0% encontró este documento útil (0 votos)
55 vistas4 páginas

Ensayo El Pinar de Segismundo

El documento resume la novela El Pinar de Segismundo de Eliécer Cárdenas. Establece que la novela establece un diálogo con la tradición literaria ecuatoriana y con otros autores como Mata, Icaza, Dávila Andrade y Guayasamín. También entabla un diálogo con otras narrativas como las de Icaza, Dávila Andrade y Zaldumbide que retratan la historia ecuatoriana. Además, sitúa la historia en el contexto social y político de Ecuador en 1956. Finalmente, la novel

Cargado por

Isaac Freire
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
55 vistas4 páginas

Ensayo El Pinar de Segismundo

El documento resume la novela El Pinar de Segismundo de Eliécer Cárdenas. Establece que la novela establece un diálogo con la tradición literaria ecuatoriana y con otros autores como Mata, Icaza, Dávila Andrade y Guayasamín. También entabla un diálogo con otras narrativas como las de Icaza, Dávila Andrade y Zaldumbide que retratan la historia ecuatoriana. Además, sitúa la historia en el contexto social y político de Ecuador en 1956. Finalmente, la novel

Cargado por

Isaac Freire
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 4

Isaac Freire

Prof. Alicia Ortega


La novela ecuatoriana
12 de febrero de 2023

KILLKAY KILLKAYMAN TIKRAMUN


LA PALABRA QUE REGRESA A LA PALABRA
Sentado en un día cualquiera a cualquier hora del día se me iba la tarde. Había
acabado de leer la novela de Cárdenas y el sol estaba fundiéndose con la tarde siendo
cómplice ya la noche. En mi mente era yo también cómplice de aquella historia y me
sumaba como un quinto personaje. La propuesta de El Pinar de Segismundo (Cárdenas
2008) es maravillosa: un episodio de historia, un largo camino, una reivindicación
social, un retrato y un robo: una apuesta interesante que no nos deja solos. Así como si
se tratara de un cuadro o una pintura o una danza, la apuesta por la palabra es ver en ella
un retrato: un retrato de una ciudad, de un escritor, de un paisaje, incluso de ella misma.
Mientras leía esta novela (y esto puede suceder con cualquier narrativa) me sentía
desnudo y poco a poco iba tomando la piel de cada personaje y me veía reflejado en
ella. Yo mismo era cómplice, yo mismo era indígena, yo mismo era un cuadro y un
color y yo mismo era una novela.
La apuesta interesante de El Pinar de Segismundo es establecer un diálogo con la
tradición. Con esa herencia histórica que tenemos. Y un diálogo también con otros
autores, con otras narraciones, con otros contextos y con otras vidas:
Un diálogo con otros autores: un texto nunca es solo un texto, una palabra nunca
es solo una palabra, sino es un encuentro múltiple. Está clara la referencia a autores que
marcaron la vida política y pública del Ecuador, autores como Mata, Icaza, Dávila
Andrade, Guayasamín, Carrión, son traídos a este presente para entrar en diálogo. Y es
en ese momento en que uno sale del texto: piensa en voz alta, recurre a los archivos, a
las otras memorias, busca en google, se remite a otros libros y luego regresa ya lleno de
esos autores y referencias y continúa con la lectura: esta vez ya más precisa, ya más
centrada, ya más vital. Ese diálogo con otros autores es la parte central de toda lectura.
Una palabra que te invite a ver esa otra palabra; una novela que te invite a ver esa otra
novela; un poema que te invite a ver otro poema, eso es lo maravilloso y la apuesta que
hace que un libro sea bueno a que un libro sea interesante. Y este libro El Pinar de
Segismundo es interesante.
Un diálogo con otras narraciones: la vida de la palabra tiene un inicio, es un algo
entre la nada y el todo, entre el nido y el suelo; la palabra aprende a “saltar” por sí sola,
pero el aterrizaje, el despeje y las condiciones del vuelo ya son completamente
aleatorias. Cuando leemos cada parte de nuestro cuerpo se va llenando con palabras, con
otras palabras; así por ejemplo tenemos esa otra narración de Icaza en su indigenismo;
esa otra narración de Dávila Andrade en su Boletín y Elegía de las mitas; esa otra
narración de Égloga Trágica de Gonzalo Zaldumbide, y esa otra narración de la larga
militancia de color en los cuadros de Guayasamín. Todas esas otras narraciones que
están dispersas por el mundo, por las calles, por otros libros nos llegan a nosotros a
través de una sola palabra reunida en un libro y el diálogo que establecemos es un
asunto mayor. Siempre en esas otras narraciones entramos en diálogo también con la
memoria. La actualiza, la reivindica, la pone de manifiesto, la hace pública. Tenemos
ojos de plaza pública cuando leemos y cuando el texto que se nos presenta nos atraviesa
y es como una ventana extranjera que nos permite ver el paisaje desde diferentes
situaciones. Siempre un acto de lectura es un acto de relectura; siempre un acto de
escribir, es un acto de reescribir y siempre un acto de ver un acto de rever. No estamos
solos en el mundo. No estamos solos con la palabra. La palabra somos todos, todas esas
otras narraciones también somos nosotros.
Un diálogo con otros contextos: el viaje de la palabra no solo es a otras palabras,
a otros autores, ni a otras vidas, sino a otros contextos también y esto permite que
tengamos una mirada panóptica de una época, de una región, de una ciudad, de un país
y de una temporalidad. Cada contexto es una vida propia con reglas que definen ese
momento. Observamos en esta novela el contexto de la lucha social, del indigenismo, de
la historia, de la vida pública. Se detiene el tiempo en el año 1956 y el autor lo
desmenuza y nos ofrece el contexto de ese año, año en donde se suceden varios hechos,
varias publicaciones que dan cuenta de un crecimiento político e histórico; el diálogo
con el contexto es clave pues nos permite entender las causas de algo, nos da una pauta
de la vida para conocer sus resultados y consecuencias. Es ese año en donde emergían
grandes obras narrativas y pictóricas.
Y finalmente un diálogo con otras vidas: hay un refrán extendiendo por todo
internet y en la vida social, que dice: si quieres vivir muchas vidas lee mucho y es que
no podemos estar más de acuerdo. El diálogo que hacemos nosotros con nuestra vida
cuando leemos un texto entra en escenario con esas otras vidas inventadas, ficcionadas o
no del autor y sus personajes: cada vida tiene motivos propios, aspiraciones propias, un
nombre y un final. Lo que hace el autor es poner en juego esa multiplicidad de vidas. Y
esas vidas vienen dadas también por el nombre propio de cada personaje. En el caso de
esta novela el autor utiliza el nombre de personas instauradas en la vida social del país y
los convierte en personajes que tiene ya una vida propia, independientemente de la vida
natural que vivieron. Esas otras vidas que se intenta rescatar, analizar, describirlas, para
darles una nueva razón de ser, un nuevo sentido, una actualización y ponerlas a
discusión en este presente.
Así pues sentado en un día cualquiera a cualquier hora del día se me iba la tarde,
pero ¡qué maravillosa tarde! El sol ya estaba del otro lado del mundo y solo había
dejado una enorme manta negra en la ciudad y yo ya me disponía a salir de la
universidad. No sin antes dejar unas reflexiones sobre esta novela. El sabor de boca que
nos deja es de una dulzura exquisita: de un humor bastante trabajado, de unos episodios
muy atractivos, y de unos paisajes realmente maravillosos. La idea de un robo de una
novela para impedir la candidatura, me parece una genialidad. Y la apuesta de la palabra
que vuelve sobre la palabra para hablarse a ella misma. Así como el tiempo que regresa
al tiempo; así mismo la palabra regresa a la palabra.
La apuesta que me parece interesante y el punto más enérgico sobre el que
trataré también en mis otros ensayos es como el tiempo se detiene en la narrativa. Cómo
se concentra el mundo, la hora, un siglo, un año, una semana en pocas páginas. En el
caso de esta novela como se agrupa un siglo en pocas líneas. Cómo un instante puede
ser el detonante de una narración fantástica. La novela a diferencia de la poesía recurre a
una visión extendida de un acontecimiento o varios; la poesía más bien, es una foto y un
ahora.
Me ha dado un gran placer leer a Eliécer Cárdenas, que me parece un autor de
una prosa maravillosa; el texto se deja leer. La palabra en esta novela es como un buen
dulce exhibido en una tienda cara, que al probarlo, entiendes el precio. Solo que el
precio para este texto es una nueva vida, una nueva palabra. Una nueva palabra dada en
167 páginas.

Bibliografía
Cárdenas Eliécer. El pinar de Segismundo. Ministerio de Cultura del Ecuador, Quito
2008.

También podría gustarte