La Teoría de La Abducción de Peirce - Lógica, Metodología e Instinto
La Teoría de La Abducción de Peirce - Lógica, Metodología e Instinto
METODOLOGÍA E INSTINTO
PABLO AGUAYO W.
Universidad de Chile
Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación - Santiago, Chile
[email protected]
Resumen
Abstract
Introducción
Ahora bien, esta no fue la tesis sostenida unas décadas antes por el filósofo
norteamericano C. S. Peirce, quien, en sus reflexiones sobre la praxis científica, intentó
anudar los diferentes aspectos inferenciales y metodológicos para ofrecer una imagen
más completa de dicha actividad. En esta empresa filosófica, Peirce desarrolló una
extensa reflexión sobre la abducción, entendida como una inferencia capaz de generar
nuevas hipótesis. Sin embargo, y dado el carácter poco metódico de sus reflexiones,
en la literatura sobre el tratamiento que Peirce da a la inferencia abductiva, esta
resulta controvertida, de tal modo que existen discusiones sobre la naturaleza de dicho
razonamiento, por una parte, y, por la otra, sobre el carácter sistemático de su
filosofía. Dado lo anterior, resulta necesario dilucidar en qué medida es posible hablar
de una teoría de la abducción en la obra de Peirce.
Ahora bien, la gran mayoría de aquellos que defienden el carácter inferencial del
procedimiento de sugerir hipótesis explicativas denominan a esta inferencia
"abducción", y su definición la obtienen de los escritos del estadounidense C. S. Peirce.
Lo que primero llama la atención al respecto es que, a diferencia de otros filósofos que
mantienen una o dos definiciones sobre sus conceptos centrales, Peirce ofrece
diferentes y contradictorias definiciones de lo que es una abducción.1
A partir de lo anterior, algunos autores (Fann 1970, Génova 1997) han sostenido que
existe una evolución del concepto de abducción en la obra de Peirce. Por mi parte,
sostengo que la multiplicidad de definiciones ofrecidas por el filósofo no muestra un
claro patrón evolutivo, ni dan índice sistemático alguno de por qué modifica su
comprensión, sino que estas representan modificaciones contextuales propias del
proceso de investigación lógica que Peirce lleva a cabo. Prueba de lo anterior es que el
concepto de abducción, junto con sus pares, hipótesis y retroducción, aparece
indistintamente, con mayor o menor grado de similitud, desde finales del siglo XIX
hasta su muerte.
Lo que sí puedo sostener es que el propio Peirce vuelve una y otra vez sobre el tema
de la inferencia abductiva. En la mayor parte de las oportunidades, el tratamiento de
esta inferencia aparece al lado de los otros modos de inferencia tradicional (inducción y
deducción), ya sea intentando establecer sus diferencias lógicas en cuanto a la forma,
validez o probabilidad de sus razonamientos, ya sea mostrando sus relaciones
metodológicas en el marco de la investigación científica.
But this is not the only way of inverting a deductive syllogism so as to produce a
synthetic inference. Suppose I enter a room and there find a number of bags,
containing different kinds of beans. On the table there is a handful of white beans:
and, after some searching, I find one of the bags contains white beans only. I at once
infer as a probability, or as a fair guess, that this handful was taken out of that bags.
This sort of inference is called making an hypothesis. It is the inference of a case from
a rule and a result. (CP 2.623)
DEDUCTION
INDUCTION
HYPOTHESIS
Por otra parte, al ser una inferencia mediada por otras dos proposiciones
(regla y resultado), el caso inferido se encuentra determinado y delimitado por las
posibilidades que estos términos ofrecen. Lo anterior significa que los términos que
aparecen en la conclusión (término mayor y término menor, respectivamente) son los
mismos que aparecen en las premisas. Esta situación tampoco concordaría con las
formulaciones posteriores de la abducción, en la medida en que no muestra a la
hipótesis como una idea nueva que se presenta como respuesta explicativa a un hecho
"sorpresivo" o "sorprendente".
The great difference between induction and hypothesis is that the former infers the
existence of phenomena such as we have observed in cases which are similar, while
hypothesis supposes something of a different kind from what we have directly
observed, and frequently something which it would be impossible for us to observe
directly. (CP 2.640)
Para terminar este apartado, quiero mostrar la propia evaluación que en 1902 hace el
autor acerca de sus primeras reflexiones sobre la abducción:
But I was too much taken up in considering syllogistic forms and the doctrine of logical
extension and comprehension, both of which I made more fundamental than they
really are. As long as I held that opinion, my conceptions of Abduction necessarily
confused two different kinds of reasoning. (CP 2.102)
2.2. Abducción y probabilidad
La clasificación que hace de la abducción dentro del marco de las inferencias probables
implica adjudicarle propiedades que no se diferencian de manera sustancial con las que
caracterizaban a la inducción, como, por ejemplo, su rasgo sintético. Sin embargo, no
puedo negar que Peirce se esforzó en sus primeros escritos por marcar una línea
divisoria entre lo que en ese momento denominaba "hacer una hipótesis" y la
inducción, pero dicha línea resultaba muy permeable respecto a las cuestiones de la
validez y la amplitud de la abducción.
Ahora bien, anteriormente se definió la probabilidad como el tener algo por verdadero
a partir de razones insuficientes, pero que presentan un mayor grado de aceptación
que las razones contrarias. En este sentido, estas razones pueden ser de carácter
homogéneo o heterogéneo. Considerando esta distinción, puedo sostener que, en el
caso de la inducción, estas razones son claramente homogéneas, ya que la inducción
infiere de un conjunto de hechos otro conjunto de hechos semejantes, y ese conjunto
de hechos que constituyen sus premisas mantiene cierta regularidad entre sí.
Llamaremos a este tipo de probabilidad objetivamente numerable.
Por otra parte, las razones que se sostienen para obtener la conclusión en un
razonamiento abductivo son heterogéneas entre sí.4 Un claro ejemplo lo constituye la
evaluación médica a partir de síntomas (Niño 2001), o las clásicas historias de Sir
Arthur Conan Doyle y Edgar Allan Poe.
Ahora bien, aunque Peirce no se refiere con estos conceptos a la diferencia entre las
razones que apoyan a una inducción y a una abducción, con respecto a esta última
sostiene: "In the first place, characters are not susceptible of simple enumeration like
objects; in the next place, characters run in categories" (CP 2.632). Este último tipo de
probabilidad que caracteriza a la abducción es sólo subjetivamente ponderable, por lo
que podríamos denominarla simplemente "verosimilitud".
Así, y en la medida en que hemos mostrado que en sus primeros años las reflexiones
de Peirce sobre los tipos de razonamiento estaban fuertemente determinadas por las
consideraciones sobre la lógica aristotélica, puedo entender claramente que el tema de
la probabilidad y validez de la abducción fuese una cuestión estrictamente silogística. A
su vez, es posible entender cómo el problema de la validez de la abducción se va
vinculando con el tema de la probabilidad, en la medida en que la fuerza de sus
razones depende de (la probabilidad de) los resultados.
Son estas razones las que llevaron a Fann a sostener que "the problem of justifying
abduction becomes entirely different from that induction" (52), y tal vez son las
mismas razones que llevaron a Reichenbach (2) a sostener que la generación de
hipótesis es un problema de la psicología y no de la epistemología, y que, a su vez, es
en el contexto de la justificación donde se estudia y decide la validez de la hipótesis.
Como he mostrado, el tratamiento silogístico dado a las inferencias en "On the Natural
Classification of Arguments" (CP 2.461), "Deduction, Induction, Hypothesis" (CP 2.619)
y "A Theory of Probable Inference" (CP 2.694) enmarcaba la cuestión de la validez de
los razonamientos dentro del ámbito de la lógica aristotélica. Ante este tratamiento
hemos mostrado que el tema de la probabilidad de la abducción resulta insuficiente y
problemático. Por ese motivo esimprescindible mostrar cómo Peirce fue ampliando el
contexto lógico en el cual se insertaba el tratamiento de la abducción, y cómo esta
ampliación le permitió un tratamiento más enriquecedor del tema. En este sentido,
espero que en esta parte del artículo se pueda responder a la siguiente pregunta: ¿qué
tipo de validez tendrá la abducción en el contexto de la investigación científica?
Esta formulación muestra que la validez de la abducción está dada por el hecho de que
lo que hace la explicación de un fenómeno es proporcionar una proposición que, si se
hubiera sabido que era verdadera antes de que el fenómeno se hubiera mostrado,
hubiese hecho al fenómeno predecible, si no con certeza, al menos como algo muy
probable. Así pues, hace al fenómeno algo racional, es decir, lo convierte en una
consecuencia lógica, ya sea necesaria o probable. Consecuentemente, si, en ausencia
de una explicación particular, un fenómeno es tal como hubiera debido ocurrir, no cabe
en absoluto explicación (cf. CP 7.192). Como he mostrado, Peirce sigue utilizando
alguno de los elementos que estaban presentes en su primera formulación silogística
sobre el tema, por ejemplo, el carácter inferencial de la abducción, así como la díada
racionalidad/consecuencia lógica (cf. Ramírez 2006).
Siguiendo a Fann, puedo sostener que, para Peirce, la única justificación para una
hipótesis es que esta explique los hechos (cf. CP 1.189, 1.139, 1.170, 2.776, 6.606).
Ahora bien, explicar un hecho significa mostrar que es un resultado necesario o
probable de otros hechos conocidos o supuestos. Así, esta parte del problema se
reduciría simplemente a la cuestión de llevar, en términos silogísticos, cualquier
inferencia abductiva a su correspondiente forma deductiva. Si esta última forma
resulta ser válida, la "rectitud/validez" (correctness) de la abducción está garantizada.
Dada la siguiente forma de abducción:
A es verdadero;
Luego, C es verdadero.
Pero más allá de las posibilidades que existen de llevar la forma del razonamiento
abductivo a este tipo de estructura lógica, su validez ya no sólo dependerá de su
capacidad explicativa como elemento racionalizante. En concordancia con su
pragmatismo, Peirce irá introduciendo otras características que deberá satisfacer este
tipo de razonamiento. De este modo, el asunto de la validez de la abducción se irá
trasladando desde la cuestión de su validez como sugerencia explicativa hacia los
criterios relacionados con su selección dentro del marco de la investigación científica.
¿En qué consiste la validez de la abducción? ¿En su capacidad para construir una
hipótesis explicativa, o en la de seleccionar una hipótesis de entre otras muchas
posibles? El mismo Peirce no siempre tiene clara esta distinción, y a menudo las trata
como si fueran el mismo asunto. En algunos pasajes sostiene: "Abduction consists in
studying facts and devising a theory to explain them" (CP 5.145); "abduction is the
process of forming an explanatory hypothesis" (CP 5.17); "consists in examining a
mass of facts and in allowing these facts to suggest a theory" (CP 8.209); "or the
process of choosing a hypothesis" (CP 7.219) (énfasis míos).
No creo necesario insistir en los criterios para construir una hipótesis explicativa; lo
que me interesa mostrar ahora son los elementos que el propio Peirce propone como
requerimientos para aceptar dicha hipótesis. Estos quedan expresados en la siguiente
cita:
Admitting, then, that the question of Pragmatism is the question of Abduction, let us
consider it under that form. What is good abduction? What should an explanatory
hypothesis be to be worthy to rank as a hypothesis? Of course, it must explain the
facts. But what other conditions ought it to fulfill to be good? The question of the
goodness of anything is whether that thing fulfills its end. What, then, is the end of an
explanatory hypothesis? Its end is, through subjection to the test of experiment, to
lead to the avoidance of all surprise and to the establishment of a habit of positive
expectation that shall not be disappointed. Any hypothesis, therefore, may be
admissible, in the absence of any special reasons to the contrary, provided it be
capable of experimental verification, and only insofar as it is capable of such
verification. This is approximately the doctrine of pragmatism. But just here a broad
question opens out before us. What are we to understand by experimental verification?
The answer to that involves the whole logic of induction. (CP 5.197)
A partir del texto anterior, puedo afirmar que la validez de la abducción en este
segundo ámbito radica en la verificabilidad del enunciado que se desprende de su
razonamiento. Ahora bien, y dadas sus aclaraciones posteriores entregadas en la
mismas "Lectures on Pragmatism" (1903), además de lo que afirma en "History of
Science" (1892), es posible entender que el criterio de verificabilidad peirciano está
más cercano al del neopositivismo que al del positivismo clásico (cf. Hempel 1959). Se
trata de que el enunciado sea contrastable en principio, de que las hipótesis ofrecidas
por el razonamiento abductivo tengan la posibilidad de ser conectadas con la
experiencia por medio de los enunciados obtenidos deductivamente (enunciados
contrastadores) y evaluadas, posteriormente, por los métodos inductivos.
Así, poco a poco va quedando clara la sincronía que existe entre los procesos
inferenciales y los pasos del método científico. No sé si es posible señalar que Peirce se
anticipa a algunas de las clásicas discusiones de la filosofía de la ciencia de la década
de los cincuenta sobre el método científico, pero al menos puedo sostener que es
consciente de tales problemas, aunque no les dé un tratamiento sistemático.
Lo anterior quiere decir que la validez de la hipótesis no sólo consiste en ofrecer una
explicación de los hechos, sino que debe mostrar las concordancias entre tal
explicación y la experiencia.
No es necesario forzar mucho este cuadro para ver su conexión con la forma
tradicional del método hipotético-deductivo (cf. Klimovsky 1994). Lo que enriquece la
forma en que Peirce entiende la investigación científica es su preocupación por el modo
en que se generan las hipótesis explicativas (contexto del descubrimiento), así como
su posterior relación inferencial con la deducción y la inducción (contexto de la
justificación), todo esto enmarcado en una serie de requerimientos lógicos y
metodológicos.
En el apartado anterior hemos examinado las consideraciones que Peirce propone para
la elección de una hipótesis. Hemos establecido, a su vez, la relación existente entre la
abducción y los otros modos inferenciales, así como su interrelación al interior de la
actividad científica. Ahora bien, esta serie de consideraciones realizadas sobre la
abducción se pueden ver claramente expresadas por Peirce cuando sostiene la
necesidad de considerar los siguientes aspectos en la elección de la hipótesis: (1) ella
debe ser capaz de ser sometida a pruebas experimentales, (2) debe poder explicar
todos los hechos sorprendentes que tengamos ante nosotros y, (3) teniendo en cuenta
-también- el enorme costo de la experimentación en dinero, tiempo, energía y
pensamiento, nuestra hipótesis debe atenerse a los aspectos económicos de la
investigación (cf. CP 7.164). Ahora bien, la economía, en general, depende de tres
clases de factores: "el costo, el valor de la cosa propuesta en sí misma y sus efectos
sobre otros proyectos" (CP 7.220).
Peirce sostiene la paradójica tesis según la cual la abducción es, por una parte,
un flash de intuición y, por otra, una inferencia. En principio ambas concepciones
parecen irreconciliables entre sí. De un lado, la intuición aparece como un flash de
espíritu, como un "acto inmediato" no racional; del otro, toda inferencia abductiva ha
de ser entendida como un "razonamiento mediato" que nos lleva a una creencia. La
aparición de este elemento (insight) ha ofrecido a los enemigos del descubrimiento
más herramientas para rechazar la idea de una lógica del descubrimiento que para
aceptarla. Si ya era difícil comprender la naturaleza y función de la abducción dentro
de los márgenes de la lógica tradicional, la introducción de
este insight imaginativo/creativo hace insostenible cualquier intento de comprender
racionalmente su lugar al interior de la investigación científica. Pero ¿qué es lo que el
propio Peirce dice al respecto? En sus "Lectures on Pragmatism, Three Types of
Reasoning" (1903) sostiene:
However man may have acquired his faculty of divining the ways of Nature, it has
certainly not been by a self-controlled and critical logic. Even now he cannot give any
exact reason for his best guesses. It appears to me that the clearest statement we can
make of the logical situation -the freest from all questionable admixture- is to say that
man has a certain Insight, not strong enough to be oftener right than wrong, but
strong enough not to be overwhelmingly more often wrong than right, into the
Thirdnesses, the general elements, of Nature. An Insight, I call it, because it is to be
referred to the same general class of operations to which Perceptive Judgments
belong. This Faculty is at the same time of the general nature of Instinct, resembling
the instincts of the animals in its so far surpassing the general powers of our reason
and for its directing us as if we were in possession of facts that are entirely beyond the
reach of our senses. It resembles instinct too in its small liability to error; for though it
goes wrong oftener than right, yet the relative frequency with which it is right is on the
whole the most wonderful thing in our constitution. (CP 5.173)
Este modo de entender la abducción estaría evidenciando dos funciones muy distintas
e inconsistentes entre sí. Por una parte, nos ofrecería la hipótesis explicativa de
manera no inferencial a partir de este guessing insight y, por otra, afirmaría que las
hipótesis son inferidas a partir de un conjunto de reglas lógicas. Pero entender la
abducción como un guessing insight tampoco concordaría con su comprensión
metodológica, ni con sus compromisos heurísticos y pragmáticos de admisibilidad, ya
que estos exigen procedimientos evaluativos no intuitivos. ¿Es posible alguna salida al
respecto?
Si somos fieles a las palabras de Peirce, habría que aceptar que él pensaba que no sólo
tenemos un instinto para razonar, sino que poseemos una "teoría instintiva del
razonamiento" (Fann 39). Prueba de lo anterior, sostiene Peirce, es que cualquier
razonador "tiene alguna idea general de lo que es un buen razonamiento" (CP 2.186).
Tal teoría del razonamiento antecede a cualquier estudio sistemático del asunto y
constituye nuestra logica utens, la lógica acrítica e implícita del hombre común (CP
2.189, 2.204).
Pero luego de ser sugerida, esta hipótesis debe ser sometida a crítica. Así, cuando le
preguntamos a un científico por qué sugirió tal hipótesis, él no podría responder: "es
que fue una iluminación intuitiva". Nosotros esperamos que nos ofrezca razones de su
sugerencia. De esta manera, podríamos aceptar que bajo el concepto de abducción sea
posible encontrar tres elementos muy distintos, pero que se interrelacionan entre sí, a
saber: (1) un elemento intuitivo acrítico, (2) un elemento silogístico de formulación
lógica de nuestro insight y (3) un elemento metodológico de admisibilidad.
Después de una larga reflexión de casi medio siglo, Peirce sostiene que estos tres
elementos, que caen bajo el concepto de abducción, al que ahora denomina
"retroducción", son funciones mentales propias de la primera etapa de investigación
científica. Así, en su escrito de 1908, "The Neglected Argument for the Reality of God",
el filósofo sostiene:
The whole series of mental performances between the notice of the wonderful
phenomenon and the acceptance of the hypothesis, during which the usually docile
understanding seems to hold the bit between its teeth and to have us at its mercy, the
search for pertinent circumstances and the laying hold of them, sometimes without our
cognizance, the scrutiny of them, the dark laboring, the bursting out of the startling
conjecture, the remarking of its smooth fitting to the anomaly, as it is turned back and
forth like a key in a lock, and the final estimation of its Plausibility, I reckon as
composing the First Stage of Inquiry. Its characteristic formula of reasoning I term
Retroduction, i.e. reasoning from consequent to antecedent. (CP 6.469)
De este modo, estos elementos, que en principio fueron exhibidos como disímiles e
incompatibles entre sí, se van compenetrando y entretejiendo en un interesante
sistema lógico que incluye, sin prejuicios, los elementos metalógicos y
metametodológicos del quehacer científico, en la medida en que se integran y están
presentes en la adquisición del conocimiento.
Conclusión
El análisis que he llevado a cabo ofrece elementos suficientes para abrazar dos
consideraciones finales en torno a las problemáticas epistemológicas que surgen de la
reflexión sobre la posibilidad de hablar de una teoría de la abducción en Peirce. La
primera de ellas tiene relación con la naturaleza de la abducción. En principio, nuestro
análisis de las obras de Peirce reflejó con claridad las dificultades que se presentan al
momento de conceptualizar lo que el filósofo entiende por abducción. La razón de lo
anterior se debe a que, más allá de los aspectos lógicos y metodológicos de esta
inferencia, nos encontramos con elementos que trascienden la esfera de la racionalidad
y nos acercan al lado instintivo y no inferencial de la abducción. Mi posición sobre este
punto es considerar los aspectos pragmáticos de la abducción como los elementos
centrales para determinar su naturaleza. Lo anterior se fundamenta en dos razones. La
primera de ellas es lo sostenido por el propio Peirce respecto a la determinación y el
carácter de la abducción. Si queremos saber qué es la abducción, tenemos que
preguntarnos para qué sirve, cuál es su fin. Para Peirce, el fin de la abducción es la
formulación de una hipótesis, la cual, mediante su sometimiento a la prueba del
experimento, debe conducir a la evitación de toda sorpresa y al establecimiento de un
hábito de expectación (CP 5.197). La segunda razón se basa en el tránsito que hace
Peirce desde las consideraciones lógicas de la abducción a las consideraciones
metodológicas. Este tránsito refleja la necesidad de insertar a esta inferencia en un
contexto real de investigación científica. En este sentido, el contexto metodológico
ofrece un mejor terreno que el contexto lógico para las consideraciones pragmáticas de
utilidad, eficiencia, contrastabilidad y economía.
Los anteriores puntos ofrecen un elemento epistemológico central que se extrae de las
especulaciones de Peirce, a saber, que la conclusión de una abducción es capaz de
explicar el hecho observado, mientras que la inducción sólo clasifica hechos no
observados bajo una ley general a partir de su semejanza con los hechos observados.
Esta capacidad de "explicar los hechos observados" da a la abducción un carácter
específico que le permite no sólo diferenciarse de los otros modos inferenciales, sino, a
partir de su especificidad, mostrar su relación con ellos al interior de la investigación
científica. Así, por un lado, la pareja abducción-deducción se relaciona con el
requerimiento de la explicación y la racionalización de los hechos sorprendentes, y, por
el otro, la pareja abducción-inducción muestra la conexión necesaria que esta
explicación debe tener con la experiencia.
Finalmente, fue esta especificidad lógica y metodológica uno de los puntos centrales
para que los "amigos del descubrimiento" (cf. Nickles 1980) reflexionaran en torno a la
posibilidad de un "contexto del descubrimiento" y, junto a ello, ampliaran el horizonte
de la especulación filosófica sobre la praxis científica. Dado lo anterior, y más allá de
las posibles consideraciones sistemáticas que permitirían hablar de una teoría de la
abducción en Peirce, resulta innegable reconocer su influencia en las discusiones
actuales al interior de la filosofía de la ciencia.
1
Algunas de ellas son:
1) "Abduction [...] consists in examining a mass of facts and in allowing these facts to
suggest a theory. In this way we gain new ideas; but there is no force in the
reasoning. [...] induction is, as Aristotle says, the inference of the truth of the major
premise of a syllogism of which the minor premiss is made to be true and the
conclusion is found to be true, while abduction is the inference of the truth of the
minor premiss of a syllogism of which the major premise is selected as known already
to be true while the conclusion is found to be true. Abduction furnishes all our ideas
concerning real things, beyond what are given in perception, but is mere conjecture,
without probative force" (CP 8.209). 2) "Abduction is the process of forming an
explanatory hypothesis. It is the only logical operation which introduces any new idea
[...]. Abduction merely suggests that something may be" (CP 5.171-172). 3) "Long
before I first classed abduction as an inference it was recognized by logicians that the
operation of adopting an explanatory hypothesis -which is just what abduction is- was
subject to certain conditions. Namely, the hypothesis cannot be admitted, even as a
hypothesis, unless it be supposed that it would account for the facts or some of them.
The form of inference, therefore, is this: The surprising fact, C, is observed; But if A
were true, C would be a matter of course. Hence, there is reason to suspect that A is
true" (CP 5.189).
Llamo aquí "abducción" a lo que Peirce llama, en el texto de 1878, "hacer una
2
hipótesis".
Resulta importante destacar que la abducción también cae en la figura de una falacia
3
Por ejemplo, que a partir de fósiles se infiera que la tierra estaba bajo el mar, o que a
4
Bibliografía
Aliseda, A. Abductive Reasoning. Logical Investigations into Discovery and Explanation.
Dordrecht: Springer, 2006.
Peirce, C. S. Collected Papers of Charles Sanders Peirce [CP], Hartshorne, Ch. & Weiss,
P. (eds.). Cambridge, MA: The Belknap Press of Harvard University Press, 1965.