Javier Otaola - Masonería, Ilustración en Acción
Javier Otaola - Masonería, Ilustración en Acción
La Masonería admite mal un análisis que no sea de tipo histórico. Se resiste a una
descripción conceptual, y a mi juicio se debe esa característica, precisamente a lo que es más
definitorio de la institución, y es que se define fundamentalmente a partir a partir de una
acción “existencial”.
Otra característica que podemos adelantar, y que es una especialidad que toca al
contenido de la Masonería misma, es la enorme importancia que tiene para esta "actividad", el
elemento simbólico. No se trata ya sólo de una representación o de un signo más o menos
convencional. El símbolo en Masonería es el propio mensaje.8 Es de alguna forma una
versión "avant la pàge" del mcluhanismo del "Medio es el Mensaje", lo que dicho en términos
religiosos podría ser "la liturgia es teología", o en términos discursivos, la forma prefigura el
fondo de la cuestión .
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Masonería especulativa, así como el de la Ilustración, sea el S. XVIII, ese siglo que Ortega
llamaba el siglo educado. También se da en el caso de la Ilustración esa dificultad de
conceptualizarla, para definirla hay que incurrir siempre en algún tipo de simplificación
convencional. Se fijan los límites temporales de la Ilustración entre dos revoluciones: la
inglesa de 1.688 y la francesa de 1.789; se añade además una limitación geográfica, nace
según la mayoría de los autores, en el Reino Unido, y culmina en Francia, si bien será en Kant
(Alemania) donde se hará la mejor síntesis y la más alta teoría sobre la Ilustración .
No se tome, naturalmente, esto como una apología, sin más, de la "Masonería realmente
existente", que es en cada país un fruto demasiado evidente de su propia circunstancia, tómese
simplemente como una positiva valoración del esquema filosófico que preside el rito y la
tradición masónica.
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lleva a la Masonería a considerar bajo una misma perspectiva, unido por el mismo hilo
conductor, por ejemplo la construcción Megalítica de las Pirámides, Stonehenge, la catedral
de Reims, el Parlamento de Londres, la Torre Eifell...; cada una de esas obras merecerá una
particular consideración cultural, religiosa, política y estética, pero todas ellas definen, de
alguna forma la espiritualidad de una época, obraron sobre los hombres al mismo tiempo que
aquellos obraban sobre ellas; en su construcción se hacía patente la verdad de ese dicho
masónico "cela que tu fais, te fait" ( lo que tú haces, te hace) la acción sobre el mundo es
también acción sobre mí, la "poiesis" es siempre "autopoiesis".
a) Una corriente practicista (Rito de York) muy del gusto anglosajón, influida por las
Iglesias Reformadas y el humanismo filantrópico individualista.
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b) Una corriente esoterista (Rito Escocés) y que recoge toda la tradición de los
Misterios antiguos y de las tradiciones esotéricas.
Advierte Espinar que a pesar del predominio de cada uno de estos rasgos, en uno u otro
de los Ritos, en todos ellos se dan características de las tres corrientes; en todo caso el
racionalismo optimista ilustrado no es la única posibilidad de actitud masónica. Han pasado
demasiadas cosas desde el S. XVIII hasta la fecha como para ser simplemente optimista. Las
Guerras de religiones y de sucesiones en el XVIII, las de los nacionalismos en el XIX y las de
las ideologías en el XX . Cada una de esas pasiones y cada una de esas decepciones han sido
después de todo un acto de construcción que nos ha enseñado un aspecto de nuestra realidad
colectiva, nos han obligado a escoger, a veces entre lo malo y lo peor, pero esas elecciones,
esos actos de voluntad nos han llevado a una realidad desde luego muy deficiente pero en
términos siempre relativos de "obra" mucho más elevada, más ancha que en el pasado, quizá
uno de los mejores pilares de esa obra de arquitectura moral y política sea la convicción a la
que hemos llegado después de tantos avatares y que Antton Pérez Calleja definía así : "No
somos libres, ni vivimos en democracia, para Dios sabe qué oscuros designios, ni para
construir un país, ni para hacer historia, ni para levantar los planes de una sociedad más justa,
sino para poder disponer de nosotros mismos". A partir de esa disposición de nosotros
mismos, de esa autodeterminación individual es cuando nos podemos comprometer en una
cosa o en otra, pero sería locura comprometernos en una empresa que nos prive o prive a otros
de esa capacidad de disponer de sí mismo que tanto nos ha costado conseguir. intentar hacer
compatible las libertades de todos. En palabras de J. Stuart Mill :" La única libertad que
merece ese nombre es la de buscar nuestro propio bien, por nuestro camino propio, en tanto
no privemos a los demás del suyo o les impidamos esforzarse por conseguirlo. Cada uno es el
guardián natural de su propia salud, sea física, mental o espiritual. La humanidad sale más
gananciosa consintiendo a cada cual vivir a su manera que obligándole a vivir a la manera de
los demás."(Sobre la Libertad.
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completarse con referencias intuitivas y vitales a otras fuerzas que las de la Razón,
comprensivas también del aspecto oscuro del ser.
Hay coincidencia entre los autores al afirmar que una gran parte de significados
representantes de la Ilustración fueron marcadamente críticos con el cristianismo tradicional y
especialmente con el magisterio de la jerarquía católica, lo cual no puede dejar de parecer
razonable e incluso a muchos cristianos hoy en día, a la vista de todo lo sucedido. Como nos
advierte Fernando Savater tener fe no es tanto creer sin haber visto, sino creer después de todo
lo que hemos visto.
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propugna el ateísmo sino la libertad. 14Por la fuerza de sus Ritos y por su propia simbología
está vinculada en la mayoría de sus ritos a un principio espiritual: El Gran Arquitecto del
Universo, de carácter indefinido y abierto, pero imprescindible para el mantenimiento del
carácter iniciático de la Tradición Masónica. Si bien su formulación puede concretarse en una
fe positiva o en lo que Espinar llama el "agnosticismo positivo", con resonancias en el
pensamiento de Tierno15, A. Koestler 16, Jung17 , M. Eliade 18, Gilbert Durand19 Paul
Ricoeur20 o en la llamada teología negativa de Nicolás de Cusa 21.
Nada más se puede decir, a mi juicio, del Gran Arquitecto desde el punto de vista del
método masónico, por cuanto su función en el equilibrio simbólico de la Logia no es sino
"suscitativa" y no cultual ó teológica como sería lo propio de una religión, se trata de una idea
regulativa, es decir no de una idea de algo, sino una idea para algo. En el momento en el que
la Logia diera una definición obligatoria de ese símbolo, lo que es una tentación permanente,
en la que, a mi juicio, ha caído en gran medida la masonería anglosajona, rompería el pacto
metodológico que el rito masónico impone y convertiría a la logia en una especie de secta23 ó
en una modalidad de catequesis.
Por este motivo no puedo permitirme a mí mismo avanzar, en este momento, ninguna
idea personal sobre el Gran Arquitecto del Universo que actúa como una alusión susceptible
de plurales interpretaciones entre las que caben desde los teísmos confesionales clásicos hasta
el ateísmo humanista pasando por todas las variantes del espiritualismo; pero como por otra
parte no quiero privarme de ello, remito al amable lector al capítulo titulado "El obrero entre
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columnas" en el que, definida ya la masonería, en lo esencial como un método, me tomo la
licencia de exponer, en "un aparte", lo que yo creo.
En lo que a la "función" que el símbolo del Gran Arquitecto del Universo juega en el
método masónico creo que una buena forma de explicarlo serían estas palabras de Salvador
Pániker : "Todo hombre y toda mujer ha de extraerle el jugo a su peculiar ambivalencia, ha de
encontrar su propia 'religión', es decir, su religación con el origen; es decir, su manera propia
de regenerar la no-dualidad"24
La Logia no busca por otra parte convencer a nadie, ni puede permitirse ninguna clase
de adoctrinamiento entre masones, sino que lo que busca como comunidad hermeneútica es
mostrar a cada uno de sus miembros como se interpreta a sí mismo y al mundo hacer
comunidad en esa puesta en común respetando la libertad de cada uno de los miembros de la
comunidad. En ese juego de mutuas interpretaciones, es preciso resistir las diferentes
atracciones que cada iniciado puede experimentar, debemos prepararnos para la inevitable
puesta en cuestión que puede producirnos ese contacto íntimo con los otros y aprender así a
darnos cuenta - en su doble sentido - a nosotros mismo y a los demás de nuestras propias
elecciones.
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sean capaces de aceptar las especiales reglas del juego que establece la Logia como
Comunidad Hermeneutica, como taller de Hermes. También se comprende la suspicacia de
todo integrismo contra el método masónico. Ese contacto, ese intercambio, ese juego de salir
de nuestros respectivos imaginarios para "visitar" el imaginario de los otros nos hace perder la
inocente satisfacción del que nunca sale de sí mismo, del que no viaja fuera de los límites de
sus propias creencias, de modo que al volver a nuestra respectiva casa espiritual no podemos
evitar una cierta ironía al comprender el carácter de constructo de cada uno de nuestros
respectivos constructos. Esa ironía no es sino el hábito "metastático" que introduce en
nosotros el método masónico, que nos inclina a una visión de síntesis, no-dual sino terciaria.
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conclusión dialéctica el resultado de la libertad y la igualdad constituyéndose, por lo tanto,
como paradigma de la Masonería, que se entiende a sí misma como "fratria" y pretende
testimoniar la fraternidad universal. Esta pretensión universalista es común por lo tanto a la
Masonería y a la Ilustración y común ha sido también la crítica que en su momento ha
merecido tanto la Ilustración como la Masonería, de un lado por el pensamiento reaccionario
clásico, perfectamente representado por Joseph de Maistre (que paradójicamente también fue
masón) : "En el mundo no existe el hombre, a lo largo de mi vida he visto franceses, italianos,
rusos. Sé incluso, gracias a Montesquieu que se puede ser persa; pero en lo que se refiere al
hombre, afirmo que no lo he encontrado en toda mi vida; si existe no es a sabiendas mías".
Llevando esta línea argumental hasta sus últimas consecuencias tendríamos que concluir que
tampoco existen franceses, o italianos y limitarnos a reconocer sólo "nombres propios", quizá
"familias", porque a fin de cuentas que es "ser francés" sino una abstracción
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indefectible y fatal que hayamos de quedar fijados, quienes nos reclamamos de la Masonería
y de la Ilustración, en esa idea luminosa pero helada de un hombre sin atributos. La
"Aufklärung" es una "bildung" permanente y hoy puedo, a pesar de mi condición de "ser
circunstanciado" , entender a un filósofo griego del siglo V antes de Cristo, puedo traducir
una novela, por ejemplo de Cela al sueco, y un ciudadano del círculo boreal puede seguir el
relato de la "rapa das bestas" que se hace en los pueblos del interior de Galicia, o un
estudiante tunecino puede "ver" una película de Woody Allen; pero naturalmente esa
comprensión no viene dada sin esfuerzo, la "circunstancia" nos rodea y mediatiza, nos
compone y forma parte de cada "mí - mismo"; esa circunstancia se hace de todo lo que
nuestro contexto es, y actúa como un alvéolo donde encaja nuestro ser concreto, pero las
circunstancias no mandan, a pesar de lo que declara el dicho popular. En este punto colisiona
frontalmente la tradición ilustrada y la tradición comunalista de por ejemplo un MacIntyre :"
<el> punto de vista de la tradición se opone necesariamente a una de las características
centrales de la modernidad cosmopolita : la confiada creencia de que todos los fenómenos
culturales han de ser potencialmente traslúcidos para el entendimiento, de que todos los textos
han de ser capaces de ser traducidos al lenguaje en el que los adherentes a la modernidad se
hablan unos a otros26". Quizá no sean traducibles al lenguaje en que la modernidad se habla a
sí misma, pero sí a un lenguaje común, que tenga en cuenta que el hombre es una realidad
"enmarcada", pero no "encerrada" en una cámara blindada de prejuicios y categorías
idiosincráticas insuperables. El yo - individual puede, como decía Renan, autodeterminarse
sobre su circunstancia - ésta colorea la Humanidad y la hace rica en matices, pero no la
fragmenta hasta el punto de hacer que se rompa, todavía hay palabras, cada vez mas palabras,
que pueden decirse "Urbi et Orbi" no sólo precisamente desde la plaza de San Pedro.
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la libertad para la adhesión o el rechazo, como dice Renan "no hay derecho a ir por el mundo
midiendo el cráneo a la gente y luego cogerles por la garganta diciéndoles :'¡Tú eres de
nuestra sangre, tú nos perteneces¡"28. Hay por lo tanto un hilo conductor entre el
universalismo y la idea misma de individuo, de persona. Del amor a la persona individual, a
su autonomía, a su libertad, a su capacidad de elegir aún a riesgo de equivocarse, del
reconocimiento de sus derechos, de la aceptación sincera de que el individuo está legitimado
para buscar su felicidad y para ensayar en su vida sus propios proyectos, surge la
"catolicidad", universalidad masónica y la exigencia de lealtad para con la totalidad,
Humboldt 'dixit': "la individualidad es lo que justamente abre a los hombres la única senda
que les permite acercarse a la siempre inalcanzable totalidad". Se entienden así las hermosas
palabras de Montesquieu: "Si yo supiera algo que me resultara útil y que fuera perjudicial
para mi familia, lo rechazaría de mi mente. Si supiera algo que resultaría útil para mi familia y
que no lo fuera para mi patria intentaría olvidarlo. Si supiera algo que resultara útil para mi
patria y que fuera perjudicial para Europa y para el género humano, lo consideraría un
crimen". Todo pensamiento que no lleve en su interior este universalismo no es sino una
versión mas o menos adaptada de la "ética mafiosa" (sic), que describió el sociólogo
americano E. Banfield, después de estudiar, lo que él denomina, el "familiarismo inmoral" de
la Basilicata, según el cual vale todo: robo, homicidio, extorsión....cuando se hace en favor
del propio clan o sea de "la familia", del "nosotros comunal" frente al resto del mundo, algo
así como lo que sucede en la película "El Padrino" o en "El Honor de los Prizzi", ¡para que
luego se hable de la familia sin tomar precauciones¡ . Un ejemplo de esta peligrosa
"familiaridad" lo han dado entre nosotros cierto militantes de partidos políticos y es un virus
al que está expuesta toda agrupación humana, incluida por supuesto la propia Masonería.
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también el nacionalsocialismo en Alemania con Hitler, el Japón de Tojo y la Francia
colaboracionista de Petain, el Portugal de Salazar y la España de Franco. También en los
países comunistas ha estado perseguida, por razones nominalmente diversas pero
funcionalmente idénticas, con la única salvedad de Cuba, que también en esto a pesar de su
carácter indudablemente dictatorial ha mantenido una cierta originalidad respecto del
conjunto de regímenes comunistas. La Gran Logia de Cuba contaba en 1979 con 326 Logias y
22.400 miembros, aunque desde 1922 el IV Congreso de la Internacional comunista proclamó
la incompatibilidad absoluta entre la cualidad de masón y la de miembro del partido
comunista, rechazando expresamente el leninismo la idea de fraternidad interclasista.29
"30La logia reunida (el taller como decimos nosotros) representa un grupo centrado
sobre una tarea (...) considerada como importante en sí, por ejemplo el estudio de una
cuestión sometida anualmente a las logias de la Obediencia. Pero este trabajo tiene efectos
secundarios sobre los miembros del taller: la participación, la co-laboración (en el sentido
original), el intercambio, modifican, poco a poco las mentalidades. Llega a suceder que la
tarea en sí puede ser considerada como secundaria: es el caso de nuestros trabajos simbólicos
o rituales en relación con los cuales son los individuos que participan, lo importante. Cada
uno en su silencio, en su 'fuero interno' (...) se sitúa frente al simbolismo, frente a los
símbolos. El símbolo es el soporte del grupo analizador que permite a cada uno de los
participantes un análisis personal".
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Javier Otaola
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