100%(1)100% encontró este documento útil (1 voto) 293 vistas25 páginasHistoria de La Filosofía Medieval - Cap1 - José Antonio Merino
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Caplruco 1
EL CRISTIANISMO Y LA FILOSOFIA
BIBLIOGRAFIA
Atzevi, L., Ellenismo ¢ cristianesimo (Milan 1934); Danigtou, J.,
théologie du Judéo-Christianisme (Tournai 1957); Jouver, R., Essais sur
fe rapport entre la pensée grecque et la pensée chrétienne (Paris 1921); Mu-
soz ALonso, A., Dios, ateismo y fe (Salamanca 1972) 191-205; Orse, A.,
Hacia la primera teologia de la procesion del Verbo (Roma 1958); RuccE-
RO, G., La filosofia del cristianesimo, | (Bari 1961); SERTILLANGES, A. D., El
cristianismo y las filosofias, 2 vols. (Madrid 1966); WoLFson, H. A., La fi-
losofia dei Padri della Chiesa, I (Brescia 1978); Zusiri, X., Historia, natu-
raleza y Dios (Madrid 1959) 343-409; Ip., El problema filosofico de las re-
ligiones (Madrid 1993) 260-325.
La filosofia trata de clarificar los problemas existenciales, aun-
que nunca los resuelve definitivamente. Por eso, ella es siempre pro-
blematica y est4 en constante marcha hacia nuevas formas de com-
prensién sobre los grandé’ temas de la existencia humana, como son,
por ejemplo, la misma vida, la muerte, el hombre, el mundo, Dios, el
mal, la libertad, etc. La filosofia es un camino, a veces un sendero in-
terrumpido, y una marcha a la busqueda y a la posesion de la verdad.
Por este motivo, el hombre naturalmente hace filosofia y se encuen-
tra inmerso en ella sin pretenderlo. Bs legitimo y natural que un fild-
sofo se instale en un sistema concreto, y desde él piense, tenga su
propia visién y se proponga afrontar la problematica existencial. Sin
embargo, no es correcto encerrarse tozudamente en él y negarse a re-
conocer el valor de otros sistemas diversos y posibles. La historia de
la filosofia es el testimonio evidente de tantos sistemas que se suce-
den, se niegan y se reniegan, pero que son, al mismo tiempo, expre-
sién creadora del dinamismo inacabado del espiritu humano.
Cualquier historiador de la filosofia sabe por propia experiencia
que, cuando uno entra en el universo de un filésofo o de un sistema
filoséfico, suele toparse frecuentemente con no poca oscuridad que,
Poco a poco, se va cambiando en claridad y en luz. Al penetrar en el
Complejo mundo de la filosofia medieval, la primera impresién que
Se tiene es la de encontrarse con un continente mental muy diverso
del nuestro y con un problematicismo no facil de comprender. Pero
€n la medida en que se avanza en el pensamiento y se entabla un dia-
'0go razonable, los prejuicios defensivos van mitigandose y desva-Historia de la filosofia medieval
ié ntonces comienza a aparecer una clanidadl especial,
neciéndose, ¥ Fdeslumbra, a otros ofusca, ano pocas | “ ‘oncierta
Tz a xtrafia que se transforma en oscuri ad, y se lene:
Fae ate nase eso que Kant, en Ja introducci6n a la Critica de
chaza porque .
ici i los «abismo:
icio, solia lamar S
Tanto Ia filosofia como la cien
4
3 de la raz6m». . a
cia, e incluso la misma religion,
importantes para el hombre en la medida que ellas son capaces
son imy
per uliar y valida del hombre y de la vida, es
de ofrecer una vision peo pueda orientar la existencia humana y
Q jsion que ;
decir, una cosmoyisiit aevabre en el mundo. En esta perspectiva,
‘ sto del hom! «nai
clarificar el puesto d ando dice: «Toda ciencia es cos-
is de K. Popper ou 3
comparto Ta esis Oe nfel terés de la filosofia, no menos que el de
mologia, creo, y para mi a u
la each, reside exclusivamente en su audaz intento de enriquecer
nuestro conocimiento del mundo y la teoria de nuestro conocimiento
del mundo. Me interesa Wittgenstein, por ejemplo, no por su filoso-
fia lingiifstica, sino porque su Tractatus era un tratado cosmolégico
(aunque rudimentario) y porque su teoria del conocimiento estaba
estrechamente vinculada con su cosmologia. Para mi, tanto la filoso-
fia como la ciencia pierden su atractivo cuando abandonan ese obje-
tivo, cuando se convierten en especialidades y dejan de contemplar
los enigmas de nuestro mundo y de admirarse ante ellos» !. En este
sentido podemos decir con seguridad que el cristianismo y la filoso-
fia, que ha nacido de él, pueden ofrecer una cosmovisi6n global, ar-
quitectonica y armoniosa en sus presupuestos metafisicos y en sus
consecuencias cosmoldgicas, antropolégicas y éticas.
I. CAMBIO DE PARADIGMA CULTURAL
__ Se podrd discutir si es el hombre el que cambia las ideas 0 son las
ideas las que cambian al hombre. Es cierto que el hombre elige aquel
Spo de verdades que le van mejor, pero también es cierto que las ver-
ides cambian y condicionan el elegir mismo del hombre. Es un
mxioma claro que para comprender una cul i
comorin sor teflerive Ped’ &! hombre, en cuanto tal, se interpreta
una filosofia, una olen ¥ Pensante;-capaz de elaborar y de construir
—) * encla y una cultura 2, B] patrimonio cultural gre-
PER, K., Ey desarrolio de
' Bo
160-161,
2
Poder
hace vi 98 orillar 9 a
eren ella algo tnicoe inet Palabra «cultura», si la sociologia alemans in08
uni
able. La podemos sustituir por la palabra «ci-
lel conocimiento cientifico (Buenos Aires 1979)Cl. Eleristianismo y la filosofia 2
esté muy presente en la cultura actual occi ;
co-roman® sn judeo-cristiana, de la que Occidente ine a grains
a Ja ae la que no puede desentenderse caprichosa y ligeramente:
mente +s griego interpretaba y comprendia el sentido y el valor de
" | bor oncia humana dentro de la perspectiva del orden césmico que
su onolvia. Se trataba de un cosmos eterno, no creado yen perferte
en, en donde todos los elementos y todos los seres jugaban un pa-
wl de armonia y estaban estructurados jerarquicamente. Cada cosa
Fi tf en su puesto y todas las cosas en su sitio. El-cosmos es un mun-
go totalmen! eligible, en donde ser y pensar coinciden, ET hom-
pre encuentra aqui su funcién, su sentido y su razén de ser. En cuan-
to animal racional posee el principio de inteligibilidad, la raz6n, que
es el criterio diferencial entre el hombre y los demas seres materia-
les. E] hombre encuentra su suprema felicidad y su realizacién indi-
yidual en el conocimiento y en la contemplaci6n, en la ¢heoria aris-
totélica. Pero si el hombre es sublime por su raz6n, es fragil y
efimero por su corporeidad, ya que por ésta pertenece al mundo ma-
terial sublunar. Por esto es mortal, sensible y envuelto en el mundo
de las apariencias y de lo opinable. Ahi radica su permanente ambi-
giiedad, tan presente hasta nuestros dfas en nuestra cultura occi-
dental.
Entre los mismos hombres se da una gran desigualdad. Sélo los
sabios, los inteligentes, los capaces de elevarse a la perfeccién, me-
diante la contemplacién, son los que adquieren un conocimiento per-
fecto, participan del mundo inteligible, se identifican con la practica
del bien, son felices y semejantes a los dioses. En la filosofia gtiega
se da una notable continuidad entre el conocimiento metafisico y el
conocimiento cientifico y teolégico, en sentido aristotélico, y entre
éstos y el conocimiento de Ia moral. En esa perspectiva racional in-
cluso la misma virtud se puede ensefiar. El hombre puede conocer la
verdad, es capaz de lograr la perfeccién y de asemejarse a los dioses,
aunque los dioses, no obstante sus maravillosas potencialidades, en-
carnan las mismas pasiones humanas, son imperfectos como los
mortales y excesivamente humanos.
_ Con la venida del cristianismo, aunque se presenta como una re-
ligién, se entra en un nuevo paradigma cultural. Frente a la filosofia
Steco-romana se evidencia una clara dialéctica de la continuidad y
c la Tuptura. Hay continuidad en el lenguaje, en los conceptos y en
logica, Pero se da al mismo tiempo una ruptura en el contenido, en
© Principios y en las consecuencias cosmoldgicas, antropolégicas y
ticas. Se asisie a una profunda transformacién en el pensar, en el in-
jilizaciém, que implica la idea de la unidad de la naturaleza humana; pero con ello
“ Problematica y la cuestién de fondo no cambian.Historia de la filosofia medieval
6 confrontacién entre los valores Briegos
yenel idente es que la vision antigua de [a r¢
la prim n el hombre se transforma en la relacién de Dios
mundo Sect se pasa de una vision cosmocéntrica a otra
con el hombre, Sbio cosmovisional de profundas consecuencias filo.
teocéntrica. an ilosofia. Ahora es Dios el Eterno y no el mundo;
sOficas on toda ja radical trascendencia divina, italiane des.
+ OOF a coos, Dios ya no es un teorema, sino el crea
conocde Pd aE Bre endo eS un cosmos tan ordenado y aot
del mundo, ¥ Pee los griegos, pero el mundo ya no es etemo, sing
apora y capaz de tener historia. /
El hombre, en el cristianismo, adquiere un rango especial, no
solo porque ha sido creado por Dios a su imagen, sino porque, gra-
cias a su libertad, goza de un poder especial para crear, un poder de
afirmar o negar, incluso para oponerse al proyecto divino de la crea-
cién. Es un ser temporal ciertamente, pero Ileva en si mismo un prin-
cipio de trascendencia que hace del ser humano un eterno insatisfe-
cho y un homo viator. :
Para la comprensién de un paradigma cientifico es necesario te-
ner presente la categoria de horizonte. Como asimismo para com-
prender adecuadamente un sistema, una filosofia y una cosmovisién
concretas es necesario descubrir el horizonte propio, situarse en él
para poder ver y comprender desde él. El concepto de horizonte es
muy importante para la comprensién de un texto, de un sistema o de
la misma realidad, ya que toda comprensién se hace factible solo
desde el marco de un horizonte, como lo subrayan Husserl, Heideg-
ger y Zubiri.
__ Segtin Gadamer, la comprensién de un texto se debe hacer a par-
tir de una situacién; pero «al concepto de situacién le pertenece
eaeuimenie el concepto del horizonte. Horizonte es el Ambito de
a que al area y encierra todo lo que es visible desde un determi-
‘ado punto» *. Si entendemos el horizonte como un punto de vista,
oo ania que sdlo se ve todo aquello que cae en este campo vi-
tia visualizacion, aa cosas y dimensiones que se escapan a nues-
hotizoate propio d lo obstante este limite, es necesario descubrir el
sus presupul outa aie filosofia para poder comprender su visin,
entender una filosofia h; lensaje. También Zubiri subraya que «para
&l, y ver las cosas “de aA que descubrir su horizonte, colocarse en
Or tanto, falsa y formal de él. Lo demas seria verlas desde fuer.
mente» 4. La filosofia griega nace propia-
terpretar ES
cristianos, era
lacion del
3
Gabamer, H.
4 - So Verdad y método (Salamanca 1977) 372.
Zusma, X
19: | X., «Sobr
(1933) g9, 'e el problema de la filosofian: Revista de Occidente 115C1. El cristianismo Y la filosofia
7
los primeros pensado:
pen oa buscando To que en cada cova aon oe vision
de la We de lo que siempre es, de lo permanente y sustoree et eS
porizoe mente el problema del cambio. El problema sane Stee
ip a griego es el del movimiento. ,Cémo se explica que el ho-
oe deja de set? cA qué se debe el paso de lo que una cosa era ante :
ahora es otra? Las cosas pueden cambiar, y de hecho cambian, pero
¢! todo permanece y es siempre. A este todo la filosofia griega llamé
naturaleza, physis. Las cosas son momentos de un todo; y el movi-
miento oculta y retiene en si lo que cada cosa es desde siempre,
Con la venida del cristianismo, siguiendo la interpretacién de Zu-
piri, se entra'en un nuevo horizonte de comprensién, en donde el
roblema del movimiento cede el paso a otro mas radical y fundante,
el de Ja nihilidad, que es una consecuencia del hecho de [a creacin.
Lo problematico ahora noes el hecho de que las cosas cambien, sino
que sean, que existan. «El griego se siente extraiio al mundo por la
variabilidad de éste. El europeo de Ja Era Cristiana, por su nulidad 0
mejor nihilidad. De aqui arranca la diferencia entre nuestro modo de
filosofar y el modo de filosofar del hombre griego»./El griego ve el
mundo.con.sus.cosas como algo cambiante, mientras que el cristiano
Jo ve como una nada que ha saltado al ser,Si el griego se preguntaba
cémo algo que es, deja de ser, 1 hombre ¢ristiano es més radical y se
pregunta cémo de la nada las cosas han pasado al ser#No se trata,
pues, de una diferencia de grado, sino que «en este cambio de hori-
zonte ser va a significar algo toto coelo diferente de lo que significé
en Grecia: para un griego ser es estar ahi; para el europeo occidental
ser es, por lo pronto, no ser una nada» >.
El horizonte cristiano ha condicionado toda la filosofia occiden-
tal, desde la patristica griega y latina hasta Hegel, pasando por Des-
cartes y Kant. El horizonte cristiano va acompafiado de una peculiar
visién del mundo, del hombre y de Ia vida. En esta cosmovisién es-
tan «de un lado las cosas; de otro lado, el hombre. El hombre, que
existe entre ellas para hacer con ellas su vida, consiste en la determi-
nacién de un destino trascendente y eterno. Para el griego existen el
Cielo y la tierra; para el cristiano, el cielo y la tierra son el mundo,
Sede de esta vida: frente a ella, la otra vida. Por esto, el esquema cris-
tiano del universo no es el dualismo “ciclo-tierra”, sino “mun-
do-alma"y 6, Con el pasar del tiempo, y el sucederse de los diversos
jistemas que la historia de la filosofia nos ofrece, el pensamiento de
Modernidad, y mucho més el de Ja llamada posmodernidad, se en-
Cuentra en otro horizonte diverso del cristiano. El horizonte que pre-
; }2. «Sobre el problema del cambio»: Revista de Occidente 118 (1933) 90-91.
Ib,, Naturaleza, Historia, Dios (Madrid 1981) 162.via de la filosofia medieval
Histo!
pr de la contemporaneidad creo
sistemas i de la contingencia y del limite,
horizonte de .
que bien puede Haacultad del hombre actual para jcompreides en
De ahi la aa in filosofia medieval y su met: fisica. ero esto perte-
ae, ae historia de la filosofia contemporanea.
nece
8
edominantes
IDEAS BIBLICAS Y F' UNDAMENTACION FILOSOFICA
‘0 religion revelada, ofrece a la reflexion
osofica, sino que los mismos
Il.
istiani uant
El cristianismo, en C' Seca fil
élo una nueva tematica 1 a
humans sions tradicionales se presentan en otra perspectiva
Ptjenen un diverso espesor éntico. Entre el pensamiento griego y la
fe cristiana se evidencian diversas orientaciones © interpretaciones
sobre muchos problemas comunes, que exigen clarificarse en sinto-
nia con los propios presupuestos metafisicos. El mensaje doctrinal
del cristianismo no se puede traducir adecuadamente a una idea uni-
versal y a la légica del pensar griego, porque se trata de un aconteci-
contienen en él determinadas
miento histérico singular, aunque se
estructuras metafisicas. En la Biblia se pueden encontrar elementos
propios de una metafisica de la creacién, cuyo aspecto mas significa-
tivo es el de una antropologia basada en Ja Trinidad, y que ha tenido
grandes repercusiones en la concepeién posterior del hombre. Segui-
damente expondré algunos temas concretos que son fundamentales
en toda la historia de la filosofia medieval e, incluso, occidental,
aunque soy consciente del peligro de caer en una simplificacién en
esta esquemdatica sintesis, que pretende ser comparativa y peda-
gogica.
1. Existencia y esencia de Dios
<0, ve toon oe que se basa y se apoya en el mensaje bibli-
proceso especnlatie come conclusién y resultado necesarios de un
miento griego, La fool ialéctico, tal y como se presenta en el pensa-
gia, como se enous i no es la consecuencia légica de la ontolo-
Sus comentarios a Schelliny Aristoteles, por ejemplo. Heidegger, en
io una continuacién teeitiey tee Foleeier a eiuteles Ja tealogia
logia 7. En el cristianismo Dig ¢ la ontologia, es decir, una onto-teo-
$ No es un teorema ni un postulado de
i
Heideg,
colesial ni gqeens SMbrava que el-térmi
cra ino teologi: Spi i ambit
2818 Y conectamente de pe NUEVO Testament lao queeca vie reales sap
nento, viene de la filosofia pa-
teologia sea de Platén: inct
Wlarizada o t luso critica y rechaza las formulas: Ja filosofia es
‘4 teologia
2 & flosofia aplicada, Para Heidegger, la preguntaC1. Elcristianismo y la filosofia 9
sq sino una Presencia que crea-y se manifiesta li ;
een y en Ta oreacién, San Pablo (om 1.19) dee
e e el hombre puede conocer la existencia de Dios no sélo a través
de la fe, Si20 también «por la naturaleza».
Para el pensamiento cristiano, Dios no se encuentra al final de un
recorrido dialéctico, sino al principio, como hecho previo absoluta-
mente trascendente; no como pensamiento puro y «primer motor in-
movil», sino como persona y soberano absoluto. Dios no es la eterni-
dad del mundo, sino el Eterno e Infinito, el Ser Personal que crea y
sustenta providencialmente el mundo.
La filosofia griega Ilegé a elaborar una idea muy elevada de
Dios, incluso a concebir la unidad de lo divino como unidad de una
esfera, que podia admitir en ella misma una pluralidad de entidades,
de fuerzas y de manifestaciones, manteniendo siempre los niveles je-
rarquicos con sus diferentes grados Gnticos. Pero nunca llegé a la
concepcién del Dios biblico como uno, tinico y trino. Los mas desta-
cados filésofos griegos, como Platén y Aristételes, consideraban a
Jos astros como dioses o seres divinos. Platén llamaba al mundo
«dios visible», y a los astros «dioses creados». Pero con la visién del
monoteismo biblico, del Dios uno y tnico, surge una nueva concep-
cién de la trascendencia y se rechaza frontalmente cualquier tipo de
politeismo y de idolatria. La unidad y trinidad del Dios judeo-cristia-
no presenta una diversa trascendencia y es totalmente diverso del
mundo, que contrasta fuertemente con la filosofia de los mas egre-
gios pensadores greco-romanos.
La idea de Dios, concebido como ser trino y personal, oftece una
nueva perspectiva hermenéutica del universo y un nuevo horizonte de
comprensién del pensamiento cristiano, irreductible filosdficamente,
pero capaz de iniciar un nuevo pensar filosdfico, como se demostrara
alo largo de los diversos sistemas del medioevo. Para pensar y com-
prender la realidad del Dios cristiano ya no basta la categoria aristoté-
lica de la sustancia, sino que hay que recurrir al concepto de relacién
y, mds concretamente, al de relacién subsistente.
2. El mundo
Frente al necesitarismo griego, que ve e interpreta al mundo
como eterno y necesario, se opone el creacionismo biblico, que in-
iloséfica es en si misma doble, ontolégica y teolégica: «la filosofia es onto-teolo-
Sia». Incluso «cuanto més originariamente ella retine.esta dualidad, tanto més autén-
fcamente es filosofian: Hemeocer, M., Schelling (Napoles 1994) 103. Para el Hei-
‘“gger de 1936, la expresién onio-feologia no tiene el aspecto negativo que le dard
Posteriormente,S: Yo si ‘ om
-_ ontolégicamenie el que soy, sera una clave de lectiir
10 Historia de la filosofia medieval
les como un efecto de la
erpreta el mundo y todos los seres natural 0
jountad libre de Dios, que los ha originado y colocado en el tiempo;
ido inicio y es contingente.'El mundo es
es decir, el mundo ha teni | e mur
ratuito pero no superfluo, ya que tiene una finalidad intrinseca.
Para el pensamiento griego, el mundo connota un gran orden estruc-
ra r ello, lo amaban cosmos. El modo como integrar y ex-
eat cada cos, cada ser y cada elemento dentro de este orden cons-
tituyd uno de los mayores esfuerzos de las diversas interpretaciones
miticas y de las mas variadas filosofias griegas, desde los presocrati-
cos hasta los estoicos, pasando por Platén y Aristételes. EI primero
recurria a un Demiurgo o a una actividad demiirgica para poner ar-
monja ontoldgica en la variedad de los elementos; el segundo propo-
nia la atraccién finalistica de un Motor inmovil. Los estoicos defen-
dian una forma de monismo panteistico y Plotino presentaba una
_emanacién metafisica del Primer Principio.
En el pensamiento judeo-cristiano se acentia fuertemente el con-
cepto de creacion. Segin la Biblia, Dios cred todos los seres. Y los
cred a través de la palabra, es decir, sin materia determinante previa.
El universo no es hijo de un dios menor y cruel, sino criatura del
Dios Amor y Trino. Lo que ya ofrece un tono especial para afrontar
la existencia y poder habitar en el mundo. El concepto de creacion
de la nada, creatio ex nihilo, sintetiza la peculiar visién biblica del
mundo y la radical diferencia con la filosofia griega. El concepto de
creacién entra en la filosofia como una nueva cifta ontolégica y con-
diciona toda una serie de temas cosmolégicos, ontolégicos y antro-
poldgicos. A la categoria de la creacién no se llega a través de la teo-
logia filos6fica, al estilo platénico-aristotélico, sino mediante la
revelacién que puede ofrecer un nuevo mensaje doctrinal y un suple-
mento de luz a la misma raz6n. La creacién implica una diferencia-
cién radical entre el creador y la criatura. De este modo se corta de
raiz cualquier tipo de panteismo. .
_ La Biblia subraya que Dios cred todas las cosas motivado por el
ie yle hina ge un modo libre y gratuito. Todo, pues, resulta ser
gue lege id a © presenta como una categoria ontolégica mas
ee ¥ a. Es cierto que Platén, en el Timeo, sostiene que el
urgo plasmé el mundo sirviéndose de una materia preexistente
bee ai la idea de bien. Pero entre ambas concepciones se dan nota-
iferencias de fondo. Entre la cosmovisién biblica y la griega
resalti i i
‘an notables divergencias tanto en sus principios como en sus
consi i ioni:
cién al penn i creaetouiemip presenta, in radice, la dificil solu-
Oaet! fe problema del cémo y del por qué derivan del
multiple, del Infinito lo finito. La misma decli
a Moisé on. de.Dios
icamente i6 i rs
te la doctrina de Ja creacién. En esta perspeCL. Elcristianismo y la filosofia ll
es el Ser por esencia; y la creacién es una participacion de esa exis-
tencia. Dios es el ser, las cosas no son sino que.tienen el ser. Esta on-
tologia del ser Infinito y del ser contingente serd una de las grandes
cuestiones no sdlo de la patristica, sino también de todo el medioevo.
Con ello se plantea de un modo original y nuevo la pregunta fun-
damental por el ser. Esta pregunta esencial entra por vez primera en
la filosofia occidental, y que sera recogida en la repetida cuestién:
qpor qué existe el ser y no la nada? La constitutiva finitud del mun-
do, que connota la idea de creacién, abre una nueva perspectiva so-
bre la cuestién del ser no sdlo en sentido ontoldgico, sino también
axiolégico y estético. Si en la filosofia griega el problema funda-
mental era él de la esencia (ousta), dado que la existencia no era pro-
blema porque el mundo en su totalidad es un absoluto y no contin-
gente, con el pensamiento judeo-cristiano la existencia entra en el
primer plano y como la gran cuestién ontoldgica. La diferencia entre
la existencia, su modo de ser y su mutua relacién, la comprensién del
ser como acto existencial y, sobre todo, la pregunta sobre «qué es el
ser y el no ser» §, son cuestiones filosdficas que tienen su origen en
el pensamiento biblico y que tendran maxima incidencia no sélo en
la filosofia medieval, sino también en toda la filosofia moderna y
contemporanea.
3. EI Logos
E] Logos encierra una importantisima y decisiva idea de media-
cién y de ejemplaridad con relacién al tema de la creacién, y era uno
de los temas mas en boga cuando Ilegé el cristianismo. La idea de
Logos era una cifra en aquel tiempo. La usaba la filosofia pagana y
la recoge el Nuevo Testamento. Filén la consagré y la puso en circu-
lacién en los ambientes filoséficos. Y cuando el autor del cuarto
Evangelio se la aplicé al Hijo de Dios, quedé definitivamente consa-
grada. Pero el Logos puede ser considerado en si mismo, en relacién
con el mundo y en relacién con el hombre.
_, Considerado en si mismo, se presenta como el conjunto de las
ideas con las que Dios se piensa a si mismo. En Filén las ideas, si-
Suiendo Ja linea platénica, en cuanto verdades objetivas impersona-
les y subsistentes en si mismas, se convierten en la idea de un Dios
personal. El Logos se presenta como la eterna sabiduria divina, en la
que Dios se piensa a si mismo. Es la Palabra, mediante la cual se ex=
Presa él a si mismo y, por tanto, como un Hijo de Dios a través del
cual se proyecta. Considerado con relacién al mundo, es su modelo,
* Acustix, Enarrationes in Psalmos 38, 22.12 Historia de la filosofia medieval
Jey. Lo mismo que en a ainies Plarénice a Des
i 1 modelo de las idea: i 1
mniurgo piesmne ae oe echo a través del Logos. Por tanto, el
al ora ee ajeno y extrafio a Dios, sino que es su criatura y en él
me edi sus huellas. Considerado con relacién al hombre,
el Logos es el modelo ideal, la pauta espiritual, la norma.ética y el
que le vincula a Dios. El Logos, como mediacion. ontoldgiea, episte-
molégica.y.moral, estaré presente no solamente en tie al forenion
teolégica posterior, sino también en la cosmovisién del hom! me me-
dieval y en la misma estructura filoséfica, en cuanto idea exp! es °
implicita del perisar filos6fico. El Logos pasara a la historia de la
filosofia como el modelo de mediacién entre elementos diversos,
antagonicos y opuestos en el orden ontoldgico y en el orden gnoseo-
logico.
su prototipo y su
4. El hombre
Dado que la filosofia griega es fundamentalmente cosmocéntri-
ca, el tema antropolégico no tenia una prioridad metafisica. Para el
pensamiento griego, el hombre y el mundo se encontraban intima-
mente vinculados y jamés contrapuestos, porque tanto el hombre
como el mundo estaban dotados de vida y de alma. En la visién helé-
nica el hombre no entraba en una jerarquia superior al mundo, como
se constata en el famoso texto de Aristételes, cuando dice que «natu-
ralmente hay muchas cosas més perfectas que el hombre, como son
los astros de los que se compone el universo, simplemente atenién-
donos a las cosas visibles».
En la perspectiva biblica, sin embargo, el hombre no es simple-
mente un componente més del universo, sino una criatura privilegia-
da, creada por Dios a su imagen. Este ser-imagen-divina del hombre
ha inspirado toda una antropologia en la que el hombre es visto ¢ in-
terpretado como una realidad singularisima y dignisima, Este
Ser-imagen-divina no es una metifora, sino una cifra y una categoria
ontolégica que diferencian completamente al hombre de todos los
Sams Aeros creados. El hombre biblico Neva en si el impulso y el di-
© asemejarse a Dios, que le impele siempre hacia adelante
y le hace ser un buscador insatisfé i i
] ‘echo, un insaciable promotor de no-
Vedades, un inventor, Pe ceria
. El hombre quiere ser P
tes Fi ” q Ser y ser mas. Acertadamen-
© podra definir su €sencia como un conatus existendi, empleandoCl.
sristianismo y la filosofia 13
en la base de nuevas creaciones cientificas, filosdficas, artisti
técnicas.
En la patristica se define al hombre como crealura regia, y en la
filosofia medieval como microcosmos, en cuanto sintesis de lo espi-
ritual y de lo material, ya que estd compuesto de alma y cuerpo,
Ciertamente que el concepto de «alma» es de cufio griego, que, a
partir de Sécrates, se impuso como la esencia verdadera del hombre.
Sin embargo, en la visin cristiana el alma, tanto en su origen como
en su relacin con cl cuerpo, oftece marcadas diferencias con la filo-
sofia griega, como se constatardé en esta Historia, También respecto a
ja inmortalidad del alma el pensamiento cristiano se distancia nota-
blemente de la concepcién griega. La inmortalidad cristiana es siem-
pre individual y personal, sin ninguna conexién con la inmortalidad
de un alma universal o de un Noits divino. El hombre no es una indi-
viduacion temporal del espiritu universal, en una forma pasajera de
existencia corporal, sino esencialmente un espiritu individual y en-
carnado. El cristianismo no se para en la inmortalidad del alma, sino
que va mas alla al proponer Ja «resurreccién de los muertos», autén-
tico escandalo para la mente griega. Quien sobrevive no es el alma,
sino la persona en su componente alma-cuerpo.
5. La moral
Tal vez sea el campo de la ética en donde se dé mas facilmente
un didlogo y una convergencia de intenciones entre el cristianismo y
la filosofia griega, ya que el platonismo y el estoicismo suelen consi-
derarse como inspiradores y precursores de la moral cristianas El
«sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» del Evange-
lio esté muy cerca de la consigna platénica de asemejarse a Dios, y
la ascesis del estoicismo ha condicionado no poco la moralidad del
cristianismo.’La conciencia moral cristiana esta muy cerca de la con-
cepcién ética de Platon, de Aristételes y de la Estoa. Segin éstos, el
alma racional es la que ha de regir el obrar humano, es decir, el alma
rectora debe ser Ja guia segura de las acciones humanas. Esto es lo
que hace sabio al hombre /Si para el griego el criterio ético consistia
en sintonizar Ja razon humana con el /égos intrinseco de la naturale-
za, para el cristiano lo estaré en sintonizar con el Logos divino, el
Logos de Dios que se ha encarnada. en Cristo y se ha presentado
como «camino, verdad y vida» (In 14,6)/
La filosofia griega interpretaba la ley moral como la ley de la
misma naturaleza, de la physis, que se impone implacablemente. y
sin excepcién tanto a los hombres como al mismo Dios, ya que la ley
no ha sido dada o puesta por Dios, y El mismo esta sujeto a ella, El.a7 Kx
Sur
Vehec
14 Historia de la filosofia medieval
i i 2 ral, es total-
n Dios legislador, 0 que imponga la ley moral + 08 tot
en a los fildsofos griegos. Sin eribatens ol Dios Ufatieo
da al hombre el Decdlogo en forma de orden y de man nay tent, P i
tanto, la virtud, en cuanto bien moral supremo, pr evi ‘ det na
rectitud ética con el orden de Ja naturaleza, ino que es ‘ol y peneia a
los mandamientos divinos. Aqui sc subraya la importancia de su ;
‘etividad personal como obediencia a los mandamientos de Dios y
ie b antidad» no es sintonia con
ésmica ¢ imper: lL. La «
no auna ley césmica ¢ impersonal. cs Si fa con
el Logos césmico, sino armonia con la yoluntad divina. De este
gi
modo el intelectualismo griego queda sustituido por el voluntarismo
cristiano. En ctimplir la voluntad de Dios consiste la Tey moral, y en
“ePequerer y hacer el querer de Dios» esta la virtud del hombre. La
buena voluntad (el corazdn puro y el ojo limpio) entra como catego-
ria ética en la filosotia occidental.
En esta perspectiva, el pecado, categoria biblica no filosdfica, se
presenta como el mal ético supremo y como un acto de desobedien-
cia a Dios. Para Sécrates, el pecado era simplemente un error de
calculo. A esta interpretacién socratica se oponia visceralmente
Kierkegaard, en su obra Enfermedad mortal, en donde el pecado se
juzga como una ruptura violenta, un oponerse «frente a Dios». Los
griegos no han valorado ni sospechado la profundidad misteriosa
que se encuentra en el concepto de voluntad en cuanto «desafio», y
que expresa el caracter de la libertas negativa agustiniana como sub-
jetividad creadora. La raiz de la desobediencia, en cuanto enfrenta-
miento a Dios, es la soberbia y el orgullo, que son el postulado de
una ética de la transgresién. El querer y pretender «ser como dioses»
es el impulso faustico y prometeico de confrontarse con todos los Ii-
mites existenciales para poder experimentar el misterio de lo desco-
nocido. Esta doble tensién del hombre: hacia la obediencia y la des-
obediencia, es un aspecto permanente de una antropologia de la
ambigiiedad, a la que todas las éticas posteriores tratariin de dar una
solucién convincente y razonable. .
6. El tiempo y la historia
Dentro de los presupuestos ontoldgicos y cosmoldgicos del de-
terminismo griego no habia espacio para el sentido de la historia, ya
que fundamentalmente se tenia una concepceidn ahistérica, La idea
de Progreso no estaba muy desarrollada en el mundo griego, mis
bien predominaba el convencimiento del eterno retorno, Platn rect
ria a la vis in mitica en cuanto tiempo repetitivo y reiterative de un
pasado originario, Aristételes hablaba de catastrot periddicas que
remitian inexorablemente a la humanidad a lag situaciones anceC1. El cristianismo y la filosofia 15
les, aunque después se reaccionaba hacia una nueva evolucién de la
humanidad, que repetiria el circulo tantas veces recorrido, y que se
traducia en un incesante retorno al pasado. Los estoicos ensefiaban la
teoria de la destrucci6n ciclica no sélo del mundo natural, sino tam-
pién de las mismas civilizaciones. La historia fundamentalmente se
reducia al tiempo, que se repetia ciclicamente y reproducia lo ya
acontecido. La tesis de fondo era que el fuego, en la misma medida
que crea, en esa misma medida destruye. A la destruccién del uni-
verso sigue un renacimiento del mismo; por lo cual, todo surgira de
nuevo exactamente como antes.
Segiin el pensamiento judeo-cristiano, la’historia se desenvuelve
en otra perspectiva diversa, ya que no se despliega en forma ciclica,
sino rectilinea. En el transcurso del tiempo los acontecimientos im-
portantes podran ser parecidos, pero no los mismos, ya que son irre-
petibles y momentos determinantes que implican un sentido en vista
de un final. Los tiempos finales, o el fin de los tiempos, no seran una
repeticién ni una fotocopia de los origenes, sino el resultado de todo
un proceso que los ha ido preparando, condicionando y causando.
De este modo el tiempo se transforma en historia con un sentido, una
direccién y un significado, que dependen no solo de la accion de
Dios, sino también de las acciones, pasiones y decisiones del hom-
bre. El hombre también es creador de historia. La existencia tempo-
ral de la humanidad no es un retorno a lo mismo, a lo ya sido, sino
una nueva experiencia como exigencia de eso que se ha llamado «a
metafisica del Exodo».
En esta vision biblica de la historia lo decisivo no es el determi-
nismo de un ciclo temporal, que suprime toda individualidad, sino la
libertad en cuanto subjetividad creadora.y responsable histéricamen-
te de sus acciones y opciones. En la vision cristiana la historia no es
negatividad, sino positividad, ya que el hombre desenvuelve su mi-
sién temporal en cuanto criatura responsable. Debido a la vision
cristiana de Dios, del hombre y del mundo se supera la dimensién
estatica de la cosmologia gricga y se ofrece una perspectiva esencial-
mente dinamica. La concepcién dinamica del tiempo, en cuanto de-
venir y estar-por-Ilegar, no es enajenacién de lo eterno, sino la forma
¢specifica en la que el hombre experimenta su existencia como
Ser-en-el-mundo y su vocaci6n de trascendencia. El tiempo, pues, no
puede reducirse a una realidad fisica ni a una entidad cuantificable
de un modo fijo matematicamente, sino que es una categoria perso-
nal y pertenece a la experiencia interior.16 Historia de la filosofia medieval
7. Hacia nuevos valores
El mensaje cristiano ha ofrecido a la historia de la cultura y de la
filosofia la mas profunda y radical revolucion de los valores, debido
a su peculiar visién de Dios, del mundo, del hombre, de la moral y
de la historia. El mismo Nietzsche confiesa que el «sermén de la
montaiiay suponia el mas radical trastrueque de los valores antiguos.
El mensaje cristiano, y mas concretamente las Bienaventuranzas, 2
ofrece mas que una nueva ética, un nuevo espiritu y una manera sin-
gular de relacionarse con la inmanencia, con la trascendencia, con el
otro y con la naturaleza, és decir, presenta los presupuestos ¢ticos y
axiolégicos para la creacién de un humanismo integral y abierto.
La humildad, en cuanto reconocimiento de las propias posibilida-
des y de los propios limites, y mucho mas en cuanto negacién de si
mismo y afirmacién del propio anonadamiento, era desconocida a
los filésofos griegos; pero es en el nuevo humanismo cristiano la
condicién basica para penetrar en la verdad y para poder crear una
cultura de la solidaridad y de la paz, una filosofia de los derechos hu-
manos y una politica de la convivialidad. El principio cristiano de la
humildad y de la magnanimidad es un modo peculiar de ser, de vivir
y de relacionarse con los otros. El ideal supremo helénico del domi-
nio de las pasiones y de la superacién de la vanidad de las cosas, que
se practicaba como expresién del hombre autarquico y autosuficien-
te, capaz de lograr por si mismo el jjltimo fin de la felicidad, queda
totalmente transformado por el principio cristiano de que la salva-
cién no se encuentra en el mundo ni siquiera en si mismo, sino fuera
de él, es decir, en Dios. La grandeza ética del hombre ya no esta en el
desprecio de las cosas ni en el dominio de si, sino en la obediencia
activa a la voluntad del Ta divino. ’
El pensamiento griego ofrece, entre tantas cosas admirables, la
bella y profunda teoria del eros, como puede encontrarse en Platén.
Pero el eros no es Dios, porque es deseo de poseer lo que no se tiene.
Es una fuerte tensin que hace que la persona humana salga de si ha-
cia lo diverso. Es un camino y un impulso de perfeccién que puede
orientar hacia lo sensible y suprasensible, hacia lo divino, pero no es
Dios. El eros griego vive y se mueve dentro de la dialéctica del te-
ner-necesitar, de la presencia-ausencia, de la posesin-carestia, del
far teeibir €n un proceso inacabado, que se realiza y se consuma so-
lo bajo los impulsos fulgurantes de la belleza.
diane nr piblico, agape, es de diversa naturaleza y se realiza me-
broke a Swuamica interna diversa. El amor no es subida del hom-
Tore eons Sino ba ada o salida de Dios hacia los hombres. No es
el valor del cena” Bao on, gracia. Por tanto, no esté motivado por
Jeto.al que se dirige, sino que es algo gratuito, esponta-Cl. Eleristianismo y la filosofia 7
neo y libre. Mientras que en el mundo gricgo es el hombre cl que
ama y no Dios, ya que era indigno para un ser superior el rebajarse a
Jos seres inferiores, en el cristianismo cs Dios quicn ama y cl hombre
puede tener esa capacidad de amar si ha asimilado c incorporado en
su interior la actitud y el comportamiento divinos. Hin cl Nuevo ‘Tes~
tamento Dios es definido reiteradamente como amor, Y este amor
cristiano se ha convertido en una nueva cifra para Ia ética posterior y
en un paradigma para las relaciones interpersonales, sociales y poli-
ticas de toda la historia posterior, tanto de Oriente como de Occi-
dente.
8. Fey filosofia
Desde el punto de vista del conocer filoséfico, los griegos des-
confiaban totalmente de la fe (pistis) 0 creencia, porque interpreta-
ban que ella estaba en relacién con las cosas sensibles y cambiantes.
Por tanto, se la consideraba como una forma de opinién (déxa), no
fiable para la razon. Es verdad que Platén y Aristételes dan a la fe
una cierta importancia, pero sélo con relacién a los mitos. Sin em-
bargo, el verdadero saber filos6fico, el auténtico conocimiento, sdlo
se consigue con la certeza (epistéme).
La Biblia no se plantea problemas filoséficos, sino que es un
mensaje de salvaci6n, es una religién. Y, en cuanto palabra divina, se
presenta como objeto de fe. No es que se oponga a la razon humana,
sino que la trasciende, es un suplemento de luz. La fe no es algo irra-
cional o contrarracional, sino meta-racional; y su ensefianza no se re-
fiere a un saber de las cosas, sino a un orientar la vida humana segiin
un proyecto divino, es decir, a un saber sapiencial. Por eso, la Biblia
no se puede leer con simples ojos de cientifico, como se puede hacer
con los textos de Platén, Aristételes u Homero. La Biblia cambia
completamente de significado si se la trata como un simple texto 0
como palabra de Dios. Sin embargo, el mensaje biblico, aunque no
es una filosofia en sentido riguroso, ofrece un mensaje doctrinal y
una cosmovisién capaces de ser estudiados filoséficamente por los
especialistas y que éstos descubran nuevos horizontes y nuevas posi-
bilidades existenciales. Es evidente, e historicamente corroborable,
que el cristianismo ha influido mucho en la historia de la filosofia
occidental, y desde San Agustin hasta nuestros dias esté presente,
pasando por Descartes, Kant, Hegel, Heidegger y tantos otros filéso-
fos. En tono irdnico, pero no por ello menos certero, solia repetir He-
gel que «el abuelo de Ja filosofia alemana era el Pastor protestante de
Sey Nietzsche, con malhumor y reproche, decia en tono mordaz;Historia de la filosofia medieval
me entienden en seguida cuando digo
ee to ae mans oa por la sangre teoldgica».
Be ed or alto que el filosofar actualmente en ¢]
aoe puede Pevplica implicita o explicitamente, tener en cuen-
ieelte Si deaf Por este motivo, podemos encontrar diversas ac.
ta el hecho de la del filésofo: o filosofar en la fe, es decir, creyendo;
titudes por parte la fe o contra la fe, no creyendo. El filésofo Ia-
° Hon roc filosofar distinguiendo los campos de la fe y de
mi
* ia, no crea grandes problemas, en la practj-
lerazén. Fete sincroniza. Bs imposible dividir la cabeza del per.
Sl tes tan pen yo presen, ote
misma persona haga filosofia sdlo por Ja mafiana y por la tarde sdlo
teologia? Bl problema y la dificultad del filosofar del creyente esta en
«aneter éftre paréntesis» los contenidos de la fe sin que ellos incidan
en el pensar estrictamente filoséfico. Entiendo que entre la fe y la ra-
z6n siempre se dard una cierta dialéttica y tension, pero no debe ser
una dialéctica de la exclusién, sino de la integracion y de la comple-
mentariedad. Pero la tensién entre ambas no es facil de resolver y
esté ahi como un enigma malicioso. La historia de la filosofia ha co-
nocido y experimentado abundantemente la dialéctica de los «méaxi-
mos y de los minimos». A veces se ha dado un maximo de fe yun
minimo de razén; otras veces, un minimo de fe y un maximo de ra-
z6n. Han existido épocas en las que la fe ha absorbido a la razon, y
otras en las que la razén ha querido serlo todo. La historia ha oscila-
do frecuentemente entre la filosofia como «ancilla theologiae» (me-
dioevo) y entre la filosofia como «inimica theologiae» (Ilustracién).
A nuestro tiempo corresponde la formula de la filosofia como «ami-
gay colaboradora de la teologia». Generalmente no ha sido facil un
equilibrio entre estas realidades. Fe y taz6n estén destinadas a convi-
vir o en fraterna desarmonia o en tivalidad declarada, pero se necesi-
tan mutuamente. A veces la filosofia ha sido transformada en teolo-
gia, como en otras se ha transformado en retérica, en dialéctica, en
hermenéutica, en estética o en ética, La busqueda de la verdad, sea a
través de la razén 0 a través de la fe, siempre resulta una lucha de gi-
gantes, es decir, la noble tarea de los espiritus generosos y sagaces.
La fe y la razon, la teologia y la filosofia, se asemejan a dos cau-
dalosos torrentes que se encuentran y desembocan en un gran rio for-
mado por el pensamiento reco-romano, por la Patristica y la Esco-
listica, que ha ido creciendo y configurandose a lo largo de la
historia, Con sus antitesis y tensiones dialécticas internas segtn las
ines ae los diversos tiempos, los diferentes sistemas y las so-
laf ee ‘an sabido ofrecer los genios creadores de la historia de
1’osofia medieval. Por mucho que nos cueste aceptar una verdad a
dos velocidades, no Podemos negar que existe un ritmo propio de la
18CL Eleristianismo y Ia filosofia 19
raz6n y de las pruebas de laboratorio, y existe otro diverso que pro-
viene de la gratuidad de la revelaci6n.
Ul. CONFRONTACION ENTRE LA FILOSOFIA GRIEGA
Y EL CRISTIANISMO
La confrontacién entre la filosofia del naciente cristianismo, y
més concretamente del medioevo, y la filosofia griega es el resultado
de un encuentro y de un didlogo entre el pensamiento cristiano y el
pensamiento pagano. El cristianismo, en cuanto religién, contiene un
mensaje de salvacién, y, para demostrarlo, necesitaba del testimonio
existencial de los misioneros y de los martires. Pero contiene tam-
bién una doctrina, de la que necesitaba dar razon en términos cultu-
rales. Desde el principio se vio la necesidad de hacer la fe y la doctri-
na cristiana inteligibles y justificables racionalmente. Para ello se
requerian las herramientas dialécticas del pensamiento filoséfico.
Cuando el cristianismo comenzé a ser un hecho sociolégico de nota-
bles proporciones en el Imperio romano, se sintié la urgencia de pre-
sentar su contenido doctrinal con el ropaje y el lenguaje de la cultura
de entonces. De ahi su apertura y su didlogo con las diversas filoso-
fias dominantes, que no acepté a todas por igual, sino que hizo una
seleccién segiin su utilidad y sus razones convincentes. Conviene
destacar aqui las siguientes:
Platonismo. La filosofia de los platénicos tuvo una acogida es-
pecial entre los primeros. pensadores cristianos. Su concepcién de
Dios, su tendencia ideal en la ética, su escatologia, su desprendi-
miento del mundo y su preferencia por lo suprasensible y el mundo
ideal despertaron maximo interés en el cristianismo primitivo. San
Agustin decia que «nadie se ha acercado tanto a nosotros» como Pla-
ton, al que tanto debe en todos sus escritos. A este respecto escribe
Santo Tomas: «Agustin, que estaba tan empapado de la doctrina de
los platénicos, cuando encontraba algo en sus escritos conforme a la
fe, lo tomaba; y cuando encontraba algo que se oponia a nuestra fe,
lo corregia» 9. En Justino, en Atendgoras, en Clemente de Alejan-
dria, en Origenes, en Eusebio de Cesarea, etc., se encuentran no po-
cas citas de las obras de Platén. El mismo San Jerénimo se lamenta-
ba de que los latinos casi no conocian nada de este fildsofo griego.
4ristételes. El discipulo de Platon no ofrecia tanto interés como
Su maestro, ya que el Dios de Aristételes debid de presentarse a los
Primeros cristianos como muy distante del mundo, excesivamente
Conceptual y frio. Incluso su moral aparecia demasiado humana y na-
° S. Tomas, Summa theologica 1 4.84 a5.Historia de la, filosofia medieval
iS conceptes, como, por ejemy lo,
turalistica, No obstante, muchos oe ee ato, efe., vieron un te
los de naturaleza, Se domes cristolégicas y trinitarias. Los nes.
portante espacio en Tas irios justificaban y defendian sus tesis teoldgi.
torianos y monofisitas s élicos, lo que no contribuyé ciertamente a jg
cas con concep Hgearnrs entre los Santos Padres.
buena imagen de En cuanto filosofia ms popular, la Estoa tuvo no.
Sean 1 ristianismo primitivo como asimismo en la patris-
table ines de Séneca y Epicteto directamente, e inditectamente
tica, a través de Séneca y Ep ién estoica de Di
>. Varrén y Ciceron. Aunque la concepcién © Dios,
ne del hombre y del mundo se distancia mucho de la cristiana,
de abatalie, su ética estuvo muy presente en la espiritualidad yenla
ascética cristianas. San Agustin tomard de los estoicos los conceptos
fundamentales de la lex aeterna, de las «rationes. seminales» yel
ideal de igualdad entre todos los hombres. El estoicismo esta en la
base del desprecio de los antiguos por el cuerpo y por el anundo, lo
que ha tenido un influjo tan negativo en la antropologia cristiana, in-
cluso en nuestro tiempo.
La Gnosis. Aunque la palabra griega gnosis significa conoci-
miento, aqui no nos interesa tanto esta vertiente cognoscitiva cuanto
su concepcién religiosa, que tuvo incidencia en la filosofia. El gnos-
ticismo es una compleja doctrina de caracter filoséfico-religioso,
que engloba en un sincretismo especial una serie de temas. funda-
mentales, aunque antagonicos, como por ejemplo la materia y el es-
piritu, el bien y el mal, la luz y la sombra, el alma y el cuerpo. De-
fiende un marcado dualismo césmico, En oposicién a Dios, principio
del bien, est4 lo demoniaco, o principio del mal, realidades que en-
tran necesariamente en un antagonismo irreconciliable, Al dualismo
ontolégico corresponde el dualismo antropoldgico. El camino ético
y ascético para liberarse del mal estA en la gnosis, es decir, en el co-
nocimiento de la verdadera naturaleza del mundo y del hombre. Esta
doctrina tuvo sus implicaciones negativas especialmente en el cam-
po de la cristologia, en donde los Santos Padres se encontraban en la
necesidad de clarificar sus Principios metafisicos y sus consecuen-
Clas antropolégicas y éticas, :
Filon, El talante abierto y dialogante que tuvo el judio Filén
con la filosofia griega, ejemplo claro de la helenizacién del judaismo
de la diaspora, ejercié un gran influjo no sélo en el Pensamiento he-
reo, sino también en el Primitivo cristiani; i i
20C1. Eleristianismo y la filosofia 21
Dios, el mundo y el hombre. La especulacién filoniana sobre el Lo-
g0s, de inspiracién platénica, pero con retoques neopitagéricos y es-
toicos, incidié ciertamente en los Santos Padres, particularmente en
Clemente de Alejandria, Origenes, San Basilio, San Gregorio Na-
cianceno, San Gregorio de Nisa, Eusebio de Cesarea, etc. Con la es-
peculacién en torno al Logos se confirma y refuerza la idea de que
existe una afinidad y una convergencia metafisica entre la religion
judeo-cristiana yla filosofia griega. Cabe destacar ademas la mistica
de Filén, en cuanto experiencia y especulacién teosdfica, mediante
Ja cual trata de superar todos los contrarios, A la mistica occidental
pasarén sus ideas sobre Dios como objeto supremo de introspeccién,
sobre la oscuridad divina, la iluminacién y la unién del alma con el
ser inefable a través de la via ascendente.
Esta sucinta y, por tanto, incompleta exposicién de las escuelas
filosoficas demuestra que, en aquel entonces, no predominaba un
sistema filos6fico, sino mds bien un conglomerado de sistemas pre-
ferenciales. Bréhier, en su Historia de la filosofia medieval, dice ta-
jantemente que «en ninguna otra parte de la historia esta mas acen-
tuado el entremezclarse de las diversas corrientes doctrinales como
en la historia espiritual de los tres primeros siglos de nuestra era».
En este hecho cultural del entrecruzarse de diversos sistemas, Ilama-
do-sincretismo, algunos historiadores han visto la gran oportunidad
de la expansién cultural del cristianismo, que se sirvié de los para-
digmas filosdficos de la filosofia griega. Pero ello no resulta muy
convincente ni clarifica este fenémeno complejo. De hecho, la predi-
cacién de Pablo, en el Aredépago, resulté un gran fracaso cuando qui-
so hacerse entender por los griegos. Sin embargo, siglos mas tarde
los Padres de la. Iglesia, y mas concretamente San Agustin, se sirven
de la filosofia griega para presentar y proclamar el mensaje cristiano.
Lo que quiere decir que durante ese largo paréntesis de tiempo los
pensadores cristianos habian profundizado en el pensamiento griego
y en su posibilidad convergente con el cristianismo.
Frente a este problema, los historiadores del siglo x1x creyeron
encontrar la respuesta en el factor del sincretismo; es decir, para di-
fundirse por el Imperio romano, el cristianismo no tenfa otra salida
que servirse de la cultura griega. Pero esta tesis, segtin Zubiri, no ex-
plica lo suficiente el problema de fondo: «El sincretismo olvida que
el cristianismo necesité extenderse en el mundo clasico; y que esta
necesidad no le es adventicia, sino esencial, constitutiva. Es un im-
perativo suyo, y-un imperativo que el cristianismo crey6 poder cum-
plir. Por tanto, el problema no esta en averiguar cémo se extendid de
hecho el cristianismo en el mundo clasico, sino qué hay en el cristia-
nismo que le permitié poder extenderse en él... Es un problema que
afecta, pues, no a la coexistencia del cristianismo con otros hechosstoria de ta flosofia medieval
22 1 Fee
at tades internas mismas del cristianty.
historicos, sino a las posible it nis0, mas qué Una Moral,
mo» '9, Hay que subrayar a ofrece una vision global de Dios, dg}
una mistica y una ascéti ‘2 ‘da y un modo peculiar de relacionasyy
hombre, del mundo y de i ¥ ttos. Y para hacerse reconocible y tae
el hombre con Dios y con sibilidades internas, necesilO asumir la fj.
zonable, y presentar sus posto)! cultural para la transmision de gy
losofia griega, como mediacion
mensaje. 5 nda tion de si cl encuentro con
No se puede ocultar la profunta oe temo noisblowsutradac.
el pensamiento griego supuso para @ © tir sus contenidos con una
cidn a otra lengua, sino que, al transmillt SYS Con érdida de
«forma mentis» diversa de Ja suya, no implicd una cre Beg ‘han
su identidad. Por eso, se han formulado muchas pregun as y Se det
planteado no pocos interrogantes a este respecto. La at se OL oo el
cristianismo, ino perjudicé, mitigd o suaviz6 0 descafeind e! conte-
nido de éste? O a la inversa, gla cristianizacién de Ja filosofia griega
no deformé o desfiguré a ésta? A estos interrogantes legitimos no se
podra responder globalmente sino analizando concretamente cada
tema y de un modo objetivo. También hay que recordar que la filoso-
fia moderna y contempordnea han tomado del cristianismo muchos
conceptos y después les han dado un significado diferente. Baste re-
cordar, por ejemplo, los conceptos de persona, historia, libertad,
subjetividad, etc. El giro hacia la subjetividad, hacia la conciencia,
tan caracteristico de la filosofia moderna, tiene su origen en el cris-
tianismo y fue transmitido a través de la filosofia medieval.
__A la filosofia como saber practico y un saber comportarse en la
vida, al estilo de los Pitagoricos; a la filosofia como saber estricto 0
clencia, segin la corriente del pensamiento clasico; y ala filosofia
ce un nuevo espirit i a
Es decir my un nuevo horizonte y una nueva cosmovisi6n.
» Con el cristianismo entré en la hi tori iri
tual superior, en Ja interpretacion d. eee ao espiti-
como espiritu, en cuant n de Hegel. «Dios es conocido
nuevo principio es el cee t mn vee Bn une ¥ trino. Este
in forno al i See, ‘ .
iio llega hasta aqui y parte de ae la historia universal. La
sas filosofias .
no estaban aeabadee eta, que encontré el cristianismo naciente
supuesto y canalizacién cult eye: Pero podian servir como pre-
al para expresar raz;
‘onablemente y ha-
0
Zupma, X.
(1933) 93, cf X» “Sobre el problema de I,
199 CE Tb. El probh i a filosofian: Re
3) 237.325, ‘ema filoséfico de ia historia de
HEGEL, G. w.
4 .G. W, i
1974) 543.544. F., Lecciones sobre la filoxofia de Ia hisi
vista de Occidente 118
‘as religiones (Madrid
toria universal (MadridCL. Eleristianismo y la filosofia 23
cer comprensible intelectualmente su mensaje. La patristica y la filo-
sofia medieval han recibido ciertamente el cuadro dialéctico de la
filosofia griega ¢ incluso muchos de sus conceptos, pero el conteni-
do de esos mismos conceptos ha sido potenciado con significacién
nueva, incluso ha aportado otros nuevos provenientes de la teologia.
El verdadero filésofo y pensador, al usar y exponer un concepto 0
una idea, que son herencia de otros, lo personaliza, lo diversifica y lo
potencia de nuevo. Por eso, muchos conceptos comunes al pensa-
miento griego y a la filosofia medieval como, por ejemplo: Dios,
alma, tiempo, historia, conciencia, etc., tienen diversa connotacién y
distinto significado. «E] cristianismo —escribe Gilson— es una reli-
gin; al usar, a veces, ciertos términos filoséficos para expresar su
fe, los escritores sagrados cedian a una necesidad humana, pero sus-
tituian el antiguo sentido filosdfico de estos términos por un sentido
religioso nuevo» !, Esto sucede no solamente con conceptos comu-
nes a la filosofia y a la teologia, sino también con muchos conceptos
puramente filosdficos y cientificos como, por ejemplo: el concepto
de fisica de la filosofia griega, comparado con el de Galileo o New-
ton, es totalmente diverso; la idea de sustancia y accidente es comin
a Aristoteles, a Descartes y a Kant, pero su idea estructural de la filo-
sofia es completamente diferente. La misma idea de acto y potencia
es comtin a Aristételes y a Hegel, pero sus filosofias se encaminan
por derroteros mentales divergentes.
Es cierto que la filosofia elaborada por los Padres de la Iglesia y
por los escolasticos es confesional, porque parte de presupuestos re-
velados o de la fe religiosa. Pero también una filosofia atea parte de
presupuestos aprioristicos y de una metafisica explicita o implicita.
Es un hecho demostrado que el materialismo y el mecanicismo han
elaborado una interpretacién del mundo y del hombre tan aprioristi-
ca y metafisica como la del idealismo, aunque de signo contrario, ya
que tanto la Materia como la Idea o el Espiritu han sido elevados a
categorias metafisicas y hermenéuticas.
El cristianismo exige la fe ciertamente, pero es una fe razonable,
Porque interpreta y trata de dar razén de lo que cree; incluso es una
fe inquieta, porque busca y siente el vértigo de equivocarse. Por eso,
la fe ofrece una confianza al creyente, pero al mismo tiempo le ator-
menta Ja voluntad de sospecha de todo aquello que no sea verdad y
el riesgo de caer en el reino oscuro de los «idolos fragiles», que diria
K. Popper. La fe cristiana no es ingenuidad ni una justificacién de la
Pereza mental, sino una exigencia de rigor, de escucha y de busqueda
intelectual. La fe es una invitacion al viaje y a estar despierto, a des-
Pojarse de la pasividad y del inmovilismo de la razon convencional y
® Gitson, E., La filosofia en la Edad Media (Madrid 21972) 11.Historia de la filosofia medieval
24 0. La fe no es desereion crt Pete
i creador. El pensamiento bjpj;,
miento critico, - cond me ead, aunque haya sido Nietasche
co tiene gran «volun! sion Wille zur Wahrheit) quien haya Pueste
(con su conocido aci6n cultural. Esa «voluntad 7 verdady
esa frase *t nied de escucha y a voluntad de sospecha, el pen.
ono de rigor y la actitud de obediencia activa.
de la voluntad hecha continuism«
B AL ¥ DOCTRINAL
'UNSCRIPCION TEMPORAL
Fee A FILOSOFIA MEDIEVAL
La denominacion «dad Media» proviene dela Laeet sae
Fatt - ji re a
res ener au per col
enite (en medio de) la Antigiedad y la Modernidad; y, por fantoase
consideraba como un simple tiempo de pasada 0 paréntesis. Lo que
quiere demostrar que esa denominacién ya connotaba un juicio ne-
gativo de valor. Ese aspecto negativo, que ya tuvo desde el Renaci-
miento, se acentué mucho més durante la Ilustraci6n ¢ incluso poste-
riormente. Sin embargo, desde los tltimos setenta afios, gracias a la
investigacién de notables medievalistas, a las ediciones criticas de
los grandes autores del medioevo y a destacados Centros de Estudios
Medievales, como a revistas especializadas en ese campo, la valora-
cién negativa que predominaba en muchos sectores sobre el pensa-
miento medieval ha ido cambiando y se ha hecho mucho ms objeti-
va y realista; y, sin caer en triunfalismos, se esté demostrando que
ese tiempo no era una época de oscurantismo ni de falta de origina-
lidad. En estas pAginas se ird viendo como los autores aqui presen-
tados no eran mentes mediocres ni fotocopias de consignas conven-
cionales.
versin cuanto ala demareacion temporal de esta etapa hay mucha di-
\ » que depende de la perspectiva con la que se mire y se
interprete. Pero una cosa es analizar el medioevo bajo el aspecto po-
litico y otra bajo el aspecto eligioso; y ambos as; ct i d ite a ui 1
filos6fico y cultural, Ciertas coving: os aspectos difieren del
Corrientes filos6ficas pueden earacteri-
zar una larga época, pero i
# , no la alida C sma en sus di
eae late cali na ml a toti alidad de la misma en sus diversas
mmareacion temporal del medioevo, bajo
' Panel de precisar porque las ideas de-
sino que ; contecimientos histdricos y politicos,
; gestan en el pee sombre. Convencioralnente se
nal de la Antien vsamiento filoséfico que va desde el fi
hasta la Tamade ach ant la caida del Tmpetio. romano Gi )
a, i
que se vincula a la toma de Cons-C1. . Elcristianismo y Ia filosofta 25
tantinopla por parte de los turcos (1453). Por tanto, el medioevo, asi
considerado, se limita al medioevo occidental, en donde la historia
del Imperio romano de Oriente viene, si no excluida, si muy poster-
gada. Es curioso que el término a quo como el término ad quem de
esta demarcacion sean dos acontecimientos politicos. Dentro de es-
tos mil afios se han hecho otras divisiones y subdivisiones tempora-
es, teniendo en cuenta aspectos més bien politicos y sociales 13. Fi-
los6ficamente, el mundo medieval no ha tenido un centro geogréfico
fijo y constante, sino que han ido surgiendo, predominando y desa-
pareciendo diversos centros filoséficos por distintos lugares de Occi-
dente. No obstante, siempre ha predominado un nucleo doctrinal co-
min como, por ejemplo: el Timeo de Platén, la Metafisica y el
Organon de Aristoteles, la ética estoica, el escrito pseudoaristotélico
De mundo y el Liber de causis, de autor desconocido, pero de inspi-
racién neoplaténica. Aunque los centros hegeménicos del pensa-
miento se desplazaran, siempre continuaban las coordenadas inspira-
doras de esas corrientes comunes de pensamiento.
Actualmente la division tradicional y convencional de las diver-
sas etapas medievales se encuentra en profunda revisién, y se estén
barajando otros diversos criterios de demarcacién. Pero no corres-
ponde al autor de un manual de Historia de la filosofia medieval el
corregir la division de esa historia, sino el exponer el pensamiento fi-
los6fico lo mas objetivamente posible y sin crear confusiones menta-
les. Frecuentemente se Ilama filosofia medieval a la filosofia esco-
lastica. Pero la Escolastica, como tal, comienza a articularse en el
siglo Ix, considerando todo lo anterior como una preparacién e intro-
ducci6n a ella. Por consiguiente, hay que dividir el medioevo en filo-
sofia patristica y filosofia escoldstica.
La filosofia medieval se caracteriza y se distingue especifica-
mente por su contenido doctrinal y por su horizonte espiritual, que,
desde San Agustin y, mds concretamente, desde San Anselmo, sigue
la maxima: «entiende para que puedas creer, cree para que puedas
entender» (Intellige ut credas; crede ut intelligas) '*, Sobre esta base
Se apoyara y se desarrollara la filosofia cristiana medieval. Si anti-
Suamente el filésofo trataba de afrontar, con las solas fuerzas de la
taz6n, los grandes problemas existenciales sobre Dios, el hombre, el
mundo, la moral, la historia, etc., a partir de ahora, la fe se alia con la
Tazon para ver, justificar y presentar racionalmente esos mismos pro-
___? El medioevo se suele dividir en los siguientes periodos: Primer periodo me-
dieval 0 época carolingia (768 al s.x); Segundo periodo medieval (s.x-xu); Tercer
Periodo medieval o esplendor de la Escolistica (8.x); Cuarto periodo medieval o
Baja Edad Media (s.x1v).
'S 8, Agustin, Sermo 43 c.7 n.9.26 Historia de la filosofia medieval
blemas. Fe y razén se conjugan y se hecsaane simultiéneamente nt
el mismo pensador, que generalmente era tedlogo pe OSOfo al mm:
mo tiempo. Esa sintesis de fe y razén, de eligi vai osofia, caracts.
rizard la unidad doctrinal y metodoldgica del medioevo, y Serd oo.
min a las tres filosofias: cristiana, musulmana y judia. La historig de
la filosofia medieval no es unicamente la historia de la filosofia cris.
tiana, sino que comprende también la historia de la filosofia musu}.
mana y de la filosofia judia, aunque en estas paginas seré la primera
la que se Ievara la mayor parte }°. .
Una de las caracteristicas del medioevo es el sentimiento de se.
guridad y de certeza que se tenfa sobre la existencia de Dios, SU po-
der y bondad; sobre el origen del mundo y su finalidad; sobre Ja
esencia, la dignidad, la libertad, la inmortalidad del alma, el puesto
del hombre en el mundo y su capacidad para conocer la verdad; so-
bre el origen y destino de la historia y sobre los fundamentos metafi-
sicos y juridicos que avalan los derechos de la persona y del indi
duo, Estaba atin muy lejos de la duda cartesiana, del dualismo
modemo y de la critica Kantiana. Prevalecfa un gran sentido de la
unidad, del orden y de Ja jerarquia de los seres y de las cosas; yno
conocieron la dialéctica y el antagonismo modernos entre yo-ti, su-
jeto-objeto, hombre-naturaleza, hombre-sociedad, hombre-Dios, etc.
E] hombre medieval vivia en un horizonte espiritual y en una proble-
matica existencial muy diversos de los del hombre moderno.
Se suele juzgar al medioevo como una cultura poco critica y ex-
cesivamente sometida al texto, a la autoridad y al magisterio. Critica
con fundamento, aunque exagerada. Es cierto que el hombre moder-
no posee una conciencia més sensible y viva de su libertad y emanci-
pacién espiritual, pero tampoco los filésofos modernos y contempo-
réneos se han visto libres de prejuicios y de control por parte de la
autoridad civil. Recuérdense, a este respecto, las medidas del gobier-
no de los Paises Bajos contra Descartes, los ataques del Ayuntamien-
to de Amsterdam contra Spinoza, la orden real de Federico Guiller-
mo II contra Kant, la destitucion de Moleschott y de Biichner, con el
consentimiento del mismo Schopenhauer, la orientacién cortesana y
planteaba de ese modo; por eso el z
nte sD Problema es nuestro, no de ellos. Cf. GiLsox, E., El
tan ate la edad medieval (Madsid 1981) 13-46; Vian Srenperauen, F., Introdite=
74 Uélude de la Philosophie médiévale (Louvain 1974) 78-79,C1. Elcristianismo y ta filosofia
27
tica de la filosofia hegeliana, el Dis
pollper de 1933, el sometimiento de no pocos del rectorado de Hei
partido, etc. El fildsofo siempre se ha topado con una hisses al
rior, con una circunstancia envolvente, que le ha condicionado ee
positive y en lo negativo, lak o ento
Esta por inventarse atin la filosofia que no pa i a
cios concretos y discutibles. Ese tipo aw filoofia paaleroe priti
como una meta y un ideal, y hacia ello hay que tender por amor a Ta
verdad. Antes he dicho que la filosofia medieval tiene «voluntad de
verdad», y esa tendencia se ha dado en los pensadores medievales.
No puede negarse que también ellos quisieron liberarse de los prejui-
cios y de las ilusiones, que acechan al hombre, para poder acercarse
ala verdad objetiva. Es cierto que el hombre moderno tiene una gran
voluntad de sospecha y de duda, pero seria mucho pretender que el
hombre moderno tenga menos prejuicios que el medieval. También
el filésofo moderno es hijo de sus circunstancias sociales, politicas y
culturales, y sufre las consecuencias de la fascinacién de la moda in-
telectual de turno y del deseo poco reprimido por aparecer en los pri-
. meros planos de los medios de comunicacién social. En el itinerario
de esta Historia se tratara de ver y de demostrar que los pensadores
medievales no eran mentes mediocres y facilmente sumisas, sino es-
piritus agudos y sinceros en la bisqueda y en la adquisicién de la
verdad, que se va desvelando con el llegar del tiempo, como acerta-
damente dice Juan Duns Escoto: «en el desarrollo de la generacién
humana siempre crece el hecho de la verdad» !6.
16 Duns Escoro, J., Ordinatio IV d.1 4.3 0.8.
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