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El arte de hacer brujería con papel, una
tradición Otomí
« Anterior / Siguiente » 26 agosto, 2017 / Antropología
El pueblo Otomí habito durante la época prehispánica el centro de México, esta cultura
entre sus tradiciones desarrollo en base a su pensamiento mágico un sistema de
conocimientos con el fin de manipular la naturaleza a su voluntad, esa es la brujería
Otomí. Para los otomíes todo en la naturaleza tiene espíritu y el indígena debe de estar
en armonía con estos, la forma de conseguir esa armonía es mediante el ofrecimiento
de ofrendas en épocas determinadas, las ofrendas, rituales, ceremonias mágico-
religioso son conocidos por los otomíes como ¨costumbres¨ y en estos el papel es un
elemento muy importante y peculiar.
Antes de la llegada de los españoles el papel se hacía de la corteza de los árboles, este
hecho lo hacía de gran importancia y según los primeros cronistas se utilizaba en
grandes cantidades. El papel se empleaba en ceremonias religiosas como ofrendas a los
dioses para adornar templos, ídolos y palacios en ciertos días festivos. En el libro de
Tributos (códice mendocino) se registra un tributo anual a Moctezuma segundo era de
alrededor de 480.000 hojas
Después de la conquista el papel europeo pronto reemplazo el producto nativo y esta
industria tradicional se perdió. Pese a esta tragedia varios indígenas Otomíes de la
región noroeste del estado de Veracruz cerca del pueblo de Chinontepec y entre los
límites de los estados de puebla e hidalgo en un pueblo llamado San Pablito todavía
prevalece esta tradición.
El papel se hace de corteza interior de algunos árboles, principalmente la de la mora y
la de la higuera silvestre. La corteza de la mora produce un papel blanquizco y de la
higuera silvestre se obtiene un papel moreno; la intensidad del color depende de la
edad del árbol, mientras más viejo es el árbol más oscuro es el color del papel. La
higuera silvestre se llama amate
amate(papel) o amacuahuitl
amacuahuitl, cuahuitl
cuahuitl significa árbol, así se
nace la palabra amacuahuitl.
amacuahuitl.
La corteza se recoge de preferencia durante la primavera cuando la luna esta ¨tierna¨.
Según la costumbre, esto facilita el trabajo y se lastiman menos los árboles. El trabajo
de los hombres es recolectar la corteza y el de las mujeres fabricar el papel. La corteza
una vez desprendida del árbol la corteza interior se separa del exterior y se vende a las
mujeres. La corteza puede secarse y almacenarse para su uso posterior, pero antes de
usarse tiene que ser hervida en agua con ceniza o en nixtamal, y cuando la fibra esta
suave se enjuaga en forma limpia. Mientras se fabrica el papel, la mujer guarda las
fibras en una batea llena de agua para conservarlas suaves. El papel se hace en una tabla
de madera del tamaño de hoja deseada. Primero se extiende una capa de fibras sobre la
tabla y luego las golpea hasta amalgamarlas. Estas piedras pueden ser lisas o acanaladas
en la superficie que golpe y tienen bordes ondulantes. Entre los nahuas de Chicontepec
se usan olotes de maíz quemados al fuego en lugar de los golpeadores de piedra. Las
tablas con fibras húmedas se ponen a secar en el sol y una vez secas el papel se puede
desprender de la tabla fácilmente.
Mujer otomí haciendo papel con un olote quemado al fuego en lugar de un golpeador de piedra
El papel blanco se utiliza como papel ¨bueno¨ es decir para magia blanca y el papel
moreno ¨malo¨ se usa para la magia negra. No cualquiera puede practicar estas artes
ocultas, solo un brujo o curandero tiene el poder y la habilidad de manejar estas
costumbres.
El papel se utiliza para recortar muñecos ¨mágicos¨. A los muñecos recortados de papel
oscuro se les llama ¨diablos¨ ya que representan a los malos espíritus; mientras que los
muñecos de papel blanco representan a las personas buenas. Para distinguir a las
mujeres de los hombres el brujo recorta un mechón encima de la cabeza de la figura
femenina. Algunos muñecos tienen cuatro brazos y dos caras de perfil; otros tienen
cabeza y cola de animal y representan a las animas de la gente mala, que son los que
murieron en riña o que murieron en accidentes o ahogados, mujeres que murieron
durante el parto y niños que no habían respetado a sus padres. Los muñecos cuyos pies
tienen dedos representan a las animas de gente buena, que son los que murieron de
una enfermedad o de vejez. El simbolismo del calzado representa a la gente mala como
mestizos, y a la gente buena como los indígenas.
espiritu malo
Muñeco de papel cortado en forma de animal representando a un anima de una persona mala
Muñeco de papel cortado con zapatos, representa el ánima de la gente mala
Así se hace una limpia Otomí
Los otomíes acostumbran siempre estar en armonía con los espíritus y con la
naturaleza, es por ello que uno de los rituales más comunes es la de la ¨limpia¨ o
¨barrida¨. Se trata de una limpieza de espíritus malos en una zona territorial delimitada
como lo es una casa. El brujo coloca dos hileras de muñecos de papel sobre el piso de la
choza. Estos muñecos descansan sobre sobre hojas de papel cortado en un diseño
especial; estos papeles se llaman ¨camas¨, porque los muñecos descansan sobre ellos. En
cada esquina se pone una vela encendida y el brujo se sienta en cuclillas frente a los
muñecos con un pollo vivo bajo el brazo. Primero reza y canta en otomí, luego corta el
pescuezo del pollo con unas tijeras y salpica la sangre sobre los muñecos de papel. Al
hacer esto baila alrededor de los muñecos y brinca encima de ellos cantando en otomí.
Después envuelve el pollo en los papeles cortados y con este bulto corre de un lado a
otro, chupando los espíritus malos. Al final arroja el bulto a una profunda barranca para
hacer desaparecer los malos espíritus que ha absorbido.
Brujo haciendo una ¨barrida¨
Los poderes de la medicina y el curanderismo
Otomí
Cuando se enferma una persona se consulta al brujo, este se presenta en la casa del
enfermo y se sienta en el suelo y adivina de su incensario cual espíritu está enojado y
requiera una ofrenda: puede ser el espíritu de la milpa, de la casa, del cerro o de la
fuente. La ¨costumbre¨ varia un poco para cada espíritu, pero todas tienen el mismo
objetivo: sanar al enfermo.
Si el brujo después de haber adivinado en el humo de su incensario la causa del
malestar, indica al enfermo que la milpa pide su ofrenda para aliviarlo y se lleva a cabo
la siguiente ¨costumbre¨.
Primero se toma un poco de tierra de las cuatro esquinas de la milpa y se entierra en
una olla nueva forrada con papel blanco. En la misma olla se coloca una ofrenda de
chocolate, cigarros, pan, ceras, confites, marquesote (pan de huevo), azúcar, así como
una pequeña escoba, una jícara, una bandeja y además una pareja de muñecos de papel
vestidos con trajes con adornos verdes, los cuales representan los espíritus de la milpa.
La olla se cubre con un plato y se entierra en la milpa. Después de unos días se
desentierra la olla y la tierra se devuelve a las cuatro esquinas. Durante la ceremonia los
músicos ejecutan música apropiada a cada parte de ella, generalmente la música
corresponde a la llegada de la ¨costumbre¨, el regocijo y la despedida. La música se toca
en violín acompañado por la guitarra. Cada son, que generalmente consiste de unos
cuantos compases, se repite muchas veces.
Rito para agradecer a la casa
La ¨costumbre¨ para la casa se celebra para pagar a la casa por el abrigo que les brinda a
sus habitantes. Esta ¨costumbre¨ debe efectuarse los dos años después de haberse
construido la casa. En el centro de la casa se coloca un palo de la misma clase de árbol
de que está hecha la casa, y en el palo se coloca un adorno tejido de palma, llamado
¨sol¨. En el centro del ¨sol¨ esta prendido un muñeco de papel blanco y otros muñecos
también de papel blanco adornan las paredes y el altar. El brujo llega para hacer el
¨barrido¨, primero frente al ¨sol¨ y después arriba en el tlapanco o desván (un tablado
debajo del techo). Mientras hace la ¨barrida¨ cuatro muchachos, uno en cada rincón del
cuarto, están tirando flechas hacia el tlapanco, y después cuando el brujo sube a este,
otros cuatro muchachos tiran hacia el techo desde el tlapanco. Al final el brujo y los
ocho muchachos bailan alrededor del palo colocado en el centro de la casa, el brujo con
su incensario y los muchachos con abanicos hechos de carrizo cortado en cinco tiras
adornadas con flores amarillas.
Cuando el brujo adivina que es necesario hacer una ¨costumbre¨ al espíritu del cerro,
todos suben al cerro del brujo que se haya atrás de San Pablito. Allí el brujo entierra un
muñeco de papel china verde, que representa el espíritu del cerro, bailan, cantan y
queman copal.
Alejando los males del pozo de agua
La ¨costumbre¨ a la fuente se desarrolla de la siguiente forma: los indígenas saben que
muchas enfermedades como la disentería provienen del agua del pozo que se
encuentra en el centro de la población y creen que un espíritu malo ha entrado en el
pozo y pide su ofrenda. La ¨costumbre¨ se hace arriba del pozo, donde el brujo hace
una ¨barrida¨ y entierra huevos, ceras y un muñeco de color azul que representa el
espíritu de la fuente, a la vez que canta, baila y quema copal. También adorna el pozo
con tres símbolos cortados de papel china de diferentes colores y de papel blanco
comercial que significan: 1) la flor del monte 2) la puerta del monte 3) el pájaro del
monte que es un águila con dos o cuatro cabezas. Estos tres símbolos también aparecen
como adorno en sus altares y a veces les llaman 1) flor del cielo, 2) puerta del cielo y 3)
guardián del cielo
Invocando a la lluvia
La lluvia es esencial dentro de las sociedades indígenas, en especial la de los Otomíes
puesto que la agricultura es base económica de estos. Si la cosecha está en peligro ya sea
por sequía o por demasiada lluvia, el espíritu de la lluvia tiene que ser apaciguado. ¨La
Sirena¨, como llaman a ese espíritu, vive en una laguna, aunque no siempre en la
misma. Dicen que ella cambia de morada, de modo que cuando quieren hacer ofrendas
a La Sirena no siempre van al mismo sitio. Como si fuera una peregrinación centenares
de gentes hacen jornadas muy largas a veces de varios días y cuando llegan a su destino,
construyen un pequeño altar de varitas y lo adornan con flores y papel de china de
varios colores recortado en un diseño especial sobre el que colocan la ofrenda. La
ceremonia dura dos días durante los cuales bailan, tocan, cantan y queman grandes
cantidades de copal. Las ofrendas que consisten en pavos, cigarrillos, pan y chocolate,
así como velas y muñequitos de papel salpicados de sangre se arrojan al agua o se
entierran en la ribera de la laguna. Todo esto se hace para contentar a ¨La Sirena¨ de
cuya buena voluntad depende la existencia de los indígenas
¨costumbre¨ para pedir la lluvia
La magia del amor
Cuando una mujer es abandonada por un hombre esta acude a un brujo para implorar
su ayuda con el fin de que vuelva a su lado. El brujo recorta un par de muñequitos de
papel ordinario representando al hombre abrazando a la mujer y pasando los
muñequitos una y otra vez a través del humo de su incensario, ruega al hombre que
vuelva con la mujer. De vez en cuando se lleva los muñecos a la boca, aspira
hondamente y sopla con fuerza en la boca del muñeco cuando termina la ceremonia,
hace entrega de los muñecos a la mujer, dándole muchas instrucciones que ella debe
obedecer. Entre otras debe de conseguir un mechón de hombre y atarlo a los muñecos
con un hilo de su color favorito y ponerlo cercas de ella al comer convidándolos de
todo lo que ella come. También debe de encender diariamente una vela a los muñecos
y llevarlos a la cama cuando se acuesta.
Brujo oficiando en una ceremonia de amor
Los muñecos de los vegetales
Como ya hemos visto en estas costumbres también se usa el papel china, esta se usa de
varios colores para representar a los espíritus de semillas de distintos vegetales. Las
figuras tienen el mismo color que el de la planta que representan y a los lados del
muñeco recortan pequeñas figuras de las frutas que representan. El muñeco que
representa el plátano es de color verde y tiene un racimo de plátanos encima de la
cabeza y otros a sus lados. El que representa el jitomate es de color verde y rojo, el del
frijol se reconoce por las vainas moradas y el de la miel de abeja está hecho con papel
amarillo y blanco y es adorado con pequeñas abejas.
Muñeco de papel china verde y rojo representando al espíritu del jitomate
muñeco de papel de china representando al espíritu del plátano
Cada tercer año el indígena debe de efectuar una ceremonia por medio de la cual se
invoca espíritus de las semillas que han sido sembradas con el fin de que produzcan
una buena cosecha. El brujo tiene primero que llevar los muñecos a una cueva donde
los consagra al espíritu que debe proteger la cosecha. Después llevan los muñecos al
campo y los colocan en un pequeño altar adornado con hojas de plátano y flores
amarillas. También se colocan sobre el altar ofrendas de pan, huevos, chocolate,
cigarrillos y ron de caña de azúcar. El brujo acompañado de seis muchachos portando
abanicos adornados con flores amarillas bailan toda la noche enfrente del altar. A la
media noche el brujo hace una ¨limpia¨ y después del segundo día las ofrendas se
reparten entre la gente y los muñecos de papel se llevan para ponerlos en el granero o
sobre el altar de la choza y les encienden velas. Esta ¨costumbre¨ se efectúa para
proteger los campos ya sembrados y para pedir buenas cosechas
Papel en forma de ¨camita¨ para que los muñecos de papel descansen sobre ellas
Las enfermedades abstractas
Para los indígenas la enfermedad no es solo de síntomas físicos sino espirituales, puede
ser una enfermedad ocasionada por una maldición o por un espíritu malo que se ha
posesionado del cuerpo y según los nativos todos estamos expuestos a estos espíritus y
vientos malos. Por ejemplo, el ¨mal de ojo¨ lo causa un enemigo, especialmente cuando
obscurece ya que es hora en la que los espíritus vagan por los senderos de la montaña.
El brujo tiene el poder de ahuyentar los malos espíritus, de curar, de enfermar y de
lanzar maleficios para lo cual se vale de muñecos morenos.
Cuando una persona ha estado enferma por mucho tiempo y no puede aliviarse, todos
saben que esta embrujada. El enfermo contrata al brujo para que lo cure y al mismo
tiempo le paga para hechizar a la persona que cree que le ha embrujado. Según ellos
esto se logra enterrando un muñeco moreno lo más cerca de la casa de aquella persona
y para hacer más doloroso el maleficio se le clavan los alfileres o espinas al muñeco.
Muñeco de papel de amate con una espina usado en la magia negra para causar dolores o enfermedad
También acostumbran enterrar con el muñeco un pedazo de la ropa o un mechón o
una fotografía de la persona sospechosa. Por esta razón no les gusta a muchos indígenas
ser fotografiados pues piensan que el fotógrafo se lleva una parte de ellos mismos y
creen que la persona que tiene su fotografía les puede hacer algún daño.
FUENTE
Bodil Christensen y Samuel Marti. Brujerías y papel precolombino, 1971, ediciones
euroamericanas
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