Reseña Atlas
de la Violencia en
América Latina*
Karen Valeria Castro Riveros
Fronteras y Seguridad en América Latina
*Atlas de la Violencia en América Latina. / Juan Mario Solís Delgadillo y Marcelo
Morriconi Bezerra. — 1a. ed — San Luis Potosí, México. Universidad Autónoma
de San Luis Potosí, 2018.
Atlas de la Violencia en América Latina, es un libro escrito por distintos autores
de numerosas partes de Latinoamérica, coordinado por Juan Mario Solís Delgadillo
y Marcelo Marconi Bezerra todos ellos tienen un común denominador al momento
de realizar el libro y es la etapa formativa de los académicos quienes hicieron parte
del Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca. En cuanto al título,
considero que este no es lo suficientemente efectivo para atraer a las personas ya
que al momento de que el lector vea que dice “Atlas”, podría considerar que el
libro presentará mapas políticos ilustrando las distintas problemáticas en América
latina, no obstante, al ser un libro con un título llamativo y teniendo en cuenta el
contenido que este presenta como lo son distintas gráficas, infografías, tablas
porcentuales permite entender de una manera distinta la coyuntura social,
económica, política, cultural de esta región. Por otro lado, se logra evidenciar en el
prólogo el objetivo que los autores tienen y es la voluntad de analizar y comparar
los casos de distintos países de América Latina, entendiendo la cultura de la
ilegalidad, cómo los Estados manejan las políticas de seguridad, y los patrones de la
violencia en cada uno de los estudios/investigaciones.
Los autores y al mismo tiempo los coordinadores del libro organizan un trabajo
muy compacto analizando en primera medida de una manera general lo que se
entiende por violencia en América Latina y posteriormente dividen el texto en
distintos casos de estudio en donde se logra observar una comparativa del caso
México y Centro América, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua,
Republica Dominicana, Panamá, la Región Andina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú,
Venezuela, Cono Sur, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay; además cada caso
examina una problemática distinta como por ejemplo, el delito en el territorio, la
violencia como tipo de cambio fronterizo, la habitabilidad de los jóvenes en ciertos
países, el Estado de Derecho en medio del narcoterrorismo, la dicotomía entre la
Seguridad Nacional y la Seguridad Ciudadana, las redes ilegales y los liderazgos
políticos sin control.
Por otro lado, los autores mencionan que la violencia (el tema específico del
cual se centra el libro) es un fenómeno heterogéneo y generalizado, además,
encuentran importante resaltar que la concentración de la población y la
proliferación de los mercados ilegales indican a ser variables explicativas en cuanto
a la expansión de la violencia en la región, así mismo, esta expansión de la violencia
se ve marcada por la escaza incapacidad de los Estados nacionales de tener una
presencia efectiva a lo largo de su territorio; encima, los autores rescatan que la
violencia puede observarse en tres grupos: países violentos en todos sus territorios
nacionales (Honduras, Venezuela, El Salvador, Republica Dominicana y Bolivia),
países en el que el caso de homicidios a nivel subnacional es heterogéneo (México,
Colombia, Brasil, Guatemala y Ecuador) y países que pueden ser considerados no
violentos ya que cuentan con buena calidad de democracia e indicadores de
desarrollo satisfactorios (Chile, Costa Rica, Uruguay, Argentina, Panamá, Ecuador,
Nicaragua y Perú).
Más adelante, se presenta el caso de Costa Rica, país considerado como no
violento en contraste con otros países de Latinoamérica, sin embargo, la autora
recalca que la violencia y el delito en dicho Estado se da por variables de
corrupción y mercados ilegales, todo esto da como resultado que el país se
encuentre en constante riesgo en temas como la propiedad privada de las personas
causando que los ciudadanos no puedan vivir en sociedad y se relaciona con el
Estado que no es capaz de protegerlos, también la autora realiza una distinción en
cuanto al grado de violencia que se presenta en la capital costarricense y la
provincia Limón, en la primera las tazas de homicidio son mucho más bajas
mientras que en la segunda como se encuentra a límites del mar hay mayores
grados de violencia y delincuencia.
En cuanto a El Salvador, los autores Liliana Rincón y Alexis Henríquez exponen
que la crisis de la violencia en dicho país está basada en el número de asesinatos
que se comenten cada año y en la lucha contra las principales pandillas en el país
como lo son las Maras Salvatrucha 13, Barrio 18 y Barrio 18 sueños, entre otras.
Esta lucha ha estado en marcha desde el 2003 con el presidente Francisco Flores
quien lanzo el plan Mano Dura con el fin de combatir la criminalidad en ese
entonces. Adicionalmente, los autores realizan una tabla comparativa de los índices
de homicidios teniendo en cuenta los periodos comprendidos 2005-2015,
probándose que para el año 2005, El Salvador contaba con una población de
6.049.411 en el cual 3.812 fue el número de homicidios, mientras que para el año
2015, el total de población era de 6.460.271 en el cual hubo 6.670 homicidios, así
pues, se logra percibir que el grado de violencia en el país va aumentando, todo lo
anterior se puede entender por distintos factores, el primero, es la tregua que
hubo entre las pandillas que les permitió una mayor comunicación dentro de los
recintos penitenciales con los grupos criminales que se encuentran a fuera de este
ayudándoles a negociar con el Estado la reducción de los homicidios a cambio de
satisfacer las demandas de los grupos criminales, de esta manera se muestra como
el Estado va perdiendo legitimidad para garantizar la seguridad de la población.
Honduras está clasificado como uno de los países más peligrosos del mundo. La
inseguridad de este país se debe a factores económicos, la corrupción y el mal
gobierno, entre las ciudades con las tasas más altas es Cortes, Atlántida, Yoro,
Colón y Copán, los homicidios también están estrechamente relacionados con
hombres jóvenes y en edad productiva, no obstante, los índices de homicidios son
mucho más elevados en mujeres jóvenes. Tanto Honduras, El Salvador y Guatemala
hacen parte del Triangulo Norte y esta marcada por la violencia y la criminalidad,
además el poder que posee el narcotráfico y las pandillas son también factores que
definen la violencia de estos tres países.
En cuanto a Colombia, la violencia se inmiscuye en la debilidad institucional, las
asimetrías socioeconómicas, la baja institucionalidad del poder público, la ruptura
sistemática entre el Estado y la sociedad civil, la pobreza, la desigualdad y el
conflicto armado de hace más de sesenta años. Como se ha mencionado con
anterioridad a nivel subnacional la violencia es muy heterogénea, según los autores
los departamentos más violentos de Colombia es Antioquia, Atlántico,
Cundinamarca, Santander y Valle del Cauca, en cambio los departamentos menos
violentos son el Amazonas, Guainía, Guaviare, Vaupés y Vichada respectivamente
para el año 2013. Los departamentos que se caracterizan por ser más violentos son
porque tienen una concentración poblacional elevada, tienen un continuismo
partidista medio esto lo que quiere decir es que un partido o movimiento a estado
al frente de las instituciones de poder local durante un largo periodo. En cuanto a
los departamentos menos violentos, estos se caracterizan por tener una densidad
poblacional muy baja, así mismo es muy insignificante en cuanto a términos de
generación de valor.
Respectivamente Brasil, las políticas públicas de seguridad no han sido capaces
de minimizar los altos índices de criminalidad ni tampoco el avance de la esta.
Empero, el estado brasileño pretende implementar leyes más punitivas. Teniendo
en cuenta lo que mencionan los autores, se puede mencionar que existen tres
hipótesis para entender el grado de violencia en este Estado, la primera, es que la
actual política de seguridad de Brasil, más represiva, no ha dado resultados
concretos ante esta problemática, evidenciándose el aumento de violencia en las
zonas más críticas del país; segundo, las cuestione sociales, políticas y económicas
siguen siendo desiguales en la distribución de renta, por último, las cuestiones de
impunidad en el país, la elucidación de los crímenes en cada ciudad con altos
índices de violencia se han agravado por la falta de personal policial.
Según los autores, las causas de muertes en Brasil para el año 2014 se ven
representadas de la siguiente manera: homicidio doloso (83.3%), latrocinio (3.5%),
lesión corporal seguida de muerte (1.3%), muertes por intervención policial (5.2%)
y victimización policial (0.7%). La explicación a la violencia en este país se debe a
distintas variables, entre ellas se encuentra la pobreza y los malos índices
socioeconómicos que siguen permeando determinadas zonas del país. Ahora, esta
variable no solo justifica la violencia sino también va acompañada de la impunidad,
lo que quiere decir que hay una inmensa debilidad en el sistema de justicia del
país, causando que la criminalidad avance en las ciudades débiles de Brasil.
Ahora bien, respecto el final del libro los autores no hacen una conclusión
general del texto, algo que es imprescindible para reafirmar el objetivo del texto, a
pesar de ello, cada uno de los autores sí desarrollan una conclusión al caso de
estudio respectivo, no obstante, hubiera sido interesante que se presentara una
conclusión mucho más estructurada para cerrar la dinámica o la temática antes de
dar paso a la sinopsis biográfica de los escritores del texto. De manera general, los
autores desarrollan el análisis comparativo a través de la investigación cuantitativa
haciendo uso de estadísticas propiamente elaboradas como también haciendo uso
de las estadísticas del DANE, UNODC y otras entidades públicas, así mismo,
desarrollan una investigación cualitativa a través de encuestas a ciudadanos con el
fin de entender las dinámicas locales y estatales de una manera mucho más
empírica y compacta.