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La Proeza de La Imaginacion C.L

Matthew es un niño que vive solo con su madre Bianca. Una noche, mientras ven las estrellas, su madre le enseña a usar su imaginación y le dice que con ella ya no tendrá miedo a la oscuridad. Años más tarde, Bianca deja a Matthew en un orfanato entre lágrimas. Matthew usa su imaginación para crear aventuras y animales imaginarios que lo acompañan.

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La Proeza de La Imaginacion C.L

Matthew es un niño que vive solo con su madre Bianca. Una noche, mientras ven las estrellas, su madre le enseña a usar su imaginación y le dice que con ella ya no tendrá miedo a la oscuridad. Años más tarde, Bianca deja a Matthew en un orfanato entre lágrimas. Matthew usa su imaginación para crear aventuras y animales imaginarios que lo acompañan.

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LA PROEZA DE LA

IMAGINACIÓN
Taller de lectura y redacción

28 DE FEBRERO DE 2022
PREFECO “MELCHOR OCAMPO”

Axel Yahir Magallan Pintor


La proeza de la imaginación

Desde hace mucho los niños han buscado una y mil maneras de
entretenerse y pasar el rato; sus padres les regalaban con que jugar; o
simplemente tomaban lo que encontraban, todos los niños, ninguno es la
excepción. Es sabido que para un niño no hay imposibles o límites.

Matthew un niño pequeño de ciudad, siempre se la pasaba solo en casa


aburrido, de un lado para otro intentando de una u otra manera quitar su
aburrimiento tenía compañeros de su misma edad, sin embargo, no era capaz de
entender porque aún no lo unían a sus juegos, aunque ese nunca fue
impedimento ya qué amigas más grandes que él pasaban un rato con el incluso
las acompañaba a conocer a dos personas cada vez diferentes que se portaban
educados e interesados con él.

No siempre resultaba buena idea jugar solo en el patio, pues cada vez que
salía como si fuera parte de la rutina terminaba tirando algún jarrón o maseta de
cerámica de la casa. Después limpiaba y escondía las evidencias para evitar el
regaño o reprimenda que le darían después sus amigas o incluso su madre.
Después de ocultar su travesura fue de habitación en habitación, hasta llegar a la
cocina, cerca de allí estaba la puerta para bajar al sótano las cuales pasó
corriendo casi tropezándose con un pliego de la alfombra o tapete que pusieron
para limpiarse los zapatos antes de entrar.

El día ya no estaba acompañando al pequeño de 6 años. Se acerco a la


ventana de su cuarto para ver la noche estrellada la cual le hizo acordarse de su
madre Bianca. Que una vez cuando era más pequeño veían las nubes,
recostados en una manta extendida en el césped de un área verde. -yo veo… un
caballo- Dijo con esa dulce voz maternal que toda madre tiene para su retoño
mientras señalaba con su delgado y fino dedo índice un cumulo de nubes
esponjosas que a sus ojos azulados parecían un caballo relinchando - ¡No es
justó! No veo nada. Dijo resignado al estar perdiendo el juego que el mismo
propuso.

-Matthew, cariño… mira ¿Qué vez en esas nubes de allá? ¿Qué forma
tienen? - preguntó algo divertida por el actuar desesperado de su niñato. - Mmm…
un marillo- pronuncio con dificultad ya que aún no podía pronunciar correctamente
ciertas palabras con “r” sonantes. La mujer rio de forma suave por la palabra mal
dicha del chiquillo y lo corrigió repitiendo lento con él la palabra. - Así que tu vez
un martillo… Es genial; eso que acabas de a ver es usar tu imaginación, inténtalo
de nuevo con esas nubes de allá- así se la pasaron viendo e interpretando las
nubes según le era fiel su memoria.

Esa misma noche después de ver las nubes, su madre le preparó un


chocolate caliente y le sirvió una rebanada de pan tostado. Cuando fue hora de
dormir le pidió a su madre que lo acompañase un momento en lo que dormía,
mientras eso sucedía su madre le contó un secreto muy importante – Te contaré
un secreto, pero, para que te lo cuente tienes que prometer que lo recordarás
siempre ¿ok? te dormirás y ya no le vas a tener miedo a la oscuridad ¿vale? - le
pregunto con una sonrisa tomando entre sus dedos la pequeña nariz del niño
apretando juguetonamente.

El niño dio unas cuantas carcajadas para después detener con sus manitas
a su madre - ¡Lo prometo! – después de eso ella asintió y se acomodó sentándose
a un costado se su cama - ¿recuerdas la imaginación? - el niño asintió
mencionando los hechos de esa tarde con una sonrisita -no solo eso puede hacer
la imaginación, la imaginación es un regalo, es una proeza tenerla ¿sabes por
qué? – El niño negó, la miraba con los ojos bien abiertos pareciendo que le
revelaría el secreto más grande del mundo. Bianca procedió no sin antes dar un
pequeño suspiro mientras veía a su ojiverde - Con ella ya no vas a tener miedo a
la oscuridad, en ese momento para iluminar puedes imaginar mmm… mariposas
¡sí! mariposas-

Matthew esa noche pudo ver muchas fotos y dibujos de mariposas hechas
por su madre en la galería de su teléfono que estaba algo estrellado de la pantalla,
el lo asociaba a que le había caído un rayo al teléfono pues las marcas le parecían
igual. Su madre le hizo prometer que no le tendría miedo a la oscuridad.

“Te amo cariño, no lo olvides. ¿te parece si jugamos un juego?”

Ahora retomando el presente, estaba parado sobre su cama para alcanzar


la pequeña ventana que tenia ahora, su cuarto ya no era de ese color
característico solo tenía un color gris a sus ojos aburrido y las mantas de su cama
igual pues no tenían el estampado de sus personajes favoritos. Las luces las
habían apagado como siempre puntuales a las 9 de la noche. Por un momento
sintió miedo, pero recordó una y otra vez lo qué le dejó su madre, su secreto y su
peluche favorito para hacerle compañía en sus aventuras cuando ella no estuviera
en casa.
Entonces la habitación oscura de color gris y muy simple empezó a notar
pequeños destellos de distintos colores y tamaños. Eran mariposas hermosas de
diferentes colores tan extravagantes como las luces navideñas que se encendían
y apagaban igual que aquellas mariposas que se habían colado en su cuarto.
Pronto después de esto las paredes y la ventana donde se colaba la luz de la luna
se empezaron a esfumar y se empezaron a trasformar en muchos árboles, sentía
como si estuviera en lo profundo de un bosque con muchos animales tal cual los
describía su madre.

“Tú te vas a quedar aquí mientras yo voy a buscar quien inventó la imaginación
¿tú lo puedes buscar aquí mientras no estoy en casa?”

La noche se la pasó en vela por estar jugando e imaginando mil y una


aventuras como transformar los bordes de su cama en los bordes de un acantilado
que tenia que escalarlos sin caer. Apenas llegó la mañana escuchó al gallo que
llamó: Cuco afuera en el patio. Ya más amanecido escuchó como se habría la
puerta de su habitación era una de sus amigas -Buenos días Matthew; arréglate y
baja a desayunar con tus amigos, después vendrás conmigo para conocer a la
pareja Woods.

Este fue al comedor y ya todos estaban allí así que fue a comer como
siempre con sus amigas mientras llevaba en brazos su peluche. Apenas llegar las
mujeres le hicieron compañía y hablaron un poco con el -Wow Matt eso es
increíble, dime tu mamá tiene ojos como los tuyos- el niño negó mientras
masticaba y pasaba el bocado de comida -mamá tiene los ojos azules y ¡es muy
increíble! Porque siempre tiene manchitas oscuras en su cara, cuello o brazos…
ella me contó que eran lunares-

Después de esa charla acompaño a una de sus amigas llamada Yulia a una
sala donde platicaba con las personas y las conocía, se sentía como un juego y a
todos les preguntaba lo mismo - ¿ustedes inventaron la imaginación? -

“Si tu encuentras primero a quien inventó la imaginación te comprare muchos


dulces”
Las parejas generalmente soltaban una pequeña risa para después decir
que no sabían quién la había creado -dime pequeño que te dijo tu mamá cuando
te pidió encontrar a quien creo la imaginación – el niño se quedó un momento
callado y después empezó a relatar.

-pero ¿y si tú ganas? - preguntó algo asustado el pequeño mientras


abrazaba fuerte su peluche justo a las puertas de su ahora nueva casa ella se
arrodillo a su altura para hablar más fácil con él. Había salido muy rápido de su
casa, su madre la podía ver algo extraña pero no sabia lo que se debía; no
siempre tenía sus marcas donde mismo por momentos aparecían o se iban una
vez la había visto con una manchita que estaba cubriendo su ojo -Cariño, tú tienes
una gran imaginación estoy segura que tú lo encontrarás primero aquí y cuando lo
hagas o yo lo haga iremos de nuevo a casa- el niño asintió mientras veía como se
oscurecía el día y comenzaba un diluvio fuera de la gran nueva casa. Pero se
extraño al ver a su mamá llorar.

El sin entender se acerco a ella y la abrazo por el cuello soltando su


peluche y la calmó pensando que le tenia miedo a la lluvia -Tranquila mami,
piensa en caballos o mariposas- Bianca abrazo con fuerza a su hijo depositando
beso tras beso sobre el rostro del niño que tanto amaba. Sintió como el labial rojo
que ella en ciertos momentos se ponía dejó los besos pintados en toda su cara.
Tocó la puerta de la casa, una vez abrieron metieron adentro a Matthew con una
pequeña maleta con algunas de sus pertenencias, mientras veía a su madre
hablar con una mujer que solo asintió.

Bianca se alejó del portón del lugar entre sollozos que eran ocultados por la
lluvia que al hacer contacto con su piel moreteada le dolía, al salir del portón
principal del lugar se podía ver una placa de lamina o metal en la parte del
encabezado del portón la palabra “Orfanato”

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