100% encontró este documento útil (1 voto)
2K vistas5 páginas

HORA SANTA Jornada Mundial de Oración Por Las Vocaciones 2023

Para esta 60 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, compartimos las EMJ, esta Hora Santa iluminada con el texto del Mensaje del Papa Francisco para el Jornada 2023.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
100% encontró este documento útil (1 voto)
2K vistas5 páginas

HORA SANTA Jornada Mundial de Oración Por Las Vocaciones 2023

Para esta 60 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, compartimos las EMJ, esta Hora Santa iluminada con el texto del Mensaje del Papa Francisco para el Jornada 2023.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 5

HORA SANTA

VOCACIONAL

Preparación
• En un lugar especialmente ambientado (puede ser en espacio abierto o natural), que
propicie la seguridad de las condiciones mínimas para permanecer una hora en oración,
se colocan los lugares para las Hermanas-os en forma circular.
• Se procuran con antelación los iconos vocacionales, audios, cantos, equipo de audio,
hojas, lapiceros y este subsidio para cada Hermana-o.

Elegidos antes de la creación del mundo


Monición
El Espíritu Santo nos alcanza de una manera siempre nueva, invoquemos su presencia para
resignificar el don de Dios que se hace vida, tarea, compromiso, misión. Recibamos a Quien
“nos ha elegido antes de la creación del mundo” (Cfr. Ef 1, 4).

Canto vocacional de inicio


Puede ser “Yo te elegí” https://youtu.be/asKbKktc4-0 u otro sobre la elección de Dios.

Exposición del Santísimo


V:/ A ti, Dios Padre, no engendrado, creador de todo cuanto existe, que nos hiciste a tu
imagen y semejanza.
R:/ Te reconocemos y te damos gracias con toda la Creación, te alabamos por todos los
siglos.
Padre nuestro.
V:/ A ti, Hijo Unigénito, nacido de María, Virgen, que nos llamaste a participar de tu misión.
R:/ Te bendecimos y te damos gracias con toda la Humanidad, te alabamos por todos los
siglos.
Padre nuestro.
V:/ A ti, Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, que regalas tus dones al género humano
y a la Iglesia.
R:/ Te glorificamos y te damos gracias con la Iglesia universal, te alabamos por todos los
siglos.
Padre nuestro.
Tiempo de resignificar nuestro “sí”
El apóstol Pablo abre ante nosotros un horizonte maravilloso: en Cristo, Dios Padre «nos ha
elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en
su presencia, por el amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo,
conforme al beneplácito de su voluntad» (Ef 1,4-5). Son palabras que nos permiten ver la vida
en su sentido pleno. Dios nos “concibe” a su imagen y semejanza, y nos quiere hij as-os suyos:
hemos sido creados por el Amor, por amor y con amor, y estamos hechos para amar.

A lo largo de nuestra vida, esta llamada, inscrita en lo más íntimo de nuestro ser y portadora
del secreto de la felicidad, nos alcanza, por la acción del Espíritu Santo, de manera siempre
nueva, ilumina nuestra inteligencia, infunde vigor a la voluntad, nos llena de asombro y hace
arder nuestro corazón. A veces incluso irrumpe de manera inesperada.

Traigamos a la mente y al corazón ese momento en que experimentamos la presencia de Dios que
se detuvo frente a nosotras-os y nos invitó a seguir sus huellas, con gratitud vamos a renovar ese
“sí” primero, pero ahora con una conciencia renovada, resignifiquemos nuestro “sí” en este
momento presente, en el hoy de nuestra historia personal. Podemos escribir.

Yo soy una misión en esta tierra


Canto “Serás testigo” https://youtu.be/17NGPE_C1yE

La llamada de Dios, como decíamos, incluye el envío. No hay vocación sin misión. Y no hay
felicidad y plena realización de uno mismo sin ofrecer a los demás la vida nueva que hemos
encontrado.

Tiempo de acuerpar la misión, para encarnarla más profundamente en nuestro


ser
En la Exhortación apostólica Gaudete et exsultate, el Papa Francisco se dirigía a cada bautizado
y bautizada con estas palabras: «Tú también necesitas concebir la totalidad de tu vida como
una misión» (n. 23). Sí, porque cada uno de nosotros, sin excluir a nadie, puede decir: «Yo soy
una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 273).

La misión común de todos los cristianos es testimoniar con alegría, en toda situación, con
actitudes y palabras, lo que experimentamos estando con Jesús y en su comunidad que es la
Iglesia. Y se traduce en obras de misericordia material y espiritual, en un estilo de vida abierto
a todos y manso, capaz de cercanía, compasión y ternura, que va contracorriente respecto a
la cultura del descarte y de la indiferencia. Hacerse prójimo, como el buen samaritano
(cf. Lc 10,25-37), permite comprender lo esencial de la vocación cristiana: imitar a Jesucristo,
que vino para servir y no para ser servido (cf. Mc 10,45).

Esta acción misionera no nace simplemente de nuestras capacidades, intenciones o proyectos,


ni de nuestra voluntad, ni tampoco de nuestro esfuerzo por practicar las virtudes, sino de una
profunda experiencia con Jesús. Sólo entonces podemos convertirnos en testigos de Alguien,
de una Vida, y esto nos hace “apóstoles”. Entonces nos reconocemos como marcados «a fuego
por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar» (Exhort. ap. Evangelii
gaudium, 273).

Icono evangélico de esta experiencia son los dos discípulos de Emaús. Después del encuentro
con Jesús resucitado se confían recíprocamente: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras
nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» ( Lc 24,32). En ellos podemos ver lo
que significa tener “corazones fervientes y pies en camino”. Hagamos nuestro el deseo del
Papa Francisco: ¡Que cada uno y cada una se sienta llamado y llamada a levantarse e ir sin
demora, con corazón ferviente!

Tiempo de determinada determinación


En un momento de silencio, reviso qué debería ser renovado en mi entrega diaria, hago
opciones importantes, toma “determinada determinación”, como decía Santa Teresa de Jesús,
para vivir con frescura mi vocación y la misión que Dios me confía.

Como signo de valiente y audaz renovación, pondré mis sandalias delante de Jesús, y diré con
María: ¡He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu Palabra!

Mientras tanto se puede entonar o reproducir: “La esclava del Señor”


https://youtu.be/BdOx4YYX4TU

Llamados juntos: convocados


Tiempo de reconocernos parte de la sinfonía vocacional
El evangelista Marcos narra el momento en que Jesús llamó a doce discípulos, cada uno con
su propio nombre. Los instituyó para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar, curar
las enfermedades y expulsar a los demonios (cf. Mc 3,13-15). El Señor pone así las bases de su
nueva Comunidad. Los Doce eran personas de ambientes sociales y oficios diferentes, y no
pertenecían a las categorías más importantes. Los Evangelios nos cuentan también otras
llamadas, como la de los setenta y dos discípulos que Jesús envía de dos en dos (cf. Lc 10,1).

La Iglesia es precisamente Ekklesía, término griego que significa: asamblea de personas llamadas,
convocadas, para formar la comunidad de los discípulos y discípulas misioneros de Jesucristo,
comprometidos a vivir su amor entre ellos (cf. Jn 13,34; 15,12) y a difundirlo entre todos, para
que venga el Reino de Dios.

En la Iglesia, todos somos servidores y servidoras, según diversas vocaciones, carismas y


ministerios:

• Con los iconos de laico y familia presentamos la vocación al don de sí en el


amor, común a todos, que se despliega y se concreta en la vida de los cristianos laicos
y laicas, comprometidos a construir la familia como pequeña iglesia doméstica y a
renovar los diversos ambientes de la sociedad con la levadura del Evangeli o.
• Con los iconos de religioso y religiosa presentamos el testimonio de las
consagradas y de los consagrados, entregados totalmente a Dios por los hermanos y
hermanas como profecía del Reino de Dios.
• Con el icono de presentamos a los ministros ordenados (diáconos, presbíteros,
obispos) puestos al servicio de la Palabra, de la oración y de la comunión del pueblo
santo de Dios.

Oremos, pidiendo la intercesión de nuestra Madre, Reina de las Vocaciones, para que la
riqueza de cada vocación específica, de cada ministerio y carisma la Iglesia siga siendo una
sinfonía vocacional, con todas las vocaciones unidas y diversas, en armonía y a la vez “en salida”
para irradiar en el mundo la vida nueva del Reino de Dios: Dios te salve María…

Gracia y misión: don y tarea


Tiempo de contagiar y ser pescadores de hombres
La vocación es don y tarea, fuente de vida nueva y de alegría verdadera, que el Espíritu Santo
nos siga impulsando a una nueva salida misionera, de hacer vida nuestro carisma: “La mies es
mucha, los obreros pocos. Rueguen, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies”
(Mt 9, 37-38).

Que el Espíritu del Señor resucitado nos quite la apatía y nos conceda simpatía y empatí a para
ser pescadores de hombres, para contagiar la alegría de vivir la propia vocación, para ser
fecundas-os en el amor.

Escribimos los nombres de las-os jóvenes, de familias o laicas-os que acompañamos en su


vocación y los presentamos a Jesús Eucaristía, Amor ardiente, fuente de toda vocación.

Mientras se realiza el movimiento, se puede reproducir: “Sin miedo”


https://youtu.be/PneT5asOq_M

Para finalizar hacemos juntas-os la oración vocacional del Papa Pablo VI:
«Jesús, divino Pastor de las almas, que llamaste a los Apóstoles para hacerlos pescadores de
hombres, atrae a Ti también las almas ardientes y generosas de los jóvenes, para hacerlos tus
seguidores y tus ministros; hazlos partícipes de tu sed de redención universal […], descúbreles
los horizontes del mundo entero […]; para que, respondiendo a tu llamada, prolonguen aquí
en la tierra tu misión, edifiquen tu Cuerpo místico, la Iglesia, y sean “sal de la tierra y l uz del
mundo” (Mt 5,13)».

Reserva del Santísimo

También podría gustarte