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U1 Derecho Internacional Publico I

Este documento presenta una antología de textos sobre derecho internacional público y diplomático para uso educativo. Explica que los textos se citan con notas al pie y se incluyen referencias completas al final. Respetando la integridad de los textos originales, se insertan aclaraciones entre corchetes o se omiten fragmentos no relacionados con la asignatura. El objetivo es comprender la teoría y práctica del derecho internacional público y diplomático con énfasis en México.
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U1 Derecho Internacional Publico I

Este documento presenta una antología de textos sobre derecho internacional público y diplomático para uso educativo. Explica que los textos se citan con notas al pie y se incluyen referencias completas al final. Respetando la integridad de los textos originales, se insertan aclaraciones entre corchetes o se omiten fragmentos no relacionados con la asignatura. El objetivo es comprender la teoría y práctica del derecho internacional público y diplomático con énfasis en México.
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1

Instituto de Educación Digital del Estado de Puebla

La presente antología es fruto de una labor conjunta de la Dirección General,

Dirección Académica y Docentes. Es para uso educativo y no comercial.

Los textos que se utilizan para integrar la antología son referenciados en notas al

pie, en las cuales se aclara siempre que se tratan de notas establecidas por quien edita la

antología, a efecto de distinguirlas de las notas originales empleadas por el texto compilado.

Las fichas bibliográficas completas de los textos compilados se encuentran en el apartado

de referencias final de cada unidad. Se respeta la integridad de los textos originales que se

compilan para cumplir con los requerimientos del temario de la asignatura, solo se insertan

algunas aclaraciones entre corchetes, o se omiten fragmentos que no guardan relación con

el tema de la asignatura, lo que se distingue con la utilización de tres puntos entre corchetes.

Cuando los corchetes fueron utilizados por el texto original, se hace la aclaración al pie de

página.

2
Objetivo de la materia

Comprender la práctica y teoría del derecho internacional público y su corolario

diplomático y consular en sus dimensiones global y nacional, con un énfasis en el caso

mexicano.

3
Unidad 1. Fundamentos sociales y conceptos más importantes del Derecho

Internacional Público Contemporáneo

Objetivo específico:

Conocer los principios básicos del Derecho Internacional Público y su aplicación.

1.1. Concepto del derecho Internacional Público1

El DIP puede ser definido como el conjunto de normas jurídicas que regula las

relaciones entre sujetos del DIP.

El concepto del DIP encuentra su más remoto antecedente en el concepto latino del

ius gentium. Este concepto hacía alusión a un sistema jurídico especial que regía las

relaciones entre los ciudadanos romanos y los denominados bárbaros, esto es, los

ciudadanos de aquellos pueblos que no se encontraban bajo el dominio de Roma.

El DIP es un sistema jurídico que se diferencia de los sistemas jurídicos nacionales

de los Estados que integran la comunidad internacional, debido al hecho de que no cuenta

con órganos especializados que se encarguen de crear sus normas, ni de aplicar de manera

inexorable las sanciones a los transgresores de las mismas. Asimismo, ambos sistemas

jurídicos se diferencian entre sí, debido a que los sujetos que son titulares de derechos y

objeto de las obligaciones previstas en sus normas, son distintos. En tanto que en el sistema

jurídico nacional son sujetos de derechos y obligaciones los individuos particulares que se

encuentran en el territorio de un Estado, en el DIP, en principio, sólo pueden ser sujetos de

derechos y obligaciones los Estados y los organismos internacionales. Sin embargo, en

casos excepcionales, las personas privadas pueden ser objeto de las sanciones del

1 El contenido de esta subunidad se extrae de Rojas-Amandi, V. (2016a) [nota del editor].

4
derecho internacional; esto sucede cuando dichas personas dañan de manera significativa

los bienes jurídicos protegidos por el DIP.

El DIP se divide básicamente en derecho de paz y en derecho de guerra. El derecho

de paz regula todas aquellas relaciones entre los sujetos de derecho internacional público

en donde no se hace uso de fuerzas armadas. El derecho de guerra, en cambio, se integra

por las reglas del DIP que regulan el estado de guerra para las personas que se encuentran

en el territorio de guerra. Estas últimas reglas no tienen por objeto promover la guerra, sino

que tratan de limitar los efectos negativos de ella para mantener el sufrimiento humano que

ocasiona en su menor grado posible. El derecho de guerra es así, derecho humanitario.

El DIP se divide, por otra parte, en derecho universal y en derecho regional. El

derecho universal se integra por las normas que son válidas en todas las regiones del

planeta. El derecho regional, en cambio, se forma por las normas que sólo tienen validez

en una determinada región del mundo.

Finalmente, cabe decir que, el DIP se debe diferenciar del derecho internacional

privado; el cual es una rama de los sistemas jurídicos nacionales que contiene normas para

determinar en casos de conflictos de leyes que surgen por la nacionalidad de los sujetos

que intervienen en la relación o, por el territorio donde los mismos actúan, qué sistema

jurídico nacional es el que debe regular determinadas situaciones.

Las épocas del DIP

El DIP, propiamente dicho, existe desde el siglo XVII, esto es, desde la época en

que surgieron los Estados nacionales como forma de organización política. El primer tratado

internacional de DIP, en donde se reconoció expresamente la soberanía de los Estados,

fue el Tratado de Paz de Westfalia de 1648. Con este documento nació el derecho

internacional clásico. Éste regulaba sólo las relaciones entre las potencias europeas. Los

principios del derecho internacional clásico fueron el de soberanía absoluta y el de derecho

a la guerra (ius ad bellum).

5
Durante la Primera Guerra Mundial se hizo manifiesto que con las armas modernas

el derecho a la guerra resultaba muy peligroso para el futuro de la humanidad, por lo que

se comenzó a cuestionar si la guerra debería ser considerada como un medio legítimo de

la política. Fue así, como al final de dicha Primera Guerra Mundial, se creo la Sociedad de

las Naciones como una organización internacional que tenía por objeto el mantenimiento

de la paz mundial. Desgraciadamente, esta organización no pudo lograr dicho objetivo,

básicamente debido al hecho de que tres de los países más importantes del mundo no

pertenecían a ella: Estados Unidos, la Unión Soviética y Alemania.

En el Protocolo de Ginebra del 2 de octubre de 1924, que jamás entró en vigor por

las reservas que hizo valer Gran Bretaña, se prohibió por vez primera la guerra. En el Pacto

Briand-Kellog del 27 de agosto de 1928, al que se adhirieron la mayor parte de los Estados

miembros de la Sociedad de Naciones (63), se estableció una prohibición general al uso de

la guerra. En el artículo 2o., numeral 4, de la Carta de las Naciones Unidas, la prohibición

de la guerra se hizo aún mayor mediante la prohibición del uso de la fuerza. Además, el

DIP de la actualidad se caracteriza por el surgimiento de nuevos sujetos: los organismos

internacionales. A este DIP que prohíbe el uso de la fuerza y que reconoce como sujetos

de derecho a los organismos internacionales, se le conoce como DIP moderno.

1.2. Las fuentes del Derecho Internacional Público2

Introducción

2 El contenido de esta subunidad se extrae de Rojas Amandi, V. (2016b) [nota del editor].

6
Las fuentes del DIP se encuentran enumeradas en el artículo 38 del Estatuto de la

Corte Internacional de Justicia. La Corte Internacional de Justicia es uno de los órganos

permanentes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El Estatuto de la Corte

Internacional de Justicia, según lo dispuesto por el artículo 93, numeral 1, de la Carta de

las Naciones Unidas, es obligatorio para todos los Estados miembros de la ONU. Las

fuentes mencionadas en aquella disposición se encuentran también reconocidas por los

Estados que no pertenecen a la ONU.

En el mencionado Estatuto podemos diferenciar entre fuentes primarias y fuentes

secundarias. Las primarias son: a) los tratados internacionales; b) la costumbre

internacional, y c) los principios generales del derecho. Entre las fuentes secundarias se

encuentran: a) las decisiones judiciales de los tribunales internacionales, y b) las opiniones

de la doctrina del DIP.

Todavía se discute si existe jerarquía entre las fuentes del DIP. Mientras un grupo

de autores sostiene que la jerarquía se determina con base en el orden en que las fuentes

han sido enumeradas en el artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia,

otros dicen que todas las fuentes tienen la misma jerarquía.

Los tratados internacionales

Dentro de las fuentes del DIP los tratados internacionales tienen una especial

importancia, lo que no significa que posean una mayor jerarquía frente a las restantes

fuentes.

Los tratados internacionales son acuerdos de voluntades entre dos o más sujetos

de DIP con el propósito de crear o transferir derechos u obligaciones de DIP.

7
Los tratados internacionales reciben múltiples denominaciones: tratados, acuerdos,

convenciones, protocolos, etcétera. Entre éstos no existe diferencia en cuanto a su validez

jurídica, todos ellos son igualmente obligatorios. La diferencia, en cambio, puede existir en

cuanto al objeto que en ellas se regula, así por ejemplo, la convención tiene por objeto

establecer reglas de aplicación general, y los protocolos establecen derechos y

obligaciones específicos en una materia sobre la que los Estados parte han firmado un

tratado previamente. [...]

La costumbre internacional

La costumbre internacional constituye una fuente jurídica no escrita que cuenta con

dos elementos constitutivos: uno objetivo y uno subjetivo. El elemento objetivo (consuetudo)

consiste en una práctica general. El elemento subjetivo (opinio iuris) es el reconocimiento

de dicha práctica general como jurídicamente obligatoria.

En cuanto a la práctica general, se requiere una conducta de los Estados que haya

tenido cierta duración, unidad y difusión. Resulta suficiente para la conformación de esta

práctica general que la mayor parte de los Estados se comporte de una forma determinada.

Conductas contrarias específicas a la práctica general, no pueden ser capaces de dañar la

unidad requerida.

Por cuanto hace a la opinio iuris, la mayoría de los Estados debe encontrarse

convencidos que su conducta la han llevado a cabo en el pasado y la llevarán a cabo en el

futuro, debido a que la misma es obligatoria en los términos del DIP. Si sólo existe una

práctica general sin el convencimiento jurídico, no existe una norma de costumbre del DIP,

sino una norma de cortesía que se cumple porque así lo exigen los buenos modales, la

cortesía y la hidalguía. Este último es el caso de los honores protocolarios cuando se recibe

a altos funcionarios de un Estado extranjero o, el de la publicación de una nota diplomática

sólo hasta en tanto el destinatario de la misma la ha recibido.

8
La costumbre internacional puede surgir mediante un hecho positivo: una conducta

o declaración, o mediante una abstención. Un tratado internacional también puede fundar

costumbre internacional cuando Estados que no son partes del acuerdo se comportan

según lo exigido por las disposiciones del mismo.

Cuando un Estado de manera reiterada, mediante actos o manifestaciones, se

opone a una costumbre internacional (persistent objector) no destruye a la misma como tal,

sin embargo, dicho Estado no se encuentra obligado por la misma. Asimismo, el derecho

consuetudinario puede ser puesto fuera de vigor mediante un tratado internacional.

Existen dudas sobre si los nuevos Estados que ingresan a la comunidad

internacional se encuentran obligados por la costumbre internacional existente. Según la

teoría del orden jurídico preexistente, el derecho consuetudinario es válido para todos los

sujetos del DIP y también para los Estados que recién ingresan a la comunidad

internacional. Según la teoría de consenso necesario, la obligatoriedad de una costumbre

existente para los nuevos Estados requiere su aceptación expresa o tácita.

La ONU ha creado un organismo denominado la Comisión de Derecho Internacional

(International Law Comisión) que tiene por objeto codificar la costumbre internacional. La

codificación de dichas costumbres no cambia su carácter de costumbre internacional.

Los principios generales del derecho

Los principios generales del derecho que son comunes en la mayor parte de los

ordenamientos jurídicos nacionales, son, según lo dispuesto por el inciso c de la fracción I

del artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, fuente del DIP.

Por principios generales del derecho se entiende aquellos principios éticos o

políticos fundamentales, que inspiran o que forman parte de los sistemas jurídicos

nacionales. Para saber si algún principio general del derecho puede funcionar como fuente

9
del DIP, preciso es que se investigue si el mismo ha servido como fuente de inspiración o

como principio constitutivo de un número considerable de normas de los sistemas jurídicos

nacionales. En el DIP, se han reconocido como tales: la responsabilidad internacional, la

indemnización, el enriquecimiento sin causa, la buena fe, etcétera.

Decisiones de los tribunales y opiniones de doctrina

Tanto las decisiones de los tribunales como las opiniones de los juristas destacados

del DIP son medios de ayuda para la interpretación de las normas del DIP. Ayudan a

conocer las prácticas que se reconocen como vinculantes u obligatorias por los Estados.

La doctrina adquiere relevancia en el DIP como fuente del derecho debido al gran

papel que ha desempañado en la historia del DIP. Sin embargo, las concepciones teóricas

de los doctrinarios del DIP no se encuentran cerca del consenso. Por lo mismo, en el DIP

se suelen utilizar las concepciones de la doctrina en donde existe un acuerdo fundamental.

Por cuanto hace a las decisiones de los tribunales, por las mismas se entiende no

sólo las decisiones de los tribunales internacionales, tales como la de la Corte Internacional

de Justicia o la Corte Penal Internacional, sino también, la de los paneles arbítrales, e

incluso, las de decisiones de los tribunales nacionales sobre cuestiones del DIP.

El ius cogens

Las normas del DIP pueden, en principio, ser puestas fuera de vigor o alteradas

mediante el consenso de los sujetos del DIP. Sin embargo, existen normas que son

obligatorias para todos los sujetos del DIP y que en cuanto a su validez, no dependen de

su aceptación por cada uno de los sujetos del DIP, mismas a las que se les denomina como

normas de ius cogens. Estas normas han sido aceptadas por la generalidad de la

comunidad internacional como obligatorias y sólo pueden ser alteradas por otra norma del

mismo tipo.

10
Entre las normas del ius cogens que podemos mencionar las siguientes: la

prohibición de la esclavitud, la prohibición de la tortura y la prohibición de ataques armados.

El soft law

A menudo sucede que los Estados no se están dispuestos a adquirir nuevas

obligaciones de DIP mediante la firma de tratados internacionales, pero que tampoco están

de acuerdo en que determinadas situaciones permanezcan sin regulación alguna. Para

estos casos, se suelen firmar declaraciones de principios que no resultan obligatorios para

las partes, pero que por lo menos sirven para establecer intenciones. A estos documentos

que contienen más obligaciones morales que jurídicas se les engloba bajo el concepto de

soft law.

1.3. Fundamentos del Derecho Internacional Público3

El desarrollo de Tomuschat confiere una nueva importancia al derecho internacional

que, en muchos sentidos, considera que ha superado a todos los otros tipos de derecho.

Esta importancia es en gran parte el resultado del desafío de la globalización. En la medida

en que el Estado pierde o está obligado a ceder su rol de garante del interés común de sus

ciudadanos, deberían establecerse, a nivel regional o universal, instituciones comunes para

compensar las pérdidas sufridas”. Según Tomuschat, algunas reglas del derecho

internacional cumplen una función constitucional no sólo en la esfera internacional sino

también en la esfera nacional, “particularmente, velar por la paz internacional, la seguridad

y la justicia en las relaciones entre Estados, y por los derechos humanos, así como por el

Estado de derecho en el ámbito interno, en beneficio de los seres humanos que, en esencia,

son los destinatarios últimos del derecho internacional”. Los principios fundamentales del

3 El contenido de esta subunidad se extrae de Von-Bogdandy, A. (2011) [nota del editor].

11
derecho internacional se refieren a todas las formas de poder político y deben delimitarlo

en todos los casos: ésta es la esencia del argumento constitucional. Él sostiene que la

función tradicional del derecho internacional —regular las relaciones interestatales— no

sólo se enriquece por una función constitucional, sino también con una función adicional

que es similar a la del derecho administrativo y privado interno: el nuevo derecho

internacional presenta un “modelo (blueprint) para la vida social”. “El derecho internacional

se ha convertido en un cuerpo de derecho multifacético que impregna todos los ámbitos de

la vida, dondequiera que los gobiernos actúen para promover un objetivo público”.

Actualmente el derecho internacional es “un ordenamiento jurídico común para toda la

humanidad”. La concepción tradicional por la cual derecho internacional y derecho interno

tratan distintas cuestiones es reemplazada por una en la que ambos tipos de derecho

enfrentan y regulan, en gran parte, los mismos temas. La visión de Tomuschat no es la de

esferas separadas, sino más bien la de un sistema integrado de múltiples capas. La idea

de Tomuschat descansa sobre la premisa de que el derecho internacional puede dirigir y

controlar la realidad social y, en particular, el poder político, de manera similar a como lo

hace el derecho constitucional o administrativo interno —supuesto que no es compartido

por muchos—.

La defensa de Tomuschat del derecho internacional no niega que sus normas a

menudo sean vagas y controvertidas. Tampoco ignora Tomuschat la continuidad de la

soberanía del Estado y la falta de instituciones globales fuertes, lo que impide que el

derecho internacional y el derecho interno sean considerados en términos totalmente

análogos. A pesar de estos límites, el sostiene un discurso jurídico “positivista” del derecho

internacional, y asume que éste puede funcionar de manera similar al derecho público

interno. Este supuesto descansa sobre todo en un imperativo moral:

12
[E]l discurso sobre los temas del derecho internacional debe […]4 ser formulado en

un lenguaje que permita a todos aquellos afectados por su acción que su voz sea

escuchada, para comprender plenamente los argumentos invocados por otros y así

participar en un diálogo constructivo que posibilite poner de relieve una base de

comprensión común para cualquier cuestión controvertida. […] El discurso sobre

aquello que está bien o mal debe ser claro como el agua y no debería caer en manos

de unos pocos ilusionistas que invariablemente son capaces de demostrar que el

derecho y la justicia están de su parte.

Tomuschat es un positivista ilustrado. Conoce las limitaciones del derecho

internacional como instrumento de orden social y conoce también los límites racionales del

razonamiento jurídico clásico. Sin embargo, ve en éste la mejor posibilidad que hasta el

momento han tenido los juristas de atenerse a los indiscutidos postulados de su profesión.

Además, la teoría social y la filosofía política, en particular, nunca se han mostrado capaces

de liderar el debate sobre “lo bueno o lo malo” mejor de lo que lo han hecho las líneas

establecidas del razonamiento jurídico. La respuesta pragmática kantiana del siglo XX al

relativismo —la filosofía del “como si” (“als-ob”)— puede apoyar este enfoque metodológico

y constructivo, cuya base (¡no de la ley como tal!) es una premisa ética.

1.4. Presupuestos básicos del derecho internacional público 5

El origen del Derecho Internacional Público está en el Derecho Romano, en el cual

se distinguía claramente entre el ius civile, aplicable a los ciudadanos romanos, y el ius

gentium, aplicable a todas aquellas personas que no poseían la ciudadanía. Por lo tanto, el

ius gentium de la época romana se asemejaba más a lo que hoy conocemos como el

4 Los corchetes pertenecen al texto original.


5 Esta subunidad se extrae de Paredes, E., Romay, L., González, Y., Rangel, J. M. y Gutiérrez, G.
(2010) [nota del editor].

13
Derecho Internacional Privado, ya que regulaba transacciones jurídicas que tenían lugar

entre particulares vinculados a diferentes potestades terrenales.

La historia del Derecho Internacional no puede desligarse de la evolución de la

sociedad internacional, proceso en el cual juega un papel primordial el año 1648, cuando

se firmó la Paz de Westfalia, que le dio término a la Guerra de los Treinta Años y consolidó

el nacimiento de los Estados Nacionales en Europa, verdadero presupuesto fáctico del

moderno Derecho Internacional. A partir de esa fecha, puede decirse que la evolución de

la Sociedad Internacional ha sido en un mismo sentido: hacia una ampliación cada vez

mayor de la misma, hasta convertirse en la Comunidad Internacional […]

Conceptos de Derecho Internacional Público

Existen distintas definiciones del Derecho Internacional Público: una definición

clásica y una moderna. A continuación, se explican estas definiciones.

Definición clásica

Conjunto de normas que regula las relaciones recíprocas de nación a nación, como

personas morales que son y que tienen, como los individuos, el derecho de asegurar su

existencia y su independencia. Resultados de los deberes y derechos recíprocos que se

derivan de esa relación entre los diversos estados y naciones; estos estipulan convenios o

tratados por medio de los cuales se obligan unos respectos de otros.

Definición moderna

El Derecho de Gentes o Derecho Internacional Público se ocupa, esencialmente,

de regular las relaciones entre los Estados o mejor, entre los sujetos de Derecho

Internacional, puesto que ambos términos no son sinónimos. Es decir, que los únicos

sujetos del Derecho Internacional Público no son los Estados, ya que han surgido otros

como el Vaticano y las Organizaciones Internacionales, los cuales son capaces de adquirir

derechos y obligaciones de carácter internacional.

14
En el cuadro siguiente se presentan varias definiciones modernas de Derecho

Internacional Público, según varios autores:

Cuadro [1] Definiciones de Derecho Internacional Público según varios autores.

Autor Definición
Paul Fauchile El Derecho Internacional Público es el conjunto de reglas que determinan los
(1905) derechos y deberes respectivos de los Estados en sus mutuas relaciones.

Antonio Truyol El Derecho Internacional Público es una acepción técnica provisional, es


(1983) decir, es un conjunto de normas jurídicas que regulan las relaciones de los
Estados entre sí.
Serra Bonfil Es el conjunto de reglas que determinan los derechos y deberes respectivos
(1977) de los Estados en sus mutuas relaciones. También llamado para él Derecho
de Gentes (Ius Gentium), conjunto de principios y reglas que buscan el
crecimiento y el desarrollo de la personalidad del individuo dentro de la
sociedad.
Carlos Calvo El Derecho Internacional Público debe entenderse como el conjunto de reglas
(1901) de conductas observadas por las distintas naciones en sus relaciones de las
unas con las otras.
Alejandro Es el conjunto de normas jurídicas que regulan la sociedad internacional y las
Rodríguez relaciones de sus miembros en la consecución de intereses sociales
Carrión colectivos o individuales.
(1996)

Adolfo Miaja de Señala que las normas internacionales, por su origen, no se limitan hoy a
La Muela regular las relaciones entre los Estados, sino que rigen en las relaciones entre
(1980) las Organizaciones Internacionales entre sí y con los Estados y algunas otras
que tienen a los individuos como titulares directos de derechos y obligaciones.
Manuel Considera al Derecho Internacional Público como el conjunto de principios
Francisco que limita los derechos de los Estados y regula sus deberes en favor de la
Mármol estabilidad jurídica de sus relaciones.
(1997)

Daniel Antokoletz Conjunto de reglas contractuales y consuetudinarias y de principios


(1974) doctrinarios que los Estados admiten, expresa o tácitamente, en sus
relaciones mutuas, con las asociaciones de Estados, de éstas entre sí, y con
las demás personas internacionales.

Objeto y contenido del Derecho Internacional Público

El objeto del Derecho Internacional Público posee una doble función: como ciencia

y como disciplina. En el cuadro siguiente se explica cada una de estas funciones:

Cuadro [2] Objeto del Derecho Internacional Público

15
Función Explicación
Como ciencia Estudia los principios jurídicos, históricos, sociales y económicos que
condicionan la existencia de convenciones internacionales, a fin de poder
explicar los fenómenos jurídicos desde una concepción epistemológica.
Como disciplina Regula la estabilidad necesaria en la comunidad internacional a fin de dirimir
las controversias que se presentan entre los Estados nacionales u otros
sujetos de Derecho Internacional Público, con la necesidad de preservar la
paz y establecer un imperio normativo que posibilite el logro de la justicia
internacional.

El contenido del Derecho Internacional Público es:

 Realización de la estabilidad jurídica de los Estados; en otras palabras,

de la justicia Internacional.

 Mediante la vigencia de un conjunto de principios jurídicos que limitan

los derechos y regulan los deberes de los Estados que conforman la

Comunidad Internacional.

División del Derecho Internacional Público

El Derecho Internacional Público está dividido de la siguiente manera: división

clásica y moderna. A continuación, se explican estas dos divisiones:

División clásica

Con respecto a la división clásica, el Derecho Internacional Público está dividido

en: de Paz, de Guerra, Natural, Positivo, General y Particular. A continuación, se explica

esta división.

 Derecho Internacional Público de Paz

Regula las relaciones jurídicas internacionales en tiempo de paz.

 Derecho Internacional Público de Guerra

Establece los derechos y obligaciones entre los Estados en conflicto y los

neutrales, dado que dos o más Estados se encuentran en situación de guerra.

 Derecho Internacional Público Natural

16
Llamado también doctrinario, racional, filosófico, absoluto o primitivo, es el derecho

teórico tal como lo concibe la razón, tal como debiera ser teniendo en cuenta las mejores

aspiraciones humanas y la convivencia de los Estados. Según Nelson González, tiende a

ser universal e inmutable y se caracteriza por sus preceptos negativos y los deberes que

impone, pues procura asegurar el triunfo de la justicia, de la equidad y de la moral en las

relaciones internacionales.

 Derecho Internacional Público Positivo

Llamado también práctico, real, voluntario, relativo o secundario. Es considerado

como el conjunto de reglas que han sido establecidas por el hombre para regular las

relaciones entre los Estados. En otras palabras, es el derecho práctico, el que resulta del

consentimiento expreso o tácito de los Estados, tal como se manifiesta en los tratados y en

las reglas consagradas por la costumbre.

 Derecho Internacional Público General

Es el derecho obligatorio para todos los Estados. Esto quiere decir que un Estado,

cuando establece una relación jurídica con otro Estado, debe cumplirla, adquiere

obligaciones y tiene derechos. Un ejemplo de ello son las Embajadas, los Estatutos de la

Unión Postal Universal.

 Derecho Internacional Público Particular

Tiene un ámbito de aplicación espacial más restringido y está formado por aquellas

normas que solamente tienen vigencia limitadas a ciertos miembros de la comunidad

internacional.

División moderna

Antonio Sánchez de Bustamante (1934) divide el Derecho Internacional Público

en: Constitucional, Administrativo, Civil, Penal y Procedimental. A continuación, se presenta

esta división.

 Derecho Internacional Público Particular

17
Es aquel que se ocupa del nacimiento, formación y extinción de las personas

jurídicas internacionales.

 Derecho Internacional Público Administrativo

Es el que trata de las funciones de esta categoría, realizadas por dichas personas

jurídicas.

 Derecho Internacional Público Civil

Es el que se refiere a ciertos actos e instituciones de carácter civil realizados por

estas personas de Derecho Internacional.

 Derecho Internacional Público Penal

Es el que se ocupa del estudio de las sanciones de este carácter aplicadas a dichos

sujetos.

 Derecho Internacional Público Procedimental

Es el que se ocupa del procedimiento que siguen los Estados en sus relaciones

contenciosas o no, los organismos internacionales y los órganos judiciales de la Comunidad

Internacional. […]

Cuadro [3] Escuelas sobre el derecho Internacional Público

Escuela Explicación
Teológica Considera que el fundamento del Derecho Internacional Público es religioso, por
lo cual el Derecho se encuentra subordinado al concepto de moral y religión. El
concepto teológico ha dejado sus huellas en la invocación a la divinidad que figura
en el preámbulo de numerosos Tratados Internacionales y en algunas
Constituciones, cuando emplean la expresión “Ley Divina”.
Romana Supone que el Ius Gentium formó parte del Derecho Interno que se aplicó tanto a
los extranjeros como a los nacionales, contrariamente al Ius Civile, que rigió
únicamente para los ciudadanos de Roma. En todo caso, las normas
internacionales de los tiempos romanos fueron demasiado rudimentarias para
servir de fundamento al Derecho Internacional de nuestros días, por tratarse de
normas que eran aplicables a las gentes o naciones, más allá de las fronteras del
Imperio.
Iusnaturalista Consideraba la existencia de un Derecho aplicable a todos los hombres, a quienes
por razón natural les correspondía un derecho perpetuo e inmutable proveniente
de Dios.
Positivista Sólo admite como base del Derecho de Gentes el consentimiento, expreso o
tácito, de los Estados. Para ellos, el único derecho obligatorio es el que resulta de

18
los Tratados, usos, costumbres y convenciones, por cuanto es el producto de la
voluntad colectiva de las naciones.

[…] Fundamentación doctrinal del Derecho Internacional

La fundamentación doctrinal del Derecho Internacional está basada en la Teoría

de la Autolimitación del Estado, la Teoría de la Voluntad Colectiva de los Estados o Pacto

Normativo, Positivismo Crítico o Teoría de Kelsen y en la Función Social que tiene el

Derecho Internacional.

Cuadro [4] Fundamentación Doctrinal del Derecho Internacional Público

Teoría Explicación
De la Autolimitación Su principal representante es Jellinek, parte este autor de la idea de
del Estado soberanía del Estado, pero no de una idea de soberanía absoluta e
ilimitada, sino de la idea de soberanía como facultad de determinarse
por él mismo exclusivamente, y la autolimitación del poder del Estado no
se encuentra obligada jurídicamente por poderes extraños para instituir
un orden dado, sobre la base del cual solamente la actividad del Estado
adquiere carácter jurídico.
De la Voluntad Su principal representante es Triepel. Este autor explica esta concepción
Colectiva de los según la cual, siendo el Derecho una manifestación de voluntad superior,
Estados o Pacto el obligado y no existiendo una entidad social superior a los Estados,
Normativo solo podría pensarse en un acuerdo de voluntades entre los Estados que
tuvieron la virtud de crear una voluntad común, distinta y por encima de
la voluntad particular de los Estados.
Positivismo Crítico o Su máximo representante es Kelsen. La teoría de Kelsen tiene mérito de
Teoría de Kelsen haber puesto en evidencia el funcionamiento lógico de la concepción
monista del Derecho, pero cuando se refiere a la fundamentación del
Derecho Internacional Público, emplea como sinónimo las expresiones
“fuerte” y “fundamento” y trata de encontrar este en una norma hipotética
que para él es fundamental e indemostrable, y que sirve de base a su
pirámide normativa.
Función Social Cumple un importante papel para mantener la convivencia y la armonía,
pues lo que se busca desde un principio es la idea de un orden de paz
que prohíbe el uso de la fuerza de hombre a hombre, admitiéndolo tan
solo como reacción a una injuria y ejercido por la comunidad contra el
culpable.

Cuadro [5] Teorías sobre el Derecho Internacional Público

Teorías Explicación
Voluntaristas Tienen su origen en la expresión de la voluntad, el Derecho Internacional reposa
en la voluntad del Estado. En este sentido, existen diversas teorías voluntaristas:
la auto delimitación, que sustenta que el Estado no puede obligarse, sino que
debe existir el previo consentimiento, según el cual el Derecho Internacional nace
de la fusión de las voluntades de los Estados en una voluntad común, y la

19
positivista, que sostiene que la intervención del Estado es necesaria desde el
punto de vista formal.
No Tienen su origen en la tesis que considera que el Derecho Internacional no es
Voluntaristas producto de una voluntad. También existen diversas teorías no voluntaristas: el
Derecho Natural, que consagra que la razón natural impone ciertas reglas a las
relaciones humanas, aun fuera de toda autoridad social; la Teoría Normativista,
que consagra que existe una forma fundamental (pacta sunt servanda) de donde
se derivan todas las reglas de Derecho.
De la Auto Afirma que en virtud de la soberanía del Estado, éste no puede estar sometido a
Obligación la voluntad ajena. Sin embargo, no es óbice para que el propio Estado pueda
limitar su voluntad frente a los demás Estados.
Dogmática Afirma que en cada sistema jurídico existe una norma fundamental que deberá
admitirse obligatoriamente. Su función es servir de base al Derecho Positivo, del
cual forma parte la norma fundamental.

1.5. Los principios generales del derecho, del derecho internacional y de los

sistemas jurídicos nacionales6

[…] El Derecho Internacional Público, según Jairo Pérez López, “es aquella rama

del Derecho compuesta por el conjunto de normas jurídicas que regulan las relaciones y

organizaciones internacionales; es creado principalmente por acuerdos entre Estados.”.

En la actualidad, existen varias problemáticas sobre el alcance jurídico de los

principios generales del Derecho Internacional Público estipulado en todos los numerales

del artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas.

Los Estados, en su mayoría, desean una autonomía e independencia sin chocar con

la normativa internacional; ejemplo, “la Constitución de la República del Ecuador del 2008,

que, desde su poder constituyente expresado en su preámbulo, establece el principio de la

soberanía, al mencionar las luchas sociales de liberación frente a todas las formas de

dominación y colonialismo; además, en su artículo 1, invoca a la soberanía que radica en

el pueblo y de ser un Estado Constituyente de Derechos independiente” como lo estipula

Hermosa..

6 El contenido de esta subunidad se extrae de López, F. B. (2019) [nota del editor].

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Uno de los pilares fundamentales en que se basan los principios generales del

Derecho Internacional Público, estipulado en la Carta de las Naciones Unidas, “es el respeto

de la soberanía estatal, definida de acuerdo a Enchaszadeh & Espinoza. al tópico

fundamental del pensamiento político clásico; asimismo, este concepto ha recobrado su

vigencia como el núcleo de la filosofía política internacional contemporánea, como el poder

político supremo que corresponde a los Estados independientes".

Es de suma importancia establecer dos preguntas fundamentales: ¿Son efectivas

las acciones que emprende el Consejo de Seguridad de la ONU?, y, de ser así, ¿quién

decide en última instancia?

Sin embargo, autores como Luis Gordillo Pérez plantean otro concepto, el de “las

organizaciones supranacionales o de integración, definiéndose como aquellos organismos

internacionales que sobrepasan el imperativo de cooperación a que responde toda

organización internacional y plantea el equilibrio de ciertas competencias soberanas en la

búsqueda de una unidad superior en cuyo interior las fronteras se hacen más dúctiles y

maleables. Distinguiéndose de las organizaciones de cooperación, las de integración,

establecen la cesión de competencias soberanas, realizada por los Estados integrantes, en

principio sobre materias concretas, que son ejercidas por medio de órganos interestatales

legitimados por todos los miembros de dicho organismo, para actuar directamente en cada

uno de ellos”.

Para llegar a este fin, estos entes supranacionales limitarían la soberanía de sus

Estados miembros, pues se fundamentan con la intención de crear una entidad con poderes

propios para la construcción de principios y normativas universales.

De esta forma, todo Estado que acepta someterse a las resoluciones y

recomendaciones de la ONU ceden un pedazo de su soberanía a estos organismos

supraestatales para garantizar el bien común de todos los integrantes. Esta cesión o

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transferencia de soberanía, en beneficio del organismo integrador, se conoce con el nombre

de supranacionalidad.

El alcance jurídico claro e integral sería la manera perfecta en que todos los países

se beneficien entre sí. Sin embargo, los abusos de las superpotencias por aplicar sus

intereses por sobre los principios de soberanía de estas organizaciones supraestatales

provocan un deterioro de la potestad de un Estado, especialmente si va en contra de los

países en vías de desarrollo.

La ineficiencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, desde su

creación, no ha cumplido con lo estipulado en los principios de su organización. Esto ha

generado controversias de acuerdo con su efectividad y su papel de solucionar conflictos y

precautelar la paz internacional. Por ello, autoras como Torrecuadrada “hablan sobre el mal

manejo de este ente supraestatal en los últimos veinte años, ya que, la desastrosa

concertación de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad ha permitido la

implementación de resoluciones de discutible aceptación sobre todo refiriéndose al Capítulo

VII de la Carta, sin tomar en cuenta sus principios fundacionales y el carácter praxeológico

para reformar la normativa internacional actual; provoca atropellos a la soberanía nacional

de los pueblos indefensos”.

Autores como Ernesto Márquez Rueda proponen “una nueva perspectiva de este

pobre alcance jurídico de los organismos interestatales y la no existencia del Derecho

Internacional Público, sino más bien se lo traduce como una moral internacional que se

constituye con principios universales establecidos en estos instrumentos que no van a tener

la misma fuerza ya que deben respetar, en la medida que es posible, la soberanía de los

Estados, a diferencia de una legislación interna en un Estado de Derecho en donde se

ejerce una función ejecutiva, legislativa o judicial para la regulación, ejecución y sanción de

los implicados”.

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La violación del principio de soberanía, por parte de las superpotencias y algunos

países en vías de desarrollo, influye en los demás principios que constan en el artículo 2 de

dicho instrumento jurídico internacional.

El numeral 6 del artículo 2 de la mencionada Carta menciona que la Organización

hará que los Estados que no son miembros de las Naciones Unidas se conduzcan de

acuerdo con estos principios, en la medida necesaria para mantener la paz y la seguridad

internacionales, lo que no los exime de su cumplimiento al ser de un alcance jurídico con

características universales e irrenunciables.

Alejandro Borda define al principio de buena fe “como aquella norma jurídica que

impone a los Estados miembros el deber de ajustar su propio comportamiento al arquetipo

de conducta reclamado por los ideales morales vigentes en aquellas organizaciones

internacionales”.

Juan Cianciardo, al referirse al literal número 2 del artículo 2 de la Carta de Naciones

Unidas sobre el principio de la buena fe, asegura que “los derechos y beneficios de los

países miembros de la ONU son inherentes a su condición de miembros, para de esta

manera cumplir las obligaciones contraídas por ellos, de conformidad con esta Carta y los

principios estipulados en la organización”.

Este principio, fundamentado en la actitud positiva de los Estados “para la

cooperación de las partes, surge de la necesidad que las propias declaraciones despierten

confianza en el otro, lo que se alcanza con la palabra empeñada; esta actitud legal y ética,

núcleo del principio general de la buena fe, opera como límite al ejercicio de los derechos

subjetivos”. Es de difícil definición y aprehensión, pero aun así tiene gran relevancia

especialmente en el Derecho Internacional Público.

El principio de buena fe, de acuerdo con Juan Carrera debe considerar, además de

la buena fe objetiva o más conocida como buena fe en sentido ético, la creencia y la

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confianza que tiene un Estado en un pacto o convenio internacional que surtirá, en un caso

concreto, los mismos efectos que la norma frecuente”.

El alcance jurídico de la buena fe objetiva se basa en lo que los romanos

denominaban “pacta sunt servanda”: los Estados se sujetan en su palabra empeñada en

cualquier convenio, tratado, pacto y normas estipuladas en la normativa de la Carta de

Naciones Unidas, que han de cumplir lealmente con imparcialidad.

El numeral 3 de la Carta de Naciones Unidas menciona que los Estados miembros

de la organización resolverán sus conflictos interestatales por medios pacíficos, de tal

manera que no se pongan en peligro ni la paz ni la seguridad internacional, con el respeto

del alcance jurídico de la justicia; a todo ello se lo denomina el principio de la solución

pacífica de las controversias internacionales.

Este principio del Derecho Internacional Público, según Antonio Corredor, permite a

los procedimientos “un alcance jurídico en materia internacional; se fundamentan en los

puntos de interrelación de cada uno de los regímenes estatales y en las garantías mínimas

procesales que establece las Naciones Unidas para reconocer cualquier tipo de

procedimiento de paz aceptadas por la comunidad internacional; entre estos recursos

jurídicos existen medios diplomáticos como la negociación internacional, buenos oficios,

investigación y conciliación; y como medios jurídicos, el arbitraje internacional y la solución

o arreglo judicial”.

La negociación en materia internacional, según Velázquez y García, “involucra el

encuentro diplomático directo de las partes, mediante el contacto de los diplomáticos o el

mismo jefe de Estado. Establece una serie de condiciones que deben ser satisfechas por

cualquier acuerdo entre las partes; a partir de ese conjunto de condiciones, se puede

alcanzar un resultado único. Por el contrario, el conjunto de condiciones es inconsistente

con la existencia de solución alguna a la negociación”.

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El modelo de negociación, desarrollado en la Universidad de Harvard por Fisher y

Ury, de acuerdo al autor Bogvany, aplicado también en el Derecho Internacional Público,

“plantea que en las negociaciones internacionales, en materia de solución de conflictos, la

comunicación es un paso previo entre las partes que se benefician de la creación y

mantenimiento de un clima político de mutuo acuerdo, seguido de relaciones óptimas, para

el propósito de trabajar y desarrollar entendimiento, confianza y respeto mutuo, a pesar de

las diferencias de las partes”.

Los Estados no deberían centrar sus posiciones sobre todo idealistas que influyen

en las decisiones; el interés por solucionar los conflictos aumenta las posibilidades de

disputas, ya que la presentación que cada parte hace de su posición está relacionada con

sus necesidades e inquietudes que, si son comunicadas de manera amena, permiten que

este procedimiento sea eficaz, en vista de la presencia de un abanico de opciones a la

solución en que las partes establecen para satisfacer sus intereses.

En una negociación se debe consultar y mostrar los criterios de legitimidad que se

proponen, esto permite que la negociación sea llevada en forma persuasiva y que la relación

establecida se fortalezca aún más, porque la legitimidad no se negocia.

Al final, los Estados en disputa se acogen a los pactos verbales o escritos que

especifican los acuerdos. Es su voluntad si ejercen el cumplimiento de lo que dicen las

organizaciones. En caso de aceptar las partes, se realiza el mutuo compromiso.

Ernesto Cuestas sostiene que “los buenos oficios en contactar a las partes que se

encuentran distanciadas por un desacuerdo, al acercarlos para hacer viables las

negociaciones directas, sin que por ello el tercero participe en éstas”.

En los buenos oficios el tercero que actúa como imparcial junta a las partes con el

objetivo de solucionar el conflicto por sus propios medios, sin intervención de este tercero;

se podría considerar como un rango menor que la mediación.

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La mediación internacional, según Sara López Vallés y Carlos López Cárdenas,

“radica en la existencia de un desacuerdo y la solución que lo implica; al presentarse dos

posiciones sin llegar a ningún tipo de consenso, se exige la intervención de un tercero

imparcial, que en este caso sería la ONU, cuyo rol consiste en hacer efectivo los principios

fundacionales de promover la paz”.

El mediador puede ser un Estado que mantenga excelentes relaciones diplomáticas

con las partes en controversia; éste propondrá planteamientos de solución en que las partes

decidirán si se acogen o no a las mismas ya que el fallo no es obligatorio.

Los últimos medios diplomáticos sobre el principio de solución pacífica de las

controversias internacionales consisten en la investigación y conciliación, definidas “cuando

los Estados vinculados con el conflicto poseen la capacidad de aglomerarse y

cooperativamente resolver los conflictos, lo cual se propicia el concebir el conflicto y su

consecuente transformación. Según lo establece Miguel Montoya, a diferencia de la

mediación, el concilio se basa en la justicia; sin embargo, la conciliación posee la forma de

la mediación y la esencia de una decisión”.

De igual importancia, los medios jurídicos de solución pacífica de las controversias

internacionales son el arbitraje internacional y la solución o arreglo judicial.

El arbitraje internacional, de acuerdo con Cristian Cornero, es de característica

neutral, ejecutable y obligatoria, “para resolver las disputas internacionales; combina

elementos del Common law y del Derecho Continental Europeo; las partes diseñan las

normas de procedimiento en virtud del cual se resolverán sus controversias; además, es de

fácil ejecución en la mayoría de los países del mundo; implica el compromiso de someterse

al principio de buena fe de las decisiones, el Estado no está en la obligación de someter

sus disputas al arbitraje sin su consentimiento: hay un acuerdo voluntario de los Estados

implicados”.

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La solución o también llamada arreglo judicial en el Derecho Internacional Público,

según Hernández y Manasia, es de “característica muy similar al arbitraje internacional, con

la diferencia que la solución implica la toma de decisión obligatoria de las autoridades

judiciales competentes, con una corte permanente preconstituida, sin posibilidad alguna de

que las partes elijan un tribunal a su conveniencia”.

La Carta de las Naciones Unidas, en los artículos 7 y 92, establece que la Corte

Internacional de Justicia es el órgano jurisdiccional principal de la ONU; todos los Estados

del planeta sean o no miembros están comprometidos, pero con las condiciones que

determine en cada caso la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad.

El numeral 4 del Artículo 2 de dicha Carta plantea un símil con el numeral 3, ya que

establece el principio de prohibición del uso de la fuerza, basándose en las “relaciones

internacionales pacíficas. Se abstendrán de recurrir al uso de la fuerza ilegítima en contra

del principio de soberanía y sin vulnerar la autonomía política de cualquier Estado, más que

todo sin contrariar los propósitos de las Naciones Unidas, según lo estipula José María

Mozón”.

Para garantizar la paz mundial, la Carta de la ONU, en referencia a los artículos 41

y 42, establece las excepciones al uso de la fuerza, “como el aplicar dichas medidas que

podrán comprender la interrupción total o parcial de las relaciones económicas, así como

el quebrantamiento de las relaciones diplomáticas; si el Consejo de Seguridad determina

que estas medidas son inefectivas, podrá ejercer el poderío militar con el objetivo de

restablecer la seguridad internacional”.

De acuerdo a lo que estipula el numeral 5 del mismo instrumento internacional, los

miembros pertenecientes a dicha organización deben en lo posible prestar toda clase de

ayuda en cualquier acción sobre los propósitos de conformidad con esta Carta, para

garantizar la paz entre países; se abstendrán de dar ayuda a Estado alguno contra el cual

la Organización ejerza una acción preventiva o coercitiva.

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El primer objetivo específico del presente capítulo es determinar el alcance jurídico

de cada uno de los principios estipulados en la Carta de la ONU y la efectividad de sus

instituciones supraestatales. Cuando se toma la visión lógica de los principios descritos del

artículo 2 de la Carta de Naciones Unidas, la carencia de normas conforme a la actual

realidad internacional y como se ha demostrado la falta de fuerza legítima en la aplicabilidad

de las sanciones en diversos casos. Lo cierto es que con un criterio praxeológico, estos

ensayos de prueba-error nos demuestran la ineficacia del actual sistema internacional, por

más que se intente sistematizar, pues como se ha demostrado históricamente, los intereses

de los más fuertes, sin importar la ideología política que sean, siempre se impondrán.

Esto conllevaría a un análisis metajurídico de los principios generales del Derecho

Internacional Público para encontrar la forma y el fondo de la esencia que permitieron

legislarlos y, a partir de ello, determinar su aplicación jurídica por el bienestar de los pueblos.

Ponderación de principios con solidez jurídica en relación con los más vulnerables

Los principios se distinguen de las reglas jurídicas por ser considerados como

mandatos de optimización, además, como expresa Sophía Romero, los “dos son parte de

la norma jurídica, pensados en base a la prescripción de la norma en sentido estricto y al

criterio doctrinal que realice el jurista”.

Como sostiene Velázquez “las reglas jurídicas son normas descriptivas de inminente

ejecución, retrospectivas, con pretensión de decidibilidad y comprensión, para cuya

aplicación se exige el criterio de ensayo – error, con la finalidad de sentar las bases entre

la construcción conceptual de la descripción normativa y la elaboración de los hechos”.

El mismo autor plantea que los principios en Derecho son normas de aspecto

terminal, prospectivas y con características de parcialidad y complementariedad, para cuya

aplicación se requiere una valoración de la correlación entre el estado de cosas que debe

ser promovido y los efectos derivados de la conducta considerada para su promoción.

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Los principios generales del Derecho Internacional Público, si bien están

incorporados en la Carta de Naciones Unidas, y al fundamentarse en los propósitos de

dicho ente supranacional se podría pensar que siguen un parámetro lógico basados en la

teoría al dictar criterios morales y valóricos de carácter universal y en teoría los Estados

miembros, no alegarían una inefectividad en su cumplimiento.

En este sentido, Hernán Valencia, con los ideales del jurista Alexy, dice que la

doctrina de este tratadista plantea a los “principios como mandatos de optimización, con

alto nivel de abstracción y que se aplican a la mayoría de las situaciones”.

Al ser abstractas, supondrían una problemática, ya que los principios tendrían un

alto rango de subjetividad por parte de los miembros del organismo internacional, debido a

la interpretación del principio en cuestión; además, por la multiculturalidad de este ente,

sería difícil que dado un hecho de inestabilidad mundial, todos los miembros respeten estos

mandatos de optimización, ya que como hace alusión Ignacio Roncagliolo, la ONU tiene

una moralidad que solo se basa en los criterios morales occidentales para prescribir sus

principios y de juzgar solo por esa situación, sería excluir a más del 60% de sus miembros

que tienen una visión diferente en los pensamientos valóricos y morales.

Esto genera una colisión entre todos sus principios universales, por cuanto a los

Estados miembros se les hace muy difícil, en una situación de inestabilidad internacional,

dar un criterio eficaz sobre cual principio debería primar en cada situación, además de un

método de inmediata y eficaz ejecución al presentarse antinomias entre dos o más

disposiciones jurídicas que, a su vez, son normas incompatibles entre sí; ambas pudieran

ser respuestas al caso concreto, conocidas como normas prima facie.

La ponderación permite aplicar el o los principios adecuados a cada situación

concreta en donde la normativa no puede plantear resoluciones y de resolver las colisiones

que puedan presentarse entre dos o más de ellos; se trata que entre los valores a tomar en

cuenta, evaluar la esencia de cada uno, plantear sus razones que la favorezcan o no, para

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de esta manera buscar el denominador común de ellos y que resulte más apropiado para

la situación a solucionar.

Milton Rojas explica que es imposible librarse de la subjetividad en la solución de

choques de principios, pero la “ponderación trata de poner de dos maneras un criterio

pseudo-racional, y que sea la manera más integral de solución de esas antinomias serían

llevar a cabo un análisis cauteloso de la parte más relevante del caso, tanto en lo fáctico

como en la normativa, para así ver la base de la antinomia; determinar cuál de estos

principios en choque es el que puede dar una solución eficaz, pero en la medida de lo

posible no desvincular al otro principio.”

Según Erika Isler, no se puede dar un criterio con una aseveración totalmente eficaz

a la solución de estos principios universales en materia internacional, no solo por la gran

relevancia a nivel mundial que tienen y la dificultad que los mismos presentan, ya que en

términos simples se traducirían estas resoluciones de características no tan precisas. “Al

encontrar un punto medio entre los dos principios de valores opuestos, nunca se va a tener

una respuesta satisfactoria hacia cualquiera de las partes, especialmente en el caso de

solución de conflictos internacionales, en donde todo Estado va a mantener sus prioridades

por sobre las de los otros, más si son superpotencias”.

A fin que puedan ser válidas estas aplicaciones de principios para la solución de

conflictos, hay que establecer el sistema jurídico por el cual el Derecho Internacional Público

se maneja y ejerce su poderío. Según Marcela Gutiérrez, “el monismo jurídico es un

instrumento que permite relacionar el Derecho que rige exclusivamente en la legislación de

un determinado Estado con el derecho internacional, y que se establezcan entre sí

regulaciones de un mismo orden jurídico”.

Este planteamiento también es sustentado por el jurista Welzen. Roberto Jiménez,

autor positivista, sostiene que el “positivismo permite el comportamiento de aquellas

normativas que actúan como universales; propone al Estado someterse al derecho

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supranacional, y en teoría se aglomera un solo carácter jurídico que admite más criterios, a

más de la concepción monista con primacía del derecho interno con el internacional”.

Además, si consideramos que las normas de Derecho Internacional deben por regla

general prevalecer sobre las del Derecho Interno; los sujetos de esta ciencia jurídica deben

respetar y cumplir sus disposiciones y no pueden tomar medidas o acciones que

contravengan a dicha normativa.

Para concluir, la consecuencia del incumplimiento de un tratado es hacer al Estado

respectivo responsable internacionalmente. Además, tratándose de dos sistemas

autónomos entre los cuales no existe relación de dependencia o subordinación, la norma

internacional para recibir aplicación en el orden interno necesita ser transformada o

incorporada a éste, mediante acto de voluntad del legislador nacional.

Ponderación de Principios del Derecho Internacional

Bernal Pulido, citado por el autor Leonardo García, sostiene que la “ponderación” es

la forma en que se aplican principios, entendido como tal las operaciones que se debe

seguir cuando dos principios, aplicables a un caso concreto, entran en conflicto y debe

definirse cuál debe prevalecer sobre otro.

Se estima que los principios jurídicos, al igual que las normas internacionales, son

fuente de Derecho Internacional Público tal como lo determina el artículo 38 del Estatuto

que crea la Corte Internacional de Justicia. Los principios generales del Derecho

Internacional son:

El principio de la igualdad jurídica y soberana de los Estados. Este es irrespetado

puesto se encuentra regulado por normas que fomentan desequilibrios. Por ejemplo, la

propia Carta de la ONU se contradice al invocar este principio y luego contiene

disposiciones a favor de determinados países miembros permanentes del Consejo de

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Seguridad en cuanto al derecho al veto, con el fin de garantizar el propósito de mantener la

paz y seguridad internacional estipulado en el artículo 1 del mismo cuerpo legal.

El principio de buena fe en las relaciones internacionales tampoco se lo respeta, ya

que dentro de las relaciones internacionales existen intereses sobre todo de las grandes

potencias para que prevalezca su interés nacional y su política en el contexto mundial;

algunos Estados ejercen presión ante los organismos mundiales para conseguir ventajas y

beneficios sobre los otros, todo ello a través incluso de estrategias y negociaciones entre

los interesados. Prevalecer el interés nacional en el contexto mundial, justifica sus acciones

porque buscan “garantizar” la autonomía y soberanía que tiene un Estado.

El principio de la solución pacífica de las controversias no se la respeta. Por lo

general, dos Estados que tienen diferencias, en la mayoría de los casos, utilizan las armas

con el objetivo de respetar conforme a “derecho su independencia política, integridad

territorial y su principio de autodeterminación y soberanía”. Luego, después de un conflicto

armado, recién se inician las conversaciones para llegar a una paz.

En cuanto al principio de la prohibición del uso de la fuerza, se aplican excepciones

como en el derecho a la legítima defensa. El problema es que se han presentado casos de

excesos en el ejercicio a la legitima defensa y el país agredido se convierte en el agresor.

Indudablemente esto generaría responsabilidad internacional pero no se aplica la igualdad

jurídica de Estados y más bien se invoca, para justificar estas acciones, el principio de la

guerra preventiva con el fin de hacer frente al terrorismo internacional. Por ejemplo, no se

han respetado algunas resoluciones de la ONU en cuanto a la prohibición del uso de la

fuerza.

Los principios generales del Derecho Internacional Público se encuentran en pugna.

Existe un proceso para determinar cuáles principios son dignos de protección en cada

situación específica. Estos principios en su totalidad no son aplicados, por ello se debe

considerar:

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La Constitución de la República de varios Estados como tratados internacionales

que incorporan principios y derechos fundamentales. Las normas internacionales

prevalecen sobre las internas en base a la concepción del monismo jurídico; los principios

del Derecho Internacional son de carácter universal y obligatorios para todos los Estados.

No existe un nivel jerárquico en lo que respecta a los principios que se encuentran

descritos en el artículo 2 de la Carta de la ONU. Ninguno es más importante que el otro.

Todos los principios buscan cumplir con los propósitos descritos en el artículo 1 de la Carta

de la ONU.

Solucionar el conflicto depende del caso en concreto para determinar la primacía

entre uno u otro principio, aunque como se manifestó en el campo internacional no debería

existir jerarquía porque igualmente protegen derechos fundamentales.

La aplicación de un principio de derecho internacional debe valorarse en cuanto a la

magnitud de los bienes jurídicos que se pretenden proteger, a más del cumplimiento de los

propósitos de la Carta de la ONU.

Un problema grave es que algunos Estados irrespetan normas internacionales sobre

el principio de soberanía. En caso de controversia, los jueces tendrán que determinar de

qué manera se ha limitado la soberanía estatal o por qué era prioritaria la primacía de otro

principio para proteger bienes jurídicos de mayor relevancia.

Es pertinente recordar que la ponderación de principios es un procedimiento para

solucionar conflicto de normas al buscar el punto de equilibrio entre valores opuestos.

Se debe decir que actualizar la Carta de la ONU, conforme a los requerimientos y

tendencias del mundo actual, para que las normas positivas no tengan contradicción con sí

mismas y se fomente una verdadera igualdad entre los Estados, es una necesidad.

El objetivo específico de este capítulo es comparar, mediante la ponderación, los

principios que tienen mayor solidez jurídica en relación con aquellos más vulnerables dentro

de la comunidad internacional.

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En base a ello, se concluye que los Principios Generales de Derecho Internacional

Público establecidos en la Carta de Naciones Unidas están basados en un criterio

persuasivo y sugestivo hacia todos los Estados. Como se ha demostrado, es metafórico ya

que se hace legítimo su uso. Especialmente al ser principios muy abstractos chocan con

las distintas formas de ver el mundo y no habría un parámetro lógico de poder establecer

un criterio universal de los mismos. Dado por hecho que este Derecho es de carácter

praxeológico, debe seguir el denominado proceso del ensayo-error para su evolución. Ya

que los principios son metajurídicos, será difícil llegar a un consenso universal, debido al

choque de culturas de más de 197 miembros activos y los intereses de los cinco integrantes

permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.

Conclusiones

Por todo lo anteriormente establecido, resulta que los principios generales del

Derecho Internacional Público, si bien están estipulados en una normativa que supone es

de cumplimiento para todos los países con el criterio lógico que ha permitido la elaboración

de los mismos, deben tener un criterio metajurídico por toda la amalgama y subjetividad

que conllevan, especialmente en el Consejo de Seguridad de la ONU en la toma de

decisiones para ejecutar las políticas correctas en las relaciones interestatales, en la

medida que les sea posible.

El alcance jurídico de todos estos principios, ha sido de poca o nula trascendencia

en la resolución de conflictos interestatales porque siempre han de imperar los intereses de

las superpotencias. Esta falta de fuerza legítima por parte de Naciones Unidas al basarse

en una ideología de carácter lógico occidentalista fracasa al no considerar el carácter

praxeológico de los hechos suscitados hasta la actualidad en reformar la Carta de Naciones

Unidas; por ello ha provocado una inseguridad jurídica en todo este ente internacional.

Algunos países, al establecer los principios fuera de lo estrictamente jurídico encima

de la normativa tipificada en el artículo 2 de la Carta de Naciones, cambiarían el paradigma

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de lo que actualmente dicta la normativa internacional, puesto que serían argumentos y

metáforas que se utilizarían cuando existan vacíos legales para el beneficio de todos los

pueblos y culturas del planeta.

La ponderación sí resulta ser un método efectivo al dictar un criterio valórico que

encuentre un punto de equilibrio con los principios en choque en la resolución de una

disputa internacional, con la condición que se sigan ciertos parámetros para la eficacia del

mismo, ya que si solo se aplica un solo principio para solucionar el caso es totalmente

ineficaz como lo citado en el capítulo número 2.

Para finalizar, el Derecho Internacional Público es praxeológico, por la reiteración

de comportamientos no intencionados de las relaciones interestatales que los Estados, al

velar por sus propios intereses, lo correlacionan con el de los demás países, para descubrir,

mediante el ensayo-error y la constante actualización de la normativa internacional, los

mejores mecanismos para interrelacionarse entre sí de manera pacífica. En este capítulo

se ha demostrado, una vez más, la poca relevancia e ineficacia que tiene la ONU, cuando

se presentan casos que generan desestabilizaciones de la paz mundial.

Referencias

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