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265 - Carta Docente Pucp - (Escazu)

El documento presenta un informe técnico-legal para sustentar la ratificación del Acuerdo de Escazú por parte del Congreso de la República del Perú. El informe analiza los antecedentes y beneficios del acuerdo, y explica sus disposiciones clave sobre acceso a la información ambiental, participación ciudadana, acceso a la justicia y protección de defensores ambientales. La Clínica Jurídica Ambiental de la PUCP brinda este informe para apoyar la ratificación del acuerdo, la cual fortalecería la dem

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265 - Carta Docente Pucp - (Escazu)

El documento presenta un informe técnico-legal para sustentar la ratificación del Acuerdo de Escazú por parte del Congreso de la República del Perú. El informe analiza los antecedentes y beneficios del acuerdo, y explica sus disposiciones clave sobre acceso a la información ambiental, participación ciudadana, acceso a la justicia y protección de defensores ambientales. La Clínica Jurídica Ambiental de la PUCP brinda este informe para apoyar la ratificación del acuerdo, la cual fortalecería la dem

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Lima, 12 de junio de 2020

Señor
Gilmer Trujillo Zegarra
Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores
Congreso de la República.
Lima. –

Asunto: Remitimos Informe que


sustenta la ratificación
Acuerdo de Escazú

De nuestra mayor consideración:

Es grato dirigirnos a Usted para saludarlo cordialmente en nombre de la Clínica Jurídica


Ambiental de la Pontificia Universidad Católica del Perú y, a la vez, sirva la presente
para remitirle el Informe del asunto de la referencia, mediante el cual sustentamos
jurídicamente la necesidad de ratificar el “Acuerdo Regional sobre el Acceso a la
Información, la Participación Pública y Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en
América Latina y el Caribe”, Acuerdo de Escazú, por lo que apreciaremos que el mismo
sea revisado y considerado en el dictamen que la Comisión que usted preside debe
emitir respecto a la ratificación de dicho acuerdo. Asimismo, esperamos que esta
contribución permita enriquecer el debate parlamentario sobre la ratificación del
precitado acuerdo, sobre el cual estamos seguros que contribuirá a fortalecer nuestra
democracia y el Estado de Derecho en materia ambiental.

Atentamente,

Mariano Castro Sánchez-Moreno


Docente
Clínica Jurídica Ambiental de la Pontificia Universidad Católica del Perú
DNI 072123391

José Francisco Inga Párraga


DNI 72871021

Irma Dávila Tarrillo


DNI 70004506

Julio César Cruz Ccapcha


DNI 70441852
INFORME N°01-2020

PARA: Gilmer Trujillo


Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores

DE: Clínica Jurídica Ambiental de la Pontificia Universidad Católica del Perú

ASUNTO: Informe Técnico-Legal para la Ratificación del Acuerdo Regional sobre


Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en
Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe - Acuerdo de Escazú.

REFERENCIA: Propuesta de Resolución de Ratificación enviada por el Poder Ejecutivo


(Oficio N°205-2019-PR)

FECHA: 12 de junio 2020

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

I. ANTECEDENTES

El Acuerdo Regional sobre Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a


la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, conocido como Acuerdo
de Escazú, es uno de los más grandes hitos de nuestra región en materia de derechos
ambientales. Fue concebido como instrumento de derecho internacional que desarrolla el
Principio 10 de la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, de la Cumbre de
las Naciones Unidas de Río de 1992, en el que se establece que el mejor método para tratar
las cuestiones ambientales es a través del acceso a la información ambiental, la
participación ciudadana y el acceso a la justicia en asuntos ambientales.

Este desarrollo se hizo posible gracias a la decisión de 10 países que en la Conferencia de


las Naciones Unidas de Desarrollo Sostenible del 2012 (Río+20), realizada en el año 2012,
declararon generar un instrumento regional que refleje los ideales establecidos en el
Principio 10. En tal sentido, los países signatarios de la Declaración de Rio de Janeiro
suscribieron en nuestra capital la Visión de Lima la cual reconoce que los Derechos de
Acceso constituyen una importante contribución para la formulación y aplicación de
medidas y políticas informadas, transparentes y adecuadas para propiciar un mayor
bienestar de la población y contribuir a la rendición de cuentas y a la vigencia del Estado de
Derecho; asi como establece los valores y principios que inspirarán y orientarán el
instrumento regional tales como igualdad, inclusión, transparencia, proactividad,
colaboración, progresividad y no regresividad; destacándose que el ejercicio de los derechos
de acceso profundiza y fortalece la democracia y contribuye a una mejor protección del
medio ambiente y, por consiguiente, de los derechos humanos. De ese modo, el Perú asume
un liderazgo significativo en la promoción de un acuerdo regional que permita la
implementación plena y efectiva de los derechos de acceso.

1
Posteriormente, con la Declaración de Santiago de 2014 y con el apoyo de CEPAL, en el
2015 se dio paso a un proceso de diálogo sobre el contenido del Acuerdo respetando las
características y soberanía del ordenamiento de cada país, donde el Perú fue actor
importante.

Luego de ello, se adoptó el Acuerdo de Escazú, en alusión a la ciudad de Costa Rica donde
culminó su redacción el 4 de marzo de 2018. Nuestro país, suscribió el Acuerdo el 27 de
setiembre del 2018 y al igual que otros 22 países de Latinoamérica. Actualmente, 9 países
han ratificado el Acuerdo, pero se requiere de 11 ratificaciones para su entrada en vigor.

En consecuencia, la ratificación del Acuerdo de Escazú por el actual Congreso de la


República es de vital importancia y constituye un avance histórico a nivel nacional, regional
y mundial; representando una oportunidad para el reconocimiento, tutela y fortalecimiento
de la democracia en materia ambiental, contribuyendo a la mejora de la calidad de vida de la
población. Asimismo, supondrá los siguientes beneficios para nuestro país: mejora del
proceso de toma de decisiones para políticas públicas a causa de una sistematización de los
mecanismos de acceso a la información pública, facilitará el ejercicio de derechos de la
población como el gozar de un ambiente saludable, mejorará la relación de autoridad y
ciudadanía por medio de la transparencia en la información, permitirá la actualización y
mejora de las políticas públicas en materia ambiental, contribuirá a la prevención y a evitar
conflictos sociales, mejorará el sistema de justicia mediante la especialización en materia
ambiental, establecerá mecanismos de protección para aquellos ciudadanos que ejercen el
rol de defensores ambientales, entre otros.

Estos aspectos serán analizados, en cinco partes, conforme a los ejes temáticos que el
Acuerdo de Escazú establece: (i) Acceso a la Información Ambiental, (ii) Participación
ciudadana en Asuntos Ambientales, (iii) Acceso a la Justicia Ambiental, (iv) De los
defensores ambientales, y finalmente, (v) De la Conferencia de las Partes.

Cabe señalar que esta iniciativa no solo cuenta con la opinión favorable de todas las
entidades competentes del Poder Ejecutivo, sino que también es apoyada por diversos
grupos de la sociedad civil. La Clínica Jurídica Derecho Ambiental de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, busca, desde la academia, coadyuvar al desarrollo del país,
con este trascendental avance, por lo que esperamos que el Congreso de la República pueda
ratificar dicho acuerdo.

II. ANÁLISIS

A. Acceso a la información ambiental

El derecho de acceso a la información tiene sus antecedentes en el Pacto Internacional de


Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) de 1966 cuyo artículo 19 inciso 2 consagra el derecho
de “la libertad de buscar, recibir y difundir información”. Así mismo, este derecho se
reconoció como parte del derecho de la libertad de expresión en el artículo 13 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos –CADH- de 1969 y como un derecho
fundamental e inherente a todas las personas en la Declaración Interamericana de Principios
sobre Libertad de Expresión.

2
Concretamente, el acceso a la información en el Acuerdo de Escazú se fundamenta en la
aplicación del principio 10 de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el
Desarrollo de 1992 el cual estableció que “toda persona deberá tener acceso adecuado a la
información sobre el medio ambiente de que dispongan las autoridades públicas, incluida la
información sobre los materiales y las actividades que encierran peligro en sus
comunidades”. Luego de 20 años la Declaración Río + 20 de 2012 se reafirma los
compromisos adoptados y se alienta a la adopción de medidas a nivel regional, nacional,
subnacional y local para su promoción.

A nivel estatal, el derecho de acceso a la información tiene rango constitucional, pues se


encuentra contenida en el artículo 2 inciso 5 de Constitución Política en los siguientes
términos: Toda persona tiene derecho “A solicitar sin expresión de causa la información que
requiera y a recibirla de cualquier entidad pública”. En ese mismo sentido, a nivel legal
también rige la Ley n° 27806- Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública que
de manera general prevé la obligación de las entidades públicas para brindar información de
la entidad a quien lo solicite.

En el Acuerdo de Escazú establece mandatos específicos sobre acceso a la información que


deben ser adoptados por los países de la región para lograr los objetivos propuestos. Así, el
artículo 5 y 6 del mencionado acuerdo regulan lo vinculado al acceso a la información
ambiental así como la generación y divulgación de información ambiental respectivamente.

Antes de desarrollar ambos artículos, se debe tener en cuenta que de acuerdo a Escazú se
entiende por información ambiental: “cualquier información escrita visual, sonora,
electrónica o registrada en cualquier otro formato, relativa al medio ambiente y sus
elementos y a los recursos naturales, incluyendo aquella que esté relacionada con los riesgos
ambientales y los posibles impactos adversos asociados que afecten o puedan afectar el
medio ambiente y la salud, así como la relacionada con la protección y la gestión
ambientales” (artículo 2 inciso c)

En base al artículo 5, el inciso 1 establece la obligación de los Estados parte de garantizar el


derecho al público de acceder a la información ambiental que tienen en su poder en base al
principio de máxima publicidad. Este derecho comprende, de acuerdo al inciso 2 a) solicitar
y recibir información de las autoridades competentes sin necesidad de mencionar algún
interés especial ni justificar las razones que motivan tal solicitud; (b) ser informado en forma
expedita sobre si la información solicitada obra o no en poder de la autoridad competente
que recibe la solicitud; y (c) ser informado del derecho a impugnar y recurrir la no entrega de
información y de los requisitos para ejercer ese derecho

De acuerdo a lo mencionado, la persona que solicita tiene derecho de recibir la información


de manera expedita sin necesidad de indicar los motivos de la petición e incluso tendrá
derecho a impugnar en caso no reciba lo requerido. En ese sentido, para no incurrir en un
supuesto de denegatoria de la información ambiental, se ha establecido que el Estado, a
través de sus instancias competentes, comunique al solicitante de manera escrita las razones
y disposiciones jurídicas que sustenten tal denegación e incluso se le debe informar los
mecanismos pertinentes para impugnar y recurrir la decisión (artículo 5, numeral 5).

En esta misma línea, según el numeral 8 y 9 del artículo 5, se requiere que los motivos de la
denegatoria se encuentren legalmente establecidos con anterioridad y se deben definir y

3
reglamentar claramente en base al interés público, lo que significa que la autoridad
competente deberá ponderar en base a los principios de idoneidad, necesidad y
proporcionalidad para verificar si prevalece la retención de la información o su publicación.

En segundo lugar, se coloca un especial énfasis en facilitar información ambiental a las


personas y/o grupos vulnerables como lo son los pueblos indígenas y grupos étnicos, pues se
busca la participación de todos en igualdad de condiciones. Se exige, por tanto, que se
instauren procedimientos que se ajusten a sus condiciones y especificidades; y además, se
establece que los Estados deberán proporcionar asistencia para formular sus peticiones y
obtener respuestas (artículo 5, numeral 3 y 4).

En tercer lugar, el Acuerdo de Escazú ha establecido disposiciones respecto a las formas de


entrega de la información ambiental. Así, desde los numeral 11 al 17 del artículo 5, se
exigeque los Estados brinden la información en el formato requerido por el solicitante; se
debe responder con la máxima celeridad posible;si en caso se necesite mayor tiempo se
deberá notificar al solicitante por escrito la justificación de la extensión del plazo; si la
autoridad no posee la información deberá comunicarlo de manera inmediata al solicitante y
si tal información no existe deberá también informarse dentro del plazo previsto y de manera
escrita.

Por último, el numeral 18 del artículo indica que que los Estados partes designarán
instituciones imparciales, autónomas e independientes para promover la transparencia,
fiscalizar el cumplimiento de las normas y vigilar, garantizar el derecho de acceso a la
información. El mencionado inciso es de gran importancia, porque exhorta a los países de la
región a contar con instituciones que garanticen el efectivo ejercicio del derecho a la
información ambiental, además implica que estas instituciones fiscalicen el verdadero
cumplimiento de las otras instituciones que cuentan con peticiones de información
ambiental. En el caso peruano, contamos con la Autoridad Nacional de Transparencia y
Acceso a la Información Pública creada mediante Decreto Legislativo N° 1353, la cual
ejerce facultades normativas, supervisoras, consultivas, promotora y de representación en
materia de transparencia y acceso a la información pública. Asimismo, en el marco del
Decreto Legislativo N° 1353, se creó también el Tribunal de Transparencia y Acceso a la
Información Pública (TTAIP) como órgano resolutivo del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos encargado de resolver en la última instancia administrativa las controversias que se
susciten vinculadas a la transparencia y al derecho al acceso a la información pública a nivel
nacional. De ese modo, tenemos que el Estado Peruano ha avanzado significativamente
respecto a lo dispuesto en el numeral 18 del artículo 5 del Acuerdo de Escazú en la medida
que cuenta con una institucionalidad dedicada a supervisar y garantizar el cumplimiento del
derecho de acceso a la información.

Respecto al artículo 6, se prevé los mecanismos para la generación y divulgación de la


información ambiental. Por un lado, se busca que sean los mismos Estados quienes pongan a
disposición de la población la información ambiental relevante y que se realice de manera
periódica para mantenerla siempre actualizada (artículo 6 numeral 1); asimismo se exige que
la información sea reutilizable, procesable y se encuentre disponible en formatos de fácil
acceso, esto es importante para que todos los ciudadanos nos mantengamos al tanto sobre lo
que está aconteciendo en nuestro país en materia ambiental. Dicha disposición es compatible
con las medidas de Gobierno Abierto y las políticas de Datos Abiertos que el Poder

4
Ejecutivo está impulsando para modernizar la gestión pública de las entidades. En esa línea,
es importante que los ciudadanos accedan de manera directa a los datos sobre determinados
parámetros ambientales y puedan estimar el estado de la calidad ambiental en nuestro país,
como algunas instituciones públicas en materia ambiental ya lo viene realizando1.

Igualmente, el Acuerdo de Escazú ha reconocido un listado de sistemas de información


ambiental que deben garantizar los países miembros y estos deben estar debidamente
organizados, deben ser accesibles para todos y su disponibilidad se regirá de manera
progresiva (artículo 6 inciso 3). Esta información deberá proporcionarse en los diversos
idiomas utilizados en el país y será divulgada a través de medios efectivos que permitan al
público tomar medidas para prevenir o mitigar posibles daños, para ello se requiere que se
establezca un sistema de alerta temprana (artículo 6 numerales 5 y 6). El Perú cuenta con una
Sistema Nacional de Información Ambiental – SINIA la cual constituye una red de
integración tecnológica, institucional y humana que facilita la sistematización, acceso y
distribución de la información ambiental, así como el uso e intercambio de está, como
soporte en los procesos de toma de decisiones y de la gestión ambiental, de acuerdo a lo
establecido en el artículo 35 de la Ley General del Ambiente, Ley N° 28611.

Por otro lado, se solicita a los Estado que realicen informes nacionales ambientales
periódicamente en un intervalo máximo de 5 años y ha dispuesto algunos lineamientos de los
que este informe debe versar según el numeral 7 de este artículo. De este modo, también se
pide que cada parte realice evaluaciones de desempeño ambiental que evalúen la eficacia y
progreso de las políticas nacionales ambientales respecto a sus metas nacionales e
internacionales que se han comprometido alcanzar. Esta evaluación, según el numeral 8,
indica que esta evaluación deberá ser realizada con participación de diversos actores.

Bajo dicho contexto, la Ley General del Ambiente en su artículo 42 establece que el
MINAM solicitará la información a las entidades generadoras de información con la
finalidad de elaborar los informes nacionales sobre el estado del ambiente. Asimismo, se
publicó en el año 2016, la Evaluación de Desempeño Ambiental a cargo de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos – OCDE y la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe – CEPAL, la misma que contiene 96 conclusiones y 66
recomendaciones relevantes para el mejoramiento del desempeño ambiental en el Perú,
agrupadas bajo tres ejes: Progresos hacia el Desarrollo Sostenible, Calidad Ambiental y
Aprovechamiento de la Base de Recursos Naturales con énfasis en el sector pesquero,
minero y agrícola -forestal. En ese sentido, el Perú muestra avances significativos respecto al
cumplimiento de lo establecido en el numeral 7 y 8 del artículo 6.

Finalmente, en los numerales 12 y 13 del artículo 6, se hace mención al sector privado, pues
insta a los países parte a adoptar medidas necesarias mediante marcos legales para la
promoción del acceso a la información que se encuentre en poder de entidades privadas y se
requiere que se incentive a estas a elaborar informes de sostenibilidad en el que pongan en
conocimiento sobre los posibles riesgos a la salud humana y al medio ambiente.

Con respecto a todo lo mencionado, debemos señalar nuestro país ya viene ejecutando lo
establecido en el Acuerdo de Escazú. Así, se tiene por ejemplo el principio de máxima

1
Ver por ejemplo el portal de Datos Abiertos del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental en:
https://www.oefa.gob.pe/datosabiertos/header.html

5
publicidad establecido en el artículo 3 del Texto Único Ordenado de la Ley de Transparencia
y Acceso a la Información Pública (TUO de la LTAIP).

Otro ejemplo que podemos citar es la no exigencia de indicar motivos por el que se requiere
la información, pues esto se encuentra prescrito en el artículo 7 de la Ley 27806 que indica
que en ningún caso se exige expresión de causa para el ejercicio del derecho.

También encontramos otra concordancia ya aplicable en nuestra legislación como es el plazo


máximo para responder a una solicitud de información que de conforme al Acuerdo de
Escazú es de 30 días hábiles, mientras que en el TUO de la LTAIP se dispone un plazo
menor que es de 7 días hábiles prorrogables de manera excepcional por 5 días hábiles.

Todos estos ejemplos detallados previamente y a lo largo del análisis sobre el derecho de
acceso a la información, permite concluir que el Estado peruano cuenta con varios
mecanismos establecidos en el ordenamiento jurídico que son concordante con lo
contemplado en el Acuerdo de Escazú, por lo que fortalece el efectivo ejercicio del derecho
al acceso a la información.

B. Participación Pública en Asuntos Ambientales

El derecho de participación pública en asuntos ambientales supone que los ciudadanos


tengan la oportunidad de ser informados y participar en la toma de decisiones que pudieran
afectar los componentes del medio ambiente y de ese modo, afectar la calidad de vida. Esto
implica que el derecho a la participación se encuentra directamente relacionado con el
derecho de acceso a la información, pues exige que de manera previa se proporcione la
información pertinente sobre asuntos correspondientes al medio ambiente para garantizar la
participación efectiva de las personas en la toma de decisiones2.

El derecho a la participación ciudadana tiene un reconocimiento a nivel constitucional. En


efecto, el artículo 31 de nuestra Constitución Política reconoce que “los ciudadanos tienen
derecho a participar en asuntos públicos (…)”. En el mismo cuerpo normativo también
encontramos en el artículo 2 numeral 17 el derecho de todo ciudadano “a participar, en
forma individual o asociada, en la vida política, económica, social y cultural de la Nación”.

Este derecho también se ha regulado en la Ley 28611- Ley General del Ambiente, cuyo
Artículo III del Título Preliminar establece lo siguiente:

Toda persona tiene el derecho a participar responsablemente en los procesos de toma de


decisiones, así como en la definición y aplicación de las políticas y medidas relativas al
ambiente y sus componentes, que se adopten en cada uno de los niveles de gobierno. El
Estado concerta con la sociedad civil las decisiones y acciones de la gestión ambiental.

En este mismo sentido, el Artículo 47 de la misma norma ha previsto el deber de


participación responsable:

2
el Principio 10 de la Declaración de Río prevé que “toda persona tiene el derecho de acceder a la
información sobre el ambiente de que dispongan las autoridades públicas, incluida la información sobre
los materiales y las actividades que encierran peligros en sus comunidades, así como el derecho de
participar en los procesos de adopción de decisiones”.

6
47.1 Toda persona, natural o jurídica, tiene el deber de participar responsablemente en
la gestión ambiental, actuando con buena fe, transparencia y veracidad (…)

De acuerdo a ello, se puede apreciar que la realización de este derecho se manifiesta en dos
sentidos: por un lado, se presenta como un derecho y como tal implica que las autoridades
generen las condiciones necesarias que favorezcan el desarrollo de procesos participativos
vinculados a la temática ambiental, y de ese modo permitan la realización de éste derecho, y,
por tanto, su incumplimiento puede ser exigido a nivel de los órganos administrativos y/o
jurisdiccionales. Por otro lado, también se establece como un deber, es decir, una obligación
impuesta a los ciudadanos para participar en asuntos ambientales de manera responsable,
actuando de buena fe.

Una vez señalado el marco constitucional y legal – ambiental que regula el derecho a la
participación, podemos concluir que el Acuerdo de Escazú se presenta como un mecanismo
internacional que complementa nuestro marco jurídico nacional y otorga una relevancia
específica al Derecho a la Participación Ciudadana en el proceso de toma de decisiones en
asuntos ambientales.

En esa línea, el artículo 7 de este Convenio: “Participación pública en los procesos de toma
de decisiones ambientales”, se precisan los mecanismos de participación pública que los
Estados parte deben adoptar En base a ello, numeral 1 establece que Estados deben
implementar una participación abierta e inclusiva en los procesos de toma de decisiones
ambientales, y se garanticen mecanismos de participación tales como , revisiones,
reexaminaciones o actualizaciones relativos a proyectos y actividades, así como en otros
procesos de autorizaciones ambientales que tengan o puedan tener un impacto significativo
sobre el medio ambiente, incluyendo aquellos que puedan afectar la salud (artículo 7,
numeral 2).

De otro lado, el Acuerdo de Escazú enfatiza la necesidad de una participación ciudadana


temprana pues sólo así se podrá garantizar que las aportes y opiniones de la ciudadanía
puedan incorporarse en la toma de decisiones. En ese sentido, tenemos que el numeral 4 y 7
establece que la participación pública debe realizarse desde las etapas iniciales del proceso y
por ello debe proporcionarse información de manera clara, oportuna y comprensible para que
los ciudadanos tengan la oportunidad de realizar observaciones por medios apropiados y
disponibles y con ello puedan ser debidamente consideradas por la autoridad competente
antes de la adopción de la decisión y, de esta manera, contribuyan de manera efectiva en el
proceso.

En el marco del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental, regulado a través de


la Ley N° 27446, la participación ciudadana tiene lugar durante todo el ciclo de vida del
proyecto, desde el proceso de elaboración del estudio de impacto ambiental, durante la
evaluación del estudio de impacto ambiental y, finalmente, luego de haberse aprobado. De
ese modo, se garantiza que las percepciones, opiniones y aportes de la ciudadanía sobre la
gestión ambiental del proyecto se incorporen en diversas etapas del proceso, de modo que el
proyecto incorpore, como parte de su estrategia de gestión socio ambiental, la visión de la
ciudadanía sobre el desarrollo y las implicancias del mismo en el territorio. El Acuerdo de
Escazú de ese modo, permite consolidar este estándar que ya ha sido adoptado en nuestra
legislación y evitar decisiones que pueden suponer algún tipo de vulneración al principio de
no regresión en materia ambiental.

7
El Acuerdo de Escazú exige la información proporcionada debe realizarse a través de medios
apropiados que incluyan un contenido mínimo como: el tipo o naturaleza de la decisión
ambiental, la autoridad responsable del proceso de toma de decisiones, el procedimiento
previsto para la participación del público y las autoridades públicas involucradas a las que se
les pueda requerir mayor información sobre la decisión ambiental de que se trate (artículo 7,
numeral 6). En el ámbito nacional, dichas disposiciones se incorporan

Siguiendo esa línea, el Acuerdo de Escazú ha dispuesto, en el numeral 8 del artículo 7, que
cada Parte deberá velar por el cumplimiento de la oportuna información sobre la decisión
adoptada, los motivos y fundamentos que la sustentan y la manera que se tomó en cuenta las
observaciones realizadas por los ciudadanos. Se recalca nuevamente en el siguiente numeral
que la difusión de las decisiones ambientales debe realizarse a través de medios adecuados
de manera efectiva y rápida y dentro de la información difundida debe incluir los
procedimientos correspondientes para ejercer acciones administrativas y judiciales
correspondientes (artículo 7, numeral 9).

Otro aspecto importante que prevé el Acuerdo es la consideración que se debe tener en
cuenta para una adecuado ejercicio de la participación pública, es así que se requiere que los
Estados deberán considerar las características sociales, económicas, culturales, geográficas y
de género de los ciudadanos, especialmente se requiere realizar esfuerzos para identificar a
las personas o grupos de vulnerabilidad y aquellos que se vean directamente afectados o
puedan tener un impacto significativo sobre el medio ambiente para así eliminar las barreras
a la participación conforme lo dispone los numerales 10, 14 y 16.

Asimismo, en base al numeral 12 se ha dispuesto la promoción de la participación del


público en foros y negociaciones internacionales en materia ambiental, de acuerdo con la
legislación nacional y en ese sentido, se requiere que los Estados promuevan la participación
en instancias nacionales para tratar asuntos de foros internacionales ambientales. De ese
modo, se busca que las posiciones nacionales que asuma el Perú en instancias
internacionales de negociación, se construyan a partir de un proceso participativo con
amplios sectores de la sociedad.

Finalmente, se indica cuál debe ser el contenido mínimo de información respecto al proceso
de toma de decisiones ambientales, los cuales deberán ser puestos a disposición del público
de manera gratuita.

a) la descripción del área de influencia y de las características físicas y técnicas del


proyecto o actividad propuesto;

b) la descripción de los impactos ambientales del proyecto o actividad y, según


corresponda, el impacto ambiental acumulativo;

c) la descripción de las medidas previstas con relación a dichos impactos;

d) un resumen de los puntos a), b) y c) del presente párrafo en lenguaje no técnico y


comprensible;

e) los informes y dictámenes públicos de los organismos involucrados dirigidos a la


autoridad pública vinculados al proyecto o actividad de que se trate;

8
f) la descripción de las tecnologías disponibles para ser utilizadas y de los lugares
alternativos para realizar el proyecto o actividad sujeto a las evaluaciones, cuando la
información esté disponible; y

g) las acciones de monitoreo de la implementación y de los resultados de las medidas del


estudio de impacto ambiental.

Dicha información ha sido recogida en nuestro marco jurídico ambiental, sobre todo, en los
resúmenes ejecutivos de los estudios de impacto ambiental de los proyectos de inversión, los
cuales contienen la información esencial sobre las implicancias ambientales de la ejecución
del proyecto. De otro lado, dicha información, en la medida de lo posible, puede adaptarse de
acuerdo a la naturaleza de otras decisiones ambientales, distintas a la evaluación de impacto
ambiental de los proyectos de inversión.

En suma, la ratificación del Acuerdo de Escazú permitirá consolidar los estándares asumidos
en nuestra legislación en materia de participación ciudadana en asuntos ambientales, así
como fortalecer su aplicación en diferentes ámbitos de la gestión ambiental y del
aprovechamiento de los recursos naturales, así como reforzará los procedimientos existentes
de participación pública en nuestro ordenamiento jurídico

C. Acceso a la Justicia Ambiental

El Acuerdo de Escazú establece una serie de estándares para garantizar el ejercicio efectivo
de los derechos de acceso a la información, participación pública y justicia en asuntos
ambientales. Estos estándares significan el mínimo contenido que debe contener el marco de
políticas públicas y marco normativo sobre estos derechos.

En lo que respecta a los numerales 1 y 2 del artículo 8, se tiene que el mismo establece la
obligación que tiene el Estado de garantizar el acceso de justicia en asuntos ambientales de
acuerdo a la garantía de un debido proceso, el acceso a instancias judiciales y administrativas
para impugnar y recurrir, en cuanto al fondo y el procedimiento relacionado al acceso a la
información ambiental, la participación pública en procesos de toma de decisiones
ambientales, cualquier otra decisión que afecte de manera adversa al medio ambiente.

Respecto del acceso a la justicia, es un derecho fundamental recogido en el artículo 139° de


la Constitución Política del Perú. A través del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva se
promueve el funcionamiento de la actividad jurisdiccional del Estado con la finalidad de
buscar y obtener la protección efectiva de los derechos involucrados, así como la resolución
definitiva de la controversia. En ese sentido, el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva
comprende el derecho al acceso a la justicia y el derecho a la efectividad de las resoluciones
judiciales.

En materia ambiental, consiste en obtener por parte de las autoridades judiciales y


administrativas una solución rápida, sencilla y efectiva respecto de los conflictos originados
por la afectación al ambiente y a sus componentes (los recursos naturales, tales como el

9
agua, aire, suelo, fauna, flora, entre otros). La afectación consiste en la acción u omisión que
pueda poner en riesgo el ambiente o puede generar un daño concreto3.

Al respecto, es de considerar que el derecho de acceso a la justicia ambiental en el Perú, se


puede efectivizar a través de cuatro mecanismos: Procedimientosadministrativos (denuncia
administrativa, PAS); procesos constitucionales (proceso de amparo, cumplimiento, hábeas
data, acción popular e inconstitucionalidad), mecanismos alternativos de solución de
conflictos (conciliación y arbitraje); y los procesos judiciales ordinarios (proceso civil,
contencioso administrativo y proceso penal).

A nivel legislativo, el ordenamiento jurídico peruano reconoce el derecho de acceso a la


justicia ambiental, en el artículo IV del Título Preliminar de la Ley General del Ambiente,
Ley 28611; que prescribe:

"Toda persona tiene el derecho a una acción rápida, sencilla y efectiva, ante las
entidades administrativas y jurisdiccionales, en defensa del ambiente y de sus
componentes, velando por la debida protección de la salud de las personas en
forma individual y colectiva, la conservación de la diversidad biológica, el
aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, así como la conservación
del patrimonio cultural vinculado a aquellos Se puede interponer acciones
legales aun en los casos en que no se afecte el interés económico del
accionante. El interés moral legitima la acción aun cuando no se refiera
directamente al accionante o a su familia."

La Ley General del Ambiente también consagra la legitimación activa para obrar en un
sentido amplio, estableciendo que toda persona tiene el derecho a una acción rápida, sencilla
y efectiva ante las entidades administrativas y jurisdiccionales, en defensa del ambiente y sus
componentes, velando por la debida protección de la salud de las personas en forma
individual y colectiva, la conservación de la diversidad biológica, el aprovechamiento
sostenible de los recursos naturales, así como la conservación del patrimonio cultural
vinculado.

En ese sentido, el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales que busca garantizar el


Acuerdo de Escazú, constituye el derecho de toda persona a recurrir ante la autoridad
administrativa o judicial, a fin de obtener la solución eficaz y efectiva a un problema
originado por afectación al ambiente; lo que repercute en garantizar la vigencia de otros
derechos que dependen de éste; tales como: el derecho a la vida y la salud, a gozar de un
ambiente sano y equilibrado, a la igualdad y no discriminación, a acceder a información
ambiental, a participar en las decisiones públicas ambientales, entre otros.

En el artículo 8 numerales 4 y 5 del Acuerdo se establecen medidas que garanticen a las


personas acceder a la justicia en asuntos ambientales tomando en cuenta, en algunos casos,
su situación de vulnerabilidad. Esto se relaciona con los posibles obstáculos o barreras al
acceso a la justicia ambiental que impida que se despliegue la tutela del Estado. De esta
forma, el derecho de acceso a la justicia va más allá de facilitar la posibilidad de comparecer
ante los tribunales, sino que, además, se requiere que dicha posibilidad no sea excluyente por

3
Benavente García, Selene (2015) Acceso a la justicia ambiental. Lima. SPDA. pág. 14

10
ningún motivo. Estas barreras pueden ser de diversa índole. Pueden ser económicas cuando
la pobreza impacta en la concreción del derecho a la justicia o la dificultad de poder acceder
al sistema de justicia en razón a la falta de recursos económicos que impiden sufragar el
costo de un abogado. También pueden ser lingüísticas debido a la dificultad que poseen
determinados sectores para acceder al Sistema de Justicia través de un idioma distinto al
castellano. .

Al respecto, la Constitución Política del Perú en los artículos 2° inciso 19, 48º y 200º inciso
1 reconoce los derechos a la identidad étnica y cultural; así como a las lenguas originarias y
al español como idiomas oficiales. En ese sentido, una forma de materializar dichos derechos
es la designación de un intérprete y/o traductor, a las personas que dominen un idioma
diferente al español, por lo que constituye una manifestación del ejercicio del derecho de
defensa en cualquier etapa del proceso judicial.

Por otra parte, nuestra legislación nacional enarbola el principio de gratuidad de la defensa
en el numeral 16 del artículo 139 de nuestra Constitución, la misma que es desarrollada en el
artículo 2 de la Ley 29360 -Ley de Servicio de la Defensa Pública, que prescribe que el
Servicio de Defensa Pública tiene la finalidad de asegurar el derecho de defensa
proporcionando asistencia y asesoría técnico legal gratuita, en las materias expresamente
establecidas, a las personas que no cuenten con recursos económicos y en los demás casos en
que la ley expresamente así lo establezca.

Finalmente, la Defensa Pública cuenta entre otros servicios, con el servicio de Defensa de
Víctimas, descrito en el literal h) del artículo 80 del Decreto Supremo 013-2017-JUS, la
misma que tiene por finalidad el ejercicio de la defensa de las víctimas que han sufrido la
vulneración de sus derechos en cualquiera de sus formas, siendo la vulneración de sus
derechos constitucionales, amparables por dicho servicio, tanto en la esfera administrativa,
penal y constitucional.

Por otro lado, atendiendo que el numeral 3 del artículo 8 del referido instrumento menciona
que el estado contará con órganos estatales competentes con acceso a conocimientos
especializados en materia ambiental, lo que denota la necesidad de la especialización de los
Defensores Públicos de Defensa de Víctimas en materia ambiental; por lo que, se sugiere la
implementación del servicio de Defensa Pública de Víctimas especializado en Derecho
Ambiental.

Al respecto, se debe precisar que para dichos fines el Estado peruano cuenta con todo un
aparato institucional, el cual cuenta con organismos ejecutores y técnicos especializados,
tales como el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), el Organismo
Supervisor de los Recursos Forestales y Fauna Silvestre – OSINFOR y la Autoridad
Nacional del Agua – ANA cuyos tribunales administrativos resuelven controversias
ambientales generadas a partir del posible incumplimiento de la legislación ambiental.

De otro Pacto de Madre de Dios por la Justicia Ambientales un compromiso suscrito por
representantes del Ejecutivo y la sociedad civil, que pone en relieve el reconocimiento
constitucional y legal de los derechos ambientales. En esa medida se creó el Observatorio de
Monitoreo de la Justicia Ambiental con la finalidad de hacer seguimiento a los órganos
judiciales y sus decisiones ambientales, así como mejorar las condiciones de protección a
personas que sufran algún tipo de agresión en el libre ejercicio de sus derechos a través

11
de la promoción de la aplicación efectiva de los mecanismos concretos y eficaces de acceso a
la Justicia Ambiental en dicha región. Sin embargo, aún se requiere contar con juzgados
especializados a nivel nacional, como una política de Estado, que coadyuven en la atención
de la carga procesal.

La justicia ambiental requiere que sea oportuna, eficaz y expedita para asegurar la
prevención de los derechos o el restablecimiento de los mismos, así como contar con un
modelo de justicia ambiental desde primera instancia. El contar con juzgados, salas y fiscales
especializados en materia ambiental permite la resolución célere y oportuna de los conflictos
en materia ambiental, por lo que se recomienda la implementación progresiva de juzgados y
salas especializadas en materia ambiental, así como la implementación de una mayor
cantidad de FEMA (fiscalía especializada en materia ambiental) en los distritos judiciales al
interior del país. Para ello, también se requiere contar con autoridades y profesionales
capacitados en materia ambiental, por lo cual se recomienda la asignación de presupuesto y
recursos para tal efecto4.

Si bien nuestra regulación nacional cuenta con un amplio desarrollo normativo que responde,
en la mayor parte, con el estándar internacional del acceso a la justicia ambiental plasmado
en el Acuerdo de Escazú, aún sigue siendo importante que se refuerce el enfoque de la
especialidad ambiental en la administración de justicia. El beneficio de ratificar el Acuerdo
refuerza y complementa nuestra normativa respecto al acceso de justicia ambiental a través
una norma de rango constitucional que dote de espacios y autoridades con conocimientos
especializados en la materia y permita generar mecanismos específicos para mejorar el
acceso de los ciudadanos a la justicia ambiental, a través de la mejora de las capacidades de
la ciudadanía en la generación de medios prueba sobre el impacto ambiental que generan las
actividades, participación de la ciudadanía en los procedimientos administrativos donde se
resuelvan casos que los afecte directamente, desarrollar mecanismos alternativos de solución
de controversias que permitan mejorar en el ámbito rural la toma de decisiones sobre el
acceso y el aprovechamiento de los recursos naturales para fines de autoconsumo y
subsistencia, y que cada vez más el conocimiento sobre los temas ambientales sea parte de la
evaluación para ejercer el cargo de fiscal y juez con la finalidad de administrar justicia con
un enfoque más especializado.

D. De los Defensores Ambientales

Para referirnos a los defensores ambientales es necesario señalar previamente la interrelación


o vinculación entre los derechos humanos y el medio ambiente.

Tradicionalmente, la afectación o degradación del medio ambiente ha sido vista y entendida


como un problema de recursos ambientales. Sin embargo, ésta, originada por actividades
económicas sistemáticas, sean públicas o privadas, conlleva generalmente un impacto directo
en la calidad de vida de las personas y de comunidades enteras, sobre todo formada por
grupos originarios y/o grupos marginados, o grupos en situación de vulnerabilidad.
Lamentablemente, este deterioro está caracterizado por su continuidad en el tiempo y los

4
Benavente García, Selene (2015) Acceso a la justicia ambiental. Lima. SPDA. pág. 73.

12
efectos que se multiplican y trascienden su origen, vulnerando múltiples derechos humanos,
comunitarios e individuales5.

Esta degradación severa del medio ambiente puede afectar el bienestar del individuo y de la
sociedad en general, y como consecuencia de ello generar violaciones a los derechos de las
personas, tales como los derechos a la vida, al respeto a la vida privada y familiar y a la
propiedad privada. Esto significa que un medio ambiente satisfactorio y favorable al
desarrollo está estrechamente relacionado con los derechos económicos y sociales en la
medida en que el medio ambiente afecta la calidad de vida y la seguridad de las personas.

Esta estrecha relación entre la vigencia de los derechos económicos, sociales y culturales -
que incluye el derecho a un medio ambiente sano - y la de los derechos civiles y políticos,
constituyen un todo indisoluble que encuentra su base en el reconocimiento de la dignidad de
la persona humana, por lo cual exigen una tutela y promoción permanente con el objeto de
lograr su vigencia plena, sin que jamás pueda justificarse la violación de unos en aras de la
realización de otros.

Es en este contexto que aparecen los defensores humanos en materia ambiental. Los
Defensores de Derechos Humanos en diversos informes del Relator Especial sobre la
situación de los Defensores de Derechos Humanos, se señala que estos pueden ser
individuos, grupos y movimientos sociales sin distinciones, independientemente de si las
personas deciden registrar una asociación o de si pueden hacerlo o no, de su ubicación
urbana o rural, del objeto, público o privado, de sus actividades de promoción, de los asuntos
relativos a los derechos humanos que les suscitan interés, de su nacionalidad, su estatus
migratorio o su género, entre otros factores. Todas las personas son defensoras de los
derechos humanos cuando toman las riendas del proyecto de derechos humanos por medios
pacíficos6.

En esa línea, un defensor de los derechos humanos es toda persona que, individual o
colectivamente, actúa o desea actuar para promover, proteger o procurar la protección y
realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales en los planos local,
nacional, regional o internacional. Los defensores de los derechos humanos defienden,
reivindican, hacen cumplir, protegen y promueven los derechos humanos, y las acciones que
emprenden deben ser pacíficas. Los defensores no solo detectan violaciones de los derechos
humanos, al tiempo que señalan a la atención de las autoridades las consecuencias de sus
acciones y omisiones, sino que también desempeñan varias otras funciones, entre ellas la de
ayudar a los Estados partes en la elaboración de las políticas públicas para el cumplimiento
de sus obligaciones .

En base a ello, podemos señalar algunas de características de los defensores de los derechos
humanos en materia ambiental, a la luz de las sentencias de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos e Informes de Relator de Naciones Unidas sobre las Situación de los
Derechos de los Defensores de los Derechos Humanos:

 Defensa individual o asociativa de los derechos humanos. - Los Defensores pueden


ser individuos, grupos y movimientos sociales sin distinciones, pudiendo estar
5
Courtis, Christian y otros (2008) Guía de Defensa Ambiental AIDA: México, pág 1.
6
Informe del Relator Especial sobre la situación de los defensores de los derechos humanos, Michel
Forst, 2018, página 6.

13
registrados o no como asociación. Su objeto puede ser público o privado y desempeñar
sus labores en el ámbito rural o urbano, lo esencial es que realizan una actividad
orientada a la promoción y defensa de los derechos humanos. En el plano ambiental,
tenemos casos que representan ambas situaciones; desde líderes indígenas u
organizaciones civiles que ejercen la defensa del patrimonio forestal frente a actividades
de tala ilegal que ponen en riesgo los bosques tropicales, hasta organizaciones de
ciudadanos que ejercen su derecho a un medio ambiente sano y sostenible ante
situaciones de disposición inadecuada de residuos sólidos en las franjas marginales de
los ríos ubicados en las zonas urbanas de las ciudades. En consecuencia, la defensa
individual o colectiva del derecho a un medio ambiente sano y sostenible en escenarios
urbanos o rurales, no constituye per se una barrera que impide que estos sean
calificados como defensores ambientales ante situaciones de amenaza o riesgo por la
labor que realizan.

 Ámbito multinivel de actuación. - Los defensores promueven, protegen y procuran la


protección y la realización de los derechos humanos independientemente de las
fronteras o los límites jurisdiccionales y administrativos que separan a los países, las
regiones y localidades. Los defensores ejercen así su actividad en un ámbito multinivel,
es decir, pueden promover la realización de los derechos humanos tanto en el ámbito
local, nacional, regional como internacional. Esta característica es compatible con la
naturaleza de los problemas ambientales. Hoy el cambio climático tiene efectos de
alcance mundial manifestados en el aumento de la temperatura del planeta, pero
también impactos locales manifestados, por ejemplo, en la menor disposición de los
recursos hídricos, lo que afecta el acceso al agua de las poblaciones locales. Situaciones
de esta naturaleza, hacen necesario que los defensores ambientales ejerzan su labor de
procurar un ambiente sano y sostenible en diversas instancias tanto de alcance
internacional como local para efectos de que se adopten, por ejemplo, el marco de
políticas y las medidas necesarias de mitigación frente al impacto del cambio climático
en los recursos hídricos.

 Defensa pacífica de los Derechos Humanos. - Los defensores de los Derechos


Humanos emprenden acciones pacíficas para defender, reivindicar, hacer cumplir,
proteger y promover los derechos humanos. En esa línea, los defensores ambientales en
el marco de proyectos de industrias extractivas deben canalizar sus demandas y
propuestas para mejorar la gestión ambiental del proyecto y su compatibilidad con el
modelo de desarrollo local, bajo un marco de paz social y una defensa pacifica del
derecho a un medio ambiente sano y sostenible.

 Condición permanente o intermitente. - Los defensores de los derechos humanos se


definen principalmente por las actividades7 que realizan en la promoción y defensa de
los derechos humanos. Y pueden dedicarse a esta actividad, a tiempo completo o de
manera esporádica y, no por eso, pierden su condición de defensores de derechos
humanos. En esa línea, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que
“la calidad de defensor de derechos humanos no constituye necesariamente una
condición permanente” en la medida que las actividades de promoción y protección de
los derechos humanos pueden ejercerse de forma intermitente u ocasional8. La ausencia

7
Informe del Relator Especial sobre la situación de los defensores de los derechos humanos, Michel
Forst, 2016, página 9.
8
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Defensor de Derechos Humanos y otros vs.
Guatemala, considerando 129

14
de medidas de remediación de pasivos ambientales generados a partir del uso del
mercurio en la actividad minera colonial y cuyos impactos continúan manifestándose en
la actualidad, puede conllevar a medidas de defensa y protección del medio ambiente de
manera constante y permanente por parte de los defensores ambientales. La discusión
pública sobre una propuesta normativa que tiene consecuencias sobre el medio
ambiente y la gestión de los recursos naturales, puede conllevar a la aparición puntual
de defensores ambientales en base a las implicancias específicas de la propuesta. En
consecuencia, podemos concluir considerando estos casos, que son las condiciones
particulares de la problemática ambiental la que hace que los defensores ambientales
puedan realizar su actividad de manera permanente o de manera ocasional.

 Inciden en el diseño y la implementación de políticas públicas. - Los defensores son


una señal de alarma para los Estados; pues hacen notar los efectos y los posibles
impactos que determinadas decisiones de política pública generan sobre los derechos
humanos. De ese modo, generan evidencia y manifiestan preocupaciones que, de ser
tomadas en cuenta, permiten mejorar el diseño y la aplicación de las políticas públicas
para efectos de generar condiciones de sostenibilidad y paz social.

 Funcionarios públicos o personas particulares. - Como ya se indicó la calidad de


defensor depende de las actividades que realiza en defensa de los derechos humanos y,
en ese sentido, pueden ser tanto personas particulares como funcionarios públicos. En
materia ambiental, los Guarda parques de los Sistemas de Áreas Naturales Protegidas
pueden ser calificados como Defensores Ambientales cuando realizan una defensa de la
biodiversidad y la salud de los ecosistemas frente al ataque y/o amenazas de actividades
ilícitas que ponen en riesgo los objetivos de conservación de las áreas protegidas9.

En esa línea, el elemento común es que trabajan para proteger el medio ambiente del que
depende una amplia gama de derechos humanos. Hay que tener presente que no se puede
disfrutar plenamente de nuestros derechos, incluidos los derechos a la vida, la salud, el agua
y la vivienda, en un medio ambiente degradado. En ese sentido, los defensores ambientales
cumplen una trascendental función social, ya que proteger el medio ambiente conlleva
también avanzar en la protección de los derechos humanos10.En el Perú se advierte
dificultades para la defensa de derechos humanos, en especial para la defensa del medio
ambiente. El acuerdo de Escazú menciona que cada parte garantizará un entorno seguro y
propicio en el que las personas, grupos y organizaciones que promueven y defienden los
derechos humanos en asuntos ambientales puedan actuar sin amenazas, restricciones e
inseguridad (artículo 9, numeral 1). Esta medida es muy importante, puesto que, como ya
mencionó líneas arriba, los defensores ambientales son la primera línea de defensa que
resguardan el goce efectivo de un medio ambiente equilibrado y el goce de los demás
derechos relacionados a ellos. Esto encuentra respaldo a nivel constitucional en el artículo
22° inciso 22, respecto a los derechos fundamentales toda persona tiene derecho a la paz, a
la tranquilidad, al disfrute del tiempo libre y al descanso, así como a gozar de un ambiente
equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida.

9
Ibid.
10
Borras Susana (2013) El derecho a defender el medio ambiente: la protección de los defensores y
defensoras ambientales. En Revista Derecho PUCP N° 70: Lima, pág. 296.

15
Como ya se mencionó, la vulneración al derecho al medio ambiente sano puede tener
repercusiones directas o indirectas sobre las personas debido a su conexidad con otros
derechos, tales como el derecho a la salud, la integridad personal o la vida, entre otros. La
degradación del medio ambiente puede causar daños irreparables en los seres humanos, por
lo cual un medio ambiente sano es un derecho fundamental para la existencia de la
humanidad.

Por otra parte, el artículo 9° numeral 2 del Acuerdo establece que “cada parte tomará las
medidas adecuadas y efectivas para reconocer, proteger y promover todos los derechos de
los defensores de los derechos humanos en asuntos ambientales, teniendo en cuenta sus
obligaciones internacionales en el ámbito de los derechos humanos, sus principios
constitucionales y los elementos básicos de su sistema jurídico”.

Esto encuentra respaldo en el artículo I del título preliminar de la Ley General del Ambiente:

“Toda persona tiene el derecho irrenunciable a vivir en un ambiente


saludable, equilibrado y adecuado para el pleno desarrollo de la vida, y el
deber de contribuir a una efectiva gestión ambiental y de proteger el
ambiente, así como sus componentes, asegurando particularmente la salud de
las personas en forma individual y colectiva, la conservación de la diversidad
biológica, el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y el
desarrollo sostenible del país”

Asimismo, el artículo 69° de la misma Ley señala “la relación entre los seres humanos y el
ambiente en el cual viven constituye parte de la cultura de los pueblos. Las autoridades
públicas alientan aquellas expresiones culturales que contribuyan a la conservación y
protección del ambiente y desincentivan aquellas contrarias a tales fines”.

Como se aprecia hay una preocupación por parte del Estado de promover la defensa del
medio ambiente, y para tal propósito es importante reconocer que los defensores ambientales
hacen una contribución positiva, importante y legítima a la promoción y protección de los
derechos humanos relativos al disfrute de un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y
sostenible11. Sin embargo, debido a su actividad figuran entre los que están más expuestos y
corren mayores riesgos

El poder ejecutivo ha realizado avances al respecto, el Plan Nacional de Derechos Humanos


2018-2021 aprobado mediante D. S N° 002-2018-JUS, como parte del Lineamiento
Estratégico N°3: Diseño y ejecución de políticas a favor de los grupos de especial
protección; establececomo acción estratégica, el fomentar mecanismos para garantizar el
ejercicio seguro de la labor pacífica y no violenta, retribuida o gratuita, de defensores y
defensoras de derechos humanos en todo el territorio nacional. Considera a los Defensores
de Derechos Humanos como población vulnerable y, establece como uno de sus objetivos
estratégicos: "Garantizar el ejercicio seguro y en igualdad de condiciones de las labores de
las defensoras y defensores de derechos humanos".

11
Article 19 Un Verde Mortal, Amenazas contra los defensores y defensoras de los Derechos. Londres,
pág. 10.

16
Siguiendo esa misma línea, mediante Resolución Ministerial No. 0159 de 2019-JUS, se
aprobó el Protocolo para garantizar la protección de personas defensoras de Derechos
Humanos. El presente protocolo establece como beneficiario(a) a las personas defensoras de
derechos humanos a quienes se dirigen las acciones de protección o las acciones urgentes de
protección. En el protocolo hay una definición relevante: “las personas defensoras de
derechos humanos son personas naturales que actúan de forma individual o como
integrantes de un grupo, organización, institución pública o movimiento social, así como
personas jurídicas, grupos, organizaciones o movimientos sociales cuya finalidad es la
promoción, protección o defensa de los derechos humanos, dentro del marco del Derecho
nacional e internacional”. Además, que “la defensa de derechos humanos es toda actividad
que se realiza de manera pacífica, sin recurrir al uso de la violencia, que contribuye a la
eliminación efectiva de todas las violaciones de los derechos humanos y las libertades
fundamentales”.

El protocolo es un buen punto de partida porque establece cuestiones relevantes como son la
protección a la integridad y vida de las personas defensoras de derechos humanos debido al
tipo de actividad y los riesgos a los cuales están expuestos.

Esto es un buen avance para el reconocimiento y protección de los defensores ambientales,


puesto que entre los derechos humanos y el derecho ambiental hay complementariedad por
lo ya expuesto líneas arriba. El punto conexión radica en el reconocimiento del derecho al
medio ambiente sano como un derecho humano12. En ese sentido, no hay duda que los
defensores ambientales también son defensores de derechos humanos.

Sin embargo, aún se requiere una mayor definición respecto de la categoría Defensor
Ambiental como un concepto autónomo y por consiguiente respecto de las medidas
apropiadas, efectivas y oportunas para prevenir, investigar y sancionar ataques, amenazas o
intimidaciones que los defensores de los derechos humanos en asuntos ambientales puedan
sufrir en el ejercicio de los derechos contemplados en el Acuerdo de Escazú (artículo 9,
numeral 3). Un reconocimiento adecuado de una categoría jurídica normativa conlleva, al
mismo tiempo, a reconocer las medidas de protección adecuadas y efectivas.

En esto radica la importancia de la ratificación del Acuerdo de Escazú ya que nos permite
adecuarnos a estándares internacionales, sin dejar de observar nuestros principios
constitucionales puesto, como ya se mencionó, no hay discordancia. Además, resulta
congruente y fortalece los avances normativos desarrollados por el Poder Ejecutivo para
garantizar la protección de los defensores de derechos humanos en asuntos ambientales de
manera efectiva. Por tal motivo, nos permite seguir generando las garantías necesarias para
su protección a través de un enfoque especializado que atienda a las particularidades del
riesgo que estos enfrentan.

E. De la Conferencia de las Partes

El artículo 15 del Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación


Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe –
Acuerdo de Escazú, prevé la creación de la “Conferencia de las Partes” (COP) como
organismo que reúne a los representantes de los países miembros. Dicho organismo

12
Courtis, Christian y otros (2008) Guía de Defensa Ambiental AIDA: México, pág 7.

17
conforme al inciso de 2 de tal artículo, tendrá su primera sesión dentro del término del año
de la entrada en vigor del Acuerdo13. La reunión será convocada por el Secretario/a
Ejecutivo/a de CEPAL.

Esto no es algo sui generis para el Acuerdo de Escazú, sino una manera de organización
común de los tratados promovidos por Naciones Unidas, como en el caso de la Convención
Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático o el Convenio de Diversidad Biológica.
Estos acuerdos internacionales establecen la Conferencia de Partes como mecanismo
multilateral de toma de decisiones sobre la implementación de lo dispuesto en el acuerdo.

Una de las cuestiones que caracteriza al Acuerdo de Escazú es su impulso a la participación


de la ciudadanía en la discusión de asuntos ambientales. Esa iniciativa no se queda en
establecer la obligación a los Estados Partes de que generen mecanismos de participación,
sino que es el mismo Acuerdo, el que delega a la Conferencia de las Partes, que en su
primera reunión se determinen – entre otros – procedimientos de participación del público
para la aprobación de sus reglas (artículo 15, numeral 4, literal a). Con ello se muestra el
carácter democrático del Acuerdo, fortaleciendo la comunicación entre autoridades y
población.

Otro punto que se le encarga a la Conferencia de las Partes, es el establecimiento de un


Comité de Apoyo al Cumplimiento y un Centro de Intercambio de Información sobre los
derechos de acceso; esto aporta dos beneficios a la Ratificación del Acuerdo. Primero, que
tendremos un órgano consultivo que contribuya a la implementación del contenido del
Acuerdo, y segundo, que se tendrá información actualizada sobre los aspectos ambientales
relativos a los temas del Acuerdo, que permitan fortalecer continuamente las políticas
públicas ambientales en América Latina y el Caribe.

III. CONCLUSIONES

Tras lo expuesto podemos concluir señalando la importancia de la Ratificación del Acuerdo de


Escazú, hecho histórico para nuestro país,, y de manera especial para el Congreso de la
República, que con su apoyo y en ejercicio de sus funciones constitucionales contribuirá al
fortalecimiento de la democracia en materia ambiental, la mejora de las relación autoridad-
ciudadanía a través de la participación ciudadana, la mejora en las condiciones para el ejercicio
de derechos fundamentales, y la mejora en la calidad de vida en la población por medio de
ambiente sano y saludable. En ese orden de ideas, podemos indicar como reflexiones finales, lo
siguiente:

a) El derecho al Acceso a la Información, es un derecho reconocido por nuestra


Constitución y demás normas del ordenamiento jurídico – como el TUO de la Ley de
Transparencia y Acceso a la Información Pública o la Ley 28611 y la Ley General del
Ambiente. Su reconocimiento en el Acuerdo de Escazú, permite su consolidación en los
aspectos ambientales, siendo una útil herramienta tanto para la ciudadanía en el
conocimiento de su situación medio ambiental, como para las autoridades con miras a la
generación y mejora de políticas públicas.

13
Después que se realicen once ratificaciones del mismo, acorde al artículo 22

18
Además, mediante la información ambiental que proporcione el Estado, se promoverá en la
sociedad una cultura de cuidado al medio ambiente, lo que redundará en la mejora en la
calidad ambiental y un desarrollo sostenible nacional.

b) El derecho de a la Participación Ciudadana, también es uno de los derechos previstos en


nuestra Constitución; su ejercicio es una de las expresiones más claras de democráticos y
del Estado de Derecho. Asimismo, al ser un derecho y obligación ciudadana, permitirá el
robustecimiento del civismo y la preocupación de la población por la construcción conjunta
de una sociedad que combine su desarrollo con el cuidado de su medio ambiente.

De la misma manera, afianzará los vínculos entre ciudadanía y autoridades, generando


mecanismos de continua interacción. Con la ratificación del Acuerdo de Escazú, se
fortalece las políticas de Gobierno Abierto en la medida que la participación constituye un
mecanismo bidireccional que permita construir valor público orientado a mejorar las
decisiones e intervenciones ambientales en base a los intereses y expectativas de los
ciudadanos. Esto refuerza la importancia de la Ratificación del Acuerdo, ya que asentará y
consolidará los estándares en materia de Participación Ciudadana en asuntos ambientales,
ampliando su aplicación en diversas esferas de la gestión ambiental y del acceso a los
recursos naturales.

c) El derecho al Acceso en Justicia Ambiental es uno de los principales aportes de este


tratado. Traerá como beneficio para el país, tener justicia especializada en temas
ambientales, sobre la base del debido proceso, el acceso a instancias judiciales y
administrativas para impugnar y recurrir. Su fuente se encuentra también en la Constitución
al contemplarse la tutela jurisdiccional efectiva, por lo que lo previsto en el Acuerdo de
Escazú es totalmente compatible con nuestro ordenamiento jurídico. Con la ratificación de
Acuerdo, se posibilitará la protección del derecho al medio ambiente a través del acceso a la
justicia ambiental y considerando los aspectos lingüísticos de la población, lo que
garantizará el desarrollo del país en equilibrio con el ambiente.

d) La protección de los defensores ambientales es otro matiz del Acuerdo de Escazú, su


tratamiento tiene directa vinculación con el reconocimiento y protección de los derechos
humanos, que es a su vez una de las características de nuestro Estado, que tiene desde la
Constitución como fin la defensa de la persona humana y el respecto de su dignidad. Así
con el Acuerdo de Escazú se fortalece esta misión del Estado, en la figura de los defensores
ambientales, que son personas dedicadas a la defensa y realización del derecho a un medio
ambiente sano y sostenible. El Acuerdo de Escazú establece que los Estados deben adoptar
medidas de protección y promoción a favor de los defensores ambientales. En esto, el
Estado ya adoptó decisiones en esa línea, a través del Plan Nacional de Derechos Humanos
y el Protocolo para garantizar la protección de personas defensoras de Derechos Humanos,
las cuales constituyen decisiones compatibles con lo estipulado en el Acuerdo de Escazú.

e) Por último, la Conferencia de las Partes (COP) será un órgano que se creará luego de la
Ratificación del Acuerdo, y será, como en el caso de otros acuerdos internacionales en el
marco del Sistema Naciones Unidas, el máximo espacio multilateral donde los países que
ratificaron el Acuerdo adoptarán las decisiones necesarias para su implementación. Además,
se prevé órganos subsidiarios como el Comité de Apoyo y Cumplimiento, como instancia
consultiva que apoyará en hacer efectivo el contenido del Acuerdo. En adición a ello, la
ratificación del Acuerdo de Escazú permitirá contar con un centro de intercambio de

19
información de carácter virtual y de acceso universal sobre los derechos de acceso en el cual
se podrá incluir medidas legislativas, administrativas y de política, códigos de conducta y
buenas prácticas implementadas por los países de la región en materia de Derechos de
Acceso.

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