El Camino de Sirga
El Camino de Sirga
agregando a los lagos, en la nota (4) reflexiona que "nuestro Código no solamente ha fijado una extensión que
ninguna legislación europea ni americana admite, sino que todavía ha declarado que no se trata como en las
leyes de Partida de un uso y paso limitados a la navegación" (sobre esto último luego volveré), pero como está
desde hace tanto en tiempo en vigencia le "ha parecido inoportuno proyectar una disposición más moderada".
También el maestro Borda (5) proponía su derogación. Igualmente resulta de provecho el intercambio por correo
electrónico de dos grandes juristas Chávarri y Moisset de Espanés sobre el tópico que puede consultarse en
www.acaderc.org.ar/doctrina/articulos/artcaminodesirga/at.../file, coincidiendo en su falta de aplicación en la
práctica y en la conveniencia de su reducción a límites menores que el ahora consagrado (6).
No obstante celebro que el mismo haya servido de excusa u ocasión para un debate mucho más amplio
referido a la conservación y utilización de los recursos acuíferos y todo lo vinculado a ello, aunque veremos no
es por medio del camino de sirga que ello se logrará (7).
II. Dicho esto, pasemos a analizar los dos aspectos en que se introdujeron reformas:
1) Extensión de la faja o franja. Los 35 metros previstos por el Código de Vélez tiene como antecedente las
40 varas (8) por cada lado del río desde la Boca hasta el Riachuelo que mandó dejar sin zanjear el decreto del 6
de noviembre de 1823 suscripto por el Gobernador de Buenos Aires Martín Rodríguez y su Ministro de
Gobierno Bernardino Rivadavia. Esa misma extensión fue avalada por el decreto que este último dictó siendo
Presidente el 29 de noviembre de 1826 para hacer efectivo aquel, mandando cerrar las zanjas existentes en ese
espacio y posteriormente por un Decreto Nacional del 9 de agosto de 1864. Según Spota (9) esa medida podría
tener su origen en la distancia de la ribera de las primeras reparticiones de tierra que hizo Garay.
En cuanto a cómo se computa, respecto a la normativa actual, debe tenerse en cuenta que el art. 235 inc. c
del CCCN prescribe que "Se entiende por río el agua, las playas y el lecho por donde corre, delimitado por la
línea de ribera que fija el promedio de las máximas crecidas ordinarias", modificando así el criterio del art. 2340
inc. 4 del Código anterior reformado por la ley 17711 que fijaba la ribera según las "crecidas medias ordinarias"
Es decir se volvió al límite anterior de Vélez que dimanaba del art. 2577 que no había sido modificado según el
cual se tomaban en cuenta las más altas aguas en su estado normal, el plenissimum flumem de Paulo. Está
sometida a las alternativas o modificaciones que experimente el curso de agua( vgr. aluvión) (10) y alcanza a
todos los propietarios que estén comprendidos en esa franja aunque sus inmuebles no linden con el curso de
agua (11).
Veamos cómo está regulado en otros países:
*En Uruguay, el Código de Aguas N° 14.859 dispone dos servidumbres: a) la de salvamento (art. 109 que
dispone "Los terrenos lindantes con el Océano Atlántico, con los ríos de la Plata, Uruguay, Cuareim y Yaguarón
y con la Laguna Merín estarán sujetos a servidumbre de salvamento, en una faja de veinte metros desde la
margen de las aguas. Los terrenos contiguos a los demás ríos, arroyos, lagos y lagunas navegables o flotables
estarán sujetos a idéntica servidumbre, en una faja de cinco metros determinada en la misma forma." En el art.
138 establece a su respecto que "Todos los inmuebles de la República quedan afectados a la servidumbre de
salvamento cuando, por acción o amenaza de las aguas, estuvieren en peligro vidas humanas y, por razones de
proximidad o seguridad, o por requerirlo así las operaciones de salvataje, fuere conveniente trasladar a dichos
inmuebles a las víctimas del siniestro o a quienes corrieren peligro inminente, así como sus efectos personales.
El Poder Ejecutivo, o la autoridad encargada del salvamento, en su caso, dispondrá lo pertinente para hacer
efectiva en cada oportunidad esta servidumbre". Y b) la administrativa de sirga de la siguiente forma: "Artículo
129: La servidumbre de camino de sirga consiste en la obligación de dejar expedita en las propiedades privadas
una senda de tres a diez metros de ancho contigua a la línea superior de la ribera, en los ríos, arroyos, lagos y
lagunas navegables o flotables. Esta senda será destinada al servicio de las actividades de la navegación y
flotación. A los efectos de este artículo se entenderá por margen de las aguas la línea de altura de las mismas en
el tiempo o en los sucesivos lapsos en que se hiciere uso efectivo de la servidumbre. Por consiguiente, el límite
de esta faja de salvamento subirá o descenderá conforme el agua del mar, ríos o lagos avance o se retire.
Artículo 130: La servidumbre de camino de sirga sólo se impondrá por resolución expresa del Poder Ejecutivo,
en la cual se individualizarán los ríos, arroyos, lagos o lagunas y los trayectos, lugares o pasos en donde será
aplicable, y en dicha resolución se fijará el ancho de la senda dentro de los límites establecidos en el artículo
anterior. Si nada se hubiera especificado, se entenderá fijado el ancho menor. Artículo 131: Decretada la
servidumbre, no podrán hacerse plantaciones, siembras, cercos, zanjas ni cualesquiera otras obras o labores que
embaracen el uso del camino de sirga. El dueño del terreno podrá, no obstante, aprovecharse exclusivamente de
la vegetación baja que naturalmente se críe en él. Las ramas de los árboles que ofrezcan obstáculos a la
navegación o flotación, o al uso del camino, serán cortadas a conveniente altura. Artículo 132: No podrá
imponerse la servidumbre sobre inmuebles donde existan edificios o construcciones permanentes. En tales
casos, cuando la administración considere necesario establecer el camino de sirga a través de las partes
edificadas o construidas de un predio, deberán expropiarse los terrenos ocupados por dichos edificios o
construcciones. Artículo 133: Cesará la servidumbre de camino de sirga que se hubiese impuesto, cuando el río,
arroyo o laguna navegable o flotable pierda permanentemente dichas características."
* En Paraguay (12) el C.Civil en su art. 2011 prescribe: "Restricción de dominio en interés de la navegación.
Las riberas de los ríos o lagos navegables, aunque pertenezcan a propiedades privadas, estarán sujetas a una
restricción de dominio en interés público de la navegación, en una extensión de diez metros, conforme a las
disposiciones de las leyes especiales." Es de recordar que en el Anteproyecto de Código Civil del Paraguay (13)
de Luis De Gásperi los arts. 2648 y 2649 reproducían al Código de Vélez con la modificación de Bibiloni.
*En Chile el C.Civil dispone: "De las servidumbres legales Art. 839. Las servidumbres legales son relativas
al uso público, o a la utilidad de los particulares. Las servidumbres legales relativas al uso público son: El uso
de las riberas en cuanto necesario para la navegación o flote, que se regirá por el Código de Aguas; Y las demás
determinadas por los reglamentos u ordenanzas respectivas". Por su parte el Código de aguas Chile DFL 1122
regula "g) De la servidumbre de camino de sirga Artículo 103- Los dueños de las riberas serán obligados a dejar
el espacio necesario para la navegación o flote a la sirga. Artículo 104- El Director General de Aguas clasificará
los ríos navegables y flotables, y determinará al mismo tiempo la margen y el ancho de ellos por donde haya de
llevarse el camino de sirga. Sólo en estos ríos podrá imponerse la servidumbre de que trata este párrafo. Si el
camino abarcare más de la zona señalada, se abonará a los dueños de los predios sirvientes el valor del terreno
que se ocupe. Artículo 105- Cuando un río navegable o flotable deje de serlo permanentemente, cesará también
la servidumbre del camino de sirga, sin que los dueños de los predios tengan que devolver las indemnizaciones
recibidas. Artículo 106- La servidumbre de camino de sirga es exclusiva para las necesidades de la navegación o
flotación. No podrá emplearse en otros usos."
* En Bolivia la Ley de Aguas del 26 de octubre de 1906 dispuso: "Art. 51. Se entiende por riveras de un río
o arroyo, navegable o flotable en todo o en parte, las fajas o zonas laterales de sus alveos que solamente son
bañadas por las aguas que no causan inundación. El dominio privado de las riveras está sujeto a la servidumbre
de tres metros de zona para uso público, en el interés general de la navegación, la flotación, la pesca y el
salvamento. Sin embargo, cuando los accidentes del terreno lo exigiesen y lo aconsejasen, se ensanchará o se
estrechará la zona de esta servidumbre, conciliando todos los intereses. Art. 151. Los predios contiguos a las
riberas de los ríos navegables o flotables, están sujetos a la servidumbre de camino de sirga. La anchura de este
será de un metro si se destinase a peatones, y de dos a las caballerías. Cuando lo escarpado del terreno u otros
obstáculos lo exijan, el camino de sirga se abrirá por el punto más conveniente" A su vez el art. 52 consagra la
servidumbre de salvamento en los siguientes términos: Las heredades colindantes al mar y a los ríos navegables
o flotables están además sujetas a las servidumbres de salvamento en caso de naufragio y de vigilancia litoral en
los términos establecidos en los párrafos siguientes: 1. La servidumbre de salvamento comprende una zona
veinte metros contados tierra adentro, desde en límite inferior de la playa; y de ella se hará uso público en los
casos de naufragio, para salvar y depositar los restos, efectos y cargamentos de los buques náufragos. También
los barcos pescadores podrán barar en esta zona, cuando a ello los obligase el estado del mar o de los ríos y
depositar momentáneamente en tierra sus efectos, sin causar daño a las heredades 2. Esta zona litoral terrestre o
de salvamento avanzará conforme el agua del mar o de los ríos se retirase y se retirará donde el agua avanzase,
porque ha de estar adherida a la playa. 3. Por los daños causados a las heredades en las ocasiones de salvamento,
habrá lugar a indemnización, pero solamente hasta donde alcance el valor de las cosas salvadas, después de
satisfacer los gastos de auxilios prestados y recompensa de hallazgo. 4. Consiste la servidumbre de vigilancia
litoral, en la obligación de dejar expedita una vía que no excederá de seis metros de anchura demarcada por la
administración pública. Esta vía se hallará dentro de la zona litoral terrestre de que habla el párrafo 1. En los
parajes de tránsito difícil o peligroso, podrá internarse la vía lo estrictamente necesario. 5. La servidumbre de
salvamento no es obstáculo para que los dueños de las heredades contiguas al mar y ríos mencionados,
siembren, planten y levanten, dentro de la zona litoral terrestre propio edificios agrícolas y casas de recreo. 6.
Para la edificación de tales sitios se dará previo conocimiento a la autoridad de marina, la cual solamente podrá
oponerse cuando hubiese de resultar notorio impedimento al ejercicio de la servidumbre. 7. La servidumbre de
vigilancia da paso a la vía de que trata el párrafo 1º, 7º. La servidumbre de vigilancia da paso a la vía de que
trata el párrafo 4º por terrenos cercados, lo mismo que por abiertos."
* En Ecuador el Código Civil determina: "De las servidumbres legales Art. 875.- Las servidumbres legales
son relativas al uso público o a la utilidad de los particulares. Las servidumbres legales relativas al uso público
son: El uso de las riberas, en cuanto sea necesario para la navegación o flote; Y las demás determinadas por los
reglamentos u ordenanzas respectivos. Art. 876.- Los dueños de las riberas están obligados a dejar libre el
espacio necesario para la navegación o flote a la sirga, y tolerarán que los navegantes saquen sus barcas y balsas
a tierra, las aseguren a los árboles, las carenen, sequen sus velas, compren los efectos que libremente quieran
vendérseles, y vendan a los ribereños los suyos; pero, sin permiso del respectivo ribereño y de la autoridad
local, no podrán establecer ventas públicas. El propietario ribereño no podrá cortar el árbol a que actualmente
estuviere atada una nave, barca o balsa" Por su parte la Ley de aguas Codificación 16, Registro Oficial 339 de
20 de Mayo del 2004 dispone en su art. 57.- La faja marginal de terreno que se mantendrá obligatoriamente en
las propiedades aledañas a álveos naturales, acueductos, etc., en orden a facilitar la navegación, el tránsito y más
servicios, la fijará el Consejo Nacional de Recursos Hídricos, sin lugar a indemnización; sus usuarios serán
responsables de los daños que causen por el mal uso."
*En Colombia su Código Civil prescribe "Servidumbres Legales. Art. 897. Clases de Servidumbres Legales.
Las servidumbres legales son relativas al uso público, o a la utilidad de los particulares .Las servidumbres
legales, relativas al uso público, son: El uso de las riberas en cuanto sea necesario para la navegación o flote. Y
las demás determinadas por las leyes respectivas. Art. 898. "Servidumbre de uso de riberas". Los dueños de las
riberas serán obligados a dejar libre el espacio necesario para la navegación o flote a la sirga, y tolerarán que los
navegantes saquen sus barcas y balsas a tierra, las aseguren a los árboles, las carmenen, saquen sus velas,
compren los efectos que libremente quieran vendérseles, y vendan a los riberanos los suyos; pero sin permiso
del respectivo riberano y de la autoridad local no podrán establecer ventas públicas. El propietario riberano no
podrá cortar el árbol a que actualmente estuviere atada una nave, barca o balsa." Y el Código Nacional de
Recursos Naturales Renovables y de Protección al Medio Ambiente Decreto Ley 2811 de 1974 dispone en sus
arts. 83: Salvo derechos adquiridos por particulares, son bienes inalienables e imprescriptibles del Estado: a) El
álveo o cauce natural de las corrientes; b) El lecho de los depósitos naturales de agua; c) Las playas marítimas,
fluviales y lacustres; d) Una faja paralela a la línea de mareas máximas o a la del cauce permanente de ríos y
lagos, hasta de treinta metros de ancho; e) Las áreas ocupadas por los nevados y los cauces de los glaciares; f)
Los estratos o depósitos de las aguas subterráneas; y 118: Los dueños de predios ribereños están obligados a
dejar libre de edificaciones y cultivos el espacio necesario para los usos autorizados por ministerio de la ley, o
para la navegación, o la administración del respectivo curso o lago, o la pesca o actividades similares. En estos
casos solo habrá lugar a indemnización por los daños que se causaren. Además de lo anterior, será aplicable el
artículo 898 del Código Civil.
* En Venezuela su Código Civil establece: Artículo 645.- Las limitaciones legales de la propiedad predial
que tienen por objeto la utilidad pública, se refieren a la conservación de los bosques, al curso de las aguas, al
paso por las orillas de los ríos y canales navegables, a la navegación aérea, a la construcción y reparación de los
caminos y otras obras públicas. Todo cuanto concierne a estas limitaciones se determina por leyes y
reglamentos especiales. Artículo 654.- No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, nadie puede usar del
agua de los ríos de modo que perjudique a la navegación, ni hacer en ellos obras que impidan el libre paso de
los barcos o balsas, o el uso de otros medios de transporte fluvial. Tampoco podrá nadie impedir ni embarazar el
uso de las riberas, en cuanto fuere necesario para los mismos fines. En los casos de este artículo no aprovecha la
prescripción ni otro título." Pero por la Ley de Aguas sancionada el 2 de enero de 2007 se dispuso "Son bienes
del dominio público de la Nación: 1. Todas las aguas del territorio nacional, sean continentales, marinas e
insulares, superficiales y subterráneas. 2. Todas las áreas comprendidas dentro de una franja de ochenta metros
(80mts.) a ambas márgenes de los ríos no navegables o intermitentes y cien, metros (100 mts.) a ambas
márgenes de los ríos navegables, medidos a partir del borde del área ocupada por las crecidas, correspondientes
a un período de retorno de dos coma treinta y tres -2,33- años. Quedan a salvo, en los términos que establece
esta Ley, los derechos adquiridos por los particulares con anterioridad a la entrada en vigencia de la misma" (art.
6).
* En Perú, la Ley General de Aguas decreto ley Nº 17.752, el art. 79 prescribe: "En las propiedades aledañas
a los álveos naturales se mantendrá libre la faja marginal de terreno necesaria para el camino de vigilancia y en
su caso, parar el uso primario del agua, la navegación, el transito, la pesca otros servicios. Las dimensiones de la
faja, en una o en ambas márgenes serán fijadas por la autoridad de aguas, respetando en lo posible, los usos y
costumbres establecidos. Podrán también dicha Autoridad cuando fuera necesario fijar la zona sujeta a
servidumbre de abrevadero. En todos estos casos no habrá lugar a indemnización por la servidumbre pero
quienes usaren de ellas quedan obligados, conforme al derecho común a indemnizar los daños que causaren
tales en las propiedades sirvientes como en los causes públicos o en las obras hidráulicas."
*En Panamá, el art. 535 del Código Civil establece: "Las riberas de los ríos, aun cuando sean de dominio
privado, están sujetas en toda su extensión y sus márgenes, en una zona de tres metros, a la servidumbre de uso
público en interés general de la navegación, la flotación, la pesca y el salvamento. Los predios contiguos a las
riberas de los ríos navegables o flotables están además sujetos a la servidumbre de camino de sirga para el
servicio exclusivo de la navegación y flotación fluvial. Si fuere necesario ocupar para ello terrenos de propiedad
particular, procederá la correspondiente indemnización."
* Lo mismo dice el Código Civil de Nicaragua art. 1621. Y en su art. 1567: Las servidumbres establecidas
para la utilidad pública tienen por objeto las corrientes de agua, las veredas a lo largo de los ríos y canales
navegables o fáciles para el transporte, la construcción o reparo de caminos y demás obras públicas. Todo lo
concerniente a esta clase de servidumbres se determina por las leyes y reglamentos especiales.
* En Honduras, su C.Civil art. 819 dice "Los dueños de las riberas serán obligados a dejar libre el espacio
necesario para la navegación o flote a la sirga, y tolerarán que los navegantes saquen sus barcas y balsas a tierra,
las aseguren a los árboles, las carenen, sequen sus velas, compren los efectos que libremente quieran venderles,
y vendan a los riberanos los suyos; pero sin permiso del respectivo riberano y de la autoridad local no podrán
establecer ventas públicas. El propietario riberano no podrá cortar el árbol a que actualmente estuviere atada una
nave, barca o balsa." La Ley General de Aguas decreto Nº 181-2009 en su art. 31 dispone "Faja de circulación y
uso público: A continuación de las líneas de rivera y márgenes señalados en los artículos 31, 32 y 33 de esta Ley
y a lo largo de su extensión longitudinal, se establece una faja de dominio público para la libre circulación sin
perjuicio a las fajas de protección establecidas en otras leyes, será en los ríos y quebradas de cinco metros de
ancho. En el caso de playas esta faja tendrá un ancho de veinticinco metros".
*Idéntico al anterior es el art. 841 del Código Civil de El Salvador. Está en debate un Anteproyecto de Ley
General de Aguas que en su art. 120 establece Zonas de protección de fuentes superficiales de la siguiente
forma: A fin de proteger adecuadamente la cantidad y calidad del agua, el MARN podrá establecer zonas de
protección en el orden de los 300 — 400 metros en las riberas de los ríos, alrededor de las riberas de lagos,
lagunas, embalses, fuentes de agua superficial y pozos. El MARN (Ministerio de Medio Ambiente y Recursos
Naturales) estará facultado para regular el uso del suelo y las actividades que se desarrollen en dichas zonas.
*En Costa Rica su Código Civil bajo el Título "De las cargas o limitaciones de la propiedad impuestas por la
ley" establece "Disposiciones generales. Artículo 383.- La propiedad privada sobre inmuebles está sujeta a
ciertas cargas u obligaciones que la ley le impone en favor de los predios vecinos, o por motivo de pública
utilidad. Artículo 384.- Las obligaciones a causa de utilidad pública, se rigen por los reglamentos especiales.
También se rigen por leyes especiales las que se refieren al ramo de aguas, aunque se establezcan en interés o
beneficio directo de particulares". La Ley General de Aguas N° 276 de 1942 artículo 10.- El libre uso del mar
litoral, ríos navegables, ensenadas, radas, bahías y abras, se entiende para navegar, pescar, embarcar,
desembarcar, fondear y otros actos semejantes, conforme a las prescripciones legales o reglamentarias que lo
regulen y siempre que ese uso no haya sido objeto de una concesión particular o de reserva del Estado. En el
mismo caso se encuentra el uso de las playas, el cual autoriza a todos, con iguales restricciones, para transitar
por ellas, bañarse, tender y enjugar ropas y redes, verar, carenar y construir embarcaciones, bañar ganado y
recoger conchas, plantas y mariscos.
* En México el C.Civil Federal dispone: "Artículo 844.- Las servidumbres establecidas por utilidad pública
o comunal, para mantener expedita la navegación de los ríos, la construcción o reparación de las vías públicas, y
para las demás obras comunales de esta clase, se fijarán por las leyes y reglamentos especiales, y a falta de
éstos, por las disposiciones de este Código. Artículo 1070.- Todo lo concerniente a las servidumbres
establecidas para la utilidad pública o comunal, se regirá por las leyes y reglamentos especiales y, en su defecto,
por las disposiciones de este Título." A su vez la Ley de Aguas Nacionales establece en su art. 3 punto XLVII.
"Ribera o Zona Federal": Las fajas de diez metros de anchura contiguas al cauce de las corrientes o al vaso de
los depósitos de propiedad nacional, medidas horizontalmente a partir del nivel de aguas máximas ordinarias.
La amplitud de la ribera o zona federal será de cinco metros en los cauces con una anchura no mayor de cinco
metros. El nivel de aguas máximas ordinarias se calculará a partir de la creciente máxima ordinaria que será
determinada por "la Comisión" o por el Organismo de Cuenca que corresponda, conforme a sus respectivas
competencias, de acuerdo con lo dispuesto en los reglamentos de esta Ley. En los ríos, estas fajas se delimitarán
a partir de cien metros río arriba, contados desde la desembocadura de éstos en el mar. En los cauces con
anchura no mayor de cinco metros, el nivel de aguas máximas ordinarias se calculará a partir de la media de los
gastos máximos anuales producidos durante diez años consecutivos. Estas fajas se delimitarán en los ríos a
partir de cien metros río arriba, contados desde la desembocadura de éstos en el mar. En los orígenes de
cualquier corriente, se considera como cauce propiamente definido, el escurrimiento que se concentre hacia una
depresión topográfica y forme una cárcava o canal, como resultado de la acción del agua fluyendo sobre el
terreno. La magnitud de la cárcava o cauce incipiente deberá ser de cuando menos de 2.0 metros de ancho por
0.75 metros de profundidad".
* En España el Código Civil regula "De las servidumbres legales// en materia de aguas Artículo 553. Las
riberas de los ríos, aun cuando sean de dominio privado, están sujetas en toda su extensión y sus márgenes, en
una zona de tres metros, a la servidumbre de uso público en interés general de la navegación, la flotación, la
pesca y el salvamento. Los predios contiguos a las riberas de los ríos navegables o flotables están además
sujetos a la servidumbre de camino de sirga para el servicio exclusivo de la navegación y flotación fluvial. Si
fuere necesario ocupar para ello terrenos de propiedad particular, procederá la correspondiente indemnización".
Además el Real Decreto Legislativo 1/2001, de 20 de julio, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de
Aguas dispone en su art. 6 que "...Las márgenes están sujetas, en toda su extensión longitudinal: a) A una zona
de servidumbre de cinco metros de anchura, para uso público que se regulará reglamentariamente. b) A una
zona de policía de 100 metros de anchura en la que se condicionará el uso del suelo y las actividades que se
desarrollen", esta última previsión vinculada a lo dispuesto por el art. 9 del Real Decreto 849/1986 que exige
autorización para a) Las alteraciones sustanciales del relieve natural del terreno. b) Las extracciones de áridos.
c) Las construcciones de todo tipo, tengan carácter definitivo o provisional. Y d) Cualquier otro uso o actividad
que suponga un obstáculo para la corriente en régimen de avenidas o que pueda ser causa de degradación o
deterioro del estado de la masa de agua, del ecosistema acuático, y en general, del dominio público hidráulico.
*El Código Civil francés estatuye al ocuparse de la Accesión Art. 556 Los terrenos y acrecentamientos que
se forman sucesiva e imperceptiblemente en los fondos de los ríos se denominan aluvión. El aluvión pertenece
al dueño de las orillas del río, ya se trate de un río navegable y flotable o no; en el primer caso quedando a cargo
de dejar el paso o camino de sirga conforme a los reglamentos. Y en el Capítulo de servidumbres establecidas
por la ley, Art. 650: Las establecidas para la utilidad pública o municipal tienen por objeto el camino de sirga a
lo largo de los ríos navegables y flotables, la construcción o reparación de los caminos y otras obras públicas o
municipales. Todo lo que se refiere a esta especie de servidumbre está determinado por leyes o reglamentos
particulares.
Recordemos que en Francia existían dos servidumbres vinculadas al instituto: el camino de sirga
propiamente dicho (chemin de halaje) sobre una de las orillas debiendo dejarse un espacio libre de de 7,80
metros para la yunta de bueyes que tiraban de los barcos con un espacio complementario de 1,95 metros y sobre
la opuesta la denominada marchepied (chemin de contra halaje) de 3,25 metros libres para que los bateleros
pudieren tomar tierra si las necesidades de la navegación lo exigían (14) (15).
Como se advierte la extensión del Código Civil de Vélez, en lo que hace al propósito contemplado en las
normas respectivas, era muy superior a la que predomina en el derecho comparado. La doctrina nacional que
postulaba su conservación, proponía su reducción: Marienhoff (16) (coinciden Villegas Basavilbaso (17) y
Allende (18)) a 15 metros y si atraviesa alguna ciudad o población la autoridad local competente la podrá a
reducir a no menos de 5 metros; Moisset de Espanés 3 metros (de no suprimirse); Chávarri 5 o 6 metros.
2) Aguas a las que se aplica. Como señalé el Anteproyecto Bibiloni incluía a los lagos suprimiendo a los
canales. Lo mismo hacía el art. 1572 del Proyecto de 1936 (19). Y otro tanto el Anteproyecto de 1954 en el art.
1577 (20) que llevaba el epígrafe Calle ribereña en el Título específico que dedicaba a las aguas (en la nota se
decía que se refiere a aguas que corren por cauces naturales).
Respecto a si la restricción (ya adelanto mi postura sobre su naturaleza jurídica) era extensible a los lagos
navegables la cuestión era controvertida (particularmente con el texto originario del art. 2340 inc. 5). A favor de
una interpretación expansiva se pronunciaban Spota (21) y Villegas Basavilbaso (22). En contra Llambías-
Alterini. (23) La solución se zanjó por la afirmativa con el nuevo Código (24).
En el caso de los canales no es que no estuviesen afectados, en tanto sirvieran a la "comunicación (ahora
transporte) por agua" (25), sino que al no servir en su estado natural a esa finalidad se entendía que ello estaba
sujeto a una indemnización (ver nota 3). Esta cuestión sigue vigente.
La amplitud del precepto velezano, a diferencia de otros Códigos, no permitía circunscribir el camino solo a
las vías navegables, ya que la alusión "a la comunicación" hacía que quedaran comprendidos los flotables o
aptos para el desplazamiento. Así lo sentó claramente la CSJN el 4/8/2009 Fallos 332-2: 1704 in re: L. 314. XL.
Originario "Las Mañanitas S.A. c/ Neuquén, Provincia del s/ acción declarativa de certeza" al expresar: "La
navegación a la que alude el artículo 2639 del Código Civil se aplica no sólo a los cursos navegables,
propiamente dichos, sino también respecto a los flotables, tanto más cuando la ley no hace distinción alguna al
respecto. La flotación está incluida en el concepto legal de navegación (es una especie dentro del género);
cuando la ley habla de cursos de agua navegables, debe entenderse que también se refiere a los flotables. A
título ilustrativo es dable indicar que esa doble terminología ha sido utilizada por el artículo 538 del Código
Civil francés que equiparó a los dos ríos al establecer: "Les chemins, routes et rues à la charge de l'État, les
fleuves et rivières navigables ou flottables, les rivages, lais et relais de la mer, les ports, les havres, les rades, et
généralement toutes los portions du territoire français qui ne sont pas susceptibles d'une propriété privé, sont
considérés comme des dépendences du domaine public" (derogado por ordenanza 2006-460 del 21 de abril de
2006 a partir del 11 de julio).
Es por ello que ambos conceptos se rigen por iguales principios; su rasgo característico esencial es el
mismo; sólo que los cursos flotables, dado su menor profundidad, son utilizados mediante almadías, balsas,
jangadas y lanchones de escaso calado (Marienhoff, Miguel S. "Tratado de Derecho Administrativo", Editorial
Abeledo Perrot C1996C, Tomo VI, páginas 378/380 y 463/464, y "Régimen y Legislación de las Aguas
Públicas y Privadas", Editorial Abeledo, 1939, páginas 353/356; Lafaille, Héctor, "Derecho Civil", tomo IV,
"Tratado de los Derechos Reales", volumen II, Editorial Ediar, 1944,página 73).
14) Que sentada la identidad referida, es necesario precisar que cuando la ley de fondo habla de un curso de
agua navegable su expresión no debe ser confundida con la navegabilidad de hecho. Ello es así ya que los ríos
no navegables legalmente pueden prestarse de hecho a cierta navegación, que más bien debe ser definida como
"cuasi navegación", ya que carece de los caracteres necesarios para que el respectivo curso de agua sea
considerado legalmente navegable.
El concepto legal de la navegabilidad de un curso de agua está subordinado a la índole del tráfico que allí se
realice, ya que para serlo debe servir como medio de transporte continuo, para el transporte público de personas
y cosas, debe responder a un interés general y a una idea económica del tráfico fluvial organizado. Es por ello
que la posibilidad accidental y transitoria de conducir una embarcación por un curso de agua, no lo convierte
por ese solo hecho en legalmente navegable.
Dado que las condiciones generales que debe reunirla flotación para que un curso de agua se considere
flotable legalmente, son análogas a las que deben concurrir en la navegación, no se advierte cuál es el agravio de
la actora que justificaría la inconstitucionalidad que se propugna en relación al artículo 1° de la ley 273, ya que
no puede verse en la disposición impugnada un exceso de la provincia en lo que cabe reconocer como su
facultad para establecer la línea de ribera legal en los cursos de agua flotables."
III. Toca ahora que me refiera a las cuestiones en que pese al cambio de redacción la regulación anterior se
mantiene, con algunas oscuridades al menos no suficientemente develadas.
1) Naturaleza jurídica. En primer lugar, pese a alguna referencia que se hizo al discutir el proyecto de
modificación del art. 1974 en el Senado, está descartado que se trata de un bien del dominio público. Con
anterioridad esa tesitura, confundida por la expresión "calle o camino público" (26), sólo fue sostenida por
Machado (27), quien por ello mismo entendía que importaba una confiscación prohibida por la Constitución ya
que nadie puede ser privado de su propiedad sino en virtud de expropiación y previa indemnización.
Ya decía Proudhon (Dominio público, tomo 3, p. 933) "El terreno que se encuentra en el exterior de los ríos
navegables, y más allá de sus orillas, es de propiedad privada, pesando no obstante sobre él, un derecho de uso,
en favor de la navegación a que se halla afectado el río"
La doctrina y jurisprudencia ha rebatido desde siempre y con sólidos fundamentos esa interpretación:
Así, la CSJN (Fallos 43-409; 30/4/1891 "Juan Villalba c/ José Ortelli s/ evicción") resolvió que no era de
aplicación el art. 2094 primera parte CCivil "por cuanto la restricción que en el art. 2639 de dicho Código
establece respecto de las propiedades ribereñas con ríos navegables y en que se basa la demanda de
indemnización, no importa una privación de su propiedad sino una carga que grava dichos bienes por la sola
fuerza de la ley y que deriva del régimen ordinario y normal de la propiedad, tal como existe permanentemente
establecido, y cuyas condición es debe reputarse conocidas y por lo mismo tomadas en cuenta por el comprador
a la fecha de su compra, en cuyo caso no procede indemnización alguna con arreglo a lo dispuesto por el art.
2104 y correlativos del Código Civil..".
También, expresó (Fallos 111-179; 8/5/1909 "Gobierno Nacional y sociedad del puerto del Rosario c/ Pcia.
De Santa Fe -antes contra el ferrocarril Central Argentino- s/ expropiación"): "...el artículo 2639 del Código
Civil no ha tenido el propósito de establecer a favor de la nación el dominio sobre la calle o camino público de
35 metros inmediato a la orilla de los ríos navegables (fallos de esta corte, tomo 23, página 430, 35, p. 430, 43 p
403, 96 página 86). Que la disposición recordada que no menciona los propietarios limítrofes con el mar,
importa tan solo una restricción a la propiedad de los ribereños, consistente en la prohibición de hacer
construcciones en ese espacio, reparar las antiguas que existan o deteriorar el terreno en manera alguna, sin
hacer perder su carácter de ribereños para convertirlos en colindantes con el estado....Que si el propósito del
legislador hubiera sido el de extinguir el dominio de los ribereños en la zona en cuestión, no habría procedido á
determinar lo que aquellos no podían hacer en dicha zona, desde que en tal supuesto habrían quedado en
condiciones análogas a las de cualquier otro habitante del país obligado a respetar la propiedad de un tercero, y
carecería de razón de ser lo dispuesto en el artículo 2572 del código Civil, con arreglo al cual pertenecen al
estado los acrecentamientos de tierra que reciben paulatina e insensiblemente por efectos de Ia corriente de las
aguas los terrenos contiguos a las costas del mar o de los ríos navegables, y los artículos 2340, inciso 4° y 2577
en cuanto dan a la playa como dominio público una extensión menor; fuera de que si la calle de 35 metros
formara parte del dominio público, debió estar enumerado en el artículo 2340, y no entre las restricciones del
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dominio."
En fecha más próxima (Fallos 315-1: 1085; 26/5/1992 "Unitan S.A.I.C.A.c/ Provincia de Formosa,
CO.DE.FOR. y la Unión Transitoria de Empresas De Vido — Concic s/ Daño Temido"): "...es necesario
destacar que en su definición jurídica la ribera no involucra a las márgenes que no participan del carácter de
bien del dominio público y sobre las que ejercen sus derechos los propietarios ribereños. En efecto, los terrenos
allí ubicados constituyen propiedad privada, bien que sometida a un régimen particular (art. 2639 del Código
Civil), y a sus dueños asiste el derecho de protegerlas de la acción de las aguas. De esta aclaración se desprende
una consecuencia importante: no existe mandato legal alguno que ponga en cabeza del Estado el cuidado de ese
ámbito físico...".
Y en el ya citado "Las Mañanitas...": "...26) Que tal estado de cosas determina que para lograr una adecuada
comprensión del tema se deba recordar que el camino de ribera pertenece al titular del inmueble ribereño con un
río legalmente navegable, resultando claro que el artículo 2639 del Código Civil no le ha transmitido al Estado
la propiedad de la zona de treinta y cinco metros que él establece, por lo que mal hace el Estado provincial al
someter las fracciones colindantes al régimen del condominio.
27) Que, en efecto, el camino de sirga importa una restricción al dominio privado que se fundamenta en el
hecho de que se encuentra regulado en el libro tercero del título VI del Código Civil referente a las restricciones
y límites del dominio, lo que de por sí indica la existencia de una propiedad privada. Es así que el codificador en
la nota al artículo 2611, primero de ese título, señaló que las figuras que en él trata tienen como único objeto
"determinar los límites en los cuales debe restringirse el ejercicio normal del derecho de propiedad, o de
conciliar los intereses opuestos de los propietarios vecinos".
A tal punto es ello así que el propio artículo 2639 del referido código denomina como "propietarios" a los
ribereños; a lo que se agrega que si las márgenes de los ríos no perteneciesen al dominio "privado" de los
ribereños, carecería de razón de ser la obligación que se les impone de no deteriorar el terreno y de no hacer en
él construcción alguna ni reparar las antiguas que existiesen.
28) Que si el propósito del legislador hubiere sido extinguir el dominio del propietario en la zona en
cuestión, o instituir al Estado como condómino de esa franja, no habría determinado lo que aquéllos no podían
hacer en dicha zona, desde que en tal supuesto habrían quedado en condiciones análogas a las de cualquier otro
habitante del país obligado a respetar la propiedad de un tercero, y carecería de razón de ser lo dispuesto en el
artículo 2572 del Código Civil, con arreglo al cual pertenecen al Estado los acrecentamientos de tierra que
reciben paulatina e insensiblemente por efecto de las corrientes de las aguas los terrenos contiguos a las costas
del mar o de los ríos navegables, y los artículos 2340, inciso 41 y 2577, en cuanto dan a la playa como dominio
público una extensión menor; fuera de que si la calle de 35 metros formara parte del dominio público, debió
estar enumerado en el artículo 2340, y no entre las restricciones del dominio (Fallos: 111:179 y 197 antes
citados).
29) Que es por dichas razones que esta Corte ha sostenido que "el artículo 2639 del Código Civil no ha
tenido el propósito de establecer en favor de la Nación -en el caso, mutatis mutandi, de la provincia-, el dominio
sobre la calle o camino público inmediato a la orilla de los ríos navegables" (Fallos: 23:430; 35:430; 43:403 y
96:86). Aquella disposición sólo importa una restricción a la propiedad."
Se resumen también los argumentos en contrario, en el fallo de la CNCivil, sala F "Moxey Savon Argentina,
S. A. c. Municipalidad de Buenos Aires" 31/05/1990 (28) : "... en la actualidad ha perdido vigencia, pues ha sido
rebatida con sólidos fundamentos por Salvat, Marienhoff, Lafaille y Legón, quienes sostienen que: "1) el
camino de ribera no está incluido en la nómina de bienes del dominio público del art. 2340; 2) que el art. 2639,
alude a "propietarios limítrofes" y a "propietarios ribereños", 3) que sería ilógico que se le impusieran
prohibiciones a esos propietarios si el camino de ribera fuese público; 4) que sería inútil el art. 2572 que
atribuye al Estado los acrecentamientos por aluvión en los ríos navegables si ya fuera propietario de esa fracción
de tierra" (conf. Llambías, J. J. Alterini, J. H., "Código Civil anotado", t. VI-A, "Derechos reales", ps. 450/51)."
Está claro (como no podía ser de otra forma salvo que se expusiera al Estado a demandas millonarias de los
propietarios de esos terrenos) no obstante carecer el art. 1974 una expresión categórica en ese sentido como la
del Proyecto de 1936 y Anteproyecto de 1954, que esa franja sigue perteneciendo al dominio privado (como
propiedad fiscal o de los particulares).
Sin embargo, ello no permitía dar una respuesta uniforme sobre su naturaleza jurídica.
Las opiniones doctrinarias, como es sabido, estaban divididas entre quienes sostenían que se trataba de una
servidumbre administrativa (Bielsa (29); Marienhoff, Villegas Basavilbaso, Fiorini (30), Allende, Segovia (31)) y
quienes la consideraban como una restricción al dominio del propietario ribereño (Llerena (32), Legón (33)-
ambos sosteniendo que siendo impuesta en el interés público debió dejarse su regulación al derecho
administrativo (34)-, Spota (35), Lafaille (36), Salvat (37), Llambías-Alterini (38), Laquis (39), Valdés-Orchansky
(40), Highton (41)).
Para Borda (42) esta discusión es estéril ya que no tiene en el caso consecuencias jurídicas (43). Vale señalar
en relación a esto último que no es del todo exacto, ya que si bien es cierto en el Código de Vélez se disponía
"sin ninguna indemnización" (44), una de las diferencias fundamentales entre ambas, más allá de lo teórico, es
que las primeras generan derecho indemnizatorio (la cuantía de la reparación debe guardar proporción al
menoscabo objetivamente sufrido en lo que hace a la afectación de la exclusividad del dominio) en tanto las
segundas no se indemnizan ya que compatibilizan razonablemente el ejercicio normal u ordinario del derecho -
su carácter absoluto- de los propietarios en igualdad de condiciones, sin degradar, desintegrar o desmembrar su
contenido. (45) (46) La Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica) —
art. 75 inc. 22 CN- dispone en su art. 21 ("Derecho a la propiedad privada") "1. Toda persona tiene derecho al
uso y goce de sus bienes. La ley puede subordinar tal uso y goce al interés social. 2. Ninguna persona puede ser
privada de sus bienes, excepto mediante el pago de indemnización justa, por razones de utilidad o de interés
social y en los casos y según las formas establecidas por la ley".
Autores enrolados en la tesis de la servidumbre administrativa (Marienhoff, Allende) justificaban la
ausencia de indemnización en relación a los ríos (no de los canales que se construyeran) por ser nada más que
una reiteración de previsiones del derecho patrio, preexistente al Código Civil, con lo cual no se plantearía
objeción a su constitucionalidad (47). Cabe asimismo aclarar que las servidumbres administrativas (a diferencia
de las civiles) no precisan de fundo dominante, sin perjuicio de lo cual algunos han entendido esa calidad al
propio curso de agua.
Ello sin embargo desde lo práctico, como bien apuntaba Borda con la percepción de la realidad que siempre
caracterizó sus fallos y opinión, no tuvo mayor trascendencia; indudablemente porque la imposición y
observancia de la restricción o gravamen (como se lo considere) se fue relajando de manera constante a lo largo
de su vigencia. Ello está íntimamente vinculado a las finalidades y alcances de esa obligación de abstención,
que en el punto que sigue trataré y que, en mi opinión, según se las defina se proyecta e ilumina su naturaleza
jurídica. El cambio de redacción del precepto (con un ingrediente ambientalista coadyuvante (48)), en este
sentido sólo viene a poner sobre el tapete esa cuestión subyacente no del todo develada.
Jurisprudencialmente en cambio la tesis de la restricción estaba consolidada:
Así la CSJN dijo en el ya mentado caso "Las Mañanitas": " 18) Que la caracterización del camino de sirga,
como restricción y límite de un dominio privado, se fundamenta en la legislación vigente, y por tanto sólo es
exigible cuando persigue como destino el previsto en la ley, con el propósito de facilitar la circulación en miras
a las necesidades de la navegación, prohibiendo toda obra que perjudique el derecho que tiene un ciudadano de
usar de las riberas a dicho fines.
19) Que si bien es indiscutible que los estados provinciales han conservado las facultades atinentes a la
determinación de los fines de interés público que justifican la sanción de sus leyes (artículos 121, 122 y 124 de
la Constitución Nacional), y que las restricciones que se imponen al dominio privado sólo en base a ese interés
general son regidas por el derecho administrativo (artículo 2611 del Código Civil), también lo es que las
provincias, bajo la invocación del ejercicio de esas facultades, no pueden alterar la esencia de los institutos
regulados por los códigos de fondo estableciendo exigencias que los desnaturalizan." También en el punto 27 ya
transcripto agregó "el camino de sirga importa una restricción al dominio privado". Quienes comentaron el fallo
han puesto ello de resalto (ver los medulosos estudios que realizan De la Vega de Díaz Ricci (49) y Vázquez (50))
distinguiendo el voto de la mayoría del de la Procuración Dra. Laura R. Monti que aunque coincidente en la
inconstitucionalidad de la ley neuquina 273 lo hacía partiendo de que se trata de una servidumbre administrativa
porque somete una porción de la propiedad para que terceros realicen el uso que motiva la institución. Además
de sus propios precedentes algunos ya reseñados en ese mismo sentido, otros tribunales inferiores ya habían
mantenido ese criterio: p. ej en el fallo parcialmente reseñado de la CNCiv. Sala F "Moxey Savon..."y el de
C.Cont.Adm. y Trib. de la Ciudad Autónoma de Bs. As., sala II "Negro, Miguel Angel c. Ciudad de Buenos
Aires" del 23/08/2005. (51)
El CCCN ha confirmado esta interpretación ya que además de la metodología empleada no tendría
justificación alguna su inclusión cuando otros temas vinculados al derecho administrativo fueron expresamente
remitidos a su regulación.
2) Fin y alcances de la afectación. Como reseñan Puerta de Chacón-Negroni también se dan dos corrientes
interpretativas en cuanto a los fines del instituto, es decir en lo que hace al uso al que está afectada esa faja de
terreno. Una que aplica un criterio expansivo de la norma con un uso amplio y otra que le da una comprensión
servidumbre es legítimo.
Bielsa (63) afirma que su objeto es determinado: la navegación a la sirga o ciertos derechos que el estado
puede conceder a los particulares relacionados con ese fin (pesca, abrevadero, permiso de sacar agua).
Allende (64) concuerda en que no ha sido establecida a favor de los particulares para otros objetos que no
fueran los de la navegación. De la misma opinión participan Mariani de Vidal (65) y Boffi Boggero (66).
Puerta de Chacón-Negroni (67) entienden que "la interpretación relativa al uso debe ser flexible, mas no tan
amplia que cubra fines desvinculados de las necesidades de la navegación, el salvamento y la pesca. De lege lata
no se puede afirmar que el camino de sirga pueda destinarse al libre tránsito, como cualquier calle pública,
porque esta circunstancia desvirtúa su condición jurídica de restricción del dominio privado, convirtiéndola en
un bien del dominio público (art. 2340 inc. 7°) o en una servidumbre de tránsito." Coincido con esta
apreciación, tanto para el Código derogado como para el actual (art. 235 inc. f CCCN).
Refleja esta posición el art. 140 del Código de Aguas de la Pcia. de Bs. As. citado al disponer su "uso
público en interés general de la navegación, la flotación, la pesca y el salvamento y, en especial para: a.
Depositar temporalmente el producto de la pesca deportiva sin dejar residuos que contaminen el medio
ambiente. b. Depositar las maderas u objetos conducidos a flote por los ríos y arroyos para evitar que las
avenidas de agua los arrebaten, y las mercaderías descargadas de embarcaciones por naufragio, encallamiento o
necesidad semejante. c. Varar o amarrar embarcaciones u otros objetos flotantes. d. En caso de sufrir perjuicio,
el propietario del predio sirviente podrá ejercer sobre los bienes depositados el derecho de retención. Además
deberán permitir: a. Amarrar o afianzar las maromas o cables necesarios para establecer balsas o barcas de paso.
b. Permitir la circulación de los agentes de la Autoridad del Agua sin otro requisito que el de acreditar su
identidad. La duración de estos usos no podrá exceder el tiempo estrictamente necesario para atender la
contingencia que los motiva".
Este criterio estricto fue el adoptado por la CNCiv Sala F en el citado caso Moxey Savon: "El Estado sólo
tiene derecho a reglamentar el uso de la franja de 35 m, con el único destino que marca la ley, que obedece a las
necesidades de la navegación de la flotación y pesca. Pero no puede utilizar el camino de sirga para la
realización de otras obras, por ej.: muelles, puertos, astilleros; en estos supuestos es indispensable la
expropiación de la superficie necesaria (Borda, Guillermo A. "Derechos reales", t. I, p. 394; CS 8/5/1909, t. 555,
p. 179), o como en el caso, a mi entender, para el ensanche de una calle destinada a la circulación por tierra. Es
decir, que la única restricción que emana de la ley y que el propietario debe soportar sin derecho a
indemnización, es la que surge de las normas jurídicas reseñadas, toda otra forma de restricción del dominio,
que se pretenda imponer, como en el caso, debe ser objeto de afectación a expropiación por la ley y su
propietario recibir la justa indemnización". Y por su Sala A en la causa "Mármoles Riachuelo S.A. c.
Municipalidad de Buenos Aires" del 02/05/1994 (68): "el Estado sólo tiene derecho a reglamentar el uso de esa
franja con el único destino que marca la ley, vale decir las necesidades de navegación, flotación y pesca,
mientras que no podría utilizar el camino de sirga para otras obras --supuestos éstos en que sería indispensable
la expropiación de la superficie correlativa--, tal debe ser la solución aplicable en la especie en que se trata del
ensanche de una avenida destinada a la circulación por tierra".
Pero adquiere especial relevancia la sentencia de la CSJN en "Las Mañanitas...": "34) Que en ese marco
cabe poner de resalto que el Estado sólo tiene derecho a reglamentar el uso del camino de sirga con el único
destino que marca la ley, que obedece a las necesidades de la navegación, de la flotación y de la pesca realizada
desde las embarcaciones, es decir, en términos de Marienhoff, la "navegación en sentido lato". Todo otro uso,
realizado por quien no sea el propietario de la tierra, es ajeno a la institución y debe ser vedado (Marienhoff,
Miguel S., "Tratado de Derecho Administrativo", ob. cit., páginas 500/505, n1 2203)."
La consagración legal por el art. 1974 CCCN de esta interpretación es afirmada por Cossari (69) en base a la
expresión final del primer párrafo "no puede hacer ningún acto que menoscabe aquella actividad" (el transporte
por agua).
En lo que hace al contenido específico de la obligación de no hacer la nueva norma no indica a diferencia de
la anterior no especifica en concreto su contenido. Aquella decía que los propietarios "no pueden hacer en ese
espacio ninguna construcción, ni reparar las antiguas que existen ni deteriorar el terreno en materia alguna", lo
que sirvió para evitar doctrinaria y jurisprudencialmente el análisis casuístico de sus alcances, inevitablemente
influido por la finalidad que se asignara al instituto.
3) Aplicación automática. Mayoritariamente en doctrina y jurisprudencia (se la interprete como restricción o
servidumbre administrativa legal), se sostiene que opera ministerio legis, de pleno derecho (en contra Salvat (70)
, Garrido-Andorno (71)).
4) Legitimados para exigir el cumplimiento de la norma. Las normas anteriores nada decían sobre quienes
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estaban legitimados para reclamar la observancia sobre las prohibiciones a los propietarios ribereños. El nuevo
artículo aunque hace referencia a "todo perjudicado" tampoco lo resuelve de un modo preciso, más allá de que
pueda interpretarse insinúa una amplitud mayor.
La respuesta que se dé está determinada - al igual que el contenido de la obligación en cuanto a que se
entiende por actos violatorios- por la naturaleza y finalidad que se asigne al instituto.
En efecto, al margen de la propia de la Administración ella difiere según se la considere una restricción en
interés público de la navegación y actividades afines o conexas o incluso en el privado de aquellos que las
realizan (lo mismo si se la visualiza como servidumbre administrativa aunque en este caso la acción real para su
restablecimiento contra los actos lesivos sea la negatoria, no la confesoria) o impuesta por un interés público
general en miras a un aprovechamiento y utilización del dominio público de las aguas (conservación,
esparcimiento, paisaje, etc) o aunque más no sea indirectamente de intereses concretos de particulares, en igual
situación o no (vgr. tránsito). En este último supuesto se abre también la posibilidad del amparo y acciones
colectivas.
IV. A modo de conclusión
Es indiscutible que la norma en su mismo origen fue confusa.
Ello no es óbice para reconocer que Vélez, a diferencia de otros códigos de la época, con gran mérito como
en otros tantos aspectos, tuvo la sabiduría de distinguir las restricciones o límites al dominio de las
servidumbres. Movido — y coherente también con lo expresado en el art. 2611 y su nota en el sentido de que el
derecho administrativo regulaba las primeras cuando estaban impuestas "sólo" en el interés público- por
antecedentes históricos, la realidad geográfica y demográfica de la época y la vigencia de esa forma de
navegación, reguló dentro de las primeras al camino de sirga, más allá del sacrifico o carga en cuanto al
contenido de la propiedad que significaba el estricto acatamiento de las abstenciones que establecía. Quizás por
esas mismas circunstancias y para despejar cualquier incertidumbre se encargó de puntualizar que ello era sin
indemnización.
El devenir histórico hizo que su finalidad primigenia fuera perdiendo importancia. A su cobijo, factores
ocupacionales e inmobiliarios en determinadas zonas, convirtieron en la dimensión sociológica del derecho en
letra muerta o arcaica esa disposición. Basta ver el desarrollo de innumerables clubes náuticos o asentamientos
en las riberas de terrenos en su mayoría de propiedad fiscal. Nuevos valores socio-culturales y la relevancia que
fueron adquiriendo la conservación y el aprovechamiento de los recursos naturales, en especial de las aguas (el
por muchos llamado cambio de paradigmas o derechos de nueva generación) determinaron que con una nueva
perspectiva, bajo "una interpretación sistemática actual" se intentara darle una finalidad y contenido mucho más
amplios a los que tenía su observancia en la práctica (derecho vivo, consuetudinario).
El legislador, con la nueva codificación, fue prudente y respetuoso de esa realidad consolidada por el largo
tiempo transcurrido y la falta de un régimen general de aguas. Consideró conveniente no avanzar demasiado,
fijando una posición determinada en los aspectos centrales. En lo sustancial redujo esa franja receptando lo que
era un criterio predominante tanto en la doctrina como en el derecho comparado en cuanto a que la extensión del
Código de Vélez era excesiva cualquiera fuere la finalidad del instituto. Es más, desde lo pragmático esa
"liberación" resulta ventajosa para la vigilancia de las aguas y el acatamiento de las conductas que apareja,
siendo también un elemento económico a valorar por el mayor aprovechamiento que permite, que podría
valorarse hasta en compensación de asignarse una interpretación proclive a su agravamiento. Despejó por otro
lado dudas en cuanto a las aguas a las que se aplica. Suprimió también la expresión referida a la falta de
indemnización, ya por sobreabundante ya para evitar problemas de inconstitucionalidad, dejando librada su
resolución al caso concreto.
Se le reprocha que no fue más lejos. Algunos dicen que debió consagrarse su dominialidad pública o que
estableciera una finalidad mucho más amplia. Pero ello implicaba el riesgo cierto de que su imposición
trascendiera el uso normal de la propiedad privada para entenderse como un desmembramiento de sus facultades
y lo llevara directa y generalizadamente al ámbito de una servidumbre indemnizable o peor aún de una lisa y
llana expropiación. Las consecuencias jurídico-económicas de una decisión en ese sentido hubieran sido no solo
imprevisibles, sino en muchos casos innecesarias (en otras legislaciones la extensión de la faja y las
obligaciones de los ribereños se determina en función de las específicas necesidades de su diferente destinación)
o inconvenientes (debería el Estado hacerse cargo del cuidado y obras en esa zona, con la consiguiente
responsabilidad por daños, ver fallo CSJN "Unitan" citado). Repárese por ejemplo que en Venezuela al menos
se implementó respetando los derechos adquiridos. Y en nuestra realidad ellos al menos son esgrimibles en
razón de la falta de claridad que tenía el contenido de su imposición.
En síntesis, como se ha señalado (72) forzar el instituto a fines para los cuales no fue diseñado aun cuando
sea con el objetivo de actualizarlo para la satisfacción de otras necesidades o en resguardo de derechos de
incidencia colectiva puede convertirse en una solución jurídico-económica equivocada, contando el Estado —
en sus distintos niveles- de mecanismos propios y adecuados para ello según las concretas circunstancias
fácticas (afectación de tierras fiscales, expropiación o imposición de servidumbres) que no sean pasibles de ser
tachadas de inconstitucionalidad.
(1) Sobre lo que creo innecesario detenerme remitiendo para la indagación sobre esa práctica a dos
excelentes obras especialmente tenidas en cuenta para este trabajo, las de los maestros Guillermo L Allende
"Derecho de aguas con acotaciones hidrológicas" EUDEBA Cap. V p. 199 y ss y Miguel S. Marienhoff,
"Régimen y legislación de las aguas públicas y privadas" Biblioteca de la Academia Nacional de Derecho y
Ciencias Sociales de Bs. As. N° 9, Cap. VIII, Sec. 3ª, p. 331 y ss y "Tratado de Derecho Administrativo" T. VI
3ª ed., Abeledo Perrot, p. 461 y ss.Son cita obligada las Institutas de Justiniano Libro II Tit. I párr. 4: "También
es de derecho de gentes el uso público de las riberas, como el del mismo río; y así, cualquiera es libre de atracar
en ellas una nave, de atar maromas a los árboles allí nacidos y de poner en ellas cualquiera carga, así como de
navegar por el río mismo. Mas la propiedad de éstas es der aquellos con cuyos predios colindan, por cuya causa
también son de los mismos los árboles en ellas nacidos"; el Digesto Libro XLIII Título XII, Ley 1: "Ulpiano
Comentarios al Edicto Libro XLVIII Dice el Pretor "No hagas en río público o en su orilla, ni introduzcas en río
público ni en su orilla cosa alguna por la cual se haga peor para las naves la estancia o el paso", agregando en el
párrafo 14 in fine "Si se impidiera el camino pedestre, no por eso se deteriora menos el paso para las
embarcaciones". Y la Partida 3ª de Alfonso el Sabio Título XXVIII Ley VI que dice: "Los ríos e los puertos e
los caminos públicos pertenecen a todos los omes comunalmente; en tal manera que también pueden usar dellos
los que son de otra tierra estraña, como los que moran e biven en aquella tierra. E como quier que las riberas de
los ríos son quanto al Señorío de aquellos cuyas son las heredades a que están ayuntadas; con todo esso, todo
ome puede usar de dellas, ligando a los arboles que están y sus navios, e adosando sus naves e sus velas en ellas,
e poniendio y sus mercadurías: e pueden los pescadores poner sus pescados, e venderlos, e enxugar y sus redes,
e usar de las riberas de todas las otras semejantes destas, que pertenecen al arte e al menester por que biven"
(2) OTTONELLO, Néstor "Joaquín V. González y el Código Civil. Su propuesta respecto de los artículos
2639 y 2640" La Ley Supl. Actualidad 1/9/2005, 1; Marienhoff, "Régimen..." N° 275.
(3) Ya que por tratarse de un curso de agua de creación artificial, la obra pública que lo crea o transforma en
una vía navegable o flotable, debe realizarse con expropiación o con indemnización.Coinciden en que deberían
ser excluidos los canales: Laquis Manuel Antonio "Derechos Reales" Depalma T. IV p. 546; Villegas
Basavilbaso, Benjamín, "Derecho Administrativo" T. VI, TEA 1956, p. 251; Allende ídem p. 220; Marienhoff,
"Tratado..." N° 2200, p. 492.
(4) Ver Tomo III del Anteproyecto publicado por Valerio Abeledo, 1930, ps. 270/273.
(5) Reales I N° 481.
(6) También recomiendo leer la carta que como Criticón dirigiera Moisset de Espanés a José M. Chico
www.acaderc.org.ar/doctrina/articulos/artcaminodesirga2/at.../file
(7) Vale aquí tener presente los interrogantes que doctrinaria y legislativamente se suscitan dado nuestra
organización federal sobre la conveniencia de uniformarla legislación de aguas por vía de una ley especial o a
través del propio código civil, con una regulación dispersa como se mantuvo o a través de un capítulo
específico. Ver las obras de los autores citados en nota 1.
(8) 1 vara aprox. 0,84 mt., lo que da una cierta equivalencia entre las 40 varas y los 35 metros del art. 2639.
(9) "Tratado de Derecho de aguas", T. I, Ed. Jesús Menéndez, 1941, ps. 293/4, nota 481. En contra Villegas
Basavilbaso (ídem p. 231) que sostiene que se innovó en relación a la legislación castellana que lo fijaba en
ocho pies en la parte recta del río y de dieciséis pies en las vueltas del mismo.
(10) LEGÓN, Fernando, "Tratado de los derechos reales en el Código y en la reforma" Valerio Abeledo,
1943 T. VII, p. 86/7; Salvat Raymundo-Novillo Corvalán Sofanor "Derechos Reales", T. II, 4ª ed. TEA 1952 N°
1086, p. 354; Garrido Roque-Andorno Luis, "Código Civil Anotado Libro III", T. II, Ed. Zavalía, p. 363.
(11) Marienhoff, "Tratado..." N° 2192, p. 465.
(12) Carmelo Carlos Di Martino (Derechos Reales. Código Civil paraguayo y leyes complementarias Ed.
Marbe 12ª ed. p. 118) dice que "Se mantiene para circunstancias en que por cualquier motivo una embarcación
pesquera o no necesita adosarse a tierra para lo cual resultan suficientes los diez metros"
(13) Publicado por Editorial El Gráfico Asunción 1964 p. 818.
(14) Laurent Francois ("Principios de Derecho Civil francés" T. VII N° 462): "El código civil califica la
calzada de servidumbre. Se ha sostenido que las orillas de los ríos navegables pertenecen al dominio público.
Hay en la ordenanza de 1669 una expresión que parece favorecer esa pretensión; el artículo que hemos
transcrito (núm. 459), dice que los ribereños deben dejar en sus propiedades 24 pies para camino real y tiro de
caballos; si se trata de un camino real, se dice' forma parte del dominio público'. Pero no es ese el sentido de la
ordenanza; ella quiere significar que es un camino real destinado al tiro y á la circulación de los bateleros. El
código civil no deja duda alguna acerca de este punto. Acabamos de citar el arto 650; el 556 es igualmente
decisivo, porque atribuye el aluvión á los ribereños porque son propietarios de la ribera. Sus fundos están
gravados únicamente con una servidumbre, y todavía hay que agregar que esta servidumbre tiene un objeto
especial, el interés de la navegación. Toda servidumbre es de estricta interpretación; luego hay que limitar la de
calzada á las necesidades de la navegación. Síguese de aquí qué los ribereños no están obligados a sufrir el
descargue de mercancías, ni la circulación de carros y coches".
(15) En el borrador manuscrito de Bello para el Código de Chile se siguió al derecho francés en este último
aspecto, aunque optó por conservar una terminología propia de la tradición del derecho hispano en vigor, pues
en su artículo 10 se leía: "Las servidumbres legales relativas al uso público son las siguientes: 1ª La del camino
a la sirga;: que consiste en dejar libre un espacio de cuatro metros de anchura a la orilla de un río para el servicio
de naves o balsas que se tiran a la sirga. 2ª La construcción y reparación de puentes y caminos de uso
público".Por su parte Freitas en el Esbozo cuando admitía el aluvión favor del ribereño, se limitaba a decir lo
siguiente: Art. 4160 inc.1 Ya sean los ríos navegables o innavegables (art. 331) quedando libre el espacio
necesario para los servicios de navegación y uso público, y al regular las aguas corrientes en el art. 4262 como
de uso gratuito en el inc. 3: Es también prohibido a los ribereños hacer en las márgenes cualquier obra que quite
o estorbe el espacio necesario para el uso de la navegación o el transporte fluvial o que perjudique a los demás
ribereños superiores o inferiores.El Proyecto de un Código Civil para el Estado Oriental del Uruguay de
Eduardo Acevedo (1852) contenía también una norma al regular la accesión a bienes raíces, el art. 868, que en
su segundo párrafo decía "El aluvión pertenece al propietario ribereño, con calidad de dejar a la orilla, el espacio
que señalen las leyes especiales, cuando se trata de ríos o arroyos navegables o flotables" El Proyecto de Código
Civil español de Florencio García Goyena (1851) decía en sus art. 386 que pertenecen al Estado ...4 Las riberas
de los ríos navegables en cuanto al uso que fuere indispensable para la navegación;Art. 490: Nadie puede usar
del agua de los ríos de modo que perjudique la navegación, ni hacer en ellos obras que impidan el libre paso de
los barcos, balsas, o el uso de otros medios de trasporte fluvial. En los casos de este artículo no aprovecha la
prescripción ni otro título. Tampoco puede nadie impedir ni embarazar el uso de las ribera:, en cuanto fuere
necesario para los mismos fines; y Art. 524: Las servidumbres, establecidas por utilidad pública o comunal
tienen por objeto mantener expedita la navegación de los ríos, la construcción o reparación de los caminos, y las
otras obras públicas comunales. Todo lo concerniente a esta, clase de, servidumbres se determina por las leyes y
reglamentos, especiales.
(16) Tratado N° 2207.
(17) "Derecho Administrativo" T. VI N° 822 p. 255.
(18) Obra citada, p. 224.
(19) "Los propietarios limítrofes con ríos o lagos que sirvan para la comunicación por agua, están obligados
a dejar una calle destinada a uso público, de treinta y cinco metros, a contar de la orilla, sin indemnización
alguna. Aunque conservan el dominio de esas bandas, no podrán levantar construcciones en ellas, reparar las
existentes, ni deteriorar el terreno. Si el río atravesare alguna población, el ancho de la calle podrá reducirse por
la respectiva municipalidad, hasta un mínimo de quince metros".
(20) "Los propietarios limítrofes con ríos o lagos que sirven para la comunicación por agua están obligados
a dejar una calle destinada a uso público de treinta y cinco metros a contar de la orilla, sin indemnización
alguna. Aunque conservan el dominio de la calle, no podrán levantar en ella construcciones, reparar las
existentes ni deteriorar el terreno. Si el rio atravesare una población, el ancho de la calle podrá reducirse por la
respectiva municipalidad hasta un mínimo de quince metros".
(21) "Tratado de Derecho de aguas" T. II p. 635.
(22) Obra citada N° 821, p. 249/250.
(23) LLAMBÍAS Jorge J. - Alterini Jorge H. "Código Civil Anotado" Ed. Abeledo-Perrot, T. IV-A, p. 452.
(24) VENTURA Gabriel en "Código Civil y Comercial. Comentado, anotado y concordado" Dir. Garrido
Cordobera- Borda-Alferillo Ed. Astrea T. 3, p. 120.
(25) Idem nota 23; Puerta de Chacón Alicia-Negroni María en "Código Civil y leyes complementarias.
Comentado, anotado y concordado" Zannoni-Kemelmajer de Carlucci, Ed. Astrea, T. 11, p. 126; Causse
(48) XXIV Jornadas Nacionales de Derecho Civil: "2º) Los límites al dominio deben interpretarse de
acuerdo a los principios que emergen de la Constitución y los Tratados Internacionales, en particular, las normas
ambientales". CAFFERATTA, Néstor A. "Derecho ambiental en el Código Civil y Comercial de la Nación"
Supl. Esp. Nuevo Código Civil y Comercial 2014 (Noviembre), 273 "Se pone el acento en el viejo instituto del
camino de sirga por el significado ambiental que ha adquirido en los últimos tiempos, en especial en el caso
"Mendoza, Beatriz Silvia", ejecución de sentencia, por la prevención, y recomposición del daño ambiental
colectivo de la Cuenca de los Ríos Matanza Riachuelo".
(49) "El art. 2639, CCiv: el camino de sirga como restricción al dominio en la jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación" SJA 30/9/2009
(50) Vázquez Gabriela A. "El régimen de los derechos reales, el camino de sirga y las normas locales" DJ
26/05/2010, 1376.
(51) LA LEY 2006-C, 638, en cual se sentó: El camino de sirga -art. 2639 del Código Civil- importa una
restricción y límite a un dominio privado que encuentra fundamento en la legislación vigente y en la
circunstancia de encontrarse regulado dentro de las restricciones y límites al dominio y que, como éstas, se
caracteriza por la inexistencia de indemnización; y que el Estado sólo tiene derecho a reglamentar el uso de la
franja de 35 centímetros con el único destino que marca la ley, que obedece a las necesidades de la navegación,
de la flotación y pesca, no pudiendo utilizarse el camino de sirga para la realización de otras obras -como en el
caso, para el ensanche de una calle destinada a la circulación por tierra-, sin la pertinente afectación a
expropiación por la ley y la recepción por su propietario de la justa indemnización.
(52) Obra citada, p. 81.
(53) Ob. cit., p. 518 y ss.
(54) LLBA 1994-137 con nota de Elena I. Highton, "¿La resurrección del camino de sirga?".
(55) Reiterando lo que expresara con Wierzba en el "Código Civil y normas complementarias. Análisis
doctrinario y jurisprudencial" de Bueres-Highton Hammurabi, T. 5, p. 498/499.
(56) "Tratado de Derecho Civil" cit. p. 655 y "Tratado de derecho de aguas" T. 2 especialmente p. 628.
(57) "La doble función del camino de sirga a la luz de su modificación en el nuevo Código Civil y
Comercial", Sup. Amb. 02/03/2016, 3.
(58) "El Camino de Sirga: buscando un cambio de paradigma", Sup. Amb. 02/03/2016, 4.
(59) Elba Frontini —Paula Giacomaso "Código Civil y Comercial Comentado, anotado y concordado",
Astrea-FEN T. 6, p. 852
(60) "Tratado...", p. 506 y ss.
(61) Reales I, N° 484 y 485.
(62) Ídem, p. 239.
(63) "Derecho Administrativo" 5ª ed., T. IV, Depalma 1956, N° 872 p. 356 y ss.
(64) Ob. cit. p. 221/222.
(65) Mariani de Vidal Marina "Derechos Reales", Ed. Zavalía, 7ª ed., T. I, p. 400.
(66) Enciclopedia citada, p. 583.
(67) Código citado p. 123.
(68) LA LEY 1994-D, 137.
(69) En el "Código Civil y Comercial Comentado. Tratado exegético" Director Jorge Horacio Alterini, La
Ley T. IX p. 562.
(70) Obra citada, N° 1087.
(71) Idem, p. 364.
(72) GENOVESE, Ariel, "Camino de sirga" en Informe ambiental anual 2016 Fundación Ambiente y
Recursos Naturales FARN, p. 351 y ss.