ACTIVIDAD 1 - Metodologia de Investigacion TEOLOGIA
ACTIVIDAD 1 - Metodologia de Investigacion TEOLOGIA
I. Explica
1. ¿Podrías explicar en qué consiste el método teológico?
2. Enumera las principales características que permiten reconocer si un libro
es, de manera rigurosa y propia, una obra teológica.
II. Aplica
3. ACTIVIDAD GRUPAL: cada alumno deberá escribir la referencia bibliográfica
(autor, título, edición, editorial, lugar y fecha) de cuatro obras propiamente
teológicas, que se encuentren en la biblioteca del Seminario Diocesano. Es
necesario que
- Sean libros diferentes por cada alumno.
- Que NO sean libros de texto de alguna asignatura del programa
formativo, aunque pueden estar presentes en la bibliografía de estos.
III. Analiza
4. Investiga en algún libro de texto sobre Introducción a la Teología, Método
Teológico, o Diccionario especializado de teología, y responde las siguientes
preguntas
A) Explica cuál es la diferencia entre una obra teológica (en general), y
cualquier obra considerada “Magisterio de la Iglesia”.
B) ¿En qué medida una obra escrita cuyo autor sea un Papa u Obispo de la
Iglesia puede ser considerada como “Magisterio de la Iglesia”?
C) Escribe la referencia bibliográfica completa de las obras que consultaste
para responder.
TEXTO
“Instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo. Capítulo IV, Magisterio y
Teología”, Congregación para la doctrina de la fe,
24 de marzo de 1990, números 32 al 41.
Entre los factores que directa o indirectamente pueden ejercer su influjo hay que tener en
cuenta la ideología del liberalismo filosófico que impregna la mentalidad de nuestra época.
De allí proviene la tendencia a considerar que un juicio es mucho más auténtico si procede
del individuo que se apoya en sus propias fuerzas. De esta manera se opone la libertad de
pensamiento a la autoridad de la tradición, considerada fuente de esclavitud. Una doctrina
transmitida y generalmente acogida viene desde el primer momento marcada por la
sospecha y su valor de verdad puesto en discusión. En definitiva, la libertad de juicio así
entendida importa más que la verdad misma. Se trata entonces de algo muy diferente a la
exigencia legitima de libertad en el sentido de ausencia d. coacción, como condición
requerida para la búsqueda leal de la verdad. En virtud de esta exigencia la iglesia ha
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ACTIVIDAD 1 - METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN ( I Teología )
También ejercen su influjo el peso de una opinión pública artificialmente orientada y sus
conformismos. A menudo los modelos sociales difundidos por los medios de comunicación
tienden a asumir un valor normativo. se difunde en particular la convicción de que la iglesia
no debería pronunciarse sino sobre los problemas que la opinión pública considera
importantes y en el sentido que conviene a ésta. El Magisterio, por ejemplo, podría
intervenir en los asuntos económicos y sociales, pero debería dejar al juicio individual
aquellos que se refieren a la moral conyugal y familiar.
En fin, también la pluralidad de las culturas y de las lenguas, que en sí misma constituye
una riqueza, puede indirectamente llevar a malentendidos, motivo de sucesivos
desacuerdos.
33. El disenso puede tener diversos aspectos. En su forma más radical pretende el cambio
de la iglesia según un modelo de protesta inspirado en lo que se hace en la sociedad
política. Cada vez con más frecuencia se cree que el teólogo sólo estaría obligado a
adherirse a la enseñanza infalible del Magisterio, mientras que, en cambio, las doctrinas pro
puestas sin la intervención del carisma de la infalibilidad no tendrían carácter obligatorio
alguno, dejando al individuo en plena libertad de adherirse o no, adoptando así la
perspectiva de una especie de positivismo teológico. El teólogo, por lo tanto, tendría
libertad para poner en duda o para rechazar la enseñanza no infalible del Magisterio,
especialmente en lo que se refiere a las normas particulares. Más aún, con esta oposición
critica contribuiría al progreso de la doctrina.
34. La justificación del disenso se apoya generalmente en diversos argumentos, dos de los
cuales tienen un carácter más fundamental. El primero es de orden hermenéutico: los
documentos del Magisterio no serian sino el reflejo de una teología opinable. El segundo
recurre al pluralismo teológico, llevado a veces hasta un relativismo que pone en peligro la
integridad de la fe: las intervenciones magisteriales tendrían su origen en una teología entre
muchas otras, mientras que ninguna teología particular puede pretender imponerse
universalmente. Surge así una especie de "magisterio paralelo" de los teólogos, en
oposición y rivalidad con el magisterio auténtico[27].
Una de las tareas del teólogo es cierta. mente la de interpretar correctamente los textos del
Magisterio, y para ello dispone de reglas hermenéuticas, entre las que figura el principio
según el cual la enseñanza del Magisterio --gracias a la asistencia divina-- vale más que la
argumentación de la que se sirve, en ocasiones deducida de una teología particular. En
cuanto al pluralismo teológico, éste es legitimo únicamente en la medida en que se
salvaguarde la unidad de la fe en su significado. objetivo[28]. Los diversos niveles
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35. El disenso apela a veces a una argumentación sociológica, según la cual la opinión de
un gran número de cristianos constituiría una expresión directa y adecuada del "sentido
sobrenatural de la fe".
En realidad las opiniones de los fieles no pueden pura y simplemente identificarse con el
"sensus fidei"[31]. Este último es una propiedad de la fe teologal que, consistiendo en un
don de Dios que hace adherirse personalmente a la Verdad, no puede engañarse. Esta fe
personal es también fe de la iglesia, puesto que Dios ha confiado a la Iglesia la vigilancia de
la Palabra y, por consiguiente, lo que el fiel cree es lo que cree la iglesia. Por su misma
naturaleza, el "sensus fidei" implica, por lo tanto, el acuerdo profundo del espíritu y del
corazón con la iglesia, el "sentire cum Ecclesia".
36. La libertad del acto de fe no justifica el derecho al disenso. Ella, en realidad, de ningún
modo significa libertad en relación con la verdad, sino la libre autodeterminación de la
persona en conformidad con su obligación moral de acoger la verdad. El acto de fe es un
acto voluntario, ya que el hombre. redimido por Cristo salvador y llamado Por El mismo a
la adopción filial (cf. Rm 8, 15; Ga 4, 5; Ef l, 5; Jn 1, 12), no puede adherirse a Dios, a
menos que, atraído por el Padre (Jn 6, 44), rinda a Dios el homenaje racional de su fe (Rm
12, 1). Como lo ha recordado la declaración Dignitatis humanae[35]. ninguna autoridad
humana tiene el derecho de intervenir, por coacción o por presiones, en esta opción que
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Por consiguiente, no se puede apelar a los derechos humanos para oponerse a las
intervenciones del Magisterio. Un comportamiento semejante desconoce la naturaleza y la
misión de la Iglesia, que ha recibido de su Señor la tarea de anunciar a todos los hombres la
verdad de la salvación y la realiza caminando sobre las huellas de Cristo, consciente de que
"la verdad no se impone de otra manera sino por la fuerza de la verdad misma, que penetra
suave y fuertemente en las almas"[36].
37. En virtud del mandato divino que le ha sido dado en la Iglesia, el Magisterio tiene como
misión proponer la enseñanza del Evangelio, vigilar su integridad y proteger así la fe del
pueblo de Dios. Para llevar a cabo dicho mandato a veces se ve obligado a tomar medidas
onerosas; por ejemplo cuando retira a un teólogo, que se separa de la doctrina de la fe, la
misión canónica o el mandato de enseñar que le habla confiado, o bien cuando declara que
algunos escritos no están de acuerdo con esa doctrina. Obrando de esa manera quiere ser
fiel a su misión porque defiende el derecho del pueblo de Dios a recibir el mensaje de la
Iglesia en su pureza e integridad y, por consiguiente, a no ser desconcertado por una
opinión particular peligrosa.
En esas ocasiones, al final de un serio examen realizado de acuerdo con los procedimientos
establecidos y después de que el interesado haya podido disipar los posibles malentendidos
acerca de su pensamiento, el juicio que expresa el Magisterio no recae sobre la persona
misma del teólogo, sino sobre sus posiciones intelectuales expresadas públicamente.
Aunque esos procedimientos puedan ser perfeccionados, no significa que estén en contra de
la justicia o del derecho. Hablar en este caso de violación de los derechos humanos es algo
fuera de lugar, porque se desconocería la exacta jerarquía de estos derechos, como también
la naturaleza misma de la comunidad eclesial y de su bien común. Por lo demás, el teólogo,
que no se encuentra en sintonía con el "sentire cum Ecclesia", se coloca en contradicción
con el compromiso que libre y conscientemente ha asumido de enseñar en nombre de la
iglesia[37].
38. Por último, el recurso al argumento del deber de seguir la propia conciencia no puede
legitimar el disenso. Ante todo porque ese deber se ejerce cuando la conciencia ilumina el
juicio práctico en vista de la toma de una decisión, mientras que aquí se trata de la verdad
de un enunciado doctrinal. Además, porque si el teólogo, como todo fiel debe seguir su
propia conciencia, está obligado también a formarla. La conciencia no constituye una
facultad independiente e infalible. es un acto de juicio moral que se refiere a una opción
responsable. La conciencia recta es una conciencia debidamente iluminada por la fe y por la
ley moral objetiva, y supone igualmente la rectitud de la voluntad en el seguimiento del
verdadero bien.
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39. La iglesia, que tiene su origen en la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo[39], es un misterio de comunión, organizada de acuerdo con la voluntad de su
fundador en torno a una jerarquía que ha sido establecida para el servicio del Evangelio y
del pueblo de Dios que lo vive. A imagen de los miembros de la primera comunidad,
todos ;os bautizados, con los carismas que les son propios, deben tender con sincero
corazón hacia una armoniosa unidad de doctrina, de vida y de culto (cf. Hch 2, 42). Esta es
una regla que procede del ser mismo de la iglesia. Por tanto, no se puede aplicar pura y
simplemente a esta última los criterios de conducta que tienen su razón de ser en la
sociedad civil o en las reglas de funcionamiento de una democracia. Menos aún tratándose
de las relaciones dentro de la iglesia, se puede inspirar en la mentalidad del medio ambiente
(cf. Rm 12, 2). Preguntar a la opinión pública mayoritaria lo que conviene pensar o hacer.
recurrir a ejercer presiones de la opinión pública contra el Magisterio, aducen como
pretexto un "consenso" de los teólogos, sostener que el teólogo es el portavoz profético de
una "base" o comunidad autónoma que sería por lo tanto la única fuente de la verdad, todo
ello denota una grave pérdida del sentido de la verdad y del sentido de iglesia.
40. La Iglesia es "como un sacramento 0 señal e instrumento de la íntima unión con Dios y
de la unidad de todo el género humano"[40]. Por consiguiente, buscar la concordia y la
comunión significa aumentar la fuerza de su testimonio y credibilidad; ceder, en cambio, a
la tentación del disenso es dejar que se desarrollen "fermentos de infidelidad al Espíritu
Santo"[41].
En virtud de la autoridad que han recibido de Cristo mismo, corresponde a los pastores
custodiar esta unidad e impedir que las tensiones que surgen de la vida degeneren en
divisiones. Su autoridad, trascendiendo las posiciones particulares y las oposiciones, debe
unificarlas en la integridad del Evangelio, que es "la palabra de la reconciliación" (cf. 2 Co
5 , 1 8-20).
En cuanto a los teólogos, en virtud del propio carisma, también les corresponde participar
en la edificación del Cuerpo de Cristo en la unidad y en la verdad y su colaboración es más
necesaria que nunca para una evangelización a escala mundial, que requiere los esfuerzos
de todo el pueblo de Dios[42]. Si ocurriera que encuentran dificultades por el carácter de su
investigación, deben buscar la solución a través de un diálogo franco con los pastores, en el
espíritu de verdad y de caridad propio de la comunión de la iglesia.
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41. Unos y otros siempre deben tener presente que Cristo es la Palabra definitiva del Padre
(cf. Hb 1, 2) en quien, como observa san Juan de la Cruz, "Dios nos ha dicho todo junto y
de una sola vez"[43] y que, como tal, es la Verdad que hace libres (cf. Jn 8, 36; 14, 6). Los
actos de adhesión y de asentimiento a la Palabra confiada a la iglesia bajo la guía del
Magisterio se refieren en definitiva a El e introducen en el campo de la verdadera libertad.
Instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo. Capítulo IV, Magisterio y Teología
Congregación para la doctrina de la fe,
24 de marzo de 1990
Notas
25. Pablo VI, Paterna cum benevolentia, 8 de diciembre de 1974: AAS 67 (1975) 5-23: L
´Osservatore Romano, edición en lengua española, 22 de diciembre de 1974, págs. 1-4.
Véase también Congregación para la doctrina de la fe, declaración Mysterium Ecclesiae:
AAS 65 (1973) 396-408: L´Osservatore Romano, edición en lengua española, 15 de julio
de 1973, págs. 9-11.
28. Cf. Pablo VI, Paterna cum benevolentia, n. 4: AAS 67 (1975) 14-15: L´Osservatore
Romano, edición en lengua española, 22 de diciembre de 1974, pág. 3
29. Cf. Pablo VI, Discurso a los miembros de la Comisión teológica internacional, 11 de
octubre de 1973: AAS 65 ( 1973) 555-559: L´Osservatore Romano, edición en lengua
española, 21 de octubre de 1973, pág. 9.
30. Cf. Juan Pablo II, Redemptor hominis, n. 19: AAS 71 (1979) 308: L´Osservatore
Romano, edición en lengua española, 18 de marzo de 1979, pág. 12; Discurso a los fieles de
Managua, 4 de marzo de 1983, n. 7: AAS 75 (1983) 723: L´Osservatore Romano, edición
en lengua española, 13 de marzo de 1983, pág. 14; Discurso a los religiosos en Guatemala,
8 de marzo de 1983, n. 3: AAS 75 (1983) 746: L´Osservatore Romano, edición en lengua
española, 20 de marzo de 1983, pág. 9; Discurso a los obispos en Lima, 2 de febrero de
1985, n. 5: AAS 77 ( 1985) 874: L´Osservatore Romano, edición en lengua española, 17 de
febrero de 1985, pág. 8; Discurso a los obispos de la Conferencia Episcopal belga en
Malinas, 18 de mayo de 1985, n. 5: L´Osservatore Romano, edición en lengua española, 9
de junio de 1985, pág. 9; Discurso a algunos obispos estadounidenses en visita ad limina,
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ACTIVIDAD 1 - METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN ( I Teología )
31. Cf. Juan Pablo II, Familiaris consortio, n. 5: AAS 74 (1982) 85-86: L´Osservatore
Romano, edición en lengua española, 20 de diciembre de 1981, págs. 5 s.
32. Cf. la fórmula del Concilio de Trento, sess. VI, cap. 9: fides "cui non potest subesse
falsum": DS 1534. cf. santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, II-II, q. 1, a. 3, ad 3:
"Possibile est enim hominem fidelem ex coniectura humana falsum aliquid aestimare. Sed
quad ex fide falsum aestimet, hoc est impossibile".
36. Ib., n. 1.
37. Cf. Juan Pablo II, Sapientia christiana, 15 de abril de 1979, n. 27, 1 : AAS 71 (1979)
483. L´Osser- vatore Romano, edición en lengua española, 3 de junio de 1979, pág. 9;
C.I.C., c. 812.
38. Cf. Pablo VI, Paterna cum benevolentia, n. 4: AAS 67 (1975) 15: L´Osservatore
Romano, edición en lengua española, 22 de diciembre de 1974, pág. 3.
40. Ib., n. 1.
41. Pablo VI, Paterna cum benevolentia, núms. 2-3: AAS 67 (1975) 10-11: L´Osservatore
Romano, edición en lengua española, 22 de diciembre de 1974, pág. 3.
42. Cf. Juan Pablo II, Christifideles laici, núms. 32-35: AAS 81 (1989) 451-459: L
´Osservatore Romano, edición en lengua española, 5 de febrero de 1989, págs. 12 s.
IV. Evalúa
Durante la próxima clase cada alumno investigará y expondrá DOS CASOS:
1. Un caso elegido sobre una tesis o afirmación de un autor que haya sido
censurada por la Autoridad Eclesiástica como inapropiada o herética.
- Explicar en qué consiste el error censurado
- Indicar si hubo algún error proveniente del mal uso del método
teológico.
2. Un caso elegido sobre un autor catalogado entre los “teólogos del disenso”.
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ACTIVIDAD 1 - METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN ( I Teología )
V. Crea
8. Imagina la siguiente situación:
1. ¿Cómo pondrías a prueba tal libro, para saber si se trata de una obra
propiamente teológica?
2. ¿Cómo afrontarías, como párroco, el hecho de que existe un grupo de
personas que leen un libro con errores teológicos?
3. ¿Se te ocurre una manera asertiva y amable para exhortar a un feligrés, que
está leyendo una obra que carece de rigor teológico, o incluso, puede ser
dañina para su fe, para que desista de seguir leyendo ese libro?