EL PODER DE LA SANGRE DE JESUS
TEXTO PRINCIPAL: LEVÍTICO 17:11; HEBREOS 9:22; 1 DE PEDRO 1:18-19
Introducción: Cuando Dios creó a Adán, insufló en él Su propia vida. Esta vida no se limitó a una
parte aislada del cuerpo de Adán. Dios puso Su vida en la sangre de Adán. La vida de Dios estaba
siendo continuamente bombeada a cada parte del cuerpo de Adán.
I. LA VIDA ESTÁ EN LA SANGRE
(Levítico 17:11) “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer
expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona”.
1. La sangre representa la vida animal y humana. En el Antiguo Testamento se sacrificaron los
animales para proveer la expiación al ser humano por el derramamiento de la sangre. El
sacrificio implica cambiar una vida por otra.
2. No hay expiación sin el derramamiento de la sangre o la entrega de la vida (Hebreos 9:22).
II. POR EL PECADO DE ADAN ENTRO LA MUERTE
Por el pecado, Adán perdió la vida de Dios que estaba en su sangre. Esta vida podía ser restaurada
al hombre solamente por el plan de redención de Dios. Para que el hombre fuera restaurado a la
imagen de Dios, debía tener una vez más la vida de Dios en su sangre.
1. El castigo del pecado, tenía que ser pagado con la muerte por un Sustituto perfecto, que
debía tener la vida de Dios en su sangre (2 Corintios 5:21).
2. En el plan de redención de Dios, Su Hijo Jesús debía morir y derramar Su propia sangre.
3. El Señor fue concebido por el Espíritu Santo y nacido de una virgen; Jesús no heredó la
sangre de Adán. El Señor Jesús fue el Sustituto perfecto que voluntariamente dio Su vida al
derramar su sangre.
III. LO QUE JESÚS NOS PROVEYÓ A TRAVÉS DE SU SANGRE
La redención. Redimidos por la sangre de Jesús (Efesios 1:7); (1 de Pedro 1:18-19); (Colosenses
1:13-14).
El perdón de Pecados. (Efesios 1:7) “En quién tenemos redención por su sangre, el perdón de
pecados según las riquezas de su gracia”.
Justificados y Salvados por la sangre de Cristo. La justicia de Dios nos fue restaurada por la
sangre de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5:8-9).
Por la fe en la sangre del Señor Jesucristo recibimos la vida de Dios (Juan 6:53).
La comunión con Dios nos fue restaurada por la sangre de Cristo. La sangre de Jesús quitó
todos los efectos del pecado para restaurarnos la vida de Dios. (1 Juan 1:7).
La sangre de Cristo quitó nuestros pecados (Hebreos 9:14).
Por la Sangre del Señor Jesucristo tenemos entrada a la Presencia de Dios. Como Adán
caminó en comunión diaria en la presencia de Dios antes que pecara, así por la sangre de Jesús, el
hombre, librado de toda culpa y de la condenación, puede caminar una vez más confiadamente en la
presencia de Dios (Hebreos 10:19).
Reconciliados por la Sangre del Señor Jesucristo (Colosenses 1:19-20).
El Señor Jesucristo nos restauró a la posición original.
IV. VICTORIOSOS POR LA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
El Señor Jesucristo con Su sangre venció a satanás, nos redimió, nos restauró e hizo posible que la
vida de Dios se manifestara en nosotros a través del nuevo nacimiento.
1. La sangre de Cristo es nuestra cobertura. En el Antiguo Testamento la sangre del cordero
sacrificado se rociaba en el propiciatorio para la cobertura o expiación por los pecados del
pueblo, de la misma manera hoy, por la fe, la sangre del Cordero de Dios se convierte en una
cobertura de protección para la nueva creación de Dios. Por la protección de la sangre de
Cristo ninguna arma forjada contra nosotros puede prosperar. (Isaías 54:17) “Ninguna arma
forjada contra ti prosperará…”.
2. ¡Por la sangre de Jesús, tenemos victoria! Al caminar en perdón, en obediencia a Dios y
por fe, podemos decir con intrepidez:
3. “¡Satanás, estoy cubierto por la sangre de Jesús!”.
4. “¡Mi familia y mis posesiones están cubiertas por la sangre de Jesús!”.
5. “¡Satanás, has sido vencido por la sangre de Jesús!”.
6. “¡Por causa de la sangre de Jesús, no puedes tocarme!”.
7. ¡Porque Jesús venció a Satanás por Su sangre, nosotros somos más que vencedores
por la sangre de Jesús! (Apocalipsis 12:11).
8. Satanás fue vencido por la sangre de Jesús. La autoridad y el poder de la sangre de Jesús
nos fue dada a la nueva creación. Con la llave poderosa de la sangre de Cristo somos más
que vencedores sobre Satanás.
Conclusión: Satanás vino a robar, matar y destruir al hombre; por el pecado, el hombre perdió la
vida de Dios y quedó vulnerable ante los ataques de Satanás. Por el plan de redención de Dios a
través del derramamiento de la sangre de Su propio Hijo, fuimos completamente restaurados al
estado original de creación y de relación con Dios. ¡Gracias Padre por su amor!