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Casacion 1130-2017 San Martin

La Corte Suprema de Justicia de Perú revisó el caso de Álex Fernando Vela Pérez, condenado por violación sexual de una menor de 10 años. La Corte confirmó la sentencia condenatoria de primera instancia y de apelación, encontrando que i) la versión del acusado de que estuvo con familiares en el momento del delito no fue corroborada, y ii) existen pruebas suficientes como testimonios que acreditan su responsabilidad penal.
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Casacion 1130-2017 San Martin

La Corte Suprema de Justicia de Perú revisó el caso de Álex Fernando Vela Pérez, condenado por violación sexual de una menor de 10 años. La Corte confirmó la sentencia condenatoria de primera instancia y de apelación, encontrando que i) la versión del acusado de que estuvo con familiares en el momento del delito no fue corroborada, y ii) existen pruebas suficientes como testimonios que acreditan su responsabilidad penal.
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA CORTE

SUPREMA - Sistema de Notificaciones Electronicas


SINOE
SEDE PALACIO DE JUSTICIA,
Secretario De Sala - Suprema:SALAS CAMPOS Pilar
Roxana FAU 20159981216 soft
Fecha: 12/12/2018 10:18:04,Razón: RESOLUCIÓN
CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
JUDICIAL,D.Judicial: CORTE SUPREMA /
LIMA,FIRMA DIGITAL - CERTIFICACIÓN DEL
CONTENIDO
DE JUSTICIA CASACIÓN N.° 1130-2017
DE LA REPÚBLICA SAN MARTÍN

Sumilla. Procede el proceso inmediato.


i) El caso se subsume dentro de la figura
de la flagrancia, ii) se cuenta con
prueba evidente, que ha sido
debidamente compulsada y motivada
por el órgano jurisdiccional; y iii) la
defensa, al inicio del juicio oral, no
ofreció nuevos medios probatorios que
desacrediten el acervo probatorio
recabado.

Lima, nueve de agosto de dos mil dieciocho

VISTOS: en audiencia privada, el recurso


de casación en relación con la causal contenida en el inciso uno del
artículo cuatrocientos veintinueve, interpuesto por la defensa técnica
del sentenciado Álex Fernando Vela Pérez contra la sentencia de vista
expedida por la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de
Justicia de San Martín, de fecha cinco de junio de dos mil diecisiete, de
foja doscientos veinticinco, que confirmó la sentencia de primera
instancia que lo condenó como autor del delito de violación sexual de
menor de diez años de edad; con lo demás que contiene.
Intervino como ponente el señor juez supremo Neyra Flores.

FUNDAMENTOS DE HECHO

I. Del itinerario de la causa en primera instancia

Primero. El encausado Álex Fernando Vela Pérez fue procesado


penalmente con arreglo al Código Procesal Penal-Decreto Legislativo
número novecientos cincuenta y siete.

Segundo. El señor fiscal de la Segunda Fiscalía Provincial Penal


Corporativa del Alto Amazonas-Yurimaguas, mediante disposición del

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DE JUSTICIA CASACIÓN N.° 1130-2017
DE LA REPÚBLICA SAN MARTÍN

veintiocho de agosto de dos mil dieciséis, obrante a foja uno del


cuaderno de debate, formuló requerimiento de proceso inmediato en
contra de Álex Fernando Vela Pérez por la presunta comisión del delito
contra la libertad sexual-violación sexual de menor de edad en grado
de tentativa, en agravio de la menor de iniciales D. M. N. R.
En la misma audiencia única de incoación del proceso inmediato
–conforme al acta de foja trece–, se debatió también el requerimiento fiscal
de prisión preventiva contra el citado encausado Vela Pérez. El juez de
la investigación preparatoria, por auto –no impugnado– de foja catorce,
del veintinueve de agosto de dos mil dieciséis, declaró fundado el
requerimiento de prisión preventiva por el plazo de nueve meses, que
venció el veintisiete de mayo de dos mil diecisiete; así como aprobó el
requerimiento de incoación de proceso inmediato.

Tercero. La nombrada Fiscalía, con fecha treinta y uno de agosto de


dos mil dieciséis, emitió acusación-proceso inmediato de foja
veinticinco, integrada a foja cincuenta y dos, en contra de Álex
Fernando Vela Pérez como autor del delito contra la libertad sexual-
violación sexual de menor de edad consumado, en agravio de la
menor de iniciales D. M. N. R.
Se imputó al acusado haber abusado sexualmente de la citada menor
el día veintisiete de agosto de dos mil dieciséis. Los hechos fueron
puestos a conocimiento de los efectivos policiales mediante la
denuncia verbal realizada por la abuela de la menor agraviada, Rosa
Violeta Pastor Tecco, donde comunicó la desaparición de su nieta, y
que ciudadanos del lugar le habían informado que un sujeto había
interceptado a dicha menor y la había trasladado hacia el malecón
Shanusi del lugar donde se encontraba.
Luego, tras la intervención del imputado Álex Fernando Vela Pérez en
flagrancia delictiva el día veintisiete de agosto del dos mil dieciséis, a

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DE JUSTICIA CASACIÓN N.° 1130-2017
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las veintidós horas aproximadamente, y la realización de diversas


diligencias preliminares, refirió que se había constatado que el
imputado vulneró la indemnidad sexual de la menor agraviada, a
quien le ocasionó lesiones genitales y extragenitales, tras llevarla
inicialmente con dirección al malecón Shanusi, luego de interceptarla
a ella y a su hermano de cinco años de edad en inmediaciones del
Puerto Garcilaso, en Yurimaguas.

Cuarto. El Cuarto Juzgado Penal Colegiado Supranacional de San


Martín, mediante sentencia de fecha veinte de septiembre de dos mil
dieciséis, de foja ciento quince del cuaderno de debate, condenó al
acusado Álex Fernando Vela Pérez como autor del delito de violación
sexual de menor de diez años, en agravio de la menor de iniciales D. M.
N. R., le impuso la pena de cadena perpetua y fijó en cincuenta mil
soles el monto que por reparación civil abonará el sentenciado a favor
de la parte agraviada. Esta fue apelada por la defensa técnica del
procesado mediante escrito del veintisiete de septiembre de dos mil
dieciséis, de foja ciento sesenta y dos.

II. De la decisión en segunda instancia

Quinto. La Sala Penal de Apelaciones de San Martín-Tarapoto,


mediante sentencia de vista del cinco de junio de dos mil diecisiete, de
foja doscientos veinticinco, declaró infundada la apelación y confirmó
la sentencia condenatoria de primera instancia, sosteniendo que:
5.1. Ha quedado acreditado con la declaración testimonial del menor
de iniciales D. N. R. y de José Inuma Chanchari que el día
veintisiete de agosto de dos mil dieciséis el acusado fue visto en
horas de la tarde cerca del lugar donde se encontraba jugando la
menor agraviada; y el segundo de los testigos vio cuando el
acusado se llevó a la menor, con el pretexto de invitarle gaseosa.
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DE JUSTICIA CASACIÓN N.° 1130-2017
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5.2. El procesado no ha logrado acreditar que ese día, en horas de la


tarde, se encontraba en compañía de su conviviente y sus
parientes; pues doña Rocío Ramírez Martell, conviviente y testigo
de descargo del acusado, ha señalado que el día antes referido,
a las diez horas, se dirigió con el acusado a la casa de su tío
Alejandro Vela, donde luego de una hora lo dejó tomando
cerveza para irse a trabajar, y salió de su trabajo a las dieciséis
horas; luego fue nuevamente a la casa de su tío, quien le indicó
que minutos antes el acusado se había retirado, por lo cual
retornó a su domicilio a las diecisiete horas con treinta minutos.
Asimismo, don Alejandro Vela García, tío y testigo de descargo del
acusado, ha referido que al procesado lo vio el día veintisiete de
agosto hasta las doce horas con treinta minutos,
aproximadamente, y después no lo volvió a ver. Ello significa que
las versiones de los testigos de descargo desvirtúan la tesis del
acusado, quien aseveró que en horas de la tarde del día
veintisiete de agosto estuvo con estos familiares.
5.3. De autos existen suficientes elementos probatorios que acreditan
no solamente la comisión del delito de violación de menor de
edad, sino también la responsabilidad penal del acusado; y, con
relación a las supuestas contradicciones en que habrían incurrido
los testigos respecto al color de la indumentaria que vestía el
acusado el día de los hechos, la Sala Superior considera que dicha
circunstancia no es relevante, ya que todos los testigos, tanto de
cargo como descargo, describen la misma indumentaria, esto es,
polo, bermudas y zapatillas; pero con un matiz de color diferente
en alguna prenda, lo que de ninguna manera puede restarles
veracidad respecto al núcleo de las imputaciones.
5.4. Respecto a la alegación del acusado de que minutos antes de su
intervención policial había sustraído un celular por inmediaciones

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de las calles Comercio y Sargento Lores, no existe vinculación


respecto al hecho ilícito suscitado. El Colegiado comparte lo
expuesto en la sentencia de primera instancia en el sentido de
que esta aseveración del acusado es una coartada sin sustento
probatorio, pues no ha presentado medio probatorio alguno que
corrobore su versión; muy por el contrario, al declarar en primera y
segunda instancia, el acusado recurrente señaló que no existe
denuncia o documento alguno sobre este supuesto hurto de un
teléfono celular; tesis del acusado que no se condice con su
declaración cuando refiere que el propietario del celular, junto
con sus amigos, lo persiguieron y posteriormente fue capturado
por la policía; fundamentos por los cuales debe desestimarse este
agravio.
5.5. El certificado médico legal no vincula directamente al procesado
como la persona que ha participado en este hecho ilícito; sin
embargo, constituye un elemento periférico que, junto con las
demás pruebas actuadas en juicio oral, permite tener la certeza
de que el acusado es el responsable de la comisión del delito
procesado.
5.6. Se está ante un caso de flagrancia, pues el acusado fue
descubierto por la testigo Mercedes Natividad Armas Saboya
cuando bajaba con la menor sujetándola de la mano, momentos
posteriores a haberse cometido el ultraje sexual y, al ser
sorprendido, emprendió la fuga para luego ser capturado;
conforme esta testigo lo ha referido en el plenario de juicio oral de
primera instancia y se lo ha increpado directamente al ser
sometida a un careo con el acusado, quien se limitó a preguntarle
cuánto le habían pagado.
5.7. Además, se tienen las declaraciones de otros testigos que
corroboran y sustentan los hechos ocurridos.

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5.8. Los antecedentes que el procesado registra por violación sexual


de menor de edad han sido considerados para efectos de
contemplar la reincidencia y así determinar la pena.

III. Del trámite del recurso de casación

Sexto. La defensa técnica del acusado Álex Fernando Vela Pérez


interpuso recurso de casación mediante escrito de foja doscientos
cincuenta y cinco, invocando como causales las previstas en los incisos
tres y cuatro del artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal
Penal, referidos respectivamente a: i) si la sentencia importa una
indebida aplicación, una errónea interpretación o una falta de
aplicación de la ley penal o de otras normas jurídicas necesarias para
su aplicación y ii) si la sentencia ha sido expedida con falta o
manifiesta ilogicidad de la motivación, cuando el vicio resulte de su
propio tenor.

Séptimo. El recurrente fundamentó sus causales de admisibilidad


alegando que:
7.1. La Sala Superior contraviene el debido proceso, la motivación
suficiente y los principios de oralidad e inmediación procesal
cuando erradamente consideró que los hechos alegados solo se
pueden basar en el extremo del escrito de apelación, pues la
parte apelante tiene la oportunidad de expresar sus agravios con
mayor amplitud en audiencia de apelación.
7.2. Considera que la Sala Superior no ha motivado debidamente su
decisión, pues no se ha acreditado con medio de prueba idóneo
su responsabilidad en los hechos descritos en la imputación fiscal.
7.3. En ninguna circunstancia ha interceptado a la menor agraviada ni
la ha trasladado al malecón Shanusi para abusar sexualmente de
ella, pues el horario del acta emitida por autoridad competente
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no se condice con la hora de los hechos, lo que demuestra que no


fue intervenido inmediatamente en el lugar de los hechos.
7.4. Minutos antes de su intervención policial había sustraído un
teléfono celular a un muchacho que transitaba por la vía pública
en la ciudad de Yurimaguas. Los testigos presenciales, Juan José
Inuma Chanchari, Mercedes Natividad Armas Saboya y el menor
de cinco años de edad identificado con iniciales D. N. R., no
describen en forma coherente y verosímil la participación y
responsabilidad del encausado en los hechos atribuidos.
7.5. No se han practicado pruebas biológicas a fin de determinar con
objetividad su responsabilidad en los hechos. Lo sentencian solo
con el Certificado médico legal número cero cero cero
ochocientos cincuenta y cinco, de fecha cinco de septiembre de
dos mil dieciséis.
7.6. La declaración efectuada por el menor de cinco años de edad
identificado con iniciales D. N. R., hermano de la menor, está
viciada, pues entra en contradicciones.
7.7. No debió haberse aplicado el proceso inmediato, ya que, al
tratarse de una vulneración a la intangibilidad sexual de una
menor, aunada a la gravedad de la pena, debió verse en el fuero
común, a efectos de que se logre precisamente esclarecer los
hechos submateria de análisis y se llegue a la verdad material.

Octavo. Cumplido el trámite de traslado a las partes procesales, esta


Suprema Sala, atendiendo a que el Colegiado de Segunda Instancia
confirmó la condena impuesta por el Juzgado de Primera Instancia
dentro de un proceso inmediato, sin considerar que el Acuerdo Plenario
Extraordinario número dos-dos mil dieciséis/CIJ-ciento dieciséis restringió
ese tipo de procesos a delitos comunes que no revisten una especial
necesidad de actividad probatoria, y advirtiéndose la posible violación

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de la garantía del proceso predeterminado por la ley, mediante


ejecutoria suprema de fecha primero de diciembre de dos mil
diecisiete, a foja cuarenta y dos del cuadernillo formado en esta Corte
Suprema, en uso de sus facultades, declaró bien concedido el recurso
de casación –atendiendo a que el juez conoce el derecho– por la causal
prevista en el inciso uno del artículo cuatrocientos veintinueve del
Código Procesal Penal, referido a la inobservancia de la garantía del
proceso predeterminado por la ley.

Noveno. Deliberada la causa en secreto y votada el día de la fecha,


esta Suprema Sala cumple con pronunciar la presente sentencia de
casación, cuya lectura en audiencia privada –con las partes que asisten– se
realiza por la Secretaría de hoy.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

I. Del motivo casacional

Primero. Conforme ha sido establecido por la ejecutoria suprema de


foja cuarenta y dos del cuaderno formado en esta Corte Suprema, el
motivo de casación admitido es: i) determinar si la sentencia de vista
ha inobservado la garantía constitucional del proceso predeterminado
por ley y, por tanto, si correspondía dilucidar los cargos contra el
encausado Álex Fernando Vela Pérez en el proceso inmediato.

Segundo. La Constitución Política del Estado, en su artículo ciento


treinta y nueve, inciso tres, consagra la observancia del principio del
debido proceso y la tutela jurisdiccional. Al respecto, el Tribunal
Constitucional, en el Expediente número cero cero treinta y dos-dos mil
cinco-PHC-Junín, señaló que dicho principio “garantiza al justiciable, ante su
pedido de tutela, el deber del órgano jurisdiccional de observar el debido proceso y
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de impartir justicia dentro de los estándares mínimos establecidos por los instrumentos

internacionales”. Y, conforme lo refiere el tercer párrafo del artículo cuatro


del Código Procesal Constitucional, “se entiende por tutela procesal efectiva
aquella situación jurídica de una persona en la que se respetan, de modo
enunciativo, sus derechos [...], a no ser desviado de la jurisdicción predeterminada ni

sometido a procedimientos distintos de los previstos por la ley [...]”. De manera


que el proceso predeterminado por ley se trata de una garantía que
deriva del principio del debido proceso y la tutela jurisdiccional
efectiva, e imprime una exigencia al órgano jurisdiccional respecto a
dar al proceso la sustanciación que se encuentre prevista en la ley.

Tercero. La resolución que aprobó el requerimiento de la Fiscalía


Provincial de incoación de proceso inmediato no fue recurrida por el
imputado. Sin embargo, cuando se cuestiona –como en el presente caso–
la licitud de la concreta incoación del proceso inmediato, no es posible
aplicar la preclusión de aquel momento procesal. No se puede hablar
de convalidación y saneamiento procesal, pues no caben cuando el
vicio procesal configura una nulidad absoluta o insubsanable, que
comprometen derechos y garantías fundamentales (artículo ciento
cincuenta, literal d, del Código Procesal Penal), y solo serían posibles cuando
no se observan las formalidades previstas en la ley para el desarrollo de
un acto procesal.

Cuarto. Que, según el auto de incoación del proceso inmediato de foja


catorce, del veintinueve de agosto de dos mil dieciséis, se declaró
procedente ese proceso especial porque se estimó que el imputado
Álex Fernando Vela Pérez fue detenido en flagrancia delictiva. La
Fiscalía Provincial acompañó a estos efectos, en su requerimiento del
veintiocho de agosto de dos mil dieciséis a foja uno, el acta de
denuncia verbal de fecha veintisiete de agosto de dos mil dieciséis, el
acta de intervención policial del veintisiete de agosto de dos mil
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dieciséis, las declaraciones del menor de iniciales D. N. R. y de Juan


José Inuma Chanchari, el acta de reconocimiento en rueda y el
reconocimiento médico legal.

Quinto. A fin de determinar si correspondía dilucidar los cargos contra el


encausado Álex Fernando Vela Pérez en un proceso célere y
abreviado como el inmediato, es menester señalar aquí algunas
actuaciones que se llevaron a cabo en el proceso, sin que esto afecte
el principio de inmediación, pues, de conformidad con la Casación
número cero cinco-dos mil siete-Huaura, emitida por la Sala Penal
Permanente, de fecha primero de agosto de dos mil siete:

Existen “zonas abiertas”, accesibles al control […], que pueden ser


fiscalizados a través de las reglas de la lógica, la experiencia y los
conocimientos científicos. En consecuencia, el relato fáctico que el
Tribunal de Primera Instancia asume como hecho probado, no siempre es
inconmovible, pues: a) puede ser entendido o apreciado con manifiesto
error o de modo radicalmente inexacto –el testigo no dice lo que
menciona el fallo–; b) puede ser oscuro, impreciso, dubitativo, ininteligible,
incompleto, incongruente o contradictorio en sí mismo; o c) ha podido ser
desvirtuado por pruebas practicadas en segunda instancia.

Sexto. Al respecto, se deben precisar los siguientes datos importantes:


6.1. En el Acta de denuncia verbal número ciento cincuenta y siete-
dos mil dieciséis-SEINCRI-CPNP-YGS, de fecha veintisiete de agosto
de dos mil dieciséis, de foja cuarenta y ocho, realizada a las veinte
horas, consta que la abuela de la menor agraviada puso en
conocimiento que esta se había perdido. Señaló que, al llegar al
Puerto Garcilaso, encontró a Juan José Inuma Chanchari, quien le
indicó que pudo observar que en el frontis del almacén jugaban
unos niños, y entre ellos se encontraba la menor; que en la
escalinata se encontraba un individuo sentado, quien vestía polo

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blanco, era de estatura mediana, contextura delgada y hablaba


por teléfono.
6.2. El Acta de intervención policial S/N-dos mil dieciséis-DIRNOP-
REGPOL-SM-T/DIVPOL-AA/SECUNEME-ciento cinco-YGS, de fecha
veintisiete de agosto de dos mil dieciséis, de foja cuarenta y ocho-
A, en la que consta que el procesado Álex Fernando Vela Pérez, al
percatarse de la presencia policial, se dio a la fuga, pero fue
intervenido en la intersección de las calles Comercio y Arica.
6.3. El acta de reconocimiento en rueda de personas con
participación del Ministerio Público, del veintiocho de agosto de
dos mil dieciséis, de foja cuarenta y ocho-C, donde consta que
Juan José Inuma Chanchari, al ponérsele al frente cinco personas
numeradas del uno al cinco, pudo reconocer al individuo al que
vio subir por las gradas de la calle malecón Shanusi con la menor,
que es el signado con el número tres, esto es, Álex Fernando Vela
Pérez.
6.4. Declaración del menor de iniciales D. N. R., de cinco años de
edad, a foja cuarenta y siete del expediente judicial, quien refirió
ser hermano de la menor agraviada. Señaló que se encontraba
jugando con ella en la escalinata; luego llegó un señor que se
llevó a su hermana a comprar gaseosa y le dijo: “No me sigas, ahorita
vamos a venir”, por lo que no los siguió; se la llevó de la mano.
Describió que aquel hombre tenía cabello crespo; no era tan alto,
flaco; y vestía un polo celeste, una bermuda medio negra y
zapatillas.
6.5. Declaración del testigo José Inuma Chanchari, a foja cuarenta y
uno del expediente judicial, en la que señaló que el día de los
hechos estaba trabajando y, al salir un momento del almacén
para refrescarse, vio a un joven que pasó cerca de él, se sentó a
unos quince metros, sacó un celular blanco y comenzó a

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conversar; mientras lo hacía, miraba a los niños que se


encontraban por ahí. Esta persona medía un metro con sesenta
centímetros, aproximadamente, era trigueño, crespo y vestía una
bermuda de color crema y un polo blanco a rayas.
6.6. Certificado médico legal número cero cero cero ochocientos
ochenta y cinco-G, de fecha cinco de septiembre de dos mil
dieciséis, a foja cincuenta y cuatro del cuaderno de debate,
suscrito por la médico legista Nanja Napanga Hilario, donde se
establece como conclusión: “Desgarro perineal de grado III y lesiones
ocasionadas por superficie áspera en miembro inferior izquierdo”.

6.7. Protocolo de pericia psicológica número novecientos catorce-dos


mil dieciséis-PSC, de fecha nueve de septiembre de dos mil
dieciséis, suscrito por Juan Quiliche Vargas, practicado a la menor
agraviada, donde se evidenció el grado de afectación
psicológica de la menor agraviada.
Asimismo, se tienen estos elementos:
6.8. Declaración de la testigo Rosa Violeta Pastor Tecco, abuela de la
menor agraviada, que obra a foja cuarenta y tres del expediente
judicial, quien refirió haber realizado la denuncia. Una vez que se
enteró de que la niña apareció, fue a la comisaría, donde una
señora le contó que el procesado la estaba trayendo de la mano,
la hizo bajar por las escaleras y que la niña estaba toda mojada.
Su nieto señaló que vio a aquel hombre cuando agarraba de la
mano a la menor y le dijo: “Vamos”.
6.9. Declaración de Mercedes Natividad Armas Saboya, que obra a
foja cuarenta y cinco del expediente judicial, quien refirió que el
mismo día de los hechos, a las veintiún horas aproximadamente,
cuando se encontraba en el interior de su domicilio sentada
mirando hacia la calle, vio a una persona de sexo masculino junto
a una menor de sexo femenino, que tenía las características de la

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niña desaparecida; entonces se levantó y se paró en la puerta a


mirar a dónde se dirigía dicha persona junto con la menor. El
hombre se paró en una zona oscura e hizo señas para que la
menor se fuera. Cuando la vio, el hombre comenzó a correr, pero
al haber sido alertados los vecinos y la policía, minutos después fue
detenido.
6.10. Careo entre el procesado Álex Fernando Vela Pérez y la testigo
Mercedes Natividad Armas Saboya, quien sostuvo que el
acusado llevaba de la mano a la menor agraviada.

Estos son los hechos procesales relevantes y definidos en las sentencias


de mérito. Por ende, sobre esa base es que debe examinarse si
correspondía o no el proceso inmediato, y si en su actuación se
vulneraron derechos básicos de carácter procesal del imputado, al
punto de que las sentencias de condena emitidas no pueden
sostenerse por carecer de eficacia procesal.

Séptimo. El Acuerdo Plenario Extraordinario número dos-dos mil


dieciséis/CIJ-ciento dieciséis, en su fundamento jurídico diez, establece
que el proceso inmediato no debe aplicarse a delitos especialmente
graves, en la medida en que puede demandar un esclarecimiento más
intenso alejado del concepto de “mínima actividad probatoria”. En
este caso, nos encontramos ante un delito especialmente grave,
sancionado con la pena más grave del sistema penal, esto es, la
cadena perpetua. Sin embargo, no es suficiente la cuantía de la pena
para determinar la no incoación del proceso inmediato, sino que
también se requiere observar lo prescrito en el artículo cuatrocientos
cuarenta y seis del Código Procesal Penal, el cual refiere que el
proceso inmediato procederá cuando:

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a) El imputado ha sido sorprendido y detenido en flagrante delito, en


cualquiera de los supuestos del artículo 259; b) el imputado ha confesado
la comisión del delito, en los términos del artículo 160; o c) los elementos
de convicción acumulados durante las diligencias preliminares, y previo
interrogatorio del imputado, sean evidentes.

Es del caso analizar los supuestos establecidos en los numerales a y c.

Octavo. El dispositivo antes citado nos remite al artículo doscientos


cincuenta y nueve del citado código, que en su inciso tercero, dispone
que existe flagrancia, y permite la detención por la policía cuando:

3. El agente ha huido y ha sido identificado durante o inmediatamente


después de la perpetración del hecho punible, sea por el agraviado o por
otra persona que haya presenciado el hecho, o por medio audiovisual,
dispositivos o equipos con cuya tecnología se haya registrado su imagen,
y es encontrado dentro de las veinticuatro (24) horas de producido el
hecho punible.

Noveno. Respecto al Acuerdo Plenario número dos-dos mil


dieciséis/CIJ-ciento dieciséis, fundamento jurídico ocho-A, sobre
proceso inmediato, se ha pronunciado la Primera Sala Penal Transitoria
en la Casación número ochocientos cuarenta y dos-dos mil dieciséis,
señalando que:

La flagrancia es una institución procesal de carácter instrumental o


medial, a cuyo amparo se autoriza que la autoridad penal pueda realizar
determinados actos de limitación de derechos fundamentales (medidas
de coerción o medidas instrumentales restrictivas de derechos) con fines
de investigación del delito y, en su caso, poder instaurar procedimientos
simplificados que dan lugar a una decisión célere. El delito flagrante es lo
opuesto al delito clandestino; y, como tal, debe cometerse públicamente
y ante testigos. Requiere que la víctima, la policía o un tercero presencien
la comisión del delito en el mismo momento en que se perpetra
(evidencia o percepción sensorial del hecho delictivo), y que ante la

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realización de la infracción penal surja la necesidad urgente de la


detención del delincuente para poner coto a la comisión delictiva, cortar
o evitar mayores efectos lesivos de la conducta delictiva o impedir la fuga
del delincuente. La inmediatez que ello implica hace patente el hecho
delictivo –la flagrancia se ve, no se demuestra– y su comisión por el
detenido, de suerte que como existe una percepción directa y sensorial
del delito, excluye de por sí toda sospecha, conjetura, intuición o
deducción. Se asume, por ello, que todos los elementos del hecho están
presentes y que no cabe elaborar un proceso deductivo más o menos
complejo para establecer la realidad del delito y la participación del
detenido.

Décimo. Conforme al artículo doscientos cincuenta y nueve, inciso tres,


del Código Procesal Penal –que reconoce la denominada cuasi flagrancia–, se
exige que, cuando el sujeto activo logra huir de la escena del delito,
deba ser reconocido o identificado por la propia víctima, por la policía
o, en todo caso, por un testigo presencial. Este último –órgano de prueba–
debe haber observado directamente –a través de sus sentidos– la comisión
de un delito y exponer acerca de ello. No podría cumplir con este
requisito un testigo de oídas1 o de referencia, cuya información es
indirecta.

Undécimo. El Acuerdo Plenario número dos-dos mil dieciséis/CIJ-ciento


dieciséis ha señalado que, en la medida en que exista, con claridad y
rotundidad, prueba evidente o evidencia delictiva y simplicidad, la vía
del proceso inmediato estará legitimada constitucionalmente. Esta
“prueba evidente” o “evidencia delictiva” se define a partir de tres
instituciones: delito flagrante, confesión del imputado y delito evidente.
El delito evidente no tiene una referencia legislativa específica; sin
embargo, con arreglo a su acepción literal, un delito evidente es aquel

1JAUCHEN, Eduardo M. Tratado de la prueba en materia penal. Buenos Aires: Rubinzal-


Culzoni Editores, 2004, p. 289.
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cierto, claro, patente y acreditado sin la menor duda. Cuando la ley


hace mención a la denominada “prueba evidente”, exige una prueba
que inmediatamente, esto es, prima facie, persuada de su
correspondencia con la realidad; busca que la apreciación del juez en
aquel supuesto sea exacta con extrema probabilidad.

Duodécimo. Al respecto, San Martín Castro refiere que:

Debe existir en la causa, con independencia de la posición procesal del


imputado y como consecuencia de las diligencias preliminares, datos
sólidos que produzcan convicción razonable de la realidad del delito y de
la vinculación del imputado con su comisión. Desde luego, se trata de un
estado de conocimiento del hecho, que no se preste a polémicas
fundadas o que adolezca de ciertas lagunas que determine la necesidad
de actos de investigación adicionales o de corroboración2.

Así también Herrera Guerrero:

En sede de incoación del proceso inmediato no es posible contar con


certeza. La plena convicción acerca de la realización del hecho delictivo
así como la intervención del imputado recién se adquiere en el juicio oral,
después de la actuación de la prueba. De modo que la categoría del
“delito evidente” solo puede referirse a la probabilidad alta sobre el
hecho aparentemente delictivo. Afirmar que ya en sede de diligencias
preliminares, o incluso en otras etapas (investigación preparatoria
propiamente dicha y etapa intermedia) se cuenta con ese “conocimiento
indudable”, significa desconocer la citada distinción entre actos de
prueba y de investigación, la misma que constituye un aspecto básico de
nuestro proceso penal reformado3.

2 SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho procesal penal. Lecciones. Lima: INPECCP, 2015,
p. 805.
3 HERRERA GUERRERO, Mercedes. “El carácter excepcional del proceso inmediato en el

Decreto Legislativo N.° 1194”. En: El proceso inmediato. Lima: Instituto Pacífico, 2017,
pp. 110-111.
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DE JUSTICIA CASACIÓN N.° 1130-2017
DE LA REPÚBLICA SAN MARTÍN

Decimotercero. En el presente caso, la testigo Mercedes Natividad


Armas Saboya, de diecinueve años, vio cuando el procesado
caminaba de la mano con la menor agraviada cerca de las veintiún
horas, con señales en sí mismo y en su vestido que indicaban que se
trataba de la persona que había sustraído a la menor.

Decimocuarto. En el caso se tiene: i) la versión del testigo José Inuma


Chanchari, quien vio cómo el procesado observaba a la menor
agraviada con una actitud sospechosa minutos antes de que esta
desapareciera; ii) la declaración del menor de iniciales D. N. R., de
cinco años de edad –hermano de la menor agraviada–, quien presenció el
momento en el cual el procesado se llevaba a su hermanita del lugar
donde se encontraba jugando con los demás niños, bajo la excusa de
ir a comprar gaseosa; iii) el testimonio de la abuela de la menor, doña
Rosa Violeta Pastor Tecco, donde precisó las circunstancias en que se
le perdió su nieta y lo que le refirieron los vecinos de la zona; iv) la
declaración de la testigo Mercedes Natividad Armas Saboya, de
diecinueve años de edad, que evidenció el momento en el cual el
procesado devolvía a la menor al Puerto Garcilaso.
Todas estas declaraciones expresaron el hecho de que el procesado
sustrajo a la menor del lugar donde se encontraba, permaneció con
ella y, horas más tarde, la devolvió. A su análisis y valoración se tienen
que sumar las conclusiones del certificado médico legal, esto es, el
desgarro perineal de grado III y las lesiones ocasionadas por superficie
áspera en miembro inferior izquierdo, lo que, según la declaración del
perito en juicio oral, a foja ciento veintisiete, quiere decir:

El periné es la región entre la vulva y el ano. […] Estamos hablando de una


niña de tres años, tenemos que su anatomía es así, sus órganos no están
preparados para recibir un genital masculino. El hueso pubis no permite el
ingreso, entonces lo que va a pasar por la desproporción anatómica, es

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que toda la región del periné se va a romper, eso es lo que ha ocurrido


con la niña, se ha roto hasta el ano. Debe ser reparado quirúrgicamente,
en sala de operaciones. La desproporción anatómica que hemos
mencionado, al ingresar en forma violenta un objeto extraño, ocasiona
[que] se desgarre causando un sangrado profuso, rotura de las
estructuras, vejiga, ano, incontinencia fecal, el ano está afectado. Las
conclusiones de la pericia a eso se refieren.

Además que se ha de considerar el Protocolo de pericia psicológica


número novecientos catorce-dos mil dieciséis-PSC, practicado a la
menor agraviada, donde se evidencia el grado de afectación
psicológica de esta, pues concluye:

1. Clínicamente, estado de conciencia en desarrollo, acorde a su edad


cronológica.
2. Clínicamente, a la actualidad presenta indicadores de proceso de
afectación emocional compatible con experiencia traumática de tipo
sexual.
3. Presenta reacción a estrés agudo (F43.0), con sintomatología en
remisión.
4. Se recomienda tratamiento psicoterapéutico especializado.
5. Continuar brindando apoyo psicológico a menor por institución del
estado (Minsa).

Decimoquinto. Si la menor agraviada no brindó declaración alguna,


fue por la edad que tenía en aquella fecha y por la afectación física y
emocional que había sufrido. Así se evidencia en el Protocolo de
pericia psicológica número novecientos catorce-dos mil dieciséis-PSC,
sección “II. DATOS DE ENTREVISTA Y OBSERVACIÓN”, punto “A. RELATO
DEL MOTIVO DE EVALUACIÓN”, donde se refiere lo siguiente:

¿Cómo te llamas? (silencio) ¿Te llamas “Dayana Milagros”? (responde de


forma gestual, asiente con la cabeza de forma positiva) ¿Cuántos añitos
tienes? (hace gestos) ¿Con quién vives? (silencio prolongado) ¿Tu mamá
cómo te llama? (silencio) ¿Ella es tu mamá? (asiente con la cabeza en
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forma positiva, constantemente la abraza) ¿Te dan tu comidita las


señoritas? (hace gestos) [La] menor en todo momento interactúa con
estímulos externos (juguetes); responde mayormente de forma gestual a
preguntas simples; ante preguntas relacionadas a circunstancias vividas,
mantiene una actitud de reserva y muestra un mayor apego a figura
materna.

Por ello, aun cuando se cite a la menor agraviada para que concurra
a juicio oral, no será posible obtener su declaración.

Decimosexto. Conforme al índice de registro de audiencia única de


juicio inmediato, de fecha doce de septiembre de dos mil dieciséis, a
foja noventa y nueve, una vez que el Colegiado declaró iniciado el
juicio oral y luego de los alegatos de apertura, información de los
derechos al acusado y posición de este, el director de debates
preguntó a las partes procesales si tenían nuevos medios de pruebas, a
lo que la defensa técnica del acusado refirió que no. Lo que demuestra
que el acusado no tenía nuevos medios de prueba de descargo.

Decimoséptimo. En el presente caso no se requiere un elaborado y


riguroso análisis de la versión de la víctima, pues se cuenta con prueba
evidente –referida a los medios de prueba recabados durante la investigación y
que han sido detallados en el considerando decimocuarto– que, debidamente
compulsada por el órgano jurisdiccional, generó plena certeza de la
responsabilidad penal del procesado Álex Fernando Vela Pérez; y es el
proceso inmediato la vía correspondiente para su procesamiento por
los fundamentos ya esgrimidos, tanto más si la situación jurídica del
procesado no es posible de ser cambiada al no tener nuevos medios
de prueba que ofrecer y que desacrediten el acervo probatorio
recabado, y que es contundente. En consecuencia, no se ha desviado
al imputado del procedimiento legalmente preestablecido, ni se

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inobservó o vulneró la garantía constitucional del proceso


predeterminado por la ley.

DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. DECLARARON INFUNDADO el recurso de casación –por la presunta
causal prevista en el inciso uno del artículo cuatrocientos veintinueve del Código

Procesal Penal– interpuesto por el procesado Álex Fernando Vela


Pérez contra la sentencia de vista del cinco de junio de dos mil
diecisiete, emitida por la Sala Penal de Apelaciones de la Corte
Superior de Justicia de San Martín, que confirmó la sentencia de
primera instancia del veinte de septiembre de dos mil dieciséis, que
lo condenó como autor del delito de violación sexual, en agravio
de la menor identificada con las iniciales D. M. N. R., a cadena
perpetua; con lo demás que contiene.
II. DISPUSIERON que la presente sentencia casatoria se lea en
audiencia privada por la Secretaría de esta Suprema Sala Penal; y,
acto seguido, se notifique a todas las partes personadas a la
instancia, incluso a las no recurrentes.
III. MANDARON que, cumplidos estos trámites, se devuelva el proceso
al órgano jurisdiccional de origen y se archive el cuaderno de
casación en esta Corte Suprema.
S. S.
SAN MARTÍN CASTRO

PRADO SALDARRIAGA

PRÍNCIPE TRUJILLO

NEYRA FLORES

SEQUEIROS VARGAS

NF/ rsrr

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