El Maestro en Colombia - de La Profesión A La Profesionalización
El Maestro en Colombia - de La Profesión A La Profesionalización
1980-1990
Resumen
La presente revisión teórica muestra que la profesión del maestro se inscribió principalmente
dentro de estudios sociológicos con el interés de evaluar el efecto de la formación en las escuelas
social, los métodos pedagógicos y la calidad de su acción, sus vínculos con la comunidad y el
desarrolla como una necesidad para impulsar proyectos de reformas educativas, en un escenario
la expansión educativa.
Palabras claves
Introducción
No es el interés de esta investigación adjudicar juicios de valor a las acciones del maestro, o a lo
que de él se dice, se pregunta o se piensa. Tampoco lo es el señalar que hay alguna maquinaria
oscura, o hilos invisibles funcionando detrás del telón en contra del maestro y la educación. La
mirada o la lectura que aquí se ofrece tiene que ver con el análisis de formas de saber y relaciones
de poder, aquellas que provienen de prácticas que poco a poco van estructurando sujetos,
verdades, pensamientos y maneras de ser y hacer; la que asume la no existencia de un origen del
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conocimiento, sino que este es una invención, una construcción1. Así, nada está dado, ni se
descubre la verdad única; ideas que permiten despojarse de estructuras de pensamiento para
asumir o crear otras, o ir a otro lugar que ofrezca alternativas de visión para pensar. Es este,
prácticas, discursos, y saberes; y al decir de Nietzsche (2007) “No se trata solo de examinar
ilusiones y autoengaños, es decir de sospechar de aquello que se nos ofrece como verdadero”; se
Ya hace más de treinta años que el grupo de “Historia de las prácticas pedagógicas en Colombia”
propuso unas líneas de trabajo desde las apropiaciones que hizo de la obra de Michel Foucault,
constituyendo una caja de herramientas. Es precisamente, con estos instrumentos que se pretende
llevar a cabo este estudio que tiene como punto central al maestro; una caja de herramientas que
nos sitúa “frente a otra manera de leer”, pues “en un libro no hay nada que entender, pero hay
mucho por utilizar” (Deleuze, 1987); formas de interrogar, oportunidades para pensar y
sospechar, señalando el sentido histórico de donde parten las reflexiones, con el fin de reescribir
la historia, cuestionándola.
En esta dirección, pensar al maestro exigiría hilar fino cuando se indaga sobre sus actuaciones,
propuestas e innovaciones. Sin embargo, en lo que concierne a este trabajo, se procurará tomar
1
Me refiero al análisis que hace Foucault de Nietszche a cerca de los términos invención y origen, que se encuentra en la primera conferencia de
su libro “La Verdad y las formas jurídicas” Editorial Gedisa, p 13-23.
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de acción, si no contundentes al menos sí más coherentes. Así, lo que se pretende es prestar
atención a cómo ese conocimiento sobre el maestro y su profesionalización en este caso, enmarca
y organiza la acción y produce a sus sujetos actuantes (Popkewitz, 2003), señalando qué ha
Durante las últimas décadas, se ha consolidado un marcado interés por implementar reformas a
la educación, a través de estrategias e innovaciones que tienen como fin mejorar su calidad en
didáctica y las disciplinas, a propósito de las coyunturas políticas, económicas y sociales por las
Desde esta perspectiva, una de las preocupaciones que motiva mayor debate es la que tiene que
ver con la profesión docente, desde las agremiaciones, los modelos de desarrollo y las reformas
políticas, y por supuesto, no restándole de manera alguna su relevancia sino por el contrario
atendiendo a estas discusiones, se centrará la atención en los saberes y las relaciones de fuerza
que han configurado al maestro en tanto profesional, y de cómo esta complejidad a devenido en
y afianzando en los últimos veinte años por el poder de sus estudios, y es el que tiene que ver con
el “conocimiento profesional del profesor”. Las investigaciones sobre las creencias, pensamientos
y epistemología del profesor aunadas con el interés por una didáctica de las ciencias, han
promovido prácticas y discursos entre los maestros y las diferentes instituciones, tanto
3
Por tanto, otro punto clave de este estudio es rastrear lo que se ha nominado como “conocimiento
profesional del profesor” en Colombia, visibilizar las condiciones que hicieron posible hablar del
maestro desde esta perspectiva, problematizando las relaciones entre los sujetos y el
conocimiento, y de estos con los mecanismos de poder, a través de interrogantes como: ¿qué tipo
de sujeto maestro es pensado? ¿Cómo es producido? ¿Qué dejó de ser? ¿Quién es? ¿Qué tipo de
acciones se encuentran en tensión respecto al ejercicio del maestro? Tal vez de ¿control?,
relaciones?
asumiendo de acuerdo con ella, “el documento como uno de los dominios de análisis que más
indican las relaciones entre contenidos y prácticas y como una resultante de relaciones históricas
documental, que para este estudio comprenderá el periodo entre 1980 a 1990; década en la que se
profesionalización; lo cual sugiere preguntas como: ¿qué sucedió con los maestros en Colombia
durante la década del 80 en términos de profesión y profesionalización? ¿Por qué se habla hoy de
conocimiento profesional?
Este es uno de los puntos de partida, focalizando la revisión y lectura en una de las publicaciones
porque su primer número data de 1978, recogiendo de manera ininterrumpida hasta hoy parte de
las discusiones que sobre educación se han dado. Se acude también a otros tipos de documentos
como leyes y decretos emitidos por el Ministerio de Educación Nacional, y en menor medida,
algunos libros y artículos de las revistas de la Universidad Pedagógica Nacional como Nodos y
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Nudos y Pedagogía y Saberes. Existe también un interés por rescatar las publicaciones de la
apoyar la labor de la comunidad educativa, ya que estos son espacios que se han labrado con
mucho esfuerzo por parte de quienes ven en la universidad un territorio de construcción, aporte y
relación.
Metodología
La mirada que se propone en esta investigación tiene en cuenta los siguientes momentos de
lectura2:
Conformación y registro del archivo. Se localiza y colecta a través de una revisión exploratoria
los documentos por medio de la constitución de una ficha o rejilla temática, en la cual se
consignan fragmentos de textos que muestren sujetos, saberes, acciones, instituciones, conceptos;
Tematización de los registros. Se realiza una lectura minuciosa en la que “se fraccionan los
contenidos en las temáticas (o categorías) que ellos presentan internamente” (Zuluaga, 1999),
para hacer agrupaciones entre las que presentan más o menos relaciones, las que presentan
Cruce de series temáticas y reconstrucción del texto. A través del análisis y la lectura
hipertextual (la cual se lleva a cabo entre diferentes tipos de discurso) se constatan las relaciones
2
El procedimiento metodológico es tomado y adaptado del propuesto por Zuluaga, Olga Lucia. En: Pedagogía e Historia. La Historicidad de la
Pedagogía, la enseñanza, un objeto de saber. Colombia: Editorial Universidad de Antioquia Arthropos Siglo del Hombre Editores. 1999, p. 183-
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entre series temáticas que podrán ser descritas, así el ejercicio escritural es guiado por este
esquema de relaciones que lejos está, por su misma naturaleza, de ser descrito de manera lineal.
Resultados
David Bushnell (2012) rescata la frase comentada por un líder gremial de los años 80: “la
economía va bien, pero el país va mal”, para caracterizar el período comprendido entre 1978 y
1990. Explica que “durante los años 80 Colombia, como el conjunto de Améria Latina, se vió
afectada por la crisis económica generada por el deterioro de las relaciones económicas con el
exterior y por diferentes grados de mala administración interna”. Según este investigador, muy a
pesar de esta afectación, Colombia parecía bien librada económicamente desde una mirada
global. Pero el país iba mal. La violencia política, además del estilo clientelista de
problemas de inflación, azotaban las zonas rurales y urbanas. Fue esta una década que golpeó
fuertemente al país, dejando cicatrices en todos los ámbitos, y por supuesto en la identidad. En
este escenario, la educación también iba mal, concibiéndose como un sistema en crisis, en
problemas, el problema del sistema educativo colombiano. En varios de sus números, durante la
Elementos como la marcada burocracia, además de la discrepancia entre lo ideal y lo real, ofrecía
a la vista un panorama desalentador con un gobierno incapaz para manejar las dificultades que
aunque era común, también era disonante dado que en las mentalidades de unos y otros, la lógica
no era la misma.
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Ya desde finales de la década de los 70, prevalecía la perspectiva por lograr de manera progresiva
desarrollo económico, social y cultural del país, tal y como se inscribía en los convenios con los
educación superior. Y es que la educación universitaria fue consolidándose como vía de suma
que la formación en carreras como la ingeniería y las relacionadas con el campo científico debían
Así, se planteaba un “Ideal de Formación” con fuerte base científica-técnica, que tendía a
concebir lo educativo “como una actividad racional por finalidad, que obedece a normas técnicas
analítico, que implica la deducción de reglas preferenciales (sistemas de valores)” (González, J.,
1986, p. 136), tendiendo así, a favorecer la formación en ciencias, poniendo sobre la mesa, como
Pero, más allá de la investigación y la ciencia como prácticas, como formas de validar lo dicho y
lo hecho en los espacios académicos, también fueron el marco en el que se reflexionó y planteó lo
cambio en los valores y actitudes de los actores gremiales y del magisterio, con el fin de detener
la desigualdad social. Precisamente la desigualdad social que devino marginalidad se situó como
la preocupación principal dentro de la crisis educativa; la pregunta por los valores y las actitudes
producto de una noción de jerarquía de clases y a la resistencia por concebir una organización
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La pobreza y la marginalidad se relacionaron estrechamente con el analfabetismo, situación que
se vislumbró como limitante del fortalecimiento social y la productividad económica, por esto,
uno de los esfuerzos del gobierno por disminuir lo que se concibió como una grave problemática,
fue el decreto Nº 1528 de 1981 sobre la Campaña Nacional de Educación para adultos “Simón
Integración Nacional; sus objetivos fueron mejorar la educación de los sectores más
económico, social y político del país y dinamizar las grandes fuerzas sociales a fin de mejorar su
promovería el desarrollo económico nacional. Sin embargo, bajo esta normatividad, la idea de
solucionar un “gran problema” con una “gran solución”, aceleraró un gran fracaso.
La "Capacitación popular: Palanca del progreso", lema que desde la administración del presidente
Lleras Restrepo (1966) lideró la campaña de educación más prometedora para todo el teritorio
Betancur, viendo la televisión como herramienta de cobertura masiva. Sin embargo, su gran
cuestión de enseñar.
impacto en el sistema educativo (y que algunos autores ubican su aparición durante el proceso de
con el fin de obtener niveles más homogéneos de participación. Pero ninguno de estos planes y
estrategias sostenidos por políticas, cristalizaron las intenciones de expandir el sistema educativo
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para vincular diversos sectores de la población, conducir a una más equitativa distribución del
ingreso o reconfigurar el mercado laboral (Parra, R., y Zubieta, L., 1982, p. 13).
investigativa y todo de lo que de ella se deriva –la teoría, las técnicas, el pensamiento- provocó
una controversia alrededor de la relevencia del conocimiento académico sobre las políticas
educativas y la burocracia. Esta última gana entonces, espacio en las mentalidades de los sujetos
inmersos en el sistema educativo; se habla así de una “economía de la educación” (Rivera, G.,
1988, p. 135).
Con base en este esquema de pensamiento, lo educativo se condiciona finalmente a una categoría
de clase relacionada con el poder adquisitivo, en la que la calidad (nominación atribuida a más y
mejor formación y adiestramiento) es mayor en los niveles altos de la estructura social y menor
en los niveles bajos. Esto es evidente cuando se habla de escuelas y colegios, los primeros de
De esta manera, circula en los discursos la relación que entre mayor escolaridad, mayor
(Carciofi, R. 1981, p. 59), por tanto, ante tal lógica, en las familias, los padres empiezan a heredar
a sus hijos la “caja de Pandora” que les permitiría desenvolverse en una sociedad desigual. La
los esfuerzos por materializarlo; siendo la escuela el lugar de la educación, ¿un espacio
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La Escuela y la reproducción del orden social
economistas y trabajadores sociales. Trabajos de Rodrigo Parra Sandoval y Leonor Zubieta, por
ejemplo, mostraron el lugar de la escuela en este contexto, como lugar de enseñanza, formación
Teniendo en cuenta las necesidades del gobierno por procurar el avance económico e industrial
del país, y que para lograr producción por medio del buen manejo de las maquinarias, la mano de
desarrollo, más que todo en los contextos rurales. De esta manera, prevalece la idea de
desplazarse a las ciudades en busca de oportunidades de empleo y educación con el fin de escalar
suma importancia, y el sistema educativo, una garantía de este proyecto. El analfabetismo como
Pero en las investigaciones surge otra preocupación relacionada con la desigualdad social y la
formación o capacitación técnica: la idea de reproducción de orden social, y con ella la pregunta:
gobierno centralizado, que desconocía las realidades regionales y locales; el interés por
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Los análisis de la investigación en torno al reproductivismo puso de manifiesto formas de ver las
entre el discurso pedagógico, lo ideal, concebido como el que produce un orden, el que controla
la acción instrumental, el que regula las relaciones entre el maestro y el alumno; y la práctica
pedagógica, lo real, concebida como la acción instrumental. Parte de las investigaciones sobre el
acción pedagógica.
La inquietud por lo social situó a la escuela como objeto de conocimiento ¿qué pasa en la
escuela? ¿cómo vive? ¿cómo se construye permanentemente? ¿cómo cambia? ¿cómo sucede allí
industrial, que solicitaba una reformulación en la educación con miras a la producción y mercado
laboral. Como se verá más adelante, el maestro también se convierte en objeto de conocimiento
desarrollo industrial del país, hizo necesarío investigar el desempeño de los profesores en la
escuela a fin de mejorar su entrenamiento para hacer efectivos los propósitos del gobierno.
Sin embargo, también circulaba la preocupación por los valores, las actitudes, la formación de
Este escenario de la escuela, ofreció múltiples perspectivas desde las cuales se concebía al sujeto:
o el incompetente. La cuestión pedagógica yacía en la escuela como una forma de hacer, una
manera de proceder, una herramienta que permite el aprendizaje. El maestro se concibe como el
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artífice de esta labor. Desde este punto de vista, se discute sobre los “estilos" pedagógicos, si lo
social en la población, al igual que el afán de desarrollo industrial de los gobiernos. Ante este
escenario, la educación se veía como una posible práctica revolucionaria que le otorgoría el
carácter político que necesitaba (Peña, M., 1984, p. 41), y al maestro un artífice de lucha contra
Así pues, la escuela se percibe como un mundo de realidades y diversas verdades, pero también
de posibilidades, de lo que debería ser en una situación de crisis. Más que el lugar donde se
transmite conocimiento en términos de la reproducción del orden social, la escuela era llamada a
materializar las consignas: “aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a ser” con el interés
de vincular la educación y el trabajo; tal visión de un futuro productivo discipó otras formas de
preocupación por la reproducción del orden social a través del mismo fin: la educación para
formar trabajadores.
La crisis del sistema educativo colombiano exigía, a la luz del campo de la investigación un
reconocimiento desde múltiples miradas. Así, las ciencias de la educación fueron definidas como
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“espacios de reflexión” para realizar acercamientos a las problemáticas educativas desde diversas
perspectivas.
Pero existía una dificultad según los investigadores, y eran los marcos conceptuales, los
paradigmas teóricos sobre los cuales se explicaba la situación educativa, según los cuales se
mostraban trillados y desgastados. Pero los paradigmas de la teoría educativa más que obsoletos
eran inadecuados para explicar la realidad educativa del país del momento; “la débil incidencia
La expansión cuantitativa de la educación no dio espacio para explicar, como dice Juan Carlos
no integrada durante la década de los 80, dado el interés por establecer un orden político
democrático liberal (teoría educativa liberal), formar recursos humanos para el trabajo
fomentando el desarrollo económico del país (paradigma economicista), existiendo a la par una
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tecnicista se fundamentaba en una idea técnica científica, que subrayó la eficiencia de los
procedimientos con mira a resultados por medio del diseño instruccional. Las instituciones
control; en las clases, se exigía preparación de las actividades a través de formatos con esquemas
Dados los altos índices de analfabetismo y fracaso escolar en los primeros años de educación
social y educativa predominaba. Así las cosas, la pregunta seguía siendo, según estudiosos del
Las decisiones administrativas apropian cierto modelos, como la pedagogía tecnicista, no solo
para lograr, en últimas, avances económicos y políticos en alguna dirección, sino también a la
formas tradicionales de educación que volvió inoperante el sistema educativo, para dar paso a una
científico” (Federici et al, 1984, p. 71); esto posibilitó concebir y cristalizar una idea de
renovación curricular.
educativo en crisis, aceptando “cualquier alternativa de solución real” y “los aportes de las
fundamental del proceso educativo”. La norma dejaba la puerta abierta a una nueva oleada de
reformas, que desde los años 60, con la instrucción programada materializada en la campaña
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habían empezado a dar desde la perspectiva de la tecnología de la educación, y que durante la
Dada la brecha entre las discusiones académicas promovidas en los grupos de investigación y el
Movimiento Pedagógico Nacional con las decisiones del gobierno, se suscita una fuerte polémica
del quehacer educativo, el análisis minucioso de las tareas hasta desmenuzarlas en trozos sin
sentido, el control riguroso de las actividades del maestro hasta quitarle toda iniciativa con un
El maestro se visibiliza con más fuerza en esta coyuntura educativa. Es visto, en una crítica a la
reforma, como sujeto pasivo, aquel que sigue las instrucciones de asesores y científicos de la
educación, pero al mismo tiempo, las reflexiones dotan a aquel sujeto capacidad de acción
y desarrollo, formaron el escenario que permite hablar de la profesión del maestro en Colombia;
3
En esta pugna el grupo Federici hace referencia y defiende la tecnología de la educación, más se aleja de la tecnologización, término que
consideran peyorativo; en ese sentido las reflexiones de este grupo pretendieron realizar aportes al recién formado Movimiento Pedagógico
Nacional a pesar de las discrepancias.
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Siguiendo con un ejercicio de zambillida en la corriente historiográfica, con la esperanza de
poder tomar distancia del presente “y a partir de allí construir otras formas de pensar la pedagogía
de un modo más autónomo y libre”, lo cual es a todas luces necesario para el maestro de hoy (y
de siempre), ya que le permitiría darse “una imagen de sí mismo muy distinta a la que ha tenido
hasta ahora” y con ello tomar posición y decisión sobre quién quiere ser, quién es y qué hace
El maestro se presenta como una preocupación que se asoma tímidamente en los documentos
educativo, fue mayor el interés por estudiar la situación de la crisis educativa desde una
Sandoval (1981), señala las primeras pistas sobre su importancia en el sistema educativo
profesional del maestro; sus inquietudes tienen que ver con el origen social de los maestros, el
tipo de formación académica, las relaciones laborales, sus aspiraciones, su formación pedagógica
y cognoscitiva, su estabilidad ocupacional, la imagen que tiene sobre su profesión, sus actitudes
Para entonces, tal como se describió inicialmente, el propósito de los gobiernos era disminuir la
desigualdad y la marginalidad, acogiendo por medio del sistema educativo a la mayor cantidad de
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emergía por un desarrollo industrial. La construcción de un currículo aplicado a todas las
instituciones educativas, aseguraba tales propósitos, por tanto un currículo flexible pensado desde
política y de recursos humanos […] donde su centro teórico se acerca más a una visión de
desarrollo desigual dentro de una sociedad fluída, cambiante”, respondería a las necesidades
Algunas de las pistas que ofrece el documento tienen que ver con los siguientes aspectos: El
contexto social en el que trabaja el maestro. Se consideraron los siguientes, teniendo en cuenta la
de educadores cada vez más jóvenes, y el origen social de los maestros ubicada en diferentes
estratos de la clase media. El bajo ingreso económico es atribuido al crecimiento del volumen de
maestro de su profesión. En este aspecto se mostró rupturas entre la realidad social y la práctica
docente; entre su orientación pedagógica y su función social activa que tiene que ver con su
relación con la comunidad. Esta ruptura daría “la sensación de trabajar en un mundo ilusorio,
imposible de aprehender y manipular con sus herramientas profesionales” (Parra Sandoval, 1981,
p. 2), lo que le conferiría cierta frustración al maestro; los niveles de escolaridad, el cual
En un ensayo del investigador Rodrigo Parra Sandoval se señala la importancia de estudiar las
formas de enseñanza y las técnicas pedagógicas de los maestros, al igual que la imagen que tiene
de él la comunidad. Los estudios en este sentido son fragmentarios y para los inicios de la década
de los 80 aún eran muy incipientes, una época de poca información y muchas preguntas.
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Otros trabajos, también desde el campo de la sociología, enfoque con el que predominaron las
investigaciones sobre el maestro y la escuela, mostraron interés más exactamente por el maestro
de la escuela rural, a la vez que su desempeño relacionado con los logros de aprendizaje de los
estudiantes con el fin de mejorar su entrenamiento, además de comprender los factores que
A propósito del mercado laboral y las expectativas de vinculación en una jerarquía social, acceder
al magisterio como ocupación desde las escuelas normales se convirtió en una oportunidad de
atañe al maestro como sujeto, no solo porque el espacio de su labor está condicionada por una
dinámica cultural herogénea relacionada con aspectos económicos y sociales como el desarraigo,
sino también, porque este sujeto hace parte o proviene en gran parte de esta marginalidad.
En cuanto a su formación, prevaleció en los planes de estudio tanto en las universidades como en
las escuelas normales, el interés por lo social, estos reflejan cierta cantidad de cátedras de
por su aplicación práctica en lo social. En este escenario, la pregunta por el maestro se vuelve
relevante. La cuestión de lo educativo y pedagógico se veían como una alternativa para el cambio
que necesitaba el país, pero poco se sabía de aquel sujeto que se movía en estos ámbitos.
Según Juan Carlos Tedesco (1986, p. 19) la pregunta que debía plantarse desde lo educativo y
pedagógico era ¿cómo enseñar a niños provenientes de sectores marginales?, pregunta que atañe
al maestro, en su formación y práctica, lo que lleva a plantear otra pregunta: desde ¿qué esquema
niños? Era claro en las investigaciones, la falta o la inadecuada capacitación de los maestros para
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El planteamiento sobre la educación como reproductora del orden jerárquico social desde la
teoría crítica, toma fuerza, explorando la escuela para examinar, desde esta perspectiva aspectos
comunidad, hasta llegar a la labor docente. El docente en esta dinámica social es considerado
estructura social, pudiendo asumir prácticas autoritarias para garantizar el aprendizaje de esos
ordenes. (Tedesco, J. C., Parra, R. 1981, p. 32). Sin embargo, las investigaciones dejan ver
igualmente resistencias, un maestro con sentido crítico, que toma distancia racional de lo
comunitario. En cuanto a las actitudes políticas, las investigaciones concluyeron que los maestros
se sienten ineficaces frente al mundo político que los rodea y transmiten a los alumnos una
imagen negativa del sistema del sistema político imperante. Sin embargo desvirtúa la creencia de
la militancia política de los maestros ya que estos delegan en los gremios su representación frente
Por otro lado, además de señalar qué hace, cómo se comporta y cómo asume su rol, describe al
maestro ideal, al buen maestro, como aquel que “articula de manera inseparable saber su materia
y sus propias limitaciones, y querer su materia sin sensiblerías; conocer a sus alumnos y sus
inmadureces, y querer exigir sin tiranías; saber comunicar lo que conoce, y querer comunicarlo
sin reservas; saber cuestionar lo sospechoso, y querer cuestionar lo amenazante” (Vasco, 1985, p.
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pedagógica”, estos son: el estilo empírico-analítico que elabora su actividad buscando lo medios
más eficientes para alcanzar objetivos prefijados; el estilo histórico-hermenéutico que busca
orientar y comprender a los estudiantes; y el estilo estilo crítico-social que busca descubrir y
analizar las formas de ser y pensar en términos de ideologías y determinismos sociales de los
Trabajos como el de Araceli de Tezanos quién desde la etnografía estudió el papel del maestro en
el fracaso y éxito escolar de los niños (1981), refleja la preocupación por el rendimiento
académico, y las prácticas del enseñanza, aspectos atribuidos a la labor del maestro. En este
La función evaluativa del maestro respondía a una noción de calidad educativa a través de la
eficiencia de los procedimientos. El trabajo “La Investigación sobre la Efectividad del Maestro en
los Paises del Tercer Mundo” de Beatice Avalos, señaló la necesidad de saber cuestiones
con las actividades, los factores que influyen en el contexto de la relación alumno-escuela y
comunidad; así mismo, muestra cómo los modelos para evaluar la efectividad del maestro, los
cuales fueron de origen europeo y norteamericano, buscan examinar qué hacen los maestros,
cómo lo hacen, cómo afectan a los alumnos, y cómo afectan los alumnos a los maestros con el fin
Cuando se hace referencia a la profesión del maestro se habla de su estatus, que inicialmente en
comunidad, imagen que fue decayendo a medida que cambiaban las condiciones de su labor,
fracasaban los programas de desarrollo rural, se expandian las ciudades y vez más crítica la
situación de orden público en los pueblos. También se hace referencia a su rol el cual reune la
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función de interprete entre diferentes mundos culturales, mediador y transmisor de conocimiento
(Parra Sandoval & Zubieta, p. 17-24). En cuanto al rol de investigador, este tuvo que ver con la
En los trabajos sobre el maestro, muy pocos hacen referencia al maestro universitario, el cual es
descrito como “un profesional que no ha recibido preparación didáctica y que por lo general no
tiene una conciencia clara de su misión educadora y formadora” (Reseñas en RCE, 1983, p.129),
lo cual deja ver una brecha entre la escuela y la universidad como instituciones educadoras, así
sistema educativo en crisis, obligó el planteamiento de algunas preguntas por parte de los
investigadores de la ciencias de la educación: ¿Qué significa hoy en día ser maestro? ¿Cuál es el
tipo de maestro que se debería formar y para qué? ¿Qué indicaciones precisas se podrían hacer
capacitación de los mismos para que allí fueran tenidas en cuenta? (Zubieta & González, 1985, p.
121), estas preguntas lejos de ser contestadas, fueron el punto de encuentro de algunas corrientes
historiográfica nombran al sujeto como maestro. Mientras esto era visible en el ámbito de la
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investigación educativa, en el ámbito normativo dichas denominaciones sí mostraron diferencias,
Según la ley 24 de 1976 del Ministerio de Educación Nacional (M.E.N.), en la que se reglamenta
profesionales en las ciencias de la educación. Según esta ley, en su artículo 6º “ningún licenciado
puede ejercer la profesión docente en asignaturas diferentes a aquellas para lo cual lo autoriza el
título, salvo en aquellos casos donde se compruebe carencia absoluta de otras personas idóneas en
la materia que se requiera”; así mismo, para los cargos administrativos docentes se nombrarían de
la puede ejercer es el licenciado. Pero, ¿por qué tantos términos para nombrar? y ¿por qué la
Una posible respuesta tiene que ver con la etimología de estas palabras, de hecho quienes
redactan las normas son por lo general, profesionales de las leyes, quienes en su formación
reciben catédras de griego y latín, de esta manera adjudicarían los términos precisos a contextos
determinados.
El término docencia posee la raíz latina doceo que significa “enseñar” “instruir” o “hacer que
alguien aprenda”. De esta raíz se derivó decet´es que significa conveniente, apropiado, por tanto,
el docente es aquel que hace, o enseña a alguien a ser conveniente y apropiado. En el caso del
término licenciado, esta deriva de la raíz latina licentiare que significa “dar libertad, permiso,
otorgar una facultad”, el licenciado entonces es aquel que tiene la facultad, el permiso, el título
para ejercer algo. En cuanto al término maestro, del latín magistrum, magis que significa “más, el
más mejor, el máximo o magno”; así el maestro es aquel que es el mejor en algo. La palabra
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profesor se deriva del verbo profiteor “hablar delante de la gente, profesar, declarar
públicamente”, compuesto por el preverbio pro- ‘delante de’ y el verbo fateor ‘hablar’, entonces
Podría decirse que la norma utiliza adecuadamente los términos, dado que, para el caso de la
contexto político y económico de la década de los 80, prevalecía el interés por capacitar para el
trabajo, formar el recurso humano, hacerlo “apropiado” para un país con ideales de desarrollo.
cualquiera de las ciencias de la educación para poder ejercer la labor docente, lo que convierte al
ámbito universitario.
Y el de maestro lo obtienen aquellos que trascienden los lugares, los ambitos y la norma, por su
actuar coherente y ejemplar. La docencia es una labor reglamentada, es decir, el docente es aquel
que realiza su actividad condicionado por las normas del sistema educativo, en ese sentido se
establece todo un estatuto con el fin de controlar o regular la labor, dado que esta solo tiene lugar
en las instituciones oficiales del Estado. La norma también señala algunos aspectos que hacen
incompetente al sujeto docente en su profesión, tal como lo menciona el decreto 0128 de 1977.
El estatuto docente establece así mismo, la carrera docente en el sector oficial garantizando
4
Información consultada en Etimología de «docente», «maestro» y «profesor». (1 de junio de 2012).delcastellano.com. Fecha de consulta: 7 de
febrero de 2016 desde http://www.delcastellano.com/2012/06/01/docente-maestro-profesor/; http://etimologias.dechile.net/;
http://www.rae.es/consultas-linguisticas
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industrialización urbana hace que la nominación de maestro pierda sentido. Ese sujeto maestro
concebido con una imagen sagrada de su profesión, con vocación inquebratable de servicio,
ejemplo social, líder nato, académico idóneo, autónomo y culto por naturaleza, sufre un
en el ámbito educativo, estas se relacionan con los discursos y nociones de un momento histórico;
en la década de los 80, la profesión se relaciona con el ser maestro, la profesionalización con la
carrera docente.
De la profesión a la profesionalización
general de capacitación y perfeccionamiento docente asumió algunas de las directrices para esta
tarea. Dentro de sus funciones estuvo la de determinar y evaluar los programas curriculares,
de 1976). Pero, no solo las necesidades políticas y económicas del país solicitaban mayor
capacitación del docente, las fragmentadas investigaciones sobre el maestro acusaban una urgente
Según el decreto 2277 de 1979 la capacitación constituye “el conjunto de acciones y procesos
oficial para elevar su nivel académico. La capacitación estará a cargo del Ministerio de
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debidamente facultadas para ello”, dentro de sus objetivos está: profesionalizar, es decir otorgar
escalafón. Para tal fin se establece más tarde, el Sistema Nacional de Capacitación del Magisterio
a través del decreto 2762 de 1980 dirigido por el Ministerio de Educación e integrado a la
la cual aprueba y supervisa los cursos de capacitación y los Centros Experimentales Pilotos que
preguntaron “si tanto las normales como las Facultades de educación están realmente capacitando
preliminares y la opinión de los mismos maestros sugieren que este no es el caso” (Parra
Sandoval, 1980, p. 41). La preocupación que se señala en los trabajos de investigación sobre el
aspectos de la labor como la relación con la comunidad, los padres de familia, la investigación, la
Por tanto, las exigencias urgentes en los Encuentros Nacionales de Maestros fueron tratar el tema
Profesionalización.
ejercicio no poseen un título, y que según la ley 24 de 1976, sin este no se puede ejercer la
docencia. Esta modalidad de capacitación marca el inicio de la carrera docente en el sector oficial
legitimando la labor de estos docentes. Según el decreto 0128 de 1977 “los programas regulares
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de capacitación del personal docente en ejercicio conductores a títulos se denominan de
profesionalización […]”.
especializar. Aunque estos dos últimos objetivos conducen también a la obtención de títulos, es el
título de profesional el que permite acceder a los demás. La profesionalización como puerta de
entrada a la carrera docente y con ella al derecho a la capacitación, es una forma de regular la
El decreto además señala que: “Los programas de profesionalización comprenderán las siguientes
áreas: 1.constitución política de Colombia. 2. ciencias cursos especiales por áreas del
Y es que, la aplicación de una reforma curricular generó gran preocupación en los diferentes
sectores del campo educativo, unos a favor otros en contra, su discusión se mantuvo durante el
periodo de los 80. El sociólogo Rodrigo Parra Sandoval,en uno de sus estudios sobre el maestro a
principios de esta década explicó la relación entre la aplicación de reformas curriculares y la vida
profesional del maestro, ya que “la ejecución final de un currículo en las escuelas del país no
trabaja, de sus actitudes […]” (Parra Sandoval, 1981, p. 2), por lo tanto la profesionalización se
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Dado que los docentes provienen de los estratos medio y bajo principalemente, su acceso a la
marginales en las ciudades, no es facil. En zonas apartadas de las principales ciudades quienes
asumen el rol de docente o educador no poseen la formación pedagógica para ejercer la actividad
de espacios académicos que posibiliten su reflexión como individuo y como sujeto docente,
mucho menos el otorgarle condiciones para estimular la actividad investigativa, no, esta
profesionalización es una herramienta para impulsar una reforma educativa con fuerte base
las actividades para promover el aprendizaje. Preocupaciones relacionadas con este aspecto
tuvieron que ver con el fracaso escolar, el rendimiento académico, promoción a grados, el
analfabetismo y la evaluación.
Sin embargo, otro factor polémico que fue vinculado con la enseñanza, es la capacitación de los
docentes. Los programas de formación no suplían las necesidades tanto de maestros como de
práctica”, la desconexión entre las teorías con la realidad educativa del país debilitaba la labor
docente; “las pautas metodológicas utilizadas en el proceso de enseñanza, oscilan entre dos
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grandes categorías: la metodología tradicional y lo que se podria denominar la "anomia
criterios diferentes y, en definitiva, el total desorden desde el punto de vista del manejo del
Los docentes en una suerte de reproducción de las pautas de aprendizaje que experimentaron y
especialización. Autores como Tedesco y Parra Sandoval (1981) señalan que esta actitud tienen
que ver con el funcionamiento del “mercado de trabajo docente”, en donde la docencia es vista
por algunos como una posibilidad de acceso a un puesto de trabajo remunerado, no escogido por
gusto o vocación; así, entre menor preparación profesional menores son los grados en los que
que sabe, de lo que comprende respecto a su acción pedagógica y didáctica, pues si el no aprende
¿cómo aprenderán sus alumnos?. En este sentido, la formación inicial no es tan importante como
proceso de trabajo y los agentes educadores son, probablemente, los docentes más antiguos y con
más experiencia [...] Sería muy importante, para una sociología del rol docente, poder seguir la
desempeño en áreas críticas” (Tedesco & Parra, 1981, p. 24). Mas adelante, aquel interés por el
aprendizaje y el conocimiento pedagógico y didáctico del maestro dará lugar a lo que se nombra
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Otro asunto tiene que ver con la adopción de modelos de clasificación de docentes para examinar
su estilo de enseñanza, promovidos inicialmente en EE.UU a mediados de los años 70, buscando
labor educativa, esta se lleva a cabo a través de la acción promoviendo el desarrollo del
Investigadores como Germán Vargas Guillén (1986) señalan que la enseñanza es “una intención
real de afectar la conducta humana”, esta intención la vincula con la instrucción en la que se
la enseñanza con la pedagogía, en la cual sin esta última la primera no podría explicarse.
El pedagogo es aquel que construye un discurso junto con los estudiantes y otros miembros de la
(Vargas Guillén, 1986, p. 65). Según este autor, la idea de calidad y eficiencia de la educación
deja a un lado la pedagogía para pensar de otra manera la enseñanza, despojando al maestro del
Otro elemento hallado en los documentos es la inclinación hacia la enseñanza de las ciencias, a
través de preguntas como: ¿Cuál es ese conocimiento científico necesario para vivir en una
población? ¿Cuál es el conocimiento común actual de las ciencias en nuestra población adulta, en
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necesidad de investigar en la didáctica de las diferentes disciplinas, con el fin de mejorar su
enseñanza5.
situación que fue problematizada desde diferentes puntos de vista; la propuesta de rescatar la
(Federici, et al., 1984, p. 82) permite vislumbrar una labor con múltiples posibilidades.
A medida que se instalaba una noción de industrialización y con ella la necesidad de recurso
humano “apropiado” para atender el sector productivo del país, la administración gubernamental
requería, para alcanzar los objetivos de desarrollo, procedimientos cada vez más eficientes
fueron construidas desde mediados de los años 60. La inquietud por el fracaso escolar y el
Examinar la situación de aprendizaje (por qué no aprenden los estudiantes) y generar aportes a
una política de entrenamiento de maestros, hizo dirigir la atención hacia la labor del docente. El
rendimiento de los escolares, provocado por un lado, por el abandono prematuro de la escuela, y
por otro, por deficiencias en las técnicas de enseñanza. Las preguntas que formulan los
investigadores al respecto son: ¿cuál es el papel del maestro en contextos marginados? ¿qué se
enseña? ¿cómo se enseña? ¿qué sucede en la escuela? (Tezanos de Mañana, 1980, p. 69)
5
Para el año siguiente el Gobierno establecía el siguiente decreto respecto al tema: “[…] Que es interés del Gobierno Nacional, fomentar y
estimular la producción de obras didácticas destinadas a mejorar el proceso educativo en las diferentes áreas del conocimiento [...] Que los
valiosos aportes que puedan ofrecer los educadores colombianos a través de la producción de obras didácticas […]” Decreto 1264 de 1981 por el
cual se crea el Concurso Nacional de Obras Didácticas "Educador Colombiano".
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Otro trabajo que hace parte de propuestas internacionales y demuestra el interés por saber qué
hace el maestro y cómo lo hace, es la investigación titulada “La efectividad del maestro en los
paises del tercer mundo” de Beatice Avalos (1982). La autora señala que la cuestión de “la
efectividad del maestro se relaciona dramáticamente con el problema de las pocas oportunidades
de los pobres frente a sistemas que los eliminarían eventualmente” (p. 27), además comenta que
Dado que el maestro es visto como el centro de las preocupaciones entorno al éxito o fracaso del
sistema educativo, existen estudios que lo ven desde la perspectiva del sujeto y no del objeto.
Desde la corriente psicológica, se encuentra el trabajo de Gloria Calvo (1986) en el que se quiere
demostrar que el docente tiene un saber que puede construir conocimiento educativo. Explica que
“el saber del docente es un saber popular y cotidiano, producto de una época; en el cual
confluyen determinadas teorías más que otras y refleja la orientación de las distintas facultades de
donde proceden las maestras […] originado de su propio quehacer” (Calvo, 1986, p. 123), saber
que es necesario rescatar para integrarlo a programas de formación, y que además debe ser
reconocido por el propio maestro para reflexionar con sentido crítico sobre su propia práctica. En
otro estudio (Amaya & Unda, 1988), se ofrece un espacio para que el maestro se pronuncie sobre
Sin embargo, el afán por no perder la pista las estrategias e innovaciones que se habian puesto en
marcha en Europa y Estados Unidos en el ámbito educativo, da la espalda a la naturaleza real del
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De esta manera, la preocupación por el saber y el conocimiento del maestro, adquirió mayor
sentido al enmarcarse en una corriente investigativa conocida como conocimiento profesional del
profesor que tuvo su origen especialmente en Estados Unidos a mediados de la década de los 70
y principios los 80, cuyos aportes al campo educativo, especialmente en el tema de la enseñanza
Unidos, las cuales sugerían mayores exigencias en la formación del profesorado en términos de
aprender hacer. Los investigadores entonces, centraron su atención en los tipos de conocimientos
y destrezas necesarios para enseñar bien. De esta manera, la enseñanza se relacionó con el
aprendizaje, la comprensión del conocimiento disciplinar por parte del profesor y el conocimiento
sobre esta línea, que ven en sus planteamientos posibilidades de transformación desde los
programas de formación.
Discusión y Conclusiones
Un cuento oriental relata, que aparecen en un templo budista, el maestro y su aprendiz, este
último deseoso por aprender sus enseñanzas para encontrar la sabiduría. El maestro lo invita a
sentarse a tomar el té; llena la taza del aprendiz hasta que se derrama y dice: “Estamos llenos de
opiniones y especulaciones, para ver la luz de la sabiduría hay que vaciar la taza”.
Para vaciar la taza, cuando se piensa en el ámbito educativo colombiano, es necesario interrogar,
sospechar y pensar, para reescribir su historia y no quedarse con las opiniones y especulaciones;
muestra los discursos, las nociones y las ideas que tuvieron lugar entre el periodo de 1980 a 1990.
Examinando las investigaciones, reseñas e informes se encontró que este fue un periodo de
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múltiples tensiones: la crisis económica, la crisis social que emanaba de la marginalidad y el
desplazamiento de las zonas rurales a las urbanas causado por la violencia, la falta de oportunidad
ciudades y las reformas educativas son algunas de las fuerzas que dieron lugar al docente.
eficiencia en los procedimientos para mejorar la calidad. Precisamente, esa noción de eficiencia,
de la labor del maestro, para observar su enseñanza. Así, el maestro es “conocido”, a través de las
Este sujeto es pensado como objeto de múltiples miradas. El ser maestro se desplaza para dar
paso al docente, aquel que enseña con sujección a normas y condiciones. El docente se remite a
ser el mediador de un currículo, a enseñar desde la técnica atendiendo las decisiones de los
expertos o políticas internacionales. Sin embargo, hay una pugna visible entre rescatar al maestro
Los documentos muestran muy poco el tema de la pedagogía y la didáctica, espacios propios del
en duda la capacidad investigativa del maestro, porque es inherente a su labor, a su actitud. Entre
las líneas es evidente que el maestro no goza de un alto estatus; su crisis profesional empereora
con la actitud de algunos de los integrantes del magisterio: arrogancia, desidia, falta de vocación,
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desconocimiento del otro, desinterés académico, entre otros aspectos, forja una imagen de una
profesión no deseable.
Entender al sujeto maestro, en la década de los 80, tiene que ver con el poder de afectar las
mostrando las posibilidades de la organización sindical dentro de una clara formación política.
Bibliografía
Editorial.
objeto de saber. Santafé de Bogotá, Colombia: Siglo del Hombre Editores, Anthropos, Editorial
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Vargas Guillén, G. (1986). De la enseñanza a la pedagogía. Una hipótesis de trabajo y una
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Federici, C., Mockus, A., Charum, J., Granés, J., Castro, M. C., Guerrero, B., y otros. (1984).
Avalos, B. (1982). La investigación sobre la efectividad del Maestro en los paises del Tercer
Educación (6).
Calvo, G. (1986). Tres fuentes para la construcción del conocimiento psicológico: el aula, el
Amaya, G., & Unda, M. d. (1988). Hacia la comprensión de la escuela y sus vivencias. Proyecto
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