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CMD 6 - Análisis Del Contrato de Interventoría Desde La

El documento analiza el contrato de interventoría desde la jurisprudencia colombiana. Explica que la interventoría es una herramienta de control y aseguramiento para el Estado. A pesar de su importancia, no está ampliamente desarrollado en la ley, lo que puede generar confusiones. El documento resume la jurisprudencia y doctrina para identificar las características clave de la interventoría, como su objeto, responsabilidad del interventor y diferencias con otros contratos. El autor concluye que a pesar de su limitado desarrol

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El documento analiza el contrato de interventoría desde la jurisprudencia colombiana. Explica que la interventoría es una herramienta de control y aseguramiento para el Estado. A pesar de su importancia, no está ampliamente desarrollado en la ley, lo que puede generar confusiones. El documento resume la jurisprudencia y doctrina para identificar las características clave de la interventoría, como su objeto, responsabilidad del interventor y diferencias con otros contratos. El autor concluye que a pesar de su limitado desarrol

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Análisis del contrato de interventoría desde la

visión de la jurisprudencia colombiana


Analysis of the supervision contract from the case law
in Colombia
John Gilberto Sánchez Calvo*
Universidad Sergio Arboleda

Resumen
La búsqueda de mecanismos que garanticen al Estado que
la destinación de sus recursos se realice en beneficio de
sus habitantes ha dado lugar a que en materia contractual
se utilice el contrato de interventoría como herramienta
de aseguramiento y control. A pesar de su importancia
estratégica, el mismo no está ampliamente desarrollado en
la ley, lo que puede dar lugar a entendimientos equivocados
sobre su alcance, función o régimen de responsabilidad y
generar confusiones con figuras afines como la prestación
de servicios o supervisión, respecto de las cuales se ha
procurado diferenciar. En el presente documento se hace un
acercamiento al contrato de interventoría como resultado
del análisis de la jurisprudencia y doctrina nacional, que si
bien esta última no es abundante, al estudiarla se encuentra
que se han encargado de aportarle una identidad y utilidad
propia a esta importante y controvertida figura de la
contratación estatal.
Palabras clave: contrato de interventoría, contrato de pres-
tación de servicios, contrato de supervisión, jurisprudencia,
responsabilidad del interventor.

*
Abogado vinculado a la Vicepresidencia Jurídica de Ecopetrol.
Magíster en Derecho de la Universidad Sergio Arboleda.
Correo electrónico: [email protected].

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||175


Abstract
The State’s search of tools that assure that the public money will be
assigned for the wellbeing of all the people was the source of the
Auditing Contract. In despite of the main importance of the Auditing
Contract this is not fully developed in the law. This undeveloped
issue had created a misunderstanding of the auditing contract scope.
Also had developed some discussions about its function or liability
regime. Although there is an important debate about some other
similar contracts from which the Auditing Contract had tried
to make some differences. This document presents the main aspects
about Auditing Contract as the result of the analysis studied to the
doctrine and judgments that threat this theme.
Keywords: auditing contract, services agreement, supervision
contract, jurisprudence, liability.

Introducción
Atendiendo al cumplimiento de los fines esenciales del
Estado definidos en la Carta Magna (servir a la comunidad,
promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de
los principios, derechos y deberes consagrados en la
Constitución), las entidades estatales materializan sus funciones
en la mayoría de los casos a través de la contratación para
satisfacer la demanda de bienes y servicios. Es en este ámbito
donde el ordenamiento jurídico juega un papel importante para
exigir a las entidades estatales el deber de ejercer una estricta
vigilancia, control y seguimiento a los con- tratos que esta
ejecuta a través de figuras como la interventoría.
En este sentido, en el marco de la relación contractual surge
la necesidad que el Estado realice un seguimiento continuo para
garantizar el cumplimiento de las obligaciones pactadas en los
contratos como un hombre de negocios diligente (Código Civil,
1873). En palabras del Consejo de Estado, “la existencia de la
interventoría en los contratos estatales, obedece al deber que el
legislador ha impuesto a las entidades en el numeral 1º del
artícu- lo 14 de la Ley 80 (1993), en el cual se consagran los
medios que ellas pueden utilizar para el cumplimiento del objeto
contractual y de esta manera lograr los fines de la contratación”
(Sentencia 25199, 2013).

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Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

Precisamente el Estatuto de Contratación establece como


obligación de las entidades estatales, exigir al contratista la eje-
cución idónea y oportuna del objeto contratado (Ley 80, 1993),
pero esta debe ser analizada teniendo en cuenta tres obstáculos
principales. El primero es que los funcionarios no pueden des-
cuidar las actividades propias de la entidad so pretexto de ejercer
funciones propias de interventoría. El segundo consiste en que
las personas que laboran en la entidad, en algunos casos,
desconocen las labores que se deben adelantar como interventor,
dado que no corresponden a los oficios frecuentes o afines a las
actividades que normalmente desempeñan. El tercero es que,
dado que las activi- dades de interventoría requieren de
conocimientos especializados y técnicos, en la mayoría de
ocasiones las entidades no cuentan con tal personal idóneo que
pueda garantizar dicha labor, ni mu- cho menos controlar a
quienes la ejecutan.
De este modo, la interventoría ha surgido como una actividad
que si bien actualmente la encontramos nominada en el numeral
2 del artículo 32 de la Ley 80 (1993) y en el artículo 83 de la
Ley 1474 (2011), es necesario acudir a la jurisprudencia de la
Corte Constitucional y del Consejo de Estado, quienes en el
ejercicio de su función la han analizado en casos concretos para
dar forma y contenido al contrato de interventoría, motivo por el
cual en el presente documento se hace un estudio para rescatar
las caracte- rísticas y aspectos jurídicos más relevantes para que el
lector tenga la perspectiva acerca de esos tópicos puntuales.
De esta forma, es en la regulación del derecho público,
particularmente en la contratación estatal, donde se precisan
algunos elementos propios de este contrato. Como antecedente
se encuentra que, antes de la Ley 80 de (1993), la normatividad
encargada de regular la contratación de los entes estatales era
más expresa y precisa en relación con el objeto de la
interventoría. Desde ese momento se catalogaba a la
interventoría dentro del género de la consultoría, como especie,
tal y como se puede apreciar en el Decreto 222 (1983, art. 115).
Así mismo, en su momento la regulación establecía que la
entidad contratante debía verificar la ejecución y el
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cumplimiento

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Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

del contratista, y que dicha verificación se debía adelantar a


través del interventor, que era una persona especializada o con
experiencia en la materia, que podía pertenecer a la entidad o
ser contratado (Decreto 222, 1983). De igual manera, tal y como
lo rememora el Consejo de Estado, “el artículo 123 ibídem,
consagraba la responsabilidad del interventor 1, estableciendo que
además de las sanciones penales a que hubiere lugar, la sociedad
o persona natural que ejerciere una interventoría sería civilmente
responsable de los perjuicios originados en el mal desempeño de
sus funciones” (Sentencia 25199, 2013).
De lo esbozado anteriormente se puede identificar que la cita-
da normativa enmarcaba el alcance, finalidad y objeto de la
inter- ventoría, a diferencia de lo que actualmente se encuentra en la
Ley 80 (1993), donde se menciona la misma pero no se
especifica su alcance ni objeto. No obstante, se mantienen
algunos elementos de dicha regulación, entre ellos se resaltan (a)
la finalidad relativa a que la persona a contratar tenga un perfil
especializado o con mayor experiencia, ahora complementado
con el componente téc- nico que irradia la actividad de
interventoría. Adicionalmente, se mantiene (b) la posibilidad de
que la persona que desarrolle dicha labor pueda ser personal
directo o externo a la entidad encargada de la labor de
vigilancia. Finalmente, coincide en identificar que
(c) el interventor será responsable penal y civilmente.
Además de lo anterior, resulta relevante, tanto para el Estado
como para aquellas personas que pretenden ejecutar dicha labor,
aproximarse a las actividades que comprenden y no el ejercicio
de la interventoría, su definición, el componente técnico y
especiali- zado característico de la actividad que se desarrolla, el
seguimien- to que se debe hacer a lo ofertado y pactado en el
contrato, el lapso en el cual se ejecuta la actividad, los contratos
sobre los que recae y la improcedencia de cláusulas
excepcionales, teniendo en cuenta la Jurisprudencia del Consejo
de Estado.
Así mismo, se resaltan sus principales características, tales
como que es una especie de consultoría, un contrato autónomo
1
Como hoy en día lo hace el artículo 53 de la Ley 80 de 1993, modificado
CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||
por el artículo 82 de la Ley 1474 de 2011.

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Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

respecto al contrato que vigila y frente al cual se presenta el fe-


nómeno de la coligación negocial, oneroso, bilateral, de
ejecución sucesiva, solemne, fundamental con obligaciones de
hacer, ejerci- do con personal interno o externo o contratado e
independiente de las partes del contrato, atendiendo
pronunciamientos del máximo tribunal de lo Contencioso
Administrativo de Colombia.
Con lo identificado hasta este punto, resulta interesante abor-
dar el estudio de un contrato que, aunque no cuenta con
abundan- te regulación, doctrina ni jurisprudencia nacional,
resulta de vital importancia para lograr los fines mismos del
Estado a través de la contratación que sus entidades ejercen a
diario.

Problema de investigación y metodología


Una vez identificada la importancia del contrato de interven-
toría, se encuentra que es un tema con un limitado desarrollo
nor- mativo, jurisprudencial y de doctrina. No obstante, con
base en el material investigado resultará de interés conocer hasta
dónde van las facultades de los interventores, lo que se les
pueden exigir y lo que no dentro del marco de su actividad. Así
mismo, tiene relevancia no solo a efectos de cumplir
adecuadamente el contrato que los vincula, sino como
compromiso y responsabilidad para contribuir con los fines del
Estado.
Ante este panorama, donde la ley como fuente normativa es
escasa en el desarrollo y regulación del contrato de intervento-
ría, con en el presente documento se pretende abordar un estu-
dio relacionado con ¿cuáles son los elementos característicos
que actualmente permiten identificar al contrato de interventoría
desde la perspectiva de la normativa y jurisprudencia nacional?
Para el análisis de la información recopilada se utilizó el mé-
todo inductivo, es decir, se realizó un estudio de la información
que a continuación se comparte, principalmente, sobre
sentencias y doctrina, revisando las situaciones particulares allí
planteadas y a partir de estas, formular reglas o características
con la intención de que sean generales y se puedan replicar a
CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||
otros casos similares. Así mismo, se analizó la normatividad
vigente y aplicable al tema

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Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

bajo el método de síntesis, buscando organizar y concentrar en


este documento los elementos propios del tema a tratar para
estu- diarlos y condensarlos en su conjunto.

Definición del contrato de interventoría


Si se compara la normatividad anterior con la vigente, se en-
cuentra que la de ahora da un margen más amplio de estudio en
relación con la definición, toda vez que en el artículo 104
numeral 4 del Decreto 222 (1983) se hablaba exclusivamente de
verifica- ción, mientras que actualmente el artículo 32
numeral 2 de la Ley 80 (1993) y el artículo 83 de la Ley 1474
(2011), sin definir la actividad, dan un alcance mucho más
amplio, por lo que se tiene una expectativa de un interventor con
un rol más activo.
Así, se ha puesto de presente que al interventor no le compete
solo la vigilancia sino también el control del contrato. Es
reiterado el entendimiento que se tiene de su labor, en el sentido
de que debe asumir una actitud proactiva en el ejercicio de su
actividad, comprendiendo que su rol se justifica en la medida
que esté al tanto de las actividades que ejecuta el contratista,
buscando siem- pre que se cumpla lo pactado en tiempo y
calidad. Ello puede de- mandar no solo vigilar formalmente que
se esté cumpliendo, sino que se controle en términos de
características y especificaciones técnicas con lo pactado
(Salcedo, 2011, p. 44).
Por otra parte, en cuanto a definición de interventoría, la doc-
trina académica lo ha hecho bajo el esquema de gestión de calidad,
señalando que es “la actividad que ejecuta una persona natural o
jurídica para que en representación de un proyecto ejerza funcio-
nes de control y vigilancia, de tal manera que se garantice que
ése se ejecute de acuerdo con los planos, las especificaciones,
los costos y los plazos preestablecidos” (Marín Gaviria et al.,
2006).
Por otro lado, en la doctrina técnica escrita por arquitectos se
define la interventoría como la intervención o intermediación, la
participación o la intercesión en un asunto, la autorización o la
‘fiscalización’ de acciones, es decir, la incorporación de un ele-
CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||
mento intermedio o ‘tercería’ con la intención básica de llevarla
a

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Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

cabo de la manera más eficiente y eficaz que sea posible (Vargas


Cantor, 2003).
Ahora bien, en materia jurisprudencial para ilustración de las
definiciones de interventoría se tiene, por ejemplo, la del
Consejo de Estado, que la cataloga dentro del género de la
consultoría es- tableciendo que es la “consultoría a través de la
cual las entidades públicas ejercen su potestad de coordinación,
dirección y control de la ejecución de los contratos” (Sentencia
2599-01 AP, 2003).
Así mismo, encontramos que se incluye dentro de la defini-
ción al objeto de la actividad ‒contratos–, así como la calidad de
quien la ejecuta, así: “contrato de consultoría cuyo objeto es el
de controlar, vigilar, inspeccionar y verificar a nombre y en
repre- sentación de una entidad estatal el cumplimiento de una,
varias o todas las obligaciones derivadas de un contrato en el
que ésta es parte” (Salcedo, 2011, p. 48). De igual manera,
se entiende por interventoría, el conjunto de funciones des-
empeñadas por una persona natural o jurídica, para llevar
a cabo el control, seguimiento y apoyo de la ejecución de
contratos o convenios, tendientes a asegurar su correcta eje-
cución y cumplimiento, de acuerdo con lo previsto en las
nor- mas vigentes y lo estipulado en el respectivo contrato.
(ICBF, 2008, p. 8).
De las definiciones expuestas es importante resaltar los si-
guientes aspectos: i) dentro de la definición hay dos puntos en
común, el primero que corresponde al control que se debe
ejercer y el segundo referente a que el objeto recae sobre las
obligaciones del contrato; ii) no se encuentra el carácter
especializado que tanto se reitera como característico de los
contratos de interventoría; iii) El control que ejerce el
interventor no solo implica temas técnicos o especializados, sino
que lleva consigo temas administrativos, ello cobra sentido
cuando se vislumbra la labor del interventor como enfocada al
cumplimiento del contrato en su integralidad, lo cual se obtiene
no solo con el cumplimiento de las normas o requerimientos
técnicos, sino con el cumplimiento de las obliga- ciones
administrativas, económicas, y financieras.
CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||
Órgano competente y alcance del contrato de interventoría
En lo que respecta a la competencia de la entidad estatal para
celebrar el contrato, la doctrina ha indicado que esta “no se re-
quiere solo para la formalización del acuerdo de voluntades,
sino, también, en todas las etapas de la vida jurídica del
contrato”, que incluye los actos para su formación, como para su
perfecciona- miento, ejecución y liquidación.
De igual manera, sostiene que si el contrato se celebra por
fue- ra de esa competencia establecida por el ordenamiento legal
este se encuentra viciado por la causal de falta de competencia,
lo que conlleva una causal de nulidad absoluta, como se deduce
del ar- tículo 44 numeral 2 de la Ley 80 (1993), en concordancia
con el artículo 1502 del Código Civil (Diaz Granados Barros,
Ramírez, Colmenares, 2002).
En cuanto al alcance, se reitera que la regulación sobre este
contrato es limitada, lo cual resulta relevante para el desarrollo
del mismo dentro de su ejecución, puesto que implica que
quienes decidan vincularse por medio de esta clase de negocio
jurídico tienen un amplio margen de acción con la entidad
estatal para obligarse y pactar bajo un criterio de autonomía de
la voluntad las condiciones o elementos que regulen el vínculo
que han de entablar. En este sentido, se encuentra que “la Ley 80
de 1993 dejó al libre albedrío de las partes regular el objeto del
contrato de interventoría, lo que conlleva a que se regulen las
funciones a cargo del interventor” (Salcedo, 2011, pp. 67-70).
En este sentido, como aproximación del alcance de la inter-
ventoría se evidencia que en términos generales consiste en la
coordinación y el control del cumplimiento de las obligaciones
pactadas que se le hace a un contratista. El alcance mismo de
las obligaciones del interventor no podría ser taxativo, sino por
el contrario hay un llamado general a que sus obligaciones son
enunciativas dado que se espera que dicho experto ejecute todas
las actividades que están dentro de su órbita de control para lo-
grar que el contratista cumpla adecuadamente a lo que se
compro- metió. No obstante, se espera que el interventor
verifique que el

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Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

contratista cumpla con las obligaciones técnicas, administrativas


y financieras en los términos pactados.
Al respecto, Jiménez Morriones (2007, p. 82) expresa que
el interventor se debe ocupar de todos los aspectos del contra-
to, tiene una función que va más allá del control: coadyuva en el
cumplimiento del objeto del contrato. En la misma línea, Bautis-
ta Baquero (1996, p. 31) expresa que la interventoría no es para
construir es para controlar, por lo cual deberá buscar los medios
necesarios que le permitan establecer los mecanismos de control
necesarios para garantizar al promotor del proyecto y su
gerencia el cumplimiento.
El precitado autor señala también que las actividades a cargo
del interventor las clasifica y diferencia según las etapas en que
se deben ejercer (precontractual, contractual y post contractual),
se- gún el reglamento vigente (de proyectos, durante la
construcción, técnica y administrativa) y según el sistema de
contratación del constructor (a precios unitarios o por
administración delegada) (Bautista Baquero, 1996, pp. 32-92).
Sin embargo, también se encuentran clasificadas por otro autor
como actividades técnicas, administrativas, legales, económicas,
ambientales, seguridad in- dustrial y salud ocupacional (Henao,
2010, p. 65 a la 69).
En este orden de ideas, se observa que la interventoría se
vuel- ve un primer filtro para los entregables del contratista a
quien le ejerce control, dado que es quien verifica el
cumplimiento de las obligaciones del contrato y quien podrá
objetar en caso de que encuentre que no son acordes con lo
pactado en el mismo. Al respecto, se resalta la función
persuasiva y de seguimiento que cumple la interventoría tal y
como se evidencia en un caso según el cual el contratista se vio
conminado a estar en situación de cumplimiento una vez
recibidos los requerimientos del interven- tor conforme a las
obligaciones acordadas en el contrato.
Sobre el particular y citando un caso concreto, la situación
correspondía a una acción popular interpuesta por unos ciudada-
nos contra el Instituto Nacional de Vías –INVIAS– y la Unión
Temporal Desarrollo Vial del Valle del Cauca, donde se
CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||
acumula-

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Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

ron tres demandas correspondientes a: i) inadecuada


señalización y demarcación, en el tramo de la vía Panamericana
comprendido entre dos municipios del departamento del Cauca,
así como la fal- ta de señalización de las obras de ampliación
que se realizaban en ese tramo; ii) la existencia de un hueco de
60 cm de diámetro y 10 cm de profundidad que representa riesgo
para la seguridad de los transeúntes y conductores que agrava el
alto flujo de automotores de carga pesada que transitan por ella
en la vía Panamericana (sector Valle del Cauca – Cauca); y iii)
la omisión de la correc- ta señalización y demarcación de la vía
Popayán-Cali (Sentencia 00505 AP, 2006). No obstante ser un
primer filtro, una vez cum- plida su verificación, la posición de
la interventoría no vincula a la entidad contratante, quien tiene
la última palabra para recibir a satisfacción y solicitar ajustes, si
lo consideraba así pertinente.
Al respecto, el Consejo de Estado analizó un caso donde el
Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (INCORA) celebró
un contrato de consultoría de interventoría con E.P. Ltda (de-
mandante), en el que se pactó la entrega de un anticipo del valor
total del contrato, obligación que fue tardíamente cumplida por
la administración, lo que generó un desequilibrio económico
para el contratista. En ese contexto, el contratista pretendió
oponerle a la entidad las actas suscritas con la interventoría,
frente a lo cual el Consejo puso de presente la improcedencia de
dicha solicitud, indicando que la entidad no resulta vinculada
por la labor del in- terventor (Sentencia 25199, 2013).
No menos importante resulta hacer referencia a que dentro
del alcance del interventor no se encuentran las actividades que
corresponden ejecutar a la entidad contratante, a manera de
ejem- plo citamos las siguientes: i) modificar el contrato, ii)
transar o conciliar diferencias y iii) suspender el contrato. Para
ampliar lo anterior, se trae a colación lo que ha dicho el Consejo
de Estado en el sentido de aclarar que el interventor no es
representante de la entidad contratante y que su actuación debe
ceñirse al alcance del contrato celebrado.
Lo anterior redunda en que el interventor no puede adelantar
actuaciones que hacen parte de la función de la entidad contra-
CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

tante, como serían las modificaciones contractuales o la liquida-


ción final del mismo por ser estos actos que solo competen a
ésta y no al interventor. La justificación se encuentra cuando se
dis- tinguen los actos que pueden implicar modificaciones o
nuevos acuerdos distintos del inicial y que, por lo tanto,
requieren de la intervención de las partes para vincularlos.
En este sentido, el interventor en la etapa de liquidación del
contrato no tiene facultades para exonerar al constructor de sus
obligaciones contractuales y sin autorización expresa de la entidad
contratante no podrá ordenar trabajos que impliquen una varia-
ción en el plazo o valor del contrato, ni ordenar modificaciones
en la concepción general de las obras que conlleven cambio
sustan- cial del proyecto (Avella Roosevelt et. al., 1993, p. 85).
En la misma línea, Jiménez Morriones (2007) indica que el
interventor no tiene facultades de modificación del contrato, ni
facultades distintas al contrato de interventoría, o manual de
interventoría, tampoco puede exonerar al contratista del cum-
plimiento o ejecución de las obligaciones que este asumió, ni
mo- dificarlas, ni puede dar órdenes que impliquen variación del
plazo o variación de las condiciones de cantidad y calidad o
adición del valor del contrato (p. 87).
Al respecto, se puede resaltar que, en el marco de un contrato
celebrado por un alcalde municipal, el Consejo de Estado esta-
bleció que correspondía a este o a quien delegara suscribir el
acta de liquidación, conforme a las exigencias de los artículos 60
y 61 de la Ley 80 (1993). En este proceso el contratista pretendía
que se declarara el incumplimiento del contrato porque el
Municipio no definió oportunamente los sitios de las obras y se
presenta- ron varias modificaciones al contrato. Allí, el
contratista ponía de presente el acuerdo celebrado entre el
interventor y el contratista con el “fin de realizar la liquidación”.
Por lo cual el Consejo de Estado señaló que el acta de
liquidación no podía tener los efectos de la Ley 80 (1993) al no
ser firmada por el alcalde municipal, quien tenía la facultad legal
para hacerlo (Sentencia 21491, 2011).
Así mismo, la citada corporación en el análisis de otro expe-
diente precisó que dentro del alcance del contratista interventor
CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||
no se encuentra la obligación de elaborar presupuestos,
cantidades o especificaciones técnicas, salvo que expresamente
así se haya pactado en el contrato. Así se dispuso en el caso
entre ACCQ y el Ministerio de Minas y Energía, quienes
celebraron un contrato para que desarrollara la interventoría de
un contrato de obra; la actora, además de dicha responsabilidad,
realizó otras actividades no relacionadas con la interventoría.
Por lo anterior, solicitó el pago de tales actividades, pero ante
la falta de una orden de servicio o un contrato que les diera so-
porte jurídico, no lo obtuvo. Con base en los anteriores hechos,
el Consejo de Estado debió analizar, en lo que a este escrito
concier- ne, si se entendían incorporadas dentro del contrato de
interven- toría, las actividades de elaboración del presupuesto,
cantidades de obra, especificaciones técnicas, así como la de un
otrosí para modificar el contrato. Al respecto la Corporación
precisó:
[…] desde una perspectiva de lo que es natural al contrato,
un interventor no está obligado a cumplir con tales
actividades, salvo que dentro del clausulado
correspondiente, en el caso sometido al análisis de la Sala,
hubiera asumido esa obliga- ción de manera expresa
(Sentencia 24266, 2013).
De ahí que el interventor vea restringido su actuar a la obten-
ción del cumplimiento de obligaciones por parte del contratista y
que no pueda reemplazar a ninguna de las partes en los actos que
requieran de manifestaciones de voluntad. Lo anterior, salvo que
la entidad contratante realice un acto de delegación que cumpla
con lo dispuesto en la Ley 489 (1998), artículo 10, caso en el
cual el interventor podrá realizar actos propios de la entidad
contra- tante (Sentencia 25199, 2013).

Interventoría, funciones, actividad técnica y especializada


En cuanto a las funciones del interventor, González
Matallana señala que es de vital importancia que conozca
pliegos de condi- ciones, los planos, las especificaciones, lugar y
el contrato de obra correspondiente a su Interventoría, como
también los manuales de seguridad industrial, de impacto
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Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

urbano y ambiental, normas

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

y especificaciones de construcción de la compañía. Así mismo,


según el caso los pliegos del concurso, los anexos, la propuesta y
el contrato de interventoría, y agrega un aspecto bien importante
en que es su obligación emitir evaluación, soporte y recomenda-
ciones frente a las reclamaciones presentadas por el contratista
(González Matallana, 1997).
Por otra parte, para Chávez López el concepto de consultoría
profesional corresponde a “una actividad dirigida a la organiza-
ción económica del conocimiento, en función de la solución de
problemas específicos, relacionando sus posibilidades y modo
de utilización con la realidad socio-económica y el medio
ambiente físico y humano en que debe actuar” y su función en el
desarrollo de proyectos constituye un aporte de conocimiento
especializado e independiente encaminado a la obtención de las
mejores solu- ciones posibles y el interventor debe poseer gran
calidad tanto técnica como científica que soporte la labor de la
entidad estatal de manera eficiente y eficaz colaborando además
con la gestión en la investigación y de información adecuada y
oportuna (Chávez López, 1996, pp. 17, 18 y 44).
En materia jurisprudencial, el Consejo de Estado señaló en
una oportunidad que en la definición misma no se evidencia el
elemento técnico, sino que identifica que al tratar el tema de la
interventoría encuentra que la labor a adelantar por parte del
interventor tiene un especial énfasis y relevancia en torno a los
aspectos técnicos y especializados que lo han hecho merecedor
de dicha función, sin perjuicio de que su rol implique control so-
bre aspectos no solo técnicos, sino “puede abarcar la vigilancia y
control de las condiciones financieras y económicas del mismo”
(Sentencia 24996, 2013).
Por otra parte, es importante precisar que el perfil del inter-
ventor debe ser el de un profesional con conocimientos técnicos
y con experiencia sobre un tema particular, lo cual se corrobora
en palabras del Consejo de Estado, quien ha indicado:
La interventoría es una especie del contrato de consultoría.
Lo anterior, de acuerdo con lo preceptuado en el numeral

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


1º del artículo 32 de la Ley 80 de 1993. […] la característica
fundamental o básica que servirá para identificar los contra-
tos estatales de consultoría será la índole técnica de su
conte- nido (Sentencia 24996, 2013).
Sobre el particular, resulta interesante estudiar el caso
expues- to por el Consejo de Estado donde para la elección del
director de la Corporación Autónoma Regional, en el análisis
del perfil de un candidato se niega la experiencia específica
consistente en un contrato de interventoría. Se resalta el interés
del caso, por cuanto a primera vista resulta contradictorio que la
experiencia en interventoría sea desechada si se tiene en cuenta
precisamente el aspecto que nos convoca, esto es, el desarrollo
de la labor de interventoría trae consigo la garantía de
conocimientos técnicos y especializados, así como la
experiencia en un tema determinado.
No obstante, en el estudio del caso, para efectos de la acre-
ditación de experiencia específica se encontró que la actividad
de interventoría no es de las que se entienden como relaciona-
da con el medio ambiente y con los recursos naturales renova-
bles. Lo anterior comporta una interpretación restrictiva del
entendimiento de la actividad de interventoría, toda vez que las
personas que desempeñan el control del cumplimiento de las
obligaciones traen conocimientos especializados sobre la
materia. A pesar de lo expuesto, se considera que para el asunto
particu- lar la posición del Consejo fue acertada en la medida
que salía a la vista que la experiencia acreditada no implicaba la
ejecución material de las actividades esperadas, con lo cual su
aceptación iría en contra de la finalidad del requisito impuesto
para el cargo (Sentencia 2362, 2001).
Así mismo, al analizar una sentencia de la Corte Constitu-
cional donde se estudiaron las funciones que ejerce la Comisión
Nacional de Regalías como actividades de interventoría. Sobre
el particular se podría afirmar que dichas funciones no deberían
ser incluidas dentro del concepto de interventoría actual, que
exige conocimientos especializados o técnicos, dado que en
dicho caso las funciones que desarrolla la entidad son
eminentemente admi- nistrativas (Sentencia C-938, 2003).
188
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

Así las cosas, uno de los elementos de caracterización del


con- trato de interventoría es el conocimiento especializado o
técnico de la persona que va a desarrollar dicha labor, sin
embargo, no se debe olvidar que además de las actividades
especializadas que cualifican su idoneidad, el interventor debe
realizar otras activi- dades que garanticen el cumplimiento del
contrato, incluyendo las actividades administrativas.

Objeto del control por parte del interventor y duración


Se ha indicado por los expertos en la materia que se puede
ha- cer interventoría a cualquier tipo de contrato, no solo de
obra. En tal sentido se ha pronunciado la doctrina (Salcedo,
2011, p. 43).
Así mismo, se evidencia en la jurisprudencia donde se citan
algunos casos interesantes. Como muestra, los contratos de in-
terventoría tienen un lugar importante dentro del régimen subsi-
diado en salud y, por tanto, el Consejo de Estado, atendiendo
una consulta, dispuso que el Consejo Nacional de Seguridad
Social en Salud podía instruir que las entidades territoriales
destinen una parte de la Unidad de Pago por Capitación (UPC) a
efectos de asegurar el control que deben ejercer a los contratos
del régimen subsidiado, sin que dicha destinación implique
desviación de re- cursos (Concepto 1243, 1999).
Así mismo, se adelanta interventoría administrativa y fi-
nanciera sobre las regalías, a las entidades territoriales, bien con
personal de Departamento Nacional de Planeación o bien con
contratistas. Dicha labor también fue objeto de análisis por parte
del Consejo de Estado, oportunidad en la cual se indicó que la
parte de los dineros destinados a tal fin (1%) no pueden ser uti-
lizados de otra manera sino para contratar las interventorías que
vigilan la inversión de las regalías, y de no ser utilizadas para
ello o de resultar sobrantes deberán ser devueltos a la respectiva
enti- dad (Concepto 1549, 2004).
La jurisprudencia también ha tratado el tema de cuáles son
los contratos sobre los cuales no se debe adelantar interventoría.
El Consejo de Estado conoció un caso donde el Instituto de De-

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


sarrollo Urbano (IDU) demandó a la Sociedad L.G. Consulto-
res y Asociados Limitada, quienes celebraron un contrato para la
realización de estudios y diseños de unas obras. En dicho caso,
se inició la ejecución del contrato y la interventoría del contrato
informó a la entidad contratante que al vencimiento del mismo
el contratista solo había cumplido el 47.5% del objeto
contratado. Frente a ello correspondió al Consejo determinar si
existió el re- portado incumplimiento.
Ante este panorama, ante el argumento de que el contrato ce-
lebrado careció de interventoría, razón por la cual se generaron
múltiples inconvenientes, la alta corporación aclaró que no se re-
quiere contratar interventoría a los contratos de consultoría. Aun
cuando posteriormente en el caso en particular alegan que si
hubo interventoría el pronunciamiento es claro es señalar que no
se re- quiere este tipo de control. En ese caso, el Consejo
manifestó:
4.4.2. Tampoco es de recibo el planteamiento relativo al
des- conocimiento de la exigencia del numeral 1 del artículo
32 de la Ley 80 de 19932, puesto que el deber de contratar
con terceros la vigilancia de la obra no rige para los
contratos de consultoría3 (Sentencia 25392, 2012).
Así mismo, el artículo 83 de la Ley 1474 de 2011 establece
en el inciso final que “…El contrato de Interventoría será
supervisa- do directamente por la entidad estatal”, con lo cual se
considera que este aspecto refuerza el argumento esgrimido por
el Consejo

2
“En los contratos de obra que hayan sido celebrados como resultado de
un proceso de licitación o concurso públicos, la interventoría deberá ser
contratada con una persona independiente de la entidad contratante y
del contratista, quien responderá por los hechos y omisiones que le
fueren imputables en los términos previstos en el artículo 53 del presente
estatuto”.
3
El numeral 2 del artículo 32 de la Ley 80 de 1993 define al contrato
de consultoría así: “Son también contratos de consultoría los que tienen
por objeto la interventoría, asesoría, gerencia de obra o de proyectos, di-
rección, programación y la ejecución de diseños, planos, anteproyectos y
proyectos”. Es preciso recordar que el objeto del contrato se concretaba

190
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

en la realización de estudios y diseños de unas obras (f l. 341, c. 2).

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

de Estado de prohibir que al contrato de interventoría se le efec-


túe interventoría.
Por otra parte, se resalta que la función del interventor
implica seguimiento de lo ofertado y lo pactado en el contrato,
con lo cual hay que dar especial relevancia, ya que se podría creer
que la labor del interventor se limita a la vigilancia del contrato
entendiendo a lo pactado en el texto del documento que lo
contiene, es decir en el contrato. Frente a lo anterior, se
considera que la sujeción del interventor se debe entender en el
sentido de incorporar al con- trato aquellos aspectos como los
ofrecimientos que el contratista como oferente presentó ante la
entidad contratante en la fase pre- contractual. Por ello, para el
desarrollo de su labor, además de las obligaciones que quedaron
pactadas en el contrato, el interventor debe hacer un especial
seguimiento, vigilancia y control a aque- llas obligaciones
presentadas en la oferta y conforme a las reglas pactadas en los
pliegos de condiciones.
Dicha labor del interventor se requiere desde el perfecciona-
miento del contrato hasta su liquidación y aún después en caso
que haya necesidad de hacer efectivas las garantías, pero no en
la fase precontractual. La anterior afirmación se da en contra-
posición a otro enfoque, el cual sostiene que “la actividad de la
Interventoría se debe llevar a cabo desde la etapa precontractual
hasta la terminación del compromiso, en aquellos casos en que
la complejidad del proyecto así lo requiera” (Martínez, 2015).
Sobre este tema particular, se encuentra Bautista Baquero
(1996, pp. 51 y 52) y Jiménez Morriones (2007, pp. 82-84), que
están de acuerdo con la postura según la cual la interventoría de-
bería apoyar desde la parte contractual la elaboración de pliegos
de condiciones. Sin embargo, el apoyo de la interventoría en la
etapa precontractual no puede significar, de ninguna manera,
que el interventor participe en la selección del contratista.
Para Urdaneta, la tarea de control de la actividad del contra-
tista es ante todo de carácter preventivo, toda vez que no es una
simple revisión de resultados donde no es suficiente generar
aler- tas, sino que resulta imperioso realizar el debido

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


seguimiento y

192
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

tomar las medidas que sean necesarias para cumplir con la labor
encomendada al interventor (Urdaneta Hernández, 1998).
Frente a ello, se considera que la interventoría debe ejercer su
rol desde la celebración del contrato, esto es, vigila la ejecución
de este, no así la parte precontractual, por varias razones: i) esa
fase está en cabeza de la entidad contratante, quien tiene
mecanismos propios para asegurar su cumplimiento en la
selección del futuro contratista; ii) en la etapa precontractual aún
no se tiene seleccio- nado al contratista con quien se adelantará
el contrato (salvo en la contratación directa, caso en el cual la
carga de selección del futuro contratista es de la entidad), por lo
cual no se ha definido a quién se le debe adelantar el
seguimiento y control por parte del interventor; y iii) la finalidad
propia de la interventoría es lograr que se cumpla con la
finalidad del contrato, no que se haga un seguimiento al
cumplimiento de las obligaciones de la entidad en relación con
la selección de los contratistas; en esta medida, exigir su
aplicación desde la etapa precontractual desnaturalizaría la
finalidad de la figura.

Interventoría como ejercicio de la función pública


La función pública entendida como actividad que para ser
ejercida requiere de potestades públicas y comporta el ejercicio
de la actividad inherente del Estado ha sido identificada dentro
del desarrollo de la interventoría (Ramírez Rueda, 2011, pp. 53 y
54). En ese sentido, la Corte Constitucional ha concluido que, en
el cumplimiento de las labores de interventoría en los contratos
es- tatales, el particular contratista se ve atribuido el ejercicio de
una función pública y que en este sentido resulta aplicable en su
caso la ley disciplinaria (Sentencia 037, 2003).
Frente a lo anterior, se considera, entonces, que una de las ca-
racterísticas de las personas que ejercen la interventoría es que
están desarrollando la función pública, lo cual impone un com-
promiso mayor en relación con el ejercicio de sus funciones y tiene
implicaciones en la responsabilidad a que se pueden ver sujetos.

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

Cláusulas excepcionales en los contratos de interventoría


En los contratos de interventoría no se pueden pactar cláusu-
las excepcionales. Lo anterior, en atención a que los contratos de
consultoría, y de contera los de interventoría, tienen dicha res-
tricción (Concepto 2074, 2011). En caso de identificar contra-
tos de interventoría con cláusulas excepcionales, dichas
cláusulas adolecen de nulidad absoluta por tener objeto ilícito y
por haber sido pactadas en ejercicio de abuso del poder, lo cual
podrá ser declarado de oficio por el juez del contrato. Al
respecto, el Con- sejo de Estado precisó: “En los contratos de
Consultoría –entre los cuales se incluyen los que tienen por
objeto el desarrollo de una determinada interventoría– no está
prevista o dispuesta la in- clusión obligatoria de las aludidas
cláusulas excepcionales (…)” (Sentencia 24996, 2013).
Posteriormente resalta que su pacto comporta un evidente
abuso de las competencias o el poder que a esas entidades les
han conferido las normas vigentes. Por lo tanto, se vicia de
ilicitud el objeto de las cláusulas en examen, de conformidad
con los dic- tados del artículo 1519 del Código Civil. Así mismo
se impone registrar que el numeral 3º del comentado artículo 44
de la Ley 80 sanciona con nulidad absoluta los contratos
estatales que “[s]e celebren con abuso […] de poder”. (Sentencia
24996, 2013).
Finalmente, conforme a lo señalado por la jurisprudencia,
se resalta que las normas aplicables al contrato de interventoría
como contrato estatal son las del estatuto de contratación vigente
al momento de su celebración y las normas del derecho privado en
lo no previsto por las primeras (Sentencia 24163, 2012).

Comparación de la interventoría con figuras afines


Respecto del contrato de Gerencia de Obra
En la doctrina escrita por ingenieros se realizaba la compara-
ción con el contrato de Gerencia de Obra y respecto de algunas
funciones se indicaba que el gerente en el citado negocio
jurídico representaba al propietario de la obra en la misma forma
en la que lo hacía el interventor (García Bernal y Schlesinger

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


Isaza, 1993).

194
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

Respecto del contrato de prestación de servicios


Un pronunciamiento del Consejo de Estado del año 1991
analizó, dentro de un contrato de prestación de servicios de in-
terventoría y asesoría para obras civiles, electromecánicas y de su-
ministro e instalación relacionados con el sistema de acueducto
y alcantarillado, si el incumplimiento presentado en una prueba
hidráulica era atribuible a la constructora o a la interventoría,
pre- cisando que este análisis se hizo bajo el marco de la
normatividad y fue pactado en el contrato en la época de los
hechos (Sentencia 5127, 1991).
Con ello se evidencia que en su momento y bajo la vigencia
de la normatividad de la época, se hablaba indistintamente entre
contrato de prestación de servicios de interventoría, de lo cual se
extrae que antes de la expedición del actual Estatuto de Contra-
tación la interventoría hacía parte de la categoría de los contratos
de prestación de servicios y no era una categoría independiente,
o más aún se usaban como sinónimos.
La doctrina define el contrato de prestación de servicios
como aquel cuyo objeto es “apoyar, asesorar, ilustrar, ayudar,
contribuir o aportar a la entidad estatal con la ejecución de
actividades re- lacionadas con su propia administración o su
funcionamiento” (Salcedo, 2011, pp. 37-39). En dicha definición
se puede iden- tificar que no existe –como carácter
diferenciador del contrato de consultoría– el componente
intelectual ni técnico ni especia- lizado, sino que el contexto son
actividades de funcionamiento y administración propias de la
entidad.
Sobre estas actividades enumeradas por el autor que tiene
como fuente la ley, salta a la vista que si la distinción entre el
contrato de consultoría y de prestación de servicios constituye
que en el segundo se enmarcan actividades propias de la entidad,
se considera que dentro del listado de las actividades de
consultoría no deberían ser contratadas aquellas actividades
referidas a labo- res de mantenimiento, dado que la naturaleza de
estas actividades corresponde a actividades habituales,
frecuentes y propias de las entidades.

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

Por otra parte, en relación con esta discusión se tiene que la


Corte Constitucional (Sentencia C 326, 1997) hizo una distin-
ción con la cual se encuentra que la consultoría se puede
celebrar con personas naturales y personas jurídicas, mientras
que el con- trato de prestación de servicios solo con personas
naturales. Así mismo, que en la consultoría no se contratan
actividades propias del objeto de la entidad contratante a
diferencia de la prestación de servicios donde se contratan
actividades propias de la entidad pero que no se pueden ejecutar
por falta de personal.
Sobre lo anterior, para Salcedo se encuentra que dicha dis-
tinción no es válida toda vez que i) de lo expuesto en el art. 32
de la Ley 80 de 1993 no se desprende lo anterior y ii) el Consejo
de Estado como autoridad en derecho administrativo ha expresa-
do que los contratos de prestación de servicios pueden celebrarse
tanto con personas naturales como con personas jurídicas. Así
mismo, se critica, en relación con las actividades que son objeto
de cada uno de los contratos, que dicha distinción no se extrae
de la lectura de la norma, dejando entrever que la Corte
interpreta erróneamente el artículo 32 de la Ley 80 de 1993
(Salcedo, 2011,
pp. 51-54).
A su vez, el Consejo de Estado (Concepto 199, 1998) dispu-
so que para saber si corresponde un contrato de consultoría o de
prestación de servicios se debe tener en cuenta la regla según la
cual será consultoría los contratos dispuestos en la ley como tal
(estudios, diseños, asesoría técnica, etc.). En caso de que no es-
tén incursos en ninguna de esas causales, procede el contrato de
prestación de servicios, no obstante en caso de contratar por esta
última tipología se debe tener en cuenta que debe corresponder a
actividades relacionadas con el funcionamiento de la entidad y
no se cuente con personal de planta para adelantar esas
actividades.
En ese caso, el Consejo de Estado resalta como diferencias
entre el contrato de consultoría y prestación de servicios las si-
guientes: la primera es que en los contratos de consultoría no se
pueden pactar cláusulas exorbitantes, mientras que en la presta-
CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||
ción de servicios sí; la segunda diferencia es que en el contrato
de consultoría los proponentes deben estar inscritos en el RUP,

196
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

mientras que para la contratación de un contrato de prestación de


servicios, no; en tercer lugar, se tiene que mientras las personas
vinculadas a un contrato de consultoría no tienen que estar
afilia- das al régimen de seguridad social en salud y pensión, los
de pres- tación de servicios, sí; en cuarto lugar, el contrato de
consultoría debe ser celebrado por licitación cuando supere la
menor cuantía; por su parte, los contratos de prestación de
servicios deben ser celebrados directamente.
En relación con los criterios señalados anteriormente, resulta
interesante analizar el caso del Departamento Nacional de Pla-
neación, que por disposición legal está encargado del
seguimiento de las regalías. Frente a esto se podría plantear un
cuestionamien- to alrededor de la función de control y
seguimiento que se le en- carga a la entidad (Concepto 1549,
2004) y que es clasificado como interventoría, es decir, en aras
de discusión, si se acepta el criterio según el cual los contratos
de prestación servicios serán aquellos que se contratan para
ejecutar actividades propias de la entidad, no podría entenderse
como de interventoría la actividad encomendada al DNP
(seguimiento de regalías), porque le fue asignada como función
y debería corresponder a un contrato de prestación de servicios.
Posteriormente, el Consejo de Estado (Sentencia 24266,
2013) señala que la distinción entre uno y otro contrato de
prestación de servicios o de consultoría obedece a un criterio
residual. Así las cosas, tiene un alcance más general y por lo
tanto residual el de prestación de servicios, donde encuadrarán
todos los contratos que no sean de consultoría.
En este orden, es posible afirmar que en esta última categoría
solo encuadrarán los contratos descritos en la norma como tal. Así
mismo, repite las diferencias mencionadas agregando que en la
consultoría hay obligaciones con un carácter marcadamente inte-
lectual, mientras que en el contrato de prestación de servicios las
actividades están relacionadas con la administración o funciona-
miento de la entidad, donde se incluyen actividades técnicas y
no técnicas, y profesionales o no.

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

Respecto del contrato de supervisión


Consultando documentos de entidades públicas, se venía dis-
tinguiendo entre uno y otro contrato, estableciendo que los su-
pervisores son funcionarios de la entidad (servidores públicos),
mientras que los interventores son personas naturales o jurídicas
externas a la entidad (ICBF, 2008, p. 10).
Posteriormente y con la expedición de la Ley 1474 de 2011,
el artículo 83 estableció que la supervisión se ejecuta por la
misma entidad para hacerle seguimiento técnico, administrativo,
finan- ciero, contable, y jurídico a los contratos cuando no se
requiere de conocimientos especializados en contraste con la
interventoría, donde esa actividad requiere de conocimientos
especializados. La anterior consideración se encuentra
comentada en la doctrina, donde se ha señalado que la
supervisión no requiere conocimien- tos especializados, a
diferencia de la consultoría (Rincón Salcedo, 2012, p. 326).
Otra distinción que se ha podido identificar es que la supervi-
sión recae sobre actividades o funciones propias de la entidad y
se requiere cuando no pueden ser realizados por personal de
planta, mientras que en la interventoría, tomada como una
modalidad de consultoría, corresponde a actividades que no son
inherentes a las funciones de la entidad, sino a actividades más
específicas y es- pecializadas que recaen sobre el seguimiento y
control del objeto del contrato vigilado.
Sobre el particular se ha diferenciado la supervisión de la in-
terventoría por cuanto la segunda es el objeto de la primera, así: “a
la figura de la supervisión le corresponde la inspección y el control
de los contratos que tengan por objeto realizar interventoría. Po-
dría afirmarse que es el control sobre la interventoría, si se trata
de distinguir entre los dos conceptos” (Jiménez, 2007, p. 90).
Por otra parte, continuando con el análisis del artículo 84 de
la Ley 1474 de 2011, se indica que la supervisión puede ser
ejecutada a través de contratos de prestación de servicios cuando
requiera de personal de apoyo. En este sentido, es importante
tener en cuenta que de allí sale otra diferencia en cuanto a la
modalidad

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


de contrato a utilizar respecto de la interventoría, toda vez que
si la entidad se apoya con terceros para adelantar la supervisión,
necesariamente tiene que materializarlo a través de un contrato
de prestación de servicios, mientras que si ejerce la
interventoría, se considera que tendrá que materializarse
mediante la modalidad de un contrato de consultoría sin atender
el criterio residual fijado por el Consejo de Estado.

Características del contrato de interventoría


Especie de consultoría
La ley 80 de 1993, en su artículo 32 en la descripción de los
contratos estatales dispone que son “contratos de consultoría los
que tienen por objeto la interventoría” (Ley 80, 1993). Con esto
se observa que la ley establece que la interventoría es una clase
de consultoría, es decir, tiene una relación de género a especie,
donde el género es la consultoría y la especie es el contrato de
interven- toría, lo cual, al ser claro en la norma, no ha generado
mayor discusión ni controversia doctrinal ni jurisprudencial.

Autónomo
En relación con la accesoriedad o autonomía del contrato de
interventoría respecto con contrato al que vigila, por ejemplo
uno de obra, se podría decir que el contrato de interventoría
podría entenderse como accesorio, toda vez que debe su existencia
al con- trato sobre el cual recae su control, seguimiento y
vigilancia. Se puede afirmar que dado que es claro que la causa
misma de la interventoría es el contrato al que se le hará
seguimiento, cuan- do ese contrato finalice –y si la interventoría
no tiene un alcance diferente– necesariamente el contrato de
interventoría pierde su razón de ser y debe, a su vez, terminar.
Se debe agregar que el Consejo de Estado ha tenido oportuni-
dad de pronunciarse al respecto indicando que no porque se dé la
adición o prórroga del contrato de obra (o en general al que se le
hace la interventoría) significa que se le deba ampliar
automática- mente el contrato de interventoría. Así, se deja clara
la naturaleza autónoma del contrato de interventoría y el análisis
propio que se
198
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

debe realizar sobre su necesidad y cumplimiento de los


principios y fines de la contratación pública al momento de
celebrarlo o am- pliarlo (Sentencia 8070, 1996).
En un fallo reciente el Consejo de Estado tuvo la oportunidad
de reafirmar el carácter de autonomía del contrato. En esa pro-
videncia estudiaba la acción de nulidad contra el Decreto 2474
de 2008, por el cual se reglamentan parcialmente la Ley 80 de
1993 y la Ley 1150 de 2007 sobre las modalidades de selección,
publicidad, selección objetiva, y se dictan otras disposiciones. Allí
revisó la restricción establecida en la legislación contractual que
establece que el contrato no puede prorrogarse por más de la mi-
tad del valor inicial (inciso 2 del parágrafo del artículo 40 de la
Ley 80 de 1993). En esa oportunidad se encontró que dicha res-
tricción tiene que aplicarse de forma independiente para el con-
trato de interventoría, no siguiendo el monto determinado para el
contrato al que se le hace la consultoría (Sentencia 36054,
2010).
Ese análisis se hubiera podido hacer siguiendo la lógica de
que, si el contrato vigilado puede adicionarse hasta el 50% de
su valor inicial, el contrato de interventoría no podría sino tener
un impacto proporcional. De haber seguido esa lógica se hubiera
desconocido la autonomía del contrato de interventoría que im-
pone entender que el contrato en sí mismo considerado no puede
contravenir lo dispuesto en el artículo 40 de la Ley 80 de 1993,
esto es, que no puede simplemente seguir la suerte del contrato
al cual le hace seguimiento, sino que con base al valor
inicialmente estimado se debe atener a la restricción de no
adicionarse por más del 50%, en SMLMV.
En este punto, en relación con la discusión sobre si el
contrato de interventoría es accesorio o autónomo, se considera
que resulta pertinente optar por una postura relacionada con lo
que se ha de- nominado coligación negocial. Dicha teoría parte
de la premisa de que son contratos autónomos, pero aborda el
tema desde la nece- sidad que se pretende atender por parte de la
entidad contratante entendiendo que ambos contratos atienden a
una finalidad única. Así las cosas, más que la clasificación en
alguna de las dos catego- rías, el análisis del contrato de
CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||
interventoría debería enmarcarse

200
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

dentro de esta teoría. Sobre el particular, el Consejo de Estado


ha dicho (Sentencia 24266, 2013):
[…] la Sección Tercera ha caracterizado la interventoría
como un contrato íntimamente relacionado en su objeto con
el de obra respecto del cual ejerce su actividad el
interventor, y como un contrato que a pesar de lo anterior,
resulta inde- pendiente de éste en aspectos específicos
como la prórroga y el incumplimiento, esto es, que la
prórroga de la obra no implica de suyo la del interventor y
que el incumplimiento del contrato de obra jamás significa
por sí solo el incumpli- miento del de interventoría.
Así, aunque por medio de esta categoría se reconoce que el
contrato de interventoría es autónomo, a su vez se da claridad
res- pecto de que los contratos están vinculados y relacionados,
porque atienen a la misma finalidad y es que se cumpla, de
conformidad con el objeto del contrato, con lo pactado y con
ello los fines del Estado.

Oneroso
Dado que con el contrato ambas partes buscan utilidad y se
gravan uno en beneficio del otro, el contrato de interventoría es
oneroso –artículo 1497– (Código Civil, 1873). Lo anterior, si se
tiene en cuenta que tanto la entidad obtiene un aseguramiento de
los contratos con los cuales ejecuta su objeto social como el
inter- ventor obtiene la remuneración por la prestación de su
servicio.
Es así que la ley, en algunos casos y oportunidad histórica,
se ha encargado de reglar la remuneración que debe obtener el
interventor, tal y como se evidencia en la consulta resuelta por
el Consejo de Estado en un caso sobre la remuneración que
debía obtener el interventor:
Según el artículo 35 del Decreto 3154 de 1980, “el
arquitecto tiene derecho a que le sean reconocidos
honorarios sobre el costo real de la construcción” […] El
artículo 38 dispone que los honorarios de que se trata se
liquidarán aplicando al costo real de la obra el

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


correspondiente porcentaje… y se pagarán,

202
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

salvo convenio, “proporcionalmente con los cortes periódicos


de cuentas que el arquitecto debe presentar a la entidad con-
tratante”. (Concepto 199, 1998)

Bilateral
El contrato de interventoría es bilateral, por cuanto en am-
bas partes recaen obligaciones recíprocas (Código civil, artículo
1496). Así, el interventor se obliga a la prestación de un servicio
(consistente en términos generales en controlar, vigilar y hacer
seguimiento a las obligaciones que se deriven del contrato); por
su parte, la entidad se obliga a pagar el precio de los servicios
recibidos y a obligaciones de hacer (por ejemplo, entregar los
do- cumentos contractuales requeridos para el cumplimiento de
sus funciones, analizar la conveniencia y procedencia de las
recomen- daciones que el interventor presente, entre otras).

Ejecución sucesiva
El contrato de interventoría es un contrato de ejecución suce-
siva, toda vez que las prestaciones se prolongan en el tiempo.
Esto es, la satisfacción de las prestaciones no se da con la
prestación de un solo servicio, sino que se requiere el desarrollo
de dicha activi- dad durante un periodo de tiempo.
Frente a lo anterior, debe resaltarse, tal y como lo hace
Rincón Salcedo (Salcedo, 2011, pp. 71-73), que dado que la
interventoría recae sobre obligaciones y, en tal sentido, puede
recaer sobre una o algunas obligaciones de un contrato que sean
de ejecución instan- tánea, en esa medida la interventoría
compartiría su naturaleza, siendo no de ejecución sucesiva sino
instantánea.

Solemne
En el caso de que el contrato sea celebrado con una entidad
estatal para el perfeccionamiento del mismo, se requiere que el
contrato conste por escrito (Ley 80, 1993), por lo cual, en es-
tos casos el contrato será solemne. No obstante, si dicho contrato
es celebrado entre dos particulares el contrato será consensual.
Al respecto, ha dicho el Consejo de Estado que el contrato de in-

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


terventoría, como contrato estatal, está sometido a la formalidad
de estar por escrito, los siguientes fueron los términos:
Así pues, dada la exigencia de la formalidad del escrito
como requisito de existencia del contrato estatal y en vista
de que, en el presente caso, no se plasmó en un escrito el
pretendido acuerdo de voluntades respecto de la realización
de activida- des de interventoría, durante el período
comprendido entre junio 20 y noviembre 26 de 1997, negará
entonces la Sala la existencia de vínculo contractual alguno
durante este perío- do, así como las demás pretensiones
consecuenciales. (Sen- tencia 26886, 2014)
En este punto, donde se identifica la solemnidad del contrato
por ser estatal también se encuentra que por tener esta calidad
aplica la exigencia de mantener el equilibrio económico del con-
trato (Sentencia 24580, 2013), así mismo la obligación de dispo-
ner de fórmulas de reajuste de precios (Sentencia 24266, 2013) y
se reitera la importancia de su labor como medio de asegurar y
lograr los fines del Estado.

Obligación de hacer
Dentro del contexto de una distinción en función de si la
pres- tación principal puede ser una obligación de hacer o una
obliga- ción de dar, se considera que por la naturaleza de las
obligaciones y de la finalidad que lleva consigo, el contrato de
interventoría es un contrato que se puede categorizar dentro de
aquellos donde se espera la ejecución de obligaciones de hacer.
Lo anterior, dado que se contrata un servicio por parte de un
profesional, conocedor de información especializada,
generalmente técnica, o con expe- riencia en un área de
conocimiento particular.
Ello no obsta para que en el cumplimiento de su función deba
hacer algunos entregables (obligación de dar), como informes,
análisis, recomendaciones, entre otros, sin que ello desnaturalice
el hecho de que se contrata a una persona para que despliegue
una serie de actividades en favor de la obtención del
cumplimiento del contrato.

202
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

Interno o externo
La interventoría puede ser ejercida por personal de la entidad
contratante o por contratistas, a elección de la entidad. La juris-
prudencia del Consejo de Estado ha establecido que la contra-
tación de dicha labor se da en dos casos: i) cuando así lo decida
la entidad, previa certificación de inexistencia de personal y ii)
en contrato de obra resultado de una licitación (Sentencia C-037,
2003). Así las cosas, incluso ante la opción que tiene la entidad
de contratar o no, en cualquiera de esos casos mantiene la res-
ponsabilidad por la obligación de velar por el cumplimiento del
contrato. Así lo dijo el Consejo:
Seleccionar dentro de las posibilidades que prevé la ley, el
sistema de control que estime más conveniente para el cabal
cumplimiento de la función asignada. La escogencia de uno
de los sistemas establecidos, en manera alguna la exonera
de su propia responsabilidad por el cumplimiento de la
función. (Concepto 1549, 2004)

Independiente
Anteriormente se hizo referencia a la “autonomía” para deno-
tar la relación jurídica que existía entre los contratos, destacando
que en el de interventoría se presentaba la coligación negocial.
Ahora bien, en lo que tiene que ver con la relación entre las
partes contratantes se resalta que una de las características
fundamenta- les del interventor debe ser su independencia frente
al contratante así como frente al contratista. Lo anterior, en aras
de garantizar la idoneidad de su labor, a efectos de que vele con
imparcialidad por la obtención de los fines estatales. El Consejo
de Estado precisó:
[…] la interventoría debe ser contratada “con una persona
independiente de la entidad contratante y del contratista,
quien responderá por los hechos y omisiones que le fueren
imputables” [...] Exigencia legal de independencia que, en los
contratos estatales de obra, de suyo excluye la figura de la
representación de cualquiera de las partes, al igual que la
de- legación para modificar el contrato. (Sentencia 21491,
2011)
CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||
Responsabilidad del interventor
Responsabilidad del interventor (disciplinaria, penal, y
fiscal)
Como efecto de que las actividades de interventoría sean
consideradas como función pública se tiene que las personas que
ejecutan dicha actividad son sujetos disciplinariamente
responsa- bles. Sobre este punto se debe resaltar lo dispuesto en
el Código Disciplinario Único, modificado por el Estatuto
Anticorrupción (Ley 1474, 2011), que establece como falta
gravísima que el inter- ventor no exija las calidades pactadas en el
contrato o establecidas por normas técnicas obligatorias, o que
reciba a satisfacción bie- nes o servicios que no están a
cabalidad.
En términos de este tipo de responsabilidad, inane resulta
que el incumplimiento de la obligación no haya generado nin-
gún perjuicio, toda vez que comprobada la infracción procede la
declaratoria de responsabilidad. Relevante resulta rescatar que
en el caso de la responsabilidad disciplinaria la finalidad que se
per- sigue es la moralidad administrativa; más que la
indemnización de un perjuicio, en esa medida tiene sentido que
se sancione inde- pendientemente de la existencia o no de un
perjuicio (Sentencia 15111-99, 2002).
En este punto, la Corte Constitucional encontró que el deber
del interventor (Ley 80, 1993, art. 8.k) correspondiente a infor-
mar las conductas que puedan constituir actos de corrupción ti-
pificados como conductas punibles y la consecuente inhabilidad
que allí se dispone es una obligación clara en la medida que las
normas que permiten encontrar o definir los hechos que puedan
constituir actos de corrupción están en: i) la convención intera-
mericana contra la corrupción, artículo vi –(Ley 412, 1997)–;
ii) Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, ca-
pítulo iii –Ley 970 de 2005–; y iii) Estatuto contra la Corrupción
–Ley 1474 de 2011–.
Así mismo, establece la Corte que no se viola el principio de
non bis in ídem, toda vez dicha conducta ya es sancionada por la
Ley 734 (2002); frente a ello se establece que las dos disposiciones
204
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

responden a responsabilidades diferentes y a causas distintas,


por lo cual no procede la declaratoria de inexequibilidad. No
obstante lo anterior, pone de presente que aplicar las dos
consecuencias a una sola persona resultaría desproporcionado,
por lo cual señala la Corte:
[…] Se declarará exequible la disposición acusada, en el en-
tendido que, cuando los mismos hechos hayan motivado
una sanción de naturaleza disciplinaria, que también
implique inhabilidad para contratar con el Estado, sólo
podrá aplicarse la sanción más gravosa, es decir, la que
imponga un término de inhabilidad más largo. (Sentencia C
434, 2013)
Adicionalmente, la Ley 80 de 1993, en el artículo 56, establece
que para efectos penales el interventor se tiene como particular
que cumple funciones públicas, por lo tanto, están sujetos a la
responsabilidad establecida para los servidores públicos. Están
sometidos a responsabilidad fiscal los interventores, por ello de-
ben tener especial cuidado en tanto responden en caso de que se
evidencie un detrimento patrimonial con su actuar o con su per-
misividad ante quienes ejercen control o vigilancia, así como en
el caso en el cual el interventor acepta celebrar un nuevo
contrato de interventoría con el mismo objeto de un contrato que
ya había celebrado (Sentencia 00310, 2008).
Sobre lo anterior la doctrina establece que no debería existir
responsabilidad solidaria con el contratista que se encuentra en
procesos de responsabilidad fiscal por cuanto, primero, el estatu-
to de contratación no lo contempla. Segundo, la responsabilidad
fiscal es individual y, tercero, los hechos generadores de la res-
ponsabilidad son diferentes para el contratista, los funcionarios
de la entidad contratante y los interventores. Concluye que,
como los interventores no administran recursos públicos, la
eventual responsabilidad recae sobre los servidores públicos o
los particu- lares que tengan dicha competencia. Así, la
responsabilidad del interventor en relación con el manejo de
recursos públicos sería la responsabilidad civil y no la fiscal, en el
caso de daño patrimonial ocasionado por manejo de recursos
(Lemoine, 2010, pp. 98-100).
CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||
Por lo tanto, según el precitado autor, son ellos los
encargados de hacer un control cuantitativo y cualitativo a las
obligaciones del contrato, decisiones con las cuales puede crearse
un detrimento patrimonial que puedan ser objeto de una
declaratoria de respon- sabilidad fiscal. Así mismo, los
interventores reciben los bienes o servicios contratados, y
ordenan el pago según lo pactado en el contrato. En estos
eventos, cuando se hacen desconociendo el contrato, es decir,
declarando que se recibió o que se debe pagar sin que el
contratista efectivamente haya ejecutado las actividades a su
cargo, se considera que debería endilgarse responsabilidad
fiscal.
Por otra parte, Parra sostiene que cuando el interventor actúe
de mala fe será responsable por faltar a sus deberes a título de
dolo y culpa si su actuación ocurrió con negligencia, imprudencia,
impericia o violación de los reglamentos propios cada área del
co- nocimiento. En ese mismo camino, precisa que la moralidad
de la actividad administrativa cubre al interventor que por su
omisión al actuar en un momento determinado puede resultar
cómplice en delitos contra la administración pública (Parra
Parra, 2002).

Responsabilidad contractual de la interventoría


Dado que la relación establecida entre el interventor y la en-
tidad contratante se enmarca dentro del contrato, la primera res-
ponsabilidad a la que se verá abocado el interventor es a aquella
derivada de la responsabilidad civil contractual. Esta se materia-
liza a partir de los incumplimientos de las obligaciones pactadas,
sea porque no las cumplió, la cumplió imperfectamente o hubo
retraso en su cumplimiento. Siempre que, claramente, con ellas
se haya causado un perjuicio a la entidad.
Así las cosas, por ejemplo, en caso de que el interventor
reciba un bien o servicio sin que este haya estado de
conformidad con lo pactado en el contrato, además de la
responsabilidad discipli- naria que acarrea, se cree que dicha
conducta puede constituir un claro evento de responsabilidad
contractual, dado que el experto contratado para hacer
seguimiento, control y vigilancia cumplió de manera defectuosa

206
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

la obligación que había asumido y debe res- ponder, así sea


porque haya actuado de manera negligente.

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

En suma, el interventor responderá en caso de (1) incumpli-


miento de sus obligaciones en el marco del contrato de interven-
toría y (2) perjuicios que ocasionen por hechos u omisiones en
el ejercicio propio de su labor (Sentencia 21491, 2011). En este
sentido, la Corte Constitucional esclareció que en caso de que se
le deba declarar el incumplimiento por parte de un interventor,
vinculado con la entidad estatal por medio de un contrato some-
tido al Estatuto general de contratación pública, deberá seguir
el procedimiento establecido en el artículo 86 de la Ley 1474 de
2011 (Sentencia C 434, 2013).
Hay que mencionar que el interventor responde por
obligacio- nes distintas de la persona sobre la cual ejerce
vigilancia. Es decir, la responsabilidad del interventor no
corresponde a la obligación que se deriva del contrato al que le
hace interventoría. El Consejo lo presenta así:
Estaban involucradas dos relaciones negociables diferentes.
La función del Constructor es la de hacer la obra con “es-
tricta” sujeción al contrato 39 - V - 76, y la función de Inter-
ventor es la de Inspeccionar la ejecución de ese convenio
bajo la supervigilancia y control de las Empresas, pero no la
de cumplir las obligaciones del Constructor ni la de
sustituirlo en sus responsabilidades. (Sentencia 5127, 1991)
Son tan distintos los alcances de estos dos contratos que el
riesgo se ha medido de manera diferente, considerando que las
actividades a su cargo son diferentes. Por lo tanto, la actividad
de interventoría al tener un carácter eminentemente teórico
repre- senta un riesgo distinto, menor, al de la actividad sobre la
cual recae la interventoría. Esta fue la manera en que el Consejo
lo explicó:
Resulta claro para la Sala que la actividad de consultoría no
entraña en sí misma un riesgo, pues generalmente se desa-
rrolla a nivel técnico… En cuanto a la actividad de interven-
toría, si bien es cierto que está íntimamente ligada a la de la
construcción, como quiera que tiene por objeto supervisar o
vigilar que la obra se construya de conformidad con lo esti-

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


pulado en el contrato, no lo es menos que el interventor no
es quien ejecuta la obra y ello de suyo descarta la existencia
de un mismo riesgo (Sentencia 3142, 1995)
Sobre lo expuesto en la sentencia que se acaba de citar, se
con- sidera que no es cierto que en todos los casos el riesgo al
que se expone el interventor sea diferente al contratista ejecutor
de la obra, toda vez que esa situación no se puede generalizar y
en la práctica es necesario que se analice cada caso concreto
para de- terminar hasta donde está expuesto el interventor, sin
que sea una verdad incuestionable que el riesgo del interventor y
el contratista es diferente. Lo anterior, si se tiene en cuenta que
el interventor, por ejemplo para verificar dentro del ejercicio de
su actividad que se haya ejecutado un trabajo en alturas, tiene
que someterse a ese riesgo para cumplir con su función.
En caso de que la interventoría cumpla a cabalidad con sus
obligaciones y exija el cumplimiento del contratista, se entiende
que cumplió la misión que se le encomendó, y puede tener la certe-
za de que no procederá un juicio de responsabilidad en su
contra. Al respecto, hubo un caso puesto en conocimiento del
Consejo de Estado, donde este niega el llamamiento en garantía
invocado por parte de demandado al interventor, usando dos
argumentos: el primero consistente en que la relación
contractual establecida con el interventor no se había dado con
el contratista sino con la enti- dad contratante. El segundo,
poniendo de presente que aunque el interventor debe hacer
vigilancia de la ejecución del contrato, no responde por la
deficiente o inejecución que el contratista ejecute. La
responsabilidad del interventor por una vigilancia deficiente no
es fundamento para que el contratista pueda solicitar del inter-
ventor una indemnización, ni escudar su incumplimiento en una
deficiente labor del interventor (Sentencia 15279, 2006).
Como se ha dicho, el interventor no responde por las obliga-
ciones del contratista encargado de ejecutar el contrato, a eso se
debe agregar que tampoco le corresponde a la interventoría ni
su- plantar ni reemplazar a la entidad contratante que, en
ejercicio de su posición contractual y como conocedora de la
necesidad y el fin estatal que busca satisfacer, es la que debe
208
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

realizar algunas actua-

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

ciones de su competencia, por ejemplo la modificación del


contra- to, sanción al contratista, interpretación o terminación
unilateral, declaratoria de caducidad o la toma de decisiones
relevantes de la ejecución contractual tal y como se mencionó
anteriormente (Sentencia 25199, 2013).
En este punto, para dar ilustración al tema se considera re-
levante abordar de forma sucinta la distinción que doctrinaria-
mente se ha hecho en relación con las obligaciones de medios y
resultados. Las obligaciones de medio se han entendido como
“las obligaciones en las cuales el deudor está obligado a cumplir
una actividad, prescindiendo de la realización de una
determinada fi- nalidad” (Sordini, 1999, p. 139). Por su parte, las
obligaciones de resultado “se refieren solamente a la conducta
que el deudor de- berá observar en condiciones y dirección
determinadas”, citando a Josserand (Osterling Parodi, Castillo
Freyre, 2006, p. 3).
A su vez, la doctrina de la Procuraduría, en el contexto de lo
dispuesto en la Resolución 660 de 2008 expedida por el Minis-
terio de la Protección Social, establece que la interventoría es un
proceso permanente dirigido a fortalecer el régimen subsidiado
de salud y “la prestación de servicios en el caso particular de la
interventoría debe ser considerada como objeto de un contrato
complejo en el que las obligaciones tienden a ser de resultado,
antes que obligaciones de medio” (Procuraduría General de la
Nación, 2009).
A pesar de las críticas expuestas por los autores citados, so-
bre la inutilidad de la distinción entre obligaciones de medio y
de resultado, para efectos del presente trabajo es factible indicar
que la actividad desarrollada por los interventores constituye una
obligación de medio y no de resultado. Lo anterior, si se analiza
desde la óptica de la responsabilidad del interventor, teniendo en
cuenta que este responde por su debida diligencia y no porque
efectivamente se ejecute la obra. A esto se suma que las presta-
ciones que debe ejecutar el deudor (interventor) para cumplir
con los intereses depositados por la entidad deben ser
prestaciones de hacer, no de hacer y de dar.

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


Igualmente, sin perjuicio de la controversia que pueda
suscitar la distinción que trae consigo en cuanto a si la
responsabilidad es de medio o de resultado, se considera que en
el caso de la inter- ventoría en realidad la finalidad que se busca
con su contratación es la consistente en que el experto
identificado controle, vigile y haga seguimiento a las actividades
que el contratista ejecuta. Con ello no se puede garantizar que el
objeto del contrato se ejecute, ni se espera que sea él quien lo
desarrolle sino que se espera que en ejercicio y aplicación de los
conocimientos especializados y la experiencia que lo caracteriza,
pueda hacer control y seguimiento, es decir, no se espera un
resultado de su parte sino la ejecución de actividades de
conformidad con su expertis.
Expuesto lo anterior, se debe mencionar que la principal
conse- cuencia que dicha distinción acarrea corresponde a que
en caso de un juicio de responsabilidad o de un presunto
incumplimiento se deba probar que el contratista no cumplió con
la debida diligencia esperada de su parte, tal y como debería
proceder un profesional medio de sus calidades y conocimientos.
Así que su responsabi- lidad se analizará en relación con la
debida diligencia que utili- zó para lograr que el contratista
cumpliera satisfactoriamente la obra, sin que se le pueda realizar
un juicio de reproche porque el contratista no culminó el objeto
del contrato contratado.
En este punto, es precisamente ese análisis el que a la fecha
complica o dificulta la prueba y el enjuiciamiento del
interventor. Lo anterior si se tiene en cuenta que la prueba de
que no actuó de forma diligente o en desconocimiento de la
normatividad que rige la materia es difícil, en la medida en que
la entidad contratante no es experta en el tema, razón por la cual
precisamente acude a la contratación de interventoría.
Se debe agregar que el Consejo de Estado conceptuó sobre el
alcance del contrato y analizó que, de conformidad con la fina-
lidad de la contratación de la interventoría, el interventor actúa
como representante de la entidad contratante al frente del con-
tratista (Consulta 1767, 2006). Para que ello ocurra, la actuación
debe darse dentro del marco y alcance del contrato de
210
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

intervento- ría a efectos de vincular a la entidad en relación con


los direccio-

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

namientos o exigencias que dentro del marco del contrato haga


el interventor. Así lo ha dicho el Consejo:
[…] El interventor de obras públicas tiene la representación
del dueño de la obra ante el contratista y su labor es la de
controlar que la obra se realice en los términos del respec-
tivo contrato, tanto en lo que respecta a las especificaciones
técnicas como en los términos contractuales […] (Sentencia
2362, 2001).
En este sentido, se encuentra la referencia a la interventoría
como mecanismo para que la entidad ejerza sus potestades de
coordinación y dirección imponiendo que el interventor será un
representante de la entidad. En el mismo sentido se encuentra
García, Aguirre y Millán, quienes señalan:
De acuerdo con la ley, la función del interventor o
supervisor de un contrato estatal es vital, ya que de su buena
gestión depende la calidad de os productos (bienes y
servicios) ob- tenidos por la entidad, pues se considera un
representante de la Administración Municipal en la ejecución
de proyectos en mate- ria contractual. (El énfasis es ajeno al
texto original) (Gacía, 2010, p. 43)
Por lo anterior, dentro del marco del contrato, si el
interventor actúa diligentemente, aplicando los conocimientos en
virtud de los cuales fue contratado, y se presentan diferencias
técnicas o es- pecializadas entre la posición del contratista y del
interventor, de- berá, en principio, entenderse la posición del
segundo como la de la entidad contratante. Lo anterior, dado que
cuando la entidad conoce la posición de la interventoría tiene la
opción de apartarse de la misma, pero si guarda silencio aún por
negligencia, podría imputársele una culpa in eligiendo, en la
medida que la entidad estatal decidió, eligió y una vez conocida
la posición guardó un silencio permisivo corroborando que dicha
persona por sus ca- lidades especiales era la adecuada para
adelantar dicha labor o tomar determinada decisión.
Ahora, las entidades cuando conocen la posición de la inter-
ventoría están llamadas a pronunciarse, especialmente cuando
no

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


comparten la postura que se haya asumido por parte de estas úl-
timas. Ilustrativo resulta una sentencia que reprocha a la entidad
estatal por autocondenarse y condenar al interventor, recomen-
dándole que acuda al juez del contrato para que sea este quien
determine la responsabilidad de los actores.
Para ello, entonces, se debió demandar tanto al contratista de
obra como al interventor a efectos de que fuera el juez del contrato
el llamado a determinar la responsabilidad, del uno o del otro, o
en un tercer caso la responsabilidad compartida. El Consejo de
Estado sobre el particular precisó:
Pues debió hacer lo obvio y lo legal: Demandar tanto a la
constructora como a la interventora por el incumplimiento
en la ejecución de las obras de instalación de las tuberías de
conducción Cospique El Bosque. Con esa demanda la Em-
presa habría podido demostrar el incumplimiento exclusi-
vo de Incsas o concurrencia con la firma interventora; o el
incumplimiento exclusivo y determinante de esta última. Y
habría permitido a las demandas su adecuada defensa (Sen-
tencia 5127, 1991).
Ahora bien, también podría presentarse que las actuaciones
del interventor excedan lo establecido en el contrato. Sobre ello
hay preliminarmente una responsabilidad en el marco de la rela-
ción con la entidad contratante, no obstante ello, frente al contra-
tista se considera que el examen debe ser un poco más
cuidadoso. En el caso de aspectos oscuros del contrato que
puedan dar lugar a confusiones en relación con si es parte del
alcance o no, don- de de buena fe objetiva el contratista entienda
que el interventor actúa en desarrollo del contrato y se encuentre
que el contratista ejecutó las actividades requeridas y estas
resultan beneficiarias de las actividades que al final se
ejecutaron podría el contratista ana- lizar la procedencia de la
teoría de la representación aparente o de agencia oficiosa para
que la entidad contratante se vea vinculada por las actuaciones
de la interventoría, aun en caso de que esta haya excedido sus
facultades.

212
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

En todo caso, debe tenerse en cuenta que el debate de respon-


sabilidad con alguna de estas teorías será un proceso indepen-
diente entre el interventor y la entidad contratante, quedando el
primero como responsable ante el contratista por las autorizacio-
nes o decisiones que tome y exigiendo un juicio de responsabili-
dad adicional para probar los elementos propios del fundamento
que se pretenda aducir para obtener el pago.
Por ello debe tenerse claro que la interventoría no representa
a la entidad contratante al exceder el alcance dado en el contrato.
Cuando ello sucede el interventor debe responder personalmente
por las decisiones que tome excediendo su capacidad. Como ya
se ha dicho, indemnizando los perjuicios que ocasione, bajo el
riesgo de que la entidad contratante no deba pagar por las deci-
siones tomadas en la medida que no le favorezcan o beneficien o
en últimas no satisfagan la necesidad, ya entrando en el marco
de la agencia oficiosa. En palabras del Consejo:
Esto debe ser así, dado el efecto relativo –res inter alios acta
aliis nec nocet nec prodest– que tienen las declaraciones de vo-
luntad y porque, careciendo el interventor de facultades para
modificar el contrato, los acuerdos que contienen las actas
bajo análisis solamente pueden producir efectos personales
entre los señores […], siendo inoponibles a la
administración en cuanto actos de voluntad provenientes de
terceros. (Sen- tencia 21491, 2011)
Finalmente, se considera necesario mencionar que frente a la
pregunta ¿si la interventoría representa o no la entidad contratan-
te?, la jurisprudencia del Consejo de Estado ha puesto de
presente que para efectos del seguimiento y la vigilancia que se
debe hacer al contrato, el interventor si tiene esa representación
en relación con el cumplimiento de sus obligaciones
contractuales (Sentencia 24996, 2013), no así sobre aspectos que
excedan su competencia.

Conclusiones
El contrato de interventoría es una herramienta de colabora-
ción entre el Estado y los particulares, para lograr la
coordinación
CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||
y control de los contratos estatales. Su utilidad para ejercer un
control integral (aspectos técnicos, administrativos, financieros,
entre otros), así como su eficacia para suplir algunas falencias
del Estado (falta de especialización sobre el tema o carencia de
per- sonal) imponen una larga proyección para el uso de esta
figura.
La jurisprudencia y la doctrina se han encargado de caracte-
rizar el contrato de interventoría. Por lo anterior, esta actividad
se puede identificar como una especie dentro del género de la
consultoría, su autonomía respecto al contrato que vigila y frente
al cual se presenta el fenómeno de la coligación negocial, que es
oneroso, bilateral, de ejecución sucesiva, solemne, cuya prestación
principal es una obligación de hacer, ejercido con personal
interno o externo o contratado, e independiente de las partes del
contrato.
La finalidad propia de la interventoría impone que este in-
teriorice una actitud proactiva para lograr el cumplimiento del
contrato en el que participa. Sus calidades técnicas y de expe-
riencia deben guiar la función que desenvuelven e impulsarlo a
crear estrategias que logren el cabal cumplimiento por parte del
contratista. Para ello, además debe tener presente los límites de
su actividad demarcados por las competencias propias de la
entidad contratante. Todo esto en aras de salvaguardar la
responsabilidad que implica el ejercicio de su función.
El contrato de interventoría implica coordinación y control
del cumplimiento al contratista, para ello el interventor debe
adelan- tar todas las acciones que considere pertinentes, dentro
del marco del contrato que lo vincula con la entidad contratante.
Con la claridad de que no hace parte de su alcance aquellos
actos que impliquen manifestación de voluntad, salvo que tenga
a su favor un acto de delegación. El control que ejerce debe ser
entendido como un conjunto de acciones proactivas
encaminadas a obtener que se cumpla el contrato.
En consideración a que las actividades que desarrolla el inter-
ventor en el marco de su rol, teniendo en cuenta que su ejercicio
no comporta la materialización de una obra sino el seguimiento
y control técnico a la misma, se considera que la responsabilidad
214
Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

del interventor es de medio y no de resultado.

CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


Análisis del contrato de interventoría desde la visión
de la jurisprudencia colombiana

La falta de definición legislativa sobre el alcance del contrato


de interventoría deja abierta la interpretación a las entidades
fren- te al uso de esta figura, razón por la cual se considera
necesario que el órgano legislativo se tome la tarea de definir el
alcance y prospección de esta figura, en aras de que su uso sea
claro y dife- renciado con las figuras afines como la supervisión
y no dejar el tema tan abierto a la interpretación de los jueces.
En la práctica, la labor de la interventoría es la figura de se-
guimiento y control que tiene la entidad estatal visible ante el
contratista, quien constantemente encuentra en este, a la vez, una
guía y un limitante. Lo anterior implica que en el ejercicio de esa
relación entre interventor y contratista exista la necesidad de so-
lucionar los inconvenientes que se suscitan a diario en la ejecución
contractual, lo cual se traduce en la práctica en un Estado con-
tratante que pasa desapercibido y un interventor que debe asumir
roles de la entidad estatal, lo que puede implicar modificaciones
al contrato por fuera del marco legal vigente o generar actos de
corrupción. Esto lleva a reflexionar sobre la eficacia práctica de
la figura, ante un Estado que debe responder a la dinámica y efi-
ciencia del mercado.

Referencias
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(1993). Análisis sobre la interventoría de obra pública. Tésis
de grado. Facultad de Ingeniería. Bogotá D.C. Pontificia
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CUADERNOS DE LA MAESTRÍA EN DERECHO No. 6 ||


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C. P. Nicolás Pájaro Peñaranda. Colombia.
Sentencia 15279 (2006, 26 abril). Consejo de Estado, Sección
Tercera, Sala de lo Contencioso Administrativo, Radicación
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María Elena Giraldo Gómez. Colombia.
Sentencia 21491 (2011, 14 abril). Consejo de Estado, Sección
Tercera, Sala de lo Contencioso Administrativo, Radicación
número: 15001-23-31-000-1997-06791-01(21491). C. P.
Stella Conto Díaz del Castillo. Colombia.
Sentencia 2362, (2001, 25 enero). Consejo de Estado, Sección
Segunda, Sala de lo Contencioso Administrativo, Radica-
ción número: 19001-23-31-000-1999-4700-01(2362), C.
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Roberto Medina López. Colombia.
Sentencia 24163 (2012, 28 junio). Consejo de Estado, Sección
Tercera, Sala de lo Contencioso Administrativo, Radicación
número: 25000-23-26-000-1997-13923-01(24163), C. P.
Stella Conto Díaz del Castillo. Colombia.
Sentencia 24266 (2013, 28 de febrero). Consejo de Estado,
Sección Tercera, Sala de lo Contencioso Administrativo,
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Sentencia 24580 (2013, 19 junio). Consejo de Estado, Sección
Tercera, Sala de lo Contencioso Administrativo, Radicación
número: 66001-23-31-000-2000-00829-01(24580), C. P.
Jaime Orlando Santofimio Gamboa. Colombia.
Sentencia 24996 (2013, 13 febrero). Consejo de Estado,
Sección Tercera, Sala de lo Contencioso Administrativo,
Radicación número 76001-23-31-000-1999-02622-01, C. P.
Mauricio
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Sección Tercera, Sala de lo Contencioso Administrativo,
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Danilo Rojas Betancourt. Colombia.
Sentencia 25392 (2012, 29 agosto). Consejo de Estado, Sección
Tercera, Sala de lo Contencioso Administrativo, Radicación
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Sección Tercera, Sala de lo Contencioso Administrativo,
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dicación número: 25000-23-26-000-2001-01008-01(30832),


C. P. Alier Eduardo Hernández Enríquez. Colombia.
Sentencia 3142 (1995, 24 febrero). Consejo de Estado, Sección
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