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Guia Breve de La Psicoterapia de Grupos

1) El psicoterapeuta de grupo utiliza técnicas específicas como trabajar en el "aquí-ahora", ser transparente y usar ayudas de procedimiento para potenciar el trabajo grupal. 2) Trabajar en el "aquí-ahora" implica concentrarse en las interacciones presentes del grupo para que los miembros puedan aprender de ellas, experimentando emociones y luego analizándolas. 3) El terapeuta enseña a los miembros sobre el enfoque del "aquí-ahora" antes del grupo y lo ref

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Guia Breve de La Psicoterapia de Grupos

1) El psicoterapeuta de grupo utiliza técnicas específicas como trabajar en el "aquí-ahora", ser transparente y usar ayudas de procedimiento para potenciar el trabajo grupal. 2) Trabajar en el "aquí-ahora" implica concentrarse en las interacciones presentes del grupo para que los miembros puedan aprender de ellas, experimentando emociones y luego analizándolas. 3) El terapeuta enseña a los miembros sobre el enfoque del "aquí-ahora" antes del grupo y lo ref

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CAPÍTULO 6 LAS TÉCNICAS

DEL PSICOTERAPEUTA DE GRUPO

Aunque el psicoterapeuta individual y el psicoterapeuta de grupo utilizan con


frecuencia técnicas psicoterapéuticas similares -tales como escuchar enfá-
ticamente, aceptar sin emitir ningún juicio e interpretar- hay una serie de inter-
venciones que son específicas de la psicoterapia de grupo. Éstas incluyen el trabajo
en el «aquí-ahora», la utilización de la transparencia del terapeuta y el empleo de
varias ayudas de procedimiento que potencian el trabajo de grupo.

TRABAJAR EN EL-AQUÍ-AHORA- "

Todos los grupos, incluyendo aquellos que carecen de liderazgo directo


(por ejemplo, un grupo de autoayuda que carece de líder designado), pue
den crear un entorno en el cual la mayoría de los factores terapéuticos, desde
la universalidad al altruismo, sean operativos. El factor terapéutico del apren
dizaje interpersonal, sin embargo, sólo se produce en los grupos dirigidos
por un psicoterapeuta cualificado. - '
El aprendizaje interpersonal en la psicoterapia de grupo requiere un líder
versado en las técnicas terapéuticas específicas del trabajo en el seno del
-aquí-ahora». En general, los principios del trabajo en el «aquí-ahora» y la
utilización del aprendizaje interpersonal son de gran importancia para los grupos
interactivos prototípicos, pero estos conceptos pueden manifestarse para adaptarse
a las necesidades de otra clase de grupos y forman parte esencial del repertorio
instrumental de todo terapeuta de grupo.1-3

La importancia del «aquí-ahora»

El objetivo principal de un grupo de terapia para pacientes externos a largo


plazo y, en menor medida, de muchas otras clases de grupos, es ayudar a
98 GUÍA BREVE DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

cada individuo a comprender sus interacciones con los restantes miembros del
grupo, incluidos los terapeutas. Para llevar esto a cabo, los miembros deben
aprender a concentrar su atención en las transacciones interpersonales inmediatas
que tienen lugar en el grupo.

Centrarse en el presente

El principio técnico más importante para el psicoterapeuta de grupo consiste


en centrarse en el presente, en lo que sucede en la sala durante el aquí-ahora de la
sesión grupal. Al concentrar su atención directamente sobre el aquí-ahora, el líder
atrae la participación activa de todos los miembros, y al hacerlo maximiza el poder
y la eficiencia del grupo. El terapeuta subraya ante el grupo el hecho de que las
transacciones más importantes son las que tienen lugar en la sala del grupo, ante
los ojos de todos y cada uno de los miembros.
El foco del grupo de terapia alcanza su mayor intensidad si es ahistórico, si
resta importancia al pasado histórico e incluso a la vida actual exterior de los
miembros individuales, en favor del «aquí-ahora» del grupo. Restar importancia no
implica que la historia no sea importante, sino únicamente que los grupos trabajan
del modo más eficiente cuando se ocupan de las interacciones que tienen lugar en
el presente inmediato, cuando cada uno de los miembros tiene oportunidad de
experimentarlas y analizarlas.

Experimentación y examen del afecto

Una experiencia grupal, si quiere ser terapéuticamente eficaz, debe contener


tanto un componente afectivo como un componente cognitivo. Los miembros del
grupo deben relacionarse mutuamente en una matriz afectiva: deben interactuar
libremente, deben revelar una gran parte de sí mismos, y deben experimentar y
expresar emociones importantes. Pero también tienen que distanciarse de dicha
experiencia y analizar, comprender e integrar el significado de la experiencia
emocional que acaban de atravesar. Por lo tanto, un foco del «aquí-ahora» consiste
en una secuencia de rotación en la cual a la experimentación de afecto le sigue el
examen de dicho afecto.4-5
La ausencia o bien del componente afectivo o bien del componente cognitivo
de la experiencia del «aquí-ahora» hace peligrar la terapia. En los años sesenta y
setenta, los grupos de encuentro representaban con frecuencia acontecimientos
intensos y emocionantes, pero los participantes descubrieron que una fuerte
experiencia emocional, sin el subsiguiente análisis, no propiciaba un verdadero
aprendizaje. Un cambio terapéutico real no se produce a menos que los miembros
del grupo puedan integrar lo que han aprendido en el «aquí-
LAS TÉCNICAS DEL PSICOTERAPEUTA DE GRUPO 99

ahora», para más tarde transferir dicho aprendizaje a una situación de la vida real.
De igual modo, los líderes que se concentran exclusivamente en la explicación y
en la integración intelectual, acaban por ahogar toda expresión de afecto
espontáneo y crean un grupo estéril y sin vida.
Éstas son las dos fases del enfoque del «aquí-ahora»: experimentación de
afecto seguida del examen del afecto (figura 1). Cada una de ellas es importante,
pero su carácter es muy diferente y exigen dos conjuntos de técnicas muy
diferenciadas:

1. Para la primera fase, la fase de la experiencia emocional, el terapeuta


necesita un conjunto de técnicas que sumerja al grupo en sus interacciones
inmediatas.
í
2. Para la segunda fase, la clarificación de la experiencia emocional, el tera-
peuta necesita un conjunto de técnicas que ayude al grupo a trascenderse a sí
mismo con objeto de analizar e interpretar su propia experiencia.

Sumergir al grupo en el «aquí-ahora»

Con objeto de sumergir a los miembros del grupo en transacciones mutuas


activas, vigorosas y sinceras, el terapeuta debe educar primero a los miembros
acerca de la naturaleza y la importancia de estas transacciones durante la pre
paración pregrupal y, más adelante, debe centrar continuamente al grupo en
el presente inmediato.

Enseñar a los miembros el enfoque del aqui-ahora

El momento de iniciar la configuración de un grupo focalizado en el


aquí-ahora es durante la preparación pregrupal. Al emplear sólo la instrucción, el
líder ofrece al paciente las razones en que se basa el enfoque del «aquí-ahora» por
medio de una discusión breve y simplificada del enfoque interpersonal de la
terapia. Los pacientes se benefician de una descripción explícita de cómo

Interacción de grupo i
Butle del proceso Experimentación de afecto
i
------------------------------- Examen del
afecto

Figura 1. La técnica del «aquí-ahora» en la psicoterapia grupal


100 GUÍA BREVE DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

surgen diversas clases de problemas psicológicos a partir de sus relaciones con los
demás (y de cómo se manifiestan en ellas), y de cómo la terapia de grupo es un
escenario ideal en el que estudiar detenidamente las relaciones interpersonales.
Sin esta clase de preparación explícita, el método del «aquí-ahora» del grupo
confunde a los pacientes. Después de todo, se han sometido a la terapia para
abordar sentimientos disfóricos, tales como la ansiedad, la ira o la depresión.
¿Cómo no van a sentirse perplejos cuando se encuentran en un grupo en el que el
terapeuta les pide que revelen sus sentimientos ante siete desconocidos? Para
aliviar esta clase de confusión y para asegurar que los pacientes participan
plenamente, se debe proporcionar algún tipo de puente cognitivo a los miembros.
Esta clase de enseñanza permite también a los pacientes ver que el terapeuta
enfoca la empresa de la terapia de grupo de forma racional y coherente.

Reforzar el método del "aquí-ahora" "

Tras poner los cimientos del método del «aquí-ahora» durante la prepara
ción pregrupal inicial, el líder sigue reforzando este enfoque durante toda la
terapia. Los terapeutas de grupo experimentados piensan todo el tiempo «aquí-
ahora» y se consideran a sí mismos pastores que mantienen al grupo ocupado
«pastando» en las interacciones actuales. Todo aquel que se desvía hacia el pasa
do, la vida exterior o la intelectualización, debe ser devuelto suavemente al
presente. Siempre que el grupo entable una discusión del tipo «allí-entonces»
(«Mi primer marido solía portarse conmigo de una manera realmente abusiva
cuando bebía») el líder de grupo debe encontrar el modo de devolver a los
miembros al «aquí-ahora»: «Ellie, ¿qué te ha hecho pensar en ello hoy en el gru
po? ¿Tienes la sensación de que algunos de los hombres que están aquí no te
tratan con tanta delicadeza como desearías?». '

La primera sesión '

El terapeuta ya empieza a conducir al grupo hacia el «aquí-ahora» en la pri-


mera sesión. Consideremos durante un momento el inicio de cualquier grupo de
terapia. Por lo general, algún miembro pone las cosas en marcha al compartir con
el grupo un problema o preocupación vital fundamental, así como las razones a las
que se debe que ahora se encuentre en un grupo de terapia. Habitualmente, esa
revelación engendra a un mismo tiempo apoyo y alguna forma similar de
revelación por parte de los demás, y en un corto período de tiempo los miembros
del grupo empiezan a compartir muchas cosas.
LAS TÉCNICAS DEL PSICOTERAPEUTA DE GRUPO 101

Para sumergir al grupo en el «aquí-ahora», el terapeuta de orientación inte-


ractiva puede intervenir durante la reunión haciendo comentarios como: Este"
grupo ha empezado hoy bien. Muchos de vosotros habéis compartido algunas
cosas importantes sobre vosotros mismos. Pero me pregunto si ha ocurrido algo
más. [Y, por supuesto, el terapeuta sabe perfectamente bien que ha ocurrido algo
más.] Cada uno de vosotros se ha visto en una habitación llena de desconocidos.
No hay duda de que os habéis estado observando y de que os habéis evaluado unos
a otros y os habéis formado una primera impresión». Llegado este punto, las
personas del grupo están prestando gran atención y entonces el terapeuta fija la
tarea del grupo: «Tal vez podamos dedicar hoy el resto de la reunión a discutir
cuáles han sido vuestras primeras impresiones». O en un grupo de bajo
rendimiento, más frágil, en el cual esta tarea abierta resultaría más amenazadora,
una sugerencia alternativa podría ser: «Tal vez podamos compartir aquello que más
nos ha gustado hasta ahora de la participación de los demás».
No se trata de intervenciones sutiles. Son instrucciones torpes y explícitas para
iniciar el proceso de las interacciones del «aquí-ahora». No obstante, la gran
mayoría de los grupos, con independencia de su composición u orientación,
responden favorablemente a esta intervención. Incluso los grupos de pacientes
hospitalizados pueden llevar a cabo esta tarea con considerable facilidad y
provecho, si se fijan límites adecuados.

Animar a la autorrevelación durante el «aquí-ahora»

Los psicoterapeutas de grupo deben ser activos y diligentes si han de mantener


la discusión del grupo en el «aquí-ahora». Deben trasladar el contenido del
material del exterior del grupo hacia su interior, de la reflexión abstracta sobre los
problemas hacia revelaciones específicas, de afirmaciones genéricas a la revelación
personal. Si un paciente informa que tiene miedo de asistir a fiestas porque siempre
dice cosas, estúpidas, el terapeuta le puede preguntar qué cosas «estúpidas» ha
dicho hoy en el grupo. Cuando una paciente afirma que le resulta embarazoso
hablar de ciertas cosas en el grupo, el terapeuta le puede preguntar qué prevé que
ocurriría si se arriesgase a hablar sobre algo «embarazoso». Si un paciente a quien
preocupa la autorrevelación supone que los demás podrían reírse o emitir juicios, el
líder pregunta: «¿Quién se reiría de ti en este grupo?». Una vez que el miembro del
grupo revela cómo supone que reaccionarán los demás, la puerta está abierta para
realizar un buen trabajo de interacción. Otros miembros del grupo pueden
confirmar o, como sucede mucho más a menudo, cuestionar dichas suposiciones.
102 GUIA BREVE DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

Identificar en el grupo un versión interna de sus problemas externos

Un principio básico a la hora de activar el «aquí-ahora» consiste en detectar la


analogía, en el interior del grupo, de algún problema externo al grupo, y seguir
trabajando sobre la analogía antes que sobre la situación externa. Si, por ejemplo,
un paciente introduce el relato de una riña que ha tenido con su mujer, durante la
cual ella lo ha acusado de ser insensible, el líder del grupo debe buscar algún tipo
de manifestación de dicho conflicto en el «aquí-aho-ra». El terapeuta puede dirigir
la atención del grupo hacia algunas reuniones recientes, en las cuales los miembros
del grupo se han quejado de que el paciente no muestra realmente empatia con sus
problemas. O bien puede pedir a algunas de las integrantes del grupo que imaginen
estar casadas con dicho paciente. ¿Hasta qué punto pueden imaginarse que tendrían
un estrecho contacto emocional con él? Sin una intervención de este tipo, el grupo
gastará su energía en ayudar al paciente a resolver las razones que motivaron la
pelea con su mujer, una manera extremadamente ineficaz de utilizar un grupo.
Generalmente, cuando se les presentan datos incompletos o parciales, los grupos
casi siempre se ven abocados a fracasar en el intento de resolver problemas exte-
riores, y los miembros acaban sintiéndose frustrados o desalentados.

Repercusiones interactivas del comportamiento interno del grupo

El terapeuta experimentado en el trabajo del «aquí-ahora» es capaz de emplear


prácticamente cada incidente que se produce en el grupo como trampolín para
realizar un examen interactivo. Si un paciente monopoliza el grupo con un relato
intrincado de veinte minutos de duración sobre algún acontecimiento de su
infancia, el líder debe intentar comprender los aspectos interactivos de esa
conducta. Puede recordarle al paciente que, durante la primera sesión, dijo que con
frecuencia tiene la impresión de que los demás no lo escuchan. «¿Sería posible
-puede preguntar el terapeuta- que ésta fuese una de esas ocasiones?» Otra táctica
podría consistir en plantear la cuestión de por qué elige el día de hoy para
pronunciar este monólogo en el grupo. «¿Qué piensan los restantes miembros del
grupo? ¿Podría estar relacionado con la sensación de haber sido malinterpretado en
la sesión de la semana pasada?» O se puede animar al paciente a interrumpir su
monólogo y a aventurarse a emitir una suposición sobre la forma de reaccionar de
los demás ante aquello que él está diciendo en ese momento. Cualquiera de estos
enfoques provoca el mismo efecto: conduce a los miembros del grupo desde un
monólogo orientado al contenido en el que no pueden participar, a la discusión de
las relaciones existentes entre los miembros.
LAS TÉCNICAS DEL PSICOTERAPEUTA DE GRUPO 103

Hacer que el «aquí-ahora» sea seguro y gratificante

Los individuos no participan de forma natural y fácil en el «aquí-ahora». Les


resulta nuevo y atemorizador, especialmente a los muchos pacientes que no han
mantenido previamente relaciones íntimas y sinceras, o que se han pasado la vida
encubriendo ciertos pensamientos y sentimientos, como la ira, el dolor o la
intimidad. El terapeuta debe ofrecer una gran cantidad de apoyo, refuerzo y
entrenamiento explícitos. Un primer paso consiste en ayudar a que los pacientes
comprendan que el foco del «aquí-ahora» no es sinónimo de enfren-tamiento ni de
conflicto. De hecho, a muchos pacientes la ira o la rabia no les causan problemas,
pero sí la intimidad, así como la expresión sincera y no exigente o no manipuladora
de sentimientos positivos. De acuerdo con esto, es importante que, durante la fase
inicial del grupo, se anime a dar expresión a los sentimientos positivos así como a
los sentimientos críticos.
El líder debe enseñar a los miembros del grupo cómo pedir y cómo ofrecer
feedback útil que sea relevante para las interacciones del grupo a la vez que
específico y personal. Las observaciones o las peticiones que no estén relacionadas
con los problemas del «aquí-ahora» o que sean globales y abstractas -tales como
«¿Qué debo hacer con las discusiones que tengo con mi novio?» o «Eres realmente
una persona agradable» o «¿Soy una mujer interesante?»- nunca son útiles. Cuanto
más específicos se muestren la cuestión o el feedback, tanto más útiles y potentes
serán. Son mucho más útiles peticiones como «Me gustaría estudiar por qué choco
continuamente con los hombres de este grupo» o feedbacks como el siguiente:
«Cuanto más me interesas y más cerca me siento de ti, más compartes tu dolor
conmigo; pero, cuando te presentas a ti mismo como muy equilibrado y como si no
necesitaras al grupo, me distancio».

Comprender el «aquí-ahora» ''

La segunda fase del método del «aquí-ahora» exige un conjunto de funciones y


técnicas completamente diferentes por parte del terapeuta. Si la primera fase
requiere activar y sumergir al grupo en su experiencia afectiva inmediata, la
segunda fase exige reflexión, explicación e interpretación. Esta fase del trabajo de
grupo se designa como proceso grupal. Si varios individuos participan en una
discusión, el contenido de ésta es evidente: consiste en las palabras pronunciadas y
los temas de peso abordados. Pero el proceso de la discusión es totalmente distinto.
El proceso hace referencia a cómo se expresa dicho contenido y a qué revela
acerca de la naturaleza de la relación que une a los individuos que mantienen dicha
discusión.
104 GUÍA BREVE DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

Ocuparse del proceso grupal

El terapeuta de grupo siempre debe ocuparse del proceso comunicativo que se


establece en un grupo, debe escuchar la discusión de grupo analizando de qué
forma las palabras intercambiadas arrojan luz sobre las relaciones que se
establecen entre los participantes. Consideremos, por ejemplo, a una paciente que
revela repentinamente en el grupo que su padrastro abusó de ella cuando era una
niña. Los miembros, probablemente, investigarán una relación más «vertical»:
preguntarán detalles sobre los abusos, sobre su duración, qué papel representó su
madre y si ello ha afectado a sus relaciones con los hombres.
A un psicoterapeuta orientado hacia el proceso le preocupa más la revelación
«horizontal» (esto es, la revelación sobre la revelación) y, por lo tanto, se ocupará
de los aspectos relacionales y del «aquí-ahora» de la revelación. El líder
considerará temas como: ¿por qué nos ha hecho hoy Betty esta revelación en vez
de cualquier otro día? ¿Qué le ha permitido correr hoy este riesgo? ¿Qué le impidió
contárnoslo antes? ¿Cómo prevé ella que va a responder el grupo? ¿Qué reacción
preocupa más?
El reconocimiento del proceso forma parte del arte de la psicoterapia y
requiere un largo aprendizaje. Para comprender un proceso, se deben registrar
continuamente todos los datos disponibles: ¿quién elige ciertos asientos? ¿Quién
llega siempre tarde? ¿A quién miran los miembros cuando hablan entre sí? ¿Quién
se reúne con quién al término de la reunión? ¿Cómo cambia el grupo cuando falta
un miembro concreto?
Algunos de los datos de más valor son las propias reacciones del terapeuta, y
éste debe utilizarlas. Si el terapeuta se siente impotente, frustrado o aburrido
durante una sesión grupal, es muy probable que muchos de los demás miembros se
sientan de la misma manera. Del mismo modo, cuando el líder se siente atraído o
entusiasmado por las interacciones grupales, ello es con frecuencia signo de una
reunión fructífera en la que se ha realizado un buen trabajo.

Reconocer las tensiones grupales básicas

Con objeto de reconocer y comprender el proceso en el seno del «aquí-ahora»,


el terapeuta no debe olvidar que ciertas tensiones están hasta cierto punto presentes
en cualquier grupo de terapia. Una de las fundamentales es la lucha por el
dominio. Otras incluyen conflictos grupales básicos a los que se enfrentan todos
los miembros:

1. El conflicto entre la competición entre iguales y la necesidad de apoyo


mutuo.
2. El conflicto entre el egoísmo y el deseo de ayudar a otra persona.
LAS TÉCNICAS DEL PSICOTERAPEUTA DE GRUPO 105

3. El conflicto entre el deseo de meterse de lleno en el seno reconfortante del


grupo y el miedo a perder la propia y valiosa autonomía.

El terapeuta que es capaz de reconocer y demostrar estas tensiones básicas


cuando se manifiestan en el grupo, puede mantener al grupo en un clima de trabajo
eficaz. Como ejemplo clínico, tomemos a un joven seductor que se expresaba muy
bien y que estaba disfrutando mucho de su papel de miembro dominante del grupo.
Cuando un hombre mayor, enérgico y triunfador, ingresó en el grupo como nuevo
miembro, el joven, gradualmente, se volvió retraído, deprimido y, poco después,
anunció su intención de abandonar el grupo. Hasta que el terapeuta llamó su
atención sobre la lucha por el dominio, el paciente no empezó a analizar algunos de
los sentimientos de competencia y envidia que sentía hacia el nuevo miembro.

Procesos de grupo masivos

En ocasiones, se plantean situaciones en las que todo el grupo se ve dominado


por una emoción contagiosa, que influye poderosamente en el trabajo de grupo,
incluso hasta el punto de ahogar la dinámica individual. Ya hemos descrito dos
casos de esa clase: la presencia de un miembro agudamente psicóti-co, una
circunstancia que puede situar a todo el grupo en una posición de indefensión y
dependencia; y la eliminación de un miembro que presenta una conducta desviada,
que puede dar como resultado un grupo preocupado o que oponga resistencia.
Wilfred Bion elaboró un modelo que algunos terapeutas de grupo encuentran
útil a la hora de comprender los procesos de grupo masivos. Bion describió tres
estados emocionales básicos, recurrentes en los grupos-masa:6

1. El emparejamiento se produce cuando el grupo se encuentra en un estado de


expectación optimista o esperanzado. Con frecuencia, los miembros del grupo se
emparejan prestándose apoyo, y actúan como si su meta fuese preservar el grupo
encontrando la fuerza o un nuevo líder entre sus compañeros de grupo.
2. La dependencia ocurre cuando un grupo se encuentra en un estado de
indefensión o temor. Los miembros actúan como si su meta fuese obtener apoyo,
cuidados y fuerza de alguien que no sea un compañero de grupo, generalmente del
líder designado.
3. La lucha-buida tiene lugar cuando un grupo se encuentra en un estado
agresivo, hostil o temeroso. En este caso, los miembros actúan como si su meta
fuese evitar algo en el grupo, bien entrando en conflicto o bien evitando la tarea
que tienen entre manos. ,, ............„
106 GUÍA BREVE DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

Las fases de desarrollo de un grupo influyen en los estados o procesos de


grupo masivos que pueden encontrarse en un momento dado. Por ejemplo, un
grupo de reciente formación de pacientes externos de alto rendimiento funcionó
bien durante las 16 primeras sesiones e inició un examen productivo, aunque
amenazador, del conflicto y enfrentamiento que tenía lugar entre los miembros.
Cuando un nuevo paciente, una joven y seductora mujer, competitiva y vagamente
agresiva, fue introducida en el grupo, los miembros aumentaron repentinamente su
cohesión y olvidaron todas sus diferencias y conflictos. Y todo ello en contraste
con sesiones anteriores, en las que el grupo había absorbido dos nuevos miembros,
sin que apenas se produjera una reacción, e inmediatamente los había implicado en
la cómoda tarea inicial de establecer la cohesión grupal.
Dos tipos de procesos de grupo masivos actúan como obstáculos para el
progreso del grupo en su totalidad:

1. Aquellos que implican temas cargados de ansiedad


2. Aquellos que implican normas grupales antiterapéuticas

En los primeros se plantea un tema que resulta tan amenazador para el grupo,
ya sea en el nivel consciente o bien en el inconsciente, que éste se niega a
enfrentarse abiertamente al problema, y en su lugar emprende una acción evasiva
que se designa como huida en grupo:

Ejemplo de caso ,

En un grupo de apoyo dinámico y cohesivo para estudiantes femeninas de la


Facultad de Económicas se produjo un cambio repetino en el liderazgo cuando una
de las coterapeutas -una residente de psiquiatría- se trasladó debido a cuestiones
de rotación, sin avisar al grupo con la suficiente antelación. Tras dos reuniones, las
participantes se pasaron toda una sesión hablando sobre enfermedades graves que
se habían producido en sus familias, sobre la defunción reciente de abuelos y sobre
la pérdida, en el pasado, de familiares cercanos y amigos. Se produjo una gran can-
tidad de emociones espontáneas y dos miembros, que generalmente eran reserva-
das, lloraron al recordar la muerte de un abuelo querido. No hubo ninguna men-
ción del cambio producido en el liderazgo del grupo y, cuando las nuevas cotera-
peutas intentaron sacar a relucir ese tema, las integrantes del grupo se dedicaron
con redobladas energías a contar historias de su vida exterior.

El otro proceso masivo que bloquea el trabajo de grupo es la creación de


normas grupales antiterapéuticas. En el extremo, ello incluye el desarrollo de una
grave contra dependencia, es decir, un grupo que se resiste a seguir cualquier
sugerencia o interpretación del terapeuta. Como sucedía en el ejemplo
LAS TÉCNICAS DEL PSICOTERAPEUTA DE GRUPO 107

clínico anterior, el proceso que consiste en presentar resistencia a la interpretación


está frecuentemente entrelazado con el deseo del grupo de evitar enfrontarse con
temas cargados de ansiedad. Por ejemplo, en un grupo airado y orga-nizado de
estudiantes de medicina, los miembros rechazaron en masse las sugerencias del
líder acerca de que parte de su ira provenía de temores personales ante la muene, la
impotencia y el deterioro: «Todas esas cosas no nos trastornan; lo que nos disgusta
es la forma tan arrogante en la que los residentes con quienes trabajamos actúan
con sus pacientes más desvalidos».
Los grupos también pueden desarrollar la norma opuesta, aunque igualmente
antiterapéutica, de una dependencia extrema, una situación en la que los líderes se
consideran figuras mágicas y potencialmente peligrosas, y en la que el grupo los
imbuye sistemáticamente de un poder poco realista y se niega a tratarlos como
seres humanos reales. O bien un grupo puede elaborar reglas que vayan en contra
del reconocimiento o del desarrollo de tensión entre los miembros. En un grupo de
apoyo para padres solteros, por ejemplo, la cultura del grupo se caracterizaba por la
sensibilidad y la deferencia extremas; el grupo en su totalidad no sólo suprimía
toda diferencia de opinión o conflicto que surgiera entre los miembros, sino que
impedía a los miembros reconocer o identificar sus gustos y preferencias
personales.
El terapeuta debe decidir cuándo subrayar los aspectos interpersonales de una
interacción y cuándo hacer hincapié en el proceso de grupo masivo. Por lo general,
cada vez que se plantea una cuestión crítica para la existencia o el funcionamiento
terapéutico de todo el grupo, debe realizarse una intervención de grupo masiva. El
terapeuta describe ante el grupo el proceso que observa, empleando uno de los dos
enfoques siguientes:

1. Identificando y etiquetando específicamente la resistencia del grupo, es


decir, emitiendo un comentario específico sobre la existencia o naturaleza de un
proceso masivo que impide al grupo ocuparse de la verdadera cuestión que tiene
entre manos (por ejemplo, al comentar el modo en que la tristeza por la muerte de
un abuelo/a puede simbolizar la tristeza debida a la pérdida de una terapeuta en el
grupo para estudiantes femeninas de Económicas).
2. Señalando las consecuencias que conlleva la resistencia, es decir, al obser-
var que el proceso de grupo masivo actual puede ejercer un efecto perjudicial sobre
varios miembros del grupo o sobre el grupo en su totalidad («Creo que Anna y
Lynne tienen que examinar algo que parece ser una diferencia de opinión muy real,
pero la gente sigue cambiando de tema. De alguna manera, hemos creado un grupo
en el que nos resulta imposible hablar constructivamente sobre nuestras
diferencias»).

Las interpretaciones de grupo masivas no son sino un aspecto menor del papel
terapéutico del líder de grupo. De hecho, la investigación ha demostra-
108 GUIA BREVE DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

do que los terapeutas que limitan sus observaciones tan sólo a comentarios de
grupo masivos son inútiles. Las intervenciones realizadas sobre el grupo en su
totalidad no fomentan tanto el autoexamen o la interacción interpersonal como las
intervenciones realizadas sobre un individuo o una diada.7-8

UTIUZAR LA TRANSFERENCIA Y LA TRANSPARENCIA

La transferencia que los diferentes miembros del grupo desarrollan hacia el


líder es un poderoso acontecimiento de gran potencial terapéutico: todos los demás
miembros del grupo pueden examinar y evaluar la reacción poco realista o
estereotipada de un miembro hacia el líder. Además, el terapeuta puede utilizar la
transparencia -su propia reacción, franqueza y sinceridad- para responder a los
miembros y para esclarecer las expectativas y reacciones poco realistas del grupo.

Transferencia en el grupo de psicoterapia

Una fuente realista de intensos sentimientos hacia el líder de grupo es la que se


basa en la apreciación, intuitiva o explícita por parte de los miembros, del gran
poder que ejercen los terapeutas de grupo. La constante presencia e imparcialidad
del terapeuta son esenciales para la supervivencia y estabilidad del grupo. No se lo
puede deponer. Puede añadir nuevos miembros, expulsar a miembros antiguos y
movilizar una enorme presión grupal en torno a cualquier tema que desee.
Sin embargo, los miembros del grupo contemplan asimismo a ios terapeutas
bajo una luz poco realista. La verdadera transferencia o sublimación del afecto que
se sentía por un objeto anterior, digamos alguna figura paterna temprana, es una de
las fuentes. Las actitudes conflictivas frente a la autoridad -por ejemplo,
dependencia, autonomía, rebelión- personificadas en el líder, son otra. Y aún hay
otra fuente: la tendencia del paciente a imbuir a los psicoterapeutas de rasgos
sobrehumanos, tales como una sabiduría definitiva sobre la naturaleza humana, con
el fin de utilizarlos como escudos contra la ansiedad existencial.

Evitar hacer excesivo hincapié en la transferencia

La verdadera transferencia, entendida en términos psicodinámicos, tiene lugar


en los grupos de psicoterapia. De hecho, es muy poderosa e influye radicalmente
en el carácter de las interacciones grupales. Pero, así como en cualquier grupo hay
pacientes cuya terapia pivota sobre la resolución de la dis-
LAS TÉCNICAS DEL PSICOTERAPEUTA DE GRUPO 109

torsión de transferencia, también habrá muchos otros cuya mejoría dependa del aprendizaje
interpersonal que no proviene del trabajo de transferencia realizado con el terapeuta, sino del
trabajo orientado hacia los compañeros de grupo realizado con otro miembro sobre temas
tales como la competencia, la explotación o los conflictos sexuales e íntimos.
Algunos terapeutas, especialmente los de orientación psicoanalítica tradicional, subrayan
demasiado la transferencia y sólo realizan intervenciones de este tipo. Por ejemplo, planteada
la elección entre concentrarse en la relación entre dos miembros o entre un miembro y él
mismo, el terapeuta siempre elegirá la última opción. O bien interpretará siempre la relación
entre dos pacientes basándose en aquello que más lo afecte, es decir, en el hecho de que dos
miembros que se apoyan mutuamente están intentando excluir al terapeuta, suscitar celos o
probar que pueden arreglárselas sin él. Si los terapeutas sólo ven los aspectos de transferencia
del grupo, no conseguirán fomentar el estudio de muchas otras interacciones significativas.
Tampoco conseguirán relacionarse verdaderamente con muchos de los miembros del grupo.
Los terapeutas de grupo deben hacer un buen uso de cualquier actitud irracional o poco
realista adoptada hacia ellos mismos, sin descuidar, al mismo tiempo, sus muchas otras
funciones en el grupo. Para trabajar eficazmente con la transferencia, los terapeutas deben
ayudar a los pacientes a reconocer, comprender y cambiar sus reacciones distorsionadas.
Existen dos enfoques fundamentales para resolver la transferencia en la terapia de grupo: la
validación consensuada y la transparencia del terapeuta.

Validación consensuada

En la validación consensuada, el terapeuta anima al paciente a que com


pare sus impresiones de un acontecimiento que ha tenido lugar en el grupo
con las de los demás miembros. Por ejemplo, si todos los miembros del gru
po están de acuerdo con la opinión del paciente acerca de que el terapeuta
tiende al enfrentamiento y es autocrático, entonces, o bien la reacción de este
paciente ante el terapeuta procede de fuerzas globales del grupo que están rela
cionadas con el papel del líder, o bien la reacción es más bien realista, y el
paciente está percibiendo al terapeuta de forma muy exacta. También los te
rapeutas tienen puntos débiles.
Si, por otro lado, sólo un miembro del grupo tiene una opinión concreta sobre
el terapeuta, entonces se lo puede ayudar a estudiar la posibilidad de que esté
viendo al terapeuta de grupo, y tal vez también a otras personas, a través de un
prisma interno distorsionador. La validación consensuada permite a los pacientes
reconocer el modo idiosincrásico con el que imbuyen al terapeuta de
características que otros miembros del grupo no perciben.
lio GUÍA BREVE DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

La transparencia del terapeuta

Los terapeutas de grupo deben aprender a responder a sus pacientes fielmente,


a compartir sus sentimientos de una manera juiciosa y responsable, y a admitir o
refutar motivos y sentimientos que se les atribuya. En otras palabras, deben
estudiar sus propios puntos débiles y demostrar respeto hacia el feedback que les
ofrecen los miembros del grupo. Como ejemplo clínico, digamos que un estudiante
de ingeniería muy pendenciero, que participaba en un grupo de apoyo para
estudiantes, acusó a una de las terapeutas, cuando ésta le pidió que compartiera
algunas reacciones con uno de sus compañeros de grupo, de tender en exceso al
enfrentamiento y de ser demasiado impaciente. El estudiante afirmó que la
terapeuta había actuado de esa manera debido a sus sentimientos de aburrimiento y
superioridad ante el grupo. Como respuesta, la terapeuta recordó diplomáticamente
a dicho estudiante su costumbre de entrar en conflicto con las figuras de la
autoridad, pero también admitió que anteriormente había recibido con frecuencid
feedback acerca de su impaciencia. Era cierto que el ritmo excesivamente prudente
del discurso grupal la había hecho sentirse impaciente, y tal vez se había mostrado
excesivamente activa. Cuando los terapeutas demuestran esta clase de
transparencia personal, a los miembros les resulta cada vez más difícil mantener
sus opiniones o estereotipos ficticios acerca de los líderes del grupo.

Objeciones a la transparencia del terapeuta

La objeción primordial a la transparencia del psicoterapeuta se basa en la


opinión psicoanalítica tradicional de que el factor terapéutico principal de la
psicoterapia es la resolución de la transferencia entre paciente y terapeuta. Sin
embargo, en la psicoterapia de grupo otros factores terapéuticos tienen la misma o
mayor importancia, y el terapeuta debe emplear juiciosamente su propia persona
durante el tiempo real del grupo para propiciar el desarrollo de esos otros factores.
Al modelar la transparencia interpersonal, el terapeuta atiende a la configuración
de las normas, a la activación del «aquí-ahora» y a la iluminación del proceso. Al
descentralizar su posición en el grupo por medio del empleo de la transparencia, el
terapeuta acelera el desarrollo de la autonomía y de la cohesión grupales.
Los terapeutas que están acostumbrados a mantener una posición autoritaria
respecto a sus pacientes, especialmente los médicos formados en el modelo médi-
co, temen perder poder o el respeto de los miembros del grupo a medida que reve-
len sus reacciones. Imaginan que, si desvelan una parte de sí mismos, sus pacientes
perderán la fe en ellos o los ridiculizarán. El terapeuta con una cierta experiencia
personal de la terapia de grupo sabrá reconocer la falsedad de esta opinión.
LAS TÉCNICAS DEL PSICOTERAPEUTA DE GRUPO III

Otra de las objeciones que plantean los terapeutas a la autorrevelación personal es el


temor a la escalada, a que, una vez que ellos se autorrevelen, el insaciable grupo exija aún
más. Pero una serie de poderosas fuerzas en el seno del grupo se oponen a esta tendencia:
aunque los miembros sienten una enorme curiosidad por su líder de grupo, desean asimismo
que el terapeuta permanezca desconocido y omnipotente. Al tiempo que todos aprecian su
sinceridad personal y el responsable feedhack que fomenta el crecimiento, muy pocos
esperan o desean detalles sobre los problemas personales del terapeuta.

Pautas para la utilización de la transparencia

La transparencia del terapeuta se puede abordar de muy distintas maneras, dependiendo


de su estilo personal y de sus metas con respecto al grupo en un momento concreto. Se
puede obtener una pauta importante preguntándose a sí mismo cuál es el fin de la
autorrevelación en un momento dado del grupo: «¿Estoy intentado facilitar la resolución de
la transferencia? ¿Estoy fijando un modelo en el intento de crear normas terapéuticas?
¿Estoy intentando ayudar al aprendizaje interpersonal de los miembros al trabajar sobre la
relación que mantienen conmigo? ¿Estoy intentando ayudar y demostrar que acepto a los
miembros diciendo, en efecto, "Te valoro y te respeto y te lo demuestro dando algo de mí
mismo?"». El terapeuta debe calibrar en todo momento si la transparencia está en
consonancia con otras tareas de la terapia de grupo

La interacción terapeuta-paciente y la transparencia

Siempre que tiene lugar una interacción entre el terapeuta y el paciente, especialmente
si implica feedhack del paciente hacia el terapeuta, el terapeuta debe estar preparado para
emprender una autorrevelación juiciosa. Si, por ejemplo, una joven anoréxica
excesivamente servil se pregunta si el líder del grupo está enfadado con ella por haber
faltado a una sesión, el terapeuta puede responder indicando que sí, que se ha preocupado, y
que también se siente algo irritado porque no le advirtió de su ausencia. Puede continuar
examinando las repercusiones y el significado de sus reacciones con la paciente y con el
resto del grupo: ¿qué siente al enterarse de su irritación? ¿Es esto lo que esperaba la
paciente o no parece razonable? ¿Esperaba una parte de ella fastidiar al terapeuta? ¿Qué
sienten los otros miembros del grupo acerca de la ausencia de la paciente? ¿Quiere ofrecer
alguien más en el grupo feedhack al líder acerca de sus reacciones?
Cuando el terapeuta recibe feedhack de los miembros del grupo, debe considerar tres
principios generales:
112 GUÍA BREVE DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

1. El terapeuta debe tomarse en serio e\ feedback prestando atención, tomán-


dolo en consideración y respondiendo directamente.
2. El terapeuta debe obtener validación consensuada: ¿cómo se sienten los
otros miembros? ¿Es e\ feedback, sobre todo, una reacción de transferencia o se
corresponde estrechamente con la realidad tal como lo confirma la mayoría de los
miembros del grupo? Si se basa en la realidad, el terapeuta debe confirmarlo
abiertamente: «Sí, creo que tienes razón al observar que te respondí con
brusquedad. También otros han notado que he estado irascible esta pasada
semana».
3. El terapeuta debe comparar el feedback con su propia experiencia interna:
¿encaja? ¿Puede aprender algo importante de él? Una líder a quien los miembros le
dicen que da la impresión de ser algo distante puede encontrar que ello encaja, de
hecho, con sus sentimientos respecto al grupo. Comprender esos sentimientos
puede proporcionar lecciones importantes para su futuro trabajo terapéutico.

El papel del terapeuta se va transformando durante la existencia de cualquier


grupo interactivo relativamente estable, y también en muchos de los grupos más
especializados de larga duración (tales como un grupo de recuperación de larga
duración para alcohólicos o un grupo de apoyo en curso para enfermeras que
trabajan en una unidad de cuidados intensivos). Al principio, los terapeutas se
ocupan de todas las funciones necesarias para la formación del grupo y del
desarrollo de un sistema social en el que operen los factores terapéuticos. Los
terapeutas también se dedican a la activación y el esclarecimiento del
«aquí-ahora», para que pueda tener lugar un aprendizaje interpersonal adecuado.
Gradualmente, sin embargo, el terapeuta pasa a interactuar con el grupo como un
miembro sincero y autorrevelador, y resulta más difícil mantener los primeros
estereotipos que los pacientes le habían asignado.

UTILIZAR AYUDAS DE PROCEDIMIENTO

La utilización de ayudas de procedimiento puede ampliar el repertorio ins-


trumental terapéutico de un líder de grupo. Se trata de técnicas especializadas que
tal Vez no sean esenciales, pero que facilitan el curso de la terapia. Éstas incluyen
el empleo de resúmenes escritos, de grabaciones en vídeo y de ejercicios
estructurados. La utilidad potencial de estas ayudas de procedimiento depende en
gran medida del tipo de grupo de terapia que se esté estudiando.
LAS TÉCNICAS DEL PSICOTERAPEUTA DE GRUPO 113

Resúmenes escritos

El empleo de resúmenes escritos facilita el desarrollo de la mayoría de los


grupos de terapia para pacientes externos, especialmente de los grupos de
orientación interactiva.'*'' Tras cada reunión, el terapeuta de grupo dicta una
descripción franca y concisa de la sesión grupal, y al día siguiente envía una
transcripción (de aproximadamente dos o tres páginas escritas a un espacio) a los
miembros del grupo. Estos resúmenes proporcionan un contacto adicional con el
grupo entre las sesiones.

Metas
El resumen cumple varias funciones. Proporciona la comprensión de los
sucesos del «aquí-ahora» que tienen lugar en el grupo y facilita la integración
de intensas experiencias afectivas. Etiqueta las sesiones como buenas o pasi
vas, observa y recompensa los logros de los pacientes, y prevé desarrollos inde
seables del grupo, minimizando así su impacto. Crea la cohesión grupal al des
tacar las similitudes entre los miembros, al subrayar las expresiones de afecto
u otras emociones positivas, y al proporcionar la continuidad de una reu
nión a otra.
El resumen es un foro ideal para llevar a cabo interpretaciones, bien para la
repetición de interpretaciones realizadas durante la sesión (que pueden haber caído
en saco roto si se han presentado en medio de una disputa) o para nuevas
interpretaciones que se le han ocurrido al terapeuta tras la reunión. Los resúmenes
también son un medio adicional para la transparencia del terapeuta. Lo más
importante es que los resúmenes infunden esperanza a los pacientes al ayudarlos a
darse cuenta de que el proceso grupal sigue un orden y de que los terapeutas tienen
un sentido coherente del desarrollo del grupo a largo plazo.

Rasgos generales ¡

Aunque los resúmenes raramente se utilizan, los pacientes se muestran uná-


nimes a la hora de evaluar positivamente esta técnica. La mayoría de ellos esperan
impacientes la llegada por correo del resumen semanal, lo leen y reflexionan
seriamente sobre él. Muchos releen los resúmenes varias veces y casi todos los
archivan para darles otro repaso. Se profundizan la perspectiva y el compromiso
terapéuticos del paciente. Se refuerza la relación entre el paciente y el terapeuta.
No se producen complicaciones de transferencia ni violaciones de la
confidencialidad ni otras consecuencias negativas.
114 GUIA BREVE DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

Los resúmenes semanales deben hablar sincera y sencillamente sobre el


proceso de terapia en el grupo. Son prácticamente idénticos a los resúmenes que
los terapeutas escriben para sus propios archivos y se basan en el supuesto de que
cada paciente es un pleno colaborador en el proceso terapéutico, y de que la
desmitificación no debilita, sino que, al contrario, refuerza la psicoterapia. La
orientación del material en el resumen refleja la orientación terapéutica del grupo.
En un grupo de interacción de larga duración, el resumen se centra en las
transacciones interpersonales que han tenido lugar en la reunión y en las
reflexiones que el terapeuta realiza sobre algunas de las dinámicas y repercusiones
de dichas transacciones. En un grupo de tiempo limitado para pacientes externos
que se fija metas más modestas, el método de los resúmenes es completamente
distinto. En un grupo para cónyuges en duelo, por ejemplo, los resúmenes tienen
un mayor carácter descriptivo y subrayan el modo en que algunos de los pacientes
afrontan los problemas que conlleva el proceso de duelo: la soledad, el cambio de
rol social, la disposición de los efectos del cónyuge fallecido, el enfrentamiento
con cuestiones existenciales (muerte, soledad, sentido de la vida, arrepentimiento).
En las páginas 115-116 proponemos varios ejemplos de resúmenes de dos tipos de
grupo distintos.

Grabaciones en video

Algunos terapeutas convierten la grabación en vídeo en una de las carac-


terísticas centrales de la terapia. Se encargan de que se contemplen ciertos seg-
mentos durante una reunión u organizan sesiones programadas con regularidad
para ver las grabaciones. A otros esta técnica les parece valiosa, pero prefieren
utilizarla como recurso pedagógico o, en ocasiones, como ayuda auxiliar en el
proceso terapéutico.9-10
Aunque el feedback que proporcionan los demás sobre el comportamiento de
uno mismo es importante, nunca es tan convincente como la información que uno
descubre por sí mismo. Desde este punto de vista, el vídeo proporciona un potente
feedback de primera mano. Verse a uno mismo en vídeo por primera vez resulta a
menudo una experiencia significativa que cuestiona radicalmente la imagen que se
tiene. No es infrecuente que el paciente recuerde repentinamente el feedback
previo que ha recibido de otras personas. Con gran sorpresa, se dan cuenta de que
el grupo ha sido sincero y de que, en todo caso, se ha mostrado excesivamente
protector en enfrentamientos anteriores.
La decisión del terapeuta respecto a utilizar grabaciones en vídeo como ayuda
regular de procedimiento depende en gran parte del enfoque y de las metas del
grupo que tenga entre manos. Por ejemplo, los terapeutas que se encuentran en un
programa intensivo de tratamiento de terapia de grupo para

(continúa en la pag. 116)


LAS TÉCNICAS DEL PSICOTERAPEUTA DE GRUPO 115

Ejemplos de resúmenes escritos tomados de sesiones de terapia de grupo

I. Grupo para cónyuges en duelo: limitado en el tiempo (ocho sesiones),


composición cerrada

Primera sesión
[...] Tras pasar cierto tiempo aprendiendo los nombres de cada uno, pedimos a
los miembros que nos contaran algo sobre sí mismos y por lo que habían pasado.
Les dijimos que se detuvieran cuando se sintieran incómodos y que no revelaran
ningún recuerdo que ahora les resultase demasiado doloroso. Janet inició las
presentaciones contándonos su historia. Estuvo casada durante tres años y su
marido murió de leucemia hace cuatro meses. Lo cuidó mucho, pero también
trabajaba. El período posterior a su muerte fue muy duro. Una de sus tentaciones
fue buscar una nueva relación inmediatamente.
[...] Al final de la reunión les pedimos que nos dijeran qué les había pare
cido haber tenido que presentarse ante el grupo. Ellen estaba sorprendida de
haber podido hablar más de lo que había pensado que sería capaz. Bob nos
dijo que se sentía preocupado por el grupo porque el hablar sobre su duelo
desentierra mucho dolor. Hablamos brevemente sobre las ventajas de volver la
mirada hacia el interior, hacia nuestros sentimientos, frente a la actitud de inten
tar distraernos a nosotros mismos. Aunque resulta doloroso observar la triste
za de nuestros sentimientos con demasiada intensidad durante demasiado tiem
po, en última instancia resulta necesario que nos examinemos plenamente, con
el fin de poder vivir con nosotros mismos. [...]

Octava sesión i
Ha sido una reunión muy participativa durante la cual se ha realizado un buen
trabajo y en la que se ha hablado abiertamente sobre muchos temas dolorosos.
También ha sido nuestra última reunión y hemos tratado ampliamente el final de
las sesiones. [...]
Empezamos hablando sobre el arrepentimiento y de si los miembros del grupo
lamentaban no haber dicho cosas que deseaban haber dicho. Ello provocó en Janet
y Ellen el arrepentimiento de no haberse comunicado con sus maridos tan
plenamente como hubiesen deseado al final de la enfermedad de ellos.
[...] Examinamos la cuestión de cómo rebajar la presión si uno se siente cul-
pable de algo. Ellen dijo que lamentaba no haberse mostrado más expresiva en el
grupo. Nosotros señalamos que, de hecho, desde el principio le había resultado
difícil hablar en el grupo. Pero a lo largo de las ocho semanas habló con creciente
franqueza y confianza. Aunque no puede cambiar el pasado, está aceptando este
trágico duelo que ha ocurrido en su vida e intentando aprender de él y cambiar su
futuro. Dentro de cinco años, cuando mire hacia atrás
116 GUIA BREVE DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

y se dé cuenta del grado de expresividad de sentimientos que habrá alcanzado con


sus hijos y amigos íntimos, no tendrá ya ninguna razón para lamentar su
comportamiento. [...]

II. Grupo de Interacción de larga duración: duración ilimitada,


composición abierta (mantenida en ocho miembros)

Decimosexta sesión
La sesión de hoy ha sido intensa y sincera. Da la impresión de ser un punto de
inflexión a partir del cual se puede empezar a explorar cuestiones más profundas.
[...]
Alan empezó contando al grupo que había leído un artículo sobre hijos adultos
de alcohólicos y que se preguntaba si esa clase de organización no sería más
adecuada para él, y si debía o no debía dejar el grupo. Recibió mucho feedhack
sobre esta cuestión. Sophia se ha dado cuenta de que Alan se ha acercado a los
integrantes del grupo y se pregunta si está pensando en abandonar el grupo porque
ello lo atemoriza. Más tarde, al hablar sobre las vacaciones. Alan sólo mencionó el
lado bueno. Irv le preguntó si obedecía a una orden interior respecto a no quejarse
nunca. Alan contestó afirmativamente y dijo haberlo aprendido cuando era niño.
Tras ello pudo compartir algunos de los aspectos solitarios e insatisfactorios de sus
vacaciones. Muchos de los miembros se sintieron entonces realmente en contacto
con Alan. Bill dijo que, por primera vez, había sentido algo de verdadera empatia
con él, y no el rechazo que provocan sus aires de «profesor». Alan ha trabajado hoy
muy duro en el grupo, y parecía apreciar el contacto que ha establecido con otros
miembros. Esperamos que cuando reflexione sobre ello no le resulte demasiado
íntimo ni le produzca miedo. [...]
Hoy, Mary se ha mostrado sorprendente y realmente conmovedora. Adoptó
una firme postura en el grupo, en vez de desempeñar su acostumbrado papel
conciliatorio y de apoyo. Otro gran cambio ha consistido en que ha compartido
algunos recuerdos dolorosos de su infancia, algo que sabemos le resulta difícil. Irv
la presionó un poco más y tomó conciencia de algunos sentimientos de tristeza y
vergüenza. Más tarde, Irv y Sophia se preguntaron por qué esa clase de
sentimientos surgen con tanta frecuencia al final de las sesiones, cuando ya no
queda tiempo para analizarlos. [...]

pacientes que padecen enfermedades funcionales (somatizantes) se basan en el


repaso de sesiones grabadas en vídeo para fomentar una imagen más clara de la
autopresentación.11
Por lo general, la reacción inicial de los pacientes al ver las grabaciones es
preocuparse por el atractivo físico y por los gestos. En las siguientes sesio-
LAS TÉCNICAS DEL PSICOTERAPEUTA DE GRUPO 117

nes de visionado, los pacientes empiezan a prestar una atención más cuida-llosa a
sus interacciones con los demás, a su retraimiento o timidez, a la preocupación por
sí mismos, a su actitud distante o a su hostilidad. A menudo se produce un
momento de profunda comprensión: los pacientes observan por primera vez y con
sus propios ojos su comportamiento general, así como el impacto que tienen sobre
los demás.
Los pacientes que van a ver la grabación, por lo general se muestran abiertos a
la sugerencias de realizar grabaciones en vídeo. Sin embargo, con frecuencia los
preocupa la confidencialidad y necesitan que se los tranquilice sobre esta cuestión.
Si la cinta de vídeo van a verla otras personas que no son miembros del grupo (por
ejemplo, estudiantes, investigadores o supervisores) el terapeuta debe ser explícito
acerca de la finalidad del visionado y sobre la identidad de los espectadores, y debe
conseguir la autorización por escrito de todos los miembros.

Ejercicios estructurados

El término «ejercicios estructurados- designa las muchas actividades de grupo


en las que los miembros siguen un conjunto específico de órdenes, dictadas
generalmente por el líder. Esta clase de ejercicios desempeñan un papel más
importante en los grupos de terapia especializados y de breve duración que en los
grupos generales de larga duración para pacientes externos.4,5,12

Finalidad

Las razones exactas del procedimiento varían, pero, en general, los ejercicios
estructurados deben ser recursos de aceleración. Algunos de ellos (una ronda de
presentaciones o procedimientos de calentamiento) evitan los primeros pasos,
incómodos y vacilantes, del grupo. Otros aceleran la interacción al asignar unas
tareas a los individuos que evitan el comportamiento social prudente y ritualizado
(por ejemplo, hacer que los miembros de un nuevo grupo formen parejas y cada
uno describa brevemente a su compañero; luego hacer que cada miembro presente
a su compañero ante todo el grupo). Otras técnicas aceleran el trabajo individual al
ayudar a los miembros a reconocer las emociones reprimidas, a examinar las partes
desconocidas de sí mismos o a ocuparse de las sensaciones físicas. El cuadro 1
contiene ejemplos de ejercicios estructurados.
Un ejercicio estructurado puede exigir sólo unos minutos o puede agotar una
reunión entera. Aunque el ejercicio puede ser de carácter predominantemente
verbal o no verbal, siempre existe un componente verbal, ya que gene-

Ccontinúa en la pág. 119)


118 GUIA BREVE DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

CUADRO
1. Ejemplos de ejercicios estructurados en los grupos de psicoterapia

Se pide a los miembros que formen parejas. Cada persona se describe a sí misma ante
su compañero durante unos minutos. El grupo vuelve a formarse. Entonces cada miembro
del grupo presenta a su compañero ante el grupo y habla en nombre de su compañero
describiendo sus características personales, una breve biografía, sus gustos y aversiones, sus
aspiraciones, etcétera. Más tarde, los miembros examinan qué se siente al describirse a sí
mismo detalladamente a otra persona, y cuando dicha persona comparte seguidamente esa
descripción con el grupo. (Grupo para personas que abusan de sustancias: recuperación
en curso)
Se pide a cada miembro del grupo que traiga una foto en la que aparezca al menos
junto a otra persona. Cada persona describe por tumos qué tiene de especial dicha foto,
mientras los miembros del grupo se la van pasando. Se anima a otros miembros del grupo a
que compartan sus reacciones. (Grupo de hospital de día)
Se entrega lápiz y papel a los miembros y se les pide que escriban su propia necrología.
¿Cómo les gustaría ser recordados? ¿Cuáles consideran que han sido los logros perdurables
en su vida? Después los participantes leen sus «necrológicas» en voz alta ante el grupo, y se
ofrecen feedback unos a otros. (Grupo de duelo; taller sobre el hecho de morir y la
muerte)
Un miembro del grupo («el interrogador») abandona la sala de reunión. Mientras se
encuentra fuera, el grupo selecciona a una persona que será el «sujeto». El interrogador
vuelve a la sala e intenta adivinar la identidad del sujeto por medio de tres preguntas. Las
tres preguntas tienen que ser del tipo: «Si ésta persona fuese un ... (flor, animal, coche o
cualquier otra categoría de objetos), ¿de qué clase sería?-. Cada miembro, el sujeto inclu-
sive, debe responder a la pregunta citando le toque (por ejemplo, «Esta persona sería un
lirio»), sin revelar la identidad del sujeto. Cuando finaliza el tumo de respuestas a las tres
preguntas, la persona que hace las preguntas intenta adivinar la identidad del sujeto.
Entonces el grupo habla acerca de cómo la forma en que las distintas personas han percibido
a un mismo sujeto las ha llevado a dar diferentes respuestas.
Se pide a los miembros que reflexionen sobre el estado de ánimo en el que se
encuentran y que luego utilicen dos colores para describir ese estado de ánimo. Cada
miembro comparte sus dos colores con el grupo y éste intenta deducir el estado de ánimo
del paciente y la razón que lo ha impulsado a elegir esos colores. (Grupo de pacientes
internos crónicos)
Cada miembro recibe siete fichas y un lápiz, y se le pide que escriba en cada una de
ellas una característica personal identificatoria (por ejemplo, «Soy profesor» o «Soy alguien
que ama la música» o «Soy una persona apasionada»). Posteriormente se dice a los
miembros que dispongan siete fichas de tal modo que la característica más superficial sea la
primera del montón y la más profunda la última. Durante varios minutos, los miembros
meditan en silencio acerca de renunciar a la primera identidad, que es la más superficial.
Entonces pasan a la siguiente ficha, luego a la siguiente, y así progresivamente, hasta que
han reflexionado sobre la renuncia incluso a la característica identificatoria más profunda.
Posteriormente el proceso se repite a la inversa y los miembros vuelven a asumir sus
diversas identidades, desde la más profunda a la más superficial. El grupo habla sobre los
pensamientos y sentimientos que provoca el ejercicio. (Grupo de crecimiento personal
para no pacientes)
LAS TÉCNICAS DEL PSICOTERAPEUTA DE GRUPO 119

Se pide a los miembros que respondan a la pregunta: «¿Qué harías si tuvieras un millón
de dólares?-. Se exigen tanto respuestas humorísticas como otras más pensadas. Se anima al
grupo a ínteractuar en torno a las respuestas de cada uno de los miembros. (Grupo de
nivel para pacientes internos de bajo rendimiento)
Se pide a los miembros que traigan su diario de alimentación y que lo abran por la
página en la que describen su más reciente atracón de comida. Entonces se pasa el diario a
la persona situada a la izquierda. Cada miembro lee en voz alta la entrada de la persona que
tiene a su lado ante todo el grupo y comparte sus reacciones. (Grupo para pacientes
extemos que padecen un trastorno alimentario)
Cada miembro recibe una ficha y un lápiz. Los miembros escriben en la ficha, de forma
anónima, algo que realmente les guste de sí mismos y algo que desearían cambiar. Luego se
colocan las fichas en un montón en el centro de la habitación y se barajan. Cada miembro
del grupo saca una ficha del montón al azar y la lee en voz alta. Después los miembros
comparten las reacciones que les provoca cada ficha. (Grupo de asistencia durante la
convalecencia)

ra datos sobre los cuales el grupo habla después. El ejercicio puede implicar al
grupo en su totalidad -por ejemplo, se puede pedir a un grupo de pacientes internos
crónicos que planifiquen una salida- o puede implicar a un miembro frente al
grupo -en un grupo de encuentro, un ejercicio de «confianza» implica a un
miembro que se coloca de pie, con los ojos cerrados, en el centro del círculo
grupal, y se deja caer, lo que permite al grupo sujetarlo y así servirle de apoyo-.
Los ejercicios pueden incluir a todos los individuos del grupo, como una ronda en
la que se pide a cada miembro que dé su impresión inicial acerca de todas las
personas del grupo, o, en el caso de otro tipo de intervenciones que también
resultan útiles en la fase inicial del grupo, hacer que cada miembro comparta parte
de su historia pasada. En un grupo para cónyuges en duelo, puede pedirse a los
miembros, durante una de las primeras sesiones, que traigan una foto de boda para
poderla compartir con el resto del grupo.
Muchas de las tareas y técnicas que hemos descrito hasta ahora en los apar-
tados anteriores -fijar normas, activar el «aquí-ahora», comprender el «aquí-aho-ra
utilizan un enfoque con calidad prescriptiva («¿De cuál de las personas del grupo
te importa su opinión en especial?» «¿Puedes mirar a Mary cuando hablas con
ella?» «¿Qué has sentido al compartir eso con nosotros?» «En una escala de riesgo
que va del 1 al 10, ¿cuánto te has arriesgado hoy con nosotros?»).
Todo terapeuta de grupo experimentado emplea algunos ejercicios estruc-
turados, en ocasiones de forma sutil y espontánea.13 Por ejemplo, si un grupo está
tenso y bloqueado y experimenta un silencio de uno o dos minutos (¡un minuto de
silencio resulta muy largo en un grupo!), algunos líderes pedirán una ronda rápida
de intervenciones en la que cada miembro diga brevemente lo que ha sentido o ha
pensado decir, pero no ha dicho, durante ese silencio. Un ejercicio de esta clase
genera muchos datos valiosos.
120 GUÍA BREVE DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

Limitaciones

El uso excesivo de ejercicios estructurados resulta contraproducente. En la


terapia de grupo de larga duración, los miembros logran mayores progresos
terapéuticos si los líderes los animan a experimentar su timidez o suspicacia y a
comprender la dinámica subyacente, que si prescriben un ejercicio que sortee
dichos sentimientos al lanzar a los miembros hacia una revelación o expresividad
demasiado profundas.
En un escenario agudo o de corta duración, como son los grupos de pacientes
internos y ciertos grupos especializados para pacientes externos, la situación es
más compleja. Ante una cantidad limitada de tiempo durante la que ayudar a
muchos pacientes distintos, los terapeutas pueden pensar que los ejercicios
estructurados son extremadamente útiles: incrementan la participación de los
pacientes, proporcionan una tarea grupal diferenciada y apropiada, e incrementan
la eficiencia grupal. Pero se debe evitar un riesgo. Siempre que los terapeutas
hacen abundante uso de tareas estructuradas, corren el riesgo de crear un grupo
dependiente. Se establecen normas en las que la mayor parte de la actividad y de
las interacciones que tienen lugar en el grupo están generadas más por medio de las
indicaciones del líder que a través de la participación activa y motivada de los
miembros. Los pacientes que toman parte en un grupo orientado hacia el terapeuta
y muy estructurado, empiezan a tener la impresión de que la ayuda, toda la ayuda,
emana únicamente del terapeuta. No permiten que se desarrollen sus habilidades y
dejan de beneficiarse de la ayuda y de los recursos que pueden proporcionar los
restantes miembros del grupo. El terapeuta debe, por lo tanto, caminar por la
delgada línea que separa la motiva'ción de la infantilización.

REFERENCIAS

1. Lieberman, M. A., «Change induction in small groups», Ann Rev Psycbol,


1976, 27, págs. 217-250.
2. Kahn, E. M., «Group treatment interventions for schizophrenics», IntJGmup
Psychotber, 1984, 34, págs. 149-153.
3- Rothke, S., «The role of interpersonal feedback in group therapy», IntJ Group
Psychotber, 1986, 36, págs. 225-240,
4. Yalom, I. D., The Theory and Practice of Group Psychotberapy, Nueva York,
Basic Books, 1970.
5. Yalom, I. D., The Theory and Practice of Group Psychotberapy, Nueva York,
Basic Books,31985.
6. Bion, W. R., Experiences in groups and otherpapers, Nueva York, Basic
Books, 1959 (trad. cast.: Experiencias en grupos, Barcelona, Paidós,3 1990).

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