ELVIRA
LA NOVIA DEL PLA'rA.
IMPRENTA ARGENTINA,
DE LA PLAZA PARA EL COLEGIO, NUM. 37.
1832.
• •
ELVIRA
ó
LA NOVIA DEL PLATA.
Ven, Himeneo, 1'l'n. Ven, Himeneo.
MORA.TIN.
'Tia said that lome have died,{or love.
'VORDSWORTlI.
l.
Belleza celestial y encantadora;
Inefable deidad, que el mundo adora,
Que dominas el Orbe, y das consuelo,
Inspirando con pecho generoso
El sentimiento tierno y delicioso,
Que os prodigara el Cielo;
A vos invoco: favorable inspira
El canto melancólico á mi Lira
De amor y de ternura,
y un nuevo lauro á mi triunfal corona
La Beldad ciña NÍlmen de Helicona
De mirto y rosa pur~.
( 6 )
Alza gozoso, vos, casto Himenéo,
y halagüeño el semblante, que ya veo
A tus humeantes aras
Con rubor acercarse tierna y bella
A consagrarte tímida doncella
De amor primicias caras.
Cándidos J amorosos corazones
En tu altar sacrosanto nunca dones
Mas puros ofrecieron,
Para volver á tu deidad propicia,
y del tálamo dulce la delicia
Gozar que pretendieron.
n.
La aureola celestial de vírg'en pura,
El juvenil frescor y la hermosura
Los encantos de Elvira realzaban,
Dando á su amable rostro un podel'Ío,
Que encadenaba luego el albedrío
De cuantos la miraban.
Sus ojos inocencia respiraban,
y de su pecho solo se exhalaban
Inocentes suspiros,
Hijos del puro y celestial contento,
Que de las dulces ansias vive exell.to
Del amor y sus tiros.
( 7')
Mas vio á Lisardo, y palpitó su (lecho
De estraña agitacion, y satisfecho
Se gozó enardecido,
Cuando de amor arder la viva Halna,
Que con dulce deleite nos inflama,
Sintió, no apercibido.
Como la planta que al Favonio aspira~
Que en torno de ella regalado gira,
N ueva existencia siente;
Así Lisardo al ver de su querida
El amante cariño, nueva vida
Sintió en su pecho ardiente:
El noble orgullo se amparó de su alDla,
Del que adornado de triunfante palma
Se avanza entre despojos,
y un mundo de risueiias ilusiones,
De esperanzas felices y ambiciones,
Se reveló á sus ojos. .
La juventud es tierna y persuasi,'a,
y facilmente con amor cauti,'a
La beldad inocente,
Cual céfiro apacible con su anullu
Halagando á la rosa en su capullo
Melíllua y dulcemente;
( 8 )
Así el omor el sentimiento inspira,
y así Li~ardo el.corazon de Elvira
Poseyó satisfecho:
Amáronse, y creciendo su ternura
A.puraron delicias de ventura
Con inocente pecho:
Así pasaron en amantes j ueg~s
Largo tiempo felices, y sus fuegos
y su pasion crecieron;
Uno era su sentir, y cual hermanas,
Con inefable hechizo, soberanas
8us dos almas se unieron.
nI.
Tu serás mia,
Tierno decia
. l ..isardo á Elvira ;
Aunque el destino
Cierre el camino
De mi ventura,
La pura llama
Que al Sol inflama
Antes, Elvira,
Que mi ternura
Se extinguirá.
Serás mi esposa,
y el Himenéo
N t1estro deseo
9
Satisfará;
Que aunque el destino
Cierre el camino
De mi ventura,
La llama pura
Dé mi ternura
No extinguirá.
IV.
Así Lisardo de su dulce amiga
La esperanza halagüeña alimentaba,
y con árdua fatiga
El campo de las ciencias esploraba,
Para volver á el hado mas benigno,
y arrancando un favor á la fortuna,
Que contraria le fué desde la cuna,
De sU mano y amor hacerse digno.
En tanto una mirada de sus oJos,
De su boca risueña un dulce beso,
I-I urtado á la inocencia entre sonrojos,
Aligeraban de su afan el peso,
y llenaban su ardiente fantasía
Con la imágen feliz y encantadora
Del venturoso dia,
En que triunfando su pasion constante
Del ingwlÍo destino,
Apurase en el tálamo divino
Las caricias y halagos de s~ amante.
JO)
v.
Era de primavera un bello dia,
Cuando el Sol en la esfera
Mas rutilante y mas'estuoso impera;
Cuanc;lo el campo se viste de verdura,
y risueña y brillante la natura
Ostentando su fuerza y lozanía,
Nos convida al placer y la alegría.
En el jardín ameno,
Que vio nacer sus pláci dos amores,
Respirando el aroma de las flores,
y á la sombra sentada
De una fresca enramada,
Elvira J'ecoJ'ria en su memoria
La deliciosa historia
De sus amores, y la vez primera,
Día tambien de riente Primavera,
En que á Lisardo vió, y estremecida
Se sintió pal pitante
Su corazon amante ;
Yen tan dulces recuerdos embebida,
De gozo suspiraba,
y su angélico rostro se animaba,
Mostrándose mas bello
Con el fug~z destello
Del júbilo que en 8U alma ¡'ebosaba;
Mas vagó dc repcnte
( JI
En 8U risueña mente
Como triste y fatal presentimiento;
Oscureció el pesar su alegre frente,
y así cantó con melodioso acento
VI.
Creció acaso arbusto tierno
A orillas de un manso rio, .
y su ramage sombrío
Muy ufano se estendió ;
Mas en el sañudo invierno
Subió el rio cual torrente,
Yen su túmida corriente
El tierno arbusto llevó.
Reflejando nieve y grana
N ació garrida y pomposa
En el desierto una rosa,
Gala del prado y amor;
Mas lanzó con furia insana
Su soplo inflamado el viento,
y se llevó en un momento
Su vana pompa y fre~cor.
( 12
Así dura todo bien;
Así los dulces amores
Como las lozanas flores
Se marchitan en su albor;
y en el incierto vaiven
De la fortuna inconstante
Nace y muere en un instante
La esperanza y el amor.
VII.
Cuando el triste iñfortunio nos amaga,
Su imágen melancólica divaga
Cual sombrío fantasma ante los ojos,
y como si temiera sus enojos,
A su pesar el corazon empíeza
A presentir el mal en la tristeza.
Así pensó Lisardo, que escuchaba
Con asombro y encanto
De Elvira el triste canto;
y acongojado, y con inciertos pasos
A consolar su pe~a se acercaba;
Mas violo Elvira, y se arrojó en sus brazos,
Hechizadas sus bocas se encontraron,
De júbilo sus pechos palpitaron,
Yen deliquios de amor, dulces abrazos,
M undo, pesar, temor,,,todo olvidaron.
¡ Quien á mi Li~a, ó á'mis versos diera
( 13 )
La fragancia amorosa y hechicera,
Que en la mansion de amor se respiraba ;
O á mi marchito corazon el fuego,
Que en dias mas felices lo animaba ..• ?
Mas angélica nunca y rozagante,
Mas amalrle, mas tierna, mas hermosa,
Mas llena de atractivo y amorosa
Se mostró Elvira á su feliz amante.
Angel, astro benigno, ó clara estrella
Nunca resplandeció mas pura y bella
A los ojos del triste caminante.
El jazmin albo y la purpúrea rosa
Con su matiz brillante
Disputaban el premio á los sonrojos
De realzar IUS cándidas megillas
y languidéz amable de SUB ojos '
EI'fuego moderaba,
y su dulce atractivo relevaba;
Mientras que de su sien por las oúllas
En madejas ondeantes .
Sus cabellos airosos se estendian,
y cual oro entre perlas relucian.
Un fuego devoran te
Corria de Lisardo entre las venas
Al apurar de Elvira las caricias,
y nadando en delicias
Palpitar se sentian sus dos pechos.
SUI ardientes suspiro! se mez<:labao,
( 14 )
V sus trémulos tábios se abrasaban
En mutuo fuego .... i Celestial deleit~,
Extasia del amor, dulcfls primicias
De la ternura fiel y encantadora,
Cuan gl'atos sois al corazon que adora!
Lisardo rebosando
De júbilo y ternura
Le dijo: "Amiga, compasivo el cielo
Al fin colma mis rotos y mi anhelo;
La fortuna enemig-a, que en su infancia
Con envidia miró nuestros amores,
Ha cedido por fio á mi constancia,
Aunque con mano avara, sus favores,
y tu feliz amante
A par su mano en holocausto digno
Puede ofrecerte un coraEon constante.
Tuyo es el triunfo, Elvira, el lauro mio,
Que al amor yo consagro, pues benigno
Su activo fuego al corazon dio brio.
Él me inflamó: su abrasadora llama,
Cuando miré tu perfeccion divina,
y consagré á su culto mi albedrio,
A mi existencia dio una nueva vida,
y me inspiró á la par del sentimiento
El tierno y generoso pensamiento
De idolatrarte esposa,
De ser feliz, y ba!:erte venturosa.
Unida á tu existencia está la mia
( 15 )
Por siempre, Elvira, desde aq ueste dia.
Este anillo nupcial ligue propicio
Con lazo indisoluble nuestros seres,
Hasta el dia feliz en que Himenéo
Ante el ara sagrada
Consagre huestra un ion entre placeres.
Corra el tiempo veloz anonadando
Cuanto encuentre en su rápida canera;
Yo nada temo su terrible mando,
Pues cuanto adoro, y cuanto amé poséo.
Prodigue la fOFtuna IDS favores
Al que anhela riquezas, ó victorias,
Que Lisardo feliz ya nada espera
De su vaiven, ni ambicionó mas glorias
Que ser querido, idolatrar á Elvira,
Consagrarle su vida y sos amores.
Nuéstras almas, Elvira, abandonemo!l
A los transportes del amor supremos;
Huya de tu halagüeña fantasía
La imágen del pesar; su saña jmpía
Ya no puede alcanzarnos, pues que unid••
Nuestras dos almas vivirán por siempre.
Durará nuestro amor; ya la esperanza
N os sonrie halagüeña,
y la senda florida nos enseña,
Por do á su fin declinen nuestras vidas
En calma siempre y próspera bonanza.
Nuestras almas, Elvira, a»andonemoi
16 )
A los transportes del amor supremos,
A I júbilo, al placer y á la alegda,
Tuyo por siempre soy, y tú eres mia.
l\Ia~ ¿ qué pesal' recóndito y tirano
Acibara tu gozo, Elvira mia?
¿ Por qué tristes tus ojos y sombríos,
Esquivan mis miradas? ¿ por qué vuelves
A otra parte su encanto soberano,
y no:segundas los transportes mios ?"
" Mi corazon, mi vida, mi albedrío,
Toda yo tuya soy, Lisardo amado;
y aunque el destino airado
Separe acá en la tierra nuestra suerte,
Anonadando nuestra gloria impío,
Tuya seré, triunfando de la muerte.
Mas no sé que fatal presentimiento
Acibara boy mi dicha y mi contento,
y en secreto me dice: "Tus amores
Finarán pronto, Elvira, y tu ventura;
Del tálamo halagüeño
El éxtasis de amor y de ternura
N o gozarás en brazos de tu dueño;
Porque el amor y la esperanza es sueño,
y cual la flor del campo solo dura"
Yo no sé que fantasma nos rodea
De infortunio y pesar, y nuestras glorias
Amaga devorar en un momento.
Tiemblo al pensar que el Hi menéo sacro
( 17 )
Ante el ara de Dios, y el simulacro,
Va á unirme á tí con título de esposa,
~;vacila mi planta temerosa,
Cúando anhelante el corazon desea.
Impresa aun en mi mente veo y siento
L;' imágen de fantasma tenebrosa,
Que anoche vino á mi tranquilo lecho
A conturbar y acongojar mi pecho.
VIII.
" Yo vi en mi suedo
Dos corazones
De amGr ufanos
y juventud,
Que se buscaban
Como atraidos
Por un hechizo
De gran ,-irtud.
El Himenéo
Iba á enlazarlos
Con el anilJo
Del puro amor,
y "Bos ardientes
Se encaminaban
A la ara augusta
Del sacro Dios;
( 18 )
l\'las de repente
El negro brazo
De UM esqueleto
Que apareció,
Su mano en medio
De los dos pechos
Puso, y con furia
Los separó.
A unirse ansiosos
Buscaban ellos,
Ardiendo en fuego
Del puro amor;
Pero la mano
Los separaba,
Interrumpiendo
Su dulce unioD.
Tocólo9 luego:
Los corazones
Se marchitaron
Como la flor,
y en el semblante
Del negro Espectro
Turbia sonrisa
.F'ugaz vagó."
( 19 )
" Esas tristes imúgenes olvida,
Visiones de la mente en desvario;
Huya de tu halagüeña fantasía
La sombra del pesar, EJvira mia,
Pues tu destino al mi~,
Colmando nuestros votos y deseo,
Va á unir por siempre plácido Himeneo.
N uestras almas Elvira abandonemos
Al júbilo, al placer y á la alegría,
A los transportes del amor supremos:
Tuyo por siempre soy, y tú eres mia."
IX.
Lisardo solo en su campestre albergue
Los pasos meláncolico contaba
Del tiempo, siempre lentos
Para el que halaga la esperanza vana.
La noche era sombría, triste el cielo,
y cubierto de nubes, anunciaba
La tempestad, y solo. por momentos
La luna meláncolica asomaba,
Como fúnebre antorcha sobre el mundo
Su amol,tiguada faz, mientras profundo
El eco de los vientos resonaba,
Penetrando con lúgubre silbido
.De Lisardo en la estancia, que transido
De congoja y terror· se estremecia.
Mil imágenes tristes revolvia
20 )
En IOU agitada mente,
y en vez de t'ostro afable
De la esperanza riente
Que otro tiempo en si leneío lo halagaba,
Atónito y confuso solo via
El de fantasma tétrica y sombría,
Que su pecho constante
Del de su Elvira amante
Con furor separaba,
y CQIl ojos de envidiá devoraba
Su gloria, sus amorE)s y ventura.
Vagando por los aires mustiamente
Parecióle que oia
Acento funeral que repetia :
"Como la flot, del campo tierna y pura
" Así el amor y la e~peranza dura."
y el eco de los vientos resonando,
Penetraba con fúnebre armonía
En su tranq uila estancia, y poseido
Lísardo de terror se estremecia.
El fatídico bronce sonó la hora
Fatal de los espíritus malignos:
Lisardo á su balcon salió impelido
Al parecer por astros no benignos,
A contemplar la tempestad sonora,
y buscar de sus ansias el olvido;
Cuando visjon nocturna de repente
Hirió sus ójos, y absorvi6 su mente.
( 21 .)
x.
Del espeso bosq ue y prado,
De la tierra, el aire, el cielo,
Al fulgor de fatuas I.umbre~
Con gran mlirmullo sa.lieron
Sierpes, Grifos y Demonios
Partos del hórrido averno,
Vampiros, Gnomos y Larvas,
Trasgos, lívidos espectros,
Animas en pena errantes,
Vanas sombras y Es,! ueletns,
Que en la tenebrosa noche
Dejan sus sepulcros yertos,
Hadas, Brujas, Nigromante:>
Cabalgando en chivos neg'l'OS,
Hienas, Sangua les y Lamias,
Que se alimentan de muertos,
A ves nocturnas y' monstruos,
Del profundo t~lrbios sueüos,
Précita raza que forma
De Lucifer el cortejo:
Todos, todos blasfemando
Con gran tumulto salleron,
De infernales alaridos
Llenando el espacio inmenso.
( 22
y el eco de los v_ientos penetraba,
Resonando con hÓITida armonía,
De Lisardo en la estancia, que miraba
Como pasmado la vision sombría.
Lucife¡' con cetro y tiara
Descollaba en medio de ellos,
y los Demonios cantaban
Salmos al Rey del averno ;
:Mientras fantasmas y monstruos,
FOI"mando un círculo inmenso,
Para el sabático baile
Se preparaban contentos.
La ol'gia fatal comenzaba •..•
Mas de repente se vieron
Centelleando en las tiniehlas
Como serpientes de fuego,
Que por el aire trazaban
Este emblema del in tierno
" El amor y la esperanza
" No son sino un "ano sueño."
Un espectro entre sus manos
Dos corazones sansríentos
Oprimía, palpitantes,
Llenos de amoroso fuego,
y con diabólica risa,
Deleitándose en poseerlos,
Los unia y separaba
Su amor burlando y anhelo.
( 23 )
y el eco de 109 vientos penetraba,
Resonando con hórrida armonía,
De Lisardo en la estancia, que miraba
Como pasmado la vislon sombría.
Entre la turba infernal
Reinó el silencio un momento ....
Cuando de lumbres cercados
D~s fantasmas parecieron,
U na vírgen bella y jóven
Sobre sus hombros trayendo
Con las galas Bdornada
Del venturoso Himenéo:
La aparicion repentina
Todos miraron atentos,
Mientras los turbios fantasmas
Con huesosos largos dedos
La doncella despojaron
De sus napciales arreos,
y con la negra mortaja
Del sepulcro la vistieron:
Luego entre la tlfrba inmepsa
Todos tres se confundieron,
Continuaron los aullidos,
y los infernales juegos ..••
Cantó el Gallo en ]a alquería,
y con murmullo tremendo
La turba inferna de sombras
Se perdió cual humo al viento
( 24
y el eco de los vientos aplacado
Pcnetrába con fúnebre armonía
De Lisardo en la estancia, que pasmado
Vio disiparse la vision sombría.
XI.
En su trono de fuego el Mediodía
Reinaba rutilante y mag'estuoso,
y Lisardo infeliz desde la aurora
ilumergido yacia
En letargo profundo y silencioso.
Despertó al fin; la fiebre consumia
Su desolado pecho, y el delirio,
:Monstruo infernal que la razon devora,
De espantosas imágenes llenaba
Su ardiente fantasía-Ya la noche
Se encaminaba en su enlutado coche
Por el opaco empíreo, y anunciaba
Encapotado el cielo
A la tierra infeliz nuevas escenas
De t.empestad y duelo;
Cuando molesto y grave
Bajó el sopor á adormecer sus penas.
Pero á atormentarlo entonces
Vino la turba de engendros,
( 25 )
y tenebrosai visiones
Que aborta en la noche el suelio.
Contemplaba ora pasmado
Bajo del nocturno 'velo
La précita muchedumbre,
A la orgia inferna acudiendo;
Ora por el aire vago
Como serpientes de fuégo,
Trazando emblemas fatales
De desolacion y duelo;
Ora entre~s secas manos
U n descarnado esq uel eto
Oprimiendo palpitantes
Dos corazones sangrientos;
Ora dos negros fantasmas
Sobre sus hombros trayendo
Engalanado y vestido
De una doncella el espectro
" Elvira, Elvira" Lisardo
Agitándose en su lecho
Esclamó entonces, y "Elvira"
Repitió languido un eco.
" Dadme fl mi esposa y mi vida,
Horrorosos esqueletos,
Dadme á mi Elvira" y "El vira"
Por los aires repitieron.
Calló Lisardo: una antorcha
Brilló con' fulg-or incierto
( 26 )
En la puerta de su estancia,
y ,'io al pálido reflejo
¡ Oh terrod oh encanto! á Elvil'a
Acercarse á pasos lelltos,
De alba túnica vestida,
Suelto el dorado cabello.
" Elvira, Elvira, mi esposa,
Esclamó entonces de nuevo
Transportado de alegría,
" ¿ Como es que á est¡¡¡'hora te veo?
" Ven ti mis brazos, q~rida,
" Ven á mi amoroso seno,
" y disipa las angustias,
" Que por tí sufre mi pecho.
" ¿ Por qué tan languida te hallas,
" Hermosa flor del desierto?
" ¿ Es que el rigor has suf/'ido
" De algun inflamado viento?
" ¿ Por qué tus ojos se fijan
" Sobre mí mustios y yertos,
" Del dulce encanto desnudos,
" y del amoroso fuego
" Que hechizaba mis sentidos
" y mis potencias á un tiempo 1
" Algun pesar inhumano,
" AIgun cuidado secreto
" Envidioso de tu dicha
" Roe tu inocente pecho,
( 27
"Mi Elvira, y sobre tu rostro
" Viede su infausto veneno.
" Ven á olvidar tus congojas,
"Ven á mi amoroso seno,
"Ven, idolatrada amiga,
."Que ya plácido Himeneo
"Ante el ara sacrosanta
" Consagró nuestros afectos.
"Pero j oh placer, oh delicia!
"Elvira mil' aun te veo
"Con las galas adornada
"Del venturoso Himenéo.
"Deja esas joyas preciosas,
" Deja ese rubor secreto
"Que la inocencia te inspira;
" Ven á mi amoroso seno,
" Ven, El vira, y venturosos
" A los transportes supremos
" Del tierno amor nuestras almas
" Sin temor abandonemos."
. De Lisardo á 10'9 transportes
Cual si fuera mármol yerto
Yacia Elvira, guardando
Mudo y tétrico silencio.
" Muerta al placer es tu Elvira,
Lisardo, que el mismo fuego
Que corria en sus entrañas,
Ha devorallo su llecho.
( 28 )
Una ley fatal temprano
Ha congelado en mi cuerpo
La sangre que por tí ardia,
Pero no ha helado mi afecto;
y esta misma ley me obliga
A sofocar en el seno
Mi pasion, y cuanto enciel'ra
Por tí de amoroso y tierno.
Pero el rigor inhumano
Yo he burlado de su imperio,
y cual sombra de la .ioche
A verte, Lisardo, vengo:
Mi alma á la tuya está unida
A pesal' del hado adverso
Con los inefables lazos
Del amor y el Himeneo."
Calló Elvira: misterioso
Reinó el silencio de nuevo,
y suspil'os amorosos
Interrumpidos se oyeron.
"Frío está, mi dulce amiga,
" Como la nieve tu cuerpo;
" Tendré el peder de animarlo
"Con mis inflamados besos,
" Aunq ue despojo insensible
" Fuera del sepulcro yerto.
" Corred torrentes
" De amor ardientes,
( 29 )
"¿ Cómo mo inflama
" Todo la llama
"De amor, nO'sientes?"
El voluptuoso delirio
De amor lo transporta luego,
y las caricias y halagos
Pábulo dan al incendio'
"¡ Oh que delicia! ¡ Oh que encanto!
"¡ Oh que deleite supremo,
" Del objeto idolatrado
" Sentir palpitar el pecho;
" Beber amor de sus lábios,
" Bañarse en halagos tiernos!
" Corred tOl.rentes
" De amor ardientes
"l Cómo me inflama
" Todo la llama
" De amor, no sientes?
"Mas i oh terror! yo deliro .• -•.
"Trémula, Elvira, te siento,
" Insensible á mis halagos
" Cuando yo todo me enciendo.
"El casto rubor sin duda
"Viel'te en tu sangre su hielo.
" Déjame ser venturoso .••. "
" J óven insano ¿ qué has hecho?
Ya para tí se acabar0n
Amor, esperanza y sueños
( 30 )
De felicidad y dicha;
Has abrazado á un espectro."
Resonó fúnebre entonces
La hora filtal de los muertos,
y de repente en la puerta
Del silencioso aposento
Clamó una voz imperiosa:
" Elvira, Elvira, ya es tiempo."
Despertó Lisardo al punto,
y la vision de su sueño
Como fantástica sombra
Se disipara al momento.
XII.
El luminar del dia
Reclinaba su frente
Sereno y magestuoso en Occidente,
y fugaz el crepúsculo esparcia
Meláncolico velo sobre el mundo.
Multitud silenciosa y pensativa
En rededor de un féretro marchaba,
Donde mortal despojo se veia
Cubierto con el cándido ropage
De la inocencia, y en su sien ceñida
De azucénas y violas amorosas
( 31 )
Corona virginal, aun no marchita.
Mas de repente en medio del concurso
Un jóven se arrojó; tendió su vista
Sobre el fúnebre ata ud, y repitiendo
Con grito de dolor" Elvira, Elvira"
EJlánime cayó en el duro suelo
Con pasmo de la triste comitiva.
Así se desvanece la esperanza.
Que lIió un ,instante á la existencia vida,
y el encanto de amor y la bernfosura
Como flor del desierto solo dura.