0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos) 115 vistas100 páginasLa Naturaleza Es Un Campo de Batalla PDF
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido,
reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF o lee en línea desde Scribd
RAZMIG KEUCHEYAN
LA NATURALEZA
ES UN CAMPO DE BATALLA
ENSAYO DE ECOLOGIA POLITICA
Gi] Clave intelectualINTRODUCCION
Enelotofio de 1982,
te de Carolina del Norte, se mi
instalacién de una descarga
1978, una empr
xdo de Warren, en el nordes
sels semanas contra la
cos." Cuatro a
3s antes, e
\dustriales habia depositado
3s policlorados
formadores eléctricos
Carolina del Norte decii6
gestién de des
ylapintura, Una vez descu
adquitir un terreno para sep
‘mente se opt6 por un terreno en las proxin
Los residentes del
cunstancias, se of
PCB es una sustat
objeto de impedir que
gar, como
debido a q
este tipo de cit
su salud, ya que e!
nds tarde, el tribTING KEUCHEVAN
‘omienzo, los argumentos que expresaban los manifestantes
contra la descarga se relacionaban con la contaminacién del medio
ambiente (agua, suelos) por el PCB y con los riesgos que presenta para
la salud. Sin embargo, a medida que el movimiento se fue ampliando
y se volvié més politico, esos argumentos cambiaron de nat
el Estado escogié sepul
ban los resi
sobre todo negros pobres. Ei
descarga tiene un fundamento racista. En la época,
condado de
Warren esta compuesto en un 64% de negros. La regién inmediata-
mente préxima a la descarga por un 75%. Los manifestantes sefialaban
que esa injusticia en la ubicacién de los desechos téxicas ocurria no
jo ambiente y de los recursos, el Estado favorece sistematica-
mente a las poblaciones blancas y a las clases medias y superiores, 2
las que preserva de este tipo de perjuicios. & la inversa, las minorias,
(0 sea, no solamente los negros sino también los amerindios, los hispa-
nos y los asiéticos, asi como los pobres, asumen la mayor parte de las
actualidad se comprueba que las multas p
desechos en los Estados Unidos son cinco veces més frecuentes cuan-
do los hechos ocurren en las cercanias de barrios blancos que de barrios
nnegros o hispanos.® Esta discriminacién racial no es por fuerza inten-
clonal por parte de los poderes publicos, aunque a menudo lo es. Es
sistémica, vale decir, que procede de una légica en parte independien-
te de la voluntad de los individuos. Lo que permitié que el movimiento
del condado de Warren tomara amplitud, pues, fue su capacidad para
montarlo en una generalidad, para “enganchar” una relvindicacién
local en una injust
Este episodio
‘obra: la naturaleza es un campo de bal
LU\NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
~y seré cada vez mas en el porvenir, a medida que se profundice la cr
gentes: movimientos sociales, Estados, mercados financieros,
‘companias de segutos, organizaciones En el caso del
condado de Warren, el cont ia par-
des,
Este enfoque de la crisis ecolégica lleva la contraria una opinion
dominante en la actualidad. Un consenso bien instalado sostiene que,
con el objeto de regular el problema del cambio ambiental, la humanidad
setenta de la idea de que la oposicién entre da y la derecha es
caduca o secundaria. También es promovido, en Francia, por personali-
ddades de la “sociedad civil” como Yann Arthus-Bertrand 0 Nicolas Hulot*,
de quienes existen equivalentes en la mayoria de los paises. El “pacto
ecolégico” propuesto por Nicolas Hulot, firmado por un gran numero de
candidatos a la eleccién presidencial de 2007, asi como por miles de
ciudadanos, es tipico de esta concepcién de la ecologia.® Las lamenta
ciones que acompafian el fracaso recurrente de las negociaciones
nnacionales sobve el clima las de Copenhague y Rio son las ms
tes- tienen a ese consenso como telén de fondo. Ellas estigmatizan la
incapacidad de los Estados para reunirse finalmente alrededor de obje-
tivos ambientales comunes.
De este consenso ecolégico existen versiones sofisticadas. Dipesh
Chakrabarty, uno de los principales teéricos del poscolonialismo, autor
del clasico Provincializing Europe,* publicé recientemente un texto titu-RaMIG KEUCHEYAN
A su manera de
ver, la crisis ecoldgica permite encarar por primera vez que la humanidad
‘como tal, y no uno de sus componentes -obreres, campesinos, coloni-
zados, mujeres...-, pueda convertirse en el “sujeto” de la historia, No-
, unea hacemos la experiencia de nosotros mismos
jo de que toda experiencia, aunque sea
iempre es singular. No obstante, el cambio climético supone
hacer emerger las condiciones de una accién comdn de la humanidad,
para responder al desaffo del calentamiento del planeta. Por esa razén,
a reevaluar la vieja nocién de humanismo, a la que con-
fo inédito. También debe conducir a reevaluar las criticas
ige desde los aflos se-
icturalismo. El “antihumanismo teérico" de alguien
ser 0 del Michel Foucault de Las pal
la humanidad esté amenazada por las perturbaciones cl
Comparando las crisis econémicas y la crisis ecolégica, Chakrabarty
firma qu encia de lo que ocurre en las crisis del capitalismo,
no hay aqui fes deci de la crisis climatica] botes salvavidas
para los ricos y los p Los ricos siempre salen bien parados
en las crisis econémicas. Segin Chakgabary, noocurir esto en el con-
texto de la crisis ecol6gica, porque no habra ningin “bote salvavidas”
disponible para abandonar el planeta. Aunque reconoce que esta crisis
implica una dimensién de clase, en el sentido de que su impacto no est
igualmente distribuido en la poblacién, Chakrabarty sostiene que en
“4
LANATURALEZA ES UN CAMPO DE BATA
cen de un lazo intrinseco con las lbgicas de l
nacionalistas o socialistas”. Viniendo de los estudios poscoloniales, que
convirtieron en una especialidad el impugnar todas las formas de uni-
versalismo, esta idea es cuanto menos sorprendente.”
Nuestro andlisis parte de la hipétesis exactamente inversa a la de
Chakrabarty. Si se toma en idea de que el cambio climatico es
inducido, desde mediados del siglo xu, po econémico, y
de que ese desarrollo lleva por nombre "capitalismo", es poco probable
ue las oposiciones de clase puedan ser trascendidas antes de que se
haya encontrado una solucion a la crisis ambiental. En otros términos,
es poco probable que reunir a la especie alrededor de objetivos comunes
‘sea una condicién de la resolucién de esta Esta supone tal vez,
por el contrario, la radicalizacién de esas oposiciones, vale decir, la ra
fen en Francia 670
faz6n de que all el precio de la
Ina ley que data de 2003 torna
Ua NATURAL
SUN CAMPO DE BATALA
obligatoria la ejecucién de “Planes de prevencion de |
\6gicos”, que supuestamente reducen ls riesgos de catdstroe industrial
y hacen las viviendas mas resistentes en caso de explosién. Sin embar-
gp, esta ley no 9, sobre todo porque una parte de fos
gastos de consolidacién de las edificios est a cargo de los mismos ha-
bitantes. Por lo tanto, estos son literalmente prisioneros de esos barrios:
ro tienen ni los medios de irse, por falta de recursos financieros, ni los
de protegerse de una eventual catdstrofe
‘Arqueotogia del racismo ambiental
Explicar la persistencia del racismo ambiental en el mundo social con-
‘temporéneo supone reubicarlo en una perspectiva hi
pectiva de larga duracién. En la época moderna, el cardc
mente mezclado de Ia raza y de la naturaleza se mani
cecosistema particular: la plantacién esclavista. La plantacién es un hecho
social total, que no deja intacta ninguna esfera. La natur
iada por su Iogica; después de todo, sacar provecho de.
nalidad,
En Miseria de Ia filasoffa, Marx escribe lo siguiente a propésito de
la esclavitud:
sma es
laes su fi-
Laesclavitud directa es el pivote de nuestra indust
cidn contempor-
moderna. Es la esclavitud la que
as que crearon el comercio mundial;
es el comercio mundial la condicién sine qua nin de la industria mecani-
zada a gran escala.
La esclavitud no es un fenémeno de otras épocas que la logica del
laciones sociales que en ella se desartolla sigue con
sociedades actuales.
jonando a las
SLRRZMIG KEUCHEVAN
mente negra. Una de las més conocidas de estas regiones, si
Luisiana, va de la ciudad
chemical corridor 0 cancer
cceres y otras afecciones es més elevado que la medi
sobre todo por la presencia de esas industrias contaminantes.” Se ci
sulo: un proceso que comenz6 con la explotacién del trabajo de los
explotacién de la salud de sus descendientes.
En el mismo registro, encontramos hoy en China lo que los mismos
chinos llaman “pueblos del cdncer”, en los cuales la salud de las pobla-
cones es puesta en peligro por tasas de contaminacién anormalmente
que una etnia fuera particularmente victima, ya que el fendmeno afecta
al campesinado de manera més indiscriminada).
En los Estados Unidos, los negros no son las Gnicas victimas de
racismo ambiental. Los amerindias son objeto de un racismo ambiental
cuya genealogia difiere en parte de aquella de los negros. En
1830, el Congreso estadounidense-Andrew Jackson es entonces presi-
dente- vota el Indian Removal Act, que ordena la deportacién de los
as de origen hacia el oeste, mas all del rio Misi-
de practicamente ya no quedan al este de esa
frontera. No s6lo los amerindios son expulsados de sus tierras de
sino que las reservas en las que viven tienden cada vez més a estar si-
tuadas en proximidad de terrenas militares. Con el poderaso ascenso
econémico y militar de los Estados Unidos, el ejército estadounidense
necesita lugares para el ejercicio de sus tropas, pero también para probar
el armamento y en particular,
Asie establece un colonialismo muctear, que va a loc
jos militares nucleares cerca de los territorios ocupados por los Native
‘Americans, sobre todo el mas vasto de esos complejos en Nevada.* Las
81 ene Vee L. Kula, Toned Desert. Envonmental Ru in the American West, Nuova Yor,
Rowtedge, 1958,
/RALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
aciones instaladas en Washington hacen lo que pue-
den para ahorrarle esos inconvenientes a las poblaciones blancas. Una
encuesta sistematica que recae en la localizacién de esos complejos a
escala del pais no deja ninguna duda: cuanto més elevados sean los
‘metros cuadrados ocupados por amerindios en una regién, mas alta es
la probabilidad de que alli se encuentren instalaciones militares.
Raza y reforestacién
‘También Francia, en el sigio xx, es el si
colonial de la naturaleza, En el c
control de los recursos forestales es un desatio militar crucial desde los
comienzos de la época moderna. Este control pasa por la puesta en
marcha de una verdadera politica de “contencién” respecto del campe-
sinado y de su libre acceso a dichos recursos. Ahora bi
es solamente militar, también es econémico. En efecto, se
transformar los recursos naturales en propiedad privada, en otros térmi-
nos de mercantilizarlos. La mercantilizacién de la naturaleza a la que
hoy asistimos no es mas que la dltima ola de una que co-
mienza con los cercamientos en la Inglaterra del siglo
En 1842 Karl Marx publica en la Rheinische Zeitung una serie de
articulos consagrados al “robo de madera". Estos textos reaccionan a
tun debate consagrado a la regulacién del acceso a los bosques vigente
cen la época en la Dieta renana, Las autoridades desean entonces poner
Un término ala apropiaci6n ilegal de esos recursos. “Tales [...] el desa-
fio que se perfila detrs del debate de Ia Dieta sobre el robo de madera,
observa Danie! Bensald en un luminoso prefacio a esos articulos de Marx:
la jdn moderna de lo privado y lo p cin al dere-
de una construccién social y
55RAZHG EUCHEYAN
ejemplo, supone el encadenamiento de entidades diversas:
algodén misma, pero también el agua, los suelos, el sol
social y una ideologfa racistas, tecnologias de coercién (e!
un encuadre legal
aes la azén po a cual en el sur de los Estados Unico, en el siglo
1x, los esclavos constituyen la forma de propiedad més importante des-
de el punto de vista de su valor financiero, El precio medio de un escla-
vo pasa asi de 300 délares en 1810 a 800 délares en 1860, y el con-
junto de los esclavos del pafs valen cerca de 4 mil millones de détares,
lo que es mas que el ganado o la propiedad de la tierra en la misma
poca.”* Por intacién esta “conectada” con los mercados
internacionales, en particular los mercados de lo textil, en expansién
permanente en el siglo
Segin las citcunstancias, la dialéctica amo-esclavo-naturaleza re-
dunda en beneficio de uno u otro de los antagonistas. Por supuest, el
‘amo busca sacar el mayor provecho de sus posesiones humanas y natu-
rales. No obstante, es un objetivo dificil de alcanzar, debido a caracte-
insecas del algodén, Hasta muy tarde, el algodén es recogido
‘a mano, ya que la mecanizaciGn de su cosecta no da resultados conclu:
yentes. En tales condiciones, la explotacién siempre més intensiva de
los esclavos o el aumento de su niimero por la compra o la reproduccién
son las tnicas maneras que tiene el amo de incrementar su cosecha. Las
propiedades naturales det algodén, pues, confieren a su produccién, a
la lucha de la que es el escenario, una forma particular.
a tropieza con ot
mite natural: la del cuerpo del esclavoy de lo que es capaz de padecer.
Ese cuerpo puede ser brutalizado, pero hasta cierto punto. Como minimo,
le of Notre. An Emionmenal Misty of the United Stats,
ton Press, 2012, e9.3,
52
LUANATURALEZA ES UN CAMPO DEBATALLA
necesita descansar y alimentarse. Con el objeto de sacarle el mejor
partido sin no obstante romperlo, e! amo esta obligado 2 hacer conce-
siones. Es asi como los esclavos a veces son autorizados a cultivar un
huerto, que les permite mejorar su dieta cotidiana.”* Esos huertos os
conducen a escapar por un tiempo al
a 5ecas, puesto que a menudo estén
Plantaciones, al borde de los bosques, y porque os esclavos con frecuen-
cia van de noche, ya que las jornadas estén consagradas 2 la cosecha
dol algodén. Los limites naturales de la explotacién, pues, para quienes
is, abren espacios de libertad
La alianza entre el algodén es decir, la naturaleza~y los esclavos
generalmente revise otras formas. Diversas amenazas pesan sobre el
itemperies, etc. Cuando ocu-
1, estas Calamidades interrumpen el ciclo de produccién y permiten
dar un respiro a los esclavos. El control del ventre de las mujeres esca-
vas, por otra parte, es crucial para el plantador, porque la reproduccién,
como vimos, es un medio de aumentar a mano de obra y por lo tanto la
produccién. Por parte de estas mujeres, pues, el rechazo a procrear
constituye un acto de resisten
seres que vi
natural, el algodén contiene gosipol, una molécula que, cuando es mas-
ticada, reduce a fertlidad. Los esclavos son depositarios de saberes
medicinales sofisticados, en parte importados de Africa y transmitidos
de generacién en generacién, del que echan mano en sus estrategias de
resistencia a la opresié
La ecologia dela plantacién dejé una huellaen la estructuracion del
ustrias contaminantes se instalan a menudo en los lugares de antiguas
plantaciones, alrededor de las cuales vive una poblacién mayoritaria-
ae mare's perception of widens
ces 31-2 ence de 2008p. 247268,RAZNEIG KEUCHEYAN
Ge las practicas consuetudinarias del derecho de uso y la penaizacion
creciente de dichas précticas por la sociedad capitalista en formaci
La cuestién de la naturaleza y de sus usos, pues, se encuentra en el
ccorazén de la construecién moderna de lo privado y lo publica, es decir,
de la consolidacién de la propiedad ca
Esta construccién es objeto de una lucha sin cuartel entre clases
sociales. Los campesinos no vacilan en impugnar la politica de conten-
cién puesta en marcha por el Estado. En 1829
alos propi
toma su nombre del hecho de que los campesinos se habian disfrazado
cde mujeres para sorprender a sus adversarios. Los afios 1830 y 1840,
mas generalmente, son el escenario de violencias recurrentes hacia los.
{Buardias forestales. Es particularmente lo que ocurre en la revolucién de
11848, donde esta dimensién a menudo es pasada por alto.** Los guardias
forestales son el simbolo de la “creciente penalizacién” del uso de los
bosques de que habla Daniel Bensaid. Un primer frente para la apropia-
cidn de los recursos naturales, pues, atraviesa la metrépolis. Por un lado
las clases subalternas, campesinado a la cabeza, y por el
is terratenientes y el Estado,
No obstante, un segundo frente separa la metrépolis de las colonias,
En la metr6polis, la naturaleza es connotada cada vez mas positivamen-
teen el si En los bosques se encarna la memoria colectiva de
Francia, que vincula el tiempo presente con las etapas gloriosas de la
historia nacional.® En este sent
la historia de Francia. La nocién de “patrimonio” emerge en esta época,
y se aplica tanto a la naturaleza como a objetos culturales. En esos
te, and cons
85 Io, pt
56
LANATURALEZA ES UN CAMPO OE BATALLA
ue sean también explotados con fines econdmicos o militares. Por eso
se debe hacer todo cuanto sea necesario para preservarlos.
icativamente titulada Reboisement et col
tacién y colonizacién] (1876): “Nuestra raza conservai
tades europeas gracias a la reforestacion”. La degr
naturaleza es percibida como una amenaza para la civilizacién (europea).
No s6lo porque es un recurso de! que es posible sacar provecho sino
Porque, como el medio ambient fora el earécter, su deteriro conduci-
itamiento de est
cosas, a su capacidad de cuidar su medio
ambiente. A cambio, éste ejerce una influencia positiva en el carécter
de sus representantes. A la inversa, las poblaciones “orientales" dejan
‘que se degrade el medio ambiente, lo que es ala vez un sintoma y una
causa de su degeneracién. En tales condiciones, se debe hacer todo lo
‘que sea necesario para que los europeos establecidos en Africa oen Asia
‘no sucuriban también a esta naturaleza degradada,
En la segunda mitad del sigla x» aparecen en Francia algunas orga-
nizaciones similares a las del Group of Ten estadounidense mas arriba
evocado. En 1872 se crea el Club alpino, en 1890 el Touring Club yen
1901 la Sociedad para la proteccién de los paisajes. La Liga por la re-
forestacion de Argelia, por su parte, es fundada en 1882, Estas org
zaciones desempefian un papel importante en la patrimonializaci
la naturaleza, vale decir, en la definicién de una naturaleza patritica.
EIClub alpino, por ejemplo, crea explicitamente un lazo entre el amor
por la montafia y el amor por la patria. Mantiene relaciones estrechas
con el ejército francés. En los
mos decenios del siglo xx, sus respon-
jo de que establezca unidades militares en
esqul para garantizar la seguridad de las zonas fronterizas en la monta-
isto ofRAZWIG HEUCHEVAN
El objetivo es no sélo asegurar el espacio alpino sir
alentar a la poblacién a acercarse, ya que la montafia tiene
sgenerativas sobre el cardcter, La historia del esqui en Francia es una
historia militar.
la naturaleza...
La naturaleza moderna se opone casi punto por punto a la ciudad mo-
derna.® Es el lugar donde, desde la segunda mitad del siglo xx, las
clases medias y superiores blancas vienen a refugiarse del ruido y el
furor de las metropolis. Los principales beneficiarios de la civilizacién
‘en consecuencia, son también aquellos que disponen de los
scaparse de
connotada positivament
in, como un lugar de salva~
in embargo,
lezay de la cultura, de lo rural y lo urbano, se in-
Vierten progresivamente. El movimiento roméntico, cuyos representantes
sacralizan la naturaleza, es a la vez una causa y una consecuencia de
esta inversion. Como dice Theodor Adorno en su “Discurso sobre
ysociedad”, esa sac
contexto donde el individuo se siente cada vez més alienado
las evoluciones de la sociedad. Los dos procesos que son la
social y la valorizacién de la naturaleza son en ese sentido concomitan-
tes La tesis de Adorno, mas precisamente, es que la naturaleza ve su
prestigiorealzado en los periodos de derrota y de normalizacion politicas,
UA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
El poderoso ascenso del
partir de la segunda mitad del los afios setenta, en el momento en que
la fuerza propulsiva de mayo de 1968 se agota, se explica tal vez por el
mismo fendmeno. Sin embargo, por lo menos en ciertos paises, la emer-
gencia de este movimiento se hace al mismo tiempo y no después de la
ientos de los afios sesenta y setenta.”™
ce a chance”. Un movimiento tan complejo como
gista es forzosamente el producto de procesos miiltiples y discordantes.
LLaesttica de lo sublime, cuya forma moderna es fjada por Edmund
sitores a la Revolucién francesa no es fort
modernas, asi como la revolucién
esencial en el medio urbano. Es en las ciudades donde toma su lugar la
“aceleracién” de las ternporalidades caracteristicas de la vida moderna.*"*
El conservadurismo de Burke es el revés de esa aceleracién. En sus Re-
flexiones sobre la Revolucién en Francia le opone la constancia de las
instituciones del Antiguo Régimen, las que pasaron el “test del tiempo”
La naturaleza, en este contexto, se vuelve poco a poco un abra de estabi
lidad, Es el reflejoinvertido de la civlizacién det capital. En este s
es también un puro producto de ella. Escapando por un tiempo a
rnacién del mundo moderna, el burgués 0 el aristécrata (segin los
encuentra en ella una forma de autenticidad. Por cierto, no en todas
partes y siempre la naturaleza es connotada positivamente en el siglo xx,
ii mucho menos. Basta con pensar en el desprecio que le consagra Bau
90 Vows Asam Rome,“
The tour
Vue Hara Resa, Ac
. inRAZMIG KEUCHEVAN
fe, por ejemplo en ET pintor de la vida moderna (1863),
lebracién del atic. Per idad se vuelve poco
a poco, en esa época, " ~para retomar una ter
rminologfa empleada por E. P. Thompson con otro propsite- adosada a
representacién de la naturaleza. Son susceptibles de hacer esta
cia aquellos que tienen acceso a esa iltima, que, en otros t
Estan excluidos aquellos
ue continuamente deben vender su fuerza de trabajo para vivir.
Con el desarrollo econémico y el aumento de las clases medias, en
particular durante los Treinta Gloriosos*, esta experiencia de clase se
\uelve accesible, en una forma ciertamente alterada, a una cantidad
creciente de individuos. La naturaleza se democratiza. Las familias ad-
uieren uno o dos autos, lo que les permite ir a los parques naturales 0
a la montafia. La “sociedad de consumo” que aparece en ese momento
incluye el consumo de la naturaleza. Ese lazo entre el consumismo as-
cendente y la naturaleza es evocado por el economista John Kenneth
fa de la poblacién perma-
to empleado por los podeses piblicos para desviar la atencién de sus
problemas. Como dice Carl Stokes, intendente de Cleveland de 1968 2
1971 y primer representante electo negro de una gran ciudad nortea-
mericana, “la obsesién de la nacién por el medio ambiente hizo posible
lo que George Wallace no habia logrado hacer: desviar la atencién de los
problemas de los negros norteamericanos” (George Wallace era un de-
mécrata de Alabama partidario de la segregacién racial). La idea de
\UANATURALEZA ES UN CAPO DE BATALLA
hamente definidos~ se oponen
jovimiento obrero
esté profundamente arraigada en Ia época, como lo esté en muchos
aspectos en la actualidad.
«9 Maturalizar la raza
Si la naturaleza fue objeto de definiciones de clase, de género y de raza
en los siglos x» y xx, a cambio pi
dacién de esas categorias. En otros términos, raza,
turaleza fueron objeto de una construccién conjunta en la época moder-
nna, La emergencia de la wilderness en el siglo xx es indisociable de
aquella, histéricamente concomitante, de la whiteness, es deci
blancura.® La ciudad es sucia y oscura,
e808 individuos sucios y oscuros por excelencia que son los negros, los
inmigrantes (irlandeses, italianos, polacos...)y los obreros, que por otra
parte a menudo son las mismas personas. En su hi
los Estados Unidos, Mark Fiege vuelve sobre la hi
cludad de Topeka, la capital del Estado de Kansas." Se trata de una
ciudad importante en la emergencia del movimiento por los derechos
clvicos, puesto que fue a propésito de sus escuelas cuando el Tribunal
‘Supremo de los Estados Unidas promugé en 1954 el decreto Brown v.
Board of Education, poniendo fin a la segregacién racial en los estable-
cimientos escolares.
En Topeka, los barrios negros se ubican sistematicamente en la
parte baja de la ciudad, en las zonas inundables. Los barrios més ricos,
por el contrario, se encuentran en su mayoria en las alturas de la ciudad.
En las primeras décadas del siglo xx, el 60% de las vi
clones son negros, fendmeno que se observé un siglo mas tarde en
61RAZIG REUCHEYAN
Nueva Orleans, en ocasién del pasaje del huracén Katrina. En la actua-
lidad, una comprobacién del mismo tipo, por otra parte, puede hacerse
aescala de la “villa miseria* global”. Los nombres de los bi
de Topeka evocan asi la negrura, la suciedad o la bajeza:
frecuentes, iglo xx y comienzos del ax corresponden al naci-
miento de las ciencias sociales, en las cuales la influencia del medio
ambiente sobre los individuos es cada vez més afirmada, inclusive en
teéricos de la liberacién negra como W. E. B. Du Bois.”
whiteness, es el antonimo de esa suciedad y de esa
oscuridad, es si de pureza."* Esa pureza ca no sélo a las
clases dominantes blancas y a sus barrios sino también a la naturaleza,
que es su e legiado. Como dice John Muir, el fundador de!
Siera Club, “nada verdaderamente salvaje es impuro” (nothing truly wild
es unclean), ya que la impureza es un mal que nacié en la civilizacién,
en la ciudad. Muir por supuesto no es el inventor de esta idea, Se la
yecon6mico racializado. Wilderness y whiteness, pues, son dos ca-
tegorias ~mas precisamente dos instituciones- que se apoyan una a otra,
2
LANATURALEZAES UN CAMPOE BATALLA
La naturaleza estadounidense no es “pura” sino en la medida en
que ese grupo sucio y oscuro por excelencia que son los a
AL mise
indios ha
ruccién en esa época. Esa exclusién por la masacre o la
ubicacién en reservas es una condicién para que turistas blancos de
clases medias y superiores puedan experimentar la autenticidad de los,
rios, cafiones, bosques, montafias, animales salvajes, etc. Como dice
Carolyn Merchant, pues, hay una historia ambiental de la raza; en otras
experiencia de si que la acompafia son dé
con el género. Algunas epistemologias feministas actuales establecen
de buena gana una analogia entre la dominacién del hombre sobre la
mujer y la dominacién del hombre sobre Ia naturaleza. Desde este pun-
desarrollo econdmico, pero también el conocimiento cien-
0, Son posibilitados por la sujecién de la naturaleza -en el doble
metimiento de las mujeres. Este somet
‘se expresa por a explotacién de que son ot
, por la exclusiGn de saberes (supuestamente)"feme-
riinos” del conocimiento cientifico legitimo.
La naturaleza complica las relaciones de “engendramiento mutuo”
cexistente entre las categorias raciales y las categorias sexuales desde e!
s que
permiten jerarquizar las razas en el umbral de la época moderna. Si los
iste.
Laatice dei ace, Genta so
Parl, la Daouvete, 2008.
ot colonise a a Ration tanga,RRZG HEUCHEYAN
africans son considerados come uns raza inferior es porque los hombres
icanos son imberbes, vale decir, poco diferenciados de las mujeres de
la misma raza. Un analisis mas fino debe poder establecer aquello que,
en ion entre la naturaleza y esas otras formas de categorizaci6n,
es del orden de la analogia o de la derivacién. No se dice que el ani
‘sea el mismo para ca luso seguro. Porque esa
relacién ocurre en his les singulares,
Exportar el medio ambiente
La maturaleza y la experiencia de clase que le es indisociable fueron
‘exportadas por los imperialistas por el mundo a I
naturales, en aliantza més 0 menos estrecha con las elites de los paises
involucrados, sobre todo en Asia y en Africa. La instalacién de esos
parques naturales a menudo se hizo sin consideracién alguna por las
poblaciones locales, las més de las veces pobres y sin influencia politica,
la manera en que el
aba la creacién de te
servas donde el tigre de Bengala jido, condujo al desplaza
miento de numerosos pueblos y de sus habitantes,'°? El proceso en
marcha en el condado de Warren también existe aqui, en otras latitudes:
la construccién de una naturaleza intacta y de la experiencia de clase
que hace posible ~los tigres son ofrecidos a la contemplacién de las
elites hindd e internacional supone la desposesién de partes enteras
de la poblacién. También implica la restrccién de la ecologia a cuestio-
UANATURALEZAES UN CAMPO DE BATALLA
de Warren o de South Central, las poblaciones hindties estan enfrentadas
1 problemas ambientales de gran amplitud: polucién, escasez de agua
ete. Con el cambio cl
0, esos problemas no dejan de aumentar. Pero no entran en
‘campo de las preocupaciones ambientalistas legitimas.
ion de la naturaleza son
ducidas en este pais por los briténicos desde fines del siglo xx.'° Estas,
reciben el apoyo de asociaciones imperiales privadas, tales como la
Sociedad para la preservacién de la fauna del Imperio-convertida luego
en Fauna and Flora International desd
politicas entran frecuentemente en cor
poblaciones locales. Por ejemplo, impiden el desarrollo agricola de cier-
tas regiones, en detrimento del bienestar de las poblaciones, reservando
i, Condenan a pesadas multas los,
ataques ilegales a los animales salvajes, incluso cuando estos amenazan
el ganado o a los seres humanos, y no prevén casi indemnizaciones en
los suelos bajo el control de Razén por la cual a
menudo dan lugar a movimientos de impugnacién por parte de los at-
téctonos.
Durante la descolonizacién, las organizaciones ambientalistas inter-
nacionales se atarean para que esas politicas de preservacién no sean
cuestionadas. Las politicas econémicas modernizadoras 0 "desar
tas" a menudo predicadas por los regimenes recientemente indeps
ites les hacen temer una ex
lesde los afios cincuenta se organiagwig REUCHEVAN
tancia de preservar la naturaleza para
to prevar
descolonizacién acerca de la imy
el turismo, 0 con mi
lece una actitud
Jes apuestan a la incapacidad de estos paises para hacerse cargo ellos
mismos de sus recursos nature
‘mundo, son por un lado
percibidos por los occidentales como lo anti-wildemess por excelencia,
es decir, como sometidos a la superpoblacién, a las hambrunas, a la
‘guerra civil y a la degradacién ambiental. Cuando estan vacias de sus
‘ocupantes, como en los parques naturales, desiertos, junglas y otros
lugares supuestamente “virgenes”, es0s espacios son por el cont
connotados positivamente. La naturaleza caida participa a contrario de
la construccién de la naturaleza en los paises occidentales. Si el
smo”, como dice Edward Said, ese! "Oriente descrto por Occidente'
nel sentido de que, en el siglo xx, el Occidente se construye en una
relacién fantaseada e invertida del Oriente, ese orientalismo atafie tam-
bién a le naturaleza, Para convencerse de esto basta con recorrer las
paginas de lo que constituye uno de los principales vectores de esa re-
presentacién de la naturaleza “oriental” en Occidente: la revista National
Geographic. Veils and Daggers, velos y pufiales, como dice el titulo de
la obra de la teérica feminista y poscolonial Linda Steet, que analiza la
manera en que esta revista represent fotogréticamente el mundo arabe
‘allo largo de todo el siglo." Desde 1888, fecha de su creacion en los
tional Geographic una de las herramientas peda-
mundo- no dejé
2 un “primitivismo”
de reducir a arquetipos el Oriente, de remi
ginal e inmutable.
Las necesidades econémicas y militares de los imperios echan mano
fan las colonias, Iuego las poscolonias. El
smo supone el conocimiento de los recursos disponibles, lo que
cexplica que haya sido productor de nuevos saberes -en botanica, gealo-
gla, antropologia...~ a todo lo largo de la época moderna. También im-
ard Ose. A Cnty of Nina! Geographic's Rewesntstion ofthe Nab
le Unies Press, 2000
LU, NATURALEZA ES UN CAMPO DE GATALLA
ar la renovacién y la circulacién de
las metrépolis. Como se
particular del agua es determinante en el plano
expresada por algunos historiadores segin la cual la ecolo
concepto maderno de naturaleza, encuent
colonizac
regiones colonizadas. % Este control supone sustraer esos recursos de
las manos de los autactonos, lo que explica los discursos “pateralistas
irman su incapacidad de hacerse cargo de ellos. Los im
ecolégico y cultural encuentran aqui su punto de fusién. En el caso del
imperio norteamericano, en la segunda mitad det siglo x asistimos a la
resurgencia de poderosas corrientes de pensamiento neomalthusianas,
‘que toman por objeto tanto a los pobres norteamericanos como a las
poblaciones del tercer mundo.'®” La publicacién en 1968 del best seller
de Paul Ehrlch, The Population Bomb, es un ejemplo de esto. Ese neo-
rmalthusianismo es concomitante con el periodo de la guerra fra, que
asiste al enfrentamiento de las dos superpotencias en el marco de gue-
ras por procuracién (proxy wars) en el tercer mundo. En este contexto,
les es determinante.
de Ehrlich evoca no solamente a las poblaciones pobres del
Sur, sino también a las del Norte. E! neomalthusianismo, que caracter
2a partes importantes de! movimiento ambientalista de los afos sesen
preconiza un control drastico de los nacimientos, es decir, como en el
‘mismo Malthus, nacimientos en as clases sociales més bajasy las mi-
norias. Esta es una de las explicaciones de la ruptura que se instala,
desde el origen, entre el movimiento ambientalista y el movimiento por
los derechos civicos. Desde esta época también se establece un lazo
inmigracion y degradacién del medio ambiente, donde la lucha
‘que de anuannement plea, 1945-1972", Mtoe sil,
@RAZIIG KEUCHEYAN
era se hace sobre tado en nombre de la preservacién del
En las perspectivas neomalthusianas, la oposicién no es por
una naturaleza intacta en el centro y una
naturaleza degradada en las La corupcién alcanza al mismo
centro, en el hecho de que smos poblaciones cuya natalidad
y cuyo impacto sobre el medio ambiente deben ser rigurosamente con-
trolados por el Estado,
conta la pr
segundo,
lo tanto (solamente) ent
La ecologia politica que viene
Sia las asociaciones ambientalistas tradicionales les cuesta trabajo re-
problematicas ambientales. La explosién de la planta AZF de septiembre
de 2001 evocada mas arriba puso de manifiesto una importante ruptu-
ra entre las asociaciones de defensa de los damnificados y os sindicatos.
E| 21 de marzo de 2002, o sea seis meses después de la explosion, el
conjunto de las federaciones sindicales de la qui
Toulouse, en defensa de la industria quimica." La pancarta frontal
‘La quimica es una necesidad, la seguridad una exigencia”. El
festaclon es a mejoria de la seguridad de las instala-
tomadas por las autoridades y el grupo Total, al que pertenecia la planta,
luego de la catdstrofe, Los sindicatos exigen la reanudacién de las partes
uego de reforzar las medidas de seguridad. En esta
también estan presentes asalariados de las empresas ter-
cerizadas de la planta.
Dos dias mas tarde, el colectivo “Nunca més, ni aqui ni en otra
UANATURALEZA ES UN CAMPO OE BATRLLA
sobre todo ambientales. Su obj
planta, a su manera de ver lo nico que puede garantizar la seg)
de los habitantes. Se revela que Total ten!
pl
real o supuesta, Como:
jo entonces oportunamente un comentad
explosién hace al ladrén"™*, Es la razén por la cual los sindicatos perci-
ben fa existencia de una alianza “objetiva” entre esas asociaciones ye!
patrén, ya que, porrazones diferentes, ambos tienen interés en el cierre
dela planta.
Esta ruptura es reveladora de una divisidn que estructuré el campo
politico en el siglo xx. A los sindicatos la defensa de los empleos y de la
industria que los proporciona, a veces con exclusién de otras preocupa
ones, como la seguridad de los riberefios 0 los mismos asalariados. A
las asociaciones ambientales y sus aliados la lucha contra la polucién,
{os riesgos industriales otros efectos nefastos generados por la prod!
ién econdmica. El sindicalismo se construyé histéricamente sobre la
ccreencia en los efectos benéficos del desarralla de las “fuerzas produc-
tivas" y en sus consecuencias positivas sobre la condicion salarial. Esto
¢s particularmente cierto, en Francia, en la CGT. El perfodo que va de
1936 a 1945, del Frente Popular al programa del Consejo nacional de
la Resistencia, es determinante en la formacién de la identidad sindical
de la CGT." En 1946, después de la guerra, el sindicato consagra un
documento al relanzamiento del aparato productivo del pais en el cual
figura, connotada positivamente, la idea de “someter a la naturaleza’ al
servicio de este relanzamiento.* ‘productivista” del mar-
xismo, muy influyent lo m, (sobre todo porque
esté adosada al modelo sovi fambién tuvo un papel en esto. El
endurecimiento de la distincién entre el trabajo y el
inante. Indujo un c
los sindicatos, cuyo objeto es el trabajo y, por otAZIM KEUCHEYAN
‘cuyo campo de predileccién es el “fuera de tral
sobreentendido, el trabajo no depende de esta
in embargo, debe ser matizada, ya que el lazo
jovimiento obrero en general-y las cuestiones
gar, los asalariados y sus sindica-
ss de los riesgos industriales. Y con
ambientales es com|
tos son perfectamente
razén: estan en primera linea pi
planta como AZF hay grandes catastrofes, como la de septiembre de
2001, pero también los accidentes més “ordinarios": fugas, intoxicacio-
, pequefias explosiones.
tes, Si debieran conducir cada vez a a interrupcion de ta produc
de conformidad con lo que preconizan los reglamentos en materia de
constantemente interrumpida. Conse-
la marcha”
‘una habilidad sol tos
accidentes. La creatividad y el coraje de los trabajadores son condiciones
del funcionamiento de este tipo de instalaciones, como lo son en el
proceso industrial en general. A menudo son llevados por eso a adoptar
iesgos importantes para su salud y la de sus colegas. Ahora bien, inclu-
:obre todo por el movimiento
tuye una problemati-
ecologista dominant
cca ecolagica de pleno derecho,
rador 0
tun aeropuerto.4"® La salud del asalariado es el
relacién con el medio ambiente, ya sea éste técnico,
‘res a la vez. A partir del momento en que este hecho es reconocido, la
ire lo sindical y lo ecol6gico parece ya menos profunds.
ra pat
afios sesenta, de la importancia de las teméticas ecol6gicas. Esta toma
113 Vase por eomplo Daryn Sealy Peter Fo
European Review of Labour and est
abut [abala Male, “Le brit es evions comme
‘societies enronnementles
ves, 8, 2007
UA NATURALEZR ES UN CAMPO DE BATALLA
de conciencia, en Francia y en
los movi
portantes del m
gistas, éste no es sistematicamente hermético a las ideas que ellos ex-
presan, sobre todo cuando coinciden con las preacupaciones ligadas al
riesgo profesional que acabamos de evocar. Los sindicatos integran
progresivamente ciertas teméticas ecolgicas a su disco duro, sobre todo
por intermedio de la nocién de “condiciones de vid
primera ocurrencia de esta nacién en la prensa sind
1965. Aparece en el semai
‘modo que solamente bajo el aspecto del
supone un empobrecimiento relativo de esta
distincién,
La nocién de “condiciones de vida" se alimenta de toda una pro-
duccién teérica particularmente din&mica sobre esta cuestién, Los tra-
bajos de Michel de Certeau, André Gorz, o los mas antiguos de Henri
Lefebvre -cuyo primer volumen de la Critique de fa vie quotidienne
aparece a fines de los afios cuarenta- son ejemplos de esto. Los sindi-
‘catos mas cercanos a los “nuevos movimitentos sociales”, como la CFOT,
‘no son los tnicos involucrados. Debates sobre las “condiciones de vida”
tienen lugar en el seno mismo de la CGT desde comienzos de los afios
setenta. Es interesante comprobar que esta nocién se discute princi-
palmente en el periodo y esta enlazada con la estrategia de la Unién de
la izquierda, entre 1972 y 1977. Esta conduce a los sindicatos a poli-MG KEUCHEYAN
izarse, en otras palabras a renunciar a una estricta di
lo social, campo de competencia de los sindicato:
de competencia de los partidos. La “desectorizacién” ~para habl
‘Michel Dobry- que se comprueba en el surco de Mayo de 1968 favore-
ce la circulacién de este tipo de tematicas a través de los campos so-
clales."*® La nocién de “medio ambiente”
de un sentido bastante vago*, aparece en textos de congresos de la CGT
desde 1972.
Los movimientos ecologistas no son los Gnicos que influyeron en.
el movimiento obrero en materia ambiental. Las luchas de descoloni
zacién también contribuyeron a su consideracién de las te
légicas.""® A partir de los afios cincuenta encontramos en la prensa
sindical una denuncia del saqueo de los recursos naturales de las co-
lonias, sobre todo de Argelia. En una nota al Consejo econémico y
social de 1955, un delegado de la CFTC*
efectos deletéreos de los trabajos de irrigacién
Estado francés en términos de deforestacién y de erosién de los suelas.
La explotacién de las poblaciones coloniales y aquella de la naturaleza
‘a menudo son denunciadas en forma conjunta, siendo presentada la
degradacién de la naturaleza como una de las causas de la pobreza de
las primeras.
La hibridacién entre luchas sindicales y ambientales prosiguié en el
curso de los afios recientes. No caben dudas de que la
‘movimientos de emancipacion en el siglo» dependers
la profundizacién de esta hilbridacién. En el marco de
ciaciones tales como AC ! (Actuar juntos contra el desempleo) 0 a APEIS
(Asociacién para el empleo, la informacién y Ia solidaridad de los des-
LANATURALEZA ES UN CANO OF BATRA
cocupados y los trabajadores precarios), la CGT Energia se consagra des-
de comienzos de los afios 2000 a “operaciones Robin Hood"!™. Estas
operaciones consisten en negarse a cortar la corriente, oa restablecerla,
en los hogares privados de electricidad debido a su incapacidad para
pagar sus facturas. Por lo tanto, se trata de acciones contra lo que hemos
llamado més arriba la “pobreza energética”, a saber, la dificultad que
encuentran los hogares pauperizados para asumir financieramente un
suministro minimo de energia. Estas operaciones en ocasiones van acom-
pafiadas de cortes de corriente en el domicilio de patrones o de repre-
sentantes electos favorables a la privatizacién de EDF**. Est
‘on principalmente durante fa m
2004. Su objetivo es mostrar que la privatizecién de la empresa condu-
cira a un aumento del precio de la electricidad que sufrirén los mas
pobres. La cuestién es indicar que esta lucha no es un movimiento
“corporativista”, Unicamente de defensa del estatus de los asalariados
de EDF.
Las operaciones “Robin Hood” dan testimonio de la resurgencia en
la actualidad de “repertorios de accién” anteriores a la emergencia del
movimiento obrero modemo en la segunda mitad del siglo xx. Estas
operaciones se acercan a lo que Eric Hobsbawm llamé clésicament
“pandidos sociales”, Se trata de tomar de los ricos para dar a los
pobres, apoyéndose para eso en una concepcién “moral” de la justicia
social. Los agentes EDF se dedican a este tipo de operaciones desde
siempre. No obstante, hasta ahora dependian de a iniciativa individual,
ynno eran puiblicamente asumidas por el sindicato.
Estas acciones presentan una afinided muy clara con el movimien-
to por Ia justicia ambiental, aunque sean conducidas en un marco sin
dical. Como lo dice un responsable de la CGT Energia, “en los b
donde ya no se podia entrar porque los vehiculos azules son sinénimos
120 ease Sophie Bétoud, Les pains «Robin des Bos» asin dela CGT Energie. Quand a
1a dften de Tacton syndic", Rowe
2008
ZoneeLa Deawee,2008. Hay vein en
‘de M. Dolor Flehy Joaquim Samper, 8: EitriRAZING KEUCHEYAN
de corte (los muchachos entraban alli con el miedo a cuestas y los ape-
‘dreaban), ahora van a cara descubierta ...]""®2, Las operaciones “Rabin
Hood", pues, permiten demoler la frontera que separa lo sindical de lo
ambiental, en el caso de una problematica energética. En la misma
‘ocasién, permiten relacionarse con sectores de la poblacién a menudo
ajenos a la accién sindical, en particular en los barrios populares, que
también son barrios donde se encuentra una fuerte proparcién de mino-
rias etnorraciales. Por lo tanto, entre otras cosas, se trata de una forma
de lucha contra el racismo ambiental. Es ahi, en la hibridacién de las
luchas y la construccién de alianzas inéditas, donde se juega el porvenir
de la ecologfa politica.
Conclusién
Recapitulemos. Las desigualdades ambientales constituyen un dato es-
tructurante de las relaciones de fuerza politicas en la época moderna,
Ellas implican que las consecuencias nefastas del desarrollo capitalista
nno son padecidas de la misma manera, en el mismo grado, por todos los
sectores de la poblacién. Estas desigualdades preceden holgadamente
a la crisis ecol6gica actual. No obstante, ésta tiende a agravarias, como
vamos a ver en un instante, Una forma p: de desigualdad ecol6-
gicallamé aqui nuestra atencién: el racismo ambiental, Pero comprender
este Ultimo supone tener en cuenta otras légicas no igualitarias, la clase
yel género en particular.
n, a partir de ahi, es determinar qué medios
© administ
icas, en particular cuando se
Les optrations «Robin des oi
chimes at de
108.
UANATURALEZES UN CAMPO DE BATALLA
tiene por objeto uno de esos “anticuerpos” mas importantes, que tam-
bién tiene una larga h Pero cuya importancia no deja de aumen-
tar a medida que se profundiza la crisis ecolégica: el aseguramiento
de los riesgos climaticos, una de las formas que adoptan hoy las finan.
zas ambientales,FINANCIARIZAR LA NATURALEZA:
EL SEGURO DE LOS RIESGOS CLIMATICOS
La naturaleza deja de respi
cancias.
en el cuerpo de las mer-
‘Arco Soun-Remen
En 1781, no lejos de Jamaica, el Zong, un barco negrero fletado por una
pool, aroja por la borda a 133 es-
habiendo acaecido algunas vicisi
tues desde la partida de $80 Tomé, en la costa oeste de Altica, el
fue mas largo de lo previsto, los viveres y el agua terminaron por
esclavos. Alguin tiempo mas
los propietarios del barco reclaman que su asegu
radora los indemnice por la pérdida de sus esclavos. Como siempre en
este tipo de casos, habian contratado una pélza de seguros que cul
ino como un litigio de seguros que
fe a la legitimidad de la indemnizacién, ya que los esclavos son
icamente asimilados a un “cargamento” (0 “cargo”. Los propietarios
1 Vase lan Baucom, Spectro he
History, Dura, Oe Univers P
7estaba disponible una cantidad razonable de agua y viveres en el barco
108 y que la demora que padecié la nave se
¥ por [o tanto era evitabl
al que habria obtenido vendiendo los esclavos a su llegada a las Améri-
cas. Esta masacre suscité la conmocién de cantidad de contemporénens.
Fue uno de los actos fundadores del movimiento por la abolicién de la
nf
pisodio del Zong demuestra que la colonizacién y la esclavitud
desde siempre estu igados al sector del seguro. La aventura im-
perial es demasiado arriesgada en la época para que los inversores se
lancen en ella sin red. El imperialismo britanico -y antes que él los ciclos
escla
de acumulacién genovés y holandés*- es un imperialismo de los océa-
nos, Desde sus origenes tropieza con obstaculos en su ruta y en particu-
lar esté sujeto a los avatares climéticos. La expansién mundial del capi-
las finanzas}, que asegura las mercancias y permite que, aunque
Hleguen a ser destruidas en naufragios, incendios, epidemias,
ctc., algo de su valor capitalista perdure, es decir, que el inversor em-
bolse una indemnizacién.
El hecho de que el seguro moderno haya levantado vuelo en el siglo
1 en el campo del seguro maritimo no es muy sorprendente en ese
reambio y de un valor de uso, las
las generan valor en la medi-
da en que son asegurad en que el momento de su
destruccién posible es anticipado.* En el caso del Zong, la extraccién
de “valor de seguro” remite sobre seres humanos transformados en es-
mercancias
UANATURALEZAES UN CAMPO DE BATALLA
clavos, es decir, en mercancias, pero el capitalismo es susceptible de
ssometer toda entidad a este proceso.
El seguro de los riesgos naturales se remonta a los umbrales de la
poca moderna e
cuando el descut
rravegaciéa propulsan a Europa por
y sus cargamentos contra la eventual
llamaba entonces oportunamente el
permite a los armadores evitar la quiebra como consecuencia de la pe
oes simple: el prestamista abona un mon-
Si éste llega a buen
rnaufragio lo conserva. Los mares distan de ser todavia seguros en la
ép0ca, de tal modo que implican un riesgo constante sobre lacrculacion
internacional de las mercancias. El aumento vertiginoso de las flujos de
biienes yde personas en el curso dels siglos siguientes, con la expansién
del capitalismo, de paso a una sofisticacion creciente de las téenicas de
seguro.’ La emergencia de un mercado mundial, el imperialismo al que
dda pasoy el seguro contra los riesgos naturales (y de riesgos)
estan en este sentido inextricablemente ligados. Es raro por
ue la dimensién aseguradora del imperialismo sea evocada por fos
te6ricos de este fenémeno.
El comercio triangular, por lo demas, es una de las principales
actividades cuyas primas alimentaron el sector del seguro naciente en
el siglo i, La afluencia de primas de seguro ligada al des
transporte de esclavos
a escala global, permi
cen el origen, el sex
vitud. Pero hay mi
€poca tiene por condi
‘moderno tiene puntos en contacto con la escla-
La expansién mundial del capitalismo en esa
n la emergencia de las fi
También podría gustarte
James Moore
Aún no hay calificaciones
James Moore
10 páginas