,..
"
UN ANO, EN LA
DIVISloN AZUL
Publicado, en febrero de 2005, por AF Editores.
Cj. Cromo Parcelas 18 - 20
Polígono Industrial San Cristóbal.
47012 Valladolid
"UN AÑO EN LA DIVISiÓN AZÚL ..
Por Serafín Pardo Martínez
ISBN: 84-96016-46-3
Depósito Legal: 76-2005
Fotomecánica e impresión:
Alcañiz y Fresno's, S.A.
C. Cromo, Parcela 20
PoI. Industrial San Cristóbal
47012 Valladolid
Encuadernación:
San Cristóbal Encuadernaciones, S.A.
C. Cromo, Parcela 18
PoI. Industrial San Cristóbal
47012 Valladolid
©Serafín Pardo Martínez.
Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta
publicación podrá ser reproducida, almacenada ° trans-
mitida de manera alguna, ni por ningún medio, ya sea
informático, electrónico, químico, mecánico, óptico, de
grabación o de fotocopia sin permiso del propietario del
copyright.
,.,.,
UN ANO, EN LA
DIVIS ON AZUL
SERAFÍN PARDO MARTÍNEZ
I.1E 4G E ]N ]1) ][
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 7
Prólogo
Aunque, habitualmente, el prólogo suele ser escrito
por encargo del autor, en esta ocasión no será posible
cumplir con tal norma, ya que Serafín Pardo Martínez falle-
ció en febrero de 2000 y ni siquiera sabemos si por su
mente pasó el que este texto viera la luz. Somos sus hijos
quienes creemos que debe ser publicado, pues el testi-
monio de un capitán de la División Azul puede considerar-
se en la actualidad como un documento histórico, a pesar
del ingente número de libros que sobre aquella unidad han
aparecido.
Un capitán de una compañía de la Infantería española
nos relata sus vivencias durante su permanencia en Rusia,
nos explica los motivos que le llevaron allí y nos hace partí-
cipes de sus alegrías y de sus sufrimientos, lo que, se com-
partan o no sus ideas, constituye un documento de induda-
ble valor, que aportará nuevos matices a aquella lejana, en
el tiempo y en el espacio, historia.
El capítulo de ilustraciones ha sido cubierto con algu-
nas de las que conservaba el autor y con las procedentes
de varios folletos, también del archivo del autor, editados
durante la Segunda Guerra Mundial por la Propaganda-Kom-
panie der Armee Busch (P-KdAB), como homenaje a los Página anterior: Visita al
voluntarios españoles en aquel frente. Camarada caido.
8 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Caídos de la Novena1
PEDRO GIL ALONSO
CARLOS DEL ROSAL DE LA ESCOSURA
ENRIQUE GIRALDEZ DE LA ELGUERA
EMILIO PISTONI GARCIA DE QUIROS
ALBERTO CHICOTE VEGA
Para Siempre en Rusia
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 9
MARIANO GORRIZ TELLO
EUSEBIO SANCHEZ LEDESMA
PEDRO DEL CANTO PERIAÑEZ
JOSE BRAVO DiAl
HIGINIO ARMERO GARCIA
JOAQUIN SILVA PEREIRA
ALBERTO SANCHEZ ACUÑA
RAFAEL PLO CEBRIAN
FRANCISCO PORTELA ROSA
PEDRO MARTIN FERNANDEZ
GODOFREDO LEZCANO CISNEROS
JESUS SANCHEZ CARRILLO
SINFORIANO MARTINEZ OROPESA
FRANCISCO LOPEZ ROJO
ANTONIO DIEGUEZ RODRIGUEZ
VIDAL MARTINEZ USATEGUI
CARLOS CABRERA MONTOYA
FELIPE FERNANDEZ PANERA
ANTONIO RUBIO MARTIN
ANTONIO ADAMEZ SORIA
JESUS VELAR DE ARTEAGA
RAFAEL MARTINEZ DORGAMBIDE
FRANCISCO SEBASTIAN MARTINEZ
JULlAN ALCALDE VELASCO
JAIME REYEROS REYEROS
AVELlNO RODRIGUEZ ENE
SALVADOR GROS FLORIDO
10 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
Los mejores
Sería muy difícil decir quienes fueron los mejores.
Quizá aquel soldado que el 1 de agosto aguantó sólo y,
con una ráfaga de 1.200 disparos, permitió que los demás
pudieran salir y rechazar al enemigo, mientras él moría en
su puesto. Dios sabe con qué angustias, pero con un valor
indiscutible.
Quizá el que rechazó sólo una patrulla enemiga, sin
dar la alarma, porque, como tenía un fusil ametrallador y
treinta granadas de mano, según me dijo, no tenía la nece-
sidad de que los demás pasasen frío, cuando no eran más
que cuatro o cinco rusos y le sobraban medios para recha-
zarlos.
Quién sabe a quién puede calificarse como el mejor: el
que a lo largo de meses tuvo una actuación valerosa y abne-
gada, o el que tuvo un momento fulgurante.
Si hay mucha diferencia entre estar en el frente o en
la retaguardia, hay aún diferencias mayores: qué es mas
peligroso y difícil, ¿lanzarse al asalto encuadrado por toda
la compañía o ir en una patrulla de exploración, en van-
guardia de ella?; un escucha situado en unos restos de
carro de combate entre las dos líneas está en peligro
mucho mayor que el escucha que está entre la alambrada
y el campo de minas, y cualquiera de los dos siente una
soledad angustiosa; mucho más cómodo es estar de cen-
tinela, dentro de la trinchera, en un pozo que visitan fre-
cuentemente las patrullas y los sargentos y oficiales y no
está sólo todo el tiempo que dura su puesto. Pero cuando
no está de puesto, si sale a la trinchera, lo hace ampara-
do por todo el pelotón y se siente seguro. Todo esto den-
tro de estar en una compañía en línea, pero si está en la
Plana Mayor o en una compañía en reserva , la sensación
de seguridad es mucho mayor, aunque está igualmente al
alcance de todas las armas enemigas. De los que se
encontraron en cada una de estas circunstancias diferen-
tes, ¿quién fue el mejor?
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 11
Aquí vaya poner una lista de los que yo juzgo como los
mejores que tuve a mis órdenes en la Novena2 ; no sé si fue-
ron ellos; son simplemente los que tuvieron ocasiones de
distinguirse, lo hicieron y nos enteramos todos los demás:
Enrique Moret Arbex: alférez que vino a la compañía en
julio de 1942. Desde el principio se vio que era magnífico.
Convivimos en el puesto de mando de la compañía y pude
apreciar lo que valía. Se preocupaba por todo y por todos. El
3 de agosto me fui con la sección de Coig y lo dejé solo. No
atacaron su sección, pero les esperó en todo momento con
Alférez de Infantería
sus hombres a punto. Le pedí gente para reforzarme y me Enrique Moret Arbex
envió más de lo que le pedía. Le hirieron y no se evacuó, y (Archivo del autor)
su herida no era leve. Por este día se le citó como "distin-
guido" y se le concedió la Cruz de Hierro. 3
Era infatigable y, además de mandar muy bien y de
hacerse querer y respetar, tenía mucha vista en el campo y
se preocupaba extraordinariamente por todo lo que concer-
nía a sus soldados.
EllO de febrero de 1943 era mi único oficial en la com-
pañía y se superó a si mismo. Cuando me hirieron se hizo
cargo del mando de la compañía y mandándola rechazó a
los rusos en su ataque.
Posteriormente, el 19 de marzo (yo ya no estaba) murió
rechazando otro ataque ruso, con su valor sobresaliente de
siempre. Creo que lo propusieron para la Medalla Militar. 4
Antonio Rubio Martín: soldado, elegido como enlace
por su valor, su vista en el campo y su decisión. Leal, entu-
siasta, voluntario para todo. En la noche del 1 al 2 de agos-
to de 1942 iba conmigo cuando nos disparó a bocajarro una
patrulla rusa y él se adelantó sobre uno de ellos, disparán-
dole, cara a cara, y mientras el ruso le disparaba un carga-
dor completo de su pistola ametralladora, lo mató y vino a
ayudarme a capturar al prisionero que yo había hecho. El 3
de agosto tuvo una actividad infatigable: me acompañó casi
todo el día; fue el lanzador de granadas de mano para echar
12 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
a los rusos de un tramo de trinchera que habían ocupado;
combatió cuerpo a cuerpo con una energía formidable; fue
voluntario para el asalto al bunker ocupado por los rusos; se
adelantó más que nadie en la persecución y como era muy
buen tirador de fusil les debió hacer bastantes bajas, sin por
eso descuidar su cometido de enlace; fue con Pereira, rep-
tando hasta la misma base de partida del ataque ruso, para
decirnos cuántos eran y cuál era su situación, informando
con gran precisión y veracidad. Este día, con Pereira, sobre-
pasó la categoría de "muy distinguido" y fue objeto de una
"mención especial" y de la felicitación personal del jefe del
batallón y del jefe de la agrupación.
El 14 de septiembre de 1942 fue citado como "dis-
tinguido"; este día que me hirieron a los demás enlaces,
él resultó herido pero no quiso evacuarse y funcionó por
todos (eran cinco), siguiendo con su actividad incansable
toda la noche. De esos cinco enlaces, uno llevaba la pis-
tola de señales para iluminar y transmitir mensajes, otro
(Rubio) era el encargado de defendernos a todos, mientras
los demás íbamos a lo nuestro, otro llevaba un maletín
con treinta granadas de mano para repartirlas donde
fuese necesario y los otros dos iban de una lado para otro
transmitiendo mis mensajes, pero Rubio se multiplicaba y
hacía de todo. Luego supe que su preocupación primordial
era mi seguridad: opinaba que la baja de unos de ellos no
tenía importancia para la compañía e hizo que se jura-
mentasen los enlaces para protegerme. Lo supe cuando
observé que no me dejaban casi nunca ir el primero y que
andaban siempre rodeándome; después de morir Rubio,
me lo confesaron los demás; él estimaba que yo me expo-
nía demasiado y no debían permitirlo.
El 29 de enero de 1943 actuó tan magníficamente
como siempre y, cuando todo había terminado y volvíamos
a nuestro bunker, Rubio resbaló y al caerse, se le disparó el
subfusil ruso que llevaba (el que yo le cogí al prisionero el 2
de agosto) muriendo a mis pies, pues toda la ráfaga le entró
en el abdomen. Aún conservo ese subfusil.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 13
Antes de morir, unos minutos antes, realizó su último
lanzamiento de granada de mano, su gran especialidad; un
ruso que creímos que venía a entregarse y al llegar a nues-
tra alambrada nos lanzó unas granadas; Rubio le lanzó una
justo a los riñones y allí le hizo explosión.
Creo que es el mejor soldado que he conocido, en dos
guerras; con más valor, más decisión, más entusiasmo y
más actividad.
Quizá estos dos fueron los mejores, pero otros muchos
merecen ser mencionados aunque sea brevemente:
Oficiales:
• Alberto Martínez Úbeda (Tito)
• Ramón Fernández-Cid París (Mancho)
Durante mucho tiempo, estos dos alféreces, junto con
"Quique" Moret, fueron mi tranquilidad, mi descanso y la
fuente de todas mis satisfacciones; entusiastas, buenos
amigos, buenos oficiales, valientes, preocupados por sus
hombres. Con Tito, Quique y Mancho, mi tres mosqueteros,
era yo un D' Artagnan feliz y la compañía una máquina per-
fecta donde todo marchaba suavemente sin necesidad de
Leyendo prensa españo-
la (Foto Signal)
14 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
engrasarla. Creo que todos, suboficiales, tropa y yo, los que-
ríamos de veras. Eran ejemplo de valor, de alegría y de buen
hacer en todo.
• Ángel Maté Sánchez5
Estuvo poco tiempo en la compañía, pero era del corte
de los tres anteriores. Se pasó pronto a la plana mayor del
batallón para mandar la sección de asalto.
Suboficiales:
• Ricardo Mejuto Pampin
• José Antonio Blanco Guntin
• Jesús López Varela
• Rodolfo Jesús Rojas Llamas
• Guillermo Alonso del Real
Fueron, a mi juicio, los mejores que tuve en la nove-
na; Mejuto y Blanco eran hombres ponderados, serios, sar-
gentos profesionales con un alto sentido del deber y la res-
ponsabilidad y una experiencia y vista en el campo que les
hacían los mejores. En cuanto me faltaba un oficial, uno
de ellos era el que mandaba Sección y los dos lo hicieron
muy bien.
López Varela y Rojas Llamas se distinguieron por su
valor y su serenidad, para mandar un pelotón en el sitio más
comprometido eran los mejores. Los dos mandaron el pelo-
tón de asalto de la compañía.
López Varela mandó el pelotón que entró en vanguardia
el 21 de junio en la bolsa del Volchow y fue el último en reti-
rarse el 22, y a pesar de haber sido herido hizo toda la reti-
rada con su pelotón y no se evacuó hasta terminar la ope-
ración. Fue el fundador del pelotón de asalto de la compañía
con el que actuó mucho y muy bien, haciendo más de doce
salidas a campo enemigo, aparte de reconocimientos,
patrullas, etc. Tomó parte tres veces en combate cuerpo a
cuerpo y, desde luego, hizo honor al encargo que le di de
organizar y mandar el pelotón de asalto.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 15
Marcha sobre la Nieve.
(Foto P-KdAB)
Alonso del Real, catedrático metido a combatiente.
Mezcla de ardor y cordura, hombre entusiasta y arrojado,
pero a la vez sereno y reposado. Llegó a ser el más vetera-
no de la compañía y para que descansase le nombré paga-
16 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
dor; enseguida organizó el segundo escalón de la compañía
en un pelotón; en cuanto oía más fuego del normal, apare-
cía Guillermo al frente de su escribiente, rancheros y carre-
ros, cargado de bengalas y granadas de mano y dispuesto
a recordar los tiempos en que tan bien se había portado
como jefe de pelotón. 6
Cabos:
• Manuel Camacho Marín
• Fernando Fernández Gil de Azua
• Antonio Seoane Bermúdez
• Eusebio Sánchez Ledesma
• Pedro del Canto Periañez
• Manuel Pérez Pascual
• Juan Soto Rodríguez
Los dos primeros, Camacho y Gil de Azua, neutralizaron
perfectamente a una ametralladora rusa, situada en un bun-
ker y que no nos dejaba vivir. Se situaron a unos cien metros
de ella y, Gil de Azua con su fusil ametrallador y Camacho
con su mortero, la hicieron callar cuantas veces fue nece-
sario. Nos mataron al primer proveedor y Fernando siguió, él
solo, tirando, incorporándose de vez en cuando para ver y
mejorar su puntería, con total desprecio de su vida. Cama-
cho, el 3 de agosto, cuando a las 3 de la tarde el enemigo
asaltó por sorpresa nuestra posición, al ver el peligro inmi-
nente, no lo dudó ni un momento; en lugar de disparar
desde la trinchera, gritó "a por ellos que son pocos" (eran
una compañía) y se lanzó adelante con tres o cuatro hom-
bres, haciendo creer a los rusos que se trataba de un con-
traataque nuestro y los paralizó unos minutos; los suficien-
tes para que saliésemos los demás a ocupar nuestros
puestos de combate.
Seoane, siempre voluntario en varias patrullas, fue de
los fundadores del pelotón de asalto de la compañía y
secundó muy bien en él al sargento Varela.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 17
Ledesma y del Canto me acompañaron el 3 de agosto a
reconocer un tramo de trinchera recién abandonado por el
enemigo; al volver un recodo venían detrás de mí y me cogie-
ron por los brazos, adelantándose ellos, uno por encima del
parapeto y otro por la trinchera, y murieron los dos, sabiendo
perfectamente lo que hacían y salvándome la vida.
Pérez Pascual, el 21 de junio de 1942, mandó una
patrulla con sólo dos soldados que envolvió una ametralla-
dora rusa y la hizo retirarse, eliminando una grave amenaza
de flanco que teníamos.
Juan Soto Rodríguez, rechazó una patrulla enemiga, al
Divisionario (Foto P-KdAB)
frente de la suya y se destacó él solo para hacerles un pri-
sionero, sin dar la alarma a la posición.
Soldados:
• Antonio Rubio Martín
• Jesús Oliván Sanromá
• Faustino Pereira Pardo
• Francisco Núñez de Martitegui
• Benigno Acitores Gaona
• Federico García Santacatalina
• José Ignacio Cuenca Díaz
• Antonio Muñoz Morales
• Carlos del Rosal de la Escosura Divisionario (Foto P-KdAB)
• Juan Martel Peñats
De Rubio ya he hablado antes.
Oliván fue el compañero inseparable de Rubio. Era el
escribiente de la compañía y me pidió dejarlo para ser com-
batiente, se convirtió en el mejor enlace que he tenido; inte-
ligente y audaz, valeroso e infatigable, fue primero la pareja
de Rubio y luego su sustituto, siendo un puntal del mando
de la compañía. Casi no era necesario decirle nada porque
sabía lo que yo quería antes de que se lo dijese y lo reali-
18 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
zaba todo perfectamente. Nunca supe cuando descansaba,
pues parecía que era nunca. Siempre con la bengala a
punto para el momento preciso y manejaba estupendamen-
te la pistola ametralladora. El 10 de febrero de 1943 cargó
conmigo a sus espaldas y me llevó al puesto de socorro del
batallón; en cuanto me dejó allí, ni me dijo adiós; se volvió
a la compañía sin más, sabiendo que podría haberme acom-
pañado y quitarse de en medio.
AU8Weis lar den F:reiwilJigen
(Certificado para el voluntario)
b~. \ . --1:.& ~ ~
VO~~) ZIUllUll8 (Apellido)
Oeburt&ol't:
..... (\ t · .L
. ~ \.~-F.ebUl'tsdatum ~ "{ ,- ':"
\f t-
(Lugar de naeimi tOI (Fecha del na.clmlt!nto}
Di~n"tgrad: ~
..... ,Rlu~rupp{>: O•.
(Grudo, ¡(¡rupo sanguineOl ,
Truppt¡nM):
(Unidad,
tqt!
)
1 ....t tl(t2.~~!ra~
FeJdposlnurnmer : 1i -fl1i -.J
(Eslareta dI' CAmp ñ. n 0_)
Ans..:hrift der. nách."t. ~ t'iJ
AngehOngen: ~ ~\"'!JWlf
~~ ~ a
liI
{Senas de lUl! familiares) \ \"0 uno! Zuname} (Nom re y apellido) ,
Wohnort: (vv.0I~ OdMck "t I
(Domicilio) ~.. •
(
~Ü'iomb;t.
• v.-
nnft dea lnha
f apellido, 8rma pro la del Int8relJado)
""'b&UJrll~U~'
Acreditación del Regi-
miento Pimentel (Archivo
del autor)
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 19
Pereira fue el hombre de las patrullas; se arrastraba por
el suelo sin que se le viese ni se le oyese lo más mínimo.
Núñez de Martitegui, el compañero inseparable de
Camacho; tirador magnífico de mortero, estuvo con él, el 21
de junio, media mañana frente a un bunker ruso, tirando
magníficamente.
Acitores, herido el 3 de agosto, volvió en cuanto le cura-
ron y le vendaron la cabeza "porque su fusil ametrallador
sólo lo entendía él" y no quería evacuarse a pesar de que
sangraba mucho.
Federico García Santacatalina, el 29 de enero de 1943
fue el primero en llegar al darse la alarma a un tramo de trin-
chera en que ya estaban los rojos; con su subfusil ruso,
siguió avanzando solo y recuperó el tramo de trinchera per-
dido. Cuando llegamos los demás ya no había allí más que
varios cadáveres y él.
Cuenca Díaz, el chaval, el "malenky", enlace de Coig,
dos veces herido en la compañía; el 8 de octubre de 1942
lo hicieron prisionero los rusos y, cuando se lo llevaban,
reaccionó a palos y mordiscos, evadiéndose y regresando a
la posición. Perdió dos dientes en la lucha.
Muñoz Morales, estando de centinela, de noche, vió una
patrulla rusa que se le acercaba; no dio la alarma, según él,
porque teniendo en sus manos un fusil ametrallador y trein-
ta granadas de mano, no era necesario que los demás pasa-
sen frío; cuando al oír el fuego llegamos los demás, ya esta-
ba la situación resuelta; le concedieron la Cruz de Guerra
alemana con Espadas7 y, al ir a entregársela, estaba otra vez
de centinela; al ir a imponérsela, abrió fuego nuevamente
sobre otra patrulla rusa que se acercaba; ha sido la imposi-
ción de condecoración más emocionante a que he asistido;
mientras hacía fuego, se la impuse y los rusos huyeron. 8
Carlos del Rosal, teniente provisional de nuestra gue-
rra, se alistó como soldado, al no conseguir ir como oficial.
20 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
El 21 de junio actuó como enlace mío y no paró en toda la
mañana de un lado para otro, con un desprecio enorme de
su vida hasta morir.
Martel Peñate fue mi asistente y mi enlace, pero fue en
su antiguo pelotón donde sobresalió más: un día rechazó él
solo a una patrulla enemiga y salió después para volver a la
posición con dos cadáveres; cuando al oír el fuego, llegamos
los demás, venía el solito arrastrando los dos cadáveres.
En definitiva, la lista de citaciones que hubo en la com-
pañía bajo mi mando fueron:
PEDRO VIDAL ALVAREZ.- Teniente
Muy distinguido el 29-1-1943.- Herido.- Mutilado.
ALBERTO MARTINEZ UBEDA.- Alférez
Muy distinguido el 21-6-1942 y 29-1-1943.- 3
veces herido.- Cruz de Guerra con Espadas de 2ª
Zapadores (Foto P-KdAB) Clase.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 21
RAMON FERNANDEZ-CID PARIS.- Alférez
Muy distinguido el 14-9-1942 y 29-1-1943.- Distin-
tivo de Asalto.
JUAN COIG MACIAS.- Alférez
Mención especial el 8-10-1942.- Distintivo de Asalto.
ENRIQUE MORET ARBEX.- Alférez
Distinguido el 3-8-1942. Distinguido el 10-2-1943
(Batalla de Krasny Bor). Cruz de Hierro de 2ª Clase.
Propuesto para la Medalla Militar.
Muerto en combate.
Felicitación al compañero
(Foto P-KdAB)
22 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
JESUS LOPEZ VARELA.- Sargento
Distinguido el 22-6-1942 y el 29-1-1943.- Cruz de
Guerra con Espadas de 2ª Clase.- Herido.
RICARDO MEJUTO PAMPIN.- Sargento
Muy distinguido el 29-1-1943.- Distinguido el 21-6-
1942.
RODOLFO JESUS ROJAS LLAMAS.- Sargento
Distinguido el 3-8-1942 y 26-1-1943.- Dos veces
herido.- Cruz de Hierro de 2ª Clase.
ANTONIO DIEGUEZ RODRIGUEZ.- Sargento
Muy distinguido el 14-9-1942.- Muerto en combate.
AURELlO ARENSAY SIERRA.- Sargento
Distinguido el 29-1-1943.
MANUEL CAMACHO MARIN.- Cabo
Distinguido el 22-6-1942 y 3-8-1942.- Cruz de Hierro
de 2ª Clase.
FERNANDO FERNANDEZ GIL DE AZUA
Distinguido el 21-6-1942 y 22-6-1942.
ANTONIO SEOANE BERMUDEZ.- Cabo
Muy distinguido el 6-8-1942.- Distinguido el 3-8-
1942.- Cruz de Hierro de 2ª Clase.- Distintivo de
Asalto.
MANUEL PEREZ PASCUAL.- Cabo
Distinguido el 21-6-1942.
ALBERTO CHICOTE VEGA.- Cabo
Distinguido el 21-6-1942.- Muerto en combate.
EUSEBIO SANCHEZ LEDESMA.- Cabo
Muy distinguido el 3-8-1942.- Muerto en combate.
PEDRO DEL CANTO PERIAÑEZ.- Cabo
Muy distinguido el 3-8-1942.- Muerto en combate.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 23
JUAN SOTO RODRIGUEZ.- Cabo9 Tendiendo líneas telefóni-
cas (Foto P-KdAB)
Muy distinguido el 14-9-1942.- Cruz de Hierro de
2ª Clase.
BENITO LEON SAN JOSE.- Cabo
Muy distinguido el 29-1-1943.
ALFREDO GONZALEZ GARRE.- Cabo
Distinguido el 3-8-1942.
ANTONIO CORDERO GOMEZ.- Cabo
Distinguido el 29-1-1943.
24 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
JULlAN GARCIA ROBLEDO.- Cabo
Distinguido el 29-1-1943.
ANGEL MARTIN MARTIN.- Cabo
Distinguido el 29-1-1943.
PRIMITIVO CORDOBA SAEZ.- Cabo
Distinguido el 29-1-1943.
ANTONIO RUBIO MARTIN.- Soldado
Mención especial, muy distinguido el 3-8-1942.-
Distinguido el 14-9-1942.- Distintivo de Asalto.-
Muerto en combate.
JESUS OLlVAN SANROMA.- Soldado
Distinguido el 29-1-1943.- Dos veces herido.- Cruz
de Hierro de 2ª Clase.- Distintivo de Asalto.
Relación de soldados de
la Novena con acciones
cuerpo a cuerpo.(Foto P-
KdAB)
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 25
FRANCISCO NUÑEZ DE MARTITEGUI.- Soldado
Distinguido el 21-6-1942 y 22-6-1942.
FAUSTINO PEREIRA PARDO.- Soldado
Mención especial y muy distinguido el 3-8-1942.-
Cruz de Hierro de 2ª Clase.
BENIGNO ACITORES GAONA.- Soldado
Muy distinguido el 3-8-1942.- Distinguido el 22-6-
1942.- Cruz de Hierro. 10
Observatorio artillero
(Foto Signal)
26 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
JUAN MARTEL PEÑATE.- Soldado
Muy distinguido el 14-9-1942.
JOSE IGNACIO CUENCA DIAZ.- Soldado
Mención especial el 8-10-1942.- Dos veces herido.
AURELlO GANDUL MONJE.- Soldado
Muy distinguido el 14-9-1942.- Cruz de Hierro de
2ª Clase.
FEDERICO GARCIA SANTACATALlNA.- Soldado
Muy distinguido el 29-1-1943.- Distintivo de Asalto.
CARLOS DEL ROSAL DE LA ESCOSURA.- Soldado
(Teniente Provisional)
Distinguido el 21-6-1942.- Muerto en combate.
JOSE LUIS ROSELLO GARCIA.- Soldado
Distinguido el 3-8-1942.
ANGEL CASAS.- Soldado
Distinguido el 3-8-1942.
ANDRES ESPINO QUINTANA.- Soldado
Distinguido el 3-8-1942.- Cruz de Hierro de 2ª
Clase.
LUCTO CORNIERO DIVAR.- Soldado Practicante
Distinguido el 3-8-1942.- Cruz de Hierro de 2ª
Clase.- Cruz de Guerra con Espadas de 2ª Clase.
JOS E EUGENIO MOURIÑO.- Soldado
Distinguido el 3-8-1942.- Distintivo de Asalto.
NEMESIO ALONSO DEBEN.- Soldado
Distinguido el 3-8-1942 y 14-9-1942.- Distintivo de
Asalto.
EDUARDO SANCHEZ.- Soldado
Distinguido el 3-8-1942.
ENRIQUE FERNANDEZ GARCIA.- Soldado
Distinguido el 6-8-1942.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 27
HILARlO GARCIA GOMEZ.- Soldado
Distinguido el 6-8-1942.
ANTONIO ARRIETA FERNANDEZ.- Soldado
Distinguido el 14-9-1942.
JOSE VILLALBA LUIS.- Soldado
Distinguido el 14-9-1942.- Distintivo de Asalto.
CEFERINO CURIEL GONZALEZ.- Soldado
Distinguido el 14-9-1942.
ANTONIO MUÑOZ MORALES. u - Soldado
Distinguido el 26-1-1943.- Herido.- Cruz de Guerra
con Espadas de 2ª Clase.
EDUARDO SILVESTRE CHORNET.- Soldado
Distinguido el 29-1-1943.
SANTIAGO MENDEZ CRUZ.- Soldado Cosas de la nieve (Foto P-
Distinguido el 29-1-1943. KdAB)
28 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Rusia es culpable
En septiembre de 1939, cinco meses después de ter-
minar nuestra Campaña de Liberación, empezaba la Segun-
da Guerra Mundial. De un lado, los que nos habían ayudado
(Alemania ya en guerra desde la batalla de Polonia, Italia,
después, cuando la de Francia) y en otro, los que llamaban
leales a los rojos y les ayudaron más o menos directamen-
te (unos más y otros menos). De un lado los países con los
que España podía sentirse más ligada: España, provincia
romana; Nápoles y Sicilia, provincias aragonesas, y luego,
por lo tanto, españolas; Alemania, unida a nosotros con Car-
los el Emperador. Y del otro, aquellos que a lo largo de su
historia habían sido alternativamente amigos y enemigos,
pero que de una u otra forma nos habían dejado recuerdos
que, llámense "Dos de Mayo", Zaragoza, Gerona o Gibraltar,
no nos eran gratos.
Sin embargo, España, dando de un lado viejas tradicio-
Puesto de Mando artille- nes Y recientes sucesos, se declaró neutral y lo fue de ver-
ro (Foto Signal) dad. Aún luego, cuando luchó contra el comunismo, hizo dis-
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 29
tinción clarísima entre la cruzada anticomunista y la segun-
da guerra mundial en su planteamiento general.
Pero el 21 de junio de 1941 se produjo un hecho que
afectaba directamente a nuestra ideología, a nuestros inte-
reses, a nuestros deberes de lealtad para con los caídos, a
nuestros sentimientos más íntimos.
Alemania, está en guerra con Rusia. Para nosotros no
era la entrada de un país más en la guerra; era el comienzo
de la lucha contra el comunismo: el enemigo de la cristian-
dad; el enemigo de la civilización europea y occidental; el
régimen criminal que desde 1917 venía aherrojando a los
pueblos de Europa oriental y Asia septentrional; el partido
que criminalmente había prolongado nuestra guerra con su
ayuda a los rojos y el país que se había llevado nuestro oro.
Ahora y en este caso concreto no podíamos ser neutrales;
hubiera sido cobardía, deslealtad con nosotros mismos y
renuncia a nuestro ser y nuestro sentir, no tomar parte en la
lucha y Serrano Suñer dio el 24 de junio el grito: "Rusia es
culpable" y, a los pocos días de comenzada la lucha, se ini-
ciaba la organización de nuestra División.
Mientras tanto, Alemania ha iniciado lo que parece ser
otra de sus victoriosas y rapidísimas campañas. En los
cinco primeros días ha logrado la supremacía en tierra y aire
y los rusos han perdido más de cuatro mil aviones, más de
dos mil carros de combate, casi un millar de cañones y
docenas de miles de hombres; algunas unidades han avan-
zado a un ritmo superior a los ochenta kilómetros diarios. Y
no porque Rusia estuviera inerme, ya que había terminado
el 11 de junio la concentración en el oeste de ciento sesen-
ta divisiones apoyadas por quince mil aviones, frente a las
ciento treinta divisiones allí alineadas por el Eje apoyadas
por una fuerza de veinte mil aviones, de ellos, cinco mil de
combate puestos en línea.
Sólo el grupo de Voroschilow, contaba con ochenta divi-
siones y contra ese iría a parar nuestra División.
30 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
La División se organiza
A fin de junio de 1941 Falange abre sus banderines de
enganche solicitando voluntarios para combatir al comunis-
mo, el Ejército se dispone a encuadrarlos y se inicia la orga-
nización de una División del tipo de las españolas de enton-
ces, es decir, con un cuartel general, cuatro regimientos de
Infantería, un grupo de Caballería, un regimiento de Artillería,
etc. Las cuatro primeras regiones militares (Madrid-Sevilla-
Valencia-Barcelona) se reparten la tarea y surgen los regi-
mientos que habrían de conocerse a lo largo de toda la cam-
paña con los nombres de sus primeros coroneles: Rodrigo,
Esparza, Vierna y Pimentel.
A través de Novgorod Los bandeMnes de enganche se ven inundados de
(Foto P-KdAB) voluntarios; en las academias de transformación12 están los
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 31
alféreces provisionales de la guerra y ven con rabia como no
pueden acudir a la llamada porque no han terminado el
curso; un día, un domingo, piden voluntarios y salen en
masa, pero no autorizan más ' que a unos pocos, capitanes,
solteros, sin haber cumplido los 26 y que lleven buenas
notas en todas las asignaturas; para ellos se acorta el curso
y pueden salir a mandar sus compañías. Los demás no pode-
mos ir; tenemos que terminar nuestro curso normalmente.
La decepción fue terrible, teníamos nuestras ilusiones
puestas en la partida hacia Rusia. Nos llamaba allí la idea
de continuar una lucha terminada victoriosamente dentro de
nuestras fronteras, pero contra un enemigo aún vivo y que
era necesario vencer definitivamente. También un deber de
reciprocidad hacia nuestros compañeros alemanes que
habían derramado su sangre en España junto a nosotros y
de cortesía para la devolución de la visita que los rusos nos
hicieron en 1936-39. Además, éramos militares y la mejor
escuela de perfeccionamiento sería luchar en la Segunda
Guerra Mundial, junto al mejor ejército entonces existente.
Destino y anulación
Por fin, el 16 de septiembre el coronel de mi regi-
miento, en telegrama postal número 582, me dice:
"Habiendo sido Vd. designado para marchar a incorporar-
se a la División Española de Voluntarios se lo comunico
para que con toda urgencia se presente en el Estado
Mayor de la Capitanía General de esta Región a fin de que
le sea entregado el correspondiente pasaporte. Acúseme
recibo. José Álvarez".
En Capitanía me dieron el pasaporte, ordenándome
que estuviera en San Sebastián el día 20 para salir rumbo
a Alemania. Cuando ya iba a marcharme, una llamada tele-
fónica anulaba el destino. La razón era, al parecer, que ofi-
ciales subalternos debían ir sólo provisionales y no los que
ya habíamos pasado por la academia.
32 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
Me lo confirmaron oficialmente con el telegrama pos-
tal n 900, del 18 de septiembre, que decía: "Dispuesto
Q
por la Superioridad, queda anulado el destino que se le
asignó a Vd. en la División Española de Voluntarios en Ale-
mania, por lo que deberá incorporarse a su Unidad en este
Regimiento, presentándose previamente a mi Autoridad.
Álvarez Entrena".
Listos para la nieve (Foto
P-KdAB)
34 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Por fin
Volví a solicitar el ir a la División, pero éramos tantos
que resultaba dificil conseguirlo. Por fin, me enteré de que
salía para Rusia el teniente coronel Robles Pazos, que había
sido jefe de estudios en la Academia de Guadalajara. Como
yo fui jefe de clase, me conocía y me fui enseguida a verle
para pedirle un hueco en su expedición.
A e Frei~eD
(Certifi el YOIaDtario)
- \(
Ilto
Identificación (Archivo del
autor)
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 35
El 4 de abril de 1942 otro telegrama postal me decía:
"Ministro Ejército ha dispuesto que el Teniente de ese Regi-
miento, Don Serafín Pardo Martínez, pase destinado a las
órdenes del General Esteban Infantes". A este telegrama
postal le acompañaba un pasaporte para Logroño "... para
incorporarse a la División Española de Voluntarios ... ".
El viaje
Llegué a Logroño y acababa de marcharse un batallón
aquella misma tarde. Me propusieron quedarme para el pró-
La patrulla se adelanta
(Foto P-KdAB)
36 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
ximo, pero como mi ascenso era casi inmediato y de capi-
tán seguramente no hubiese encontrado sitio, salí de
teniente en busca de mi huidizo batallón y después de pasar
la frontera como pude, lo alcancé en Hendaya.
Era el VII Batallón de Marcha y lo mandaba el
comandante Payeras. Su primera reacción fue decirme
que no podía aparecer en Alemania con un oficial más
de los que tenía al pasar la frontera y formalizar toda la
documentación; pero ante mis insistentes ruegos acce-
dió a decir que la relación de oficiales estaba equivoca-
da y tanto las autoridades españolas como las alema-
nas admitieron mi inclusión en la lista.
Me destinó a la compañía de ametralladoras; la man-
daba Bellas Jiménez, que había sido profesor mío en Gua-
dalajara y yo pasaba a ser el teniente más antiguo. El
siguiente era Jesús Plaza, viejo compañero de la primera
compañía del batallón 72 de San Quintín. 13 Otra vez juntos,
reanudábamos una amistad entrañable. Otro de los oficia-
les estaba el hombre muy nervioso; había salido de Cana-
rias sin despedirse siquiera de su mujer que pasaba por un
grave trance, cuyas consecuencias él desconocía al pasar la
frontera; en Hendaya supo que aquel mal parto se había
resuelto por fin favorablemente y tenía bien a su mujer, des-
pués de nacer su primer hijo.
En el bunker (Foto P-
KdAB)
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 37
Había salido de Madrid el día 6 de abril; el 7 salí de Moret, Pardo, Haas, Coig
y Martínez Úbeda. La
Logroño y ahora pasaba la noche del 8 al 9 en Hendaya y ya
foto está tomada entre
con la seguridad de llegar hasta Rusia. Krutik y Liubzy.
En los días 9, 10 Y 11, viaje Hendaya - Burdeos - Saint
Pierre des Corps (añoranzas de un verano: Cinq Mars -
Tours - París) - Orleans - Troyes - Toul - Nancy - frontera
alemana - Homburg . (Saar) - Kaiserlautern - Neustadt -
Manheim - Neckarg - Eberb - Neckardz - Neckarsulm - Heil-
bronn - Ochring - Halla - Hessental - Ausbach - Nürnberg
- Ranna - Auerbach, a donde llegamos el día 12 por la
mañana.
Auerbach era uno de los muchos campamentos ale-
manes en el que entonces se instruían tropas para salir al
frente. Inmediatamente notábamos algunas diferencias
entre nuestros dos ejércitos; por ejemplO, había una seña-
lada separación entre los que eran aptos de servicio y los
que no lo eran. En la lista de diana, única del día, se repar-
tían vales para el desayuno, comida y cena y la tropa pOdía
ir al comedor en las horas libres de instrucción, en las que
38 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
éste estaba abierto; pero lo hacía individualmente, sin nin-
gún toque ni formación.
Otra cosa que nos llamó extraordinariamente la aten-
ción fue el gran número de empleos de suboficial que había
en el ejército alemán: todos los distintivos de grado eran a
base de diferentes modelos de hombrera para tropa, subo-
ficiales, oficiales, jefes y generales y sobre ella, ninguno,
uno o dos clavos,~ según los empleos; (la tropa llevaba los
clavos en la manga); pero en cuanto a suboficiales la diver-
sidad era enorme: la orla de la hombrera sin cerrar, cerra-
da, y sobre esta con ninguno, uno, dos, tres o cuatro clavos.
Los primeros días los oficiales españoles saludábamos a
los brigadas, cada vez que nos los encontrábamos, hasta
que conocimos el secreto de las insignias.
Los suboficiales de los empleos más altos desempe-
ñaban funciones administrativas y el mando de dependen-
cias como campos de tiro y almacenes, lo que les daba
independencia y una vida más tranquila en sus últimos años
de vida militar, sin tomar parte en los actos de servicio y la
vida de campo, ya que esto estaba reservado a los subofi-
ciales más jóvenes de los empleos más bajos. Dentro de
una compañía sólo había suboficiales de los tres primeros
empleos; el más inferior para jefes de pelotón y de los equi-
pos tácticos de plana mayor, el siguiente para subjefes de
sección, pagaduría, cocina y tren y el del tercer empleo era
el jefe de la plana mayor de la compañía.
Kontrollausweis
túr den
Einkauf van Ta_~
¡.
mhabM: ______________~--~~~__-Á~
VOl rt
Cupón de racionamiento
de tabaco (Archivo del
autor)
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 39
Es curioso que entre tantas novedades que encontrá-
bamos, una de las que más llamaba la atención a nuestros
soldados era el número de cepillos que se les daba con su
equipo: cabeza, dientes, ropa y betún y brillo del calzado; a
muchos les sobraban uno o más de estos cepillOS. El equi-
po era bueno, sólido y suficiente; proporcionaba el mínimo
deseable de comodidad y atendía las necesidades básicas
de un soldado en campaña, pero, habituados como estába-
mos, a la pobreza de nuestro ejército, nos parecía de un lujo
deslumbrante.
Nuestro campamento estaba constituido por barracones
de madera, todos ellos iguales. Salvo para las dependencias
generales, comedores, almacenes, etc., la distribución inte-
rior era igual para todos. El mismo tipo de dormitorio servía
para un pelotón, los cuatro oficiales de una compañía o un
jefe; el coronel tenía dos de estas habitaciones, una para des-
pacho y otra para dormitorio.
En este campamento estuvo nuestro batallón del 12 al
28 de abril de 1942. Allí dejamos nuestro uniforme del ejér-
cito español con la boina roja, para vestir el uniforme alemán
con nuestros colores nacionales, rojo y gualda, en la manga;
a cada uno nos dieron una caja de cartón donde guardar
nuestra ropa española y depositarla en el almacén del cam-
pamento. No se quién había dicho que yo hablaba algo de ale-
mán y me propusieron que sirviera de interprete para comprar
unas bolas de naftalina con objeto de preservar nuestros uni-
formes. Salimos al pueblo en busca de una "apotheke" y, no
sabiendo como se decía naftalina en alemán, fui por el cami-
no construyendo una frase que permitiera pedir unas bolas de
alcanfor; tan mal lo debí de hacer que el farmacéutico nos
sacó unas ampOllas de inyectables de aceite alcanforado;
intenté explicarle mejor lo que queríamos y nos trajo un apa-
rato para matar moscas con flit; cuando por fin logré hacerle
comprender nuestros deseos, me dijo iSo, naftaline!
En Auerbach hicimos instrucción, bebimos cerveza y yo
me compré una pipa bávara como un saxofón de grande y una
armónica para dar la lata a los demás en ratos perdidos.
40 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
Allí fui conociendo las buenas cualidades y las grandes
excentricidades de nuestro capitán Bellas; el primer día me
dijo: Mañana un cuarto de hora antes de diana pasaré revis-
ta a los sargentos y tu me acompañarás con papel y lápiz
para tomar nota de lo que yo te diga. Al día siguiente, pun-
tual, se presentó, hizo que abrieran filas y les pasó una
minuciosa revista: A este cómprale una maquinilla de afeitar;
a este otro, media docena de tirillas; éste que se afeite y se
pele; a éste cómprale betún y cepillo ... Ni uno solo estaba a
su entera satisfacción y no dijo que se arreglasen lo que tení-
an mal, sino que me mandó hacer las compras, entregarlo a
los interesados y cobrárselo. De una vez para siempre y con
ese sólo acto arbitrario, creó el grupo de catorce sargentos
más disciplinados, activos y cumplidores que he conocido en
mi vida. Al ver, por la tarde, no recuerdo que acto de servi-
cio, me dijo: ¿Aún está de semana el mismo sargento que
esta mañana? No es posible que en más de diez horas, aún
no te haya dado motivo para arrestarlo y sustituirlo por el
imaginaria. Este era Bellas.
Estando en el campamento, hubo unos turnos de per-
misos para poder hacer un poco de turismo; me apunté a
una vuelta por Nürnberg; nos proporcionaron unos cupones
de racionamiento y allá nos fuimos para pasar tres días (18,
19 Y 20 de abril) en la ciudad bávara; nos alojamos en el
Grand Hotel y nada más llegar tuve otro de mis éxitos como
intérprete: Quisimos tomar unos pasteles y unas cervezas y
salimos a media tarde de una cervecería después de una
buena comida a deshora y sin cupones para poder subsistir
lo que nos quedaba de estar en Nürnberg. Pensando en las
penurias que nos esperaban vimos de pronto en una facha-
da, un letrero que decía: "Bar Barcelona" yeso fue nuestra
salvación; su dueño, un asturiano muy simpático nos sirvió,
sin tasa, bebidas de las que estaban racionadas y además
nos indicó una tasca, detrás de la iglesia católica que había
en la Adolf Hitler Platz, donde los tres días pudimos alimen-
tarnos de huevo frito, tortilla de patatas y Kartofeln Salade
con pan negro.
Conocimos Nürnberg, sus calles, algunos de sus monu-
mentos; hicimos amistades femeninas como era de rigor,
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 41
fuimos al cine, al Ufa Palast a ver una película de Marika
R6k, ... , pero tres días se acaban pronto y el 20 volvimos a
nuestro campamento.
El viaje hacia el frente ya no sería lo mismo que el de
la frontera española a Auerbach; en lugar de ir en un tren
rápido, con coches de viajeros para todo el mundo, con un
departamento de primera para cada dos oficiales y con pre-
ferencia de paso sobre los trenes civiles, ahora nos tocaría
ir en un clásico tren militar con vagones provistos con ban-
cos de tablas para la tropa (bancos que llevaban plegados
en el techo todos los vagones alemanes) y con los asientos
justos para los oficiales; además en la circulación hacia el
frente, nuestro tren, que llevaba un relevo de tropas normal
era de los últimos en el orden de prioridades (primero heri-
dos, municiones, refuerzos, etc). En vista de ello, los cuatro
oficiales de la compañía de ametralladoras nos preparamos
para un viaje largo comprando provisiones.
A Rusia
El día 28 de abril de 1942, el mismo día que en Espa-
ña ascendía a capitán (con antigüedad del 31 de marzo),
dejábamos el campamento; a partir de este día voy a atra-
vesar en tirantes y zapatillas seis países europeos (Alema-
nia, Pol0nia, Lituania, Letonia, Estonia y Rusia) para ir de
Auerbach a Novgorod. Renunciamos a nuestros asientos de
primera y nos instalamos cinco oficiales en un vagón
corriente con una estufa en medio y nuestros cinco colcho-
nes a su alrededor.
El régimen de comidas solía ser a base de rancho en
frío que nos daban, pero completado de la siguiente manera:
en una estación salían unas chicas de la Cruz Roja y nos
daban una sopa caliente de cebada perlada; luego, con el
tren en marcha, nos comíamos el rancho en frío y en la esta-
ción siguiente, nos daban una vaso de cartulina con una
cosa caliente que llamaban café Ersatz y que era cebada tos-
tada; en nuestro vagón completábamos estas comidas con
42 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
una espalda o pierna de cordero, unas palomas en pepitoria
o unos huevos al plato con jamón de nuestra reserva parti-
cular.
Del 28 de abril al 3 de mayo hicimos el viaje Auerbach
- Ranna - Schnabelwaid - Bayreuth - Hof - Plauen - Zwicau
- Chemnitz - Riesa - Ruhland - Cottbus - Guban - Posen -
Gnesen - Hchensalza - Thorn - Osterede - Korgchen - Ins-
terburg - Tilsit. El día 3 pasamos la frontera de Prusia Orien-
tal siguiendo por Taurogen - Schaden - frontera ente Litua-
nia y Letonia - Mitau - Riga - frontera entre Letonia y Estonia
- Wlak - Werro - frontera rusa - Plescau - Nowoselge -
Strugi - Serebrian - Luga - Novgorod,15 a donde llegamos el
día 5 de mayo y se alojó todo el batallón en el que fue dis-
trito universitario, en el hospital Clínico, que, con la Facultad
Novgorod (Archivo del de Medicina (ocupada por la artillería) era de los poquísimos
autor) edificios aun en pie.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 43
Novgorod Incorporación de un
Batallón de Marcha (Foto
P-KdAB)
Novgorod fue un "Gobierno" de Rusia que en el siglo
noveno regían los príncipes escandinavos Rurik, Sineo y Tru-
boro A la muerte de sus dos hermanos, Rurik estableció su
corte en Novgorod la Grande, la ciudad que nosotros cono-
cimos.
Novgorod, como estado independiente, se extendió
desde los terrenos que nosotros habitamos hasta el Océa-
no Glacial y los Urales, pero, poco a poco, los Grandes
Duques de Moscovia lo fueron conquistando y perdió su
independencia.
Si cogemos una enciclopedia, leemos: Región de la
U.R.S.S. de 53.700 kilómetros cuadrados con 1.050.000
habitantes. Se halla entre las regiones de Leningrado,
Vologda, Kalinin y Velikie Luki. Su capital, situada a orillas
del Volchow, tiene 32.764 habitantes y se llama Novgorod
la Grande para distinguirla de la Pequeña (Nijnii-Novgorod),
la actual Gorki, y de Novgorod-Sieversk, vieja ciudad ucra-
niana.
44 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Nuestro Novgorod, la residencia de Rurik, se llamó
también Naugart y Novwerden y era una ciudad apacible,
con sus jardines, sus palacios y el Kremlin, conocido por
Dietinetz, ya que una leyenda afirma que a guisa de pri-
mera piedra, colocaron un niño (ditia) emparedado en los
cimientos (los rusos siempre han sido muy sentimentales
en sus ceremonias). En 1570, Ivan el Cruel pasó a cuchi-
llo a sus habitantes y no debió dejar en paz más que al
ditia de los cimientos del Kremlin y ya Novgorod la Grande
se redujo a capital provinciana, de vida también tranquila,
pues cuarenta iglesias, cuatro conventos, un seminario y
otros establecimientos análogos, sólo tenían como con-
trapartida bullanguera, dos academias militares y algunas
escuelas.
En 1862 se inauguró un magnífico monumento, en con-
memoración del Milenario de la formación del Estado ruso y
con sus barrios, el Sofiiskaia o de Santa Soña, en la orilla
izquierda del Volchow, y el Torgovaia, en la "Isla", vivió mejor
o peor hasta que en 1941 Novgorod fue "planchado", que-
dando convertido en un montón de ruinas con sus bosques
de chimeneas y unas pocas "panienkas" para recreo de divi-
sionarios con "viel temperament".16
A este Novgorod es al que vinimos a parar los del VII
Batallón de Marcha y aquí vimos por primera vez, de cerca
y en detalle, la cara amarga de esta guerra: una ciudad
que debió ser alegre y simpática, reducida a poco más de
unas ruinas. Un bosque de chimeneas, porque casi todas
las casas eran de madera construidas alrededor de una
cocina con su chimenea de ladrillo y después del incendio
ha quedado esto.
Los edificios de fábrica, más o menos tocados, han
resistido y vemos las dos épocas, la imperial, a la que per-
tenecen el Kremlin con sus cúpulas doradas y el magnífico
monumento del milenario, todo él en mármol, bronce y oro,
con escenas de la historia rusa a todo su alrededor, y la
comunista o del cemento desnudo, lo mismo en estos edi-
ficios paralelepipédicos que ocupamos, que en los monu-
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 45
mentos a Lenin o al soldado ruso, de cemento y escayola,
fríos y sin arte alguno.
Apenas se adivina en una calle, la fachada en ruinas de
un cine y casi frente a él, lo poco que queda de un campo
de fútbol. Poco más tiene Novgorod .
Pasamos al otro barrio; a la Isla y atravesamos el puen-
te de hierro que conduce a ella; está batido, pero apenas
tira sobre él la artillería rusa: cuentan que cuando llegó
nuestra División aquí, en octubre de 1941, era muy hosti-
gado por el 203 ruso:!.7 y los alemanes tuvieron que regular
muy cuidadosamente el paso por el puente: un feldgendar-
me hacía parar a los vehículos hasta que había unos cuan-
tos y entonces pasaban a toda velocidad para que se per-
dieran los disparos que inmediatamente haría la Artillería y
que pasase luego mucho tiempo sin circulación por el puen-
te; todo estaba muy bien estudiado y los intervalos de tiem-
po entre convoy y convoy eran los precisos para lograr la pro-
babilidad mínima de ser batidos.
Llegó la Blau y empezaron a pasar camiones, coches,
motos, carros y grupos de vulgares guripas en calidad de
peatones, con tal asiduidad, abundancia y desparpajo que a
los pocos días los rusos echaron sus cuentas y llegaron a
la conclusión de que no se pOdría hacer ese derroche de
municiones. Dejaron de tirar.
Ya en la Isla nos fuimos a visitar algunas posiciones y
comimos invitados en la de Agustín Cremades; conocimos
en una primera impresión, como era ese frente estabilizado
que la División Española de Voluntarios nº 250, División Azul
o Blau División, ocupaba en Rusia, a lo largo del río Volchov
yel lago limen.
Y ya que será nuestro escenario durante algún tiempo,
hablaremos de él y sus habitantes.
46 SERAFÍN PARDO MARTÍNEZ
El limen, el Volchov y sus habitantes
El limen es un lago situado al sur de Novgorod, con una
superficie de 918 km2, es decir muy amplio, pero poco pro-
fundo; su profundidad apenas pasa de 9 metros en ningún
sitio.
De los ríos que a él llegan, recuerdo algún nombre
como el Wjerjescha, que pasa por Grigorovo y por aquellos
dos pueblines tan simpáticos, Chljewitschtschi I y Chlje-
witschtschi 11, es decir, en nuestra pronunciación de enton-
ces Chilivichi I y 11. También nos suenan a los que estuvimos
19'
1 ~'~~
Cartograña rusa: Novgo-
rod (Archivo del autor)
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 47
por allí el Msta, cercano a Novgorod, y el Lowat, que en su
delta tiene una población Wswad. A orillas del limen vivía
una población que a mi me pareció simpática y bonachona,
que sacaba buena pesca y yo creo que vivía algo mejor que
los hombres que, más al norte, habitaban los pueblos de la
carretera de Novgorod y Leningrado.
El Volchow (Woljhow, Voljow, Boliof, Wolkhow y muchas
más formas he visto de escribirlo) es el río cuyo nombre
acompañó a los españoles durante casi un año, que se hizo
bastante largo, y que vino a demostrar que las marchas no
habían sido lo peor, sino una preparación.
El Volchow es un río de 229 km., de longitud, ancho (en
Novgorod, apenas nacido, tiene 220 metros de anchura y en
el Ladoga tiene 600 metros), con un desnivel total de sólo
14 metros y medio, pero de ellos 9 metros los desciende de
golpe en los rápidos de Gestinopol, así es que en más de
200 kilómetros de curso, sólo desciende 5 metros, con lo
que sus aguas caminan muy despacio y se hielan con faci- El general Muñoz
lidad; claro que, con el frío que allí hace, se hiela con facili- Grandes saluda al gene-
dad cualquiera. Circulaba por allí un cuento; que el desnivel ral Busch (Foto P-KdAB)
48 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
entre el limen y el Ladoga (entre ambos lagos corre el Vol-
chow) es tan pequeño, que el río va del lago que inicie antes
su deshielo al otro, y así unos años lleva agua del limen al
Ladoga y otros del Ladoga al limen; esto es un camelo del
tamaño del Ladoga y el limen juntos: ríos que corran cues-
ta arriba no se conocen y menos existiendo los rápidos que
antes hemos dicho.
El Volchow, en la parte que a nosotros interesa, sale
del limen junto a la desembocadura del Msta; se parte en
dos: el grande, que atraviesa Novgorod, y el Malyj Volchow
(pequeño Volchow), que le hace formar la célebre Isla; luego
se va apartando del ferrocarril y la carretera. En la zona de
la Isla hay un canal que va del pequeño Volchow y el Wis-
chera al Msta y que forma parte de la red de navegación
fluvial que une al Báltico con el Caspio.
El Volchow, antiguamente se llamó Mutnyi (turbio), nom-
bre que le cuadraba muy bien y ello es debido a que el limen
le entrega agua y barro a partes iguales para llevarse hacia
el Norte.
. La navegación, ni aún a favor de la corriente puede
, hacerse dejándose llevar, porque es tan lenta que resulta
necesario ayudarse del motor, el remo o la sirga. Una ex pe-
Jfn
rn
Tadeta postal alemana de
campaña (Ar<:hivo del
autor)
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 49
riencia que se repetía mucho era tirar un palo al río y com-
probar que apenas se movía.
y con este pequeño repaso geográfico y un poco que
hablemos de la gente que allí conocimos, estaremos en
ambiente para empezar con lo nuestro.
Nuestros principales vecinos en tierras rusas, fueron
tres: enfrente, el ejército ruso; a la derecha e izquierda, el
ejército alemán, y como realquilados, los paisanos rusos
que quedaron en la zona ocupada por nosotros.
El ejército ruso que nosotros conocimos era un inter-
medio entre el que había fracasado estrepitosamente ante
los finlandeses en 193940 y el que en 1944 inició las gran-
des ofensivas que culminaron con la derrota de Alemania.
Había encajado grandes derrotas en el verano de 1941 e ini-
ciaba su primera recuperación. Su infantería, polifacética y
tenaz, sabía infiltrarse y aprovechar el terreno al máximo,
tenía un conocimiento magnífico del manejo de los explosi-
vos y se movía en medio de un campo de minas como en su
propia casa; su especialidad, y nuestra pesadilla, era cómo
aprovechaba las inclemencias de su endemoniado clima,
para actuar con temperaturas bajísimas, nieve y ventisca,
haciéndolo como si se moviese en una primavera malague-
ña al sol de la media tarde. La artillería era muy eficiente y
sus métodos de localización y corrección por el sonido, eran
de lo mejor en aquella época. La aviación rusa prácticamen-
te no existía: los alemanes la habían aniquilado en los pri-
meros días de la campaña y los rusos no habían logrado
recuperarse de las pérdidas sufridas. Sus ingenieros pode-
mos considerarlos como normales y sus servicios, en gene-
ral, como malísimos, pobres, anticuados y poco eficientes.
El ejército alemán contaba con unos mandos muy capa-
citados y una organización magnífica, que se malogró, en
parte, por la manía de crear nuevas unidades en lugar de
cubrir las bajas de las que ya tenían solera y hubieran
encuadrado muy bien a los reclutas que recibiese: recorda-
mos aquellas divisiones alemanas, retiradas del frente
cuando ya sólo quedaban unos cientos de hombres y las lIe-
50 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
vaban a retaguardia para encuadrarlas en nuevas grandes
unidades. Era un ejército magníficamente instruido para la
ofensiva, pero poco entrenado en la defensa; fiaba más en
su capacidad maniobrera que en la eficacia de un plan de
fuegos bien desarrollado. Su infantería era magnífica y esta-
ba bien apoyada por una artillería con un sentido magnífico
de la cooperación. Sus carros de combate, orgullo del ejér-
cito alemán, tropezaron en Rusia con el T-34 , al que no
pudieron destrozar hasta la aparición de los Tigres. No obs-
tante, la superioridad de las unidades acorazadas alemanas
se mantenía por sus mandos mejores, su personal más
entrenado y un arrojo que era característica sobresaliente
de los tanquistas alemanes. En cuanto a la aviación, era
netamente superior a la rusa; bastaba una patrulla de tres
o cuatro aparatos alemanes para poner en fuga a una for-
mación rusa de un par de escuadrillas; luego, su desgaste
en la lucha contra los occidentales, le hizo ir perdiendo
empuje a lo largo del año 43. Los servicios alemanes eran
magníficos y de una gran precisión en su funcionamiento,
aunque en el transcurso de la guerra, fueron quedándose
cada vez más pobres de medios.
La población rusa que quedaba en la zona de desplie-
gue de la División estaba formada, en su mayor parte, por
campesinos pobres, en lucha con una meteorología feroz y
acostumbrados a sufrir adversidades a lo largo de genera-
ciones; hay una anécdota que lo retrata: "En tiempos del Zar
teníamos que entregar para los hijos de los señores la leche
que daba nuestra vaca, pero al vender el ternero, sacába-
mos algunos rublos para hacer compras; vino el comunismo
y ya pudimos bebemos la leche nosotros y nuestros hijos,
pero el ternero era propiedad del Estado; han venido los ale-
manes y ya nos han resuelto el problema, se han llevado la
vaca y nos la han racionado ". Sobrios a la fuerza, frugales
por necesidad, todo lo que tenían era una isba para cobijar-
se, unos andrajos para abrigarse y, para comer, unas pata-
tas y un puñado de sal. Eran una buena gente, de espíritu
servil y carácter amable, dispuestos a agradecer con todo
su corazón cualquier bien que pudieran recibir. Resignados
y fatalistas, eran dóciles y gobernables, pero, por eso
mismo, había que andarse con cuidado por si sus gober-
nantes eran los partisanos.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 51
Una División en Rusia
El día 5 de mayo de 1942 se disolvía en Novgorod el
VII Batallón de Marcha y nos despedimos del comandante
Payeras, Bellas Plaza, Apellániz y otros compañeros de
viaje. Pepe Adrián y yo íbamos destinados al Batallón
111/262 y allí teníamos que llevar unos pocos soldados que
le habían correspondido. El día 7 hacemos nuestra incorpo-
ración al batallón en Tiutizy: La marcha a pie por una carre-
tera batida aprovechando las dos cunetas y sin cartografía;
lo pido, pero sólo obtengo la promesa de que alguien, en un
punto del camino, saldrá a nuestro encuentro y nos dirá que
ya hemos llegado.
y el primero en salir a nuestro encuentro es el general
Muñoz Grandes, que me bronquea (yo soy más antiguo que
Adrián y, por lo tanto, jefe de la expedición) por andar por
el mundo sin un plano y sin saber cual es el punto final de General Muñoz Grandes
mi viaje. Cosas que pasan. (Foto P-KdAB)
52 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
El día 8 paso a la 9ª Compañía del Batallón 111/262. La
compañía está en reserva del batallón, junto a Tiutizy. Esto
me permite hacer mis primeros contactos con el campesi-
no ruso; esas pobres gentes buenas, sencillas y vapulea-
das a lo largo de siglos, que le han proporcionado una
resignación inmensa.
Vista una Isba, están vistas todas: una sola pieza, divi-
dida en cuatro por armarios, alacenas y cortinas; una chi-
menea que es a la vez cocina, horno, estufa, respiradero
del samovar y, en su plataforma superior, el apiesco, cama
redonda donde duerme al calor del rescoldo toda la familia
junta en el invierno.
Uno de los cuartos de la vivienda es a la vez cocina y
comedor; otro es la sala con un cursi tresillo heredado de
los bisabuelos y en el rincón principal el Iconostasio con
media docena de tablas, siempre con flores y una luz.
Los otros dos cuartos (y al decir cuartos, me refiero a
las cuartas partes del espacio disponible) son los dormito-
rios, que yo creo que no usan nunca; en invierno, porque
hace mucho frío y se está más caliente en el apiesco, y en
verano, porque en cualquier sitio se duerme bien y así no
se estropean las camas ni sus ropas.
Completan la isba, una pieza muy pequeña donde
están la vaca y el caballo, si los hay, un pequeño sótano
para guardar las patatas y la sal sin que se hielen, ya que
en invierno, son las patatas cocidas con sal y la leche su
único alimento, yen lo alto de la casa un desván que sirve
a la vez como cámara de aire y sitio para guardar la hierba,
único sustento invernal de la vaca y el caballo.
Tiutizy tiene todas sus casas alineadas a lo largo de la
carretera, todas inclinadas y apuntaladas por el mismo
lado. Esto es común a casi todos los pequeños pueblos
rusos que he conocido: Con el transcurso de los años el
viento las ha vencido.
Los dos clásicos pozos con sus pértigas, completan la
vista panorámica del pueblo.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 53
La División
Ya estamos en el frente ruso. Por fin, en la legen-
daria y ansiada División Azul. Vale la pena. El jefe de la
división, Medalla Militar; el jefe del regimiento, Medalla
Militar; el segundo jefe, Laureada y Medalla Militar; el
jefe del batallón, Medalla Militar, y entre los cuatro capi-
tanes, una Laureada y cuatro Medallas Militares. 18 Yo
mando una sección; su cuarto pelotón lo manda un cate-
drático, los cabos son dos tenientes provisionales que
no tuvieron sitio para alistarse como oficiales; de solda-
dos, un alférez provisional, un abogado, un estudiante
de ingeniero aeronáutico, un periodista, un estudiante
de medicina, un oficinista, un tranviario y dos campesi-
nos. Para decir cuál era el mejor de todos, no había más
procedimiento justo que cerrar los ojos y apuntar a cual-
quiera de ellos. Ni asustaban los piojos o el tirar de pico
y pala a los señoritos, ni a los no señoritos elegir el
mejor asentamiento para el fusil ametrallador o utilizar
los prismáticos o la brújula. El pelotón era un grupo de
once hermanos entrañablemente unidos para todo.
La División no era la misma que salió de España: se
Instrucciones para las
había adaptado, como es natural, a la organización alema- divisionarios (Archivo del
na en Grafenw6hr, durante su instrucción y ahora era así: autor)
lIIando df' la E~taft·ta N., 39502
Hoja de ins'rutdón para lus soldados fspañolf.ls.
En ,¡U,; ha d., lijar :u a l" llc ióJI el sol,lflllu l'~l'aflll l t'n AIt'lIu\IIia')
}) El , "1d:ltlu "' lmiwl rcprl'seutn - l'~h' I'S el ('H1h ' I'l'to g Cll"rn l ,1,' la I'np ul a"iúlI f'Í\'i ] ,¡.. Alema nia
:. ' 11 Pa tria. Por s u ¡'ulldurln l'ers(I!I:ll es juzgael!, ["mbit,u MI Palri a . En I'nlh IwusiólI . JIu.. " SII, ha
d,' t,',wr PI! <cu,'nta el sIII, I: .. lo "~pa i\ll l 'lile f\'pn 'sl' n l:l y ha d,' gun lar ,,] hunll .. ¡f" SI! pub.
2\ D"sl' Ul'S JI.' ha bl'l' ¡-"tiLiúo el Ullif"l'llw al,' nüll. ~¡,¡o ha dI' 1I,'nl r ..sil'. XII St' permi te, por l'SU, Ú.'
lj,'\'ar pUl' I",rlt' unifufnw alemüll y pnl' \lIra parh- IIn ifllfllll' ,'slm ii,,1. Eslo rig,' ¡¡¡Ira tud us los
jJ,>r "'nl'cit'nl~s ti lt1 Divis ión E~pn ilUl:t.
54 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
- Cuartel General de la División 250.
- Regimiento de Granaderos 262.19 (Pimentel, y
ahora relevado por Sagrado)
- Regimiento de Granaderos 263. (Vierna)
- Regimiento de Granaderos 269. (Esparza, ya
enviado a España)20
- Grupo de cañones antitanques 250.
- Batallón de Depósito 250.
- Grupo de Exploración de Caballería 250.
- Regimiento de Artillería 250.
- Batallón de Zapadores 250.
- Grupo de Transmisiones 250.
- Servicios de Intendencia, Sanidad, Veterinaria,
Transporte, Policía y Correos.
En total, 17.000 hombres, 5.600 cabezas de ganado,
casi 800 vehículos, y un número desconocido, pero inmen-
so, de cepillos para la ropa, el calzado, el pelo, las uñas y
los dientes, calzoncillos largos, camisetas aún más largas,
marmita, mantequera, casco, careta. Cualquiera termina el
inventario. Acostumbrados a una manta, unas botas o unas
alpargatas, un fusil y poco más, no sabemos que hacer con
tanta cosa.
¿Qué había pasado?
Antes de relatar los hechos bélicos de nuestros divi-
sionarios, vamos a hacer un breve resumen de las opera-
ciones militares desarrolladas en el sector del frente que
fue posteriormente de la División 250.
El ataque alemán se inició con tres Grupos de Ejército,
operando en el norte el mandado por el mariscal Ritter van
Leeb, que tenía como objetivo principal Leningrado. Este
grupo llevaba al norte al Ejercito 18 del general van Küchler,
que se dirigía a Riga; en el centro, el Grupo de Tanques 4º
del coronel general Hópner, que operaba sobre Dunaburgo,
y, al sur, el Ejército 16 del coronel general Busch que se diri-
gía hacia Kowno.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 55
En nuestro sector iba, por lo tanto, el 4º de Tanques y,
de él, el Cuerpo Blindado 56 del general von Manstein, el
mejor general de la segunda guerra mundial. El Cuerpo 56 se
componía de la División Blindada 8, la División de Infantería
Motorizada 3 y la División de Infantería 290; durante las ope-
\
raciones tuvo también a la División S S - Totenkopf.
El Cuerpo 56 inició las operaciones a las tres de la
madrugada del día 22 de junio de 1941, cerca de Tilsit, yen
cuatro días recorrió 300 kilómetros, entrando el 26 en
Dunaburgo, donde la 8ª División pasó el Ovina. Allí siguieron
hasta el 2 de julio, que reanudaron el avance en dirección
Dunaburgo-Rositten-Opotschka-Porchow, atravesando la
famosa línea Stalín, que era la gran esperanza del mando
ruso para detener las fuerzas alemanas.
Siguió su avance el cuerpo de Von Manstein, pero la
lucha se fue endureciendo y poco a poco los rusos pasaron
de correr a resistir y de resistir a contraatacar. En Porchow,
parte de las fuerzas alemanas fueron embolsadas y allí per-
manecieron luchando hasta el15 de julio, que pudieron rea-
nudar el avance en la dirección Dno-Solzy, donde recibieron
un contraataque de la División rusa 220, que procedía de
Novgorod.
Artillería pesada (Foto P-
KdAB)
56 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
A partir de este momento, ya se desarrolla la lucha en
los sectores que nosotros conocimos. Von Manstein dejó a
la División SS-Totenkopf en la zona del limen y recibió orden
de seguir con el resto de su cuerpo de ejército, rumbo a
Luga y Leningrado. El día 15 de agosto hacía entrega del
mando del sector al general Lindemann, del Cuerpo del Ejér-
cito 50,' y bajo éste mismo mando lo encontraríamos noso-
tros al llegar; el fue nuestro jefe alemán en el frente. 21
Mientras sucedía esto en el sector Luga, al Oeste del
limen, el Ejército alemán 16, era rechazado por el Ejército
soviético 38 (con 8 divisiones y algunos grupos de Caballe-
ría). El 22 de agosto empezaba a sonar en los partes de
guerra, Staraja Russa, que durante años habría de dar la
lata con los combates allí mantenidos; a partir de este
momento cesaban en el Grupo de Ejércitos Norte del frente
ruso los avances espectaculares.
A fin de agosto empezaron las lluvias de agua y de tro-
pas soviéticas a la vez; el 12 de septiembre seguía llovien-
do a cántaros y, en los terrenos pantanosos de la orilla del
Volchow, los carros alemanes no podían operar. Por otra
parte, las operaciones en la zona de los golfos de Riga y de
Finlandia se habían retrasado y, mientras la navegación ale-
mana por el Báltico no se asegurase, no había que pensar
en avances más profundos.
Así estaban las cosas cuando llegó a Rusia nuestra
División y entró en línea el día del Pilar de 1941, relevando
a la 18ª División alemana y aparte de la 126 División.
Desplegó en un frente que iba desde Lubkowo, en el
Volchov, hasta Spaspikopez y Kurisko, en el lago limen; más
tarde, se amplió el frente por el norte hasta Borisowo.
En los primeros días hubo algunos pasos del río, para
curtir a nuestra gente y obtener información, pero el frente
estaba prácticamente estabilizado. El 17 de octubre hubo ya
un paso del Volchov más en firme y el 20 lo hizo todo un
batallón. En esta fecha comenzó una de las operaciones
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 57
más importantes, prolongadas y sangrientas de cuantas
realizó la División 250 en el frente ruso y los nombres de
Sitno, ligada, Nitlikno, Possad, Poselok y Otenski, llenaron
las horas de nuestros divisionarios hasta mediados de
Diciembre. Es la época en que en el frente del centro son
aniquilados 8 ejércitos rusos, que pierden casi un millón de
hombres en Brianks y Vyazma; es también la época de la
bolsa de Kiew, con más de medio millón de prisioneros, y la
conquista, en el Mar Negro, del puerto de Odesa, en el que
desembarcara pocos años antes todo el oro del Banco de
España. Pero en el frente del norte, en nuestro frente, la
guerra se había estabilizado.
La Novena Compañía
El 8 de mayo iniciaba mis días en el frente ruso. Hacía
mi entrada en la Compañía 9/262, con la que iba a vivir
quizá los peores, pero, desde luego, los mejores días de mi
vida. La novena fue y ha seguido siendo hasta ahora, el más
vivo e íntimo recuerdo de mi vida militar.
Mandaba el batallón un viejo e ilustre legionario, Meda-
lla Militar, Angel Ramírez de Cartagena, con un modo perso-
nalísimo de mandar, que hacía que le quisiéramos y respe-
tásemos veinte horas al día y renegásemos de él las otras
cuatro. Valiente, capacitado, un bqen compañero y amigo de
todos nosotros, cuando su mal humor o el coñac le ponían
furioso, era mejor no estar cerca de él.
Las compañías las mandaban, la novena Jaime Milans
del Bosch, la décima Juan José Portolés Dihinx, la undécima
Marín,22 los tres Medallas Militares y la doce Adolfo García
Calvo, que acababa de relevar a Juan José Orozco. Con la
plana mayor estaba Galbis, un teniente de artillería de la 13ª
Compañía del regimiento (la de cañones) y, a la vez, enlace
Infantería-Artillería para nuestro batallón; Estopín, como
todos llamábamos a Galbis, era uno de nuestros mejores
compañeros y de él se podía esperar siempre lo mejor.
58 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Las secciones de la novena las mandábamos, Pepe
Adrián Aguas la segunda; Silvino Pérez Arrojo la tercera y yo
la primera.
Pepe Adrián y yo éramos ya capitanes desde hacía más
de un mes, pero como se trataba de un ascenso masivo
resultado de nuestra guerra, al general Muñoz Grandes se
le planteó un problema grave: de pronto le sobraban en la
División unas docenas de capitanes y no podía ni quería
plantear al mando alemán su resolución. Sobrábamos y el
que quisiera podía volver a España; paulatinamente, confor-
me fuese teniendo vacantes, nos iría siendo comunicado
nuestro ascenso y las iríamos ocupando.
El más antiguo de todos nosotros era Rafael Allende-
salazar y enseguida consiguió una compañía. Un día vino el
general Muñoz Grandes a tomar café a nuestro batallón y
nos ofreció a Adrián y a mí, que éramos los siguientes, una
compañía de transporte hipomóvil y la de mano de obra del
cuartel general; no nos seducía esta perspectiva y le ofreci-
mos otra solución: nos quedaríamos de tenientes (hasta
que no tuviéramos un oficio comunicándonoslo, el ascenso
no sería efectivo y bastaría con no recibir ese oficio) mien-
tras no hubiese vacante de capitán en nuestro propio bata-
llón; yo sucedería a Jaime Milans en el mando de la novena
y Adrián al siguiente capitán que se marchase. El general
aceptó la solución y así lo hicimos. La verdad es que no me
hubiera hecho ninguna gracia, después de la anulación de
mi destino en septiembre del 41 por ser teniente, que me
lo anulasen ahora por ser capitán.
Primavera en el norte de Rusia
Estábamos en mayo, pero aún dominaba el paisaje la
nieve; el primer día que pretendí lavarme a la intemperie
acabé tiritando y renunciando.
Nuestra única actividad consistía en marchas diurnas y
nocturnas, de pelotón, sección y compañía, para ensayar
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 59
contraataques y el posible refuerzo a las posiciones de la
diez y la once. Aprendí a marchar a la brújula, de noche y en
bosque espeso, práctica que me habría de ser muy prove-
chosa posteriormente en las operaciones de la Bolsa del
Volchow.
Pocas cosas nos sacaban de la monotonía de esta
vida: una de ellas era la artilleña rusa, de una precisión y
eficacia verdaderamente admirables: una tarde apareció
cerca de nosotros, a orillas del Pitiba, donde teníamos
nuestro campamento, una batería alemana que preparó
rápidamente sus posiciones y después hizo dos o tres dis-
paros; a los pocos minutos la artillería rusa les hacía un
disparo largo, otro corto e, inmediatamente, una concen-
tración que desmontó una pieza alemana e hizo varias
bajas entre los artilleros; cambiaron de asentamientos y, al
día siguiente, a los primeros disparos les volvió a ocurrir lo
mismo. Tuvieron que volver a cambiar la posición y, en lo
sucesivo, cada vez que disparaban, simultáneamente,
desde varios sitios dispersos, tenían que hacer falsos dis-
paros para evitar la magnífica localización y corrección que
hacían los rusos por el sonido, ya que el terreno no permi-
tía la observación.
Un buen día, mejor dicho, una mala mañana, tuvimos
que levantar apresuradamente nuestro campamento y emi-
grar a causa de una maciza y prolongada concentración de
Úbeda, Haas, Pardo y
Núñez. (Archivo del autor)
60 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
203. Luego supimos la causa: se llevaban la artillería pesa-
da de aquel sector y habían consumido sus depósitos de
munición antes de marcharse.
Por lo demás, vivíamos felices y tranquilos y fue bueno
para mí, que en esos primeros días de frente no hubiese
preocupaciones; tuve ocasión de conocer a mis nuevos
compañeros, de visitar las posiciones y andar por primera
vez en mi vida por un campo de minas. Pero, sobre todo,
pude conocer a mis soldados, comer, charlar y cantar con
ellos y habituarme a mis nuevas condiciones de vida.
De pronto, estalló la primavera; fue una auténtica
explosión; de un paisaje, que no era más que niebla, made-
ra y nieve, pasamos en pocos días a un verdor lujuriante, sol
espléndido, cientos de pájaros y millones, muchos millones
de mosquitos, que habrían de ser nuestra pesadilla ahora y
al principio del verano. La Intendencia alemana, inmediata-
mente, repartió mosquiteros, unas bolsas de tarlatana
verde con las que envolvíamos la cabeza; con esto y con lle-
var los guantes puestos (el resto lo tapaba el uniforme)
resolvimos el problema.
Orden del Batallón en
Logroño (Archivo de Con el deshielo, todos los embudos de grandes explo-
autor) siones se convirtieron en auténticas piscinas y, tanto en
3 . REGIMIENTO 3.° Son
0
nEM'" ....'·AY"'~NTO 0 ..1 1.0&HO~O
Logroño. 5 de Diciembre de 1942
O l~I)E:S 0 ..; 1.. I)IA 5 n •.; DI(; IE:\IBR~~ I)"'~ 1"'12
Arl.1.Q
AUH!'ue de e8141 Plaza el Comalldanle Jefe de tale Bón. D. Morillno
Moreno de VeR o Aalula.lomo el M&ndo del miamo en el,lf" de la fecha,
Art 2,- p..loftana dra festivo v o las 8 i5U horas, lo fuerll' de .rt8 Unldade$ d~
mi mando 011'6 misa en el Palio del Cuartel, siendo acompaftodos al dCto vor 1011 Ofi-
c1ale!t de aemdnl' de las compaftfaa respectivas.
F.I ClIph6n Ide Ace ... \. Pardo .1 .. rlÍnez
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 61
ellas como en el río, nos bañábamos muy a gusto, aunque
con algunas sorpresas: un día, un soldado que estab~ buce-
ando no salió sólo del río, sino acompañado de un 'Par de
cadáveres que se habían desprendido con sus movimien-
tos. Algo parecido pasó con el embudo que utilizábamos
como pozo de agua para la compañía: al agotarlo, nos
encontramos con que en el fondo había media docena de
cadáveres. Durante el invierno, helados, se mantienen inco-
rruptos y luego duran bastante tiempo.
Con motivo de un relevo de veteranos, nos autorizaron
a acompañarles para que pudiéramos hacer una pequeña
excursión. Se concentraban en un pueblo a orillas del limen.
Un abrazo de despedida, dos días sin el aburrimiento del
barranco donde estábamos, conocer los pueblos de la zona
del lago, que decían eran muy bonitos y conocer chicas
rusas, más civilizadas que las de Tiutizy, puesto que se tra-
taba de pueblos mas ricos. Todos decían que por la zona del
lago había panienkas muy guapas.
Una troika, después un camión y ya estamos en Novgo-
rod; una vuelta por las ruinas de la ciudad, una visita a unos
amigos de una posición de la Isla y, por fin, otro camión y al
lago. Un paseo por la orilla aún semihelada, el abrazo de des-
pedida a los que se van y la tarde que se acaba.
Después de cenar, no encontramos un mal catre
donde dormir. Salimos del pueblo; muy cerca, apenas a
tres kilómetros, se ven las luces de otro y allí vamos a pro-
bar fortuna.
Al llegar, llamamos a la primera casa que encontramos
yal abrirnos ponen una cara de susto imponente. El viejo
de la casa parece entendernos a medias y nos acompaña
a casa del Starosta; nuevos sobresaltos y le decimos que
sólo pretendemos dormir en cualquier rincón. Inmediata-
mente, desaloja su familia las camas y se suben al apies-
ko. No queremos permitir tal cosa, pero el insiste y nos
ceden sus propias camas.
62 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Al día siguiente, desayuno en la cama; nos lo traen las
chicas de la casa, junto con unos ramos de flores: muchas
reverencias y parece que ya todos están más tranquilos. Por
fin nos confiesan la razón de su inquietud. Ese pueblo no
está ocupado por tropas y es zona prohibida para nosotros
porque es un nido de partisanos que la utilizan como refu-
Población civil (Foto P-
KdAB)
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 63
gio de sus correrías de una a otra zona por el lago. Por lo
visto, nos hemos jugado la vida sin saberlo.
En fin, el camión, la troika y de vuelta a nuestra compañía.
Desde que llegamos aquí, hay rumores de que se va a
operar. Manda el subsector el teniente coronel Canillas, un
tipo de lo más peregrino que he conocido: jugador empe-
dernido de poker, en su puesto de mando siempre hay una
partida organizada y se juega con fichas, pero no permite
que se conviertan en dinero más que cuando él gana; puede
perder miles de marcos, que continuará en la misma parti-
da, aunque dure varios días, hasta que a él le venga la
buena racha, que la dará por terminada. Entre envite y envi-
te, coge el teléfono y organiza un golpe de mano. Un día
llamó a Campano (uno de los mejores capitanes que tenía
la División) y le dijo: Angelito, tengo 20.000 cartuchos de
estraperlo y unas lanchas de particular; mañana pasas el
Volchow con tu compañía, conquistas 4 ó 5 kilómetros de la
orilla opuesta y luego le dices a Pimentel: pasa tonto, que
no hay ruskis. No sé que espíritu maligno me tienta a hablar
preferentemente de los tipos raros que allí existían, entre
tanta gente magnífica, de un espíritu, seriedad e integridad
profesional, dignos de toda admiración y alabanza.
;1~ nJ~
~:-Q~~(~.
------
Izq.: hoja del Cuaderno
de Campaña del capitán
Pardo (Archivo del autor)
Página siguiente: Carto-
grafía alemana: Novgo-
rod (Archivo del autor)
64 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 65
TEATRO DE OPERACIONES DEL VOLJOV
o Mal Samosche
Bol Samosche
O
o Osieja
O Dolgowo
Lejalvino
O
Nitlikino
66 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Campano 23 , capitán de Infantería, Medalla Militar indi-
vidual de nuestra guerra, veterinario y violinista, tenía un
prestigio bien ganado ya en España y acrecentado en
Rusia, con acciones que le acreditaban como hombre de un
valor personal extraordinario, a la vez que de una pondera-
ción y sentido de la responsabilidad no menores. Lo había
demostrado, entre otras ocasiones, en una en que dejó
pasar los carros de combate rusos por encima de su posi-
ción, aniquilando a la Infantería que los seguía, con reduci-
das bajas entre su gente y en medio del desfondamiento
de las posiciones vecinas; mantuvo la suya y permitió al
General Lindemann (Foto
mando propio que pudiese reaccionar. Cuando Canillas le
P-KdAB) propuso lo del paso del río, se las ingenió para que se ente-
rase el general Muñoz Grandes y anulase el descabellado
intento.
Relevaron a nuestro batallón de la línea que ocupaba
en la zona de Tiutizy y una mañana nos convocó el coman-
dante Ramírez Cartagena para decirnos que había recibido
orden urgente de Canillas de que nos estableciésemos
detrás de la compañía de Campano. La distancia era corta
y a media mañana estábamos ya allí. Nos fuimos al pues-
to de mando de Campano, el comandante y los cuatro capi-
tanes, pero él no tenía ni la menor idea de la razón por la
que estábamos allí. Una llamada telefónica a Canillas y
éste dijo que se pusiese Campano al aparato: Angelito, has
pedido que tirase la artillería sobre una nueva ametralla-
dora que han montado los rusos y te molesta mucho; coge
la compañía, vete a por ella y tráetela; si la cosa se pone
fea, allí tienes al batallón de Ramírez de Cartagena que te
echará una mano. Campano le dijo que en una época del
año como ésta, en que apenas había una hora de oscuri-
dad, era imposible realizar esa operación y Canillas le res-
Página anterior: Croquis
realizado por Serafín
pondió que no había por qué esperar a la noche, que lo
Pardo y publicado en hiciera inmediatamente. Ante la lógica reacción de Campa-
"Hoja de Campaña", no, le acusó de cobardía. Angel Campano, que podría ser
boletín de la Hermandad cualquier cosa menos cobarde, colgó el teléfono, cogió la
de la División Azul de pistola ametralladora y cuatro granadas de mano, se arras-
Huesca. Se aprecian en
él la mayor parte de las
tró con mucho cuidado hasta cerca de la ametralladora
localidades citadas en el enemiga, atravesando el campo de minas ruso, y le lanzó
relato. granadas, retirándose a continuación al amparo del fuego
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 67
de las armas de su posición y del que él mismo hacía con
su pistola ametralladora. Al llegar a su puesto de mando,
cogió el teléfono, llamó a Canillas y le dijo: Ramírez de Car-
tagena y sus capitanes son testigos de que no soy un
cobarde; me he jugado mi vida, pero no me juego inútil ni
insensatamente las de mis cien soldados. No hay ametra-
¡Buena puntería! (Foto P-
KdAB)
68 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
l/adora. Colgó el teléfono y lo desembornó. Poco tiempo
después, llegaba un enlace de Canillas para decir que se
había suspendido la operación y que podíamos volvernos a
nuestro campamento.
Aún seguimos unos días por los alrededores de Tiutizy
y tuve ocasión de conocer mejor a sus gentes. Dos cosas
me llamaron extraordinariamente la atención: Una de ellas
fue el sentido extraordinario que tenían los rusos, después
de veinticinco años de comunismo, de las diferencias de
clases sociales; un campesino juzgaba lógico que su casa
fuera inmunda y estuviera hundiéndose, no comer todo el
invierno más que patatas con salo que su hijo se muriese
de una enfermedad de la que otros chicos se curarían, por-
que él, naturalmente, no pOdía contar con los médicos y los
sanatorios que un obrero industrial, un miembro del Ejérci-
Camino de palos (Archivo to y, no digamos, uno del partido, pOdrían tener. La otra
del autor) cosa que llamó mi atención fue la enseñanza, en el único
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 69
escalón que yo pude conocer, el de una escuela de pueblo:
un chico de 10 ó 12 años, mucho más adelantado que los
nuestros en matemáticas, resolvía ecuaciones con una sol-
tura extraordinaria; en todo lo que no fueran las ciencias,
se reducía al binomio proletariado-capitalismo; así, Colón
era un agente de la monarquía capitalista medieval espa-
ñola, que se había trasladado a América para oprimir a los
indios proletarios y enriquecer a los Zares cristianos. Dios
es un mito inventado por el capitalismo para atemorizar a
los proletarios y tenerlos bajo su dominio. Todas sus inter-
pretaciones de la filosofía, la moral o la historia eran del
mismo tipo. Sólo en una cosa habían dado marcha atrás;
parece ser que el amor libre de los primeros tiempos, no
dió muy buenos resultados y, a falta de un freno religioso o
moral, habían convencido a la gente de que eso era cosa
de animales y no de personas civilizadas y en pleno siglo
XX; el caso es que a las chicas rusas, en ese aspecto, podí-
amos considerarlas como un tipo intermedio entre la espa-
ñola y el standard europeo.
El día 9 de junio se estableció la compañía en posición
frente a Sapolje y allí vivimos sin pena ni gloria durante unos
días. Sólo una incidencia a cargo del inenarrable Canillas.
Me invitó a jugar en su partida de poker y rehusé y de pron-
to me dijo: quiero ir a verle en su posición y, como suelo
moverme en un cochecillo pequeño tirado por un caballo,
hágame una trinchera para poder ir, ya que el camino está
batido. Le dije que, como el camino era de dos kilómetros,
yo le prometía que exactamente cuando su plana mayor ter-
minase el kilómetro más próximo a su puesto de mando,
terminaríamos nosotros el otro. La cosa no pasó de allí y
nunca vi a Canillas por mi posición.
Antecedentes y desarrollo de la operación
Moscú fue la primera reacción rusa. El invierno 1941-
1942 trajo la iniciación de sus operaciones ofensivas. Nues-
tra División lo supo en Possad. Entre Santa Bárbara y la Purí-
sima de 1941 se combatió con heroísmo sin igual en una
retirada penosa y diñcil.
70 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Enero nos trajo la epopeya del limen y los de Ordás die-
ron otra prueba del valor y la tenacidad de los españoles.
Entre enero y febrero, al norte de nuestra División, una
unidad alemana perdió Teremez. El 2º Ejército de Asalto ruso
había penetrado profundamente : en un avance de casi
ochenta kilómetros, había alcanzado la línea del ferrocarril
Novgorod-Leningrado, entre Kerest y Rnew Lug, y amenazaba
separar en dos el sector del Wolchow.
El mando alemán previó eliminar ese peligro en dos
fases. No podría hacer todo de un golpe, pues dentro de
la bolsa llegó a haber fuerzas rusas evaluadas en siete
divisiones, varias brigadas y numerosos batallones de
esquiadores, con casi 200.000 hombres en total. De cuá-
les eran las intenciones rusas dará idea el hecho de que
habían incluido en su segundo ejército, todo un cuerpo de
Caballería y varias unidades acorazadas, para proceder a
una rápida explotación del éxito que aislase todo el sector
alemán de Leningrado. La División alemana 126, que guar-
necía el sector atacado, quedó muy quebrantada y el pri-
mer batallón del 269 tuvo que entrar en línea el 4 de febre-
ro de 1942, ocupando hasta Germanowa. El segundo
batallón del 269 y la novena compañía del 263 fueron al
sector de Mal Samoschje, ya cercado y a punto de caer en
manos rusas.
El 8 de marzo fuerzas españolas ocupaban el sector de
Teremez y el 31 se prolongaba nuestra línea hasta el norte
de Andjuchinowo, Sapolje y sur de Gorka. A partir de esta
línea, de norte a sur, se escalonaban los Batallones 250,
terceros del 262 y 263 Y primero y tercero del 269.
El 2º Ejército ruso había fracasado y las fuerzas embol-
sadas empezaban su camino de hambre, fatigas, sangre y
muerte, que había de llevarles a su aniquilamiento en
junio.
El mando ruso destituyó al jefe del segundo ejército y
nombró para mandarlo al general Wlasow, el héroe de
UN AÑO EN LA DIVISIÓN AzUL 71
Moscú, que luego había de colaborar con los alemanes. En Misa de campaña (Foto
P-KdAB)
un nuevo intento, logró hacer salir de la bolsa tres divisio-
nes, dos brigadas y algún otro batallón suelto, pero el resto
quedó encerrado en ella. 24
En junio, nos tocó participar en los últimos combates
de la Batalla de la Bolsa integrados en agrupaciones mixtas
con alemanes del Ejército y de las Waffen SS, y voluntarios
flamencos (llamadas Kampfgruppe Hoppe y Kampfgruppe
Burk). Por parte española intervinimos el Grupo de Caballe-
ría 250 y elll1j262 de Ramírez de Cartagena, mi Batallón" .26
El terreno era de bosque espeso y muy pantanoso y por
él había de avanzar nuestra agrupación para ocupar Mal
Samoschje y enlazar en Kreschno con la agrupación del
norte. Al amanecer del día 21 de junio se inició la operación.
El 111 del 262 (nuestro batallón) avanzó más de lo previsto, el
72 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Zapadores de Asalto
(Foto P-KdAB)
batallón Valentín alcanzó la línea fijada, la Legión Flamenca
se retrasó y la Caballeña Española fue rechazada. El Bata-
llón 111/262 se vio así en punta, con los flancos descubier-
tos y, casi envuelto, recibió orden de replegarse. Dos días
después se reanudó el avance y la resistencia rusa fue ven-
cida. Sólo Mal Samoschje resistió; los Stukas lo "plancha-
ron" convenientemente y entramos en él sin más tropiezo.
La visión del fondo de la bolsa era dantesca; en su último
intento de retirada, los rusos habían acumulado en un
"camino de palos" cantidades ingentes de personal y mate-
rial que sucumbieron ante nuestro empuje y 30.000 muer-
tos y otros tantos prisioneros se dejaron los rusos en nues-
tro poder.
Nuestra agrupación, a costa de menos de 300 bajas,
hizo a los rusos más de 5.000 prisioneros. Los últimos cua-
tro días se dedicaron a patrullas de limpieza, reduciendo los
últimos focos aislados de resistencia.
Quince días después de terminadas las operaciones,
era capturado el teniente general Wlasow en una isba.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 73
La Novena en la bolsa
El dieciocho de junio de 1942, emprendemos la mar-
cha hacia Dolgowo y el 20 vamos a Ossija, donde acampa-
mos tras un batallón flamenco (la Legión SS Flamenca), en
un bosque a orillas del río Kopectb. Vamos a romper el fren-
te de la Bolsa; nuestra compañía irá en vanguardia del bata-
llón y nuestra sección en cabeza de la compañía. En Ossija
quedará nuestra representación con toda la impedimenta y
marcharemos sólo con el equipo de campaña.
Se ponen a punto las armas, municionamos, cenamos
temprano y a descansar unas pocas horas. Una cosa curio-
Capitán Jaime Milans del
sa para esta operación: en la novena compañía habrá tres Bosch,Medalla Militar
capitanes, cuatro tenientes y un alférez; probablemente Individual y Comandante
pocas veces se habrá dado una circunstancia análoga: un de la 9ª Compañía del
capitán manda la compañía y otros dos mandamos las sec- 262 hasta ser relevado
por Pardo. (archivo A.
ciones primera y segunda, un teniente la tercera y otros tres Milans del Bosh, via C.
se alistaron como soldados voluntarios, y ahora van dos de Caballero).
ellos de cabos y el otro de soldado; el alférez no tenía pues-
to, pero tampoco quiere perderse la operación y actúa a las
órdenes directas del capitán, como enlace.
Nos levantamos muy temprano, oímos misa, comul-
gamos casi todos y, a las cinco horas treinta minutos del
día 21 de junio de 1942, emprendemos la marcha para la
operación;
A mi sección, que va en vanguardia, le agregan un pelo-
tón de ametralladoras de la 12ª Compañía, con el que viene
Timón de Lara, el teniente de su sección; un pelotón de zapa-
dores de asalto con equipos de buscaminas y cazatanques,
con el que también viene su teniente, Castañeda, y un cañón
antitanque, que, a poco de emprender la marcha, se va que-
dando atrás por el mal estado del terreno y tenemos que
abandonarlo y realizar la operación sin él, ya que la orden es
avanzar a toda costa y con la máxima rapidez; también vie-
nen con nosotros dos soldados de la Legión Flamenca, para
que sirvan de enlace con su batallón, ya que constituimos
regimiento con ellos y el Batallón Alemán Valentín, a las órde-
nes del coronel Burks.
74 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Página siguiente: Visión Va todo el batallón prácticamente de a uno, entre el río
global de la ofensiva al Kepectb y el bosque, para lanzarnos en flecha dentro de
oeste del Voljov y del
cerco a que se sometió
territorio enemigo y coger de espalda Maal-Samoschje,
al 2º Ejército de Choque mientras el Grupo de Caballería 250 español y el Batallón
soviético. En esta liquida- Flamenco lo atacarán de frente; a nuestra izquierda y más
ción de la "Bolsa del retrasado, vendrá, por el otro lado del río, el Batallón ale-
Voljov" intervinieron ele-
mán. Una patrulla enemiga, desde la zona de acción de los
mentos de la División
Azul, que guarnecía posi- Valentín, nos descubre. Vamos en cabeza el comandante
ciones más al sur, en el Ramírez de Cartagena, Jaime Milans, el capellán que nos
sector de Novgorod. acompaña y yo, y a continuación mi sección; la vista de la
patrulla enemiga nos indica que el contacto está próximo y
el comandante y Jaime Milans se van a su puesto; se queda
con nosotros el capellán, pues quiere darnos su última ben-
dición ya en pleno combate.
Un fusil ametrallador enemigo intenta pararnos, pero,
como la orden es avanzar rápida y decididamente, sigo ade-
lante con dos pelotones; sin más bajas que uno de los enla-
ces flamencos (por cierto, su compañero se fue con el cadá-
ver y aún espero su regreso) y conjugando los dos fusiles
ametralladores y el mortero de la sección, que tiran estu-
pendamente, avanzo a distancia de asalto; un pelotón fija
entonces al fusil ametrallador enemigo y, cuando el otro
Cupón de racionamiento
rodea por el bosque, recibo orden de detenerme; sigo un
de comida (Archivo del momento y llega la segunda orden de detención; veo que no
autor) me siguen los otros dos pelotones ni el resto de la compa-
......:
~. 'R
..".
10,
:
......
U.
8rftt
lOg
u\~ h ....·l• .!...t·~.,"" ,.1 .... _ . . . . . .~ •." ~ ..
....} .. ~· If'V! u.... "~~••• otl. 1" Gao-.I..t\.,,, ••.••
..."d.t .........~.
SifQ.lte. " . ,
.J~""! t~"'-.~'5.h".;lfU: ~tt~}Ht·
:"il4ll lOM.n••¡,.... ' -
.~ ...~ ....
"""'d A
,~
l."...~tI...·......,I.~·
.... ....... ....¡u.,
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 75
)
~ j
r;ag KIRISCHI
RJABOWO )
:' ~arte ~
bo-
r de la
225
r,;,
~,
,
1(~1.~~:-
O \ GOllKA
.
I
~
~_ ._ •..-r. 46S.D.\ Parte:~IB
t~ ~ 80~D. ~~
• ~ Partadala
'; O DUBOWIK r 61 O
\ I , KRIWlNO
.. '-"I ~Oarte de la
~2 T ; 20mol
,;"
..; [14 SD., 3 Kav.D., 7 S8r.]
-. FINEWLUG O
DUBROWKA
División Azul
~ Ejército de Choque soviético Line. de contacto original 5. Jg : 5' División de cazadores
Máxima penetración alcanzada # PoI. : División de ¡¡ ·Polici.
!33 ejército Soviético 20. mol: 20' División de cazadores
linea que quedó tras
j%I Cuerpo de Eiérc~o Alemán ............ el contraataque alemán
2#Br. : 2' Brigada ¡¡
f> División Alemana . . . contraataques alemanes
~ Grupo d. Combate
r Nivel Brigada . . . . . ejes de avance soviéticos
76 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
Golpe de mano (Foto P- ñía y me meto en el bosque, pues no podría estar parado
KdAB) cara a cara al fusil ametrallador del bunker enemigo, mas
que a base de consumir mucha munición y no la tengo.
Para complicar más las cosas aparece entre nosotros
el coronel Burk, que ha decidido montar su puesto de
mando muy avanzado, para poder seguir bien la operación.
Envío a Milans un croquis con nuestra situación y le digo
que es insostenible y necesitamos avanzar o retroceder.
Empiezan las bajas; surgen dos ametralladoras enemigas
a nuestra derecha y, como siempre que el peligro arrecia,
surge el verdadero carácter español. Entre muchos de los
sucedidos aquellos días escogeré uno que es de los que
más grabados han quedado en mí: cuando me incorporé a
la Novena en Tiutizy, tenía la compañía dos practicantes:
Gonzalo Cánovas del Castillo y Jesús Collar Victoria; si uno
loco, el otro más; Tarzán y Chita los llamábamos, porque se
pasaban la vida subidos a los árboles y haciendo bobadas.
Al iniciarse las operaciones de la Bolsa, me agregaron a
Canovas, que, con su espíritu formidable, estaba a la vez
en todas partes y llegaba a los heridos allí donde cayeran,
fuera bueno o malo el sitio; Timón de Lara y Del Rosal,
cayeron casi juntos, pues a Del Rosal le dieron cuando
intentaba socorrer y llevarse a Timón de Lara y allí, a dos-
cientos o trescientos metros de un nido ruso y completa-
mente al descubierto, fue Cánovas a curarles y le oí algo
que no supe si era una voz o un quejido: le habían herido;
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 77
En el observatorio (Foto
P-KdAB)
quise ir a recogerlo y no se me olvidará nunca aquel
momento, cuando al intentar yo salir de la espesura del
bosque al claro, me dijo Cánovas muy sereno: no venga, mi
Teniente, porque es inútil; me han dado en el vientre y sólo
me quedan unos minutos de vida. Y sin esperar mi reacción
ante aquel acto se fue arrastrando hasta un herido próximo
y curándolo murió.
Se lo dije a Milans y lo propuso para la Laureada. 26 A
su amigo Collar lo hirieron el día 22 y no dijo nada; siguió
actuando hasta terminarse la operación; todos esos días
nos metíamos con él por lo pronto que se cansaba el seño-
rito Jesús y lo poco que resistía andando por el bosque; con
una bala en el muslo, aguantó sin decirlo todos aquellos
días y, al terminar la limpieza de la Bolsa, ya ni podía tener-
se en pié y hubo que evacuarlo; sólo entonces supimos que
estaba herido.
78 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
La respuesta a mi parte es una orden de retirada.
Hasta el momento de iniciarla hemos tenido seis muertos y
cinco heridos españoles y un enlace flamenco muerto.
De mi sección, Enrique Giraldez y Carlos Del Rosal han
muerto y Victoriano de la Riva ha sido herido; el practicante
Gonzalo Cánovas Del Castillo muerto; de ametralladoras el
teniente Cipriano Timón de Lara (hermano de José Mª, mi
compañero de Academia), el sargento Aquilino Caudillo y el
soldado Eloy Cortés han muerto; de los zapadores, cuatro
soldados (Severo Coronel, Ernesto Jiménez, Juan José Antas
y Cristóbal Serrano) han sido heridos.
Nos replegamos sobre la compañía y tenemos que
dejar dos muertos sin retirar, porque está muy batido el sitio
donde se encuentran; la compañía envía una patrulla a reco-
gerlos, pero tienen un muerto y un herido, y han de renun-
ciar en su intento.
El despliegue era insuficiente y se reanuda el avance
del batallón con dos compañías en vanguardia y ya combi-
nado con el de los S.S., que llegaron a nuestra altura por el
otro lado del río.
Cuando se reanuda el avance, nuestra sección queda
en Segundo Escalón. Una escena triste: al pasar, están los
cadáveres últimamente recogidos y, entre ellos, el de Enri-
que González; con él, su hermano, también -de nuestra com-
pañía; está desesperado; habla de venganza-y quiere ir en
primera línea; le obligo a quedarse para acompañar, en nom-
Entrada de un cine de
Auerbach (Archivo de
autor)
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 79
bre nuestro, a los cadáveres hasta que los entierren; eso le
dará tiempo de tranquilizarse.
Nada más reanudarse la progresión me hieren al sol-
dado Carlos Guijarro Cares, sobrino de mi antiguo jefe de la
segunda bis,27 el teniente coronel Cares.
Ahora van en vanguardia las compañías novena y déci-
ma; se ha ampliado el frente y se puede avanzar normal-
mente. El frente queda roto y nuestro batallón progresa rápi-
damente.
Nuestra sección va en segundo escalón, ya que ha sido
duramente castigada. Hieren al cabo Eduardo García Suá-
rez, la herida no tiene importancia, pero él se queja mucho;
cuando le estamos atendiendo, se cuela una bala entre
nosotros sin rozarnos y lo hiere a él gravemente; sólo dice:
ahora ya me encuentro mejor, ya me duele menos; está casi
muriéndose. Hieren también al sargento Jaime Sáez Sáez;
un metrallazo le siega un pie por el tobillo, pero sigue andan-
do y al darse cuenta de lo que sucede, echa a correr; tene-
mos que detenerlo para meterlo en la camilla y evacuarlo.
Durante unas horas no sé nada de Perico Gil Alonso; es
el tercero de los tenientes provisionales que tenía en la sec-
ción como soldados; los otros dos (del Rosal y Eduardo han
caído) y Perico ha desaparecido; luego, se encuentra su
cadáver; un partisano ó una bala perdida han acabado con
él, al quedarse rezagado en el bosque. No se puede tener
de soldado a quien ha sido oficial; es un soldado demasia-
do temerario y no puede durar mucho. Todas las bajas que
he tenido, excepto González y Perico, han sido a mi vista y
hemos pOdido atenderles y a Giráldez le vi nada más matar-
le; pero Perico ni siquiera sé si sufrió mucho; sólo que me
lo mataron y no pude hacer nada por él. Poco después me
hieren a mi asistente José Navas Villagrasa.
Sigue el avance en el bosque; en un terreno todo agua,
barro y minas. El cenagal es tan fluido que hay que pisar en
las raíces de los pinos; pisar el barro es hundirse y tener
80 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
que ser sacado por los demás; a uno no pueden ayudarle a
tiempo y hay suerte; se le enreda la mochila entre las raí-
ces de un pino y no se hunde más que hasta la cintura.
De pronto el avance se para; estamos en un campo de
minas y ha habido ya varias bajas; mis zapadores cayeron
ante dos ametralladoras; ahora nos toca a nosotros abrir un
pasillo con el resto del pelotón de zapadores, pero pronto
salimos airosos de la prueba; entre el barro se descubren
con facilidad.
A la tarde alcanzamos y aun rebasamos nuestro objeti-
vo. Estamos a espaldas de Mal-Samoschje. El batallón ale-
Coronel Rodrigo (Foto P-
KdAB)
mán Valentín se ha parado justo en su objetivo, sin rebasarle
y la Legión Ramenca están retrasados. Hoy no se toma el
pueblo y vivaquearemos en el bosque, donde apenas hay
algún cañonazo suelto; el enemigo prácticamente no existe.
Al amanecer el 22 hay que seguir parados. Estamos
solos en punta y es preciso que los demás nos alcancen
para reanudar el avance_ Luego sabremos, además, que el
ataque frontal a Mal-Samoschje ha fracasado y tenemos
que tomarlo nosotros por la espalda, pero sin que nadie les
fije por el frente. Algunos Partisanis paquean; les vemos y
les hacemos gestos para que se acerquen y se rindan _ Lo
que no sabemos es que nos están cercando. Existen tira-
dores especiales en las copas de los árboles, con su fusil
semiautomático con alza telescópica; las bajas nos las
hacen una a una, pero mortales casi todas; así cae, a mi
lado, Emilio Pistón, que muere en el acto. A media mañana
nos atacan por todas partes y el comandante Ramírez Car-
tagena, recibe orden, por radio, de retirarse con el batallón,
ya que las otras dos unidades no pueden avanzar. Al princi-
pio hay algo de desorientación y por fin se organiza todo: pri-
mero se entierra a los muertos y algunas armas pesadas
que tenemos que abandonar, porque no tenemos gente
para llevarlas todas; luego, se inicia la retirada: el grueso
del batallón se retirará por donde vino y Milans, con lo que
queda de mi sección y un enlace alemán con su radio, y
recogeremos todos los heridos y, sin seguir ningún camino,
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 81
romperemos el cerco y nos retiraremos siempre en direc-
ción suroeste hasta enlazar con los flamencos, entregar los
heridos en un puesto de socorro y luego buscaremos a
nuestro batallón.
La ruptura del cerco es fácil; deben cercamos con
pocas fuerzas y, al lanzarnos sobre ellos, nos abren paso.
Zigzagueamos para andar más cómodamente por los corta-
fuegos y vamos manteniendo bien nuestra orientación; la
brújula y el plano son suficientes; nos encontramos alguna
patrulla enemiga, pero siempre pasa lo mismo; nos rehui-
mos mutuamente; nosotros, porque nuestra misión no es
combatir, sino salvar a los heridos y ellos no sé porqué. El
resto del batallón se retira lentamente, combatiendo por
escalones sucesivos y siempre el comandante en extrema
retaguardia; en una retirada es donde se ve el valor de un
jefe y Ramírez de Cartagena lo es excepcional.
La brújula empieza a fallarme, consulto con Milans y a
él le pasa lo mismo; debe existir alguna masa metálica
(¿mineral de hierro?), está loca la aguja y no nos sirve. Una
solución es contar los cortafuegos, pero no es segura. Distribución de prensa
Menos mal que tenemos al alemán con su radio; aprove- española (Foto P-KdAB)
82 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
chamos para dar un descanso a la tropa, que, además de
vigilar y disparar (aunque hayan sido pocos y fugaces los
encuentros), tiene que relevarse en llevar los heridos a la
espalda; además los heridos, aunque se retrase algo su eva-
cuación, necesitan descanso. El alemán con su radio nos va
a resolver el problema: logra enlazar con una batería alema-
na, que, después de decirle nuestra situación aproximada,
hace disparos para encuadrarnos; le damos nuestra situa-
ción respecto al centro de impactos y él nos dice exacta-
mente donde estamos; luego, cada poco tiempo, le decimos
donde creemos que estamos y él nos ayuda a rectificar con
sus disparos; entre eso y la cuadrícula de cortafuegos,
vamos a parar al puesto de mando del coronel Burks, que
monta en cólera, porque supone que somos restos del bata-
llón y que éste anda desperdigado en "chaqueteo" en lugar
de retirada. Ordena atender a los heridos y no sé si fusilar-
nos a nosotros, hasta que se calma y podemos explicarle el
asunto. Al decirle por donde se retira el batallón y cuál es
nuestra misión, todo cambia y nos cede a un oficial de su
plana mayor para guiarnos a donde debe ir a parar el bata-
llón; cuando llegamos allí, también el batallón está llegando.
Estamos otra vez alineados los tres batallones en
nuestra vieja (vieja de ayer, pero parece del siglo pasado)
base de partida.
Entonces nos enteramos de lo que le pasó al grupo de
Caballería; lo rechazaron en su ataque y, al replegarse,
quedó diezmado en el campo de minas y no pudo seguir; fue
un grave fallo de su comandante al que el general Muñoz
Grandes quita el mando y envía para España.
En línea, sin hacer nada, sin apenas fuego, pasamos los
días 23 y 24 encuadrados entre el Batallón Valentín por la
izquierda y la Legión Flamenca a nuestra derecha; es con
estos con los que convivimos más, ya que de los alemanes
nos separa el río. Los flamencos son parlanchines y fanfarro-
nes y su jefe muy aficionado al coñac; hasta le gusta nuestro
malísimo Avellaneda; sólo sabe decir de español: Arriba Espa-
ña, Viva Franco y Viva Avellaneda. A todas horas están dando
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 83
Portada de la revista
Signal, de marzo de
1943, dedicada a la Divi-
sión (Archivo del autor)
alarmas y realmente no existen. La bolsa está muerta; han
sido muchos meses cercados y con un desgaste enorme.
El día que regresamos a esta paz, el 22, casi no nos
creíamos que se pudiera vivir normalmente. Estábamos ren-
didos. Yo no tenía asistente, pues me lo habían herido, y
saqué de enlace a Núñez de Martitegui que no pudo ni qui-
tarme las botas; yo tuve más suerte y se las pude quitar a
él, que así durmió más tranquilo; nuestra única pesadilla
son los mosquitos; cada mañana tomamos una pastilla de
84 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
ss - 1'0) .-Schtz.-Re • K .. -Ikt. St. ,d 7 9.
Ion i ob.
"in n n
VOta 1 .8. bis 31.8 .. 4" die
n.u vero
Recibo de un relevo de atebrina para evitar el paludismo, pero eso es sólo un
posición (Archivo del
aspecto; hay que ir todo el día abrochado de arriba abajo,
autor)
con el mosquitero y los guantes puestos; antes de bajarse
los pantalones, hay que quemar algo que haga humo y
hacerlo allí, porque sino los picotazos son incesantes; antes
de acostarse hay que ahumar la tienda y cerrarla bien cuan-
do está llena de humo. Pero estos dos días, ellos son nues-
tro único enemigo.
El 25 reanudamos el avance, ya sin resistencia, hasta
llegar a Mal-Samoschje y entonces nos dicen que nos reti-
remos al interior del bosque; lo hacemos y enseguida viene
una patrulla de Stukas que, en medio de un ulular terrorífi-
co, planchan el pueblo. Se acabó la resistencia y práctica-
mente se acabó la bolsa. Aún dedicaremos tres días a reco-
rridos con patrullas de reconocimiento y limpieza.
Ha habido muchas bajas de oficiales en el batallón y
otros están agotados. Yo me ofrezco para hacer las patru-
llas que me correspondan y cuando descanse mi sección,
salir con alguna otra y así se hace. Los días 27 y 28 hago
tres grandes recorridos, de ellos, dos con mi sección y otro
con gentes de otras compañías.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 85
En uno de ellos, llegamos al cuartel general de Wlasow,
el jefe del ejército que acabamos de derrotar; está abando-
nado y recojo cartografía, órdenes de operaciones, etc.; por
lo recogido, creo que estuve en la Jefatura de Artillería del
Ejército. En el camino, nos encontramos bajo un puente a
una viejecita con un niño; les damos de comer y los acom-
pañamos de regreso a su casa y ella, agradecida, me rega-
la un icono; no hay manera de convencerla de que no quie-
ro aceptarlo.
A lo largo del río, encontramos grupos de heridos rusos
desperdigados; no podemos evacuarlos; los concentramos
en un claro del bosque, con unos médicos y unas chicas, y
les dejamos la mitad de nuestro botiquín; no podemos hacer
más por ellos y allí supongo que morirían en gran proporción.
En una de las patrullas, llegamos hasta lo que en sus
tiempos fue la boca de la bolsa; por allí han intentado inútil-
mente romper el cerco y el final del interminable camino que
Cartograña rusa (Archivo
del autor)
86 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Jmnamend s~~rers
undO~rfte &f~hIsl)a~rs
der ID l)rmacqt
1)~rleiI,e id,
dem
....~ ...- Ser in do tiJlez
1. /1. anterie- eg ent 262
das
f ifane KM132.K1affe
... ........~ ..Jf.~ ~.~... ,den ....~~.·.. :1 :! ........1~g··
G eral dcr ~~valler1
~. tIDCl~
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 87
lleva al Volchow ofrece un aspecto dantesco: cadáveres de Página anterior: Cruz de
Hierro de Segunda Clase
hombres y caballos, material destrozado, volcado, estrellado
(Archivo del autor)
contra los árboles para destruirlo, al no poder retirarse.
Al llegar nosotros, aún vemos en un claro del bosque
un par de ambulancias, con alguien que se mueve a su alre-
dedor; al aproximarnos no lo dudan; sus conductores vuel-
can las ambulancias y les prenden fuego ¡con sus propios
compañeros dentro! Cuando llegamos las dos ambulancias
son dos hogueras inextinguibles y entonces vemos que los
heridos están dentro ardiendo. Rematar a sus propios heri-
dos es normal en el ejército rojo, pero hacerlo quemándoles
vivos, no lo había visto, ni lo había oído decir. Llegamos a
sacarles, pero están ya moribundos y no podemos hacer
nada por ellos. Los conductores de las ambulancias se han
internado en el bosque.
La última patrulla que hice, la del día 28, fue muy curio-
sa. Me llamó el comandante para decirme que se había
pasado a nuestras líneas un teniente ruso que hablaba fran-
cés. Era el equivalente a nuestros oficiales provisionales: un
curso de dos ó tres meses, a base de topografía y táctica,
ya mandar una sección; ya de teniente, éste mandaba una
compañía y quería rendirla, pero sus hombres temían a la
vida de prisioneros. El se comprometía a guiarnos hasta
donde estaba su compañía para que la capturásemos; le
hice notar que eso era una traición a su Patria, cosa que a
mi no me preocupaba, pero si el que pudiera intentar trai-
cionarnos también a nosotros.
Me contestó que de la bolsa ya no se podía salir, que
no tenían medios para seguir combatiendo y que las unida-
des que quedaban errantes por las zonas que no habíamos
ocupado, se morían de hambre; el quería salvar a los suyos
de la catástrofe. Le advertí que, al menor signo de embos-
cada rusa, lo primero que haría sería matarle a él y salimos.
En el camino, mi brújula volvió a quedarse loca, así es que la
patrulla estuvo a merced del teniente ruso; nos llevó hasta
su compañía, que no se rindió sino que huyó; los persegui-
88 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
mas, pero, como era tarde, nos volvimos a nuestras líneas,
que ya alcanzamos con poca luz, pero teníamos nuestras
contraseñas a base de ráfagas de pistola ametralladora. Al
traernos la cena, el furriel y los rancheros traían sesenta pri-
sioneros; al perseguirlos, habíamos lanzado a la compañía
rusa, sin saberlo, sobre nuestra cocina y allí se rindieron.
El día 1 de julio volvemos a Ossija, de regreso de las
operaciones de la bolsa. La representación de nuestra com-
pañía ha ardido, le cayó un cañonazo y había allí unos ope-
radores cinematográficos alemanes que querían filmar el
incendio; cuando terminaron ya era tarde para apagarlo.
Nos hemos enterado de que los muertos propios son
más de los que pensábamos: la evacuación por el bosque
ha sido muy penosa; se caían los camilleros con frecuencia
y los heridos rodaban por el barro. Las ambulancias se atas-
caban por el barro de los caminos y tenían que ir con carros
de combate para desatascarlas y remolcarlas. Los casos de
gangrena gaseosa han sido frecuentes. Los heridos leves,
al llegar al puesto de socorro, ya eran graves y los graves,
en gran parte, morían.
El 2 de julio se disuelve la Agrupación Hoppe y el bata-
llón vuelve para incorporarse a la D.E.V. En el regreso, nos
encontramos el camino batido por fuego de interdicción
ruso, desde la otra orilla del Volchow, y hay que hacer algu-
nos tramos medio desplegados y dando saltos rápidos.
Como tiran con una cadencia muy regular, es fácil cogerles
el ritmo y pasamos sin bajas.
En el camino comentamos diversas incidencias de
estos días: la labor extraordinaria de un mortero de 50 mm.,
en el asalto a un bunker ruso el día 21; lo llamábamos el
mortero de ciencias contra letras, pues sus sirvientes eran
Manolo Camacho, un abogado, y Paco Núñez de Martitegui,
un estudiante de ingeniería; ambos magníficos; ponían diez
granadas en el aire y daban donde querían; ellos sólos neu-
tralizaron una ametralladora rusa todo el tiempo que fue
necesario.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 89
Propaganda alemana
(Archivo del autor)
alt. klln"H"'.
nnolto91t.. o CTIlIIOC •
H,{IIt4 ".
9...T CTI\,,~v. CJlI'O" e_o';
t.1 I( .... ACl' ro'l 60>4-
Plt~ llAPO Y e ".
T,",T,. rf"'M"" "caro" 90.<\
~'fo .., CMó'M,.", .. TO a 'T~ ... e.
tlQ 9"". K,* l(oJlbl.., ...
"" .. ,1> '" ros ... " lf.ll~.
J!("'9tt "PIt .... ra. no G1J"''',
Atl H. w.
w !
La retirada: los momentos peores, aquellos en que una
radio fue nuestro único medio de orientación; el oficial ale-
mán que iba con nosotros no estaba de acuerdo con lo que
hacíamos; según él, una vez perdidos y de acuerdo con los
reglamentos alemanes, debíamos ir hacia donde se desa-
rrollaba el combate (acudir al sonido del cañón) e incorpo-
rarnos al combate con la unidad que encontrásemos; según
nosotros, debíamos cumplir la doble misión que se nos
90 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
había encomendado: poner a salvo a nuestros heridos y
enlazar con el mando alemán, para darle cuenta de la acción
que estaba realizando el batallón, y así lo hicimos. Nos
llamó mucho la atención la actitud del ayudante del coronel
Burk; daba órdenes y, con plena autoridad, decidía en nom-
bre del coronel, a pesar de no ser más que teniente; era la
tradición del estado mayor alemán, ampliada a una plana
mayor, y nadie discutía sus opiniones, que aceptaban como
órdenes.
Otro asunto curioso: se había desatado la fiebre por los
trofeos; el comandante me reprochó que yo había cogido
pocos; sólo recogía cartograña y documentos, por si eran de
utilización inmediata, pero el armamento y material lo deja-
ba sobre el terreno para que lo recogieran los servicios de
recuperación; yo no quería cargar a mis hombres con peso
suplementario y le hubiera gustado al comandante que le
entregase mucho armamento enemigo al regreso de nues-
tros servicios de patrulla.
Respecto del armamento, un hecho curioso: encontra-
mos un fusil antitanque ruso; yo no los conocía; era un chis-
me muy largo, con un cartucho de fusil, pero con la vaina
del tamaño de una ametralladora antiaérea; se me ocurrió
hacer un disparo y el culatazo me dejo sentado en el suelo.
El menú (Foto P-KdAB)
Pasé mal aquellos días; tuve uno de mis habituales
ataques de colitis y me pasé las operaciones enseñando el
trasero a mi gente; menos mal que ya me conocían y sabí-
an de qué intestino cojeaba, pues, de lo contrario, podían
pensar que era efecto del miedo.
Llegando ya a nuestro nuevo sector y como la marcha
era larga, nos dieron un camión para la compañía; en él, lle-
vamos parte del equipo de la tropa y las armas colectivas y
me encargaron de ir con esa impedimenta en los últimos
kilómetros, ya fuera de la bolsa; al ir a atravesar un río, nos
encontramos con que el puente, tenía un letrero: peso máxi-
mo tres toneladas; pensé que, como de costumbre, eso era
un cálculo con un buen margen de seguridad; nuestro
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 91
Ascenso a capitán (Archi-
vo del autor)
'';1 Sr. 1.-oae.l Je:!. este
, __"1. .eJI. ellc1'1.. . nda . l74~ di
.3 de l _ c orr1en\ .., ..<1 :1ci.;lll
.all . 1 f ec h D1tU'1e ('f1D1a.l por l a
qae d . :!IUS 88Oa.414_ 8. ae 11
.Ift
el c orriente
( . • D. O
..
o ., y'11. 88 l a die 29 di' AbrU
96
• tlI 2 .
~;l Ca i t • Je:te ce . t u...
camión, seguro que pesaba más, pero pasaríamos; pero los
alemanes eran veraces en su letrero y, al llegar a la mitad
del puentecillo, nos fuimos al agua con puente y todo. Nos
tocó bucear para recoger el armamento y el equipo, y traba-
jar como negros para sacar el camión, pero salimos airosos
del empeño; sacamos del río todo lo nuestro y unos cuan-
tos cadáveres rusos que debían estar enganchados en las
ramas subacuáticas y se removieron con nuestro chapoteo.
Al llegar de nuevo a nuestro antiguo frente del Volchow,
la primera preocupación fue reponer el armamento que habí-
amos enterrado en la bolsa, antes de la retirada. Para una
unidad alemana, esto no hubiera sido problema; les hubie-
ra bastado decir que lo habían abandonado, pero en nues-
tra División, se seguían los rígidos criterios españoles, así
es que encomendamos a uno que buscase armamento a
92 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
cambio de coñac y así lo hizo, en una unidad alemana veci-
na; ellos lo darían de baja normalmente a fin de mes. La teo-
ría alemana era que, si las fábricas hacen una determinada
arma cada dos horas, basta duplicar el número de fábricas
para tener una por hora; mientras que un hombre siempre
tarda veinte años en hacerse y es lo único cuya fabricación
no puede acelerarse. Una vez adquirido el armamento, era
suficiente limarle serie y número y ya era el nuestro de siem-
pre, sólo que con el número borrado por el uso.
Me comunican que me han propuesto para el Avance
en la Escala por este ciclo de operaciones y para la conce-
sión de la Cruz de Hierro.
Entre Krutik y Liubtzy
El día 2 de julio de 1942, disuelta la Agrupación Hoppe,
se incorporaba nuestro batallón a la División 250 en Tiutizy.
Allí nos reorganizamos, limpiamos nuestro armamento,
reponemos el que nos falta (a nuestro aire) y descansamos
dos días a orillas del río Pityba.
El día 4 entramos en línea entre Krutik y Liubtzy, rele-
vando a una unidad alemana. Relevo curioso e incompren-
sible para nuestra mentalidad. Sólo vamos con las armas
individuales y las colectivas, las intercambiamos. Los ale-
manes nos dejan las suyas, nuevas, impecables y después
de salir de línea recogerán las nuestras. Vamos primero los
oficiales y nos enseñan su posición, nos describen las posi-
ciones rusas de enfrente y nos dejan los planos de sus cam-
pos de minas y los inventarios de su reserva de munición.
En el relevo me hieren al asistente y van dos en diez
días; asistentes y enlaces son bajas más probables que
otros soldados, pues se mueven mucho y lo hacen a las
inmediaciones de los oficiales. En cuanto hay movimiento,
el asistente es un enlace más y normalmente de confianza
del oficial y, por lo tanto, realiza más misiones.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 93
Anotaciones del Cuader-
no de Campaña del capi-
tán Pardo (archivo del
autor).
La posición se compone de tres partes perfectamente
diferenciadas: el flanco norte, el de mi sección, que enlaza
con los alemanes (constituimos el flanco norte de la Divi-
94 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
sión), es una pequeña colina que no levanta más de tres
metros, pero, en este terreno tan llano, es un magnífico
observatorio y un punto fuerte fundamental. Allí estoy, en un
recodo del Pityba, con mi sección y, además, dos antitan-
ques y dos ametralladoras. Me encuentro en un cerro, lo
domino todo y me siento el amo del mundo; con amplias vis-
tas y un campo de tiro despejado, y pudiendo movernos a
cubierto, somos felices. Al norte, los alemanes no enlazan
directamente con nosotros, porque nos separa de ellos una
zona pantanosa y cubierta de matorral; con el tiempo, esto
nos traerá dificultades que habremos de resolver.
A nuestra derecha (al sur), la segunda sección de la
compañía ocupa la ladera de nuestra colina; pierde altura y
el terreno empieza a tener ya matorral; además, está peor
fortificado.
Camino de troncos Por último, más al sur está la tercera sección y allí el
(Archivo del autor) puesto de mando de la compañía, con Jaime Milans en él ;
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 95
es terreno ya cubierto, con poca visibilidad y la fortificación
mucho peor; ya no se puede profundizar, pues aparece ense-
guida el agua, y los puestos están a base de parapetos de
troncos y nidos al aire, y no enterrados como los míos.
Más al sur entra en línea la décima compañía, perfec-
tamente enlazada con la novena, pero también en terreno
cubierto y dificil de fortificar.
Ante mi puesto de mando, en el flanco izquierdo (norte)
de la compañía, hay una excavación para situar un islote de
resistencia avanzado, que me preocupa desde el primer
momento: si lo terminamos e instalamos en él a un pelotón,
estará vendido; con los flancos descubiertos, mal enlazado
(ni aún por la vista) con el resto de la posición y en terreno
ya poco dominante; sólo podrá ocuparse cuando se resuel-
va el problema del enlace con los alemanes. Si no lo ocu-
pamos, ponemos a disposición del enemigo unas trincheras
y un refugio medio hecho, dentro de nuestra propia casa.
Habrá que pensarlo y, de momento, decido ocuparlo de
noche y vigilarlo de día.
La posición está muy bien en cuanto a defensas acce-
sorias: buena alambrada, con pasillos en laberinto muy bien
hechos, y campo de minas muy completo con sus pasillos
muy discretamente, pero, muy bien señalizados. Se com-
pleta esto con minas a tracción para accionar por los centi-
nelas, que, además, tienen sistemas de alarma buenos: un
cable que agita unos racimos de vainas dentro de los bun-
kers de personal.
Mi bunker muy cómodo, bien comunicado y prÓXimo a
un punto dominante, y el techo del bunker aún lo es más,
aunque no sea sano subirse a él.
Allí vivimos tranquilamente al sol hasta el día 10, que
la artillería enemiga nos hostiga haciéndonos un muerto y
cuatro heridos. El muerto, el cabo Alberto Chicote, ha reci-
bido un impacto directo que le ha volado la cabeza en peda-
zos; no la encontramos y sólo podemos enterrar su cuerpo.
Era un buen , un magnífico cabo.
96 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
El día 13 se va Jaime Milans repatriado y aparece en
la orden mi ascenso, con más de dos meses de retraso;
me pongo los segundos clavos en la hombrera y me hago
cargo del mando de la novena compañía. Me traslado al
puesto de mando de la compañía y, si antes me creía hom-
bre afortunado, ahora estoy seguro de serlo más que nadie
en el mundo. Mando una magnífica compañía, a la que me
sie,nto unido muy de veras, con gente a la que quiero
mucho y creo que ellos también me quieren a mi.
A nuestra derecha está la décima compañía, la de
Portolés, tiene su puesto de mando en el reborde de un
embudo de bomba de aviación: una auténtica piscina, en
la que es posible nadar, y en sus bordes han hecho una
plataforma, a la que se asoman las bocas de los bunkers
Regreso de una patrulla
(Foto P-KdAB)
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 97
de la plana mayor. El frente está tranquilo y la vida es fácil
y agradable.
Es en esta poslclon donde conocemos por primera
vez a los "organillos de Stalin" (rampa de lanzamiento
para 32 cohetes, sobre camión). Ya en la bolsa creo que
nos habían disparadO, pero, junto con la Artillería, no se
distinguen. Aquí nos disparan algunas veces, ellos solos y
entonces apenas son peligrosos; se oyen desde el
momento del lanzamiento y dan tiempo de sobra para refu-
giarse. Además, apenas trocean y, de no ser por impacto
directo, apenas producen efectos y queda el proyectil roto,
pero casi sin trocear, como si fuera un trozo roto de tubo
de estufa. Son peligrosos en medio de un fuego intenso,
pues cuando la artillería alarga el tiro, ellos siguen batien-
do la posición, cuando los carros y la Infantería están ya
en pleno asalto y aún parece que sigue la preparación. Lo
comprobaremos el 3 de agosto.
Sigue preocupándonos el enlace con los alemanes. El
teniente Haas, que manda la compañía alemana que está a
nuestra izquierda, es un hombre simpático, dispuesto a
colaborar y entre los dos encontramos la solución.
Todas las noches enlazamos los dos, reconocemos jun-
tos su compañía y la nuestra, y nos llevamos bien. Tiene el
hombre sus dificultades, pues es bajito y, mientras yo me
muevo bien por la zona pantanosa con mis botas de goma
hasta los muslos, a él, le entra el agua por arriba.
Adoptamos una solución poco ortodoxa, pero muy efec-
tiva: constituimos un pelotón mixto: un sargento mío que
habla alemán, con una escuadra de fusil ametrallador suya y
la de fusileros nuestra; establecemos un islote intermedio,
sobre balsas ancladas y con parapeto de troncos de pino. La
solución es complicada, porque exige nueva alambrada (en
zona pantanosa, difícil de tender) y un nuevo campo de
minas, que no encontramos sitio para colocarlo. Para garan-
tizar más el que el pelotón sea mixto en su funcionamiento,
lo municionarán los alemanes y le daremos de comer noso-
98 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Anotaciones del Cuader-
no de Campaña del capi-
tán Pardo. (Archivo del
autor)
tros, dependerán del teniente Haas como jefe de sección y
de mí como jefe de compañía.
Mientras trabajamos en este galimatías, los alemanes,
sin avisarnos, retiran un puesto y quedan aún más alejados,
UN AÑO EN LA DIVISIÓN AzUL 99
y nosotros con el flanco completamente descubierto. Justo En la trinchera (Archivo
del autor)
es la víspera del 18 de julio; los rusos no olvidan nunca el
celebrar cualquier fecha memorable para ellos o para noso-
tros; de madrugada oigo lo que creo unos morterazos en el
flanco izquierdo; voy para allá y nos han herido a un centi-
nela. Al amanecer vemos que no fueron morterazos, sino
granadas de mano, de las de un kilogramo; se colaron entre
las dos compañías y llegaron por gola hasta ese centinela.
Estas granadas las emplean en el principio y en final de sus
acciones: como una preparación inmediata y para cubrir la
retirada, porque en el combate normal su empleo es incó-
modo y muy peligroso.
Decidimos acelerar el montaje del pelotón de enlace y
hacerlo aún sin tener alambrada ni minas y, en lo sucesivo,
ya no les dejamos esa brecha entre las dos compañías.
100 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Ahora queda el otro problema, el del islote avanzado
que haya medio construir; ambos problemas son interde-
pendientes, pues el pelotón de enlace, adelantándolo un
poco (y como es flotante, puede hacerse), cubre el flanco
izquierdo del islote avanzado. Se estudia el asunto con Cas-
tañeda y sus zapadores. Estoy recorriendo el posible nuevo
campo de minas, con un sargento de zapadores y un solda-
do mío, de día, porque la noche es cortísima y no da tiem-
po para nada y me hieren al sargento en una pierna; lo
arrastramos entre el soldado y yo a la posición y, al saltar el
parapeto, hieren al soldado en la cabeza: un tiro en la fren-
te, que le sale por la nuca; está echando espuma verde por
la nariz y pienso que la herida es mortal; mientras curan al
sargento rezo un padrenuestro con el soldado. Por fin los
evacuan a los dos y al día siguiente pregunto por ellos. Lo
Antitanque (Foto P-KdAB) del sargento era un sedal y la bala al soldado le entra, le
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 101
recorre la cabeza pegada al hueso y le sale por detrás sin
afectarle a nada vital, en pocos días los dos sanos.
Vaya copiar aquí una cuartilla que encuentro entre mis
papeles y mis recuerdos de entonces:
"Rusia y 18 de julio de 1942: seis años de tanques
rusos y camiones 3 HC. La misma guerra, trasladada unos
miles de Kms. Y como es la misma, pues sigue con el
mismo carácter, ellos la tienen perdida pero son tercos;
nuestra superioridad moral y material no les impide prolon-
gar una resistencia estéril pero sangrienta.
Prisioneros de ojos oblicuos; comisarios que comen
más y mejor que los soldados; material y hombres sacrifica-
dos en intentos inútiles de prolongar una agonía que fatal-
mente conduce a la muerte,,,. todo, todo, aquí como allá;
sólo cambian el terreno y el clima: paisaje monótono; bosque
más o menos alto y espeso y pantano más o menos fango-
so o acuoso, pero siempre, terreno molesto y difícil. Noches
que hace poco no existían casi coincidiendo el atardecer con
el amanecer y que ya se prolongan, en promesa de las
noches inacabables del invierno que ha de llegar, para ver un
Ejército y una causa, machacadas por otro Ejército mejor y
otra Causa más digna. Hay quien lucha por su "espacio vital"
o por razones de alta estrategia y por sacar luego ganancia
del río revuelto; nos queda la satisfacción de luchar porque
queremos; porque somos así; porque es nuestro deber
luchar aquí, porque quedó algo pendiente en marzo de 1939;
porque fuimos los primeros en emprenderla a tiros con ellos
en 1936 y no podíamos dejar que se hiciese el resto sin
nuestra presencia y nuestra aportación. Es más bonito
luchar por estas razones indudablemente.
Dieciocho de julio de 1942; seis años; en un bunker de
los alrededores de Ljubtzy. Una felicidad. A ver como esta-
mos dentro de otros seis años."
Unos días después, el 26 de julio, hieren en la cabeza
a un centinela. Dice que le han disparado desde la copa de
un árbol, debe tratarse de un tirador selecto con alza teles-
102 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Con García Calvo, Ramí-
rez de Cartagena, Moret
y Lesta,en mi puesto de
mando (Archivo del autor)
cópica, que los rusos utilizan con mucha frecuencia. En vista
de eso, preparamos una ametralladora y dos fusiles ametra-
lladores juntos, para actuar a mi voz, y nos movemos sacan-
do cascos con cabezas falsas por encima del parapeto; el
tirador ruso, pica y dispara; ya está visto desde donde lo
hace; disparan unas ráfagas largas y simultáneas nuestras
tres armas y lo vemos caer desde la copa de un pino. Ya no
vuelven a darnos la lata los tiradores especialistas.
El 30 de julio se pasan a nuestra posición un sargento
ruso de automovilismo y un soldado. Dicen que están en
una unidad disciplinaria que va a actuar pronto en este sec-
tor. Al día siguiente se pasan dos soldados más. Es nece-
sario acelerar la puesta a punto del flanco izquierdo, por si
la actuación es por donde ya se colaron en el golpe de mano
del día 18.
Efectívamente; en la noche del 1 al 2 de agosto de
1942, cuando estoy con el teniente de zapadores y el de
antitanques, y nuestros tres enlaces, buscando la delimita-
ción definitiva del nuevo campo de minas, oímos a nuestra
derecha un fuego muy intenso de ametralladora e, inmedia-
tamente, una cadena de explosiones de granadas de mano.
Vamos corriendo hacia allí; ha sido en el islote avanzado, que
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 103
sólo guarnecemos de noche: una patrulla se ha lanzado por
sorpresa sobre él; al centinela sólo le han dado tiempo para
disparar con el fusil ametrallador una ráfaga interminable de
mil doscientos disparos (tenía todas las cintas empalmadas)
y morir en su puesto; los demás se han defendido con gra-
nadas de mano y les han rechazado; cuando llegamos noso-
tros, nos disparan a bocajarro desde unos matorrales, hie-
ren a Marín, el teniente de antitanques, y a su enlace; son
dos rusos con subfusiles; mi enlace, Rubio, descarga su pis-
tola ametralladora sobre uno de ellos y lo mata; a mí me da
Carta a la familia (Foto P-
tiempo sólo para pisarle la cabeza al otro y dejarlo incons-
KdAB)
ciente; lo hacemos prisionero y dice que van a atacarnos; lo
mandamos al puesto de mando del batallón y, desde allí, me
llama el médico para decir que no tiene heridas pero si unas
erosiones muy raras en la frente y en la cabeza; le contesto
que mire a ver si encajan bien en esas lesiones las tachue-
las de unas botas del 40.
Nuestras bajas han sido un muerto, tres heridos que
son evacuados y otros tres leves que no necesitan evacua-
ción; Marín y su enlace han tenido mala suerte: sólo les han
dado un tiro a cada uno, pero suficiente para destrozarle a
uno la mano y al otro el hombro.
Los rusos dejan en nuestro poder al prisionero de la
Caja de puros de Muñoz
patada en la cabeza, dos cadáveres, un subfusil, dos fusi- Grandes (Archivo del
les, granadas de mano y un paquete de propaganda en autor)
español.
Antes de llegar allí nosotros, había llegado Núñez, el
alférez de ametralladoras que tomó parte en la acción para
rechazar a los rusos. Cuando llegamos, ya no están más
que los dos que nos han disparado. El fusil ametrallador ha
quedado inutilizado; resistió el hacer más de mil disparos
en una sola ráfaga sin interrumpirse, pero al final el cierre
ha encajado en la recámara de tal manera que ya no se le
puede utilizar.
Reforzamos la vigilancia; municionamos y estamos
esperándolos, pero el día 2 no pasa nada.
104 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
El día 3 amanece con una niebla muy espesa; no se ve
nada, pero un centinela asegura oír el clic clásico del corte
de alambrada; damos la alarma en silencio y acude todo el
mundo a su puesto; yo traslado mi puesto de mando al que
ya lo fue de mi sección y dejo a Moret en el de la compañía.
De pronto, una ráfaga de viento despeja totalmente la nie-
bla y en la alambrada están los rusos, dispuestos a iniciar
el asalto por sorpresa; deben de ser un par de compañías;
es decir, un batallón es lo que nos ataca en el frente de esta
sección; en nuestro cerro. La niebla les ha jugado una mala
pasada al marcharse de pronto, pues todas nuestras armas
rompen el fuego y hacen una carnicería en los sorprendidos
infantes ruskys. Son rechazados, retroceden y se quedan en
unos repliegues del terreno, donde luego sabremos que
habían preparado su base de partida. Me establezco en el
islote avanzado; adelanto dos fusiles ametralladores, las
dos ametralladoras y un antitanque y bato la hondonada
donde se han refugiado; con la emoción del momento, no
me doy cuenta de que estoy demasiado cerca de la boca del
cañón contracarro y con uno de sus disparos me revienta el
tímpano derecho.
Intentan retirarse los rusos, pero no les dejamos; cada
vez que intentan abandonar la vaguada donde están, nues-
tras armas se lo impiden; mando venir al mortero de la otra
sección y, con los dos morteros del 50, no les dejamos vivir
en la hondonada. Luego comprobaremos que les hemos
Con Moret (Archivo del
autor)
hecho una carnicería. Rebasamos nuestra posición y los
tenemos dominados.
Abre fuego su artillería y tenemos que replegarnos a la
posición; por si esto es un intento de ataque en fuerza, una
vez fracasada la sorpresa, nos quedamos todos en nuestros
puestos de combate y es una suerte, porque un bunker nos
lo hunden con su artillería pesada; si hubiese estado allí el
pelotón, no se hubiese salvado ni uno. Pero cesa el fuego
de la artillería rusa y el ataque no se produce, en vista de
ello, organizamos turnos de descanso; queda la posición en
plan de servicio nocturno, con centinelas dobles y patrullas
reforzadas, pero con el resto de la gente descansando. Yo
UN AÑO EN LA DIVISIÓN AzUL 105
me quedo en el bunker de la sección con Coig, el alférez que
la manda.
A mediodía viene el jefe del batallón, García Calvo, a
ver como están las cosas y ordena que salga una patrulla
para adquirir información; salen Antonio Rubio y Faustino
Pereira y llegan hasta el borde de la vaguada. Al volver nos
cuentan que allí hay más de un centenar de hombres y que
se oyen bastantes lamentos de heridos.
Rancho (Foto P-KdAB)
106 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
A las tres de la tarde, un centinela alerta a Camacho,
que está con una patrulla; entre las matas se mueve
alguien. Camacho decide una acción arriesgada, pero que
salva la situación; al grito de na por ellos que son pocos",
se lanza hacia delante con su patrulla (total cuatro hom-
bres) y eso les paraliza y da tiempo a que los demás salga-
mos a rechazar este nuevo ataque.
Son rechazados excepto en el islote avanzado que se
resisten a desalojar. La situación se pone difícil, pero ahora
ya todo está en marcha: una batería nuestra desde la dere-
cha, otra alemana desde la izquierda y los morteros del
batallón, nos apoyan. Con nuestros morteros pequeños
batimos el islote avanzado y su resistencia decrece.
Un incidente: Coig y su enlace se asustan y están ten-
didos en la trinchera; les tengo que levantar violentamen-
te. Los rusos del islote avanzado llegan hasta nuestra trin-
chera y hay que desalojarlos con granadas de mano: mi
enlace Antonio Rubio Martín es un lanzador estupendo,
que las coloca donde quiere, y recuperamos el trozo de
trinchera perdido, pero el islote avanzado no lo abando-
nan, hay que contraatacar y no tengo gente. Me llega
entonces un pelotón de zapadores como refuerzo y le pido
a Moret que saque un hombre de cada uno de los peloto-
nes que no están empeñados en combate y me los
mande; con esto organizo otro pelotón. Pido que artillería
y los morteros del batallón hagan una barrera de cuatro
minutos sobre la vaguada que tenemos a vanguardia; con-
venimos la hora para empezar y aguardamos.
r
\"'Ompañia ..
Lista de la Novena (Archi-
vo del autor)
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 107
Llevo conmigo dos cabos magníficos: Eusebio Sánchez
Ledesma y Pedro del Canto Periañez y vamos recorriendo el
tramo de trinchera que acaban de abandonar para recono-
cerlo: en un recodo, uno de ellos me coge de un brazo, tira
de mí y se adelantan los dos; a la vuelta, hay una mina que
han dejado los rusos y vuelan. Mueren los dos. Debieron
suponerlo y no me han dejado pasar delante. Han dado sus
vidas y han salvado la mía. Quedo sólo y recorro el trozo de
trinchera que falta, ya podemos ocuparlo como base de par-
tida para nuestro contraataque. El pelotón de zapadores lo
hará por la izquierda, para envolver a los rusos, y yo iré de
frente con los hombres que me mandó Moret, que son más
de los que yo esperaba; me ha mandado el último pelotón
de su derecha, que lo relevó en su posición la décima com-
pañía y un hombre de cada uno de los demás pelotones
suyos y de la sección intermedia, que tampoco ha sido ata-
cada. En cuanto empiezan la artillería y los morteros, nos
lanzamos y nos apoderamos del islote avanzado; lo rebasa-
mos y llegamos hasta nuestro campo de minas: allí hay lige-
ras organizaciones que han hecho los rusos casi en nuestra
misma alambrada y unos treinta cadáveres. En el islote
avanzado otros diez y ocho cadáveres. Entre los morteros y
nuestro contraataque han muerto todos los ocupantes,
pues no han podido salir: los habríamos visto.
Un oficial de zapadores se ha subido a un árbol detrás
de nuestra posición y nos manda informes: abandonan la
vaguada y parece ser que se retiran definitivamente. Las
armas de nuestra posición les baten en su retirada. Noso-
tros intentamos perseguirlos, pero nuestro propio fuego no
nos deja avanzar mucho; los batimos por el fuego.
El balance final de la jornada es, por nuestra parte: seis
muertos, trece heridos evacuados y doce sin evacuar; ellos
dejan en nuestro poder cincuenta y un cadáveres, dos fusi-
les ametralladores, seis fusiles automáticos, diez subfusiles,
doce fusiles individuales y un montón de cosas más, incluso
el botiquín del batallón atacante. En la vaguada, a vanguar-
dia de nuestra posición, casi un centenar de cadáveres más
y abundante material que no recogemos; esto último lo
sabremos por una patrulla que enviaremos allí el día 6.
108 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Pido medios de evacuación y me mandan toda una sec-
ción de camilleros y una nota del general Muñoz Grandes,
que dice que está tras nuestra posición y que toda la División
está con nosotros. Que tenemos detrás una compañía de
esquiadores para reforzarnos y que pidamos lo que quera-
mos. Como ya ha terminado todo, nos tiramos un farol: sólo
queremos municionar, cenar caliente y tabaco abundante. Al
poco tiempo, viene una sección de Intendencia con termos
de comida caliente y tabaco. Entre otras cosas, un paquete
de tabaco ya empezado, con el recado de que es el que se
estaba fumando el general y que es para mí, y una caja de
puros con una frase escrita por el general : "Para el Capitán
Pardo y los valientes que a sus órdenes, el 3 de agosto, hon-
raron a España con su bravura". Me quedo el paquete empe-
zado y la tapa de la caja de puros con su dedicatoria y envío
los puros al hospital para los heridos que puedan fumar.
Nos falta un hombre: Bravo, el enlace de Coig, y apare-
ce luego muerto tras la posición; había ido a municionar y lo
alcanzó la artillería rusa.
Un soldado, Benigno Acítores, era tirador de un fusil
ametrallador y le hirieron en la cabeza; al poco rato, reapa-
reció en la posición con la cabeza vendada y se puso en su
puesto con el fusil ametrallador, diciéndole al que lo empu-
ñaba. "quítate calamidad, que cada vez que lo tocas me lo
estropeas"; no quiere irse; dice que sin él, el fusil ametralla-
dor no tira bien y nos cuesta mucho conseguir evacuarlo.
Terminado todo, me doy una vuelta por toda la posición y
me encuentro con que Enrique Moret está herido y no ha que-
rido evacuarse, pero su herida no es leve y también hay que
convencerlo de que todo ha pasado y necesita que le curen.
Durante el día, Martínez Úbeda se ha dado varias vuel-
tas por el sector atacado; aunque manda la sección inter-
media, sufre de no estar en medio del lío y viene en cuanto
puede; como es muy bajito, no ve nada y anda como un
mono, dando saltos por el parapete para enterarse de todo.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 109
Al anochecer se oyen quejidos entre las dos líneas:
sobre todo, un herido ruso, llama a sus compañeros cons-
tantemente: "tovarich, tovarich" repite incesantemente,
pero nadie le hace caso. Intentamos salir a recogerlo, pero,
en cuanto nos oyen, abren fuego y tenemos que desistir. Por
fin se calla: lo han recogido O, lo que es más probable, ha
muerto, pues los rusos se preocupan muy poco de sus heri-
dos, como no sea para rematarles. El que no puede mover-
se por si mismo, no les interesa.
Por estos hechos de los días 2 y 3, soy citado como
muy distinguido y propuesto para el Avance en la Escala por
segunda vez y para la Cruz de Hierro.
En la compañía hay dos menciones especiales (Antonio
Rubio y Faustino Pereira, los dos valientes voluntarios siem-
pre para todo), seis citaciones como muy distinguido y once
como distinguido.
Cuando va el sargento del segundo escalón a recoger
Carro de Sección (Archivo
el suministro, le dicen que para la novena compañía, por del autor)
110 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
orden del general Muñoz Grandes, además del suministro
normal, hay regalo de tres días de suministro extra.
Como el 7 es mi cumpleaños, ese día invitaremos a
comer a todos lasque han colaborado los días 2 y 3, ame-
tralladoras, antitanques, zapadores, morteros, alemanes de
nuestra izquierda y artilleros alemanes y españoles, y así lo
hacemos. Mis 26 años los cumplo rodeado de. la alegría y
la amistad de quienes pasamos apuros unos días antes.
Los artilleros alemanes me regalan una espoleta ador-
nada y grabada para utilizarla como florero. A partir de ese
día, nunca faltan unas flores silvestres en mi bunker.
Comentamos lo pasado y llegamos a reconstruir los
hechos con los informes que cada uno tenemos y las noti-
cias que han llegado de la segunda sección de estado
mayor: nos atacaron con un regimiento; más o menos un
batallón sobre la compañía alemana de nuestra izquierda y
otro sobre la sección nuestra, este más concentrado y en
frente más estrecho; en realidad ha atacado en el frente de
dos pelotones; el batallón que atacó a los alemanes fue
rechazado y no insistió, el que nos atacó a nosotros reiteró
su ataque y ha sido prácticamente aniquilado; no sólo ha
tenido, como es natural, los ciento cincuenta muertos que
hemos contado, sino alguno que no hayamos visto, y el
resto del batallón habrá ido casi integro al hospital. Parece
ser que el tercer batallón, qUe quedó en reserva y no llegó
a actuar, sufrió bastantes bajas por la acción de nuestra
artillería.
Ahora todo sigue tranquilo, hasta el extremo de que
podemos dedicarnos a cazar patos; en la zona pantanosa
de nuestra izquierda saltan bandadas tan numerosas, que
basta una ráfaga de pistola ametralladora para que caiga
siempre alguno.
En la noche del 2 al 3 alguien tuvo una idea feliz; man-
darnos reclutas a la compañía; los rechacé porque, espe-
rando un ataque, no es el momento más oportuno para
poner gente nueva. El hombre que llega al frente en un
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 111
momento tranquilo y se foguea, y luego va entrando poco a Cine para los heridos
pOCO en el ambiente, llega a ser un buen soldado. Pero, si (Foto P-KdAB)
nada más incorporarse, se ve sometido a una acción muy
violenta se desmoraliza. Pasa incluso con los oficiales. Coig,
que el día 3, ante un ataque repentino, falló, fue luego un
buen oficial y tuvo una actuación distinguida; en la guerra de
España no debió tener una vida muy activa y aquí le sor-
prendió de novato un ataque fuerte; luego se hizo un buen
combatiente.
Ahora, el deber penoso de escribir a los familiares de
los muertos y mandarles sus pertenencias; es triste, por-
que la carta es muy difícil; no basta con exaltar las circuns-
tancias gloriosas de su muerte, porque, al fin y al cabo, para
la madre, lo único cierto es que se ha quedado sin hijo y,
como no ha vivido el ambiente en que murió, es difícil que
le sirvan de consuelo las palabras que lee sobre el heroís-
mo de su hijo.
112 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
Un incidente muy desagradable; al reunir las cosas de
los muertos, falta el reloj de oro de uno de ellos y no pode-
mos mandarlo a su novia, que se lo regaló. Yo procuro man-
dar cada recuerdo a quien más puede apreciarlo por su sig-
nificado y, cuando no lo sé, como es natural, todo a su
familia. Esto del reloj hay que investigarlo, pero el día 8 nos
relevan unidades alemanas en la posición y nos envían a
Tiutizy. Toda la División cambia de frente. Nos vamos al fren-
te de San Petesburgo.
Cambio de frente
En cuanto supe que cambiábamos de frente, lo prime-
ro que recordé es que la artillería rusa nos había matado un
caballo; en el momento de suceder, eso era casi una buena
noticia, pues teníamos unos caballos bretones que nos per-
mitían comer carne fresca, para variar y reforzar el menú;
pero, al tener que movernos, era un inconveniente, porque
era mucha la impedimenta a transportar. Encargué al sar-
gento del segundo escalón que se hiciera como fuese con
un caballo y me apareció con dos, así es que, para no rom-
per el equilibrio, le pedí que encontrase un carro para el
nuevo caballo y lo tuvo inmediatamente, pero no era de limo-
nera, sino de lanza, por lo que exigía dos caballos. Como vi
que eso se pOdría convertir en una cadena inacabable, le
dije que, por esta vez, enganchase a mi caballo.
Yo solía hacer siempre las marchas, lo mismo en Espa-
ña que en Rusia, a pie, porque así graduaba mejor la velo-
cidad de marcha y sólo usaba el caballo para abandonar la
compañía, sobre todo en los finales de marcha, para ver el
nuevo vivac y recibirles con todo a punto. Ahora no me
importaba perder el caballo, porque, antes de emprender el
cambio de frente, nos repartieron unas cuantas bicicletas
por compañía y yo me las arreglo bien con una bicicleta. La
Compañía 11, que era ciclista, había perdido muchas
máquinas, así es que, las que le quedaban, las compartió
con las demás compañías; tendría, durante las marchas, a
Página siguiente: Carto-
grafía alemana: Novgo- todos los enlaces de la compañía y las secciones con bici-
rod (Archivo del autor) cleta y yo me reservaría una para mí.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 113
En la marcha íbamos, cada sección, detrás de su carro,
que cargaba las armas colectivas y las mantas, y en cola
iban los carros de compañía, salvo los que habían permiti-
do salir con anticipación para preparar el nuevo vivac.
Nos repartieron unos tubos de pasta que debíamos
darnos en los pies, para evitar las rozaduras y las ampollas
y que nos dieron un resultado magnífico. Sólo era necesa-
rio, al llegar, lavarse los pies con agua caliente para quitar-
se la pasta y la cocina se encargaría de tenernos el agua
preparada cuando llegásemos.
El día 9 de agosto de 1942 abandonábamos Tiutizy
rumbo a Novgorod. A nuestros doce minutos por kilómetro y
los altos horarios con toda precisión. Al primer alto horario,
nos pasó Portolés con su compañía; él tenía la teoría de
que los primeros kilómetros no exigen ningún alto y hay que
"aprovechar que se está descansado para andar más y más
deprisa. Antes de mediar la marcha, lo volvimos a pasar y
seguimos con nuestro ritmo invariable. Al acercarnos a Nov-
gorod, cogí la bicicleta y me adelanté para comprobar que
todo estaba a punto; los de la cocina nos tenían sopa y café
calientes y una batería de calderos con agua caliente para
los pies. Llegó la compañía y recuerdo que alguien me gastó
una broma sobre mi posible cansancio; reté a quien quisie-
ra a hacer conmigo los 100 metros lisos; aceptaron un buen
grupo de soldados, les gané y al final trepé por una fachada
hasta un segundo piso. No he sido nunca un corredor muy
rápido, pero si un andarín, si no infatigable, si que siente
poco la fatiga de una marcha normal de 32 Kms.
El día 10 embarcamos en tren en Grigorowo, me ade-
lanté para ir al hospital a ver a los heridos de la compañía.
Habían evacuado ya a algunos e iban a evacuar al resto,
supongo que a Riga y Wilna, para dejar vacío el hospital de
Grigorowo, ya que la División dejaba aquellos lugares.
Me anunciaron que el general Muñoz Grandes vendría
a la estación para felicitar a la compañía, y felicitarme por lo
del 3 de agosto, así es que salí corriendo para la estación,
donde ya teníamos nuestro tren, y, en cuanto llegó la com-
114 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Camión de munición
(Foto P-KdAB)
pañía, pedí permiso a García Calvo, que era el jefe del bata-
llón (el comandante Ramírez de Cartagena ya se había repa-
triado), para acelerar el embarque del armamento, el gana-
do y el material de la compañía y anuncié a los míos la visita
que íbamos a tener.
Cuando estábamos yaterminando, para poder formar y
recibir al general, se presentó éste y nos sorprendió; a un
soldado que llevaba tres fusiles ametralladores a la espal-
da y a mí empujando un carro. Con su clásico tono mitines-
co, empezó a decir: Yo que venía a felicitar a un héroe y me
encuentro con un negrero, que hace trabajar a sus soldados
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 115
Con Lesta, García Calvo ,
Adrián y Acha, en Kungo-
lowo. (Archivo del autor)
como esclavos; ya veo que tú también trabajas, pero eso no
quita para que sea inadmisible que explotes a tus hombres.
Mientras tanto, la compañía estaba formando a paso ligero
y se la presenté. Nos felicitó, pero aún remachó el clavo.
¿Eran buenos los puros que te mandé? Porque supongo que
te los habrás fumado tú todos. Hubo suerte porque, a esta
pregunta hecha delante de toda la compañía, le pude con-
testar también delante de toda la compañía: No me he
fumado ni uno; los puros los reservé para los heridos y se
los envié al hospital.
Don Agustín era un magnífico jefe de División y se pre-
ocupaba mucho de todo y de todos, pero tenía la manía de
querer hacerse simpático y creía que una forma de conse-
guirlo era dejar mal al mando delante de sus subordinados.
Quizás era su único defecto; su afán de hacer teatro dema-
gógico ante la tropa para atraer su simpatía.
Cuando la División iba al frente, en el otoño del 41, se
hicieron célebres sus bocadillos; iba con el coche recorrien-
do las unidades de marcha y, en cuanto encontraba un
grupo de soldados rezagados (que quedaban para que los
recuperasen los vehículos de cola), enseguida les soltaba el
116 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
latiguillo de que su capitán les había abandonado; pobreci-
to; toma mi bocadillo; me quedaré sin comer, pero más lo
necesitas tú. Después de haber regalado seis, ocho ó diez
veces su único bocadillo, a la hora de comer, sacaba el
auténticamente suyo y se lo comía.
Un día se presentó al jefe alemán del Cuerpo de Ejér-
cito con calcetines en las manos, porque sus guantes se los
había regalado a un soldado.
Yo ya había tenido una primera y pequeña muestra de
su forma de actuar, cuando me incorporé al frente y me dijo
que, por ir sin cartografía, podía perder a los soldados que
guiaba, cuando sabía perfectamente que no me habían
dado cartografía, porque nuestra marcha era toda por una
carretera, sin posible desvío ni pérdida.
Subimos al tren en Grigorowo y nos llevaron a Novo-Lis-
Misa de campaña (Foto sino, a donde llegamos el día 11, y desde allí fuimos a pié
P-KdAB) hasta los alrededores de Kungolowo, donde acampamos.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 117
A la compañía le corresponde una zona, mezcla de bos-
que y claro de pradera, y la primera orden que recibimos es
la de hacer zanjas, para caso de bombardeo, al pie de cada
tienda y organizar la defensa del vivac. Este frente es más
serio que el del Volchow.
Se descubre al que saqueaba, tanto a nuestros muer-
tos como a los rusos; es un camillero; lo han descubierto
intentando vender en otra compañía algunas cosas. Merece
ser fusilado, pero es casado y con hijos y ellos no merecen
esa ignominia. Decido no dar parte de él y obrar por mi cuen-
ta. Durante tres días y tres noches, sin más que dos des-
cansos diarios de media hora para comer (nada de dormir),
realiza todas las obras que tenía que hacer la compañía
(zanjas y pozos, letrinas, etc.) y, al terminar, está agotado y
vive de milagro; en lo sucesivo estará siempre en los pues-
tos de peligro, trabajando o municionando, pero nunca más
como combatiente, pues no merece ese honor. Posterior-
mente, murió en Krasnij-Bor municionando, pero no pasó su
familia por la vergüenza de una muerte afrentosa.
El campamento es muy agradable y la tienda de oficia-
les la montamos entre cuatro árboles con dieciséis lonas
individuales; cómo estamos a 15 Kms. del frente, nos pode-
mos permitir el lujo de vivir juntos.
Tarjeta postal de campa-
ña soviética (Archivo del
autor)
118 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
La primera mañana, mientras estamos desayunando,
aparece un peque rubio, de no más de cinco o seis años,
merodeando por allí; tiene cara de hambre; le damos un
poco de pan con mantequilla y cuando va a comérselo, surge
rápida una mujer, ¿su madre?, que se lo quita y se lo come
ella. Inconcebible, pero cierto. Les damos comida a los dos.
Vamos a Kungolowo. En el pueblo sólo hay cinco fami-
lias; trabajan a las órdenes de un Komandantur y reciben la
ración de país ocupado, que es bastante escasa. Hablamos
con el jefe del batallón y nos hacemos cargo del pueblo; una
casa para cada compañía, con su familia correspondiente.
A la novena le toca una familia con padre, madre, hija e hijo;
el padre es carpintero y arreglará todo lo de carpintería que
tengamos que arreglar en la compañía, especialmente los
carros, que nos los deja como nuevos; el hijo se encargará
de sacar el ganado a pastar y de ser ordenanza de todos; la
madre y la hija se cuidarán de la ropa y, si hay algún enfer-
mo, lo llevaremos a la casa y lo cuidarán; en cuanto a comi-
da se acabó la ración de país ocupado, porque donde
comen 120, comen 124 y serán cuatro más de la compañía
y, en cuanto a trabajo, se acabó el formar todos los días
ante el Komandantur, para que les distribuyera el trabajo
para la jornada y salir al campo en formación a realizarlo;
cada uno cumplirá su misión sin más.
El agradecimiento de esta gente, por el cambio radical
de vida que han tenido, es inenarrable. Cada vez que vaya
la casa, sacan su único sillón, de los tiempos del bisabue-
lo, le ponen un pañito blanco en el respaldo y me reciben
como si fuera un Metropolita; no les falta más que arrodi-
llarse ante mí. Trabajan magníficamente y cada uno cumple
su misión con afán y con alegría. Cuando nos vamos, aban-
donan el pueblo y se vienen con la compañía, primero a
Ladoga y luego al frente; ya estarán siempre con el segun-
do escalón de la compañía, en la representación. Cuando se
hunda el frente, se retirarán con los nuestros, ya que, caer
en manos de los rusos, es la violación de las mujeres y la
muerte segura para todos, y el chico se vendrá a España
con Castañeda, el teniente de zapadores (yo ya no estoy
allí), y se hará perito industrial en Bilbao.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 119
Patatas para la cocina
(Foto P-KdAB)
Nos dan una Instrucción General sobre ataque a posi-
ciones fuertemente organizadas y a esa faceta de comba-
te dedicamos la instrucción de las unidades; yo le añado
gimnasia, deportes y marchas; creo que es necesario, des-
pués del tiempo que hemos estado en línea en un frente
estabilizado.
La instrucción la hacemos intensiva; orden de comba-
te en general y, sobre todo, asalto a posición fuerte o, como
dice la instrucción alemana que nos dan, en traducción casi
literal, "ataque contra un sistema defensivo de posiciones
fuertemente reforzadas".
120 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Hemos venido aquí porque se va a atacar San Petes-
burgo, el por entonces Leningrado. Se encuentra cercado,
salvo la salida por el Ladoga, que hacen en verano nave-
gando y en invierno montan un ferrocarril sobre el hielo. Las
posiciones rusas creo que son muy fuertes y tienen cinco
líneas sucesivas y habrá de realizarse la conquista a base
de asaltos sucesivos y siempre contra fortificaciones suce-
sivas. Para hacernos una idea, vamos a visitar algunas for-
tificaciones de la línea Stalin, que conquistaron los alema-
nes en el verano del 41. Nidos de tres pisos, con refugio de
personal, refugio antigases y nido de las armas, con su
anexo de municionamiento; obstáculos fuertes con defen-
sas accesorias muy completas y torres de observación
(donde no hay bosque) altas y que dominan mucho.
Recorrer los alrededores de Kungolowo es impresio-
nante: cada árbol, casi, oculta un carro de combate ó una
pieza de artillería. Se están desmochando trozos de bosque
Control de documenta-
para hacer plataformas de madera sobre las que colocar
ción (Foto P-KdAB) morteros de gran calibre(hasta 540 mm). Creo que estamos
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 121
por aquí una veintena de divisiones y, sobre todo, mucha arti-
llería pesada: todo el tren de asedio del Ejército alemán, con
piezas de entre 240 y 420 mm, en su mayoría agrupaciones
para las acciones de ruptura; solo actúan en la preparación
y luego las dejan para los servicios de recuperación, y a
esperar a otra ocasión; le ponen a cada pieza una hilera con
los proyectiles que debe consumir y así con muy pocos hom-
bres se sirve la batería completa, que abre brechas, destru-
ye nidos e, incluso, hace campos de embudos, muy útiles
para la progresión de los pelotones. Una vez roto el frente,
cada gran unidad se queda con su artillería.
Viene a vernos el coronel del regimiento, Sagrado Mar-
chena; un tipo muy curioso y excéntrico, que nos dice cosas
raras respecto a lo que será nuestra misión. Dice que cada
compañía debe organizarse en diez o doce pelotones de
asalto, sin planas mayores ni servicios; los pelotones van
actuando y van siendo aniquilados en las sucesivas accio-
nes; el capitán muere con su último pelotón y le sigue otra
compañía; dice también que el mejor método para cazar un
carro es meterle un gorro en el cañón para que haga explo-
sión el tubo al disparar; dice cosas tan peregrinas, que evi-
tamos que oiga la tropa las charlas que nos da a los oficia-
les y, después de oírlas, las olvidamos. Hacemos instrucción
de asalto; ponemos todo nuestro empeño en hacerlo lo
mejor posible; sabemos que conquistar San Petesburgo cos-
tará muchas bajas, pero a nadie se nos ocurre anunciar la
muerte de hasta el último de cada compañía. Según nues-
tro Sagrado Coronel, pOdemos prescindir incluso de la coci-
na, porque, una vez que empiece el ataque, nadie llegará a
hacer una comida más; en cuanto a las bajas, ya las reco-
gerán los que vengan detrás, una vez terminado el combate,
porque, durante él, la evacuación será imposible.
Aunque el programa de trabajo es intenso, veinticuatro
horas dan para mucho y podemos darnos paseos y conoce-
mos Kaibolowo y dos ciudades grandes, Tosno y Wyriza; gran-
des, pero casi despobladas. Ellas dos, con Novgorod, nos
permiten tener una idea de lo que es una población rusa, por-
que el resto de lo que hemos conocido son aldeas mínimas.
122 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
No vale la pena hablar de Wyriza y Tosno, porque ya hemos
hablado de Novgorod y no saldría nada nuevo a relucir.
Nos hacemos amigos de los alemanes de la unidad
que tenemos más próxima; se trata de un grupo de escua-
drones hamburgués; están muy preocupados por los bom-
bardeos sobre Hamburgo, son terribles y la .inseguridad yel
peligro que corren sus familias es mucho mayor que el
nuestro aquí. Hamburgo sufrió más tarde el primer bombar-
deo con fósforo que se metía por todas partes; la gente
moría abrasada dentro de los refugios. Hubo 80.000 muer-
tos y diez días después del bombardeo, aún se encontraba
gente pidiendo, no ya que les curasen, sino que los rema-
tasen.
Quizá por esto, estos hamburgueses beben mucho. En
su club de oficiales sirven un magnífico grock (té con ron),
pero los camareros, en cuanto te ven la taza medio vacía, la
cambian por otra llena y con más ron que té.
Cañones de Infantería Invitamos a comer a un grupo de ellos a nuestra tien-
(Foto P-KdAB) da. Cuando hablo en plural me estoy refiriendo normalmen-
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 123
te a mis tres alféreces y a mí. Les decimos que elijan el
menú a su gusto y dicen que quieren una comida típica
española: primero, paella valenciana, luego, fabada asturia-
na y, de tercer plato, cocido madrileño. Ante este panorama,
le añadimos tortilla de setas, gelatina de frutas y de bebi-
das, empezamos con vermouth mezclado con ron, para
seguir con vino de Rioja y terminar con abundante cognac
francés y español. Algo para morir durante la digestión.
Después de comer, se nos unen otros oficiales alema-
nes y españoles y decidimos ir a un pueblo cercano, algo
más grande que Kungolowo, donde hay chicas y organizar
un baile, para lo cual los alemanes se encargan de avisar a
su Komandantur, que reclutará las chicas.
La salida del pueblo, al terminar el baile, es de pelícu-
la del oeste, a galope y disparando. Vamos todos muy car-
gados y la prueba es que, al día siguiente, tienen que reu-
nirse los maestros herradores, alemán y nuestro, para
poner orden, porque volvimos todos a caballo, sobraron
caballos y no volvieron cada uno a su sitio. Los alemanes se
horrorizan cuando se enteran de que, las setas para la tor-
tilla que comimos, las habían cogido unos rusos; piensan
que podían habernos envenenado y que esa debe ser, nor-
malmente, su intención.
Los rusos están atacando Stalingrado y el ataque es
fuerte; se llevan para el sur la aviación que habían concen-
trado aquí; luego se van llevando unidades. El general Von
Manstein, que iba a mandar el ataque a Leningrado, tam-
bién se va para el sur. Al final, desisten de la operación aquí
y las unidades concentradas van marchándose; a nosotros
nos dejan en este sector. 28
El día 1 de septiembre de 1942 dejamos Kungolowo y
nos trasladamos a un bosque en las proximidades de Lado-
ga (pueblo, no lago). La familia que está con nosotros deci-
de seguirnos, en lugar de pasar otra vez a la jurisdicción
alemana.
124 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Primer sector de Krasny Emprendemos la marcha y vamos unos minutos ade-
Bar en el que estuvo des-
lantados respecto a nuestro horario; al llegar a un cruce de
plegado el 1112 Batallón
del 262 carreteras, el Feldgendarme que regula la circulación dice
Línea División Azul
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 125
que nos faltan diez minutos para poder cruzar; el jefe de
nuestro batallón quiere que pasemos y el Feldgendarme le
presenta su bloc de órdenes, para que se lo diga por escri-
to; desiste de hacerlo y, en ese mismo momento, aparece
por la otra carretera una unidad acorazada: motos, coches
y carros de combate pasan a toda marcha y, cuando lleva-
mos nueve minutos esperando, acaban de pasar; al décimo
minuto, el Feldgendarme nos da paso.
Llegamos a Ladoga y vivaqueamos en el bosque.
Hace tiempo que quiero tener un guión para la compa-
ñía: un trébol de cuatro hojas sobre fondo amarillo, pero
D.
: Q/Je
q_ 10
l1it ~ . Ser~:.n ~Co l' c-t1nez reall..l.t
her' (lO e!..n e ac- el. 1.3 48 se..,.t1e...bre
1 . 942. nv aeá_~.o.it.. Jif%' ".-rte 'ld 1 ....¡.¡¡;:1.0i.
eto iD...wrci ni ne¡¡........e.a:i . 7 CIC1U'l.'lM.ud o
1. _ _ a ..J:l •• a.c e U\J .l t OS" 1.u·
~~-
::.:---
Herido el 13 de septiem·
bre de 1942 (Archivo del
autor)
126 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
quiero que el guión sea también una reliquia ligada a la com-
pañía. En la representación están el capote de Cánovas y la
toalla de otro muerto en combate: será un trébol de cuatro
hojas sobre fondo blanco. Ponemos el guión sobre mi tien-
da (aquí ya está cada oficial con su gente) y García Calvo
dice que lo verán los rusos y nos tirará su artillería. Lo
pongo un poco más atrás entre unos árboles y traslado allí
mi tienda.
Aquí no estamos más que seis días. El 7 de septiem-
bre entramos línea en Krasny-Bor.
Krasny-Bor
Krasny-Bor debe ser una población de veraneo; lo sería
de la aristocracia rusa y quizá ahora lo sea de los jerifaltes
del partido, pero no es como los demás pueblos que hemos
visto. Los de aquí no son isbas, sino chalets. Casas de
madera también, pero de dos pisos, con fachadas adorna-
das, y en alguna hay incluso un piano de cola. Nada de cua-
dra y no un huertecito alrededor, sino jardín.
En el pueblo están los puestos de mando del regi-
miento (nuestro Sagrado coronel), de la agrupación (el
teniente coronel Robles Pozas) y del batallón (capitán Gar-
cía Calvo). El pueblo es muy extenso, pues cada casa tiene
su parcela y están alejadas unas de otras, igual que en los
pueblos campesinos. Desplegábamos en el borde septen-
trional de Krasny Bar, entre la carretera y el ferrocarril que
unían Leningrado y Moscú.
Me dan un sector muy amplio, más de tres kilómetros
para mi compañía, dos secciones de la compañía 11 (Acha
con la otra sección queda en reserva) y una sección de ame-
tralladoras y otra de antitanques (que es como llamábamos
entonces a los cañones contracarro); además, hay una por-
ción de armas de posición que nos dejan los alemanes:
ametralladoras rusas Maxims y antitanques de 75 mms.
que veo por primera vez. A nuestros antitanques les dotan
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 127
de una munición especial con rabiza, a cargar por boca, el
proyectil es del tamaño de una barquillera (y así los llamá-
bamos, las barquilleras) de gran potencia, pues tienen,
creo, una carga hueca, más un núcleo duro perforante, más
una carga calorífica (¿tipo napalm?); si se acierta a la pri-
mera, estupendo, pero quién es el guapo que sale con ese
artefacto a cargar por la boca, después de haber hecho un
disparo y haberlo fallado.
Como el frente que me dan es muy amplio, tengo que
poner en línea las cinco secciones, pero nos han dicho que
este frente es muy activo en patrullas y necesitamos una
reserva; el pelotón de asalto es muy bueno, pero no puede
estar siempre en todas partes; además, me destruyeron un
fusil ametrallador en la tercera sección y no me lo han
repuesto. En vista de ello, disuelvo los cuartos pelotones de
las tres secciones de mi compañía y organizo un pelotón de
reserva.
El fusil ametrallador que queda es para sustituir a uno
que se averíe, para defensa antiaérea o para arma de posi-
ción, según sea necesario en cada ocasión. Los jefes de
sección, en lugar de un enlace, tendrán dos y el oficial con
ellos dos ya es un refuerzo inmediato para cualquier pelotón
en apuros. Yo, en lugar de tres enlaces, tendré una escua-
dra; uno para las bengalas, uno para llevar una maleta de
treinta granadas de mano al punto amenazado, uno para la
defensa del grupo (así, los demás, podemos cumplir nues-
tra misión sin preocuparnos de nuestra seguridad personal)
y dos para agentes de transmisión. Además, está el pelotón
de asalto (a base de subfusiles, pistolas ametralladoras y
granadas de mano) y el pelotón de reserva. Las secciones
quedarán a tres pelotones (a una escuadra de fusil ametra-
llador y otra de fusileros, más las armas de posición que les
correspondan) y una escuadra con su mortero de 50 mms.
Como cada antitanque tiene una escuadra de fusil ametra-
llador y me han dado cuatro ametralladoras, más las
Maxims rusas, el plan de fuegos puede completarse bas-
tante bien con 6 cañones contracarro, 6 ametralladoras, 23
fusiles ametralladores y 5 morteros de 50 mms.
128 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
La posición empieza al oeste, junto a la décima com-
pañía, por un cerro más bajo y de menor extensión que el
que teníamos en Liubtzy, pero que también aquí domina a
todos sus alrededores y que llamamos pomposamente "El
Bastión"; es dominante,29 no sólo por su escasa altura, de
apenas dos metros, sino porque el terreno de su alrededor
es completamente despejado; no hay ni un árbol; a la caída
del cerro sigue un tramo con trinchera y luego, lo peor de la
posición: un llano pantanoso que no tiene ni parapeto de
madera; sólo unos tablones en el suelo para no hundirse al
andar y un parapeto de ¡tepes! atravesados con alambre
para que no se desmorone.
Después del parapeto de tepes, entramos ya en el
borde Norte del caserío de Krasnyj-Bor con trincheras y
nidos nuevamente y allí está mi puesto de mando, un bun-
ker magnífico con dos habitaciones, el puesto de mando o
cuarto de estar y el dormitorio; es el más elegante que he
conocido, pero está casi al flanco y, cuando entre posterior-
mente en línea Acha 30 y me quiten las dos secciones de la
11 compañía, quedará completamente al flanco y me tras-
ladaré a la zona entre El bastión y el parapeto de tepes y le
dejaré a Coig mi lujoso hotel actual. Luego, las dos seccio-
Cañones de Infantería en nes de la 11 siguen el borde de Krasnij-Bor, enfilando ya
marcha (Foto P-KdAB) hacia el talud del ferrocarril Moscú-Leningrado.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 129
Aquí se hace bastante fuego y, cuando llegue el invier-
no, se hará más para que no se hielen las armas, así que
las dotaciones de munición que nos dan resultan escasas y
en cualquier ataque ruso o aún, un golpe de mano fuerte,
sería preciso municionar enseguida; es un riesgo que no que-
remos correr y todas las mañanas exagero en el parte la
munición consumida para ir haciendo reserva. Me fijo el
siguiente objetivo: en una primera fase, mil disparos con
cada arma, mil en el bunker del pelotón, mil por arma en
cada sección y mil yo, es decir 4.000 en lugar de las 3.000
que nos asignan. Conseguido esto, paso a incrementarlas
con mil en poder del tirador, otros mil el cabo, mil del alférez,
pero en las proximidades del pelotón (además de las mil que General Esteban Infantes
él tiene), y mil mías para dentro de cada sección (además de (Foto P·KdAB)
las mil que tengo) y pido que el batallón ponga mil por arma,
suyos, pero detrás mismo de la compañía, con lo que alcan-
zamos los ocho mil disparos por arma y como tenemos 29
armas automáticas, 232.000 disparos que, a veces, llega-
rán a ser 250.000, ya que en las armas no tenemos mil,
sino mil doscientos, que son los que caben en las cintas y,
además, con la costumbre de ahorrar ya establecida, todo el
mundo tiene más de lo que se le ha dicho. Si se enteran en
el batallón, se mueren del susto, pues sólo deberíamos
tener 87.000 disparos para armas automáticas.
El primer domingo que estamos aquí, la Misa es a la
puerta de mi bunker, que resguarda a una pequeña expla-
nada con algunos árboles, pero nos deben descubrir y los
morteros rusos nos la interrumpen; el Pater la termina y los
demás la oímos tumbados; en lo sucesivo la Misa será den-
tro de los bunkers y asistiendo los que quepan y el que no
la oiga en domingo, la oirá otro día. Aquí no hay plazo de
ayuno eucarístico y como dormimos de día y la Misa es al
anochecer, yo tomo la costumbre de guardar el ayuno
desde que me acuesto hasta que comulgo, aunque no hay
inconveniente en comulgar nada más comer.
A los pocos días de entrar en línea, el batallón organiza
una pequeña reserva y la compañía 11 entra en línea, así es
que me quedo con mi compañía, una sección de ametralla-
130 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
doras, otra de antitanques, algunas armas de posición y el
frente algo más reducido; un poco más de dos kilómetros. Mi
bunker queda a un flanco, se lo dejo a Coig y me voy al que
queda más centrado. Es un bunker más pequeño, pero está
mejor para puesto de mando, pues, además de estar más
centrado en el despliegue, tiene a su alrededor otros para la
plana mayor, pelotón de asalto y pelotón de reserva; está en
línea totalmente, con la salida directa a la trinchera. Tiene la
clásica litera de madera y un diván con los brazos abatibles,
que es donde duermo. En el suelo, una trampilla para llegar
al agua que siempre se acumula bajo el piso y, como todos
los demás bunkers, una bomba de desagüe y una estufa con
la tapa arriñonada, para que, al quitarla, se pueda poner a
calentar la marmita.
Se rumorea que aún no se ha desistido de operar
sobre San Petesburgo, en vista de lo cual y, por si acaso,
nos dedicamos los alféreces y yo a mirar con todo detalle el
frente ruso. Incluso me reúno con Portolés para discutir el
asunto, por si operamos desde aquí mismo. Se ven dos o
tres líneas sucesivas y sabemos que hay más, hasta cinco;
nos preocupa un nido enorme, con mucho relieve, pero que
será casi indestructible; se le ven tres troneras y tendrá
alguna más a gola; lo llamamos el nido de las cinco bocas
y todos nuestros planes son a base de eludirlo y alejarnos
de él para rebasarlo y envolverlo. Pero aquí no se operará.
La línea rusa no está muy cerca; doscientos-trescien-
tos metros de distancia a la nuestra y sólo en un punto hay
una trinchera avanzada a unos cien metros de nuestra línea,
frente al parapeto de tepes, el peor sitio. Además, allí, a
unos cincuenta metros de nuestra línea, hay un carro des-
truido. Suponemos que de noche ocupan esa trinchera y
destacan algún escucha al carro; será nuestra mayor preo-
cupación y allí extremaremos nuestras patrullas, para per-
suadirles de que no es sano eso para ellos. Además, en esa
zona, la alambrada está medio destruida.
De pronto, una noche, un estampido enorme y la puer-
ta del bunker salta entera de su sitio y me cae encima. Es
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 131
nuestra artillería pesada, los gigantescos morteros que dis-
paran sobre Leningrado; lo hacen con granadas incendiarias
y sus incendios guían luego a la aviación para su bombar-
deo inmediato; es estremecedor; Leningrado tiene tanta
artillería antiaérea que, cuando disparan sobre nuestra avia-
ción, parece aquello el glu-glu de una olla hirviendo; como
cuando, de noche, hay un ataque que se rechaza con gra-
nadas de mano. Dicen que es la ciudad del mundo con más
artillería antiaérea; más que Berlín o Londres. Protestamos
del estropicio y en lo sucesivo, cuando van a abrir fuego,
nos avisan para que abramos las puertas de los bunkers y
nidos; las ventanas no son preocupación, pues tienen un
cristal con ánima de tela metálica que no se rompe.
La artillería de apoyo, la tenemos detrás mismo de
nosotros y a la vista, pues no hay árboles ni desigualdades
del terreno; está enterrada, como nuestras armas (salvo en
el parapeto de tepes); manda el grupo el comandante Rein-
lein, que colabora perfectamente, en cada compañía tene-
mos un sargento de artillería con una radio y con él, o con
una simple bengala roja, los artilleros rompen el fuego inme-
diatamente; primero tirar, porque eso asusta a los rojos y
nos anima a nosotros el sabernos apoyados, y luego pre-
guntar que pasa, para tirar al sitio debido. Media docena de
puntos son suficientes para decir donde queremos el fuego
y ellos siempre están a punto para romperlo.
Los primeros días son tranquilos, aunque las patrullas
rusas deben salir todas las noches, porque casi todas hay
algún centinela que ha creído ver u oír algo; en parte puede
ser el nerviosismo de los primeros días en un frente nuevo
y con fama de duro, pero los más veteranos, con nervios
templados, también ven u oyen algo. Yo no tengo la suerte
de coincidir con un centinela en uno de esos momentos.
Viene a vernos nuestro coronel, ve rápidamente la posi-
ción y pide una cosa que a mi me parece justa; como por el
puesto de mando del regimiento pasa gente de distintos
sitios, y algunas veces tiene que invitar a comer a sus visi-
tantes, ha pensado que cada compañía del regimiento (son
132 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
9,... el,...
Á Vd. da parte el. .;apitlln que 811sor1be de
qll8 1 a lIOOhe tia I9'6r a he¡ t el. e~i&o;l. inten'"
"tada un gol.Je sobre la Jegunda Leooibu de este
cia. 1.leaado el grupo aaa1. tanta 1~c..it3 zu:¡,liurtra
propia :t?Os1ciOn d. donde ha sido desalojado en
combate ouerpo a ctler:po.:.lajando en naeatro po-
dar '1 dentro de J.a ];IOs:!.c1Dn.t:L'6S c8l.1lveres '1 en-
l.re nuestras alanbrudaa Y' lial:l e:.eL..i~lIs que d1s-
1:au unos ciento; OiIl.Cael~ta lIIet1'o ....doll v18tos 8Elt;IU"O
y prob$blemente lilas, SIln que no llllede dist:i.J.lguirae
entra J.& veptacibn. .
s. ha recogido en ane descubierta hecha
pos'1l.\riarmeute, dos SIlb-i'llsUee ametral.l.t}dores
l' ..,arias baabas de mano no habiendo podido recoser
lli8 documentacj ones de J.oe cadhve:-e&, ~orqlll' no
11se traia.
L.¡s bajas propta& ¡¡Igm
:r-Ier1dos y evacl1ados: Cabo Col'lSta.ns:Lno Jlernlln~
Sboh_, l:)<Jldados :'I'lÜgencio Slmo.l:es Sal.vad017
Jos4 1.1118 Plrtiu :"'idalgo; !"feridos tan l.e'1les qua
no ha b:.i.Qo ;.¡reciae av~utq'; el. Ca¡;11;!m ql28 SUII-
oribe, el Alférez .~ ALberto t:~inell O'beda l'
Parte del 14 de septiem- quince) le dé tres raciones de comida para tener una reser-
bre de 1942, tramitado va. Yo pienso que está bien que tenga 45 raciones y le doy
por el capitán Pardo.
(Archivo del autor) inmediatamente mi conformidad; lo que no pOdía suponer
es que pretende que sean tres raciones diarias y para siem-
pre; pasados unos días, reclamamos los capitanes y se
corta el abuso. Es un fresco integral e incluso presume de
serlo: nos cuenta que en su regimiento en Lérida hacía decir
a sus soldados si eran fumadores o no, para quedarse con
las raciones de tabaco de los que no fumaban; aquí, cuan-
do llegan las cantinas mensuales, antes de repartirlas por
las compañías, elige lo que a él le apetece; cuando vino el
teniente coronel Robles Pazos se trajo unos paquetes de
café y los dejó para usarlos en el puesto de mando; a los
poquísimos días se había terminado el café y tuvo que escri-
bir a su familia para que le mandasen más; de pronto, una
noche, entró en el dormitorio del coronel y se encontró con
que él solito se estaba tomando su taza de buen café; había
acaparado para el solito el café que el teniente coronel
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 133
había ofrecido para la plana mayor; tenía las bolsas de café,
debajo de su cama. Para no faltar a su costumbre, el día
que vino a vernos se puso a llover, me pidió prestadas dos
lonas individuales y de ellas nunca más se supo.
El teniente coronel Robles Pazos no viene por las posi-
ciones; lo que hace es invitarnos por turno a los capitanes
a su puesto de mando. La visita es agradable porque se
puede ver Krassnyj-Bor y, además, él tiene en su bunker una
"mujer de limpieza", que es una rusa joven, alta y rubia,
guapa y que no es sólo para la limpieza; se nota, porque le
molesta incluso que la miremos con insistencia. Acabará
casándola con el intérprete (que, como es ruso, puede
casarse con ella) para así poderla traer a España. Lo malo
es que, una vez aquí, las cosas se le complicaron y acabó
devolviéndosela al desgraciado "de su marido".
Una de nuestras patrullas nocturnas se encuentra con
que, entre las dos líneas, existen los restos de un viejo san-
Caricatura del capitán
tuario (está tan "planchado" que no se nota casi allí hubo Pardo (Archivo del autor)
alguna edificación) y se traen iconos; me regalan uno con la
imagen de San Serañn.
Ha llegado a la División el general Esteban Infantes; los
rumores dicen que viene a relevar al general Muñoz Gran-
des, pero lo cierto es que se queda de segundo jefe de la
División. Recorre el frente y se limita a ver y tomar nota de
lo que le decimos: recoge nuestras peticiones y nuestras
opiniones, pero nada más.
Otro día viene un capitán del estado mayor de la Divi-
sión, Jorreto Múgica, el jefe de la tercera sección, y ese es
más explícito; pregunta y toma nota de nuestras necesida-
des y nuestras peticiones, pero también nos cuenta como
está el resto del frente de la División y que es lo que tienen
los rusos frente a nosotros: nos promete ayudas concretas
y nos aconseja sobre trabajos para mejorar la posición.
Así va transcurriendo la primera quincena de septiem-
bre, sin más que tres heridos y alguna alarma que no se
134 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Listo para hacer fuego
(Foto P-KdAB)
confirma, pero que si es fundada. Una noche al recorrer los
puestos, un centinela me dice que están cortando la alam-
brada, el oye los característicos clics, pero yo no oigo nada.
Para tranquilizarlo le digo a mi enlace: tira una bengala y
efectivamente, a su luz se ve a tres rusos que salen
corriendo.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 135
Me dicen los enlaces que mis salidas van a terminar un
día en catástrofe; que ya dos veces han estado a punto de
dispararme nuestros propios soldados y que me salvé una
vez, por la gorra de alpino que me pongo algunas veces, y
otra por mi caña de trece nudos; se trata de un antiguo bas-
tón de Java de mi padre, que se rompió y le quedaron trece
nudos justo en uno de sus trozos; lo uso como puntero. En
vista de eso les prometo que llevaré siempre la gorra de
alpino y la caña de trece nudos. Cuando la salida es previs-
ta, no hay pegas; se avisa a los pelotones próximos lo que
se va a recorrer y la hora, y todo resuelto. Pero cuando un
centinela se empeña en que "allí hay alguien" y hay que con-
vencerlo de lo contrario, lo mejor es salir con él y llegar
hasta el campo de minas; a un soldado novato le impresio-
na mucho la primera vez que, no sólo salta el parapeto, sino
que atraviesa la alambrada; le parece una aventura maravi-
llosa y es mejor que lo haga con alguien que le inspire con-
fianza. Pero el centinela de al lado, si no lo sabe, puede
reaccionar violentamente. Si hay unos rusos y salen corrien-
do, y se sale tras ellos, la confusión puede ser peor. lleva-
ré la gorra de alpino y la caña de trece nudos.
¿Davan?, Portolés, Gar-
cía Calvo, Cosculluela,
en el Puesto de Mando
de Portolés.
136 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Actividad en Krasny-Bor
En la noche del 13 al 14 de septiembre de 1942, cuan-
do voy a dar una vuelta por los centinelas, el primero, el que
está casi a la salida de mi bunker, dice que están cortando
la alambrada; nos quedamos en silencio y efectivamente se
oyen las tijeras corta-alambres. Mando dos enlaces, uno
hacia cada lado, para avisar a los pelotones próximos y a
los alféreces. En cuanto vuelven preparamos la reserva de
granadas y lanzamos una bengala de iluminación (con para-
caídas). No se ve nada, pero no nos tranquiliza eso porque
los hemos oído; es que se han pegado muy bien a tierra y
no los distinguimos; apenas se extingue la bengala, se lan-
Primera Cruz de Hierro zan el asalto con granadas de mano y nos hieren a toda la
(Foto P-KdAB)
plana mayor de la compañía. Y lo que es peor, nos vuelan
nuestra reserva de granadas de mano, pero logramos recha-
zarlos y, a la luz de otra bengala, hacer fuego sobre ellos
cuando se van. Dejan en nuestro poder tres cadáveres den-
tro de la posición y dos más en la alambrada; dos subfusi-
les ametralladores, granadas de mano y otros efectos.
Nuestras bajas son: tres heridos evacuados y cinco sin eva-
cuar, entre estos últimos Rubio y yo. A Tito Martínez Úbeda
hay que evacuarlo y me quedo sin más oficial en la compa-
ñía que Coig.
Por esta acción me citan como "muy distinguido" y me
proponen para el Avance en la Escala por tercera vez y para
la Cruz de Hierro.
Se evacúa a los heridos, recogemos algunas granadas
de mano de nuestra reserva que aún pueden servir (no
hacen explosión por Simpatía y las que no se han roto, aún
servirán), apagamos el incendio que se ha producido en un
bunker de la plana mayor y aprovechamos esta coyuntura
para dar por destruidas unas mantas y alguna cosilla más
que nos hace falta; han destruido algo del bunker, pero no
tanto como decimos en el parte.
Los cadáveres que recogemos no llevan insignias ni
documentación; en este frente, y creo que en otros también,
UN AÑO EN LA D,V,S'ÓN AzUL 137
los rusos que entran en acción van inidentificables en cuan-
to a su rango y su personalidad. Sólo llevan el naranjero (el
subfusil), los cargadores, una bolsa con munición a granel,
colgada del cinturón y las granadas de mano.
Se oye jaleo también a derecha e izquierda; han dado
tres gOlpes de mano simultáneos, uno en cada compañía
del batallón y el nuestro, justo sobre el área del puesto de
mando de la compañía.
Todos nuestros heridos son de granadas de mano; la
mía en el cogote y el cuello por detrás. Me molesta, pero no
puedo irme, porque sólo quedamos dos oficiales en dos
kilómetros de frente.
Al poco rato, vienen unas camillas de la décima (de Por-
tolés) con heridos; el más grave es Cosculluela, un teniente
de Barbastro, muy bueno y que morirá en el hospital; era
brusco y mal hablado, pero un magnífico oficial y sus solda-
dos le adoraban.
Por la mañana, baja a verme el médico (Lesta) y me
dice que debo evacuarme; como no es posible, me saca
algunas metrallas con las pinzas y me desinfecta; dice que
como casi todas las metrallas son pequeñas y están bas-
tante superficiales, me darán la lata, pero irán saliendo
solas.
El día 15, otro golpe de mano, que es rechazado desde
su iniciación y sin bajas, al menos por nuestra parte. Si
ellos las han tenido, se los han llevado.
Como tenemos algunos tramos de pOSIClon con la
alambrada tan destrozada, que es como si no existiese,
pedimos que nos la renueven. Viene Fito Castañeda (Adolfo
Castañeda Cajiga), nuestro zapador "particular", el que ya
parece como si fuera uno más de nuestro batallón, y aún de
la novena, y dice que aquí no hay quien salga a poner alam-
brada con piquetes hincados. Habla con su capitán, Núñez,
y resulta que éste es un problema bastante generalizado.
Montan un taller detrás de nuestras posiciones, para la con-
138 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
fección de caballos de frisa, y nos pondrán delante de la
posición "un kilómetro" de caballos de frisa, para sustituir
la alambrada que falta o está inútil; eso llevará bastante
tiempo el fabricarlo, pues tienen que partir de talar pinos y
hacerlo todo; sólo recibirán alambre de púas y horquillas.
El 18 de septiembre realizó una potente concentración
de artillería y morteros sobre nuestra posición; la clásica
exhibición rusa de fuego con combinación de calibres. Los
fusileros (Pijota) constituían un arma del ejército ruso, pero
sus morteros (bombimiot) pertenecían a otra arma distinta
o, al menos, eran una especialidad y tenían unidades de
morteros con compañías de 50, 81 Y 120 mms. Los de 50
proporcionaban un fuego incesante, los de 8110 reforzaban
y los de 120 hacían que no se pudiese confiar, pues, entre
tanta explosión, algunas (las de 120) eran muy efectivas, y
estas concentraciones eran muy molestas. Con la artillería,
hacían algo análogo: junto a una lluvia de proyectiles de
76,2 se mezclaban algunas explosiones de 203 y no era
nada agradable recibirlas. Llegué a pensar ese día en un
ataque enemigo, pues la persistencia del fuego fue tal que
parecía la preparación de algo; pero no fue así; como habí-
an empezado, terminaron y no hubo más. Nos hicieron tres
muertos en la compañía y cuatro heridos de los agregados
de ametralladoras.
Durante la concentración, me llamó el comandante
Reinlein: habían localizado algunas de las baterías que nos
disparaban y podían hacer contrabatería; yo le dije que me
parecía muy bien, pero que organizarían una escalada de
fuego entre ellos (la artillería pesada rusa haría contrabate-
ría sobre ellos) y los perdedores máximos seríamos noso-
tros; yo preferiría que batiese las posiciones de la infantería
rusa; si estaban preparando un ataque, sería una buena
contrapreparación, y si no era así, al menos castigaría a los
infantes rusos y ellos se encargarían de pedir el cese del
fuego de su artillería; creo que hizo las dos cosas.
Al día siguiente, el 19, nos dieron otro golpe de mano,
que fue rechazado con facilidad y dejaron en nuestro poder
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 139
Puesto de mando (Foto P-
KdAB)
cinco cadáveres, un fusil automático y otro armamento y
material. Nuestras bajas fueron dos heridos. No pudimos
hacerles más porque nos quedamos sin bengalas y a oscu-
ras tuvimos que dejar que se retiraran tranquilamente; por
otra parte, nuestra dotación de granadas de mano, empe-
zaba a ser escasa. Nos limitamos a rechazarles.
Otro día sucedió algo raro: la artillería rusa tiraba sobre
nuestra posición, pero con explosiones en el aire, muy
altas; nos regaba de metralla, pero nada más; primero
pensé en fuego antiaéreo, pero no había aviones volando;
luego llamé a Reinlain para hablarle de aquello; me dijo que
no iba por nosotros, sino que estaban haciendo una correc-
ción por el retículo tangente, para tirar a nuestra retaguar-
dia; cuando no pueden verse las explosiones en el objetivo,
140 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
se materializa la trayectoria, se elige un punto alto de ella
para realizar las explosiones y se apunta a ese punto desde
dos observatorios laterales; cuando las explosiones se pro-
ducen en la intersección de las dos visuales, el tiro ya está
corregido; efectivamente, hicieron unos cuantos disparos
espaciados y luego nos dejaron en paz.
El 26 de septiembre, nuevo intento de golpe de mano
ruso; el cabo Soto (Juan Soto Rodríguez) está de patrulla en
ese momento y es el que se entera del síntoma clásico:
están cortando la alambrada; no dice nada; no da la alarma;
con el centinela y su patrulla, se dispone a rechazarles;
piensa que llevamos unos días muy movidos y que es mejor
dejarnos descansar; abre fuego e inmediatamente sólo se
lanza hacia adelante, a por las sombras que se veían y hace
un prisionero; los demás huyen; cuando llegamos allí ya
está todo liquidado y sólo con su prisionero; en el puesto de
mando del batallón declara que venía sólo y dispuesto a
pasarse. Yo no lo creo, porque Soto es un hombre honrado
e integro, incapaz de mentir; tiene ya la Cruz de Hierro de
Segunda Clase y está propuesto para la de Primera por lo
del día 14 y la recibirá pronto. Pero el prisionero insiste en
su declaración y oficialmente consta como pasado y no ha
habido acción de guerra, ni Soto ha combatido cuerpo a
cuerpo. Yo sigo sin creerlo. No se inventaron lo del corte de
alambrada, ni el que se vieron tres o cuatro sombras
corriendo, pero así queda todo: el 26 de septiembre de
1942, un pasado a nuestras filas.
Realmente, si la primera quincena de septiembre fue
tranquila en este frente, que nos habían dicho que era tan
activo, la segunda quincena nos ha demostrado la certeza
de lo que nos dijeron. Aparte de todo lo relatado, hay la can-
tidad de veces que nuestras patrullas volvieron diciendo que
habían oído patrullas enemigas próximas a ellas. Las patru-
llas que enviamos las compañías no son para combatir, sino
para reconocer; sus misiones son tener al día la alambrada
y el campo de minas (que los rusos lo revuelven mucho),
reconocer puntos sospechosos y descubrir asentamientos
de armas enemigas y puestos de centinela y escucha; para
dar golpes de mano, está la sección de asalto del batallón.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 141
Además de la actividad, mayor de lo normal porque los
rusos achuchan y porque no tengo más oficial que Coig (que
está en mi antiguo bunker de Krassnij-Bor), estos días me
molesta la herida del cuello y por las tardes tengo fiebre y
frío; no nos han dado aún la ropa de invierno y cuando salgo
a montar el servicio de noche, cosa en la que me gusta
intervenir personalmente, o a recorrer los puestos, tengo
que ponerme el capote y echarme una manta por encima y
me canso; con frecuencia tengo que agarrarme del brazo de
un enlace.
Central telefónica (Foto
P-KdAB)
142 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Una semana de paz, que me viene muy bien para repo-
nerme algo, y el día 8 de octubre, por la tarde, una llamada
telefónica del jefe del batallón: para allá va Don Agustín;
salgo a recibirlo hacia el camino cubierto que va al batallón
y ya está llegando; viene acompañado nada más que por un
teniente del cuartel general.
Primero a mi bunker, a informarse de todo; le hablo de
lo deficiente de la fortificación; cuando estuvo Jarreto ya
hablamos de ello y estamos trabajando todo lo que pode-
mos, pero queda mucho por hacer y me anima a que traba-
jemos más; me dice que el soldado tiende a la vagancia y
hay que achucharle, que es por su propio bien y por su segu-
ridad; le hablo de nuestra escasez de granadas de mano y
de nuestra penuria de bengalas de iluminación; en el último
golpe de mano ruso tuvimos que utilizar bengalas sin para-
caídas e, incluso, de colores para iluminar mal y dejárnoslos
escapar; les hicimos cinco muertos y cogimos un fusil, cuan-
do los teníamos en la mano para aniquilarles; me promete
mandarnos bengalas y lo cumple (no le digo que el batallón
ya me ha enviado un buen paquete); en cuanto a las grana-
das de mano, me dice que tenemos que acostumbrarnos a
luchar como los alemanes: a base de bengalas y ametralla-
doras. Efectivamente, en cuanto en un sector alemán hay
una alarma nocturna, todo el mundo tira bengalas y baten
con tiros muy rasantes el terreno con todas las armas auto-
máticas, pero el soldado español, todos nosotros, nos sen-
timos más a gusto lanzando granadas y, si es posible,
cogiéndolos y no dejándolos escapar. Rechazarlos sin más,
no nos satisface, queremos quedarnos con sus hombres
(vivos o muertos) y con sus armas; insiste en que los ale-
manes se quejan de que gastamos los españoles muchas
granadas de mano y poca cartuchería, y yo le insisto en que
somos distintos y que, igual que nuestra ración de pan es
diferente de la alemana, debe de serlo nuestra ración de gra-
nadas de mano; acaba diciéndome que hará lo que pueda;
de acuerdo con sus normas ya clásicas, me habla muy bien
de los capitanes que estamos en línea (sus capitanes) y muy
mal de la gente del cuartel general, a la que el llama "los
hebreos", y al cuartel general, "la sinagoga". En cuanto sal-
gamos a ver la tropa, me compensará de estas alabanzas.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 143
Me dice que quiere vivir mi vida unas horas para cono-
cerla y le digo que ahora la gente se está levantando (dor-
mimos de día); se pone a trabajar hasta que anochezca, que
montaremos el servicio nocturno y recorreremos toda la
compañía y el primer pelotón de la décima y de la once en
los flancos.
Prefiere salir antes y, al ir a hacerlo, el asistente me
trae la manta, que rechazo; pregunta porqué y un enlace
mío le explica lo de la fiebre y el frío; me pregunta por qué
no me evacúo y le digo que porque tengo una sección man-
dada por un sargento y dos pelotones mandados por cabos.
Me promete buscar algún oficial para la compañía y que
entonces me iré unos días al hospitalillo o al cuartel gene-
ral a reponerme.
Salimos y empieza lo de siempre: ve a los soldados tra-
bajando y me dice que no los fatigue tanto, que los vaya
destrozar, que trabajen menos, que también tienen derecho
a descansar (bien alto como es natural, para que lo oigan
ellos); entra en un bunker de tropa y dice que no les pide
coñac, porque supone que no tendrán, que le daré una copa
yo, que seguramente tengo mucho; menos mal que un cabo
le contesta que ellos tienen más coñac que yo, porque el
mío se lo doy a los centinelas cuando recorro los puestos.
Efectivamente, en cuanto ha empezado a refrescar, he
adquirido la costumbre de que un enlace lleve una botella
de vodka y otra de coñac (las compro en la cantina y no
tengo que darles mi ración) y un cartucho pequeño de ben-
gala sin paracaídas; son de aluminio y resultan una ración
justa; los soldados dicen que les doy" un bengalazo". lle-
gamos a un antitanque al que le falta una pieza del escudo,
que se rompió, y enseguida empieza a decir que como
puedo dormir tranquilo exponiendo a ese peligro a los sir-
vientes del antitanque; le aclaro que la pieza la quitaron ayer
y la traen mañana; que de eso se encarga la compañía de
antitanques y que allí tiene al sargento que sabrá más que
yo del asunto; el sargento le dice lo mismo que yo, pero él
ya soltó su puyita.
144 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Al caer el día, me acompaña en la "ceremonia" del
montaje del servicio de noche; comprobar que cada centi-
nela sabe todo lo que debe y más; comprobar que la 10 y
la 11 han montado el servicio en los pelotones más próxi-
mos a nuestra compañía; decir a las patrullas qué armas
enemigas no están bien localizadas para que, si tiran, loca-
licen sus fogonazos lo mejor posible; decirles todo lo que
normalmente les digo y algunas cosas que ya me callo por-
que las saben de memoria pero, como hoy está el general,
hacemos el número completo. Volvemos al bunker, nos
tomamos unas copas, charlamos y, ya de noche oscuro,
vamos a dar una vuelta por los centinelas y al llegar al cami-
no del puesto de mando, se irá el general; él no quiere, pero
organizo a mi modo la comitiva; en vanguardia Coig y su
enlace (no trae más que uno), detrás dos de mis enlaces,
luego el general y yo, el resto de los enlaces, el teniente del
cuartel general y todo el pelotón de asalto como escolta,
que no es cosa de exponerse a que hoy nos pase algo y se
nos lleven al general.
Llegamos al camino cubierto, se despide el general, se
empeña Coig en acompañarme a mi puesto de mando en el
recorrido de su sección y así lo hacemos; nos despedimos,
se vuelve y, no había andado ni cien metros, cuando se
arma el gran lío de tiros y granadas de mano por donde iba
Coig. Vamos corriendo con el pelotón de asalto y los enla-
ces y vemos a la luz de una bengala que se nos llevan a
Coig y el Malenky; salimos detrás de ellos, se oye una explo-
sión de granada de mano donde está Coig y los dos que se
llevaban al enlace (el Malenky: José Ignacio Cuenca Díaz, 16
años) salen corriendo. El Malenky viene corriendo hacia
donde está Coig y allí vamos nosotros; él y los dos rusos
están en un charco, mezcla de agua y de sangre. Al no poder
escaparse, ha sacado Coig una granada de mano del bolsi-
llo y la ha tirado entre sus propias piernas; el está- herido,
no quedará bien de una pierna y los dos rusos muertos;
además, Coig tiene tres puñaladas que le dieron en la espal-
da al cogerlo. El Malenky estaba luchando desesperada-
mente por soltarse de los que lo llevaban y al ver que íba-
mos nosotros se animó más; les pateó, les mordió; todo
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 145
,
}\~~.!~ e~ ~t~ ~ ~..:~ JJ. J _~ ~ .
,
.,.1ot T.tAl
~~iv.·~ ~t- R~ Brif t~r!' ;~ 'J~ ~2t nét~ 6wM~.
tA4-""' . . { l'
!60..eu\""-
\ ... 'Z.,
!
.. t
S' t.l.
tr
! 1
1..
":.
~ ~~
.c
1f'. $ec.e' ,
I 4- l' 1{ lf 1:i
i'L l'~i\-l
I l
" " '1.6 l~
..~
te
-+---
'"~i ~(
iL-t~ .~ qtt. ¡¡ '1. I
~
menos que se le llevasen y entre sus esfuerzos y nuestra Estadillo de la Novena el
28 de septiembre de
presencia, logró soltarse y venir corriendo; en la lucha pier-
1942 (Archivo del autor)
de dos dientes; les ha debido morder hasta en el arma-
mento; disparamos sobre los dos que huyen y cae uno, el
otro se escapa.
Dejan los rusos en nuestro poder tres cadáveres, un
subfusil, cuatro fusiles individuales, dos tridentes busca-
minas, dos tijeras cortaalambres, granadas de mano y un
cuchillo corto, probablemente, con el que apuñalaron a
Coig. Nuestras bajas son dos heridos evacuados y otros dos
sin evacuar.
Probablemente, cuando pasamos la primera y segunda
vez, ya estaban en el parapeto de tepes, pero como éramos
muchos, no se atrevieron a hacer nada. Al regresar sólo
Coig y su enlace, actuaron.
Causa baja Coig; menos mal que hace unos días se
incorporó Moret, procedente del hospital.
Me comunican que ya está terminada la alambrada;
hay que montar la operación para colocarla ¡en una sola
noche!, un kilómetro de caballos de frisa. Es necesario man-
tener la noche tranquila y discutimos mucho si convendría
organizar primero un buen tiroteo, porque después de uno
146 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
de estos nos callamos más todos y, sobre todo, desapare-
cen las patrullas de uno y otro lado y así lo hacemos para
evitar encuentros desagradables. Hecha la calma, adelanta-
mos patrullas nuestras al mismo paso a que avanzan los
zapadores llevando sus caballos. Los llevan todos simultá-
neamente y los colocan de una vez en su sitio; ahora falta
amarrarlos unos a otros, pero eso ya se puede hacer con
menos hombres y pueden trabajar tumbados. Se lleva unas
horas la operación, pero termina felizmente y mucho antes
de que amanezca ya nos hemos retirado todos. Ya tenemos
alambrada en toda la posición.
El 12 de octubre, cuando estábamos desayunando,
oímos de pronto una concentración muy fuerte de artillería y
morteros; salgo del bunker y veo que es en la décima; dura
sólo unos minutos y, al disiparse el humo, veo que están
asaltando la décima compañía. Voy corriendo con el pelotón
de asalto y el de reserva hacia "El Bastión"; el espectáculo
es impresionante; han entrado los rusos en "El Trincherón";
"El trincherón" es una zanja muy amplia, que en sus tiempos
debió ser antitanque, y ahora es la trinchera de la décima
para la sección que enlaza con nuestra compañía; está en la
caída oeste del "Bastión", que nos lo están rebasando; orga-
nizo la defensa del flanco y ordeno desguarnezcan el extre-
mo oriental de la novena y me manden un par de pelotones;
mientras hacemos esto, veo lo que está pasando; cómo un
par de compañías se han lanzado contra la décima y, al
menos, una sección ha rebasado "El trincherón"; se ve en el
centro del despliegue a un oficial ruso (se le distingue per-
fectamente por sus calzones azules, los calzones azules y
las botas de piel de Rusia fina, típica de los oficiales rusos
elegantes); con una varita en la mano, con señales casi
imperceptibles, mueve perfectamente a sus pelotones. Han
levantado el campo de minas de Portolés casi completa-
mente; las minas están en montones perfectamente coloca-
das y bien visibles; en una noche, los zapadores rusos han
levantado casi tres mil minas; cuando voy a intentar la
entrada en "El Trincherón "con mis pelotones, veo que viene
la sección de asalto del batallón sobre él, así es que desis-
to de meterme yo también, para no complicar la situación.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 147
~JJ>})~N
F"~fntCl~
It H f..IJ: R('} ""t
LEBENSMlnELKAR
fOl SELBSTVERPfLEGER \ le> J
G01ttg ....o.tl" ~
c..,
O
~oMJD~ ~N ~
~
tJ¿ TOW19 -1
__ l.P. -
:_:'::.:~ ..... ..
. , %111 • • • • • "... . . .... 06w._ le.
,.... ........
-
Los rusos retroceden y entonces veo por primera vez una Cupones de racionam ien-
to en Francia yen Letonia
escena que ya conocía por nuestra guerra y por ésta, pero
(Archivo del autor)
que nunca había podido contemplar como ahora; al acercar-
se a sus posiciones, se ponen en pié en el parapeto unos
individuos con subfusiles y los ametrallan; no tienen más
remedio que volver a atacar; nosotros aprovechamos para
batirles de flanco y les hacemos muchas bajas; el trincherón
que tenían, lo han perdido y ya no lo recuperan; se ha resta-
blecido la situación, pero el ataque sigue.
148 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Vaya ver a Portolés para saber en que puedo ayudarle
y me pide munición; le doy 100.000 disparos. Luego esto
me creará complicaciones porque le he dado "más de las
que tenía" y no quieren reponérmelas; habrá que sacarlas
una vez más poco a poco y mintiendo en los partes.
Portolés nos cuenta lo sucedido: el también estaba
desayunando y charlando con el sargento de la plana mayor
y el furriel; de pronto, la concentración que he mencionado
y el asalto a su posición y sale con su plana mayor, contra-
atacando con más voces que fuego; mientras está fuera lle-
gan los rusos hasta su bunker; allí está sólo el radio al que
había ordenado que informase al batallón de lo que pasaba
y así lo hizo constantemente; cuando llegaron los rusos,
dando prueba de un valor heroico y sereno, superior a cuan-
to pueda describirse, ni se defendió, siguió informando, dijo
que llegaban hasta él y, cuando estuvieron dentro del bun-
ker, metió el pié en la radio y la destrozó; su cadáver esta-
ba cosido a bayonetazos. Pero los rusos, en lugar de avan-
zar más, se dedicaron a saquear los bunkers y a tomarse el
desayuno de los nuestros y la situación pudo ser restable-
cida en pocos minutos.
Me vuelvo inmediatamente a mi posición y, al llegar,
cae sobre "El Bastión" una concentración muy densa de
artillería; pero es artillería "nuestra"; los disparos vienen de
atrás; busco al sargento de Artillería y no aparece; ya me
han herido a un soldado y me han volado un "nicho" de
munición. Entre la maraña de cables telefónicos que hay por
la trinchera, distingo uno de artillería (es distinto que el
nuestro), pido un teléfono, lo empalmo allí mismo sobre la
marcha y llamo; ha habido suerte, me aparece al teléfono
Reinlein 31 en persona y le digo quien soy, que está batiendo
"El Bastión" donde estamos nosotros; me contesta muy
seco que tiene sus medios de información y que sabe per-
fectamente a donde tira, que me calle y le deje en paz, corta
la comunicación y sigue el fuego. Vuelvo a llamar y le digo
indignado quien soy, donde estoy y que lo que se perdió y ya
se ha recuperado es "El Trincherón", pero no "El Bastión";
esta vez se convence y hace alto el fuego.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 149
La actividad sigue por la tarde; Portolés ha contraata-
cado y ha llegado cerca de las posiciones rojas, pero, al vol-
ver, le han quedado entre las dos líneas dos cadáveres y un
herido, la recuperación le cuesta nuevas bajas y, al final, los
recupera él personalmente, uno a uno. El general Muñoz
Grandes concede a Portolés la segunda Medalla Militar, por
teléfono, esa misma tarde.
Cuando todo se ha calmado, le cuento al jefe del bata-
llón lo sucedido con Reinlein y le anuncio el envío de un
parte por escrito. Nuestra artillería nos ha causado tres heri-
dos, nos ha destrozado algunas casas, ha entorpecido
nuestra ayuda a Portolés (entonces le estábamos municio-
nando) y no le ha apoyado a él, que lo necesitaba, al tirar
contra nosotros; además se le ha advertido de lo que pasa-
ba y no ha hecho caso la primera vez, a pesar de saber
quien le hablaba.
Luego averiguaremos lo sucedido; el sargento de arti-
llería de la radio, al ver la que se había organizado, llamó a
Reinlein y le dijo que se había perdido "El Bastión" (o le dijo
"El Trincherón" y Reinlein entendió "El Bastión") y por eso lo
batió inmediatamente.
Al día siguiente, me llama García Calvo para decirme que
Reinlein siente mucho lo sucedido, que reconoce su culpa y
que quiere invitarme a comer para disculparse; le digo que
rechazo la invitación, que vaya al hospital y se disculpe ,con
los heridos y que luego le invitaré yo a él; García Calvo dice
que nos invita él a los dos, pero también rehúso. Al final me
pregunta que hace con el parte y le digo que lo que le dé la
gana; creo que no lo cursó y así quedó la cosa. Reinlein envió
a un oficial al hospital con obsequios para los heridos.
El día 19, ya de noche, me llaman urgentemente del
cuartel general; el general Muñoz Grandes quiere verme;
creen que me va a enviar a España con permiso, pero no lo
saben; sólo ha dicho que me presente a él en su puesto de
mando; digo que no puedo por falta de oficiales y me dicen
que envía un oficial ese mismo día y, probablemente uno o
dos días después, un capitán a la compañía.
150 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Preparo mis bártulos para salir de viaje y lo digo al
batallón, donde ya les acaban de comunicar la noticia.
El permiso
El 29 de octubre de 1942, dejo a mi novena, voy al
puesto de mando del batallón a despedirme de García Calvo
y me dice que Reinlein me está esperando en el puesto de
mando de su grupo, con un coche, para llevarme al cuartel
general. Quería hablar conmigo y ser él el invitante y lo ha
conseguido; no puedo hacer la grosería de decirle que no y
además los heridos se curan bien; no puede durar un ren-
cor toda la vida
En el camino, charlamos Reinlein y yo de lo sucedido y
me da toda clase de explicaciones; reconoce su culpa.
Pasamos por uno de los palacios imperiales, cuyos jardines
son famosos, pero no podemos entretenernos; de pequeño,
no sé porqué, una de las ilusiones de mi vida era conocer
los jardines de Tzarkoie-Selo y ahora pasamos de largo ante
la verja de ellos.
Llegamos a Pokroskaja, donde está el cuartel general,
y me dicen que el general me invita a comer y me verá enton-
ces, pues ahora ha salido al campo, que me aloje donde
quiera; lo hago en una casa medio rota, pero que tiene una
cama y una estufa.
Doy una vuelta por Pokroskaja, que no tiene nada de
particular, sino que está muy bombardeado y todo medio
roto y, a la hora de comer, al puesto de mando del general;
me recibe antes de comer y charlamos; hace unos cuantos
elogios de mí; cuenta que el día 8 se salvó por los pelos;
me dice que mi compañía es magnífica y que por lo del día
8, pensó en darme sobre la marcha, la Medalla Militar Indi-
vidual, pero que como tengo ya tres propuestas de Avance
en la Escala, lo que más me conviene es tener la cuarta y
ascender por méritos de guerra; que ya le ha dicho al jefe
del batallón que me haga la cuarta propuesta para abrirme
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 151
el expediente. La realidad será que por el día 8 no tendré ni
una mención en el parte, que luego me propondrán dos
veces más para el Avance en la Escala, pero será ya bajo el
mando de Esteban Infantes; que se pelearán los dos gene-
rales y siendo tres propuestas de uno y dos del otro, no veré
el Avance por ninguna parte.
Pasamos al comedor y yo, como es natural, me vaya
un extremo de la mesa; el general hace que se levante el
jefe de estado mayor (a su derecha) y me cede su sitio; para
sentarme allí, me llama héroe y no sé qué más; siempre
igual, haciéndose el simpático a costa de un superior.
Correo (Foto P-KdAB)
152 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Me dice que me va a dar permiso y le digo que no lo
necesito, que ya estoy bien. Entonces me dice que no tengo
más remedio que ir a España, porque me envía en comisión
de servicio: mi misión en España será doble: ver a su hijo,
que está enfermo, para informarle a mi regreso de cómo
está y pasar un mínimo de un mes con mi padre. Como es
natural, en el fondo de mi alma, estaba deseándolo y,
pudiendo volver a mi compañía al regreso, me agrada
mucho el plan que me propone.
Me dan una plaza en el avión español de enlace con
Berlín y los billetes para el ferrocarril para el viaje hasta
Hendaya y regreso.
A la mañana siguiente, día 22, muy temprano, aún de
noche, me llevan al aeródromo de Krassnoj-Wardejsk (Gatts-
china), que es una explanada de tierra desigual y medio
helada, y allí está un viejo Junkers trimotor para llevarme a
Berlín. Llevo en mi equipaje tres reliquias: el guión de la
compañía, para pasarlo por la Virgen del Pilar, el subfusil
ruso con el que nos dispararon el 2 de agosto y que le quité
al prisionero y un disco con la canción de Katiuscha, que es
casi el himno de nuestra compañía; el disco se rompe en el
camino y tengo que tirarlo.
Subo al avión y me ponen en un asiento, en cuya ven-
tanilla hay una pistola ametralladora, montada con una rótu-
la en el cristal; me encargan que si somos atacados por
cazas, dispare con ella. El vuelo lo hacen bajísimo, casi
rozando las copas de los pinos; al atravesar el lago Peipus,
parece como si voláramos sobre el mar, pues al ir casi por
el agua, no se ven sus orillas. Hacemos una pequeña esca-
la en Riga y otra mayor en Konigsberg para comer; allí
vamos al bar de oficiales del aeródromo, que tiene un deta-
lle curioso; el que se ve ya un poco trompa y no está segu-
ro de mantenerse con la corrección debida, baja a otro bar
que tienen en el sótano; allí termina su juerga húmeda y hay
camillas para llevárselo a dormirla.
Ya de noche, llegamos al aeródromo de Werneuchen en
Berlín y me llevan al hotel Central. El día 23 en tren a Hof,
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 153
para cambiar el uniforme alemán por el español; al llegar al
tren, no hay asientos de segunda clase y tengo que subir en
primera; en Alemania, viajan en primera los generales y
coroneles, en segunda el resto de los jefes y oficiales y en
tercera los suboficiales y tropa; vamos al mismo departa-
mento, un teniente del Africa Korps y yo; unas estaciones
más adelante, viene un Feldgendarme a comunicarnos que
ya tenemos asientos en segunda clase; el de Africa Korps
se niega a trasladarse y yo me voy; muy amable, el Feld-
gendarme me lleva la maleta y me deja en mi sitio de segun-
da; a la estación siguiente, aparece el teniente de Rommel;
el Feldgendarme no le dijo nada, pero dió parte y en la esta-
ción siguiente subió un jefe de la pOlicía militar que le obli-
gó a cambiarse.
El 24 salgo de Hof y el 26 llego a la frontera de Hen-
daya; allí paso mis apuros, pues supongo que me quitarán
el subfusil; al llegar al mostrador de la aduana, abro la male-
ta y me muestro dispuesto a enseñarlo todo, pero me la cie-
rra el aduanero y no mira nada; a Irún y al tren de Madrid,
donde llego el 27. Lo que más me apetece, de momento, es
comer una ensalada con tomate, ver cine y bailar. Alegría en
casa, donde no había anunciado mi llegada.
Vaya la clínica de Aviación, donde están la mujer del
general y su hijo Agustinito, un chavalín de siete años,
enclenque y tuberculoso, que está hecho una pena, pero así
estuvo siempre su padre y vivió muchos años y, cuanto más
viejo, más fuerte; su madre me encarga mucho que le diga
a su padre don Agustín que el niño está estupendamente. 32
Como a mi reloj no le ha sentado bien la vida en Rusia,
y además lo tengo ya desde el bachillerato, decido com-
prarme otro y compro dos iguales, para regalarle uno a
Rubio, mi enlace.
El día 18 de noviembre, vaya Guadalajara, a presen-
tarme en mi regimiento, al que perteneceré dos años y
medio sin llegar a incorporarme (Rusia, hospitales y prepa-
ratorio de la Escuela de Estado Mayor, me tendrán siempre
\
154 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
fuera de él). Me presento al coronel Enanurado y Alvarez de
Castillón, que lo manda, y luego vaya presentarme a los
demás jefes; cuando entro a saludar a un teniente coronel,
le está interrogando el juez que le pregunta por dos mantas
y un cubrecargas que perdió en la retirada de Anual; su
declaración escueta es que tiene buena memoria, pero no
tanta. Me sugiere ésto el recuerdo de la diferencia radical
que hay en la administración de los dos ejércitos, el espa-
ñol y el alemán. En el ejército español todo recae sobre el
capitán de compañía y el coronel del regimiento; en el ale-
mán sobre los servicios; un capitán de compañía tiene sufi-
ciente con llevar un libro de alta y baja y el diario de opera-
ciones; una vez al mes, firma un certificado con el resumen
por decenas del libro de alta y baja yeso es suficiente para
responder de los haberes cobrados, las comidas hechas y
el material recibido; si no le reclaman entonces, el ya ter-
minó su misión administrativa del mes pasado y sólo vive el
presente. Luego, la Intendencia es la que intercambia pape-
les para que todo cuadre. En septiembre de 1939, al empe-
zar la 11 Guerra Mundial, la Intendencia alemana aun no
había liquidado las cuentas de la Primera y una de la pri-
meras órdenes de Hitler fue darlas por liquidadas. Si a
alguien en comisión de servicio le cumple una decena, la
cobra en la pagaduría más próxima y, como su capitán dirá
Felicitación navideña de
1942 (Archivo del autor)
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 155
que no la ha cobrado y devolverá el dinero correspondiente,
ya se encargarán los de Intendencia de ajustar las cuentas
de esa decena, no cobrada en Tiutizy, sino en Riga o en
París. Cada uno muere el día que Dios quiere, pero admi-
nistrativamente sólo hay muertos los días 10, 20 Y 30 de
cada mes.
El día 19 voy de Guadalajara a Zaragoza y llevo mi guión
a que lo pasen por la Virgen; el que está ante el camarín me
dice que sólo pasan medallas y otras cosas por el estilo,
pero no una toalla vieja y me vaya hablar con un canónigo
a explicarle qué es para nosotros esa toalla vieja de una
caído, con un trébol hecho del capote de otro caído (uno de
los dos murió propuesto para la Laureada) y que es el guión
de combate de una compañía de Infantería que está en
Rusia; el personalmente va al camarín y pasa el guión por la
Virgen delante de mí.
El 27 cumplo el mes junto a mi padre y quiero regresar,
pero me dicen que no puedo pasar sólo la frontera; está
prohibido y hay que pasarla con un batallón de marcha. Allí
me dicen que no saldrá el batallón de Logroño hasta un mes
después y que puedo volverme a Madrid, pero como mi comi-
sión de servicio junto a mi padre era por un mes como míni-
mo y he estado un mes y un día, me quedo en Logroño con
el batallón y me alojo en el hotel Comercio.
En vista de eso, el comandante Moreno de Vega y el
único capitán que iba, Carnana, se van de permiso y me
quedo mandando el batallón, del que me hago cargo el 4 de
diciembre. Así, en el empleo de capitán he mandado sec-
ción, compañía y batallón en el transcurso de pocos meses.
El batallón será el 19 de marcha en cuanto pase la fronte-
ra, ahora es batallón del regimiento 3 de relevo de la Divi-
sión Española de Voluntarios.
Mandando el batallón me cogen las fiestas de la Purí-
sima, que son muy animadas, pues para un batallón que va
al frente ruso todos son homenajes. Desfilamos por Logro-
ño; nos dan las autoridades una comida a los oficiales;
156 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
durante ella me ocurre una de las cosas más curiosas de
mi vida; el cuartel estaba en las afueras de Logroño y en él
se quedó, durante esa comida que nos dan, sólo el oficial
de guardia; todos los demás asistimos; pero, al empezar, el
alférez de guardia, con toda su cara, aparece en el comedor,
se presenta a mí y me dice: a sus órdenes, mi capitán, sin
novedad en la guardia y se sienta a comer.
El día 10, entrego el mando del batallón y me hacen un
encargo que no me agrada nada, pero es costumbre y no
tengo más remedio que aceptar; es la época del estraperlo,
en que una cosa son los precios oficiales y otra cosa muy
distinta los del mercado negro y, además, está muy genera-
lizado el comercio a base de trueque. Cada oficial pone cien
pesetas, con las que yo compro en Intendencia, arroz, azú-
car y café y a cambiar; por un kilo de azúcar (en Intendencia
8 pts., de estraperlo 29 pts.) me dan una docena de huevos
y así se van haciendo cambio y ventas y, al final, nos lleva-
mos comida y bebida para el viaje y se devuelve a cada uno
las cien pesetas que puso. A mí me da vergüenza hacer
esto, pero en Logroño viven unos Faci, amigos, que son pri-
mos de los de Zaragoza, y ellos, con un amigo suyo confite-
ro, me lo hacen todo; les doy azúcar, arroz y café y me dan
chorizo, huevos, vinos, licores, conservas y dinero para
devolver a cada uno lo suyo. Como supongo que esto mismo
lo hacen los suboficiales y, si puede, la tropa, en Logroño
debemos dejar una fama malísima. Ya sé que es normal
hacerlo entre la población civil, pero el intervenir nosotros
en este cambalache no me gusta nada.
El día 27 salimos de Logroño y pasamos la frontera
Irún-Hendaya el 28. Una vez pasada la frontera (dos meses
en España), ya no estamos ligados al batallón de marcha
hasta la llegada al campamento de Hof, que deberemos
hacer supuestamente con él, pero que haremos por nuestra
cuenta el mismo día. El tren militar va a tardar de Hendaya
a Hof cuatro o cinco días y nosotros, en trenes rápidos,
haremos turismo esos días; digo nosotros, porque pasamos
la frontera de Irún con el batallón, Vicente Ibarra y Eduardo
Ortíz de Zugasti, los dos capitanes de Infantería de mi pro-
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 157
moción de la Academia de Guadalajara, Manuel Chamorro
Areses, capitán médico, y yo.
El mismo día 28 cogemos el exprés de París; los trenes
civiles en Francia, llevan unos coches reservados, "nur für
Wehrmacht",33 en los que hay dos pasajeros por departa-
mento o poco más y se va cómodo y el resto para la pobla-
ción civil que va abarrotado; nos encontramos una pobre
familia que no puede subir al tren e intentamos meterla en
nuestro departamento, pero la policía militar (los Feldgen-
darmes) no nos dejan; está prohibido por razones de segu-
ridad, porque, aunque esporádicamente, en Francia hay
atentados.
En París, como yo estuve una vez allí a mis 17 años,
me toman por guía para dar una vuelta turística rápida;
pasamos cerca de nuestra embajada y se nos ocurre entrar
por si nos orientan algo, pero no sacamos nada en limpio.
Vamos al Trocadero, pero no contábamos con el barrio mili-
tar. En París hay un barrio acordonado, por el que está prohi-
bido el paso; en él está el mando alemán; pensamos que,
siendo militares, quizás nos dejen pasar y, al acercarnos,
nos encontramos con el oficial de guardia alemán que les
está diciendo a unos oficiales que no se puede pasar y les
enseña el letrero con el correspondiente Verboten; en vista
de eso nos damos media vuelta, pero el oficial alemán nos
llama; le decimos lo que pasa y nos dice que para nosotros
Trineo de transporte
(Foto P-KdAB)
158 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
no reza la prohibición; somos nada menos que españoles,
de la Blau División; ahí nada; los otros eran italianos,
pobres hombres cobardes y sin categoría; nunca tuvieron
los alemanes buen concepto de los italianos, pero después
de la escandalosa huida de hace unos días en el recodo del
Don, su desprecio por ellos es mayor.
Visitamos la torre, vamos a la tumba de Napoleón, que
da gusto verla ya sin las banderas españolas que antes
tenía (Hitler nos las ha devuelto), y paseamos un poco por
París. Una de las veces que vamos a coger el metro, vaya
pagar con marcos de ocupación y la taquillera los mira con
cara de asco; no tiene cambio; se ve claro el tono despec-
tivo; entonces le recuerdo que tenemos derecho a viajar gra-
tis y nos colamos; siempre hemos pagado, porque al fin y al
cabo, no fuimos nosotros quienes conquistamos París, sino
los alemanes, pero el desprecio no lo admitimos; una vez
en el coche del metro, se nos acerca un viejecito temblón,
casi llorando, con pelo y barba larga totalmente blancas y
nos dice: Perdónenme que me atreva a acercarme a Uds.;
soy Vil/alba, Vil/alba el rojo; mis compañeros no le hacen
mucho caso, pero a mí me da pena y le pregunto que quie-
re; se trata de que su hijo se ha enrolado en la División y él
quiere saber como le sería posible verlo a su paso por Fran-
cia; le hablo de dos posibilidades: Hendaya y un permiso de
su hijo en París.
La comida en París es rotundamente mala, así es que
decidimos buscar un restaurante o una tasca, que sean de
un español; lo encontramos y nos dan unos pepitas de ter-
nera magníficos, pero una cena nos cuesta dos mil francos,
es decir, 848 pesetas de entonces, que son muchas pese-
tas; en España eso no habrían sido más de cincuenta o
sesenta pesetas. Pero cenamos y bailamos, cosa que está
prohibida; voy completando mi récord de bailar en cinco paí-
ses donde está prohibido. Dormiremos en el hotel Carlton,s.
Al día siguiente, 29 de diciembre, nos vamos a Berlín;
en la estación hay jaleo; nos acercamos a la consigna,
donde se oyen gritos y es que unos oficiales rumanos han
pretendido saltarse la cola, no les han dejado y, en vista de
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 159
eso, han saltado por encima del mostrador para coger sus
maletas; mezcla latina de españoles e italianos, los ruma-
nos son buenos combatientes, pero poco disciplinados. Al
salir de la estación, vamos a coger un taxi y el taxista nos
dice que no le da la gana llevarnos; al volvernos para reac-
cionar contra él, ve la bandera de España en nuestras man-
gas y nos pide perdón; había creído que éramos italianos,
nos lleva en su taxi; decididamente, estos días los italianos
tienen mala prensa.
Hacemos un recorrido por la ciudad, pero sin sabore-
arlo; ninguno de los cuatro conocemos Berlín y andamos
despistados; en el hotel, un camarero, pretende café, jabón,
azúcar, o cualquier otra cosa por el estilo, para vendernos
una radio o lo que nos apetezca; no aceptamos el camba-
lache, pero el día 31, en el viaje de Berlín a Hof Saale, tene-
mos ocasión de recordar la excelente moneda que son esas
cosas. Al llegar al Speissen-Wagen, resulta que, en nuestro
turno, estamos un oficial de unidades acorazadas, otro de
estado mayor y iuna compañía de variedades! que va de
Berlin a Munich, al Deutsche Theater; sacamos unas cho-
colatinas, coñac, anís, Jerez, Málaga y café e invitamos a
todos los presentes; alguien saca una gramola y, el cama-
rero y la Transport-Führer, se escandalizan de la idea, pero
con dos copas se ablandan; cerramos con llave el coche-
comedor y organizamos un baile que dura casi todo el viaje;
al final, quedamos citados en München con las bailarinas de
la Compañía.
Charlo con el oficial de estado mayor y le pregunto
sobre el ambiente contra los italianos, me dice que son
unos cobardes y que no saben combatir; para ellos, aparte
de los propios alemanes, sólo somos buenos combatientes
los finlandeses, los rumanos y los españoles. Los demás
aliados, unos son flojos y otros pocos leales.
En Hof celebramos la entrada del año en el Struss Hotel
y el dos de enero nos vamos a München, al hotel Kaiser-Hof.
El 3 comemos con nuestras amigas bailarinas y por la tarde
al teatro; no hay entradas, pero hablamos con el director y
nos proporciona butacas; después de la sesión, a un chalet
160 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
de las afueras a bailar; llevamos nuestra reserva de comes-
tibles, bebidas y dulces para la cena y el día 4 a Berlín; al
piloto de nuestro avión lo han herido y tenemos que regresar
en tren. En Hof nos ofrecieron un viaje a Viena, pero tenía-
mos comprometido el de Munich y no podemos alargar más
el viaje; sería una vergüenza haber tardado sólo seis días en
la ida y utilizar semanas enteras para el regreso.
El día 6 de enero, viaje Berlín-Riga, a donde llegamos a
las diez de la noche; vamos al hotel Metropol; allí nos
encontramos con Serra,34 el capitán de la Guardia Civil que
manda la compañía de policía de retaguardia de la División;
una compañía desplegada entre Reval y Hendaya con pues-
tos en Riga, Wilna, K6nigsberg, Berlín, Hof y París, entre
otros sitios; Serra lleva en su uniforme la Medalla de Cam-
paña de nuestra guerra, pero otro día lleva la Cruz de Gue-
rra y otro cualquiera la Laureada, pues es laureado indivi-
dual; nos invita a ir a Reval a pasar un par de días, pero
rehusamos, pues queremos volver al frente cuanto antes.
Vamos al hospital de Riga a ver a los amigos heridos y
nos encontramos allí con Pepe Romero de Tejada, también
compañero de Guadalajara; su herida no es grave, pero no
reacciona; no come apenas y pocos días después morirá, a
pesar de los esfuerzos de todo el mundo por reanimarle.
Voy a Misa a la Catedral de Riga; rito oriental; la gente
se santigua al revés; se oye la Misa con una vela encendi-
da en la mano; la ceremonia es mucho más larga que la
nuestra, pero quitando los añadidos, queda integra nuestra
Misa; el coro es magnífico; las oraciones secretas las dicen
los oficiantes, verdaderamente secretas; al iniciarlas,
corren unas cortinas que les ocultan al altar y a ellos.
Por las calles hay ya trineos en lugar de taxis.
El día 8, el viaje definitivo de salida para el frente; el
tren para Grattschina sale con tres horas de retraso.
El 9 de enero me incorporo al cuartel general de la Divi-
sión; el general Muñoz Grandes ya no está, le ha sucedido
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 161
en el mando el general Esteban Infantes. Alemany me comu-
nica que ya no vuelvo a mi compañía; me han destinado a
la segunda bis de la División, porque saben que tengo expe-
riencia en ese servicio y el contraespionaje es importante
aquí; tendré a mis órdenes también a la compañía de poli-
cía de vanguardia; me niego rotundamente a hacerme cargo
de ese servicio; yo quiero volver a mi compañía y me voy a
Antropschino, a la representación del batallón. Alemany me
regala un folleto sobre el ejército ruso y me dice que procu-
rará arreglar el asunto.
EllO voy al puesto de mando del batallón; me darán
otra vez la novena; me comunican que me han concedido,
el 18 de noviembre, la Cruz de Hierro de Segunda, así como
la mayor parte de las que yo había propuesto, aunque no
todas ni las mejores; hay un cupo que no se puede rebasar
y alguna de Hierro la han sustituido por "Guerra con Espa-
das" , solución poco lógica, pues la de Guerra no es para Divisas del Ejército sovié-
méritos de combate. tico (Archivo del autor)
DIENSTGRA DE UND DI ENSTGRAD A8ZEICHEN DER ROTEN ARMEE
--
--- Ir ADr.......
... "'0'1"'1:.;,.
.~-
0. ....... ,:1 !"""..... "'-1
Ck.~Ot,· ....
.. OO··
-....
I C* ............. -~~"'I I
-..-.
I
~.R.~,""
*t* ~
PoI_t..iIw<
I'of"",\: •••
I--
l~
* ~
Jilns¡oqo
••
****
~\.oft<
1.'-
G....roh....... k..,...K......._
***
UaNñw_
•
I ~ AAAA
~ ID~¡_ * 'G'
I~
*
t>-""~' I IIII
JI""" s...,..,... .&.AA
Ob, fd
1'<M.ft"OYJlIIf
••
~.. I III
~,
Ir AA
~ l'
b~·JlCAt """". .¡.or
t
... ,};.lt" s.: ¡:H: ,t
A
.......u_ _ _ _
",
~
II G.. ¡J' f' ·!4
162 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
El día 11 de enero me hago cargo del mando de la com-
pañía, que ahora está desplegada en una nueva posición,
más al oeste,en el recodo de Ishora, en Kattelowo; durante
mi ausencia, la han mandado, sucesivamente, Adrián (que
lo hirieron), Manjón (que pasó a la décima, al caer Portolés)
y Vallés, mi paisano, que la manda actualmente.
Ellshora
Por fin, otra vez con los míos. Hay que esperar a que
se haga de noche, porque la circulación del puesto de
mando del batallón a las compañías, de día, es peligrosa;
sólo hay un camino de los que llaman cubierto, pero es des-
cubierto y está batido en grandes tramos, pero batido muy
de cerca; no se circula más que de noche. El primer reco-
rrido por la posición es emocionante; abrazos de los vetera-
nos, saludo tímido de los nuevos. La compañía la manda
Manolo Vallés, que ya se estaba encariñando con ella;
oscense y viejo compañero del instituto y del colegio de
Urzola de Huesca. Siento que sea él quien tiene que dejar-
la; queda agregado a la plana mayor del batallón.
Durante mi ausencia, la compañía ha tenido cinco
muertos, diez y siete heridos evacuados y uno sin evacuar,
es decir, veintitrés bajas. Entre los heridos, Pepe Adrián que
mandaba la compañía, al que en la guerra de España le des-
trozaron el labio superior y ahora se le han llevado el labio
inferior y media barba, y Alguacil, que estuvo de teniente.
Estamos en el recodo del Ishora, entre Kattelowo y
Putrolowo; la posición hace un arco, cuyos dos extremos
están asomándose a la carretera de Moscú en el cruce lla-
mado Estrella Roja; en esos extremos las posiciones rojas
y las nuestras están muy próximas, a no más de veinticinco
o treinta metros unas de otras; la alambrada es única y no
sé de quien, si de ellos o nuestra; los dos la rompemos
cuando nos hace falta y los dos la cuidamos y la recons-
truimos con mimo; las minas están también mezcladas a un
lado y otro de la alambrada; es muy difícil circular entre
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 163
ellas, pues cada día desaparecen unas y aparecen otras
nuevas y las hay tanto rusas como nuestras, a ambos lados
de los caballos de frisa. La parte intermedia del arco está
algo más retirada, pero también próxima a las posiciones
rojas.
Es difícil conocer la posición y más difícil observar las
posiciones enemigas; de día, no se puede asomar ni un
dedo, pues vuela en el acto; además las horas de luz son
muy pocas y el sol no aparece nunca; siempre hay nubes
bajas o niebla; si la noche es obscura, no se ve nada, y si
hay luna, se ve más que de día y es peligroso asomarse al
exterior.
Hay un esbozo de segunda línea con nidos para duplicar
los de las armas de la primera ya ella me voy de vez en cuan-
do con los prismáticos para observar, pero la observación no
es buena y la distancia tampoco es mucha. Los centinelas
cuentan con chapas de antitanque para observar y algunos
tienen periscopios rudimentarios, pero el campo de obser-
vación es muy pequeño. Tenemos en frente unas posiciones
análogas a las nuestras, a las que tampoco se asoma nadie
y, a la derecha, el cauce helado del Ishora, en un pequeño
tajo, y, frente a nosotros, un puente.
A nuestra izquierda la 11, el extremo del arco, con la
avanzadilla, que es nuestro punto de sutura; no es lógico;
un tramo así debe ser de una u otra compañía, pero no lími-
te de zona de acción; se lo queda la 11, pero enseguida nos
lo dan a nosotros. A la derecha, la décima que gira hacia el
sur, dominando el cauce del Ishora y toda la llanada de
Krassnij-Bor. Portolés murió, durante mi permiso. Cuando él
se fue de la compañía, ya relevado, Don Agustín le recordó
que tenía tres propuestas de avance en la escala y le pro-
metió que, si volvía, le daría el mando de un batallón; Por-
tolés estuvo algún tiempo en España (su relevo definitivo,
se había convertido en permiso) y volvió, pero, al regresar,
le volvieron a dar su compañía; un día, estudiando un asen-
tamiento mejor para una de sus ametralladoras, se asomó
demasiado y le dispararon; fue un tiro mortal y murió man-
164 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
dando su décima compañía en un día tranquilo; él, que
había tenido tantos agitados y en los que se había jugado la
vida tantas veces. No sólo era uno de los más valientes,
sino también de los mejores capitanes que tuvo la División;
para mí, Huidobro, Campano y él, los mejores, al menos de
los que yo conocí.
Ahora, la décima la manda Paco Manjón de Cisne ros,
muy bueno, pero completamente distinto de Portolés; un
exagerado hasta la chifladura de la disciplina formalista; va
siempre en el frente con tirilla dura, guantes puestos (no
sólo ahora en invierno) y no tolera la menor falta de unifor-
midad; es hombre de iniciativas constantes; un día se trae
a la posición una ametralladora pesada cogida no sé en
donde, otro cambia el plan de fuegos de su compañía y quie-
re una nueva fortificación, ahora, en enero, a treinta y seis
grados bajo cero, cuando no hay quien haga un agujero
nuevo. Cuando nieva, hay que limpiar la trinchera mientras
cae la nieve, pues una vez que ha caído, se pone dura como
una roca.
Hay bastante gente nueva en la compañía, los vetera-
nos, como siempre, opinan que son peores; que ésta ya no
es la novena que yo dejé. Hay incluso un soldado de treinta
y tantos años, al que llaman el abuelo; al otro extremo, el
Malenky, ya no es Cuenca el enlace de Coig, sino Federico
García Santacatalina, un chaval muy majo, que va a demos-
trarnos pronto cómo es y cuánto vale.
Han venido dos oficiales nuevos, pues a Moret lo man-
daron a la décima y París vuelve a España para incorporar-
se a la academia. Son Maté,35 un alférez del mismo corte
que Moret y París, y un teniente, de cuyo nombre no me
acuerdo (gracias a Dios), ni quiero acordarme; presume
mucho; dice que en España estuvo propuesto para la
Medalla Militar, pero, por el frío o por lo que sea, aquí no
funciona.
El año anterior, el aguinaldo de Navidad llegó tarde a la
División y este año los rusos, mal informados, suponen que
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 165
I II
----------------- - --- ~- ..... --- ... -
Bn RU.1a, 12 ~. br.ro de 1,943 .
ACOION DESTACAD." Ataqu•• flnelD!
RlU.A.TO DJU. .iiiCJf3;
El enem1go rd.liza en .~ te 41a · uru. .larsa • in tene1eÍllia grl..Jara-
ol6n artillera. J'1nal1zada. 81Sta .,. lNl~¡" a l at~u oon ~rf&Jl luJo
de tuerzas 7 mat.ria1. Ret_ Ca~lian· que •• Yiene dl.t~l~
en t01'lll& na4a ooaa6n, culm.l.wa noy BU act~c16u, p uea le eJell1plar
.a ya10r ••• r.n1d!Ul JI dohe 1, 1'&1.1140. t..n rd~o • • 1 fleplritu de .u
O?l.TJpaft1a lll!mhn.hruio8tl ahUJpI'4t en lo:!! lU6 f1r4!ft t,e 1ftt\yor ).\~..:r(,
para con eue dl.po8lo i~n.a evitar ba ja•• en .1 9.ra~~~
3 mater1.
dura.nh la prep&raolon. e , '.1'140 p<Jr lIul traJ.la que l . lllUtU.a
~ i'l(U10 Q.ul tandal. ¡;.lQ'UD dedo, n eobr.pon. 3 o.mí..tnua llin qu ••
rer s:reO l\ar'HI an1mnnd<l n BU Gentil ~ue r.c~y.a ,1 ~tl\qu, en o
brlllantllllltntt eemb~do d .I.1M100 y 1& dutruoclon ~n el IlÜIJIIO
L. hace inoalculable numera J. baja•• F1nallaaaa la a co1on _••_
Yl.cuadal.
Por BU actuaolon Taleroaa y r'8~lu\1T&; ~ or eue cua114a4•• a.
prestigio y caraot . r y por eu oapacidad Rcredi tada, le COne14tro
apttl para oet.ntar llan4Q Superiur.
166 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
Página Anterior: Cuarta ha pasado lo mismo y por los altavoces nos dan la lata con
propuesta de Avance en que en España nadie se acuerda de nosotros y no nos lo
la Escala (Archivo del
autor) mandarán; la verdad es que llegaron a tiempo el aguinaldo
alemán y el español y que éste fue abundantísimo; a media-
dos de enero aun quedan bastantes cosas. Maté, en vista
de la lata que /nos dan con lo del aguinaldo, sale una noche
obscura, con su enlace y les lanza en la trinchera roja, unas
cuantas latas de conserva y botellas de champán. Otro día,
me pide prestados los morteros de las otras dos secciones,
coge los tres morteros y los pone en el parapeto, con la
base inclinada para tirar en puntería directa contra la mirilla
de un bunker; ajusta la puntería, echa unos cubos de agua
sobre las bases para que al helarse las inmovilicen y les
mete unas granadas en el nido; avería un mortero al tirar en
posición incorrecta, pero consigue su finalidad. Dura poco
en la compañía, pues se va a la plana mayor del batallón
para mandar la sección de asalto, que es lo suyo.
En el extremo izquierdo de la compañía, está el pelotón
del sargento Rojas; es un punto peligroso y necesita un pelo-
tón de empuje; ese sector lo llamamos "la avanzadilla".
El 26 de enero, alarma en la avanzadilla; vamos allá y
ya está el pelotón con la gente en sus puestos; el nuevo
teniente da una primera prueba de su espíritu; primero cues-
ta trabajo hacerlo salir del bunker y, cuando todo termina, no
aparece; se ha perdido por la trinchera. Al llegar a la avan-
zadilla, observamos y se adivinan en la obscuridad veinte o
treinta sombras, están cortando la alambrada, quizá es un
golpe de mano de sección; los rechazamos, huyen inmedia-
tamente y nos hieren al sargento Rojas y a dos soldados,
Francisco Cabrera y Antonio Muñoz Morales; este último,
leve, se niega a ser evacuado y sigue en el pelotón; su com-
portamiento ha sido magnífico, lo propongo para la Cruz de
Hierro y me dicen que si quiero la de Guerra con Espadas,
se la dan inmediatamente; antes de que se quede sin nada,
acepto el cambio y se la conceden.
Cuando llega, vaya entregársela, lo encuentro de cen-
tinela y al llegar me pide silencio; se mueven unas sombras
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 167
D.E.V.
2A SECCIÓN E.M.
GOLPES DE MANO ENEMIGOS
DURANTE EL MES DE ENERo DE 1943
_ Limite Sector Regimientos
............... Limite Sector Batallón
en la alambrada y está con el fusil ametrallador preparado Golpes de mano y ata-
para rechazarles; al preguntarle porque no ha dado la alar- ques locales a lo largo de
todo el sector ocupado
ma, contesta que sólo son tres o cuatro y el tiene un fusil
por la División Azul en
ametrallador con mil doscientos disparos y treinta granadas enero de 1943. Como
de mano; no vale la pena hacer pasar frío a los demás; lan- puede apreciarse, el
zamos bengalas y mientras el rechaza a la patrulla, yo le IIIºj262 fue el que sufrió
más ataques enemigos.
impongo su Cruz de Guerra; es un acto de imposición de
condecoraciones, que supongo poco frecuente.
El 29 de enero nos mandan un nuevo oficial, el tenien-
te Vid al (Pedro Vidal Alvarez) y cuando vamos a salir para
enseñarle el sector de su sección, alarma general: el ene-
migo lanza una patrulla contra la avanzadilla de siempre (el
extremo izquierdo); cuando vamos a salir hacia allí, un jaleo
mucho mayor en el centro y extremo derecho de la compa-
ñía; vamos hacia allí rápidamente; cuando llegamos, está
allí el nuevo Malenky, Federico García Santacatalina, sólo,
luchando como un verdadero héroe; sentado en lo alto del
parapeto hay un ruso con un subfusil, barriendo nuestra trin-
chera; Rubio dispara sobre él y lo mata, pero están asal-
tando la posición con, aproximadamente, una compañía;
entran en fuego todas nuestras armas y se les rechaza. En
ese momento, a la luz de una de nuestras bengalas, veo
168 SERAFíN PARDO MARTÍNEZ
que se llevan a uno nuestro, pues van arrastrándolo entre
cuatro y él se resiste; puede ser un herido suyo, pero de ser
así, lo habrían abandonado yen medio del fuego que hay,
no lo sueltan; digo que no tiren allí; si es nuestro, no es
cosa de que nosotros mismos lo matemos. Dejan en el
parapeto y entre las dos líneas, una veintena de cadáveres;
a nosotros nos han hecho dos muertos y dos heridos. Por
fin renace la calma.
Vamos a seguir el recorrido con Vidal, cuando se repro-
duce la alarma; se ven sombras moviéndose. Esta vez esta-
mos todos en nuestros puestos, así es que sólo tenemos
que lanzar un par de bengalas y diez fusiles ametralladores
abren fuego simultáneamente y los rechazamos; se dejan
muchos individuos tirados en el suelo.
Cuando se retiran, oímos ráfagas de subfusil en sus
posiciones; seguramente se trataba de alguna unidad disci-
plinaria y sus guardianes no les dejan retroceder; las com-
pañías de pistolas, como ellos las llaman, suelen estar for-
madas por arrestados de diversas categorías (hay en ellas
incluso jefes, en función de soldados, mientras cumplen el
arresto) y cuando reciben una misión, deben cumplirla o
morir. Si resisten vivos todo el tiempo del arresto, son reha-
bilitados en su empleo y en su destino.
Vuelven a atacarnos, pero los barremos con nuestro
fuego. Sólo uno sigue arrastrándose hacia nuestras posi-
ciones y suponemos que lo hace para pasarse, pero no es
así; al llegar cerca de nosotros nos lanza unas granadas de
mano; una cae entre Oliván y yo, a nuestros pies; Rubio le
lanza una a él, que le cae justo encima de los riñones; allí
le queda quieta un instante y allí le hace explosión. Mi rever-
sible se ha prendido fuego con la explosión y en el bolsillo
llevo cuatro granadas de mano; las saco y me quito el rever-
sible y para quitármelo, tengo que quitarme las manoplas y
un guante; se me helará un dedo, pero, como lo perderé
luego por un metrallazo en el mismo dedo, no se notará la
congelación.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 169
Cuando todo parece que ha terminado, los rusos hacen
una concentración de morteros sobre nuestra posición y
nos hacen tres muertos y cinco heridos, entre ellos Úbeda,
que ya no volverá a la compañía. No podemos salir, porque
los rusos iluminan nuestra posición constantemente con
bengalas.
n C.e.T
Propaganda alemana
(Archivo del autor)
170 SERARN PARDO MARTíNEZ
Al regresar, retiramos un cadáver, el del sargento Pane-
ra que estaba en la trinchera y sobre el que hemos pasado
todos una y otra vez, durante nuestras idas y venidas, sin
poder retirarlo.
Un poco más adelante, tropieza Rubio y, al caer, se le
dispara el subfusil y muere instantáneamente. De esta
manera idiota, ha muerto el mejor soldado que he conocido,
mi mejor enlace; un hombre de campo con gran inteligencia
y con un valor, una decisión, una pericia como tirador y como
guerrero que son insuperables. Cuando llegue al bunker y
mientras me pegan una auténtica paliza para quitarme el
frío, lloraré amargamente la pérdida de Rubio; no creo que
pueda sentir tanto la muerte de alguien de mi familia. Lo
quería como a un hijo, como a un hermano; como a alguien
muy mío. Nunca una muerte me ha afectado tanto, ni vol-
verá a dolerme tanto hasta que muera mi padre, casi vein-
te años después. Hemos perdido un magnífico puntal de la
compañía, pero su sustituto, Jesús Oliván Sanromá, será un
digno sucesor suyo.
Mientras tanto, en el extremo izquierdo, el golpe ha
sido más flojo; les han rechazado con facilidad y no han
insistido.
Una vez en el bunker hablo con García Calvo; ya ha ido
recibiendo informes que daba uno de mis enlaces, pero le
doy más detalles; se han llevado una paliza; han dejado en
el campo "montones de cadáveres", no podemos contarlos,
pero son muchos, quizá pasen de cincuenta. No sé que diría
él, ni como se infló la cosa al pasar de escalón en escalón,
pero, de madrugada, me llama para decirme que viene un
equipo de la P.K. (Compañía de Propaganda) del cuerpo de
ejército, para hacer una información y sacar fotos de los
"montones de cadáveres". Le explico que lo de los monto-
nes es metafórico; que los cadáveres no están apilados
sino dispersos y que, vestidos de blanco, como están y en
un campo nevado, no van a sacar ninguna foto que valga la
pena; me sugiere que arrastre cadáveres para hacer un
buen grupo, pero eso no es posible y además sería correr
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 171
un riesgo innecesario, sólo para hacer unas fotos. De todas
formas intentamos coger con cable telefónico algún cadáver
para aproximarlo, pero está nevando, forman ya un bloque
los cadáveres y la nieve y no se pueden mover; además, al
hacer ruido, los rusos lanzan bengalas y es muy peligroso
para algo que no vale la pena; los cadáveres están, como
de costumbre, sin documentación; el último que se aproxi-
mó a nuestra posición sólo (el que creímos que venía a
pasarse) era de un oficial.
Aparecen los de la P.K. y lanzamos unas bengalas para
que vean lo que hay: allí tres o cuatro bultos; más allá dos
más; allí otros cuatro o cinco; un poco más lejos ... ; renun-
cian a hacer fotos, les invitamos en mi bunker, les contamos
lo sucedido y se van.
Por fin, podremos enseñarle a Vidal sus dominios; el
hombre, a pesar de ser nuevo y no conocer nada, ha esta-
do metido en todo y ayudando muy bien; se ha portado
excelentemente, aunque sin mando, como un magnífico
combatiente; el que no ha dado muestra de su valía es el
otro teniente nuevo; se lo digo a García Calvo para que se
lo lleve, porque es una calamidad, pero me dice que me
aguante con él. Salimos con Vidal para hacer nuestro reco-
rrido y le voy enseñando su sección; al salir de un nido de
fusil ametrallador, un tiro entra por la mirilla, le da a Vidal
por el trasero y le sale por el pubis; herida .grave; lo lleva-
mos a mi bunker. Ya está amaneciendo y tenemos que
curarle allí y quedarnos con él hasta que anochezca; menos
mal que el día dura poco; amanece casi al mediodía y ano-
chece poco después de las dos de la tarde. Me quedo sólo
con el calamidad que nos han mandado y se incorpora
Moret a la compañía; se hace cargo de la sección de la
derecha, pero, en realidad, prescindo de la existencia del
teniente y así quedamos Moret a la derecha, con sección y
media, y yo a la izquierda, que mandaré la compañía y a la
vez otra sección y media, dejando nominalmente al tenien-
te el mando de una sección, pero teniéndolo conmigo.
Hacemos recuento de efectivos; hemos tenido cinco
muertos, cinco heridos evacuados y otros cinco sin evacuar;
172 SERARN PARDO MARTíNEZ
ha desaparecido un soldado, Cayetano López Bueno, que es
el que estaba de centinela; le debieron coger por sorpresa
y seguramente es el que vimos arrastrar hacia las líneas
rusas. Volverá en el Semíramis, tras once años de cautive-
rio y vive actualmente en León como empleado de la RENFE.
Ha sido el único prisionero que hicieron a la novena bajo mi
Propaganda alemana
mando.
(Archivo del autor
El practicante se ha trasladado al bunker de Moret y allí
atiende a los heridos; cuando entramos a ver como va la
evacuación, no le queda más que uno; no se ha atrevido a
mandarlo porque se desangra y no encuentra manera de
taponarlo; tiene un muslo casi desprendido, pero no del
todo, y un torniquete junto a la ingle no resulta eficaz; como
si sigue así, se nos va a morir, lo cogemos por nuestra cuen-
ta Moret, Oliván y yo, y con una hoja de afeitar, le termina-
mos de quitar la pierna, para poder hacerle un buen tapo-
namiento en el muñón.
Paco Manjón ha observado que, al atacar nuestra posi-
ción, desguarnecían los rusos una frente a la suya y los de
la décima han hecho una incursión en ella, que, efectiva-
mente, estaba abandonada y les han destruido algunas ins-
talaciones.
Este día fui citado como "muy distinguido" y propuesto
por cuarta vez para el Avance en la Escala.
Desde los primeros días de febrero, se ve que prepa-
ran algo; trabajan en sus posiciones y, sobre todo, a reta-
guardia de ellas; tienden transmisiones y se mueve gente,
lejos de nosotros, pero a .Ia vista.
Los días 8 y 9 de febrero de 1943 la cosa está clara;
entran en batería numerosas unidades de Artillería y, a la
vista nuestra, camiones, que vistos con cuidado se aprecia
que son lanzacohetes, organillos de Stalin. Todas las
noches del 9 al 10 son incesantes los ruidos de cadenas
frente a nuestras posiciones y, sobre todo, en la llanada de
Krassnij-Bor; por último, se oyen voces constantes; la Infan-
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 173
teña rusa está ocupando sus bases de partida; el ataque es
inminente. De madrugada, nos llama García Calvo a las
compañías para anunciarnos la inminencia de un ataque
ruso; el aviso es ya innecesario. Manjón le pregunta qué
refuerzos nos va a enviar y le contesta que nada; entonces,
para que avisas ¿para que nos asustemos más? le dice
Paco.
Luego sabremos las cifras; los rusos, frente a nuestros
batallones I y II (del regimiento 262) y el batallón 250, que
han recibido el refuerzo de dos compañías de zapadores,
dos escuadrones y una compañía de esquiadores, desplie-
gan treinta y ocho batallones, con ochenta carros de com-
bate, de las siguientes unidades: Divisiones de la Guardia
45 y 63, Divisiones de Tiradores 44 y 72, Brigada Motoriza-
da 35, reforzada con una Bandera Roja, Brigada de Esquia-
dores 250 y Regimientos Blindados 31 y 46, con carros T-
34 Y K.W.I; todo esto apoyado por más de ciento cincuenta
Bateñas de Artilleña y además lanzacohetes y unidades de
morteros.
,UBa nULta TOBapUll\a CTaJlHHa:
KAK .BO>KJl.b' ••. KAK
n OlJETAPHATA CJlyrA
H ••• KAOHTAlJA
Propaganda alemana
(Archivo del autor)
174 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
A las siete menos cuarto (0645) de la mañana, empie-
Croquis del 111 Batallón
del regimiento 262 za la preparación de Artillería, que durará tres horas, ya las
(Archivo del autor) ocho y cuarto (0815) interviene la aviación rusa.
$1"". c....y'f,'1(.;'ni b !'!.'....
r? L 'O•.)
ri'. t:. tIa ,
• "t;""I\f.V G'l e.,)')~1 ...vtc.Í';'}
J!. -¡;1l~.-;.1t} "Y. A " "'.. ;"/~ .:.. ¡,iQ.t~·'
" A.... c.~" ... ll o~h ..""'!>
1 1~.,1 :-tQI'Jt¡ ... ~'!>
; 1"\111"1'''0'- f I ~
.L. 1,1" 501 jj[
-:-- c.'1.:.\
- . ObM-v ";.11
~ Obsv r~S M 0" ~ 10
AtQWtbt-&ld,t\$
CV""a~ dt "i'¡~I·'pf.
ok", ..,\"
O..,<HI<:' 1
íJ, MII"'¡Úo?U
V --+Obso.l' r.!..O (.\" I~ 6;,
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 175
Yo pido fuego sobre la base de partida de la Infantería
roja; las posiciones frente a nosotros, tienen sus trincheras
repletas de gente y una concentración sobre ellas sería muy
efectiva; me dicen que puede tirar un grupo alemán de
88/56, pero que estamos tan cerca que nos harían muchas
bajas; contesto que si me dicen el horario de su tiro, nos
pondremos a cubierto (los bunkers resisten al 88) y las
pocas bajas que nos hagan son preferibles a vernos inunda-
dos por una masa roja; tira el 88 y debe hacerles una carni-
cería, porque se les ve evacuar gente ante nuestras barbas.
La preparación nos hace cuatro muertos, doce heridos
evacuados y cuatro sin evacuar; buena parte de las bajas
ha sido por heridas de cabeza; entre ellos, muere de un
metrallazo en la cabeza el escribiente de la compañía, que
ha bajado a la posición; en vista de ello, cojo su casco y me
lo pongo; es la primera vez en mi vida que me pongo un
casco, pues es un chisme incómodo, pero comprendo que
hoyes necesario.
Recorro la posición, para ver como marcha todo, en
espera del ataque de la Infantería rusa y no aparece nues-
tro nuevo y aguerrido teniente; alguien me dice que está en
un bunker; voy allí y me lo encuentro, desencajado, no páli-
do sino verde; ha vomitado y tiembla; pienso en obligarlo a
salir, aunque sea a punta de pistola, pero comprendo que
sería peor; le doy cuenta a García Calvo y le digo que en
cuanto anochezca se lo enviaré con un parte para que lo
procesen.
Me establezco en el extremo derecho de la posición,
que es el que más domina, y, sobre todo, domina toda la
explanada de Krasnyj-Bor, y desde allí contemplo cómo los
carros y la Infantería rusa inundan las posiciones del batallón
250,36 la maravillosa tía Bernarda, el batallón que, en planti-
lla, es de instrucción y recuperación, pero que ha combatido,
como nadie, toda la campaña; Paco Majón, con su décima,
les puede hacer fuego de flanco y se lo hace.
Página Siguiente: Distin-
Espero que, de un momento a otro, nos toque a noso- tivo de Asalto de Infante-
tros; estoy apoyado en el parapeto (hoy no importa aso- ría (Archivo del autor)
176 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
in.u pt~a. •
---
Don Sel" fi n P pdo fU tinez
, ./ I" .11 · r'- .
~
~rfri •
- eirkJ-
-- .J.~. - '-" ...... - . .... _._
lo . Feb"usp 1 43-
(llldwf*\It)
""..:!''! ·.t1 de
.... '1 ....
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 177
marse, da igual) con mis prismáticos fijos en las posiciones
rusas de enfrente y, de pronto, una explosión me tira de
espaldas; me quedo medio inconsciente y al levantarme,
Moret me dice que estoy sangrando por toda la cara, que
me ha volado (está hecho ceniza) el enmascaramiento del
casco y que tengo muy mal aspecto;-me duele el pecho y
sobre todo el brazo derecho; me mete Moret en su bunker
y miramos el pecho y el brazo y sobre todo la muñeca; en
ella, sobresale un muelle que no se puede extraer tirando,
pues está muy metido y luego me venda toda la cabeza y
me hace un agujero en el vendaje para cada ojo y otro para
la boca; ninguna herida parece grave y el dolor del pecho
es lógico por el efecto de la onda; un enlace trae la cola d~1
proyectil; se trata de un morterazo de 50 mm., que ha
hecho explosión en el parapeto, justo mismo donde yo
tenía apoyado el codo derecho. Bebo un poco de coñac, me
pongo la ropa y vuelvo a salir; Krassnyj-Bor también está
lleno de rusos, pero en el talud del ferrocarril no entran;
Huidobro, con su compañía, los ha rechazado;37 luego
sabremos, que no una, sino dos oleadas rusas han tenido
que replegarse ante el talud.
La nieve ha desaparecido casi totalmente ante nosotros;
el fuego la ha derretido; la trinchera resulta pequeña, pues la
nieve del parapeto se ha fundido y la del fondo no; el parape-
to apenas nos llega al sobaco y tenemos que andar agacha-
dos; no nos atacan; luego se sabrá que el 88 alemán hizo
mucha carne en las bases de partida y por eso el ataque al
111/262 se ha tenido que retrasar hasta la tarde.
Estoy medio mareado; recorro la posición con la ayuda
de Oliván, pero de vez en cuando, tengo que meterme en un
rincón o en un bunker a descansar; tengo frío.
De pronto se hace un silencio impresionante; voy otra
vez al recodo del Ishora, a ver a Moret y a ver la llanada de
Krasnyj-Bor. Todo está quieto y, de pronto, se oye como si
fuera una sola explosión, muy fuerte y muy larga; los rusos
han concentrado todo su esfuerzo en el talud, en la posición
de Huidobro y allí muere él, allí gana su laureada y allí reva-
178 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
lida toda una vida de valor, energía, pericia y abnegación,
como pocas otras.
Luego iremos sabiendo detalles; Huidobro los rechazó
y luego se concentró con los pocos hombres y las pocas
armas que le quedaban, en el talud, donde los rechazó por
segunda vez, cuando ya todas las demás posiciones a su
alrededor se habían perdido; después del segundo ataque,
le quedó muy poca gente y les dijo que se fuesen; se quedó
solo y esperó; tras una concentración de Artillería muy
corta, pero muy potente (¿las 150 baterías para el sólo?),
allí murió y los rusos pasaron por encima de su cadáver, no
antes.
"El Chaval" Iglesias,38 en vista de que no se podía estar
en la posición "El Trincherón", se lanzó con su compañía
hacia delante, asaltando la base de partida rusa y allí murió
con los suyos.
Oroquieta39 resistió con su compañía mucho tiempo,
después de estar envuelto, y allí lo cogieron, herido.
El resumen fue de 2.800 bajas por nuestra parte, que
nos hicieron los rusos, dejándose cerca de 10.000 cadáveres
en el campo, y nuestro frente fue hundido, pero no roto; hubo
un retroceso de unos dos kilómetros y allí se estabilizó.
Yo estaba cada vez más mareado y con más frío; Moret
quería que me fuese, pero yo no quería dejarlo sólo, él era
un magnífico oficial y mandaría bien la compañía, pero dejar-
lo sin otro oficial para ayudarle era una faena; además, me
parecía notar que mi presencia era conveniente; a la gente le
gustaba que no me fuera; perdí el conocimiento dos o tres
veces y una de ellas Moret le dijo a Oliván que se me lleva-
se; lo recobré por el camino cubierto que va al batallón; Oli-
ván me llevaba a sus espaldas y con tanto fuego, nadie se
debía ocupar de tirarnos a nosotros.
En el puesto de mando del batallón había varios heri-
dos esperando su evacuación, entre ellos Manolo Vallés. El
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 179
médico me dijo que estaba muy bien vendado y no me tocó
nada. Oliván se fue para la compañía sin decir nada. Yo
creo que ni se despidió de mi. Había dos heridos que no
podían andar y, en cuanto hubo dos camillas, nos fuimos
todos, rumbo al puesto de vendas de Raikolowo; Vallés y yo
guiábamos la expedición y nos ayudábamos mutuamente a
andar; los camilleros se ocupaban de sus dos heridos tum-
bados y del resto de los caminantes.
De pronto, vimos próximos unos soldados tendiendo
cable telefónico, pero eran rusos, así es que retrocedimos
rápidamente para dar un rodeo y seguir nuestro camino
hacia Raikolowo, a donde llegamos ya anochecido; allí, un
médico, que muchos años después supe que era Arciniega,
ya no tenía nada más que coñac en su botiquín y nos dió de
beber y un puesto junto a la estufa, hasta que llegaron unas
ambulancias para llevarnos a nuestro hospital de campaña,
a Mestelewo; el viaje en ambulancia no fue muy agradable,
pues el camino era muy desigual y los saltos de la ambu-
lancia, lo apretados que íbamos y las explosiones próximas,
intranquilizaban a algunos de los heridos.
Llegamos a Mestelewo y allí el panorama no era más
alentador; el hospital había sido desbordado; salió alguien,
no se quién, y dijo que nos clasificásemos nosotros mis-
mos; los graves de cabeza y pecho a un lado, los de vientre
a otro y los demás que esperásemos allí, en la calle, unos
autobuses que vendrían a llevarnos a otro hospital. Ayuda-
mos a clasificar a los peores y, cuando llegaron los autobu-
ses, nos subimos a ellos y nos llevaron al hospital alemán
de Gattschina, donde sólo recuerdo que me dieron un cal-
mante, un bocadillo de foie-gras y una (otra) copa de coñac
y me ayudaron a meterme en una cama de tablas, donde
dormí felizmente.
Así fue el 10 de febrero, por el que me propusieron
por quinta vez para el Avance en la Escala. Ese mismo día
me habían concedido el Distintivo de Asalto de Infantería
alemán.
180 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
DESPLIEGUE UNIDADES RUSAS ATACANTES UNIDADES PROPIAS EN FRENTE
División 72 y 15 carros Batallón 250 y parte del 11/262
En línea: División 45 y 10 carros
Batallón 1/262 y parte del 11/262
División 63 y 15 carros
División 43 2 Escuadrones y 2 Compañías Zapadores
BIMT 35 1 Compañía de Esquiadores
Batallones de Esquiadores 1 Batallón del 263 y 2 Compañías del 269
Reserva 34 y 250
Y Regimientos de Carros 31 y 46 A las 16:30 entran en línea:
Refuerzos Batallón de Carros Agrupadas bajo el nombre de División 212
Regimientos de Cañones 2 Regimientos alemanes
Contracarros 289 y 690 2 Compañías Legión Estonia
Grupos de Morteros y Lanzacohetes 2 Cías. Legión flamenca
Artillería 50 Grupos ¿2 Grupos?
Horario 06:45 Empieza la preparación de Artillería
08:15 Interviene la Aviación rusa
12:00 Se rectifica la línea: Retirada del Batallón 1/262 y Esquiadores
15:15 Puesto de mando del general pierde los enlaces que quedaban con la Unidades
16:30 Entran en fuego las reservas alemanas (con el nombre de División 212)
Preparación Cálculo de disparos hechos (aproximado) durante las tres horas:
20 Grupos Ligeros a 2 disparos / minuto por pieza ...........86.400 disparos
20 Grupos Medios a 1 disparos / minuto por pieza .. . .. . . .. . .43.200 disparos
10 Grupos Pesados a 3/4disparos / minuto por pieza . . .. . . .. 16.200 disparos
TOTAL 145.800 disparos
Se calcula en 150.000 el número de disparos recibi-
dos en las tres horas de preparación, luego es correcto el
cálculo de "más de 150 (ciento cincuenta) baterías" de que
habla el informe. 40
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 181
Los hospitales
Después del puesto de vendas de Raikolowo y el paso
fugaz por delante del hospital de campaña de Mestelewo, la
noche pasada, durmiendo plácidamente en el hospital ale-
mán de Gattschina, me deja como nuevo; al levantarme, no
me molesta más que la muñeca derecha; ese muelle, medio
dentro, medio fuera, es mi única pesadilla. Nos llevan a la
estación y allí nos embarcan en un tren hospital de van-
guardia; son vagones de ganado, con literas hechas de
madera; encima de mi, el comandante de transmisiones de En el hospital de Kiinigs-
la División, Díez Alegría (Luis), que tiene un muslo averiado berg (Archivo del autor)
y le duele bastante; en el camino, se rompe una tabla de su
litera, justo debajo de su fémur roto y cae precisamente
encima de mi maldita muñeca; mala suerte.
El día 13 llegamos al hospital español de Wilna; Vallés
y yo, compañeros inseparables en esta peregrinación,
vamos a entrar en donde dice "Oficiales" y un sanitario nos
corta el paso: ¿no veis que dice Oficiales?; tenemos un
aspecto tan lamentable, que no cree que seamos capita-
nes, ya que el reversible no lleva insignias. Además hay que
pasar primero por la ducha; allí, nos tumban en camillas,
nos cortan con unas tijeras grandes toda la ropa, nos meten
en una bolsa lo que llevamos en los bolsillos y nos dejan sin
más ropa que los vendajes, retirando el resto; nos duchan,
tal como estamos, tumbados y nos llenan de jabón desin-
fectante; luego, a una sala de curas, donde nos quitan los
vendajes y nos ponen otros limpios (a mi, mucho menos; ya
no me dejan cabeza de momia), nos ponen un pijama y a
una sala de oficiales con muchas camas, no sé cuantas.
Mi diagnóstico: múltiples heridas en muñeca y brazo
derecho, lado derecho de la cara y mano izquierda. Es lo que
me cogió la granada de mortero en la posición en que esta-
ba, acodado en el parapeto, mirando con los prismáticos, y
el casco me libró de lo peor; las heridas de cabeza. Lo de la
mano izquierda ni lo sabía; fue una metralla pequeña, que se
me alojó en el nudillo del dedo meñique y que no me ha Página siguiente: Baja en
molestado. Para mi, lo peor es que estoy tuerto del ojo dere- la División Azul (Archivo
cho (que me dejan tapado), y la muñeca derecha. del Autor).
182 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
CERTIFICO
Que"
• la DiriII60 pano de Voluatañoa,lJItrft6 ea e.tI! HospitAl rI dJa
de mil DOYeCkot_
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 183
El día 16 de febrero al quirófano; mi primera interven-
ción; me quitan el muelle de la muñeca que tanto me moles-
ta y me sacan metrallas de dentro de la boca, que han
empezado a molestarme para comer. La mano izquierda ya
me molesta algo también, pero aún es mi única mano útil.
Las curas del médico son fatales, porque tiene unas manos
que pesan como plomos, pero las que me hace una enfer-
mera letona, alta, rubia y muy simpática, son magníficas;
casi no se notan sus manos manipulando en los vendajes y
las heridas. En la sala, el que lo pasa peor es un oficial de
Ingenieros, Amaro,41 herido en los glúteos, siempre boca
abajo en la cama y con dificultades enormes "para todo". En
la sala no hay ninguno grave.
El 18 salimos de Wilna; esta vez, el tren hospital es
completamente distinto; coches de viajeros especialmente
acondicionados con literas metálicas, con somieres de mue-
lle, colchones buenos y sábanas; una delicia. Y el día 19 lle-
gamos a Konigsberg, al hospital español. A Vallés y a mi,
nos ponen en una sala de tres camas con un médico que
no está herido; nos advierten que está en observación psi-
quiátrica, porque el frente le ha afectado, y que si dice ton-
terías, le demos la razón. Así sucede y de pronto se encara
conmigo y me dice: Ud. es tonto o se cree que yo estoy loco,
porque me dice a todo que si, sin más ni más. El resto de
mis heridas va mejorando; incluso empiezo a ver con el ojo
derecho y a manejarme con la mano derecha, aunque muy
poco, pero la izquierda se me inflama y me duele cada vez
más; nos separan y me llevan a una sala frente al quirófa-
no, a un sector del hospital donde estamos los más graves;
mi situación ha cambiado por culpa de la mano izquierda.
En mi nueva sala estamos seis oficiales: a mi derecha
Salafranca, que es el que está peor; tiene una herida infec-
tada en el pulmón izquierdo y dice el médico que si la bolsa
de pus llega al corazón morirá; sus curas son terribles; fren-
te a él está Vidal, el teniente del 19 batallón de marcha, que
estuvo un solo día en la novena; tiene atravesado un uréter
por la metralla y no le une bien; sufre mucho; a mi izquier-
da, Cantalapiedra, con una herida en la ingle y otra en el pul-
184 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
món izquierdo; veo su radiografía y tiene una sombra que le
coge una gran parte del pulmón, pero eso, me explican, es
el corazón; el metrallazo es una sombra pequeña que hay
cerca; frente a mí, Gullón, herido en los dos pies y una mano
y, frente a Cantalapiedra, Soriano, con una herida infectada
en un brazo, con el cúbito y el radio hechos polvo que, si lo
escayolan, crece la infección y, si le abren la escayola, no
resiste los dolores; además, su pus huele pésimamente;
menos mal que, como pasamos el día entero en ese
ambiente, casi no lo notamos; pero los que entran a vernos,
dicen que da náuseas olerlo.
Mi diagnóstico aquí es: múltiples pequeñas heridas de
metralla, repartidas por la muñeca, codo y brazo derecho,
otras en cara y ángulo interior del ojo. En el dedo medio de
mano izquierda, otra con gran supuración.
En el brazo derecho han sido dos sedales, el muelle de
la muñeca que me sacaron en Wilna, cuatro metrallas a lo
largo del brazo y dos pedazos de alambre en sobaco y cos-
tado; en la cara: varias metrallas en paladar, suelo de la
boca, mejilla, barba y dos en el ojo derecho; una debajo
mismo del lagrimal y otra que me ha hecho una brecha en
la parte inferior de la órbita, saltándome un poco de hueso;
una o dos en el cuello y en la mano izquierda una metralla
en la articulación metacarpo-falángica del dedo índice que
será la causa de todos mis problemas. En total, treinta y
tantos metrallazos.
Si en Mestelewo no pudieron ni clasificarnos, aquí tam-
bién están desbordados; sólo hay un cirujano, el teniente
Moya, que es un magnífico operador y además un hombre
maravilloso; al llegar nosotros, se pasa una semana sin salir
del quirófano; cuando tiene hambre, se come un bocadillo
entre operación y operación, y, cuando no puede más de
sueño y cansancio, se tumba un rato en la mesa de opera-
ciones y, a la media hora o a la hora, reemprende el trabajo;
siempre tiene uno operando y otro en una camilla en el pasi-
llo, inyectado con morfina y dispuesto para entrarlo, en cuan-
to acabe la operación que está haciendo. Su ayudante, otro
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 185
186 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Página anterior: Recibien- teniente, Morales, ni siquiera es médico; es estudiante de
do órdenes (Foto P-KdAB) medicina y teniente de Infantería; era imprescindible su
ayuda aquí y aquí está como un veterano médico.
Las enfermeras son magníficas y tienen un espíritu de
sacrificio maravilloso; para ellas no hay horarios ni guardias;
siempre están dispuestas. A nuestra sala, vienen funda-
mentalmente dos, Marichu Larracea y Lolita Carretero, Mari-
chu es cuñada de José Antonio Girón y es de lo mejor que
he conocido; cuando uno está muy grave, no se separa de
él ni de día ni de noche; le cuida, le mima, le acaricia, se lo
hace todo personalmente, sin dejarlo para que lo haga el
sanitario; llora, reza; para ella es como su padre, su her-
mano y su novio. En cuanto se pone mejor, parece como si
se volviera adusta y antipática; es que ya se dedica a otro
que la necesita más y a su trabajo en la sala de curas. Loli-
ta, no llega a tanto, pero también se desvive por nosotros;
a mi me lava todos los días, empezando por la cara y las
manos y brazos, donde tengo las heridas y al llegar a la cin-
tura, todos los días se acuerda de que tiene algo muy urgen-
te que hacer y llama al sanitario, para que me lave de cin-
tura para abajo; en cambio a Cantalapiedra, como tiene una
herida en la ingle, nada le impide lavarlo completo.
El 21 de febrero mi mano está fea; una raja que me
hicieron en el dedo medio para drenar el pus no ha resuel-
to el problema y me llevan al quirófano; me anestesian con
evipán sódico y me sacan la metralla y unas esquirlas de
hueso; además, me sacan metralla de la cara; con los de
hoy, van ya nueve trozos extraídos. De momento mejoro y
empiezo a levantarme y moverme por el hospital; visito a los
heridos de la novena, que son varios; casi llegaré a reunir
aquí a media compañía, cuando vengan los heridos del 19
de marzo.
Uno de los que está aquí es el sargento Blanco (José
Antonio Blanco Guntin), un hombre imperturbable, de un valor
sereno extraordinario, pero al quirófano le tiene un miedo cer-
val; tiene una pierna cosida a metrallazos desde la ingle al pie
y me pide que le acompañe; le pido permiso a Moya y me deja
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 187
entrar con él, que va en la camilla cogido a mi mano, y así se
duerme cuando le anestesian; aquí parece un niño asustado;
Moya, radiograñas en mano, empieza a sacarle metrallas, le
quita veintitantas y está ya nervioso y agotado; dice que le
cosan y que otro día seguirá; se va a un rincón del quirófano
a descansar en una butaca.
A Salafranca, las curas se las hacen en el quirófano;
son brutales y muy dolorosas, y suelo acompañarle tam-
bién; va al quirófano a pie, pero vuelve en camilla o ayuda-
do por dos o tres, pues se queda hecho polvo con la carni-
cería que le hacen cada día para limpiarle su herida. Se está
quedando en los huesos.
Me llega un exhorto del juez para declarar y ratificarme
en el parte (que solo fue telefónico) de mi teniente; lo han
procesado; hago mi declaración y nunca más he vuelto a
saber de él.
Lo más incómodo ahora, para mi, es que estoy manco
de la mano izqUierda y casi también del brazo derecho; para
ir al retrete, tengo que llamar al sanitario, pues no puedo
valerme sólo; es un judío; los judíos no van al frente; sólo
prestan servicios en la retaguardia y aquí hay varios; son
muy serviciales y muy callados. Con Gullón, el que está en
la cama frente a la mía, es peor, pues tiene que llevarlo a la
espalda, además de hacérselo todo, y Vidal y Soriano no
pueden levantarse de la cama.
La felicidad dura poco; la operación del día 21 fue un
alivio momentáneo, pero, a los pocos días, la mano vuelve
a inflamarse y la inflamación sube por el brazo, hasta llegar
cerca del codo; mi temperatura no baja de 38 y por las tar-
des me sube a 39 y 39,5. Moya me plantea el problema cru-
damente; el peligro de septicemia es grande y debería
amputarme la mano; me propone, si no me importa sufrir
más intervenciones, intentar salvarla; me quitará el dedo y
abrirá la mano en canal para ver si así se corta la infección
y, si ese intento fracasa, entonces ya no será suficiente cor-
tar por la muñeca; la amputación deberá ser más arriba,
188 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
aunque procurará dejarme la articulación del codo, para la
colocación de una prótesis. Como es natural acepto encan-
tado esta solución.
El día 3 de marzo, al quirófano, me anestesian con evi-
pán sódico y, como dura mucho la operación, completan con
éter; mi historial clínico dice de esta intervención: Salida de
gran cantidad de pus cremoso. Desarticulación del índice y
resección de la extremidad distal del segundo metacarpia-
no. Drenaje amplio. Es decir, que me quitan el dedo y un
trozo más, y me dejan la mano hecha una maraña de rajas
y tubos, que entran por unas y salen por otras; me tienen
unos días drogado con morfina y totalmente inmóvil en la
cama y, al tercer o cuarto día, me hacen la primera cura; un
suplicio, pues me mueven los tubos de goma y me meten
por ellos líquidos desinfectantes, hasta desatascar los tapo-
nes de pus. Me dicen si quiero más morfina u otros cal-
mantes y me decido por el fanodoformo; le tengo miedo a la
morfina y no quiero habituarme; en ese mismo hospital está
Marzo Mediano, con un tiro que le rozó el ciático y ya no
quiere abandonar la morfina; sin decírselo le dieron otros
calmante y luego, pasados unos días, le dijeron que ya
hacía tiempo que no le daban morfina y se peleó con el
médico; exigió que le enseñasen las ampollas de cloruro
mórfico al inyectarle y lo que hacían era rellenárselas con
cacodilato de sosa y cerrarlas al soplete para engañarle y,
unos días después, le volvieron a decir que seguían sin
ponerle morfina; quiso tirar al médico por la ventana y aca-
baron poniéndole morfina y él acabó (más tarde) expulsado
del ejército y hecho una lástima. Yo paso poco a poco de la
morfina al fanodormo y calmantes por vía bucal y pronto
luminal para dormir y luego nada.
El 6 de marzo un tribunal médico mixto hispano-alemán
nos declara a unos cuantos no aptos para prestar servicios
en el frente, por lo que debemos ser evacuados a España.
Se acabó para nosotros la División.
Mejoro rápidamente; a los pocos días ya empiezo a
levantarme de la cama; voy bastante por el quirófano; me
gusta cada día más; la traumatología me apasiona; veo
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 189
Distintivo de Herido en
Negro (Archivo del autor)
-
.,
j
<'; :' , .",.,,*-,,~
._ . . .. ~..,..~ • ••\" •• " r~J"':.w. w .. "
¡.Ir
. k.¡ . .jo.*" J
• ;;¡ • • ~ ... J/. . . . ~ .. ..,.
~~
iftcmfGnmd
ftina am - trlittaun
,,,.;.!...mcdittn Derumndun9 - ~fclJ<idi9Qll,
das
Dtrmundetenab3eid)en
in ...dJ.trL~f~...............
nalielJm morden.
~~'f;v;;o~".. ....'V.v.7·.;-·" , , den Jt.:." .. !.~Y.I/.(
4, ·,'IR" 1 J !I
.... ,... 9."'~;
actuar a Moya y le envidio. Sobre todo, si se trata de algún
soldado mío, no falto a la operación. Sólo la amputación de
una pierna gangrenada y de un pie congelado me impresio-
nan y medio me marean por el olor, pero las demás opera-
ciones (y presencio muchas) me entusiasman.
En la sala todos vamos mejorando, menos Salafranca;
incluso se organizan partidas de póker; el enfermero judío
lleva las cartas y el dinero de unas camas a otras de los que
no pueden levantarse.
190 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Cruz de Hierro de Prime-
ra Clase (Archivo del
autor)
lm tlammdtSiül)rers
undObaft4tn~~Isl)abus
derlXkhrmad)t
verlti~e id,
dem
das
Eífane KNU3 t 1\L:¡ife.
l~ . :~ . .. .
..........................." den.....................
~ .. 1':l 19*
.. ..
Un día me dice Moya (soy el más antiguo de la sala)
que desconfía de poder salvar a Salafranca; la infección no
se corta y el está muy decaído (aunque no sabe lo grave que
está); apenas tiene apetito; dice que le den lo que pida y
pide cosas para nosotros (vermout, champán, vino, tapas).
Hablo con el Capellán para que venga a vernos y se invente
cualquier celebración; le diremos que queremos confesar y
comulgar todos, para no decirle a Salafranca lo suyo; el
Capellán viene y dice que tiene mucha prisa; que confesará
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 191
a Salafranca que es el que lo necesita y los demás para otro
día; Salafranca no se da por aludido; está agotado y débil,
pero no pesimista, sino todo lo contrario; Marichu Larracea
no lo abandona; los días anteriores, cuando yo estaba tam-
bién pachucho, se sentaba entre nuestras dos camas y allí
estaba grandes ratos; cuando nos traían la comida, apare-
cía ante los dos: esto no es de la cocina; lo he guisado yo
especial para vosotros; una tortilla y un postre muy rico; es
así y le sale de dentro hacerlo así. El mismo día de la con-
fesión de Salafranca (Moya no sabe si pasará la noche)
Sección cartográfica
(Foto P-KdAB)
192 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
viene un escribiente de dirección a preguntarle por la direc-
ción de su familia y por las cosas que tiene aquí; Salafran-
ca no sale de su asombro, para que es eso, se lo decimos
siempre a los moribundos; pues muérete tú. Resulta que no
se muere, pero sigue varios días mal; incluso aquí, que no
los tenemos ninguno, aparece un día con piojos debajo de
una escayola que lleva. Es típico, el moribundo recibe todo
lo malo. Pero sale adelante e, incluso, recupera el apetito y
~a infección cede.
La operación más brutal que he presenciado es el qui-
tar el olécrano con escoplo y martillo, sacándolo viruta a
viruta; se la hicieron a un soldado de antitanques que estu-
vo con mi compañía y se lo hicieron con anestesia local.
Viendo él la faena.
Una noche me despierta Morales; en la sala de enfren-
te, al lado del quirófano, hay un muchacho a quien han ope-
rado un aneurisma de femoral y se le ha saltado un punto.
La operación se la ha hecho un cirujano alemán especiali-
zado en ¡aneurismas! (la superespecialización alemana),
pero ha fallado. Es de madrugada, no hay ninguna enfer-
mera ni sanitario libre y acude a mi para que le ayude; con
una sábana, lo cogemos por la cintura para hacerle una
hemostasia, pero no hay fuerza capaz de pararle la hemo-
rragia. La sangre le sale a borbotones y se coagula en gran-
des bloques del tamaño de un pulmón; en unos minutos se
nos muere allí mismo.
Mejoro rápidamente; Moya me dice que ya pasó todo y
que casi me asegura que no será necesaria otra operación;
que la mano quedará disminuida de movimientos y sobre
todo el dedo medio, pero que me asegura que el pulgar, el
anular y el meñique quedarán totalmente útiles; la realidad
es que el dedo medio tardará años, pero, con paciencia y
tesón, llegará a recuperarse casi totalmente. La osteo-artri-
tis ha cedido y ya mi temperatura se mueve entre 36,5 y 37.
Los polvos de sulfamidas y las curas que Moya me hace per-
sonalmente, primero, y, luego, Morales, Marichu y Lolita,
han vencido. Tendré mano.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 193
Me autorizan a ir a K6nigsberg un rato por las tardes.
Vamos un grupo de enfermeras con un grupo de heridos
(una pareja es algo rigurosamente prohibido para las enfer-
meras), unas tardes al cine, otras a un salón de té o al
Alhambra, un gran café con decoración semi-mudéjar, donde
una orquesta suele tocar música española. Allí conocimos a
una chiquita española, de padre alemán; el padre ha venido
a cumplir con su deber a Alemania y ella está trabajando en
el campo. Pide un coñac y tabaco negro; dice que cuando se
trabaja como un hombre, apetece beber y fumar como un
hombre.
Un día en el Alhambra oímos junto a nosotros a unos ofi-
ciales alemanes "Herr Oberst"; miramos inmediatamente en
busca del coronel a quien saludar, pero resulta que no era
Herr Oberst (señor coronel) sino Herr Ober (señor camarero).
La ida a K6nigsberg, y el regreso al hospital, resultan
desagradables; en los transportes alemanes hay un orden
de preferencia para ocupar los asientos en los tranvías: pri-
mero los heridos de guerra, segundo las señoras embara-
zadas, tercero ancianos y señoras con niños, así es que, en
cuanto entramos, alguien, aunque sea una señora, se levan-
ta y nos deja su asiento y aunque nos quedemos en la pla-
taforma, viene el cobrador y nos lleva a un asiento y además
tenemos que sentarnos y no podemos ceder el asiento a las
enfermeras.
Un día se presenta en el hospital el teniente coronel
Pellicer, ayudante del general Esteban Infantes; viene a visi-
tarnos de parte del general y va viendo a cada herido y char-
lando con él; charla un rato conmigo y, al final, me pregunta
que tal estoy de moral; la pregunta me indigna tanto, que le
contesto que no me hirieron en la moral, sino en una mano.
Le acompaña el director del hospital; un tipo curioso
que creo que se llama Santandreu; en 1929 iba a casarse,
pero, al caer el gobierno del general Primo de Rivera, deci-
dieron que la cosa se ponía fea y retrasaron la boda; la
sublevación de Galán y García Hernández y la proclamación
194 SERAFÍN PARDO MARTíNEZ
de la república, fueron nuevas causas de aplazamiento y,
cuando Gil Robles ganó las elecciones en 1933, pensaron
que ya era el momento de preparar la boda, pero les cogió
la revolución de octubre de 1934 sin casarse, y nuevo apla-
zamiento que les hizo llegar a 1936; después de la guerra,
pensaron otra vez en casarse, pero su marcha a Rusia ori-
ginó un nuevo retraso; a la vuelta de Rusia, se casó, tras
quince años de aplazamientos sucesivos.
El 16 de marzo me conceden el Distintivo de Herido del
Ejército alemán en Negro; me lo dan, junto con el diploma
correspondiente, en el mismo hospital.
De pronto, una madrugada suena la alarma aérea; gran
movimiento en el hospital para bajar a los refugios a los heri-
dos que pueden moverse o ser transportados; en nuestra
sala hay dos o tres que no pueden bajar; en la de al lado no
pueden mover a nadie, pues todos tienen una pierna colga-
da, yen la de enfrente hay otro que no puede moverse, así
es que los del núcleo de las proximidades del quirófano nos
quedamos todos, para no dar esa sensación de desamparo
a los que tendrían que quedarse.
Aparece por el hospital, herido, Angel Maté; entre el10
de febrero y el 19 de marzo, el tercero del 262 ha tenido
muchas bajas. Moret, que el día 10, se quedó solo para el
mando de la novena, recibió el ataque ruso a última hora de
la tarde y lo rechazó; el 19 de marzo volvió a portarse como
quien era y murió, rechazando otro ataque ruso; lo han pro-
puesto para la Medalla Militar.
También está aquí herido Aubá Forcada, del 250; debe
ser el único oficial y desde luego, el único capitán vivo del
batallón, porque lo hirieron pronto y lo evacuaron; cura de
sus heridas, vuelve al frente, coge el tifus exantemático y
muere a los pocos días.
El 1 de abril me conceden la Cruz de Hierro de Primera
Clase, pero lo sabré mucho después, ya en España, cuando
un día me la traiga a casa, personalmente, el teniente coro-
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 195
nel Robles Pazos, jefe de nuestra agrupación y segundo jefe
de nuestro regimiento. Me dice que se la concedieron a él,
pero puso como condición para aceptarla el que nos la die-
ran antes a dos o tres de su agrupación; uno de ellos era yo.
El día 7 de abril salimos para Hof en tren hospital. Los
coches de viajeros alemanes tienen unas plataformas muy
amplias y en las puertas unos dispositivos para ensanchar-
las, y que puedan entrar bien las camillas; en cada plata-
forma hay unas butacas para los que no necesitamos ir tum-
bados. Al llegar la noche, pasa una enfermera alemana con
una bandeja, ofreciendo morfina, calmantes y somníferos;
cada uno le pide lo suyo y se lo da sin más. Lleva el tren su
cocina, un equipo médico y un pequeño coche quirófano.
El día 9 llegamos al hospital español de Hof. En Hof,
vida normal; yo ya me levanto, me arreglo bastante bien
solo y el hospital para mi es ya casi mi hotel; sólo tengo la
mano izquierda con una férula, un vendaje muy aparatoso y
un pañuelo para llevarla en cabestrillo.
El día 15 de abril, nuevo tribunal médico hispano-ger-
mano que ratifica la decisión del anterior: no apto, licencia-
miento de la D.E.V. y evacuación a España. Me devuelven mi
juramento ,que sólo tenía valor mientras estuviera en la Divi-
sión, pero lo ratifican ahora por escrito; me dan los pape-
les para formalizar mi pensión como mutilado alemán, pero
los rechazo y les digo que renuncio a ella, a favor del Soco-
rro de invierno alemán; si ya no estoy ligado a Alemania,
debo desligarme para todo.
Me dicen que, en cuanto pase la frontera, me podrán
quitar la férula, que sólo me la dejan como protección en el
viaje y les pido que me la pongan para podérmela quitar yo
mismo en la frontera; así lo hacen. Me ofrecen ropa interior,
ya que mi equipaje quedó en el frente, y aquí sólo tengo la
caja con el uniforme español, pero no me gusta ponerme
unas bragas de señora color rosa (Alemania está ya mal de
ropa), que es lo que parecen los calzoncillos, y hago el viaje
con el pijama y encima el uniforme.
196 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
El mismo día del tribunal médico, salimos para España
en otro tren hospital; soy el más antiguo de la expedición y
el director del hospital me encarga que vigile al médico loco
que viene con nosotros; dice que ya está mejor. Los del tren
iremos a distintos hospitales españoles y, el médico y yo,
vamos a Segovia.
El día 18 pasamos la frontera; en el puente internacio-
nal me quito la férula y la tiro al río; entro en España con el
brazo en cabestrillo, pero sin ese enorme bulto, con el ojo
destapado (hace ya mucho) y en el brazo derecho sólo unos
Hansa-plast (tiritas). El tren hospital español es mucho peor;
En el tren hospital hacia no hay camas ni literas, sino camillas con colchonetas y,
España (Archivo del para los que no necesitamos ir tumbados, coches norma-
autor) les de viajeros.
Llegamos a Segovia el día 19 y en la estación nos
esperan todas las autoridades y más de medio Segovia; pre-
guntan por el jefe de la expedición y casi se pelean, el
Gobernador Civil yel Militar, por llevarme en su coche; hay
coches particulares para todos los sentados y ambulancias
para los echados; nada de autobuses. Nada más llegar, le
digo al director del hospital de Segovia, lo del médico que
viene con nosotros y decide enviarlo inmediatamente a
Ciempozuelos. Luego sabré lo que sucedió; estuvo algún
tiempo en Ciempozuelos hasta que lo dieron de alta y, una
vez en su casa, un día mató a su mujer y a sus hijos y se
suicidó.
Le pregunto al director cuanto tiempo tendré que estar
en este hospital y me dice que, si quiero, me da de alta y
me hospitalizo yo luego donde quiera, así es que el día 20
me voy a Madrid y, en el hospital militar de urgencia (Mau-
des), me hospitalizan en cura ambulatoria; es decir, vivo en
casa y voy al hospital a que me curen.
El 16 de junio paso reconocimiento ante el tribunal
médico que me clasifica como presunto mutilado útil del
segundo grupo, con un 16% de mutilación; me dice el vocal
marino del tribunal que tal como tengo la mano, me pueden
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 197
hacer mutilado permanente, pero, a mis 26 años, no me
seduce dejar el servicio activo y entonces me dice que, con
un esfuerzo continuado por mi parte, podré recuperar la
mayor parte de los movimientos, la fuerza de los dedos y
tener una mano útil; que harán lo que yo quiera; le digo que
quiero ser útil y me cuentan sólo la pérdida del dedo índice
y poco más; no la rigidez de los otros dedos.
Empiezo enseguida la recuperación; me dicen que tar-
dará muchos meses, pero yo quiero estar en octubre en la
Escuela de Estado Mayor y se acelera el programa lo más
posible; las primeras sesiones son criminales; me ponen la
mano en un horno eléctrico y, cuando ya no puedo resistir
más el calor, me cogen los dedos con unas pinzas conecta-
das a un eje con unas excéntricas y me los mueven a lo
bruto. Luego lo de siempre, pelotas, tubos de goma, etc.
Pero será en la Escuela de Estado Mayor, un caballo de
boca dura, el que terminará de recuperarme la mano.
Hay una temporada de Ópera en la Zarzuela y un día
somos la sensación en el patio de butacas, un grupo de ofi-
ciales que vamos a ella; Ocaña y Adrián con la cara rota,
otros dos cojos y yo con el brazo en cabestrillo; no les fal-
taba más que aplaudirnos y, tal como era aquella época, no
me hubiera extrañado que lo hicieran.
El 26 de junio me dicen que ya sólo necesito ir de vez
en cuando a curarme y que los ejercicios los puedo hacer
por mi cuenta, por lo que pido el alta y me voy a Sallent de
Gállego con mi familia, hospital izándome en cura ambulato-
ria en el hospital militar de Jaca.
El 26 de septiembre pido el alta en Jaca y, por lo tanto,
dejo de pertenecer en España a la División Española de
Voluntarios, para incorporarme a la Escuela de Estado
Mayor.
198 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Epílogo
Con el ingreso en la Escuela de Estado Mayor, termina
mi vinculación oficial a la División Española de Voluntarios,
División de Infantería 250 del Ejército alemán, o División
Azul (Blau División). Pero hay algunos hechos posteriores,
que me afectan personalmente.
1M NAMEN DES FÜHRERS
UND
OBERSTEN BEFEHLSHABERS
DER DEUTSCHEN
WEHRMACHT
1ST DEM
Hauptmann
Eerafin Pardo lartinez
AM ..... .1.5 •.Ji 9:!'!.m~.e~.J.2:14..
DIE
ERINNERUNGSMEDAILLE
FtlR DIE
SPANISCHEN FREIWILLIGEN
1M KAMPF GEGEN DEN
BOLSCHEWISMUS
VERLlEHEN WQRDEN.
Medalla de la Cam"paña
contra el Bolchevismo
(Archivo del autor).
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 199
El 22 de diciembre de 1943 paso reconocimiento ante
tribunal médico, para poder solicitar la Medalla de Sufri-
mientos por la Patria; no consta el hecho de que estuve
grave y califican mi herida del 10 de febrero, como "menos
grave"; el 1 de julio de 1944 ingreso en el Cuerpo de Muti-
lados de Guerra por la Patria, como "mutilado útil", con el
16% de mutilación; el 15 de noviembre de 1944 me conce-
den la Medalla alemana conmemorativa de la Campaña con-
tra el Bolchevismo; el 10 de febrero de 1945, la Medalla de
Sufrimientos por la Patria y el 26 de mayo de 1945, una
Cruz de Guerra y una Cruz del Mérito Militar con distintivo
rojo.
De las condecoraciones concedidas en la novena, bajo
mi mando, no tengo datos; solo sé de 16 Cruces de Hierro
y 4 Cruces de Guerra alemanas con espadas, concedidas
mientras yo estaba allí; supongo que posteriormente llega-
ría alguna otra correspondiente a la misma época; Distinti-
vos de Asalto (por tres o más acciones cuerpo a cuerpo),
dejé en la compañía a 16 que les correspondía dársela,
pero esos llegaban con algún retraso; supongo que los darí-
an todos, pues su concesión era automática; el capitán
decía a quien les correspondía; el jefe del batallón ponía el
visto bueno y el jefe del cuerpo de ejército decía si efectiva-
mente se realizó la acción de asalto; creo que las condicio-
nes eran: en asalto propio, entrar en la posición sin que la
abandonase el enemigo, haciéndole muertos y prisioneros
dentro de ella y en asalto enemigo, mantener la posición y
que el enemigo se dejase dentro de ella, muertos y prisio-
neros, además de la declaración de haber combatido cuer-
po a cuerpo.
El 27 de marzo de 1954 zarpó, del puerto de Odesa, el
Semíramis con prisioneros españoles repatriados. El día de
su llegada al puerto de Barcelona me lo pasé pegado a la
radio, llorando de emoción al escuchar el reportaje de la lle-
gada y pendiente de los nombres de los repatriados; por fin,
salió Cayetano López Bueno y supe que nuestro único desa-
parecido estaba de regreso en casa.
200 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
Carta de Cayetano López Pero en Ossija, en Mal-Samoschje, entre Krutik y
Bueno al Capitán Pardo
Liubtzy, en Raykolowo, incluso en el bosque de la bolsa, que-
(Archivo del autor).
daban otros treinta y dos hombres de la novena, que no vol-
verían; eran y son nuestra espina y nuestro orgullo; los mejo-
res entre los mejores; los que lo dieron todo.
En octubre de 1943 el Gobierno Español decidió retirar
la División y dejar sólo una Legión española. Cuando lo
supe, lo primero que pensé es que, en ese momento, aban-
donábamos a nuestros Caídos de Rusia; allí quedaban casi
4.000 muertos y, entre ellos, nuestros 32 caídos, solos,
abandonados por nosotros; aquellos días, sentía en lo pro-
fundo de mi corazón que lo mejor hubiera sido ser el núme-
ro 33. Pasado el tiempo, sólo sé rezar por ellos, como algo
muy mío que perdí. No nos quedó ni el consuelo de poder
entregar los cadáveres a sus familias. Allí se quedaron.
Mientras nuestras unidades luchaban en el Volchow pri-
mero y en San Petesburgo después, en el resto del frente
ruso habían ocurrido acontecimientos muy graves, que mar-
carían el rumbo del mundo y lo llevarían a su lastimoso esta-
do actual.
En la primera ofensiva alemana, la del verano-otoño de
1941, las batallas de Bialystok-Minsk, Umán, Smolensko,
Gomel, arco del Dnieper, Welikie-Luky, limen, Kiew, Melitopel
y Wiazma-Briyansk habían hecho perder a los rusos, entre
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 201
dos y tres millones de muertos, dos millones y medio de pri-
sioneros, diez mil carros de combate y veinte mil piezas de
Artillería. La Aviación rusa había sido aniquilada práctica-
mente en los cinco primeros días de campaña.
Pero habían resistido Moscú y Leningrado; estos dos,
junto con Stalingrado, serían los pivotes para la posterior
victoria rusa.
El 8 de mayo de 1942, casi coincidiendo con mi incor-
poración a la novena, se iniciaba la nueva ofensiva alema-
na, que irrumpió en Crimea, en el Don y en el Cáucaso y que
terminaría con el desastre de Satalingrado, cuando yo aban-
donaba la novena. El signo de la guerra estaba cambiando
y, por primera vez, los alemanes, en lugar de embolsar, eran
embolsados entre el Don y el Volga.
y mientras estuvimos allí, ¿qué opinaban los alemanes
de nosotros? Se cuenta que Hitler dijo alguna vez: cuando
veáis un soldado pequeño, moreno y descuidado en el vestir,
saludadlo con respeto, que es un héroe de la División Azul.
La agencia D.N.B., decía lo siguiente:
"El bautismo de fuego de los soldados de la Divi-
sión Azul, de voluntarios españoles en el frente
oriental, se ha registrado en el transcurso de toda
una operación, en la que consiguieron formar una
cabeza de puente. Todos los desesperados esfuer-
zos llevados a cabo por los bolcheviques para
recuperar las posiciones perdidas, han fracasado
ante la tenaz resistencia de los españoles, que
consiguieron ocasionar bajas extraordinariamente
importantes a sus adversarios, muy superiores en
número. Los soldados de España han dado prue-
bas de un entrenamiento y de un espíritu de ofen-
siva verdaderamente temerario en el transcurso
de la resistencia, superior a todos los elogios, que
ofrecieron ante el empuje de los rojos. Los solda-
dos alemanes estrechan la mano de los españo-
les con orgullo de "camaradas de armas ".
202 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
El corresponsal alemán de guerra Lahne, en el periódi-
co "Berliner am Mittag", entre otras cosas, dice lo siguiente:
"Los voluntarios españoles se han familiarizado rápi-
damente con las condiciones especiales de la campaña de
Rusia. La Infantería española demuestra en todo instante
que es capaz de medirse con éxito, hasta con el adversario
más tenaz y pérfido.
Los voluntarios españoles han dado pruebas de ser
soldados audaces e intrépidos, que no retroceden ante nin-
guna dificultad; los alemanes han apreciado que luchaban
contra los rojos unos hombres que tenían que ajustar cuen-
tas de sangre con los asesinos bolcheviques.
En las filas de la División Azul, hay bastantes oficiales
alistados como soldados, debido a que, lógicamente, los
puestos de oficial son limitados. Las tumbas de los comba-
tientes españoles que han sacrificado sus vidas por un ideal
común, no serán jamás olvidadas".
Verdaderamente, las proezas de los españoles en el
frente despertaron admiración, tanto entre el pueblo ale-
mán como en los mandos de su ejército y pronto apareció
un auténtico espíritu de camaradería, desde luego, mucho
más profundo, cordial, espontáneo y efectivo que con sus
aliados de otras nacionalidades.
Un teniente coronel de estado mayor alemán me decía
un día: los alemanes ciertamente nos sentimos orgullosos
de nuestra raza y nuestros hombres, porque se ha demos-
trado que somos superiores en la guerra a todo el resto de
los europeos, pero con tres excepciones: los españoles, los
finlandeses y los rumanos, no tienen nada que envidiarnos,
los consideramos como verdaderos camaradas, porque en
el frente han demostrado poseer un valor que les hace admi-
rables soldados. Al principio, el hecho de que Uds. son lati-
nos, nos hacía desconfiar de su ayuda, pero hoy sabemos
que donde hay una unidad española, Europa está bien
defendida.
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 203
Así nos juzgaban. Una oración ante las tum-
bas (Foto P-KdAB)
Luego, cuando los abandonamos, y las consideracio-
nes políticas se antepusieron a todo lo demás, supongo
que más de un alemán diría: al fin, latinos, pero mientras
estuvimos allí, la Bandera española tuvo su puesto de
honor y nuestros colores fueron, no sólo respetados, sino
admirados.
204 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
El valor de un libro.
por Carlos Caballero Jurado
Ya es un tópico afirmar que la literatura sobre la Divi-
sión Azul es sorprendentemente abundante. Xavier More-
no Juliá abría su reciente libro sobre la División española
que realizó la campaña de Rusia constatando que "son
más de cien los títulos existentes en torno a ella" (1). Y
eso que su libro ignoraba la existencia de los títulos más
recientes. Ciñéndonos exclusivamente al 2004 y a las
obras escritos por veteranos de la División Azul, en ese
año han aparecido dos nuevos títulos (los de Bellod y De
Andrés, de los que se hablará más abajo) y se han reedi-
tado otros tres en España y uno en Italia (2). Parece nece-
sario, por tanto, el explicar el interés que para el lector
pueda tener un nuevo título de autor divisionario.
Esta obra ha sido escrita por un hombre que sirvió
como oficial en la División Azul, mandando primeramente
una Sección y después una Compañía. El punto de vista de
un oficial tiene siempre algunas peculiaridades que lo dis-
tinguen del punto de vista de un simple soldado. Su testi-
monio no es el de quien no tiene más horizonte que el de
los pocos metros que se contemplan desde su pozo de
tirador. Sin que esto suponga menosprecio alguno para las
obras escritas por simples soldados (todo lo contrario,
algunas son muy superiores a las escritas por quienes
ocuparon puestos de oficial), las debidas a los oficiales
tienen a su favor el que gozaban de una mayor y mejor
perspectiva.
Y no es poco lo que han escrito los oficiales divisio-
narios. Aún estaba Europa inmersa en el gigantesco cata-
clismo de la IIª Guerra Mundial y ya fueron varios los ofi-
ciales que publicaron libros con su experiencia en Rusia.
El primero que debe ser citado es el del Coronel José Mar-
tínez Esparza, primer comandante en jefe del 269º Regi-
miento de Infantería, "Con la División Azul en Rusia"
(Madrid, 1943), obra del mayor valor para conocer la orga-
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 205
nización de la División Azul y sus primeras batallas, las de
la Cabeza de Puente del Voljov. Contemporáneo es el libro
del Teniente Víctor José Jiménez y Malo de Molina, oficial
de enlace e intérprete en elll Q Grupo de Artillería de la Divi-
sión Azul, quien en "De España a Rusia: 5.000 kms. con
la División Azul" (Madrid, 1943) narra también el proceso
de formación de la unidad expedicionaria, pero que con-
cluye en el momento de empezar los combates propia-
mente dicho. Aunque el libro de esta primera tanda que
más popularidad iba a alcanzar fue el del Teniente Enrique
Errando Vilar, oficial en una de las Secciones de Ambulan-
cias de la División Azul, quien en su "Campaña de Invier-
no" (Madrid, 1943) nos ofreció su testimonio, en este
caso la trascripción de su interesantísimo diario.
Habrá que esperar hasta que la División Azul vuelva a
ponerse "de moda", con motivo de la repatriación de los
prisioneros de guerra de esta unidad que habían perma-
necido cautivos hasta la muerte de Stalin para que vuel-
van a aparecer nuevos libros debidos a la pluma de ofi-
ciales divisionarios. Abre esta nueva tanda Ángel Ruiz
Ayucar, Alférez de Infantería en Rusia, quien en su obra
"La Rusia que yo conocf' (Madrid, 1954), nos ofrece una
colección de relatos breves, una interesante suma de
impresiones sobre aquella singular experiencia. Pero la
obra que iba a batir records de ventas era la que firmaron
conjuntamente el Capitán de Infantería Teodoro Palacios
Cueto (de la 5ª Compañía del 262º Regimiento) y el perio-
dista Torcuato Luca de Tena, "Embajador en el Infierno"
(Madrid, 1955), aunque en ediciones posteriores el nom-
bre del Capitán haya desaparecido en beneficio del perio-
dista. Auténtico" best-seller" de la literatura española con-
temporánea, la obra narra sobre todo el largo cautiverio
sufrido por los prisioneros de la División Azul en la URSS.
A este superventas le sucedió otra gran obra, en este
caso debida ni más ni menos que el General Emilio Este-
ban-Infantes, quien había sido el segundo comandante en
jefe de la División Azul, "La División Azul (donde Asia
empieza)" (Barcelona, 1956), la primera obra que ofreció
una visión global y documentada del conjunto de la expe-
206 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
riencia española en la campaña del Este. En el caso de
una unidad con tan acentuado perfil religioso como fue la
División Azul, el testimonio de un capellán militar no es
irrelevante yeso fue lo que nos ofreció un oficial-capellán
español, IIdefonso Jiménez Andrades en su libro" Recuer-
dos de mi Campaña de Rusia" (Badajoz, 1957). Pero el
tema del cautiverio de los divisionarios en Rusia seguía
siendo el que más atención atraía, lo que explica la apari-
ción de la obra del Capitán Gerardo Oroquieta Arbiol (con
César García Sánchez como colaborador literario), "De
Leningrado a Odessa" (Barcelona, 1958). Aunque Oro-
quieta, que mandaba una de las Compañías del Batallón
de Reserva 250º, ofrece más información histórica sobre
la División que la que había aparecido en el libro de Pala-
cios, también esta obra tiene por tema central el del cau-
tiverio. Se cierra así el segundo ciclo de obras debidas a
oficiales divisionarios, que nos ha dejado -ya lo hemos
visto- algunos textos clásicos.
Los años 60 fueron menos fructíferos. Un oficial
médico, Juan Pablo D'Ors Pérez (hijo del insigne escritor
Eugenio D'Ors), dio a la imprenta su "Diario de un médi-
co español en Rusia" (Madrid, 1960), que pese a su títu-
lo es más un álbum de recuerdos que otra cosa. Y el Capi-
tán de Caballería Luis Riudavets de Montes, en su
"Estampas de la Vieja Rusia" (Madrid, 1960), se limitó a
trasmitirnos sus impresiones sobre el país y sus gentes,
mas preocupado por desentrañar los misterios de la
"herejía ortodoxa" que por contarnos la campaña militar.
En cambio, el que en la División Azul fuera Teniente Coro-
nel y oficial de Estado Mayor, José Díaz de Villegas, con
su "La División Azul en línea" (Barcelona, 1967) nos pro-
veyó de otro texto básico para el conocimiento de esta
página de nuestra historia.
Durante todos los años 70 y la mayor parte de los 80,
los oficiales divisionarios no nos vuelven a aportar ningún
texto, hasta que Manuel Iglesias-Serra y Puga publicó" Mi
suerte düo sí" (Madrid, 1987). Esta autobiografía no se
ciñe a la División Azul, pero el relato de su experiencia en
Rusia ocupa una parte importante de la obra (el autor sir-
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 207
vió como Teniente en el IIIº Batallón del 262º Regimiento).
En orden cronológico le sigue Juan Salas lñigo, que sirvió
en la División Azul como Alférez en la 14ª Compañía (Anti-
tanques) del 269º Regimiento publicó " Aquella Rusia"
(Zaragoza, 1988). En la obra, que sin demasiados proble-
mas se reconoce como el trasunto de la experiencia vital
del autor, esta experiencia aparece no como diario, ni
como recopilación de impresiones, sino trasformada en un
relato novelado.
La conmemoración del 50º Aniversario de la creación
de la División Azul supuso la aparición de numerosos títu-
los nuevos. José Manuel Castañón, que sirvió como Alfé-
rez en el IIIº Batallón del 269º Regimiento, publicó u Diario
de una aventura. Con la División Azul, 1941-1942" (Gijón,
1991) que es, como sus nombre indica, la trascripción del
diario que llevó en la campaña. Por su parte, Manuel Álva-
rez de Sotomayor Gil de Montes, que sirvió como Teniente
de Artillería en la División y la Legión Azul dio a la impren-
ta "Generación Puente" (Alicante, 1991), una novela en la
que un padre que ha hecho tanto la Guerra Civil como la
Campaña de Rusia intenta narrar esas experiencias a un
hijo que es incapaz de entender los ideales por los que
luchó el padre. Dos años más tarde se publiCó otro inte-
resante diario, el del también Teniente de Artillería e inter-
prete en el Cuartel General de la División Azul, Juan Acker-
mann Hanisch (español pese a sus apellidos), "A las
órdenes de Vuecencia" (Madrid, 1993), muy rico en datos
sobre la vida cotidiana en el puesto de mando divisionario.
Un salto más grande en el tiempo es el que nos conduce
hasta la obra de Enrique de la Vega Viguera, que sirvió,
también él, como Teniente de Artillería en Rusia y publicó
" Arde la Nieve" en Sevilla en 1998. Como en el caso de
Salas, bajo el argumento de esta novela se reconocen
fácilmente las experiencias propias del autor en la campa-
ña del Este. El mismo autor dio a la imprenta u Rusia no es
culpable. Historia de la División Azul" (Madrid, 1999), una
breve síntesis histórica sobre la División.
Las últimas aportaciones han sido muy interesantes.
Me refiero al libro del Comandante Alfredo Bellod Gómez,
208 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
que en Rusia mandó el Batallón de Zapadores, "Soldado
en tres guerras. Campaña de África. Guerra Civil. La Divi-
sión Azul en Rusia" (Madrid, 2004) y al del Capitán de Arti-
llería Antonio de Andrés y Andrés, que estuvo al frente de
una Batería artillera en Rusia, "Artillería en la División Azul
(Krasny Bar)" (Madrid, 2004). El primero de los citados no
fue editado en vida del autor, correspondiendo el mérito de
haberlo rescatado del olvido a su hijo, Juan José Bellod.
Solo dedica a la División Azul una parte de su extensión
total, y la mayor parte de esta consiste en la trascripción
del Diario de Operaciones del Batallón de Zapadores. Cabe
imaginar que el autor dejó sin perfilar del todo esta parte
de su biografía militar, lo que se ha compensado con la
reproducción de interesantes documentos. El libro del
Capitán De Andrés, publicado afortunadamente en vida de
su autor, es un relato muy vívido de su campaña de Rusia.
La mayor parte de los oficiales hasta aquí citados que
nos han dejado testimonio escrito de la campaña de Rusia
escribieron como único libro el que aquí se ha comentado.
Otros, como Ruiz Ayucar, Esteban-Infantes, Díaz de Ville-
gas, Castañón, Álvarez de Sotomayor, o De la Vega, fueron
más prolíficos y nos han dejado más títulos de libros y/o
más artículos, aunque no de tema divisionario.
¿Qué añade el libro del Capitán Serafín Pardo a todo
lo publicado por los mandos divisionarios -un General,
tres Jefes, cuatro Capitanes, diez oficiales subalternos y
un capellán militar- hasta aquí citados? Naturalmente no
se trata de restar valor a ninguna de esas obras, solo de
matizar cuales son las peculiaridades del libro que el lec-
tor ha tenido ya la ocasión de disfrutar. Los debidos al
General (Esteban-Infantes), y a los tres Jefes (Martínez
Esparza, Díaz de Vi llegas y Bellod) son preciosos fuentes
de información histórica, pero el punto de vista de un ofi-
cial de ese rango no es, no puede ser, el de un Capitán
que comparte con sus hombres la dureza de la vida de las
trincheras. Los diarios son, en si mismos, documentos del
máximo valor y esto ocurre con las obras de Errando, Jimé-
nez, Castañón y Ackermann, pero en definitiva ven la expe-
riencia histórica desde un punto de vista estrictamente
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 209
personal. Ruiz Ayucar, Jiménez Andrades, Riudavets, e
Iglesias-Sarria no son autores de obras que sean en rigor
"diarios", pero también prima en las obras firmadas por
ellos la vivencia íntima o la experiencia personal. Los
excepcionales textos de Palacios y Oroquieta más que
hablarnos de la campaña de Rusia se refieren al doloroso
episodio del cautiverio. La recreación del episodio históri- ,
ca de la División Azul en clave literaria, novelada, que rea-
lizan Salas, Álvarez de Sotomayor y De la Vega es intere-
santísima, pero el lector lógicamente se pregunta donde
termina lo histórico y donde empieza lo literario. Así que,
en rigor, el único texto comparable al de Pardo es el del
también Capitán De Andrés.
Ambos mandaron unidades tipo Compañía. Y cual-
quiera que tenga una mínima experiencia militar sabe que
la Compañía (o las unidades equivalentes, Batería o
Escuadrón), es la unidad marco que mejor circunscribe la
experiencia de quien ha vestido un uniforme. El Batallón,
el Regimiento, la División, son casi entelequias; la Com-
pañía es, en cambio, una colectividad que vive en común,
con un perfil propio. Una colectividad en la que es decisi-
va la figura del Capitán. A diferencia de los rangos supe-
riores a él en el escalafón, el Capitán es un oficial que aún
tiene un contacto estrecho con la tropa, y sin embargo ya
tiene tal nivel de autoridad como para estar aureolado de
un prestigio especial. Pero, por otra parte, de alguna
manera, el Capitán es como el padre de sus soldados. O,
por lo menos, eso es lo que debería ser. Porque, claro
está, a la hora de la verdad hay Capitanes y Capitanes.
Pardo y De Andrés responden claramente al modelo de
Capitán que saben hacer de su Compañía o Batería una
auténtica hermandad de soldados, generando un senti-
miento de pertenencia muy fuerte, decisivo para que esa
unidad, llegado el momento decisivo de entrar en comba-
te, funcione como una perfecta unidad de voluntades.
Crear tal sinergia no es nada fácil. Pardo (y De
Andrés), lo lograron en sus unidades. Y por tanto no es de
extrañar que en sus libros lo personal pase a un segundo
plano, mientras que las vivencias de la Compañía o Batería
210 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
en su conjunto sean el auténtico hilo conductor del relato.
Esto es aún mas patente en el caso del libro que ahora
comento. El Capitán Pardo, al construir el relato introduci-
rá, claro está, apreciaciones propias. Pero cuando se ha
tenido la suerte, como es mi caso, de manejar toda la
documentación del Capitán Pardo referida a su periodo de
servicio en Rusia, uno no deja de sorprenderse al ver hasta
que punto él se sitúa a sí mismo en segundo plano, para
darle el protagonismo a "su Novena".
Al revisar su Hoja de Servicios me encontré, por ejem-
plo, con que había hecho un Curso de Guerra Química
durante su estancia en Alemania con la debida entidad
como para que quedara registrado en su documentación
militar, pero del que él no dirá una palabra en el texto. Aun-
que no tuve el honor de conocerle, el análisis de sus docu-
mentos me revela en el Capitán Pardo a un hombre meti-
culoso hasta extremos insospechados. Por ejemplo, tenía
anotados exactamente cuantos kilómetros en total le
había supuesto su campaña de Rusia, teniéndolos des-
glosando por el tipo de medio de transporte utilizado, por
los países recorridos, etc. Pero esa información, de valor
puramente personal, no la quiso incorporar al relato que
preparó para dar a conocer al público.
Otra sorpresa fue ver que este texto no se basaba en
ningún tipo de diario que el Capitán Pardo hubiera llevado
durante la campaña, sino en la documentación original,
primorosamente conservada. Los diversos listados, de
distintas fechas, con expresión exacta de los grados y
nombres de cada uno de los componentes de la unidad y,
junto a ellos, todas las incidencias que iban sucediendo
(bajas, repatriaciones, condecoraciones). Datos traspasa-
dos después a una pulcrísima libreta donde ordenada-
mente se iban reseñando bajas, lugares de enterramiento,
citaciones y condecoraciones, material capturado al ene-
migo y bajas causadas a este, etc .. He tenido ocasión de
ver libretas análogas a estas, llevadas por otros oficiales,
pero nunca una tan meticulosa. Evidentemente, el Capitán
Pardo se sentía directa y profundamente responsable de
todos y cada uno de sus hombres. Era, tal como se espe-
UN AÑO EN LA D,V,S'ÓN AzUL 211
ra de un buen Capitán, un "padre" para sus hombres,
atento a sus necesidades, pero no en el sentido de
"padrazo", de "mimarlos", sino en el de guiarlos median-
te su ejemplo, tratarlos con justicia, estimularles a dar lo
mejor de si mismos y mantenerlos en las mejores condi-
ciones para el combate lo que era, en definitiva, la mejor
forma para conservarles la vida.
Llegados a este punto, vuelvo a la cuestión que for-
mulaba al principio de este epílogo: ¿aún otro libro más
sobre la División Azul? Pues si, y este es relevante. A los
trabajos historiográficos ya aparecidos y los que están por
venir, nuestra bienvenida. Realmente es muy amplio el
espacio de trabajo que la División Azul aún ofrece a los
historiadores españoles. Pero en la medida en que se pue-
dan aportar más y más testimonios personales sobre la
presencia española en la campaña de Rusia, estos no
deben quedarse durmiendo en los cajones de ningún escri-
torio, y mucho menos ser depositados en ningún desván,
sino salir a la luz pública (3). Porque hay matices, hay sen-
saciones, hay conceptos, que solo mediante estos testi-
monios nos son asequibles. Son aspectos que difícilmen-
te captará el historiador (o el simple aficionado a la
historia) a través de la lectura de documentos de archivo,
ni tampoco mediante el recurso a las hemerotecas.
La División Azul contó -en cifras redondas- con unas
cien unidades tipo Compañía. La verdad es que compren-
deríamos mucho mejor el episodio histórico que supuso la
División Azul, en su vertiente concreta y específicamente
militar, si los investigadores y el pÚblico en general tuvié-
ramos a nuestra disposición las "historias de Compañía"
de, al menos, una parte significativa de las Compañías (o
Baterías o Escuadrones) de la División. Pero hasta la apa-
rición de las obras de De Andrés y, sobre todo, de esta del
Capitán Pardo, la Compañía como tal ha sido una unidad
"ausente" en los relatos divisionarios cuando, por los
motivos antes enunciados, la Compañía es la unidad fun-
damental en la experiencia del combatiente. Esta es la
gran aportación de este libro.
212 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
y lo que nos descubre es que en la División Azul, aun-
que obviamente hubo de todo, se alcanzó en gran medida
un grado de compenetración entre mandos y tropa que no
era el que había sido habitual en el Ejército español, ni
antes, ni tampoco después. Si un hombre como Serafin
Pardo Martínez no duda en decir que "la Novena" ha sido
la mejor unidad que ha tenido a su mando en toda su vida
militar (que incluye el mando sobre Cadetes de la Acade-
mia General Militar) esto no es una casualidad.
Por cierto, siendo ya el momento de ir terminando
este pequeño epílogo, creo que el lector debe saber algo
más sobre el autor, que tan pudorosamente se ha situado
en segundo plano para poner en el escenario a sus hom-
bres en este relato. Nacido en agosto de 1916, en Lupi-
ñen (Huesca), el Alzamiento Nacional le sorprendió cuan-
do empezaba una carrera de Ingeniería que ya nunca iba a
terminar. En agosto ya formaba parte de la Compañía de
Voluntarios de Jaca (una formación de milicias), unidad
desde la que pasaría, ya en noviembre, a la Artillería (Regi-
miento de Artillería Ligera nº 9). Su unidad le seleccionó
para recibir formación como Alférez Provisional, al termino
de la cual (en abril de 1937) pasó a servir en uno de los
Batallones creados por el Regimiento "San Quintín". Hizo
la Guerra Civil en los frentes de Ávila, Segovia, Madrid y
Guadalajara y al terminar el conflicto, habiendo decidido
seguir la carrera militar, pasó a la Academia de Transfor-
mación de Guadalajara, de la que saldría como Teniente
de Infantería en julio de 1941. Después vino la aventura
rusa. Si de su desempeño en nuestra Guerra Civil queda-
ba el testimonio de una Cruz de Guerra y una Cruz Roja del
Mérito Militar, además de la Medalla de la Campaña, de
la División Azul regresaría con las Cruces de Hierro de 2ª
y 1ª Clases, otra Cruz Roja, la Medalla de Sufrimientos
por la Patria y las Medallas Conmemorativas de la División
Azul, la alemana y la española.
Al regresar de Rusia pasó a ser alumno de la Escue-
la de Estado Mayor y después su carrera siguió hasta
alcanzar el grado de General de Brigada combinando los
periodos de mando de unidades con los puestos de Esta-
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 213
do Mayor. Diplomado como estaba en el mando de Tropas
de Esquiadores y Escaladores, Serafín Pardo procuró
siempre tener a su mando tropas de montaña. Su último
mando "operativo" fue el de comandante en jefe de la Bri-
gada de Defensa Operativa Territorial nº V (BRIDOT-V), con
Cuartel General en Zaragoza. A ambos tipos de destinos
hay que añadir otros que le fueron especialmente gratos,
como los que desempeñó en la Academia General Militar,
entre 1964 y 1966 y, sobre todo, entre 1970 y 1975,
cuando fue Jefe de Estudios de esa institución. Vista esta
breve reseña biográfica, el lector entenderá mejor el valor
de la afirmación contenida en este texto y formulada por
su autor, relativa a que la mejor unidad que ha estado a
su mando fue la Compañía que mandó en Rusia.
De hecho Serafín Pardo ya nunca pudo desvincularse
de aquella página de su historia. Por eso participó muy
activamente en la vida de la Hermandad de la División Azul
de sus provincia natal, Huesca. Esta Hermandad publicó
durante algún tiempo un boletín titulado" Hoja de Campa-
ña". Por los ejemplares que he podido reunir y conservo
en mi archivo, esta "Hoja de Campaña" se publicó al
menos entre 1958 y 1961. Dispongo sólo de seis núme-
ros distintos de esta publicación (el nº 6, el más bajo, yel
nº 22, el más alto) yen cuatro de ellos se detecta la pre-
sencia de la pluma del Capitán Pardo. Y digo que se detec-
ta porque Pardo no firmaba sus colaboraciones. He des-
cubierto que eran escritos suyos por la sencilla razón de
que se trata de textos idénticos a otros tantos que apare-
cen en este libro de memorias que ahora editamos. No es
que Serafín Pardo tratara de ocultar su pertenencia a la
Hermandad, ya que su nombre aparece regularmente en
los listados de cuotas pagadas y donativos entregados
que publica esta "Hoja de Campaña" oscense; simple-
mente, y como vemos en estas memorias, Serafín Pardo
elude el darse protagonismo, cediendo este a la División
Azul en su conjunto. No, para Serafín Pardo no fue sim-
plemente un paso más en su carrera militar, más o menos
accidental. Frente a un persistente "rumor" que afirma
que en la División Azul los soldados eran voluntarios y los
oficiales iban "destinados", el caso de Pardo y el de tan-
214 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
tos otros mandos, lo que nos demuestra es la auténtica
comunidad de valores e ideales entre los mandos y los ofi-
ciales de la División Azul.
(1) Xavier Moreno Julia, " La División Azul. Sangre
española en Rusia" , Ed. Crítica, Barcelona 2004; pág. XI.
(2) José Hernández Navarro, "Ida y Vuelta" (Edit.
Actas, Madrid, 2004); Juan Eugenio Blanco, "Rusia no es
cuestión de un día ... " (Julián Cano Editor, Sevilla, 2004); y
Jesús Martínez Tessier, "Soldado de poca fortuna" (Punto
de Lectura, Madrid 2004); Miguel Ezquerra, "Berlin a vida
o muerte Volontari spagnoli nel Terzo Reich" (Ritter, Milán,
2004).
(3) Otra razón para que aparezcan este tipo de textos
es el de contrarrestar los falsos "testimonios" de autores
que, sin haber estado en la División Azul, por distintas
razones pretenden hacer creer al público que formaron
parte de ella. Al menos existen dos libros en que autores
que no han estado en la División Azul han pretendido decir
que sirvieron en ella para verter sobre esa unidad menti-
ras e insidias. El primer caso es el de Francisco José G.
Alvarellos (muy posiblemente un pseudónimo), quien en
1948 publicó en Buenos Aires (con la editorial Emecé) el
libro titulado "Legionarios Españoles contra Rusia".
Mucho más reciente es el caso de Manel Mesado i Mañé,
" Memóries d'un temps gris. Un borrianenc en la División
Azul" (Agrupació Borrianenca de Cultura, Burriana, 2002).
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 215
NOTAS AL TEXTO
Las notas al texto han sido realizadas por D. César
Ibáñez Cagna, veterano de la División Azul y documenta-
lista de la Fundación División Azul, y D. Carlos Caballero
Jurado, miembro colaborador de la citada Fundación.
1 Obviamente no son las bajas de la 9~ Compañía del 262º Regi-
miento a lo largo de toda su existencia. Esta lista está limitada al
periodo en el que Serafín Pardo fue mando en ella, y son las bajas
producidas, primero, en su Sección y, después, en la Compañía en
su conjunto.
Por otra parte, aunque esta lista está confeccionada en base a los
documentos originales del capitán Pardo, hay que hacer constar que
alguno de los nombres aquí recogidos aparecen de otra manera en
los listados de caídos disponibles en los archivos de la Fundación
División Azul. Aunque se trata de variaciones minúsculas, vale la
pena consignarlas. Los nombres en los que hay variación son:
Enrique Giráldez de la HELGUERA
Mariano GORRIS Tello
Rafael PLA Cebrián
Godofredo LAZCANO Cisneros
Felipe Fernández PANERO
Antonio Adámez SORIAQUE
Jaime REYERO CORROZA
2 "La novena" de la que habla coloquialmente Pardo es la 9 g Cía. del
262º Regimiento, uno de los tres de Infantería con que contaba la
División Azul. En la estructura de un Regimiento de Infantería ale-
mán, sus quince Compañías se numeraban consecutivamente. El Iº
Batallón incluía de la 1ª a la 4ª, el IIº de la 5ª a la 8ª y el 111 2 de la
9 i1 a la 12ª. Las tres primeras Compañías de cada Batallón eran de
fusiles, mientras que la última (es decir, las Compañías 4l!, 8 i1 Y12ª)
eran de Armas Pesadas (ametralladoras y morteros) Las restantes
Compañías, no integradas en Batallones, eran la 13ª (Cañones), la
14ª (Antitanques) y la 15ª (de Plana Mayor, con Secciones de Trans-
misiones, Zapadores de Asalto y Exploración)
3 Aunque no fue evacuado en aquel momento, las heridas de Moret
obligaron a su evacuación posterior, primero hacia el Hospital de
Luga y después al de Vilna.
4 El 14 de abril de 1948 se comunicó que había sido denegada.
5 Los errores en las transcripciones exactas de los nombres son muy
habituales en los listados relacionados con la División Azul. En los
listados de oficiales de la División Española de Voluntarios este ofi-
cial aparece con el nombre de Ángel MATEO Sánchez. Sin embargo,
puesto que Pardo lo cita siempre como Maté, se mantendrá esta
designación.
6 Guillermo Alonso del Real es el autor real del texto titulado u División
Azul" que apareció en 1953 bajo la firma de "Fernando Ramos". Se
trata de un modesto folleto (de 29 páginas), editado por Publicacio-
nes Españolas, dentro de la colección "Temas Españoles". Con ser
un texto humilde, tuvo mucho de significativo, ya que a partir del
año 1954, después de la repatriación de los prisioneros de guerra
216 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
de la División Azul procedentes de Rusia, hubo una auténtica explo-
sión de literatura sobre la División Azul, de la que el texto de este
antiguo suboficial de la compañía del capitán Pardo fue un auténti-
co anuncio. Entre el final de la IIª Guerra Mundial y el libro de Gui-
llermo Alonso del Real la literatura de tema divisionario había desa-
parecido prácticamente.
7 La denominación oficial de esta condecoración era la de "Kriegs-
verdienstkreuz" (KVK, Cruz al Mérito de Guerra). Se concedía en dos
versiones, con y sin espadas, y en varias categorías: de IIª Clase,
de Iª Clase y como Cruz de Caballero de la Cruz al Mérito de Gue-
rra. La versión con espadas era la reservada para los militares.
8 La Fundación División Azul ha confeccionado en base a los docu-
mentos originales alemanes listados de los españoles que recibie-
ron las Cruces de Hierro y las Cruces al Mérito de Guerra (abrevia-
damente: Cruces de Guerra). En estos listados no aparece la
concesión de la Cruz de Guerra a Muñoz Morales, lo que no quiere
decir que no la recibiera, ya que debe tratarse de uno de tantos erro-
res burocráticos, en este caso al transcribir el segundo apellido, ya
que sí consta una otorgada al soldado Antonio Muñoz Alozales.
9 En los listados oficiales de la División relativos a condecoraciones otor-
gadas este cabo aparece con el nombre de Juan Soto Fernández
10 Esta concesión no aparece registrada en los listados de la FDA
pero, como antes se ha indicado, pudo tratarse de un error buro-
crático.
11 Como ya se indicó, parece que hubo algún problema al registrar la
condecoración, pues la que aparece en la documentación está a
nombre de Antonio Muñoz Alozales
12 Las Academias de Transformación habían sido creadas para convertir
en profesionales a los Oficiales Provisionales que desearan seguir la
carrera militar acabado el conflicto. Pardo había pasado por la Aca-
demia de Transformación de Guadalajara
13 Durante la Guerra de España los Regimientos funcionaron como uni-
dades de encuadramiento, que crearon sucesivamente Batallones
que se enviaban a las zonas de operaciones. Cada uno de estos
Batallones llevaba un número de orden y la denominación del Regi-
miento "madre". Inicialmente los Batallones así creados se nume-
raron dentro de una secuencia propia de cada Regimiento, pero
finalmente se asignaron números siguiendo una secuencia nacio-
nal. El Regimiento de Infantería "San Quintín" (de Valladolid), que al
empezar la guerra tenía dos Batallones, creó veintiún nuevos Bata-
llones a lo largo del conflicto, el último de los cuales ostentó el nº
118. El Batallón al que perteneció Pardo, el 72º de San Quintín, fue
el décimo de los Batallones de nueva creación que surgieron de
este Regimiento.
14 Lo que Pardo llama "clavos" eran insignias que, de forma más orto-
doxa, cabria denominar "estrellas". Si la palabra "clavos" se impu-
so en el vocabulario de los españoles era porque por la forma de su
fabricación, recordaban los antiguos y voluminosos "clavos" que se
usaban para remachar. Tenían base cuadrangular y forma de pirá-
mide muy achatada.
15 Muchos de estos topónimos resultarán de difícil localización para el
lector, ya que en los mapas actuales aparecen muy distintos. En los
Países Bálticos y la Rusia ocupada, Pardo utiliza los topónimos ale-
manes en vez de los autóctonos y, además, muchas veces los escri-
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 217
be tal como sonaban a los oídos españoles, mas que en su tras-
cripción más correcta (por ejemplo, Plescau -en alemán-, en vez de
Pskov -en ruso-; por otra parte la grafía correcta en alemán es Ples-
kau). Pero era así tal como los bautizaron los divisionarios y puesto
que estas son unas memorias, no un libro de investigación históri-
ca, hemos preferida mantener lo escrito por Pardo.
16 "Panienka" y "viel temperament" son dos expresiones típicas del
argot utilizado por los divisionarios españoles. La primera palabra,
que en polaco designaba a las chicas jóvenes, se incorporó al voca-
bulario de nuestros expedicionarios como sinónimo de mujer. "Viel
temperament", literalmente "mucho temperamento", era una expre-
sión que los españoles oían a los alemanes cuando estos hablaban
del carácter de los españoles y que se incorporó al argot divisiona-
rio como sinónimo de temperamento ardoroso.
17 Pardo se refiere a las piezas rusas de ese calibre, el más usual
entre las piezas pesadas soviéticas
18 Este párrafo merece alguna explicación. En el momento de incorpo-
rarse a la unidad en que iba a ser integrado en la División Azul, los
mandos de Pardo eran:
- General comandante en Jefe: Agustín Muñoz Grandes,
Medalla Militar Individual.
- Coronel Jefe del 262 2 Regimiento: Pedro Pimentel Zayas,
Medalla Militar Individual.
- Teniente Coronel 2 2 Jefe del Regimiento: Mariano Gómez-
Zamalloa y Quirce, Laureado de San Fernando y Medalla
Militar Individual.
- Comandante del 1I1º Batallón del 262º Regimiento: Ángel Ramí-
rez de Cartagena, Medalla Militar Individual.
- Entre los Capitanes Jefes de Compañía, Jaime Milans del
Bosch y Ussia, al frente de la 9ª, tenía la Medalla Militar Indivi-
dual; Juan José Portolés Dihinx, de la 10ª, tenía ya la Medalla
Militar Individual y ganaría otra en Rusia; José Herrera Marín-
Castro, de la 11ª, también estaba en posesión de la Medalla
Militar Individual; y Juan José Orozco Massieu, de la 12ª Com-
pañía, ostentaba la Laureada de San Fernando y la Medalla Mili-
tar Individual.
Milans del Bosch, Portolés y Herrera ganaron en Rusia la Cruz de
Hierro de IIª Clase, y Portolés obtuvo también la de Iª Clase
19 En aras de la exactitud, la designación de "Regimientos de Grana-
deros" es más tardía, pues no se introdujo hasta noviembre de
1942
20 El coronel Esparza había regresado a España debido a la diabetes
que padecía. Le sustituía en ese momento el coronel Rodrigo.
21 Este párrafo puede inducir a algún error, así que se imponen algu-
nas precisiones. Al llegar al frente, la DA quedó encuadrada en la
denominada "Agrupación von Roques", por el nombre de su coman-
dante, el general de este nombre. En enero de 1942 pasó a depen-
der del XXXVIII Cuerpo de Ejército (general von Chappuis). En ambos
casos, se dependía del 162 Ejército (general Busch). Hasta bien
entrado 1942 la DA no pasó a depender del 18Q Ejército, que enton-
ces estaba ya bajo la autoridad de Lindemann, ya que von Küchler
había sustituido a van Leeb al frente del Grupo de Ejércitos "Norte".
22 Para evitar confusiones con otros oficiales de idéntico apellido, preci-
semos que se trata de José Herrera Marín-Castro.
218 SERAFíN PARDO MARTíNEZ
23 Ángel Campano López fue el primer oficial que, procedente de los
"alféreces provisionales" de la Guerra Civil alcanzaría el generalato.
De hecho culminó su dilatada vida militar como Teniente General.
24 La participación de los españoles en las distintas fases de la larga
batalla llamada "de la Bolsa" ha sido estudiada de forma monográ-
fica por Juan Negreira en su obra" La Bolsa del Voljov" (García His-
pán editor, Alicante 1991)
25 El asalto final alemán contra la bolsa del Voljov se realizó con tres
ejes. Desde el norte, avanzaron elementos de las Divisiones 61 y
54. Desde el Oeste atacó la 291~ División. La fuerza que avanzó
desde el sur es la que nos interesa por haber participado en ella los
españoles. La dirección general del ataque correspondía al coronel
Harry Hoppe, a la sazón jefe del 4242 Regimiento (de la 1261 Divi-
sión). Pero la fuerza a sus órdenes era realmente variada, ya que
incluía elementos provenientes de la 285ª División de Seguridad, la
126! de Infantería, la 2ª Brigada SS, la 20ª División Motorizada y la
División Azul. Dentro de este" Kampfgruppe" (Grupo de Combate)
de Hoppe se incluía el llamado "Kampfgruppe Burk" , al que perte-
necieron los españoles. Karl Burk, "SS Standartenführer" (Coronel)
había mandado hasta hacía poco un Grupo SS de Antiaéreos, pero
desde marzo de 1942 mandaba un Grupo de Combate integrado ori-
ginalmente por elementos de la 2ª Brigada SS, voluntarios letones
y elementos del Ejército. En este último ataque, bajo su mando se
encontraban elementos de la 20~ División Motorizada (el llamado
"Batallón Valentin", por el nombre de su jefe), de la 2ª Brigada SS
(la Legión Flamenca) y de la División Azul. Burk era un excelente ofi-
cial y uno de los oficiales SS más acostumbrado al trato con volun-
tarios extranjeros. Posteriormente fue jefe de instrucción de la Divi-
sión SS "Wallonie" (belga), durante su proceso de formación, oficial
de enlace entre el Alto Mando SS y el General Vlasov, jefe del Ejér-
cito Ruso de Liberación (ROA) y, finalmente, comandante en jefe de
la 15ª División SS, de voluntarios letones.
26 Muy posiblemente el entonces capitán Milans del Bosch hiciera tal
propuesta, pero a quien corresponde abrir expediente es el Coman·
dante en Jefe de la División y la realidad es que en este caso nunca
se llegó a abrir Expediente; ignoramos en que punto de la escala
jerárquica se desestimó el seguir con la propuesta.
27 La Segunda Sección de un Estado Mayor, como es sabido, se encar-
ga de las tareas de Información. En esta época se llamaba "Segun-
da Bis" o servicio de información interior a una parte de esta sec-
ción encargada preferentemente de vigilar la actividad política de
signo izquierdista o revolucionario en las unidades. En 1941 Pardo
prestó servicio en la "segunda bis" del Gobierno Militar de Madrid.
28 Aunque Pardo no lo cita, la suspensión del asalto a Leningrado tuvo
también mucho que ver con la ofensiva local soviética lanzada al sur
del Ladoga entre finales de agosto y mediados de diciembre de
1942. Aunque no logró su propósito (romper el cerco de Leningra-
do), supuso un grave desgaste para las fuerzas germanas.
29 Las líneas españolas entre el río Ishora y el trazado de la línea férrea
Leningrado-Moscú se establecieron a lo largo de una débil trinchera,
llamada despectivamente por los españoles "El Trincherón". Esta
trinchera era cortada de forma casi perpendicular por un foso anti·
tanque trazado por los soviéticos en 1941 para defender Leningrado
y que, en este caso por su tamaño, era llamado también "El Trin-
cherón". Por ello existe cierta confusión en los relatos, pues según
UN AÑO EN LA DIVISiÓN AzUL 219
cada autor, la palabra "El Trincherón" se usa para referirse a esa
fosa antitanque -en este sentido la usa Pardo- o al trazado de la
línea defensiva española en su conjunto en el sector entre el Ishora
y el ferrocarril Leningrado-Moscú. El único punto de este sector forti-
ficado con más eficacia es el que era conocido como "El Bastión"
30 Capitán Eduardo de Acha Sánchez-Arjona, jefe de la 11ª/262.
31 Comandante Guillermo Reinlein Calzada, Jefe del Iº Grupo del Regi-
miento de Artillería 250.
32 El "chavalín" se convertirá con los años en el hoy Teniente General
Agustín Muñoz-Grandes Galilea, quien durante su larga vida militar
ha ocupado importantes responsabilidades. Al pasar a la situación
de retirado se le ha puesto al frente de la Hermandad de Veteranos
de las Fuerzas Armadas.
33 Sólo para miembros de las Fuerzas Armadas alemanas.
34 El Capitán de la Guardia Civil Enrique Serra Algarra era Laureado de
San Fernando. Las fuerzas de la Guardia Civil asignadas a la Divi-
sión Azul se dividían entre una fuerza de vanguardia, en la zona de
despliegue en el frente y una fuerza de retaguardia, desplegada
entre la inmediata retaguardia y la frontera franco-española. Para
más detalles, véase: José García Hispán, "La Guardia Civil en la
División Azur, (García Hispán editor, Alicante 1992)
35 Debemos recordar que el oficial al que Pardo llama Maté -con toda
la razón, muy posiblemente- aparece sin embargo en los listados
como Mateo (Ángel Mateo Sánchez). y París no es otro que Fernán-
dez-Cid París
36 Pardo se refiere al llamado Batallón de Reserva Móvil 250 que, en
efecto, en teoría estaba concebido como unidad de encuadramien-
to para soldados de reserva, preparados para cubrir huecos en las
unidades de la División Azul. En la práctica, este Batallón se tras-
formó de hecho en una de las más eficaces unidades de choque de
la División Azul. Los miembros de esta se referían a él como "La Tía
Bernarda" y dentro de la División Azul era la unidad que mejor encar-
naba las tradiciones de La Legión Española.
37 Capitán Manuel Ruiz de Huidobro Alzurena, jefe de la 3ª/262. Ya era
Medalla Militar Individual y por su participación en esta batalla ganó
la Laureada de San Fernando.
38 Capitán Eduardo de la Iglesia Cobian, jefe de la 6ª/262
39 Capitán Gerardo Oroquieta Arbiol, jefe de la 3ª Compañía del Bata-
llón de Reserva 250.
40 La descripción de la batalla de Krasny Bor realizada por Pardo se basa
en sus recuerdos y también en la bibliografía disponible, que sin duda
consultó a la hora de darle forma a este texto. Una análisis actuali-
zado del desarrollo de la batalla se encuentra en: Carlos Caballero
Jurado, "Morir en Rusia. La División Azul en la Batalla de Krasny Bor"
(Cuadernos de Revista Española de Historia Militar, nº 7, Quirón Edi-
ciones, Valladolid 2004)
41 Aunque temporalmente agregado a la 3ª Compañía de Zapadores,
Maximiliano Amaro Laceras era, en realidad, un oficial de Intervención
íNDICE
-PRÓLOGO. 7
-CAlDOS DE LA NOVENA. . • . .•. . ..•. . • . . . . . . . • . • . • . • . • . • . . . . . . . • . • .. . . ... . .. . • 8
-LOS MEJORES .. . ...... • . . . • . . . .. . • . . . . . . . • . . . . . . . • . . . . . • . • . • . .. . . . • . . . . . .• 10
-RUSIA ES CULPABLE. . . .. . . . . • . . . • . • ... • .. . . . . . . . . .. . • .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . 28
-LA DIVISION SE ORGANIZA . . . . . . • . • . . . . . . . . . . . • . • . . . • . . . . . . . . . • . . . . . . . . . • . • . • . 30
-DESTINO Y ANULACiÓN. . . . . . • . • . • . • . . . . . . . . . • . . . • . . . • . . . • . . . . . . . . . . . . . • . • . . . 31
-POR FIN . . . . . . . ..... . • . . . • . . . . . • . . . . . • . . . . . . . . . • . • . . . • ... • . . . . . • . • . . . . . . . 34
-El VIAJE. . . . .. . . .. . .. • . .. . •. . • . .• . . .. . .. . . . . . . . . .. . .• . •• . • . . . . ... . • . . . .. . .. . . 35
-A RUSIA . . . . . . . . . .. • .. . . .• . •. . . . . . . .. . . .. • . . . .. . . .. . .. . •• . . . . . .. .. . .. . .. . . .. . . 41
-NOVGOROD . . . . . . .. . .. . . .• . •• . . .. • . .. . .. . .. . • .. • . . . . •. . .. . .. . •• . .. . .. . .. . .. . . . 43
-El ILMEN, El VOLCHOV y SUS HABITANTES . . . •. . . . . •. . •. . .. . . . .. . .. . .. . .. . .. . .. . •. . . . 46
-UNA DIVISiÓN EN RUSIA ... . . . .. . .. . . • .. . . •. . .. . .. . .. . .• . • .. . . .. . .• • . • .. • . .. . .• . . . 51
-LA DIVISiÓN ... . . .. . . . .. .•• . . • . . . . •• . • . •. . . . . .. . .. . .. . •• . • . . • . .. . . . . . .. . • . . • . •. 53
-¿QUE HABlA PASADO? . .. . . • .. •. . . . .• . .. . . .. . . •. . •. . .• . .. . .. . •• . • .. •. . •. . . .. . . .. 54
-LA NOVENA COMPAÑíA. . .. . . . .. •. . • . ' . .. . . .. • . •.. . • .. . . .. . •• . .. . . . . .. . •• . . . . . . .. 57
--PRIMAVERA EN EL NORTE DE RUSIA .. . . . • . .. . •• . •. . .. . . . . . . .. . •. . .. . .• . .. . .. . .. . .... 58
-ANTECEDENTES Y DESARROLLO DE LA OPERACiÓN . .. . .. . .. . • .. . . •• . .• . •. . .. .. . . •• . .• . . 69
-LA NOVENA EN LA BOLSA .. .. . .. . . . . . . . . . . .. . . .. . •. . .. . .. . . .. • . .. . •• . •• .. • . .• . •. . • 73
-ENTRE KRUTIK y L1UBTZY.. .• . .. . . . . . . •• . • . . . . .. . •• . •. . •. . .. . . . . . . .• . . •. . . . .. . .. . . 92
-CAMBIO DE FRENTE ...... .. . .. . . .. . . •• . • .. . . .. .. . . .. . . • . .• . . .. • . •.• . . . . •• . • . .. . . 112
-KRASNY-BOR .. .. ...... .• . .. . • .. . . .• . .. . •• . • .. • .. . . .. . .. . .. . . .. •. . .. . .• . .. . . . . 126
-ACTIVIDAD EN KRASNY-BOR. . . . . . •• . • . •. . . . . . • . . .. • .. • .. . . .. . .. . .. . •• . .. . .. . .. . . .. 136
-El PERMISO. . .. . .. • . .. . . . . . . .. . .. . . . .. . •• . .. . .• . •. . • .. • . .. . .. . •. . .. . •• . .. . . . . 150
-EL ISHORA..... . . . ' " .. . .. . . . .. . , . . . . . • . •• . .. . .. . . " •. . • . •. . .. . .. . .• . .• . .. . • .. 162
-LOS HOSPITALES. • . . . . .. . •. . . . . . . .. . .• . • . •• . .• . •• . .. . •. . . . . . .. . . • . .. •• . . . . ..•• . 181
-EPílOGO . . . . . . , . .... , . . .•. . • . . . ' . . . , . . . • . . . . . • . . . . . , . , . ' . • . . . • . • . • . • . . . . . 198
-EL VALOR DE UN LIBRO . •.. . . ... . . . • . . . . . • . . . • . . . . . • . • . . . . . . . . . . . . . • . .. • . • . • . 204
-NOTAS Al TEXTO . . • . . . • . • . .... . ... . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . ..•. . •••. . . . 215
Este libro se terminó de imprimir en Valladolid,
en los talleres de Alcañiz-Fresno 's,
el 8 de febrero de 2005.