0% encontró este documento útil (0 votos)
58 vistas18 páginas

La Teoría de La Abducción de Peirce - Lógica, Metodología e Instinto

1) El documento analiza la teoría de la abducción propuesta por el filósofo Charles Sanders Peirce, la cual ha sido objeto de controversia debido a las diferentes definiciones que Peirce ofreció. 2) El autor examina la concepción lógica, metodológica e instintiva de la abducción en la obra de Peirce con el fin de establecer si existe una teoría sistemática de la abducción. 3) Se concluye que Peirce no buscaba definir la abducción de manera precisa, sino comprender

Cargado por

Andres
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
58 vistas18 páginas

La Teoría de La Abducción de Peirce - Lógica, Metodología e Instinto

1) El documento analiza la teoría de la abducción propuesta por el filósofo Charles Sanders Peirce, la cual ha sido objeto de controversia debido a las diferentes definiciones que Peirce ofreció. 2) El autor examina la concepción lógica, metodológica e instintiva de la abducción en la obra de Peirce con el fin de establecer si existe una teoría sistemática de la abducción. 3) Se concluye que Peirce no buscaba definir la abducción de manera precisa, sino comprender

Cargado por

Andres
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 18

LA TEORÍA DE LA ABDUCCIÓN DE PEIRCE: LÓGICA,

METODOLOGÍA E INSTINTO

Peirce's Theory of Abduction: Logic, Methodology, and Instinct

 
PABLO AGUAYO W.
Universidad de Chile
Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación - Santiago, Chile
[email protected]

Artículo recibido: 26 de octubre de 2009; aceptado: 11 de marzo de 2010.

Resumen

Las reflexiones en torno al concepto de abducción de Peirce no han estado exentas de


controversias, debido a la dificultad para determinar con claridad la naturaleza y la
función epistémica de esta inferencia. Se examinan tres formas de acceso a la
comprensión del concepto de abducción que el propio autor desarrolló en su obra. El
punto central es la reconstrucción de la concepción lógica, metodológica e instintiva de
este tipo de razonamiento, con la intención de establecer la posibilidad de una teoría
de la abducción.

Palabras clave: C. S. Peirce, abducción, inferencia.

Abstract

Reflections on Peirce's theory of abduction have not been free of controversy, given


the difficulty to determine clearly the nature and epistemic function of this inference.
The article examines three ways of understanding the concept of abduction, developed
by Peirce himself throughout his work. The main objective is to reconstruct the logical,
methodological, and instinctive conception of this type of reasoning in order to
establish the possibility of a theory of abduction.

Key words: C. S. Peirce, abduction, inference.

Introducción

Uno de los principales intereses de la filosofía de la ciencia de los últimos cincuenta


años ha sido el estudio y la comprensión de los problemas relacionados con la
generación de hipótesis, y su conexión con los procesos inferenciales que permiten la
adquisición de nuevo conocimiento. El legítimo interés que presenta el estudio de las
inferencias que acompañan el proceso de descubrimiento científico había sido puesto
en tela de juicio por parte de algunos sectores de la filosofía que, bajo el alero de las
enseñanzas de la received view, no habían reconocido la posibilidad de un análisis
lógico para este tema. Lo anterior se debió principalmente a una particular forma de
abordar la comprensión del quehacer científico que les permitió a estos autores
eliminar decididamente todo elemento no racional que pudiese mezclarse con la ciencia
y, de este modo, clarificar y reconstruir su estructura lógica. A partir de lo anterior,
gran parte de los representantes del Círculo de Viena y del positivismo lógico creyeron
poder excluir justificadamente de la filosofía de la ciencia los estudios sobre los modos
inferenciales presentes en el ámbito del descubrimiento científico por no adecuarse al
modelo nomológico-deductivo, estructura formal que acompaña sus supuestos
epistémicos.

Ahora bien, esta no fue la tesis sostenida unas décadas antes por el filósofo
norteamericano C. S. Peirce, quien, en sus reflexiones sobre la praxis científica, intentó
anudar los diferentes aspectos inferenciales y metodológicos para ofrecer una imagen
más completa de dicha actividad. En esta empresa filosófica, Peirce desarrolló una
extensa reflexión sobre la abducción, entendida como una inferencia capaz de generar
nuevas hipótesis. Sin embargo, y dado el carácter poco metódico de sus reflexiones,
en la literatura sobre el tratamiento que Peirce da a la inferencia abductiva, esta
resulta controvertida, de tal modo que existen discusiones sobre la naturaleza de dicho
razonamiento, por una parte, y, por la otra, sobre el carácter sistemático de su
filosofía. Dado lo anterior, resulta necesario dilucidar en qué medida es posible hablar
de una teoría de la abducción en la obra de Peirce.

1. Aproximación al concepto de abducción

La mayor parte de la literatura a favor de la existencia del contexto del descubrimiento


sostiene paralelamente la existencia de una lógica del descubrimiento (Klimovsky 15).
Esta lógica tendría por objeto de estudio un tipo de inferencia completamente distinto
a la inducción y a la deducción, cuyo papel sería fundamental en el proceso de la
investigación científica. Lo anterior se fundamenta en el hecho de que este tipo de
inferencia sería capaz de llevar al científico a un momento de su investigación que
ningún otro tipo de juego lógico podría producir, a saber, la creación de hipótesis.
Ahora bien, en contra de esta opinión es posible encontrar al menos dos posiciones.
Por un lado, la de autores como Blackwell (1980), que defienden la existencia del
contexto del descubrimiento, pero rechazan la idea de que las inferencias presentes en
este contexto tengan estructura lógica, y, por el otro, la de autores como Thagard
(1978), o anteriormente el propio J. S. Mill (1865), que sostienen que no existe otro
tipo de inferencias más allá de la inducción y la deducción, e intentan, por lo tanto,
llevar a modelos inductivos los procedimientos de generación de hipótesis.

Ahora bien, la gran mayoría de aquellos que defienden el carácter inferencial del
procedimiento de sugerir hipótesis explicativas denominan a esta inferencia
"abducción", y su definición la obtienen de los escritos del estadounidense C. S. Peirce.
Lo que primero llama la atención al respecto es que, a diferencia de otros filósofos que
mantienen una o dos definiciones sobre sus conceptos centrales, Peirce ofrece
diferentes y contradictorias definiciones de lo que es una abducción.1

A partir de lo anterior, algunos autores (Fann 1970, Génova 1997) han sostenido que
existe una evolución del concepto de abducción en la obra de Peirce. Por mi parte,
sostengo que la multiplicidad de definiciones ofrecidas por el filósofo no muestra un
claro patrón evolutivo, ni dan índice sistemático alguno de por qué modifica su
comprensión, sino que estas representan modificaciones contextuales propias del
proceso de investigación lógica que Peirce lleva a cabo. Prueba de lo anterior es que el
concepto de abducción, junto con sus pares, hipótesis y retroducción, aparece
indistintamente, con mayor o menor grado de similitud, desde finales del siglo XIX
hasta su muerte.

Lo que sí puedo sostener es que el propio Peirce vuelve una y otra vez sobre el tema
de la inferencia abductiva. En la mayor parte de las oportunidades, el tratamiento de
esta inferencia aparece al lado de los otros modos de inferencia tradicional (inducción y
deducción), ya sea intentando establecer sus diferencias lógicas en cuanto a la forma,
validez o probabilidad de sus razonamientos, ya sea mostrando sus relaciones
metodológicas en el marco de la investigación científica.

Se podría afirmar que la definición del concepto de abducción no fue un problema


central para Peirce. Una razón para esto podría ser el carácter de su propia filosofía, el
pragmatismo. Para esta escuela filosófica, la comprensión del uso práctico del concepto
resulta más interesante que su definición conceptual, y de ahí que sea comprensible el
hecho de que sus intentos posteriores a 1900 pretendan determinar el papel dinámico
de la inferencia abductiva en el contexto de la praxis científica.

A continuación analizaré desde tres perspectivas distintas el tratamiento que Peirce da


a la abducción.

2. Los elementos lógicos

2.1. La abducción y las formas del silogismo

Una de las primeras formulaciones que Peirce realiza de la abducción aparece en su


ensayo de 1878, "Deduction, Induction, Hypothesis" (CP 2.619). En este trabajo,
Peirce obtiene su concepción de abducción a partir del juego lógico de invertir los
términos de un silogismo deductivo. Según la inversión propuesta por el filósofo, la
abducción podía ser entendida como la inferencia de un caso a partir de una regla y
un resultado.2 Las siguientes palabras de Peirce dan más claridad al respecto:

But this is not the only way of inverting a deductive syllogism so as to produce a
synthetic inference. Suppose I enter a room and there find a number of bags,
containing different kinds of beans. On the table there is a handful of white beans:
and, after some searching, I find one of the bags contains white beans only. I at once
infer as a probability, or as a fair guess, that this handful was taken out of that bags.
This sort of inference is called making an hypothesis. It is the inference of a case from
a rule and a result. (CP 2.623)

Esta forma de entender la abducción por parte de Peirce resulta fundamental en la


medida en que proporciona los siguientes rasgos definitorios:

(1) En primer lugar, la abducción aparece como una inferencia o un tipo de


razonamiento. El carácter inferencial está dado por la estructura lógica del
razonamiento (silogismo) que acompaña al hecho de obtener un caso a partir de
una regla y un resultado. Este caso resulta ser una creencia que es aceptada
inferencialmente a partir de los conocimientos preestablecidos en las premisas
(la regla y el resultado). Es posible ver también que, en este artículo, el tratamiento de
la abducción aparece formalmente ligado al de la inducción y la deducción, que son
formas clásicas de inferencia. En términos comparativos, Peirce presenta el siguiente
cuadro:

DEDUCTION

Rule.-All the beans from this bag are white.

Case.-These beans are from this bag.

∴Result.-These beans are white.

INDUCTION

Case.-These beans are from this bag.

Result.-These beans are white.

∴Rule.-All the beans from this bag are white.

HYPOTHESIS

Rule.-All the beans from this bag are white.

Result.-These beans are white.

∴Case.-These beans are from this bag. (CP 2.623)

En este cuadro, la conclusión de la hipótesis (caso) se obtiene por medio de una


inferencia que une dos sujetos semejantes mediante un predicado común. De este
modo, "Todas las judías de la bolsa" y "estas judías" tienen en común ser blancas
(mismo predicado), entonces suponemos que tienen en común ser de la misma bolsa.

(2)Ahora bien, otra característica que presenta la forma silogística de comprender la


abducción es que manifiesta qué tipo de inferencia es: se trata de una
"inferencia mediata". Este punto resulta importante, ya que muchos de los ejemplos
que Peirce presenta como abducciones, o bien carecen de los tres términos necesarios
para la formulación e inversión de un razonamiento mediato (CP 7.202, MS 692), o
bien sus enunciados no son traducibles a proposiciones categóricas (CP 6.486).

Por otra parte, al ser una inferencia mediada por otras dos proposiciones
(regla y resultado), el caso inferido se encuentra determinado y delimitado por las
posibilidades que estos términos ofrecen. Lo anterior significa que los términos que
aparecen en la conclusión (término mayor y término menor, respectivamente) son los
mismos que aparecen en las premisas. Esta situación tampoco concordaría con las
formulaciones posteriores de la abducción, en la medida en que no muestra a la
hipótesis como una idea nueva que se presenta como respuesta explicativa a un hecho
"sorpresivo" o "sorprendente".

(3) En tercer lugar, la caracterización silogística de la abducción ofrece otro rasgo


importante de este tipo de razonamiento. Se trata de una "inferencia
mediata sintética". Por sintética se entiende aquel tipo de inferencia que ofrece como
conclusión del silogismo una ampliación del conocimiento expuesto en las premisas. De
esta manera, tanto la inducción como la abducción se presentan como inferencias
sintéticas. Pero Peirce no tarda en mostrar que existen ciertas diferencias entre estos
dos modos inferenciales. A pesar de ser ambas inferencias mediatas sintéticas, lo que
ofrecen sus conclusiones difiere en cuanto a su carácter ampliativo. Así, la inducción
infiere de un conjunto de hechos otro conjunto de hechos semejantes, por lo que su
ampliación es cuantitativa. Por otra parte, la hipótesis infiere de hechos de una clase,
hechos de otra clase distinta, por lo que, en este periodo, Peirce denomina a su
ampliación "cualitativa". Al respecto, el filósofo señala:

The great difference between induction and hypothesis is that the former infers the
existence of phenomena such as we have observed in cases which are similar, while
hypothesis supposes something of a different kind from what we have directly
observed, and frequently something which it would be impossible for us to observe
directly. (CP 2.640)

(4) En cuarto lugar, la caracterización de la inferencia abductiva que Peirce ofrece en


"Deduction, Induction, Hypothesis" permite identificar otro rasgo de esta, a saber, que
es una "inferencia mediata sintética probable". El hecho de que la conclusión de una
inferencia abductiva sea probable significa que esta se tiene por verdadera a partir de
razones insuficientes, que tienen, sin embargo, con respecto a las suficientes, una
proporción mayor que las razones de lo contrario. Básicamente, una conclusión de una
inferencia abductiva no se sigue "necesariamente" con la misma fuerza que la de una
deducción y, a su vez, se sigue con menos fuerza que la de una inducción. Con
respecto a lo anterior, la abducción corresponde a un argumento falaz, 3 porque el
término medio no está distribuido en las premisas (ya que es el predicado de la regla y
el resultado, cuyas formas lógicas son A y E).

(5) Los rasgos definitorios de la abducción presentados anteriormente, sobre todo en


(3) y (4), dan pie para establecer su función en cuanto inferencia. De este modo,
puedo sostener que, mientras que la inducción clasifica hechos no observados bajo una
ley general a partir de su semejanza con los hechos observados -las otras judías del
punto (1)-, la conclusión hipotética explica el hecho observado. Esta explicación es
posible, ya que la hipótesis amplía el alcance de la semejanza entre los individuos,
mientras que la inducción sólo amplía el conjunto de individuos semejantes. En
relación con este punto, Peirce sostiene: "Hypothesis is where we find some very
curious circumstance, which would be explained by the supposition that it was a case
of a certain general rule, and thereupon adopt that supposition" (CP 2.624).

A partir de lo anterior puedo sostener que Peirce, en "Deduction, Induction,


Hypothesis", concibe la abducción como una inferencia mediata de carácter sintético,
probable y explicativo.

Para terminar este apartado, quiero mostrar la propia evaluación que en 1902 hace el
autor acerca de sus primeras reflexiones sobre la abducción:

But I was too much taken up in considering syllogistic forms and the doctrine of logical
extension and comprehension, both of which I made more fundamental than they
really are. As long as I held that opinion, my conceptions of Abduction necessarily
confused two different kinds of reasoning. (CP 2.102)
2.2. Abducción y probabilidad

A partir de lo expresado al finalizar el apartado anterior, puedo sostener que Peirce no


estaba conforme con su formulación inicial sobre la abducción, expresada
principalmente en "Deduction, Induction, Hypothesis" (CP 2.619), y reformulada en
algunos aspectos relacionados con la probabilidad en "A Theory of Probable Inference"
(CP 2.694). Si consideramos las primeras palabras de "Deduction, Induction,
Hypothesis", a saber, que "The chief business of the logician is to classify arguments;
for all testing clearly depends on classification" (CP 2.619), Peirce no había alcanzado
satisfactoriamente su objetivo.

La clasificación que hace de la abducción dentro del marco de las inferencias probables
implica adjudicarle propiedades que no se diferencian de manera sustancial con las que
caracterizaban a la inducción, como, por ejemplo, su rasgo sintético. Sin embargo, no
puedo negar que Peirce se esforzó en sus primeros escritos por marcar una línea
divisoria entre lo que en ese momento denominaba "hacer una hipótesis" y la
inducción, pero dicha línea resultaba muy permeable respecto a las cuestiones de la
validez y la amplitud de la abducción.

Mi posición en este punto es que, dado el carácter problemático de la conclusión


obtenida por una inferencia abductiva, Peirce no contaba con los suficientes elementos
lógicos (heredados de la tradición, en especial de Aristóteles, Kant y J. S. Mill) para
darle un tratamiento convincente y apropiado. Llamo problemática a la conclusión de
una abducción, ya que su grado de probabilidad no se ajusta a los cánones de la lógica
inductiva (principalmente a la inducción cuantitativa), ni al tratamiento estadístico que
caracterizó a la inducción en la época moderna.

Ahora bien, anteriormente se definió la probabilidad como el tener algo por verdadero
a partir de razones insuficientes, pero que presentan un mayor grado de aceptación
que las razones contrarias. En este sentido, estas razones pueden ser de carácter
homogéneo o heterogéneo. Considerando esta distinción, puedo sostener que, en el
caso de la inducción, estas razones son claramente homogéneas, ya que la inducción
infiere de un conjunto de hechos otro conjunto de hechos semejantes, y ese conjunto
de hechos que constituyen sus premisas mantiene cierta regularidad entre sí.
Llamaremos a este tipo de probabilidad objetivamente numerable.

Por otra parte, las razones que se sostienen para obtener la conclusión en un
razonamiento abductivo son heterogéneas entre sí.4 Un claro ejemplo lo constituye la
evaluación médica a partir de síntomas (Niño 2001), o las clásicas historias de Sir
Arthur Conan Doyle y Edgar Allan Poe.

Ahora bien, aunque Peirce no se refiere con estos conceptos a la diferencia entre las
razones que apoyan a una inducción y a una abducción, con respecto a esta última
sostiene: "In the first place, characters are not susceptible of simple enumeration like
objects; in the next place, characters run in categories" (CP 2.632). Este último tipo de
probabilidad que caracteriza a la abducción es sólo subjetivamente ponderable, por lo
que podríamos denominarla simplemente "verosimilitud".

Así, y en la medida en que hemos mostrado que en sus primeros años las reflexiones
de Peirce sobre los tipos de razonamiento estaban fuertemente determinadas por las
consideraciones sobre la lógica aristotélica, puedo entender claramente que el tema de
la probabilidad y validez de la abducción fuese una cuestión estrictamente silogística. A
su vez, es posible entender cómo el problema de la validez de la abducción se va
vinculando con el tema de la probabilidad, en la medida en que la fuerza de sus
razones depende de (la probabilidad de) los resultados.

Con el paso de los años, Peirce va modificando su comprensión de la validez de la


abducción, en la medida en que esta se aparta de la justificación estadística que en sus
primeros escritos presentaba, tanto para la inducción, como para esta forma de
razonamiento. Un claro ejemplo de lo anterior es que, mientras que en "Grounds of
Validity of the Laws of Logic: Further Consequences of Four Incapacities", de 1868,
afirmaba que "all probable inference, whether induction or hypothesis, is inference
from the parts to the whole. It is essentially the same, therefore, as statistical
inference" (CP 5.349), en "Minute Logic, Intended Characters of this Treatise", de
1902, sostenía: "When, after repeated attempts, I finally succeeded in clearing the
mater up, the fact shone out that probability proper had nothing to do with validity of
abduction" (CP 2.102).

Son estas razones las que llevaron a Fann a sostener que "the problem of justifying
abduction becomes entirely different from that induction" (52), y tal vez son las
mismas razones que llevaron a Reichenbach (2) a sostener que la generación de
hipótesis es un problema de la psicología y no de la epistemología, y que, a su vez, es
en el contexto de la justificación donde se estudia y decide la validez de la hipótesis.

3. Los elementos metodológicos

3.1. Sobre la validez de la abducción más allá del silogismo aristotélico

Como he mostrado, el tratamiento silogístico dado a las inferencias en "On the Natural
Classification of Arguments" (CP 2.461), "Deduction, Induction, Hypothesis" (CP 2.619)
y "A Theory of Probable Inference" (CP 2.694) enmarcaba la cuestión de la validez de
los razonamientos dentro del ámbito de la lógica aristotélica. Ante este tratamiento
hemos mostrado que el tema de la probabilidad de la abducción resulta insuficiente y
problemático. Por ese motivo esimprescindible mostrar cómo Peirce fue ampliando el
contexto lógico en el cual se insertaba el tratamiento de la abducción, y cómo esta
ampliación le permitió un tratamiento más enriquecedor del tema. En este sentido,
espero que en esta parte del artículo se pueda responder a la siguiente pregunta: ¿qué
tipo de validez tendrá la abducción en el contexto de la investigación científica?

En sus reflexiones posteriores a 1900, especialmente en "The Logic of Drawing History


from Ancient Documents Especially from Testimonies" (MS 690, CP 7.164-255) y en
"On Three Types of Reasoning" (CP 5.171), Peirce propone entender la abducción
como un proceso dinámico en la elaboración de explicaciones científicas. La abducción
pasará de ser una inversión de un silogismo deductivo a ser la expresión de la
actividad creativa del científico frente a una situación inesperada o sorpresiva.
Comprendida de esta manera, la inferencia abductiva tendría un rol fundamental en la
obtención del nuevo conocimiento, en cuanto será de su responsabilidad proponer una
hipótesis que explique una situación anómala y, con ello, abrir el paso a la
comprobación inductiva de los enunciados obtenidos deductivamente de la hipótesis
sugerida. De este modo, la abducción será la inferencia primera que orientará nuestra
búsqueda de la verdad.

En este sentido, la abducción propone una respuesta a un hecho que sorprende al


científico, por escapar a su comprensión racional actual de dicho fenómeno. Es decir
que, frente al anterior sistema conceptual o paradigmático, dentro del cual un
fenómeno x resulta anómalo, la abducción propone una hipótesis que, de ser correcta,
haría del fenómeno x una cosa corriente, normal. En esta misma línea de
argumentación, Peirce sostuvo que todo conocimiento comienza por el descubrimiento
de que ha habido una expectativa equivocada de la cual antes apenas habíamos sido
conscientes y, por ello, cada una de las ramas de la ciencia comienza con un nuevo
fenómeno que viola algún tipo de expectativa negativa subconsciente (cf. CP 7.188).
De esta manera, la validez de la abducción descansa en ser una parte necesaria del
mecanismo para encontrar la verdad, es decir, en ser parte del método científico. Para
Peirce:

The validity of a presumptive adoption of an hypothesis being such that its


consequences are capable of being tested by experimentation, and being such that the
observed facts would follow from it as necessary conclusions, that hypothesis is
selected according to a method which must ultimately lead to the discovery of the
truth. (CP 2.781)

Todo lo anterior puede resumirse en que la validez de la abducción descansa en el


hecho de que puede explicar los acontecimientos sorprendentes, es decir,
racionalizarlos. Ahora bien, si quisiéramos darle alguna forma lógica a esta nueva
manera de comprender la abducción, nada más apropiado que citar lo que el propio
Peirce señala en su "Lecture VII: Pragmatism and Abduction" [§ 2. Abduction and
Perceptual Judgements]:

Its form is:

The surprising fact is observed,

But if A were true, C would be a matter of course;

Hence, there is reason to suspect that A is true. (CP 5.189)

Esta formulación muestra que la validez de la abducción está dada por el hecho de que
lo que hace la explicación de un fenómeno es proporcionar una proposición que, si se
hubiera sabido que era verdadera antes de que el fenómeno se hubiera mostrado,
hubiese hecho al fenómeno predecible, si no con certeza, al menos como algo muy
probable. Así pues, hace al fenómeno algo racional, es decir, lo convierte en una
consecuencia lógica, ya sea necesaria o probable. Consecuentemente, si, en ausencia
de una explicación particular, un fenómeno es tal como hubiera debido ocurrir, no cabe
en absoluto explicación (cf. CP 7.192). Como he mostrado, Peirce sigue utilizando
alguno de los elementos que estaban presentes en su primera formulación silogística
sobre el tema, por ejemplo, el carácter inferencial de la abducción, así como la díada
racionalidad/consecuencia lógica (cf. Ramírez 2006).

Siguiendo a Fann, puedo sostener que, para Peirce, la única justificación para una
hipótesis es que esta explique los hechos (cf. CP 1.189, 1.139, 1.170, 2.776, 6.606).
Ahora bien, explicar un hecho significa mostrar que es un resultado necesario o
probable de otros hechos conocidos o supuestos. Así, esta parte del problema se
reduciría simplemente a la cuestión de llevar, en términos silogísticos, cualquier
inferencia abductiva a su correspondiente forma deductiva. Si esta última forma
resulta ser válida, la "rectitud/validez" (correctness) de la abducción está garantizada.
Dada la siguiente forma de abducción:

The surprising fact is observed,

But if A were true, C would be a matter of course;

Hence, there is reason to suspect that A is true (CP 5.189),

es posible establecer que es válida porque la deducción correspondiente lo es:

Si A fuese verdadero, C sería una cosa corriente,

A es verdadero;

Luego, C es verdadero.

Pero más allá de las posibilidades que existen de llevar la forma del razonamiento
abductivo a este tipo de estructura lógica, su validez ya no sólo dependerá de su
capacidad explicativa como elemento racionalizante. En concordancia con su
pragmatismo, Peirce irá introduciendo otras características que deberá satisfacer este
tipo de razonamiento. De este modo, el asunto de la validez de la abducción se irá
trasladando desde la cuestión de su validez como sugerencia explicativa hacia los
criterios relacionados con su selección dentro del marco de la investigación científica.

3.2. Abducción y método científico

Si en el punto anterior sostuve que la validez de la abducción se encontraba


circunscrita, no sólo dentro de los márgenes silogísticos, sino también dentro del
contexto de la investigación científica y la búsqueda de la verdad, resulta necesario
esbozar los requerimientos que deberá satisfacer un enunciado x para ser considerado,
no sólo como una hipótesis válida, sino como una buena hipótesis de investigación. En
este sentido, la bondad de una abducción no sólo recaerá en su capacidad de generar
una hipótesis explicativa, sino también en el hecho de ofrecer criterios para su
aceptabilidad comparativa, es decir, para su selección.

¿En qué consiste la validez de la abducción? ¿En su capacidad para construir una
hipótesis explicativa, o en la de seleccionar una hipótesis de entre otras muchas
posibles? El mismo Peirce no siempre tiene clara esta distinción, y a menudo las trata
como si fueran el mismo asunto. En algunos pasajes sostiene: "Abduction consists in
studying facts and devising a theory to explain them" (CP 5.145); "abduction is the
process of forming an explanatory hypothesis" (CP 5.17); "consists in examining a
mass of facts and in allowing these facts to suggest a theory" (CP 8.209); "or the
process of choosing a hypothesis" (CP 7.219) (énfasis míos).

No creo necesario insistir en los criterios para construir una hipótesis explicativa; lo
que me interesa mostrar ahora son los elementos que el propio Peirce propone como
requerimientos para aceptar dicha hipótesis. Estos quedan expresados en la siguiente
cita:

Admitting, then, that the question of Pragmatism is the question of Abduction, let us
consider it under that form. What is good abduction? What should an explanatory
hypothesis be to be worthy to rank as a hypothesis? Of course, it must explain the
facts. But what other conditions ought it to fulfill to be good? The question of the
goodness of anything is whether that thing fulfills its end. What, then, is the end of an
explanatory hypothesis? Its end is, through subjection to the test of experiment, to
lead to the avoidance of all surprise and to the establishment of a habit of positive
expectation that shall not be disappointed. Any hypothesis, therefore, may be
admissible, in the absence of any special reasons to the contrary, provided it be
capable of experimental verification, and only insofar as it is capable of such
verification. This is approximately the doctrine of pragmatism. But just here a broad
question opens out before us. What are we to understand by experimental verification?
The answer to that involves the whole logic of induction. (CP 5.197)

A partir del texto anterior, puedo afirmar que la validez de la abducción en este
segundo ámbito radica en la verificabilidad del enunciado que se desprende de su
razonamiento. Ahora bien, y dadas sus aclaraciones posteriores entregadas en la
mismas "Lectures on Pragmatism" (1903), además de lo que afirma en "History of
Science" (1892), es posible entender que el criterio de verificabilidad peirciano está
más cercano al del neopositivismo que al del positivismo clásico (cf. Hempel 1959). Se
trata de que el enunciado sea contrastable en principio, de que las hipótesis ofrecidas
por el razonamiento abductivo tengan la posibilidad de ser conectadas con la
experiencia por medio de los enunciados obtenidos deductivamente (enunciados
contrastadores) y evaluadas, posteriormente, por los métodos inductivos.

Así, poco a poco va quedando clara la sincronía que existe entre los procesos
inferenciales y los pasos del método científico. No sé si es posible señalar que Peirce se
anticipa a algunas de las clásicas discusiones de la filosofía de la ciencia de la década
de los cincuenta sobre el método científico, pero al menos puedo sostener que es
consciente de tales problemas, aunque no les dé un tratamiento sistemático.

A partir de lo anterior es posible ver cómo Peirce va desarrollando una interesante


relación entre la abducción y los otros dos modos inferenciales que forman parte de la
actividad científica. Por una parte, mientras que la dupla abducción-deducción se
relaciona con el requerimiento de la explicación y la racionalización de los hechos
sorprendentes, por la otra, la dupla abducción-inducción muestra la conexión necesaria
que esta explicación debe tener con la experiencia. Entonces, como respuesta a la
pregunta ¿en qué consiste la validez de la abducción?, puedo sostener que, en
términos metodológicos, consiste en su capacidad de seleccionar una "buena"
hipótesis, lo que depende del hecho de que esta hipótesis se integre al proceso de
investigación científica.

Lo anterior quiere decir que la validez de la hipótesis no sólo consiste en ofrecer una
explicación de los hechos, sino que debe mostrar las concordancias entre tal
explicación y la experiencia.

El siguiente cuadro grafica lo anterior:


* En este punto resulta importante señalar que para las filosofías de la ciencia que se
basan en el modelo deductivo, la contrastabilidad (testability) consiste sólo en que las
hipótesis y teorías puedan ser negadas, directa o indirectamente, por enunciados que
describan hechos. Desde esta perspectiva, la contrastabilidad coincide con la
falsabilidad. Por ejemplo, Popper sostiene que la contrastación ha de tener carácter
deductivo, y se lleva a cabo mediante intentos consecutivos de falsación. Según él, una
teoría nunca puede verificarse empíricamente, sólo puede refutarse. Cuando una
hipótesis supera constantes y sucesivos intentos de falsación, y con ello demuestra su
temple, podemos hablar de su corroboración, pero no de su confirmación.

No es necesario forzar mucho este cuadro para ver su conexión con la forma
tradicional del método hipotético-deductivo (cf. Klimovsky 1994). Lo que enriquece la
forma en que Peirce entiende la investigación científica es su preocupación por el modo
en que se generan las hipótesis explicativas (contexto del descubrimiento), así como
su posterior relación inferencial con la deducción y la inducción (contexto de la
justificación), todo esto enmarcado en una serie de requerimientos lógicos y
metodológicos.

Una vez revisadas las cuestiones de carácter lógico y metodológico respecto a la


inferencia abductiva, pasemos ahora a revisar algunos puntos de la filosofía de Peirce
que no caben fácilmente dentro de estas conceptualizaciones.

4. Los elementos metalógicos y metametodológicos de la abducción

4.1. Hacia una comprensión holística de la abducción

En el apartado anterior hemos examinado las consideraciones que Peirce propone para
la elección de una hipótesis. Hemos establecido, a su vez, la relación existente entre la
abducción y los otros modos inferenciales, así como su interrelación al interior de la
actividad científica. Ahora bien, esta serie de consideraciones realizadas sobre la
abducción se pueden ver claramente expresadas por Peirce cuando sostiene la
necesidad de considerar los siguientes aspectos en la elección de la hipótesis: (1) ella
debe ser capaz de ser sometida a pruebas experimentales, (2) debe poder explicar
todos los hechos sorprendentes que tengamos ante nosotros y, (3) teniendo en cuenta
-también- el enorme costo de la experimentación en dinero, tiempo, energía y
pensamiento, nuestra hipótesis debe atenerse a los aspectos económicos de la
investigación (cf. CP 7.164). Ahora bien, la economía, en general, depende de tres
clases de factores: "el costo, el valor de la cosa propuesta en sí misma y sus efectos
sobre otros proyectos" (CP 7.220).

Entonces, si nuestros esfuerzos en los apartados 2 y 3 se concentraron principalmente


en las cuestiones referentes a la abducción entendida como inferencia, ya en el marco
de su análisis lógico (como dinamismo metodológico) resulta importante reconocer que
este tratamiento no es plenamente suficiente.

Lo anterior se desprende de las innumerables referencias que Peirce realiza a


elementos metalógicos y metametodológicos para explicar tanto la creación como el
funcionamiento de la abducción. Apelaciones a la concordancia de nuestro pensamiento
con la leyes de la naturaleza, a ciertos flash del espíritu o a ciertas capacidades
intuitivas y casi mágicas inducen fácilmente al lector a pensar que el tratamiento que
Peirce hace de la abducción es más bien de corte pseudocientífico o de tipo espiritista,
al estilo leibniziano.

Pasemos entonces a revisar, según mi juicio, el más interesante de estos elementos,


para ver su concordancia o discrepancia con la comprensión que hasta ahora hemos
ofrecido acerca de la abducción.

4.1.1. La abducción como guessing insight

Peirce sostiene la paradójica tesis según la cual la abducción es, por una parte,
un flash de intuición y, por otra, una inferencia. En principio ambas concepciones
parecen irreconciliables entre sí. De un lado, la intuición aparece como un flash de
espíritu, como un "acto inmediato" no racional; del otro, toda inferencia abductiva ha
de ser entendida como un "razonamiento mediato" que nos lleva a una creencia. La
aparición de este elemento (insight) ha ofrecido a los enemigos del descubrimiento
más herramientas para rechazar la idea de una lógica del descubrimiento que para
aceptarla. Si ya era difícil comprender la naturaleza y función de la abducción dentro
de los márgenes de la lógica tradicional, la introducción de
este insight imaginativo/creativo hace insostenible cualquier intento de comprender
racionalmente su lugar al interior de la investigación científica. Pero ¿qué es lo que el
propio Peirce dice al respecto? En sus "Lectures on Pragmatism, Three Types of
Reasoning" (1903) sostiene:

However man may have acquired his faculty of divining the ways of Nature, it has
certainly not been by a self-controlled and critical logic. Even now he cannot give any
exact reason for his best guesses. It appears to me that the clearest statement we can
make of the logical situation -the freest from all questionable admixture- is to say that
man has a certain Insight, not strong enough to be oftener right than wrong, but
strong enough not to be overwhelmingly more often wrong than right, into the
Thirdnesses, the general elements, of Nature. An Insight, I call it, because it is to be
referred to the same general class of operations to which Perceptive Judgments
belong. This Faculty is at the same time of the general nature of Instinct, resembling
the instincts of the animals in its so far surpassing the general powers of our reason
and for its directing us as if we were in possession of facts that are entirely beyond the
reach of our senses. It resembles instinct too in its small liability to error; for though it
goes wrong oftener than right, yet the relative frequency with which it is right is on the
whole the most wonderful thing in our constitution. (CP 5.173)

En su artículo de 1958, "Peirce's Notion of Abduction", Frankfurt ya había puesto este


tema sobre la mesa para mostrar la inaceptabilidad de la idea de que la hipótesis fuese
originada como la conclusión de un razonamiento abductivo. A partir de la formulación
explicativa de la abducción ofrecida en CP 5.189, Frankfurt señaló que, si queremos
aceptar la posibilidad de que la nueva hipótesis aparezca en una de las partes del
razonamiento abductivo, esta no puede ser aquella que se origina como conclusión de
la inferencia. Para Frankfurt, esta hipótesis debe haber sido intuida antes de que la
conclusión fuese inferida. Además, la conclusión de la abducción no es la hipótesis en
sí misma, sino un enunciado que es prueba o evidencia para la hipótesis.

Así exhibido, el razonamiento abductivo no es el que nos llevaría a la adopción de una


hipótesis. Entonces ¿qué es lo que afirman las premisas de un razonamiento
abductivo? Estas sólo afirmarían que la hipótesis en cuestión podría explicar algunos
hechos que han sido observados como sorprendentes. Pero el criterio de la
"explicación" de los hechos sorprendentes, aunque necesario, es un requerimiento
posterior al hecho de concebir hipótesis. De hecho, para el mismo Peirce existe un
número infinito de hipótesis que podrían dar una explicación de los hechos. Ante esta
situación, el filósofo sostiene la existencia de un power of guessing right (CP 6.530). Es
este poder el que nos llevaría a adoptar nuestra hipótesis de trabajo, y no la aplicación
de un razonamiento abductivo.

Otro lugar importante donde aparece la dualidad intuición/inferencia es en sus


"Lectures on Pragmatism, Pragmatism and Abduction" (1903). Aquí Peirce sostiene:

(1)The abductive suggestion comes to us like a flash. It is an act of insight, although of


extremely fallible insight. It is true that the different elements of the hypothesis were
in our minds before; but it is the idea of putting together what we had never before
dreamed of putting together which flashes the new suggestion before our
contemplation. (CP 5.181, énfasis mío)
 
(2)It must be remembered that abduction, although it is very little hampered by logical
rules, nevertheless is logical inference, asserting its conclusion only problematically or
conjecturally, it is true, but nevertheless having a perfectly definite logical form. (CP
5.188, énfasis mío)

Este modo de entender la abducción estaría evidenciando dos funciones muy distintas
e inconsistentes entre sí. Por una parte, nos ofrecería la hipótesis explicativa de
manera no inferencial a partir de este guessing insight y, por otra, afirmaría que las
hipótesis son inferidas a partir de un conjunto de reglas lógicas. Pero entender la
abducción como un guessing insight tampoco concordaría con su comprensión
metodológica, ni con sus compromisos heurísticos y pragmáticos de admisibilidad, ya
que estos exigen procedimientos evaluativos no intuitivos. ¿Es posible alguna salida al
respecto?

4.1.2. Logica utens y logica docens: un intento de integración

Hemos visto cómo la introducción del insight como elemento característico de la


abducción produce un quiebre, tanto en la comprensión lógica-inferencial de este
razonamiento como en su comprensión metodológica. A su vez, este quiebre trae como
consecuencia inmediata la evaluación del concepto de lógica que sustentaría las
reflexiones de Peirce, en la medida en que el concepto tradicional no sería capaz de
integrar aquellos elementos instintivos no inferenciales.

Si somos fieles a las palabras de Peirce, habría que aceptar que él pensaba que no sólo
tenemos un instinto para razonar, sino que poseemos una "teoría instintiva del
razonamiento" (Fann 39). Prueba de lo anterior, sostiene Peirce, es que cualquier
razonador "tiene alguna idea general de lo que es un buen razonamiento" (CP 2.186).
Tal teoría del razonamiento antecede a cualquier estudio sistemático del asunto y
constituye nuestra logica utens, la lógica acrítica e implícita del hombre común (CP
2.189, 2.204).

Ahora bien, el hombre no posee un conjunto completo de instintos para enfrentarse a


todas las situaciones en las que se requiere razonar de buena manera. Por esta razón
procedemos a estudiar los procesos de razonamiento e investigamos los métodos
mediante los cuales podemos hacer avanzar más rápidamente nuestro conocimiento.
El resultado de este estudio se denomina logica docens, o lógica formulada, crítica y
científica. Así, mediante nuestra logica utens es posible conjeturar correctamente en
muchas instancias. El poder de esta logica utens puede ser comprendido como
resultado de la adaptación de nuestra mente al universo. Pero cuando el poder de
nuestro razonamiento instintivo comienza a perder confianza, como cuando nos
enfrentamos con problemas extraordinarios e inusuales, pedimos ayuda a
nuestra logica docens.

Para Peirce, un razonamiento no puede ser inconscientemente efectuado, ya que los


razonamientos son deliberados, voluntarios, críticos, controlados; todo aquello que
sólo se puede hacer conscientemente. Entonces ¿cómo reconciliar los elementos
intuitivos e inferenciales en un solo proceso de generación de conocimiento? Para
Peirce, el proceso de selección y construcción de hipótesis es una conducta consciente,
deliberada, voluntaria y controlada. Lo anterior no implica que debamos ser
conscientes de todos los procesos que lleva a cabo la mente al razonar. Por ejemplo,
uno de estos procesos podría ser el hecho de adoptar una hipótesis en un instante o
situación particular, adopción que puede considerarse a su vez como un flash of
insight.

Pero luego de ser sugerida, esta hipótesis debe ser sometida a crítica. Así, cuando le
preguntamos a un científico por qué sugirió tal hipótesis, él no podría responder: "es
que fue una iluminación intuitiva". Nosotros esperamos que nos ofrezca razones de su
sugerencia. De esta manera, podríamos aceptar que bajo el concepto de abducción sea
posible encontrar tres elementos muy distintos, pero que se interrelacionan entre sí, a
saber: (1) un elemento intuitivo acrítico, (2) un elemento silogístico de formulación
lógica de nuestro insight y (3) un elemento metodológico de admisibilidad.

Después de una larga reflexión de casi medio siglo, Peirce sostiene que estos tres
elementos, que caen bajo el concepto de abducción, al que ahora denomina
"retroducción", son funciones mentales propias de la primera etapa de investigación
científica. Así, en su escrito de 1908, "The Neglected Argument for the Reality of God",
el filósofo sostiene:

The whole series of mental performances between the notice of the wonderful
phenomenon and the acceptance of the hypothesis, during which the usually docile
understanding seems to hold the bit between its teeth and to have us at its mercy, the
search for pertinent circumstances and the laying hold of them, sometimes without our
cognizance, the scrutiny of them, the dark laboring, the bursting out of the startling
conjecture, the remarking of its smooth fitting to the anomaly, as it is turned back and
forth like a key in a lock, and the final estimation of its Plausibility, I reckon as
composing the First Stage of Inquiry. Its characteristic formula of reasoning I term
Retroduction, i.e. reasoning from consequent to antecedent. (CP 6.469)

De este modo, estos elementos, que en principio fueron exhibidos como disímiles e
incompatibles entre sí, se van compenetrando y entretejiendo en un interesante
sistema lógico que incluye, sin prejuicios, los elementos metalógicos y
metametodológicos del quehacer científico, en la medida en que se integran y están
presentes en la adquisición del conocimiento.

Conclusión

El análisis que he llevado a cabo ofrece elementos suficientes para abrazar dos
consideraciones finales en torno a las problemáticas epistemológicas que surgen de la
reflexión sobre la posibilidad de hablar de una teoría de la abducción en Peirce. La
primera de ellas tiene relación con la naturaleza de la abducción. En principio, nuestro
análisis de las obras de Peirce reflejó con claridad las dificultades que se presentan al
momento de conceptualizar lo que el filósofo entiende por abducción. La razón de lo
anterior se debe a que, más allá de los aspectos lógicos y metodológicos de esta
inferencia, nos encontramos con elementos que trascienden la esfera de la racionalidad
y nos acercan al lado instintivo y no inferencial de la abducción. Mi posición sobre este
punto es considerar los aspectos pragmáticos de la abducción como los elementos
centrales para determinar su naturaleza. Lo anterior se fundamenta en dos razones. La
primera de ellas es lo sostenido por el propio Peirce respecto a la determinación y el
carácter de la abducción. Si queremos saber qué es la abducción, tenemos que
preguntarnos para qué sirve, cuál es su fin. Para Peirce, el fin de la abducción es la
formulación de una hipótesis, la cual, mediante su sometimiento a la prueba del
experimento, debe conducir a la evitación de toda sorpresa y al establecimiento de un
hábito de expectación (CP 5.197). La segunda razón se basa en el tránsito que hace
Peirce desde las consideraciones lógicas de la abducción a las consideraciones
metodológicas. Este tránsito refleja la necesidad de insertar a esta inferencia en un
contexto real de investigación científica. En este sentido, el contexto metodológico
ofrece un mejor terreno que el contexto lógico para las consideraciones pragmáticas de
utilidad, eficiencia, contrastabilidad y economía.

La segunda de mis consideraciones tiene a la vista la distinción y relación de la


abducción con la inducción y la deducción. En el transcurso de sus investigaciones,
Peirce intentó aclarar las similitudes y diferencias que existían entre estos tres tipos de
inferencias (CP 2.623), en especial entre la inducción y la abducción. Sus reflexiones
en torno al carácter ampliativo de la inducción y la abducción resultan centrales al
momento de identificar el carácter conjetural de esta última. Como parte de un
proceso de reflexión, Peirce fue descubriendo las diferencias entre la inducción y la
abducción. Una de las diferencias centrales entre estos dos tipos de inferencias está
relacionada con lo que obtenemos después de llevar a cabo tal procedimiento
inferencial. Así, mientras que la abducción permite inferir algo de tipo distinto a lo que
hemos observado directamente y, con frecuencia, algo que sería imposible observar
directamente, la inducción sólo permite inferir la existencia de fenómenos iguales a los
que hemos observado en casos similares. De este modo, con la abducción podemos
ampliar el alcance de la semejanza entre individuos, mientras que con la inducción sólo
podemos ampliar el conjunto de individuos semejantes.

Los anteriores puntos ofrecen un elemento epistemológico central que se extrae de las
especulaciones de Peirce, a saber, que la conclusión de una abducción es capaz de
explicar el hecho observado, mientras que la inducción sólo clasifica hechos no
observados bajo una ley general a partir de su semejanza con los hechos observados.
Esta capacidad de "explicar los hechos observados" da a la abducción un carácter
específico que le permite no sólo diferenciarse de los otros modos inferenciales, sino, a
partir de su especificidad, mostrar su relación con ellos al interior de la investigación
científica. Así, por un lado, la pareja abducción-deducción se relaciona con el
requerimiento de la explicación y la racionalización de los hechos sorprendentes, y, por
el otro, la pareja abducción-inducción muestra la conexión necesaria que esta
explicación debe tener con la experiencia.

Finalmente, fue esta especificidad lógica y metodológica uno de los puntos centrales
para que los "amigos del descubrimiento" (cf. Nickles 1980) reflexionaran en torno a la
posibilidad de un "contexto del descubrimiento" y, junto a ello, ampliaran el horizonte
de la especulación filosófica sobre la praxis científica. Dado lo anterior, y más allá de
las posibles consideraciones sistemáticas que permitirían hablar de una teoría de la
abducción en Peirce, resulta innegable reconocer su influencia en las discusiones
actuales al interior de la filosofía de la ciencia.

1
 Algunas de ellas son:
1) "Abduction [...] consists in examining a mass of facts and in allowing these facts to
suggest a theory. In this way we gain new ideas; but there is no force in the
reasoning. [...] induction is, as Aristotle says, the inference of the truth of the major
premise of a syllogism of which the minor premiss is made to be true and the
conclusion is found to be true, while abduction is the inference of the truth of the
minor premiss of a syllogism of which the major premise is selected as known already
to be true while the conclusion is found to be true. Abduction furnishes all our ideas
concerning real things, beyond what are given in perception, but is mere conjecture,
without probative force" (CP 8.209). 2) "Abduction is the process of forming an
explanatory hypothesis. It is the only logical operation which introduces any new idea
[...]. Abduction merely suggests that something may be" (CP 5.171-172). 3) "Long
before I first classed abduction as an inference it was recognized by logicians that the
operation of adopting an explanatory hypothesis -which is just what abduction is- was
subject to certain conditions. Namely, the hypothesis cannot be admitted, even as a
hypothesis, unless it be supposed that it would account for the facts or some of them.
The form of inference, therefore, is this: The surprising fact, C, is observed; But if A
were true, C would be a matter of course. Hence, there is reason to suspect that A is
true" (CP 5.189).

 Llamo aquí "abducción" a lo que Peirce llama, en el texto de 1878, "hacer una
2

hipótesis".

 Resulta importante destacar que la abducción también cae en la figura de una falacia
3

deductiva/formal (afirmación del consecuente), aunque esta forma de falacia resulta


más clara al analizar la exposición de la "Lecture VII: Pragmatism and Abduction [§ 2.
Abduction and Perceptual Judgments]" (CP 5.189).

 Por ejemplo, que a partir de fósiles se infiera que la tierra estaba bajo el mar, o que a
4

partir de innumerables documentos que hacen referencia a un conquistador llamado


Napoleón Bonaparte se infiera que él existió (cf. CP 2.625).

Bibliografía
Aliseda, A. Abductive Reasoning. Logical Investigations into Discovery and Explanation.
Dordrecht: Springer, 2006.

Blackwell. R. "In Defense of the Context of Discovery", Revue Internationale de


Philosophie 131/132 (1980): 90-108.

Fann, K. Peirce's Theory of Abduction. La Haya: Martinus Nijhoff, 1970.

Frankfurt, H. "Peirce's Notion of Abduction", The Journal of Philosophy 55/14 (1958):


593-597.

Génova, G. Charles S. Peirce: la lógica del descubrimiento. Pamplona: Cuadernos de


Anuario Filosófico, 1997.

Hanson, R. "The Logic of Discovery", The Journal of Philosophy 55/25 (1958): 1073-


1085.

Hanson, R. "More on the Logic of Discovery", Journal of Philosophy 57/6 (1960): 182-


188.

Harman, G. "The Inference to the Best Explanation", The Philosophical Review 74/1


(1965): 88-95.

Hempel, C. "Problemas y cambios en el criterio empirista de significado". El positivismo


lógico, Ayer, A. (ed.). Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1959. 115-136.

Kapitan, T. "Peirce and the Autonomy of Abductive Reasoning", Erkenntnis 37 (1992):


1-26.

Klimovsky, G. Las desventuras del conocimiento científico. Una introducción a la


epistemología. Buenos Aires: A-Z Editora, 1994.

Klimovsky, G. & Schuster, F. (comps.). Descubrimiento y creatividad en ciencia.


Buenos Aires: Eudeba, 2000.

Mill, J. S. A System of Logic: Ratiocinative and Inductive. London: Longmans Green,


1865.

Nickles, T. (ed.). Scientific Discovery: Case Studies. Dordrecht: D. Reidel, 1980.

Niiniluoto, I. "Defending Abduction", Philosophy of Science 66/3 (1999): S436-S451.

Niño, D. "Peirce, abducción y práctica médica", Anuario Filosófico 34 (2001): 57-74.

Peirce, C. S. Collected Papers of Charles Sanders Peirce [CP], Hartshorne, Ch. & Weiss,
P. (eds.). Cambridge, MA: The Belknap Press of Harvard University Press, 1965.

Peirce, C. S. The Charles S. Peirce Papers [MS]. Cambridge, MA: Harvard University


Library, Photographic Service, 1966.
Peirce, C. S. Writings of Charles S. Peirce: A Chronological Edition, vols. 1-6, Fisch, M.
H. et al. (eds.). Bloomington, IN: Indiana University Press, 1982-2000.

Ramírez, A. "Inferencia abductiva y generación de hipótesis", Revista de Filosofía 62


(2006): 73-79.

Reichenbach, H. Experience and Prediction. Chicago, IL: University of Chicago Press,


1938.

Thagard, P. "The Best Explanation: Criteria for Theory Choice", The Journal of


Philosophy 75/2 (1978): 76-92.

También podría gustarte