
del Cordero, esto es, del Padre y del Hijo; Ricardo y Joaquín dos corporales de los Santos, se deleiten aun corporalmen-
entienden la gracia y los dones del Espíritu Santo. Mejor con te? como que así han de ser deleitados lo enseñan Sto.
Alcázar y otros entenderás tanto por el río como por el árbol Thomas, Escoto, Domingo Soto, Henrico, Mayor, y otros
de la vida la sobreabundancia de bienes y placeres que se muchos a quienes citan y siguen Francisco Suárez y Juan
derraman sobre todos los Santos de la clara visión y fruición Salas. Mas, que estos árboles celestes produzcan todos los
de Dios, y de Cristo, cuales son en el alma el gozo, paz, quie- meses, nuevos frutos, y que este río lleve siempre nuevas
tud, deleite, conocimiento y ciencia de todas las cosas; en el aguas, simboliza que hay en los Bienaventurados una conti-
cuerpo completa salud, vigor, robustez, agilidad, claridad, nua renovación de deleites y bienaventuranza, y que ésta es
sutileza, impasibilidad, etc., con los cuales Primeramente siempre completa y perfecta de manera, que todos los
como con un néctar y ambrosía celestial los santos plena- meses, días y horas, esta fruición les sea tan nueva, sabrosa
mente sacian su sed, y todos sus deseos se deleitan, y como si y deleitable, como lo fue el primer día y la primera hora; pues
dijéramos, se embriagan sin cesar. En segundo lugar, jamás, ni aún después de mil millares de millones de años les
como con manzanas sabrosísimas y muy vivificantes, se sobrevendrá el más pequeño vestigio de vejez, fastidio o har-
nutren, engordan, robustecen y se hacen inmortales. Pues tura. El río y árboles de Ezequiel, c. 47, según expuse allí,
estas manzanas son de tanta eficacia, que aun solas las figuraron anagógicamente este río de los goces celestiales, y
hojas, esto es, la más mínima cosa de que los Bienaventu- estos árboles de vida. Jacobo Alvarez de Paz tropológica-
rados en el cielo se recrean y alimentan, es suficiente para mente adoptó todas estas cosas a la perfección plantada en
producir la plena y sólida Sanidad de todas las Naciones en el corazón de los justos junto a las corrientes de las aguas,
la tierra, si por un solo instante pudiesen disfrutar de ella. cuya raíz es el temor de Dios, los ramos, las virtudes, las
Mas, alude al árbol de la vida, esto es, a aquel árbol vivifica- hojas, los preceptos divinos, los frutos, los ejercicios de todas
dor que estaba en el paraíso terrestre y afirma que en el las virtudes principalmente de los doce frutos del Espíritu
Paraíso celeste todas las especies de árboles que hay, son Santo. Si no hay inconveniente en afirmar que haya árboles,
árboles de vida, esto es, que dan vida e inmortalidad. De aguas y flores, tampoco la habrá en que haya Palacios y
aquí es que S. Agustín, S. Anselmo, S. Lorenzo Justiniano y Ciudad».
otros muchos, juzgan, que al pie de la letra habrá un verda-
dero río, verdaderos árboles, verdaderas manzanas, verda-
deras flores y cosas floridas, olorosas, amenas, que perpe-
tuamente deleitarán y colmarán de un continuo placer, la
vista, el olfato, gusto y tacto corporal a los Santos. Pues esto
fácil es a Dios, conforme a la naturaleza corporal y compro-
bado con varias revelaciones. Porque si como enseña Sto.
Thomás, Ricardo y Barradio, sacándolo de S. Ambrosio,
Basilio y Damasceno, hay en el cielo Empíreo aire, que a
702 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 703

EL CIELO EMPIREO
LÁMINA 20ª

1. Todo este plano, que estamos desenvolviendo en las


láminas anteriores, alude en sentido metafórico a la Iglesia
triunfante, representando sus líneas y sombras, sus glorias y
sus grandezas espirituales principalmente. En sus funda-
mentos, puertas y muros, vemos a los Patriarcas, Profetas,
Apóstoles, a los SS. Padres y Doctores, a los Prelados y a
cuantos han trabajado en fundarla, sostenerla y defenderla
en esta tierra de miserias, y las margaritas, las perlas, dia-
mantes y demás piedras preciosas, que embellecen estas
piezas, nos predican las eminentes y elevadísimas virtudes
de estas privilegiadas almas. En el oro de que está construi-
da la ciudad, contemplamos la caridad, y en los adornos de
sus Palacios las demás virtudes de la inmensa multitud de
ciudadanos que la habitan. Las líneas, que formando calles y
dividiendo y subdividiendo la ciudad, la ordenan y ponen en
una fácil y pronta comunicación entre sí, y de toda ella con su
Rey, nos manifiestan la infinita graduación en la gloria acci-
dental comunicada a los espíritus celestes y almas glorifica-
das. Nos resta ahora examinar si esta misma figura, que la
actual serie de mapas está formando en relación a la Iglesia
de Dios, puede referirse a una verdadera ciudad material tal
cual la estamos presentando a nuestros lectores. En nuestro
concepto esta ciudad, tal cual nos la describe el Angel por S.
Juan, lejos de tener cosa alguna contraria ni a las leyes y
reglas de la naturaleza, ni a las de nuestra Fe, muy al con-
trario, la creemos muy conforme a los designios de Dios en
orden al destino dado a todas las criaturas al crear el univer-
so: y esto es lo que vamos a demostrar, y para esto hemos
de fijar las bases siguientes:
704 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 705

2. P ri m e ra. La Iglesia triunfante es un cuerpo moral per- fe 7. Sexta. Sobre lo que antecede, nada podemos saber,
c t o, visibl e, un imperio constituido de innu m e ra bles nacio- sino es o por revelación, o por lo que se deduce de los prin-
nes y puebl o s, con vida propia, y la parte que mira a lo visi- cipios de ésta: consultemos las escrituras sagradas. Según
ble es compuesta de hombres y mujeres como los demás r estamos nosotros describiendo, la Suprema inteligencia
eino s, que vemos sobre la tierra, con sola la diferencia que la envió un Angel a S. Juan, solitario en la isla de Patmos, y le
vida de acá, que consiste en comer, dormir y tra b a ja r, es allá dice: «ven y te mostraré la Esposa del Cordero, y yo Juan vi
sustituida por otro modo de sostenerse incompara bl e- la Ciudad Santa de la Jerusalén nueva». Esta es la ciudad
mente más noble, y perfecto: y por esta razón ha de ocupar l modelo, a la que vamos. Esta ciudad tal cual la vamos desen-
ugar. volviendo, es muy conforme a los designios grandiosos de
Dios sobre sus escogidos: por su capacidad, por su forma,
3. Segunda. Que la Iglesia materialmente considerada por sus riquezas, y por los materiales de que consta, es cual
ocupa en el Empíreo lugar, no cabe duda: todos lo creemos conviene a la eterna mansión de la esposa de Jesucristo. El
así. Este sitio se llama el Cielo Empíreo. espacio medido por el Angel es muy capaz para tal objeto,
4. Tercera. El Cielo Empíreo ha de considerarse como pues que según Alcázar, citado por Tirini bajo el supuesto de
un cuerpo verdadero, y el pavimento de nuestra mansión ha que haya en la ciudad de Sevilla (España), cien mil ciudada-
de ser sólido, capaz de sostener nuestro cuerpo, prescin- nos, cabrían en la ciudad que estamos describiendo, dos
diendo de sus dotes de agilidad, pues que allí hemos de millones de ciudades como Sevilla, cuya gente necesitaría
tener la facultad de andar a paso lento, como la de volar por más de seis mil años para subir allá bajo el supuesto que
aquella región purísima. cada hora entran sin cesar cuatro mil. En cuanto a los mate-
riales, nos dice S. Juan, son los que se conocen en la natu-
5. Cuarta. Ya que durante esta vida caduca hemos sido raleza de más puros y ricos, sólidos y preciosos como son el
peregrinos, y no hemos tenido punto alguno fijo, porque oro y las piedras preciosas con los que la pintamos embelle-
nuestras miserias nos han sacado de todas partes, es justo, cida.
tengamos allí, ya miremos al ciudadano en individuo, ya con-
8. A más siendo este sitio la eterna mansión, y reposo
sideremos en cuerpo de nación la Iglesia toda, un punto fijo,
de los bienaventurados, se ha de dar a la materia una figura,
su sitio estable, y como dice el Apóstol una ciudad perma-
nente en los espacios inmensos del Empíreo, y esto es lo que que indique esta misma estabilidad; y ninguna mejor que la
significa mansión «en la casa de mi Padre hay muchas man- ciudad, que marca a la Iglesia toda, y a cada uno de sus
miembros distrito, barrio, calle, palacio, mansión. Los prime-
siones» [Jn 14, 2] y esto es lo que nos dice el Apóstol, aquí
ros cuidados de Josué al entrar en la Tierra prometida fue-
«no tenemos ciudad estable y permanente, sino que busca-
ron, marcar a cada tribu y hasta a cada familia el terreno que
mos otra, que es la Jerusalén celeste» [Hb 13, 14].
debía ocupar.
6. Quinta. Bajo el supuesto que la Iglesia Santa ocupe 9. Ya se tome la Iglesia triunfante como una ciudad en
en el Empíreo su sitio, y local proporcionado al número de sentido material, ya metafóricamente, nos ocuparemos en
sus hijos: ¿este local por su forma estará preparado desde la estas dos láminas últimas sobre la figura y magnitud del
creación a tal objeto? No hay que dudarlo: omnia propter Empíreo. Siendo un cuerpo, puede medirse, y por lo mismo
electos: este sitio es el Paraíso celestial, sea cual fuere su tiene figura, y ésta es la que deseamos conocer.
figura.
706 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 707

10. Copérnico, Ptolomeo y los demás Astrónomos al


describir el cielo inmoble, y Empíreo, han tirado una línea al
rededor del mundo material visible, y no llegando su lente a
penetrar más allá de lo que les descubren sus cálculos sobre
los movimientos de las estrellas, planetas, y esferas celestes
no se han ocupado de su figura y magnitud. Estando esta
cuestión fuera del alcance de los cálculos humanos, es de la
incumbencia de los Teólogos. Estas dos láminas presentan el
cielo Empíreo en mayor, o en menor magnitud bajo la misma
forma circular de un globo, con sola la diferencia, y esta es
muy grande, que según la lámina que nos ocupa, en el siste-
ma de Copérnico el sol material está en el centro de la crea-
ción, y el sol de la justicia Jesucristo y su Iglesia, allá arriba
figurando como un planeta; y en la segunda, que es la que
describe nuestra opinión Jesucristo está en el centro del uni-
verso con sus escogidos; y el mundo visible y móvil figura
dentro el Empíreo como un cuerpo magno destinado a la vida
perecedera del hombre. Prescindimos de las opiniones, que
sobre el sistema planetario han formado los Astrónomos:
convienen todos en que el dicho Empíreo está más allá del
mundo visible, y que incluye dentro de su inmensidad este
globo. Al figurarle han tirado una línea circular a su alrededor,
y ésta es la que proponemos a la discusión de los Teólogos,
porque fije en la creación la magnitud del Empíreo, y su
forma.
708 FRANCISCO PALAU ESCRITOS LA IGLESIA DE DIOS 709

3. Por esta razón ponemos en el centro del universo a


Cristo, y a su Esposa, a ésta y su habitación. Todo ese
mundo material, que vemos, se mueve a nuestra vista, las
esferas celestes, y los cuerpos, que giran en ellas, las estre-
llas y planetas, todo ese globo no es más que un punto con
[SU MAGNITUD Y FIGURA]
respecto al Empíreo, sirve al bien de la Iglesia, y debe por lo
LÁMINA 21ª mismo con su sorprendente magnitud ser a presencia del
Empíreo, y dentro el Empíreo nada más que un laboratorio,
una pequeña fábrica donde se trabajan las piedras vivas, que
1. Vense tres objetos que llaman nuestra curiosidad en
han de entrar en la construcción de la Ciudad Eterna, no son
esta lámina. El Empíreo, la Ciudad Santa en el centro, y el
más que la matriz, donde con respecto al hombre y a la mujer
mundo visible. Daremos ahora la razón de nuestras medidas.
fue encerrada la Iglesia el tiempo fijado para su santificación,
2. El Empíreo es el lugar, sitio, o local criado por Dios y terminado este tiempo sale esta a luz, respira y goza en un
para eterna mansión de su hija predilecta, de la Esposa de nuevo Cielo, y nuevo país el aire de vida eterna e imperece-
su Hijo, la Iglesia Santa: La Iglesia Santa Triunfante es el fin, a dera: todos estos cuerpos juntos, que constituyen el mundo
cuya gloria son criadas todas las cosas, y el universo ente- ro. móvil y visible, comparados con la inmensa grandeza del
Omnia propter electos [2 Tm 2,10]. El mismo Cielo Empíreo son una estrecha cárcel, donde vive el hombre en
Empíreo, las esferas celestes con las estrellas y planetas, los carne mortal: y en su centro queda sepultado con el Angel
elementos y cuanto hay en ellos, todo por bien de su Iglesia. malo con toda su malicia, si la muerte le sorprende en peca-
Esta es la imagen viva de Dios, en la que quiso su bondad do. Tal es la idea, que tenemos de la tierra, y demás cuerpos
fuesen representados sus atributos y perfecciones. El Cielo elementales, y de cuantos cuerpos celestes sirven al hombre
Empíreo es un cuerpo perfectísimo, el más precioso que para esta su vida perecedera. No abundamos en el sentido
pueda considerarse después del cuerpo glorificado de los de algunos, que piensan, que sea ese sol material el que
santos, y este sitio es propter Eclesiam. Propter quod unum - debe ocupar el centro del globo del universo, sino la humani-
quodque, et illud magis... Debe pues considerarse como el dad de Jesucristo, y el cuerpo de su Esposa la Iglesia, por la
cuerpo magno en el universo, y de una extensión más allá de lo que ha sido todo criado, y a cuya gloria servirán las criaturas
que pueda concebir nuestra imaginación. Del Empíreo, todas. Nuestra imaginación débil forma sus figuras según lo
como de la ciudad, y por lo mismo de todo el universo Cristo, en que ve, y estas grandes verdades, que la Fe católica le des-
su humanidad como Dios y hombre es el sol de justicia, es el cubre, son las únicas medidas que tenemos para servir nues-
lumen gloriae, que derramándose sobre todo lo criado da a tro compás.
cada criatura según su capacidad en tanta copia y con tal 4. Bajo este plano presentamos las figuras en este
perfección que la luz misma del sol queda hecha tinieblas, y orden. El Empíreo es el cuerpo magno a cuyo centro está fijo
ofuscada a su presencia, o mejor diremos, renovada, clari- Jesucristo, y su Esposa, y la ciudad de los dos; el mundo
ficada y robustecida. Esta es la verdad. Cristo está en medio actual visible y móvil a nuestro ojos es otro cuerpo mínimo
de la Ciudad Santa de Jerusalén, y de allí procede como de dentro del Empíreo.
su propio centro la luz de gloria, y la misma gloria a toda la
5. El pavimento sobre que está fundada la Ciudad
ciudad, y de allí a todo el Empíreo, y demás criaturas.
Santa, está marcado por una línea, que toma en llano todo el
710 FRANCISCO PALAU ESCRITOS

inmenso globo del Empíreo pasando por su centro. Según


nuestro plano el Empíreo es el gran globo del universo, y
cuanto hay en la creación nada en él, y está allí a gloria de
los ciudadanos celestes, y de Jesucristo su cabeza. Bajo
este concepto la Majestad soberana de Jesucristo está y
debe estar como Dios al centro de todo el Empíreo, fijo y
estable, y allí su trono, allí su Iglesia, allí la mansión eterna
de ambos, y allí el reposo de sus fieles adoradores. La
Humanidad de Ntro. Sr. Jesucristo es el cuerpo más noble de
todos con tal excelencia que reúne él solo en sí toda la per-
fección corporal del sol, de las estrellas y de todos los cuer-
pos celestes juntos, y por esta razón le compete ocupar el
centro de toda la materia creada, recibiendo esta su claridad,
su luz, toda su nobleza y preciosidad de su humanidad: todos
los filósofos afirman que el hombre es el universo en com-
pendio: reúne en sí las perfecciones de todos los cuerpos
celestes y terrestres, es el Rey de los animales, y demás
seres vivientes, y glorificado en el firmamento de los cielos
un astro que oscurece con su claridad la luz del mismo sol y
de las estrellas, y por éstas sus dotes, atributos y perfeccio-
nes, entra en el orden del universo que la Humanidad de
Ntro. Sr. Jesucristo ocupe su centro como verdadero Sol de
justicia. Donde está la cabeza, se han de colocar los miem-
bros, donde está Cristo, está su Iglesia; debe por consi-
guiente considerarse ésta en el medio del Empíreo: no en un
rincón del universo, ni arriba, ni abajo, ni a sus extremos, sino
en medio de todas las criaturas materiales, habiendo sido
estas criadas para su servicio, recreo, adorno y embelleci-
miento.

También podría gustarte