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Leahey (2000) - Español

Este documento presenta una introducción a la psicología como ciencia. Brevemente describe la evolución histórica de la psicología desde sus raíces en la filosofía hasta su desarrollo como ciencia independiente en el siglo XIX, influenciada por la biología y la evolución. También introduce conceptos clave sobre la naturaleza de la ciencia, como la imagen newtoniana de explicación científica a través de leyes matemáticas y la influencia del positivismo. Finalmente, anticipa una discusión sobre la definición problemática

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Este documento presenta una introducción a la psicología como ciencia. Brevemente describe la evolución histórica de la psicología desde sus raíces en la filosofía hasta su desarrollo como ciencia independiente en el siglo XIX, influenciada por la biología y la evolución. También introduce conceptos clave sobre la naturaleza de la ciencia, como la imagen newtoniana de explicación científica a través de leyes matemáticas y la influencia del positivismo. Finalmente, anticipa una discusión sobre la definición problemática

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1 Psicología, Ciencia e Historia

Introducción

ENTENDAMOS LA CIENCIA
La Imagen de la Ciencia Moderna
Explicación
Teorías: ¿Cómo Explican las Cosas los
Científicos?
La Naturaleza del Cambio Científico
La Ciencia como una Visión Mundial
PSICOLOGÍA Y CIENCIA
Psicología sin Ciencia
¿Puede la psicología ser una ciencia?
Modelos Alternativos para la Psicología
Los Desafíos Científicos de la Psicología
PSICOLOGÍA E HISTORIA
Historia de la Ciencia
Historiografía de la Psicología
BIBLIOGRAFÍA
REFERENCIAS

“Una lectura clínica en la Salpêtrière”. En esta pintura, se ve a J. M. izquierda se puede ver un dibujo por sobre las cabezas de la
Charcot demostrando un caso de la llamada “gran histeria” a otros audiencia. El “síntoma” está ahí para que la paciente de Charcot lo
doctores. Este cuadro es emblemático de los desafíos de desarrollar la imite. ¡Ella ha aprendido los síntomas que supone tener y ellos, a su
psicología como una ciencia natural y de practicarla como una profesión vez, fortalecen la creencia del doctor ante la realidad de una
de servicio. Charcot creía que la histeria es un patrón de conducta enfermedad que ellos inventaron! Los psicólogos asumen, al igual
generado socialmente, no una enfermedad natural descubierta por la que Charcot que investigamos algo (la mente y la conducta) que
psicología. En la pintura, la paciente de Charcot está por mostrar uno de existe al margen de nuestras teorías sobre ello. “Una lectura clínica
los supuestos síntomas de la histeria, el arc du cercle. en la Salpêtrière” es un recordatorio vívido de que la psicología
Sus asistentes están listos para sostenerla, dado que asume una posición puede crear las “realidades” que investiga, y que puede inventar
semicircular en el suelo. Sin embargo, el arc du cercle no es un síntoma, nuevas “enfermedades”.
sino una conducta aprendida: Al observar la pintura completa, a la

Platón observó que la filosofía comienza con el asombro. La ciencia también comienza con el asombro
(asombro por las leyes internas de la naturaleza) y todas las ciencias, incluida la psicología, fueron
originalmente parte de la filosofía. La psicología fue una de las últimas ciencias especiales en

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separarse de la madre, quedando parte de la filosofía hasta el siglo XIX. Los fundadores de la
psicología fueron filósofos y psicólogos, e incluso hoy en día la psicología mantiene estrechos
vínculos con la filosofía.
Por siglos, la historia de la psicología fue la historia de gran parte de la filosofía, en especial los
campos de la psicología de la mente, la epistemología y la ética. Psicología proviene de psyche-logos,
que literalmente significa el estudio del alma, aunque el término no se acuñó sino hasta el siglo XVII y
sólo se comenzó a usar más ampliamente en el siglo XIX. Los filósofos y profesores religiosos del
mundo han tenido que lidiar con la naturaleza del alma, un tema conocido por los filósofos como la
filosofía del alma. ¿Existe el alma? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Cuál es su función? ¿Cómo se relaciona
con el cuerpo? A pesar que los psicólogos se resisten al término alma y prefieren el término mente por
tener una menor carga religiosa, han seguido abordando estas intrincadas preguntas. Incluso los
psicólogos que definen la psicología no como el estudio de la mente, sino como el estudio de la
conducta, entregan diferentes respuestas para ellas.
Desde el tiempo de la Antigua Grecia, los filósofos han indagado sobre cómo los seres humanos
conocen el mundo. Esta empresa se llama epistemología, de las palabras griegas episteme
(conocimiento) y logos (discurso). El indagar cómo los seres humanos conocen el mundo comprende
preguntas sobre sensaciones, percepciones, memoria y pensamiento: todo aquello que los psicólogos
llaman psicología cognitiva.
La ética es otra área que comparten los filósofos (y pensadores religiosos) con la psicología.
Aunque la ética se ocupa centralmente de cómo las personas deben actuar, la ética práctica depende de
una concepción de la naturaleza humana. ¿Son las personas buenas por naturaleza? ¿Qué motivos tiene
la gente? ¿Cuáles son sanos y cuáles se deben reprimir? ¿Son las personas sociales por naturaleza?
¿Existe una buena vida común que todos los seres humanos deban vivir? Este tipo de preguntas son
profundamente psicológicas y pueden abordarse con investigación científica sobre la naturaleza
humana. Los problemas éticos se manifiestan en muchas áreas de la psicología. En la psicología
científica los encontramos en los estudios de la motivación y emoción, la conducta social y la
conducta sexual. La psicología aplicada, ya sea en el ámbito comercial, industrial o gubernamental, o
en la psicología clínica o de orientación, están profundamente comprometidas con la ética humana.
Las personas recurren a los psicólogos esperando ser más felices o más productivos, buscando la
ayuda científicamente informada del profesional. El conocimiento del psicólogo con respecto a la
motivación, la emoción, el aprendizaje y la memoria, le dan a la persona las herramientas para cambiar
la conducta; pero el psicólogo no debe ser sólo un cómplice del cliente. Puede que un psicólogo de
asesoramiento comercial deba decirle a un cliente que ella o él es el problema de la compañía y ningún
psicólogo ético le enseñará a un estafador cómo mejorar sus habilidades de auto-presentación. La
ciencia, al indagar los secretos de la naturaleza, es tradicionalmente neutra en cuanto a los valores,
pero, como dijo Francis Bacon, “el conocimiento es poder” y las herramientas de la ciencia aplicada
deben usarse correctamente.
Aunque los cimientos conceptuales de la psicología pueden encontrarse en la filosofía, la
inspiración para crear una ciencia independiente de la psicología provino de la biología. La idea de que
los filósofos funcionalistas y otros adscritos a la mente dependían de los procesos básicos del cerebro,
fue albergada hasta cierto punto desde el tiempo de griegos, pero pasó a ser una convicción a
mediados del siglo XIX. Los fundadores de la psicología esperaban que, al emprender una trayectoria
hacia la mente a través de la fisiología, lo que había sido filosofía especulativa y religión podría
volverse ciencia naturalista. Una rama más nueva de la biología, la evolución, también contribuyó a la
fundación de la psicología científica. Especialmente en Gran Bretaña y Estados Unidos, los filósofos y
psicólogos comenzaron a preguntarse para qué servía la mente en la lucha por la existencia que era
evolución por selección natural. ¿Por qué deberíamos ser conscientes? ¿Los animales eran
conscientes? Estas nuevas preguntas inquietaron, es más, animaron a los psicólogos desde el principio.
Por lo tanto, no solo nos ocuparemos de las preguntas abstractas de la filosofía, sino de la creciente

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


comprensión del cerebro y del sistema nervioso desde la era Clásica hasta el presente.
En esta década del cerebro, las esperanzas de los primeros psicólogos respecto de la fisiología
merecen especial respeto. Durante la mayor parte del siglo XX, los psicólogos se apartaron del camino
de la fisiología con la esperanza de que los procesos psicológicos pudieran vincularse con los
fisiológicos. Sin embargo, hoy en día, armados con técnicas del siglo XX para obtener imágenes del
cerebro, los psicólogos han retomado su búsqueda inicial. Al mismo tiempo, el nuevo campo de la
psicología evolucionista ha vuelto a formular las últimas preguntas acerca de la naturaleza humana
(Wright, 1994).

ENTENDAMOS LA CIENCIA
Aunque la definición del objeto de la psicología siempre ha sido controvertida, a partir del siglo XIX
todos concuerdan en que la psicología es, o al menos, debe ser, una ciencia. La naturaleza de la ciencia
(lo que la psicología aspira ser) es un buen punto de partida para entenderla.

La Imagen de la Ciencia Moderna


Las personas esperan que la ciencia explique por qué el mundo, la mente, y el cuerpo trabajan como lo
hacen. Sin embargo, persisten controversias con relación a lo que constituye la explicación científica,
y estas diferencias ofrecen un punto de partida para aprender acerca de la filosofía de la ciencia, el
estudio de la naturaleza de la ciencia.

El Estilo Newtoniano
El estilo moderno de la explicación científica comenzó con Isaac Newton y la Revolución
Científica. Newton definió su empresa científica como la búsqueda de una pequeña cantidad de leyes
matemáticas a partir de las cuales se pudieran deducir las regularidades de la naturaleza. Su
especialidad era la física del movimiento y la ley de gravedad, y demostró cómo sus leyes podían
calcular de manera precisa el movimiento de los cuerpos en el sistema solar. Como ejemplo del estilo
Newtoniano de la explicación (Cohen, 1980) vamos a tomar la ley de gravedad: Entre dos cuerpos
cualquiera existe una fuerza de atracción mutua cuya fuerza es inversamente proporcional al cuadrado
de la distancia entre ellos. Newton fue criticado por sus contemporáneos por no entregar ningún
mecanismo que explicara cómo funcionaba la gravedad; para ellos, la acción en la distancia existente
entre dos objetos sonaba como magia. No obstante, Newton les respondió “Hypotheses non fingo”
(“No propongo hipótesis”). En otras palabras, Newton se rehusó a explicar su principio de gravedad; a
él le bastaba postular una fuerza en base a la cual se pudieran predecir los movimientos de los cuerpos
celestes.

Positivismo
Con Newton comenzó una nueva filosofía para comprender la naturaleza, la cual más tarde fue
codificada en forma extrema por Auguste Comte (1798-1857) y sus seguidores, los positivistas. Comte
creía que dado que la ciencia funcionaba tan bien, otras formas de iniciativas humanas debían adoptar
su metodología y fundó la filosofía de la ciencia en un intento de simplificar la ciencia a una fórmula
que otros pudieran usar.

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Para Comte y los positivistas que lo seguían, la ciencia funcionaba porque el estilo newtoniano de
permanecer lo más cercano posible a los hechos observables y lo más alejado posible de las
explicaciones hipotéticas. Para el positivismo, el trabajo básico de la ciencia es la descripción, en lugar
de la explicación. Se suponía que los científicos observaban de cerca la naturaleza, buscando sucesos
regulares y correlaciones confiables. A la base de sus observaciones, los científicos propondrían leyes
científicas, como la ley de gravedad de Newton. Extendiendo la reticencia de Newton a la elaboración
de hipótesis, los positivistas entendieron que las leyes científicas eran resúmenes matemáticos de
observaciones pasadas, en lugar de verdades de la naturaleza.
A partir de la primera función de la ciencia, la descripción, idealmente resumida en leyes, surgió
la segunda función, la predicción. A través de la ley de gravedad de Newton y sus tres leyes del
movimiento, los científicos pudieron predecir eventos futuros, como eclipses y el regreso de cometas.
Finalmente, la predicción a partir de leyes permitió controlar la naturaleza. Con las leyes de Newton,
los ingenieros pudieron calcular el impulso necesario para lanzar satélites a órbitas precisas alrededor
de la Tierra y enviar sondas a planetas distantes. Como decía Francis Bacon, el conocimiento es poder,
y el control era el último fundamento de la ciencia en la filosofía positivista. Comte ansiaba el dominio
científico de la sociedad, y el deseo de aplicar la experiencia científico-psicológica al proyecto de
Comte jugó un rol importante en el desarrollo de la psicología del siglo XX.

Explicación

Enfoque Nomológico
La descripción, la predicción y el control eran las únicas tres funciones asignadas a la ciencia por
los primeros positivistas. Consideraban que el deseo humano de explicaciones (respuestas a los
porqués) era una peligrosa tentación de caer en la especulación metafísica, e incluso teológica. Ellos
decían que la ciencia trabajaba evadiendo estrictamente las hipótesis y explicaciones, y permaneciendo
apegada, como dicen los detectives de novelas de ficción, a lo hechos. Sin embargo, en 1948, la era
contemporánea del entendimiento filosófico de la explicación comenzó con la publicación de
“Estudios sobre la Explicación Lógica” realizada por dos positivistas, Carl Hempel y Paul Oppenheim.
Su “trascendental” (Salmon, 1989) documento mostró una forma de incorporar una función
explicativa para la ciencia dentro del marco positivista, y, a pesar de su edad y defectos, el modelo
Hempel-Oppenheim de la explicación sigue siendo el punto de inicio para todos los estudios siguientes
de la explicación en la ciencia.
Hempel y Oppenheim propusieron que las explicaciones científicas podían considerarse
argumentos lógicos en los que el evento a explicar, el explanadum, podía deducirse de la explanans,
leyes científicas pertinentes y las condiciones iniciales observadas. Por lo tanto, un físico explicaría un
eclipse solar demostrando que, dada la posición relativa del sol, la luna y la Tierra, en algún momento
antes del eclipse, se podrían utilizar las leyes de movimiento y de gravedad de Newton para predecir
deductivamente su llegada a una alineación que produzca un eclipse. Dado que Hempel y Oppenheim
dijeron que las explicaciones eran deducciones hechas a partir de leyes científicas, su esquema se
llama modelo deductivo-nomológico (del griego nomos, ley) de la explicación. También se llama el
modelo de explicación de cobertura legal, ya que una explicación muestra cómo un evento es
comprendido o cubierto por una especie de conjunto de leyes científicas.
Deberían tenerse en cuenta algunas características del modelo Hempel-Oppenheim. La primera,
explicita una propiedad de la explicación comprendida ancestralmente y reconocida universalmente,

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


que llamaremos la Ley de Hierro de la Explicación: El explanadum puede no estar contenido
explícitamente o implícitamente en la explanans. La violación de esta ley deja una explicación nula y
sin efecto por razones de circularidad. Un ejemplo prestado del escritor francés Molière puede
emplearse para ilustrar una explicación circular. Imaginemos que preguntamos “¿Por qué el Somitol
me da sueño?” y recibir como respuesta “¡porque tiene poder soporífero!” A primera vista, ésta parece
ser una explicación de una cosa (somnolencia) en base a otra (poder soporífero), y de hecho, puesta a
propósito en una publicidad, podría pasar como una explicación. Sin embargo, cuando aprendemos
que “soporífero” significa “inductor de sueño”, vemos que la explicación ofrecida es vacía, porque, en
efecto, dice Somitol le da sueño porque le da sueño. El explanadum, causar sueño, estaba
implícitamente contenido en el explanans, por lo que la explicación fue circular.
Aunque la Ley de Hierro de la Explicación puede parecer sencilla, seguirla no es fácil. Intenta
etiquetar un fenómeno (especialmente con un nombre que suena elegante como “poder soporífero”) y
luego pensar que se ha obtenido una explicación. Los antiguos doctores, habiendo observado las
propiedades de inductor de sueño de varias sustancias, pueden haber inferido la presencia de un poder
soporífero capaz de poner a las personas a dormir. Éste puede ser un primer paso para entender la
farmacología del sueño, pero no es una explicación. Gran parte del ánimo de los positivistas por la
explicación derivaba del hecho histórico de que las personas a menudo se engañan al aceptar
explicaciones tan cortas como ésta, infiriendo poderes (y demonios y ángeles y dioses) de patrones de
eventos que luego se piensa han sido explicados. Al separar rigurosamente explanadum y explanans, el
modelo Hempel-Oppenheim de explicación aclara aún más la Ley de Hierro y quizás la hace más fácil
de seguir.
Otra característica más controvertida del modelo deductivo-nomológico es su asimilación de la
explicación como predicción. En el modelo de Hempel-Oppenheim, la explicación de un evento
consiste en demostrar que pudo haberse predicho. Por consiguiente, un astrónomo predice un eclipse
para el año 2010, pero explica uno en 1010. En cada caso, el procedimiento es el mismo: aplicar las
leyes de movimiento al estado del sol, la luna y la Tierra y demostrar la inevitabilidad del eclipse. Sin
embargo, la tesis de que la explicación y la predicción son simétricas se encuentra con varios
problemas. Por ejemplo, consideremos que se pudiera deducir el evento de un eclipse a partir de las
leyes de movimiento aplicadas a la posición del sol, la luna y la Tierra un mes después del eclipse,
como también, en base a las condiciones, un mes antes. O consideremos un mástil y su sombra. Si se
sabe la altura del mástil y la posición del sol, se puede deducir y, por lo tanto, predecir el largo de la
sombra, en base a las leyes que rigen la luz y las reglas de geometría, y parece razonable decir que de
ese modo hemos explicado el largo de la sombra. Asimismo, si sabemos el largo de la sombra,
podemos deducir y también predecir la altura del mástil, pero seguramente el largo de la sombra no
explica la altura del mástil. Las bajas de presión barométrica predicen las tormentas, pero no las
producen.
Una última característica importante del modelo Hempel-Oppenheim es que ve las explicaciones
como argumentos lógicos: El científico deduce (y, por lo tanto, predice) un evento a partir de un
conjunto de premisas. Dado que los positivistas consideran las leyes científicas como simples
invenciones humanas (resúmenes de observaciones pasadas), no se piensa que rijan la naturaleza y,
por consiguiente, no causan nada. En estricto rigor, para los positivistas, las leyes de movimiento y de
gravedad de Newton no causan ni contribuyen a los eclipses; solo nos permiten deducir futuros
eventos.

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Enfoque Causal
El modelo Hempel-Oppenheim para la explicación científica y sus descendientes evitaron
cuidadosamente preguntas acerca de la verdadera estructura causal de la naturaleza, prefiriendo
enfocarse más bien en cómo podemos predecir y controlar la naturaleza. El conocimiento útil no
necesita fingir ser profundo o verdadero. Aunque solo ahora se entiende cómo funciona la aspirina, los
médicos la han prescrito por mucho tiempo para aliviar el dolor, la inflamación y la fiebre. En el caso
de Newton, quien se rehusaba a preocuparse acerca de por qué las leyes de movimiento eran
verdaderas, los positivistas exigían explicaciones científicas acerca de su funcionamiento, no que
revelaran por qué funcionaban. Incómodos por las carencias del enfoque positivista, algunos filósofos
desean que la ciencia entregue mayores pruebas que no sólo nos digan cómo funciona, sino de por qué
funciona de la forma en que lo hace.
El principal rival del enfoque positivista de la explicación es el enfoque causal (p. ej. Salmon,
1984). Su punto de partida son las diversas deficiencias del modelo Hempel-Oppenheim,
especialmente las diferencias entre explicación y predicción antes mencionadas. Desde la perspectiva
causal, el enfoque clave de cualquier tratamiento epistémico del entendimiento es ver la explicación
como un argumento que deduce una conclusión de manera lógica a partir de premisas (Railton, 1989).
La razón de por qué la deducción de un eclipse a partir de las condiciones posteriores no es una
explicación, es porque las causas no pueden seguir a los efectos; por lo tanto, un patrón en el sistema
solar sólo puede explicar lo que vendrá después, no lo que vino antes. De manera similar, a pesar que
podemos deducir la altura de un mástil del largo de su sombra, las sombras no pueden causar nada y,
por lo tanto, no pueden citarse en explicaciones; en cambio, los objetos que bloquean los rayos de sol,
causalmente proyectan sombras. Finalmente, a pesar de que nunca pronosticaríamos ni esperaríamos
un evento inusual a partir de las leyes de la física cuántica, seguramente la física cuántica puede
explicar las causas de ese evento inusual después que haya ocurrido. La mera existencia de una
regularidad predictiva no es lo mismo que una ley de la naturaleza, no importa lo confiable y útil que
sea la regularidad. La generalización de “cuando baja el barómetro, se produce una tormenta” es una
correlación útil, pero no una ley causal de la naturaleza.
Más importante aún para la explicación del comportamiento humano, intuitivamente aceptamos
explicaciones que no citen ninguna ley. Cuando en el último capítulo de un misterioso asesinato, el
detective revela el crimen, explicando quién lo hizo, cómo y por qué, él o ella no mencionará leyes de
la naturaleza, sino que demostrará cómo una serie de eventos particulares, únicos, condujeron, uno tras
otro, a la perpetración del asesinato. Quedamos satisfechos al saber que el Sr. X fue asesinado por su
hijo para pagar deudas en juegos de azar, pero no hay una ley de la naturaleza que diga “Todos los
hijos (incluso, la mayoría de los hijos) con deudas en juegos de azar asesinarán a sus padres”. Gran
parte de las explicaciones del día a día y en la historia son de este tipo: se conectan eventos en una
secuencia causal sin mencionar leyes. Incluso si se asume que hay leyes de la historia, no sabemos
cuáles son, pero, no obstante, podemos explicar lo que sucede en la historia. Por lo tanto, no todas las
explicaciones se ajustan al modelo de cobertura legal.
Desde la perspectiva causal, el temor de los positivistas de caer en la metafísica y su consecuente
renuencia a ir más allá de los hechos, los ha conducido a perder lo central de la ciencia e ignorar
intuiciones importantes acerca de la naturaleza de la explicación. En lugar de eludirla, los causalistas
adoptan la metafísica, argumentando que el objetivo de la ciencia es penetrar la estructura causal de la
realidad y descubrir (no solo inventar) las leyes de la naturaleza. Ellos dicen que la ciencia tiene éxito
porque en cierta medida está en lo correcto con respecto a cómo funciona la naturaleza, y logra tener
poder predictivo y control por ser verdadera y no por estar lógicamente organizada. La ciencia se

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


protege del bugaboo (superstición) de los positivistas comprobando rigurosamente cada hipótesis y
desafiando cada teoría.
Sin embargo, la visión causal tiene debilidades que los críticos rápidamente resaltan (Kitcher,
1989). Se preguntan, ¿cómo podemos estar seguros de que hemos comprendido la estructura causal del
mundo cuando todos reconocen que ésta reside más allá del alcance de la observación? Debido a que
no podemos verificar directamente nuestras corazonadas sobre las causas reales, ellas son un lujo
metafísico que no debería consentirse, no importa lo tentador que sea. Más serio es explicar la noción
de la causa misma. Los causalistas apelan a las intuiciones acerca de la causalidad, pero, según ellos
mismos lo admiten (Salmon, 1989), no han entregado ninguna teoría acerca de lo que son las causas,
cómo funcionan y cómo podemos inferirlas legítimamente a partir de la evidencia. Ante la ausencia de
un tratamiento general de un concepto difícil, los críticos señalan que la visión causal de la explicación
sigue siendo atractiva para la psicología, pero no convincente para la filosofía. El debate entre el
postulado causal y el epistémico de la explicación científica no ha acabado.

Consideraciones Programáticas
Hay una tercera perspectiva pragmática sobre las explicaciones que algunas veces parece ser
contraria a las otras dos primeras, pero es mejor considerarla un complemento importante de éstas.
Las explicaciones son eventos sociales, actos de habla, que se dan en un cierto contexto social.
Por lo tanto, los factores sociales y personales, como también aquellos lógicos y científicos,
condicionarán la naturaleza de una respuesta aceptable. Por ejemplo, la pregunta “¿Por qué el cielo es
azul?” tendrá una gama de respuestas aceptables, dependiendo del contexto en el que se pregunte, la
relación social de quien pregunta y de quién explica y el nivel previo de comprensión de ambos. Un
niño pequeño estará feliz con la explicación “porque es el color más bello para un cielo”. A un niño
más grande que pregunte a sus padres se le responderá algo general sobre la desviación de la luz, y
quizás con una referencia a los prismas. Al mismo niño en una clase de ciencia se le podría dar una
explicación más detallada, que incluya frecuencias de luz y cómo se refractan en la atmósfera. En una
clase de física en la universidad, los estudiantes aprenderían la matemática exacta de la refracción
involucrada. A excepción de la primera, ninguna de estas explicaciones es incorrecta: lo que las
diferencia es el contexto en el que se formula la pregunta, las expectativas de quien hace la pregunta y
la opinión de quien da la explicación de cuál sería una explicación apropiada.
Lo que es verdadero acerca de este ejemplo, lo es también acerca de la historia de la ciencia. En la
medida que avanza la comprensión científica de un problema, las explicaciones de éste también
cambian. La compresión del SIDA cambió desde identificar el síndrome, a determinar que se trataba
de una enfermedad transmitida sexualmente, a descubrir que era transmitida en forma viral y cuál era
virus, hasta la detallada información que se tiene hoy en día sobre cómo el retrovirus del VIH habita y
altera las células humanas T-4. Lo que cuenta como una explicación varía según el contexto histórico,
social y personal, y cualquier teoría general de la explicación puede incorporar este hecho.

Teorías: ¿Cómo explican las cosas los científicos?


Realismo: ¿Son Ciertas las Teorías Científicas o son Meramente Útiles?
La diferencia entre los enfoques nomológico y causal de la explicación es grande, porque ambos
se basan en ideas muy diferentes acerca de lo que la ciencia puede lograr. Los teóricos nomológicos
creen que todo lo que podemos esperar hacer es describir el mundo según cómo lo experimentamos;

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los teóricos causalistas creen que podemos ir más a fondo, penetrando la estructura causal oculta del
universo. En la filosofía de la ciencia, este argumento se conoce como el debate sobre el realismo en la
ciencia.
Esta disputa puede ilustrarse históricamente con el debate de finales del siglo XIX entre atomistas
y antiatomistas. Desde finales del siglo XVIII obtuvo gran aceptación la teoría de que varios
fenómenos observables, tales como la conducta de los gases y las regularidades que rigen la
combinación de elementos químicos, podían explicarse mejor si se suponía que los objetos estaban
compuestos por partículas infinitesimalmente pequeñas, llamadas átomos. Sin embargo, la forma de
interpretar los átomos siguió siendo poco clara. En un bando estaban los positivistas, liderados en esta
batalla por el distinguido físico Ernst Mach (1838-1916), quien señalaba que dado que los átomos no
podían verse, la creencia en su existencia era fe, no ciencia. Dijo que los átomos deberían considerarse
a lo más como ficciones hipotéticas cuya postulación daba sentido a los datos, pero cuya existencia no
podía confirmarse. El bando atómico estaba liderado por el químico ruso Dimitri Mendeleev (1834-
1907), quien creía que los átomos eran objetos reales cuyas propiedades e interacciones explicaban las
regularidades de la tabla periódica que había inventado.
La visión de Mendeleev es una visión realista de entidades y procesos inferidos: detrás de la
observación yace una dimensión de cosas invisibles pero reales, sobre las cuales la ciencia teoriza; las
observaciones se consideran evidencias para la estructura causal esencial del universo. La postura
positivista de Mach es una visión anti-realista de la ciencia que estima que las observaciones en sí
mismas son lo único que la ciencia debe explicar. Los anti-realistas se caracterizan por su estilo
agnóstico y ateo (Newton-Smith, 1981; Salmon, 1989). La forma más común de anti-realismo es el
instrumentalismo, que sostiene que las teorías científicas son solo herramientas (instrumentos) con las
cuales los seres humanos comprenden la naturaleza. Si una teoría predice y explica los eventos, la
consideramos útil; si no logra predecir ni explicar nada, la desechamos. No debemos pedirle más a las
teorías. Está en juego la posibilidad de llegar a la verdad en la ciencia. Según van Frassen (1980), los
realistas dicen que “el objetivo de la ciencia es brindarnos a través de sus teorías una historia
literalmente verdadera de cómo es el mundo; y la aceptación de una teoría científica comprende la
creencia de que es verdadera”. Por otra parte, de acuerdo a los anti-realistas, “la ciencia quiere darnos
teorías que sean empíricamente adecuadas [las leyes cubren el fenómeno]; y la aceptación de una
teoría implica la creencia de que es empíricamente adecuada”.
La discrepancia sobre el realismo tiene su raíz en el corazón de la disputa entre la posición
nomológica y la causal con respecto a la explicación, y es el problema más difícil de resolver no sólo
en la filosofía de la ciencia, sino en la ciencia misma. Probablemente la mayoría de las personas son
realistas de corazón, pero la física cuántica amenaza con establecer el anti-realismo no sólo como una
explicación correcta del mundo tal y como lo observamos, sino también del universo, por paradójico
que esto suene. ¿Cómo puede el universo ser realmente irreal? Es bien sabido que, de acuerdo a la
física cuántica, no se puede determinar la posición y movimientos exactos de una partícula
subatómica. La visión general de la física es que las partículas no poseen ubicaciones reales ni
movimientos, por lo que, conforme al modelo epistémico de la explicación, las teorías físicas son
descripciones de nuestras mediciones y nada más. Según escribió Niels Bohr, “No existe el mundo
cuántico”. Solo existe una descripción cuántica abstracta (Herbert, 1985, p. 17).
Por otra parte, podríamos seguir al realista Einstein y afirmar que las partículas tienen posiciones
y movimientos y que nuestra incapacidad de determinar ambos al mismo tiempo es una falla de
medición humana, no una propiedad de la naturaleza. Como decía Einstein, “Dios no juega a los dados
con el universo”. Desde este punto de vista, la teoría cuántica contemporánea es fatalmente errónea y
debe y será reemplazada por una teoría que revela las profundas variables ocultas que están detrás de

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


la abstracta descripción cuántica. En este caso no corresponde hacer una revisión de la evidencia
pertinente, pero los últimos hallazgos respaldan a Bohr en lugar de Einstein, sugiriendo de que si
existe una realidad detrás de la observación, se trata de una realidad muy extraña en la que cada evento
en el universo posiblemente está instantáneamente conectado con todos los demás eventos (Herbert,
1985). El debate entre realistas y anti-realistas continúa (Kitcher & Salmon, 1989).
La ciencia explica el mundo con teorías, sea que se consideren verdaderas (la visión causal-
realista) o simplemente útiles (la visión nomológica-anti-realista). Sin embargo, el estudio de la
naturaleza de las teorías científicas es el área menos resuelta de la filosofía de la ciencia en la
actualidad (Savage, 1990). Savage identifica tres amplios enfoques de las teorías, con muchas
variaciones dentro de ellos: (1) la visión sintáctica, que sostiene que las teorías son una recopilación
axiomatizada de oraciones; (2) la visión semántica, que sostiene que las teorías son modelos
contrastantes del mundo; (3) una visión que llamaremos naturalismo, que sostiene que las teorías son
recolecciones amorfas de ideas, valores, prácticas y ejemplos. De esta mezcla, he decidido analizar
cuatro aspectos de particular relevancia para la psicología. En primer lugar, analizaré la madre de las
visiones sintácticas, la Visión Recibida de las Teorías, la cual ha ejercido una considerable influencia
en la psicología. En segundo lugar, consideraré brevemente la visión semántica de las teorías como
modelos, que nos llevarán al tema final de esta sección: análisis de la teoría. El punto de vista
naturalista se retomará en la siguiente sección sobre racionalidad.

Teorías acerca de las Teorías Científicas


El Enfoque Sintáctico: Las Teorías son Recolecciones de Oraciones. A fines del siglo XIX, el
positivismo de Comte y Mach se unió con avances de la lógica y de la matemática para producir el
movimiento llamado positivismo lógico, que dominó la filosofía de la ciencia por muchas décadas. Fue
tan grande su influencia que se conoció como la Visión Recibida de las Teorías (Suppe, 1977). Los
atomistas ganaron el debate sobre la existencia de los átomos. Por lo tanto, los sucesores de Comte y
Mach, los positivistas lógicos, tuvieron que reconocer que, a pesar de los escrúpulos filosóficos, la
ciencia podía incorporar en sus teorías conceptos hipotéticos jamás vistos, e intentaron demostrar
cómo podía hacerse sin caer en las peligrosas prácticas de la metafísica. De ese modo, propusieron una
fórmula para la ciencia que ha tenido gran influencia.
Los positivistas lógicos dividieron el lenguaje de la ciencia en tres grupos de términos: términos
de observación, términos teóricos y términos matemáticos. Naturalmente, los positivistas lógicos
dieron total prioridad a los términos de observación. La descripción permaneció como la tarea
fundamental de la ciencia; los términos de observación se referían a propiedades de la naturaleza
directamente observables que sin problemas se transformaron en verdad. La base de la ciencia fueron
las oraciones protocolares (descripciones de la naturaleza que sólo contenían términos de la
observación). Las generalizaciones putativas emanadas de los datos (candidatas a leyes de la
naturaleza) eran los axiomas que sólo contenían términos teóricos conectados por términos lógico-
matemáticos.
El uso de términos teóricos como campo atómico o magnético trajo consigo la problemática del
realismo y, para los positivistas lógicos, la peligrosa atracción por la inferencia metafísica.
Conservaron el anti-realismo del positivismo previo, negando que los términos teóricos se refirieran a
algo. En cambio, se decía que los términos teóricos adquirían significado e importancia
epistemológica a través de lo explícito o, en términos más conocidos, a través de las definiciones
operacionales. Las definiciones operacionales

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fueron el tercer tipo de oraciones reconocido por los positivistas lógicos: oraciones mezcladas que
contienen un término teórico unido a un término observacional. La figura resultante de la ciencia
parece un pastel en capas. En la capa inferior, que representa la única realidad para los positivistas,
estaban los términos observacionales; en la capa superior estaban los términos teóricos puramente
hipotéticos organizados en axiomas; y en medio se encontraban las definiciones operacionales que
conectaban la teoría y los datos:
Los AXIOMAS Contienen TÉRMINOS TEÓRICOS (p. ej., MASS)

DEFINICIONES OPERACIONALES

Las ORACIONES PROTOCOLARES Contienen TÉRMINOS DE OBSERVACIÓN


(p. ej., PESO A NIVEL DEL MAR)

Tomemos un ejemplo de la física para clarificar la Visión Recibida. Un axioma importante en la


física clásica es
F=MxA
la fuerza es igual a la masa por la aceleración. Fuerza, masa y aceleración son términos teóricos. Con
frecuencia, no los observamos directamente, pero debemos definirlos en términos de algo que
observamos (a menudo, a través de algunos procedimientos), razón por la cual las definiciones
operacionales se llaman así. Por ejemplo, la masa se define como el peso de un objeto a nivel del mar.
Por consiguiente, en la Visión Recibida, las teorías son oraciones (axiomas) cuyos términos se definen
explícitamente haciendo referencia a términos de observación. Fijémonos que para la Visión Recibida,
como para cualquier filosofía anti-realista de la ciencia, las observaciones no proporcionan evidencias
de la existencia ni de las propiedades de las entidades inferidas, sino que definen dichas entidades por
ley.
La Visión Recibida conduce de manera natural al modelo de la explicación de Hempel y
Oppenheim. Las leyes de la naturaleza son oraciones teóricas a partir de las cuales deducimos
lógicamente los fenómenos, o, más precisamente, las oraciones de observación. Como se puede
apreciar, la psicología desde 1930 hasta la década de los 60 estuvo muy influenciada por los rigurosos
ideales formales del positivismo lógico, y dicha influencia permanece hasta el presente por el concepto
de definición operacional.
La Visión Recibida de las Teorías enfrenta muchas dificultades, incluso a aquellos que asedian su
enfoque nomológico deductivo de la explicación. La mayor dificultad con la Visión Recibida es su
separación absoluta entre la teoría y los datos. Los positivistas siempre dieron por sentado que la
ciencia estaba basada en la observación y que la observación era totalmente independiente de la teoría.
Sin embargo, la concepción positivista de la percepción era simplista. Al menos, es imposible
observarlo todo, todo el tiempo; se debe tener una noción previa de qué cosa observar en una situación

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


dada, alguna idea de qué eventos son importantes y cuáles son irrelevantes, de modo que la
importancia de un evento sea determinado por una teoría. Además, los psicólogos han demostrado
cómo la percepción se ve influenciada por las expectativas y valores de las personas, por lo que
sabemos que la percepción nunca es el proceso inmaculado que los positivistas pensaban que era. De
hecho, podemos dar vuelta la visión positivista y considerar la orientación de la observación por teoría
como una virtud, en lugar de un pecado. Podemos ilustrar este punto con un pasaje de la historia de
Sherlock Holmes, “Estrella de Plata”, en donde vemos al detective principal triunfar ante el policía
positivista, guiado por una teoría:

“Entonces Homes bajó a la hondonada,…y después tumbado boca abajo, y apoyando la barbilla en sus
manos, escudriñó minuciosamente el barro pataleado que tenía delante.
“¡Hola!”- dijo de pronto-. “¿Qué es esto?” Era una cerilla vesta, medio quemada y tan embarrada que
a primera vista parecía una astillita de madera.
“No me explico cómo se me pasó por alto”- dijo el inspector, con expresión de fastidio.
“Era invisible, porque estaba sepultada en el barro. Si yo la he descubierto, ha sido porque la andaba
buscando”.
“¡Cómo! ¿Qué esperaba usted encontrarla?”
“Creí que no era imporbable”.

Aquí podemos apreciar la importancia de tener una teoría que les diga a los investigadores qué
buscar. Holmes encontró la cerilla porque se formó una teoría del crimen que lo condujo a esperarla,
mientras el policía (quien no tenía ninguna teoría) no pudo encontrar la cerilla a pesar de haber
buscado meticulosamente. Para quien reúne los hechos, todos ellos son igualmente insignificantes o
significativos. Para el investigador guiado por una teoría, cada hecho toma su propio lugar en el marco
global.

El Enfoque Semántico: Las Teorías son Modelos Simplificados del Mundo. En oposición a la
Visión Recibida encontramos el enfoque teórico de las teorías (p. ej., Suppe, 1989). El enfoque
semántico emplea como base algunos desarrollos altamente técnicos de lógica moderna, pero para
nuestro propósito, el enfoque semántico es importante por el rol central que les da a los modelos de la
ciencia, y la resultante relación indirecta entre las teorías científicas y el mundo que intentan explicar.
El enfoque semántico considera las teorías como estructuras matemáticas abstractas que rigen no para
el mundo tal cual es, sino para un mundo idealizado libre de consideraciones irrelevantes.
A partir de una teoría, un científico construye un modelo de la realidad, una simulación parcial,
altamente idealizada, del mundo. Describe lo que el mundo sería si la teoría que hay detrás fuera cierta
y si las variables halladas en ella fueran las únicas involucradas en la conducta. La teoría física de la
mecánica de las partículas, por ejemplo, describe un bloque que se desliza por un plano inclinado
como un sistema de tres masas exentas de fricción y dimensiones: el bloque, el plano y la Tierra. En el
mundo real, estos cuerpos se extienden en el espacio y hay fricción entre el bloque y el plano; en el
modelo, esos factores irrelevantes o complicados desaparecen. Por lo tanto, el modelo es una versión
idealizada de la realidad, que es aquello a lo que una teoría puede hacer frente. Es importante darse
cuenta lo limitada que es una teoría científica. Intenta explicar sólo algunos fenómenos y solamente
algunos aspectos de éstos. Una teoría científica no trata acerca del mundo real tal y como lo
experimentamos, sino acerca de modelos abstractos e idealizados. El mundo real, a diferencia del
modelo, es demasiado complejo para ser explicado por una teoría. Si tomamos un ejemplo de la
psicología, una teoría de aprendizajes asociados describe a un alumno ideal como uno sin problemas
de neurosis ni factores motivacionales (los cuales, por supuesto son determinantes en el desempeño de
la memoria de los individuos reales).
Estos modelos le dan a la ciencia un enorme poder. En primer lugar, liberan a los científicos de la
imposible tarea de describir toda la realidad, la cual, debido a su infinita complejidad, nunca se

11
ajustaría a la teoría. Los modelos les permiten a los científicos imaginar cómo es el mundo y probar y
perfeccionar teorías antes de enfrentar el mundo. Muchos de los grandes experimentos de la física
fueron experimentos que quedaron en el pensamiento y que nunca se llevaron a cabo. Einstein elaboró
su teoría de la relatividad con muchos experimentos de ese tipo.
En segundo lugar, estas teorías y modelos idealizados permiten a los científicos entregar
explicaciones poderosas y extensas de fenómenos observados. El modelo representa ciertos ideales de
orden natural, descripciones de un mundo idealizado (Toulmin, 1961). Estas descripciones, a pesar
que no se observan, son la base para explicar lo que se observa.
La teoría de Newton, por ejemplo, entrega este ideal de orden natural: todo movimiento natural de
los objetos en el espacio es en una línea recta que continúa para siempre. Dicho movimiento no puede
observarse. El movimiento que no se ajusta a este ideal, se explica como que es resultado de otros
factores. Por ejemplo, una pelota que rueda por el pasto, se detiene rápidamente; decimos que se
habría ido para siempre, sino fuera por la fricción. El científico no explica el orden natural ideal, sino
que lo usa (así como también otros factores) para explicar fenómenos que no se ajustan al ideal, como
la pelota detenida. La explicación científica siempre es indirecta y metafórica. El científico sólo puede
describir cómo sería el mundo si una teoría fuera cierta, y luego explicaría por qué el mundo no es
realmente como se describe.

La Naturaleza del Cambio Científico


Racionalidad: ¿Por qué y Cuándo los Científicos Cambian sus Teorías?
Los antiguos griegos definieron al ser humano como el animal racional, pero desde la época de
Freud esta definición se ha puesto cada vez más en duda. Sin embargo, la ciencia es una institución
que parecía cumplir con el ideal griego, cuyo éxito aparentemente la proclamó como modelo de
racionalidad. El aspecto de la racionalidad de la ciencia es importante porque ella, al igual que la
moral, es un concepto normativo. Las personas deben ser morales y racionales y, a o largo de los años,
los filósofos han intentado establecer normas de racionalidad de las cuales las personas deben dar
cuenta de la misma manera como deben dar cuenta de la conducta moral o inmoral. El peligro
potencial de abandonar las normas de racionalidad es el mismo de abandonar las normas de la
moralidad: si faltara alguna, ¿cómo nos salvaremos de la anarquía, la tiranía y la ignorancia? ¿Cómo
podríamos distinguir lo correcto de lo incorrecto y lo bueno de lo malo? Si la ciencia no es racional,
¿hay algo que lo sea?
Las filosofías tradicionales de la ciencia, como el positivismo y el positivismo lógico, aceptaron
la racionalidad de la ciencia y se encargaron de explicar la metodología racional de la ciencia con
detalle desde un punto de vista formal y lógico. Además, la visión positivista de la ciencia carecía de
contenido: Ellos asumieron que hay una estructura única y lógica para la ciencia, sea cual sea el
período histórico y sea cual sea la ciencia. Sin embargo, mientras más examinamos la historia, cada
vez menos nos parece que se trate de un asunto meramente racional que sigue una metodología
abstracta, invariable y sin contenido. Los científicos son seres humanos y a pesar de que sean
sometidos a un entrenamiento riguroso, sus habilidades de percepción y razonamiento están sujetas a
las mismas limitaciones y errores de otras personas. A los científicos se les capacita y trabajan dentro
de una comunidad de científicos, quienes comparten objetivos, valores y normas que han ido
evolucionando en la historia. En la ciencia, como en otros ámbitos de la vida, lo que parece
eminentemente racional para una persona, para otra puede ser una tontería.
Estas consideraciones generales indican que quizás el positivismo lógico estaba muy equivocado
en buscar un enfoque formalmente lógico de la ciencia. Desde principios de los años 60, ha estado en
marcha un movimiento de la meta-ciencia que desafía- e incluso niega- la idea de que la ciencia esté
definida por una racionalidad constitutiva que la aparta de otras formas de la actividad humana. Dado
que considera la ciencia como una institución que debe ser examinada empíricamente, en lugar de
impuesta filosóficamente, este nuevo movimiento se denomina enfoque naturalista de la ciencia, e
incorpora filósofos, historiadores, sociólogos y psicólogos de la ciencia. Hay muchas formas de llevar

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


a la práctica un enfoque naturalista en la ciencia, y en esta sección analizaré tres: (1) los teóricos
Weltanschauung, liderados por Thomas S. Kuhn, quien ejerció directa influencia en la psicología en
las últimas tres décadas; (2) los teóricos que consideran la ciencia como una cuestión de evolución
intelectual en la línea darwiniana; y (3) el marco orientado hacia el contenido de los contrapuestos
themata científicos.

Enfoques Naturalistas
Kuhn y los Paradigmas. El mayor desafío para el modelo racional de la ciencia lo instalaron los
pensadores que consideraban la ciencia como una forma de vida socialmente constituida, como
Ludwig Wittgenstein la definió (ver Capítulo 13). Una cultura humana constituye una forma de vida,
que moldea nuestra percepción y conducta en formas que a menudos no conocemos. Absorbemos los
valores, las prácticas e ideales casi sin que se nos los enseñen, o al menos no explícitamente, y los
damos por hecho tanto como el aire que respiramos. Cuando los antropólogos estudian una cultura,
intentan penetrar y describir la visión oculta del mundo (o Weltanschauung), que es compartida por
sus miembros, y demostrar cómo funciona y cómo cambia en el tiempo. Algunos estudiantes
naturalistas de la ciencia proponen tomar los enfoques de un antropólogo y de un historiador y captar
las visiones del mundo (y las revoluciones de la visión del mundo) de la ciencia. Los enfoques
naturalistas de la ciencia surgieron del campo de la historia de la ciencia. En lugar de observar las
teorías científicas como objetos abstractos, los historiadores examinan cómo la ciencia cambia,
revelando la dimensión humana de la ciencia.
El historiador Thomas Kuhn en su Estructura de las Revoluciones Científicas (1970) entregó toda
la expresión del enfoque Weltanschauung de la ciencia. Describió la historia de la ciencia como un
ciclo repetitivo de etapas y ofreció una explicación sobre cómo la práctica científica se forma a partir
de suposiciones profundas sobre una visión del mundo, que los trabajadores científicos posiblemente
sólo conozcan vagamente. Una de las innovaciones de Kuhn fue poner énfasis en la naturaleza social
de la ciencia. La ciencia es practicada por comunidades de científicos, no por hombres y mujeres
aislados. Por lo tanto, para comprender el trabajo de la ciencia debemos entender a la comunidad
científica y las normas que comparten, todo lo cual constituye lo que Kuhn llama ciencia normal.
Para que la investigación científica sea progresiva, la comunidad científica de un área de
investigación en particular tiene que estar de acuerdo en ciertos aspectos básicos. Sus miembros deben
acordar los objetivos de su ciencia a partir de las características básicas del mundo real que atañe a su
materia, de lo que cuenta como una explicación válida del fenómeno, y de métodos de investigación y
técnicas matemáticas permisibles. Kuhn llamó paradigma a esta visión acordada del mundo. Una vez
acordados dichos aspectos, los científicos pueden proceder a analizar la naturaleza desde un punto de
vista colectivo y unificado; sin dicho acuerdo, cada investigador tendría su propio punto de vista y la
discusión sería menos fructífera al entrecruzarse los propósitos. Kuhn compara la ciencia con la
construcción de un edificio, que requiere la contribución de muchas manos. El trabajo cooperativo
requiere que un edificio se construya según un plan y sobre cimientos firmes. Hasta que no se tome
una decisión con respecto al proyecto y a los cimientos, no puede haber construcción ni progreso. Sólo
cuando se llega a un acuerdo

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con respecto a los planos, el esfuerzo colectivo de la construcción puede comenzar. Los paradigmas
son los proyectos y cimientos de las empresas científicas.
Durante períodos de ciencia normal, el proyecto se da por sentado. Los experimentos no
comprueban el paradigma, sino intentan resolver los enigmas presentados por el paradigma. Si un
científico no resuelve el paradigma, quien falla es el científico, no el paradigma. Consideremos lo que
sucede en sus propios cursos de laboratorio. Se siguen todas las instrucciones, pero no siempre se llega
al resultado “correcto”. Cuando se le informa a los instructores, ellos no se tiran el pelo ni gritan
“¡Todas nuestras teorías están equivocadas!” Por el contrario, ellos suponen que en algún punto se
cometió un error, y evalúan con una nota baja. Lo mismo ocurre con los científicos en la ciencia
normal. La comunidad científica reconoce ciertos enigmas como una condición para llegar a una
solución, y, excepto en circunstancias extraordinarias, cuando un científico enfrenta uno de estos
problemas, es el científico y sus teorías las que están en juicio, no el paradigma no expresado.
Dentro de la ciencia normal, la investigación es progresiva, dado que se resuelve un paradigma
tras otro. Sin embargo, Kuhn declaró que la ciencia normal es sólo una fase del desarrollo científico.
Un paradigma es un logro histórico específico en el que un científico o unos pocos científicos
establecen un nuevo estilo científico basado en un logro destacado en la comprensión de la naturaleza.
Los paradigmas también se deshacen y se reemplazan cuando dejan de guiar bien la investigación de
una comunidad. Un primer paradigma de la ciencia emana de una fase pre-científica en la historia de
esa ciencia, y los paradigmas se reemplazan en forma periódica durante las revoluciones científicas.
El cambio científico, según Kuhn, no siempre es gradual y continuo. Hay momentos en los que
una ciencia sufre un cambio radical en poco tiempo (un cambio tan radical que aquellos que antes eran
grandes individuos a menudo se transforman en antigüedades olvidadas, y conceptos y materias que
antes ocupaban la mente de los científicos simplemente desaparecen). Dicho cambio parece ser una
revolución, en lugar de una evolución, y depende de principios que van más allá de la variación,
selección y retención. Kuhn (1959) propuso que el reemplazo de la antigua cosmología de Ptolomeo,
centrada en la Tierra, por la de Copérnico, la cual estaba centrada en el sol, era una revolución y
algunos observadores piensan que la psicología ha tenido sus propias revoluciones.
La idea de ciencia trazada por Kuhn y sus seguidores fue controvertida. Kuhn ayudó a dirigir la
atención de los estudiosos a la historia real de la ciencia, en lugar de versiones idealizadas de ésta. Sin
embargo, los estudios de la historia científica han entregado opiniones mezcladas sobre la idoneidad
del modelo de cambio científico de Kuhn, especialmente con respecto a la existencia de revoluciones
(Gutting, 1980). Algunos historiadores encontraron pocas evidencias sobre que alguna vez una ciencia
haya cambiado de manera revolucionaria. (R. Laudan, 1980) y Kuhn mismo se retractó de sus
declaraciones revolucionarias (Kuhn 1977). Por otro lado, uno de los historiadores vivos más
destacados de la ciencia, I. Bernard Cohen (1985), se explayó sobre el tema de Kuhn con estudios de
caso de revoluciones exitosas, infructuosas, reales y supuestas en la ciencia. La idoneidad del modelo
histórico de Kuhn está sin resolver, pero estableció, sin dudar, que el estudio de la ciencia debía
incorporar influencias históricas, sociales y personales que no forman parte de la metodología de la
ciencia.
Epistemología Evolutiva. Otro enfoque naturalista de la ciencia aplica la teoría darwiniana de la
evolución a la historia de la ciencia (p. ej., Toulmin, 1972). Las especies evolucionan en el tiempo por
el proceso de selección natural. Los individuos que poseen rasgos de variación se producen por
mutación y

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


recombinación genética. Las variaciones efectivas crecen y se reproducen y las infructuosas mueren.
Con el tiempo suficiente, la selección natural puede alterar completamente el cuerpo y transformar la
conducta de una especie en algo completamente nuevo. De hecho, los seres humanos descienden de
los primeros animales unicelulares. A pesar que el ritmo de evolución puede variar, no hay
revoluciones en la historia de la naturaleza.
Quizás la ciencia evoluciona por selección natural entre las ideas. Cada científico que busca
mejorar su ciencia, propone conceptos de variación que espera que sean aceptados por la comunidad
científica. La comunidad analiza nuevas ideas y las somete a pruebas empíricas. Los conceptos que
ganan aceptación se seleccionan y pasan a la siguiente generación de científicos a través de textos e
instrucciones; las ideas que no son aceptadas, se extinguen. Con el tiempo, el stock de conceptos
aceptados por una comunidad científica puede cambiar completamente a causa de este proceso de
selección científica natural. No obstante, no hay revoluciones científicas en el modelo evolutivo.
Puede que haya períodos de evolución conceptual relativamente rápida, pero dichos períodos no son
revoluciones, porque el proceso habitual de variación, selección y retención explica tanto la evolución
lenta y como la rápida.

Themata. Un problema de los análisis de la ciencia por parte de Kuhn y de los evolucionistas
posiblemente sea que no son suficientemente naturalistas. Cada uno de ellos respeta la historia de la
ciencia más que sus adversarios metodológicos, pero, no obstante, cada uno parece extraer una historia
metodológica a partir de sus estudios. Una alternativa verdaderamente naturalista podría dejar de
buscar procesos básicos y, en cambio, buscar las determinaciones sustanciales que guían la
investigación científica. Gerald Holton (1973, 1978, 1984) hizo esto con su análisis de los themata
científicos. Los themata son determinaciones meta-teóricas, e incluso, metafísicas, que motivan y
guían el trabajo de los científicos y generalmente vienen en parejas. En la física, por ejemplo, una
pareja de antiguos themata científicos son la creencia de que el universo puede analizarse en un
pequeño número de partes versus la creencia de que no existen últimas partes y que el universo es
continuo. Cada tema puede remontarse al menos a la Antigua Grecia, y ninguno ha logrado triunfar
(Herbert, 1985).
El concepto de los themata se basa en el contenido. En el esquema de Holton, no hay proceso
científico básico constante aparte de la formulación del físico Percy Bridgman: “El método científico
hace lo humanamente posible, no tiene límites” (Holton, 1984, p. 1232). En cambio, la ciencia está
conformada por las creencias que los científicos sostienen sobre la naturaleza del mundo. Algunas
veces, los thematas opuestos entran en un marcado conflicto y uno puede volverse abrumadoramente
dominante por un tiempo, dando una idea de ciencia estable y normal interrumpida por revoluciones.
Por otro lado, los themata perduran; por lo que no hay verdaderas revoluciones, garantizando que la
ciencia de hoy en día es totalmente continua con respecto a la ciencia de ayer, e incluso la del pasado
distante. En lo que respecta a la racionalidad, la ciencia no tiene un método especial. Las personas son
racionales; intentan llegar a una compresión razonable de cada uno: sus acuerdos políticos y
personales, el arte, etc. La razón científica es simplemente razón humana aplicada a la naturaleza y,
dentro de la ciencia, la razón es guiada por los themata históricos que involucran a los científicos en
ciertas formas de trabajo.

Un Enfoque Metodológico: Falsacionismo


A los filósofos que consideran la ciencia como una empresa definitivamente racional, el
naturalismo les parece perturbador. La crítica de mayor influencia sobre el naturalismo fue la que
provino de Sir Karl Popper (1902-1994), originalmente de Viena y luego de la Escuela de Economía

15
de Londres, y de sus seguidores. La filosofía de la ciencia de Popper es especialmente interesante,
porque aborda la pregunta sobre cómo la ciencia cambia a partir de una normativa, en lugar de un
punto de vista histórico. Popper quiso saber cuándo los científicos deben cambiar sus teorías.
Respondió su pregunta comparando la ciencia y la pseudociencia, enunciando un criterio de
demarcación mediante el cual diferenciarlas en forma separada (Popper, 1963). Al igual que los
positivistas, él creía que la ciencia era un asunto prominentemente racional y que debe existir alguna
regla metodológica que constituya la racionalidad científica. En Viena, cuando Popper era joven,
muchos sistemas de pensamiento se presentaban como ciencias, incluso la teoría de la relatividad y el
psicoanálisis. Popper deseaba saber qué afirmaciones podía tomar seriamente y cuáles desechar.
Abordó el problema examinando fundamentos claros de la ciencia, como la física newtoniana, y
fundamentos claros de pseudociencia, como la astrología, tratando de dilucidar la diferencia entre
ellas. Los positivistas destacaban la posibilidad de confirmación de las teorías como la prueba de su
estatus científico. Es decir, a partir de una teoría con definiciones operacionales apropiadamente
elaboradas, podemos deducir predicciones cuya confirmación afirme la teoría. Las teorías
pseudocientíficas o metafísicas no podrán definir operacionalmente sus términos, por lo que no serán
capaces de derivar las predicciones de los eventos ni respaldar sus afirmaciones. Las buenas teorías
acumulan confirmaciones, las malas, no.
Sin embargo, Popper vio que las cosas no eran tan simples. Las pseudociencias pueden afirmar
muchas confirmaciones. El astrólogo puede señalar predicciones verificadas (aumentos otorgados,
novias conquistadas) y puede defender las malas predicciones, usando cláusulas de escape, como
malas influencias de los planetas más pequeños. La posibilidad de confirmación tampoco ayudó en los
casos inciertos como la relatividad o el psicoanálisis; ambos siempre podían reivindicar la
confirmación de sus teorías.
De hecho, al escuchar a los psicoanalistas y compararlos con Einstein, Popper pudo formular una
metodología de demarcación. Popper descubrió que no importaban las dificultades que un caso
pudiera presentar para el psicoanálisis, un buen analista, al igual que un buen astrólogo, siempre
podría reinterpretarlo para que se ajustara a su teoría analítica. Al mismo tiempo, poco después de la II
Guerra Mundial, se armó una expedición para comprobar una de las predicciones de la relatividad: que
la luz se refracta en presencia de un campo gravitacional. A partir de fotografías de las estrellas
cercanas al límite del sol, tomadas durante un eclipse total, los astrónomos descubrieron que los rayos
del sol se refractaban tal y como lo exigía la teoría de Einstein. Aunque, a primera vista, esta exitosa
prueba parecía consistente con el requisito de confirmación de los positivistas lógicos, Popper
encontró en ella una diferencia decisiva entre la relatividad y el psicoanálisis: ambas podían confirmar
sus teorías, pero sólo la relatividad corría riesgo de falsificación. Lo importante acerca de la predicción
de Einstein no era que no se pudiera demostrar que fuera verdadera, sino que se podía demostrar que
era falsa. Había algunos eventos que ciertamente la relatividad no podía explicar. En cambio, el
psicoanálisis (como la astrología) podía explicarlo todo con facilidad. En otras palabras, según Popper,
la racionalidad científica no consiste en tratar de probar que se está en lo correcto, sino en permitir la
posibilidad de probar que no se está en lo correcto (en asomar el cuello y arriesgarse a ser decapitado
por un hecho).
Sin embargo, el simple criterio de demarcación de falsabilidad de Popper se encuentra con dos
dificultades, y el reconocimiento de ellas ha guiado a las filosofías de sus seguidores en su búsqueda
de un criterio de racionalidad científica. En primer lugar, las teorías nunca son derrotadas por un único
experimento decisivo; y, segundo, las teorías compiten unas con otras y con la naturaleza. Un solo
experimento no puede decidir el destino de una teoría, porque cada experimento se basa en ciertas
suposiciones metodológicas que no tienen nada que ver con la teoría misma. Un experimento puede

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


resultar erróneo por escoger el dispositivo equivocado, por seleccionar mal a los sujetos, manipular
erróneamente los métodos estadísticos o por cometer otro error. En resumen, la verdad de una teoría
casi siempre se puede defender de datos falsificados, poniendo en duda la validez de dichos datos.
Además, Popper pensaba que la ciencia era una competencia entre la teoría y el mundo, pero el tener
una teoría es tan importante, que los científicos prefieren tener una teoría mala a no tener ninguna. La
investigación científica no es una pelea entre dos: la teoría y el mundo, sino una competencia entre
tres: dos teorías rivales y el mundo.
Al combinar estos puntos, el problema de los seguidores de Popper se transformó en formular una
metodología con la cual los científicos deberían escoger racionalmente entre un programa de
investigación para el desarrollo de una teoría y otro (Lakatos, 1970). El criterio desarrollado por
Lakatos y por su seguidor, Larry Laudan (1977) es lograr solucionar el problema. Lakatos y Laudan
consideraban la ciencia principalmente como una empresa que resuelve problemas (o como Kuhn
decía, que resuelve encrucijadas y anomalías). En lugar de que un solo experimento probara una sola
teoría, como propuso Popper originalmente, los programas de investigación fueron elaborados en
torno a un intento de teoría para dar solución a una serie de problemas a lo largo del tiempo. Por
consiguiente, el científico racionalista debería adoptar el programa que resuelva la mayor cantidad de
problemas recurriendo lo menos posible a vías de escape metodológicas, mientras propone
fructuosamente nuevos problemas que puede abordar.
La visión de Laudan ha sido criticada por su anti-realismo (Newton-Smith, 1981). Si las teorías
son simples conveniencias y no descripciones potencialmente verdaderas del mundo, se dificulta
definir sólidamente un problema y darle una solución consistente. Newton-Smith escribe: “A menos
que la verdad juegue un rol regulador [en la ciencia], podemos seleccionar a nuestro antojo un grupo
de oraciones que plantean problemas, solamente porque elegimos considerarlas así. Luego, cada uno
de nosotros formulamos nuestras propias teorías para resolver estos problemas. ¡Nunca les importe
cómo es el mundo, solo resuelvan sus propios paradigmas!” (p. 190). Y así la ciencia se ve
nuevamente sumida en la anarquía, estado desde el cual Popper vino a salvarnos.
Al igual que con los otros temas que hemos analizado, queda sin resolver el problema de si la
ciencia es racional o no y cómo. La visión anarquista-naturalista tuvo su esplendor en la desenfadada
década de los años 60. Hoy en día los naturalistas adoptan posturas más simples y menos románticas
(ver, p. ej., los ensayos recogidos en Nersessian, 1987). Al mismo tiempo, los racionalistas ya no
persiguen establecer normas legales para los científicos, como lo hizo Lakatos, sino que buscan que la
función de la filosofía normativa de la ciencia sea más moderada (p. ej., Nersessian, 1987). Algunos
filósofos inclinados hacia la metodología esperan que los avances en estadística (en especial, en lo que
concierne al teorema de Bayes, el cual indica cómo revisar las creencias en las hipótesis, según
hallazgos probatorios) puedan ofrecer un nuevo fundamento para el racionalismo (Savage, 1990).

Reducción y Reemplazo
Cuando dos teorías discuten sobre su habilidad para explicar el mismo fenómeno, hay dos
resultados posibles. El primero es la reducción. Puede ser que ambas teorías expliquen los mismos
hechos a diferentes niveles: los niveles más altos abordan objetos y fuerzas mayores; los niveles más
bajos se ocupan de objetos y fuerzas menores. En su intento por obtener una idea unificada de la
naturaleza, los científicos intentan reducir las teorías mayores a teorías más elementales (más básicas),
demostrando que la verdad de una teoría mayor es consecuencia de la verdad de una teorías más

17
básica. La teoría reducida se sigue considerando válida y útil en su nivel de explicación. La segunda
posibilidad es reemplazarla o eliminarla. Una de las teorías es correcta, la otra, no y se elimina.
La reducción de una teoría de más alto nivel a otra, puede ilustrarse mediante la reducción de la
ley general de los gases a la teoría cinética de los gases y la reducción de la genética mendeliana a la
genética molecular. Los físicos del siglo XVIII determinaron que la presión, el volumen y la
temperatura de los gases estaban interrelacionados a través de una ecuación matemática llamada ley de
los gases ideales: P = V x T. Con esta ley (un ejemplo paradigmático de una cobertura legal) los
físicos pudieron describir, predecir, controlar y explicar la conducta de los gases en formas precisas y
útiles. La ley general de los gases es un ejemplo de teoría de alto nivel, porque describe la conducta de
objetos complejos, llamados gases. Uno de los primeros triunfos de la hipótesis atómica fue la teoría
cinética de los gases, que entregó una explicación causal de la ley de los gases ideales. La teoría
cinética sostenía que los gases (como todo lo demás) estaban formados por átomos del tamaño de una
bola de billar, cuyo grado de excitación (movimiento) era una función de energía, particularmente
calor. Por ejemplo, la ley de los gases ideales predijo que si calentamos el aire de un globo, éste se
expandirá, y si enfriamos el aire, se desinflará (si lo ponemos en nitrógeno líquido, se desinfla
totalmente). La teoría cinética explica por qué. Al calentar el aire, las partículas que lo componen se
mueven más, rebotando en las paredes del globo y ejerciendo presión hasta expandirse. Cuando
enfriamos el aire, los átomos bajan la velocidad, golpeando las paredes del globo menos
vigorosamente, y si bajan la velocidad de manera suficiente, no ejercen presión.
La teoría cinética es una teoría de menor nivel que las leyes de los gases, porque tiene relación
con las partículas que forman los gases. También es una teoría más básica que la teoría de la ley de los
gases, porque es más general y explica la conducta de cualquier objeto formado por moléculas, no solo
de los gases. La conducta de los gases aflora como un caso especial de la conducta de toda la materia.
La teoría cinética muestra la razón de por qué la ley de los gases ideales funciona, postulando un
mecanismo causal de base, y por eso se dice que la ley de los gases ideales se redujo a la teoría
cinética. En principio, podríamos eliminar la ley de los gases, pero la seguimos considerando válida y
útil en su rango de aplicación. Sigue siendo una teoría científica, pero se ha unificado con una
concepción más amplia del universo.
Algo similar ocurre con la genética mendeliana. Mendel propuso la existencia de una unidad de
transmisión hereditaria, el gen, lo cual era totalmente hipotético. El concepto de Mendel fue la base de
la genética poblacional, pero nunca nadie vio un gen ni supo a qué se podría parecer. Sin embargo, a
inicios de los años 50, la estructura del ADN comenzó a revelarse y se descubrió que era portador de
los rasgos hereditarios. A medida que la genética molecular ha progresado, hemos aprendido que las
secuencias de codificación del modelo de ADN son los reales “genes”, y no siempre se comportan en
las formas simples que pensó Mendel. No obstante, la genética mendeliana sigue siendo válida para su
propósito (la genética poblacional), pero, al igual que la ley de gases ideales, se ha reducido y
unificado con la genética molecular.
En el caso de la reducción, la teoría más antigua no deja de reconocerse como científica y válida
dentro de su esfera de aplicación; simplemente toma un lugar subsidiario en el gran esquema de la
ciencia. Por otro lado, el destino de una teoría reemplazada es muy diferente. A menudo resulta que
una antigua teoría simplemente es equivocada y no puede bordarse en el extenso tapiz de la teoría
científica. En este caso, se abandona y reemplaza por una teoría menor. La teoría del firmamento de
Ptolomeo, que ubicaba a la Tierra al centro del universo y describía que el sol, la luna y las estrellas
giraban alrededor de ésta en círculos complejos y dispares, fue aceptada por los astrónomos durante
siglos, porque ofreció una explicación útil y precisa de los movimientos de los objetos celestes. Con

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


ella, pudieron describir, predecir y explicar eventos como los eclipses. A pesar de sus poderes
descriptivos y predictivos, después de una larga lucha, se demostró que la visión de Ptolomeo estaba
totalmente errada y fue reemplazada por el sistema copernicano, el cual ubicaba al sol al centro y al
resto del sistema solar girando en torno a él. Al igual que un antiguo paradigma, la visión de
geocéntrica se extinguió y eliminó de la ciencia.
El tema de la reducción o reemplazo es de especial importancia en la psicología. Al adentrarse en
la fisiología, los psicólogos trataron de unir los procesos psicológicos a procesos fisiológicos. Pero si
tenemos una teoría de algún proceso psicológico y, de hecho, descubrimos el proceso que está a la
base, ¿la teoría psicológica se reducirá o será reemplazada? Algunos observadores creen que la
psicología está destinada a desaparecer como la astronomía ptolemaica. Otros sostienen que se
reducirá a fisiología, transformándose en un puesto de avanzada de la biología; algunos optimistas
piensan que al menos una parte de la psicología humana no puede ser reducida ni reemplazada por la
neurofisiología. Nos daremos cuenta que la relación entre la psicología y la fisiología no ha sido fácil.

Psicología de la ciencia
La disciplina que dio su más reciente contribución al estudio de la ciencia es la psicología
(Gholson, Shadish, Niemeyer y Houts, 1989; Tweney, Mynatt y Doherty, 1981). El campo es nuevo y
abarca aproximaciones de la psicología tradicional a la ciencia, como la descripción de la personalidad
del científico (p. ej. Simonton, 1989), y de la psicología del último tiempo, como la aplicación en la
ciencia del programa de técnicas de evaluación desarrollado para el comercio y el gobierno (Shadish,
1989). No obstante, el área más activa de la psicología de la ciencia es sin duda la aplicación de
conceptos de la psicología cognitiva para entender la investigación y teorización de los científicos (p.
ej. Giere, 1988; Thagard, 1988; Tweney, 1989).
No surgió ninguna perspectiva global del estudio cognitivo de la ciencia, pero el trabajo de Ryan
Tweney (p. ej., 1989) debe considerarse como un ejemplo. Tweney estudió de manera experimental el
razonamiento científico en casos de estudio no científicos e históricamente estudiados de la ciencia
real. En la primera línea de investigación (p. ej., Mynatt, Doherty y Tweney, 1978), los sujetos
interactuaban con una realidad generada por un computador, llevando a cabo experimentos para
descubrir las leyes que regían el movimiento en su universo alternativo. El objetivo principal era
averiguar en qué medida las personas emplean las estrategias de confirmación positivista y de
disconfirmación popperiana, y qué estrategia era comprobadamente más efectiva. En 1989, Tweney
examinó el pensamiento del físico Michael Faraday y formuló su teoría de los campos magnéticos.
Varios conceptos de la ciencia cognitiva, incluidos los esquemas, escritos, heurística y sistemas de
producción se emplean para representar la forma en que Faraday comprobaba sus hipótesis y armaba
gradualmente el conjunto de conocimientos sobre el magnetismo y la electricidad, que culminaron en
su postulación de los campos magnéticos y la descripción de su conducta.
La psicología de la ciencia representa un enfoque naturalista para la comprensión de la ciencia, y
como tal se abre a la embestida del relativismo y la anarquía que se habían nivelado con Kuhn
(Gholson et al., 1989). Los filósofos tienden a suponer que la única función de la psicología es
explicar desviaciones de la racionalidad, y no la racionalidad en sí misma (Heyes, 1989). No obstante,
de seguro la visión de los filósofos es tanto simplista como imperialista. El pensamiento racional es un
proceso psicológico y, por lo tanto, es razonable pensar que puede estudiarse empíricamente en un
modo naturalista sin menoscabar sus normativas (Leahey, 1992). Los frutos de la psicología de la
ciencia aún deben cosecharse, pero no debemos preocuparnos de que, por consiguiente, la racionalidad
de la ciencia deba desenmascararse.

19
La Ciencia como una Visión Mundial
Conocimiento Particular y Universal
Nuestras preocupaciones diarias y el conocimiento de cada día se enfocan en personas, lugares,
cosas y hechos en particular. Por ejemplo, en una elección reunimos hechos sobre aspectos y
candidatos específicos para decidir por quién votar. A medida que el tiempo cambia, los problemas y
los candidatos vienen y van y aprendemos nuevos hechos específicos para nuevos problemas y
proponemos soluciones. En el día a día debemos congeniar con personas en particular y adquirimos
conocimientos sobre éstas, tal y como lo hacemos sobre las cosas y eventos. Buscamos conocimientos
que nos sirvan para nuestros objetivos prácticos inmediatos.
Sin embargo, la ciencia busca dar respuesta a preguntas universales que son ciertas para todos los
tiempos y lugares. Por lo tanto, la física nos puede decir qué es un electrón y no importa si el electrón
existe hoy en mi pulgar, si está en el sistema estelar Tau Ceti o si existió a los primeros seis minutos
después del Big Bang, o si existirá en millones de años más. Asimismo, la física busca caracterizar las
fuerzas, como la gravedad, que operan en todo el universo y a lo largo del tiempo.
Aunque difiera del conocimiento humano práctico, la ciencia no es la única que busca verdades
universales. La matemática y la geometría también buscan verdades universales, como el Teorema de
Pitágoras, que son verdad sin importar el tiempo ni el espacio. Algunas veces (pero no siempre y rara
vez en la actualidad) la filosofía ha sido definida como la búsqueda de verdades universales, y algunas
religiones (en especial las religiones del mundo proselitista, como el Cristianismo y el Islam) declaran
ser la verdadera para todas las personas.
Los científicos difieren de la matemática, la filosofía y la religión, porque hacen algo que, al
principio, parece paradójico: basa su búsqueda de verdades universales en la observación de cosas y
eventos en particular. La búsqueda de verdades universales de la matemática se basa en la noción de
pruebas formales en las que inevitablemente se muestra que a partir de ciertas premisas se obtiene una
conclusión. Pero las pruebas matemáticas no son pruebas acerca del mundo, porque uno puede elegir
distintas premisas y crear otros sistemas matemáticos fantásticos, pero consistentes. Las declaraciones
de universalidad de la religión radican en la revelación de Dios, no en observaciones o pruebas
lógicas.
Sólo la ciencia comienza observando cosas y eventos en particular, pero termina afirmando
hipótesis generales sobre la naturaleza del mundo. Por consiguiente, los psicólogos al desarrollar un
experimento de atribuciones sobre las actitudes de Fidel Castro, no se preocuparon Castro ni de lo que
los sujetos pensaban de Castro, ni cómo cambiar las actitudes de las personas con respecto a Castro.
Intentaban formular una teoría general sobre la forma en que las personas explicaban la conducta,
cualquiera que esta fuese: ya sea una actitud política, una especulación acerca del extraño estado
mental de un amigo, por qué Bill Clinton ayudó secretamente a Irán a enviar armas a los rebeldes
musulmanes o por qué piensa usted que le fue mal en la prueba de matemáticas. El objetivo de la
investigación psicológica es estudiar cuidadosamente la conducta humana en un amplio rango de
circunstancias, de manera que dichas circunstancias desaparezcan y revelen los mecanismos
universales de la mente y la conducta humana. Dado que la ciencia desea alcanzar el conocimiento
universal, además de los pensamientos y necesidades humanas, el punto de vista de la ciencia es una
visión de ningún lugar.

La ciencia como la visión de ningún lugar


Ésta es quizás la parte más extraña y desafiante de la ciencia natural, a pesar de que también es lo
que le ha dado a la ciencia su pureza, rigor y poder. La ciencia busca el conocimiento puramente
objetivo para describir el mundo de una forma en la que las personas no tengan ningún tipo de

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


participación en él; un conocimiento sin ningún punto de vista. El filósofo Thomas Nagel describe este
punto de vista que no es un punto de vista de la ciencia natural (la concepción física de la objetividad)
en su obra La Visión de Ningún Lugar:
El desarrollo [de la visión de ningún lugar] es en etapas, cada una de las cuales nos da una idea más
objetiva que la anterior. El primer paso es ver que nuestras percepciones son causadas por las acciones
de las cosas en nosotros, por sus efectos en nuestros cuerpos, que en sí mismos son parte del mundo
físico. El próximo paso es darse cuenta que, debido a que las mismas propiedades físicas que causan las
percepciones en nosotros a través de nuestros cuerpos, también producen efectos diferentes en otras
cosas físicas y pueden existir sin causar ninguna percepción, su verdadera naturaleza debe poder
separarse de su apariencia física y no debe parecerse a ella. El tercer paso es intentar formar una
concepción de esa verdadera naturaleza, independientemente de su apariencia para nosotros o para otro
tipo de receptores. Esto no solo significa no pensar en el mundo físico desde nuestro propio punto de
vista, sino no pensar en él desde un punto de vista humano perceptivo y más general, es decir: no […]
pensar en cómo se ve, siente, huele, sabe o suena. Estas cualidades secundarias abandonan nuestra idea
del mundo externo y las cualidades primarias básicas como el tamaño, el peso y el movimiento se
conciben estructuralmente.
Esto se ha convertido en una estrategia extremadamente fructífera [haciendo que la ciencia sea
posible]… Nuestros sentidos proporcionan la evidencia de la cual partimos, pero el carácter distanciado
de esta comprensión es tal, que podríamos poseerla, incluso si no tuviéramos ninguno de nuestros
sentidos actuales, en la medida que seamos racionales y podamos comprender las propiedades
matemáticas y formales de la concepción objetiva del mundo físico. Incluso, en un sentido, podríamos
compartir una comprensión de la física con otras criaturas que perciben las cosas en forma muy
diferente (siempre que sean racionales y con conocimientos aritméticos).
El mundo descrito por esta concepción objetiva no sólo no tiene un centro, sino que además carece de
características especiales. Aunque las cosas en él tienen propiedades, ninguna de estas propiedades son
aspectos perceptuales; todos han quedado relegados a la mente… El mundo físico como se supone que
debería ser, en sí, no contiene puntos de vista ni nada que pueda percibirse desde un único punto de
vista en particular (pp. 14-15).

La fuente histórica más importante de la visión de ningún lugar de la ciencia fue la concepción
cartesiana de la conciencia y su relación con el mundo (ver Capítulo 3). Descartes, junto con otros de
los primeros científicos, trazaron una división radical entre la conciencia (la cual Descartes
identificaba con el alma) y el mundo material. La conciencia es subjetiva; es la perspectiva a partir de
la cual cada uno de nosotros observa el mundo; es la forma en la que el mundo se presenta ante mí, a
cada uno de nosotros en su conciencia privada y subjetiva. La ciencia describe el mundo sustrayendo
el alma (conciencia y subjetividad). La ciencia describe el mundo natural tal cual es desde ninguna
perspectiva, como si no hubiera ninguna persona en él: es la visión desde ninguna parte.
Esta visión desde ninguna parte puede parecer extraña y bizarra, pero todas las otras
características especiales que asociamos con la ciencia provienen de ella. La medición cuantificada
elimina cualquier otro punto de vista del observador o del teórico. La revisión minuciosa de los
documentos realizada por los pares purifica el punto de vista inicial del científico. La repetición de los
experimentos garantiza que lo que es verdadero para un científico, lo es para todos. La propuesta de
leyes universales válidas para todo el universo depura incluso el punto de vista humano genérico,
porque el mismo conocimiento podría hallarse para otra especie. La visión desde ninguna parte es vital
para el éxito de la ciencia natural.
Esto lleva a preguntarse: ¿Es posible que haya una visión desde ninguna parte (una ciencia
natural) con respecto a los seres humanos?

21
PSICOLOGÍA Y CIENCIA
Psicología sin Ciencia
Por miles de años, hombres y mujeres congeniaron sin el beneficio de la psicología científica.
Además, incluso en aquellas partes del mundo que han adoptado términos psicológicos como líbido,
reforzamiento y retroalimentación, la mente y la conducta se explican desde fuera de las teorías
propuestas por los psicólogos en los últimos cien años. La psicología ha florecido sin la ciencia: las
personas efectivamente describen, predicen, explican e incluso controlan su conducta sin saber nada de
la llamada ciencia. Por lo tanto, la psicología científica, más que otras ciencias, encuentra rivales en el
campo que espera conquistar. Dos de estos rivales merecen especial atención. El primero, el dualismo,
que es muy llamativo y yace en el corazón de las concepciones religiosas de la conducta; el otro, la
psicología popular, que es una potente teoría que empleamos todos los días para explicar nuestra
conducta y la de otros. Cada uno ofrece un desafío diferente para la posibilidad de la psicología
científica.
El dualismo es una creencia sostenida casi universalmente en todo el mundo. Además del mundo
material, las religiones normalmente plantean un mundo sobrenatural poblado por seres no materiales
como un dios o dioses, ángeles y demonios. Se considera que los seres humanos, y algunas veces los
animales, están compuestos por dos sustancias, un alma sobrenatural inmaterial que está contenida en
un cuerpo natural material y lo controla. Los dualistas explican la experiencia y la conducta como el
resultado de la interacción entre el cuerpo y el alma que lo gobierna.
Como podremos ver, el dualismo ha sido criticado en muchos aspectos, siendo su
incompatibilidad con la ciencia el más importante. Aunque la ciencia ha sido definida por los
filósofos, en primer lugar, en términos de sus métodos, la ciencia también se ocupa de un dogma
central: el naturalismo (Leahey y Leahey, 1983). Un themata holtoniano que puede usarse para
describir la historia intelectual occidental es el naturalismo-sobrenaturalismo. Las religiones le dan una
explicación sobrenatural a mucho de lo que sucede en el mundo: la voluntad de Dios, la posesión
demoníaca o las decisiones del alma. En cambio, el objetivo de la ciencia es explicar cada evento, no
importa lo grande o pequeño que sea, como el resultado de causas naturales. Por consiguiente, la
psicología como ciencia debe rechazar el dualismo: cuando el dualista ve la acción del alma, el
psicólogo debe ver la acción de causas naturales. Hace un siglo, al inicio de la batalla entre la
“Psicología Antigua (religiosa)” y la “Psicología Nueva (científica)” (ver capítulos 7 y 8), la
psicología como ciencia ha estado profundamente en desacuerdo con la psicología como psyche-logos.
El compromiso de la psicología con el naturalismo es tan grande y profundo, que su indiferencia, e
incluso hostilidad, con la religión pasa casi desapercibida, excepto para un pequeño grupo de
psicólogos de inclinación religiosa. La historia de la psicología científica es, en gran medida, una
historia de rechazo de las concepciones dualistas de la mente y la conducta y su reemplazo por
concepciones naturalistas.
El otro marco de explicación de la conducta antes y fuera de la psicología científica es el sistema
simple, pero poderoso de creencias y deseos. Una estudiante que toma un curso de historia y sistemas
de la psicología, explicará diciendo que ella desea rendir bien en el Graduate Record Examination y
cree que tomando el curso de historia y sistemas justo antes de dar el examen, le ayudará a rendir bien.
La psicología popular funciona muy bien y es muy poco lo que no puede explicar, pero no queda claro
si puede considerarse una teoría científica, o incluso potencialmente científica, de la conducta.

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


Un problema concierne a la naturaleza de las razones. Cuando justificamos una acción, citamos
razones para hacerla; pero las razones son afirmaciones que conectan creencias, y es controvertido el
tema de si las razones son causas. Las razones conectan las creencias de manera lógica, no causal. En
el ejemplo anterior, podemos formular que la estudiante razona de la siguiente manera:

Si rindo bien en el GRE, puedo ir a la escuela de postgrado de psicología.


Quiero ir a la escuela de postgrado de psicología.
Si tomo Historia y Sistemas, voy a rendir bien en el GRE.
Por lo tanto, debería tomar Historia y Sistemas de la Psicología.

Su decisión es el resultado de una deducción lógica, pero la conexión lógica entre las
proposiciones no es lo mismo que la conexión causal entre los eventos. Además, las creencias, y por lo
tanto, las razones, tienen que ver principalmente con los significados de los eventos, no con su
estructura causal. El razonamiento empleado por la estudiante sólo tiene sentido (1) en un lugar y
tiempo cultural que tenga escuelas de postgrado, procedimientos de evaluación y enseñanza formal en
aulas, y (2) frente a un conjunto mayor de prácticas y creencias culturales sobre ellos y que no se
dicen, como el alto prestigio asignado a profesionales con estudios de postgrado y el sueldo que ello
conlleva, la idea de un empleo remunerado, la idea e importancia del dinero, entre otros, en una
enorme malla de conceptos. Sin embargo, la ciencia supuestamente se refiere a patrones causales que
trascienden el tiempo y el lugar y no son parte de la naturaleza, ni de la cultura, y entonces no queda
claro si la psicología popular, con su dependencia en razones restringidas histórica y culturalmente,
puede ser una teoría científica. Estas consideraciones son el foco de gran parte del debate en la
psicología filosófica, y volveremos sobre ellos más adelante y en el Capítulo 15. La distinción entre
las razones y las causas se planteó por primera vez en el contexto de la explicación histórica y se
volverá a discutir en la sección de historiografía, más adelante en este capítulo.
Otro problema de la psicología de la ciencia es su interés por la teología. El argumento de nuestra
estudiante es teológico: cita una estado futuro (ir a una escuela de postgrado) como una causa de una
conducta actual (tomar historia y sistemas). Sin embargo, generalmente es aceptado en la ciencia que
las causas deben preceder a los efectos. En la ciencia de Aristóteles, la causa final (teológica) era la
forma más importante y podía invocarse legítimamente para explicar no sólo la conducta humana, sino
la animal, el crecimiento de las plantas y a caída de una roca a la superficie de la Tierra; no obstante,
desde el período de Newton, la ciencia constantemente ha reemplazado las explicaciones intencionales
por las mecánicas, dejando la explicación teológica de la conducta humana como una anomalía extraña
en una disciplina que se llama a sí misma ciencia. Por consiguiente, citar eventos futuros como causas
de los presentes es automáticamente sospechoso en la ciencia moderna. La eliminación de la teología,
y también del dualismo, en la ciencia, ha sido otra fuerza motriz para la psicología desde el siglo XVII;
de hecho, las dos están conectadas porque es al alma a quien más habitualmente se le atribuyen los
propósitos.

¿Puede la psicología ser una ciencia?


¿Es importante? Regla del Dr. Peter Wenkman
En qué medida la psicología puede o debe ser, o no, una ciencia, es más que un debate académico
trivial. La primera película de “Los Cazafantasmas” comienza cuando el psicólogo Dr. Peter Wenkman
(protagonizado por Bill Murray) y sus colegas son despedidos de sus trabajos en la Universidad de
Columbia y crean un negocio para cazar fantasmas por dinero. Su primer trabajo, los

23
lleva a la Biblioteca Pública de Nueva York, donde un fantasma ha asustado a una bibliotecaria,
esparcido las tarjetas de la biblioteca por todos lados y ha estado apilando libros simétricamente. En
presencia del bibliotecario Jefe, el Dr. Wenkman interroga a la mujer que vio el fantasma. La pregunta
se vuelve más bien personal; “¿Acaso, está usted en ese período del mes?”; y el bibliotecario jefe
protesta, diciendo que Wenkman no puede hacer ese tipo de preguntas. Wenkman lo mira fijamente y
le dice: “¡Retírese, hombre, soy científico!”.
Wenkman reclamó la autoridad (de manera bastante ruda), tomando como base el ser científico
para hacer preguntas íntimas, las cuales estarían fuera de lugar para otras personas. En cada sociedad,
algunas personas hablan con propiedad, autorizadas a exigir la atención y obediencia de otros, sin
coerción1. En las sociedades premodernas, los reyes y los sacerdotes poseían autoridad por el hecho de
ser considerados representantes de Dios en la tierra. En las sociedades modernas, los presidentes,
parlamentos y tribunales tienen autoridad "únicamente por consentimiento de los gobernados", según
se indica en la “Declaración de Independencia”.
Sin embargo, las sociedades también tienen figuras, cuya autoridad proviene más de la pericia
que de la denominación divina o de la elección popular. El ejemplo más conocido es el del médico, al
cual obedecemos, no porque él o ella tengan un poder legal o físico sobre nosotros ni porque ha sido
designado por Dios ni ha sido elegido, sino, porque él o ella posee conocimientos o habilidades
especiales, que nosotros no tenemos, pero que necesitamos para estar sanos.
Dado que la ciencia se ha desarrollado y crecido desde el siglo XVII, la reclamación profesión de
autoridad experta ha surgido gradualmente del prestigio y el éxito de la ciencia. En consecuencia,
detrás de la autoridad del médico, no sólo vemos su propia capacitación y experiencia personal, sino a
científicos que esperan que sus médicos de investigación sean expertos. El Congreso les exige a sus
economistas asesoramiento experto y de autoridad en economía; a los biólogos, asesoramiento en
reducción de la contaminación y a los físicos, asesoramiento en armas nucleares. La ciencia ha
conferido a los científicos la presunción del conocimiento especial, y la consecuente autoridad de
pericia.
En psicología, la conexión entre autoridad y pericia con base científica, es particularmente
estrecha. Por ejemplo, la rama más extensa de la psicología aplicada es la psicología clínica, la cual se
relaciona con el diagnóstico y el tratamiento de trastornos mentales y conductuales. Como profesión, la
psicología clínica se creó poco después de la II Guerra Mundial, en una repentina necesidad de aplicar
tratamiento psicológico a los veteranos que sufrían psicopatologías causadas por sus experiencias en el
campo de batalla. Se decidió (Capítulo 12) capacitar psicólogos clínicos en los departamentos
universitarios de psicología, primero, como científicos y luego, como sanadores, otorgándoles
doctorados (de científicos y académicos). La capacitación de psicólogos clínicos contrasta con el
campo paralelo de la medicina. Los médicos practican la biología aplicada, pero son capacitados en
escuelas de medicina y no en departamentos de biología, y reciben el grado de M.D. y no de Ph.D. La
autoridad científica del médico es de segundo nivel; no obstante, la autoridad científica del psicólogo
clínico doctorado es de primer nivel. Sólo entre profesionales expertos el psicólogo dice: “¡Retírese,
hombre, soy científico!”.
En todas partes, los psicólogos ejercen una influencia importante en la vida moderna. Sus
demandas por la autoridad yacen en la exigencia de que la psicología es (no solamente puede ser o
debe ser, sino que es) una ciencia. Si la psicología es una ciencia imperfecta, entonces, la reclamación

1
. En algunos casos, el poder sirve de soporte a la autoridad; un rey podría ordenar el encarcelamiento o la ejecución de un rebelde.
Sin embargo, la autoridad se funda sobre la suposición de que nosotros debemos hacer lo que nos dicen. De este modo, comúnmente
seguimos las “indicaciones del doctor”, aunque nuestro médico no puede obligarnos a hacerlo

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


de autoridad científica será débil, y si no es ciencia en ningún sentido, entonces, su influencia merece
el mayor escepticismo.

Argumentos desde la imperfección


John Stuart Mill (1806-1873) fue uno de los defensores más respetados y enérgicos para la
psicología científica (a pesar de que él la llamaba etología) en el siglo XIX. Consideró cuidadosamente
la posibilidad de que la psicología nunca pudiera alcanzar el mismo grado de sofisticación y precisión
que la física. La temática de la psicología es ampliamente – tal vez, infinitamente – más compleja que
el tema central de la física. La cantidad de fuerzas que afectan la materia son a lo sumo, cuatro
(gravedad, electromagnetismo, fuerzas nucleares fuertes y débiles, mientras que la cantidad de motivos
humanos es amplia y desconocida. Las partículas básicas que componen todos los objetos físicos son
un poco más de una docena y tienen el mismo carácter en todo el universo, mientras que ningún ser
humano es igual a otro, y estamos afectados por contextos históricos y culturales que no tienen
paralelo en la naturaleza. Las cosas físicas no saben que las estamos estudiando y que la conciencia de
ello puede alterar su conducta. Más aún, la existencia real de una disciplina de psicología puede alterar
la conducta humana. A medida que aprendemos las causas y mecanismos de la acción humana, nos
podemos reflejar en ellos, quizás debilitando el control que tienen sobre nosotros. Los electrones y los
sofás no pueden leer textos de física ni decidir si cooperar con las leyes de la naturaleza o no.
Tales consideraciones sugieren, al menos, que la psicología es una ciencia mucho más
compleja que la física, quizás, tan compleja que ninguna cantidad de investigciones, estadísticas ni de
teorías sofisticadas puede llevarla al mismo nivel de perfección científica de la física. Mill reconoció
esto, pero aún creía que tener una psicología científica imperfecta era mejor que no tener
absolutamente nada. Mill estableció un paralelo entre la psicología y la meteorología. Aún cuando, este
es un sistema físico, el clima de la tierra es tan complejo que es un desafío describirlo o predecirlo
adecuadamente y mucho más controlarlo. Incluso, hoy en día, con satélites y supercomputadoras,
predecir las condiciones del clima local después de 24 horas, es incierto, y los pronósticos a largo
plazo prácticamente no tienen valor. Puede ser que, predecir el clima nunca será igual que predecir
eclipses. No obstante, las predicciones climáticas son útiles y se han hecho grandes progresos. Los
metereólogos salvan vidas al predecir de manera eficiente y con muchas horas de anticipación, dónde
tocarán tierra los huracanes, de tal modo de poder evacuar a la gente.
Puede que el estudio del clima nunca sea una ciencia tan buena como la física, sin embargo,
el estudio científico del clima ha sido un acierto. De manera similar, Mill pensó que mientras la
psicología siguiera siendo por siempre una ciencia imperfecta, la gente podría ser estudiada en forma
cietífica y que dicho estudio daría resultados útiles.
Los argumentos de que los seres humanos son tan radicalmente diferentes a los objetos
físicos, que la psicología no puede ser una ciencia, hieren más que los argumentos sobre su
imperfección. Es aquí donde los argumentos se convierten en una amrga controversia.

Argumentos desde la imposibilidad


No se puede eliminar la mente: Imposibilidad del Conductismo. A pesar que la psicología fue
fundada como la ciencia de la conciencia, a principios del siglo XX fue redefinida como la ciencia de
la conducta (ver Capítulo 10). Con la esperanza de hacer de la psicología una ciencia natural, los
conductistas abandonaron el estudio de la conciencia privada por el estudio de la conducta
públicamente observable. Dado su carácter privado, la conciencia parecía haber eludido la

25
investigación científica, pero la conducta aparentemente fue susceptible de estudio científico, porque
era pública al igual que los movimientos de las estrellas y los planetas. De esta forma, los conductistas
esperaban eludir las dificultades manifiestas del estudio de la mente, lo que el propio Mill denominó
“el misterioso algo que siente y piensa”.
Sin embargo, los conductistas heredaron los fundamentos de la identificación cartesiana de la
mente con la conciencia en la psicología, y pensaron que al evitar el aspecto fenoménico de la mente,
podrían librarse de todo lo relacionado con la mente. Sin embargo, no lograron darse cuenta de la
íntima conexión entre la conducta y los aspectos psicológicos de la mente. La definición de cualquier
conducta (y, por lo tanto, su explicación) depende de los estados mentales con los que está conectada.
No todo movimiento realizado por una persona es conducta. En la psicología popular, solo las
conductas voluntarias requieren explicaciones psicológicas. Toser y respirar son conductas en un
sentido (son cosas que hace el cuerpo humano), pero en otro sentido, no lo son. Toser y respirar son
reflejos irracionales realizados por nuestro sistema nervioso y no requieren explicación psicológica,
como tampoco es necesario explicar por qué el sol sale cada mañana. Cabe notar que toser e, incluso,
respirar en algunas ocasiones podría tener una causa psicológica y contar como conductas. Si nos están
ignorando en el mostrador de una tienda, a menudo tosemos para llamar la atención de un vendedor;
en la película La Amenaza de Andrómeda, un científico respira rápido para producir un efecto en su
sangre que mata al virus con el cual ha sido infectado. En estos casos, los movimientos que
comúnmente son meramente físicos pasan a ser conductas, porque se hacen voluntarias, intencionadas.
En general, un movimiento corporal cuenta como conducta sólo si puede describir como intencional.
Dado que lo que está en la mente de una persona determina qué conducta constituyen sus
movimientos, la psicología no puede limitarse únicamente a la conducta públicamente observable, sino
que también debe investigar la mente.
En un episodio de una antigua serie televisiva, Perry Mason visita la casa de un hombre que se
pensaba estaba relacionado con el robo de un banco que no había podido resolverse por mucho tiempo.
Mientras el hombre se encontraba fuera de la habitación haciendo café, Perry descubre un billete de
100 dólares que probablemente provenía del robo y decide esconderlo enrollado en una persiana. Baja
la persiana, inserta el billete cerca de la parte superior del rodillo y levanta la persiana. Luego,
abandona la casa del individuo. Sin saberlo Perry, la policía había marcado la casa. Los detectives
vieron entrar a Perry a la casa y, un poco más tarde, observaron una figura misteriosa levantar y bajar
la persiana. Tan pronto como deja la casa, sospechan y entran en ella, encontrando el cuerpo del
hombre a quien Perry había venido a ver. Luego, en el tribunal, un detective testifica que vio la señal
de Perry a su cliente (quien ellos piensan que es el culpable del crimen) para que escapara antes de que
la policía la arrestara. Perry niega haber dado alguna señal a algún cliente, indignando al Fiscal de
Distrito, quien le grita “¡Pero usted no puede negarlo, la policía lo vio hacerlo!” Luego, Perry sube al
estrado y afirma haber levantado y bajado la persiana, pero no para alertar a su cliente, sino para
esconder el billete de 100 dólares.
Este solo conjunto de movimientos corporales (levantar y bajar la persiana) tiene dos
descripciones intencionales bastante distintas, como señal para que escape un cómplice o para
esconder un billete. El punto parece obvio, e incluso trivial, pero tiene serias consecuencias para el
conductismo, porque significa que la mente no puede eludirse definiendo a la psicología como la
ciencia de la conducta. Lo que una conducta sea depende de los motivos y creencias del actor. De
hecho, Perry podría haber hecho una seña a su cliente como pensaba la policía. Para determinar qué
debe explicarse (¿Por qué Perry escondió el billete? frente a ¿Por qué Perry señaló a su cliente?),

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


debemos ver su mente más allá de sus movimientos, qué es lo que pretende con su acto.
El hecho de que ni siquiera podamos definir qué es una conducta y, por lo tanto, tampoco
explicarla, hasta que no sepamos los motivos y creencias que están detrás de ella, significa que la
psicología no puede simplemente eludir la mente en su totalidad, como esperaban los conductistas. En
cambio, la psicología debe estudiar la mente y la conducta en conjunto, inextricablemente y
estrechamente interrelacionadas. En la siguiente sección, cuando consideremos la psicología como una
forma de ingeniería, nos detendremos brevemente en una forma en que muchos psicólogos incorporan
la mente en la psicología conductual, mirándola como un programa de computación.

No se pueden eliminar los puntos de vista: Imposibilidad de la visión desde ninguna parte.
Existe un segundo aspecto de descripciones intencionales que, sin embargo, plantean un problema
diferente para la psicología científica. La ciencia se refiere a las causas: ¿Qué hace que los eclipses
ocurran y que regresen los cometas? Podemos responder estas preguntas dentro de la visión desde
ninguna parte. Habría eclipses y cometas, incluso si no hubiera personas; el universo es indiferente a
los intereses humanos. Las acciones de Perry con la persiana tuvieron consecuencias en los motivos y
creencias psicológicos y en los procesos psicológicos de su sistema nervioso y musculatura. Sin
embargo, a diferencia de los movimientos de los cometas o del sol, la tierra y la luna, lo que hizo Perry
tuvo significado. Para la policía, sus acciones significaron “Escapa cliente, la policía está cerca”,
mientras para él significaron “Aquí hay un lugar seguro para esconder lo que podría ser una evidencia
valiosa”. Los significados no pueden englobarse en la visión desde ninguna parte de la ciencia natural,
porque dependen crucialmente de estar vinculados a un punto de vista. Desde el punto de vista de
Perry, él estaba escondiendo un billete de 100 dólares; desde el punto de vista de la policía, él estaba
avisando a su cliente.

No se puede eliminar la cultura: Imposibilidad de la psicología como Ciencia Natural

Normas constitutivas: La cultura como Juegos. Las ciencias naturales buscan leyes
generales, que son las mismas en todas partes, en todos los tiempos y en todos los entornos. Sin
embargo, las normas que rigen la conducta humana, con frecuencia son específicas para tiempos y
lugares particulares.
Los filósofos distinguen entre normas reglamentarias y constitutivas. La ley de gravedad es un
ejemplo de una norma reglamentaria; inexorablemente, la gravedad controla la conducta de todos los
objetos físicos en el universo. Las reglas de los juegos son constitutivas. Éstas regulan la conducta de
los jugadores, pero, de manera más importante aún, definen o constituyen el juego en sí. El juego de
béisbol está constituido por un conjunto de reglas que rigen la conducta de los jugadores de béisbol; el
juego de fútbol está constituido por un conjunto de reglas que rigen la conducta de los jugadores de
fútbol. A diferencia de las leyes científicas, las normas constitutivas son tremendamente importantes.
Las leyes científicas se aplican de igual manera a todas las cosas, en todas partes; sin embargo, las
leyes constitutivas se aplican sólo en lugares y tiempos particulares. No se puede estar offside en
béisbol ni adjudicarse una base sobre los balones en el fútbol. Las normas constitutivas van
cambiando en el tiempo y pueden ser diferentes según el lugar. En el béisbol de la American League,
el lanzador no batea, pero se reemplaza por un bateador; el béisbol de la National League sigue la
norma antigua, donde el lanzador se turna como todos los demás.
El presente análisis sugiere una importante manera de mirar la vida humana que se establece lejos
del mundo de la ciencia natural. Podemos pensar que las culturas son como los juegos que se definen
por conjuntos de normas constitutivas, de las cuales muchas veces no tenemos conciencia. Por
ejemplo, los norteamericanos y sudamericanos se diferencian en la distancia en la que se sienten

27
cómodos al entablar una conversación. Los norteamericanos prefieren una mayor distancia que los
sudamericanos. Así, en un cóctel mixto, se produce una extraña danza, donde el sudamericano se
acerca continuamente al norteamericano, quien se mantiene en retirada, mientras que cada uno intenta
conservar, lo que cada uno intuitivamente siente que es la distancia correcta para conversar. Sin lugar
a dudas, el sudamericano llega a sentir que el norteamericano es frío y “distante” en términos
emocionales; en tanto que el norteamericano piensa que el sudamericano es emocionalmente
apasionado y “descortés”.
El punto importante es que no podemos esperar comprender ni explicar la conducta humana sin
referirnos a las normas constitutivas, culturales. Si le explico a un amigo extranjero, por qué el árbitro
de fútbol toca el pito y lanza un banderín amarillo al suelo, tendría que explicar que las reglas del
fútbol ordenan que todos los jugadores de cada equipo deben quedarse en su lado del balón hasta que
sea lanzado; que lanzar el banderín significa que se ha violado una regla y que tocar el pito detiene el
juego temporalmente, de modo que, cuando el pito vuelve a sonar, los jugadores pueden moverse
hacia cualquier lado, donde quiera que se encuentre el balón. Sin conocimiento de las reglas, la escena
resulta bastante extraña, y simplemente, no existe una explicación de las ciencias naturales de por qué,
por algunos minutos se debe estar a un lado del balón, mientras que para otros eso está bien 2. De
manera similar, el jefe chovinista que se ve a sí mismo ofendiendo a sus empleadas femeninas, debe
hacer que le expliquen cuáles son las reglas de un entorno laboral moderno.
Las normas constitutivas se diferencian de la ley natural en otro aspecto: En general, éstas se
deben cumplir. Las leyes naturales no se pueden desobedecer. El universo no necesita a un equipo de
árbitros cósmicos para mantener los planetas alineados ni mantener a los electrones disfrazados de
protones. Al ser convenciones humanas, las normas constitutivas se pueden desobedecer y se debe dar
cumplimiento a ellas de acuerdo a cómo tratamos a aquellos que infringen las reglas y, a través de
instituciones más formales, tales como, árbitros, policía y tribunales de justicia. En consecuencia, las
normas constitutivas son reglas morales. Al igual que las leyes científicas, las invocamos para
explicar por qué se comporta de la forma en que lo hace, pero a diferencia de las leyes científicas,
ellas prescriben lo que debemos hacer.

Dimensión Moral de la Psicología. Por sobre todas las cosas, la ciencia se relaciona con lo
que es, no con lo que debe ser. La ciencia busca dar una descripción exacta y precisa de la naturaleza,
sin deseos ni esperanzas humanas. En la naturaleza, no existe lo correcto ni lo incorrecto, no existen
los valores morales. Los tornados no tienen intención de devastar parques de casas rodantes; tampoco
son asesinos alegres ni arrepentidos, sino hechos de la naturaleza, que encontramos aterradores. El
retrovirus del VIH en sí, no es maligno. Sus inteligentes medios de reproducción ocasionan una plaga
humana a la cual son totalmente indiferentes.
Sin embargo, la explicación de la conducta humana (psicología) no puede ser fácilmente
desprovista de las inquietudes morales. Hemos aprendido que la mente no se puede separar de la
definición o explicación de la conducta y, por lo tanto, debe incluirse dentro de cualquier psicología
funcional. No obstante, la definición de mente está cargada en sí de valores morales y sociales. Parte
de la definición de mente del Diccionario de Inglés Oxford nos hace recordar que corresponde a un
concepto normativo y además descriptivo:

La condición saludable o normal de las facultades mentales, cuya pérdida o deterioro constituye
demencia…

2
Como ejercicio con relación a la importancia de las reglas constituyentes para explicar la conducta humana, recomiendo
observar un deporte que se juegue y que no sea conocido, como el fútbol australiano, cricket o balonmano en equipo. Se ve gente
alrededor, pero hay ausencia de conocimientos de las reglas del juego., sus movimientos no tienen sentido, si uno no se explica lo qué
le pasa a uno mismo, menos puede hacerlo con otra persona.

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


“Tener una mente” no es un hecho neutro acerca de una persona a la par de “tener cabello
castaño”. “Saludable” y “normal” corresponden a términos con carga de valor: ser saludable es bueno,
estar enfermo es malo; ser normal es bueno, ser anormal es malo. Los seres humanos que tienen sus
mentes seriamente dañadas, son tratados lo menos posible como personas reales. Una persona que ha
sido declarada demente, legalmente se aparta de las demás personas. Un criminal declarado demente,
se considera que no tiene responsabilidad moral de sus actos y se le envía a una institución mental en
vez de a una prisión. La gente común declarada demente puede tener cuidadores que se hagan cargo
de sus asuntos y, en casos extremos, pueden ser confinados contra su voluntad en hospitales
psiquiátricos.
Podemos usar una incapacidad de la teoría de la atribución para ilustrar la dificultad que existe
para explicar la conducta humana a partir de la visión de las ciencias naturales desde ninguna parte.
Claramente, la teoría de la atribución, no se trata sobre la conducta propiamente tal, sino sobre cómo
la gente explica la conducta ingenuamente, y por lo tanto, las teorías de la atribución pretenden ser
explicaciones de la psicología popular. El estado científico de la teoría de la atribución se pone en
duda al observar que la psicología popular es constitutiva y normativa, y al mismo tiempo,
explicativa. La psicología popular no sólo intenta realizar el trabajo científico para explicar la
conducta, sino además intenta realizar el trabajo moral que contienen las reglas acerca de cómo
debemos evaluar la conducta y unirlo a la responsabilidad personal.
Por lo tanto, cuando una teoría de la atribución no logra predecir la conducta de las personas, los
psicólogos caen en un dilema. Por ejemplo, numerosas investigaciones han demostrado que, en
oposición a cualquier teoría de la atribución, las personas, por lo general, cometen el error fundamental
de atribución, sobreestimando la contribución de la personalidad en la conducta, y subestimando la
influencia del contexto en el que ocurre la conducta. Sin embargo, no está claro qué hacer con el
hecho. Podría ser el caso de que todas las teorías de atribución sean explicaciones erróneas de la
psicología popular. Si esto es cierto, los fenómenos como el error fundamental de atribución reflejan la
incapacidad de los psicólogos teóricos de caracterizar la psicología popular, y requerimos una mejor
teoría de la atribución.
Por otro lado, si los teóricos de las atribuciones han caracterizado correctamente la psicología
popular, lo fenómenos como el error fundamental de la atribución refleja errores en la psicología
popular misma y podríamos concluir que la psicología popular no es una teoría científica adecuada de
la conducta. ¿Entonces, la psicología popular es errónea? Las reglas normativas y constitutivas de la
conducta no se descartan simplemente porque las personas no siempre actúan acorde a ellas. No
anulamos las leyes que regulan los homicidios, porque algunas personas los cometen; la Liga Nacional
de Fútbol no deroga la regla del offside, porque cada domingo en la tarde algunos jugadores están
offside. Del mismo modo, ¿deberíamos desechar lo que parece ser una regla racional del proceso de
atribución (las conductas impuestas nos dicen poco sobre el carácter de una persona), simplemente
porque a veces las personas no la siguen? Estas consideraciones hacen pensar que cualquier teoría
sólida de la atribución, es decir, una que explique correctamente la psicología popular, no será
únicamente una teoría científica, al igual que la psicología popular en sí. El hecho que los psicólogos
sociales hablan sobre el error fundamenta de atribución revela una diferencia entre la psicología y la
física. "Error" es un término moral. Los físicos no critican a los electrones por cometer "errores",
porque los electrones deben seguir las leyes reguladoras de la naturaleza que la física espera descubrir.
Por consiguiente, hay serias razones para dudar que la psicología pueda ser una ciencia, o al
menos una en el mismo plano de desarrollo de la física. Al evaluar estos argumentos, no debemos
olvidar la gran diversidad de la psicología. Algunos aspectos de la psicología tienen aspiraciones más
realistas con respecto a la ciencia que otros. La psicología fisiológica se ocupa del funcionamiento del
cerebro y del sistema nervioso y no lidia mucho con problemas de descripción intencional o sobre lo

29
que es correcto o no. Un psicólogo fisiológico desea entender como el cuerpo de Peery Mason
funcionó al levantar y bajar la persiana, no por qué lo hizo o si su conducta era ética. Consideraciones
similares se emplean en el estudio de la sensación, percepción, memoria y los procesos cognitivos más
simples. Sin embargo, cuando los psicólogos abordan los aspectos distintivos de la conducta del ser
humano, partiendo por el pensamiento e incluyendo el lenguaje, la conducta social, la personalidad y la
sicopatología y su tratamiento, la psicología comienza a verse cada vez menos como una ciencia
natural. ¿Hay modelos alternativos?

Modelos Alternativos para la Psicología


La respuesta es afirmativa. Diversos psicólogos y observadores de la psicología como los
filósofos han propuesto dos alternativas de pensamiento de la psicología como una ciencia natural. Una
alternativa es pensar en la psicología como una ingeniería; la otra propone que la psicología (o más
precisamente las partes distintivamente humanas de la psicología) es parte de las humanidades y no de
las ciencias.

La Psicología como Ingeniería


Tendemos a pensar en la ingeniería "únicamente" como una ciencia aplicada. Los científicos
creativos descubren cómo funciona la naturaleza, mientras los ingenieros sólo traducen la ciencia en
productos útiles. Por ejemplo, el físico Freeman Dyson escribió:

Un buen científico es una persona con ideas originales. Un buen ingeniero es una persona que hace un
diseño que funciona con la menor cantidad de ideas originales posible. No hay divos en la ingeniería 3.

Sin embargo, la idea de Dyson sobre el ingeniero es injusta para la ingeniería. La historia de la
ingeniería es más antigua que la historia de la ciencia y hasta el siglo XIX ambas eran muy
independientes. Los romanos y egipcios de la antigüedad junto con las culturas no occidentales, como
los Incas, los chinos o los indios, construyeron estructuras enormes y magníficas mucho antes de que
existiera una ciencia física seria. Los ingenieros de artillería del medioevo a lo más tenían un poco de
conocimiento de cómo los misiles volaban por los cielos, pero sus armas eran precisas y efectivas.
Además, la ingeniería se basa en dos conceptos íntimamente unidos que no tienen lugar en la
ciencia natural y que se mencionan en la observación de Dyson sobre que el objetivo de la ingeniería
es " un diseño que funcione". Los ingenieros diseñan de manera ingeniosa objetos que tienen
funciones, es decir, la ingeniería comprende la construcción de cosas que hagan algo útil por el ser
humano. No obstante el parecido que tiene la ingeniería con la ciencia por ser rigurosa, matemática y
basarse en la investigación, son diferentes en aspectos importantes como:

 La Ingeniería no adopta la visión desde ninguna parte. Los ingenieros crean cosas que son útiles del
punto de vista humano; por lo general, son útiles en períodos y lugares en particular, no en todos los
lugares del universo. Por ejemplo, en el siglo XVIII, los artesanos construían cajas para pipas. En los
pubs británicos y las tabernas estadounidenses los hombres fumaban en largas pipas de arcilla. Al
final del día, el dueño de la taberna reunía las pipas y las ubicaba en una especie de estante de metal
(una caja para pipas) y lo ponía en la chimenea de la taberna, donde el calor limpiaba las pipas para
que pudieran usarse al otro día. Antes que el tabaco se cultivara, curara, cortara y pusiera en pipas de
arcilla, las cajas para pipas no eran necesarias y no existían. Sólo cuando se unieron dos eventos

3
The Columbia Dictionary of Quotations, Columbia University Press, Nueva York, 1993

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


históricos (fumar y las tabernas públicas) surgió la necesidad de limpiar las pipas de arcilla, y algunos
ingenieros o artesanos diseñaron la caja para pipas que cumplían esta nueva función. Ahora, que el
hábito de fumar está en declive (en especial, fumar en pipa de arcilla), las cajas para pipas ya no son
necesarias y se han convertido en valiosas antigüedades. De hecho, la función de limpieza de las pipas
de arcilla es tan remota con respecto a la vida moderna, que solo los coleccionistas de antigüedades y
comerciantes reconocen un limpiador de pipa cuando lo ven.

 La ingeniería no busca leyes universales. Dado que los ingenieros se enfocan en la construcción de
cosas que cumplen funciones definidas, no necesitan ni buscan leyes universales de la naturaleza.
Pensemos en una trampa para ratones. Una trampa para ratones se define por su función, por lo que
hace, es decir, atrapar ratones. Existe la trampa tradicional para ratones con apriete. Hay trampas para
ratones que son cuadrados de un material cubierto con un adhesivo que sostiene al ratón cuando éste
lo pisa. En la actualidad, muchas personas encuentran que ambos tipos de trampas son inhumanas y
ponen cajas con trampilla que atrapa al ratón sin matarlo y así poder reubicarlo. Hay una nueva
trampa para ratones que consiste en un tubo de plástico con forma Y que se monta en un eje; el ratón
entra en una de las ramas de la Y, se acerca al cebo que está en la base de la Y, lo que hace que el
tubo se incline y se suelte una pelota de ping-pong desde la otra rama de la Y, atrapando al ratón
dentro del tubo. Y, por supuesto, el tradicional gato, que, a pesar que no ha sido diseñado por
ingenieros, fue diseñado por la evolución para ser depredador y, por lo tanto, el ser humano lo puede
usar como trampa para ratones. A diferencia de los electrones, protones, quarks o elementos atómicos
que forman, no hay una única forma física universal para la trampa de ratones. Las trampas para
ratones se definen por lo que hacen, no por lo que son.

 En la ingeniería, los hechos no dictan lo que debemos creer. La ciencia describe la naturaleza tal cual
es; los ingenieros cambian la naturaleza. Es un hecho que los humanos no pueden volar; inventamos
los aviones. Es un hecho que la visión de las personas no es como la de un águila; inventamos los
telescopios y microscopios. Es un hecho que el ser humano no puede respirar bajo el agua;
inventamos el equipo de buceo. A diferencia de la ciencia, la ingeniería, debido a que no es una visión
desde ninguna parte, materializa los deseos y valores humanos. Deseamos volar a las estrellas,
entonces inventamos las naves espaciales; valoramos la vida, inventamos la medicina. Aunque los
ingenieros no pueden violar las leyes de la naturaleza, pueden explotarlas y trabajar en torno a ellas;
es el ingeniero, no el científico, quien hace eso posible.

La ingeniería, entonces, ofrece un modelo para la psicología que en muchos aspectos es más
afable con la psicología que las ciencias naturales. La ingeniería posee las virtudes de la ciencia: es
rigurosa, precisa y empírica, pero no incorpora la visión inhumana desde ninguna parte. ¿Cómo sería
una psicología orientada a la ingeniería?

La Psicología científica como Ingeniería: La Mente como Funciones Evolucionadas. Aunque


él la excluyó de la ciencia, Descartes abordó la mente desde la perspectiva universal de la ciencia,
preguntando qué era la mente, concluyendo que era algo, un alma, que piensa. Luego, pensó en el alma
en términos religiosos tradicionales como una sustancia no material que es la misma en todas las
personas. A pesar que esta definición de alma coincidía con la religión, también era consonante con la
naturaleza universal de los objetos de la ciencia, siendo siempre el mismo tipo de cosa en todas las
personas.
Una trampa para ratones es una cosa que sirve para atrapar ratones, de la misma forma que el
alma es una cosa que piensa. Pero como hemos visto, desde la perspectiva de la ingeniería, lo que
define que sea una trampa para ratones es lo que ella hace, no qué tipo de cosa es. Una trampa para
ratones puede ser un trozo de madera provisto de resortes de metal y trampas, un cuadrado de papel

31
pegajoso, una caja con una trampilla, un tubo de plástico oscilante, o un gato. No existe una sustancia
física común para todas las trampas de ratones.
De forma similar, podemos aplicar esta perspectiva de ingeniería a la definición de la mente
dada por Descarte: "una mente es una cosa que piensa", con la que define la mente en términos de los
que hace (pensar), en lugar de en términos de lo que es. Justo como en el caso de la trampa de ratones,
la cual se define por su función, no debe tener ninguna forma física en particular; una mente, definida
por su función de pensar, no requiere tener ninguna forma física (o no física) en particular. Cuando
John Stuart Mill escribió que la "mente es algo misterioso que siente y piensa", aún estaba preso en la
concepción cartesiana de la mente. Si usamos el punto de vista de la ingeniería, podríamos volver a
redactarlo de la siguiente manera: "la mente son las funciones de pensar y sentir".
La ciencia cognitiva se basa en la analogía entre las personas y los computadores, y esta analogía
nace de una perspectiva funcional y de ingeniería de la psicología. Un computador es un dispositivo
físico cuyo funcionamiento es controlado por el programa que se ejecuta en él. Un programa no es algo
físico (o no físico) separado del computador; es un conjunto de instrucciones (funciones lógicas y
matemáticas) que le dicen al hardware del computador qué hacer. Un computador es un producto de
ingeniería definido por lo que hace, no por lo que es. El mismo programa computacional (procesador
de palabras, hoja de cálculos o juego) puede implementarse en computadores físicamente diferentes,
computadores personales IBM y sus clones con procesadores Intel, clones de computadores personales
IBM con microprocesadores Intel físicamente diferentes, pero funcionalmente idénticos, computadores
Apple MacIntosh e incluso grandes servidores. La "mente" de un computador está en su software (sus
funciones), no en su hardware.
Asimismo, podemos pensar en la mente como un conjunto de funciones (pensar y sentir) que se
implementan en el sistema nervioso de un ser humano. Desde este punto de vista, un cuerpo humano (o
animal) es un dispositivo físico cuyo funcionamiento es controlado por la mente que se ejecuta en él.
La mente no es al físico (no físico) se parada del cuerpo; es un conjunto de funciones cognitivas y
emocionales que le dicen al hardware del cuerpo qué hacer. Desde el punto de vista científico (la
visión desde ninguna parte), la mente es una anomalía: no es algo físico ni tampoco es una fuerza
física. Desde la mirada de la ingeniería, una mente es un conjunto de funciones que podrían
implementarse en diversos medios físicos, como un cuerpo vivo o un computador.
La "ciencia" cognitiva tiene dos aspectos que se interrelacionan, la inteligencia artificial y la
psicología cognitiva. En el campo de la inteligencia artificial, los ingenieros informáticos realizan el
diseño de mentes prácticas, tratando de crear programas computacionales capaces de hacer lo mismo
que hacen los seres humanos. En el campo de la psicología cognitiva, los psicólogos actúan como
ingenieros tratando de aplicar "ingeniería inversa" en la mente humana. En la ingeniería inversa, los
ingenieros toman un dispositivo que ya funciona y tratan de implementar las mismas funciones
mediante diferentes medios físicos o computacionales. Por ejemplo, los ingenieros que trabajan para la
competencia de Intel, toman un microprocesador Intel y estudian acuciosamente sus funciones de
entrada y salida hasta que puedan duplicarlas con su propio microprocesador, sin haber abierto el chip
Intel o mirado las especificaciones de su diseño, lo que iría en contra de los derechos de autor y leyes
de patentes. Al igual que las diferentes trampas para ratones, los dos chips son físicamente diferentes,
pero funcionalmente idénticos.
Los psicólogos cognitivos usan experimentos para examinar las funciones de entrada y salida de
la mente humana y teorizan acerca de las funciones mentales internas que conectan el estímulo y la
respuesta. Los ingenieros de la inteligencia artificial tratan de duplicar las mismas funciones en
máquinas físicamente diferentes, pero funcionalmente idénticas; computadores en lugar de cuerpos
vivos.

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


Además de hacer la mente menos misteriosa y liberar a la psicología del imposible ideal de hallar
leyes universales, la perspectiva de la ingeniería en la psicología tiene una mejor capacidad de
acomodar el aspecto normativo de la psicología que la ciencia natural. Dado que se preocupa de la
función (de diseñar cosas que funcionen), la ingeniería, a diferencia de la ciencia, puede preguntar si
las cosas están buenas o malas. En el caso de la ciencia no tiene sentido preguntar “¿Es la mejor
gravedad que podemos obtener?”, o decir “¡El lote de electrones de hoy es mucho mejor que los
defectuosos que obtuvimos ayer!”. Sí tiene sentido preguntar “¿Es el mejor aeroplano que podemos
lograr?” y decir “¡El lote de chips de memoria de hoy es mucho mejor que los defectuosos que
obtuvimos ayer!” Las funciones definen las normas, porque una función dada puede llevarse a cabo
bien o mal. Los programas computacionales, como las mentes, pueden ser defectuosos (tener virus) y
se pueden mejorar o reparar.
Consideraciones similares se aplican a las funciones naturales como también a las funciones
creadas por un ingeniero y que las realizan los artefactos. Un corazón es un mecanismo cuya función
es bombear sangre, y un corazón que lo hace mal es defectuoso, es decir, está enfermo. Asimismo, la
perspectiva ingenieril de la mente aloja la idea de la salud mental. Una de las funciones de la mente es
pensar racionalmente, lo que constituye sanidad. Si una mente no cumple su función, es defectuosa
(enferma) y necesita tratamiento o, si no se puede tratar y es peligrosa, se debe aislar de los demás.
Como dije anteriormente, la función y el diseño son conceptos estrechamente ligados, porque los
ingenieros diseñan artefactos que realizan funciones específicas. En el caso de los artefactos, la
conexión es obvia, porque los ingenieros humanos los diseñan conscientemente para satisfacer
necesidades humanas (cumplir funciones útiles). ¿Quién es el diseñador de dispositivos que cumplen
funciones naturales, como el corazón y la mente? La respuesta es la evolución. La ingeniería proviene
del ser humano y su intento de resolver problemas de la vida diaria, principalmente de supervivencia y
reproducción. Antes de transformarse en ciencia, gran parte de la ingeniería fue un proceso de ensayo
y error para encontrar algo que funcionara, y en cierta medida sigue siendo así. La evolución es un
proceso de ensayo de error mediante el cual los seres humanos, las plantas y los animales probaron
diferentes formas de supervivencia y reproducción. Como en la ingeniería, las formas exitosas se
conservan y las que no obtuvieron logros se desechan. En la ingeniería, la las buenas ideas se
transmiten a través de la enseñanza y se omiten los errores. En la evolución, los medios de
supervivencia y reproducción favorables se transmiten con el desarrollo de los genes que los causaron,
y los errores se omiten, porque los genes que los causaron no se reproducen. Los gatos (la trampa de
ratones natural) fueron diseñados por la evolución y sobreviven porque funcionan bien. La evolución y
la ingeniería son iguales por su continua búsqueda de diseños que hacen cada vez mejor las cosas
En lugar de definir la investigación y teorizar un lado de la psicología como ciencia, la podemos
definir como una forma de ingeniería inversa. La evolución diseñó a los seres humanos con mentes
(conjunto de funciones) que guían la conducta para vivir en culturas, y que llevan a cabo gran parte de
la programación de las reglas que constituyen la mente humana. El trabajo del psicólogo es estudiar la
conducta y tratar de inferir las funciones mentales que la definen y causan. Dado que muchas de
nuestras funciones mentales son constitutivas y han sido instaladas por nuestra cultura, las teorías en
gran parte de la psicología carecerán de universalidad de la visión desde ninguna parte de la ciencia.
Además, al igual que los ingenieros, los psicólogos trabajan para ayudar a las personas a funcionar
mejor.

Psicología aplicada como Ingeniería: Experiencia de Saber lo que Funciona.


La perspectiva ingenieril también proporciona una forma diferente de definir la pericia del psicólogo

33
aplicado. A pesar que los ingenieros actuales están bien capacitados en ciencia, gran parte de los que
hacen se basa en conocimientos más simples y más directamente prácticos. Por ejemplo, en la
construcción de puentes y edificios es importante saber cómo responde cada material a los diferentes
tipos de estrés. Si un material dado responde al estrés expandiéndose o rompiéndose está determinado
por la naturaleza de las uniones atómicas que mantienen sus moléculas juntas; pero los ingenieros no
necesitan saber esos detalles para hacer su trabajo. Los ingenieros construyen puentes y edificios desde
mucho antes que se desarrollara la teoría cuántica. Ellos simplemente experimentan con los mismos
materiales, sometiéndolos a diferentes tipos de estrés y fuerzas y observando cómo reacciona cada
material. La investigación disciplinada y rigurosa es la que produce principios prácticos y no las leyes
de la naturaleza.
La psicología aplicada se funda sobre prácticas similares. Por ejemplo, los psicólogos clínicos, en
general, sin guiarse mucho por teorías psicológicas, elaboran microteorías sobre diferentes trastornos
que tratan. Luego realizan experimentos con personas con personalidades o trastornos mentales
diferentes para ver cómo responden a distintos tratamientos y están constantemente combinando
tratamientos para mejorarlos. Asimismo, desde el período de Binet, se han desarrollado pruebas
mentales en un espíritu de ingeniería. Están diseñados para cumplir una función en especial, como
predecir el desempeño escolar, y se desarrollan mediante un disciplinado proceso de ensayo y error.
Los elementos que predicen bien se conservan; los que no, se eliminan, y prosigue el proceso de
refinar las pruebas. Como el ingeniero, el desarrollador de pruebas mentales desea diseñar algo que
funcione, que pase la prueba de idoneidad, no que sea una verdad universal.
Los psicólogos aplicados no tienen necesidad de declararse científicos para ser expertos que
merezcan autoridad. Como los médicos (los ingenieros aplicados de la biología) saben más acerca de
lo que funciona que la gente común y, por lo tanto, poseen autoridad. Los pacientes deberían confiar
en los psicólogos aplicados, no solo porque son científicos, como dice el Modelo Boulder, sino porque
tienen el mismo tipo de experiencia práctica (informada por la ciencia) que poseen los ingenieros y los
médicos.

La Psicología como Humanidad


Una de las dificultades de llamar ciencia a la psicología es que el término ciencia ha cambiado de
significado. Deriva de la palabra latina scientia, que significa conocimiento organizado, en oposición a
la sabiduría, que viene de sapientia; así, Homo sapiens significa literalmente “hombre sabio”.
Avanzado el siglo XIX, el término ciencia siguió refiriéndose a un campo de investigación
disciplinada y de conocimiento organizado.
En Europa continental, especialmente en Alemania, se hizo una división especial de las ciencias
que tuvo poca influencia en el mundo angloparlante (ver Capítulos 4, 6 y 15). Los académicos
alemanes dividían todas las ciencias en dos clases: las Naturwissenschaften y las
Geisteswissenschaften. Wissenschaft quiere decir ciencia en alemán, por lo que Naturwissenschaften es
ciencias naturales. Geisteswissenschaften es más difícil de traducir; significa literalmente “ciencia
espiritual” (“spiritual science”), una frase que suena contradictoria para el oído inglés. Incluía los que
habitualmente llamamos ciencias sociales, incluida la sociología, la antropología y la historia.
La traducción actual de preferencia para Geisteswissenschaften es ciencias humanas, lo que nos
lleva a la razón de por qué los alemanes introdujeron la distinción. Pensaban que los objetivos y
métodos de las ciencias naturales y humanas eran totalmente diferentes. Se creía que la ciencia natural
ideal era la física, en la que estudiamos la máquina que es el universo desde fuera, observándola
minuciosamente, midiéndola y buscando las leyes que la gobiernan inexorablemente. Se creía que la

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


ciencia humana ideal era la historia. En historia no podemos hacer experimentos; es más, en lugar de
tratar de predecir y controlar las cosas como los físicos, los historiadores tratan de entender a las
personas del pasado para ver las cosas a través de sus ojos, desde su punto de vista. La física busca la
visión desde ninguna parte; la historia busca los puntos de vista humanos del pasado. El entendimiento
de las personas es un asunto muy diferente al entendimiento de las cosas. La naturaleza es una
máquina autosuficiente, pero las personas viven en culturas, en mundo que crean y que son diferentes
en el tiempo y en el espacio.
Wundt respetaba esta división (ver Capítulo 7). Vio que la psicología está en medio de las
ciencias naturales y humanas. Dado que las personas tenemos cuerpo, somos parte del mundo natural y
podemos ser estudiados desde el punto de vista de la ciencia natural de la psicología, que estudia el
cerebro y el sistema nervioso y hace experimentos de procesos cognitivos, como la sensación, la
percepción y la memoria, y también sobre los sentimientos. Wundt llamó a esta rama de la ciencia
natural de la psicología “psicología fisiológica” para indicar su orientación psicológica y su
metodología experimental. Por otro lado, dado que las personas viven en culturas, debemos ser
estudiados desde la mirada de las ciencias humanas. Wundt llamó a esta rama de la psicología
Völkerpsychologie, que al igual que Geisteswissenschaft, es difícil de traducir. Si se traduce
literalmente significa “psicología popular”, pero no se refiere a la psicología popular que hemos
analizado anteriormente. Algunas veces se traduce como “psicología social”, pero difiere de lo que los
psicólogos sociales realizan en la actualidad. Völkerpsychologie significaba el estudio de los “procesos
mentales más elevados” como el lenguaje y el pensamiento, mediante su expresión en las culturas
humanas del mundo y a lo largo de la historia. Por lo tanto, no era experimental y apuntaba al
entendimiento, en lugar de la predicción y control.
En el mundo angloparlante, se rechazó la distinción alemana entre las ciencias sociales y
naturales en favor de la doctrina positivista de la unidad de la ciencia, la cual sostiene que todas las
ciencias, incluidas las ciencias sociales, son fundamentalmente similares, pues usan los mismos
métodos y tienen los mismos objetivos. De acuerdo a la doctrina de la unidad de la ciencia, la ciencia
ideal para todas las ciencias es la física, y, por lo general, la historia no se considera una ciencia bajo
ningún aspecto. Mill hablaba de parte de los ingleses y estadounidenses cuando afirmaba que las
ciencias sociales podían mejorarse aplicando en ellas los métodos de las ciencias naturales. La
influencia de la unidad de la doctrina de la ciencia ha sido abrumadora en el mundo angloparlante. Es
imposible traducir con exactitud Geisteswissenschaft y Völkerpsychologie. La Völkerpsychologie de
Wundt no tuvo ningún impacto en la psicología americana. Cuando fui a la Biblioteca del Congreso a
leer los 10 volúmenes de la Völkerpsychologie, encontré que las páginas estaban sin cortar. ¡Nadie
había leído el libro desde que llegó en 1901! En Alemania, la Völkerpsychologie también se extinguió
después de la II Guerra Mundial. Un estudiante de posgrado una vez me mostró un texto alemán de
psicología social que se trajo de una visita a Alemania. No se hacía mención a Wundt ni a su distintiva
psicología social, y en cambio estaba lleno de referencias al Journal of Personality and Social
Psychology de los Estados Unidos.
Sin embargo, como hemos aprendido en este capítulo, hay buenas razones para pensar que la
psicología (o al menos las partes más distintivamente humanas de la psicología) no puede ser una
ciencia natural. Un pequeño grupo de psicólogos quiere redefinir las partes humanas de la psicología
como una parte o una forma de las humanidades (ver Capítulo 15). Dichos psicólogos se enfocan en el
problema de cómo la conducta obtiene su significado (p. ej., Shotter, 1981), y consideran que lo que
hacen es similar a la forma en la que un crítico literario estudia el significado de los textos, o un
historiador de arte estudia el significado de una pintura, y, por lo tanto, su tipo de psicología pertenece
a las humanidades, no a las ciencias.

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Los Desafíos Científicos de la Psicología
Dados los problemas para incorporar los modos tradicionales de explicar la mente humana y la
conducta dentro del marco de la ciencia moderna, no sorprende el hecho de que la psicología es una
empresa confusa, que no sólo comprende una amplia gama de áreas de investigación, sino también una
diversidad de enfoques para investigar y explicar cada uno. En los próximos capítulos nos ocuparemos
de muchos problemas claves, incluidos:

 El desafío del naturalismo. El objetivo de la ciencia es explicar las cosas naturales en una
forma natural, sin recurrir a entidades o procesos sobrenaturales y dentro de un marco
universal que trasciende el tiempo, el lugar, al historia y la cultura. ¿Es posible explicar de
esta forma la mente y la conducta?

 El desafío del realismo. Muchas teorías en la psicología, como las de Freud y el


procesamiento de la información, infieren a partir de la conducta, estados y procesos
inconscientes subyacentes, como el Id (Ello) y los esquemas, la represión y la ejemplificación
de esquemas. ¿Existen realmente estos estados y procesos en un ámbito de la mente al que la
introspección no puede acceder, o son ficciones convenientes, como preferirían los anti-
realistas?

 El desafío de la autonomía. Muchos pensadores creen que la última naturaleza de la realidad


es material y que, por lo tanto, las causas últimas de la conciencia y la conducta humanas
deben ser psicológicas. ¿Es la psicología independiente de la biología, o las teorías
psicológicas están destinadas a reducirse algún día a teorías neurofisiológicas o, lo que es
peor, a ser directamente reemplazadas, tiradas al depósito de chatarra de la historia junto a la
alquimia y la astrología? ¿Qué destino le espera a la psicología popular? ¿Explicación
teológica? ¿Explicación mediante razones?

 El desafío de la explicación. La explicación científica se detiene cuando obtenemos leyes de


la naturaleza (ideales de orden natural), como el movimiento rectilíneo, que se consideran las
superiores y no requieren explicarse. ¿Cuáles son los ideales de orden natural de la
psicología? ¿Qué deberían aceptar como superior los psicólogos y qué deberían definir como
problemas a resolver?

Estos desafíos se predican en un estilo particular de ciencia que se ha desarrollado desde los
destacados logros de Newton en el siglo XVII. En su mayoría, los psicólogos han adoptado el estilo
newtoniano y han caído en una fantasía newtoniana (Leahey, 1995).
Por al menos cien años, la psicología ha afirmado ser una ciencia. Hay tres razones para esta
afirmación: (1) los seres humanos son parte del mundo natural, por lo que parece lógico que la ciencia
natural los debería abarcar. (2) Cuando se fundó la psicología científica en el siglo XIX, parecía que
ninguna disciplina era respetable si no era una ciencia. (3) Especialmente en los EE.UU., era
importante el estatus científico para las pretensiones de control social de la psicología. Sólo una
disciplina que fuera una ciencia podía reclamar el control de la conducta y, de ese modo, contribuir a
la reforma personal y social planificada. Por consiguiente, aunque los mentalistas definieron la
psicología como la ciencia de la experiencia consciente y los conductistas la definieron como la
ciencia de la conducta, coincidían en que la psicología era, o al menos debía ser, una ciencia.
La ciencia que los psicólogos imitaban era la física. La ciencia física se había consagrado como la
reina de las ciencias por sus destacados logros. En la segunda mitad del siglo XIX, John Stuart Mill
recomendó el uso de métodos físicos en las ciencias morales. En la medida en la que el positivismo se
transformó en positivismo lógico, creció la preeminencia de la física. Los positivistas lógicos basaron

PARTE I – ANTECEDENTES DE PSICOLOGÍA


su filosofía de ciencia en una reconstrucción racional de la física y afirmaron que la física era la
ciencia más fundamental a la que posiblemente se reducirían todas las otras ciencias.
De este modo, los psicólogos desarrollaron “codicia por la física”. Los psicólogos, suponiendo
que la física era la mejor de las ciencias, trataron de aplicar los métodos y propósitos de la física a su
objeto de estudio (y se sintieron inadecuados cuando no lo lograron). La codicia por la física es un
sello distintivo de la psicología del siglo XX, en especial en América. Los psicólogos se embarcaron
en una fantasía newtoniana; creen que un Newton emergerá de entre los psicólogos y propondrá una
rigurosa teoría de la conducta, llevando a la psicología a la tierra prometida de la ciencia.
En la obra de Samuel Beckett Esperando a Goddot, dos personajes esperaban a un tercero que
nunca llegó. Los psicólogos han estado esperando su Newton por más de un siglo (Leahey, 1995) ¿Irá
a llegar? La fantasía newtoniana supone que una ciencia natural de seres humanos es posible y que el
modelo de esa ciencia es la física. En el Capítulo 15, nos preguntaremos si estas suposiciones son
razonables.

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