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Javier Otaola - Masonería, Ilustración en Acción

La masonería se define como una actividad y no como un "ismo". Se basa en el simbolismo y en la construcción, tanto a nivel individual como colectivo. Comparte con la Ilustración la noción de una tarea continua de mejora a través de la razón y la tolerancia. Aunque el optimismo racionalista ilustrado no es la única perspectiva masónica, la masonería promueve la libertad individual y el progreso de la humanidad.
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Javier Otaola - Masonería, Ilustración en Acción

La masonería se define como una actividad y no como un "ismo". Se basa en el simbolismo y en la construcción, tanto a nivel individual como colectivo. Comparte con la Ilustración la noción de una tarea continua de mejora a través de la razón y la tolerancia. Aunque el optimismo racionalista ilustrado no es la única perspectiva masónica, la masonería promueve la libertad individual y el progreso de la humanidad.
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M ASONERÍA: ILUSTRACIÓN EN ACCIÓN.

Javier Otaola Bajeneta, 33 (Soberano Gran Inspector General)

I.2. 1 Generalidades. [RJ4]

La Masonería admite mal un análisis que no sea de tipo histórico. Se resiste a una
descripción conceptual, y a mi juicio se debe esa característica, precisamente a lo que es más
definitorio de la institución, y es que se define fundamentalmente a partir a partir de una
acción “existencial”.

La Masonería no es un "ismo", no se constituye como Masonismo, sino como


Masonería, es decir como una actividad. La palabra más adecuada en español moderno sería
la de "albañilería especulativa"; no se trata por lo tanto de una "doxa" sino de una "praxis", de
ahí la dificultad de dar una idea, sin tener una referencia práctica a la vista, una referencia que
al fin es histórica y circunstancial. A pesar de esto que acabamos de decir puede hacerse cierta
teoría sobre Masonería pero será siempre esquemática, será una teoría abierta imposible de
clausurar, pero será al menos una aproximación al fenómeno.

Otra característica que podemos adelantar, y que es una especialidad que toca al
contenido de la Masonería misma, es la enorme importancia que tiene para esta "actividad", el
elemento simbólico. No se trata ya sólo de una representación o de un signo más o menos
convencional. El símbolo en Masonería es el propio mensaje.8 Es de alguna forma una
versión "avant la pàge" del mcluhanismo del "Medio es el Mensaje", lo que dicho en términos
religiosos podría ser "la liturgia es teología", o en términos discursivos, la forma prefigura el
fondo de la cuestión .

Con estas dos advertencias en mente podemos iniciar la relación Masonería-Ilustración


señalando ya la primera analogía. También la Ilustración se define como una actividad, como
una tarea, y no como algo ya dado o acabado, son exactas, a mi juicio las palabras de Reyes
Mate: "Gracias a su capacidad autocrítica, la Ilustración es algo mas que un episodio histórico
con fechas y lugares: es un movimiento o la cultura crítica por excelencia de la
emancipación"9 Ilustración es también acción. Acto: Aufklärung, Enlightement, Ilustración.
Desde luego la Ilustración parte de ese punto de decisión, de arranque: el "sapere aude!" de
Kant 10,la voluntad de no someterse, de no renunciar al propio entendimiento y a sus riesgos.
Pero una vez dado ese salto, la Ilustración ha concluido, sigue abierta, es siempre un proceso,
algo que está "in fieri"; no es casualidad que el momento del nacimiento y formación de la

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Masonería especulativa, así como el de la Ilustración, sea el S. XVIII, ese siglo que Ortega
llamaba el siglo educado. También se da en el caso de la Ilustración esa dificultad de
conceptualizarla, para definirla hay que incurrir siempre en algún tipo de simplificación
convencional. Se fijan los límites temporales de la Ilustración entre dos revoluciones: la
inglesa de 1.688 y la francesa de 1.789; se añade además una limitación geográfica, nace
según la mayoría de los autores, en el Reino Unido, y culmina en Francia, si bien será en Kant
(Alemania) donde se hará la mejor síntesis y la más alta teoría sobre la Ilustración .

Así definida y limitada, el contenido concreto de la Ilustración, parece que se identifica


fácilmente. La Ilustración sería, por lo tanto, la sustitución de la fe ciega por la razón, el
dogmatismo por la tolerancia, la hipocresía y la opresión de un orden social caduco, por la
libertad y la felicidad de cada uno. Razón, tolerancia, felicidad, (Ignacio Sotelo), pero ¿No es
esto, a pesar de su historicidad, una constante? ¿No es un valor permanente digno de
sobrevivir a la pura historicidad del siglo XVIII? ¿No es por ejemplo la Declaración de
Derechos del Hombre un logro de filiación Ilustrada? ¿No es la misma idea del Hombre una
idea ilustrada, a la que se opone también personalmente el pensamiento anti-ilustrado,
fragmentando la Humanidad en compartimentos estancos de raza, clase, religión o nación? .
Si la Ilustración está por una parte sentada en el banquillo acusada por las insuficiencias
manifiestas que la ejecución del programa moderno-ilustrado ha demostrado es también
acusadora por cuanto su voluntad de esclarecimiento no nos permite conformarnos con
ninguna interpretación del presente que quede por debajo de sí misma.

En este sentido la Masonería da una fórmula institucional, de perpetua ilustración, no


identificada necesariamente en ninguna de las manifestaciones "in facto esse" de la
Ilustración, sino con el dinamismo de la propia acción de Ilustración, no la Ilustración como
hecho sino como tarea.

No se tome, naturalmente, esto como una apología, sin más, de la "Masonería realmente
existente", que es en cada país un fruto demasiado evidente de su propia circunstancia, tómese
simplemente como una positiva valoración del esquema filosófico que preside el rito y la
tradición masónica.

I.2. 2 Constructivismo Masónico y optimismo ilustrado.[RJ5]

Lo más característico de la Masonería, es su estrecha identificación con la actividad


constructora de la que saca todos sus símbolos, ritos y tradiciones. El impulso constructor

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lleva a la Masonería a considerar bajo una misma perspectiva, unido por el mismo hilo
conductor, por ejemplo la construcción Megalítica de las Pirámides, Stonehenge, la catedral
de Reims, el Parlamento de Londres, la Torre Eifell...; cada una de esas obras merecerá una
particular consideración cultural, religiosa, política y estética, pero todas ellas definen, de
alguna forma la espiritualidad de una época, obraron sobre los hombres al mismo tiempo que
aquellos obraban sobre ellas; en su construcción se hacía patente la verdad de ese dicho
masónico "cela que tu fais, te fait" ( lo que tú haces, te hace) la acción sobre el mundo es
también acción sobre mí, la "poiesis" es siempre "autopoiesis".

La voluntad constructora de la Masonería se manifiesta en un doble sentido. En primer


lugar de manera individual, en relación con la obra de autoconstrucción a que se somete el
masón, en lo que llamamos "el pulimento de la piedra bruta"; tarea de construcción que se
desarrolla en el seno de la logia mediante la comunicación - elemento consciente - y la
participación simbólica - elemento inconsciente - .Tengo la impresión de que este rasgo
iniciático e introspectivo de la masonería es desconocido por el público en España, por la
mayor resonancia que ha tenido en nuestro país el aspecto cívico y social de la "tarea de
construcción" de la masonería sobre lo que podía ser vocación filosófica y ética. El lema de
libertad, igualdad, fraternidad de raigambre masónica ha sufrido en Francia, una lectura
política, pero es en su origen un lema incásico de contenido espiritual.

La metáfora constructiva tiene una doble faz, la meditación sobre el tema de la


construcción vincula a la logia con el simbolismo de los libres constructores, no es otra la
traducción de la expresión francmasones, y en esa fórmula está incluido ese doble aspecto, de
una lado la exigencia de aprender el oficio de "constructor", y de otro el aprendizaje, la
asunción y implicación con las condiciones concretas, (es decir personales), y generales, (es
decir políticas), de la libertad.

La imaginería masónica coincide plenamente con el optimismo progresista ilustrado, si


bien no está limitado simplemente al racionalismo instrumentalizador11 de ciertos
representantes de la Ilustración, al menos no es indefectible esa visión en masonería; señala
Espinar Lafuente12 en su obra que concurren en la Masonería tres grandes corrientes que la
conforman:

a) Una corriente practicista (Rito de York) muy del gusto anglosajón, influida por las
Iglesias Reformadas y el humanismo filantrópico individualista.

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b) Una corriente esoterista (Rito Escocés) y que recoge toda la tradición de los
Misterios antiguos y de las tradiciones esotéricas.

c) Una corriente racionalista (Rito Francés) que aproxima la Masonería a la ciencia y al


progreso a través de distintas fases: la espiritualista (Newton, Goethe...), la racionalista crítica
(Kant), la positivista (Comte), que se van imbrincando sucesivamente.

Advierte Espinar que a pesar del predominio de cada uno de estos rasgos, en uno u otro
de los Ritos, en todos ellos se dan características de las tres corrientes; en todo caso el
racionalismo optimista ilustrado no es la única posibilidad de actitud masónica. Han pasado
demasiadas cosas desde el S. XVIII hasta la fecha como para ser simplemente optimista. Las
Guerras de religiones y de sucesiones en el XVIII, las de los nacionalismos en el XIX y las de
las ideologías en el XX . Cada una de esas pasiones y cada una de esas decepciones han sido
después de todo un acto de construcción que nos ha enseñado un aspecto de nuestra realidad
colectiva, nos han obligado a escoger, a veces entre lo malo y lo peor, pero esas elecciones,
esos actos de voluntad nos han llevado a una realidad desde luego muy deficiente pero en
términos siempre relativos de "obra" mucho más elevada, más ancha que en el pasado, quizá
uno de los mejores pilares de esa obra de arquitectura moral y política sea la convicción a la
que hemos llegado después de tantos avatares y que Antton Pérez Calleja definía así : "No
somos libres, ni vivimos en democracia, para Dios sabe qué oscuros designios, ni para
construir un país, ni para hacer historia, ni para levantar los planes de una sociedad más justa,
sino para poder disponer de nosotros mismos". A partir de esa disposición de nosotros
mismos, de esa autodeterminación individual es cuando nos podemos comprometer en una
cosa o en otra, pero sería locura comprometernos en una empresa que nos prive o prive a otros
de esa capacidad de disponer de sí mismo que tanto nos ha costado conseguir. intentar hacer
compatible las libertades de todos. En palabras de J. Stuart Mill :" La única libertad que
merece ese nombre es la de buscar nuestro propio bien, por nuestro camino propio, en tanto
no privemos a los demás del suyo o les impidamos esforzarse por conseguirlo. Cada uno es el
guardián natural de su propia salud, sea física, mental o espiritual. La humanidad sale más
gananciosa consintiendo a cada cual vivir a su manera que obligándole a vivir a la manera de
los demás."(Sobre la Libertad.

Las contradicciones, ambigüedades y aspectos oscuros de lo humano no pueden ser


dejados de tener en cuenta porque pueden vengarse cruelmente de nuestras buenas
intenciones. Los símbolos de claridad y mesura de la escuadra y el compás, pueden y deben

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completarse con referencias intuitivas y vitales a otras fuerzas que las de la Razón,
comprensivas también del aspecto oscuro del ser.

.El constructivismo masónico se funda en el impulso optimista, pero no ciego, de la


Ilustración, en la convicción de que a pesar de la apariencia del Caos hay un Logos ordenador
que podemos de alguna manera llegar a entender, pero ese impulso no se limita a sí mismo,
incorporando también a la intuición: no sólo razón, sino razón vital = sabiduría,
inabarcabilidad del Logos; parafraseando al Tao: "El Logos que se puede nombrar no es el
verdadero Logos", de ahí la fórmula del "Gran Arquitecto del Universo".13

I.2. 3 El Gran Arquitecto del Universo.[RJ6]

Hay coincidencia entre los autores al afirmar que una gran parte de significados
representantes de la Ilustración fueron marcadamente críticos con el cristianismo tradicional y
especialmente con el magisterio de la jerarquía católica, lo cual no puede dejar de parecer
razonable e incluso a muchos cristianos hoy en día, a la vista de todo lo sucedido. Como nos
advierte Fernando Savater tener fe no es tanto creer sin haber visto, sino creer después de todo
lo que hemos visto.

Sin embargo, esa crítica tan radical y brillantemente representada en el "Cándido" de


Voltaire, no supuso indefectiblemente una conclusión ateísta. En el propio Voltaire (masón
iniciado en su ancianidad en la Logia "Las nueve hermanas" de París) hay una crítica
anticristiana y puramente racionalista del ateísmo. Si bien la Ilustración, especialmente en
Francia y también en Escocia, se radicalizó llegando en algunos casos a una postura
materialista, en Masonería, el "atrévete a saber!" ilustrado se opone al dogma y reclama la
autonomía de la Razón, pero se inserta más bien en la llamada "Philosophia Perennis" a la que
se refiere Aldous Huxley.

Es significativo también que históricamente haya sido en los países de tradición


católica donde se haya manifestado una mayor confrontación entre Masonería e Iglesia,
habiendo sido esa relación mucho más pacífica en los países de tradición protestante. No es
tampoco casualidad que los principios de "libre examen" y autonomía espiritual propios del
Protestantismo hayan prefigurado el propio Estado Moderno de carácter democrático sin que
esté exenta tampoco la tradición reformada de su propio fundamentalismo.

En definitiva, desde sus orígenes la Masonería, oponiéndose a la dominación de las


conciencias por parte de las estructuras eclesiásticas, al unísono con la Ilustración, no

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propugna el ateísmo sino la libertad. 14Por la fuerza de sus Ritos y por su propia simbología
está vinculada en la mayoría de sus ritos a un principio espiritual: El Gran Arquitecto del
Universo, de carácter indefinido y abierto, pero imprescindible para el mantenimiento del
carácter iniciático de la Tradición Masónica. Si bien su formulación puede concretarse en una
fe positiva o en lo que Espinar llama el "agnosticismo positivo", con resonancias en el
pensamiento de Tierno15, A. Koestler 16, Jung17 , M. Eliade 18, Gilbert Durand19 Paul
Ricoeur20 o en la llamada teología negativa de Nicolás de Cusa 21.

En definitiva el Gran Arquitecto del Universo es en la tradición masónica mayoritaria la


fórmula simbólica del Logos, y como fórmula simbólica por lo tanto supone impregnaciones
míticas de lectura abierta; creo que el trazado de José Antonio Antón Pacheco lo dice
inmejorablemente : "El logos es el fundamento mismo de todos los símbolos y de la acción
simbólica; el logos es el símbolo por antonomasia, el paradigma de los símbolos; el logos es
la reunión de los símbolos en su unidad, aquello por lo que hay símbolos, de igual manera que
las letras del libro están reunidas en ese mismo libro y desde él narran y dicen las cosas del
mundo. Que el logos actúe en primera instancia como palabra, que el simbolismo en general
se homologue a la palabra-símbolo y que vea en el lenguaje el paradigma mismo del
simbolismo, todo ello se refleja en la potencia de la palabra como experiencia simbólica más
primaria, y en el hecho de que el 'Logos' filoniano por un lado aúne la consideración del
Logos en cuanto que inteligibilidad y unidad en las cosas, que quedan así convertidas en
Logos..."22.

Nada más se puede decir, a mi juicio, del Gran Arquitecto desde el punto de vista del
método masónico, por cuanto su función en el equilibrio simbólico de la Logia no es sino
"suscitativa" y no cultual ó teológica como sería lo propio de una religión, se trata de una idea
regulativa, es decir no de una idea de algo, sino una idea para algo. En el momento en el que
la Logia diera una definición obligatoria de ese símbolo, lo que es una tentación permanente,
en la que, a mi juicio, ha caído en gran medida la masonería anglosajona, rompería el pacto
metodológico que el rito masónico impone y convertiría a la logia en una especie de secta23 ó
en una modalidad de catequesis.

Por este motivo no puedo permitirme a mí mismo avanzar, en este momento, ninguna
idea personal sobre el Gran Arquitecto del Universo que actúa como una alusión susceptible
de plurales interpretaciones entre las que caben desde los teísmos confesionales clásicos hasta
el ateísmo humanista pasando por todas las variantes del espiritualismo; pero como por otra
parte no quiero privarme de ello, remito al amable lector al capítulo titulado "El obrero entre

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columnas" en el que, definida ya la masonería, en lo esencial como un método, me tomo la
licencia de exponer, en "un aparte", lo que yo creo.

En lo que a la "función" que el símbolo del Gran Arquitecto del Universo juega en el
método masónico creo que una buena forma de explicarlo serían estas palabras de Salvador
Pániker : "Todo hombre y toda mujer ha de extraerle el jugo a su peculiar ambivalencia, ha de
encontrar su propia 'religión', es decir, su religación con el origen; es decir, su manera propia
de regenerar la no-dualidad"24

El símbolo del G.·.A.·.D.·.U.·. es el factor que dota a la masonería de su 'pathos'


religioso , sin someter a los masones a ningún poder religioso.

I.2.4 Dignidad de la fe, dignidad del ateísmo.

Siendo la masonería fundamentalmente una "orto-praxis" y no una "orto-doxia" elude


en su seno la confrontación entre diferentes fes, el deismo, el agnosticismo y el ateísmo,
enmarcando su discurso colectivo en un punto de vista meta-estático, es decir que se coloca
mas allá de los antagonismos en presencia buscando el punto "hermético" - de Hermes - en el
que se da la coincidencia, negociando en cada caso un determinado consenso, no solo
procedimental sino también material, allá donde sea posible; pero para ello tiene que contar
con un acuerdo básico que admita la dignidad de cada una de las posiciones, personalmente
representadas en Logia. Esa dignidad no nace del valor de verdad objetiva de esas posiciones
que será el que sea en cada caso, sino de la buena fe, de la sinceridad y del deseo de verdad
que es preciso suponerse entre masones.

La Logia no busca por otra parte convencer a nadie, ni puede permitirse ninguna clase
de adoctrinamiento entre masones, sino que lo que busca como comunidad hermeneútica es
mostrar a cada uno de sus miembros como se interpreta a sí mismo y al mundo hacer
comunidad en esa puesta en común respetando la libertad de cada uno de los miembros de la
comunidad. En ese juego de mutuas interpretaciones, es preciso resistir las diferentes
atracciones que cada iniciado puede experimentar, debemos prepararnos para la inevitable
puesta en cuestión que puede producirnos ese contacto íntimo con los otros y aprender así a
darnos cuenta - en su doble sentido - a nosotros mismo y a los demás de nuestras propias
elecciones.

Dicho esto se entiende fácilmente que en el seno de la masonería quepan perfectamente


todas las diferentes alternativas "de sentido", filosóficas, metafísicas y religiosas, siempre que

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sean capaces de aceptar las especiales reglas del juego que establece la Logia como
Comunidad Hermeneutica, como taller de Hermes. También se comprende la suspicacia de
todo integrismo contra el método masónico. Ese contacto, ese intercambio, ese juego de salir
de nuestros respectivos imaginarios para "visitar" el imaginario de los otros nos hace perder la
inocente satisfacción del que nunca sale de sí mismo, del que no viaja fuera de los límites de
sus propias creencias, de modo que al volver a nuestra respectiva casa espiritual no podemos
evitar una cierta ironía al comprender el carácter de constructo de cada uno de nuestros
respectivos constructos. Esa ironía no es sino el hábito "metastático" que introduce en
nosotros el método masónico, que nos inclina a una visión de síntesis, no-dual sino terciaria.

I.2. 5.- Universalismo: La Humanidad.[RJ7]

Característico también, de la Masonería y de la Ilustración, es el sentido Universal de


Humanidad. Esta idea se halla polémicamente desarrollada en A. Finkelkraut25, que a su vez
cita a Renan para expresar su alarma por el renacimiento del "Volkgeist", del Espíritu-del-
Pueblo, de ese pueblo conformado por la Tierra-y-por-la-Sangre: "Existe en el hombre, afirma
Renan, poder de ruptura: es capaz de escapar de su contexto, de evadirse de la esfera nacional,
de hablar, de pensar y de crear sin dar muestras inmediatamente de la totalidad de la que
emana. En otras palabras, el hombre no ha conquistado con una lucha denodada su autonomía
respecto a las instancias paternas que intentaban limitar el campo de su pensamiento para ser
absorbido, sin más mediaciones, por una madre devoradora: su cultura. Antes que la cultura
francesa, la cultura alemana, la cultura italiana está la cultura humana".

Esta cita es significativa porque refleja perfectamente el nervio del universalismo


ilustrado y al mismo tiempo masónico. Es este un basamento esencial del cosmos masónico y
aparece representado simbólicamente en toda Logia, y en constantes referencias a la
fraternidad universal, es quizá una herencia de la catolicidad cristiana, liberada de todo dogma
metafísico, y llevada a su plenitud por la Ilustración.

Ese sentido de la unidad esencial de lo humano se manifiesta en el pensamiento


ilustrado, en su mejor logro: "La Declaración de derechos del Hombre y del Ciudadano", que
supera la limitación todavía preilustrada de la Declaración de Derechos y Deberes del Buen
Pueblo de Virginia, y alcanza a formular de manera expresa y rotunda algo que ni siquiera el
cristianismo había llegado a manifestar. En el clásico tríptico "libertad, igualdad, fraternidad",
que la Masonería continental ha hecho suyo, la fraternidad resume en sí misma como

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conclusión dialéctica el resultado de la libertad y la igualdad constituyéndose, por lo tanto,
como paradigma de la Masonería, que se entiende a sí misma como "fratria" y pretende
testimoniar la fraternidad universal. Esta pretensión universalista es común por lo tanto a la
Masonería y a la Ilustración y común ha sido también la crítica que en su momento ha
merecido tanto la Ilustración como la Masonería, de un lado por el pensamiento reaccionario
clásico, perfectamente representado por Joseph de Maistre (que paradójicamente también fue
masón) : "En el mundo no existe el hombre, a lo largo de mi vida he visto franceses, italianos,
rusos. Sé incluso, gracias a Montesquieu que se puede ser persa; pero en lo que se refiere al
hombre, afirmo que no lo he encontrado en toda mi vida; si existe no es a sabiendas mías".
Llevando esta línea argumental hasta sus últimas consecuencias tendríamos que concluir que
tampoco existen franceses, o italianos y limitarnos a reconocer sólo "nombres propios", quizá
"familias", porque a fin de cuentas que es "ser francés" sino una abstracción

Este pensamiento se opone al universalismo, en nombre precisamente del privilegio - la


ley privada - , que se funda en el propio mérito, la calidad, la distancia entre el señor y el
esclavo, la desigualdad radical entre el nacional y el extranjero, el que es' de los nuestros' y
'ellos'. Este reaccionarismo late constantemente en el sentido del "Volkgeist", esa telúrica y
cuasi-mística identidad de "mi pueblo" y "mi cultura", de tal forma que llevada a su límite
anula mi yo: no soy yo, sino "mi pueblo", "mi patria" que late en mí. Por eso, universalismo
masónico e Ilustración convergen en la reivindicación del yo, porque cada yo es el hombre y
la autodeterminación del yo individual y personal es la autodeterminación del hombre.

Se ha criticado el carácter abstracto y descarnado del humanismo ilustrado, crítica que


se ha potenciado a raíz del rechazo de ese humanismo como fruto de la Europa colonial,
centrada sobre su propia idea y ajena a los valores comunitarios y concretos de los pueblos de
África y de Asia. Hasta tal punto ha llegado esa crítica que ha disuadido a muchos de denostar
las prácticas culturales de los pueblos y etnias del Tercer Mundo precisamente por su
condición de "cultura" (ablación femenina, penas físicas de mutilación, lapidación,
matrimonios forzosos, poligamia, repudio, 'chador', "fatwa", policía religiosa, esclavitud,
canibalismo, muerte civil del disidente, sometimiento a estructuras tribales y de clan...)
limitando las condenas y el rechazo expreso por razón de respetos llamados culturales.

Es cierto sin embargo que el humanismo ilustrado y el radicalismo jacobino que de él


surgió extremaron los elementos de racionalidad en su idea del Hombre, llevados por lo que
Ortega llamaría un gusto geométrico por la simetría, desconociendo el hombre concreto tal y
"como - está - en - el - mundo", insertado en su particular "nicho ecológico". No es

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indefectible y fatal que hayamos de quedar fijados, quienes nos reclamamos de la Masonería
y de la Ilustración, en esa idea luminosa pero helada de un hombre sin atributos. La
"Aufklärung" es una "bildung" permanente y hoy puedo, a pesar de mi condición de "ser
circunstanciado" , entender a un filósofo griego del siglo V antes de Cristo, puedo traducir
una novela, por ejemplo de Cela al sueco, y un ciudadano del círculo boreal puede seguir el
relato de la "rapa das bestas" que se hace en los pueblos del interior de Galicia, o un
estudiante tunecino puede "ver" una película de Woody Allen; pero naturalmente esa
comprensión no viene dada sin esfuerzo, la "circunstancia" nos rodea y mediatiza, nos
compone y forma parte de cada "mí - mismo"; esa circunstancia se hace de todo lo que
nuestro contexto es, y actúa como un alvéolo donde encaja nuestro ser concreto, pero las
circunstancias no mandan, a pesar de lo que declara el dicho popular. En este punto colisiona
frontalmente la tradición ilustrada y la tradición comunalista de por ejemplo un MacIntyre :"
<el> punto de vista de la tradición se opone necesariamente a una de las características
centrales de la modernidad cosmopolita : la confiada creencia de que todos los fenómenos
culturales han de ser potencialmente traslúcidos para el entendimiento, de que todos los textos
han de ser capaces de ser traducidos al lenguaje en el que los adherentes a la modernidad se
hablan unos a otros26". Quizá no sean traducibles al lenguaje en que la modernidad se habla a
sí misma, pero sí a un lenguaje común, que tenga en cuenta que el hombre es una realidad
"enmarcada", pero no "encerrada" en una cámara blindada de prejuicios y categorías
idiosincráticas insuperables. El yo - individual puede, como decía Renan, autodeterminarse
sobre su circunstancia - ésta colorea la Humanidad y la hace rica en matices, pero no la
fragmenta hasta el punto de hacer que se rompa, todavía hay palabras, cada vez mas palabras,
que pueden decirse "Urbi et Orbi" no sólo precisamente desde la plaza de San Pedro.

El sentido de este universalismo está perfectamente reflejado en las palabras de Goethe,


que no es sospechoso de incurrir en ninguna clase de simple universalismo racionalista :
"Como hombre, como ciudadano, el poeta - nosotros podemos decir el masón - amará a su
patria; pero la patria de su fuerza y de su acción poéticas son la Bondad, la Nobleza, la
Belleza que no están ligadas a ninguna provincia especial, a ningún país especial, que él toma
y forma allí donde se encuentra"27. La mirada del universalismo masónico le obliga al
iniciado a tener una concepción planetaria de las cuestiones humanas, reconociendo y
pagando el tributo que sea necesario en cada caso a las "circunstancias", pero con la mirada
puesta mas allá. No puede haber verdaderos individuos, verdaderos hombres sino donde estos
no se reducen a meras emanaciones de sus respectivas esencias comunitarias, donde no cabe

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la libertad para la adhesión o el rechazo, como dice Renan "no hay derecho a ir por el mundo
midiendo el cráneo a la gente y luego cogerles por la garganta diciéndoles :'¡Tú eres de
nuestra sangre, tú nos perteneces¡"28. Hay por lo tanto un hilo conductor entre el
universalismo y la idea misma de individuo, de persona. Del amor a la persona individual, a
su autonomía, a su libertad, a su capacidad de elegir aún a riesgo de equivocarse, del
reconocimiento de sus derechos, de la aceptación sincera de que el individuo está legitimado
para buscar su felicidad y para ensayar en su vida sus propios proyectos, surge la
"catolicidad", universalidad masónica y la exigencia de lealtad para con la totalidad,
Humboldt 'dixit': "la individualidad es lo que justamente abre a los hombres la única senda
que les permite acercarse a la siempre inalcanzable totalidad". Se entienden así las hermosas
palabras de Montesquieu: "Si yo supiera algo que me resultara útil y que fuera perjudicial
para mi familia, lo rechazaría de mi mente. Si supiera algo que resultaría útil para mi familia y
que no lo fuera para mi patria intentaría olvidarlo. Si supiera algo que resultara útil para mi
patria y que fuera perjudicial para Europa y para el género humano, lo consideraría un
crimen". Todo pensamiento que no lleve en su interior este universalismo no es sino una
versión mas o menos adaptada de la "ética mafiosa" (sic), que describió el sociólogo
americano E. Banfield, después de estudiar, lo que él denomina, el "familiarismo inmoral" de
la Basilicata, según el cual vale todo: robo, homicidio, extorsión....cuando se hace en favor
del propio clan o sea de "la familia", del "nosotros comunal" frente al resto del mundo, algo
así como lo que sucede en la película "El Padrino" o en "El Honor de los Prizzi", ¡para que
luego se hable de la familia sin tomar precauciones¡ . Un ejemplo de esta peligrosa
"familiaridad" lo han dado entre nosotros cierto militantes de partidos políticos y es un virus
al que está expuesta toda agrupación humana, incluida por supuesto la propia Masonería.

I.2. 6 .- Libertad, Igualdad, Fraternidad[RJ8]

Ya hemos hablado de la Fraternidad y es fácil creer que no puede haber Fraternidad si


no hay una básica igualdad. La Reacción se opone a la fraternidad universal, en nombre de la
desigualdad, de la fraternidad concreta de la sangre y de la tierra (patria, familia y propiedad).
La masonería no niega, por supuesto el mérito y lo manifiesta expresa y claramente en su
sistema de grados pero se vincula necesariamente a la igualdad radical de los hombres, más
real para el iniciado que la misma apariencia de desigualdad. Así la Masonería ha estado
perseguida en los regímenes totalitarios de derechas como la Italia de Mussolini, a pesar de
que los padres de la unidad italiana fueron masones, como Garibaldi, Cavour y Mazzini,

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también el nacionalsocialismo en Alemania con Hitler, el Japón de Tojo y la Francia
colaboracionista de Petain, el Portugal de Salazar y la España de Franco. También en los
países comunistas ha estado perseguida, por razones nominalmente diversas pero
funcionalmente idénticas, con la única salvedad de Cuba, que también en esto a pesar de su
carácter indudablemente dictatorial ha mantenido una cierta originalidad respecto del
conjunto de regímenes comunistas. La Gran Logia de Cuba contaba en 1979 con 326 Logias y
22.400 miembros, aunque desde 1922 el IV Congreso de la Internacional comunista proclamó
la incompatibilidad absoluta entre la cualidad de masón y la de miembro del partido
comunista, rechazando expresamente el leninismo la idea de fraternidad interclasista.29

Sabemos más que ayer, y la memoria colectiva, de la Humanidad, no nos puede


permitir, sin caer en el anacronismo y en el disfraz, ser ilustrados simplemente como lo fueron
Voltaire, o Kant o Lessing. El siglo XIX que ha seguido al siglo educador (XVIII) y luego el
S. XX han mostrado con crudeza las limitaciones de un optimismo sin cautelas, o las de un
universalismo irenista y simplificador, debemos ser menos entusiastas a cambio de ser más
sabios. Hemos visto cómo se urden los lazos entre Masonería e Ilustración, y cómo conceptos
tan elementales como el de Hombre, comunes a ambas, están llenos de consecuencias
ideológicas y filosóficas; definida la Ilustración como un fenómeno limitado en lo geográfico
y lo temporal no puede identificarse con la Masonería, ya que ésta pretende (y hasta la fecha
lo ha conseguido) perdurar, y se configura sobre todo como un método de autopoiesis y como
un Humanismo no doctrinario, en este sentido es interesante el análisis comparativo de
Jacques Brengues en " Cahiers Laïques":

"30La logia reunida (el taller como decimos nosotros) representa un grupo centrado
sobre una tarea (...) considerada como importante en sí, por ejemplo el estudio de una
cuestión sometida anualmente a las logias de la Obediencia. Pero este trabajo tiene efectos
secundarios sobre los miembros del taller: la participación, la co-laboración (en el sentido
original), el intercambio, modifican, poco a poco las mentalidades. Llega a suceder que la
tarea en sí puede ser considerada como secundaria: es el caso de nuestros trabajos simbólicos
o rituales en relación con los cuales son los individuos que participan, lo importante. Cada
uno en su silencio, en su 'fuero interno' (...) se sitúa frente al simbolismo, frente a los
símbolos. El símbolo es el soporte del grupo analizador que permite a cada uno de los
participantes un análisis personal".

Martes, 03 de febrero de 2004

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Javier Otaola

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