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Aplicación de Las Terapias de Tercera Generación en Trastornos de La Conducta Alimentaria

Esta revisión bibliográfica resume los avances recientes en el uso de las terapias contextuales en pacientes con trastornos de la conducta alimentaria, sus diferentes subtipos y su incidencia y prevalencia. Luego se exploran las intervenciones más comunes utilizadas en la práctica clínica. Por último, se analiza la evidencia empírica de las terapias de tercera generación en el tratamiento de los trastornos alimentarios.

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Aplicación de Las Terapias de Tercera Generación en Trastornos de La Conducta Alimentaria

Esta revisión bibliográfica resume los avances recientes en el uso de las terapias contextuales en pacientes con trastornos de la conducta alimentaria, sus diferentes subtipos y su incidencia y prevalencia. Luego se exploran las intervenciones más comunes utilizadas en la práctica clínica. Por último, se analiza la evidencia empírica de las terapias de tercera generación en el tratamiento de los trastornos alimentarios.

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Trabajo de fin de experto

Aplicación de las terapias de tercera generación en trastornos de la conducta

alimentaria

Antonio Baca Serrano

Universidad Pablo de Olavide | Sevilla

Experto Universitario en Trastornos de la Conducta Alimentaria y Obesidad


Índice

Resumen (abstract) 2

Introducción 4

Objetivo 8

Metodología 8

Estrategia de búsqueda 8

Criterios de inclusión y exclusión 9

Extracción de datos 10

Resultados 10

Discusión 14

Conclusiones 15

Referencias 17

1
Resumen

El objetivo de este trabajo es exponer los avances recientes en el empleo de las

terapias contextuales en pacientes previamente diagnosticados con algún tipo

de trastorno alimentario. En primer lugar, se realiza una revisión bibliográfica

sobre el constructo trastorno de la conducta alimentaria, los distintos subtipos,

así como la incidencia y prevalencia de dichas patologías. En segundo lugar, se

abordan las intervenciones más comunes utilizadas en la práctica clínica y por

último se analiza la evidencia empírica de las terapias de tercera generación

durante los últimos años en el tratamiento de las patologías alimenticias.

Palabras clave: trastornos de la conducta alimentaria, TCA, anorexia nerviosa,

AN, bulimia nerviosa, BN, trastorno por atracón, TA, terapias de tercera

generación, terapias contextuales, terapias de tercera ola, mindfulness, terapia

de aceptación y compromiso, ACT, terapia dialéctica comportamental, DBT.

Abstract

The aim of this paper is to present recent advances in the use of contextual

therapies in patients previously diagnosed with some type of eating disorder.

Firstly, a literature review on the eating disorder construct, the different subtypes,

as well as the indicence and prevalence of these pathologies is carried out.

Secondly, the most common interventions used in clinical practice are discussed

and finally, the empirical evidence of third generation therapies in the treatment

of eating disorders during the last years is analyzed.

2
Key words: eating disorders, ED, anorexia nervosa, AN, bulimia nervosa, BN,

binge eating disorder, BED, third generation therapies, contextual therapies, third

wave therapies, mindfulness, acceptance and commitment therapy, ACT,

dialectical and behavioral therapy, DBT.

3
Introducción.

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) constituyen un conjunto de

enfermedades biopsicosociales graves que tienen en común una serie de

perturbaciones referidas a la conducta normal de ingesta, el control del peso o la

restricción de determinados tipos de alimentos (Baldares, 2013).

Los TCA están comprendidos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los

Trastornos Mentales (DSM) de la Asociación Americana de Psiquiatría

(American Psychiatric Association, APA) en su quinta revisión (American

Psychiatric Association, 2013), concretamente, en la sección Trastornos

Alimentarios y de la Ingestión de los Alimentos. Los más usuales son la anorexia

nerviosa (AN), la bulimia nerviosa (BN), el trastorno por atracón (TA) y los no

especificados (TCANE).

La mayoría de estudios sostienen que la etiología de dichos trastornos es muy

variada, puesto que influyen variables de tipo biológico, nutricional, psicológico,

social y cultural que pueden actuar como desencadenantes de la propia

enfermedad (Ortiz, Aguiar, Samudio, & Troche, 2017).

Las personas que sufren AN manifiestan una pérdida considerable de peso

debido a restricciones calóricas severas, miedo irracional a ganar peso y

alteraciones perceptivas de su propia imagen corporal (Ayuzo & Covarrubias,

2019). Castro-Fornieles (2015) define la BN como un trastorno alimenticio en el

que se producen frecuentes episodios de ingesta descontrolada y estrategias

compensatorias para no aumentar el peso corporal. En cuanto al TA, éste tiene

en común con la BN la elevada frecuencia de sobreingesta alimenticia en un

período muy corto de tiempo, pero no se llevan a cabo conductas de

4
compensación (García Palacios, 2014). Por último, Tornero, Bustamante, & del

Arco (2014) apuntan a que existen una serie de alteraciones alimenticias que no

cumplen los criterios necesarios de un TCA al uso por lo que éstos vienen

agrupados en la categoría TCANE.

En los últimos años ha habido un incremento importante de pacientes

diagnosticados con TCA. Según los criterios diagnósticos establecidos, la

prevalencia mundial de AN en mujeres jóvenes ronda el 0.6%, aproximadamente

del 1.5% en BN y del 2.5% para el TA (Castro-Fornieles, 2015) (Morales López,

2019). Además, los TCA presentan una mayor tasa de mortalidad a comparación

de otros trastornos psicopatológicos tal y como sostienen Crow, y otros (2009).

La incidencia de TCA en hombres en comparación a mujeres es de 1/10 y una

de las causas más aceptadas y validadas empíricamente por la comunidad

científica es la insatisfacción con el propio cuerpo. Los medios de comunicación,

internet y las nuevas tecnologías, inciden en esta problemática, en especial

durante la pubertad y adolescencia, donde se dan numerosos cambios físicos

que chocan con el ideal de belleza normalizado en la sociedad (Beato, y otros,

2013).

Para entender mejor el concepto de insatisfacción corporal, Baile (2003) definió

el constructo imagen corporal (IC) como la representación mental que hacemos

de nuestra silueta, la cual varía en función de aspectos cognitivos, emocionales,

perceptivos y comportamentales. Estudios como el de Ricciardelli, McCabe, Holt,

& Finemore (2003) concluye que existe relación significativa entre la

insatisfacción corporal, dietas restrictivas, ejercicio físico intenso y presencia de

patologías alimenticias. En la misma línea, la aparición de conductas

5
alimentarias de riesgo está fuertemente asociada a una pobre imagen corporal y

por tanto a una mayor probabilidad de sufrir TCA (Toral, Bauermann, Spaniol, &

Alves, 2016).

En relación a los tratamientos utilizados, el empleo de fármacos en conjunto con

las terapias psicológicas ha demostrado resultados realmente eficaces en la

práctica clínica. Las más comunes hasta nuestros días son la Terapia Cognitivo

Conductual (TCC) y la Terapia basada en la familia (FBT).

El objetivo de la TCC en la recuperación de pacientes que sufren TCA es

registrar las creencias y pensamientos irracionales que refuerzan las conductas

disfuncionales del sujeto, y así sustituirlos por nuevos modelos de actuación.

Dicha terapia resulta muy efectiva para la reducción de atracones y conductas

compensatorias en BN (Celis & Roca, 2011) y para TA (Galsworthy-Francis &

Allan, 2016).

En cuanto a la AN, parece ser que la mejor opción es la FBT. Importantes

estudios (Doyle, Le Grange, Loeb, Doyle, & Crosby, 2010) (Fink, y otros, 2017)

avalan el papel activo de la familia en la recuperación del peso y la reducción de

la sintomatología ansiosa y depresiva a través de la administración de fármacos

antidepresivos como la fluoxetina.

Por otro lado, en los últimos años se ha popularizado la práctica de las Terapias

de Tercera Generación. Hayes (2004) explica que éstas no buscan suprimir las

estrategias de control o cambio que tienen los pacientes para disminuir su

sufrimiento, sino que hacen hincapié en intervenir directamente sobre sus

contextos, para que así, en función de sus propios valores personales, hallen

6
flexibles repertorios de conducta, impulsen su autoconocimiento y se acepten de

manera incondicional.

En primera instancia, la terapia de aceptación y compromiso (Acceptance and

Commitment Therapy) (ACT), basada en el contextualismo funcional, centra su

atención en los eventos que ocurren en el momento presente, la defusión

cognitiva y la toma de conciencia con los valores individuales. De esta forma, el

sujeto comprende la inutilidad de evitar el sufrimiento humano, acepta el

problema y por tanto es capaz de marcarse y alcanzar objetivos reales basados

en sus propios valores, y así dar sentido a su vida (Wilson & Luciano, 2002).

Muchos pacientes diagnosticados con BN y AN luchan cada día por evitar ciertos

pensamientos e imágenes referidos al control del apetito y del peso. ACT no

persigue romper con dicho control, sino tomar una posición de desesperanza

creativa, es decir, abandonar las experiencias desagradables (aceptación) y

dirigir la conducta en función de sus valores (compromiso).

Del mismo modo, la aplicación del programa Minfulness-Based Eating

Awereness (MB-EAT) basado en Minfulness-Based Stressed Reducction

(MBSR) (Kabat-Zinn, 2003) ha resultado positiva para pacientes que sufren tanto

TA y sobrepeso. Kristeller, Baer, & Quillian-Wolever (2006) especifican que el

programa Mindfulness-Based Cognitive Therapy (MBCT) persigue enseñar a los

pacientes a diferenciar entre hambre y saciedad, disponerlos a experimentar el

afecto negativo de los atracones y a elegir las conductas más funcionales

relativas a las situaciones de estrés. En definitiva, ser conscientes de su propia

alimentación, observar sin juzgar sus sensaciones, pensamientos, emociones y

comportamientos.

7
En último lugar, la terapia dialéctica comportamental (Dialectical Behavioral

Therapy) (DBT) surgió como respuesta ante el trastorno límite de la personalidad

(TLP), con el fin de abordar la conducta suicida (Linehan, 1993). En lo referido a

las patologías alimenticias, DBT basa su intervención en la regulación emocional

de tal forma que se puedan reducir los episodios de atracones y purgas.

Objetivo.

El objetivo de este trabajo consiste en identificar las distintas terapias de tercera

ola que se han aplicado a pacientes diagnosticados con TCA en los últimos 5

años. Para alcanzar dicho fin, se planteó la siguiente pregunta de investigación:

¿Son las terapias de tercera generación eficaces para tratar los TCA?

Metodología.

Diseño: Se realizó una revisión sistemática de artículos de revistas de carácter

científico sobre la aplicación de las diferentes terapias contextuales en personas

que sufren algún trastorno alimenticio, con independencia de su edad o sexo.

Estrategia de búsqueda.

La búsqueda de documentos se efectuó a través de las siguientes bases de

datos: Medline, PubMed, Google Académico, Scopus y Psicodoc. En esta

investigación se utilizaron las siguientes ecuaciones de búsqueda en inglés:

8
“eating disorders” AND “third wave therapies”, “eating disorders” AND

“mindfulness”, “eating disorders” AND “act” (acceptance and commitment

therapy), “eating disorders” AND “dbt” (dialectical and behavioral therapy), y,

“eating disoders” AND “fap” (functional analytic psychotherapy). No solo se hizo

uso del indicador “eating disorders”, sino que también se tuvo en cuenta la

totalidad de los TCA: “anorexia nervosa” (AN), “bulimia nervosa” (BN) y “binge

eating disorder” (BED) (TA) junto al resto de indicadores que hacen referencia a

los tratamientos contextuales. Se limitó por año de publicación, situándola 5 años

previos a la redacción de este trabajo. Además, se analizaron las referencias

bibliográficas de los artículos seleccionados con el objetivo de recuperar otras

publicaciones potencialmente relevantes mediante el uso de las mismas bases

de datos mencionadas con anterioridad.

Criterios de inclusión y exclusión.

Exclusivamente se contemplaron artículos de revistas científicas, así como otras

revisiones sistemáticas que incluyeran referencias a la aplicación de las terapias

de tercera generación de sujetos diagnosticados con algún TCA. También que

la lengua empleada en la selección de dichos artículos se redujera al inglés y al

español. Por tanto, los criterios de exclusión fueron estudios redactados en otros

idiomas, y capítulos de libro, libros, disertaciones y artículos de periódico.

9
Extracción de datos.

Se contabilizaron un total de 136 documentos, de los cuáles 65 correspondían a

artículos científicos. Se descartaron aquellas publicaciones que no aludían a la

psicopatología estudiada en este trabajo, estudios de caso único y revisiones

que recogían estudios repetidos de otras revisiones. Finalmente se

seleccionaron 4 ensayos clínicos y 4 revisiones sistemáticas que cumplían con

los requisitos deseados.

En cuanto a la selección, se procedió a revisar los abstracts, así como la totalidad

de los artículos si fuese necesario con el propósito de determinar si la

información hallada se relaciona con el objetivo de este trabajo.

Resultados.

En el estudio de Moradi & Samari (2017) con mujeres diagnosticadas con BN

(n=30), se demuestra que la aplicación del programa MBCT reduce los

pensamientos negativos sobre la ingesta y la frecuencia de los síntomas ansioso-

depresivos, la normalización de patrones alimenticios saludables y el fin de los

ciclos de sobrealimentación y purgas. Además, las participantes del estudio

reflejaron una mayor satisfacción con la propia silueta en comparación al grupo

control.

Juarascio, y otros (2021) con el fin de investigar la integración de mindfulness y

ACT, en comparación con la TCC, realizaron un estudio piloto con adultos con

BN (n=44) en la que concluyeron lo siguiente. Los pacientes presentaban mayor

capacidad para identificar las experiencias internas que desencadenan los

10
impulsos, mejor regulación emocional y una considerable mejora en la toma de

decisiones coherentes en función de sus valores personales.

Por otro lado, la revisión realizada por Dunne (2018) contó con 2 estudios

descriptivos, 2 estudios de intervención multimodal y 4 estudios de intervención

breve. En algunas de las primeras investigaciones (Cowdrey & Park, 2012,

citados en Dunne, 2018) (Cowdrey, Stewart, Roberts & Park, 2013, citados en

Dunne, 2018), se consiguió un efecto positivo sobre los síntomas depresivos y

se recoge que la aceptación y la atención plena correlacionan positivamente con

la reducción de los síntomas psicológicos que afectan en AN.

Turgon, Ruffault, Juneau, Blatier, & Shankland (2019) realizaron una revisión de

22 estudios y un metaanálisis de la aplicación de los programas de mindfulness

con personas con TCA. Sostienen que hay evidencia empírica que demuestra la

eficacia de dichos programas, como por ejemplo mayor satisfacción con la propia

imagen corporal en pacientes con AN y BN, la ganancia de peso en AN o la

reducción y extinción de episodios de atracones y una relación menos emocional

con la comida en TA.

El trabajo de Starzomska, Wilkos, & Kucharska (2018) arroja resultados muy

interesantes de otras investigaciones. En relación al tratamiento de ACT con AN

(n=66) y BN (n=74), se consiguió una mejora significativa de los síntomas para

ambos grupos y un menor número de rehospitalizaciones en los 6 meses

posteriores al alta (Juarascio, y otros, 2013, citados en Starzomska, Wilkos, &

Kucharska, 2018). El estudio piloto de Kröger, y otros (2010), citados en

Starzomska, Wilkos, & Kucharska (2018) demostró un incremento del peso en 5

11
de 6 pacientes con AN y la reducción de conductas compensatorias en 8 de 9

pacientes que padecían BN.

El metaanálisis de Sala, Shankar Ram, Vanzhula, & Levinson (2020) sugiere que

las facetas de mindfulness, actuar sin juzgar y conciencia plena, correlacionan

positivamente con la aceptación de la figura y la reducción de pensamientos

negativos. Destacan también la menor frecuencia de atracones debido a que se

promueve la aceptación de las propias emociones y a la diferencia percibida

entre hambre fisiológica y emocional. Sin embargo, la reducción de la ingesta no

está suficientemente relacionada con la atención plena, pudiendo obedecer a

procesos más cognitivos y no tan experienciales. Además, sólo se hallaron

diferencias significativas en AN, con una relación menor en pacientes con TA o

con el conjunto de varios TCA.

A fin de conocer la evidencia de la DBT con TCA, Linardon, Fairburn,

Fitzsimmons-Craft, Wilfley, & Brennan (2017) recogieron algunos estudios como

los de Safer (2010), Masson (2013) en el que los sujetos diagnosticados con TA

que recibieron DBT presentaron menor tasa de atracones que aquellos que

constituían el grupo control. Sin embargo, no parece haber diferencias

significativas.

Por último, Fogelkvist & Gustafson (2020) estuvieron midiendo la eficacia de ACT

en 99 pacientes de una clínica sueca durante los años 2010 a 2014. Todos los

particpantes fueron asignados aleatoriamente a intervenciones grupales de ACT

(n=52) o al tratamiento común de dicha clínica (n=47). El procedimiento consistió

en abordar los procesos básicos de ACT: valores, acción comprometida, el yo

como contexto, la defusión cognitiva, la aceptación y la conciencia plena. El

12
grupo intervenido con ACT mostró una disminución significativa de los síntomas,

excepto en las dimensiones satisfacción con la imagen corporal y restricción de

la ingesta, y requirió dos veces menos atención sanitaria en comparación con los

pacientes que siguieron el tratamiento usual.

13
Discusión.

El avance de la sociedad junto con la mejora e instauración de nuevas técnicas

psicológicas han permitido hallar soluciones a los problemas que han ido

surgiendo con los años. Las terapias contextuales constituyen un enfoque

novedoso y atractivo en la búsqueda del bienestar emocional de los pacientes.

En lo referido a los TCA, los distintos programas de mindfulness (MBCT, MBSR)

han demostrado reducir la depresión y la ansiedad puesto que disminuyen la

frecuencia de preocupaciones, rumias, anticipación de eventos catastróficos,

mejoran la autoestima y la percepción corporal de los pacientes mediante el

empleo de técnicas de relajación y meditación consciente (Moradi & Samari,

2017). No obstante, parece que algunos estudios sugieren que hay un efecto

mayor en pacientes con TA y mujeres que en varones y en aquellos que padecen

AN o BN (Turgon, Ruffault, Juneau, Blatier, & Shankland, 2019).

Una gran parte de las revisiones presentan algunas limitaciones que podrían ser

resueltas. Varios estudios adolecen de poca participación (Juarascio, y otros,

2021), la ausencia de grupos controles o la corta duración de los programas de

tratamiento. En la misma línea, Dunne (2018) especifica que la inconsistencia

principal de muchas investigaciones en los últimos años ha sido las muestras

relativamente pequeñas que impiden la generalización de los datos a la

población general. En su búsqueda, añade que no había consenso general en la

definición de mindfulness. Por lo tanto, se aboga por la implicación positiva que

tendría realizar futuras investigaciones con muestras más amplias y un concepto

sólido e integrado sobre mindfulness.

14
Por otro lado, la DBT ha servido para mitigar la ingesta compulsiva, los

comportamientos compensatorios, disminuir la preocupación por la comida y

potenciar la autoregulación emocional. Pese a ello, no parecen encontrarse

diferencias claramente significativas a comparación de otras terapias

contextuales o la TCC, por lo que sería favorable la implementación de dicha

técnica en estudios posteriores y una mayor supervisión por parte de los

terapeutas (Bravo Saavedra, Vásquez, & Valdivieso Jiménez, 2021).

Conclusiones.

Durante varias décadas, los TCA han sido abordados desde la TCC con ayuda

de tratamiento farmacológico. Gracias al cambio de paradigma en el abordaje de

dichas patologías, cabe la posibilidad de optar por las terapias contextuales, las

cuales han demostrado avances importantes que se han expuesto con

anterioridad. Especialmente ACT y mindfulness son los tratamientos más

habituales, en especial a lo referido a los atracones y purgas, las rumias, la

gestión emocional y la satisfacción y aceptación de la imagen y de uno mismo.

Además, otro efecto a considerar es que los individuos pueden aprender a comer

de manera consciente y mejorar su relación con la comida debido a una mayor

flexibilidad cognitiva. Pese a que la DBT ha conseguido avances importantes en

el comportamiento de la ingesta, resulta incuestionable que una mayor cantidad

de ensayos clínicos aleatorizados podría apoyar la eficacia de dicha terapia. Es

por tanto que la principal limitación de este trabajo radica en la insuficiencia de

estudios hallados y, en algunos casos, muestras relativamente pequeñas que no

permiten la generalización de los resultados a la población general. Una medida

15
sugestiva pudiera ser la puesta en marcha de un estudio con personas

diagnosticadas con algún tipo de TCA, comparando la aplicación de las terapias

de tercera ola con otras, como la TCC o la FBT. En conclusión, a pesar de la

poca literatura científica, se puede afirmar que existen evidencias contrastadas

empíricamente que apoyan el uso de dichas terapias en el tratamiento de TCA.

16
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