Lección 3
UNIDAD, LIDERAZGO E INSTITUCIONALIZACIÓN
DE LA IAFCJ
Autor: Dr. Javier Uribe Villegas
1. Etapa II de la Iglesia: Transición, retos y desafíos
Al terminar la primera convención General en agosto de 1932, la
recién denominada AAFCJ ha logrado cierto grado de formalización en
sus principales funciones, doctrina y estructura eclesiástica. De esta
manera podemos bien decir que la primera convención fue también el
primer paso hacia la unidad a que los que asistieron fue de 12
ministros, 48 convencionistas de 7 congregaciones donde después de
pedirse perdón, participaron de la santa cena y hubo ordenaciones al
ministerio. El hermano Felipe Rivas H. y José Ortega Aguilar eran
Presidente y Secretario de la convención respectivamente es electo
como Pastor General, José A. Ortega. Lo que sigue después es un
periodo de transición en donde se pueda fortalecer y mantener la
unidad, El liderazgo y organización.
Felipe Rivas es reconocido como “Pastor General” en la convención
de Tulare en 1933 y el hermano Ortega como “Secretario General y
Evangelista” de la recientemente nombrada AAFCJ con sede en
Torreón México teniendo dos grandes retos que pondrían a prueba la
visión del liderazgo cupular del movimiento para su continuidad y
sobrevivencia;
1. Su inserción en la sociedad, en donde tiene que jugarse su
destino futuro y enfrentar fuertemente a la oposición,
persecución, y resistencia del clero y de una sociedad
religiosamente fanática.
2. El reto de consolidar y capacitar a los creyentes y
multiplicar líderes que den continuidad a la misión.
En la ausencia de un programa nacional intencionalmente definido
para enfrentar estos retos, fue determinante la unidad en el cuerpo de
la Iglesia y en el ministerio carismático de Rivas y Ortega, Maclovio
Gaxiola se integraría al grupo de los “tres Grandes” en 1935 para
lograr el crecimiento y la consolidación. También fue de gran
importancia la circulación de principios doctrinales que confiesa la
Iglesia. La organización de fraternidades de señoras, señores y
jóvenes. La elaboración de una revista llamada “El exegeta” que crea y
dirige Gaxiola López en 1943 y que contenía información para el
ministerio, testimonios de avance de la Iglesia en el país, así como de
conversiones, y la publicación de lecciones de estudio para la recién
formada Escuela Dominical. También fue importante la elaboración de
un himnario con una gran cantidad de cantos compuestos por
Apostólicos que edita y copila Gaxiola López.
Las primeras estadísticas oficiales las encontramos en la Convención
General de 1940 y señala que en ese año había 2.113 apostólicos en
comunión en todo el país mexicano. Para el año de 1944 ya sumaban
alrededor de 300 Iglesias. Manuel Gaxiola dice al respecto lo
siguiente:
“la Iglesia comenzó a buscar la clase de estructura que más
se adaptara a sus necesidades y para el final del período
bajo estudio había definido cuales eran sus más urgentes
problemas con respecto a unidad, organización y liderazgo” 1.
1. El desafío de la unidad. Es después de la primera
convención en 1932 que se dan las condiciones para
iniciar todo un trabajo intencional de Rivas y Ortega
de visitación pastoral a todas las iglesias e integrarlas
en el trabajo eclesial. De 1933 a 1944 se integran 12
estados más llegando a ser un total de 24. En este
período se habían logrado establecer 121 iglesias en
24 estados2.
2. El desafío del liderazgo. Las credenciales que
identificaba a los ministros de la época eran tres:
lealtad, servicio y Santidad. Y las características
principales eran las siguientes:
1
Idem. Pag. 211.
2
La serpiente y la Paloma, autor Gaxiola G. Manuel. Pp. 227
a. Procedían de estratos muy especiales de la sociedad,
solo unos pocos eran ricos, pero la mayoría se
sostenía por si mismo y había entre ellos una larga
lista de oficios y ocupaciones; campesinos
independientes, comerciantes, mecánicos,
carpinteros, zapateros, panaderos, albañiles,
fotógrafos, etc. La mayoría solo tenía una educación
primaria, incluso algunos aprendieron a leer con la
biblia, y es de entender que no tenían una
preparación pastoral.
b. Aprendieron con la práctica. Pertenecían a una iglesia
joven y en estado de experimentación en la que el
liderazgo no era necesariamente elevado en lo
cultural o económico, sino adecuado a las
necesidades y capacidades de las gentes a quienes
servían. La experiencia fue su mejor maestro, aparte
de la dependencia de la Biblia y el Espíritu Santo y
los consejos y orientación que recibían en las
convenciones y las experiencias que compartían con
ellos los demás ministros.
c. A nadie se empujaba más allá de su capacidad. Cada
quien era apreciado por lo que hacía en su propio
nivel, aunque había ascenso jerárquico para los más
activos y los pastores debían de estar en
disponibilidad de cambio, pero si alguien no lo
aceptaba no se tomaban medidas disciplinarias en su
contra.
d. Cada quien tenía que ganarse su lugar en la
jerarquía, pues al principio no había elecciones, solo
un reconocimiento a sus funciones (diacono, pastor o
supervisor) gracias a los frutos de su trabajo, sus
méritos y su fidelidad.
3. La organización se iba decidiendo sobre la marcha.
En 1932 todos los asistentes a la convención eran
ministros y el hermano Rivas y hermano Ortega eran
presidente y secretario respectivamente de la propia
convención, y en 1934 el Hermano Rivas aparece
como “Pastor General” y el hermano Ortega como
“Secretario General y Evangelista” no por elección
sino por el “reconocimiento” que le había dado la
Convención de la AAFCJ de Tulare. Luego se
nombran Obispos que fueron siendo nombrados
conforme a la necesidad de atención y supervisión se
daba en las iglesia constituidas como lo fue el caso
de Maclovio Gaxiola.
2. Etapa III De La Iglesia:
Institucionalización e Internacionalización de la IAFCJ:
1946-1990.
2.1 La Institucionalización de la Iglesia
En la Convención General de 1946 se realizan las primeras elecciones
conforme a lo establecido por la Constitución de la IAFCJ aprobada en
19443 por ambas Iglesias de México y EEUU y que establece un
periodo de 4 años de actuación para los miembros de la Mesa
Directiva quedando estructurada con un tipo de gobierno Episcopal en
cuatro niveles;
1. Directiva General de la IAFCJ; conformada por 8 miembros
con una duración de 4 años y derecho a ser re-electos, un
máximo de tres períodos consecutivos en una secretaria y dos
más en la presidencia o secretaria general. El obispo
presidente en turno es la máxima autoridad y quien decide el
rumbo, junto con su directiva, que habrá de seguir la Iglesia
nacional por los cuatro años que preside.
2. Un cuerpo episcopal que supervisa las glesia asignadas
dentro de su área geográfica que le corresponde, y vela por la
3
Idem. Pag239. Cap 18, de movimiento a Institución.
aplicación del programa nacional y el crecimiento de las
iglesias bajo su responsabilidad.
3. Un cuerpo de Ancianos o también llamados presbíteros
que colaboran en la supervisión del obispo de un número
más pequeño de Iglesias.
4 Finalmente, el pastor responsable de la buena marcha de
la Iglesia local, y de cumplir y hacer cumplir la doctrina,
disciplina y deberes económicos de la Iglesia que
pastorea. Aclaro que la máxima autoridad es la reunión
de convención pastoral de la Iglesia en pleno que se
realiza cada dos años en forma ordinaria.
En 1944 Se elabora la constitución que presenta los principios
doctrinales, la disciplina y economía. Es en la convención General de
1946 que se realizan las elecciones conforme a las normas
establecidas en la nueva Constitución y quedan como miembros de la
primera Mesa Directiva General: Obispo Presidente; Felipe Rivas H.
Vicepresidente Maclovio Gaxiola López. Y Secretario General; José
Ortega Aguilar. Se cambia el nombre de Asamblea por el de IAFCJ en
mutuo acuerdo de ambas organizaciones que desde su inicio se
manifestaron el respeto y siempre aceptaron tener su propio liderazgo
y con recursos propios responder a sus necesidades particulares.
En la IAFCJ de México siempre se ha reconocido que Felipe Rivas H.
José Ortega Aguilar y Maclovio Gaxiola son los líderes que marcaron
el rumbo de la IAFCJ y destacaron por su enorme e incansable trabajo
y deseo de ver a la Iglesia prosperar en todos los sentidos, los tres
tuvieron el privilegio de ver que así aconteciera y partieron felices de
saber que su trabajo no fue en vano en el Señor. El legado de estos
patriarcas de la IAFCJ fue el ministerio carismático, la tenacidad, la
pasión evangelizadora, la santidad y lealtad a la Iglesia. Estos son los
elementos humanos que hasta hoy interpretan la esencia
hermenéutica y dejaron un legado de espiritualidad a seguir para las
siguientes generaciones de la IAFCJ.
En Abril de 1946, Maclovio Gaxiola López 4 establece el Instituto
Teológico Apostólico en la ciudad de México, iniciando en su propia
casa, después en la Primera IAFCJ del D.F. hoy CD. De México. En
4
Idem. Pag.36
1946 se habían fundado cerca de 129 nuevas Iglesias sumando con
las anteriores 429 Iglesias y se habían ordenado Cincuenta y dos al
ministerio5 Para 1954 ya sumaba 8, 313 miembros y en 1960 12,106
miembros.
2.2 La Internacionalización de la Iglesia.
En la Convención General de la Iafcj en 1948 se aprueba el trabajo
misionero de la IAFCJ fuera de México de manera planificada. Cabe
decir que en este rubro de las misiones, la IAFCJ es pionera de las
Iglesias pentecostales de México en enviar misioneros mexicanos al
extranjero.
En Agosto de 1948, Gaxiola hace el primer viaje misionero exploratorio
a Centroamérica; Nicaragua, El Salvador. Y Guatemala. El informe de
los resultados obtenidos inspira para enviar al primer misionero a
Nicaragua y después irían a otras naciones. 6
Con el envío de misioneros, nace la Secretaria de Misiones el primer
secretario es Maclovio Gaxiola López y en muy pocos años la IAFCJ
está presente en varios países de América Latina, años después en
otros continentes y desde la década de los noventa está presente en
los Estados Unidos de Norteamérica con alrededor de 250 Iglesias ya
establecidas y seis distritos y obispos funcionando, además de un
Secretario Supervisor de la Mesa Directiva General que labora de
tiempo completo en Estados Unidos de Norteamérica.
3. 50 aniversario de la Iafcj
En 1964 Gaxiola López es el cronista e historiador que escribe la
historia de a IAFCJ como un memorial para la celebración del 50
aniversario de la IAFCJ en México con celebraciones en tres regiones
diferentes del país donde se muestra la unidad, el gran crecimiento
que ha tenido y su gran capacidad de convocatoria de sus miembros
5
Idem. Pag. 237
6
Historia de la Iafcj de México; Autor: Maclovio Gaxiola López, Nva. Edición pags. 36,37
con éxito. La IAFCJ Mostró el poderoso musculo institucional
alcanzado hasta el momento.
En 1968 había fundadas 425 congregaciones organizadas en México,
todas ellas con su respectivo pastor y muchas de ellas con templo
propio. En este mismo año había Iglesias en todos los Estados
Mexicanos, con excepción de Puebla y Tlaxcala7.
Maclovio Gaxiola López es electo presidente de la IAFCJ por segunda
vez para el periodo de 1966-1970, y enfoca la Iglesia hacia la Misión y
Educación como el gran desafío para la misión de la IAFCJ. Las
estadísticas que se presentan al final de su administración son: 17,247
miembros; de los cuales son 4,283 señores, 8,836 señoras, 2,952
jóvenes y 1,176 ministros8. Entrega, además el edificio casi terminado
de lo que serán las Oficinas Generales en la Cd. De México. M.
Gaxiola López fallece el 12 de enero de 1971 en la Ciudad de México.
4. Una nueva generación de líderes: 1970-1990
1970 Marca el final del período patriarcal de la Iglesia y ahora toca el
turno de una nueva generación de líderes formados en la misma
visión, pero con la prioridad de lograr un crecimiento numérico de
miembros y realizar un proyecto misionológico convincente y más
acorde a las migraciones del campo a la ciudad, y busca responder a
su clientela religiosa que vive un proceso de modernización y se va
transformando social y culturalmente volviéndose más exigente de la
pastoral y de la educación de sus líderes. Surge una mayor
participación de laicos capacitados y entrenados para la
evangelización de nuevos creyentes en los hogares y un ministerio de
visión urbana para la extensión y plantación de iglesias en las
ciudades, aunque estas serían las prioridades, la IAFCJ continua
atendiendo las misiones extranjeras, crea centros educativos y
teológicos en diferentes lugares estratégicos del país, se preocupa por
la asistencia social de niños, y formación de asilos de ancianos,
impulsando el trabajo de las diferentes secretarias; Misiones
7
La Serpiente y la Paloma. Pag. 228
8
Datos tomados de Julio Cesar Garcia Blanco en Estadísticas y crecimiento de la IAFCJ, pag. 440 del libro :
Cien años de pentecostés, desde la vivencia de la Iglesia Apostólica.
Extranjeras, Educación Cristiana, Evangelismo y Asistencia Social de
la IAFCJ.
Enseguida menciono, sin abundar, aquellos liderazgos cupulares de la
IAFCJ, que por sus proyectos dejan su huella en la continuidad
misionologica de la IAFCJ, y menciono los datos numéricos de mayor
importancia por su significado que tuvieron en el momento para la
IAFCJ los años: 1970-1990.
1970-1974 y luego 1978-1982; Manuel Gaxiola Gaxiola, sobrino de
Maclovio Gaxiola, y cuya preparación teológica y capacidades
ministeriales son indiscutibles, es el nuevo líder. Gaxiola Gaxiola,
siendo Obispo Presidente electo dirige su programa nacional hacia la
Educación del ministerio y de la Iglesia, como prioridad, tal como se
esperaba, sin dejar de atender, la Evangelización, Espiritualidad y
Economía de la Iglesia, con un programa llamado “Las Cuatro E”9. Su
Tío Maclovio había dejado una estadística de 17,247 miembros en
1970 y Manuel Gaxiola, al finalizar su segundo período administrativo,
en 1982 finaliza con 24,070 miembros. Esto se explica por lo siguiente,
Manuel G. había enfrentado desde en el año de 1973, un grupo de
profetas que rápidamente envolvieron a las Iglesias de dos Estados
del país. que cuestionaban la Institución de la Iglesia con el slogan de
que “solo obedecían a Dios” y con la amenaza de producir una salida
masiva de miembros, Este problema, que no fue menor, mantuvo
ocupada, o mejor dicho distraída, a dos administraciones que trataron,
por todos los medios posibles, diluir la amenaza. El mayor legado de
MJGG a las siguientes generaciones jóvenes fue la incentivación al
estudio teológico para ser un “pentecostal ilustrado”, y servir como
punta de lanza en la misión de la IAFCJ, sin que este fuese el
propósito intencional de MJGG.
1982-1986, Manuel Rodríguez Castorena, establece el programa
nacional de células en los hogares y una educación discipuladora,
inspirados en la visión celular de la Iglesia de Corea de Paul Yonggi
Cho, reconociéndose implícitamente, por primera vez, desde la cúpula
de la IAFCJ, que también en otros movimientos no unicitarios, se da
revelación de Dios para la misión y crecimiento de la Iglesia, aunque
9
Libro: La Serpiente y la Paloma, Historia, teología y análisis de la Iafcj, la denominación más antigua de
México (1914-1994), En Cap. 26, “Las Cuatro E”, Autor: Manuel J. Gaxiola Gaxiola, segunda edición 2007,
pags. 321-328
después habrá declaraciones y acciones más explicitas. Con el
programa de Células y Discipulado, en ésta administración, se logra
ampliar la visión de los pastores de las iglesias locales, y realizar una
pastoral compartida delegando en laicos, hombres y mujeres, el
ministerio evangelistico, la doctrina de alcance de nuevos creyentes y
una mayor participación litúrgica en los cultos. Queda atrás el
pastorcentrismo y el Templocentrismo de la IAFCJ, muy favorecido y
modelado hasta entonces. Con el involucramiento de la mayoría de
los pastores e iglesias locales en el proyecto, se logra casi la
duplicación de la membresía y al finalizar la administración de
Castorena en 1986, se llega a; 45, 757 10 miembros, así como el
crecimiento en la plantación de nuevas Iglesias, sobre todo en las
grandes ciudades del país. Este período administrativo marca el
despegue del crecimiento numérico, urbano y eclesiástico mediante el
ministerio de todos los creyentes en los hogares para la extensión y
fortalecimiento económico de la Iglesia. Además aquí se inicia la
penetración de la Iglesia Apostólica en los EEUU, con la formación de
nuevas iglesias.
La Educación Cristiana y Teológica
La Educación Cristiana de la IAFCJ ésta presente desde el año de
1945. La revista del “Exégeta”, revista oficial de la Iglesia que aparece
por primera vez en 1943, publica una sección de estudios con
lecciones para la Escuela Dominical desde 1945. En 1948 se
formalizan los estudios de Escuela Dominical para toda la IAFCJ
llenando el vacío educativo y evangelistico para la Iglesia local.
El 19 de abril de 1946 abre sus puertas el Instituto Teológico
Apostólico en la Cd. De México, primero en casa de Maclovio Gaxiola
López, luego en la Primera IAFCJ de México donde funciona por
algunos años y en 1964 se compra un terreno extenso en Tepic donde
se traslada el ITAI. Para dar continuidad a los estudios teológicos de
los pastores.
En los primeros meses de 1987 abre sus instalaciones en la Cd. De
México el Centro Cultural Mexicano (CCM) con un proyecto educativo
de nivel superior de Teología de bachillerato y licenciatura con
revalidación de estudios del Seminario Bíblico Latinoamericano
10
Para más datos, vea el cuadro de crecimiento comparativo que presenta su servidor, Javier Uribe, en el
cuaderno: Liderazgo de éxito, en el seminario de Actualización pastoral 2004 pag. 1)
(SEBILA), con estudios abierto para todos los creyentes de la Iglesia
sin distinción de género, para pastores y laicos y sin excluir la
posibilidad de ingreso de otras confesiones cristianas de la Iglesia que
anhelan una mejor educación y servir en sus Iglesias locales o
ministerios11. Además se estableció una sección de Pastoral de la
Mujer en 1995 con patrocinio de la Mission Werk de Alemania por dos
años, con una asistencia de más de 30 mujeres de la IAFCJ, 2 de
Venezuela y 2 de San José Costa Rica C.A. como intercambio con
iglesias pentecostales de otra confesión.
En nuestra siguiente lección veremos la Realidad, reforma y Misión de la Iafcj
11
Instituto de Supervisores 2016, Sección; Secretaria de Educación Cristiana: CAp. El ministerio Docente y la
educación Teológica en la IAFCJ. Autor: Javier Uribe Villegas. Pags. 64-66.