Instituto Teológico
San Fulgencio
Sacramentum Caritatis
Estudio sobre la Exhortación Apostólica Postsinodal de la XI
Asamblea General del Sínodo de los Obispos, Vaticano 2005
Carlos Julio Martínez Arias
Sacramentos de Iniciación Cristiana: Eucaristía
Prof. D. Felipe Tomás Valero
Mayo 2022
I. INTRODUCCIÓN
En el trabajo anterior nos centrábamos en la cuestión del Bautismo, tal y como
se veía reflejado en el pensamiento de Benedicto XVI. Tras dicho análisis,
constatábamos cómo las homilías del Papa Ratzinger bien podían considerarse
como un gran ejemplo de lo que fue en su día la oratoria sagrada. Es más, llegábamos
no sin cierta temeridad a afirmar que su nombre debía estar junto al de los grandes
Padres de la Iglesia tales como san Juan Crisóstomo, san Ambrosio e incluso san
Agustín.
Y, en efecto, parece ser que nuestro análisis no estaba del todo desencaminado.
Es más, al estudiar ahora el pensamiento de Benedicto XVI sobre la Eucaristía,
nuestro parecer incluso se reafirma.
Ahora bien, el Corpus de homilías sobre la Eucaristía de este papa sabio es sin
duda demasiado extenso. Por eso, en este trabajo nos centraremos en un solo
documento, Sacramentum Caritatis, que podríamos considerar como un epítome de
todo lo que durante su papado explicará en sus charlas eucarísticas. Primero,
daremos algunas pinceladas generales sobre el documento; luego, haremos un
resumen de los puntos más importante, siguiendo el esquema básico que nos aporta
el mismo; después, comentaremos algunos puntos que creemos de importancia;
finalmente, esperamos llegar a algunas fructuosas conclusiones1.
1 Un buen estudio y excelente comentario lo podemos encontrar en el artículo homónimo del Lic.
Alejandro Branca, del que hemos tomado numerosas ideas, y al cual, por cuestiones de no hacer
pesada la lectura, no citaremos explícitamente. También hemos utilizado los comentarios del padre
Juan Javier Flores, así como los del propio Papa Benedicto en la presentación que hace al documento.
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II. SOBRE EL DOCUMENTO EN GENERAL
En realidad, el documento es una Exhortación Apostólica Postsinodal, fruto de la
XI Asamblea General del Sínodo de los Obispos, celebrada en el Vaticano en octubre
de 2005.
Es decir, no es un documento de Benedicto XVI como tal, como lo podría ser una
Encíclica o un Motu Proprio. Se trata de las conclusiones a las que los Patres han
llegado tras el sínodo, un compendio de lo que finalmente han llegado a un acuerdo
bajo la inspiración del Espíritu santo.
No obstante, es casi imposible no ver aquí la mano, o al menos la influencia, del
Papa alemán. Creemos que es evidente a lo largo de todo el documento, y lo iremos
apuntando cuando lo analicemos con más detalle. Es por esto que lo hemos elegido
como un epítome o síntesis de lo que será la doctrina eucarística de Benedicto XVI,
que no es sino la de toda la Santa Iglesia.
El documento consta de 97 números, de los cuales los primeros 5 son
introductorios, y los últimos 4, la conclusión. Se divide en tres partes que reflejan la
armonía entre dogma, liturgia y vida: la Eucaristía es un Misterio que se ha de creer,
celebrar y vivir. Las consideraciones que siguen se centran en dos aspectos de esa
triple dependencia: por una parte, la relación entre fe y celebración; por otra, la
relación entre celebración y vida.
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III. PRIMERA PARTE LA EUCARISTÍA, MISTERIO QUE SE HA DE CREER
(7-33)2
En esta primera parte de la exhortación apostólica se aborda la fe Eucarística de
la Iglesia. Se recogen algunos aspectos sobre las verdades de fe sobre la Eucaristía:
Partiendo del seno mismo de Dios, cuando se habla sobre Santísima Trinidad y
la Eucaristía (7-8), en el que se subraya que el Hijo eterno del Padre personalmente
se entrega por nosotros, y es el mismo Dios Padre que nos da a su Hijo querido como
pan de vida. Nosotros gratuitamente entramos en comunión con la Santísima
Trinidad, participamos de verdad en la intimidad divina, se nos comunica la misma
divina en el don de la Eucaristía. Por lo que “la Iglesia con obediencia fiel, acoge,
celebra y adora este don. El ‘misterio de la fe’ es misterio del amor trinitario, en el
cual por gracia, estamos llamados a participar” (8).
La misión de Cristo se cumple en el Misterio Pascual, en el que se enfatiza la
importancia del Sacrificio redentor de Cristo, que cumple la nueva Alianza, auténtica
liberación del mal y de la muerte, de modo que, “la Eucaristía contiene en sí esta
novedad radical, que se nos propone de nuevo en cada celebración” (9). En este
contexto, el Papa nos habla de la Institución de la Eucaristía, con toda la fuerza del
misterio Pascual, en la que se introduce la novedad radical del sacrificio de Cristo:
“Al instituir el sacramento de la Eucaristía, Jesús anticipa e implica el Sacrificio de la
cruz y la victoria de la resurrección” (10). El antiguo rito de la pascua judía, se ha
cumplido y ha sido superado definitivamente, la figura cede paso a la realidad, Cristo
nos hace gratuitamente el don de su amor y nos manda representarlo
2A menos de que se indique lo contrario, los textos entrecomillados y el número que aparece entre
paréntesis son referencias a citas textuales del documento mismo.
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sacramentalmente, como memorial de su entrega en la Eucaristía “novedad radical
del culto cristiano” (11).
El Espíritu Santo tiene un papel decisivo en el desarrollo de la forma litúrgica y
en la profundización de los divinos misterios. Se pone en realce esta tarea en la
invocación al Padre para que envíe el Espíritu Santo y realice la presencia real de
Cristo y la unidad de toda la Iglesia.
Se considera también la “unión causal entre el Sacrificio de Cristo, la Eucaristía y
la Iglesia” (14). Porque Cristo se ha entregado por nosotros en sacrificio, misterio
que se hace presente en la Eucaristía, la Iglesia puede hacer la Eucaristía.
Al inicio del n. 16 el Papa recoge la enseñanza del Concilio respecto a la relación
íntima que guardan los demás Sacramentos con la Eucaristía3, relación que pondrá
patente el Santo Padre en los siguientes párrafos. Es importante subrayar que esta
relación se comprende cuando entendemos la naturaleza de la Iglesia como
Sacramento, por eso indica: “El hecho de la que la Iglesia sea ‘sacramento universal
de salvación’ muestra cómo la ‘economía’ sacramental determina en último término
el modo como Cristo, único Salvador, mediante el Espíritu llega a nuestra existencia
en sus circunstancias específicas” (16). Por medio de los Sacramentos se comunica
la gracia y capacita a los fieles a ofrecer el Culto Espiritual. Luego se hace explicita la
relación de la Eucaristía con cada uno de los Sacramentos: Eucaristía e Iniciación
Cristiana (17-19); Eucaristía y Sacramento de la Reconciliación (20-21); Eucaristía
e Unción de los Enfermos (22); Eucaristía y Sacramento del Orden (23-26);
Eucaristía y Matrimonio (27-29).
3 Cf. Presbyterorum Ordinis 5.
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Es sostén del hombre que va de peregrino rumbo a la casa del Padre; la
celebración Eucarística tiene una fuerte dimensión escatológica. Es prenda de la
gloria futura y esta realidad nos recuerda la importancia de orar por los difuntos y
aplicar la Misa por ellos.
Se destaca el lugar que tiene la Virgen María en la vida de la Iglesia: su
participación en la Historia de la Salvación. su fe y su entrega obediente a cumplir
en todo la voluntad de Dios.
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IV. SEGUNDA PARTE: LA EUCARISTÍA, MISTERIO QUE SE HA DE
CELEBRAR (34-69)
La segunda parte se divide en ocho partes de desigual contenido y van del n. 34
al 69. Se trata de la parte más amplia de la Exhortación Apostólica, contando con 36
párrafos. Aquí en esta parte el Papa hace hincapié en líneas fundamentales de
acción, que hay que tomar en cuenta para poder ponerlas en práctica.
Las primeras tres secciones (34-37), los podemos ubicar de la siguiente manera:
son como una especie de introducción a toda la segunda parte. Después de
establecer el vínculo que existe entre misterio de fe y su celebración (34), se
presenta el asunto de la Belleza y liturgia, como elemento constitutivo de la misma
acción litúrgica “ya que es un atributo de Dios mismo”, en el fondo se encuentra el
discurso teológico – litúrgico de Romano Guardini, que tanta influencia tiene sobre
el Santo Padre (35). El Christus totus es el sujeto de la celebración unido
estrechamente a su cuerpo que es la Iglesia, además se subraya la importancia de la
resurrección y la relación entre Resucitado – Día del Señor – Fracción del Pan (36-
37).
Luego de la introducción, se comienza con la aplicación al campo celebrativo
con las otras cinco secciones: Ars celebrandi (38-42); Estructura de la Misa (43-51);
Actuosa participatio (52-63); Participación interior en la celebración (64-65) y
Adoración y piedad Eucarística (66-69).
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V. TERCERA PARTE: EUCARISTÍA, MISTERIO QUE SE HA DE VIVIR (70-
93)
Esta tercera parte del documento abarca 24 números de la Exhortación -
Apostólica. En ella se trata de la incidencia que el misterio Eucarístico ha de tener
en la existencia humana. Esta es la consecuencia de la fe y de la celebración de estos
divinos misterios.
Se subdivide en tres secciones que afrontan las consecuencias en la vida del
creyente del misterio de la Eucaristía: Forma eucarística de la vida cristiana (70-83);
Eucaristía, Misterio que se ha de anunciar (84-87): Eucaristía, misterio que se ha de
ofrecer al mundo (88-93). Aquí se va de lo particular a lo más general o amplio. El
ser del cristiano está marcado por la Eucaristía y le confiere una forma o estilo de
vida muy peculiar. La misión se desprende de esa forma de vivir la Eucaristía y sus
alcances llegan a mundo entero.
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VI. CONCLUSIONES
Las novedades del documento papal están sobre todo en la profundización de la
reforma litúrgica.
El Papa refiere cómo los padres sinodales han constatado y reafirmado el influjo
benéfico que ha tenido para la vida de la Iglesia la reforma litúrgica puesta en
marcha a partir del Concilio Vaticano II. No ha faltado tampoco una constatación de
las dificultades y los abusos que no obscurecen el valor y la validez de la renovación
litúrgica, la cual tiene aún riquezas no descubiertas del todo (3). Se observa
claramente que hay unidad entre la fe profesada, la acción litúrgica y celebrativa y
el nuevo culto que ha inaugurado Cristo con su Misterio Pascual. En este orden de
cosas el Papa insiste en el orden de los sacramentos de la iniciación cristiana y en
cómo la Eucaristía hay que situarla en su justo puesto, tras la recepción del bautismo
y de la confirmación. La santísima Eucaristía, dice el Papa en el número 17, lleva la
iniciación cristiana a su plenitud y es como el centro y el fin de toda la vida
sacramental.
En definitiva, la gran novedad es la reflexión que la Iglesia reunida en el Sínodo
de los Obispos ha hecho sobre el sacramento de la caridad, que es la Eucaristía.
Nunca se profundizará suficiente sobre el sacramento que nos da el Cuerpo y la
Sangre de Cristo. La Celebración eucarística aparece con toda su fuerza como fuente
y cumbre de la misma existencia cristiana.