La Ciencia, Su Método y Filosofía
La Ciencia, Su Método y Filosofía
Lo mismo vale para la lógica formal: algunas de sus partes —en particular, pero no
exclusivamente, la lógica proposicional bivalente— pueden hacerse corresponder a aquellas
entidades psíquicas que llamamos pensamientos. Semejante aplicación de las ciencias de la
forma pura a la inteligencia del mundo de los hechos, se efectúa asignando diferentes
interpretaciones a los objetos formales. Estas interpretaciones son, dentro de ciertos límites,
arbitrarias; vale decir, se justifican por el éxito, la conveniencia o la ignorancia. En otras
palabras el significado fáctico o empírico que se les asigna a los objetos formales no es una
propiedad intrínseca de los mismos. De esta manera, las ciencias formales jamás entran en
conflicto con la realidad. Esto explica la paradoja de que, siendo formales, se "aplican" a la
realidad: en rigor no se aplican, sino que se emplean en la vida cotidiana y en las ciencias
fácticas a condición de que se les superpongan reglas de correspondencia adecuada. En
suma, la lógica y la matemática establecen contacto con la realidad a través del puente del
lenguaje, tanto el ordinario como el científico.
Tenemos así una primera gran división de las ciencias, en formales (o ideales) y fácticas (o
materiales). Esta ramificación preliminar tiene en cuenta el objeto o tema de las respectivas
disciplinas; también da cuenta de la diferencia de especie entre los enunciados que se
proponen establecer las ciencias formales y las fácticas: mientras los enunciados formales
consisten en relaciones entre signos, los enunciados de las ciencias fácticas se refieren, en
su mayoría, a entes extracientíficos: a sucesos y procesos. Nuestra división también tiene en
cuenta el método por el cual se ponen a prueba los enunciados verificables: mientras las
ciencias formales se contentan con la lógica para demostrar rigurosamente sus teoremas
(los que, sin embargo, pudieron haber sido adivinados por inducción común o de otras
maneras), las ciencias fácticas necesitan más que la lógica formal: para confirmar sus
conjeturas necesitan de la observación y/o experimento. En otras palabras, las ciencias
fácticas tienen que mirar las cosas, y, siempre que les sea posible, deben procurar
cambiarlas deliberadamente para intentar descubrir en qué medida sus hipótesis se adecuan
a los hechos.
Los rasgos esenciales del tipo de conocimiento que alcanzan las ciencias de la naturaleza y
de la sociedad son la racionalidad y la objetividad. Por conocimiento racional se entiende:
a) que está constituido por conceptos, juicios y raciocinios y no por sensaciones, imágenes,
pautas de conducta, etc. Sin duda, el científico percibe, forma imágenes (por ejemplo,
modelos visualizables) y hace operaciones; por tanto, el punto de partida como el punto
final de su trabajo son ideas; b) que esas ideas pueden combinarse de acuerdo con algún
conjunto de reglas lógicas con el fin de producir nuevas ideas (inferencia deductiva). Estas
no son enteramente nuevas desde un punto de vista estrictamente lógico, puesto que están
implicadas por las premisas de la deducción; pero no gnoseológicamente nuevas en la
medida en que expresan conocimientos de los que no se tenía conciencia antes de
efectuarse la deducción; c) que esas ideas no se amontonan caóticamente o, simplemente,
en forma cronológica, sino
que se organizan en sistemas de ideas, esto es en conjuntos ordenados de proposiciones
(teorías).
a) que concuerda aproximadamente con su objeto; vale decir que busca alcanzar la verdad
fáctica; b) que verifica la adaptación de las ideas a los hechos recurriendo a un comercio
peculiar con los hechos (observación y experimento), intercambio que es controlable y
hasta cierto punto reproducible.
1) El conocimiento científico es fáctico: parte de los hechos, los respeta hasta cierto punto,
y siempre vuelve a ellos. La ciencia intenta describir los hechos tal como son,
independientemente de su valor emocional o comercial: la ciencia no poetiza los hechos ni
los vende, si bien sus hazañas son una fuente de poesía y de negocios. En todos los campos,
la ciencia comienza estableciendo los hechos; esto requiere curiosidad impersonal,
desconfianza por la opinión prevaleciente, y sensibilidad a la novedad.
2) El conocimiento científico trasciende los hechos: descarta los hechos, produce nuevos
hechos, y los explica. El sentido común parte de los hechos y se atiene a ellos: a menudo se
imita al hecho aislado, sin ir muy lejos en el trabajo de correlacionarlo con otros o de
explicarlo. En cambio, la investigación científica no se limita a los hechos observados: los
científicos exprimen la realidad a fin de ir más allá de las apariencias; rechazan el grueso de
los hechos percibidos, por ser un montón de accidentes, seleccionan los que consideran que
son relevantes, controlan hechos y, en lo posible, los reproducen. Incluso producen cosas
nuevas desde instrumentos hasta partículas elementales; obtienen nuevos compuestos
químicos, nuevas variedades vegetales y animales, y al menos en principio, crean nuevas
pautas de conducta individual y social. Vale decir, los científicos no consideran su propia
experiencia individual como un tribunal inapelable; se fundan, en cambio, en la experiencia
colectiva y en la teoría.