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LAISECA La Construcción Del Personaje en Narrativa

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MY. Cyt C i TaN wi i Mt 1 Esta coleccién de ensayos breves tiene por objeto presen- tar las respuestas que algunos escritores encontraron para problemas concretos en el momento de llevar a cabo su frabajo. Los textos que la componen descartan la pers- pectiva académica, Privilegian -si cabe consignarlo ast- la confesién de parte y se abocan a la presentacién del problema en cuestién de acuerdo con el punto de vista particular de cada autor. Sin embargo, en algunas opor- tunidades, la reflexion sobre el trabajo propio supera la esfera meramente individual y sive como excusa para conocer la opinién de los escritores convocados sobre los procedimientos ajenos. En ambos sentidos, su utilidad es enorme: los colegas encontrarén en las opiniones que si- guen la posibilidad de confrontarse; la critica, por su parte, probablemente acceda a los elementos presentes como claves en las distintas modalidades de trabajo; por ESE res | Gltimo, los lectores en general y los j6venes que despun- ~ tan en la literatura, podrén conocs? de primera mano al- gunos de los gajes del oficio de escritor. LE ! " Mil 5 Tras ) HERRAM La construcci6n del personaje en narrativa Juan Martini Elvio Gandolfo Maria Martoccia Alberto Laiseca Libros del Rojas Pro Universidad de Buenos Aires Centro Cultural Ricardo Rojas Rector: Guillermo Jaim Etcheverry Director del C. C. Rojas: Fabian Lebenglik Coordinador de Publicaciones: Jorge Fondebrider Disefto de tapa: Gabriela Di Giuseppe Disefto de interior: Marcela D’Antonio © Libros del Rojas - 2003 ISBN: 987-1075-15-4 Impreso en la Argentina Hecho el depésito que previene la ley 11.723 No se permite la reproduccién total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en sistema informético, ni su transmisién en cualquier forma o por cualquier medio, electrénico, mecanico, fotocopia u otros medios sin el permiso previo del editor. La construccién del personaje en narrativa Elvio E. Gandolfo Juan Martini Maria Martoccia Alberto Laiseca UNVERSIOAD 62 BUENOS ARES © Libros del Rojas Alberto Laiseca Nacido en Camilo Aldao (Provincia de Cér- doba), Laiseca realiz6 estudios de ingenieria en Rosario. Luego de abandonarlos, trabajo en lferentes oficios en distintas provincias del pais. Fue empleado telefénico, corrector de prue~ bas, asesor editorial, periodista y director de talleres literarios, entre otras ocupaciones. Publicé Su turno para morir (1976), Matan- do enanos a garrotazos (1982), Aventuras de un novelista atonal (1982 y 2002), Poemas chi- nos (1987), La hija de Kheops (1989), La mujer en la Muralla (1990), Por favor, plagienme (1991), El jardin de las méquinas parlantes (1993 y 2002), Los Soria (1998), EI gusano maximo de la vida misma (1999), Gracias, Chanchibelo (2000), En sueftos he Hlorado (2002) y Beber en Rojo (2002). La construccién del personaje | 3° rs La génesis de algunos personajes es més facil que la de otros. Con algunos, es directamente imposible. Como surgié el Monitor, jefe del poderoso Estado de Tecno- cracia (que aparece en Los sorias ), es sencillisimo. Lo inventé a los nueve afios para compensar el absoluto lugar de indefensin en que me encontraba. Mi padre no fue el peor del mundo ni mucho me- nos, sin embargo estaba loco y era bastante cruel. En ‘casa todos tenfan mando y magisterio chasco sobre mi persona. Deb/a soportar las mas horribles injusticias y ho tenfa apelacién de ninguna clase. Era como una Uni6n Soviética chiquitita, para mf sélo. Qué honor. Entonces inventé un mundo imaginario donde yo era absoluta- mente poderoso. Mis érdenes se cumplian sin rechis- tar. Nadie osaba desobedecerme pues resultaba temi- ble. Como era un nifio, mi ejército estaba compuesto por chicos: cientos de miles de ellos que habian cavado debajo de mi pueblo un mundo subterrdneo lleno de maquinas, armas y cosas valiosisimas. Ya de adolescen- te, la Cueva Secreta era casi tan grande como toda la Argentina y los pibes fueron reemplazados por solda- dos hechos y derechos. {Cual es la diferencia entre el escritor —o futuro escritor— y un loco? El paranoico se lo cree todo y el escritor no. Mas alld de esa sutil dife- rencia, los delirios son parecidos. ‘Aparte de lo imaginario (y por completo intangible), yo jugaba a una cosa que llamaba "el juego de las figuri- tas". Dibujaba y recortaba personajes, cientos de ellos, y los hacia organizar ejércitos, combatir, conquistar ciuda- des y fundar imperios dentro de cajas de cartén. ‘A los veinte afios hice mi primer intento novelistico. Fue el origen de mi Tecnocracia literaria. Salié algo tan pést- mo que, avergonzado, lo quemé. Afios después lo inten- té de nuevo. Esta Tecnocracia y este Monitor constitufan La construccién del personaje | 41 a 0 —— un I un mundo head, Los personales no resuitaban reals la. Basado en esto, un lust és hice otro mamotreto de u fia goes ee Inas trescientas paginas. E: Poco mejor, pero segua sie soto, Por aa 7 indo insatisfactorio. P. partir de 1972, salid el aut iat consuncien r , téntico Los soria: it vended u Is con su Monitor ‘i ). lexto anterior no lo tomé Sento texto an lo tomé como base. Empe- d la version fin é diez an en esta Ultima escritura. Reon lee af sere’ Petsonaesfemeninos estén basados en las mu Heres que pasaron por mi vida, Incluso para imaginar une new de la realidad. No se plagina los hechos acias a éstos, algo se pone ° , en marcha di ie lentro de tno. El que no vive, no escribe. Témese a un nifty fees ‘os a isla desierta, sin contacto con otro see . Que lo cuiden y alimenten 2 un grupo d bum i grupo de robots 2.34 servicio. Las proplas miquinas le ensehan a ler eserbt: Una biblioteca con quinientos mil vokimenes ai su dlsposicén, i sus leeturas le inspiran la pasien Bor esrb, so lograréimitar ditintos estos. Sus per ran vida o bien estardn cal ‘ ae ‘alacados de los ie aharecen en las obras macs. A losuimo,imiai el hablar le los robos, puesto que € Ginica "vida" que conoce, Saldria, Parma, Ter pis J . Saldria una obra rarisima. To- dava podria tener genio, pero no serian novela hae el sentido con que las conocemos las maneras, a veces uno fz ic x , fabrica una muje que no tiene antecedentes ni explicacién, Hay un per- 7 sey a novela La mujer en la Muralla :"la chica de ba renza larga’. No tengo idea de d6nde salié. No std Sacada de la fteratura china ni de ninguna otra, Jama conoc' a una mujer as tampoco of habler. Ela & muy realy Cuesta imaginar (reconocer) que no existe. Es Un personae delcioso y uno de los que mas orglloso Pone haber inveniado. Se puede dar cuenta del 42| Alberto Laiseca orginen de algunos seres de ficcién, pero no de todos. Cualquier artista tiene, por lo menos, un minimo de poder magico (aunque jamés se haya dedicado al eso- tetismo y ni siquiera crea en la factibilidad del mismo). jQuién me asegura a mi que a veces, cuando estamos escribiendo determinados pasajes, no viajamos al pasa do, en un astral inconsciente, rescatando a personas que han muerto hace miles de afios? Si uno de esos seres volviera a la vida y leyese nuestros escritos, podria decirnos algo como esto: "{Como sabe usted tanto de mi, si no me conoci6?" Y la respuesta de uno: *Yo, tan sencillo como esto, no sabia que usted existiese" 1a hija de Kheops esta llena de videncias que tuve en pleno dia, caminando por Escobar en las épocas en que Vivia alli. Lo cuento porque creo que va en apoyo de lo que dije mas arriba. El caminito por el cual transitaboa era el de siempre: con algo de pastito, huellas de co- ches y bicicletas y lineas de alambrados a la izquierda. Sin embargo, hubo como una sobreimpresién de ima- genes. Seguia el presente, con su caminito, pero ahora también tenfamos un pasado remotisimo. Yo era un tra- ficante de esclavos que llevaba a una chiquita para ven- dérsela a un rey. El soberano tenfa una enorme barba negra, muy parecida a las que aparecen en los altorrelieves asirios. El poderoso, al ver a la nifia, no salia de su asombro, Cémo habré sido que ni siquiera se eno- jo. "Pero cémo no te das cuenta de que yo me he acos- tado con las mujeres mas hermosas de la tierra? Esta nena no es fea, por cierto, pero resulta una bagatela para mf. ¢Cudnto tiempo hace que sos traficante de es- tlavos?" Comprendi que a ese hombre no podia men- title: "Es la primera vez que intento un negocio." "Ah, con razon, Andate y volvé cuando tengas algo digno de mi." Ahi la visién hizo plop y todo desaparecio (salvo mi uaconstucctn dl persone | 48 __Caminito). Algo tan real no puede ser una simple imagineria. O le pasé a un antepasado mio o la Gircunstnacia astrolégica permitié que mirase por el ojo de la cerradura astral. Hasta el dia de hoy estoy conven cido de que todo eso sucedié, " Gierta noche de invierno hacia una muy dificil prac- tica de disciplina que me habia ordenado mi Maestro. Estaba agotadisimo. Ansiaba que me dijese: "Basta. Su. ficiente". Pero el problema consiste en que los Maes {ros nunca dicen basta. Asi que a joderse. A esa practi. ca la realizaba frente a una pared. De repente, como en el caso de mi caminata, se produjo una superposi. Gi6n. Yo era un soldado, un arquero bisofio que defen- dia un sector de alguna muralla contra el ataque enemgio. Gastaba mis flechas sin cuidado ni ahorro, Mi oficial me pegé una patada y me dijo: "Tira solo a los adversarios que tenés delante. De los de tu dere- cha e izquierda ya se encargan tus compaferos. Si no, te vas a quedar sin flechas y te van a matar. Tu vida e asunto tuyo, pero si por tu muerte logran irrumpir en el sector, eso si me importa y bastante. Hacé lo que te digo 0 te voy a cagar a patadas en el culo", Plop. Este tipo de visiones duraban solo unos pocos segundos. _Otf0s personajes fueron construidos a fuerza de pul- mén. Leer e instruirme. De fa guerra, de Clausewitz; La batalla de aniquilamiento, del Mayor Frantz; no tengo idea de cusntos libros lef de la famosa Biblioteca del Oficial. ;Cémo puede uno disefiar personajes militares Sino lee la literatura sobre el tema? Nada mas que para escribir dos paginas de Los sorias, donde se deserike el aso de un rio por fuerzas bélicas, me estudié un libro entero: Pasaje de un curso de agua en presencia del ene. migo. Barbaridades dichas por tal o cual. Actos de he- rofsmo. El ingenio y la decision que logran imponerse 44 | Alberto Laiseca sobre fuerzas muy superiores. La historia romana, de Tito Livio. La toma de San Juan de Acre, durante las Cruza- das, cuando un humilde y anénimo arquero destruy6 todo el depésito de inflamables que tenia el enemigo. Pensaban arrojarlo con catapultas sobre las posiciones adversarias. El flechero calenté al rojo la punta de hierro de una flecha y la lanz6. S6lo con eso hizo volar todo y el ataque qued6 parado durante tres meses (hasta que lograron traer nuevo combustible). "Morir de un tiro que te pegue el enemigo, en un combate, es una muerte muy de agradecer", dijo el general divisionario von Bock, Por cierto que su deseo se cumplié: lo mataron los rusos en el frente del Este. Frases histéricas, como ésta, son las que nos sirven para constiuir un personaje militar. O Napoleén, cuyas dltimas palabras fueron: "Cuerpo de ejército... Josefina... Francia". Hay escritores que escriben en papelitos todas las frases que le oyen decir ala gente. Yo confio mas en mi memoria. Una vez, en un ascensor, escuché que un chanta le decia a otro: "Digale a Fulano que estoy muy conforme con su trabajo. Es realmente algo muy, muy profesional’. Era cuestién de ver la traza de los dos tipos. Lo importante era el contraste entre la frase cul- ta y el aspecto oligofrénico del que hablaba. Esto pue- de dar lugar a un personaje. Hace muchos afios, tra- bajando en Mendoza en las cosechas, escuche que una viejita le decfa a un joven: "No levantés las aceitunas de a una, asi como pensando, o te vas a morir pa’siempre". Supongo que a lo que se referfa la mujer era a que no dilapidara el tiempo sofiadoramente o iba a perder produccién y el patrén podia echarlo al carajo. Aqui en Buenos Airas, viviendo en una pensién, escuché a una sirvienta anciana decirme: "Hay que to- mar tecito, Don Laiseca —asi me lamaba: Don La construceién del personaje | 45 Laiseca—; hay que tomar tecito para no morise de tristeza". Tenia el pelo largo y blanco, como si le hubie- ra caido encima una nevada rusa. Usaba zoquetes con rayas horizontales, parecidos a los que llevabanlas bru- jas en la Edad Media. Era una mujer buenisima. No sé qué habré sido de la pobre. Estaba loca, pero lo peor era que estaba vieja. La sociedad no tiene ninguna compasién por alguien que esta loco y viejo. Es como acumular demasiado plutonio en un mismo sitio: ense- guida se alcanza la masa critica. Tener humildad, estudiar mucho y meterse aden- tro de cada personaje. Si yo tengo que escribir sobre un malvado, a menos que yo sea un ser efectivamente diabélico, es obvio que voy a tener dificultades. Los malvados se caracterizan por la falta de amor y su ge- neral cinismo. La Giltima frase de Lnadri cuando lo lle- vaban a la guillotina puede ser ilustrativa: "Bueno, esta bien. Después de todo no es la primera vez que matan a un inocente", O si no, otro degenerado que habia degollado a no sé cudntas personas para robarlas su- bid al cadalso cantando una version propia de la Marsellesa: "Adelante, adelante, pobre victima. El dia fatal ha llegado". O una de las frases despdticas e in- humanas del Gran Omar, que acababa de hacer cru- cificar a un pobre infeliz: "Si para dentro de tres dias ests en condiciones de pedirme una gracia, te la con- cederé, puesto que soy clemente con todos y, mas que con nadie, contigo hijo mio". De lo real partimos hacia lo imaginario. No hay otra manera de hacerlo, me parece, Jamas encendi un so- plete de acetileno y, sin embargo, sé todos los pasos (lo sé tericamente, por supuesto) para arreglar un guardabarros. Cuando era chico miraba con mucha atencién el trabajo de un amigo chapista. Si uno es dé | vereuaaes ayudante de carnicero, con la mano izquierda debe tomar la media res desde arriba, nunca desde abajo, porque si se escapa el cuchillo, uno se "desgracia” un brazo para toda la vida, tal como le pasé a un pobre desdichado, delante de "i, cierta tarde que habia entrado en un lugar para comprar carne. Tener toda clase de amigos, no ser hermético, an- dar por lugares exéticos. Vivir. Después los personajes van saliendo. La construccién del personaje | 47

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