BLOQUE II
DIRECCIÓN DE OPERACIONES DE
SALVAMENTO EN ALTURA
ÍNDICE
1 INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 3
1.1 Principios de seguridad o reglas elementales ............................................................... 3
1.2 Principios básicos del trabajo en altura ........................................................................ 4
2 CADENA DE SEGURIDAD........................................................................................................ 6
2.1 La cuerda ....................................................................................................................... 7
2.2 Sistema de anclaje de seguridad (SAS)........................................................................ 18
2.3 Arnés ........................................................................................................................... 23
2.4 Los disipadores o absorbedores de energía. ............................................................... 25
2.5 Otros elementos de la cadena de seguridad............................................................... 26
3 LOS SISTEMAS DE SEGURIDAD ESTÁTICOS Y DINÁMICOS................................................... 30
4 MATERIAL BÁSICO INDIVIDUAL DE SEGURIDAD E INTERVENCIÓN ..................................... 32
4.1 Bloqueadores .............................................................................................................. 32
4.2 Anticaídas .................................................................................................................... 34
5 MATERIAL BÁSICO COLECTIVO ............................................................................................ 35
5.1 Cuerdas........................................................................................................................ 35
5.2 Cintas ........................................................................................................................... 37
5.3 Placas de reparto......................................................................................................... 38
5.4 Antigiro ........................................................................................................................ 39
5.5 Poleas .......................................................................................................................... 39
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6 MATERIAL BÁSICO COMPLEMENTARIO .............................................................................. 41
6.1 Materiales especiales .................................................................................................. 44
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7 EL RIESGO DE CAÍDA Y EL RIESGO ELÉCTRICO ..................................................................... 48
7.1 RIESGOS DE CAÍDA ...................................................................................................... 48
7.2 Riesgo eléctrico ........................................................................................................... 50
8 LÍNEA DE VIDA ..................................................................................................................... 51
9 RESISTENCIA EN CUERDAS, CORDINOS Y CINTAS................................................................ 54
9.1 Nudos básicos y complementarios.............................................................................. 55
10 ASCENSO POR CUERDA: ESTRUCTURAS Y COMPONENTES DE ASCENSORES Y
ELEVADORES................................................................................................................................ 72
11 TÉCNICAS DE DESCENSOS................................................................................................ 75
12 TÉCNICA DE BÚSQUEDA Y RESCATE EN MONTAÑA ........................................................ 78
12.1 Peculiaridades del rescate en terraplenes y taludes................................................... 79
12.2 Evacuación en terraplén mediante camilla ................................................................. 80
12.3 Rescate por tirolina ..................................................................................................... 83
13 TÉCNICAS DE RESCATE VERTICAL: DESCENSOS Y ASCENSOS .......................................... 86
13.1 Rescate por descenso .................................................................................................. 86
13.2 Rescate por ascenso .................................................................................................... 96
13.3 Rescate bajo cota 0 ................................................................................................... 104
14 LA ATENCIÓN A LAS VÍCTIMAS ...................................................................................... 109
15 LOS INFORMES DE LAS INTERVENCIONES ..................................................................... 113
15.1 Valoración ................................................................................................................. 114
16 LA RESPONSABILIDAD JURÍDICA DE LAS INTERVENCIONES .......................................... 118
16.1 Legislación española sobre trabajos en altura .......................................................... 118
16.2 Normativa y certificaciones ....................................................................................... 121
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1 INTRODUCCIÓN
El trabajo en altura se define como cualquier actividad o desplazamiento que realice un
trabajador mientras esté expuesto a un riesgo de caída a distinto nivel, cuya diferencia
de cota sea superior a 1,5 metros con respecto del plano horizontal inferior más
próximo.
Se considera también trabajo en altura cualquier trabajo que se desarrolle bajo nivel 0,
como, por ejemplo: pozos, ingreso a tanques enterrados, excavaciones de profundidad
superior a 1,5 metros cualquier otra situación similar. Estos últimos, comparten
peculiaridades del trabajo en espacios confinados.
1.1 Principios de seguridad o reglas elementales
Los riesgos derivados de este tipo de trabajos determinan que se deben cumplir una
serie de reglas elementales:
➢ La ubicación de los puntos de anclaje y su instalación debe ser rigurosa y
segura: la calidad de los anclajes es primordial para la seguridad. Así, es esencial
repartir los esfuerzos y la colocación de los aparatos. Para garantizar un nivel de
seguridad óptimo, en especial en el rescate y las tirolinas, es necesario duplicar
o triplicar los anclajes.
➢ Una organización adecuada del lugar de trabajo: las instalaciones colocadas
para trabajar en altura o para el rescate deben ser simples y equipadas
correctamente. Además, antes de su utilización debe verificarse
sistemáticamente la instalación. Cuanto más simples y ordenados sean los
montajes, más rápida y eficaz será la verificación.
➢ Instalación de un dispositivo de autoaseguramiento: siempre que sea posible,
se debe asociar un dispositivo de autoaseguramiento independiente a los
sistemas de rescate. Esto permitirá garantizar simultáneamente la seguridad de
las víctimas y de los socorristas (excepto en el caso de una autoevacuación).
➢ Plan de evacuación de personas: se debe prever un plan de evacuación para
permitir a los equipos autorrescatarse o una evacuación en caso de accidente.
Hay que tener en cuenta que los EPI están diseñados para ser utilizados por una
sola persona. Sólo está autorizado su uso para evacuar a dos personas
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simultáneamente en casos excepcionales (descenso acompañado, descenso o
izado de camilla, entre otros).
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1.2 Principios básicos del trabajo en altura
1.2.1 Retención
Un sistema de retención permite delimitar un sistema de trabajo que impide que el
trabajador entre en una zona con riesgo de caída, Imagen 1.1. Este dispositivo no está
destinado a detener una caída en altura.
Imagen 1.1. Retención
1.2.2 Sujeción
Un sistema de sujeción, como su propio nombre
indica, sujeta al usuario y le permite posicionarse
con precisión en apoyo o en suspensión, Imagen
1.2. Este sistema tampoco se ha diseñado para
detener caídas. El trabajador debe estar en
tensión sobre su sistema de sujeción. Debe ser
completado con un sistema anticaídas.
Imagen 1.2. Sujeción
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1.2.3 Anticaídas
Un sistema anticaída es un dispositivo de aseguramiento, independiente del modo de
progresión o sujeción, conectado al punto de enganche “A” (anticaídas) del arnés,
Imagen 1.3.
No impide la caída libre, su función es detenerla, limitando la fuerza de choque
soportada por el usuario. Al utilizarlo, siempre se debe prever una altura que permita la
caída libre: altura libre de seguridad.
Imagen 1.3. Anticaídas
1.2.4 Distancia para la detención de la caída y altura libre necesaria
La altura libre es la altura de seguridad mínima requerida que debe preverse por debajo
de un sistema anticaídas, Imagen 1.4. La finalidad es que el usuario no choque contra
un obstáculo durante la detención de su caída.
Así, la altura necesaria dependerá del sistema empleado (elemento de amarre con
absorbedor de energía, anticaídas deslizante, etc.), del peso del usuario y de su posición
inicial en relación al anclaje.
La altura libre tiene en cuenta:
➢ La distancia de parada de los aparatos móviles o la longitud del elemento de
amarre (A).
➢ La longitud de desgarro del elemento que absorbe la energía (B).
➢ La altura media del usuario (C).
➢ Un margen de seguridad (D).
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➢ Un alargamiento eventual del soporte (elasticidad de la cuerda) (E).
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En la ficha técnica de cada aparato se incluye una propuesta para estimar la altura libre.
Imagen 1.4. Altura libre
2 CADENA DE SEGURIDAD
Es el conjunto de elementos que intervienen en una caída para absorber la energía
generada.
Su función es lograr una detención “amortiguada” y así evitar que el cuerpo sufra daños.
Empieza en el arnés del bombero que cae, continúa con el nudo de encordamiento, la
cuerda, los mosquetones y las cintas que están en los seguros intermedios, los anclajes
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a puntos fijos y el elemento asegurador que tiene, en su caso, el otro bombero y su
arnés, Imagen 2.1.
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La caída será detenida de forma dinámica, en función de cómo utilicemos la técnica, los
anclajes y los materiales.
Se da la coexistencia de tres elementos fundamentales: el peso del bombero, el factor
de caída y el tipo de cuerda y, con ella, el sistema de freno. Estos aspectos se
desarrollarán con mayor detenimiento al hablar de la física de la caída.
Imagen 2.1. Cadena de seguridad
2.1 La cuerda
En los rescates verticales, la cuerda es el elemento más importante de la cadena
dinámica de seguridad.
Por ello, es necesario hacer un análisis más exhaustivo de este material que de los otros
materiales utilizados que requieren un mantenimiento menos delicado y menor
atención a la hora de elegirlos.
La cuerda sirve, por un lado, para el acceso en progresiones hacia arriba y hacia abajo y,
por otro, nos mantiene seguros frente a las posibles caídas. En espacios confinados
como los pozos, nos mantiene unidos a la zona exterior segura como si tratase de un
cordón umbilical. Además, es el elemento que vamos a utilizar para el rescate de
víctimas en altura tanto en el interior como en el exterior.
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2.1.1 Características de la cuerda
Las cuerdas actuales se fabrican a partir de fibras derivadas del petróleo (poliamidas,
poliéster, polipropileno). Su coste de fabricación es bajo, se pueden tejer fácilmente,
son imputrescibles -que no se pudre fácilmente- y tienen excelentes prestaciones
mecánicas: alta elasticidad, resistencia a la tracción y al rozamiento. Cuando se las
somete a un esfuerzo tienden a recuperar su forma original.
Se componen de dos partes:
➢ La parte interior llamada “alma”, está formada por múltiples fibras
independientes. Se compone de varios cordones, que son los que aportan mayor
resistencia a la cuerda (entre un 75-80% aprox.), Imagen 2.2. Según esté tejida
será dinámica o semiestática.
➢ La camisa o “funda” está fabricada con grupos de hilos trenzados, que dotan a
la cuerda de mayor resistencia a la abrasión y al desgaste y la protegen de
agentes externos (rayos uva, polvo, ácidos, etc.), Imagen 2.2. Esta parte, aporta
una resistencia a la cuerda de entre el 20-25%.
Imagen 2.2. Partes de una cuerda
2.1.2 Clases de cuerdas
➢ Por sus propiedades mecánicas. En función de sus propiedades mecánicas,
existen dos tipos de cuerdas: dinámicas y semiestáticas, Imagen 2.3.
• Cuerdas dinámicas. Son las que se utilizan en todas las maniobras en las
que existe riesgo de caída a fin de asegurar progresiones de primero o de
segundo de cuerda. Su capacidad de alargamiento es un 6-10% mayor, ya
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que su trenzado en espiral actúa como si se tratara de un muelle. Esto
permite que se reduzca la energía de la caída.
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En Europa, se regula por la norma EN-892. El número del terminal
determina su uso (simple, doble o gemela). Generalmente, se fabrican en
variados colores llamativos.
• Cuerdas semiestáticas. Se utilizan para trabajar en suspensión de las
cuerdas, ya sea para subir o para descender por ellas. Además, se utilizan
para remontar heridos en las maniobras de rescate. Su capacidad de
alargamiento es menor (entre el 2-5%) y, al tener poca elasticidad, evitan
el efecto “yo – yo”.
En Europa, la norma que las regula es la EN -1891. Generalmente, se
fabrican el color blanco, aunque también pueden ser de otros colores.
Existen dos tipos de cuerdas semiestáticas:
o “TIPO A” resistencia mínima de 22 kN. La fuerza de choque máximo
que podría soportar es un factor 0,3 con una masa de 100 kg.
o “TIPO B” resistencia mínima 18 kN. La fuerza de choque máximo
que podría soportar es un factor 0,3 con una masa de 80 kg.
En ambos tipos de cuerda, si se supera el factor de caída 0.3, es necesario
asegurar con cuerda dinámica.
Imagen 2.3. Elasticidad de cuerdas
➢ Por su resistencia. Para valorar la resistencia de la cuerda, lo más importante es
su diámetro. En el mercado las podemos encontrar cuerdas desde 2 a 11 mm,
aunque, la medida más habitual es de 8 a 11 mm de diámetro. Por debajo de esa
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medida suelen denominarse cordinos –cuerdas de diámetro inferior a los 8 mm.
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➢ Por su utilización. En función de su utilización podemos clasificarlas en uso en
simple, uso en doble y uso en gemelas.
• Cuerdas de uso en simple (diámetros entre 9,4 y 11 mm). Cuando
utilicemos este tipo de cuerda, solamente nos uniremos con un cabo.
Nunca debemos atarnos con la cuerda de uso en simple a dos cabos, ya
que en caso de caída la fuerza de choque sería muy elevada. En la Imagen
2.4, es el pictograma número 1.
• Cuerdas de uso en doble (diámetro entre 8 y 9 mm). Con esta cuerda nos
encordaremos con los dos cabos a la vez, pero pasándolas por los seguros
de manera alterna.
Una de las ventajas de este tipo de cuerda es que, en caso de caída sobre
un borde afilado, no se depende de una sola cuerda.
Es importante señalar que, estadísticamente, no se conoce ningún caso de
rotura de ambas cuerdas (por cortes con baldosines, chapas, etc.). En la
Imagen 2.4, este tipo de cuerda se recoge en el pictograma ½.
• Cuerdas de uso en gemelas (diámetro entre 8 y 9 mm). Estas cuerdas se
utilizan como si fueran cuerdas simples. Es decir, nos tenemos que
encordar con las dos cuerdas a la vez como si fueran una y pasarlas por los
seguros también a la vez. En la ilustración siguiente, Imagen 2.4, se
corresponden con el pictograma intersección (dos círculos entrelazados).
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Imagen 2.4. Uso de cuerdas en simple, doble y gemelas
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2.1.3 Revisión y mantenimiento de cuerdas
Es importante revisar periódicamente el estado de la cuerda prestando especial
atención a posibles cortes, daños en la “camisa” o discontinuidad en el “alma”.
En caso de encontrar cualquier tipo de anomalía se debe desechar. Haremos una
revisión visual y la prueba del bucle, verificando mediante el tacto que no exista ninguna
rotura en el alma de la cuerda, tal como muestra la siguiente Imagen 2.5.
Imagen 2.5. Revisión del estado de la cuerda
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Además, debemos revisar la cuerda cuando sospechemos de su integridad por haber
sufrido un choque o caída importante. En estos casos, se deben cambiar porque no
siempre es evidente su grado de desgaste.
Finalmente señalar que antes de la primera utilización, incluso antes del marcado de su
longitud, conviene sumergirla en agua, ya que tienden a encoger en torno a un 2%.
2.1.4 Física de la caída
➢ Energía de una caída. Es importante tomar conciencia de la cantidad de energía
que se puede llegar a generar si caemos cuando se realiza un trabajo asegurados
con cuerda, especialmente en caso de ascenso.
Cuando se realizan trabajos en altura, debe dominarse el concepto de riesgo de
caída.
La gravedad de una caída depende de varios parámetros interdependientes:
• La masa del usuario con su equipo: cuanto mayor sea la masa, más energía
debe disiparse durante la caída.
La masa del usuario influye en la fuerza de choque como se explica en el
apartado del rescatador, al caer, acumula una energía cinética que
aumentará a mayor altura. La cuerda absorbe parte de la fuerza de choque.
Los anclajes, el nudo de encordamiento, el sistema de freno y el rescatador
absorben otra parte, pero la fuerza de choque que llegue al rescatador que
ha tenido la caída nunca debe llegar a los 12 kN.
• La altura de la caída: cuanta mayor sea la altura, más energía debe
disiparse durante la caída. El riesgo de chocar contra algún obstáculo
también es mayor.
• La posición en relación al anclaje: cuando el trabajador asciende por
encima del anclaje, la gravedad de la caída aumenta. El concepto factor de
caída se utiliza en ocasiones para describir la posición del trabajador en
relación al anclaje y la gravedad de la caída.
➢ Absorción de energía. Tal como se ha dicho, la caída genera energía. El cuerpo
humano sólo puede soportar, como media, una fuerza de choque máxima de 12
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kN durante una fracción de segundo. Para limitar los esfuerzos transmitidos al
cuerpo humano, es necesario absorber la energía de la caída.
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En las normas deportivas de caída con cuerdas dinámicas, la fuerza máxima de
choque debe ser inferior a los 12 kN. Sin embargo, en el entorno laboral, la
normativa establece que, en ningún caso, el trabajador debe sufrir una fuerza
superior a 6 kN.
Hay dos formas de conseguirlo:
• Asegurar que los elementos de amarre permanezcan fijados
constantemente a los puntos de anclaje por encima del nivel de la
cabeza.
Esto permite minimizar la altura de la caída y las fuerzas de choque
generada por ella.
• Cuando no sea posible limitar la caída, se debe prever un EPI
amortiguador de choques. Los más frecuentes son los absorbedores de
energía.
➢ Fuerza de choque. Cuando un bombero cae, la energía debe ser absorbida por
el sistema de aseguramiento y, concretamente, por la cuerda.
Si la cuerda absorbe correctamente la energía, reducirá el impacto sobre el
bombero al final de su caída, esto es lo que se denomina fuerza de choque.
La energía potencial de un bombero en altura depende de su masa y de la altura
de la caída. Cuando una cuerda detiene la caída se convierte en fuerza elástica.
Así, si estuviera atado a una goma, rebotaría y la fuerza de choque que le llegaría
al cuerpo no sería muy elevada. Sin embargo, si se hubiera atado a un cable
metálico, la caída sería muy poco elástica y la fuerza de choque sería tan alta que
el cuerpo podría sufrir graves lesiones y se podría romper el arnés u otro
elemento de la cadena de seguridad, Imagen 2.6.
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Imagen 2.6. Fuerza de choque según tipo de cuerda
➢ Efecto polea. En caso de caída, el último punto mosquetoneado por el que se ha
pasado la cuerda, sufre dos fuerzas a la vez: la fuerza de choque transmitida al
bombero y la que viene del bombero asegurador. Estas dos fuerzas se suman y
a esto se le llama el efecto polea.
Por el rozamiento del mosquetón, la fuerza que proviene del asegurador es
menor que la transmitida al bombero al caer. Por ello, la fuerza total ejercida en
el último punto por el que se ha pasado la cuerda, es aproximadamente 1,60
veces la fuerza que actúa sobre el bombero que cae.
Por ejemplo, así, si en la caída se genera una fuerza de 9 kN, al asegurador le
llegan 6 kN aprox. Si en cada lado del anclaje hay unas solicitaciones de carga
determinadas por la fuerza de choque (A – bombero que cae) y fuerza para
retener la caída (B – bombero asegurador), en el centro, por el efecto polea,
se sumarán estas cargas.
Es decir en el anclaje habrá una carga de 15 kN (A+B).
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En definitiva, en una intervención debemos tener en cuenta que en el centro de
la polea (anclaje) se suma fuerza producida por la carga de cada uno de los brazos
de la polea, Imagen 2.7.
Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
Imagen 2.7. A) Efecto polea. B) Efecto polea cargas
➢ Factor de caída. El factor de caída determina la dureza o gravedad de una caída:
a mayor valor, mayor gravedad. Su valor, que en condiciones de escalada
normales estará comprendido entre 0 y 2, se calcula dividiendo la altura de la
caída entre la longitud de cuerda utilizada.
Es importante tomar conciencia de que la dureza de la caída no depende sólo de
su altura, sino que la altura estará en relación con la longitud de la cuerda. Así,
cuanto más larga sea, más podrá estirarse para amortiguar la caída.
En la Imagen 2.8 la figura central muestra la situación más peligrosa. En
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condiciones normales, el factor de caída más alto que podemos tener es 2 (caída
de 10 m con 5 m de cuerda en uso). Además de ser el más peligroso, es el más
severo para el cuerpo y el que produce una sobrecarga mayor los anclajes.
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La figura de la izquierda muestra una situación con un factor de caída 1 (caída de
10 m con 10 m de cuerda en uso). Este factor es menos grave y menos severo
para el cuerpo en caso de caída. Por tanto, los factores de caída inferiores a 1
son mucho menos peligrosos, agresivos y generan menos sobrecarga en los
anclajes. Así, cuantos más metros de cuerda estén trabajando y más seguros
intermedios se establezcan, más bajo será el factor de caída.
Imagen 2.8. Factor caída y longitud de la cuerda
La figura de la derecha es un caso excepcional en el que se sobrepasa el factor
de caída 2, llegando en este caso a factor 10 (10 metros de caída con 1 metro de
cuerda en uso, que es la del cabo de anclaje). En este caso, el bombero asciende
por una línea de vida fija de cable con un cabo de anclaje sin bloqueador.
Esta situación es muy peligrosa ya que en caso de caída el arnés o la cuerda
podrían romperse produciendo un accidente.
Esto es muy útil para intentar solventar la situación de alguna manera e intentar
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bajarlo. Finalmente, es preciso recordar que la cuerda utilizada en las
progresiones siempre debe ser dinámica.
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2.1.5 Cuerda de seguridad o cuerda SOS
Un sistema siempre constará de dos cuerdas como mínimo con sujeción independiente,
es decir, una como medio de acceso, de descenso y de apoyo (cuerda de trabajo) y otra
como medio de emergencia (cuerda de seguridad).
La cuerda de seguridad se utiliza como sistema de emergencia en caso de que la cuerda
de trabajo falle.
Por lo que, cuando en rescate se habla de doble cuerda significa que, como norma
general, siempre emplearemos al menos dos cuerdas: La cuerda de trabajo o tracción y
la cuerda de seguridad o, también llamada, cuerda de vida.
Es importante señalar que no debe confundirse con la ya descrita cuerda de uso en
doble.
➢ Cuerda de tracción. Es la cuerda que usaremos para realizar las diversas maniobras
de rescate y trabajos en altura. Se trata de una cuerda semiestática del “tipo A” y
de un diámetro de entre 10-11 mm.
Como ya se ha comentado anteriormente, este tipo de cuerda no sirve para
asegurarnos frente a una caída en una progresión, por lo que siempre usaremos una
cuerda dinámica.
➢ Cuerda de vida o de seguro. Será la cuerda que nos proporcione seguridad en caso
de que falle algún elemento de la parte de tracción (Sistema de Anclaje de Seguridad
o SAS, mosquetones o la propia cuerda).
Si esto ocurriera quedaríamos suspendidos por la cuerda de vida o de seguro.
Normalmente, será dinámica para absorber la fuerza de choque ejercida al fallar la
parte de “tracción”.
Si el trabajo está asegurado por un sistema anticaídas con absorbedor de energía,
la cuerda de seguro podrá ser semiestática. La cuerda de vida o de seguro, siempre
estará sujeta a un SAS independiente a la cuerda de tracción.
La cuerda de seguridad estará equipada con un dispositivo móvil contra caídas que
siga los movimientos del trabajador.
Como ya se ha comentado, para el montaje de la cuerda de seguridad se deberá
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duplicar el SAS.
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2.2 Sistema de anclaje de seguridad (SAS)
Entendemos por SAS el sistema de anclajes de seguridad utilizado en los rescates en
altura.
En alpinismo y escalada se conoce como reunión.
Estos sistemas de anclaje o SAS pueden ser temporales o fijos -según el tiempo que
duren- o individuales o colectivos – según se utilicen-.
El SAS debe reunir unas características determinadas:
➢ Deberá contar como mínimo con dos anclajes, aunque lo ideal es que sean tres.
Al menos uno de ellos debe ofrecer una garantía total, aunque mejor si son dos
o más.
➢ Los mosquetones de seguridad serán sobredimensionados, con seguro y con una
resistencia longitudinal superior a 22 kN.
➢ Las cintas deben tener la resistencia adecuada y estar en perfectas condiciones.
➢ Se usarán cuerdas en perfecto estado de uso, nunca auxiliares.
➢ Además de los otros seguros, debe tener un punto central de anclaje
➢ Su simplicidad determina que puedan ser comprobados de un solo vistazo lo que
nos aportará seguridad usando poco material.
Los materiales que se utilicen en el SAS tienen que poder resistir cargas grandes,
teniendo en cuenta en todo momento que, por ejemplo, es preferible anclarse a un
camión que, a un coche, o a una viga en lugar de a una ventana.
2.2.1 Puntos para asegurar o localización de los anclajes
La selección de los puntos de anclaje y la instalación de las cuerdas son los aspectos más
críticos del montaje del sistema de seguridad.
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Elegir el lugar de los anclajes depende mucho de la experiencia adquirida por la práctica
ya que hay muchos lugares donde se pueden poner. El lugar que se elija debe cumplir
los siguientes requisitos:
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➢ Deben ser capaces de resistir grandes cargas (tal como se ha comentado en el
apartado donde se trata el factor de caída). En general, han de ofrecer las
máximas garantías. Si el lugar no tiene esta capacidad, se debe multiplicar el
número de anclajes.
➢ Condición del anclaje: así es mejor utilizar un árbol vivo que uno muerto o un
camión mejor que un coche.
➢ Naturaleza estructural: es preferible anclar en un elemento de la estructura
como una viga o un pilar que en el perfil de una ventana.
➢ Localización de una fuerza sobre el anclaje: es mejor situar el anclaje lo más abajo
posible sobre el plano vertical del lugar. Por ejemplo, si anclamos a una farola,
será preferible hacerlo lo más cerca posible de la base, ya que cuanto más arriba
lo fijemos, mayor será el brazo de palanca.
➢ Es recomendable revisar la dirección de la carga y tratar de instalar los anclajes
de la misma manera, mejor si es multidireccional. Si tuviéramos que realizar
anclajes unidireccionales, es necesario verificar que no puede cambiar la
dirección de la carga para incrementar la seguridad.
➢ Lo ideal es que los anclajes estén cerca y directamente sobre el sujeto. Sin
embargo, en ocasiones, esto no es posible y es necesario instalar reenvíos y
desviadores.
2.2.2 Tipos de puntos de anclaje SAS para asegurar
Lo más adecuado es que los SAS cuenten, al menos, con dos anclajes, aunque siempre
es preferible que sean más. Como mínimo, uno de ellos debe garantizar totalmente la
operación.
Entre los tipos de anclaje encontramos los siguientes:
➢ SAS en línea. Se utiliza cuando hay que unir anclajes muy distanciados entre sí o
la resistencia de los mismos es muy desigual. La carga recaerá sobre el anclaje
principal, que será el de mayor calidad. Hay que procurar no dejar grandes bucles
entre los anclajes.
Existen dos posibilidades. Tal como muestra la figura de la izquierda, Imagen 2.9,
cuando el anclaje más robusto es el más próximo a nosotros, no hay ningún
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problema ya que sería el primero en actuar y, si fallara, inmediatamente
entrarían a trabajar el resto de los anclajes.
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La segunda posibilidad es la reflejada en la figura de la derecha, hacer el anclaje
principal arriba y el secundario más abajo.
Imagen 2.9. SAS en línea
➢ SAS con triángulo de fuerzas. El triángulo de fuerzas es un sistema por el cual la
carga del punto central de anclaje se reparte equitativamente y de forma
multidireccional entre los dos o más seguros que utilicemos. De esta forma,
aunque la carga se desplace, el triángulo se ajustará a la nueva dirección.
➢ Hay que prestar atención a los ángulos que forman los lados exteriores
del triángulo porque pueden determinar una sobrecarga en los anclajes.
Para evitarla es preferible que el ángulo que forman no supere los 60º. Si
fuera superior a 60º, se debe tener cuidado con las instalaciones y elegir
buenos anclajes, Imagen 2.10.
➢ Si se utiliza anillo auxiliar: se coge la cuerda entre cada seguro y se
aproxima al punto central. A continuación, hacemos un bucle girando la
cuerda entre cada seguro, que se unen con un mosquetón. Hay que tener
precaución de no dejar el nudo de unión del anillo (si no es cosido) ente
dos mosquetones, uno de arriba y el punto central para que no moleste.
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Imagen 2.10. Consecuencias del ángulo de la triangulación
➢ Si uno de los anclajes falla, el otro (o los otros) no aguantarán. Por ello,
es importante que todos sean de igual calidad. Si esto no es posible, hay
que bloquear el triángulo, realizando un nudo en el lado dudoso del
anclaje, tal como muestran las siguientes ilustraciones, Imagen 2.11.
Imagen 2.11. A) Reunión con cinta, un nudo y un giro de la cinta.
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B) Reunión con una cinta, dos nudos y un giro de la cinta.
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➢ Reenvíos y desviadores. Los desviadores son una de las instalaciones más
utilizadas en rescate urbano y trabajos verticales hasta el punto de que a
veces incluso se utiliza el trípode como desviador. Sin embargo, en
muchas ocasiones, sobre todo por la ignorancia de las fuerzas a que están
sometidos, se hace mal, incrementándose el riesgo de sufrir un accidente
por la sobrecarga de los anclajes.
En la ilustración siguiente podemos ver el porcentaje en que se incrementa la
carga en el anclaje del desviador respecto a la carga original, en función del
ángulo que hace la cuerda al colocar el mosquetón. Así cuanto mayor sea el
ángulo, menor es la sobrecarga del desviador.
Por ejemplo, Si el ángulo es de 90º la sobrecarga es del 141%. Así, si hay una
camilla con un herido que pesa 100 kg, el ángulo de 90º del desviador
determina que la carga soportada no sea de 100 sino de 141 kg Si
continuáramos cerrando el ángulo hasta el límite, estaríamos produciendo un
efecto polea y el peso soportado por el anclaje sería el doble del peso de la
camilla, siguiendo con el ejemplo, 200 kg, Imagen 2.12.
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Imagen 2.12. Desviadores y cargas
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En conclusión, se deben vigilar los ángulos de trabajo de los desviadores y
sobredimensionar suficientemente los anclajes de los desviadores en cuanto a
resistencia del propio anclaje, como de los materiales, mosquetones, cintas, etc.
2.3 Arnés
El arnés es la parte más importante de los EPIs contra caídas en altura después de la
cuerda, Imagen 2.13.
Deberá cumplir con las siguientes normas EN 361, EN 358 y EN 813, según el trabajo al
que esté destinado podrá usarse una o combinar varias.
Un arnés está formado por:
Cintas textiles. Son las que se encargan
de sostener el cuerpo.
Elementos de enganche. Estos conectan
los distintos componentes.
Elementos de ajuste. Estos hacen que las
Imagen 2.13. Arnés
cintas se puedan adaptar al usuario.
Trabillas. Permiten llevar material
colgado, entre otras utilidades.
En 361 Arnés anticaídas. Dispositivo de prensión del cuerpo destinado a parar las caídas,
es decir, componente de un sistema anticaídas. El arnés anticaídas puede estar
constituido por bandas, elementos de ajuste, hebillas y otros elementos, dispuestos y
ajustados de forma adecuada sobre el cuerpo de una persona para sujetarla durante
una caída y después de la parada de ésta.
En 813 Arnés de asiento (UNE-EN 813). Equipo previsto para ser utilizado en los
sistemas de retención, sujeción y acceso mediante cuerda, en los que se requiere un
punto de enganche bajo. Los arneses de asiento no deben ser utilizados para la
detención de caídas.
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En 358 Cinturón de sujeción y retención (UNE-EN 358). Equipo previsto para mantener
al usuario en posición en su punto de trabajo (sujeción) o a impedir que alcance un punto
desde donde pueda producirse una caída (retención).
Es esencial tener en cuenta que un equipo de estas características no está previsto para
la detención de caídas y que puede ser necesario complementarlo con medios colectivos
o individuales de protección contra caídas de altura.
Para trabajos de posicionamiento con un arnés convencional de bombero, sobre todo
por ser de pelvis únicamente, para rescate en los espacios confinados no nos sirve un
arnés convencional.
Si a un arnés de pelvis le unimos un arnés de pecho, podremos tener un arnés de
espacios confinados, Imagen 2.14, pero de fortuna, ya que un arnés para espacios
confinados debe tener ciertas características:
• Que sea anticaídas o integral, pelvis y pecho.
• Tener al menos, anclajes en el pecho y anclaje dorsal.
• Si se puede suspender por los tirantes, es muchísimo mejor.
• Si se puede suspender por las perneras, para acceder boca abajo, mejor.
• Fácil de poner, y de identificar su posición.
• Lo más ergonómico posible.
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Imagen 2.14. Arnés de espacios confinados
Si no se dispone de arnés anticaídas integral, y se debe bajar a un espacio confinado con
un arnés de pelvis, Imagen 2.15, al tener la necesidad de utilizar algún tipo de EPR
(equipo de protección respiratoria) debemos utilizar como complemento el arnés de
pecho unido al anterior.
Imagen 2.15. Arnés de pecho
2.4 Los disipadores o absorbedores de energía.
Son cabos de anclaje que disponen de un sistema que en caso de caída absorberá parte
de la fuerza generada, cumplen con la norma EN 355, de manera que no se transmitirá
al trabajador accidentado produciéndole lesiones graves e irreversibles.
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El funcionamiento consiste en una cinta con un cosido hecho de tal manera que, al sufrir
una cierta tensión, 4’5 kN generalmente, se va desgarrando gradualmente.
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La energía generada en la caída se disipa de esta manera evitando dañar al trabajador.
Una vez desplegado el absorbedor en su totalidad la resistencia del conjunto será de
22kN. Al igual que en el caso anterior pueden ser simples, dobles o regulables, Imagen
2.16.
Imagen 2.16. Disipadores
2.5 Otros elementos de la cadena de seguridad
Aparte de los que ya hemos visto hasta ahora, podemos citar y ver otros elementos que
componen la cadena de seguridad, como por ejemplo los conectores o el descensor-
asegurador.
2.5.1 Conectores
También se les conoce como mosquetones y su función es unir todos los montajes de
SAS y de instalaciones que queramos, para unir cuerdas y cintas. Se encuentran
contemplados en la UNE-EN 362 de conectores la cual recoge los siguientes elementos:
➢ Cierre. Con esta parte se puede abrir y cerrar el conector. Podrá ser automático,
si hay que ejercer fuerza para abrirlo y mantenerlo así; o manual, si cuando para
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abrirlo no hay que hacer fuerza y para cerrarlo se tenga que maniobrar.
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➢ Bloqueo del cierre. Mediante este sistema se impide que se abra el cierre de
forma involuntaria. Puede ser automático, si al cerrar el conector el bloqueo se
activa; o manual cuando para bloquearlo se tiene que hacer alguna operación.
Asimismo, en el cuerpo del mosquetón, podemos encontrar las siguientes partes,
Imagen 2.17:
➢ Eje mayor. Parte más larga y más resistente.
➢ Eje menor. Parte más corta, a lo ancho.
➢ Gatillo. Por donde se abre y se cierra, siendo la parte más débil del mosquetón.
Imagen 2.17. Mosquetón
Los que más nos interesan son los de seguridad, tienen cierre con seguro, están
sobredimensionados para soportar más de 25kN. Según las distintas formas en el diseño
se utilizan para una cosa u otra y es lo que le confiere la resistencia, a parte del material
con el que estén construidos.
El mosquetón sin seguro, incumple una de las dos condiciones básicas establecidas en
el EN 362, que consiste en la necesidad de abrir el mosquetón mediante dos acciones
voluntarias.
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Otro tipo de conector son los maillones, éstos no tienen gatillo y se cierran con un cierre
de rosca únicamente. Son más lentos de abrir y cerrar, pero trabajan como un eslabón,
no tiene parte débil, Imagen 2.18.
Imagen 2.18. Diferentes tipos de maillones
2.5.2 Descensores
Los descensores son llamados dispositivos reguladores de cuerda y están normalizados
con la EN 12841C, permiten descender por una cuerda al trabajador, podrá realizar una
parada y soltarse de manos.
Siempre que se realice un descenso deberemos estar conectados a una cuerda de
seguridad y podríamos estar conectados a otro dispositivo regulador de cuerda que
cumpla la norma 12841A denominados anticaídas deslizantes.
En el cuerpo del aparato además vendrá grabado de manera indeleble (lo marca la ley)
el diámetro de cuerda para poder utilizarlo con seguridad. Los más polivalentes sirven
además para asegurar en las maniobras de progresión en altura, ya sea en descenso o
ascenso.
➢ Descensor ocho, es un descendedor de uso deportivo que requiere durante su
utilización de un dispositivo autobloqueante auxiliar, pues carece de sistema de
bloqueo automático Imagen 2.19.
Está totalmente desaconsejado su uso para la seguridad en el trabajo, debido a
la desprotección del usuario en el caso de soltar las cuerdas, cayendo al vacío
irremediablemente.
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Imagen 2.19. Descendedor ocho
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➢ Stop de Petzl, aparato para descender por cuerdas en simple, la ventaja es que
se autobloquea, y para descender, debemos accionar voluntariamente una
palanca que acciona la liberación de la polea de frenado.
La utilidad es que nos podemos parar donde queramos y tener las manos libres
para trabajar. Lo podemos montar sobre la cuerda sin tener que quitárnoslo del
arnés.
No sirve para aseguramiento en progresiones.
NO UTILIZADO EN TRABAJO VERTICAL AL NO CUMPLIR LA NORMA 12841C
cumple con la norma 341A para rescate, pero no se considera EPI con lo cual
no se marca CE
➢ Grigri de Petzl, es un aparato para descenso y aseguramiento para hacer
progresión. Si se usa para progresión, los seguros han de ser muy fiables, ya que
frena muy estático y los puede sobrecargar, Imagen 2.20.
NO UTILIZADO EN TRABAJO VERTICAL AL NO CUMPLIR LA NORMA 12841C.
Imagen 2.20. Grigri
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Asegurador ‘’GRI-GRI’’. Se trata de un dispositivo específico para realizar un
aseguramiento dinámico a un escalador, al que el fabricante autoriza para su uso
complementario como descensor durante la práctica deportiva. No dispone de
mecanismo antipático. No cumple la EN 341 (ES SUSTITUIDA POR LA NORMA
12841C), aunque cuenta con un mecanismo de bloqueo automático si se suelta
la palanca. El desbloqueo total por excesiva presión del mecanismo de freno, es
muy fácil, lo que hace un aparato delicado de manejar. No está aconsejado su
uso como descensor.
➢ ID de Petzl, es un aparato que se basa en el sistema del grigri, pero más grande
y con mejoras, para uso profesional en rescate y trabajos con cuerdas. Sirve para
descensos, aseguramientos, como polifreno en el montaje de polipastos, Imagen
2.21.
Además, incluye como seguridad un mecanismo que nos impide descender si
hemos colocado al revés la cuerda. La palanca de accionamiento está
sobredimensionada, para poder utilizarlo con el peso de dos personas.
Imagen 2.21. ID de Petzl
3 LOS SISTEMAS DE SEGURIDAD ESTÁTICOS Y DINÁMICOS
Tal como se ha señalado al hablar del efecto polea, la detención de una caída va a
provocar una sobrecarga en los anclajes. También va a estar relacionada con la fuerza
de choque recibida por el bombero en caso de caída y va a repercutir en la instalación
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que compone la cadena dinámica de seguridad.
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Insistimos en que siempre se ha de utilizar una cuerda dinámica, por lo que el
aseguramiento será dinámico. Sin embargo, desde el punto de vista del dispositivo de
frenado utilizado en la maniobra de aseguramiento, podemos hablar de dos tipos de
aseguramiento: estático y dinámico.
➢ Aseguramiento estático: se produce cuando el dispositivo de freno nos permite
bloquear la cuerda de manera fija y sin que apenas se deslice. Esto producirá que
se detenga antes la caída, pero todos los elementos de la cadena de seguridad
recibirán un fuerte impacto. El Grigi 21 o el ID2 son un ejemplo de freno estático,
Imagen 3.1A.
➢ Aseguramiento dinámico: cuando el dispositivo de freno (ocho, nudo dinámico)
permite el deslizamiento de la cuerda, se produce una fricción que transforma
parte de la energía en calor. Al reducir notablemente el impacto soportado por
la cuerda y el resto de elementos de la cadena de seguridad, la detención es más
suave y segura, Imagen 3.1B.
Imagen 3.1. A) Aseguramiento estático. B) Aseguramiento dinámico.
➢ Fuerza de frenado: es la resistencia máxima que opone un dispositivo de
aseguramiento al deslizamiento de la cuerda. Cuanto mayor sea la fuerza de
frenado, el esfuerzo que tiene que realizar el asegurador será menor, reduciendo
la posibilidad de que suelte al compañero. Sin embargo, cuando la fiabilidad de
los seguros es dudosa, una baja fuerza de frenado impide que estos reciban una
tracción brusca y breve que podría hacerlos saltar.
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En la siguiente tabla se muestra la fuerza de frenado de algunos dispositivos,
Tabla 3.1.
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Tabla 3.1. Fuerza de frenado algunos dispositivos
4 MATERIAL BÁSICO INDIVIDUAL DE SEGURIDAD E INTERVENCIÓN
Ya hemos ido comentando muchos de los materiales básicos que de forma individual los
operarios usan para preservar su seguridad y la de la intervención.
Algunos de ellos ya se han comentado en el apartado 2, donde se ha hablado de los
siguientes materiales básicos individuales:
• Arnés (arnés anticaídas, arnés de asiento, arnés de espacios confinados, arnés
de pecho, etc.),
• Disipadores o absorbedores de energía (cabos de anclaje)
• Descensores (ocho, Stop de Petzl, Grigri, ID de Petzl)
No obstante, vamos a ampliar la lista estudiada hasta el momento.
4.1 Bloqueadores
Son aparatos reguladores de cuerda que cumplen con la norma 12841B que se utilizan
para bloquearse sobre la cuerda.
Su utilización es en maniobras de ascenso por cuerdas, o para bloquear la cuerda en
polipastos.
Generalmente tiene dientes que “muerden” la cuerda, por eso hay que tener siempre
muy en cuenta no sobrecargarlos para no dañar la cuerda, a partir de 400Kg empiezan
a deteriorar las cuerdas según el diámetro, el estado, la humedad pueden desgarrar la
camisa y producen el efecto calcetín, rompen la camisa y la carga caerá.
Se pueden encontrar varios tipos de bloqueadores. Los más habituales son de Puño y
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Ventral, aunque también existen en el mercado modelos superligeros, para uso
simultaneo de dos cuerdas, para el pie, etc.
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El mecanismo de acción de la leva suele ser básicamente el mismo, tan solo varia el
soporte donde se monta esta.
PUÑO Durante el ascenso por una cuerda, se utiliza
combinado con un estribo para introducir el
pie y ayudar en el ascenso. No es necesario el
uso del estribo para otros usos.
VENTRAL Se coloca en el arnés en la anilla ventral y sujeto
a la altura de nuestro pecho para facilitar la
acción de sentarse sobre el arnés.
DE PIE Se utiliza combinado con una cinta que abraza
el pie. Con ello se consigue comodidad en el
apoyo sobre la pierna.
PARA DOS Una leva doble menos agresiva que los
CUERDAS anteriores, aplasta la cuerda cuando se somete
a tracción. Puede ser utilizado con una sola
cuerda.
Colocado por debajo del descensor, el SHUNT
sirve para autoasegurar un descenso en rápel y
sustituye a los nudos autobloqueantes.
El empleo de este bloqueador como dispositivo
anticaídas, en combinación con un descensor
sin dispositivo antipático, puede ocasionar
trágicas consecuencias para el usuario.
NO DEBE USARSE COMO ANTICAIDAS NO
CUMPLE CON LA NORMA 12841B
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Tabla 4.1. Bloqueadores
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- Ascensión de Petzl, es un bloqueador con asa para agarrar, para uso en ascensos
a cuerda fija, pero también puede usarse para montar
polipastos. Tiene versión de mano derecha y de izquierda.
El bloqueo es por presión de una leva dentada, sobre la
camisa de la cuerda, a partir de 400Kg puede romperla.
- Basic de Petzl, es un bloqueador especialmente diseñado
para combinar con poleas, para la elaboración de
polipastos, especialmente de polifrenos, combinado con la
polea modelo Fixe de Petzl. Es similar al Ascensión, pero
sin asa de agarre.
- Croll de Petzl, es un bloqueador cuyo uso es exclusivo para la técnica de ascenso
de cuerda fija, no recomendado para otros fines como montaje de polipastos.
4.2 Anticaídas
Es un dispositivo de regulación de cuerda que cumple la norma 12841A Se utilizan para
poder ascender o descender, por cuerda o estructura y estar asegurado a una línea de
vida de cuerda.
Asap de Petzl, funciona con una cuerda, entre 10 y 13mm de diámetro, al abrirse, se
puede colocar en mitad de la cuerda. Una ventaja es que funciona en cuerdas verticales
o en cuerdas inclinadas, si caes se bloquea, y si vas bajando y la velocidad es muy alta,
también se bloquea. Se queda frenado donde lo dejes, no cae por su peso por la cuerda.
Uso en cuerdas semiestáticas.
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Normalmente ligados a un Absorbedor de Energía. Se trata de un equipo destinado
específicamente a absorber la fuerza de choque generada en una caída. De esta manera,
las consecuencias sobre el usuario se reducen considerablemente. Está formado por una
cinta textil cosida, de manera que sus costuras se desgarran para absorber la energía de
la caída. Es importante tener en cuenta la altura libre mínima requerida para la
utilización de un absorbedor de cinta. La EN-UNE 355 establece que esta altura debe ser
de, al menos, 5,75 metros.
5 MATERIAL BÁSICO COLECTIVO
Tal y como hemos ido diciendo, en las técnicas de rescate en altura no solo existen
materiales de protección individual para el operario, sino que además también se
emplean otros materiales y elementos que durante las operaciones comparten varios
rescatistas para asegurar la actividad.
Ya hemos ido comentando algunos de los materiales básicos colectivos que se usan para
preservar la seguridad de la intervención, algunos de estos materiales son:
• Cuerdas (dinámicas, estáticas, etc.).
• Conectores (mosquetones, maillones).
No obstante, vamos a ampliar la lista estudiada hasta el momento.
5.1 Cuerdas
En el extremo de ella podemos encontrar algunas indicaciones importantes.
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En el interior de las cuerdas homologadas hay una banda donde se informa del
fabricante, del N º de la norma, del año de fabricación y del tipo de material de
construcción. Además, deben contener un hilo testigo en su interior de diferentes
colores dependiendo del año de fabricación.
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5.2 Cintas
También llamados dispositivos de anclaje provisionales y transportables cumplen con la
norma 795 B. además deberán tener marcado CE y podrán ser considerados Epis.
Deberán tener una resistencia estática mínima de 18kn
Existen dos tipos de cintas según su construcción, la tubular y la plana, se usan
indistintamente.
La plana o maciza, es menos flexible, sobre todo si es ancha. Los materiales de
fabricación son los mismos que los de las cuerdas. Los cuidados y el mantenimiento son
exactamente iguales a los de las cuerdas, y hay que tener las mismas precauciones para
cuidarlas. Es conveniente, tener en cuenta, que las cintas son estáticas, o sea no
absorben energía en el momento de un choque o caída.
Se comercializan en distancias estándar y a granel por metros.
Si compramos por metros, el único nudo para unirlas bien es el nudo de cinta, pero si se
compran ya cosidas en diferentes medidas, aguantan más, ya que los nudos restan
resistencia a las cintas y a la cuerda.
Al utilizar el nudo de cinta para unirlas, tendremos la precaución de dejar los cabos de
sobrante, bien largos, 10cm o más, pues con las tensiones, se van escurriendo los cabos
libres mientras se aprieta el nudo.
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5.3 Placas de reparto
Las placas de reparto, placas organizadoras o placas multianclaje son la estrella en
rescate profesional complicado, sobre todo cuando tenemos involucradas, camillas,
tirolinas, SAS complicados.
Están bajo la norma en 795b, podremos conectar varios aparatos, pero se considera
como un único punto de trabajo, el colocar una placa no se considera que podemos
colocar en esa placa elementos de seguridad y trabajo.
Estos elementos están sobredimensionados entre 30-56 kN según fabricantes
Se utilizan para conectar líneas, para organizarlas o para a partir de un anclaje tener
varios. De un solo vistazo podemos ver todas las líneas de cuerda implicadas y ver si
están bien colocadas. Además, si están colocadas favorablemente distribuyen la carga
equitativamente.
Generalmente tienen un gran agujero y en su parte contraria varios, entre 3 y 5, para
anclar las líneas, o tenemos otros modelos con varios anclajes en cada lado entre 5 y 10.
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5.4 Antigiro
La marca Petzl, lo fabrica en dos modelos: Swivel y Swivel L, con cabeza más grande para
conectar varios mosquetones.
Cuando se trabaja con cables es imprescindible, debido a las torsiones que este puede
tener y que puede llegar a romperlo, pero con cuerdas en grandes longitudes también
es bastante recomendable.
En rescates donde no se toca la pared, el problema de los giros se acentúa, o sea en los
espacios confinados es muy útil y si las distancias son largas es imprescindible.
5.5 Poleas
Son materiales muy usados en rescate, cumplen norma 12278 ESTA NORMA HACE
REFERENCIA AL MINIMO EXIGIDO PARA ESCALADA Y ALPINISMO, NO PARA TRABAJO
VERTICAL. ya que al tener que mover pesos importantes, debemos hacerlo de la manera
más cómoda y con el menor rozamiento posible, además la combinación de poleas nos
hace tener la ventaja a la hora de recuperar pesos en el rescate vertical, sea en exterior
o dentro de espacios confinados.
- Fixe de Petzl, es una de las más conocidas, es una polea de
aleación de aluminio, muy resistente y ligera, la roldana es
metálica, con las placas laterales fijas y separadas, diseñada para
ser compatible con los puños bloqueadores de la marca y para
ser usada con mosquetones simétricos. Admite cuerdas de hasta
13mm.
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- Rescue de Petzl, tiene la roldana más grande, lo que es mejor
porque aumenta el ángulo de giro. Las placas laterales son
oscilantes, se giran para alojar la cuerda dentro y se vuelven a
colocar en su sitio, el agujero de anclaje admite tres
mosquetones a la vez, para maniobras complicadas. Admite
cuerdas de hasta 13mm.
- La polea mini de Petzl, es muy versátil, ya que se puede usar
como las anteriores, para todo, pero además por su diseño,
admite ser usada con nudos autobloqueantes y no tener que ser
ajustados con la mano. Es la versión pequeña de la minder.
Tienen rodamiento de bolas estanco y el diámetro máximo de
cuerda es de 11mm.
- La tándem de Petzl, la polea compuesta quizás más conocida,
tienes las roldanas en línea y las placas laterales son fijas, es
en resumen una versión doble de la Fixe, diseñada para
tirolinas, pero también para polipastos.
- La polea Gemini, de Petzl, es una versión doble de la mini, las
placas laterales son oscilantes y las roldanas paralelas, este si es
verdaderamente importante para uso en rescate, para instalar
polipastos con fácil desmultiplicación, es la versión pequeña de
la twin, pero ésta es para cuerdas de mayor diámetro.
- Minitraxion de Petzl, es una polea muy polivalente, ya que al ir asociada a un
bloqueador tiene muchísimas posibilidades de uso, desde polea simple a
bloqueador, pasando por polifreno y cualquier uso en polipastos, muy buena por
su reducido tamaño y peso.
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- Protraxion de Petzl, más grande
que la anterior, se puede decir
que es la versión profesional,
más resistente, mayor diámetro
de roldana y se puede alojar la
cuerda en el interior sin sacar la
polea de su anclaje, para evitar
que nos caiga. Está certificada
para colgar personas. Además,
tiene otro agujero de anclaje
inferior para poder hacer
reenvíos para facilitar el montaje
de polipastos.
6 MATERIAL BÁSICO COMPLEMENTARIO
Cascos
La utilización de un casco en rescate vertical o espacios confinados, es obligatorio.
Se puede utilizar el casco de bombero convencional tipo Gallet F1 o F2. La ventaja de
estos cascos es que podemos acoplar la máscara con tirantes metálicos, para poder
utilizar el ERA (Equipo de Respiración Autónoma) en espacios confinados. Pero una
máscara con pulpo de goma de anclaje y un casco de trabajo pueden ser más cómodos
a la hora de descender a un espacio confinado a hacer un rescate.
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El Vertex best, es un casco de trabajo, muy polivalente además muy bueno por las
certificaciones que tiene, para caídas del operario, para uso a baja temperatura (-30ºC),
aislamiento eléctrico a 440V, deformación lateral, protección contra salpicaduras de
metal fundido, la regulación es muy rápida por medio de ruedas dentadas en la parte
trasera del casco y es muy cómodo.
Rodilleras
En rescate vertical no son imprescindibles, pero es muy recomendable en rescate en
espacios confinados, ya que la posibilidad de tener que andar buscando o desplazándose
a gatas, es real. Esto aumentará nuestra seguridad y evitará que suframos lesiones en
las rodillas. Las rodilleras acolchadas con recubrimiento duro exterior (tipo skate board,
monopatín…) son las ideales, hay bastantes modelos.
Botas
Las botas estándar de bombero pueden ser suficientes tanto para rescate en altura
como en espacios confinados.
Las de goma que utilizamos en inundaciones, o de otro material resistente a los
productos químicos, como los que equipan los trajes de protección química de nivel III,
pueden ser suficientes en espacios confinados, en cualquier caso, dependerá del tipo de
espacio confinado y de las posibles sustancias que encontremos dentro.
Se tratará siempre de un calzado de seguridad antideslizante, hidrófugo con puntera de
seguridad (200KJ), preferiblemente sintéticas, antes que metálicas, acolchadas, de suela
antiestática y/o cuero, plantilla de protección sintética o de acero y exterior de
poliuretano.
Guantes
En principio, en rescate y más involucrado con cuerdas, los guantes más cómodos son
los mitones, sin dedos. Pero debido al peligro por las sustancias que podemos encontrar
en los espacios confinados, deberemos recurrir a un guante de intervención de
bombero, o igual que las botas a un guante de material de protección química y que se
pueda aislar e impermeabilizar con cinta, en la parte superior de los guantes.
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Material de protección de cuerdas
Se distingue entre protectores para cuerda parada y para cuerda en movimiento.
Los de cuerda parada pueden ser más simples, ya que un chaquetón puede proteger un
filo y servir de protección, mientras que los protectores para cuerda en movimiento, son
más elaborados. Los de cuerda estáticos, también pueden usarse (algunos) para
proteger cintas en el montaje de SAS.
- Para cuerda parada (protección estática) → Protec de Petzl, es muy ligero, de
tejido resistente, se cierra con velcro, y lo mejor es que se sujeta en la misma
cuerda con ayuda de una pinza metálica.
- Para cuerda en movimiento (elevación-descensos) → Caterpillar de Petzl, es más
ligero y más ancho que otros, ganando en estabilidad, tiene dos patas a cada
lado por rodillo, aunque estos no giran como en otros modelos, pero la cuerda
desliza sobre ellos muy bien. Se adapta muy bien a las irregularidades, y se
pueden unir varios seguidos con maillones.
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6.1 Materiales especiales
Trípode
El trípode es el elemento más importante en el
rescate en espacios confinados, cumple con la
norma 795B, aunque está claro que no podremos
utilizarlo siempre, y que otras veces no será
necesario por la disposición del espacio en que
debemos hacer el rescate. En las que por encima del
espacio confinado existan estructuras o elementos
donde podemos hacer el reenvío de las líneas de
cuerda o incluso el anclaje para el SAS.
La misión del trípode es tener un punto de anclaje
alto, mínimo 3m para poder sacar al herido
fácilmente de la boca del espacio confinado, o sea
ganar altura sobre el suelo donde nos encontramos.
Este punto de anclaje puede ser el punto central del SAS desde el que montemos el
sistema de rescate de la víctima, o un reenvío y el anclaje del sistema lo podemos hacer
en una pata.
Uno de los casos más complicados de emplazar el trípode es en pozos de gran diámetro,
en los que debemos colocar el trípode para evitar que el herido suba rozando por las
paredes de este espacio confinado.
Torno
Los tornos cumplen con la norma EN 1496B son más útiles cuanto mayor es la altura del
rescate, ya sea en verticales exteriores o en espacios confinados, al que debemos
acceder para realizarlo, o cuando los pesos a manejar sean muy elevados. Cualquier
maniobra que se realice con un torno, se puede realizar con una combinación de poleas,
o sea con polipastos, la ventaja que tiene un tomo es la rapidez de montaje, la rapidez
para pasar de ascenso a descenso y viceversa y que algunos utilizan indistintamente
cable o cuerda, pero con la desventaja de su mayor peso con respecto a los sistemas de
poleas. Si utilizamos trípodes que ya los tengan instalados, la mayoría utilizan tornos con
cable.
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- Evak 500 de Tractel, es un torno industrial para uso
con cuerda, es muy utilizado en montaña y rescate
en general, el funcionamiento es mediante una
palanca que aplica la fuerza alternativamente sobre
dos carros con bloqueador (similar a los Tirfor
también de la marca Tractel), mientras uno agarra
el otro se recupera, pasando al cambiar la palanca
de sentido a funcionar al revés, el que sujetaba se
recupera y el que se recuperaba sujeta la cuerda.
Funciona colgado verticalmente pero también
podemos ponerlo en horizontal. Tiene un tambor
para enrollar la cuerda sobre él y poder descender
la carga. Además, tiene un fusible en la palanca,
para que, si llega a su carga máxima, éste se rompe
y no ponemos en peligro la seguridad. No es muy
pesado, 6 Kg, y sus medidas son 87 cm de largo por
15 cm de ancho y 20cm de alto. Una de las ventajas
que tiene es que puede colocarse en una cuerda que
esté en tensión.
- El torno Ortles de Kong, es un torno que tiene un winch de barco para accionarlo,
su utilización es con cuerda. Su peso es de 8Kg. Solo sirve para cuerda, va montado
en una placa de aleación de aluminio y lleva una polea guía y un bloqueador. Una
gran ventaja es que, al tener una manivela a cada lado, se puede accionar por dos
rescatadores a la vez. El rozamiento en el tambor, como en otros, sirve para usarlo
para descender la carga. Cada vuelta de tambor recuperada supone 26cms. de
cuerda. Si accionamos las manivelas en el sentido de las agujas del reloj hacemos
una desmultiplicación de 6:1, o sea cada 6 vueltas de manivela damos una vuelta de
tambor, o cada kilo de fuerza que aplicamos a las manivelas elevan 39Kg. de carga.
Pero si accionamos las manivelas en sentido contrario a las agujas del reloj la ventaja
mecánica es de 2:1, por tanto, 1Kg. fuerza que apliquemos a la palanca, elevará 13
kilos de carga, o sea este movimiento lo aplicaremos para pequeñas cargas.
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Camillas
Las camillas son los elementos más difíciles de mover en los rescates, pero son
imprescindibles cuando el estado de la víctima lo requiere. Las camillas de rescate en
verticales y las de rescate en espacios confinados son diferentes, no tan diferentes
estructuralmente hablando, pero sí en cuanto a las dimensiones.
Las camillas nido, son camillas que protegen mucho al herido, pero son menos ligeras
que las de espacios confinados, además de más grandes. Generalmente bien con citas
de aparejado para la suspensión.
Lo que determina una camilla de espacios confinados, es sobre todo las dimensiones,
algunas camillas que son muy buenas para rescate vertical como las camillas nido, no
sirven para rescate en espacios confinados, y otras que son regulares por sus
características para rescate vertical, son buenas estos espacios. En general tienen que
ser camillas, más estrechas que las normales, con bastantes puntos de agarre y anclaje,
que se puedan suspender en vertical y en horizontal, si es posible que puedan tapar al
herido, y que además y muy importante, tengan integrado un arnés para el herido, o al
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menos tengan la posibilidad de anclado de éste a la camilla, además de poder apoyar
los pies.
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- La camilla Nest de Petzl, probablemente sea la mejor camilla para espacios
confinados. Es una camilla diseñada especialmente para espeleo rescate, con
unas medidas de 190 cm de largo, 50 cm de ancho y 5 cm de alto, es una camilla
idónea por tamaño para estos rescates. Ligera y con mucha protección con
faldones de nailon, para que no caiga nada sobre el herido directamente. Otro
de sus puntos fuertes es la multitud de anclajes que tiene para sujetar al herido
a la camilla, un arnés completo y cinchas en muslos y rodillas, así como apoyos
para los pies. Los anclajes para suspensión horizontal y vertical son muy
específicos y están diseñados para evitar que molesten al accidentado, con un
anclaje rígido alrededor de la cabeza, en la zona superior.
Triángulo de evacuación
El triángulo de evacuación es uno de los elementos de rescate más versátiles que
existen, y además rápido y muy cómodo de utilizar. Cumple con la norma EN 1497
ARNES DE SALVAMENTO.
Además, ocupa un mínimo espacio para que el primer rescatador que acceda a la víctima
lo lleve, su facilidad de colocación y sencillez, lo hacen imprescindible.
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7 EL RIESGO DE CAÍDA Y EL RIESGO ELÉCTRICO
Como ya se mencionó al empezar el tema, las labores de rescate y salvamento no están
exentas de riesgos y problemas. Dos de los principales inconvenientes a los que se
enfrentan estos rescatistas son las caídas y los riesgos eléctricos.
Por ello, a continuación, vamos a prestarle atención a cada uno de ellos con el objetivo
de conocerlos y poder evitar así en la medida de lo posible estos riesgos laborales.
7.1 RIESGOS DE CAÍDA
Se utilice la técnica que se utilice, en los trabajos en altura hay que adoptar en todo
momento medidas para que, en caso de caída, esta sea detenida de forma dinámica, o
lo que es lo mismo, que sea en parte amortiguada por los sistemas que empleemos.
En una caída existen una serie de factores claves a tener en cuenta:
➢ El factor de caída.
➢ El peso del rescatista.
➢ El tipo de cuerda empleado.
➢ El sistema de frenado
Hay que tener muy presente que la caída, por muy pequeña que pueda resultar, va a
generar cierta cantidad de energía provocada por la gravedad. Esta energía, si no se
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absorbe de forma adecuada, puede causar lesiones, muchas de ellas muy graves como
traumatismos craneoencefálicos o incluso fracturas de vértebras.
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De hecho, el cuerpo humano está configurado para resistir como máximo 12 KN durante
una fracción de segundo. Por lo que resulta fundamental asegurar los elementos de
amarre, comprobando que estén fijados de forma correcta y siempre que se pueda,
disponer de amortiguadores de choques, en especial de los absorbedores de energía.
Aquí es especialmente importante tener en cuenta lo siguiente:
➢ El total de la masa correspondiente al operario, incluido su equipo. Cuanto
mayor sea esta, mayor será la energía que se desarrollará en una caída y que,
por tanto, hay que disipar. No hay que olvidar un principio muy importante y es
que la masa del usuario va a influir en la fuerza de choque por la acumulación de
la fuerza cinética, que será mayor a más altura.
➢ La altura de la caída. Como hemos mencionado, cuanta más altura, mayor será
la caída y, por tanto, también será mayor la energía a disipar.
➢ La posición respecto al correspondiente anclaje. En el caso de que el operario se
encuentre en una posición superior al anclaje hay que saber que se aumenta con
ello la gravedad de la caída.
Con respecto al factor de caída, hay que recordar que este va a determinar la dureza de
la misma, la cual no solo va a depender de la altura sino también de la longitud de la
cuerda con la que se esté operando. Normalmente, si no existe una situación
extraordinaria, su valor va a estar comprendido entre 0 y 2.
Por su parte, la fuerza de choque hace referencia a la energía que debe absorber el
sistema de aseguramiento. Esto dependerá, en gran medida, del tipo de cuerda que
utilicemos.
Asimismo, en las caídas puede también darse el efecto polea, esto es que, el último
punto por el que hemos pasado la cuerda, ante un desprendimiento de un operario,
sufre tanto la fuerza de choque transmitida al rescatador como la fuerza que viene del
rescatador asegurador. El resultado de la suma de ambas es lo que se conoce en la
profesión como efecto polea.
Por ello, hay que utilizar siempre una cuerda dinámica acompañada de un
aseguramiento estático o dinámico en función del tipo de dispositivo de frenado que se
emplee. El primero de ellos permite bloquear la cuerda de forma fija, deteniendo la
caída de forma más rápida, pero provocando un fuerte impacto; el aseguramiento
dinámico, por su parte, permite que la cuerda se deslice.
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En la Tabla 7.1 que hay a continuación podemos ver cuál es la fuerza de frenado de
algunos dispositivos que ya hemos visto, entendiendo como tal la máxima resistencia
que ofrece el dispositivo de aseguramiento al deslizamiento de la cuerda.
Tabla 7.1. Fuerza de frenado de algunos dispositivos
7.2 Riesgo eléctrico
Otro de los riesgos que hay que vigilar en estas actuaciones es la electricidad, ya que
durante algunas operaciones puede haber instalaciones eléctricas muy cerca. Esto es lo
que se conocería como trabajo de proximidad. Por tanto, el operario debe asegurarse y
protegerse contra ellos con material aislante o, en caso de que la operación lo requiera,
con material específico para los trabajos con riesgo eléctrico.
Entre estos materiales podemos encontrar los guantes dieléctricos, es decir, aquellos
que se utilizan para proteger las manos en trabajos de riesgo eléctrico. Se fabrican en
material aislante, protegiendo así al operario de cualquier tipo de descarga eléctrica. Por
ende, estos se utilizan en aquellas operaciones donde se necesite manejar cuestiones
eléctricas tales como manipulación de superficies energizadas o conexiones y
desconexiones de circuitos.
Además, son muy útiles como doble protección cuando se estén empleando, por
ejemplo, escaleras que puedan quedar expuestas a redes eléctricas.
Las pértigas aislantes son otro de los elementos que se pueden utilizar. Es un dispositivo
que sirve tanto para salvamento como para verificar la ausencia de tensión. Cuando es
para el primer caso lleva en la cabeza de trabajo un útil que actúa directamente sobre
el accidentado en un rescate.
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Otro de los materiales más utilizados ante situaciones de riesgo eléctrico es la cizalla
aislante, empleándose para seccionar conductores eléctricos, debiéndose emplear
como aislante una banqueta o una alfombrilla, entre otros.
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8 LÍNEA DE VIDA
Podemos definir las líneas de vida como sistemas de protección que permiten el
tránsito, permanencia o realización de trabajos en zonas donde existe riesgo de caídas
desde altura.
Tal como se dijo en el capítulo primero de este manual, la Ley Española de Prevención
de Riesgos Laborales (Ley 31/95), define qué debe entenderse por altura. Así, aunque
existen muchas aplicaciones de las líneas de vida, esta normativa viene señalando que,
a partir de los 2 m de altura desde los pies del trabajador, debe preverse algún tipo de
protección que elimine o reduzca la posibilidad de un riesgo de caída.
Aunque sería imposible citar aquí todas las situaciones en las que sería necesaria su
instalación, sí podemos señalar que, generalmente, se instalan en trabajos realizados en
tejados, cubiertas, escalas verticales, torres, puentes grúas, pasarelas, aerogeneradores,
entre otros.
Las líneas de vida son, básicamente, sistemas anticaídas que garantizan la seguridad del
usuario que debe estar conectado a ellas de forma correcta mediante equipos de
protección individual (EPI). Normalmente, estos EPI son: arnés, cabos de anclaje (en
ocasiones dotados de bloqueadores para permitir cabos de longitud mayor),
mosquetones o conectores y absorbedores de energía o, en su defecto, cabos de anclaje
dinámicos.
En Europa, la norma UNE 795 regula diversos tipos de línea, anclajes y los niveles de
resistencia mínima que deben tener estos sistemas para poder ser homologados.
Los tipos de líneas de vida se definen en función de diversos criterios:
• Atendiendo a su temporalidad: líneas provisionales (para actuaciones
temporales) y líneas definitivas (su diseño está previsto para una duración
indeterminada).
• Atendiendo al plano en que se encuentran: líneas de vida horizontales (Sistemas
horizontales, sistemas en planos inclinados) y líneas de vida verticales (Sistemas
para ascenso y descenso de escalas, torres, etc.).
• Atendiendo al material que las compone: líneas rígidas (cable) o flexibles
(cuerda).
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Imagen 8.1. Montaje de línea de vida horizontal provisional
Imagen 8.2. Fijación, bloqueo y tensado de instalación
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Imagen 8.3. Línea de vida horizontal fija
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Imagen 8.4. Montaje de la línea de vida vertical temporal
Imagen 8.5. Deslizador anticaídas para líneas de vida verticales fijas
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9 RESISTENCIA EN CUERDAS, CORDINOS Y CINTAS
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Como se ha comentado en un apartado anterior, las cuerdas se pueden clasificar según
su resistencia.
Para valorar la resistencia de la cuerda, lo más importante es su diámetro. En el mercado
las podemos encontrar cuerdas desde 2 a 11 mm, aunque, la medida más habitual es de
8 a 11 mm de diámetro.
Por debajo de esa medida suelen denominarse cordinos –cuerdas de diámetro inferior
a los 8 mm.
9.1 Nudos básicos y complementarios
Un nudo se define como “un lazo que se estrecha y cierra de modo que con dificultad se
pueda deshacer por sí solo”.
Los nudos tienen la misión de unir al bombero con la cuerda y la cuerda con los seguros.
También sirven para fijar y unir cuerdas y para atar o sujetar objetos.
La utilización de los nudos es fundamental para realizar diversas maniobras como
encordarse, rapelar o unir cuerdas entre sí. Un nudo o cabo se compone de diversas
partes, Imagen 9.1:
• Chicote: extremo de la cuerda.
• Seno: curvatura entre los extremos.
• Gaza: vuelta o bucle cerrado sobre sí mismo.
• Firme: parte más larga de la cuerda, el lado contrario al chicote.
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Imagen 9.1. Partes de un cabo
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La calidad del nudo está directamente relacionada con la calidad de la cuerda con que
se realiza. Además, la hora de hacer un nudo debemos tener en cuenta que debe servir
para varios usos, quedar ajustado y resultar estético (peinado) ya que facilita su
inspección y garantiza el correcto trabajo. Además, la gaza debe ser de un tamaño
adecuado.
Los nudos deben cumplir una serie de requisitos:
• Fácil de hacer y de revisar su correcta ejecución.
• Resistente, es decir, que aguante muchos kilos de carga.
• Fácil de deshacer después de aguantar una carga o al quitarle la tensión, pero sin
que se deshaga accidentalmente cuando esté en tensión.
• Que reduzca lo menos posible la resistencia de la cuerda: esto suele expresarse
en % sobre la resistencia de la cuerda y se denomina pérdida de resistencia.
Todos los nudos a los que nos vamos a referir se consideran básicos por lo que se debe
practicar su realización en distintas maniobras. Aunque muchos no se utilizan
demasiado, es imprescindible practicar con todos, ya que de ello puede depender
nuestra seguridad en una intervención real.
Según su utilidad existen diversas clases de nudos, Tabla 9.1.
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Tabla 9.1. Clases de nudos
➢ Nudos de encordamiento: ocho por chicote
Es el mejor nudo de encordamiento y el más utilizado. Se debe prestar atención a que
esté bien peinado, esto permite comprobar que está bien hecho y favorece la absorción
de energía. Es necesario dejar suficiente cabo para rematarlo, Imagen 9.2.
Encordamiento al arnés, siempre a las perneras y a la cintura, no al anillo central. Se
realiza por chicote. Haremos primero un ocho simple en el firme de la cuerda dejando
suficiente distancia al extremo para pasarlo por la parte central de la cintura del arnés y
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por la parte central de las dos perneras. Se cierra siguiendo la salida de cuerda del nudo.
La pérdida de resistencia es aproximadamente de entre un 20-30%.
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Imagen 9.2. Nudos de encordamiento. Ocho por chicote
➢ Nudos de unión:
-Ocho por chicote y enfrentado. Este tipo se utiliza para unir cuerdas del mismo
diámetro y para efectuar anillos. De la misma forma que el nudo anterior, la
pérdida de resistencia también oscila entre el 20 y el 30 por ciento, Imagen 9.3.
Es bastante parecido al anterior, pero aquí se enfrentan las puntas de ambas
cuerdas.
Imagen 9.3. Nudos de unión. Ocho por chicote y enfrentado
-Pescador doble. Mediante el pescador doble se pueden unir cuerdas, aunque
estas sean de diámetros diferentes, asimismo evita que se deslicen, incluso
estando húmedas o mojadas. Igualmente tiene la misma pérdida de resistencia
que los anteriores.
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Se hace el chicote en una de las cuerdas donde se efectúa un nudo de gaza doble,
mientras que con la otra realizamos el mismo nudo de gaza doble sobre la
primera, Imagen 9.4.
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Imagen 9.4. Nudos de unión. Pescador doble
-Nudo de cinta. Cuando haya que trabajar con cinta plana este es el único nudo
del que nos podemos fiar, ya que éstas tienen más facilidad para resbalar que las
cuerdas.
Se usa para unir cintas.
A la hora de ejecutarlos hay que vigilar que los extremos tengan al menos 7
centímetros cada uno para que no deshaga.
Para lograrlo, se efectúa en primer lugar un nudo de gaza simple en uno de los
chicotes. Con la otra, la pasamos por el que hemos hecho hasta salir por el otro
lado, Imagen 9.5.
La pérdida de resistencia es del orden del 35 al 40%.
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Imagen 9.5. Nudos de cinta plana
➢ Nudos de amarre:
-Ocho por seno. Este nudo es uno de los más utilizados y se emplea, sobre todo,
para fijar la cuerda a un punto y para, de forma rápida, asegurarse con un
conector, puesto que se puede hacer en la mitad de la cuerda, Imagen 9.6.
Es similar al ocho por chicote, pero, en este caso, presenta un bucle en la cuerda
y no en la punta.
Su pérdida de resistencia, igualmente, oscila entre el 20 y el 30 por ciento.
Imagen 9.6. Nudos de amarre. Ocho por seno
-Ballestrinque. Se utiliza para atar y fijar cuerdas, muy socorrido para anclados
rápidos.
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Su mayor virtud es la facilidad de su ejecución y que se regula muy fácilmente.
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Este nudo desliza a partir de los 450 kilos, sobre todo, con cuerdas estáticas. En
cuanto a su pérdida de resistencia gira en torno al 35 y al 45%.
Se hace realizando uno por seno con dos bucles contrapeados, los cuales se
superponen y conectan a un mosquetón, Imagen 9.7.
Imagen 9.7. Nudos de amarre. Ballestrinque
-Nudo de nueve. Este nudo se utiliza principalmente en grandes cargas y
tracciones, ya que se deshace más fácilmente que otros nudos y, además, tiene
poca pérdida de resistencia.
Con sólo media vuelta se comporta bastante mejor que el nudo de ocho.
Se usa para anclados que vayan a soportar mucha tensión, como tirolinas, o
anclados para el levantamiento de grandes cargas rescates con camillas y
bomberos rescatadores.
El inicio es como el de un nudo de ocho, pero cuando se va a terminar para meter
el seno sobre el nudo, no se mete, sino que se rodea media vuelta más y se mete
para acabar así el nudo, Imagen 9.8.
Pérdida de resistencia: entre el 17-25%.
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Imagen 9.8. Nudos de amarre. Nudo de nueve
-Nudo sin tensión. Es el mejor nudo en grandes cargas y/o tensiones. Se utiliza
preferentemente sobre puntos de anclaje cilíndricos, como un tubo, un pilar, un
árbol, etc.
Si lo colocamos en pilares cuadrados, el nudo resiste, pero desperdiciamos una
de sus principales características, que es que la cuerda no pierde absolutamente
nada de resistencia.
Se usa en cabeceras de tirolinas, en anclados de máxima responsabilidad y
mucha tensión.
Se hace en el chicote un nudo de ocho por seno y luego rodeamos el anclaje
cilíndrico 4 o 5 veces, dependiendo del diámetro del elemento y de lo pulido de
su superficie. Acabamos uniendo el ocho con un mosquetón al firme de la cuerda
que sale del nudo, Imagen 9.9.
No tienen ninguna pérdida de resistencia.
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Imagen 9.9. Nudos de amarre. Nudo sin tensión
-Presilla de alondra. Es un nudo auxiliar con multitud de aplicaciones, aunque es
mejor si trabaja siempre con tensión.
Puede deshacerse si se somete a ciclos de tensado y destensado si tenemos un
chicote cerca del nudo.
Se usas para anclados de poca responsabilidad. Sobre anclajes cilíndricos de gran
diámetro tiende a deshacerse, si tiramos de un solo firme. Por ello, es preferible
tirar de los dos firmes o utilizar otro nudo.
Hay que prestar atención a la pérdida de resistencia, ésta es del 45-50% e incluso
más, según haya sido su realización sobre el anclaje.
Se realiza por seno, se hacen dos cocas por el mismo lado, y se cierran como un
libro, Imagen 9.10
Imagen 9.10. Nudo de amarre. Presilla de alondra
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-Ocho de doble seno. Útil en anclajes de SAS (sistemas de anclajes de seguridad),
ya que con la cuerda unimos dos anclajes a la vez. Si lo hacemos con un seno
mayor que otro podemos conseguir que reparta la carga y que sea
multidireccional.
Como se viene comentando, se usa en montaje de SAS. Podemos utilizar los dos
senos en el mismo anclaje, con lo que aumenta el radio de la cuerda sobre el
anclaje. Se aprieta menos que el nudo de ocho de un seno al tener más cantidad
de cuerda involucrada.
Para su ejecución, iniciamos el nudo como para realizar un ocho por seno, pero
en la última vuelta en lugar de meter el seno, metemos el lateral del seno;
volteamos la punta del seno por encima de todo el nudo y lo apretamos para
terminarlo, Imagen 9.11.
La pérdida de resistencia es entre un 10-20%.
Imagen 9.11. Nudo de amarre. Ocho doble seno
➢ Nudos autoblocantes:
-Marchard doble seno. Bloquea en ambas direcciones. Se puede realizar con
cuerda, cordino o cinta.
La eficacia del bloqueo depende de la diferencia entre el diámetro de la cuerda
y el cordino. Lo mismo ocurre con el número de vueltas que demos, que varía
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entre cuatro y siete. Se calcula que con seis vueltas bloquea hasta unos 300 kg y
con cuatro hasta unos 200 kg.
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Con cuerdas del mismo diámetro el nudo desliza.
Se usa para bloqueos sobre cuerdas con la ventaja de su fácil deslizamiento para
moverlo.
Para su ejecución, apoyamos un seno del corino sobre la cuerda en la que vamos
a bloquear y lo enrollamos en doble unas cinco vueltas. Con un mosquetón
unimos los dos senos, Imagen 9.12.
No hay pérdida de resistencia, aprovecha el 100% de la resistencia del cordino.
Imagen 9.12. Nudo autoblocante. Marchad con dos senos
-Prusik. Tiene mayor capacidad de bloqueo que el Machard. Es también
bidireccional.
Su principal ventaja es la rapidez de su ejecución, la menor cantidad de vueltas
para su bloqueo y que se bloquea muy rápido al someterlo a carga.
El principal inconveniente es que, una vez sometido a carga, es difícil
desbloquearlo.
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Se utiliza en cuerdas que sean difíciles de bloquear, bien por la gran carga o bien
porque estén resbaladizas, mojadas o congeladas.
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Su ejecución se realiza con un seno del cordino, damos vueltas alrededor de la
cuerda a bloquear y metemos cada vuelta dentro del primer seno, dando hasta
cuatro o cinco vueltas. Es importante colocar bien los cordinos, que deben
quedar alineados, no montados, Imagen 9.13.
Pérdida de resistencia: en torno al 40% de la resistencia del cordino.
Imagen 9.13. Nudo autoblocante. Prusik
➢ Nudos tensores:
-Pasabloc. Es un sistema de tensado, cuya principal ventaja es que se puede
retensar y aflojar con rapidez. Para tensarlo solo hay que tirar hacia un lado de
una de sus cuerdas y la otra hacia el lado. Para destensarlo, haremos lo contrario.
Se utiliza para tensar o hacer vientos para los trípodes, escaleras de corredera, u
otros elementos que necesiten ser sujetos en tensión. También se utiliza para el
montaje de tirolinas.
Para su realización, preparamos cuerda del doble de longitud del vano entre el
elemento a tensar y el elemento de anclaje, más un metro y medio para los dos
nudos a realizar. Pasamos la cuerda por el elemento de anclaje y el elemento a
arriostrar, y enfrentamos las cuerdas atándolas una por detrás de la otra. Ya solo
queda tensar el sistema, Imagen 9.14.
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Imagen 9.14. Nudos tensores. Pasabloc
-Pico de pájaro. Sirve para hacer un tensado sin mosquetones sobre la propia
cuerda. En la gaza que forma hace de polea móvil y tiene una ventaja mecánica
de 3:1 por lo que realiza una gran fuerza de tracción.
Se usa para tensados rápidos y fáciles con el empleo de poca cuerda.
Su ejecución se realiza mediante un anclaje en uno de los chicotes a un punto
resistente. Se hace un nudo simple corredizo en la cuerda cerca del otro chicote
y que queramos tensar; rodeamos con el otro chicote la pieza a tensar y lo
metemos por el seno del primer nudo hecho, tiramos de él y conseguimos la
ventaja mecánica. Rematamos con un nudo de fuga cerca del seno, o en el lado
contrario cerca del elemento a tensar, Imagen 9.15.
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Imagen 9.15. Nudos tensores. Pico de pájaro
➢ Nudos direccionales:
-Nudo de siete. Se realiza por seno. Es un nudo direccional, lo que significa que
solo deja un firme y un seno en un sentido y otro firme en otro de los sentidos.
Es sencillo de realizar, pero se aprieta bastante y es menos resistente que otros
nudos direccionales como el romano, Imagen 9.16.
Su utilización principal es el tensado de tirolinas o hacer tensores para arriostrar
elementos o tensado de cuerdas, también para ciertos polipastos.
Para su realización, iniciamos el nudo con el seno hacia el lado contrario al que
queremos que quede al finalizar el nudo, para poder utilizarlo de anclado. Con
una vuelta en la cuerda, rodeamos uno de los firmes y lo metemos dentro de la
gaza resultante hacia atrás.
Pérdida de resistencia: entre un 30-35 %.
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Imagen 9.16. Nudos direccionales. Nudo de siete.
-Nudo romano. Es un nudo direccional más resistente que el nudo de siete y,
además se afloja mejor después de grandes cargas. Es un poco más difícil de
hacer y gasta más cuerda.
Sirve para hacer tensores de cuerda como, por ejemplo, tirolinas.
Para su realización, iniciamos con el seno orientado hacia el lado donde
queremos que quede terminado el nudo. Cogemos un seno y lo giramos a un
lado, hacemos un nudo sencillo sobre un solo cabo; después rodeamos con ese
seno el otro extremo de la cuerda. Por último, volvemos al lado contrario y lo
metemos paralelo al otro firme, quedando el seno y el firme juntos y paralelos,
Imagen 9.17.
La pérdida de resistencia es aproximadamente como el nudo de ocho, 20-30%.
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Imagen 9.17. Nudos direccionales. Nudo romano
➢ Nudos especiales:
-Dinámico. Este nudo, también llamado medio ballestrinque o nudo UIAA, da
nombre a los mosquetones HMS, que están diseñados específicamente para ser
usados con él.
Las siglas utilizadas, se corresponden “aseguramiento con medio ballestrinque”
en alemán.
Su utilización principal es el aseguramiento y tiene la virtud de que, como su
nombre indica, es muy dinámico. Su principal inconveniente es que la fuerza de
frenado no es muy alta, entre 150 y 300 kg.
Siempre debemos utilizarlo con guantes. También se utiliza como descensor de
fortuna.
Para realizarlo haremos dos bucles por seno, uno por arriba y otro por abajo, y
lo cerramos como un libro, así queda listo para introducir el mosquetón, Imagen
9.18.
La pérdida de resistencia es del 55% aproximadamente.
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Imagen 9.18. Nudos especiales. Nudo dinámico
-Nudo de mula. Es un nudo que utilizaremos para bloquear la cuerda sobre el
sistema de seguro que estemos usando. Conviene rematarlo en maniobras de
seguridad. También se utiliza para unir la cuerda a la bolsa. El conjunto de un
nudo dinámico rematado con un nudo de mula se utiliza como nudo de fuga.
Se usa, bloquear de cualquier cuerda que debamos soltar. Combinado con el
nudo dinámico, es uno de los mejores sistemas de embrague, aunque no permite
fallos una vez desbloqueado, ya que debe estar permanentemente vigilado (no
es necesario en un embrague con aparato).
Realización: una vez hecho el nudo dinámico, dejamos que entre en carga. Con
el lado opuesto a la carga hacemos un bucle que rodea las dos cuerdas, la de
carga y la libre, y cerramos con un seno por dentro, Imagen 9.19. Página 71
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Imagen 9.19. Nudos especiales. Nudo de mula (fuga)
10 ASCENSO POR CUERDA: ESTRUCTURAS Y COMPONENTES DE ASCENSORES Y
ELEVADORES
Hay que saber que la norma UNE-EN 1496 de Dispositivos de salvamento mediante izado
es la que certifica los sistemas de elevación. Sin embargo, estos sistemas no son
considerados EPI por lo que no tienen marcado CE excepto en aquellos que sí cumplan
otra función de un EPI.
Según la última versión de dicha normativa, hay sistemas de rescate por elevación que
permiten un descenso de cómo mucho 2 metros. Para casos en los que la bajada sea
mayor se debe atender a la norma UNE-EN 341.
El ascenso por cuerda es una técnica complementaria al rapel, por lo que, si lo
dominamos, nuestra autonomía en las cuerdas será completa. La técnica es muy segura
y se debe dominar para poder desenvolverse con soltura en el medio vertical.
Existen diversas técnicas destacando, por su utilidad, las siguientes:
➢ Ascenso por recorridos verticales cortos: con descensor autoblocante y puño
bloqueador.
➢ Ascenso por recorridos verticales largos: con puño bloqueador y bloqueador
ventral.
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10.1.1 Ascenso por recorridos verticales cortos
En estos casos utilizaremos un descensor autoblocante (preferiblemente ID, aunque
también puede utilizarse un GRIGRI, stop u otro) y un puño bloqueador. Su principal
ventaja es que, al tener el bloqueador montado en la cuerda, es muy fácil cambiar de
ascenso a descenso.
Para su montaje procederemos de la siguiente forma, Imagen 10.1:
• Se pasa la cuerda por el descensor que tenemos unido al arnés.
• Por medio de un cabo de anclaje de la medida adecuada, se une el puño al
arnés y junto a su pedal, se coloca en la cuerda por encima del descensor.
• Recuperamos cuerda hasta quedar suspendidos del descensor.
• Metemos el pie en el pedal y sin cargar el peso, elevamos el puño hasta donde
lleguemos.
• Al mismo tiempo que nos elevamos sobre el pedal, se recupera la cuerda con el
descensor para volver a quedar colgados de él. Para aprovechar al máximo la
fuerza de la pierna, es importante realizar la patada sobre el pedal de la forma
más vertical posible.
• Esta misma operación se repite hasta llegar al objetivo.
• Si nos resulta más cómodo para facilitar la recuperación de la cuerda, podemos
reenviar la cuerda que sale del descensor por medio de un mosquetón al puño
bloqueador.
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Imagen 10.1. Ascenso por recorridos verticales cortos
10.1.2 Ascensos por recorridos verticales largos
En este caso, realizaremos el ascenso con puño bloqueador y bloqueador ventral (croll).
Consiste en colgarse alternativamente del bloqueador ventral (croll) y del puño
bloqueador.
Colocamos el croll en la anilla de la cintura del arnés integral y lo fijamos en la anilla del
pecho. Es importante que quede bien tenso sobre nuestro cuerpo pues facilita mucho
la operación de ascenso por la cuerda.
El puño se coloca por arriba y anclado a nuestro arnés con un cabo de anclaje largo de
forma que, aunque estemos colgados, tengamos acceso a él. De esta forma, estaremos
unidos a los dos bloqueadores.
La secuencia de ascenso es la siguiente, Imagen 10.2:
• Con la pierna en el pedal, se sube el puño estirando el brazo al límite. (la longitud
del cabo de anclaje debe coincidir con la distancia hasta la que lleguemos con
puño bloqueador, estirando el brazo al límite).
•
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Una vez tenso y con la pierna encogida, se tira de las manos agarrando el puño,
al tiempo que se empuja la pierna sobre el pedal, para poder subir lo más posible
el croll que va anclado al arnés.
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• En ese momento, hay que sentarse sobre el arnés y quedarse colgado del
bloqueador ventral.
• Se repite la operación hasta llegar el punto de destino
Imagen 10.2. Ascenso por recorridos verticales largos
11 TÉCNICAS DE DESCENSOS
Cuando se llevan a cabo operaciones donde la pendiente del terreno lo requiere, habrá
que realizar descensos por ellos.
En el caso de tener que disponer de cuerdas para ello, hablaremos de rapel, que es la
técnica más usual. Consiste en descender por una cuerda con un sistema de frenado
llamado descensor.
En dichos casos, habrá que valorar lo siguiente:
➢ Terreno.
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➢ Tiempo.
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➢ Seguridad.
➢ Condiciones climatológicas.
➢ Tipo de anclaje.
➢ Condiciones del grupo.
Existen varios tipos de descensores (ocho, stop, ID, etc.). Para el uso profesional es
conveniente elegir uno que cuente con una buena capacidad de frenado, sistema
antipánico y sistema de bloqueo ya que, ocasionalmente, descenderemos acompañados
de una víctima. Por ejemplo, el ID de Petzl cumple estos requisitos.
El procedimiento para utilizar el descensor es el siguiente:
1. El anclaje debe ofrecer suficientes garantías de resistencia (un pilar, viga, árbol
de dimensiones considerables, etc.). Es importante proteger las aristas u otros
elementos que podrían dañar alguno de los componentes de la cadena de
seguridad (cinta, cuerda, mosquetón, etc.).
2. Un extremo de la cuerda se conecta al anclaje y se hace un nudo al final de la
cuerda como seguridad (nudo de final de cuerda). Es importante verificar que la
cuerda llega hasta el punto al que queremos llegar con el descenso.
3. Después, se pasará la cuerda por el descensor, Imagen 11.1, pasos 1 y 2, y se
fijará el descensor al arnés. La cuerda que va del descensor al final, será la cuerda
inactiva.
4. Es importante ejercer tensión en el aparato para comprobar que bloquea,
Imagen 11.1, paso 3.
5. A continuación, se sujeta la cuerda inactiva con una mano y se tira de la
empuñadura del descensor, de forma progresiva para hacer deslizar la cuerda.
Hay que verificar que cuando se suelta la empuñadura, el descensor debe
bloquear la cuerda, Imagen 11.1, paso 4.
6. Si el descensor no bloquea la cuerda o no se puede descender porque la cuerda
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estará bloqueada hagamos lo que hagamos con la empuñadora, en este caso, se
revisará el sentido de la instalación de la cuerda.
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7. Si el aparato dispone de función de bloqueo antipánico se debe comprobar su
correcto funcionamiento. Para ello, se ejercerá una tensión, tirando con fuerza
de la empuñadura. Si el bloqueo antipánico funciona, el aparato bloqueará la
cuerda.
Imagen 11.1. Uso del descensor
Al realizar el descenso es importante tomar precauciones y seguir las siguientes
recomendaciones, Imagen 11.2:
• Se debe bajar deslizándose suavemente.
• Hay que evitar dar saltos ya que con ellos nuestra carga sobre el anclaje se
duplica, o incluso, se triplica, por lo que lo podemos sobrecargar.
• El descenso debe ser lento, especialmente si es muy largo, ya que si bajamos
muy rápido podemos sobrecalentar el descensor y quemar la cuerda al pararnos.
• Se deben usar mosquetones de seguridad en los descensores.
• El rapel siempre debe realizarse asegurado.
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Imagen 11.2. Uso del descensor
12 TÉCNICA DE BÚSQUEDA Y RESCATE EN MONTAÑA
Las técnicas que pueden utilizarse en las labores de búsqueda o en el rescate de alguna
víctima en la montaña pueden variar por diversos factores como, por ejemplo, la
orografía del terreno, la situación en la que se encuentre el accidentado o auxiliado, o
las incidencias climatológicas como las fuertes rachas de viento.
No obstante, podemos distinguir como las más comunes las que vamos a ver a
continuación, entre las que vamos a incluir las técnicas en terraplenes y taludes.
Una táctica de intervención es el conjunto coordinado y planificado de herramientas y
técnicas de intervención cuyo objetivo es hacer frente a una intervención.
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En una intervención de bomberos la decisión más crítica es el planteamiento táctico, ya
sea ofensivo o defensivo.
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En muchos casos se trata de decisiones irreversibles que determinan que la intervención
vaya en un sentido u otro.
Para definir el planteamiento táctico, el Mando de Intervención debe basarse en cuatro
elementos fundamentales:
• Experiencia profesional: de los intervinientes. Así, si cuenta con personas
especialistas en la materia, el mando se dejará asesorar por el equipo.
• Conocimiento técnico científico: entre los intervinientes puede haber personal
con conocimientos técnicos que ayuden a resolver posibles problemas
relacionados con el cálculo de cargas, elementos estructurales, etc.
• Abanico de técnicas disponibles: contar un gran número de soluciones posibles,
nos ayudará elegir la más ajustada en cada caso.
• Valoración del incidente: una valoración correcta, limitará las improvisaciones
durante la intervención.
A lo largo de este apartado iremos detallando las tácticas más habituales en el rescate
en altura: rescates en terraplenes y taludes; rescates por tirolina. Así como en el
siguiente apartado, donde se van a tratar los rescates por descenso, rescates por
ascenso y rescates bajo cota 0.
12.1 Peculiaridades del rescate en terraplenes y taludes
Vamos a analizar el rescate en ángulos que no se puedan superar andando. En este caso,
será necesario utilizar un sistema de tracción y otro de aseguramiento, pensados para
el tránsito con camillas por taludes.
Debido a su morfología o a las condiciones climáticas, el trabajo en taludes puede
resultar peligroso.
Las diferencias entre el rescate vertical y el rescate en taludes son las siguientes:
• La primera diferencia es que, en el rescate en taludes, la mayor parte del peso de la
camilla recae sobre el suelo o sobre los rescatadores, mientras que, en el rescate
vertical, el peso lo sustenta la cuerda.
• Otra diferencia sustancial es el número de bomberos que deben acompañar la
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camilla. Así mientras que el rescate vertical eran uno o dos bomberos, en taludes
serán como mínimo tres.
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• La tercera diferencia hace referencia al papel de la cuerda. Mientras que en los
rescates verticales la camilla asciende por la tracción sobre la cuerda, en el rescate
en taludes, la cuerda es el elemento que utilizan los bomberos para remontarla.
12.2 Evacuación en terraplén mediante camilla
El rescate de víctima se realiza en un terraplén a través de un plano inclinado
acompañada de varios socorristas.
Las técnicas de referencia son:
• Izado de cargas.
• Polipastos.
• Reenvíos y desviadores.
• Descenso por cuerdas.
Este tipo de rescate en pendientes abarca un gran número de lugares: los taludes de
cualquier carretera, terraplenes próximos a ríos, acantilados, planos inclinados en
industrias, pendientes con nieve.
Con carácter general, podemos decir que abarca cualquier situación en la que ni sea
posible acceder andado, ni tampoco realizar un rescate vertical que implique que tanto
el rescatador como la camilla queden suspendidos de las cuerdas de tracción y seguro.
Para su ejecución debemos:
• Localizar a la víctima en la zona de actuación.
• El BB2 y el mando, localizan y montan 2 SAS (tracción, cuerda semiestática y
seguro, cuerda dinámica) en el punto hasta el cual se quiere evacuar a la víctima.
Los SAS, deben estar fuera de la zona de pendiente y deben estar
sobredimensionadas para soportar la sobrecarga a la que se los va someter
durante el rescate.
• Mientras, el BB1 desciende hasta la víctima por una línea independiente que
debe quedar lejos de la vertical en que se encuentra la víctima para evitar que
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caigan sobre ella materiales. Llevará consigo el botiquín para poder realizar una
primera valoración sanitaria.
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• Por esta misma línea, un segundo rescatador bajará con la camilla, un casco para
la víctima y cualquier otro material que se estime necesario para estabilizar y
preparar a la víctima para su evacuación.
• Simultáneamente, el resto de rescatadores y el mando realizan el montaje del
sistema de evacuación (SAS, cuerda de seguro, cuerda de tracción y polipasto de
tracción).
• El rescatador 3 descenderá hasta la víctima, que estará ya en la camilla, portando
la placa organizadora con el sistema de cuerdas y las cintas de conexión rápida
para los anclajes de los rescatadores 1 y 2. El rescatador 3 se anclará a la parte
posterior de la camilla por medio de su cabo de anclaje y quedará asegurado por
el tramo sobrante de la cuerda de seguro.
• El mando se debe colocar en una posición en la que sea visible tanto para los
rescatadores que portan la víctima como para el personal que acciona la cuerda
de tracción.
• Una vez comprobado el correcto montaje del sistema y recibido el “OK” para
iniciar la maniobra por los rescatadores que portan a la víctima, el mando
ordenará el accionamiento de la tracción, controlará el desarrollo de la
operación y se asegurará de que se va recogiendo la cuerda de seguro.
• La coordinación del equipo de rescatadores y el personal de tracción se
desarrollará en todo momento a través del mando.
• La cuerda de tracción será accionada preferentemente por personal propio,
aunque si fuera necesario se podría recurrir a personal ajeno (Guardia Civil,
Protección Civil, Sanitarios, etc.).
• Por defecto, se utilizar como sistema de tracción el polipasto 5:1, accionado por
2 o 3 personas. La desmultiplicación se variará en función de la pendiente, el
rozamiento y el número de personas actuando sobre la cuerda de tracción.
• La maniobra de rescate concluye cuando la víctima es evacuada y dispuesta en
zona segura, Imagen 12.1.
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Imagen 12.1. Evacuación del terraplén mediante camilla
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Las medidas de seguridad que se deberán tomar son:
• Evitar roces en la cuerda disponiendo elementos de protección como
desviadores y/o tren de rodillos.
• Realizar siempre los SAS de al menos dos puntos.
• Verificar los sistemas. Antes de poner el sistema en funcionamiento es
obligatorio comprobar completamente toda la instalación.
• Se debe prestar especial atención a la caída de objetos desde arriba que puedan
golpear a la víctima y/o socorrista.
• Poner casco a la víctima.
12.3 Rescate por tirolina
Se trata del rescate de una víctima transportada por medio de una tirolina.
Las técnicas de referencia son:
• Las tirolinas.
• Los anclajes. Localización de los anclajes.
• Los puntos de anclaje del SAS. Reparto de los esfuerzos de los anclajes en función
del ángulo.
• Reenvíos y desviadores.
Las tirolinas son utilizadas para salvar obstáculos: depresiones, agujeros, transporte de
un edificio a otro, etc.
Para su ejecución se debe:
• El BB2 y el mando, localizan y montan 2 SAS (soporte cuerda semiestática y seguro
cuerda dinámica colocada encima de la de soporte) y fijarán los extremos de las
cuerdas al SAS.
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• Otro bombero localiza y monta otros dos SAS al otro lado de la tirolina, que será
donde se tense.
• Los SAS, deben estar sobredimensionados para soportar la sobrecarga a la que se
los va a va someter durante el rescate.
• Se realizará el tensado de la tirolina según el método elegido.
• Las poleas se colocarán de la siguiente manera: unas poleas fixe/rescue sobre la
cuerda de seguro (ancladas a cabecera y pies de camilla) y estas poleas ancladas
por un mosquetón o cinta (si estuvieran algo alejadas la cuerda de seguro y de
soporte) a las poleas tándem sobre la cuerda de soporte.
• El BB1 aparejará al herido a la camilla. Si fuera necesario acompañarla, se anclará
de la misma manera que en la evacuación por descenso con camilla. Es decir, a la
placa de reparto con una cuerda lo bastante larga (al menos 5 metros) y por medio
de un GRIGRI, para tener mayor autonomía a la hora de moverse en el entorno de
la camilla.
• El mando se colocará en una posición en la que sea visible tanto para el rescatador
que acompaña la víctima (si lo hubiera) como para el personal que acciona la
cuerda de tracción y de retención.
• Si es necesario remontar la carga por una tirolina con mucha pendiente
ascendente (por ejemplo, sacando a un herido de un barranco), se instalará un
polipasto en la cuerda de tracción para facilitar la operación.
• Por el contrario, si la tirolina tiene mucha pendiente descendente, debemos
instalar un sistema de frenado (ID, GRIGRI), para frenar la cuerda de retención.
• Tras comprobar que el sistema está correctamente montado y se ha recibido el OK
para iniciar la maniobra por parte de los intervinientes, el mando ordenará el
accionamiento de la tracción o de la retención (según proceda) y controlará el
desarrollo de la operación.
• Al finalizar el trayecto, para vencer al usuario que está en la tirolina, añadimos un
mosquetón de frenado en el punto de anclaje del ID. Accionamos la empuñadura,
en modo “descenso”, sujetando el cabo de frenado para controlar la velocidad
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dejando a la víctima suavemente en el suelo.
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• En caso de tener que izar la carga hasta las poleas para salvar algún obstáculo tipo
balcón, ventana, etc., utilizaremos un polifreno según se muestra en las siguientes
Imágenes 12.2.
Imagen 12.2. Uso del polifreno para salvar obstáculos.
Las medidas de seguridad que se deben tomar son:
• Los SAS de seguro y soporte, serán independientes y deben ser de gran resistencia.
Los mosquetones que utilizaremos serán de acero sobredimensionados.
• La fiabilidad de las cuerdas, tanto la de soporte como la de seguro, debe ser
absoluta.
• Al cargar la tirolina con personas (bomberos rescatadores, víctimas) una vez
tensada, debemos verificar si roza con algún obstáculo. Si es así solucionaremos el
problema colocando la tirolina en otro lugar.
• La tracción y la retención se realizarán de la carga, ya que, si lo hacemos de las
poleas, en caso de frenado brusco repercutirá en la carga por la inercia, Imagen
12.3.
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
Imagen 12.3. Tracción y retención de la carga.
13 TÉCNICAS DE RESCATE VERTICAL: DESCENSOS Y ASCENSOS
13.1 Rescate por descenso
13.1.1 Rescate por descenso de víctima colaboradora
Rescate y evacuación de una persona atrapada, por ejemplo, en un edificio por
diversos peligros (humo, fuego, etc.).
Las técnicas de referencia
• Descenso por cuerda.
• Los SAS.
Este tipo de rescate puede darse por ejemplo en evacuaciones en zonas no accesibles a
vehículos de rescate en altura, en evacuaciones rápidas por peligros inminentes.
Siempre que sea posible realizar el rescate tanto por ascenso como por descenso,
optaremos por hacerlo en descenso, ya que es más sencillo y menos costoso.
La ejecución se puede realizar del siguiente modo:
• El Mando y 2 bomberos (en adelante BB1 y BB2) se sitúan en la planta superior
de la persona atrapada.
• El BB2 y el mando: localizan y montan 2 SAS.
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
• El BB1: se coloca el arnés y prepara los elementos que va a portar, un descensor
(ID), el triángulo de evacuación y cinta de conexión rápida (fast).
• Se ancla una cuerda (semiestática) a un SAS, por la que rapelará el BB1 y en otro
SAS, el BB2 asegurará al BB1 mediante una cuerda dinámica, a la que se habrá
atado BB1.
• Comienza la maniobra de rescate: El BB1 comienza a descender asegurado por el
BB2 y coordinado por el mando. El mando debe ubicarse en un lugar que le
permita controlar los dos equipos.
• BB1 se parará un poco por encima de la víctima y le colocará el triángulo de
evacuación. Anclará al mosquetón de seguridad de su descensor ID, la cinta de
regulación rápida y la ajustará para que quede bien tensa.
• Una vez colgada la víctima, debe quedar mirando hacia el rescatador de forma
que quede protegida su cabeza e impida que se agarre. Hecho esto, se
descenderá hasta la planta que esté fuera de peligro o, en su caso, hasta el suelo.
Las medidas de seguridad que se deben tomar son, Imagen 13.1:
• Evitar roces en la cuerda utilizando elementos de protección como desviadores
y/o tren de rodillos.
• Realizar siempre los SAS de al menos dos puntos.
• El descensor a utilizar debe tener capacidad suficiente para el frenar el peso de
dos personas, como el ID.
• Verificar los sistemas. Antes de poner el sistema en funcionamiento es
obligatorio comprobar completamente toda la instalación.
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
Imagen 13.1. Medidas de seguridad
13.1.2 Rescate por descenso con camilla
Este tipo se da, por ejemplo, en rescate de heridos en camilla o por medio de triángulo
de evacuación, acompañados por bombero – rescatador.
Las técnicas de referencia son:
• Descenso de cargas.
• Control desde arriba.
• Reenvíos y desviadores.
• Método STEF.
Es un método muy cómodo e ideal para lugares con buen acceso superior, es fácil de
controlar y parar si es preciso.
La ejecución se puede realizar del siguiente modo, Imagen 13.2 y 13.3:
• El mando y 2 bomberos (en adelante BB1 y BB2) se sitúan en la planta de la
persona atrapada.
• El BB2 y el mando: localizan y montan 2 SAS en la planta superior para ganar el
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máximo de altura y poder sacar cómodamente la camilla en su momento.
Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
• Se ancla un ID al SAS por el que se vaya a descender a víctima + rescatador (cuerda
estática- esta será la cuerda de descenso) y otro ID al SAS por el que se les va a
asegurar (cuerda dinámica – esta será la cuerda de seguro).
• Si la localización de los SAS no permite controlar un descenso cómodo y seguro,
se podría utilizar un desviador, pero, en este caso, tenemos que tener cuidado con
el efecto polea.
• Después de aparejar debidamente a la víctima en la camilla, probaremos la
horizontalidad de la misma, ajustándola con las cintas de conexión rápida (fast) y
sistema STEF si se ha previsto su utilización.
• Ambas cuerdas (la de descenso y la de seguro) se anclarán al ojal grande de una
placa de reparto. Por su parte, el BB1 y la camilla se anclarán a los ojales pequeños
de la placa de reparto.
• El BB1 rescatador anclará una cuerda suficientemente larga (al menos 5 metros) a
la placa de reparto por medio de un GRIGRI. Esto le aportará mayor autonomía
para moverse en el entorno de la camilla y, si fuera necesario poder pasarla de
posición horizontal a vertical (método STEF) o solucionar posibles contratiempos.
• Comienza la maniobra de rescate: el BB2 inicia el descenso de camilla + rescatador.
Debe tener en cuenta que es necesario que para garantizar el control del descenso
y evitar tirones, debe reenviar la cuerda inactiva que sale del ID por el mosquetón
de rozamiento. Mientras, otro bombero asegura por medio del otro ID a la cuerda
dinámica de seguro. La cuerda de seguro, al no llevar tensión, no es necesario
reenviarla.
• El mando coordinará la maniobra desde un lugar donde tenga visión de ambos
equipos.
• Si durante el descenso hay peligro de golpeo con voladizos de balcones u otros
obstáculos, utilizaremos una cuerda anclada a la camilla en “v”, mediante un nudo
de ocho de doble seno a modo de “viento”, para que desde abajo nos vayan
separando de la pared.
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
Imagen 13.2. Cuerda anclada en V
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
Imagen 13.3. Técnica de aseguramiento en descenso
Las medidas de seguridad que se deben tomar son:
• Hacer un nudo en los finales de cuerda.
• Evitar roces en la cuerda disponiendo elementos de protección como
desviadores y/o tren de rodillos.
• Realizar siempre los SAS de al menos dos puntos.
• El descensor a utilizar debe tener capacidad suficiente para el frenar el peso de
dos personas (como por ejemplo el ID).
• El bombero que asegura debe sujetar la cuerda de seguro/frenado con la mano
y basculará el ID para facilitar la circulación de la cuerda en el aparato, según
muestra la Imagen 94.
• Verificar los sistemas. Antes de poner el sistema en funcionamiento es
obligatorio comprobar completamente toda la instalación.
• Poner casco a la víctima.
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
13.1.3 Evaluación por descenso de víctima suspendida
Consiste en el rescate de una víctima suspendida de una cuerda o un trabajador
suspendido de su elemento de amarre con el absorbedor de energía desgarrado por la
caída.
Las técnicas de referencia son:
• Descenso por cuerda.
• Ascenso por cuerda.
• Control desde arriba.
La evacuación puede ser sin acompañamiento (la víctima no necesita vigilancia
particular) o con acompañamiento (protección y separación de la víctima de la
estructura).
La ejecución de la maniobra consiste en:
1. Evacuación sin acompañamiento, Imagen 13.4:
• El mando y el BB1 acceden por encima de la víctima y montan, bien 2 SAS
independientes o bien, si ofrecen suficientes garantías, utilizan los SAS
empleados por la víctima).
• Se conecta al SAS, el kit de rescate preparado previamente, (polipasto 3:1 o 4:1
según disposición de las poleas).
• A continuación, unimos al kit un ID con una cuerda lo suficientemente larga
para descolgar a la víctima hasta el suelo. Se la hacemos llegar a la víctima con
un mosquetón de seguro, para que se lo enganche al anillo ventral de su arnés.
• BB1 tensará lo más posible la cuerda que va a la víctima y, a continuación, la
recuperará por medio del kit de rescate hasta que la víctima pueda liberarse
del elemento del que se encontraba suspendida.
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
• Finalmente, una vez liberada la víctima del elemento del que se encontraba
suspendida, BB1 inicia el descenso de la víctima por medio del ID, de forma
similar a una evacuación por descenso con control desde arriba.
2. Evacuación acompañada, Imagen 13.5:
• El mando y el BB1 acceden por encima de la víctima y, o bien montan 2 SAS
independientes o bien, si ofrecen suficientes garantías, utilizan los empleados
por la víctima.
• El BB1 prepara el material necesario: kit de rescate (polipasto 3:1 o 4:1 según
disposición de las poleas), ID para descender y cinta fast para anclar a la víctima.
• El BB1 inicia el descenso en rapel hasta llegar un poco por encima de la víctima,
asegurado mediante anticaídas a la cuerda de seguro.
• El BB1 ancla el kit de rescate al mosquetón de su ID y el otro extremo del kit al
anillo ventral del arnés de la víctima. Hecho esto, recupera cuerda del kit de
rescate para aproximarse a la víctima y se une a ella por medio de la cinta fast.
Finalmente, libera la víctima del elemento de amarre del que se encontraba
suspendida.
• Si la víctima está inconsciente para ganar tiempo y reducir los efectos del
“síndrome del arnés” (se detallará más adelante, en el apartado.2.4),
podríamos saltarnos el anclado del kit de rescate y anclar a la víctima
directamente al mosquetón de nuestro ID por medio de la cinta fast. Hecho
esto, tensaremos y cortaremos la cuerda de la que la víctima se encuentra
suspendida.
• Una vez liberada la víctima de su anterior amarre, BB1 inicia el descenso junto
con a ella, protegiéndola con sus piernas de posibles choques con la estructura.
• El BB2 recepciona a la víctima y la pone en manos de los servicios sanitarios.
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Imagen 13.4. Evacuación sin acompañamiento.
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Imagen 13.5. Evacuación con acompañamiento.
Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
Las medidas de seguridad son:
• Hacer un nudo en los finales de cuerda.
• Evitar roces en la cuerda disponiendo elementos de protección como
desviadores y/o tren de rodillos.
• Realizar siempre los SAS de al menos dos puntos.
• El descensor a utilizar debe tener capacidad suficiente para el frenar el peso
de dos personas, como el ID.
• Verificar los sistemas. Antes de poner el sistema en funcionamiento es
obligatorio comprobar completamente toda la instalación.
13.1.4 El síndrome del arnés
En este tipo de situaciones, podemos encontrarnos con el llamado “síndrome del arnés”.
Es un conjunto de síntomas que aparecen cuando una persona está suspendida de un
arnés en lo que se llama “suspensión inerte”, esto es cuando la víctima se encuentra
inconsciente. Es importante conocerlo, ya que puede desembocar en la muerte de la
víctima.
Se produce porque el arnés se comporta como un torniquete. Cuando los rescatadores
actúan sobre la víctima, las toxinas de las extremidades pasan al torrente sanguíneo
colapsando los riñones y otros órganos, produciendo el fallo del corazón.
Su denominación médica es síndrome de aplastamiento o shock ortoestático.
Los primeros síntomas comienzan a desarrollarse a sólo 10 minutos de la suspensión en
el arnés. Sin embargo, si la víctima no tiene el arnés en el pecho y está en posición
horizontal, puede ser menos y, a partir de los 3 o 5 minutos, puede tener dificultades
para incorporarse y perder la conciencia.
Por ello, el descenso debe realizarse rápidamente y sin quitar el arnés. Llegado el
momento de aflojarlo le daremos el mismo tratamiento que si se tratará de un
torniquete, esto es, se debe soltar lentamente. Esta maniobra debe realizarse cuanto
antes y, siempre que sea posible, por la asistencia médica.
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
13.2 Rescate por ascenso
13.2.1 Evaluación por ascenso de víctima colaboradora
Consiste en la evacuación de una víctima colaboradora a alturas superiores.
Las técnicas de referencia son:
• Izado de cargas.
• Polipastos.
• Descenso por cuerdas.
Se emplea, por ejemplo, en rescates en patios, interiores, huecos de ascensor, etc.
cuando el estado de la víctima permita su rescate sin ser acompañada por un socorrista.
Su ejecución consiste en, Imagen 13.6:
• El montaje inicial será similar al que hemos explicado en las evacuaciones por
descenso. La diferencia es que no desviaremos la cuerda inactiva que sale del ID
por el mosquetón de rozamiento.
• El BB2 y el mando: localizan y montan 2 SAS (tracción, cuerda semiestática y
seguro, cuerda dinámica) en el punto hasta el cual queramos evacuar a la víctima.
Debe ser lo suficientemente alto para permitir sacarla con comodidad.
• El BB1 descenderá hasta la víctima, para lo que utilizará una línea independiente
a la de seguro y tracción. Portará el material necesario para izar a la víctima
(triángulo de evacuación). Además, debe ir equipado con material para el ascenso
por cuerda, ya que, si no es necesario acompañar a la víctima, subirá
posteriormente por sus propios medios.
• Se ancla un ID al SAS por el que se vaya a izar a la víctima (cuerda estática) y otro
ID al SAS por el que se la va a asegurar (cuerda dinámica).
• Si la localización de los SAS no permite controlar el ascenso de manera cómoda y
segura, se podrá utilizar un desviador. En este caso, debe prestarse atención al
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efecto polea.
Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
• Como vimos en los factores que determinan la elección de un polipasto, el equipo
de tracción utilizará un sistema de tracción (polipasto) acorde al peso a elevar, el
personal para traccionar, el número de poleas, los metros de cuerda disponibles,
etc.
• El BCM (Bombero-Conductor-Mecánico) se ocupará de la cuerda de seguro que,
anclada en el SAS de seguro, irá recuperando con el ID a medida que se vaya izando
a la víctima.
• El mando se colocará en un punto donde tenga visibilidad de ambos equipos y de
la víctima, para coordinar la maniobra de izado.
• Si la víctima no sube acompañada, es probable que el BB1 tenga que dirigir a la
víctima desde abajo. Para ello, utilizará con una cuerda atada a modo de “viento”,
al triángulo de evacuación, que le permita salvar los obstáculos que pudiera haber
en el camino.
Las medidas de seguridad que se deben tomar son:
• Evitar roces en la cuerda disponiendo elementos de protección como
desviadores y/o tren de rodillos.
• Realizar siempre los SAS de al menos dos puntos.
• Verificar los sistemas. Antes de poner el sistema en funcionamiento es
obligatorio comprobar completamente toda la instalación.
• Se debe prestar especial atención a la caída de objetos desde arriba que puedan
golpear a la víctima y/o al rescatador.
• Poner casco a la víctima.
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
Imagen 13.6. Evacuación por ascenso de víctima colaboradora.
13.2.2 Evaluación por ascenso con camilla
Consiste en la evacuación de una camilla y un rescatador a una altura superior.
Las técnicas de referencia son:
• Izado de cargas.
• Polipastos.
• Reenvíos y desviadores.
• Método STEF.
Cuando no sea posible realizar el rescate vertical por descenso (menos costoso), lo
realizaremos por ascenso. Este tipo de rescate requiere un perfecto conocimiento de la
realización de polipastos ya que constituyen la base de los mismos.
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
Su ejecución consiste en:
• El montaje será similar al de la evacuación de víctima colaboradora, con la
salvedad de que se debe tener en cuenta la mayor sobrecarga en los anclajes de
SAS y desviadores, ya que izaremos el doble de peso, la víctima, el rescatador y
la camilla.
• En esta situación, la víctima requiere cuidados especiales y el rescate, lleva
aparejado el uso de la camilla, por lo que será necesario que al menos 2
bomberos accedan hasta la víctima. Para hacerlo, utilizarán igualmente una línea
independiente a la de seguro y tracción, portarán el material necesario para
socorrer e izar a la víctima (botiquín y camilla de rescate) e irán equipados con
material de ascenso por cuerda, ya que, uno de ellos subirá por sus propios
medios.
• Se ancla un ID al SAS por el que se vaya a izar a la víctima (cuerda estática) y otro
ID al SAS por el que se la va a asegurar (cuerda dinámica).
• Si la localización de los SAS no permite controlar el ascenso de manera cómoda
y segura, se podrá utilizar un desviador. En este caso, se debe prestar atención
al efecto polea.
• Como vimos en el apartado de polipastos, al hablar de los factores
determinantes en la elección de un polipasto, el equipo de tracción empleará un
sistema de tracción (polipasto) acorde al peso a elevar, personal para traccionar,
número de poleas, metros de cuerda disponibles, etc.
• El BCM se ocupará de la cuerda de seguro que, anclada en el SAS de seguro, irá
recuperando con el ID a medida que vayan izando a la víctima.
• El mando se colocará en un punto donde tenga visibilidad de ambos equipos y
de víctima, para coordinar la maniobra de izado.
• Después de aparejar debidamente a la víctima en la camilla, probaremos su
horizontalidad, ajustándola con las cintas de conexión rápida (fast) y, si se ha
previsto su utilización, con el sistema STEF.
• Ambas cuerdas (ascenso y seguro) se anclarán al ojal grande de una placa de
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reparto, mientras que el BB1 y la camilla se anclarán a los ojales pequeños de la
placa de reparto.
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• El BB1 rescatador anclará una cuerda suficientemente larga (al menos 5 metros)
a la placa de reparto por medio de un GRIGRI. Esto le aportará mayor autonomía
para moverse en el entorno de la camilla y pasarla, si fuera necesario, de posición
horizontal a vertical (sistema STEF) así como para solucionar posibles
contratiempos.
• El equipo de tracción empleará un sistema de tracción (polipasto) acorde al peso
a elevar, personal para traccionar, número de poleas, metros de cuerda
disponibles, etc. como vimos en los factores que determinan la elección de un
polipasto.
• Se procede a la maniobra de izado bajo la coordinación del mando de la
intervención, Imagen 13.7.
Imagen 13.7. Evacuación por ascenso con camilla.
Las medidas de seguridad son:
• Evitar roces en la cuerda disponiendo elementos de protección como desviadores
y/o tren de rodillos.
• Realizar siempre los SAS de al menos dos puntos.
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• Verificar los sistemas. Antes de poner el sistema en funcionamiento es obligatorio
comprobar completamente toda la instalación, Imagen 13.8.
• Se debe prestar especial atención a la caída de objetos desde arriba que puedan
golpear a la víctima y/o rescatador.
• El bombero que asegura, siempre debe sujetar la cuerda de seguro/frenado con la
mano.
• Poner casco a la víctima.
Imagen 13.8. Verificación de sistemas.
13.2.3 Evacuación por ascenso con contrapeso
Consiste en la evacuación de una víctima a una altura superior con la ayuda de un
contrapeso.
Las técnicas de referencia son:
• Izado de cargas.
• Polipastos.
• Reenvíos y desviadores.
• Ascenso por cuerda.
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• Descenso por cuerdas.
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En muchas de las intervenciones de rescate por ascenso, la utilización de un contrapeso
para la elevación de una camilla o de la camilla con rescatador, es una de las técnicas
más recomendables ya que, en combinación con otros sistemas de tracción (polipastos),
contribuirá a reducir enormemente el esfuerzo.
Su ejecución consiste en, Imagen 13.9:
• El BB2 y el mando, localizan y montan 2 SAS (tracción, cuerda semiestática y seguro,
cuerda dinámica) en el punto hasta el cual queramos evacuar a la víctima. Debe
estar lo bastante alto como para sacar a la víctima con comodidad.
• Además, el BB que va a realizar el contrapeso, montará otro SAS adicional.
• En esta situación, la víctima requiere cuidados especiales y el rescate, lleva
aparejado el uso de la camilla, por lo que será necesario que al menos 2 bomberos
accedan hasta la víctima. Para hacerlo, utilizarán igualmente una línea
independiente a la de seguro y tracción, portarán el material necesario para
socorrer e izar a la víctima (botiquín y camilla de rescate) e irán equipados con
material de ascenso por cuerda, ya que, uno de ellos, concretamente el que haga
de contrapeso, subirá por sus propios medios.
• Se ancla un ID al SAS por el que se vaya a izar a la víctima (cuerda semiestática) y
otro ID al SAS por el que se la va a asegurar (cuerda dinámica).
• Si la localización de los SAS no permite controlar el ascenso de manera cómoda y
segura, se podrá utilizar un desviador prestando atención al efecto polea.
• El equipo de tracción empleará un sistema de tracción (polipasto) acorde al peso a
elevar. En este caso, gracias a la ayuda del contrapeso, será necesario menos
personal para traccionar y menos desmultiplicación que en los casos anteriores.
• El BCM (bombero – conductor – mecánico) se ocupará de la cuerda de seguro que,
anclada en el SAS de seguro, irá recuperando con el ID a medida que se vaya izando
a la víctima.
• El bombero que hace de contrapeso colocará una polea en el SAS que ha montado
previamente, por la que pasará una cuerda semiestática hacia la camilla. Por el otro
lado de la polea, se situará el bombero de contrapeso con sus elementos de
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remontar a cuerda fija. Su misión, será ayudar con su peso al ascenso al mismo
tiempo que el equipo de tracción, va remontando la carga.
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• El mando se colocará en un punto en el que tenga visibilidad de ambos equipos y
víctima, para coordinar la maniobra de izado. Además, irá ordenando la detención
del equipo de tracción si el contrapesista va perdiendo altura con respecto a la
camilla, para que ambos (camilla y contrapeso) vayan avanzando a la vez.
• Después de aparejar a la víctima en la camilla, cuando el mando ordene el izado, el
mismo bombero ayudará a posicionar la camilla en posición vertical y la dirigirá
durante el ascenso con una cuerda atada a ambos lados de la camilla en su parte
inferior, por medio de un nudo de ocho de doble seno a ambos lados
• El contrapesista debe ir avanzando a la vez que la víctima hasta llegar arriba.
Las medidas de seguridad son:
• Evitar roces en la cuerda disponiendo elementos de protección como desviadores
y/o tren de rodillos.
• Realizar siempre los SAS de al menos dos puntos.
• Verificar los sistemas. Antes de poner el sistema en funcionamiento es obligatorio
comprobar completamente toda la instalación.
• Se debe prestarse especial atención a la caída de objetos desde arriba que puedan
golpear a la víctima y/o rescatador.
• Poner casco a la víctima.
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Imagen 13.9. Evacuación por ascenso con contrapeso.
13.3 Rescate bajo cota 0
13.3.1 Peligros derivados del trabajo en espacios confinados
Generalmente, los pozos son espacios confinados, de difícil acceso y que no disponen
de ventilación natural. Esto determina que sean susceptibles de tener una atmósfera
peligrosa y, lógicamente, no están diseñados para ser un puesto de trabajo en el que
permanecer de forma continua.
Por este motivo, antes de una intervención, es necesario tomar conciencia de los
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peligros derivados del trabajo en espacios confinados:
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• Peligros físicos y mecánicos: su causa puede estar en la falta de seguridad
estructural del espacio (por ejemplo, un pozo en construcción) o también, por la
caída de objetos de dentro hacia abajo o desde el exterior. También, es posible
golpearse dentro con estructuras del propio espacio.
• Peligros químicos: la contaminación puede ser absorción o adsorción.
o Será absorción, cuando el contaminante entre en el espacio de fuera hacia
dentro, como por ejemplo una filtración en el pozo.
o Se trata de adsorción, cuando el contaminante ha manchado el interior del
espacio al contenerlo, por lo que queda latente en el mismo, pegado a las
paredes.
o Además, puede producirse un peligro derivado de una reacción química, de
algún agente químico que reaccione con algún elemento del espacio.
o También puede producirse combustión, incluida la oxidación que es una
combustión muy lenta. Finalmente, los incendios pueden consumir el
oxígeno y producir gases peligrosos.
• Peligros atmosféricos: derivados de la falta o exceso de oxígeno, de gases tóxicos
o de gases combustibles. Una falta de oxígeno por debajo del 21% es peligrosa
para la vida, hasta el punto de que puede provocar la muerte en pocos minutos.
Al mismo tiempo, el exceso de oxígeno hace que el ambiente sea muy
comburente, facilitando el inicio de un posible incendio. Por ello, es necesario
utilizar un medidor de gases para controlar el porcentaje de oxígeno.
Por su parte la presencia de gases combustibles puede hacer que el espacio sea
muy peligroso, por lo que debemos utilizar el medidor de gases para controlar el
LEL (límite inferior de explosividad).
Finalmente, uno de los principales peligros en espacios confinados son los gases
tóxicos, ya que, incluso a muy poca ppm (partes por millón), pueden provocar la
muerte en pocos minutos. Es importante controlar el medidor de gases para los
que tengamos instalados los sensores.
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13.3.2 Rescate en pozos
Consiste en el rescate de una víctima caída a un pozo acompañada por socorrista.
Las técnicas de referencia son:
• Descenso de cargas.
• Control desde arriba.
• Reenvíos y desviadores.
• Polipastos.
Se debe montar un trípode con un polipasto para realizar el rescate de una víctima caída
en un espacio confinado (pozo). En ocasiones debido principalmente al ancho del pozo,
no podremos utilizar trípode, por lo que será necesario saber improvisar un punto
elevado en la vertical del pozo que supla este elemento con total seguridad. Esta será
una de las mayores complicaciones del rescate.
Su ejecución debe realizarse:
• El BB2 y el mando hacen seguro el lugar y preparan el trípode, aseguran las patas,
etc. Mientras, el BB1 se prepara para descender con su arnés anticaídas, EPR,
radiotransmisor, explosímetro, linterna y triángulo de evacuación o camilla.
• Si debido al ancho del pozo no se pudiera utilizar el trípode, el BB2 y el Mando
buscarán la manera de colocar un SAS en la vertical del pozo (primero con la
autoescala a modo de grúa. Si esto no fuera posible, con una escalera de corredera
entre 2 camiones u otro sistema similar).
• El BCM (bombero – conductor – mecánico) prepara las cuerdas y el material
necesario de tracción y seguro.
• El mando realiza una medición de gases para analizar los peligros.
• El BB1 se dispone para descender al interior del pozo según el esquema de
configuración polipasto 2:1 para descenso. Como polifreno se utilizará una polea
protraxion desbloqueada.
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• Cuando el BB1 llega hasta la víctima, la apareja al triángulo de evacuación, ya que
suele ser imposible utilizar una camilla en un pozo estrecho. Por medio de una
cinta fast, ancla a la víctima a la polea móvil, donde se ha anclado para descender
y comunica al mando su disposición para el ascenso.
• Mientras el BB1 socorre a la víctima, el BB2 y el BCM colocan el sistema de izado
y seguro según esquema de configuración polipasto 6:1 para ascenso. Se bloquea
la polea protraxion para el izado.
• Una vez ordenada la subida, rescatador y víctima son izados hasta los SAS.
• Para recoger a la víctima y pasarla al otro lado del pozo, se revierte el sistema de
ascenso a descenso, Imagen 13.10.
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Imagen 13.10. Rescate en pozos.
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14 LA ATENCIÓN A LAS VÍCTIMAS
Dependiendo del tipo de accidente que se haya ocasionado o el entorno donde ha
sucedido, la atención a las víctimas puede variar. No es lo mismo atender a una persona
que ha quedado atrapada en una cueva que a una persona que se ha rescatado de un
incendio en el balcón de su domicilio y que los servicios de emergencia ya estén en el
lugar esperando la intervención de los rescatadores.
Asimismo, atendiendo a los sucesos que se puedan producir en un entorno natural,
sobre todo si el accidentado se encuentra solo, el operario tiene que saber hacer una
valoración inicial de en qué situación se encuentra el herido, teniendo conocimientos
profesionales de primeros auxilios para poder proceder a la evacuación.
En primer lugar, el operario tiene que hacer una evaluación clara de cuál es la situación
al tiempo que obtenga toda la información posible con la idea de poder articular un plan
u otro de rescate. En todo momento tiene que mantener la calma y el control de la
situación, proporcionando seguridad a la situación.
Antes de comenzar la atención pura y dura debería realizar una clasificación de las
víctimas en función del estado de las mismas:
➢ Víctimas atrapadas. Estas son las victimas que han quedado encerradas dentro
de un espacio delimitado y sin salidas, independientemente de si se encuentran
lesionadas o no. Estas víctimas no pueden salir con sus propios medios. Por
ejemplo, personas encerradas en el ascensor de un edificio durante un incendio.
➢ Víctimas atoradas. Están atrapadas por materiales y otros objetos que han
limitado el área alrededor de su cuerpo, independientemente de si se
encuentran lesionadas o no.
➢ Víctimas prensadas parcialmente. Son las que sufren en alguna parte de su
cuerpo la compresión de un material o algún objeto, necesitando ser rescatada.
➢ Víctima prensada totalmente. Este tipo de víctimas tienen la cabeza, el tórax, el
abdomen o la totalidad de su cuerpo comprimida por algún material u objeto.
Presentan un grado de lesiones más alto que el resto. Por ejemplo, un
corrimiento de tierra ha sepultado desde el cuello hasta las rodillas a un hombre.
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece la codificación de
colores para categorizar a las víctimas de la siguiente forma:
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
➢ Código rojo. Estas víctimas son las de primera prioridad. Aquí se encuentran las
que presenten:
• Paro cardíaco.
• Problemas respiratorios que no pueden ser corregidos en ese lugar.
• Una pérdida de sangre considerable (aproximadamente un litro).
• Inconsciencia.
• Perforaciones torácicas.
• Facturas graves, como en las vértebras o en la pelvis.
• Quemaduras graves.
➢ Código amarillo. El amarillo son las víctimas de segunda prioridad. Van a
necesitar cuidados precisos, aunque su vida no corre peligro. Aquí encontramos
las que presenten:
• Quemaduras tipo AB que comprometan más del 30% de la superficie
corporal.
• Quemaduras tipo B que comprometan más del 10% de la superficie
corporal o que afecten a manos, pies o rostro.
• Quemaduras que se vean afectadas por lesiones mayores, tejidos
blandos o fracturas menores.
• Pérdida de sangre moderada.
• Lesiones dorsales con o sin daño en la columna vertebral.
• Pacientes con consciencia que presenten algún daño cráneo- encefálico
como hematomas o confusión.
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
➢ Código verde. Son las de tercera prioridad. Aquí podemos encontrar:
-Lesiones menores. No ponen en riesgo la vida, como, por ejemplo:
a) Contusiones.
b) Fracturas o quemaduras menores.
c) Quemaduras AB con menos del 15% de la superficie corporal afectada.
d) Quemaduras B con menos del 2% de la superficie corporal afectada.
e) Quemaduras A con menos del 20% de la superficie corporal afectada.
-Lesiones mortales. Las posibilidades de sobrevivir son muy pocas:
a) Quemaduras AB y B con más del 40% de la superficie corporal afectada.
b) Estas mismas quemaduras asociadas a lesiones craneoencefálicas o
torácicas mayores.
c) Lesiones craneales con exposición de masa encefálica y paciente
inconsciente.
d) Lesiones craneoencefálicas con paciente inconsciente y fracturas
mayores.
e) Lesiones de columna vertebral con ausencia de sensibilidad y
movimientos.
f) Paciente mayor de 60 años con lesiones mayores graves.
➢ Código negro. Personas que ya han fallecido.
Así, se pueden marcar unas pautas generales de cómo actuar en estos casos:
➢ Se saca al herido del área de peligro. En caso de estar acompañado, en ocasiones
lo realizan sus propios compañeros.
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➢ Se toman medidas de urgencia si su vida corre peligro. Igualmente, puede darse
el caso de que sea su propio grupo quien dé este paso.
Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
➢ Se realiza un balance de cuáles son las lesiones en general.
➢ Se protege al herido a la espera de ser evacuado.
➢ Se estabiliza antes de ser transportado.
➢ Se evacua bajo supervisión médica.
Para poder efectuar una valoración inicial del herido hay que comprobar:
➢ Si está consciente.
➢ Si respira.
➢ Si tiene pulso.
➢ Si presenta sangrados. En caso de ser así, ver si es abundante y de dónde
procede.
Dependiendo de las respuestas que se den a estas cuestiones se toman las siguientes
medidas:
➢ Colocarlo en posición antichoque.
➢ Proporcionarle respiración artificial.
➢ Realizarle un vendaje compresivo.
➢ Efectuar reanimación cardiopulmonar.
Antes de poder evacuar al herido hay que tener en cuenta:
➢ Si el transporte va a empeorar su estado.
➢ Los inconvenientes que pueden surgir durante las maniobras.
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➢ Casos en los que necesita una valoración médica previa:
Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
-Se encuentra somnoliento.
-Está inconsciente.
-Presenta lesión en la columna.
-Tiene una hipotermia en estado II o III.
➢ No se le administrará líquidos si:
-Se encuentra somnoliento.
-Está inconsciente.
-Está en estado de shock.
-Presenta una lesión en el abdomen.
-Tiene náuseas.
-Tiene vómitos.
15 LOS INFORMES DE LAS INTERVENCIONES
Después de cada intervención, las diferentes unidades que hayan participado en el
dispositivo deben efectuar una serie de informes donde se recojan, entre otras
cuestiones, las siguientes:
➢ Qué acciones se han desarrollado. Tienen que decir a qué hora recibieron la
alerta, a qué hora se posicionaron en el lugar del incidente; cómo era la situación
cuando llegaron; qué riesgos existía; qué acciones se tomaron según los casos;
cuántos efectivos participaron; qué hizo cada uno; qué material fue necesario;
etc.
➢ Los aspectos a destacar en la intervención. Todos datos reseñables que sea
importante saber cómo, por ejemplo, dificultad en los accesos al rescate de
víctimas; problemas que hayan surgido durante las maniobras, etc.
➢ Datos sobre las víctimas. Cuántas personas se han visto afectadas, cómo se han
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atendido; etc.
Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
15.1 Valoración
Cuando nos enfrentemos a una situación que requiera un rescate técnico, antes de
iniciar cualquier acción, debemos valorar sistemáticamente la intervención.
Esta valoración se compone de 10 pasos críticos para llevar a cabo con éxito el rescate y
evitar nuevos daños y complicaciones.
15.1.1 Inspeccionar la escena
Hay que evitar nuevos daños identificando los riesgos potenciales, ambientales o de otro
tipo, que podrían afectar a los bomberos – rescatadores, a la víctima o a otras personas.
Es posible que sea necesario, buscar víctimas, lo que implicaría un incremento del
personal necesario en la intervención.
15.1.2 Determinar necesidades en cuanto a primeros auxilios
Con la información previa obtenida de la inspección de la escena podemos identificar
posibles necesidades en cuanto a primeros auxilios y solicitar la presencia de medios
sanitarios al centro coordinador.
Puede ser que en la inspección previa ya detectemos un accidentado, pero también,
cuando la complejidad o riesgo del rescate así lo aconsejen, se deben solicitar medios
sanitarios a modo preventivo, aunque no haya un accidentado.
En ocasiones, la complejidad o lejanía del siniestro puede requerir la presencia de
medios sanitarios helitransportados.
Incluso, puede ser aconsejable que sean ellos quienes lleguen hasta la víctima.
Trasladar los medios hasta la víctima suele ser más aconsejable que trasladar a la
víctima.
15.1.3 Analizar el riesgo
Cuando realizamos un rescate en altura es necesario analizar con frialdad la situación
para llegar a la solución más sencilla posible. En ocasiones, especialmente en
operaciones de rescate de alto riesgo, esto puede resultar complicado.
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
Aunque el riego es un elemento intrínseco del oficio, se debe tener en cuenta que está
especialmente presente en las maniobras en altura.
Es importante tomar conciencia de que, considerando los materiales que portamos, está
catalogado como riesgo para la vida (riesgo de nivel 3). Sin embargo, si nos atenemos a
las intervenciones en sí, nos encontraremos en situaciones de mínimo riesgo y también
con situaciones en las que el riesgo sea tan alto que sea difícil de asumir.
Cuando el riesgo es muy alto nos encontraremos en una zona crítica de riesgo que será
mayor para un inexperto que para un profesional experto. La elección de la respuesta
debe estar lo más alejada posible de esa zona crítica. Si está cerca de esa zona crítica,
debe ser porque voluntariamente asumamos el riesgo.
Al analizar los riesgos, debemos asegurarnos de que disponemos del material necesario
para minimizarlos como Equipo de protección respiratoria (EPR), Equipo NRBQ (Nuclear-
Biológico – Químico). Así como de los equipos necesarios para el rescate en altura
(iluminación, achique, etc.).
15.1.4 Elaborar el plan de actuación
El plan de actuación es una de las partes más importantes del rescate. Su elaboración
depende de los datos que hemos obtenido en las fases previas, del reconocimiento del
lugar, de nuestros conocimientos y experiencia, así como de los recursos materiales y
humanos disponibles.
En función de las habilidades y destrezas, distribuiremos el equipo humano de la forma
más coherente posible: mando, equipo de rescate, equipo SOS, equipo de seguro.
15.1.5 Demarcar las zonas de actuación y adecuar el lugar del siniestro
Según la peligrosidad y la cercanía al área del siniestro distinguiremos tres zonas de
actuación: zona caliente, zona templada y zona fría.
Dependiendo de la naturaleza y complejidad del rescate adecuaremos el lugar del
siniestro. Así, no es lo mismo un pozo de gran diámetro, un colector con acceso por un
registro de boca de hombre o un trabajador colgando de una grúa.
Además, para adecuar el lugar, debemos considerar los recursos que necesitamos como,
por ejemplo, iluminación para la noche, protección contra el fuego, control de peligros
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secundarios, entibaciones, etc.
Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
15.1.6 Instalar un sistema de rescate
Dependiendo de la zona y los peligros, antes de proceder al rescate, puede ser necesario
montar un acceso para uno o dos bomberos – rescatadores, con la finalidad de que
puedan reconocer a la víctima y evaluar una posible asistencia de personal médico para
proporcionar los primeros auxilios.
Se debe elegir el emplazamiento del dispositivo para subir o bajar a las víctimas,
considerando el sistema a utilizar y los posibles incidentes. Si existen varias opciones
posibles, trataremos de elegir en primer lugar la más sencilla. Por ejemplo, debemos
tener en cuenta que es más sencillo descender a la víctima que izarla.
Se debe prestar especial atención al montaje de los sistemas de anclajes de seguridad
(SAS) para rescate. En este montaje se deben considerar dos conceptos que nos
permitirán incrementar el margen de seguridad:
• El primero es que siempre que sea posible trataremos de “sobredimensionar los
SAS”.
• El segundo concepto es el de “redundancia”, que por un lado se refiere a la
utilización de materiales más resistentes que en otras labores verticales y por
otro a la redundancia de instalaciones.
Es importante tomar conciencia de que el tiempo y el material que vamos a invertir en
sobredimensionar una instalación, es insignificante comparado con los perjuicios y
riesgos que se pueden derivar de no hacerlo. Así, se debe recordar que una cadena es
tan resistente como el más débil de sus eslabones.
15.1.7 Revisar y comprobar el sistema de rescate
Antes de comenzar rescate, el grupo de rescate debe hacer una segunda revisión de
todas las instalaciones. Por este motivo, es importante que el montaje sea simple y sea
ordenado, ya que nos evitará perder un tiempo, que en este tipo de situaciones puede
ser vital.
Se debe comprobar que todo el material a utilizar se encuentra en la posición correcta,
los seguros de los mosquetones cerrados, que los materiales y cuerdas no tienen
rozamientos en la dirección tiro, palancas, etc.
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Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
15.1.8 Simplificar
El hecho de que conozcamos y dominemos las técnicas no implica necesariamente que
tengamos que usarlas.
Tenemos que tratar de simplificar al máximo la utilización de las técnicas para no
complicar la maniobra innecesariamente.
Así, por ejemplo, si en un edificio podemos llegar a un balcón utilizando la autoescala,
no utilizaremos otros materiales que sólo complicarían y comprometerían la
intervención.
15.1.9 Prestar atención a los detalles
Con ello nos estamos refiriendo a la necesidad de mantener una vigilancia continua de
cualquier tipo de instalación que montemos.
Mantener nuestra atención en estos casos es muy importante ya que se trata de un
medio muy peligroso y las consecuencias de un error o fallo pueden resultar fatales.
Además, el bombero rescatador debe ser observador. Esto es, debe ser capaz de ver
circunstancias que para otra persona podrían pasar desapercibidas y que podrían ser
peligrosos o facilitar el montaje de instalaciones.
Así, debemos reconocer los peligros inherentes a la altura como: lugares de anclaje, filos
cortantes, superficies abrasivas, etc.
15.1.10 Valoración inicial: reelaborar / modificar el plan de actuación
Una buena elaboración del plan de actuación, evitará que dejemos cosas a la
improvisación. Hemos de tener en cuenta que el tiempo corre en nuestra contra, por lo
que una mala planificación podría poner en peligro nuestra vida o la de la víctima, al
incrementar el tiempo de exposición al riesgo.
El plan de actuación depende de los datos obtenidos en la fase previa y de la observación
directa en el reconocimiento en el momento de la llegada. Sin embargo, es posible que,
en el transcurso del rescate, surja la necesidad de ir adecuando el plan a posibles
circunstancias sobrevenidas. Por ejemplo, el plan de actuación no será el mismo para
rescatar una víctima viva, que si muere en el transcurso de la intervención y sea
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necesario plantear la recuperación del cadáver.
Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
Por este motivo, el plan de actuación debe estar bien estructurado, pero ser lo
suficientemente flexible para adaptarse a hechos inesperados improvisando soluciones
para darles respuesta que supongan una modificación del plan preestablecido. Por
ejemplo, en un edificio colapsado con bomberos ya trabajando y rescatando, un nuevo
derrumbamiento puede hacer que tengamos que rescatar a los rescatadores. En la
medida de lo posible, es necesario anticiparse a este tipo de hechos.
16 LA RESPONSABILIDAD JURÍDICA DE LAS INTERVENCIONES
16.1 Legislación española sobre trabajos en altura
Es importante conocer la normativa aplicable a los trabajos en altura, ya que puede
servirnos para conocer y consultar la forma segura de desarrollar el trabajo y los
materiales que se deben utilizar. Aunque se va a hacer mención a la legislación aplicable
al caso de España, su amplitud hace que sea una buena referencia para aquellos lugares
en los que no se haya desarrollado una normativa de seguridad.
En España la normativa básica de seguridad se regula en la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales (LPR 31/1995, de 8 de noviembre). Esta ley establece las garantías básicas de
los trabajadores y responsabilidades de los empleadores (ya sean entidades privadas o
administraciones públicas), necesarias para mantener un adecuado nivel de protección
de la salud de los trabajadores frente a riesgos derivados de las condiciones de trabajo.
Constituye la referencia legal mínima en las relaciones laborales, entendidas como la
relación entre empresa y trabajadores.
En el momento de su entrada en vigor se suscitaron dudas sobre si debía aplicarse o no
al colectivo de bomberos ya que, en su artículo 3, establecía que no se aplicaba a
determinados colectivos (entre ellos, los servicios operativos de Protección Civil). Sin
embargo, aclaraciones posteriores reflejan decididamente su aplicación a los Servicios
de Bomberos; aunque, por las especiales características de la actividad que desarrollan,
se remite al desarrollo de futura normativa de seguridad y salud específica para estos
colectivos.
Además de la anterior, son de aplicación en la materia que nos ocupa, las siguientes
disposiciones legales:
• RD 773/1997, de 30 de mayo: disposiciones mínimas de seguridad y salud
relativas a la utilización de equipos de protección individual. En esta norma se
regulan, entre otras cuestiones, qué debe entenderse por EPI, obligaciones del
Página 118
empresario en esta materia, criterios para su uso, condiciones que deben reunir,
Bloque II Supervisión de la Intervención en Operaciones de Salvamento y Rescate
cómo elegirlos y cómo se deben de usar y mantener. Son interesantes sus anexos
ya que en ellos se ofrecen listas indicativas sobre el tipo de EPI, cómo hacer un
inventario de riesgos, qué actividades reportan riesgos y cómo realizar una
evaluación de los riesgos existentes.
• RD 1407/1992 de 20 de noviembre: regula las condiciones, requisitos y
certificaciones europeas (EN) mínimos que deben cumplir los equipos de
protección individual para poder ser comercializados dentro la Unión Europea.
Entre otras cosas, regula el proceso y los organismos competentes para la
certificación de estos equipos. En lo que a nuestro trabajo concierne, su interés
radica en que nos ofrecen una pauta para revisar los materiales que utilizamos y
asegurar que cumplen estos requerimientos y condiciones.
• RD 486/1997, de 14 de abril: establece las disposiciones mínimas de seguridad
y salud en los lugares de trabajo. En el tema que nos ocupa, su interés radica en
que nos permite clarificar las situaciones en las que la ley establece que debe
existir protección en altura por los riesgos de caída a distinto nivel. Entre ellas,
trabajos en altura a más de 2 metros o trabajo con escaleras de mano de más de
3,5 m.
• RD 1215/1997, de 18 de julio: establece las Disposiciones mínimas de seguridad
y salud para la utilización de los Equipos de trabajo. Lo más destacable en
relación al objeto de este manual, es que vuelve a señalar que la altura en la que
es necesario el uso de equipos de protección contra caídas son los dos metros
de altura.
Además, establece los diferentes requisitos que deben cumplir el equipo del trabajo y el
equipo de protección individual.
• RD 1627/1997, de 24 de octubre: establece las Disposiciones mínimas de
seguridad y salud en las obras de construcción. Esta normativa también es muy
importante para nosotros, ya que muchas las intervenciones se derivan de un
siniestro producido en este sector. Además, es de gran ayuda, conocer los
equipos de protección individual necesarios en las obras de construcción.
El RD 2177/2004, de 12 de noviembre es especialmente importante. Modifica el
Decreto 1215/1997 al que hemos hecho referencia anteriormente y establece las
disposiciones mínimas de seguridad y salud para la utilización por los trabajadores de
equipos de trabajo en materia de trabajos temporales en altura.
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Dentro de este Real Decreto, merece especial atención, el apartado cuarto de su Anexo
en el que se modifican las disposiciones específicas sobre la utilización de escaleras de
mano en los “trabajos verticales” de altura superior a los 3,5 m:
“El ascenso, el descenso y los trabajos desde escaleras, se efectuarán de frente a
éstas. Las escaleras de mano deberán utilizarse de forma que los trabajadores
puedan tener en todo momento un punto de apoyo y de sujeción seguros. Los
trabajos a más de 3,5 metros de altura, desde el punto de operación al suelo, que
requieran movimientos o esfuerzos peligrosos para la estabilidad del trabajador, solo
se efectuarán si se utiliza un equipo de protección individual anticaídas o se adoptan
otras medidas de protección alternativas. Las escaleras de mano no se utilizarán por
dos o más personas simultáneamente”.
Además, recoge disposiciones específicas sobre la utilización de las técnicas de acceso y
de posicionamiento mediante cuerdas:
“Las técnicas de acceso y posicionamiento mediante cuerdas cumplirán las
siguientes condiciones:
a) El sistema constará de dos cuerdas como mínimo con sujeción independiente,
una como medio de acceso, de descenso y de apoyo (cuerda de trabajo) y otra
como medio de emergencia (cuerda de seguridad).
b) Se facilitará a los trabajadores de unos arneses adecuados, que deberán utilizar
y conectar a la cuerda de seguridad.
c) La cuerda de trabajo estará equipada con un mecanismo seguro de ascenso y
descenso y dispondrá de un sistema de bloqueo automático con el fin de impedir
la caída en caso de que el usuario pierda el control de su movimiento. La cuerda
de seguridad estará equipada con un dispositivo móvil contra caídas que siga los
movimientos del trabajador.
d) Las herramientas y demás objetos que deba utilizar el trabajador, deberán estar
sujetos al arnés, o al asiento del trabajador o sujetos por otros medios adecuados.
e) El trabajo deberá planificarse y supervisarse correctamente, de manera que, en
caso de emergencia, se pueda socorrer inmediatamente al trabajador.
f) De acuerdo con las disposiciones del artículo 5, se impartirá a los trabajadores
afectados una formación adecuada y específica para las operaciones prevista,
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destinada en particular, a:
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1. Las técnicas para la progresión mediante cuerdas y sobre estructuras.
2. Los sistemas de sujeción.
3. Los sistemas anticaídas.
4. Las normas sobre el cuidado, mantenimiento y verificación del equipo de
trabajo y de seguridad.
5. Las técnicas de salvamento de personas accidentadas en suspensión.
6. Las medidas de seguridad ante las condiciones meteorológicas que puedan
afectar a la seguridad.
7. Las técnicas seguras de manipulación de cargas en altura”.
También es importante la conclusión de este Anexo 4, en el que se autoriza el uso de
una sola cuerda en circunstancias excepcionales:
“En circunstancias excepcionales en las que, habida cuenta de la evaluación del
riesgo, la utilización de una segunda cuerda haga más peligroso el trabajo, podrá
admitirse la utilización de una sola cuerda, siempre que se justifiquen las razones
técnicas que lo motivan y que se tomen las medidas adecuadas para garantizar la
seguridad”.
Las peculiaridades de la profesión de bombero pueden ponerle en situaciones en las que
ocasionalmente no sea posible cumplir esta pauta, como por ejemplo la premura del
tiempo por salvar una vida. En estos casos, se podría justificar que prescindiéramos de
la doble cuerda.
En este sentido, es importante tomar conciencia de que estas normas no son una
limitación para realizar el trabajo, sino que marcan la pauta para realizarlo con garantías
de seguridad.
16.2 Normativa y certificaciones
Al no existir una normativa específica para el rescate con cuerdas en los cuerpos de
bomberos, tenemos que buscar que el material cuente con las mejores certificaciones
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y homologaciones posibles con los estándares que existen. De este modo podemos
encontrarnos que el material que utilizamos este regulado en diversas directrices:
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• CT. 160: Comité técnico para los equipos de protección individual contra caídas
en altura, pertenece a un entorno estrictamente profesional. Aquí se regula
entre otros: dispositivos de descenso, dispositivos anticaídas, absorbedores de
energía, cuerdas con bajo coeficiente de alargamiento, arneses de cuerpo
entero, etc.
• CT. 136: Comité técnico para el equipamiento en montañismo, que regula
materiales que utilizamos en nuestro trabajo pero que vienen del entorno de
actividades de ocio como la escalada o las actividades de montaña. Dentro de
este grupo de materiales están: cordinos o cuerdas auxiliares, bloqueadores,
poleas, cuerdas dinámicas, etc.
Además, hay otros materiales que están regulados para su uso en diversos ámbitos
como los mosquetones. En el ámbito del trabajo, se regulan en la normativa CE 362 y
en el ámbito deportivo en la CE 12275. Esto no significa que unos sean mejores que
otros, sino que su diseño es diferente en función del uso que se va a realizar.
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