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8a6a Auditoria Informatica Actividad Ensayo Natalicio Benito Juarez Arriola Hernmandez Luis Eduardo Unidad3

Benito Juárez nació en 1806 en Oaxaca, México. Tuvo una infancia humilde pero logró estudiar leyes en el seminario. Se convirtió en gobernador de Oaxaca y promovió reformas liberales como la educación pública y el establecimiento de un estado laico. Más tarde se desempeñó como presidente de México durante la invasión francesa, manteniendo la independencia del país. Juárez estableció las bases del estado-nación mexicano moderno y es recordado como un símbolo de la soberanía nacional

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8a6a Auditoria Informatica Actividad Ensayo Natalicio Benito Juarez Arriola Hernmandez Luis Eduardo Unidad3

Benito Juárez nació en 1806 en Oaxaca, México. Tuvo una infancia humilde pero logró estudiar leyes en el seminario. Se convirtió en gobernador de Oaxaca y promovió reformas liberales como la educación pública y el establecimiento de un estado laico. Más tarde se desempeñó como presidente de México durante la invasión francesa, manteniendo la independencia del país. Juárez estableció las bases del estado-nación mexicano moderno y es recordado como un símbolo de la soberanía nacional

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INSTITUTO TECNOLOGICO DE ORIZABA

(Materia)
AUDITORIA INFORMATICA

(Alumno)
ARRIOLA HERNANDEZ LUIS EDUARDO

(Tarea)
ENSAYO NATALICIO DE BENITO JUAREZ

(N° control)
19010001

HORA
7-8 AM

Software canva
Introducción
Benito Juárez es un personaje de nuestra historia, el cual recordamos por los logros
que hizo en su vida y por una frase que la mayoría de los mexicanos conocemos.
Gobernó México en el periodo más difícil de su historia, cuando el país se dividió en
una guerra civil, que continuó con la ocupación de un ejército extranjero por casi
cinco años. Nuestra patria pudo haber sucumbido y convertirse en un
protectorado francés estadunidense. Con inteligencia y carácter, Juárez mantuvo
el liderazgo en defensa de la independencia nacional, por eso los colombianos y
dominicanos lo reconocieron como Benemérito de las Américas. Don Benito fue un
gran estadista, logró la segunda independencia de México y fundó el Estado laico
que acabó con la intolerancia religiosa, estableciendo la mayor de todas las
libertades: la de creencias y pensamiento .Si únicamente hubiera realizado una sola
de las acciones mencionadas, sería suficiente para que tuviera nuestra admiración
perenne.
En esta ocasión te acercarás a un personaje sin comparación en
nuestra historia. Abogado profesión y político brillante, entre otras muchas cosas
logró la creación de una sociedad civil, la igualdad de derechos y obligaciones de
los ciudadanos, un Estado laico y el establecimiento de un sistema político
republicano federal. En pocas palabras, a él le debemos la consolidación del Estado
nacional mexicano. Su férrea voluntad y actitud contra la intervención extranjera en
México lo convirtieron en un símbolo universal de la defensa de la soberanía de las
naciones y, por ello, recibió el título de Benemérito de las Américas

Desarrollo
Benito Pablo Juárez García nació el 21 de marzo de 1806 en un poblado de
indígenas zapotecos, San Pablo Guelatao, en la Sierra Madre del Sur del estado de
Oaxaca. Cuando era pequeño murieron sus padres, Marcelino y Brígida, y fue
separado de sus hermanas para vivir con sus abuelos paternos. Pero ellos también
fallecieron y su tío Bernardino Juárez se lo llevó a vivir con él. Su niñez fue como la
de casi todos los niños campesinos: entre el trabajo en la milpa y el pastoreo, tuvo
a sus amigos con los que jugaba. Le gustaba ir con ellos a nadar al río. En el tiempo
libre que le quedaba, su tío Bernardino le enseñó lo poco que sabía de leer y escribir.
Benito aprendió español y llegó a ser una persona bilingüe. Cuando se le encargaba
cuidar de los animales, pasaba mucho tiempo a solas, rodeado de la naturaleza.
Esto ayudó a forjar su asombrosa capacidad de observación, a la toma de
decisiones acertadas y a la firmeza de su carácter. Por otra parte, el respeto a la
Autoridad, las leyes y la disciplina que lo caracterizó, junto con su gusto por la
música y el baile, vinieron de la tradición zapoteca, cultura en la que se formó.
Juárez conoció a Antonio Sala nueva, un fraile lego que se dedicaba a la
encuadernación y entró a su servicio. A este hombre lo llamó siempre “padrino”,
pues lo acogió en su casa y le ofreció mandarlo a la Escuela Real. De la alegría por
ingresar al colegio, Benito pasó rápidamente a la decepción total, pues los alumnos
mestizos o indígenas como él se les separaba de aquellos hijos “de buenas familias
y decentes”, y sólo se les obligaba a memorizar el catecismo del padre
Ripalda.Firme en su voluntad de aprender y ofendido por el maltrato, Benito
comprendió que la única opción que tenía para estudiar era entrar al seminario, así
que le pidió ayuda a su padrino, ocultándole que no tenía la menor intención de
ordenarse sacerdote. De este modo, Benito llegó al Seminario Pontificio como
alumno externo en 1821, apenas unos días después de la promulgación de la
Independencia y de la entrada triunfal del Ejército Triga ante a la Ciudad de México.
Mientras Juárez destacaba en sus estudios de gramática latina, filosofía, artes y
teología, sucedían acontecimientos políticos que le dieron rumbo a la nueva nación.
Entre ellos tan sólo mencionaré que México nació a la vida independiente como un
imperio que coronó a Iturbide como Agustín I. Con el llamado Plan de Casa Mata,
al que se adhirieron Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero y Nicolás Bravo, este
imperio fue derrocado, se formó un Congreso Constituyente que instauró el
sistema republicano federal y se promulgó la Constitución de 1824.Juárez hizo
nuevas amistades ahí y ante él se abrió un mundo de posibilidades. Las ideas
liberales y las noticias políticas corrían libremente en el plantel. Mientras
estudiaba, apoyó la candidatura de Vicente Guerrero, y en 1829, ante el anuncio de
una invasión de españoles, se alistó junto con sus amigos y compañeros de escuela
en la milicia cívica, donde fue nombrado teniente. En esa época, Juárez fue
designado profesor sustituto de la cátedra de Física y se le asignó un salario de
treinta pesos al mes, lo que le permitió cierta solvencia económica. En 1831,
Benito Juárez terminó sus estudios de jurisprudencia e inició su práctica
profesional en el despacho del licenciado Tiburcio Cabañas. Ahí se enteró del
asesinato de Vicente Guerrero en Cuilapa, Oaxaca.
Aún conmocionado por la noticia y mientras Antonio López de Santa Anna iniciaba
un movimiento contra el presidente Bustamante lo que acabó provocando una
guerra en todo el país, Juárez recibió el nombramiento de regidor del ayuntamiento
de la ciudad de Oaxaca y meses después, el de ministro suplente de la
Suprema Corte de Justicia de su estado. Dos años después, en febrero de1833,
además de ser nombrado secretario del instituto en el que estudiaba, fue electo
diputado local. En medio de la turbulencia política y social, Juárez obtuvo su título
de abogado en enero de 1834, por lo que se convirtió en el primer egresado del
Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca (que en el siglo xx se convertiría en la
Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca)
Juárez fue encarcelado sin que le dijeran de qué lo acusaban y se le mantuvo
incomunicado durante nueve días. A sus 37 años Benito Juárez había conseguido
convertirse en un hombre al que la comunidad respetaba. Fue entonces cuando se
casó con Margarita Maza, el 31 de julio de 1843, en el templo de San Felipe Neri.
La novia, veinte años menor que él, era la hija de su ex patrón Antonio Maza. El
matrimonio Juárez siempre estuvo lleno de amor, lealtad y respeto, lo que se puede
comprobar a través de las numerosas cartas que intercambia- ron mientras
estuvieron separados. Hay que señalar que antes de casarse, Benito Juárez tuvo
dos hijos con Juana Rosa Chagolla, quien murió durante su segundo parto. Esto no
fue un secreto y don Benito siempre se ocupó de ellos, incluso a la muerte de
Juárez, su primera hija, que aún vivía, recibió la parte de la herencia que le
correspondía. En 1846, Estados Unidos declaró la guerra a México y en medio de
este conflicto internacional hubo varios presidentes en el país. En Oaxaca se instaló
un triunvirato formado por José Simeón Arteaga, Luis Fernando del Campo y Benito
Juárez, para gobernar el estado de manera temporal. Finalmente, el presidente
Mariano Salas designó como gobernador a Arteaga y Juárez fue electo diputado
para representar a su estado ante el Congreso reunido en la Ciudad de México.
Ésta fue la primera vez que Benito viajó fuera de su estado. Quién le diría que
algunos años después tendría que ir a lugares más lejanos. El 26 de diciembre de
1846 el Congreso reunido en la Ciudad de México enfrentó a centralistas y
federalistas. Tras intensos debates, se nombró de nuevo presidente a Santa Anna
y vicepresidente a Valentín Gómez Farías, quien nuevamente se hizo cargo del
gobierno hasta que Santa Anna llegó a la capital. Desde la Cámara de Diputados,
don Benito apoyó el decreto de Gómez Farías para la ocupación de bienes
eclesiásticos hasta por 15 millones de pesos, esto con el objetivo de obtener fondos
para la guerra contra la intervención militar de Estados Unidos. Durante su visita
ingresó a la masonería, bajo el Rito Nacional Mexicano, el 15 de enero de 1847, en
Palacio Nacional. El nombre que eligió como miembro de la logia contrasta con los
que se solían utilizar: Guillermo Tello, héroe legendario suizo. Con el tiempo, don
Benito alcanzó el Grado 33, máxima jerarquía en la masonería. Poco después de
que se restableció la Constitución de 1824, que era federal, en mayo de 1847,
Juárez regresó a Oaxaca y en octubre de ese año fue nombrado gobernador
interino. Cuando prestó juramento, dio un breve discurso en el que muestra su sentir
y del que te enseño un breve fragmento para que lo conozcas: El primer gobernante
de una sociedad no debe tener más bandera que la ley; la felicidad común debe ser
su norte Libre, y para mí muy sagrado, el derecho de pensar, [nadie] será molestado
por sus opiniones manifestadas de palabra o por escrito. Yo las respetaré y haré
que se respeten, el que traspasare la línea que le trazan las leyes, el que atente
contra el derecho ajeno, el que turbare la paz de la sociedad, ése sufrirá, yo os lo
protesto señores, todo el rigor de las leyes.
Al año siguiente, Juárez se convirtió en gobernante constitucional de Oaxaca.
Comenzó la construcción de caminos, reparó puertos, fomentó la minería y
reconstruyó el Palacio de Gobierno; además, puso mucho empeño en la educación
de niños y niñas, promovió la vacunación contra la viruela, fundó escuelas normales,
ordenó el levantamiento de una carta geográfica del estado y un plano de la ciudad
de Oaxaca. Juárez estableció el panteón civil de San Miguel y en la primera fosa
sepultó a su pequeña hija Guadalupe, víctima de una epidemia, para dar ejemplo
de obediencia a la ley. Quizá esto no parezca importante, pero realmente lo fue,
pues en aquella época la gente creía que, si no era enterrada en camposanto, es
decir, en un terreno que la Iglesia bendecía y, por lo tanto, controlaba, no se podría
alcanzar jamás el descanso eterno. Desde la gubernatura, Juárez enfrentó motines,
apoyó movimientos liberales y, de alguna manera, concilió intereses entre grupos
sociales, ya que era su firme intención pacificar el estado. Todas estas acciones
ocasionaron un auge en Oaxaca y cuando su mandato terminó en 1852, dejó
excedentes en el Tesoro. El año de 1853 marcó el inicio de las dificultades que
habría de vivir la familia Juárez Maza. Don Benito era director del instituto y Santa
Anna había llegado nuevamente al poder, anunciando que administraría al país bajo
la forma centralista y sin convocar a elecciones. Entre sus primeras medidas estuvo
la de perseguir y desterrar a quienes no simpatizaban con su régimen. Juárez fue
apresado y llevado por soldados a Xalapa. Incomunicado, llegó a la temible cárcel
de San Juan de Ulúa, donde se le informó que sería deportado a Europa. Cuando
el barco que lo llevaría atracó en el puerto de Veracruz, Juárez se encontraba
enfermo era raro quien no enfermaba en ese lugar. Pese a ello, zarpó dejando atrás
el país que amaba y dirigiéndose a un destino incierto. El buque hizo escala en Cuba
y debido a la enfermedad, Juárez logró quedarse en la isla. Mientras tanto, a
Margarita la perseguía el satanista José María Cobos. En diciembre de 1853, Juárez
decidió pasar su exilio en Estados Unidos, lugar en el que estaban varios liberales
mexicanos. A fines de mes desembarcó en Nueva Orleans, sin imaginar que viviría
en esa ciudad durante dieciocho meses. Allí trabajó enrollando tabaco. Su salario
apenas le servía para sobrevivir. Su comida consistía en manzanas, alimento de los
pobres de la ciudad; su casa era una calurosa buhardilla con techo de latón, y su
cama un catre que consiguió prestado. Juárez contactó con otros liberales
mexicanos y algunos cubanos que también habían sido desterrados. Estrechó lazos
con ellos, principalmente con Melchor Ocampo, Ponciano Arriaga, José María Mata
y el cubano Pedro Santacilia, quien años después se convertiría en su yerno cuando
se casó con Manuela, la hija mayor de don Benito. Los liberales exiliados se
mantuvieron en contacto, se organiza- ron, definieron el proyecto de país que
deseaban y planeaban la manera de regresar y luchar contra la tiranía que oprimía
a su patria.
Como recordatorio de la estancia de Juárez en Nueva Orleans hoy existe una
estatua de él en esa ciudad.
El 20 de junio de 1855, Juárez se embarcó en Nueva Orleans con destino a La
Habana. Ahí tomó otro buque que lo llevaría finalmente al puerto de Acapulco,
donde desembarcó a fines del mes siguiente. De inmediato se puso a las órdenes
de Juan Álvarez, el cual al saber de quién se trataba lo nombró secretario particular.
La revolución de Ayutla triunfó y Santa Anna abandonó el país, por lo que pudo
establecerse un proyecto liberal, iniciando así una nueva etapa en nuestra historia
de la que Benito Juárez fue actor fundamental.
Conclusión
Con el fin de la guerra, Juárez y sus colaboradores enfrentaron graves problemas,
pues los mexicanos de diversas tendencias que se habían mantenido al lado del
presidente durante el conflicto, trataron de imponerse en la República recién
restaurada, sin mencionar el problema económico que requería atención con
urgencia. Juárez convocó a elecciones y propuso reformar la Constitución de 1857
para crear la Cámara de Senadores y dar al Ejecutivo el derecho de veto sobre las
propuestas del Poder Legislativo; suspendió las facultades políticas extraordinarias
que habían ostentado los militares durante la guerra, y promulgó la Ley Orgánica de
Instrucción, que sentó los principios de la educación laica y científica. El 19 de
diciembre Juárez obtuvo su primera reelección como presidente de la República
ante su contendiente Porfirio Díaz. Así, don Benito siguió su camino político,
convencido de continuar con proyectos a largo plazo para conseguir la nación en la
que creía. A pesar de los grandes y graves problemas que enfrentó, bajo su
mandato se fundaron el Conservatorio Nacional de Música y la Escuela Nacional
Preparatoria; además, creó la escuela secundaria para mujeres en la Ciudad de
México, expidió el decreto de fundación de la Biblioteca Nacional y ordenó la
construcción de escuelas. También realizó obras de infraestructura y cambió la
geografía política del país. Además de la separación que hizo entre Coahuila y
Nuevo León en la época del Segundo Imperio, creó los estados de Hidalgo y
Morelos. En enero de 1871 don Benito sufrió la pérdida de su amada esposa y sus
restos recibieron el homenaje de un pueblo que la amaba y respetaba. Pese al dolor
que le significó la muerte de su gran compañera de vida, sin darse una tregua,
Juárez continuó trabajando. Llegó el momento de nuevas elecciones. Entre los tres
contendientes Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y nuevamente Porfirio
Díaz, ganó otra vez Juárez. El 8 de noviembre de 1871, Díaz proclamó el Plan de
la Noria con el lema de “no reelección”, pero fracasó y abandonó el país.

El 1o. de diciembre de ese año, Juárez tomó posesión de su cargo y continuó en su


empeño por pacificar el país, consolidar las instituciones y hacer valer la ley por
encima de cualquier interés. Finalmente, el corazón de Benito Juárez no resistió
más. El 18 de julio de 1872, por la mañana y mientras trabajaba, tuvo un fuerte dolor
en el pecho. El doctor Ignacio Alvarado vertió sobre él agua hirviendo cura común
en aquel entonces y a pesar de que quedó gravemente quemado, el presidente
reanudó sus labores. En la noche todavía recibió a su compadre y secretario de
Guerra, Ignacio Mejía. A las 11:25 de la noche sufrió el ataque final. El presidente
había muerto. Juárez gobernó el país durante catorce años y de ellos no vivió ni uno
solo en que hubiera paz. De sus funerales, el diario El Siglo Diez y Nueve escribió:
Ante esta tumba, enfrente de ese cadáver, nuestra pluma se detiene porque es
impotente para expresar lo que siente en estos momentos el pueblo mexicano. Ante
esa tumba que se acaba de abrir, todas las pasiones enmudecen.

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