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73134-Texto Del Artã Culo-4564456612537-1-10-20210420
CRÍTICA
https://dx.doi.org/10.5209/alhi.73134
[en] The Iconography of Ars magna lucis et umbrae in Sor Juana’s Primero sueño
Abstract. In this article, I examine the importance of Athanasius Kircher's Ars magna lucis et umbrae in Primero
sueño. I argue that the technical and metaphysical descriptions that appear in Kircher's encyclopedic treatise on light
and especially the volume’s iconography exerted considerable influence on the poem. Given the multiple links between
Kircher's iconography and the design of the mental landscape that Sor Juana constructs, I propose that Primero sueño
can be read as a commentary on the volume's images. Considering the literal and figurative meanings of light and
darkness in Primero sueño, I also reaffirm the legacy of Kircher in Sor Juana.
Keywords: magic lantern; pyramids; light; darkness; Sor Juana; Primero sueño; Athanasius Kircher; Ars magna lucis et
umbrae.
Cómo citar: Maxey, B. (2020) La iconografía de Ars magna lucis et umbrae en Primero Sueño de Sor Juana, en Anales de
Literatua Hispanoamericana 49, 321-334.
1. Introducción
Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz es conocido como uno de los poemas más profundos e
innovadores del Barroco de Indias. Parte de su originalidad se debe a su apropiación de imágenes tomadas de
las obras de Athanasius Kircher, polímata jesuita a quien admiraba y cuyos libros tenía en su biblioteca y
leía, al parecer, con gran empeño y entusiasmo. En Primero sueño se ve el profundo interés de Sor Juana por
las invenciones de Kircher que se basan en la manipulación de luces y sombras. En el diseño del paisaje
mental que construye, la poeta incorpora elementos de sus teorías lumínicas. Las imágenes y descripciones
de Kircher son esenciales para comprender la visión epistemológica de Sor Juana y el universo poético que
plasma en Primero sueño.
Frederick Luciani ha observado que Sor Juana consideraba la pintura y la poesía como dos artes
“hermanas” y que la poeta sentía un profundo interés por lo visual y el fenómeno de la visión (157-158)2.
_____________
1
Yale University. New Haven. EE.UU.
E-mail: [email protected]
Primero sueño es un poema sumamente visual,3 y ofrece una densidad de aspectos concretos y simbólicos
relacionados con la óptica y con lo lumínico4. Luz y sombra surgen no sólo como marcas temporales o
elementos estéticos cuidadosamente elaborados, sino también como metáforas polivalentes relacionadas con
la visión de Sor Juana sobre los límites del conocimiento humano. Descripciones basadas en el arte lumínico
de Kircher aparecen a lo largo del poema y ponen en evidencia su conocimiento de la obra del erudito
jesuita, especialmente su familiaridad con su monumental tratado Ars magna lucis et umbrae, un volumen
técnico y enciclopédico ampliamente difundido en el siglo XVII5.
Críticos como Karl Vossler, Alfonso Méndez Plancarte, José Gaos, Robert Ricard, Elías Trabulse,
Octavio Paz, Emilie Bergmann y Stephanie Kirk han señalado la centralidad de Kircher en la obra Sor
Juana—algo que la propia poeta hace en sus escritos6. Pocos, sin embargo, han consultado las obras del padre
jesuita para examinar con precisión qué tipo de apropiación hace Sor Juana y para cotejar de forma detenida
las ideas e imágenes de Kircher con las de la poeta7. En este artículo examino las múltiples maneras en que
Sor Juana se inspiró en Ars magna lucis et umbrae en la composición de su poema más ambicioso. Propongo
que no sólo leyó con cuidado las explicaciones del arte lumínico hechas por Kircher en su tratado, sino que
también fue profundamente influenciada por los grabados y dibujos que aparecen en el volumen. Sugiero que
Sor Juana reelabora las referencias a la luz y a la sombra que surgen en el tratado, y planteo que Primero
sueño podría considerarse un comentario de ciertas imágenes del volumen dados los vínculos explícitos entre
su iconografía y el paisaje mental que diseña Sor Juana. Examino asimismo la centralidad de luz y sombra en
Primero sueño. Uno de mis cometidos secundarios es reafirmar la importancia de Kircher para Sor Juana.
Durante la juventud de Sor Juana, Kircher se convirtió en una eminencia internacional, y los miembros de
la comunidad intelectual de Nueva España —hombres como Alejandro Favián, Francisco Guillot, Luis
Becerra Tanco y Carlos de Sigüenza y Góngora— leían sus libros con devoción y los pedían para sus propias
colecciones y para las bibliotecas del virreinato. En la biblioteca personal de Sor Juana figuraban al menos
seis libros de Kircher que influyeron en su comprensión de la naturaleza, la historia, la religión, la música, la
óptica y la astronomía (Findlen: 348). Como es sabido, puesto que le fue negada una educación formal por
ser mujer, Sor Juana se convirtió en autodidacta. Frente a la ausencia de profesores concretos, afirmaba en su
obra qué autores consideraba como maestros. Una y otra vez se declaró entre los discípulos más devotos de
Kircher, afirmando que la lectura de sus volúmenes enciclopédicos había transformado su vida (Findlen:
348-349)8.
En cuatro obras diferentes, Sor Juana alude de forma explícita a Kircher. En Primero sueño se refiere
directamente a su linterna mágica, en el romance 50 inventa el verbo “kirkerizar” al afirmar en el verso 181
“a veces kirkerizo”, en el soneto 193 se refiere a “la combinatoria de Kirkero” (v. 3), y en La Respuesta
escribe: “Así lo demuestra el Reverendo Padre Atanasio Quirquerio en su curioso libro De Magnete” (265)9.
Al evocar la linterna mágica y al aludir a la combinatoria de Kircher en el soneto 193, Sor Juana muestra su
familiaridad con Ars magna lucis et umbrae. En el décimo libro del tratado, Kircher describe su linterna
2
Luciani estudia la importancia de los libros de emblemas en Sor Juana. Con respecto a lo visual, afirma: “Conjoining image and text, emblem
books...embodied a seventeenth-century delight...in semantically laden visual art, and, conversely, in ekphrasically conceived verbal art. The
emblem was a perfect illustration of the prevalent idea that painting and poetry were ‘sister arts.’ Often cited in this regard was the assertion that
painting was mute poetry, and poetry a speaking picture. Sor Juana’s reiterations of that commonplace were many...Many more such examples of
Sor Juana’s metamorphic and ekphrastic joining of the ‘sister arts’ could be adduced. Their omnipresence in the nun’s work suggests an intellect
and a sensibility strongly drawn to the visual—indeed, interested in the phenomenon of vision itself. Such an interest is clearly evinced in
references in Sor Juana’s work to optical phenomena, to optics as a science. The most explicit of such references can be found in her Respuesta a
Sor Filotea, in which she recounts having observed that the lines of vision seem to form a pyramidal shape as they recede from the viewer. Sor
Juana presents the observation as an original discovery, one of her ‘readings’ in the ‘Book of Nature.’ In fact, this was a well-known phenomenon
since ancient times, and was illustrated in a book that the nun cites elsewhere: Athanasius Kircher’s Ars magna lucis et umbrae...The Sueño
evokes the legendary Lighthouse of Alexandria, with its prodigious mirror that capture the images of distant ships at sea. And the phenomenon of
the ‘optics’ of dreams is described, in physiological terms, in the Sueño as well.” (157-158).
3
“In the metaphorical framework of Sor Juana’s Primero sueño as in the baroque in general, visual perception is the central vehicle” (Bergmann,
“Embodying the Visual”: 141).
4
“Given these apparent interests, it makes sense that Sor Juana would be drawn, not only to emblems in general, but to emblems in which optical
phenomena (light and shadow), organs (eyes), art (paintings) and instruments (telescopes, eyeglasses, mirrors) have a central role. Such emblems
form an interesting subcategory within the emblematic tradition. They are, in a sense, twice witty because they are self-reflexive: if all emblems,
as visual art, depend upon the optical illusion of reality and the optical apprehension of that illusion, these emblems are about those very
phenomena. They serve as a reminder that, indeed, all emblems were conceived in such self-reflexive (and reflective) terms” (Luciani: 158).
5
Kircher publicó la primera edición en Roma en 1646 y una segunda edición en Ámsterdam en 1671.
6
“The importance of Kircher to Sor Juana’s intellectual practice cannot be underestimated” (Kirk: 26).
7
Sarah Finley ha publicado un artículo reciente que examina la influencia de Musurgia universalis, sive ars magna consoni et dissoni (1650) en el
romance 8 y el Divino Narciso de Sor Juana. Emilie Bergmann también ha consultado las obras de Kircher para establecer algunas relaciones con
la obra de la poeta.
8
Paula Findlen en Athanasius Kircher: The Last Man Who Knew Everything afirma: “Writing about Kircher, borrowing key images from his works,
and ultimately celebrating the significance of kircherizing in her life allowed Sor Juana to indicate how central his books had been to her
intellectual formation” (349).
9
El libro de Kircher se titula Magnes sive de arte magnetica (1641).
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mágica con palabras e imágenes, y en la primera parte del segundo libro explica cómo funciona su Abacus
combinatorius Horographica (182-186). Los dos retratos póstumos de Juan de Miranda y Miguel Cabrera
ceden un lugar privilegiado a la obra del padre alemán en la biblioteca de la poeta (de la Maza). Sor Juana
también leyó Itinerarium exstaticum (1656) de Kircher sobre la astronomía y un viaje por el cosmos, y este
volumen podría haber motivado en parte la redacción poética de su propio viaje intelectual (Findlen: 353).
Existe una profunda relación entre la iconografía del volumen y las imágenes que desarrolla Sor Juana en
Primero sueño. También influyó el contexto intelectual y científico de la época. Durante la vida de Sor Juana
hubo grandes avances en el estudio de las propiedades físicas de la luz por científicos como Galileo Galilei,
René Descartes, Francesco Grimaldi, Robert Hooke e Isaac Newton. En Nueva España surgió un debate
sobre la divinidad de la luz durante la adolescencia de Sor Juana. En 1666, Luis Becerra Tanco fue
convocado para investigar la veracidad de la milagrosa imagen de la Virgen de Guadalupe vista por Juan
Diego en 1531. Entender las propiedades de la luz podría explicar cómo la imagen de la virgen había
aparecido en el manto de Juan Diego sin intervención humana. Al examinar el problema, Becerra Tanco se
basó en las explicaciones de las propiedades de lentes y espejos en Ars magna lucis et umbrae para
proporcionar una respuesta, concluyendo que el milagro estaba vinculado con el modo de transmisión de las
imágenes producidas por un espejo convexo (Findlen: 344).
La cuestión de la divinidad de la luz se había convertido en el tema de debate más importante de Nueva
España durante los años formativos de Sor Juana. Contemporáneo de Becerra Tanco y fanático de Kircher,
Alejandro Favián se inspiró en Ars magna lucis et umbrae para escribir su propia obra al estilo del padre
jesuita. Comprender la luz fue lo que más le obsesionó a Favián, quien dedicó 2.500 páginas al tema al
redactar su propio Tratado de la luz en imitación de Ars magna lucis et umbrae (Findlen: 344). Sigüenza y
Góngora también contribuyó a la abundancia de discursos sobre la posible divinidad de la luz al componer su
épica Primavera indiana (1680). La obra incluye numerosas alusiones a Kircher10. Poder explicar la
transmisión de la luz significaría entender la acción divina en el universo. Para la generación de Sor Juana,
Dios se había convertido en el Padre de la Luz (Findlen: 362).
Según Dario Puccini, en el diseño de las imágenes que representan el conocimiento en Sor Juana, cobra
relieve el particular interés de la poeta en la enciclopedia ilustrada. Debido a su “immaginazione iconica”
(87), Sor Juana transforma en expresión poética las imágenes que aparecen en los volúmenes enciclopédicos
de Kircher11. Paula Findlen también resalta la influencia de las imágenes de Kircher en la poeta, proponiendo
que Sor Juana presta mayor atención a los grabados que a las descripciones escritas de Kircher12. De acuerdo
con las afirmaciones de Puccini y Findlen y al cotejar la iconografía de Ars magna lucis et umbrae con las
imágenes que desarrolla Sor Juana a lo largo del poema, propongo que Primero sueño debería considerarse
un comentario de ciertos grabados y dibujos presentes en este tratado de Kircher13.
El volumen de Kircher consiste en un frontispicio, una portada, preliminares (poemas en alabanza de
Kircher, un prefacio principal y una dedicatoria), un índice, diez libros ilustrados con dibujos y dos epílogos:
Epilogus sive Metaphysica lucis et umbrae y Sphaera mystica sive Tropologia lucis et umbrae14. En un
epigrama en los preliminares dedicado al autor, Antiphon Francus Payenus pregunta si Kircher toca el
mismo sol (Attingis solem proprius?) para evocar su deseo de alcanzar un entendimiento completo de las
propiedades de la luz y de transmitir este conocimiento a sus lectores15. El diseño del volumen de Kircher es
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10
Paula Findlen escribe que “Sigüenza y Góngora filled [Primavera indiana] with literary allusions to Kircher, including a poetic rendition of Becerra
Tanco's explanation of what happened when a ray of divine light hit the convex mirror that God held up to the world, dispersing its radiance so
that flowers would paint an image of the Virgin. The generative strength of divine light seemed almost alchemical, since it produced miraculous
transformations of substance” (345).
11
Refiriéndose a la linterna mágica en Kircher y en Sor Juana, Puccini escribe: “E il dato curioso di quei versi (868-87) è che Sor Juana vi paragona i
primi bagliori dell'alba e le loro vibrazioni agli effetti della lanterna magica: il che rivela la strana pretesa di spiegare qualcosa di noto (l'alba) con
qualcosa che, certamente, a quel tempo, doveva essere meno noto (la lanterna magica). Anche per questo, in fondo, è la immaginazione iconica
che lì vi predomina” (86-87).
12
Findlen observa: “While scholars such as Sigüenza y Góngora looked closely at Kircher's words, Sor Juana derived inspiration from his images.
She was not alone in this approach to his books. For a poetic philosopher with a highly visual imagination, his books were encyclopedias of
images to conjure up for the pleasure of her listeners, many of whom shared her knowledge of his books” (352).
13
Algunas imágenes que aparecen en Oedipus aegyptiacus, sobre todo las referencias a Egipto como los obeliscos y las pirámides, también parecen
haber influido en la iconografía en Primero sueño.
14
Los títulos de los diez libros que constituyen el volumen son: I. Physiologia Lucis, Sciasophia, Ars Chromatica; 2. Actinobolismus Natuarae;
Echosophia, Optica; 3. Apparatus ad Gnomonicam Curiosam, Doctrina Conotomica; 4. Horographia varia, in datis planis instituenda; 5.
Astrolabiographia, & Geographia Gnomonica; 6. Proteus Sciathericus, Gnomonica Physico-astrologica; 7. Ars Anacamptica, sive Astronomia
reflexa; 8. Ars Anaclastica, sive Astronomia refracta; 9. Cosmometria Gnomonica, hoc est mundi luc-umbrisdimensio; 10. Magia Lucis &
Umbrae, Horographica, Parastatica, Catoptrica.
15
El epigrama es de “Ant. Franc. Payenus J.U. Doctor” (Antiphon Francus Payenus Juris Utriusque Doctor).
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cuidadoso y refleja la elevación alegórica: en los diez libros principales, proporciona explicaciones concretas
de invenciones acompañadas de imágenes aclaratorias para luego explorar las implicaciones de sus hallazgos
en el orden espiritual.
Al igual que Sor Juana, Kircher da inicio a su volumen con imágenes piramidales. Desde sus primeros
versos, el poema encierra una densidad de referencias lumínicas y ópticas que recuerdan el volumen de
Kircher:
Sor Juana emplea las palabras “piramidal”, “sombra”, “estrellas”, “luces”, “rutilantes”, “tenebrosa”,
“negros”, “sombra”, y “convexo” para construir un universo poético regido por la geometría de Kircher y la
presencia o ausencia de la luz. Como la crítica ha señalado ampliamente, la poeta cede gran importancia a las
pirámides en Primero sueño16. El adjetivo “piramidal” con el que empieza su poema resalta la importancia
de los cuerpos geométricos triangulares y recuerda la portada de Ars magna lucis et umbrae:
Dos triángulos, cada uno formado de cuatro triángulos más pequeños, aparecen dentro de un sol. Tres de
los triángulos son negros, los cuales están contrapuestos por otros tres triángulos blancos, creando la ilusión
óptica de cuatro pirámides invertidas e intrincadas. Sor Juana se refiere a las pirámides en términos de luz y
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16
En Sor Juana, la forma de la pirámide se relaciona con el conocimiento. Bergmann explica que los pintores renacentistas se servían de la pirámide
óptica para crear la ilusión de profundidad espacial. Algunos poetas barrocos tematizaron las estrategias estéticas del engaño visual en sus
meditaciones sobre la percepción visual (“Sor Juana”: 116). “In the Primero sueño, the pyramids of Memphis metamorphose oneirically into
apexes to which the soul aspires in its several attempts to achieve universal knowledge. In both case, the “I,” in a privileged place of seeing, is the
agent of the epistemological quest. Even if that quest ends in doubt or failure, it remains strongly affirmed, and redounds to the credit, the
courage and the intellectual integrity of the seeker” (Luciani 165). Bergmann afirma que “The first line produces, semantically and phonetically,
the conceptual figure, apparently drawn from Athanasius Kircher’s Oedipus Aegyptiacus (1653), of two intersecting pyramids that form the
central figure in the long passage beginning in line 340. One is the ‘cuerpo opaco’ with its base on the earth, aspiring towards spiritual perfection;
the other, luminous, corresponding to the soul, with a celestial base and a single point of contact with the earth” (“Embodying the Visual”: 143).
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sombra (v. 340 y ss.) y luego evoca una “mental pirámide” (v. 424)17. No es un dato menor que las dos
pirámides más grandes de Teotihuacán, en las afueras de la Ciudad de México, se llamen la Pirámide del Sol
y la Pirámide de la Luna. En los versos citados, la poeta emplea una referencia a “la tenebrosa guerra” para
aludir a la tensión entre el sueño y la vigilia y entre el cuerpo y el alma, pero también para anticipar el
combate cósmico entre noche y día en los versos finales del poema. Sor Juana parece haberse interesado por
la imagen de la portada en particular no sólo por la presencia de múltiples pirámides, sino también porque se
trata de una ilusión óptica. Primero sueño es una meditación epistemológica y filosófica y la poeta tematiza
el engaño de los sentidos y los límites de la percepción visual.
3. El frontispicio
En Primero sueño, Sor Juana convierte la iconografía del frontispicio de Ars Magna lucis et umbrae en
poesía. Se trata de un grabado en cobre hecho para la primera edición del volumen por Petrus Miotte
Burgundus. El frontispicio evoca el sincretismo de imágenes cristianas y herméticas, y aparecen algunas de
las invenciones más curiosas que Kircher presenta en su tratado: la camara obscura, el tubo ocular y la
linterna mágica. En el grabado, conviven numerosos elementos en un mismo panorama simétrico: varias
fuentes de luz compensadas por análogas zonas de sombra, rayos lumínicos, libros, espejos, artilugios y
figuras alegóricas. Como el paisaje simbólico que describe Sor Juana durante el vuelo del alma, el
frontispicio se divide en distintas zonas verticales:
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17
cuyos cuerpos opacos
no al sol opuestos, antes avenidos
con sus luces, si no confederados
con él (como, en efecto, confinantes),
tan del todo bañados
de su resplandor eran, que —lucidos— (vv. 369-374)
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Algunas de las imágenes más potentes que Sor Juana evoca en Primero sueño se basan en el grabado.
Una mansión rodeada de jardines podría constituir el punto de partida del alma, donde el cuerpo duerme
mientras el alma emprende su vuelo hacia la “causa primera” (408). En el poema, Sor Juana alude una y otra
vez a espejos y lentes —por ejemplo en su referencia al “superior convexo” en los versos citados— y en el
grabado aparecen varios espejos cóncavos y convexos que reflejan rayos de luz. Los rayos que nacen de la
cabeza de la figura que representa el día enlazan la zona inferior con la central, formando dos pirámides
invertidas. La luz se ve como una metáfora del conocimiento, y surge de lo divino al emanar de distintas
fuentes en las zonas superiores. La luz llega a las zonas inferiores dosificada y utilizada por las invenciones
de Kircher como el tubo ocular. En una nube encima de la mansión, aparece una linterna sostenida por una
mano que ilumina un libro. Abajo, una cueva tenebrosa se ve iluminada por un rayo que entra por un orificio
y que un espejo convexo refracta. Kircher hace de la caverna una camara obscura, una de las invenciones
que describe en su tratado. Sor Juana se refiere a una cueva similar en los siguientes versos:
En el pasaje, Sor Juana evoca la imagen de una cueva tenebrosa que parece inspirarse en la caverna del
frontispicio. Mientras la cueva de Kircher se ve iluminada por un rayo, la caverna en el poema permanece en
total oscuridad. El adjetivo “cóncavo” remite al léxico óptico de los lentes y espejos que Kircher estudia en
varios de los libros que constituyen el volumen.
Las dos figuras centrales del grabado están enfrentadas y representan el día y la noche. Sor Juana los
imagina en guerra, y en el grabado la figura de noche sostiene un espejo que a su vez se parece a un escudo.
Como se verá, hacia el final del poema, Sor Juana evoca una figura vestida de luces, y su descripción parece
constituir una écfrasis de la figura a la derecha.
Mientras a los pies de día aparece un águila negra bicéfala, la figura a la derecha sujeta una vara con una
lechuza encima. Como en el frontispicio, Sor Juana puebla el paisaje mental de Primero sueño con un sinfín
de aves y murciélagos. Evoca la lechuza en el siguiente pasaje:
Empleando un léxico fuertemente anclado en lo lumínico, Sor Juana alude al mito de Nictimene,
convertida en lechuza por haber cometido incesto con su padre, según cuenta Ovidio en Metamorfosis 2.
Mediante una perífrasis, la poeta evoca una lechuza que apaga la luz de una lámpara de aceite. La luz entra
cada vez menos intensamente en los ojos del sujeto que se duerme, cuyos párpados asimismo se cierran.
Tanto en este pasaje como en numerosos otros, Sor Juana se detiene en minuciosas descripciones lumínicas,
empleando las palabras: “resquicios”, “claraboyas”, “brechas”, “lucientes”, “faroles”, “perenne llama”,
“extingue”. Como las descripciones técnicas y geométricas que hace Kircher de sus invenciones, Sor Juana
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emplea un léxico y un detallismo similares al diseñar las novedosas imágenes de Primero sueño tomadas de
Kircher.18 El hecho de que Nictimene ingrese ilícitamente en el templo para robar el aceite de Minerva ha
sido leído como un comentario sobre las relaciones de poder en Nueva España y la condición de la mujer
intelectual (Bergmann, “Sor Juana”: 121). Aquí la poeta se basa en la iconografía de Kircher para crear una
metáfora extendida de su propia necesidad de transgredir las leyes y las normas de su sociedad con el fin de
acceder al conocimiento.
El águila del frontispicio aparece en el verso 33119. El cuerpo se ha dormido y el alma ha comenzado su
vuelo cuando Sor Juana escribe: “del águila —que puntas hace al cielo / y al sol bebe los rayos pretendiendo
/ entre sus luces colocar su nido” (vv. 331-333) —. La poeta emplea la imagen del águila para dar
perspectiva a la vertiginosa altura que ha alcanzado el alma en su vuelo imaginario. El alma vuela aún más
alto que el águila, conocida por colocar su nido en los picos de las montañas más altas. Como Ícaro y Faetón
después, en su vuelo hacia arriba, Sor Juana emplea al águila como una metáfora del alma.
En el frontispicio, la representación simbólica de la lectura es compensada por otra imagen de la escritura:
un ojo, un brazo y una mano sujetando una pluma. Las imágenes de Kircher sugieren que las dos actividades
que más practicó Sor Juana, la lectura y la escritura, constituyen actos sagrados. La verticalidad del paisaje
imaginario que pasa desde la oscuridad en la zona inferior —metáfora de la falta de conocimiento— hacia la
luminosidad —símbolo de la sabiduría— subraya los límites del saber humano. La autoridad profana y
terrenal contrasta con la exuberancia del saber, radiante y luminoso, de las zonas superiores regidas por la
autoridad sagrada, evocada mediante las letras en hebreo que forman el nombre de Dios. El tema principal,
tanto del grabado como de Primero sueño, es el conocimiento. El frontispicio con el que Kircher da inicio a
su tratado constituye la representación pictórica del paisaje cósmico que el alma atraviesa en el poema.
***
Kircher dedica parte del primer libro al estudio de los colores (Ars chromatica), el segundo a la óptica, el
cuarto a la horographia —donde estudia los efectos de los rayos lumínicos en la construcción de relojes— y
el décimo libro a la magia horográfica, parastática (sobre el fuego, los colores y los rayos de luz) y catóptrica
(sobre los espejos). La horographia está presente en Primero sueño en versos como “despertador reloj del
leve sueño” (v. 136) y donde la poeta describe el cuerpo humano y el mundo como máquinas (“la aparatosa
máquina del mundo” [v.165]) (Sabat de Rivers 1998). Sor Juana se refiere al cuerpo humano como un reloj
regido por el pulso (“el del reloj humano / vital volante que, si no con mano, / con arterial concierto, unas
pequeñas / muestras, pulsando manifiesta lento / de su bien regulado movimiento” [vv. 205-209]). La
construcción del cuerpo humano y del paisaje cósmico en Sor Juana parece salir de las páginas de Kircher —
de sus descripciones de relojes, espejos y artilugios—. Referencias al arte cromático y a la magia parastática
aparecen, por ejemplo, cuando Sor Juana escribe: “centella / que con similitud en sí gozaba” [vv. 295-296]),
“el rayo fulminante” (v. 394) y “mixtos...colores” (v. 733). Por último, la magia catóptrica de Kircher está
presente en versos como “al superior convexo aun no llegaba” (v. 12) y “cóncavos de peñascos mal
formados” (v. 98). Las semejanzas entre la cosmovisión que diseña Sor Juana en el poema y las ideas de
Kircher hacen que sea posible leer Ars magna lucis et umbrae como una suerte de glosa de Primero sueño, y
el poema como la écfrasis de los grabados y dibujos de Kircher.
Más allá de las imágenes piramidales del frontispicio y de la portada, Kircher se refiere a pirámides o a la
forma piramidal —casi siempre con dibujos que acompañan— a lo largo de su volumen (véase las páginas
83, 116-126, 363-370, 525 y 670). En el décimo libro describe, por ejemplo, el funcionamiento de un espejo
piramidal que se emplea para fomentar la combustión. En el primer epílogo metafísico, Kircher evoca la
formación de un conum pyramidalem (804b) al referirse al alma que viaja hacia el sol y logra observarlo a
través de un agujero en una pared celestial. Explica que la luz pasa por una pequeña abertura formando un
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“In the gendered, hierarchical Novohispanic context, however, the act of intrusion must also be read in terms of power: the imposition of Spanish
colonial authority on indigenous American communities and systems of knowledge, and the knowledge appropriated by the unauthorized female
transgressor. The owl breaches the boundaries of sacred space to drink the consecrated oil...In an ingenious inversion of space, Sor Juana, who
managed to fin indirect ways to acquire knowledge, turns the camera obscura inside out. Instead of light penetrating an enclosed space, it escapes
from a lamp-lit interior and attracts the ‘shameful’ owl to the oil lamps of the temple whose imperfectly sealed windows and doors allow her to
enter without permission. This spatial transformation reveals the ways in which the binaries of interior and exterior, sacred and profane, are
interchangeable...The perceptive model for the female intellectual is...a luminous temple filled with light that attracts an ambivalently
transgressive night bird...Sor Juana engages gendered questions of knowledge and power in terms of light and enclosed space” (Bergmann: 121).
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El Reichsadler es un símbolo del imperio del archiduque Ferdinand, cuyo retrato aparece en el grabado.
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“cono piramidal” en la pared. El pasaje espiritual recuerda la linterna mágica, donde la luz de una vela pasa
por un agujero y se proyecta en una superficie vertical.
En Primero sueño, Sor Juana describe la forma del alma misma como luminosa y piramidal:
Considerada la única parte inmortal y divina del humano, el alma compartiría la misma esencia con la
divinidad. En el Corpus hermeticum, el corazón humano tiene la forma de una pirámide (Copenhaver 19), y
aquí Sor Juana describe el alma como una centella piramidal —una esencia inmaterial que se libera del
cuerpo como si fuera una partícula de luz—. “Piramidal” significa literalmente “encendida” (de πυρ,
“fuego”), y el alma aparece a la vez como luz y fuego. Al evocar una y otra vez la forma piramidal, Sor
Juana hace hincapié en el vuelo del alma más allá de la altura de las pirámides bañadas en luz que apuntan
hacia el firmamento del paisaje onírico y cósmico. Se refiere asimismo a la forma del alma —compuesta por
sus tres potencias (entendimiento, memoria y voluntad)— como una pequeña pirámide de luz que se dirige
hacia arriba. Las múltiples referencias a las pirámides sirven para dar prestigio al México natal de Sor Juana.
La poeta equipara México y Egipto, otorgando a su patria un pasado tan glorioso como el del Antiguo
Egipto20. Las repetidas referencias a las pirámides en Primero sueño también constituyen un homenaje a
Kircher, uno de los más importantes egiptólogos de su siglo.
4. La tabla
Una sección del tratado que parece haberle interesado particularmente a Sor Juana es una tabla que presenta
varias cadenas de analogías, algunas concretas y otras abstractas. Es probable que la poeta haya tenido en
cuenta esta tabla al diseñar su poema, ya que incorpora a su tejido poético casi todos los elementos que
aparecen en ella:
Tres de las siete filas contienen palabras relacionadas con la luz o la sombra. En un movimiento que va
desde lo superior hacia lo inferior, las primeras dos columnas corresponden a lo divino y celestial, mientras
que las segundas dos se refieren a lo humano y lo terrenal. La poeta parece inspirarse en estas jerarquías, que
se basan en series de cuatro. De la primera fila, Sor Juana alude implícitamente a Dios (“la causa primera”),
y menciona el “Ángel” (v. 693), “El Hombre” (v. 690) y “el bruto” (v. 693). Las facultades en la segunda fila
—mente, intelecto, razón y sentido— también están presentes a lo largo del poema. La quinta fila —el más
allá, el cielo, las nubes y la Tierra— evoca las mismas zonas que aparecen en el frontispicio y describe la
cadena de regiones que transita el alma en su vuelo vertical. La sexta fila —luz perpetua, mediodía,
crepúsculo, tinieblas nocturnas— ofrece una perspectiva de la temporalidad basada en la luz. En la tercera
_____________
20
Octavio Paz afirma que, para Kircher y Sor Juana, las pirámides mexicanas fueron consideradas derivaciones de las de Egipto, desde donde se
habían originado todas las artes y filosofías de la Antigüedad (491). Por otra parte, Bénassy-Berling observa que Sor Juana atribuyó a las
civilizaciones mexicanas antiguas un papel providencial en la preparación del cristianismo (153-156).
Maxey, B. Anales de Literatura Hispanoamericana 49 2020: 321-334 329
fila Kircher distingue diferentes tipos de luz (lux y lumen) y sombra (umbrae y tenebrae), y la cuarta gira en
torno a los colores que se asocian con lo lumínico (luz y blancura) y lo oscuro (rojez y negrura).
Al igual que en Primero sueño —donde el alma se eleva escalón por escalón, “va ascendiendo grado
a grado” (594), “los altos escalones ascendiendo” (608)— en la tabla Kircher concibe el universo como una
serie de escalones, una cadena que va desde las tinieblas en las entrañas de la tierra hasta Dios en el mundo
suprasensible, donde la luz se transmite desde arriba hacia abajo —desde la luz infinita hacia las sombras
inferiores—. La tabla crea una serie de correspondencias entre el mundo físico y el espiritual.
El pensamiento analógico y alegórico de Sor Juana establece numerosas comparaciones de esta índole a
lo largo de Primero sueño. La tabla también muestra la adecuación de lo referente a la luz y la sombra con la
doctrina católica. La cosmovisión de Sor Juana se basa en el pensamiento lumínico, místico y simbólico de
Kircher, y el padre jesuita resume este pensamiento parcialmente en la tabla. La taxonomía es útil para
entender la apropiación que hace Sor Juana de estos grupos de cuatro elementos en la construcción poética
del cosmos.
5. La linterna mágica
El diseño de Primero sueño es marcadamente kircheriano. Antes de referirse a la linterna mágica de Kircher
hacia el final del poema, Sor Juana hace una primera alusión a otra linterna. Como señalé, mediante una
perífrasis típica de la oscuridad barroca, la poeta alude al espeso aceite que proviene de la aceituna, el fruto
del “árbol de Minerva” (v. 36), diosa de las ciencias, el saber y la luz y una de las diversas figuras
mitológicas femeninas en Primero sueño. Kircher propuso que Isis era el origen de toda divinidad femenina
—equiparándola con Minerva— y Sor Juana siempre se identificó con Isis y Minerva (Findlen: 351). Esta
primera linterna representa la sabiduría, puesto que acompaña la lectura, la escritura y el estudio, actividades
nocturnas que Sor Juana conocía muy bien, al ejercerlas desde pequeña según afirma en La Respuesta. Esta
linterna del principio anticipa la linterna mágica que Sor Juana describe hacia el final. Como el frontispicio
del tratado de Kircher, el poema también expone una cuidadosa simetría.
Si bien la linterna de aceite es concreta y cotidiana, Sor Juana la vuelve oscura mediante técnicas
culteranas y conceptistas. La segunda linterna no es gongorina sino kircheriana. Sor Juana alude a la linterna
mágica para rendir homenaje a su maestro y para comparar la experiencia del desvanecimiento de las
imágenes mentales al despertar el cuerpo con la desaparición de las formas en la pared que proyecta la
linterna mágica:
Aquí, Sor Juana describe el juego de luz y sombra que produce la linterna mágica21. Los fantasmas y
sombras que el alma ve durante su vuelo se parecen a las figuras creadas por la linterna mágica. La imagen a
continuación proviene de Ars Magna lucis et umbrae e ilustra cómo funciona la invención de Kircher:
El padre jesuita afirma que la linterna mágica puede realizar una representación maravillosa y explica que
se emplea noctu (en la noche [768a]) y in obscuro cubiculo (en una habitación oscura [769a]). Se pintan
imágenes—las “varias figuras pintadas” que menciona Sor Juana—en vidrios que luego se proyectan en una
pared (Sor Juana se refiere a “la blanca pared” en el pasaje citado). En la imagen a continuación, se ve una
linterna mágica dentro de un salón oscuro. Hay una tira con una serie de figuras, y al correrla
horizontalmente, es posible proyectar una secuencia de imágenes y, por lo tanto, crear una suerte de
narración primitiva:
21
Bergmann ofrece el siguiente comentario del pasaje: “Within the eye, light-images of external objects are projected, at first blurred, then clearer as
the eyes become accustomed to light. The eye is imagined as a ‘magic lantern,’ a device...whose basic principles are far older, while its basic
design anticipates that of the modern slide projector, with a convex mirror behind the transparent image rather than a lens in front of it to magnify
the images cast on a flat surface in a dark room...Sor Juana’s choice of model is significant. Kircher emphasizes both the importance of the
emotional effect of the images and the ethical necessity of demystifying its images by explaining the technology to viewers. He describes the
exhibition of objects made to move by using threads or magnets, or a series of slides with which ‘whole satiric plays, theatrical tragedies and the
like can be shown in a lifelike way’...Motion and sequential displays of images are key to Kircher’s presentation of the device in Ars Magna,
while Sor Juana imagines visual perception in dynamic rather than static terms” (“Embodying the Visual”: 148).
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Sor Juana emplea la linterna mágica en parte para dotar su poema de metáforas originales. La evoca
cuando el cuerpo comienza a despertar, al momento que los ojos del sujeto empiezan a entreabrirse y la
galería de imágenes vistas por el alma durante el sueño comienzan a huir. Mientras que se refiere a la
primera linterna de aceite hacia el principio cuando los ojos del sujeto empiezan a cerrarse, aquí alude a la
linterna mágica precisamente en el momento contrario —cuando los ojos comienzan a abrirse—. A medida
que el sujeto deja de soñar, las figuras oníricas desvanecen del mismo modo que las imágenes proyectadas
por la linterna mágica desaparecen cuando la vela dentro de la caja se extingue. Los rayos de luz en las
figuras 4 y 5 revelan una doble configuración piramidal: primero, desde la vela hacia el espejo (también
piramidal) a la izquierda; y luego, el rayo que proyecta la imagen en la pared hacia la derecha. La figura 5
muestra un salón con otra sala más pequeña que contiene la linterna. Esta segunda sala recuerda la alcoba
oscura donde duerme el cuerpo en el poema. La poeta transforma la sala que contiene la llama en la
iconografía de Kircher en la mente del sujeto.
Sor Juana alude a la linterna mágica por varias razones. Primero, es una forma de rendir homenaje a
Kircher y enfatizar una vez más su familiaridad con su obra. Se trata de la referencia más directa a la obra del
jesuita alemán en Primero sueño. La linterna mágica es asimismo una metáfora del funcionamiento del
sueño y del pensamiento, pues ambos se basan en una secuencia de imágenes mentales. La luz de la visión
nocturna es metafórica y representa el conocimiento. Ilumina una serie de imágenes que surgen durante el
sueño epistemológico. La experiencia que ha soñado el sujeto está basada en una cadena de imágenes, y la
linterna mágica es una primitiva máquina de representación. Así, la linterna mágica puede verse también
como una metáfora extendida del poema mismo.
Como he señalado, Sor Juana describe el alma como una centella. La llama que aparece a la izquierda por
lo tanto puede ser vista como una metáfora del alma. La centella produce un pequeño resplandor que
proyecta imágenes que se vuelven visibles gracias a la oscuridad de la noche y su intensificación con espejos
piramidales. Como las figuras proyectadas por la linterna mágica, las imágenes que el alma percibe durante
el sueño son ilusiones precarias mantenidas distantes del sujeto —imágenes que sólo comprende “o mal, o
nunca, o tarde” (v. 769) —. Por consiguiente, el sujeto entiende lo que contempla tan sólo parcialmente,
incapaz de lograr un conocimiento perfecto del universo.
***
Después de la comparación del despertar con el funcionamiento de la linterna mágica, Sor Juana describe el
advenimiento del día, de la luz que vence a la oscuridad en una escena que alcanza dimensiones cósmicas:
La poeta describe el enfrentamiento de día y noche, las dos figuras centrales del frontispicio de Kircher,
como si se tratara de una guerra entre dos potencias imperiales. En términos grandilocuentes y con
precisiones geométricas, el sol aparece en oriente y su luz avanza, filtrándose y cundiendo en una dispersión
de rayos que cubren la tierra, acercándose cada vez más al dormitorio donde el cuerpo descansa.
Empleando el topos del amanecer mitológico propio de la poesía épica, Sor Juana evoca a los dioses
Aurora y Titono, quienes posibilitan la llegada del día:
La oscuridad de la noche cede al resplandor de Aurora, quien Sor Juana describe vestida de mil luces y
con su frente coronada de matutinas luces. La descripción de Aurora parece una écfrasis parcial del
frontispicio de Ars magna lucis et umbrae en el que aparece la figura de noche con el cuerpo adornado de
estrellas. Influida por su iconografía, la poeta transforma la imagen de la noche vestida de estrellas del
grabado de Kircher en la figura de Aurora “de luces mil vestida”. La écfrasis de Sor Juana no es una mera
imitación servil de las imágenes de Kircher. Por lo contrario, la poeta compite e intenta superar la
iconografía de Kircher con sus versos.
En el combate final entre día y noche, Sor Juana emplea un léxico militar, donde el Sol recluta tropas,
reservando “las más robustas veteranas lumbres / para la retaguardia” (vv. 909-910). Aquí el “imperio del
día” (v. 912) confronta el “negro laurel de sombras mil” (v. 913) con su “nocturno cetro pavoroso / las
sombras gobernaba, / de quien aun ella misma espantaba” (vv. 914-916). Mediante descripciones de la lucha
entre luz y sombra, el poema alcanza dimensiones épicas. El viaje del alma se convierte en una suerte de
odisea intelectual. Sor Juana había mencionado a Ulises (v. 386) y descrito el alma como una nave errante
(vv. 560-574) —metáfora de la escritura digresiva— una nave que viaja verticalmente desde una orilla
mental a otra. Primero sueño puede verse por lo tanto como una épica del ánima intelectiva, una epopeya
individual, interior y personal.
Finalmente aparece el sol en acaso la más extensa celebración poética de la llegada del día en la poesía en
lengua castellana. Los versos cobran profundidad porque narran a la vez un triunfo y un fracaso—la victoria
del día sobre la noche y a su vez la inevitable caída del alma. Un léxico geométrico relacionado con luz y
sombra satura Primero sueño desde el inicio hasta el final, y en estos últimos versos, Sor Juana insiste en la
magia de la luz y su gran polivalencia, donde la luz se vincula con el día, la vida, el vuelo, la sabiduría y el
entendimiento, pero también, por el contrario, con la amenaza, la caída, el fracaso y la muerte. El poema
termina con la iluminación del mundo por la “luz más cierta” (v. 974): el triunfo del día, el cuerpo despierto
y el regreso de la razón humana. Hasta el último verso del poema —“el Mundo iluminado, y yo despierta”
(975)— Sor Juana insiste en un léxico vinculado con la luz.
Sor Juana potencia la inmensidad de la luz que avanza mediante la repetición de palabras como “mil” y
“multiplicados”. Un vocabulario geométrico —“cerrando el giro”, “puntos”, “líneas”, “circunferencia”,
“plana”— le otorga un aire de tratado científico, como el propio volumen de Kircher. La poeta crea el
espectáculo final a partir de una densidad de imágenes lumínicas que recuerdan las descripciones de la
creación del mundo en el epílogo metafísico de Ars magna lucis et umbrae. El erudito jesuita describe la
creación en términos semejantes:
Atque in formatione mundi primo immensum spectaculum refert: omnia videlicet repente in lumen
conversa, & speciem stabilem infinito imperio praevalentem. Paulo post,umbram horrendam, sive
caliginem obliqua revolutione subterlabentem, vultu agitatem ineffabili,unde natura humida, &
indigesta protinus emanarit. (797)
[Y en la formación del mundo, en primer lugar, refiere un espectáculo inmenso: a saber, la súbita
conversión de todo a la luz, y una imagen prevaleciendo estable con poder infinito. Poco después,
una sombra horrible, u oscuridad, fluyendo por debajo en oblicua revolución, agitada con rostro
inefable, de donde la naturaleza húmeda e indigesta emanase directamente.]
Es probable que Sor Juana haya basado el poema no sólo en ciertas imágenes del volumen, sino también
en algunos de sus pasajes técnicos y metafísicos. Si bien la poeta rinde homenaje a Kircher a lo largo de
Primero sueño al volver poéticas las imágenes del tratado, también muestra una actitud crítica con respecto a
su cosmovisión. Mientras Kircher describe aquí un hecho único e irrepetible, Sor Juana relata un espectáculo
diario —la llegada del día—. Mientras el padre jesuita se refiere a un acto súbito, la poeta narra un proceso
gradual y cotidiano.
Sor Juana describe el vuelo del alma en términos simbólicos y seculares, refiriéndose a la aspiración de
una unión del alma con el conocimiento absoluto de forma hermética. El sinfín de referencias a la luz en
Maxey, B. Anales de Literatura Hispanoamericana 49 2020: 321-334 333
Primero sueño pueden ser leídas en clave religiosa. El poema no rechaza una lectura cristiana, pero la
creación de una alegoría religiosa no parece ser su único cometido22. Sor Juana evoca el cosmos de manera
hermética y científica, y el conocimiento divino se convierte en un saber erudito, un conocimiento total que
aúna las más diversas disciplinas, reconocidas como necesarias y complementarias —una sabiduría absoluta
al parecer similar al que prometía la lectura de la obra completa de Kircher—.
Primero sueño no es sólo la narración del viaje de un alma que pretende alcanzar el conocimiento. El
poema encierra además un sinfín de saberes científicos y mitológicos. La lectura del poema por lo tanto
refleja su tema principal—la adquisición del conocimiento. La obra enciclopédica de Kircher promete al
lector un saber total, pero Sor Juana se distancia de esta noción. Si bien construye su poema en base a la
iconografía de Ars magna lucis et umbrae, la poeta presenta una visión crítica de Kircher. Durante la
segunda mitad del siglo XVII, numerosos lectores del padre jesuita comenzaron a criticar su superficialidad
y falta de rigor, exponiendo sus numerosos errores (Findlen: 6-7, 27).
En Ars magna lucis et umbrae, Kircher propone que las almas de los hombres más santos pueden
contemplar la luz infinita con la vista fija. Sor Juana se distancia de la noción de una verdadera unión del
alma humana con la divinidad. Propone, por lo contrario, que la sabiduría suprema es inaccesible, que el
ambicioso vuelo intelectual desde las tinieblas terrenales hacia la luz supra-celeste siempre acaba en vértigo
y caída. Junto al fracaso, sin embargo, también existe cierto optimismo en Sor Juana: la esperanza del
perfeccionamiento y de un mayor conocimiento del universo y de sí misma. Cada noche puede verse como
una nueva oportunidad. El emprendimiento nocturno reiterado conduce al perfeccionamiento, y con cada
nuevo vuelo intelectual, es posible acercarse más al conocimiento. Primero sueño presenta por consiguiente
una visión ambivalente de lo que representa Kircher —por un lado, admiración, pero por el otro lado, una
crítica del saber total que su obra promete—.
En sus versos finales, Primero sueño cobra dimensiones monumentales y aun épicas. Culmina en una
celebración cósmica donde la luz del sol triunfa, mientras que la luz del alma piramidal fracasa. Sor Juana
bebe de la gran fuente de conocimiento que ofrece la biblioteca de Kircher, especialmente de su libro Ars
magna lucis et umbrae: sus explicaciones físicas y espirituales, pero sobre todo su iconografía: el
frontispicio, la portada y las distintas representaciones pictóricas de la linterna mágica. El poema es
sumamente visual al presentar una serie de figuras geométricas en movimiento bañadas en luz u ocultas en
sombra, y puede considerarse un comentario de la iconografía que aparece en el tratado de Kircher. Sor
Juana reconoce que luz y sombra condicionan la percepción humana de la realidad y la imaginación del
cosmos y de la divinidad. La poeta describe el mundo, el cuerpo y la mente como máquinas, relojes guiados
por el sol o invenciones de Kircher. Cuerpo y alma surgen como dos entidades capaces de escindirse,
mientras que sueño y vigilia, luz y sombra, así como día y noche se hallan enfrentados. Kircher y Sor Juana
aluden a fenómenos que incluso hoy siguen presentando misterios para las ciencias: el sistema solar, las
propiedades físicas de la luz, el cerebro humano, los sueños y el infinito.
Si bien Ars Magna lucis et umbrae es una fuente indispensable para comprender Primero sueño, Sor
Juana supera la visión de Kircher. Mientras Kircher demuestra su creencia en la trascendencia mística y
hermética, la poeta reconoce los límites del espíritu y del conocimiento humanos. En los versos finales,
destaca la belleza de la naturaleza y la hermosura de la vida cotidiana, rehusando la magia kircheriana y
abandonando su fascinación por los arcanos místicos. De esta manera, Sor Juana crea un poema singular que
proyecta una visión marcadamente moderna.
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_____________
22
En Primero sueño, Sor Juana nunca emplea el nombre de Dios. La raíz de la palabra Dios, sin embargo, proviene del latín deus, y del griego Δεύς.
Se ha reconstruido la palabra protoindoeuropea hipotética Dyēus, que significaba radiante y luminoso. La relación del hombre con la divinidad,
por lo tanto, siempre parece haberse descrito en términos de luz y sombra.
334 Maxey, B. Anales de Literatura Hispanoamericana 49 2020: 321-334
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