0% encontró este documento útil (0 votos)
71 vistas4 páginas

Problematica de Los Valores y Etica de La Abogacia Actual

Este documento analiza la relación entre la ética y la deontología en la profesión de la abogacía. Explica que las normas deontológicas establecen un marco de principios y deberes que los abogados deben seguir. También discute la importancia de la ética personal para los abogados y la crisis actual de la profesión en Perú, argumentando que sin una base ética sólida, la abogacía se transforma en una herramienta para la corrupción en lugar de servir a la justicia.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
71 vistas4 páginas

Problematica de Los Valores y Etica de La Abogacia Actual

Este documento analiza la relación entre la ética y la deontología en la profesión de la abogacía. Explica que las normas deontológicas establecen un marco de principios y deberes que los abogados deben seguir. También discute la importancia de la ética personal para los abogados y la crisis actual de la profesión en Perú, argumentando que sin una base ética sólida, la abogacía se transforma en una herramienta para la corrupción en lugar de servir a la justicia.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 4

INTRODUCCION

La intención principal de este trabajo, es acercarnos a la idea de la existencia de una


relación inequívoca entre la ética-moral con la deontología, con respecto a las profesiones
jurídicas en general y en particular, con la profesión de la abogacía.

En este sentido, adquiere una especial atención el análisis sobre la naturaleza de las normas
deontológicas y los instrumentos que posibilitan la eficacia de estos códigos. Por lo tanto,
aunque las normas deontológicas pudieran realmente encontrarse en ese estadio intermedio
entre el Derecho y la moral, una vez normativizadas en un código, establecen un marco de
principios y deberes profesionales de obligado cumplimiento. La deontología legitima así,
un ámbito de actuación profesional que afecta a materias sensibles y valoradas de la
sociedad. Con ello, se aplica un espíritu ético mínimo en un marco de cotidianidad
profesional que capacita sobremanera en su actuación al operador jurídico, garantizando a
la sociedad en la que ejerce, un quantum de garantías legales y morales como salvaguarda
principal de su actuación.

LA ÉTICA DEL ABOGADO

Es la ciencia práctica que tiene donde se estudia y traza el conjunto de principios y normas
morales que rigen la conducta del abogado, desde el punto de vista del bien común y de las
buenas costumbres.

La Ética del Abogado es uno de los factores más prioritarios a considerar por cada persona
antes de seleccionar el abogado que representará ante los tribunales los intereses y derechos
de una persona física o moral.

La ética del abogado garantiza el éxito del profesional del derecho, debido a que el abogado
es el profesional inmediato que representa al cliente ante los tribunales y el público en
general. Las personas y empresas de renombre exigen un abogado que dignifique su
prestigio y su imagen institucional.

El abogado requiere una ética personal para el ejercicio de su profesión de forma


inobjetable, pues los conocimientos que posee debe dirigirlos a los fines de la justicia, de la
reconciliación, de la composición de los conflictos y de la conservación de la sociedad
misma.
¿QUE ES EL ABOGADO?

Es aquella persona que ejerce profesionalmente defensa judicial) de las partes en juicio y en
toda clase de procesos judiciales y administrativos. Además, asesora y da consejo en
materias jurídicas. Para el ejercicio de esta profesión, según algunos ordenamientos
jurídicos, es necesario estar inscrito en un Colegio de Abogados, o bien tener una
autorización del Estado para ejercer.

Osorio Gallardo considera que la abogacía no es una consagración académica, sino una
concreción profesional, debiendo dedicar su vida a dar consejos jurídicos y pedir justicia en
los tribunales. En concreto el abogado es el que ejerce permanentemente la abogacía.

El Profesor Máximo Pacheco, señala que el abogado “Es el artífice de la paz y su oficio no
es solo una profesión y un medio de vida, sino por encima de todo, una cultura”

Es asi que el abogado ejerce tanto actividad privada como actividad publica. en cuanto a la
actividad privada reúne los mas variados y ricos aspectos:
- ES EL JURISCONSULTO: porque absuelve las consultas que sobre el Derecho le
formulan los particulares.
- LETRADO: Porque es experto en leyes.
- CONSEJERO Y ASESOR: Porque orienta y guía.
- DEFENSOR: Porque aboga a favor de su cliente.

Como función pública, la abogacía es un servicio al Derecho para alcanzar la justicia el más
alto de los valores sociales. Cuando el abogado defiende el interés de la pare, traduce la
palabra de su cliente al lenguaje de la ley para dialogar con el juez y con el otro abogado,
pero sin perder de vista la justicia.
FUENTE: Alzamora Valdez, Mario: Derecho Procesal Civil. Teoría General del Proceso.

RELACIÓN DE LA ÉTICA Y ABOGACÍA

La Deontología forma parte de la Teoría Ética. La alternativa ética se encuentra en la


necesidad de construir una ética de mayor alcance, una ética motivada por dos momentos
diferentes: el primero, configurado por una ética inicial o individual; y por un segundo
elemento de corte ético. La Deontología constituye una respuesta al deber cívico y humano,
pues se considera como la “Ciencia de los Deberes”, por tanto, promueve un imperativo en
nuestras acciones, exige el cumplimiento de los deberes. El Abogado, por la Deontología
asimila conocimientos no estrictamente legislativos, así. Tampoco responde a un catálogo
de codificaciones de conducta. El Abogado debe estar movido por normas deontológicas y
por tanto debe poseer una moral de “acero”, debe ser transparente, sin doblegarse de esta
mísera sociedad. Es intolerante frente a la corrupción

CRISIS DE LA ABOGACÍA PERUANA

La abogacía es una profesión vinculada a dos grandes conceptos que el maestro Álvaro
d’Ors describió como la díada fundamental del derecho romano: el concepto de autoridad y
la realidad del poder. Auctoritas y Potestas.

La crisis está ligada a la ética profesional. Si hablamos de ética profesional en el plano de la


abogacía tenemos que preguntarnos por la forma en que los abogados son percibidos por la
población. Llegados a este punto es preciso hacer un esfuerzo de autocrítica. Los peruanos
no están contentos con sus abogados. Y los abogados son los operadores que luego se
transforman en jueces, fiscales, catedráticos, etc. La calidad de las instituciones está
relacionada con la calidad del liderazgo de las personas que trabajan en ellas. La crisis de la
profesión repercute directamente en la democracia, en el Estado, en la comunidad política,
en las empresas, en el orden público.

Pensemos, por ejemplo, en lo que está sucediendo con la corrupción en nuestro país.
Ciertamente, los abogados no somos los únicos responsables. Los políticos y los
empresarios algo tienen que ver. Pero ningún observador imparcial puede negar que
formamos parte del problema. Y si somos parte del problema tenemos que hallar la
solución. Los abogados debemos generar soluciones para la crisis institucional que
atraviesa el país. La ética siempre tiene una dimensión performativa, una dimensión
efectiva; de lo contrario es poesía, una mera declaración de principios que se pierden en la
nada y provocan la desconfianza de los ciudadanos en las instituciones. Por eso la ética
tiene que apoyarse en el management, en la gestión por resultados. El déficit de confianza,
la inseguridad jurídica, los altos índices de litigiosidad y la legislación motorizada que
caracterizan al Perú son el producto de la crisis ética que muestra su dimensión jurídica.

A veces los abogados olvidamos que el derecho está unido indefectiblemente a la justicia.
Como decía Ulpiano: “Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi”.
La justicia es la continua y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo. “Lo suyo” implica
siempre un juicio de moralidad. La ética está unida al derecho, los límites del derecho los
fija la ética. Sin embargo, en la actualidad contemplamos cómo el pensamiento posmoderno
ha creado un derecho relativista, valga el oxímoron, un derecho posmoderno en el que lo
justo y lo injusto están en función a la coyuntura, al interés político o, peor, a la penetración
de ideologías disolventes. El Perú no es ajeno a esta tendencia global del derecho
relativista, un derecho evanescente donde los principios son mediatizados. La tarea del
abogado de nuestro tiempo, la tarea del jurista de hoy, consiste en discernir lo justo de lo
injusto.

Por eso, hay que recuperar la relación de veracidad entre la abogacía y la ética. Urge
recuperar la autoridad de la profesión. Las facultades de derecho tienen una gran
responsabilidad en este tema. La calidad de los abogados es el reflejo de la calidad de las
facultades de derecho de un país.

San Agustín decía que los reinos sin justicia se transforman en bandas de ladrones. Lo
mismo es aplicable a las profesiones. Sin justicia, la abogacía se transforma en una banda
de ladrones. El derecho sin un marco ético, el derecho sin principios absolutos, sin un
marco moral de referencia, se transforma en la herramienta de la corrupción y el
desgobierno.

El diagnóstico de la crisis es severo, pero no por eso debemos desanimarnos. Al contrario,


lo propio de la abogacía es transformar la realidad del mundo donde actúa; el abogado
siempre fue un operador de principios jurídicos, un cooperador de la justicia. Para combatir
la crisis que padecemos tenemos que retornar a la aplicación de la justicia. La abogacía, en
este sentido, tiene que ser una cooperadora de la justicia y de la misma forma en que los
filósofos son cooperadores de la verdad (cooperatores veritatis) los abogados peruanos
debemos de ser cooperadores de la justicia (cooperatores iustitiae). El marketing jurídico
tiene que reflejar la verdad y la justicia de la profesión. Después de todo, cuando elegimos
el derecho optamos por defender la mejor causa. La nueva generación de abogados
peruanos debe comprender que sin autoridad, sin justicia, sin principios y valores, el
derecho no pasa de ser una triste ficción.
FUENTE: Martín Santibáñez Vivanco (columnas)

También podría gustarte