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Máster Terapia de Pareja Cognitivo Conductual y Ejercicios

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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)

Módulo 17:

Modelos de intervención en terapia de pareja (parte 1):

Terapia de Pareja Cognitivo Conductual y

ejercicios “para casa”.

Por Anna I. Gil Wittke

Máster en Sexología y Terapia de Pareja.

Material publicado por el Instituto de la Pareja para los alumnos del Master en Sexología y Terapia de Pareja. Queda prohibida la
realización de cualquier copia de este material. INSTITUTO DE LA PAREJA © 2022

Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)

Índice:

1. Terapia de pareja desde el modelo cognitivo conductual…………página 3.


2. Ejercicios en terapia de pareja.………………………………….…página 13.
3. Bibliografía…………………………….………………………….…página 24.

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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)

1. Terapia de pareja desde el modelo cognitivo conductual.

Este es el modelo de intervención en terapia de pareja que, quizás, resulte más familiar. Desde
este abordaje de terapia de pareja, se suele decir que lo que falla en una relación es la
comunicación. Por ello, se centrará en resolver conflictos, en técnicas de comunicación, en
refuerzos y extinciones ante la conducta del otro.

Desde este paradigma, inicialmente, la atención se puso en la resolución de conflictos. Esto es


importante, pero no es suficiente. De hecho, comenzar por la resolución de conflictos en una
terapia de pareja puede ser una mala jugada a nivel terapéutico. Con el tiempo, se incorporaron
otros elementos que se centraran también en el aumento de las interacciones positivas. El
resultado de ello fue una mejoría en la intervención desde el modelo cognitivo conductual.

La terapia de pareja cognitivo conductual dirige el tratamiento hacia el cambio de conductas


negativas, aumento de interacciones positivas, entrenamiento en habilidades de comunicación,
resolución de conflictos y cambio de creencias disfuncionales.

Desde este tipo de abordaje la conducta no se da de un modo aislado, se da en un contexto


(ambiente) y tiene un efecto (consecuencias) y un origen (antecedentes). En este sentido las
conductas que se dan en una relación de pareja se van a ver moduladas por el aprendizaje que se
da a través de la observación y por experiencia propia. Podemos entender que una determinada
conducta aumentará o disminuirá en un cónyuge según las consecuencias. En este sentido,
aunque cada uno es responsable de su conducta, se ve influenciado por su pareja de forma casi
inevitable.

Por ejemplo, en el siguiente diálogo la mujer llega a casa entusiasmada y dice: ¡Mira el vestido
que me he comprado! ¿Me queda bien?
El marido responde sorprendido: ¿Ya te has comprado otro vestido? Siempre estás gastando. En
este caso, la mujer habrá “aprendido” que la consecuencia de compartir su entusiasmo por
comprarse ropa es negativa, al final puede que deje de contarle cuando se compra un vestido y
prefiera mostrárselo a una amiga.

La interacción de una pareja se basa, por lo tanto, en el aprendizaje. Se establece un proceso de


reciprocidad (Jacobson, 1979). Para entender las conductas que se dan dentro de la relación es
necesario observar que se produce después: refuerzo positivo, refuerzo negativo, castigo o no
refuerzo. La mayor parte de las parejas no son conscientes de su participación en este bucle de
reciprocidad y, en muchas ocasiones, no usan su capacidad de influir en el otro de forma positiva.

Desde este modelo, se llega a hablar de que cada uno es responsable de la conducta del otro. Es
decir, que somos responsables en la medida en la que fomentamos que nuestra pareja actúe de un
modo determinado por cómo reaccionamos ante sus comportamientos. Dicho de otro modo,
nuestra forma de actuar le hace al otro “aprender” qué es lo que puede esperar y, a partir de ese
aprendizaje, realizar más o menos una determinada interacción.
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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)
Por ejemplo, si cada vez que mi pareja me da un abrazo yo le digo “qué pesado que eres” o “no
me agobies”, éste aprenderá que es mejor no dar un abrazo y evitará la expresión física de cariño.

Desde mi forma de verlo, la última responsabilidad la tiene quien ejerce la conducta y no quien
reacciona. Aunque por supuesto, suscribo la idea de una alta influencia en la otra persona según
nuestra forma de reaccionar. En este sentido, en lugar de esperar a que sea nuestra pareja la que
cambie, la idea es cambiar la forma en la que yo reacciono a aquello que me molesta del otro y,
precisamente también, a aquello que más me gusta.

El primer paso es la evaluación que se caracteriza por la recogida de información a través de la


entrevista clínica y de cuestionarios y autorregistros. En esta evaluación se contempla que la
sesión sea tanto en conjunto como de forma individual.

Algunos cuestionarios y autoinformes utilizados en la evaluación:

Escala de ajuste marital (EAM) LocKe-Wallace, 1959. Adaptación J.A. Carrobles.


Discrimina entre parejas con y sin problemas.

Maudsley Marital Questionaire (MMQ). (Arrindell, Boelens y Lambert, 1983).


Este cuestionario evalúa el grado de satisfacción en la relación de pareja. Consta de tres
subescalas: satisfacción de la relación (aspectos interpersonales), satisfacción sexual, y
satisfacción general de vida (aspectos sociales y labores domésticas).

Cuestionario de “Evaluación de la Satisfacción en pareja” (Feliu y Güel, 1992).


Consta de 10 áreas de evaluación para conocer la satisfacción de la pareja. Las áreas son:
comunicación, demostraciones de afecto, relaciones sexuales, educación de los hijos,
filosofía de vida, economía y gastos, tareas domésticas, ocio, amistades y relación con
familiares próximos.

Cuestionario de compatibilidad-incompatibilidad (C. Serrat, 1980):


Tiene 38 items. Evalúa el nivel actual de satisfacción en la relación.

Cuestionario de Satisfacción Marital (Lazarus, 1983):


Destaca por su brevedad, sólo tiene 11 ítems. Evalúa el grado de satisfacción percibida en
la relación de pareja y evalúa aspectos problemáticos de la relación.

Ideas acerca de la relación de pareja (Beck, 1988).


Contiene 15 cuestiones y evalúa el grado de acuerdo con distintas creencias que las
personas sobre lo que esperan de su pareja.

Inventario de cualidades de la pareja (Martínez y Perelló, 2006).

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(parte 1)
Consta de un listado de cualidades positivas. Sirve para ayudar a la pareja a recordar y
expresar aquellos aspectos positivos que tiene su pareja.

Evaluación de los problemas de comunicación, (Beck, 1988).


Consta de dos subescalas; la primera se refiere al "estilo de comunicación" y se refiere a
la forma que el sujeto percibe su propia conducta y la de su pareja en cuanto a la manera
de comunicarse; la segunda subescala se refiere a "problemas psíquicos" en la
comunicación y se relaciona con las consecuencias emocionales y conductuales
percibidas de la conducta comunicativa de la pareja.

Inventario de Status Marital (Weiis y Cerreto, 1975- traducción y adaptación J.


Cáceres, 1982):
Consta de 14 preguntas (V-F) y que indican los pasos que han seguido hacia la separación
y/o divorcio.

Escala de Ajuste Diádico (Spanier, 1976) ((Dyadic Adjustment Scal), DAS).


Traducción y adaptación por J. Cáceres. Es un cuestionario de 32 items y cuatro escala
diferentes. Sirve para conocer el grado de consenso, satisfacción, cohesión y
demostraciones afectivas, el ajuste total y la armonía de la pareja.

Cuestionario de Celos en Pareja (Echeburúa y Fernández-Montalbo, 2001). Consta


de 20 preguntas con tres alternativas de respuesta. Evalúa las conductas y sentimientos
relacionados con la posible infidelidad de su pareja.

Intervención:

La intervención comienza por una conceptualización sobre cómo funciona la terapia, entre otras
cosas se les expresa el diagnóstico de la pareja que se ha llevado a cabo en la evaluación y se les
explica la importancia de su implicación a través de los ejercicios que serán asignados para el
hogar.

En esta fase también se definen los objetivos de la terapia. Después se continúa con el inicio de
una psicoeducación sobre la conducta, la pareja, el amor y otros conceptos necesarios para
entender cómo funciona la interacción. Más adelante, se trabajará en el entrenamiento en
habilidades de comunicación y resolución de problemas, así como el control de estímulos (Costa
y Serrat, 1982).

También se integrará en las sesiones la intervención en aspectos cognitivos reestructurando


aquellas creencias que son disfuncionales y reinterpretando de otro modo. El final de la terapia
llega cuando estos objetivos, medibles y cuantificables, se han conseguido.

Algunos de los aspectos más destacados en la intervención son los siguientes:

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Entrenamiento en habilidades para la comunicación:

Muchas parejas se comunican desde la queja, se fijan y expresan lo que les molesta. Sin
embargo, no dicen lo que sí que les gusta, es decir, no refuerzan. Además, cuando algo no les
gusta, no son capaces de expresar lo que necesitan. Por eso, un aspecto muy importante a
trabajar será el ser consciente de lo que me gustaría recibir y pedirlo sin usar el reproche ni la
exigencia.

Una creencia disfuncional que sustenta la conducta de la queja y que mantiene la falta de
peticiones positivas y concretas es la de “la persona que me ama debe de saber lo que
necesito sin que se lo pida”. Esta idea lleva al sentimiento de la decepción sobre la pareja y al
dolor sobre nuestra valoración. La conducta que seguirá, es probable, que sea exigencia o
distanciamiento.

Una premisa básica, en este sentido, es que no puedes decir lo que te molesta más que lo que
sí que te gusta. Del mismo modo, si el foco de atención está puesto en lo que te disgusta de tu
pareja, es posible que eso sea lo que más veas. Por decirlo de algún modo “la mente estará
llena de esa información” y la consecuencia, será que aumentará la posibilidad de que eso sea
lo que más se exprese en la relación.

Aquí el terapeuta actúa como fuente de aprendizaje mostrando ejemplos claros de una
interacción distinta, más sana, ante las situaciones que a la pareja le frustran. El terapeuta
puede hacer un “modelado” de lo que ellos pueden lograr. Más tarde, durante la misma
sesión, se le puede pedir a la pareja que sean ellos mismos los que intenten expresarse de un
modo distinto.

Una vez más, el terapeuta tendrá la función de dar un feedback que le ayude a la pareja a fijar
el nuevo aprendizaje. Una vez que esto se da en el espacio terapéutico, es cuando tiene
sentido hablar de “tareas para casa” que serán una forma de reforzar el aprendizaje recibido.

Además, durante las sesiones, cuando se hace este modelado, el Roll-playing y se da el


feedback, cabe también hablar de una “instrucción” en cuanto al por qué de estos cambios.
Mientras todo esto se da, pueden surgir ciertas dudas o reticencias en los pacientes. Desde
este paradigma de intervención se haría una reestructuración cognitiva para que la pareja
pueda reinterpretar de un modo más favorable lo que está ocurriendo y salga del “atasco” en
el que muchas veces se quedan ante los conflictos.

Para trabajar en este entrenamiento a la hora de comunicarse hay diferentes formas de


intervención:

Darse cuenta de la reciprocidad: Primero se le pide a cada uno de los miembros que se
fijen en las cosas que les gustan de las conductas del otro y que además se las
comuniquen, es decir, que se fijen en lo que les gusta más que en lo aversivo y que sea eso

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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)
lo que empiecen a reforzar. Una de las tareas para casa más conocidas en esta sección es
“pillar a la pareja”.

Otro entrenamiento en esta línea tiene que ver con las gratificaciones: dar y recibir.
Para esto se puede utilizar el cuento ilustrativo en este tema de “Las cálidas pelusas”
(Liberman y col. 2006). La idea es eliminar la coerción como modo de obtención de lo
que se desea y promover la gratificación.

La planificación del tiempo libre:


Si entendemos que la pareja se une por experiencias compartidas, entenderemos que pasar
tiempo juntos de forma agradable, es fundamental. Lo que ocurre, en realidad, es una decadencia.
Al inicio de la relación se crean espacios para compartir, se busca el tiempo libre, se invierte en
la intimidad. Sin embargo, conforme la relación avanza y aparecen nuevas responsabilidades, se
va dejando de compartir tiempo de calidad. Incluso, algunas parejas se distancian tanto que
cuando tienen tiempo a solas, se sienten abrumadas y confundidas.

En la terapia cognitivo conductual, también se le da importancia a este aspecto y se hace énfasis


en crear actividades que permitan interacciones positivas y que se guarden como recuerdos de
unión. De hecho, algunos manuales de terapia de pareja desde este paradigma, como el de
Lieberman, incluyen ejercicios para encontrar actividades en común que los interesados puedan
disfrutar.

Hay parejas que no se ponen de acuerdo sobre cómo usar su tiempo libre juntos porque tienen
gustos muy diferentes. Una propuesta terapéutica, sería la de poder compartir dos actividades que
sean diferentes pero compatibles. Por ejemplo, si a uno le gusta pescar y al otro hacer ganchillo,
pueden irse juntos y mientras uno pesca la otra persona hace ganchillo.

Una vez que se ha evaluado que es lo que cada uno prefiere hacer en su tiempo libre se busca
llegar a acuerdos y se fomentan las actividades en pareja a solas, con otras parejas, como familia
y de forma individual. La idea es cada uno pueda disfrutar en todas estas facetas que al final
repercuten en el bienestar personal y eso se traduce a la pareja.

Resolución de conflictos y prevención de conflictos:


En este punto se le facilita a la pareja habilidades comunicativas. Por ejemplo, la expresión de un
problema y la petición de cambio. En la consulta se les enseña cómo llegar a acuerdos, se hacen
contratos terapéuticos para el cambio. También se controlan los estímulos que pueden
relacionarse con el suceso conflictivo. Por ejemplo, si siempre se discute en el coche, se les pide
que discutan en otro lugar.

A la hora de resolver conflictos, es muy importante entender que hay dos planos: el de la
interacción de la pareja ante una determinada circunstancia y el de la interacción de la propia
persona: circunstancia-pensamiento-emoción-conducta.

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(parte 1)
Para que la resolución de conflictos no resulte artificial, es importante entender por qué un hecho
determinado es tan intenso para mí. Recordemos que no son las circunstancias lo que más nos
daña sino la interpretación que hacemos de ellas.

Hablamos de creencias disfuncionales cuando estas nos guían a una interpretación equívoca
sobre la pareja. Por ejemplo, “sí me quiere deberías de saber que…”, “tú tienes que ser más…”,
“si esto ya lo hemos hablado, no debería de seguir afectándote” y, así, un largo etcétera. Sí
reparamos el conflicto por el que la pareja a discutido, pero no trabajamos en las creencias
disfuncionales, nos volveremos a encontrar cada dos por tres en el mismo punto. Por este motivo,
es muy importante trabajar en lo que en la terapia cognitivo conductual se llama
“metacognición”. Es decir, poder reflexionar sobre mis propios pensamientos. Esto implica un
nivel de observación interno y una toma de conciencia.

Muchas veces queremos que el otro cambie su conducta, pero no queremos cambiar nuestras
creencias disfuncionales. Reparar sólo la conducta es muy inestable en terapia de pareja.
Así que para la resolución de conflictos veremos:
1. Metacognición. Por qué me molesta, qué pienso y qué otra alternativa hay.
2. Expresión de lo que siento.
3. Petición de cambio.
4. Control de estímulos de mantenimiento.
5. Refuerzo-extinción de la conducta.

Ejemplos prácticos Caso:

María es una mujer de 45 años que lleva 18 años viviendo con Leo, su marido que tiene 50.
Ambos son un matrimonio que intentan luchar por la familia y por lo que han conseguido con
muchos años de trabajo. El problema es que, desde que su hija mayor ha comenzado la
universidad y se ha ido a vivir fuera, ella se siente muy sola. Él le dice que salga con las amigas y
se divierta. Ella lo hace, pero no consigue quitarse esa sensación de soledad. Además, cada vez
crece más la tensión entre ellos.

Leo: El problema es que ella siempre me está demandando. Quiere que yo esté siempre
disponible y no es así. Para mí es importante estar en casa tranquilo, aunque sea viendo la tele,
y a ella le parece una pérdida de tiempo.
María: Yo soy la que tiene que estar encima de todo porque el vive muy feliz de la vida. Yo
necesito sentir que tengo un marido y no uno más al que criar.
Leo: Yo haría cosas contigo si tú no me estuvieras siempre dando la tabarra y si quisieras hacer
algo divertido. Salir a caminar me aburre, prefiero ver la tele.
María: Pues yo por lo menos me muevo y hago algo útil.

Con este pequeño fragmento, ¿qué crees que está sucediendo en esta pareja?

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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)

¿Cuales son los antecedentes de las conductas de cada uno?

¿Cuáles son los consecuentes?

¿Qué tipo de refuerzo mantiene sus posturas?

¿Qué propondrías para abordar esta situación?

En terapia de pareja desde el modelo cognitivo conductual es común utilizar recursos como
metáforas, ilustraciones o cuentos con la función de psicoeducación. Aunque esto no es exclusivo
de este modelo de intervención. A continuación, una lectura que se puede aplicar con fines para la
reflexión y la movilización desde la responsabilidad en la relación amorosa.

LAS CALIDAS PELUSAS

Un cuento de Claude M. Steiner

Érase una vez, hace mucho tiempo, dos personas muy felices que se llamaban Tim y Maggi y tenían
dos hijos, llamados Juan y Lucy.

Para comprender cuán felices eran, hay que explicar cómo eran las cosas entonces.
En aquellos días felices se les regalaba a todos, nada más nacer, una pequeña y suave “Bolsa de
Pelusa”.

Cada vez que una persona metía la mano en su bolsa podía sacar una Pelusa Caliente.
Había mucha demanda de Pelusas Calientes porque cada vez que alguien recibía una, ésta le hacía
sentirse muy contento y abrigado. La gente que, por alguna circunstancia, no recibía Pelusas
Calientes con regularidad, corría el peligro de contraer una enfermedad en la espalda que los
encogía y, a veces, podían incluso morir.

Entonces era muy fácil obtener Pelusas Calientes. Cada vez que a alguien le apetecía, podía ir a tu
encuentro y decirte: “Me gustaría recibir una Pelusa Caliente”; entonces uno metía la mano en su
bolsa y sacaba una Pelusa del tamaño de la mano de una niñita.
Con la luz del día, la Pelusa sonreía y florecía, transformándose en una Pelusa Caliente amplia y
acogedora. Entonces se colocaba encima del hombro, la cabeza o las piernas de la persona, y la
pelusa se acomodaba perfectamente, deshaciéndose contra su piel y haciéndola sentir llena d
alegría. La gente siempre se estaba pidiendo mutuamente Pelusas Calientes y, puesto que eran
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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)
gratis, no había problemas para conseguir suficientes. Al haber para todos, las personas se sentían
muy cómodas y abrigadas la mayor parte del tiempo.

Pero un día un brujo malo se enfadó porque todos eran felices y no le compraban pociones y
ungüentos. El brujo era muy listo e ideó un plan perverso. Una hermosa mañana se acercó
cautelosamente a Tim, mientras Maggi jugaba con su hijita, y le susurró al oído: -“Mira Tim, fíjate
en todas las pelusas que Maggi le da a Lucy: Si continúa así va a agotarlas y no quedará ninguna
para ti.”

Tim se quedó estupefacto. Se volvió al brujo y le dijo: “¿Quieres decir que no siempre
encontraremos una Pelusa Caliente en la bolsa cuando la busquemos?” Y el brujo contestó: -“Por
supuesto que no; cuando las agotes ya no tendrás más”. Y dicho esto, se fue volando, riendo y
cacareando.

Tim se lo tomó muy a pecho y comenzó a controlar cada vez que Maggi le daba una Pelusa Cliente
a alguien. Acabó por sentirse muy preocupado, porque a él le gustaban mucho las Pelusas
Calientes de Maggi y no quería que se las diera a los demás. Realmente creía que Maggi no tenía
derecho a gastar todas sus Pelusas Calientes con los niños y otras personas. Empezó a quejarse
cada vez que veía a Maggi dar una Pelusa Caliente a alguien, y como Maggi lo quería mucho, dejó
de dar Pelusas Calientes con tanta frecuencia y las reservó para él.

Al ver esto, los niños pensaron que era malo regalar Pelusas Calientes cada vez que se las pedían o
les apetecía hacerlo. También ellos se volvieron muy cuidadosos: vigilaban estrechamente a sus
padres y cuando les parecía que daban demasiadas Pelusas Calientes a alguien, protestaban. Poco
a poco comenzaron a preocuparse por las Pelusas Calientes que daban ellos mismos. Aunque
ciertamente encontraban Pelusas cada vez que las buscaban en su bolsa, cada vez metían menos la
mano dentro y se hicieron más y más tacaños. Muy pronto la gente notó una escasez de Pelusas
Calientes, comenzaron a sentirse menos contentos y abrigados. Empezaron a encogerse y, de vez en
cuando, alguno moría por falta de Pelusas Calientes.

Así, más y más personas iban a comprarle pociones y ungüentos al brujo, aunque no parecían muy
efectivos. Y sucedió que la situación comenzó a ponerse muy difícil. El brujo malvado no quería
que la gente muriera, entre otras cosas porque los muertos no pueden comprar pociones ni
emplastos, así que desarrolló un nuevo plan: le dio a cada uno una bolsa muy similar a la Bolsa de
Pelusas, excepto que éstas nuevas eran frías, mientras que, como es sabido, las auténticas Bolsas
de Pelusas eran calientes. Dentro de las bolsas del brujo había Espinas Frías. Estas Espinas Frías
no hacían que la gente se sintiera contenta y abrigada sino, por el contrario, fría y pinchada, pero
evitaban que a la gente se le encogiera la espalda y muriera. Por lo que, desde entonces, cada vez
que alguien decía: “Quiero una Pelusa Caliente”, le contestaban: “No puedo darte una Pelusa
Caliente, pero ¿quieres una Espina Fría?”

A veces se acercaban dos personas pensando obtener una Pelusa Caliente, pero uno u otro
cambiaban de opinión y terminaban dándose Espinas Frías.

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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)
Así sucedió que, aunque muy pocas personas morían, muchas seguían desdichadas y sintiéndose
frías y pinchadas. La situación se complicó muchísimo, pues las Pelusas Calientes, que antes solían
ser gratuitas como el aire, ahora eran extremadamente raras y muy caras. Eso ocasionó que la
gente hiciera cualquier cosa para conseguirlas.

Antes de que el brujo apareciera, la gente acostumbraba a reunirse en grupos de tres, cuatro o
cinco personas, sin importarle demasiado quién daba Pelusas Calientes a quién. Después de que
llegara el brujo, la gente empezó a emparejarse y a reservar todas sus Pelusas Calientes para sus
parejas. Las que se descuidaban y daban una Pelusa a alguien más se sentían culpables, porque
sabían que su pareja seguramente notaría la pérdida. Y los que no encontraban una pareja
generosa tenían que comprar sus Pelusas y trabajar muchas horas para poder pagarlas.

También sucedió que algunas personas cogían Espinas Frías (habían muchas y eran gratis), las
cubrían de un material blanco y esponjoso, y las hacían pasar como Pelusas Clientes. Estas
Pelusas Calientes falsificadas eran realmente Pelusas de Plástico y aún ocasionaron más
dificultades: si, por ejemplo, dos personas intercambiaban libremente Pelusas de Plástico, se
suponía que tenían que sentirse bien por ello, pero en cambio se separaban sintiéndose mal. Y
como pensaban que lo que se habían estado dando eran Pelusas Calientes, se quedaban muy
confundidos, sin darse cuenta de que esos sentimientos fríos e hirientes que tenían eran el resultado
de haberse dado un montón de Pelusas de Plástico.

De esta manera, las cosas se pusieron muy, muy tristes desde la llegada del brujo que hizo que la
gente creyera que algún día, cuando menos lo esperaran, no encontrarían más Pelusas Calientes
en sus Bolsas.

No hace mucho tiempo, una adorable y robusta mujer de anchas caderas y feliz sonrisa, llegó a ese
país entristecido. Parecía no haber oído hablar del brujo, y no le preocupaba que se acabaran sus
Pelusas Calientes. Las daba libremente, incluso cuando no se las pedían. Algunos no la aceptaban,
porque hacía que los niños se despreocuparan de que se les acabaran las Pelusas Calientes. En
cambio a los niños les gustaba mucho, porque se sentían bien con ella. Y pronto volvieron a dar
Pelusas Calientes siempre que les apetecía.

Las personas mayores comenzaron a preocuparse y decidieron utilizar la Ley para proteger a los
niños del derroche de sus reservas de Pelusas Calientes. La Ley convirtió en una actividad criminal
dar Pelusas Calientes de manera descuidada, sin licencia. Sin embargo, muchos niños parecían no
enterarse y a pesar de la Ley, continuaron dándose Pelusas Calientes unos a otros siempre que les
apetecía y siempre que se las pedían. Y como había muchos niños, casi tantos como personas
mayores, parecía que podrían salirse con la suya.

Hoy por hoy es difícil adivinar qué sucederá. ¿Podrán las fuerzas de la ley y el orden detener a los
niños? ¿Irán las personas mayores a unirse a aquella mujer y a los niños para darse cuenta de que
siempre habrá tantas Pelusas Calientes como se necesiten? ¿Recordarán Tim y Maggi aquellos
días en los que eran tan felices, sabiendo que había Pelusas Calientes en cantidad ilimitada? ¿Las
volverán a dar libremente?

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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)

De las Cálidas pelusas a la práctica de la comunicación en pareja:


En el cuento de hadas “las cálidas pelusas” se introducen diferentes elementos de la comunicación.
Al principio, cuando uno está enamorado, que suele coincidir con el inicio de la relación, ofrece
fácilmente y de forma espontánea afecto a su pareja. Tristemente el roce del día a día no siempre es
agradable, o al menos no es tan “mágico” cómo nos habíamos imaginado. Tras las decepciones, uno
se vuelve más receloso a la hora de entregar “cálidas pelusas”. También se valoran menos las cosas
que recibimos. Muchas veces se dan por hecho. Por ejemplo, sacar la basura, preparar la comida o
ayudar al hijo con los deberes, se ven como cosas normales y no como algo que nos agrada de la
pareja. En cambio, es fácil exigir o reprochar cuando no se hace lo que dábamos por hecho o como
esperábamos.

Lo que en el cuento se refleja es que a veces damos esperando recibir, o incluso desconfiando, y no
de forma sincera y gratificante sino como esos “espinos cubiertos de pelusa”. A veces se mantienen
las relaciones de este modo, pero eso no significa que sea satisfactorio. Al contrario, la sensación es
de necesidad y frustración.

En terapia de pareja, usamos el término “gratificación” para hablar de lo importante que es ser
consciente de las cosas que nos gustan de la pareja, pero sobre todo que el compañero sepa que nos
agradan. Esto es una parte muy importante en la comunicación.

Por extraño que parezca, las parejas siguen descubriéndose después de años de convivencia. En
terapia, a veces se sorprenden al escuchar a su cónyuge confesar el valor - mucho, poco o nada -
que le dan a ciertos aspectos de su comportamiento. Por poner un ejemplo, un hombre que se
agobiaba cuando, al llegar a casa, su mujer le contaba los problemas que había tenido durante su
ajetreado día. Descubrió que ella sólo deseaba ser escuchada y comprendida, que de este modo se
sentiría mucho más aliviada. Así, él no sentía la carga de tener que buscar siempre una solución.
Conseguir que aquella persona a la que amamos se entere de nuestra valoración, es de vital
importancia. No se puede pedir más de lo que uno está dispuesto a dar, es decir, no se puede pedir
una “pelusa” a cambio de un “espino”. A muchos les cuesta dar porque sienten que son más
vulnerables (que se pueden agotar sus cálidas pelusas). En cierto modo es así, nos exponemos a que
nos rechacen al declarar nuestros sentimientos. Pero es también el único modo de poder ser
correspondidos, de experimentar que el amor que damos vuelve a nosotros transformado en algo
más grande. Cuando te proteges de ser dañado, evitando mostrar tus sentimientos, te “proteges”
también de recibir lo bueno de compartir.

Me gusta cómo acaba el cuento, con la interrogación en manos del lector de si realmente
asumiremos el riesgo de dar o, por el contrario, nos volveremos “precavidos”, vigilando siempre si
nos dan suficiente, si nos tratan como deseamos. Aún entendiendo que es mejor dar “pelusas” de las
de verdad, en la práctica requiere un esfuerzo. De niños nos enseñan a recibir, pero es de mayores
cuando tenemos que hacer un esfuerzo consciente y dar. Ya no se trata de que pierdas tú para que
gane yo, sino que si tú ganas, yo también gano, y es que dando ganamos los dos.

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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)

2. Ejercicios en terapia de pareja.

¿Por qué tienen conflictos las parejas?

“Discutimos por tonterías”,


“No sé cómo, pero acabamos teniendo una gran pelea”,
“Últimamente todo parece motivo de discusión”,
“Nos llevamos muy bien pero cuando discutimos perdemos las formas”
“Discutimos porque los dos tenemos mucho carácter”,
“Discutimos mucho por pequeñas cosas”,
“Discutimos porque no llegamos a acuerdos”,
“Discutimos porque los dos pensamos que llevamos razón”,
“Discuto porque me provoca”,
“Yo aguanto mucho hasta que exploto y, ya, nos peleamos”.

Estas son algunas de las frases que repiten las parejas que llegan a consulta. La pareja se siente
agotada y desgastada por los conflictos. Pero, si la gran mayoría de las parejas tiene conflictos en
mayor o menor medida, ¿no es de esperar que éste sea algo natural y normal de la relación
amorosa? ¿Por qué evitamos el conflicto, o al menos lo intentamos? ¿Es en si el conflicto lo que
hace que una pareja se deteriore? ¿Podríamos cambiar el foco de atención y que los conflictos no
fueran en sí el problema?

En realidad, no es una discusión lo que provoca la crisis de pareja sino el aumento de ellas y la
disminución de interacciones positivas. Por eso la pareja es dinámica y su bienestar se encuentra
cuando se logra el equilibrio entre la satisfacción y la dificultad.

El amor es inversión en positivo. Es necesario realizar conductas que nos ayuden a mejorar la
relación para sentir la cercanía emocional, espiritual, psicológica y física. Por eso, una parte
importante de la terapia de pareja consiste en el trabajo que ambos realizan fuera de la consulta.
Para ello los ejercicios terapéuticos o las tareas para casa pueden ayudar a un aprendizaje más
eficaz.

Los ejercicios aquí propuestos se basan en aumentar las interacciones positivas y en disminuir las
negativas. Todos pueden ser combinados y progresivos en el tiempo. Si la pareja sólo hace
ejercicios, pero no reflexiones, puede que aumente repentinamente su satisfacción pero que al poco
tiempo vuelvan a su estado anterior. Esto se debe a que no se ha interiorizado el aprendizaje. Es
algo así como el niño que sólo realiza una conducta porque se lo dice su padre, pero nunca se
cuestiona el porque y deja de hacerlo cuando esté no le supervisa. De allí la función terapéutica de
los ejercicios y la terapia, la conducta dinamiza la relación y la sesión clínica sienta la reflexión.

Es decir, los ejercicios tendrían que ser la puesta en marcha de la reflexión y, a su vez, generar una
nueva reflexión que fortalezca el aprendizaje de un camino más satisfactorio en el amor.
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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)

A continuación, expondré algunos de los ejercicios que utilizamos en el Instituto de la Pareja. Estos
ejercicios vienen de distintos modelos de intervención y se pueden utilizar como complemento en la
terapia de pareja desde el paradigma con el que el terapeuta se sienta más cómodo:

2.1. Ejercicios para aumentar las interacciones positivas:

Pilla a tu pareja haciendo algo agradable y que se entere (Costa y Serrat, 1982): Este es uno de
los ejercicios más clásicos en terapia de pareja. La idea es que cada uno se convierta en el
“detective” de lo positivo que hace su pareja. Cada día uno tiene que registrar al menos una
conducta agradable que ha realizado su cónyuge. Lo importante es darse cuenta y comunicarlo. Por
eso, al finalizar el día, se reservarán 15 minutos en pareja para comunicarse lo que cada uno ha
captado de su pareja.

Se aconseja preparar este momento, con velas, música u otras cosas que fomenten un espacio de
intimidad.

Esto ayuda a que cada uno busque activamente lo “bueno” en lugar de estar pendiente de los fallos
o carencias del otro. Y no sólo que sea consciente, sino que lo comunique, de este modo actúa como
un reforzador de las conductas deseables.

Se recomienda realizar este ejercicio varias semanas hasta que se convierta en un hábito
automatizado de la pareja.

Un ejemplo de registro podría ser el siguiente:

Día Fecha Conducta positiva observada:

El baúl de los recuerdos:


Consiste en buscar y recolectar los recuerdos positivos de nuestra relación, en especial de los
inicios. Los recuerdos se pueden ir guardando durante la semana en una cajita o bote. Pueden
incluirse todo tipo de cosas que tengan algún tipo de significado emocional para uno o los dos
miembros de la pareja. Por ejemplo, se puede guardar un papel en el que se escriba un recuerdo, se
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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)
puede incluir una prenda de ropa, una foto, un cd, un anillo, etc. Durante la próxima sesión de
terapia cada uno explicará porque escogió ese recuerdo y que sintieron o pensaron mientras
realizaban el ejercicio.

Muchos pacientes conectan con recuerdos que ya habían olvidado y se sienten motivados para
poder seguir.

Es una forma de tener presente la parte más positiva de la relación y reflexionar sobre si merece la
pena.

El bote de los deseos:


Esta estrategia pretende conectar con lo que uno desea, conocer los deseos de la pareja, sentir la
satisfacción de saber cómo complacer y la gratitud de ser complacido.

Consiste en elaborar dos botes o cajas individuales en las que se incluyan 10 deseos. Cada día se
sacará un deseo del bote contrario para poder realizarlo. Se escogerá un deseo que se adecue a las
posibilidades personales del momento. Cada día uno tiene que revisar su propio bote y sacar aquel
que se ha realizado y se expresará la gratitud por él. Después podremos incluir un nuevo deseo, de
modo que tengamos siempre 10 deseos en nuestro bote.

Gratificaciones:
Se le pide a cada miembro de la pareja que escriba una lista de unas 10 “gratificaciones” (palabras o
gestos afectivos) que recibe durante la semana y otra igual de las “gratificaciones” que da.

Gratificaciones que yo he Gratificaciones que yo he dado:


recibido:

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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)

El día del amor:


Esta estrategia consiste en realizar un homenaje a nuestra pareja por el amor que aún le profesamos.
La idea es escoger un día donde realicemos conductas que muestren a la otra persona que le
queremos. Es necesario pensar en lo que le gusta a nuestra pareja para hacerle sentir realmente
querido/a.

Es decir, se trata de realizar un día donde desde la mañana hasta la noche le mostremos a través de
nuestras conductas amor a nuestra pareja.

El día por el amor que te tuve (basado en el día del amor):


Consiste en escoger un día para realizar un homenaje a nuestra pareja. Es un homenaje por el amor
que un día sentimos, por ser la mujer u hombre con el que decidí caminar, etc.

No hace falta sentir amor en el momento de realizarlo, es suficiente con tener de qué manera nuestra
pareja percibiría ese homenaje. Incluso si no se puede pasar todo el día juntos, no importa, pero es
necesario realizar manifestaciones de ese amor. Por ejemplo, se pueden mandar mensajes, un ramo
de flores al lugar del trabajo, dejar carteles por toda la casa, etc. Lo importante es que al final del
día la persona homenajeada haya percibido que ese ha sido su “día del amor”.

Este ejercicio tiene notables efectos sobre el emisor y el receptor. Influye en la motivación, atención
y percepción de cada uno.

El ritual de la pareja:
Consiste en realizar un acto conmemorativo del amor de la pareja. Este acto ha de ser un ritual en
medio de la rutina. Por ejemplo, se puede realizar una vez al mes una cena especial, una salida al
cine, un retorno al bar en el que nos conocimos, una escapada romántica, etc. Estas cosas se suelen
planear de forma espontánea en la primera fase de una relación. Conviene volver a realizarlo a lo
largo del recorrido juntos para recordar el disfrute qué se tenía y fomentar nuevos recuerdos juntos.

El compromiso de un mes:
Hay parejas que viven una situación altamente inestable, dudan de si volverán a estar juntos la
semana que viene, en dos días, etc. Por eso se les pide que se comprometan ha mantener la relación
y el esfuerzo durante un periodo de tiempo, por ejemplo, un mes.

Este compromiso se acompaña de una celebración que se realiza pactada por ambos miembros de la
pareja. De este modo, se reduce la tensión, la ansiedad por el abandono, las dudas recurrentes, etc.

Es un ejercicio de contención para lograr avances terapéuticos.

Volver a casarse:
Esta tarea se recomienda a parejas que ya se casaron y que han concluido la terapia con éxito. La
idea es volver a realizar una ceremonia en la que se renueven los votos de compromiso. Se puede
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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)
realizar en la intimidad de la pareja o acompañados por amigos o familiares. Si aún conservan los
atuendos de la boda y les vienen pueden volver a utilizarlos. Se puede acompañar, incluso, de una
nueva luna de miel.

La cita de “autoterapia”, por Anna I. Gil Wittke (2019):


Una preocupación que expresan muchas parejas cuándo vamos a terminar la terapia, es el miedo a
“volver a lo de antes”. No se trata de un miedo irracional, ya que es cierto, las tendencias siempre
estarán allí y siempre se puede dejar de hacer aquello que hemos aprendido y “volver” a lo que
hacíamos antes.

Algo que siempre me ha resultado muy curioso, es como hay parejas que dejan de invertir tiempo
en mirar su propia relación cuando ya no están en terapia. Muchas dicen que no tienen tiempo, sin
embargo, durante el tiempo que hemos estado realizando la terapia, han sacado una hora y media
cada semana o cada dos semanas.

Así que este ejercicio es para parejas que van a dejar la terapia y funciona del siguiente modo: se les
pide que cada cierto tiempo, por ejemplo una vez al mes, hagan su cita de terapia. En este caso, por
supuesto, será sin el terapeuta. Se les pide que busquen un espacio tranquilo donde puedan hablar,
ya sea en casa, una cafetería, un parque, etc. Se les sugiere que tengan un espacio de una hora más o
menos dónde puedan hablar sobré cómo están en la relación. La idea es que hablen desde la mejoría
y continúen con lo que quieren seguir mejorando o fortaleciendo en su relación. Es decir, que no se
convierta en un espacio para la queja o el reproche.

La primera pregunta que la pareja se haría: a lo largo de este mes, ¿qué dirías que ha ido
un poquito mejor?
La siguiente sería: ¿qué te gustaría que pueda seguir mejorando en este siguiente mes?
¿Qué crees que podríamos hacer para conseguirlo?

2.2. Ejercicios para la resolución de conflictos:

Reproches “0”:
Les proponemos a cada uno que hasta la próxima sesión no puedan decir ni un sólo reproche. Les
pedimos que en lugar de decirlo lo escriban y nos lo traigan en la próxima sesión.

Esta tarea puede aumentar su eficacia combinada con la de “pilla a tu pareja”.

La palabra mágica:
En esta ocasión les vamos a pedir a los pacientes que piensen en una expresión breve que a ambos
les resulte llamativa en el sentido humorístico de la palabra. Cuando alguno de los dos note que la
discusión se torna destructiva o que el nivel de activación interna aumenta mucho, podrá utilizar la
expresión pactada para parar. Se trata de un comodín para evitar que el conflicto se alargue en el
tiempo o sea demasiado negativo.
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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)

Tres pasos para el acercamiento.


Se le pide a cada miembro de la pareja que se sitúe en un extremo de la habitación. Esto representa
la sensación interna que se experimenta cuando la pareja convive, pero están distantes el uno del
otro. Se les explica que cada uno de ellos ha tenido algo que ver en llegar a esta situación y que
cada uno puede hacer algo (es responsable) para acercarse. Así que se les pide que cada uno diga
algo que pueden hacer para mejorar la relación, conforme lo dicen dan un paso de proximidad.

El psicólogo apunta cada uno de los pasos. Se recomienda no realizar más de tres en una sesión.

Este será el compromiso de la pareja hasta la próxima sesión, realizar de un modo real los pasos
simulados en consulta. Es importante que hayan quedado bien definidos en conductas concretas.

Días pares e impares (Beyabach, 2010):


Esta tarea consiste en pedirle a la pareja que escojan tres días a la semana en los que actúen como si
estuvieran separados, otros tres en los que actúen como si tuvieran claro que quieren seguir juntos.

El último día de la semana, pueden actuar como quieran. Además, pueden registrar cómo se sienten
y que piensan en un cuaderno para comentarlo en la terapia.

Discutir en otro lugar:


Esta estrategia se utiliza cuando el lugar de discusión siempre es el mismo. Por ejemplo, si siempre
discutimos en casa, o en la habitación. La idea es pactar un lugar donde se puede discutir, por
ejemplo, el balcón, en una cafetería o dando un paseo.

La estrategia consiste en cambiar de lugar cuando comience la disputa. De este modo se da un


margen de tiempo para la reflexión y además nos aseguramos de que no vamos a poder discutir con
la misma intensidad ya que no lo hacemos en un sitio tan privado.

La separación curativa:
Este ejercicio lo recomendamos a parejas que ya se han ido de casa o se han decidido a hacerlo. La
idea es algo así como comenzar de nuevo la reconquista. Se les pide que actúen como si se
estuvieran conociendo, como si volvieran a empezar. Ninguno puede exigir, la idea es dar lo mejor
de uno mismo. Los encuentros se realizarán a través de citas y no se volverá a la situación de vivir
juntos simplemente por la comodidad o la rutina. Antes de volver a hacerlo se hará tomará la
decisión realizando una celebración. Acudiendo a terapia de pareja. Es necesario poner un tiempo
determinado, algo así como un mes o dos. También que durante esta separación cada uno vaya
recogiendo un diario con sus pensamientos y sentimientos.
Se puede añadir que realicen un álbum de fotos de cada una de las citas.

El 1% de razón (basada en Costa y Serrat, 1976).


La estrategia pretende acercar a la pareja desde la comprensión en la comunicación de modo que se
logren puntos en común.
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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)

Consiste en encontrar un uno por ciento de razón en el punto de vista expuesto por la pareja.
Después de haber escuchado a nuestro cónyuge y, antes de expresar nuestro punto de vista,
debemos encontrar y comunicar aquella parte de razón que vemos en el mensaje del otro.

Descubrir la emoción antes de razonar.


Con la razón no es suficiente, es necesario sentir que hay comprensión y validación de los
sentimientos. Si sentimos que somos comprendidos, estaremos más abiertos para escuchar y
comprender al otro.

Esta tarea consiste en identificar y expresar el sentimiento que se percibe en la otra persona. Por
ejemplo: “entiendo que estás triste”, “veo que te sientes enfadado”, etc.

Discutir por turnos.


Les entregamos dos tarjetas, una de ellas tiene el dibujo de una oreja, la otra el de una boca. La idea
es que cuando vayan a discutir cada uno tenga una. Y que sólo puede hablar el que tiene la boca sin
ser interrumpido. Después cogerá la oreja y escuchará el mismo tiempo aproximado al otro.
Es importante matizar que no pueden utilizar ninguno de los “Jinetes del Apocalipsis” durante la
conversación.

Reflexionar en la última discusión:


Esta tarea consiste en una reflexión en los conflictos con la perspectiva de lograr un cambio desde
uno mismo. Es útil para aquellas parejas que tienden a recordar sólo lo negativo que hizo o dijo la
otra persona. Además, el objetivo es que cada uno asuma su responsabilidad y con ello la
posibilidad de cambio.
Para ello les damos un registro (basado en Costa y Serrat, 1982) para escribir sus reflexiones:
¿Qué ha ocurrido?
¿Qué hizo él/ella?
¿Qué hice yo?
¿Qué esperaba que hiciera él/
ella?
¿Cómo me sentí yo?
¿Qué pensé en ese momento?
¿Qué podría hacer yo
diferente en una próxima
ocasión?

2x1 (Beyabach, 2010):


Consiste en un ejercicio para reducir la crítica y al mismo tiempo aumentar la valoración. Se trata
de decir dos cosas positivas antes de añadir cualquier crítica. Por ejemplo, antes de decir “no has
sacado la basura”, se añadiría “hoy me has dado un abrazo y también has recogido la mesa, pero
veo que te falta sacar la basura”.
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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)

La idea es que se reduzcan las críticas y las quejas, ya que la persona tiene que hacer un esfuerzo
extra buscando lo positivo. Por otro lado, ayuda a encajar mejor las palabras de crítica ya que se
reciben elogios primero.

La forma de discusión: desde la expresión de las necesidades.


A menudo, las parejas discuten de un modo superficial. Sin llegar al fondo del asunto, sin expresar
lo que sienten. Se suele hablar de lo que el otro ha hecho mal en vez de lo que uno ha sentido. Estas
formas de discutir dejan a cada uno con la sensación de no sentirse comprendidos, más tensos y más
distantes.

Este ejercicio consiste en dos pasos:


El primero es expresar lo que uno siente a la hora de discutir. Se trata de elaborar frases tales como
“lo que yo siento es…”, “cuando esto pasa me siento…” De esta manera uno es consciente de sus
propios sentimientos, se comprende mejor a sí mismo, se expresa mejor y le ayuda a su cónyuge a
comprenderle mejor”.

El segundo paso consiste en la contestación, el que escuchó primero debe comenzar contestando de
forma empática antes de hablar de sus sentimientos. Ha de utilizar frases como “entiendo que te has
sentido…”, “comprendo que sientas…”. Una vez expresada la empatía hacia su compañero/a puede
continuar expresando sus sentimientos como se indica en el primer paso.

Esta estrategia se basa en la oposición asertiva.

La oposición asertiva:
La asertividad es la capacidad de expresar pensamientos y sentimientos de manera eficaz,
respetándonos a nosotros mismos y a los demás.
Para ejercer la oposición asertiva es necesario definir un objetivo, esto es, que es lo que queremos
conseguir.

Los pasos a seguir en el planteamiento del problema serían los siguientes:

1.-Comprensión: Transmitir al otro que entendemos lo que sucede y como se siente.

2.-Expresión del problema: Explicar lo que consideramos necesario de cambiar de forma clara y
sencilla.

3.-Expresión de los sentimientos: Exponer cómo nos afecta y nos hace sentir dicha situación. Es
importante centrarnos en nuestros sentimientos y no en culpar a la otra persona.

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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)
4.-Alternativas: Guiar a una solución. Ofrecer una manera de actuar con la que no nos sentiremos
mal. Se trata de explicar sin exigencias lo que nos gustaría que el otro hiciera.

5.-Consecuencias: Convencer al oyente de que esta solución tendrá consecuencias positivas para
ambos.

-----------------------------------------------------------------------------------

Aplicación personal:

¿Que quieres conseguir?

¿Cómo lo dirías? (Usa los cinco pasos).

1.-Comprensión:

2.-Expresión del problema:

3.-Expresión de los sentimientos:

4.-Alternativas:

5.-Consecuencias:

Ejercicio para trabajar la flexibilidad del “margen de error en la pareja”:

Trabajo en equipo: Apoyo en los momentos difíciles.


Por Anna I. Gil Wittke (2011).

Iniciar una relación puede ser más o menos fácil, mantenerla a lo largo del tiempo es mucho más
complejo. Las consultas que suelo recibir en terapia de pareja no son sobre qué hacer cuando te
enamoras, más bien se orientan hacia que hacer cuando te desenamoras. La pareja es más que dos
personas que sienten atracción o que sienten enamoramiento, se trata de un equipo. Esta noción de
equipo, compañeros o aliados de vida es muy importante cuando surgen las diferencias. EN los
conflictos o decepciones muchas parejas comienzan a actuar como si estuvieran en dos bandos
distintos. Ante las discusiones se actúa mediante mecanismos como el ataque o la defensa, como si
la pareja se hubiera convertido en el peor de los enemigos. Este es uno de los puntos más
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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)
importantes a resolver, ¿qué hacer en los conflictos? ¿qué hacer cuando pensamos de un modo
diferente? ¿qué hacer cuando cada uno lo ha vivido de otra forma?

La pareja puede convertirse en una de las experiencias más maravillosas que el ser humano pueda
vivir si se sabe cómo lograrlo. Para ello es importante entender que es de elección y que nunca
estará del todo definida, del todo construida, que siempre requerirá del esfuerzo de los dos
componentes.

Para comenzar a practicar vamos a aplicar esta reflexión a la práctica. Si la pareja es un equipo y yo
formo parte de él, ¿qué puedo hacer para apoyar a mi aliado/a? Esta semana vamos a esforzarnos en
ver que nuestro compañero/a necesita de nuestro apoyo y la forma en la que se lo podemos brindar.
Ya sé, tú también necesitas apoyo y cuidado, pero en pareja la clave está en que cuando uno gana,
los dos ganan y si pierde uno, los dos pierden. En el momento en el que comenzamos a cuidar y a
valorar a nuestro marido/mujer, abrimos la puerta de la reciprocidad, aumentando la posibilidad de
que recibamos lo que esperamos (o al menos nos aproximemos).

Piensa en algunas situaciones conflictivas de la semana anterior, en cosas en las que crees que tu
pareja no actuó bien:

Lo normal es pensar en que simplemente el/ella no tendría que haber actuado así. Pero si
retomamos la noción de equipo, nos podremos acordar de que nuestra pareja es imperfecta y que es
precisamente cuando falla cuando más necesita nuestro apoyo.
¿Qué crees que podrías haber hecho tú para apoyarle?

Pues bien, esta semana vamos a poner esto en práctica. Nuestro objetivo es apoyar al equipo, es
decir, a la pareja. Tenemos que recordar que no somos enemigos, somos del mismo bando,
luchamos por nuestro amor. Así que tenemos que esforzarnos por encontrar la forma de apoyar,
especialmente en los momentos que más se necesita, en los momentos de debilidad. Imagínate un
equipo de fútbol en el que uno de los jugadores comete una falta y su compañero va corriendo a
avisar al arbitro de lo mal que lo ha hecho. O que en un penalti el que tira a puerta falla, ¿qué se
espera de sus compañeros? ¿qué le empiecen a insultar o a gritar por lo mal que lo ha hecho? Al
menos delante de las cámaras procurarán no hacerlo porque son un equipo.

Formemos el mejor de los equipos, convirtámonos en el mejor aliado.

Durante la semana vamos a apoyar en forma de refuerzo verbal y en forma de conductas. Cada día
vamos a apuntar la forma en la que hemos dado nuestro apoyo. También vamos a tomar nota,
además de agradecer verbalmente, la forma en la que hemos recibido apoyo.

En la siguiente tabla se recogerá el “apoyo que yo he dado”:

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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)
Apoyo dado en forma Apoyo dado en forma Reflexiones
Día de la semana
verbal de conducta personales
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo

En la siguiente tabla se recogerá el “apoyo que yo he recibido”:

Día de la semana Apoyo recibido en Apoyo recibido en Reflexiones


forma verbal forma de conducta personales
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado

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Modelos de intervención en terapia de pareja

(parte 1)

3. Bibliografía:

MARK BEYEBACH, 2010. 200 TAREAS EN TERAPIA BREVE. Ed. HERDER, BARCELONA.

JIM CRAWLEY y JAN GRANT, 2010. TERAPIA DE PAREJA, EL YO EN LA RELACION


MORATA, MADRID.

MIGUEL COSTA y CARMEN SERRAT, 2007. TERAPIA DE PAREJAS. ALIANZA


EDITORIAL, MADRID.

JOHN GRAY, 2010. LOS HOMBRES SON DE MARTE, LAS MUJERES SON DE VENUS.
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ROBERT PAUL LIBERMAN, 1992. MANUAL DE TERAPIA DE PAREJA: UN ENFOQUE


POSITIVO PARA AYUDAR A LA S RELACIONES CON PROBLEMAS. DESCLEE DE
BROUWER, BILBAO.

JOHN GOTTMAN y NAN SILVER, 2001. SIETE REGLAS DE ORO PARA VIVIR EN PAREJA.
DEBOLSILLO, MADRID.

CLAUDE STEINER, 1980 “LIBRETOS EN QUE PARTICIPAMOS”. ED. DIANA- MÉXICO.

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