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Cosenza El Rechazo y Su Manejo

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XI. El rechazo y SU manejo en e| ™ tratamiento psicoanalitico de la anorexia: El rechazo en el tratamiento de la anorexia Este texto busca demostrar como un abordaje analiticamente orien- tado puede tratar la accion devastadora del rechazo anoréxico, siendo necesario, ante todo, distinguir tres tiempos de irrupcién de éste en el tratamiento de la anorexia, Tiempos légicos que debemos destacar, en los cuales se representa de diferentes maneras. En las escansiones del tratamiento, es importante tener en cuenta esos diferentes modos de irrupci6n del rechazo anoréxico. 3 Heupo$—> 1. El rechazo en la entrada ——— . La primera manifestacién en el tratamiento de la anorexia, se da en el inicio. Para la anoréxica, de hecho, no sirve de nada el enunciado del Evan- gelio de San Juan, segun el cual “En el principio, era el Verbo”, en el principio, era la palabra. Por el contrario, en lo que concierne a la ano- rexia, el epigrafe seria “En él principio, era el rechazo”. De ese modo, en el lugar de la palabra, se encuentra la negativa. Lo fundamental, en el primer tiempo, es hacer emerger la estructura de esa formula. En otros términos, es primordial esclarecer si esa operacién, “el rechazo en el lus gar de la palabra”, puede ser entendida en el sentido metaforico -toma el * Conferencia en la Facultad de Medicina de la Universidad Federal de Minas Gerais, Belo Horizonte, 24 de mayo de 2009. Texto publicado en “Almanaque on line”, Revista eletronica do Instituto de Psicanalise e saude Mental de Minas Gerais, Belo Horizonte, N° 4, 2009. [Traduccién de la versi6n en portugués, realizada por Musso Greco]. isis Escaneado con CamScanner lugar de una as commons mises Sustituyéndola— o si debe entendérsela lecciOn originaria: Bisel originaria: en vez de la palabra, en el inicio, aay en el primer caso, tenemos un qué hacer, con una modalit enone oe a ae is pain de una palabra, con una negativa que saberlo. Ese es e! jas histé 6 en las cuales el rechazo tiene Fela tori in ccegueatttl la al Otro en el nivel del deseo. Lo que el suj SST Ot L \jeto demanda en esa llamada, es saber cual es su lugar en el deseo del Otro. En el segundo caso, ocupa el campo de la palabra, devastandolo desde el origen, impidiendo por eso que ella —la palabra florezca/ El campo de la palabra esta infectado con el veneno del rechazo, que anula su impulso vital. Es ar que, ya en ese primer tiempo, el abordaje clinico del rechazo anoréxicd dependera del hecho de estar frente a un sujeto que dice “no” al tratamiento del primer 0 segundo modo. La via principal del tratamien- exia histérico-neurotica es, estratégicamente, la de la hacer emerger, en el discurso del sujeto, la palabra enterra- da en su negativa, llevandolo a reconocerla y a asumirla como suya. En el segundo tipo de caso’, lo que permite que un sujeto anoréxico inicie un tratamiento, aunque se niegue, es el encuentro con la posicién del analista como un acto que dice “si” al sujeto, en una especie de encarnacién de “gn otro Otro”, diferente de aquél que encontré en su vida. Eso puede Viabilizar a una anoréxica el comienzo de un tratamiento, es decir, que ella al menos acepte asistir a las sesiones, aunque no pretenda tratarse, y que diga que sdlo viene para responder a la demanda de sus padres, Esa primera fase del tratamiento, que yectierda una travesia en el desierto —ya que parece que nada sucede— por el contrario constituye un tiempo esen- cial, En ese tiempo, en verdad, el analista se vuelve pura el sujeto anoréxico la encarnaci6ri de otro “habitable”, que él puede encontrar. Evidentemente, el tratamiento comienza de hecho cuando la anoréxica experimenta los primeros efectos de un pasaje crucial: la pérdida del control imaginario de su propio sintoma. La anoréxica descubre que no es “duefia” de su sintoma, lo que por si mismo ya produce efectos clini- camente relevantes. Ante todo, el surgimiento de un punto egodisténico histerizaci 152 Escaneado con CamScanner .a de la anoréxica. El'sintoma la desbor- que agujerea la egosintonia tipic efectos da, es mas fuerte que ella, no esta en condiciones de tener sus y de ese modo la hace —mis alla de todo— integralmente controlados -6mo per- sufrir| El trabajo, en ese momento del tratamiento, es saber c uentre ese punto egodisténico como via alternati- mitir que el sujeto enct je la cura, de va al goce nirvanico de la anorexia. Se trata, en ese punto di permitir al sujeto el pasaje de un goce nirvanico-egosinténico a un goce perturbador-egodisténico. Ese es el principio de una rectificacion subjetiva én la anorexia, fun- dada sobre lo real pulsional del sujeto. ~ Una funcién-clave, en ese pasaje, es revelada por la emergencia de la angustia en el sujeto anoréxico. Como ya subray6 Carole Dewambre- chies La Sagna, el giro en el tratamiento de una “anoréxica verdadera” est4 dado exactamente ‘por el proceso de restitucién al sujeto anoréxico de su propia angustia/ Si la emergencia de la angustia permite al sujeto la salida de una egosintonfa inercial y mortifera, transformando el estatuto real de su sintoma'—de nirvanico a perturbador— es en la modalidad de abordaje clinico de la angustia donde se juegan las bases del tratamiento. Un abordaje orientado analiticamente operaré a partir de una reducci6n cuantitativa de la angustia, pero no por su supresi6n, ya que la angustia es el factor potencialmente transformador de la posicién del sujeto. Una vez que se posibilita el surgimiento de la angustia, la operacién propiamente analitica sobre ella es doble. Por un lado, una cierta reduccién de su um- bral, pero también operar para que —a partir de ella— el sujeto transforme su quantum de angustia en un sintoma analitico estructurado, es decir, en un sufrimiento atravesado por un enigma articulado simbélicamente: De hecho, la emergencia disténico-perturbadora de la angustia despierta al sujeto del suefio nirvanico-egosinténico de la anorexia, desorientandolo, como sucede al despertarse después de una pesadilla. Es esencial por lo tanto, para evitar que la paciente se aterre con el surgimiento de la angus- tia, operar conteniéndola (sin eliminarla) en su manifestaci6n, permitien- do al sujeto ligarla a un sintoma, Asi, el primer tiempo del trabajo preliminar se constituye dela “luna’ de miel” hasta la emergencia de la angustia; y el segundo tiempo, de la 153 Escaneado con CamScanner angustia a la construccién de un sintoma analitico, Ese pasaje coincide, en el discurso del sujeto, con la transformacién de la propia demanda: | de la demanda de ayuda, cuya respuesta esta enteramente en las manos del Otro, a la demanda analiticd, en la cual el paciente se hace responsa- ble por la propia respuesta al enigma de su sufrimiento, pasando de la posicién de paciente a la posicién de analizante. La condicién dindmica que admite esa transformaci6n cualitativa de la demanda est4 dada por la activacion de la transferencia, cuya apertura es ya un resultado de relevo en el trabajo clinico con pacientes anoréxicas. No se trata sdlo de un investimento imaginario sobre la figura del tera- peuta, que ocurre de un modo u otro y que se activa en alguna medida. Se trata, ante todo y fundamentalmente, del hecho de que el sujeto comience a interrogar, en el tratamiento, el propio sintoma como algo enigmatico, del cual se le escapa el valor que él mismo le atribuye. Cuando se produce realmente, ese fenémeno testimonia la activacién de una transferencia no s6lo imaginaria sino simbélica, en el sentido en el que Lacan formulé la estructura de la transferencia como Sujeto-supuesto-Saber. Alcanzar ese punto en el trabajo con un sujeto anoréxico, significa ya haberlo conduci- doa operar un pasaje radical de transformacion de su posicién. La pro- duccién efectiva de tal resultado, requiere casi siempre un periodo de tiempo significativo en el proceso de tratamiento, que puede correspon- der a algunos afios y que no se reduce totalmente, en la mayoria de los casos, al espacio de pocas sesiones preliminares, como suele suceder en el tratamiento analitico clasico de un sujeto neurético. 2. El rechazo anoréxico bajo transferencia La entrada en el campo de la experiencia de la angustia, en la clinica de la anorexia mental, toma generalmente la forma de una “angustia de desaparicién”’. Esta se presenta, en la transferencia, bajo la forma de ame-_ naza de interrupcién del tratamiento. El terapeuta debe estar preparado Para ese momento recurrente en la clinica de la anorexia mental, que se puede manifestar de modos tipicos: él silencioso y progresivo adelgaza- 154 Escaneado con CamScanner miento, hasta alcanzar un limite critico, o su propésito, hasta cierto declarado, de'no’éontintiar con la terapid! La amenaza de desaparicion, encarnada en la gradual consumicion silenciosa del cuerpo 0 declarada en el anuncio de interrupcién de la terapia, introduce un punto dramatico de tensién en el nicleo del tratamiento. Es aqui que se enfrenta con la emergencia del rechazo anoréxico en el corazén mismo del tratamiento. En ese encuentro con la paciente anoréxica es esencial no repetir, como terapeutas, la misma posicién en Ja cual (en circunstancias analo- as) estuvieron los padres de la paciente y todos aquellos que copiaron sus rasgos. Ciertamente, eso significa ante todo fio responder —desde nuestto lado— con la angustia. Pero no sélo eso. La anoréxica actualiza, con esa maniobra, un rechazo del Otro, en el sentido de una negativa en la confrontacién con el Otro. Aqui es ella el sujeto rechazante y el Otro es el objeto rechazado. En esa acepci6n, el rechazo es un acto suyo, més alla del hecho de que pueda asumir el valor de una agitacién o de un pasaje al acto. Es vital, en esa coyuntura clinica, el modo en que el Otro, encarnado en el terapeuta, responde al acto rechazante operado por la anoréxica. Aqui entra en juego la otra respuesta constante que la anoréxica produ- ce enel Otro, conjuntamente con la respuesta angustiada: “la respuesta rechazante”. La paciente anoréxica tiende a volverse insoportable para el Otro, por su fijacion inmutable y por su encierro en el sintoma. De ese modo, ella provoca de hecho el rechazo por parte del Otro. Le cabe al terapeuta no responder al rechazo de la anoréxica con su propio re- chazo, es decir, ella no debe encarnar —en su respuesta la posicién del Otro que repele, que es exactamente lo que el sujeto anoréxico encon- tré en la propia historia. Como ya fue sefialado por muchos, no se trata por ejemplo del hecho de una pareja parental que no haya prodigado, en Ja mayoria de los casos, sus atenciones mis solicitas frente a su hija. Por el contrario, aparece realmente en las historias clinicas es le la hija de soportar los signos de Ss, y una | dificultad de ara a a un deseo singular de la hija, diferente al de ellos, mas alla de su propio horizonte narcisistico de 155 Escaneado con CamScanner Pests ee es Parental a la hija anoréxica esté atravesada llamado, como ike r See ee los lleva a comprender mal su | Comnitivnheoms id eee prone rn de Buide Bruch (desde la via | aa ee? ea acan (por la via del afecto). Es, en otros ae 3 que no consigue sintonizarse con el nucleo sub- | Jetivo de la hija, con la exigencia real que mueve su demanda, recono- \ ciendo alli un lugar suyo, un lugar propio. Es preciso, por sobre todas las cosas, evitar responder a la anoréxica de un modo especular a su rechazo, Evitar encarnar al Otro rechazante (posicion en la cual la anoréxica tiende a colocarnos en la transferencia, tarde o temprano) se vuelve una maniobra esencial en la conduccién del tratamiento. Eso posibilita desmontar y circunscribir el encierro autistico del sujeto enoréxico y su impulso a interrumpir el tratamiento. Se evita asi que la paciente realice aquella que es, en su grado mas alto, su posicién de goce sintomatico por excelencia: ser el desecho, el resto del Otro. Sobre ese punto, el diagnéstico de estructura se muestra revelador en la lectura de la funcién del rechazo de la paciente y orienta las inter- venciones. En-la anorexia histérica prevalece la funcién del rechazo como demanda formulada para provocar en el Otro un reconocimiento en términos de deseo. En las formas consideradas como “anorexia ver- dadera”, la paciente a: ‘a con el rechazo para poder reencontrar en la respuesta rechazante del Otro, la confirmacién de su condici6n de goce, es decir, de ser ella misma la encarnacién del rechazo del Otro. En el primer caso, prevalece entonces el rechazo como provocacién (y pro- duccién) de deseo. En el segundo caso, ese rechazo como provocacion (y produccién) derechazo. 3. El rechazo como modo de evitar la pérdida kK en el tratamiento avanzado El rechazo en el tratamiento de la anorexia se presenta frecuente- mente también, en una version particular, en la fase avanzada del trata- 156 LL > Escaneado con CamScanner Escaneado con CamScanner

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