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SOMT-TC - Cap.1. Etica Deontologia Etica Medica y Bioetica

La ética se ocupa de lo bueno y lo malo, así como de lo justo e injusto. Es una ciencia práctica que estudia las normas de conducta y su aplicación en la vida diaria para alcanzar la perfección humana. La ética se diferencia de la moral en que esta última se refiere a las costumbres de un grupo, mientras que la ética es una reflexión filosófica abstracta sobre la acción humana y sus principios rectores.
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SOMT-TC - Cap.1. Etica Deontologia Etica Medica y Bioetica

La ética se ocupa de lo bueno y lo malo, así como de lo justo e injusto. Es una ciencia práctica que estudia las normas de conducta y su aplicación en la vida diaria para alcanzar la perfección humana. La ética se diferencia de la moral en que esta última se refiere a las costumbres de un grupo, mientras que la ética es una reflexión filosófica abstracta sobre la acción humana y sus principios rectores.
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Capítulo 1

CAPITULO 1

Ética, Deontología,
Ética Médica y
Bioética

1
1.1 Introducción
El ser humano, desde la antigüedad tuvo que preocuparse por su
desarrollo y evolución en varios aspectos de su vida. Como seres
sociales que somos, necesitamos de grupos y comunidades para
alcanzar nuestro pleno desarrollo. Pero también fue necesaria
la presencia de normas para regir el comportamiento, para
establecer los derechos y las obligaciones y la conducta con la
que debemos actuar para vivir en armonía. Téngase en cuenta
que sin la presencia de reglas, límites, obligaciones y derechos,
sería imposible convivir en sociedad. Aquí es donde se aplica la
ética en el comportamiento humano, en su proceder en el ámbito
familiar, social, profesional, entre otros.

La ética como ciencia normativa se ocupa de las normas de la


conducta, no crea disposiciones de conducta, las descubre y
aplica al momento adecuado. En tal sentido, la ética se ocupa
de lo bueno y lo malo, así como de lo justo e injusto. Teniendo
en cuenta que la ética es un ciencia práctica de nada serviría el
conocimiento de las normas, si no las aplicamos a nuestra vida
diaria.

Amerita también mencionar que la ética define gran parte


de la personalidad de un ser humano, y en ella se involucran
los valores, es decir, las cualidades por las que una persona
despierta mayor o menor aprecio, admiración o estima. Muchas
veces los valores pueden influir en nuestra forma de pensar y
actuar. Por tanto, su principal fin es mejorar las condiciones de
nuestras vidas. Por otro lado, este mundo sería mucho mejor si
las personas actuaran con mayor ética, que tuvieran como fin
común el bienestar de las personas que los rodean.

Otro aspecto importante de la ética refiere a su aplicación en el


desarrollo de nuestro trabajo. Una vez que nos hemos preparado
para ejercer o no, o por el simple hecho de trabajar en el
sector productivo, establecemos un compromiso hacia nosotros
mismos y con la sociedad para no dañar la dignidad de otro ser
humano. Así, profesionalmente una persona debe cumplir con
responsabilidades como las siguientes:

La ética se ocupa de lo bueno y lo • Responsabilidad profesional consigo mismo. Conciencia fiel


malo, así como de lo justo e injusto. a un triple deber de competencias físicas, intelectuales y
Teniendo en cuenta que la ética es sociales.
un ciencia práctica de nada serviría el
conocimiento de las normas, si no las • Responsabilidad profesional con el prójimo. Trato hacia el
aplicamos a nuestra vida diaria. prójimo.
2
• Responsabilidad natural hacia la persona, humana y su dignidad como tal.

• Responsabilidad profesional con la sociedad.

A continuación, revisaremos algunos conceptos fundamentales y simplificados de moral, ética,


bioética y deontología.

1.2 Generalidades sobre la Ética


1. Definiciones etimológicas

Ética: Etimológicamente, la palabra “ética” proviene del griego êthos, que en su sentido más
antiguo significó “morada o lugar donde se habita”; posteriormente pasó a significar el recinto
interior que el hombre alberga dentro de sí, y en el que se originan sus actos.

A partir de Aristóteles, êthos adquirió el significado de “modo de ser, o carácter adquirido


mediante hábitos”. Y ethiké fue el adjetivo que significaba “relativo a las costumbres”.

A su vez, la palabra “moral” proviene del latín mos-moris que significa “costumbre o hábito”.
Y moralem era el adjetivo que significaba “relativo a las costumbres”.

Podemos apreciar que ética y moral son palabras que aluden a los hábitos y las costumbres.
Por eso, frecuentemente son utilizadas como sinónimas.

2. Origen de la ética filosófica

La moral de la sociedad y la moral del individuo pueden llegar a ser insuficientes o insatisfactorias.
Pueden, además, generar conflictos difíciles de solucionar. También les resulta difícil adaptarse
a los cambios sociales y dar respuestas adecuadas a las situaciones nuevas. Y tienen ciertos
inconvenientes, entre los que sobresale su incapacidad de encontrar fundamentos universales y
de argumentar racionalmente sus propuestas. De modo que para hacer frente a las limitaciones
de la moral de la sociedad y del individuo, es que emergió la ética, como reflexión racional y
sistemática. Esta reflexión en la cultura occidental comenzó con los sofistas griegos del siglo
V a. C., y se perfeccionó por obra de todos los filósofos morales posteriores. Desde entonces,
la ética es la parte de la filosofía encargada de reflexionar sobre el fenómeno moral. La ética
tiene como objetivo elaborar conceptos, ofrecer modelos, sistematizar teorías, justificar las
normas, poner a punto métodos de aplicación y procedimientos de resolución de problemas.

A continuación, presentamos dos grandes posiciones o corrientes filosóficas, relacionadas


con la moralidad de los actos humanos:

• Escuela positivista. La moralidad resulta ser un fenómeno social y reside en una forma
de actuar que se ciñe a la costumbre general. El carácter bueno o malo de un acto humano
es dependiente de las costumbres, de forma que la moralidad no es una cualidad de los
actos humanos, sino una consideración que le otorga la comunidad donde se produce.

3
• Escuela naturalista. La moralidad considerada una cualidad de los actos humanos tiende
a la promoción, a la perfección del hombre. Donde la fuente del orden moral es el hombre
mismo, será bueno todo lo que permita su desarrollo y afirmación.

3. ¿Qué se entiende por ética?

Para Víctor Brenes, la ética es la ciencia normativa de la rectitud de los actos humanos según
principios últimos y racionales. Se dice que es una ciencia porque es conocimiento de causas,
donde debe probarse de forma racional lo que se afirma; y es normativa porque se propone
dirigir la acción del hombre.

Tener presente que los actos humanos son libres y provienen de la inteligencia y de la voluntad.
Por lo que la rectitud es la capacidad de estos actos humanos de ordenar al hombre hacia
su fin, su perfección, hacía la realización plena y maravillosa de su naturaleza. La ética parte
del principio de que el hombre es un ser imperfecto, pero que siempre estará en busca de la
perfección. Por lo que la problemática ética expone como finalidad la perfección del hombre,
y como medios para lograrlo, las acciones o formas de conducirse. Por consiguiente, la ética
constituye una «técnica de la perfección humana». La perfección es el ser mismo, plena y
totalmente desarrollado. Los actos que tienden hacia ese fin son actos o medios buenos,
mientras que los que se alejan del mismo son actos o medios malos. Así, la ética trata acerca
de la maldad o bondad de los actos humanos. La palabra moral se usa para referirse a la
ética religiosa, en tanto que la palabra ética alude a la moral filosófica. La ética filosófica
tiene como fundamento la razón humana, que razona y prueba; la moral religiosa se basa
en la fe, que cree y admite.

4. Diferencias entre ética y moral

A continuación, presentamos algunas diferencias de carácter académico a pesar que la mayoría de


personas califiquen el acto ético y el acto moral como sinónimos; de acuerdo a los especialistas:

Ética:

• Principios filosóficos académicos.

• Teoría de las actitudes humanas.

• Principios prescriptivos.

• Reflexión abstracta sobre la acción.

Moral:

• Comportamiento cultural de un grupo humano.

• La actitud práctica observable.

4
• Normas cambiantes en espacio y tiempo.

• Reflexión concreta sobre la acción.

5. Los valores y la ética

El valor es el fundamento del deber. Hay teorías éticas que aseveran que lo bueno es bueno
porque es el cumplimiento de un deber.

Por su parte, las éticas de los valores, por el contrario, afirman que el deber es deber porque
lo bueno obliga a realizarlo. Según estas últimas éticas, los deberes no existen antes que
los valores y con independencia de ellos. De modo que los actos no son buenos porque son
nuestro deber, como hubiera dicho Kant, sino que nuestro deber es realizar lo bueno.

Las éticas de los valores entienden que el deber obliga, precisamente, a realizar valores y
evitar desvalores. Y que los valores son el fundamento de las normas y de los juicios morales.

En tal sentido, se pueden definir los siguientes términos éticos:

• Bien: Objeto o suceso portador de valores (positivos).

• Mal: Objeto o suceso portador de desvalores (negativos).

• Bueno: Realizar o proteger valores.

• Malo: No realizar o no proteger valores.

• Maldad: Destruir valores o realizar desvalores.

• Fariseísmo: Pretender ser bueno moralmente, sin realizar ningún otro valor

6. Tipos de ética

• Metaética. Proviene del griego meta: Después o más allá. Estudia el origen y el significado
de los conceptos éticos. Además se basa en verdades universales, en el «mandato de
Dios», o en el rol de la razón en sus juzgamientos.

• Ética normativa. Se considera aquella que busca alcanzar los estándares morales
determinados por las sociedades que regulan nuestras conductas.

• Ética aplicada. Examina específicamente opiniones sobre tópicos controversiales, como


son: El aborto, el infanticidio, los derechos de las personas vulnerables, los derechos de
los animales, aspectos relacionados al medio ambiente, a la homosexualidad, la pena de
muerte, etc. Es así que un ejemplo claro de ética aplicada es la bioética.

5
1.3 Deontología
La deontología es la ciencia que trata sobre el conjunto de deberes y principios éticos que
conciernen a cada profesión, oficio o ámbito laboral. El término es un neologismo acuñado por
el filósofo inglés Jeremy Bentham, a partir de la palabra griega δέον, δέοντος (déon, deóntos),
que significa ‘el deber’, y el sufijo -logía, se indica ‘tratado’ o ‘ciencia’.

Así, la deontología profesional refiere a la moralidad del trabajo profesional intrínsecamente


considerado, que entraña virtudes y actitudes que los profesionistas deben poseer y aplicar para
hacer posible la moralización de la sociedad. Vale decir que su importancia puede observarse
en dos direcciones:

• En el orden especulativo. Que analiza los principios fundamentales de la moral individual


y social, colocándolos en el escenario del estudio de los deberes profesionales;

• En el orden práctico. Que apoya que se deben advertir los beneficios y secuelas que
conducen las relaciones entre los profesionistas y los que acogen directa o indirectamente
sus servicios.

Cabe mencionar que, independientemente de la propia conciencia, no existe en este campo


otro medio que el de los colegios profesionales, para sostenerla, fomentarla y salvaguardarla.
Los gobiernos, convierten a los colegios profesionales en instancias reconocidas, a través de
los mecanismos legales gubernamentales para mantener la deontología profesional entre
sus agremiados. Es decir, delega y le comisiona funciones públicas y les dota de potestades
disciplinarias para garantizar más directamente el recto ejercicio profesional, al prever normas
penales propias de los profesionales y que no afectarían a los demás ciudadanos.

Deontología médica

En la medicina, el código deontológico se comprende de un conjunto de normas que rigen la


conducta y el desempeño de los profesionales del área de salud. Fundamentalmente se sustenta
en el juramento hipocrático y en los principios de la justicia, la beneficencia y la autonomía. Entre
otras cosas, la deontología médica aborda aspectos de la profesión como la relación médico-
paciente y la importancia del secreto profesional, así como los límites de la investigación médica
y la manipulación genética, etc.

1.4 Ética Médica


El êthos de una persona corresponde aquella disposición interior
que lo hace optar por un cierto tipo de vida, a través de ciertos
actos, que lo muestra a él mismo y a los otros, sus creencias
y afectos más personales. Por tanto, el êthos evidenciaba lo
que la persona era.

Al hablar de un êthos del médico y de la medicina, nos referimos


a aquello que tienen de común en su forma de ser y actuar «los
médicos». En cierta medida, el término ética médica alude al
6
patrimonio ético común de los médicos, es decir, a los principios de la medicina que los médicos
comparten. Por tanto, la ética médica “es la ética de los médicos, como una forma de ética
especial, aplica los principios generales de la moral a los problemas de la profesión médica”
(León Cechini, 1973).

Se debe tener presente que las decisiones médicas han tenido siempre un gran contenido moral.
La sociedad siempre ha demandado de los médicos, además de una formación técnica adecuada,
un elevado grado de virtud, un nivel de excelencia superior a la requerida para el desempeño
de otras profesiones.

La ética médica, en su sentido tradicional, trata de los problemas relacionados con los valores,
que florecen de la reciprocidad entre médico y paciente. La ética aplicada a la medicina, examina
el correcto proceder del médico, de acuerdo con los compromisos que adquiere al practicar
una muy importante función para alguna sociedad. Resultan diversos los aspectos éticos que
compendian la práctica de la medicina, más aún si consideramos sus tres probables esferas de
labores: La atención médica, la enseñanza y la investigación.

• En el contexto de la atención médica, se observa la interacción entre individuos, cuyos


componentes son el médico y el paciente, que otorga una orientación al quehacer clínico
y constituye el eje de la medicina. Para que esto sobrevenga debe detentar de por medio
un trastorno de salud, en el cual el paciente debe admitir que lo padece, y que el médico
asuma la responsabilidad de restituirle la salud.

• En lo que refiere a la enseñanza, esta concurre con la atención médica en el acto que trata
de la relación entre personas, los aspectos éticos tienen otro tipo de implicaciones, que
inciden en la forma de ser de los individuos, en los valores y concepciones que interiorizan
de sus mentores, en la idea que se forman referente a ciertas áreas del conocimiento, en
sus preferencias para escoger su vida profesional.

• Y con respecto a la investigación, la ética recae en el trabajo científico del médico, que
ocurre sobre el objeto mismo de investigación, seres humanos o animales. En el que se
observa el pensamiento de neutralidad por el investigador, basándose en el hecho que la
producción del conocimiento es independiente de su uso y además es lo más prioritario;
abstrayéndose a sí mismo de la relación con los demás y de comprender la sociedad en
que vive.

1.5 Bioética
1. Introducción a la bioética

A pesar que muchos de los principios de la ética médica, aún conservan su valor, una serie
de fenómenos que tuvieron lugar al final de los años 60 del siglo pasado, ocasionaron una
gran conmoción en el ámbito de la medicina y su entorno social, dejando insuficientes a los
códigos de ética médica tradicionales para la nueva realidad. Por ello surgió la bioética, como
ética aplicada a las ciencias de la salud, a fin de enfrentar los nuevos retos aparecidos como
consecuencia de tres hechos principales:
7
• La medicina adquiere un gran poder gracias al gran desarrollo científico. La posibilidad
de sustituir funciones vitales y por tanto prolongar la vida, que había constituido una
aspiración tan antigua como la humanidad, empieza a ser una realidad, por consiguiente
el paro cardiaco dejó de ser sinónimo de muerte con las maniobras de RCP; la ventilación
artificial logró renovar de forma eficaz el aire alveolar, permitiendo resolver problemas
de fracaso respiratorio, hasta entonces mortales; tienen inicio los procedimientos que
permiten depurar el medio interno cuando el riñón es insuficiente; los fluidos y fármacos
vaso activos proporcionan una nueva vía para mantener el equilibrio hemodinámico en
muchos estados de shock, etc. En consecuencia aumentó considerablemente el poder de
la medicina.

• Se reconoce el derecho a la autonomía del paciente, como expresión plena de los


derechos humanos individuales, que quiebra la relación médico - paciente tradicional o
paternalista. Los enfermos demandan su derecho a intervenir en las decisiones que les
afectan, sentándose las bases del consentimiento informado. Asimismo, el reconocimiento
del derecho a la libertad de conciencia en la mayoría de sistemas políticos y creencias
religiosas del entorno occidental, consumado con la declaración de la Iglesia Católica sobre
la libertad religiosa del Concilio Vaticano II, fomenta la búsqueda de puntos de encuentro
que puedan ser aceptados por todos.

• De modo que las éticas de código único, fundamentadas en una determinada creencia o
ideología, dejaron paso a un sistema de tolerancia que posibilitó la convivencia en paz de
una sociedad constituida por individuos plurales. Una sociedad tradicional, cuyas normas
y costumbres se han implantado para todos con carácter autoritario, abre un camino, con
ritmo diferente y a veces no exento de contradicciones, hacia un mundo donde todos los
códigos morales sean igualmente respetables y no tengan más límite que los de los demás.

Lo antedicho, animó a los fundadores de la moderna bioética, en el seno de una Comisión


Nacional en los Estados Unidos de Norteamérica, llegar a un consenso sobre una serie de
normas, que tras algunas modificaciones, pasaron a denominarse principios de la bioética,
cuyo contenido constituye los mínimos que podían ser aceptados desde cualquier plataforma
ideológica, como son:

• Principio de no maleficencia. Primero no causar daño al paciente («primun non nocere»).

• Principio de justicia. Todas las personas merecen la misma consideración y respeto,


nadie debe ser discriminado por su raza, sexo, edad, ideas, creencias o posición social.

8
• Principio de autonomía. El enfermo tiene derecho a decidir sobre sí mismo, de acuerdo
a su personal proyecto de vida y código de valores.

• Principio de beneficencia. Se debe procurar el mayor beneficio posible, respetando sus


propios valores.

El crecimiento de la eficacia de la medicina, basado sobre todo en nuevas tecnologías, llevó


necesariamente implícito un incremento en los costos de la salud: Resulta imposible mantener
el crecimiento exponencial de los costos de la asistencia sanitaria, dando lugar a una serie
de preguntas:

¿Constituye la asistencia sanitaria un derecho más de toda persona?, expresado de otra forma,
¿debe la sociedad garantizar un determinado nivel de asistencia, con carácter universal, para
todos sus ciudadanos?. Con ello se ingresa en uno de los dilemas que más profundamente
han conmovido a nuestra sociedad: La asistencia sanitaria como expresión del deber de
beneficencia que los más favorecidos por la lotería de la vida tienen para con el resto o el
acceso a la salud para todos por razones de justicia. La respuesta es relevante para todos
los modelos de sociedad, indistintamente a su nivel de riqueza, si aceptamos la segunda
posibilidad, dado que los recursos son necesariamente limitados, tendremos que ocuparnos
de la forma en que son distribuidos: ¿Prioridad para el que más poder económico o mayor
capacidad de compra posee?, ¿para el que mayor relevancia social ha alcanzado?, ¿a todos
por igual, al azar?, ¿al que más lo necesita?.

2. Definición de bioética

La ética cuando se aplica al campo de la naturaleza y de la vida en general, se la reconoce


con el vocablo de bioética (bios = vida; ethike = moral, conciencia). Esta incluye la ética
médica, que tiene un campo más estrecho porque solo tiene que ver con la práctica de la
medicina; aunado además de cuestiones tan diversas como la salud ambiental, el control
de la contaminación, la investigación sobre los seres humanos, las políticas de control de
natalidad y la institucionalización de la atención de la salud, entre otros.

La palabra “bioética” fue acuñada en 1970 por Van Rensselaer Potter (1911-2001), bioquímico
dedicado a la investigación oncológica. En ese año, el investigador publicó un artículo titulado:
“Bioethics: The science o f survival”, y un año más tarde su libro: Bioethics: Bridge to the
Future. En tales obras argumentaba la necesidad de crear una nueva disciplina que uniera
la biología, la medicina y la ecología con el estudio de los valores, para contribuir al futuro
de la especie humana.

En 1971 André Hellegers (1926-1979), médico obstetra, utilizó ya el término “bioética” para
dar nombre al primer instituto universitario de la disciplina, el Kennedy Institute for the Study
of Human Reproduction and Bioethics, localizado en la ciudad de Washington.

Es cierto, por otra parte, que Fritz Jahr, un pastor protestante alemán había usado en 1927
la palabra combinada Bio-Ethik en un artículo sobre la relación entre el ser humano y los
restantes seres vivos. Sin embargo, habría que mencionar que su artículo permaneció olvidado,
no encontrando el eco que más tarde obtendría la nueva propuesta de Potter.
9
Así, los planteamientos propuestos por el médico norteamericano Van Rensselaer Potter
tenían unos objetivos muy amplios. Este investigador la entendía como un diálogo entre
científicos y humanistas donde lo que se buscaba era preservar a la humanidad de su
autodestrucción y promover calidad de vida. Utilizando sus propias palabras: “La humanidad
necesita urgentemente una nueva sabiduría que le proporcione el conocimiento de cómo usar
el conocimiento para la supervivencia del hombre y para la mejora de su calidad de vida. ...
Yo propongo el término bioética con el fin de enfatizar los dos ingredientes más importantes
para lograr la nueva sabiduría que tan desesperadamente se necesita: conocimiento biológico
y valores humanos”.

Por su parte Hellegers institucionalizó el diálogo bioético en el Kennedy Institute apelando a


los sistemas éticos para orientar los progresos científicos y técnicos al servicio del progreso
humano.

Daniel Callahan (n. en 1930), fundador del Hastings Center, quiso clarificar interdisciplinariamente
los problemas éticos e iluminar las políticas del gobierno con valores sociales consensuados.

También merece la pena recordar los objetivos declarados de otro famoso bioeticista: Hans
Joñas (1903-1993). Este autor intentó superar una “ética de cercanías”, para abrirnos a los
horizontes del futuro de la humanidad y de nuestro planeta.

La Encyclopedia of Bioethics editada por Warren Reich en 1978 sugería la siguiente definición
de bioética: “Estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la
vida y de la atención a la salud, examinando esta conducta a la luz de los valores y de los
principios morales”.

Albert Jonsen (n. en 1931), a su vez, distingue entre una bioética como disciplina académica,
elaborada por instituciones y por expertos, y una bioética como discurso público que es el
producto de la opinión pública y está promovida por una variedad de participantes sociales.
Y en este segundo sentido la bioética sería un nuevo espacio o foro de debate público, más
que una disciplina propiamente dicha.

Todas las definiciones de bioética propuestas hasta el momento incluyen la idea de que la
bioética es: “Un estudio interdisciplinar de los problemas suscitados por el conocimiento
científico y por el poder tecnológico que tenemos sobre la vida”. Y se le reconoce siempre la
finalidad práctica de servir para orientar las decisiones importantes.

Es oportuno la mención de que la bioética ha acabado produciendo dos líneas de desarrollo.


Tenemos la bioética clínica, que se ocupa de los problemas de la asistencia y la investigación
médica. Y está la bioética, que afronta los problemas relativos al medio ambiente. Potter
propuso llamar a esta segunda línea de desarrollo bioética global. Si bien es cierto que, hasta
ahora, la bioética clínica ha predominado sobre la global en todos los aspectos cuantificables.

Para Scholle Connor y Fuenzalida-Puelma la bioética constituye un concepto amplio que


involucra el estudio de la comportamiento humano en el terreno de la atención a la salud y
las ciencias biológicas, en la dimensión en que esta práctica se explore a la claridad de los

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valores y principios morales, como lo señala la Organización Panamericana de la Salud; e
involucra cuatro aspectos importantes:

• Se ocupa de los problemas vinculados con valores, que nacen en todas las profesiones de
la salud, inclusive en las profesiones análogas y las concomitantes con la salud mental.

• Se ajusta a las estudios biomédicas sobre el comportamiento, sin contar de que incidan
o no de forma rotunda en la terapéutica.

• Abarca una extensa gama de asuntos sociales, como las que se conectan con la salud
pública, la salud ocupacional e internacional, y la ética del control de la natalidad, entre
otras.

• Atañe aspectos de la vida y la salud humana, en cuanto comprende temas circunscritos


a la vida de los animales y las plantas, y el ambiente.

3. Características de la bioética clínica

La bioética clínica que se cultiva internacionalmente, y que se publica en la literatura científica,


cuenta con características específicas que la distinguen de otras disciplinas tradicionales. Esta
bioética se caracteriza por ser:

• Aplicada a los problemas. No es una actividad meramente especulativa sobre el bien


y el mal, o sobre lo correcto en sí mismo. Intenta siempre aplicarse a elucidar y resolver
los problemas reales y concretos.

• Intermediadora. La bioética no es un empeño denunciador ni defensor de ninguna de


las partes en conflicto. Intenta resolver los conflictos maximizando la realización de los
valores en conflicto, sin estar predispuesta a favor de unos ni de otros.

• Procedimental. La bioética no busca respuestas últimas y definitivas sobre cuestiones


morales sustantivas. Tampoco suele pronunciarse categóricamente sobre los grandes
interrogantes de la vida. Prefiere encontrar los mejores procedimientos de toma de
decisiones. Insiste más en estipular quién debe tomar la decisión que en saber cuál es
la decisión correcta desde un punto de vista impersonal. Intenta elaborar protocolos que
establezcan los pasos a seguir para tomar una decisión, más que en predeterminar cuál
es la decisión correcta. Y, en general, recomienda la intervención de comités plurales y
abiertos.

• Civil o laica. Sus criterios y sus propuestas no dependen exclusivamente de creencias ni


confesiones religiosas particulares. La bioética incorpora a todos los que quieran cultivarla,
con independencia de su fe religiosa. Y, por supuesto, no rechaza ni es incompatible con las
religiones. De hecho, muchos de sus cultivadores proceden de una u otra iglesia, y extraen
de ella sus aportaciones. Pero esos mismos cultivadores entienden que la bioética no puede
ser un instrumento para implantar exclusivamente sus valores religiosos particulares.

11
• Pluralista. Reconoce la pluralidad de valores existente de nuestras sociedades actuales,
no solo como un derecho a respetar, sino como un valor que se debe preservar y como una
riqueza que hay que explotar. De este modo, asume la libertad de conciencia y practica
la tolerancia.

• Racional y filosófica. La bioética actual es una disciplina argumentativa y discursiva. En


ella no son aceptables las posiciones cerradas al debate y al diálogo. Tampoco son válidas
las intuiciones ciegas. Se practica así una deliberación en la que es necesario explicitar
los valores en conflicto, teniendo en cuenta tanto los principios como las circunstancias y
las consecuencias.

1.6 Otras consideraciones


1. Deberes del médico para con el paciente y con la sociedad

Uno de los grandes dilemas éticos del médico lo constituyen sus deberes hacia el paciente y
hacia la sociedad. En el transcurso de la historia, esos deberes se han planteado en términos
altamente individualistas. Así, en el Juramento Hipocrático se promete hacer lo que se crea
que beneficiará al enfermo. Por otro lado, las teorías de Locke y Hobbes, y la doctrina de los
derechos naturales fortalecieron los principios del individualismo y la autonomía.

Podemos hacer mención del utilitarismo social de Bentham y Mill, además de los movimientos
de salud pública, los cuales tuvieron una concepción individualista en términos de unidades
de bienestar. Por su parte, Marx y Engels desarrollaron la teoría del predominio del bienestar
general. En tal sentido, la columna vertebral de la ética médica reside en el deber del médico
hacia su paciente, sin embargo, cuando el profesional se desempeña en instituciones públicas o
privadas, se encuentra con que se existe un conflicto entre esos deberes éticos y el utilitarismo
gubernamental, el cual antepone el criterio del “costo-beneficio”.

2. Dilemas y problemas

Ciertamente la vida moral es una constante elección entre cursos de acción diferentes.
Siendo que en toda elección puede que se presenten conflictos, estos pueden ser vistos como
“dilemas” o como “problemas”:

• Dilema (del griego dis = dos, y lémma = premisa). Es la existencia de dos proposiciones
alternativas establecidas previamente, que obliga a optar solo por una. Por cuanto, quien
está ante un dilema suele pensar que una de las dos alternativas es la buena. Y que lo
moralmente correcto es elegirla. Por lo tanto, aspira a estar seguro de haber elegido lo
correcto.

12
• Problema (del griego pro-bállo = empujar hacia delante). Es una situación que empuja a
dar una respuesta no totalmente conocida previamente, sin que se sepa cuántas soluciones
existen. Es así que quien se enfrenta a un conflicto -entendiéndolo como un problema-
suele pensar que tal vez no exista una solución perfecta, y que la mejor solución puede
no ser la misma para todos. Por eso puede conformarse con la probabilidad que confieren
los argumentos razonables, que nunca son totalmente seguros.

Por lo que plantear un dilema al inicio de un razonamiento es practicar un atajo. Puesto que
es predeterminar los cursos de acción posibles antes de agotar el análisis de la situación.

Y así se establecen las alternativas sin matices ni cursos de acción intermedios. Por eso los
dilemas son, frecuentemente, problemas deficientemente formulados, en los que se olvida
que en todo conflicto hay por lo general más de dos cursos de acción.

Por último, la tendencia dilemática ha predominado históricamente entre los moralistas que
han seguido métodos de razonamiento deductivistas o deontologistas. Y también suele ser
el modo de resolver conflictos que han incorporado el llamado “análisis decisional” (decision
analysis) y las actuales teorías de elección racional, basadas en la cuantificación de las
alternativas decisionales.

3. Historia

La cultura occidental vio la luz hace 25 siglos en Grecia y el primer libro conocido sobre ética
es quizá “Ética a Nicómaco” de Aristóteles.

Como referencia del texto más antiguo de Deontología Médica tenemos el Código de
Hammurabi, formulado y promulgado por éste en la Babilonia del siglo XVIII a. C. No
obstante, si bien no se considera como un verdadero texto de moral, sí era un amplio código
que regulaba todos los aspectos de la vida social de un imperio que había alcanzado un
considerable grado de desarrollo cultural, donde cabe destacar una pequeña parte dedicada
a cuestiones médicas, lo cual constituye el precedente más antiguo del Derecho Médico, sin
embargo, con un contenido escasamente deontológico.

Esto no ocurre con el Juramento Hipocrático, citado con frecuencia como el origen de la
Deontología Médica, escrito entre los siglos V y IV a.C., destinado al parecer, a determinar
una especie de compromiso moral entre los médicos ejercientes y sus discípulos, y con un
claro trasfondo ético; su contenido se corresponde sustancialmente con los principios morales
que rigen en nuestros días el ejercicio de la medicina en los países occidentales.

En un lenguaje actual, aparece prácticamente trascrito en la Declaración de Ginebra, aprobada


por la Asamblea General de la Asociación Médica Mundial en 1948 y refrendada en Sydney
en 1968, la cual aparece bajo la forma de una promesa solemne para ser pronunciada por
los graduados al incorporarse como miembros activos de la comunidad médica; como lo es
actualmente en el Colegio Médico del Perú, al prometer en la ceremonia de colegiación de
los nuevos médicos.

13
Cabe anotar que en 1949 fue reelaborada para darle forma de código, en el Código Internacional
de Ética Médica, adoptado por la III Asamblea General de la Asociación Médica Mundial en
Londres, y enmendado por la XXII Asamblea Médica Mundial en Sydney en 1968, y la XXXV
Asamblea Médica Mundial en Venecia en 1983.

Cabe mencionar dos textos por su contenido rigurosamente ético- médico, en la larga etapa
medieval. Por un lado, tenemos el más antiguo de manos de Asaph, médico hebreo del siglo
VI, se trata de un texto corto en forma de juramento, que expresa de modo breve una ética
religiosa relacionada al ejercicio de la medicina.

Entrado el siglo XII, el médico cordobés de origen judío, Maimónides, solicita la ayuda divina
para ejercer la profesión médica dentro de las más estrictas normas religiosas en la bellísima
Plegaria del Médico, en la cual puede encontrarse la más madura guía de los deberes que
el médico debe cumplir para que su cometido profesional alcance los máximos niveles de
eficacia y dedicación.

Más adelante en la época contemporánea, el texto que tuvo mayor trascendencia en el campo
deontológico ha sido sin duda, el llamado Código de Percival, formulado por Thomas Percival,
de Manchester, el cual se publicara a principios del siglo XIX y marca la divisoria entre los
códigos históricos antiguos y los actuales, constituyéndose como el primer código deontológico
propiamente dicho de la historia de la Deontología Médica, el cual actuó de base para la
compilación de los Principios de Ética Médica de la Asociación Médica Norteamericana y ha
influido profundamente en la elaboración y espíritu de los códigos europeos y sudamericanos
del siglo XX.

Posterior a la Segunda Guerra Mundial, se difundieron diversos textos con un evidente interés
deontológico, promovidos desde instituciones de gran prestigio con el intento de influir en la
regulación de las normas éticas de la profesión médica.

A continuación, algunos de ellos:

• Código de Nuremberg, sobre experimentación humana, en 1947.

• Declaración de Ginebra, en 1948.

• Código Internacional de Ética Médica, en 1949.

• Declaración de Helsinki, para guiar la investigación en seres humanos, en 1964.

• Declaración de Sydney, con los principios de la actuación del médico en el diagnóstico de


la muerte, en 1968.

• Declaración de Oslo, sobre el aborto, en 1970.

• Declaración de Tokio, sobre la tortura y otros tratamientos o castigos degradantes, inhumanos


o crueles, en 1975.

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• Declaración de Hawai, como guía ética para los psiquíatras de todo el mundo, en 1977.

• Declaración de Lisboa, sobre los derechos de los pacientes, en 1981.

• Declaración de Bruselas, sobre los aspectos éticos de la fertilización in vitro, en 1985.

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