Leahey (2000) - Español
Leahey (2000) - Español
Introducción
ENTENDAMOS LA CIENCIA
La Imagen de la Ciencia Moderna
Explicación
Teorías: ¿Cómo Explican las Cosas los
Científicos?
La Naturaleza del Cambio Científico
La Ciencia como una Visión Mundial
PSICOLOGÍA Y CIENCIA
Psicología sin Ciencia
¿Puede la psicología ser una ciencia?
Modelos Alternativos para la Psicología
Los Desafíos Científicos de la Psicología
PSICOLOGÍA E HISTORIA
Historia de la Ciencia
Historiografía de la Psicología
BIBLIOGRAFÍA
REFERENCIAS
“Una lectura clínica en la Salpêtrière”. En esta pintura, se ve a J. M. izquierda se puede ver un dibujo por sobre las cabezas de la
Charcot demostrando un caso de la llamada “gran histeria” a otros audiencia. El “síntoma” está ahí para que la paciente de Charcot lo
doctores. Este cuadro es emblemático de los desafíos de desarrollar la imite. ¡Ella ha aprendido los síntomas que supone tener y ellos, a su
psicología como una ciencia natural y de practicarla como una profesión vez, fortalecen la creencia del doctor ante la realidad de una
de servicio. Charcot creía que la histeria es un patrón de conducta enfermedad que ellos inventaron! Los psicólogos asumen, al igual
generado socialmente, no una enfermedad natural descubierta por la que Charcot que investigamos algo (la mente y la conducta) que
psicología. En la pintura, la paciente de Charcot está por mostrar uno de existe al margen de nuestras teorías sobre ello. “Una lectura clínica
los supuestos síntomas de la histeria, el arc du cercle. en la Salpêtrière” es un recordatorio vívido de que la psicología
Sus asistentes están listos para sostenerla, dado que asume una posición puede crear las “realidades” que investiga, y que puede inventar
semicircular en el suelo. Sin embargo, el arc du cercle no es un síntoma, nuevas “enfermedades”.
sino una conducta aprendida: Al observar la pintura completa, a la
Platón observó que la filosofía comienza con el asombro. La ciencia también comienza con el asombro
(asombro por las leyes internas de la naturaleza) y todas las ciencias, incluida la psicología, fueron
originalmente parte de la filosofía. La psicología fue una de las últimas ciencias especiales en
1
separarse de la madre, quedando parte de la filosofía hasta el siglo XIX. Los fundadores de la
psicología fueron filósofos y psicólogos, e incluso hoy en día la psicología mantiene estrechos
vínculos con la filosofía.
Por siglos, la historia de la psicología fue la historia de gran parte de la filosofía, en especial los
campos de la psicología de la mente, la epistemología y la ética. Psicología proviene de psyche-logos,
que literalmente significa el estudio del alma, aunque el término no se acuñó sino hasta el siglo XVII y
sólo se comenzó a usar más ampliamente en el siglo XIX. Los filósofos y profesores religiosos del
mundo han tenido que lidiar con la naturaleza del alma, un tema conocido por los filósofos como la
filosofía del alma. ¿Existe el alma? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Cuál es su función? ¿Cómo se relaciona
con el cuerpo? A pesar que los psicólogos se resisten al término alma y prefieren el término mente por
tener una menor carga religiosa, han seguido abordando estas intrincadas preguntas. Incluso los
psicólogos que definen la psicología no como el estudio de la mente, sino como el estudio de la
conducta, entregan diferentes respuestas para ellas.
Desde el tiempo de la Antigua Grecia, los filósofos han indagado sobre cómo los seres humanos
conocen el mundo. Esta empresa se llama epistemología, de las palabras griegas episteme
(conocimiento) y logos (discurso). El indagar cómo los seres humanos conocen el mundo comprende
preguntas sobre sensaciones, percepciones, memoria y pensamiento: todo aquello que los psicólogos
llaman psicología cognitiva.
La ética es otra área que comparten los filósofos (y pensadores religiosos) con la psicología.
Aunque la ética se ocupa centralmente de cómo las personas deben actuar, la ética práctica depende de
una concepción de la naturaleza humana. ¿Son las personas buenas por naturaleza? ¿Qué motivos tiene
la gente? ¿Cuáles son sanos y cuáles se deben reprimir? ¿Son las personas sociales por naturaleza?
¿Existe una buena vida común que todos los seres humanos deban vivir? Este tipo de preguntas son
profundamente psicológicas y pueden abordarse con investigación científica sobre la naturaleza
humana. Los problemas éticos se manifiestan en muchas áreas de la psicología. En la psicología
científica los encontramos en los estudios de la motivación y emoción, la conducta social y la
conducta sexual. La psicología aplicada, ya sea en el ámbito comercial, industrial o gubernamental, o
en la psicología clínica o de orientación, están profundamente comprometidas con la ética humana.
Las personas recurren a los psicólogos esperando ser más felices o más productivos, buscando la
ayuda científicamente informada del profesional. El conocimiento del psicólogo con respecto a la
motivación, la emoción, el aprendizaje y la memoria, le dan a la persona las herramientas para cambiar
la conducta; pero el psicólogo no debe ser sólo un cómplice del cliente. Puede que un psicólogo de
asesoramiento comercial deba decirle a un cliente que ella o él es el problema de la compañía y ningún
psicólogo ético le enseñará a un estafador cómo mejorar sus habilidades de auto-presentación. La
ciencia, al indagar los secretos de la naturaleza, es tradicionalmente neutra en cuanto a los valores,
pero, como dijo Francis Bacon, “el conocimiento es poder” y las herramientas de la ciencia aplicada
deben usarse correctamente.
Aunque los cimientos conceptuales de la psicología pueden encontrarse en la filosofía, la
inspiración para crear una ciencia independiente de la psicología provino de la biología. La idea de que
los filósofos funcionalistas y otros adscritos a la mente dependían de los procesos básicos del cerebro,
fue albergada hasta cierto punto desde el tiempo de griegos, pero pasó a ser una convicción a
mediados del siglo XIX. Los fundadores de la psicología esperaban que, al emprender una trayectoria
hacia la mente a través de la fisiología, lo que había sido filosofía especulativa y religión podría
volverse ciencia naturalista. Una rama más nueva de la biología, la evolución, también contribuyó a la
fundación de la psicología científica. Especialmente en Gran Bretaña y Estados Unidos, los filósofos y
psicólogos comenzaron a preguntarse para qué servía la mente en la lucha por la existencia que era
evolución por selección natural. ¿Por qué deberíamos ser conscientes? ¿Los animales eran
conscientes? Estas nuevas preguntas inquietaron, es más, animaron a los psicólogos desde el principio.
Por lo tanto, no solo nos ocuparemos de las preguntas abstractas de la filosofía, sino de la creciente
ENTENDAMOS LA CIENCIA
Aunque la definición del objeto de la psicología siempre ha sido controvertida, a partir del siglo XIX
todos concuerdan en que la psicología es, o al menos, debe ser, una ciencia. La naturaleza de la ciencia
(lo que la psicología aspira ser) es un buen punto de partida para entenderla.
El Estilo Newtoniano
El estilo moderno de la explicación científica comenzó con Isaac Newton y la Revolución
Científica. Newton definió su empresa científica como la búsqueda de una pequeña cantidad de leyes
matemáticas a partir de las cuales se pudieran deducir las regularidades de la naturaleza. Su
especialidad era la física del movimiento y la ley de gravedad, y demostró cómo sus leyes podían
calcular de manera precisa el movimiento de los cuerpos en el sistema solar. Como ejemplo del estilo
Newtoniano de la explicación (Cohen, 1980) vamos a tomar la ley de gravedad: Entre dos cuerpos
cualquiera existe una fuerza de atracción mutua cuya fuerza es inversamente proporcional al cuadrado
de la distancia entre ellos. Newton fue criticado por sus contemporáneos por no entregar ningún
mecanismo que explicara cómo funcionaba la gravedad; para ellos, la acción en la distancia existente
entre dos objetos sonaba como magia. No obstante, Newton les respondió “Hypotheses non fingo”
(“No propongo hipótesis”). En otras palabras, Newton se rehusó a explicar su principio de gravedad; a
él le bastaba postular una fuerza en base a la cual se pudieran predecir los movimientos de los cuerpos
celestes.
Positivismo
Con Newton comenzó una nueva filosofía para comprender la naturaleza, la cual más tarde fue
codificada en forma extrema por Auguste Comte (1798-1857) y sus seguidores, los positivistas. Comte
creía que dado que la ciencia funcionaba tan bien, otras formas de iniciativas humanas debían adoptar
su metodología y fundó la filosofía de la ciencia en un intento de simplificar la ciencia a una fórmula
que otros pudieran usar.
3
Para Comte y los positivistas que lo seguían, la ciencia funcionaba porque el estilo newtoniano de
permanecer lo más cercano posible a los hechos observables y lo más alejado posible de las
explicaciones hipotéticas. Para el positivismo, el trabajo básico de la ciencia es la descripción, en lugar
de la explicación. Se suponía que los científicos observaban de cerca la naturaleza, buscando sucesos
regulares y correlaciones confiables. A la base de sus observaciones, los científicos propondrían leyes
científicas, como la ley de gravedad de Newton. Extendiendo la reticencia de Newton a la elaboración
de hipótesis, los positivistas entendieron que las leyes científicas eran resúmenes matemáticos de
observaciones pasadas, en lugar de verdades de la naturaleza.
A partir de la primera función de la ciencia, la descripción, idealmente resumida en leyes, surgió
la segunda función, la predicción. A través de la ley de gravedad de Newton y sus tres leyes del
movimiento, los científicos pudieron predecir eventos futuros, como eclipses y el regreso de cometas.
Finalmente, la predicción a partir de leyes permitió controlar la naturaleza. Con las leyes de Newton,
los ingenieros pudieron calcular el impulso necesario para lanzar satélites a órbitas precisas alrededor
de la Tierra y enviar sondas a planetas distantes. Como decía Francis Bacon, el conocimiento es poder,
y el control era el último fundamento de la ciencia en la filosofía positivista. Comte ansiaba el dominio
científico de la sociedad, y el deseo de aplicar la experiencia científico-psicológica al proyecto de
Comte jugó un rol importante en el desarrollo de la psicología del siglo XX.
Explicación
Enfoque Nomológico
La descripción, la predicción y el control eran las únicas tres funciones asignadas a la ciencia por
los primeros positivistas. Consideraban que el deseo humano de explicaciones (respuestas a los
porqués) era una peligrosa tentación de caer en la especulación metafísica, e incluso teológica. Ellos
decían que la ciencia trabajaba evadiendo estrictamente las hipótesis y explicaciones, y permaneciendo
apegada, como dicen los detectives de novelas de ficción, a lo hechos. Sin embargo, en 1948, la era
contemporánea del entendimiento filosófico de la explicación comenzó con la publicación de
“Estudios sobre la Explicación Lógica” realizada por dos positivistas, Carl Hempel y Paul Oppenheim.
Su “trascendental” (Salmon, 1989) documento mostró una forma de incorporar una función
explicativa para la ciencia dentro del marco positivista, y, a pesar de su edad y defectos, el modelo
Hempel-Oppenheim de la explicación sigue siendo el punto de inicio para todos los estudios siguientes
de la explicación en la ciencia.
Hempel y Oppenheim propusieron que las explicaciones científicas podían considerarse
argumentos lógicos en los que el evento a explicar, el explanadum, podía deducirse de la explanans,
leyes científicas pertinentes y las condiciones iniciales observadas. Por lo tanto, un físico explicaría un
eclipse solar demostrando que, dada la posición relativa del sol, la luna y la Tierra, en algún momento
antes del eclipse, se podrían utilizar las leyes de movimiento y de gravedad de Newton para predecir
deductivamente su llegada a una alineación que produzca un eclipse. Dado que Hempel y Oppenheim
dijeron que las explicaciones eran deducciones hechas a partir de leyes científicas, su esquema se
llama modelo deductivo-nomológico (del griego nomos, ley) de la explicación. También se llama el
modelo de explicación de cobertura legal, ya que una explicación muestra cómo un evento es
comprendido o cubierto por una especie de conjunto de leyes científicas.
Deberían tenerse en cuenta algunas características del modelo Hempel-Oppenheim. La primera,
explicita una propiedad de la explicación comprendida ancestralmente y reconocida universalmente,
5
Enfoque Causal
El modelo Hempel-Oppenheim para la explicación científica y sus descendientes evitaron
cuidadosamente preguntas acerca de la verdadera estructura causal de la naturaleza, prefiriendo
enfocarse más bien en cómo podemos predecir y controlar la naturaleza. El conocimiento útil no
necesita fingir ser profundo o verdadero. Aunque solo ahora se entiende cómo funciona la aspirina, los
médicos la han prescrito por mucho tiempo para aliviar el dolor, la inflamación y la fiebre. En el caso
de Newton, quien se rehusaba a preocuparse acerca de por qué las leyes de movimiento eran
verdaderas, los positivistas exigían explicaciones científicas acerca de su funcionamiento, no que
revelaran por qué funcionaban. Incómodos por las carencias del enfoque positivista, algunos filósofos
desean que la ciencia entregue mayores pruebas que no sólo nos digan cómo funciona, sino de por qué
funciona de la forma en que lo hace.
El principal rival del enfoque positivista de la explicación es el enfoque causal (p. ej. Salmon,
1984). Su punto de partida son las diversas deficiencias del modelo Hempel-Oppenheim,
especialmente las diferencias entre explicación y predicción antes mencionadas. Desde la perspectiva
causal, el enfoque clave de cualquier tratamiento epistémico del entendimiento es ver la explicación
como un argumento que deduce una conclusión de manera lógica a partir de premisas (Railton, 1989).
La razón de por qué la deducción de un eclipse a partir de las condiciones posteriores no es una
explicación, es porque las causas no pueden seguir a los efectos; por lo tanto, un patrón en el sistema
solar sólo puede explicar lo que vendrá después, no lo que vino antes. De manera similar, a pesar que
podemos deducir la altura de un mástil del largo de su sombra, las sombras no pueden causar nada y,
por lo tanto, no pueden citarse en explicaciones; en cambio, los objetos que bloquean los rayos de sol,
causalmente proyectan sombras. Finalmente, a pesar de que nunca pronosticaríamos ni esperaríamos
un evento inusual a partir de las leyes de la física cuántica, seguramente la física cuántica puede
explicar las causas de ese evento inusual después que haya ocurrido. La mera existencia de una
regularidad predictiva no es lo mismo que una ley de la naturaleza, no importa lo confiable y útil que
sea la regularidad. La generalización de “cuando baja el barómetro, se produce una tormenta” es una
correlación útil, pero no una ley causal de la naturaleza.
Más importante aún para la explicación del comportamiento humano, intuitivamente aceptamos
explicaciones que no citen ninguna ley. Cuando en el último capítulo de un misterioso asesinato, el
detective revela el crimen, explicando quién lo hizo, cómo y por qué, él o ella no mencionará leyes de
la naturaleza, sino que demostrará cómo una serie de eventos particulares, únicos, condujeron, uno tras
otro, a la perpetración del asesinato. Quedamos satisfechos al saber que el Sr. X fue asesinado por su
hijo para pagar deudas en juegos de azar, pero no hay una ley de la naturaleza que diga “Todos los
hijos (incluso, la mayoría de los hijos) con deudas en juegos de azar asesinarán a sus padres”. Gran
parte de las explicaciones del día a día y en la historia son de este tipo: se conectan eventos en una
secuencia causal sin mencionar leyes. Incluso si se asume que hay leyes de la historia, no sabemos
cuáles son, pero, no obstante, podemos explicar lo que sucede en la historia. Por lo tanto, no todas las
explicaciones se ajustan al modelo de cobertura legal.
Desde la perspectiva causal, el temor de los positivistas de caer en la metafísica y su consecuente
renuencia a ir más allá de los hechos, los ha conducido a perder lo central de la ciencia e ignorar
intuiciones importantes acerca de la naturaleza de la explicación. En lugar de eludirla, los causalistas
adoptan la metafísica, argumentando que el objetivo de la ciencia es penetrar la estructura causal de la
realidad y descubrir (no solo inventar) las leyes de la naturaleza. Ellos dicen que la ciencia tiene éxito
porque en cierta medida está en lo correcto con respecto a cómo funciona la naturaleza, y logra tener
poder predictivo y control por ser verdadera y no por estar lógicamente organizada. La ciencia se
Consideraciones Programáticas
Hay una tercera perspectiva pragmática sobre las explicaciones que algunas veces parece ser
contraria a las otras dos primeras, pero es mejor considerarla un complemento importante de éstas.
Las explicaciones son eventos sociales, actos de habla, que se dan en un cierto contexto social.
Por lo tanto, los factores sociales y personales, como también aquellos lógicos y científicos,
condicionarán la naturaleza de una respuesta aceptable. Por ejemplo, la pregunta “¿Por qué el cielo es
azul?” tendrá una gama de respuestas aceptables, dependiendo del contexto en el que se pregunte, la
relación social de quien pregunta y de quién explica y el nivel previo de comprensión de ambos. Un
niño pequeño estará feliz con la explicación “porque es el color más bello para un cielo”. A un niño
más grande que pregunte a sus padres se le responderá algo general sobre la desviación de la luz, y
quizás con una referencia a los prismas. Al mismo niño en una clase de ciencia se le podría dar una
explicación más detallada, que incluya frecuencias de luz y cómo se refractan en la atmósfera. En una
clase de física en la universidad, los estudiantes aprenderían la matemática exacta de la refracción
involucrada. A excepción de la primera, ninguna de estas explicaciones es incorrecta: lo que las
diferencia es el contexto en el que se formula la pregunta, las expectativas de quien hace la pregunta y
la opinión de quien da la explicación de cuál sería una explicación apropiada.
Lo que es verdadero acerca de este ejemplo, lo es también acerca de la historia de la ciencia. En la
medida que avanza la comprensión científica de un problema, las explicaciones de éste también
cambian. La compresión del SIDA cambió desde identificar el síndrome, a determinar que se trataba
de una enfermedad transmitida sexualmente, a descubrir que era transmitida en forma viral y cuál era
virus, hasta la detallada información que se tiene hoy en día sobre cómo el retrovirus del VIH habita y
altera las células humanas T-4. Lo que cuenta como una explicación varía según el contexto histórico,
social y personal, y cualquier teoría general de la explicación puede incorporar este hecho.
7
los teóricos causalistas creen que podemos ir más a fondo, penetrando la estructura causal oculta del
universo. En la filosofía de la ciencia, este argumento se conoce como el debate sobre el realismo en la
ciencia.
Esta disputa puede ilustrarse históricamente con el debate de finales del siglo XIX entre atomistas
y antiatomistas. Desde finales del siglo XVIII obtuvo gran aceptación la teoría de que varios
fenómenos observables, tales como la conducta de los gases y las regularidades que rigen la
combinación de elementos químicos, podían explicarse mejor si se suponía que los objetos estaban
compuestos por partículas infinitesimalmente pequeñas, llamadas átomos. Sin embargo, la forma de
interpretar los átomos siguió siendo poco clara. En un bando estaban los positivistas, liderados en esta
batalla por el distinguido físico Ernst Mach (1838-1916), quien señalaba que dado que los átomos no
podían verse, la creencia en su existencia era fe, no ciencia. Dijo que los átomos deberían considerarse
a lo más como ficciones hipotéticas cuya postulación daba sentido a los datos, pero cuya existencia no
podía confirmarse. El bando atómico estaba liderado por el químico ruso Dimitri Mendeleev (1834-
1907), quien creía que los átomos eran objetos reales cuyas propiedades e interacciones explicaban las
regularidades de la tabla periódica que había inventado.
La visión de Mendeleev es una visión realista de entidades y procesos inferidos: detrás de la
observación yace una dimensión de cosas invisibles pero reales, sobre las cuales la ciencia teoriza; las
observaciones se consideran evidencias para la estructura causal esencial del universo. La postura
positivista de Mach es una visión anti-realista de la ciencia que estima que las observaciones en sí
mismas son lo único que la ciencia debe explicar. Los anti-realistas se caracterizan por su estilo
agnóstico y ateo (Newton-Smith, 1981; Salmon, 1989). La forma más común de anti-realismo es el
instrumentalismo, que sostiene que las teorías científicas son solo herramientas (instrumentos) con las
cuales los seres humanos comprenden la naturaleza. Si una teoría predice y explica los eventos, la
consideramos útil; si no logra predecir ni explicar nada, la desechamos. No debemos pedirle más a las
teorías. Está en juego la posibilidad de llegar a la verdad en la ciencia. Según van Frassen (1980), los
realistas dicen que “el objetivo de la ciencia es brindarnos a través de sus teorías una historia
literalmente verdadera de cómo es el mundo; y la aceptación de una teoría científica comprende la
creencia de que es verdadera”. Por otra parte, de acuerdo a los anti-realistas, “la ciencia quiere darnos
teorías que sean empíricamente adecuadas [las leyes cubren el fenómeno]; y la aceptación de una
teoría implica la creencia de que es empíricamente adecuada”.
La discrepancia sobre el realismo tiene su raíz en el corazón de la disputa entre la posición
nomológica y la causal con respecto a la explicación, y es el problema más difícil de resolver no sólo
en la filosofía de la ciencia, sino en la ciencia misma. Probablemente la mayoría de las personas son
realistas de corazón, pero la física cuántica amenaza con establecer el anti-realismo no sólo como una
explicación correcta del mundo tal y como lo observamos, sino también del universo, por paradójico
que esto suene. ¿Cómo puede el universo ser realmente irreal? Es bien sabido que, de acuerdo a la
física cuántica, no se puede determinar la posición y movimientos exactos de una partícula
subatómica. La visión general de la física es que las partículas no poseen ubicaciones reales ni
movimientos, por lo que, conforme al modelo epistémico de la explicación, las teorías físicas son
descripciones de nuestras mediciones y nada más. Según escribió Niels Bohr, “No existe el mundo
cuántico”. Solo existe una descripción cuántica abstracta (Herbert, 1985, p. 17).
Por otra parte, podríamos seguir al realista Einstein y afirmar que las partículas tienen posiciones
y movimientos y que nuestra incapacidad de determinar ambos al mismo tiempo es una falla de
medición humana, no una propiedad de la naturaleza. Como decía Einstein, “Dios no juega a los dados
con el universo”. Desde este punto de vista, la teoría cuántica contemporánea es fatalmente errónea y
debe y será reemplazada por una teoría que revela las profundas variables ocultas que están detrás de
9
fueron el tercer tipo de oraciones reconocido por los positivistas lógicos: oraciones mezcladas que
contienen un término teórico unido a un término observacional. La figura resultante de la ciencia
parece un pastel en capas. En la capa inferior, que representa la única realidad para los positivistas,
estaban los términos observacionales; en la capa superior estaban los términos teóricos puramente
hipotéticos organizados en axiomas; y en medio se encontraban las definiciones operacionales que
conectaban la teoría y los datos:
Los AXIOMAS Contienen TÉRMINOS TEÓRICOS (p. ej., MASS)
DEFINICIONES OPERACIONALES
“Entonces Homes bajó a la hondonada,…y después tumbado boca abajo, y apoyando la barbilla en sus
manos, escudriñó minuciosamente el barro pataleado que tenía delante.
“¡Hola!”- dijo de pronto-. “¿Qué es esto?” Era una cerilla vesta, medio quemada y tan embarrada que
a primera vista parecía una astillita de madera.
“No me explico cómo se me pasó por alto”- dijo el inspector, con expresión de fastidio.
“Era invisible, porque estaba sepultada en el barro. Si yo la he descubierto, ha sido porque la andaba
buscando”.
“¡Cómo! ¿Qué esperaba usted encontrarla?”
“Creí que no era imporbable”.
Aquí podemos apreciar la importancia de tener una teoría que les diga a los investigadores qué
buscar. Holmes encontró la cerilla porque se formó una teoría del crimen que lo condujo a esperarla,
mientras el policía (quien no tenía ninguna teoría) no pudo encontrar la cerilla a pesar de haber
buscado meticulosamente. Para quien reúne los hechos, todos ellos son igualmente insignificantes o
significativos. Para el investigador guiado por una teoría, cada hecho toma su propio lugar en el marco
global.
El Enfoque Semántico: Las Teorías son Modelos Simplificados del Mundo. En oposición a la
Visión Recibida encontramos el enfoque teórico de las teorías (p. ej., Suppe, 1989). El enfoque
semántico emplea como base algunos desarrollos altamente técnicos de lógica moderna, pero para
nuestro propósito, el enfoque semántico es importante por el rol central que les da a los modelos de la
ciencia, y la resultante relación indirecta entre las teorías científicas y el mundo que intentan explicar.
El enfoque semántico considera las teorías como estructuras matemáticas abstractas que rigen no para
el mundo tal cual es, sino para un mundo idealizado libre de consideraciones irrelevantes.
A partir de una teoría, un científico construye un modelo de la realidad, una simulación parcial,
altamente idealizada, del mundo. Describe lo que el mundo sería si la teoría que hay detrás fuera cierta
y si las variables halladas en ella fueran las únicas involucradas en la conducta. La teoría física de la
mecánica de las partículas, por ejemplo, describe un bloque que se desliza por un plano inclinado
como un sistema de tres masas exentas de fricción y dimensiones: el bloque, el plano y la Tierra. En el
mundo real, estos cuerpos se extienden en el espacio y hay fricción entre el bloque y el plano; en el
modelo, esos factores irrelevantes o complicados desaparecen. Por lo tanto, el modelo es una versión
idealizada de la realidad, que es aquello a lo que una teoría puede hacer frente. Es importante darse
cuenta lo limitada que es una teoría científica. Intenta explicar sólo algunos fenómenos y solamente
algunos aspectos de éstos. Una teoría científica no trata acerca del mundo real tal y como lo
experimentamos, sino acerca de modelos abstractos e idealizados. El mundo real, a diferencia del
modelo, es demasiado complejo para ser explicado por una teoría. Si tomamos un ejemplo de la
psicología, una teoría de aprendizajes asociados describe a un alumno ideal como uno sin problemas
de neurosis ni factores motivacionales (los cuales, por supuesto son determinantes en el desempeño de
la memoria de los individuos reales).
Estos modelos le dan a la ciencia un enorme poder. En primer lugar, liberan a los científicos de la
imposible tarea de describir toda la realidad, la cual, debido a su infinita complejidad, nunca se
11
ajustaría a la teoría. Los modelos les permiten a los científicos imaginar cómo es el mundo y probar y
perfeccionar teorías antes de enfrentar el mundo. Muchos de los grandes experimentos de la física
fueron experimentos que quedaron en el pensamiento y que nunca se llevaron a cabo. Einstein elaboró
su teoría de la relatividad con muchos experimentos de ese tipo.
En segundo lugar, estas teorías y modelos idealizados permiten a los científicos entregar
explicaciones poderosas y extensas de fenómenos observados. El modelo representa ciertos ideales de
orden natural, descripciones de un mundo idealizado (Toulmin, 1961). Estas descripciones, a pesar
que no se observan, son la base para explicar lo que se observa.
La teoría de Newton, por ejemplo, entrega este ideal de orden natural: todo movimiento natural de
los objetos en el espacio es en una línea recta que continúa para siempre. Dicho movimiento no puede
observarse. El movimiento que no se ajusta a este ideal, se explica como que es resultado de otros
factores. Por ejemplo, una pelota que rueda por el pasto, se detiene rápidamente; decimos que se
habría ido para siempre, sino fuera por la fricción. El científico no explica el orden natural ideal, sino
que lo usa (así como también otros factores) para explicar fenómenos que no se ajustan al ideal, como
la pelota detenida. La explicación científica siempre es indirecta y metafórica. El científico sólo puede
describir cómo sería el mundo si una teoría fuera cierta, y luego explicaría por qué el mundo no es
realmente como se describe.
Enfoques Naturalistas
Kuhn y los Paradigmas. El mayor desafío para el modelo racional de la ciencia lo instalaron los
pensadores que consideraban la ciencia como una forma de vida socialmente constituida, como
Ludwig Wittgenstein la definió (ver Capítulo 13). Una cultura humana constituye una forma de vida,
que moldea nuestra percepción y conducta en formas que a menudos no conocemos. Absorbemos los
valores, las prácticas e ideales casi sin que se nos los enseñen, o al menos no explícitamente, y los
damos por hecho tanto como el aire que respiramos. Cuando los antropólogos estudian una cultura,
intentan penetrar y describir la visión oculta del mundo (o Weltanschauung), que es compartida por
sus miembros, y demostrar cómo funciona y cómo cambia en el tiempo. Algunos estudiantes
naturalistas de la ciencia proponen tomar los enfoques de un antropólogo y de un historiador y captar
las visiones del mundo (y las revoluciones de la visión del mundo) de la ciencia. Los enfoques
naturalistas de la ciencia surgieron del campo de la historia de la ciencia. En lugar de observar las
teorías científicas como objetos abstractos, los historiadores examinan cómo la ciencia cambia,
revelando la dimensión humana de la ciencia.
El historiador Thomas Kuhn en su Estructura de las Revoluciones Científicas (1970) entregó toda
la expresión del enfoque Weltanschauung de la ciencia. Describió la historia de la ciencia como un
ciclo repetitivo de etapas y ofreció una explicación sobre cómo la práctica científica se forma a partir
de suposiciones profundas sobre una visión del mundo, que los trabajadores científicos posiblemente
sólo conozcan vagamente. Una de las innovaciones de Kuhn fue poner énfasis en la naturaleza social
de la ciencia. La ciencia es practicada por comunidades de científicos, no por hombres y mujeres
aislados. Por lo tanto, para comprender el trabajo de la ciencia debemos entender a la comunidad
científica y las normas que comparten, todo lo cual constituye lo que Kuhn llama ciencia normal.
Para que la investigación científica sea progresiva, la comunidad científica de un área de
investigación en particular tiene que estar de acuerdo en ciertos aspectos básicos. Sus miembros deben
acordar los objetivos de su ciencia a partir de las características básicas del mundo real que atañe a su
materia, de lo que cuenta como una explicación válida del fenómeno, y de métodos de investigación y
técnicas matemáticas permisibles. Kuhn llamó paradigma a esta visión acordada del mundo. Una vez
acordados dichos aspectos, los científicos pueden proceder a analizar la naturaleza desde un punto de
vista colectivo y unificado; sin dicho acuerdo, cada investigador tendría su propio punto de vista y la
discusión sería menos fructífera al entrecruzarse los propósitos. Kuhn compara la ciencia con la
construcción de un edificio, que requiere la contribución de muchas manos. El trabajo cooperativo
requiere que un edificio se construya según un plan y sobre cimientos firmes. Hasta que no se tome
una decisión con respecto al proyecto y a los cimientos, no puede haber construcción ni progreso. Sólo
cuando se llega a un acuerdo
13
con respecto a los planos, el esfuerzo colectivo de la construcción puede comenzar. Los paradigmas
son los proyectos y cimientos de las empresas científicas.
Durante períodos de ciencia normal, el proyecto se da por sentado. Los experimentos no
comprueban el paradigma, sino intentan resolver los enigmas presentados por el paradigma. Si un
científico no resuelve el paradigma, quien falla es el científico, no el paradigma. Consideremos lo que
sucede en sus propios cursos de laboratorio. Se siguen todas las instrucciones, pero no siempre se llega
al resultado “correcto”. Cuando se le informa a los instructores, ellos no se tiran el pelo ni gritan
“¡Todas nuestras teorías están equivocadas!” Por el contrario, ellos suponen que en algún punto se
cometió un error, y evalúan con una nota baja. Lo mismo ocurre con los científicos en la ciencia
normal. La comunidad científica reconoce ciertos enigmas como una condición para llegar a una
solución, y, excepto en circunstancias extraordinarias, cuando un científico enfrenta uno de estos
problemas, es el científico y sus teorías las que están en juicio, no el paradigma no expresado.
Dentro de la ciencia normal, la investigación es progresiva, dado que se resuelve un paradigma
tras otro. Sin embargo, Kuhn declaró que la ciencia normal es sólo una fase del desarrollo científico.
Un paradigma es un logro histórico específico en el que un científico o unos pocos científicos
establecen un nuevo estilo científico basado en un logro destacado en la comprensión de la naturaleza.
Los paradigmas también se deshacen y se reemplazan cuando dejan de guiar bien la investigación de
una comunidad. Un primer paradigma de la ciencia emana de una fase pre-científica en la historia de
esa ciencia, y los paradigmas se reemplazan en forma periódica durante las revoluciones científicas.
El cambio científico, según Kuhn, no siempre es gradual y continuo. Hay momentos en los que
una ciencia sufre un cambio radical en poco tiempo (un cambio tan radical que aquellos que antes eran
grandes individuos a menudo se transforman en antigüedades olvidadas, y conceptos y materias que
antes ocupaban la mente de los científicos simplemente desaparecen). Dicho cambio parece ser una
revolución, en lugar de una evolución, y depende de principios que van más allá de la variación,
selección y retención. Kuhn (1959) propuso que el reemplazo de la antigua cosmología de Ptolomeo,
centrada en la Tierra, por la de Copérnico, la cual estaba centrada en el sol, era una revolución y
algunos observadores piensan que la psicología ha tenido sus propias revoluciones.
La idea de ciencia trazada por Kuhn y sus seguidores fue controvertida. Kuhn ayudó a dirigir la
atención de los estudiosos a la historia real de la ciencia, en lugar de versiones idealizadas de ésta. Sin
embargo, los estudios de la historia científica han entregado opiniones mezcladas sobre la idoneidad
del modelo de cambio científico de Kuhn, especialmente con respecto a la existencia de revoluciones
(Gutting, 1980). Algunos historiadores encontraron pocas evidencias sobre que alguna vez una ciencia
haya cambiado de manera revolucionaria. (R. Laudan, 1980) y Kuhn mismo se retractó de sus
declaraciones revolucionarias (Kuhn 1977). Por otro lado, uno de los historiadores vivos más
destacados de la ciencia, I. Bernard Cohen (1985), se explayó sobre el tema de Kuhn con estudios de
caso de revoluciones exitosas, infructuosas, reales y supuestas en la ciencia. La idoneidad del modelo
histórico de Kuhn está sin resolver, pero estableció, sin dudar, que el estudio de la ciencia debía
incorporar influencias históricas, sociales y personales que no forman parte de la metodología de la
ciencia.
Epistemología Evolutiva. Otro enfoque naturalista de la ciencia aplica la teoría darwiniana de la
evolución a la historia de la ciencia (p. ej., Toulmin, 1972). Las especies evolucionan en el tiempo por
el proceso de selección natural. Los individuos que poseen rasgos de variación se producen por
mutación y
Themata. Un problema de los análisis de la ciencia por parte de Kuhn y de los evolucionistas
posiblemente sea que no son suficientemente naturalistas. Cada uno de ellos respeta la historia de la
ciencia más que sus adversarios metodológicos, pero, no obstante, cada uno parece extraer una historia
metodológica a partir de sus estudios. Una alternativa verdaderamente naturalista podría dejar de
buscar procesos básicos y, en cambio, buscar las determinaciones sustanciales que guían la
investigación científica. Gerald Holton (1973, 1978, 1984) hizo esto con su análisis de los themata
científicos. Los themata son determinaciones meta-teóricas, e incluso, metafísicas, que motivan y
guían el trabajo de los científicos y generalmente vienen en parejas. En la física, por ejemplo, una
pareja de antiguos themata científicos son la creencia de que el universo puede analizarse en un
pequeño número de partes versus la creencia de que no existen últimas partes y que el universo es
continuo. Cada tema puede remontarse al menos a la Antigua Grecia, y ninguno ha logrado triunfar
(Herbert, 1985).
El concepto de los themata se basa en el contenido. En el esquema de Holton, no hay proceso
científico básico constante aparte de la formulación del físico Percy Bridgman: “El método científico
hace lo humanamente posible, no tiene límites” (Holton, 1984, p. 1232). En cambio, la ciencia está
conformada por las creencias que los científicos sostienen sobre la naturaleza del mundo. Algunas
veces, los thematas opuestos entran en un marcado conflicto y uno puede volverse abrumadoramente
dominante por un tiempo, dando una idea de ciencia estable y normal interrumpida por revoluciones.
Por otro lado, los themata perduran; por lo que no hay verdaderas revoluciones, garantizando que la
ciencia de hoy en día es totalmente continua con respecto a la ciencia de ayer, e incluso la del pasado
distante. En lo que respecta a la racionalidad, la ciencia no tiene un método especial. Las personas son
racionales; intentan llegar a una compresión razonable de cada uno: sus acuerdos políticos y
personales, el arte, etc. La razón científica es simplemente razón humana aplicada a la naturaleza y,
dentro de la ciencia, la razón es guiada por los themata históricos que involucran a los científicos en
ciertas formas de trabajo.
15
de Londres, y de sus seguidores. La filosofía de la ciencia de Popper es especialmente interesante,
porque aborda la pregunta sobre cómo la ciencia cambia a partir de una normativa, en lugar de un
punto de vista histórico. Popper quiso saber cuándo los científicos deben cambiar sus teorías.
Respondió su pregunta comparando la ciencia y la pseudociencia, enunciando un criterio de
demarcación mediante el cual diferenciarlas en forma separada (Popper, 1963). Al igual que los
positivistas, él creía que la ciencia era un asunto prominentemente racional y que debe existir alguna
regla metodológica que constituya la racionalidad científica. En Viena, cuando Popper era joven,
muchos sistemas de pensamiento se presentaban como ciencias, incluso la teoría de la relatividad y el
psicoanálisis. Popper deseaba saber qué afirmaciones podía tomar seriamente y cuáles desechar.
Abordó el problema examinando fundamentos claros de la ciencia, como la física newtoniana, y
fundamentos claros de pseudociencia, como la astrología, tratando de dilucidar la diferencia entre
ellas. Los positivistas destacaban la posibilidad de confirmación de las teorías como la prueba de su
estatus científico. Es decir, a partir de una teoría con definiciones operacionales apropiadamente
elaboradas, podemos deducir predicciones cuya confirmación afirme la teoría. Las teorías
pseudocientíficas o metafísicas no podrán definir operacionalmente sus términos, por lo que no serán
capaces de derivar las predicciones de los eventos ni respaldar sus afirmaciones. Las buenas teorías
acumulan confirmaciones, las malas, no.
Sin embargo, Popper vio que las cosas no eran tan simples. Las pseudociencias pueden afirmar
muchas confirmaciones. El astrólogo puede señalar predicciones verificadas (aumentos otorgados,
novias conquistadas) y puede defender las malas predicciones, usando cláusulas de escape, como
malas influencias de los planetas más pequeños. La posibilidad de confirmación tampoco ayudó en los
casos inciertos como la relatividad o el psicoanálisis; ambos siempre podían reivindicar la
confirmación de sus teorías.
De hecho, al escuchar a los psicoanalistas y compararlos con Einstein, Popper pudo formular una
metodología de demarcación. Popper descubrió que no importaban las dificultades que un caso
pudiera presentar para el psicoanálisis, un buen analista, al igual que un buen astrólogo, siempre
podría reinterpretarlo para que se ajustara a su teoría analítica. Al mismo tiempo, poco después de la II
Guerra Mundial, se armó una expedición para comprobar una de las predicciones de la relatividad: que
la luz se refracta en presencia de un campo gravitacional. A partir de fotografías de las estrellas
cercanas al límite del sol, tomadas durante un eclipse total, los astrónomos descubrieron que los rayos
del sol se refractaban tal y como lo exigía la teoría de Einstein. Aunque, a primera vista, esta exitosa
prueba parecía consistente con el requisito de confirmación de los positivistas lógicos, Popper
encontró en ella una diferencia decisiva entre la relatividad y el psicoanálisis: ambas podían confirmar
sus teorías, pero sólo la relatividad corría riesgo de falsificación. Lo importante acerca de la predicción
de Einstein no era que no se pudiera demostrar que fuera verdadera, sino que se podía demostrar que
era falsa. Había algunos eventos que ciertamente la relatividad no podía explicar. En cambio, el
psicoanálisis (como la astrología) podía explicarlo todo con facilidad. En otras palabras, según Popper,
la racionalidad científica no consiste en tratar de probar que se está en lo correcto, sino en permitir la
posibilidad de probar que no se está en lo correcto (en asomar el cuello y arriesgarse a ser decapitado
por un hecho).
Sin embargo, el simple criterio de demarcación de falsabilidad de Popper se encuentra con dos
dificultades, y el reconocimiento de ellas ha guiado a las filosofías de sus seguidores en su búsqueda
de un criterio de racionalidad científica. En primer lugar, las teorías nunca son derrotadas por un único
experimento decisivo; y, segundo, las teorías compiten unas con otras y con la naturaleza. Un solo
experimento no puede decidir el destino de una teoría, porque cada experimento se basa en ciertas
suposiciones metodológicas que no tienen nada que ver con la teoría misma. Un experimento puede
Reducción y Reemplazo
Cuando dos teorías discuten sobre su habilidad para explicar el mismo fenómeno, hay dos
resultados posibles. El primero es la reducción. Puede ser que ambas teorías expliquen los mismos
hechos a diferentes niveles: los niveles más altos abordan objetos y fuerzas mayores; los niveles más
bajos se ocupan de objetos y fuerzas menores. En su intento por obtener una idea unificada de la
naturaleza, los científicos intentan reducir las teorías mayores a teorías más elementales (más básicas),
demostrando que la verdad de una teoría mayor es consecuencia de la verdad de una teorías más
17
básica. La teoría reducida se sigue considerando válida y útil en su nivel de explicación. La segunda
posibilidad es reemplazarla o eliminarla. Una de las teorías es correcta, la otra, no y se elimina.
La reducción de una teoría de más alto nivel a otra, puede ilustrarse mediante la reducción de la
ley general de los gases a la teoría cinética de los gases y la reducción de la genética mendeliana a la
genética molecular. Los físicos del siglo XVIII determinaron que la presión, el volumen y la
temperatura de los gases estaban interrelacionados a través de una ecuación matemática llamada ley de
los gases ideales: P = V x T. Con esta ley (un ejemplo paradigmático de una cobertura legal) los
físicos pudieron describir, predecir, controlar y explicar la conducta de los gases en formas precisas y
útiles. La ley general de los gases es un ejemplo de teoría de alto nivel, porque describe la conducta de
objetos complejos, llamados gases. Uno de los primeros triunfos de la hipótesis atómica fue la teoría
cinética de los gases, que entregó una explicación causal de la ley de los gases ideales. La teoría
cinética sostenía que los gases (como todo lo demás) estaban formados por átomos del tamaño de una
bola de billar, cuyo grado de excitación (movimiento) era una función de energía, particularmente
calor. Por ejemplo, la ley de los gases ideales predijo que si calentamos el aire de un globo, éste se
expandirá, y si enfriamos el aire, se desinflará (si lo ponemos en nitrógeno líquido, se desinfla
totalmente). La teoría cinética explica por qué. Al calentar el aire, las partículas que lo componen se
mueven más, rebotando en las paredes del globo y ejerciendo presión hasta expandirse. Cuando
enfriamos el aire, los átomos bajan la velocidad, golpeando las paredes del globo menos
vigorosamente, y si bajan la velocidad de manera suficiente, no ejercen presión.
La teoría cinética es una teoría de menor nivel que las leyes de los gases, porque tiene relación
con las partículas que forman los gases. También es una teoría más básica que la teoría de la ley de los
gases, porque es más general y explica la conducta de cualquier objeto formado por moléculas, no solo
de los gases. La conducta de los gases aflora como un caso especial de la conducta de toda la materia.
La teoría cinética muestra la razón de por qué la ley de los gases ideales funciona, postulando un
mecanismo causal de base, y por eso se dice que la ley de los gases ideales se redujo a la teoría
cinética. En principio, podríamos eliminar la ley de los gases, pero la seguimos considerando válida y
útil en su rango de aplicación. Sigue siendo una teoría científica, pero se ha unificado con una
concepción más amplia del universo.
Algo similar ocurre con la genética mendeliana. Mendel propuso la existencia de una unidad de
transmisión hereditaria, el gen, lo cual era totalmente hipotético. El concepto de Mendel fue la base de
la genética poblacional, pero nunca nadie vio un gen ni supo a qué se podría parecer. Sin embargo, a
inicios de los años 50, la estructura del ADN comenzó a revelarse y se descubrió que era portador de
los rasgos hereditarios. A medida que la genética molecular ha progresado, hemos aprendido que las
secuencias de codificación del modelo de ADN son los reales “genes”, y no siempre se comportan en
las formas simples que pensó Mendel. No obstante, la genética mendeliana sigue siendo válida para su
propósito (la genética poblacional), pero, al igual que la ley de gases ideales, se ha reducido y
unificado con la genética molecular.
En el caso de la reducción, la teoría más antigua no deja de reconocerse como científica y válida
dentro de su esfera de aplicación; simplemente toma un lugar subsidiario en el gran esquema de la
ciencia. Por otro lado, el destino de una teoría reemplazada es muy diferente. A menudo resulta que
una antigua teoría simplemente es equivocada y no puede bordarse en el extenso tapiz de la teoría
científica. En este caso, se abandona y reemplaza por una teoría menor. La teoría del firmamento de
Ptolomeo, que ubicaba a la Tierra al centro del universo y describía que el sol, la luna y las estrellas
giraban alrededor de ésta en círculos complejos y dispares, fue aceptada por los astrónomos durante
siglos, porque ofreció una explicación útil y precisa de los movimientos de los objetos celestes. Con
Psicología de la ciencia
La disciplina que dio su más reciente contribución al estudio de la ciencia es la psicología
(Gholson, Shadish, Niemeyer y Houts, 1989; Tweney, Mynatt y Doherty, 1981). El campo es nuevo y
abarca aproximaciones de la psicología tradicional a la ciencia, como la descripción de la personalidad
del científico (p. ej. Simonton, 1989), y de la psicología del último tiempo, como la aplicación en la
ciencia del programa de técnicas de evaluación desarrollado para el comercio y el gobierno (Shadish,
1989). No obstante, el área más activa de la psicología de la ciencia es sin duda la aplicación de
conceptos de la psicología cognitiva para entender la investigación y teorización de los científicos (p.
ej. Giere, 1988; Thagard, 1988; Tweney, 1989).
No surgió ninguna perspectiva global del estudio cognitivo de la ciencia, pero el trabajo de Ryan
Tweney (p. ej., 1989) debe considerarse como un ejemplo. Tweney estudió de manera experimental el
razonamiento científico en casos de estudio no científicos e históricamente estudiados de la ciencia
real. En la primera línea de investigación (p. ej., Mynatt, Doherty y Tweney, 1978), los sujetos
interactuaban con una realidad generada por un computador, llevando a cabo experimentos para
descubrir las leyes que regían el movimiento en su universo alternativo. El objetivo principal era
averiguar en qué medida las personas emplean las estrategias de confirmación positivista y de
disconfirmación popperiana, y qué estrategia era comprobadamente más efectiva. En 1989, Tweney
examinó el pensamiento del físico Michael Faraday y formuló su teoría de los campos magnéticos.
Varios conceptos de la ciencia cognitiva, incluidos los esquemas, escritos, heurística y sistemas de
producción se emplean para representar la forma en que Faraday comprobaba sus hipótesis y armaba
gradualmente el conjunto de conocimientos sobre el magnetismo y la electricidad, que culminaron en
su postulación de los campos magnéticos y la descripción de su conducta.
La psicología de la ciencia representa un enfoque naturalista para la comprensión de la ciencia, y
como tal se abre a la embestida del relativismo y la anarquía que se habían nivelado con Kuhn
(Gholson et al., 1989). Los filósofos tienden a suponer que la única función de la psicología es
explicar desviaciones de la racionalidad, y no la racionalidad en sí misma (Heyes, 1989). No obstante,
de seguro la visión de los filósofos es tanto simplista como imperialista. El pensamiento racional es un
proceso psicológico y, por lo tanto, es razonable pensar que puede estudiarse empíricamente en un
modo naturalista sin menoscabar sus normativas (Leahey, 1992). Los frutos de la psicología de la
ciencia aún deben cosecharse, pero no debemos preocuparnos de que, por consiguiente, la racionalidad
de la ciencia deba desenmascararse.
19
La Ciencia como una Visión Mundial
Conocimiento Particular y Universal
Nuestras preocupaciones diarias y el conocimiento de cada día se enfocan en personas, lugares,
cosas y hechos en particular. Por ejemplo, en una elección reunimos hechos sobre aspectos y
candidatos específicos para decidir por quién votar. A medida que el tiempo cambia, los problemas y
los candidatos vienen y van y aprendemos nuevos hechos específicos para nuevos problemas y
proponemos soluciones. En el día a día debemos congeniar con personas en particular y adquirimos
conocimientos sobre éstas, tal y como lo hacemos sobre las cosas y eventos. Buscamos conocimientos
que nos sirvan para nuestros objetivos prácticos inmediatos.
Sin embargo, la ciencia busca dar respuesta a preguntas universales que son ciertas para todos los
tiempos y lugares. Por lo tanto, la física nos puede decir qué es un electrón y no importa si el electrón
existe hoy en mi pulgar, si está en el sistema estelar Tau Ceti o si existió a los primeros seis minutos
después del Big Bang, o si existirá en millones de años más. Asimismo, la física busca caracterizar las
fuerzas, como la gravedad, que operan en todo el universo y a lo largo del tiempo.
Aunque difiera del conocimiento humano práctico, la ciencia no es la única que busca verdades
universales. La matemática y la geometría también buscan verdades universales, como el Teorema de
Pitágoras, que son verdad sin importar el tiempo ni el espacio. Algunas veces (pero no siempre y rara
vez en la actualidad) la filosofía ha sido definida como la búsqueda de verdades universales, y algunas
religiones (en especial las religiones del mundo proselitista, como el Cristianismo y el Islam) declaran
ser la verdadera para todas las personas.
Los científicos difieren de la matemática, la filosofía y la religión, porque hacen algo que, al
principio, parece paradójico: basa su búsqueda de verdades universales en la observación de cosas y
eventos en particular. La búsqueda de verdades universales de la matemática se basa en la noción de
pruebas formales en las que inevitablemente se muestra que a partir de ciertas premisas se obtiene una
conclusión. Pero las pruebas matemáticas no son pruebas acerca del mundo, porque uno puede elegir
distintas premisas y crear otros sistemas matemáticos fantásticos, pero consistentes. Las declaraciones
de universalidad de la religión radican en la revelación de Dios, no en observaciones o pruebas
lógicas.
Sólo la ciencia comienza observando cosas y eventos en particular, pero termina afirmando
hipótesis generales sobre la naturaleza del mundo. Por consiguiente, los psicólogos al desarrollar un
experimento de atribuciones sobre las actitudes de Fidel Castro, no se preocuparon Castro ni de lo que
los sujetos pensaban de Castro, ni cómo cambiar las actitudes de las personas con respecto a Castro.
Intentaban formular una teoría general sobre la forma en que las personas explicaban la conducta,
cualquiera que esta fuese: ya sea una actitud política, una especulación acerca del extraño estado
mental de un amigo, por qué Bill Clinton ayudó secretamente a Irán a enviar armas a los rebeldes
musulmanes o por qué piensa usted que le fue mal en la prueba de matemáticas. El objetivo de la
investigación psicológica es estudiar cuidadosamente la conducta humana en un amplio rango de
circunstancias, de manera que dichas circunstancias desaparezcan y revelen los mecanismos
universales de la mente y la conducta humana. Dado que la ciencia desea alcanzar el conocimiento
universal, además de los pensamientos y necesidades humanas, el punto de vista de la ciencia es una
visión de ningún lugar.
La fuente histórica más importante de la visión de ningún lugar de la ciencia fue la concepción
cartesiana de la conciencia y su relación con el mundo (ver Capítulo 3). Descartes, junto con otros de
los primeros científicos, trazaron una división radical entre la conciencia (la cual Descartes
identificaba con el alma) y el mundo material. La conciencia es subjetiva; es la perspectiva a partir de
la cual cada uno de nosotros observa el mundo; es la forma en la que el mundo se presenta ante mí, a
cada uno de nosotros en su conciencia privada y subjetiva. La ciencia describe el mundo sustrayendo
el alma (conciencia y subjetividad). La ciencia describe el mundo natural tal cual es desde ninguna
perspectiva, como si no hubiera ninguna persona en él: es la visión desde ninguna parte.
Esta visión desde ninguna parte puede parecer extraña y bizarra, pero todas las otras
características especiales que asociamos con la ciencia provienen de ella. La medición cuantificada
elimina cualquier otro punto de vista del observador o del teórico. La revisión minuciosa de los
documentos realizada por los pares purifica el punto de vista inicial del científico. La repetición de los
experimentos garantiza que lo que es verdadero para un científico, lo es para todos. La propuesta de
leyes universales válidas para todo el universo depura incluso el punto de vista humano genérico,
porque el mismo conocimiento podría hallarse para otra especie. La visión desde ninguna parte es vital
para el éxito de la ciencia natural.
Esto lleva a preguntarse: ¿Es posible que haya una visión desde ninguna parte (una ciencia
natural) con respecto a los seres humanos?
21
PSICOLOGÍA Y CIENCIA
Psicología sin Ciencia
Por miles de años, hombres y mujeres congeniaron sin el beneficio de la psicología científica.
Además, incluso en aquellas partes del mundo que han adoptado términos psicológicos como líbido,
reforzamiento y retroalimentación, la mente y la conducta se explican desde fuera de las teorías
propuestas por los psicólogos en los últimos cien años. La psicología ha florecido sin la ciencia: las
personas efectivamente describen, predicen, explican e incluso controlan su conducta sin saber nada de
la llamada ciencia. Por lo tanto, la psicología científica, más que otras ciencias, encuentra rivales en el
campo que espera conquistar. Dos de estos rivales merecen especial atención. El primero, el dualismo,
que es muy llamativo y yace en el corazón de las concepciones religiosas de la conducta; el otro, la
psicología popular, que es una potente teoría que empleamos todos los días para explicar nuestra
conducta y la de otros. Cada uno ofrece un desafío diferente para la posibilidad de la psicología
científica.
El dualismo es una creencia sostenida casi universalmente en todo el mundo. Además del mundo
material, las religiones normalmente plantean un mundo sobrenatural poblado por seres no materiales
como un dios o dioses, ángeles y demonios. Se considera que los seres humanos, y algunas veces los
animales, están compuestos por dos sustancias, un alma sobrenatural inmaterial que está contenida en
un cuerpo natural material y lo controla. Los dualistas explican la experiencia y la conducta como el
resultado de la interacción entre el cuerpo y el alma que lo gobierna.
Como podremos ver, el dualismo ha sido criticado en muchos aspectos, siendo su
incompatibilidad con la ciencia el más importante. Aunque la ciencia ha sido definida por los
filósofos, en primer lugar, en términos de sus métodos, la ciencia también se ocupa de un dogma
central: el naturalismo (Leahey y Leahey, 1983). Un themata holtoniano que puede usarse para
describir la historia intelectual occidental es el naturalismo-sobrenaturalismo. Las religiones le dan una
explicación sobrenatural a mucho de lo que sucede en el mundo: la voluntad de Dios, la posesión
demoníaca o las decisiones del alma. En cambio, el objetivo de la ciencia es explicar cada evento, no
importa lo grande o pequeño que sea, como el resultado de causas naturales. Por consiguiente, la
psicología como ciencia debe rechazar el dualismo: cuando el dualista ve la acción del alma, el
psicólogo debe ver la acción de causas naturales. Hace un siglo, al inicio de la batalla entre la
“Psicología Antigua (religiosa)” y la “Psicología Nueva (científica)” (ver capítulos 7 y 8), la
psicología como ciencia ha estado profundamente en desacuerdo con la psicología como psyche-logos.
El compromiso de la psicología con el naturalismo es tan grande y profundo, que su indiferencia, e
incluso hostilidad, con la religión pasa casi desapercibida, excepto para un pequeño grupo de
psicólogos de inclinación religiosa. La historia de la psicología científica es, en gran medida, una
historia de rechazo de las concepciones dualistas de la mente y la conducta y su reemplazo por
concepciones naturalistas.
El otro marco de explicación de la conducta antes y fuera de la psicología científica es el sistema
simple, pero poderoso de creencias y deseos. Una estudiante que toma un curso de historia y sistemas
de la psicología, explicará diciendo que ella desea rendir bien en el Graduate Record Examination y
cree que tomando el curso de historia y sistemas justo antes de dar el examen, le ayudará a rendir bien.
La psicología popular funciona muy bien y es muy poco lo que no puede explicar, pero no queda claro
si puede considerarse una teoría científica, o incluso potencialmente científica, de la conducta.
Su decisión es el resultado de una deducción lógica, pero la conexión lógica entre las
proposiciones no es lo mismo que la conexión causal entre los eventos. Además, las creencias, y por lo
tanto, las razones, tienen que ver principalmente con los significados de los eventos, no con su
estructura causal. El razonamiento empleado por la estudiante sólo tiene sentido (1) en un lugar y
tiempo cultural que tenga escuelas de postgrado, procedimientos de evaluación y enseñanza formal en
aulas, y (2) frente a un conjunto mayor de prácticas y creencias culturales sobre ellos y que no se
dicen, como el alto prestigio asignado a profesionales con estudios de postgrado y el sueldo que ello
conlleva, la idea de un empleo remunerado, la idea e importancia del dinero, entre otros, en una
enorme malla de conceptos. Sin embargo, la ciencia supuestamente se refiere a patrones causales que
trascienden el tiempo y el lugar y no son parte de la naturaleza, ni de la cultura, y entonces no queda
claro si la psicología popular, con su dependencia en razones restringidas histórica y culturalmente,
puede ser una teoría científica. Estas consideraciones son el foco de gran parte del debate en la
psicología filosófica, y volveremos sobre ellos más adelante y en el Capítulo 15. La distinción entre
las razones y las causas se planteó por primera vez en el contexto de la explicación histórica y se
volverá a discutir en la sección de historiografía, más adelante en este capítulo.
Otro problema de la psicología de la ciencia es su interés por la teología. El argumento de nuestra
estudiante es teológico: cita una estado futuro (ir a una escuela de postgrado) como una causa de una
conducta actual (tomar historia y sistemas). Sin embargo, generalmente es aceptado en la ciencia que
las causas deben preceder a los efectos. En la ciencia de Aristóteles, la causa final (teológica) era la
forma más importante y podía invocarse legítimamente para explicar no sólo la conducta humana, sino
la animal, el crecimiento de las plantas y a caída de una roca a la superficie de la Tierra; no obstante,
desde el período de Newton, la ciencia constantemente ha reemplazado las explicaciones intencionales
por las mecánicas, dejando la explicación teológica de la conducta humana como una anomalía extraña
en una disciplina que se llama a sí misma ciencia. Por consiguiente, citar eventos futuros como causas
de los presentes es automáticamente sospechoso en la ciencia moderna. La eliminación de la teología,
y también del dualismo, en la ciencia, ha sido otra fuerza motriz para la psicología desde el siglo XVII;
de hecho, las dos están conectadas porque es al alma a quien más habitualmente se le atribuyen los
propósitos.
23
lleva a la Biblioteca Pública de Nueva York, donde un fantasma ha asustado a una bibliotecaria,
esparcido las tarjetas de la biblioteca por todos lados y ha estado apilando libros simétricamente. En
presencia del bibliotecario Jefe, el Dr. Wenkman interroga a la mujer que vio el fantasma. La pregunta
se vuelve más bien personal; “¿Acaso, está usted en ese período del mes?”; y el bibliotecario jefe
protesta, diciendo que Wenkman no puede hacer ese tipo de preguntas. Wenkman lo mira fijamente y
le dice: “¡Retírese, hombre, soy científico!”.
Wenkman reclamó la autoridad (de manera bastante ruda), tomando como base el ser científico
para hacer preguntas íntimas, las cuales estarían fuera de lugar para otras personas. En cada sociedad,
algunas personas hablan con propiedad, autorizadas a exigir la atención y obediencia de otros, sin
coerción1. En las sociedades premodernas, los reyes y los sacerdotes poseían autoridad por el hecho de
ser considerados representantes de Dios en la tierra. En las sociedades modernas, los presidentes,
parlamentos y tribunales tienen autoridad "únicamente por consentimiento de los gobernados", según
se indica en la “Declaración de Independencia”.
Sin embargo, las sociedades también tienen figuras, cuya autoridad proviene más de la pericia
que de la denominación divina o de la elección popular. El ejemplo más conocido es el del médico, al
cual obedecemos, no porque él o ella tengan un poder legal o físico sobre nosotros ni porque ha sido
designado por Dios ni ha sido elegido, sino, porque él o ella posee conocimientos o habilidades
especiales, que nosotros no tenemos, pero que necesitamos para estar sanos.
Dado que la ciencia se ha desarrollado y crecido desde el siglo XVII, la reclamación profesión de
autoridad experta ha surgido gradualmente del prestigio y el éxito de la ciencia. En consecuencia,
detrás de la autoridad del médico, no sólo vemos su propia capacitación y experiencia personal, sino a
científicos que esperan que sus médicos de investigación sean expertos. El Congreso les exige a sus
economistas asesoramiento experto y de autoridad en economía; a los biólogos, asesoramiento en
reducción de la contaminación y a los físicos, asesoramiento en armas nucleares. La ciencia ha
conferido a los científicos la presunción del conocimiento especial, y la consecuente autoridad de
pericia.
En psicología, la conexión entre autoridad y pericia con base científica, es particularmente
estrecha. Por ejemplo, la rama más extensa de la psicología aplicada es la psicología clínica, la cual se
relaciona con el diagnóstico y el tratamiento de trastornos mentales y conductuales. Como profesión, la
psicología clínica se creó poco después de la II Guerra Mundial, en una repentina necesidad de aplicar
tratamiento psicológico a los veteranos que sufrían psicopatologías causadas por sus experiencias en el
campo de batalla. Se decidió (Capítulo 12) capacitar psicólogos clínicos en los departamentos
universitarios de psicología, primero, como científicos y luego, como sanadores, otorgándoles
doctorados (de científicos y académicos). La capacitación de psicólogos clínicos contrasta con el
campo paralelo de la medicina. Los médicos practican la biología aplicada, pero son capacitados en
escuelas de medicina y no en departamentos de biología, y reciben el grado de M.D. y no de Ph.D. La
autoridad científica del médico es de segundo nivel; no obstante, la autoridad científica del psicólogo
clínico doctorado es de primer nivel. Sólo entre profesionales expertos el psicólogo dice: “¡Retírese,
hombre, soy científico!”.
En todas partes, los psicólogos ejercen una influencia importante en la vida moderna. Sus
demandas por la autoridad yacen en la exigencia de que la psicología es (no solamente puede ser o
debe ser, sino que es) una ciencia. Si la psicología es una ciencia imperfecta, entonces, la reclamación
1
. En algunos casos, el poder sirve de soporte a la autoridad; un rey podría ordenar el encarcelamiento o la ejecución de un rebelde.
Sin embargo, la autoridad se funda sobre la suposición de que nosotros debemos hacer lo que nos dicen. De este modo, comúnmente
seguimos las “indicaciones del doctor”, aunque nuestro médico no puede obligarnos a hacerlo
25
investigación científica, pero la conducta aparentemente fue susceptible de estudio científico, porque
era pública al igual que los movimientos de las estrellas y los planetas. De esta forma, los conductistas
esperaban eludir las dificultades manifiestas del estudio de la mente, lo que el propio Mill denominó
“el misterioso algo que siente y piensa”.
Sin embargo, los conductistas heredaron los fundamentos de la identificación cartesiana de la
mente con la conciencia en la psicología, y pensaron que al evitar el aspecto fenoménico de la mente,
podrían librarse de todo lo relacionado con la mente. Sin embargo, no lograron darse cuenta de la
íntima conexión entre la conducta y los aspectos psicológicos de la mente. La definición de cualquier
conducta (y, por lo tanto, su explicación) depende de los estados mentales con los que está conectada.
No todo movimiento realizado por una persona es conducta. En la psicología popular, solo las
conductas voluntarias requieren explicaciones psicológicas. Toser y respirar son conductas en un
sentido (son cosas que hace el cuerpo humano), pero en otro sentido, no lo son. Toser y respirar son
reflejos irracionales realizados por nuestro sistema nervioso y no requieren explicación psicológica,
como tampoco es necesario explicar por qué el sol sale cada mañana. Cabe notar que toser e, incluso,
respirar en algunas ocasiones podría tener una causa psicológica y contar como conductas. Si nos están
ignorando en el mostrador de una tienda, a menudo tosemos para llamar la atención de un vendedor;
en la película La Amenaza de Andrómeda, un científico respira rápido para producir un efecto en su
sangre que mata al virus con el cual ha sido infectado. En estos casos, los movimientos que
comúnmente son meramente físicos pasan a ser conductas, porque se hacen voluntarias, intencionadas.
En general, un movimiento corporal cuenta como conducta sólo si puede describir como intencional.
Dado que lo que está en la mente de una persona determina qué conducta constituyen sus
movimientos, la psicología no puede limitarse únicamente a la conducta públicamente observable, sino
que también debe investigar la mente.
En un episodio de una antigua serie televisiva, Perry Mason visita la casa de un hombre que se
pensaba estaba relacionado con el robo de un banco que no había podido resolverse por mucho tiempo.
Mientras el hombre se encontraba fuera de la habitación haciendo café, Perry descubre un billete de
100 dólares que probablemente provenía del robo y decide esconderlo enrollado en una persiana. Baja
la persiana, inserta el billete cerca de la parte superior del rodillo y levanta la persiana. Luego,
abandona la casa del individuo. Sin saberlo Perry, la policía había marcado la casa. Los detectives
vieron entrar a Perry a la casa y, un poco más tarde, observaron una figura misteriosa levantar y bajar
la persiana. Tan pronto como deja la casa, sospechan y entran en ella, encontrando el cuerpo del
hombre a quien Perry había venido a ver. Luego, en el tribunal, un detective testifica que vio la señal
de Perry a su cliente (quien ellos piensan que es el culpable del crimen) para que escapara antes de que
la policía la arrestara. Perry niega haber dado alguna señal a algún cliente, indignando al Fiscal de
Distrito, quien le grita “¡Pero usted no puede negarlo, la policía lo vio hacerlo!” Luego, Perry sube al
estrado y afirma haber levantado y bajado la persiana, pero no para alertar a su cliente, sino para
esconder el billete de 100 dólares.
Este solo conjunto de movimientos corporales (levantar y bajar la persiana) tiene dos
descripciones intencionales bastante distintas, como señal para que escape un cómplice o para
esconder un billete. El punto parece obvio, e incluso trivial, pero tiene serias consecuencias para el
conductismo, porque significa que la mente no puede eludirse definiendo a la psicología como la
ciencia de la conducta. Lo que una conducta sea depende de los motivos y creencias del actor. De
hecho, Perry podría haber hecho una seña a su cliente como pensaba la policía. Para determinar qué
debe explicarse (¿Por qué Perry escondió el billete? frente a ¿Por qué Perry señaló a su cliente?),
No se pueden eliminar los puntos de vista: Imposibilidad de la visión desde ninguna parte.
Existe un segundo aspecto de descripciones intencionales que, sin embargo, plantean un problema
diferente para la psicología científica. La ciencia se refiere a las causas: ¿Qué hace que los eclipses
ocurran y que regresen los cometas? Podemos responder estas preguntas dentro de la visión desde
ninguna parte. Habría eclipses y cometas, incluso si no hubiera personas; el universo es indiferente a
los intereses humanos. Las acciones de Perry con la persiana tuvieron consecuencias en los motivos y
creencias psicológicos y en los procesos psicológicos de su sistema nervioso y musculatura. Sin
embargo, a diferencia de los movimientos de los cometas o del sol, la tierra y la luna, lo que hizo Perry
tuvo significado. Para la policía, sus acciones significaron “Escapa cliente, la policía está cerca”,
mientras para él significaron “Aquí hay un lugar seguro para esconder lo que podría ser una evidencia
valiosa”. Los significados no pueden englobarse en la visión desde ninguna parte de la ciencia natural,
porque dependen crucialmente de estar vinculados a un punto de vista. Desde el punto de vista de
Perry, él estaba escondiendo un billete de 100 dólares; desde el punto de vista de la policía, él estaba
avisando a su cliente.
Normas constitutivas: La cultura como Juegos. Las ciencias naturales buscan leyes
generales, que son las mismas en todas partes, en todos los tiempos y en todos los entornos. Sin
embargo, las normas que rigen la conducta humana, con frecuencia son específicas para tiempos y
lugares particulares.
Los filósofos distinguen entre normas reglamentarias y constitutivas. La ley de gravedad es un
ejemplo de una norma reglamentaria; inexorablemente, la gravedad controla la conducta de todos los
objetos físicos en el universo. Las reglas de los juegos son constitutivas. Éstas regulan la conducta de
los jugadores, pero, de manera más importante aún, definen o constituyen el juego en sí. El juego de
béisbol está constituido por un conjunto de reglas que rigen la conducta de los jugadores de béisbol; el
juego de fútbol está constituido por un conjunto de reglas que rigen la conducta de los jugadores de
fútbol. A diferencia de las leyes científicas, las normas constitutivas son tremendamente importantes.
Las leyes científicas se aplican de igual manera a todas las cosas, en todas partes; sin embargo, las
leyes constitutivas se aplican sólo en lugares y tiempos particulares. No se puede estar offside en
béisbol ni adjudicarse una base sobre los balones en el fútbol. Las normas constitutivas van
cambiando en el tiempo y pueden ser diferentes según el lugar. En el béisbol de la American League,
el lanzador no batea, pero se reemplaza por un bateador; el béisbol de la National League sigue la
norma antigua, donde el lanzador se turna como todos los demás.
El presente análisis sugiere una importante manera de mirar la vida humana que se establece lejos
del mundo de la ciencia natural. Podemos pensar que las culturas son como los juegos que se definen
por conjuntos de normas constitutivas, de las cuales muchas veces no tenemos conciencia. Por
ejemplo, los norteamericanos y sudamericanos se diferencian en la distancia en la que se sienten
27
cómodos al entablar una conversación. Los norteamericanos prefieren una mayor distancia que los
sudamericanos. Así, en un cóctel mixto, se produce una extraña danza, donde el sudamericano se
acerca continuamente al norteamericano, quien se mantiene en retirada, mientras que cada uno intenta
conservar, lo que cada uno intuitivamente siente que es la distancia correcta para conversar. Sin lugar
a dudas, el sudamericano llega a sentir que el norteamericano es frío y “distante” en términos
emocionales; en tanto que el norteamericano piensa que el sudamericano es emocionalmente
apasionado y “descortés”.
El punto importante es que no podemos esperar comprender ni explicar la conducta humana sin
referirnos a las normas constitutivas, culturales. Si le explico a un amigo extranjero, por qué el árbitro
de fútbol toca el pito y lanza un banderín amarillo al suelo, tendría que explicar que las reglas del
fútbol ordenan que todos los jugadores de cada equipo deben quedarse en su lado del balón hasta que
sea lanzado; que lanzar el banderín significa que se ha violado una regla y que tocar el pito detiene el
juego temporalmente, de modo que, cuando el pito vuelve a sonar, los jugadores pueden moverse
hacia cualquier lado, donde quiera que se encuentre el balón. Sin conocimiento de las reglas, la escena
resulta bastante extraña, y simplemente, no existe una explicación de las ciencias naturales de por qué,
por algunos minutos se debe estar a un lado del balón, mientras que para otros eso está bien 2. De
manera similar, el jefe chovinista que se ve a sí mismo ofendiendo a sus empleadas femeninas, debe
hacer que le expliquen cuáles son las reglas de un entorno laboral moderno.
Las normas constitutivas se diferencian de la ley natural en otro aspecto: En general, éstas se
deben cumplir. Las leyes naturales no se pueden desobedecer. El universo no necesita a un equipo de
árbitros cósmicos para mantener los planetas alineados ni mantener a los electrones disfrazados de
protones. Al ser convenciones humanas, las normas constitutivas se pueden desobedecer y se debe dar
cumplimiento a ellas de acuerdo a cómo tratamos a aquellos que infringen las reglas y, a través de
instituciones más formales, tales como, árbitros, policía y tribunales de justicia. En consecuencia, las
normas constitutivas son reglas morales. Al igual que las leyes científicas, las invocamos para
explicar por qué se comporta de la forma en que lo hace, pero a diferencia de las leyes científicas,
ellas prescriben lo que debemos hacer.
Dimensión Moral de la Psicología. Por sobre todas las cosas, la ciencia se relaciona con lo
que es, no con lo que debe ser. La ciencia busca dar una descripción exacta y precisa de la naturaleza,
sin deseos ni esperanzas humanas. En la naturaleza, no existe lo correcto ni lo incorrecto, no existen
los valores morales. Los tornados no tienen intención de devastar parques de casas rodantes; tampoco
son asesinos alegres ni arrepentidos, sino hechos de la naturaleza, que encontramos aterradores. El
retrovirus del VIH en sí, no es maligno. Sus inteligentes medios de reproducción ocasionan una plaga
humana a la cual son totalmente indiferentes.
Sin embargo, la explicación de la conducta humana (psicología) no puede ser fácilmente
desprovista de las inquietudes morales. Hemos aprendido que la mente no se puede separar de la
definición o explicación de la conducta y, por lo tanto, debe incluirse dentro de cualquier psicología
funcional. No obstante, la definición de mente está cargada en sí de valores morales y sociales. Parte
de la definición de mente del Diccionario de Inglés Oxford nos hace recordar que corresponde a un
concepto normativo y además descriptivo:
La condición saludable o normal de las facultades mentales, cuya pérdida o deterioro constituye
demencia…
2
Como ejercicio con relación a la importancia de las reglas constituyentes para explicar la conducta humana, recomiendo
observar un deporte que se juegue y que no sea conocido, como el fútbol australiano, cricket o balonmano en equipo. Se ve gente
alrededor, pero hay ausencia de conocimientos de las reglas del juego., sus movimientos no tienen sentido, si uno no se explica lo qué
le pasa a uno mismo, menos puede hacerlo con otra persona.
29
que es correcto o no. Un psicólogo fisiológico desea entender como el cuerpo de Peery Mason
funcionó al levantar y bajar la persiana, no por qué lo hizo o si su conducta era ética. Consideraciones
similares se emplean en el estudio de la sensación, percepción, memoria y los procesos cognitivos más
simples. Sin embargo, cuando los psicólogos abordan los aspectos distintivos de la conducta del ser
humano, partiendo por el pensamiento e incluyendo el lenguaje, la conducta social, la personalidad y la
sicopatología y su tratamiento, la psicología comienza a verse cada vez menos como una ciencia
natural. ¿Hay modelos alternativos?
Un buen científico es una persona con ideas originales. Un buen ingeniero es una persona que hace un
diseño que funciona con la menor cantidad de ideas originales posible. No hay divos en la ingeniería 3.
Sin embargo, la idea de Dyson sobre el ingeniero es injusta para la ingeniería. La historia de la
ingeniería es más antigua que la historia de la ciencia y hasta el siglo XIX ambas eran muy
independientes. Los romanos y egipcios de la antigüedad junto con las culturas no occidentales, como
los Incas, los chinos o los indios, construyeron estructuras enormes y magníficas mucho antes de que
existiera una ciencia física seria. Los ingenieros de artillería del medioevo a lo más tenían un poco de
conocimiento de cómo los misiles volaban por los cielos, pero sus armas eran precisas y efectivas.
Además, la ingeniería se basa en dos conceptos íntimamente unidos que no tienen lugar en la
ciencia natural y que se mencionan en la observación de Dyson sobre que el objetivo de la ingeniería
es " un diseño que funcione". Los ingenieros diseñan de manera ingeniosa objetos que tienen
funciones, es decir, la ingeniería comprende la construcción de cosas que hagan algo útil por el ser
humano. No obstante el parecido que tiene la ingeniería con la ciencia por ser rigurosa, matemática y
basarse en la investigación, son diferentes en aspectos importantes como:
La Ingeniería no adopta la visión desde ninguna parte. Los ingenieros crean cosas que son útiles del
punto de vista humano; por lo general, son útiles en períodos y lugares en particular, no en todos los
lugares del universo. Por ejemplo, en el siglo XVIII, los artesanos construían cajas para pipas. En los
pubs británicos y las tabernas estadounidenses los hombres fumaban en largas pipas de arcilla. Al
final del día, el dueño de la taberna reunía las pipas y las ubicaba en una especie de estante de metal
(una caja para pipas) y lo ponía en la chimenea de la taberna, donde el calor limpiaba las pipas para
que pudieran usarse al otro día. Antes que el tabaco se cultivara, curara, cortara y pusiera en pipas de
arcilla, las cajas para pipas no eran necesarias y no existían. Sólo cuando se unieron dos eventos
3
The Columbia Dictionary of Quotations, Columbia University Press, Nueva York, 1993
La ingeniería no busca leyes universales. Dado que los ingenieros se enfocan en la construcción de
cosas que cumplen funciones definidas, no necesitan ni buscan leyes universales de la naturaleza.
Pensemos en una trampa para ratones. Una trampa para ratones se define por su función, por lo que
hace, es decir, atrapar ratones. Existe la trampa tradicional para ratones con apriete. Hay trampas para
ratones que son cuadrados de un material cubierto con un adhesivo que sostiene al ratón cuando éste
lo pisa. En la actualidad, muchas personas encuentran que ambos tipos de trampas son inhumanas y
ponen cajas con trampilla que atrapa al ratón sin matarlo y así poder reubicarlo. Hay una nueva
trampa para ratones que consiste en un tubo de plástico con forma Y que se monta en un eje; el ratón
entra en una de las ramas de la Y, se acerca al cebo que está en la base de la Y, lo que hace que el
tubo se incline y se suelte una pelota de ping-pong desde la otra rama de la Y, atrapando al ratón
dentro del tubo. Y, por supuesto, el tradicional gato, que, a pesar que no ha sido diseñado por
ingenieros, fue diseñado por la evolución para ser depredador y, por lo tanto, el ser humano lo puede
usar como trampa para ratones. A diferencia de los electrones, protones, quarks o elementos atómicos
que forman, no hay una única forma física universal para la trampa de ratones. Las trampas para
ratones se definen por lo que hacen, no por lo que son.
En la ingeniería, los hechos no dictan lo que debemos creer. La ciencia describe la naturaleza tal cual
es; los ingenieros cambian la naturaleza. Es un hecho que los humanos no pueden volar; inventamos
los aviones. Es un hecho que la visión de las personas no es como la de un águila; inventamos los
telescopios y microscopios. Es un hecho que el ser humano no puede respirar bajo el agua;
inventamos el equipo de buceo. A diferencia de la ciencia, la ingeniería, debido a que no es una visión
desde ninguna parte, materializa los deseos y valores humanos. Deseamos volar a las estrellas,
entonces inventamos las naves espaciales; valoramos la vida, inventamos la medicina. Aunque los
ingenieros no pueden violar las leyes de la naturaleza, pueden explotarlas y trabajar en torno a ellas;
es el ingeniero, no el científico, quien hace eso posible.
La ingeniería, entonces, ofrece un modelo para la psicología que en muchos aspectos es más
afable con la psicología que las ciencias naturales. La ingeniería posee las virtudes de la ciencia: es
rigurosa, precisa y empírica, pero no incorpora la visión inhumana desde ninguna parte. ¿Cómo sería
una psicología orientada a la ingeniería?
31
pegajoso, una caja con una trampilla, un tubo de plástico oscilante, o un gato. No existe una sustancia
física común para todas las trampas de ratones.
De forma similar, podemos aplicar esta perspectiva de ingeniería a la definición de la mente
dada por Descarte: "una mente es una cosa que piensa", con la que define la mente en términos de los
que hace (pensar), en lugar de en términos de lo que es. Justo como en el caso de la trampa de ratones,
la cual se define por su función, no debe tener ninguna forma física en particular; una mente, definida
por su función de pensar, no requiere tener ninguna forma física (o no física) en particular. Cuando
John Stuart Mill escribió que la "mente es algo misterioso que siente y piensa", aún estaba preso en la
concepción cartesiana de la mente. Si usamos el punto de vista de la ingeniería, podríamos volver a
redactarlo de la siguiente manera: "la mente son las funciones de pensar y sentir".
La ciencia cognitiva se basa en la analogía entre las personas y los computadores, y esta analogía
nace de una perspectiva funcional y de ingeniería de la psicología. Un computador es un dispositivo
físico cuyo funcionamiento es controlado por el programa que se ejecuta en él. Un programa no es algo
físico (o no físico) separado del computador; es un conjunto de instrucciones (funciones lógicas y
matemáticas) que le dicen al hardware del computador qué hacer. Un computador es un producto de
ingeniería definido por lo que hace, no por lo que es. El mismo programa computacional (procesador
de palabras, hoja de cálculos o juego) puede implementarse en computadores físicamente diferentes,
computadores personales IBM y sus clones con procesadores Intel, clones de computadores personales
IBM con microprocesadores Intel físicamente diferentes, pero funcionalmente idénticos, computadores
Apple MacIntosh e incluso grandes servidores. La "mente" de un computador está en su software (sus
funciones), no en su hardware.
Asimismo, podemos pensar en la mente como un conjunto de funciones (pensar y sentir) que se
implementan en el sistema nervioso de un ser humano. Desde este punto de vista, un cuerpo humano (o
animal) es un dispositivo físico cuyo funcionamiento es controlado por la mente que se ejecuta en él.
La mente no es al físico (no físico) se parada del cuerpo; es un conjunto de funciones cognitivas y
emocionales que le dicen al hardware del cuerpo qué hacer. Desde el punto de vista científico (la
visión desde ninguna parte), la mente es una anomalía: no es algo físico ni tampoco es una fuerza
física. Desde la mirada de la ingeniería, una mente es un conjunto de funciones que podrían
implementarse en diversos medios físicos, como un cuerpo vivo o un computador.
La "ciencia" cognitiva tiene dos aspectos que se interrelacionan, la inteligencia artificial y la
psicología cognitiva. En el campo de la inteligencia artificial, los ingenieros informáticos realizan el
diseño de mentes prácticas, tratando de crear programas computacionales capaces de hacer lo mismo
que hacen los seres humanos. En el campo de la psicología cognitiva, los psicólogos actúan como
ingenieros tratando de aplicar "ingeniería inversa" en la mente humana. En la ingeniería inversa, los
ingenieros toman un dispositivo que ya funciona y tratan de implementar las mismas funciones
mediante diferentes medios físicos o computacionales. Por ejemplo, los ingenieros que trabajan para la
competencia de Intel, toman un microprocesador Intel y estudian acuciosamente sus funciones de
entrada y salida hasta que puedan duplicarlas con su propio microprocesador, sin haber abierto el chip
Intel o mirado las especificaciones de su diseño, lo que iría en contra de los derechos de autor y leyes
de patentes. Al igual que las diferentes trampas para ratones, los dos chips son físicamente diferentes,
pero funcionalmente idénticos.
Los psicólogos cognitivos usan experimentos para examinar las funciones de entrada y salida de
la mente humana y teorizan acerca de las funciones mentales internas que conectan el estímulo y la
respuesta. Los ingenieros de la inteligencia artificial tratan de duplicar las mismas funciones en
máquinas físicamente diferentes, pero funcionalmente idénticas; computadores en lugar de cuerpos
vivos.
33
aplicado. A pesar que los ingenieros actuales están bien capacitados en ciencia, gran parte de los que
hacen se basa en conocimientos más simples y más directamente prácticos. Por ejemplo, en la
construcción de puentes y edificios es importante saber cómo responde cada material a los diferentes
tipos de estrés. Si un material dado responde al estrés expandiéndose o rompiéndose está determinado
por la naturaleza de las uniones atómicas que mantienen sus moléculas juntas; pero los ingenieros no
necesitan saber esos detalles para hacer su trabajo. Los ingenieros construyen puentes y edificios desde
mucho antes que se desarrollara la teoría cuántica. Ellos simplemente experimentan con los mismos
materiales, sometiéndolos a diferentes tipos de estrés y fuerzas y observando cómo reacciona cada
material. La investigación disciplinada y rigurosa es la que produce principios prácticos y no las leyes
de la naturaleza.
La psicología aplicada se funda sobre prácticas similares. Por ejemplo, los psicólogos clínicos, en
general, sin guiarse mucho por teorías psicológicas, elaboran microteorías sobre diferentes trastornos
que tratan. Luego realizan experimentos con personas con personalidades o trastornos mentales
diferentes para ver cómo responden a distintos tratamientos y están constantemente combinando
tratamientos para mejorarlos. Asimismo, desde el período de Binet, se han desarrollado pruebas
mentales en un espíritu de ingeniería. Están diseñados para cumplir una función en especial, como
predecir el desempeño escolar, y se desarrollan mediante un disciplinado proceso de ensayo y error.
Los elementos que predicen bien se conservan; los que no, se eliminan, y prosigue el proceso de
refinar las pruebas. Como el ingeniero, el desarrollador de pruebas mentales desea diseñar algo que
funcione, que pase la prueba de idoneidad, no que sea una verdad universal.
Los psicólogos aplicados no tienen necesidad de declararse científicos para ser expertos que
merezcan autoridad. Como los médicos (los ingenieros aplicados de la biología) saben más acerca de
lo que funciona que la gente común y, por lo tanto, poseen autoridad. Los pacientes deberían confiar
en los psicólogos aplicados, no solo porque son científicos, como dice el Modelo Boulder, sino porque
tienen el mismo tipo de experiencia práctica (informada por la ciencia) que poseen los ingenieros y los
médicos.
35
Los Desafíos Científicos de la Psicología
Dados los problemas para incorporar los modos tradicionales de explicar la mente humana y la
conducta dentro del marco de la ciencia moderna, no sorprende el hecho de que la psicología es una
empresa confusa, que no sólo comprende una amplia gama de áreas de investigación, sino también una
diversidad de enfoques para investigar y explicar cada uno. En los próximos capítulos nos ocuparemos
de muchos problemas claves, incluidos:
El desafío del naturalismo. El objetivo de la ciencia es explicar las cosas naturales en una
forma natural, sin recurrir a entidades o procesos sobrenaturales y dentro de un marco
universal que trasciende el tiempo, el lugar, al historia y la cultura. ¿Es posible explicar de
esta forma la mente y la conducta?
Estos desafíos se predican en un estilo particular de ciencia que se ha desarrollado desde los
destacados logros de Newton en el siglo XVII. En su mayoría, los psicólogos han adoptado el estilo
newtoniano y han caído en una fantasía newtoniana (Leahey, 1995).
Por al menos cien años, la psicología ha afirmado ser una ciencia. Hay tres razones para esta
afirmación: (1) los seres humanos son parte del mundo natural, por lo que parece lógico que la ciencia
natural los debería abarcar. (2) Cuando se fundó la psicología científica en el siglo XIX, parecía que
ninguna disciplina era respetable si no era una ciencia. (3) Especialmente en los EE.UU., era
importante el estatus científico para las pretensiones de control social de la psicología. Sólo una
disciplina que fuera una ciencia podía reclamar el control de la conducta y, de ese modo, contribuir a
la reforma personal y social planificada. Por consiguiente, aunque los mentalistas definieron la
psicología como la ciencia de la experiencia consciente y los conductistas la definieron como la
ciencia de la conducta, coincidían en que la psicología era, o al menos debía ser, una ciencia.
La ciencia que los psicólogos imitaban era la física. La ciencia física se había consagrado como la
reina de las ciencias por sus destacados logros. En la segunda mitad del siglo XIX, John Stuart Mill
recomendó el uso de métodos físicos en las ciencias morales. En la medida en la que el positivismo se
transformó en positivismo lógico, creció la preeminencia de la física. Los positivistas lógicos basaron
37