“JOSE ACEVEDO Y GOMEZ”, EL TRIBUNO DEL PUEBLO Y SU PASO
POR LAS TIERRAS DE LOS ANDAKIES
“Sólo que una cosa piensa el hombre
al remontarse al país de los sueños
y otra muy distinta le ocurre cuando
cae súbitamente de las nubes”.
(Eduardo Caballero Calderón- Bolívar una historia que parece cuento).
ANTECEDENTES.
El actual territorio del Departamento del Caquetá, tiene un área que ocupa el 7.8 % del
área total del país siendo el tercer departamento de Colombia en extensión, y empezó a
figurar en los escritos e informes oficiales de los conquistadores españoles desde 1528,
cuando GONZALO PIZARRO, obtuvo en las costas de Panamá, noticias con algunos
indígenas sobre la existencia de la tierra de la Canela, en donde se hallaban grandes
extensiones de árboles que podían competir con los que los holandeses habían
descubierto en las Molucas y demás islas de la especiería. En 1792 el Rey de España
recibió un trozo de madera de árbol que destilaba un bálsamo rubio, dos maquetas de
cera blanca de las abejas silvestres de los Andaquíes y semillas de los árboles de
canela que se producían en los bosques del virreinato de la Nueva Granada.
La cera de los Andaquíes se encontraba en los montes y en las vegas de los ríos
Orteguaza, Caquetá y Putumayo.
La primera fundación en este hermoso departamento y puerta de oro de la Amazonia
Colombiana se llamo “Espíritu Santo del Caguán,” realizada por el capitán GASPAR
GOMEZ el 24 de marzo de 1.590, con una existencia de cien años, pues desapareció
en 1.690 al cumplir un siglo de existencia.
Sin embargo, la región del rió Fragua (San José de fragua), era visitada en la colonia
por los españoles y en la época cauchera por los colonos huilenses, por lo que el
pueblo más antiguo del que se tenga noticia en este departamento fue fundado en
1,768 y persiste a través de los años con el nombre de “SOLANO”, aunque cambiando
con frecuencia de sede hasta su actual lugar desde el año 1.933-1935. También en
época de la colonia se fundaron a las orillas del rió bodoquero varias poblaciones, tales
como “La Bodoquerita” (1789) y “Santa Bárbara de la Bodoquera” (1791).
En 1787, el gobierno del virreinato buscando el poblamiento de la región sur,
concretamente el territorio del Caquetá, y que se conoció como “La Misión de los
Andakies” expidió la Real orden del 24 de Abril de 1786, la cual firmaba el ciudadano
Payes don NICOLAS PRIETO DAVILA.
“Pero fue finalmente hasta el año de 1845, que el Congreso de la Republica, determino
diante ley especial, la creación de la prefectura del Andaquí...” (Florencia 100 años de
Historia).
SUS POBLADORES.
Los indígenas ANDAKI, AGUANUNGA o CHURUBA, fueron uno de los pueblos
indígenas habitantes desde tiempos inmemoriales de la cuenca alta del rió Caquetá, al
sur occidente del departamento y la bota caucana específicamente el valle de Fragua y
el sur oriente del Huila en el Valle de Suaza.
Sabemos de la existencia de este bravo pueblo indígena en estas tierras del sur, pues
dejaron rastros en forma de grabados sobre piedra denominados petroglifos, en su
lugar de asentamiento, entre muchos el rió hacha, sin embargo es bien sabido que ya a
mediados del siglo XIX, no había rastros de su presencia e inclusive los petroglifos del
encanto como se le conocen, quedaron bajo tierra hasta el año de 1.962, cuando a raíz
de una de las crecientes del rió, que ocasionó la inundación de Florencia, aparecieron
nuevamente. Tal y como lo cuenta FELIX ARTUNDUAGA BERMEO, en su texto
Historia ilustrada de Florencia centenaria.
La palabra ANDAKI, o DAAKI, proviene de la voz quichua ANTIKI que significa: ANTI:
Montaña de los Andes, y KE o KO: el que es; es decir, “gente de la montaña,” quienes
ocuparon un amplio circulo de tierras que tuvo su centro en el actual municipio de Belén
de los Andakies, entre los ríos pescado y Fragua, así como en el poblado de Descanse,
cerca de la desembocadura del rió Yuruyaco en el río Caquetá. Como lo señala el
abogado FELIX ARTUNDUAGA BERMEO, en su texto “Mi Bello Caquetá.”
También encontramos que su nombre esta ligado al consumo ritual del yagé, por lo cual
para algunas lenguas indígenas andaki y yagé son sinónimos. Miremos este sentido:
Para conocer el” espíritu del yagé” y la disposición de esté, se requiere un preparado
especial que los chamanes denominan “Andaki”.
Estas flores son identificadas con la leyenda de la inmensa flor mítica de borrachero
que se convirtió en el sol, tras ser penetrada y fecundada por el yagé, y se elevó tras
ser probado por los hombres (Ramírez y Pinzón, 1987, 198). Por otra parte, los
chamanes ingas, reconocen el papel que tuvieron los Andaki, para adquirir su
conocimiento del yagé.
SOBRE EL PAIS DE LA CANELA.
Del idioma Andaki se conservan dos vocabularios, uno recopilado por un anónimo en
1788 y publicado en Lenguas de América en 1.928: y otro recopilado por MANUEL
MARIA ABIS y publicado en 1855, basado en ellos, RIVET (1924), clasificó el Andaki
como lengua Chibcha. Aunque en tal clasificación concordaron varios expertos, otros
consideran al Andaki, como lengua independiente o no clasificada y algunos la
relacionan únicamente con el Paez o también con lenguas del pie de monte amazónico
como tinigua.
La resistencia Andaki a la conquista se prolongó hasta el siglo XVIII. En 1721 tuvo lugar
una sublevación general de las tribus del Putumayo y Caquetá, que contó con la
participación “Andaki, Tama y Mocoa” (Friede 1953, 24, 241). Ante el embate español la
estrategia utilizada consistió en la resistencia activa mediante sublevaciones y ataques
a los misioneros, causando la destrucción de los pueblos de misión que se realizaban a
través de alianzas que establecieron los grupos indígenas habitantes del alto Caquetá y
Putumayo, como eran los Andakies, Tamas, Sucumbios, Mo coas, Inganos y
Sibundoyes, para lograr sus objetivos.
Estas alianzas muestran la estrecha relación que establecieron entre si los “grupos de
montaña” asentados en un territorio de frontera entren la región andina y selvática a las
misiones y pueblos de colonos, se unía una resistencia pasiva, económica, mediante
las relaciones de intercambio entre los Andes y la selva, las cuales incluían el
chamanismo y por tanto el curanderismo, como poder cultural y la participación en la
vida de las dos regiones (Ramírez 1979).
Y por otra parte, la resistencia pasiva que se manifiesta en la permanencia de
relaciones de intercambio entre el complejo cultural andino y el complejo selvático; Los
documentos, escritos en su mayor parte por misioneros insisten en el rechazo de estos
“indios infieles”, “Salvajes,” bárbaros”, “indómitos”, en fin, de indios “aucas” o indios no
bautizados. Términos todos ellos, utilizados por los españoles al referirse a nuestros
aborígenes, los cuales finalmente fueron totalmente exterminados.
Enemigos de la imposición de los doctrineros y en la búsqueda de mantener sus
patrones culturales, estrechamente vinculados al complejo cultural de la selva como ha
sido el del curanderismo alrededor del yagé. (Maria Clemencia Ramírez de Lara).
No debemos olvidar, que los religiosos que penetraron al caquetá no fueron los
Jesuitas, como se cree, sino los franciscanos, quienes dirigían desde quito, trabajando
en la religión casi dos siglos.
Los cuales diligentemente visitaron y atendieron las comunidades indígenas y los
primeros asentamientos de colonos de estas tierras siendo uno de los primeros JUAN
VENTURA CUELLAR, quien llegó en 1860 a “Canelos” que había sido fundada en
1778 por los misioneros Franciscanos, en la desembocadura del rió Hacha en el
Orteguaza, a 16 Kilómetros de lo que hoy se conoce como su capital y cuya duración
no paso de ser efímera.
A finales del siglo XVIII, se fundó el pueblo “Andakí del rió Hacha” que desapareció en
1.801, tierras estas, que, para el año de 1810, hacían parte del territorio del Huila y
posteriormente pasarían a hacer parte administrativa del territorio del Cauca, como
consta en varios escritos de la época.
Uno de los precursores de estas misiones en el caquetá fue fray Marín de San José-
Franciscano quien partió de San Juan de pasto en 1696 dispuesto a conquistar a los
“Andaquies, Yaguanongas y Churubaes”. Fray Marín de San José vagó por la selva 14
años y solo obtuvo sinsabores. En la primera mitad del siglo XVIII otros misioneros
realizaron visitas de las cuales tampoco se extrajo beneficio alguno.
Pero en 1759 las Misiones del Caquetá recibieron un gran impulso, pues por Real
cedula del 5 de mayo se encargaron expresamente a los franciscanos las misiones en
territorio Andaki. En 1800 se retiró del pueblo Andakí de piacuntí el religioso que los
asistía y en 1.801hizo lo mismo el que resida en el rió Hacha; estos retiros significaron
la conclusión de las misiones Franciscanas en el departamento, hasta principios de
1900 pues para el 20 de diciembre de 1904, la Santa sede erigió la prefectura
Apostólica del Caquetá y la confió a la Orden de los Capuchinos. (Conferencia
episcopal colombiana).
Posteriormente se encomendó a los frailes franciscanos que fundaran otros pueblos
que tuvieron corta vida, a las riveras de los ríos Orteguaza, Bodoquero y el Caguán,
para que les enseñaran a los varios pueblos indígenas que allí se asentaron su cultura,
lengua y religión ( “Mi Bello Caquetá.”).
No se debe omitir los escritos de botánica, realizados por SEBASTIÁN LOPEZ RUIZ,
quien en 1.780, estuvo por estas tierras, al igual que Fray DIEGO GARCIA, colaborador
del Sabio JOSE CELESTINO MUTIS, en la expedición Botánica.
EL NOMBRE DE SU CAPITAL, AYER Y HOY.
La ciudad Capital del departamento seria fundada en particular en el sitio que ocupaba
la agencia cauchera “La Perdiz”, tal y como lo narra el medico y escritor CESAR URIBE
PIEDRAHITA en su novela “TOA” de lo que era el sitio que hoy ocupa Florencia, en
1902, fecha en que supuestamente llega el protagonista al lugar, seguramente
utilizando la vía existente por el valle de suaza y antes de la llegada de Fray DOROTEO
DE PUPIALES.
“La “Agencia de la perdiz” estaba situada en pleno corazón del bosque, a la orilla de la
quebrada que le dio su nombre y en su confluencia con el rió hacha, afluente del
Orteguaza. La “Agencia” no era sino una choza amplia rodeada por un pequeño
desmonte apenas cultivado. A cien metros de la casa se encontraba la Selva virgen y
oscura”
La anterior es una versión novelada, que coincide con la versión histórica que
suministra DANIEL ISAZA.
“Don WILLIAM BOSHELL administrando la agencia de la perdiz resolvió (...) cambiarle
el antiguo nombre ... por el de Florencia en honor al italiano Don Pablo RICCI (...) la
perdiz no era entonces sino una sola casa, situada a una cuadra al sur de la actual
plaza Pizarro”. (Extractado de Huila Histórico, 1933), citas de FELIZ ARTUNDUAGA
BERMEO en su Historia ilustrada de Florencia centenaria.
En la actualidad su capital Florencia llamada así, en honor del comerciante de caucho y
ciudadano italiano PABLO RICCI, natural de tan hermosa ciudad itálica desde el 25 de
diciembre de 1902, y cuyo bautizo fue realizado por el misionero franciscano Fray
DOROTEO DE PUPIALES, quien fuera bautizado con el nombre JOSE DE JESÚS
VALLEJO BELALCAZAR, en el mes de Junio de 1.886 en la población de Pupiales
(Nariño).
“JOSE ACEVEDO Y GOMEZ EL TRIBUNO DEL PUEBLO”
“Si perdéis este momento de efervescencia y calor; si dejáis escapar esta ocasión
única y feliz , antes de doce horas seréis tratados como insurgentes:
ved los calabozos, los grillos y las cadenas que os esperan.”
(José Acevedo y Gómez- 20 de Julio de 1810).
Nacido en la Parroquia de Monguí, hoy Charalá, entonces del Cantón de San Gil, el 4
de Febrero de 1773, su cuna heredaba de claros varones y de gentes reputadas por
nobles, descendientes de conquistadores y limpios “ de toda mala raza”, una autentica
vocación para soñar con la Republica soberana y democrática, fue llamado el tribuno
del pueblo porque su palabra era viva y su inteligencia era sabia. Y quien dejo este
mundo y saltar a los altares de la patria sempiterno cuando el sol de la mañana del 2
de Mayo de 1817 acariciaba el rancho de LORENZO, bajo el calor de los cielos y la
sombra de la arboleda dejo a su patria y entro en la historia.
La actitud extraordinaria del prócer José Acevedo y Gómez en la noche del 20 de Julio
de 1810, interpreta tres aspectos del momento, dignos de nuestro análisis: éstos son:
su ánimo resuelto para que se constituyera e instalara la Junta Suprema: la arenga al
pueblo lanzada desde el bacón de la Cazuleta, como suprema apelación al patriotismo,
al fervor revolucionario y a la fuerza misteriosa que une las masas cuando un solo
corazón se encarga de palpitar por ellas, y la redacción del Acta de la Independencia.
(JORGE SÁNCHEZ CAMACHO- Don José Acevedo y Gómez, Prócer de la
Independencia).
Finalmente la división entre partidarios del sistema federal y los defensores del
centralismo tenían que incidir sobre el inmediato futuro de una patria en formación y los
realistas expiaban el momento para reconstituir sus cuadros de combate, alertados por
la noticia de que España se preparaba para iniciar la reconquista. (JORGE SÁNCHEZ
CAMACHO- Don José Acevedo y Gómez, Prócer de la Independencia).
Bien lo había expresado el Tribuno al Gobernador y Capitán General de la provincia
de Cundinamarca al salir huyendo de Ubaté, para salvar su vida:
“Ahí tiene en pequeño lo que puede suceder en grande si se acerca el enemigo”
En breve el presentimiento de quien se había desempeñado como regidor, se convirtió
en horrorosa realidad. Don PABLO MORILLO, se presentó al frente de Cartagena el 20
de agosto de 1815, y luego de 180 días de asedio y sacrificios sin memoria la ciudad
amurallada se rindió prosiguiendo el pacificador su avanzada hacia Bogotá, a donde
entro a fines de Mayo de 1816, en compañía de JUAN SAMANO.
No viendo otro camino que el de viajar entre agrestes condiciones, hacia el Brasil en
busca de refugio, para reorganizar a los patriotas, acompañado de uno de sus hijos que
posiblemente pudo haber sido JOSE ACEVEDO, su hijo mayor PEDRO, cuya herencia
de tan funesto hecho fue el del cristo, que acompañaba al prócer en su penosa correría
y que hoy se encuentra en el Museo Nacional, y un esclavo cimarrón, que también
había buscado asilo en las selvas, huyendo de la tiranía de sus amos.
José Acevedo y Gómez huyó hacia el país de los Andakies, la selva le pareció
adecuado lugar para protegerse de la persecución sin cuartel y de las miradas siempre
torvas y codiciosas de sangre de los verdugos españoles, mientras otros ilustres
patriotas iniciaron sus marchas hacia las regiones desabitadas del país como los Llanos
a la Boca del monte, otros por El Espinal, por La Plata y Guanacas, y por Cartago y
Buga, algunos de los cuales, finalmente fueron aprendidos, sepultados en oscuros
cadalsos y sacados luego a la clara luz del cielo para ser fusilados por la espalda.
El sur de Colombia y sus regiones occidentales le inspiraron al TRIBUNO DEL
PUEBLO ideas de inquietud y silencio, después de tantos días de vigilias y
ocupaciones incesantes, y de tantas noches vividas a la sombra de los campamentos al
abrigo de los aleros antiguos.
Conviene recordar una vez más que al despenderse los próceres de la capital del
virreinato santafereño huyeron con todos sus papeles, mientras no les parecieran
gravosos para las marchas indispensables para la restauración de los tiempos futuros.
Pero cuando se convencieron de la derrota y aceptaron la certidumbre de la tragedia
final, determinaron que el fuego devorase aquellos pliegos en donde se hallaba escrito
el amanecer de nuestras instituciones.
Sin duda alguna, entonces perecerían los documentos indispensables para saber ahora
cuántas veces fue llamado ACEVEDO Y GOMEZ- a pesar de la suerte adversa- a
dialogar con sus pares en las asambleas y a discutir con ellos acerca de la conducta
ciudadana. Quedando sepultado en el silencio predecesor de su muerte.
En las crónicas de la independencia solo se hace mención al Caquetá, porque el
Tribuno del Pueblo, murió allí en el 2 de Mayo 1.817 cerca al municipio de Belén de los
Andaguíes, cuando huía hacia el Brasil del temible pacificador PABLO MORILLO.
La plaza” Pizarro” se empezó a llamar “Parque Francisco de Paula Santander” en
1.940, cuando el prócer cumplía cien años de muerto, sin embargo en el parque había
una estatua de JOSE ACEVEDO Y GOMEZ, la cual se envió al parque SAN
FRANCISCO, donde los misioneros impidieron instalarla, y después se regalo al
municipio de Belén, donde a la fecha no se sabe nada de su paradero. (Félix
artunduaga Restrepo, Historia ilustrada de Florencia Centenaria.)
Final mente y como colofón de esta breve y sucinta descripción histórica de la geografía
que cruzó el Tribuno del Pueblo, tierras que recibieron con nobleza sus despojos, en su
camino hacia la inmortalidad y la gloria de la patria, se me ha ocurrido de manera
vehemente recordar el poema, más hermoso que sobre este lamentable y postrer
hecho escribiera para enjugar sus lagrimas, su propia hija, doña JOSEFA ACEVEDO
DE GOMEZ, el cual fue escrito en el año de 1823 y publicado en 1854, siete años antes
de su deceso acaecido en 1861, luego de lo cual y sin más explicaciones, daré por
concluida mi intervención.
.
“UNA TUMBA EN LOS ANDAQUÍES”.
Hubo un tiempo muy grato á mi memoria
Cuando á mi tierno padre acompañaba,
Y que él con sus caricias me llenaba
De gratitud, de complacencia y gloria.
Más pasó cual la rápida centella
Que surca el aire con brillante vuelo;
Su alma feliz habita el alto cielo,
Y del mundo se borra hasta su huella.
Su nombre y sus riquezas se acabaron.
¡ Nada me resta de él sobre la tierra
¡ Ni la urna funeral donde se encierra
La ceniza de aquellos que finaron !
Esa arboleda enmarañada, espesa,
Que crece en la montaña silenciosa,
Cubre la tumba donde en paz reposa
Cubierto de hojarasca y maleza.
Su cadáver, que un hijo desolado
Cubrió de tierra, llanto y oraciones,
Lejos de tumultuosas poblaciones
No será por los hombres profanado.
Nunca sobre el sepulcro solitario
El rastro se estampó de paso humano:
Jamás del hombre codiciosa mano
Sembró sobre este suelo funerario.
No hay monumento, ni inscripción, ni losa
Do se eternice vanidad mundana,
Pues que la omnipotencia soberana
Cubrirlo quiso de una selva umbrosa.
Tan sólo se descubre en la enramada
Una cruz de madera ya destruida,
Y el ángel compañero de su vida
Vela sobre su tumba abandonada.
Mil gracias.
OSCAR AUGUSTO SOTOMAYOR URIBE