0% encontró este documento útil (0 votos)
47 vistas16 páginas

Guerra de Independencia de Los Estados Unidos

La Guerra de Independencia de los Estados Unidos fue un conflicto entre las 13 colonias británicas en América del Norte y Gran Bretaña entre 1775 y 1783, que resultó en la independencia de los Estados Unidos. Francia y España apoyaron a los revolucionarios estadounidenses, mientras que las colonias se unieron para formar los Estados Unidos y establecer un sistema político democrático. La guerra terminó con la derrota británica en Yorktown y el reconocimiento formal de la independencia estadounidense en el Tratado de París

Cargado por

Celia Chambi
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
47 vistas16 páginas

Guerra de Independencia de Los Estados Unidos

La Guerra de Independencia de los Estados Unidos fue un conflicto entre las 13 colonias británicas en América del Norte y Gran Bretaña entre 1775 y 1783, que resultó en la independencia de los Estados Unidos. Francia y España apoyaron a los revolucionarios estadounidenses, mientras que las colonias se unieron para formar los Estados Unidos y establecer un sistema político democrático. La guerra terminó con la derrota británica en Yorktown y el reconocimiento formal de la independencia estadounidense en el Tratado de París

Cargado por

Celia Chambi
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 16

Guerra de Independencia de los Estados

Unidos

Parte de la Revolución de las Trece Colonias

Lord Cornwallis se rinde en Yorktown (arriba); batalla de Guilford


Court House (centro izquierda); batalla de Trenton (centro derecha);
batalla de Long Island (abajo izquierda); y muerte del general Warren en
Bunker Hill (abajo derecha).

Fecha 19 de abril de 1775-3 de septiembre de 1783


Ratificación efectiva: 14 de enero de 1784

Lugar Este de América del Norte, Gibraltar, Islas


Baleares, subcontinente indio, partes
de África, aguas costeras europeas, mar
Caribe y océanos Atlántico e Índico
Resultado Victoria de los Estados Unidos y sus aliados,
Acuerdo de cese al fuego anglofrancés (20 de
enero de 1783)

Cese al fuego declarado por el Congreso


Continental (11 de abril de 1783)
Suspensión concertada de hostilidades en
India (2 de julio de 1783)
Paz de París (firmada el 3 de septiembre de 1783 y
ratificada el 14 de enero de 1784)

Consecuencias Gran Bretaña reconoce la independencia


estadounidense.
Fin del primer Imperio británico.
Ruptura de la Confederación Iroquesa.

Cambios •Independencia de Estados Unidos.


territoriales •España recupera la Florida
Oriental y Occidental, el archipiélago de San
Andrés, las Islas de la Bahía y Menorca.
•Francia anexiona San Pedro y
Miquelón, Santa Lucía y Tobago y recupera
algunas plazas en las Antillas y en el río
Senegal en África.
•Los Países Bajos ceden Nagapattinam a Gran
Bretaña a cambio de Sumatra y reconocen el
derecho de los británicos a navegar por
el Índico.

Beligerantes
 Trece Colonias  Imperio británico
(1775-1776) • Lealistas
 Estados Unidos
 Provincia de Quebec
(1776-1783)
 República de Vermont
 Reino de Francia  Hannover
 Reino de España Mercenarios alemanes

 Hesse-Kassel
Cobeligerantes:
 Países Bajos  Hesse-Hanau
 Reino de Mysore
 Waldeck

 Brunswick-Luneburgo
mostrar
Tribus indígenas:  Ansbach
 Anhalt-Zerbst

mostrar
Tribus indígenas:

Comandantes
 George Washington  Jorge III de Gran Bretaña
 Benedict Arnold  Frederick North
(hasta 1780)  George Germain
 Nathanael Greene
 John Burgoyne  (P.D.G.)
 Benjamin Lincoln
 Richard Montgomery  Charles Cornwallis  
 William Howe
   Tadeusz Kościuszko
 Henry Clinton
   Kazimierz Pułaski
 Guy Carleton
 Horatio Gates
 Friedrich Wilhelm von  Banastre Tarleton  
Steuben  Benedict Arnold
 Daniel Morgan (desde 1780)
 Gilbert de La Fayette  John André  
 Thomas Gage
 Charles Henri
 Joseph Brant
 Jean-Baptiste Donatien de
Vimeur de Rochambeau
 François Joseph Paul de
Grasse  (P.D.G.)
 Bernardo de Gálvez
 Luis de Córdova y Córdova
 Luis de Unzaga y Amézaga
 Gilbert Antoine de Saint
Maxent
 Juan de Lángara
 Francisco de Saavedra
 Francisco de Miranda
 Johan Zoutman

Fuerzas en combate

La guerra de Independencia de los Estados Unidos fue un conflicto bélico que


enfrentó a las Trece Colonias británicas originales en América del Norte contra
el Reino de Gran Bretaña. Ocurrió entre 1775 y 1781, finalizando con la derrota
británica en la batalla de Yorktown y la firma del Tratado de París.
Durante esta guerra, Francia ayudó a los revolucionarios estadounidenses con
tropas terrestres comandadas por Rochambeau y por el Marqués de La Fayette y
por flotas bajo el comando de marinos como Guichen, de
Grasse y d'Estaing. España, por su parte, contribuyó inicialmente y de forma
clandestina con la revolución, desde la primavera y verano de 1776, gracias a Luis
de Unzaga y Amézaga, luego de su cuñado Bernardo de Gálvez y de forma
abierta a partir de la batalla de Saratoga, mediante las armas y los suministros
proporcionados por los navíos del comerciante Diego de Gardoqui, familiar del
gobernador Unzaga, y abriendo un frente en el flanco sur.
Las colonias británicas que se independizaron de Gran Bretaña edificaron el
primer sistema político liberal y democrático, alumbrando una nueva nación,
los Estados Unidos de América, incorporando las nuevas ideas revolucionarias
que propugnaban la igualdad y la libertad. Esta sociedad colonial se formó a partir
de oleadas de colonos inmigrados y no existían en ella los rasgos característicos
del rígido sistema estamental europeo.
En las colonias del sur (Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia) se
había organizado un sistema esclavista (con unos 500 000 esclavos negros) que
explotaban plantaciones de tabaco, algodón y azúcar. De este modo, la población
estaba compuesta por grandes y pequeños propietarios, así como esclavos.
Los antecedentes a la guerra de la Independencia de los Estados Unidos se
remontan a la rivalidad franco-británica en Norteamérica y a las consecuencias de
la guerra de los Siete Años, que terminó en 1763.
El 10 de febrero de ese año, el Tratado de París puso fin al imperio colonial
francés en América del Norte y consolidó a Gran Bretaña como la potencia
hegemónica. En oposición solo tenía a España, que controlaba Nueva Orleans, la
ciudad más importante, con unos 10 000 habitantes. Respecto a Francia, la
pérdida territorial no fue sentida como algo catastrófico. Se conservaban los
derechos pesqueros en Terranova y la población católica francófona recibiría un
trato de respeto. Por otro lado, en la zona del Caribe las pérdidas podían ser
compensadas, pues la colonia principal francesa Saint-Domingue (La Española)
con capital en Puerto Príncipe, producía la mitad del azúcar consumido en todo el
mundo y su comercio con África y las Antillas estaba en pleno apogeo.
Respecto a los colonos estadounidenses, la guerra modificó radicalmente el
panorama anterior. Los francófonos católicos de Quebec, tradicionales enemigos
de los colonos ingleses de las trece colonias, recibieron un trato respetuoso por
parte de las autoridades británicas, que se confirmó en 1774 cuando se dotó a
Canadá de un estatuto particular dentro de las colonias británicas en
Norteamérica, llevándose sus fronteras hasta la confluencia del Ohio y el Misisipi.
Asimismo su población conservó un derecho civil propio y la Iglesia católica fue
reconocida. Todos estos movimientos fueron mal aceptados por la población de
las Trece colonias.
La causa inmediata de este conflicto fue el injusto trato que Gran Bretaña infligía a
los colonos, pues estos aportaban riquezas e impuestos a la metrópoli pero no
tenían los medios para decidir sobre dichos impuestos, por lo que se sentían
marginados y no representados.

Contexto[editar]
Artículo principal: Revolución de las Trece Colonias
Gran Bretaña obtuvo el triunfo parcial sobre Francia en la guerra de los Siete
Años (1756-1763) recibiendo gran ayuda económica y militar de las colonias, al
igual que estas de la metrópoli, aunque dicha colaboración no les fue
recompensada. Las medidas represivas del gobierno británico (producidas tras
sublevaciones como el Motín del Té de Boston y las sanciones de las Actas
Intolerables) provocaron el inicio de la guerra de independencia.
El descontento se extendió por las Trece Colonias y se organizó una
manifestación en Boston en contra de los impuestos que debían pagar por
artículos indispensables como el papel, el vidrio o la pintura. En esta manifestación
no hubo ningún altercado y el gobierno británico hizo oídos sordos a las peticiones
de los colonos, pero estos no iban a consentir que la situación continuara así, con
lo que se reunieron junto con varios miembros de otras poblaciones para urdir una
acción más propagandística que la manifestación. En 1773 los colonos se
reunieron en Boston. De Gran Bretaña llegaban tres naves cargadas de cajas que
contenían té. Varios miembros de la sociedad secreta se disfrazaron de indios y
fueron nadando hasta alcanzar los tres barcos. Una vez allí capturaron a sus
tripulantes y tiraron la mercancía por la borda. Fue la primera acción contra la
represión de impuestos, lo que intranquilizó a los británicos.
En 1774 se reunió por primera vez el Congreso de los colonos en contra de la
servidumbre a Londres y a favor de una patria independiente, el Primer Congreso
Continental. Ya se discuten unas hipotéticas leyes. Pese al clima de enemistad
contra los británicos metropolitanos en las colonias, todavía había algunos colonos
que apoyaban al rey Jorge III de Gran Bretaña, siendo llamados kings
friends (cerca de 500 000 leales, alrededor del 19 % de la población de las trece
colonias).

La guerra de independencia[editar]
Los primeros combates[editar]
El 19 de abril del año 1775, soldados británicos salieron de Boston para impedir la
rebelión de los colonos mediante la toma de un depósito de armas de estos
últimos en la vecina ciudad de Concord. En el poblado de Lexington se
enfrentaron a 70 milicianos. Nadie sabe quién abrió fuego y dio comienzo de este
modo la guerra de independencia. Los británicos tomaron Lexington y Concord,
pero en su regreso hacia Boston fueron hostigados por cientos de voluntarios
de Massachusetts, Lexington y Concord. Se producen las primeras bajas de la
contienda, ocho soldados colonos. Para junio, 10 000 soldados coloniales sitiaron
Boston.
En mayo de 1775, un Segundo Congreso Continental se reunió en Filadelfia y
empezó a asumir las funciones de gobierno nacional. Nombró catorce generales,
autorizó la invasión de Canadá y organizó un ejército de campaña bajo el mando
de George Washington, un hacendado virginiano y veterano de la guerra franco-
india. Consciente de que las colonias sureñas desconfiaban del fanatismo de
Massachusetts, John Adams presionó para que se eligiera a este coronel de la
milicia virginiana, que tenía cuarenta y tres años, como comandante en jefe. Fue
una elección inspirada. Washington, que asistía al Congreso de uniforme, tenía el
aspecto adecuado: era alto y sereno, con un digno aire militar que inspiraba
confianza. Como dijo un congresista: «No era un tipo que actuara alocadamente,
que despotricara y jurara, sino un hombre sobrio, firme y calmado».
Se empezaron a reclutar soldados de entre todas las partes de las colonias.
Muchos de ellos eran agricultores o cazadores, bravucones y poco entrenados en
el combate. En las primeras luchas contra los británicos, George Washington llegó
a decir: «hemos reclutado un ejército de generales, no obedecen a nadie».
Al principio, la guerra fue desfavorable para los colonos. En junio de 1775 ambos
ejércitos se encontraron en Bunker Hill, frente a Boston. Los rebeldes se habían
atrincherado en la colina y, pese a que los británicos asaltaron las posiciones
continentales con violencia, los colonos consiguieron aguantar el ataque durante
bastante tiempo; cuando los últimos asaltantes logran llegar a la cima, las bajas
británicas son de 800 soldados. Es una victoria pírrica para los británicos. Los
insurgentes, además, hicieron circular su versión de los hechos, que no era otra
sino que se habían retirado simplemente por la falta de munición y no por el
empuje de los casacas rojas. Después de dejar la colina Bunker Hill, los colonos
se centraron en fortificar la otra colina, Dorchester Heights, lo que consiguieron
gracias a los cañones que capturaron en el fuerte Ticonderoga, y que trajo en una
compleja operación desde allí el joven coronel Henry Knox (esta operación de
transporte se conoce como «noble tren de artillería»). El general británico William
Howe, al ver esta fortificación, decidió rendirse y evacuar la ciudad de Boston el 17
de marzo de 1776 (día de la evacuación). Desde 1770 el gobernador de
Luisiana, Luis de Unzaga y Amézaga tenía conocimiento de los sucesos en
Boston y las restantes colonias británicas, desde finales de 1775 y en especial en
la primavera y verano de 1776 Luis de Unzaga y Amézaga ayudó a los colonos
norteamericanos con mercancías, atendiendo peticiones como las provenientes de
Patrick Henry o el general Charles Lee, Unzaga facilitó desde Nueva Orleans
toneladas de pólvora, harina, medicamentos, apoyo económico, apoyo militar y
apoyo de armas en varias embarcaciones río arriba, pasando por San Luis y
llegando hasta Fort Pitt (Pittsburg) a través del río Ohio; gracias a ello, Washington
logró sus primeras victorias.
El 2 de julio de 1776, el Congreso finalmente resolvió que: «estas Colonias Unidas
son, y por derecho deben ser, estados libres y soberanos». El 4 de julio de 1776
se reunieron 56 congresistas estadounidenses para aprobar la Declaración de
Independencia de los Estados Unidos, que Thomas Jefferson redactó con la
ayuda de otros ciudadanos de Virginia. Se imprimió papel moneda y se iniciaron
relaciones diplomáticas con potencias extranjeras. En el congreso se encontraban
cuatro de las principales figuras de la independencia: George
Washington, Thomas Jefferson, Benjamin Franklin y John Adams. De los 56
congresistas, 14 murieron durante la guerra. Benjamin Franklin se convierte en el
primer embajador y jefe de los servicios secretos.
La unidad se extendió entonces por las Trece Colonias para luchar contra los
británicos. La declaración presentó una defensa pública de la guerra de
Independencia, incluida una larga lista de quejas contra el soberano británico
Jorge III. Pero sobre todo, explicó la filosofía que sustentaba la independencia,
proclamando que todos los hombres nacen iguales y poseen ciertos derechos
inalienables, entre ellos la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que los
gobiernos pueden gobernar solo con el consentimiento de los gobernados; que
cualquier gobierno puede ser disuelto cuando deja de proteger los derechos del
pueblo. Esta teoría política tuvo su origen en el filósofo inglés John Locke, y ocupa
un lugar prominente en la tradición política anglosajona.
Estos hechos convencieron al gobierno británico de que no se enfrentaba
simplemente a una revuelta local de Nueva Inglaterra. Pronto se asumió que
el Reino Unido estaba envuelto en una guerra, y no en una simple rebelión, por lo
que se adoptaron decisiones de política militar dieciochesca convencional,
consistente en maniobras y batallas entre ejércitos organizados.
Este cambio de estrategia forzó a los británicos a evacuar Boston en marzo de
1776 y transferir sus principales fuerzas a Nueva York, cuya población se
presumía más favorable a la Corona, con un puerto más amplio y una posición
central. En consecuencia, en el verano de 1776, sir William Howe, que sustituyó
a Gage como comandante en jefe del ejército británico en Norteamérica, llegó al
puerto de Nueva York con una fuerza de más de treinta mil hombres. Howe tenía
intención de aislar Nueva Inglaterra de los otros rebeldes y derrotar al ejército de
Washington en una batalla decisiva. Iba a pasar los dos años siguientes tratando
de llevar a cabo este plan.

Tropas alemanas que sirvieron con los británicos, llamadas «hessianos» o «Hessians» en inglés (C.
Ziegler, tras Conrad Gessner, 1799).

Según todas las apariencias, un enfrentamiento militar parecía muy ventajoso para
Gran Bretaña, una de las potencias mundiales más poderosas, con una población
de unos once millones, frente a los dos millones y medio de colonos, un quinto de
los cuales eran esclavos negros. La armada británica era la mayor del mundo y
casi la mitad de sus buques participaron inicialmente en el conflicto con los
nacientes Estados Unidos. El ejército era una fuerza profesional bien entrenada;
en 1778, llegó a tener cerca de cincuenta mil soldados estacionados solo en
Norteamérica, a los cuales se añadieron más de treinta mil mercenarios
alemanes durante la contienda.
Para enfrentarse a ese poder militar, los rebeldes tenían que empezar de la nada.
El Ejército Continental contaba con menos de cinco mil efectivos permanentes,
complementados por unidades de las milicias estatales de diferentes tamaños. En
la mayoría de los casos estaban mandados por oficiales inexpertos y no
profesionales. George Washington, el comandante en jefe, por ejemplo, solo había
sido coronel de regimiento en la frontera virginiana y tenía poca experiencia en
combate. No sabía nada de mover grandes masas de soldados y nunca había
dirigido un asedio a una posición fortificada. Muchos de sus oficiales habían salido
de las capas medias de la sociedad: había posaderos convertidos en capitanes y
zapateros en coroneles, como exclamó, asombrado, un oficial francés. Es más,
«sucede con frecuencia que los colonos preguntan a los oficiales franceses qué
oficio tienen en Francia». No es de extrañar, pues, que la mayoría de los oficiales
británicos pensara que el ejército insurgente no era «más que una banda
despreciable de vagabundos, desertores y ladrones» incapaces de rivalizar con
los casacas rojas de Su Majestad. Un general británico llegó a alardear que con
mil granaderos podía «ir de un extremo a otro de Norteamérica y castrar a todos
los hombres, en parte por la fuerza y en parte con un poco de persuasión».
Sin embargo, estos contrastes eran engañosos, porque las desventajas británicas
eran inmensas desde el principio del conflicto. Gran Bretaña tenía que conducir la
guerra desde el otro lado del Atlántico, a cinco mil kilómetros de distancia, con los
consiguientes problemas de comunicaciones y logística; incluso alimentar
adecuadamente era un problema casi insalvable. Al mismo tiempo, tenía que
hacer una guerra absolutamente diferente a la que cualquier país hubiera librado
en el siglo XVIII. La propia Norteamérica era inconquistable. La enorme extensión
del territorio hacía que las maniobras y operaciones convencionales fueran
difíciles y engorrosas. El carácter local y fragmentario de la autoridad en
Norteamérica inhibía cualquier acción decisiva por parte de los británicos. No
había ningún centro neurálgico con cuya captura se pudiera lograr aplastar la
rebelión. Los generales británicos acabaron por decidir que su principal objetivo
debía ser enfrentarse al ejército de Washington en una batalla, pero, como dijo el
comandante en jefe británico, no sabían como hacerlo, «ya que el enemigo se
mueve con mucha más celeridad de la que nosotros somos capaces».
Uno de los principales problemas para los colonos era la baja calidad de sus
mosquetes, ya anticuados y que solo podían disparar a pocos metros para obtener
precisión. Esto llevó a que se creara un nuevo tipo de arma más eficaz, que fue el
fusil modelo Pennsylvania, de gran precisión desde más de 80 metros. Los
colonos en estos primeros combates lucharon en forma de guerrillas.
Travesía del río Delaware.

George Washington, por su parte, comprendió desde el principio que, por el lado
estadounidense, la guerra tenía que ser defensiva. «En todas las ocasiones
debemos evitar una acción general -dijo ante el Congreso en septiembre de 1776-
o arriesgar nada, a menos que nos veamos obligados por una necesidad a la cual
no deberíamos vernos arrastrados». Aunque nunca actuó como cabecilla
guerrillero y se concentró todo el tiempo en crear un ejército profesional, con el
cual pretendía batir a los británicos en una batalla abierta, en realidad, sus tropas
pasaban buena parte del tiempo librando escaramuzas con el enemigo,
acosándolo y privándole de comida y avituallamiento siempre que era posible
(guerra de guerrillas). En esas circunstancias, la dependencia de los
estadounidenses de unas fuerzas de la milicia no profesionales y la debilidad de
su ejército organizado los convertían, como dijo un oficial suizo, en más peligrosos
que «si tuvieran un ejército regular». Los británicos no comprendieron nunca a qué
se enfrentaban; esto es, a una verdadera revolución que contaba con un apoyo
generalizado de la población. Por ello, continuamente subestimaron el aguante de
los rebeldes y sobreestimaron la fuerza de los colonos leales a la Corona. Al final,
la independencia acabó significando más para los estadounidenses que la
reconquista o conservación de las Trece Colonias para los británicos.
La batalla de Saratoga[editar]
Artículos principales: Campaña de Saratoga y  Batalla de Saratoga.
Las cosas empezaron a cambiar en octubre de 1777, cuando un ejército británico
bajo el mando del General John Burgoyne se rindió en Saratoga, en el norte del
estado de Nueva York. Este fue el golpe de gracia y propagandístico que
necesitaban los colonos para su independencia. Desde Canadá llegaron indios
(dirigidos por Joseph Brant) a favor de los británicos porque los colonos les
estaban invadiendo sus tierras cada vez más. La expedición estaba mandada por
el general John Burgoyne y pretendía llegar a Albany. Sin embargo, fueron
interceptados y tuvieron que presentar batalla en Freeman, cerca del río Hudson.
Aquí estaban los colonos al mando de Benedict Arnold, Horatio Gates y Daniel
Morgan. Este último comandaba a fusileros vestidos con pieles, muchos de ellos
antiguos cazadores.
El general Burgoyne contaba con 600 mercenarios alemanes (los británicos
llegaron a utilizar hasta 16 000 en toda la guerra) para tomar la granja. El 9 de
septiembre Morgan tiene a sus hombres bien escondidos en un bosque contiguo a
la granja y en los trigales de la misma. Una vez se acercan los mercenarios
alemanes, los fusileros salen de sus escondites y disparan a los enemigos,
produciendo gran sorpresa entre estos y provocando que caigan decenas.
Burgoyne entonces manda otros 600 más, que también caen. Los británicos
retroceden, pero Burgoyne resiste, aunque sin suministros ni víveres, y consigue
poco tiempo después tomar la granja.
Horatio Gates, aunque hombre pesimista, es convencido por Morgan y Arnold para
lanzar un ataque a los británicos. Con los cañones incautados a los británicos
bombardean la granja y consiguen la rendición de Burgoyne. Entre el cañoneo de
los colonos, un general británico, Simon Fraser, ordenó una carga
de caballería totalmente desesperada por lo difícil de la situación. Esta carga fue
rápidamente neutralizada por los hombres de Morgan, que consiguieron acabar
con el general. Este, antes de morir, pidió ser enterrado en el campo de batalla, y
para ello varios soldados británicos se reunieron, lo que llegó a confundir a los
colonos. Creyendo que los enemigos se estaban reorganizando para otro ataque,
empezaron a cañonear la zona en que estaban enterrando a Simon Fraser, y
aunque no dieron en el blanco, sí produjeron que los que se esforzaban en la
faena fueran salpicados por la arena y el polvo. Al final se le pudo enterrar entre
una lluvia de balas de cañón. Este hecho produjo esta frase de un general alemán
llamado Riedesel: «¡qué gran entierro para un gran guerrero!»
La ayuda extranjera y el final de la guerra[editar]
Alentados por la victoria de Saratoga, Francia y España, que desde 1775
ayudaban clandestinamente a través del gobernador español Luis de Unzaga y
Amézaga casado con la francesa Isabel de Saint Maxent, veían la oportunidad
como una ocasión de oro para lograr la revancha del desastroso Tratado de
París de 1763, con el que concluyó la guerra de los Siete Años. Así, Francia tras
unos meses de cierta vacilación, entró abiertamente en la guerra firmando una
alianza en febrero de 1778 con los colonos. Pese a sus escasas provisiones y
limitado adiestramiento, las tropas coloniales pelearon bien en general, pero
podrían haber perdido la guerra si no hubieran recibido ayuda del erario francés,
de la poderosa marina francesa y de las tropas enviadas por Francia.
Por su parte, España, aunque enseguida ayudó a los rebeldes con dinero, armas y
municiones, se mostró reacia a la intervención directa, debido al temor de una
represalia de los británicos en sus tierra con un conflicto armado; incluso intentó
realizar una mediación entre las colonias e británicos .27 Los objetivos españoles
en América eran expulsar a los británicos tanto del golfo de México como de las
orillas del Misisipi y conseguir la desaparición de sus asentamientos en la América
Central.28 La ayuda española, en todo caso, fue abundante , y más interesada en
favorecer la independencia de las Trece Colonias.29
Después de 1778, la lucha se trasladó al sur y el conflicto ya había adquirido un
cariz internacional con la entrada de Francia. Un año más tarde la realidad se
impuso y España declaró la guerra a Gran Bretaña, pensando incluso en la
posibilidad de invadir Gran Bretaña mediante el concurso de una armada franco-
española, plan que resultó inviable. Para su entrada abierta en el conflicto, el
Gobierno español había firmado el llamado Tratado de Aranjuez, acuerdo secreto
con Francia sellado en Aranjuez el 12 de abril de 1779, por el cual España
conseguía una serie de concesiones a cambio de unirse a Francia en la guerra.30
Esta prometió su ayuda en la recuperación de Menorca, la Mobila, Panzacola, la
bahía de Honduras y la costa de Campeche y aseguró que no concluiría paz
alguna que no supusiera la devolución de Gibraltar a España.31 Esto provocó que
los británicos tuvieran que desviar a Gibraltar tropas destinadas en un principio a
las colonias.
Los puertos de Tolón y Brest, en Francia, que estaban bloqueados por los
británicos, fueron desbloqueados por la falta de efectivos de la Marina Real
británica. Con los puertos atlánticos abiertos, los franceses pudieron llevar tropas
a América al mando de La Fayette y de Rochambeau, siendo esta ayuda de gran
importancia para los colonos, como se señaló más arriba. Fue decisiva la batalla
del cabo de Santa María (1780) en la que una flota combinada hispano-francesa
capturó un convoy británico. En total 52 buques, 80 000 mosquetes, 3000 barriles
de pólvora, gran cantidad de provisiones y la ingente suma de 1 000 000 de libras
esterlinas en lingotes y monedas de oro, destinados a mantener las operaciones
militares en las colonias, fueron capturados. Lo que supuso uno de los mayores
desastres navales de la historia del Reino Unido y dejando insostenible su
situación militar.
Más tarde Holanda también se unirá a la coalición formada por España y Francia,
con ambiciones de ganar posiciones por el dominio de los mares, aunque a
diferencia de sus aliados , Holanda no aportó tropas, tan solo provisiones, armas,
vestimenta, divisas y algunos buques de guerra.
En 1781, 8 000 soldados británicos al mando del general Charles
Cornwallis fueron rodeados en Virginia, el último reducto, por una flota francesa y
un ejército combinado franco-estadounidense a las órdenes de George
Washington de 16 000 hombres. Tras el sitio de Yorktown, Cornwallis se rindió, y
el gobierno británico propuso la paz. En la batalla cayeron 156 británicos, 52
franceses y 20 independentistas, siendo los últimos muertos en combate durante
la Guerra de la Independencia.
En los restantes frentes entre 1779 y 1781, España sitió Gibraltar, una vez más
infructuosamente, y lanzó varias campañas contra distintos puntos estratégicos del
golfo de México en manos británicas, la mayor parte coronadas por el éxito
(Pensacola). Por otro lado, una exitosa expedición a Menorca permitió la
recuperación de la isla en febrero de 1782. El Tratado de París o Tratado de
Versalles se firmó el 3 de septiembre de 1783 entre Gran Bretaña y los Estados
Unidos y puso término a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. El
hecho de que Gran Bretaña perdiese todas las posesiones en el continente
americano al sur de Canadá y al norte de Florida, hacía imposible un desenlace
militar favorable para los británicos.

Tratado de Paz[editar]
Artículo principal: Tratado de París (1783)
 Reconocía la independencia de Estados Unidos de América y otorgó a la
nueva nación todo el territorio al norte de Florida, al sur del Canadá y al este
del río Misisipi. El paralelo 31° se fijaba como frontera sur. Gran Bretaña
renunció, asimismo al valle del Ohio y dio a Estados Unidos plenos poderes
sobre la explotación pesquera de Terranova.
 España mantenía los territorios recuperados de Menorca y la Florida oriental y
occidental. Por otro lado recuperaba Campeche y las Islas de la Bahía. Se
reconocía la soberanía española sobre la colonia de Providencia y la británica
sobre Bahamas. Sin embargo, Gran Bretaña conservaba la estratégica
posición de Gibraltar (Londres se mostró inflexible, ya que el control del
Mediterráneo era impracticable sin la fortaleza de la Roca).
 Francia recuperaba la mayoría de sus islas en las Antillas, además de las
plazas del río Senegal en África.
 Holanda recibía Sumatra, estando obligada a entregar Negapatam (en la India)
a Gran Bretaña y a reconocer a los británicos el derecho de navegar
libremente por el Índico.
 Gran Bretaña mantenía a Canadá bajo su Imperio, a pesar de que los
estadounidenses trataron de exportar a tierras canadienses su revolución.
 Finalmente, se acordó el intercambio de prisioneros.
 La independencia provocó el éxodo de cerca de 65-70 000 lealistas (más del
2 % de la población de las 13 colonias) que se refugiaron mayoritariamente en
Canadá (unos 46 000), dando a Canadá su marcado carácter lealista y
probritánico.
En general los logros alcanzados pueden juzgarse como favorables para España y
en menor medida para Francia a pesar del elevado coste bélico y las pérdidas
ocasionadas por la casi paralización del comercio con América, un pesado lastre
que gravitaría sobre la posterior situación económica francesa. Por otra parte, el
triunfo de los rebeldes estadounidenses sobre Gran Bretaña no iba a dejar de
influir en un futuro próximo sobre las colonias españolas. Esta influencia vino por
distintos caminos: la emulación de lo realizado por comunidades en similares
circunstancias, la solidaridad de los antiguos colonos con los que aún lo eran, la
ayuda de otras potencias interesadas en la desaparición del imperio colonial
español, etc. Estos aspectos se manifestaron de un modo claro durante
las Guerras Napoleónicas.

La nueva constitución[editar]
Véase también: Constitución de los Estados Unidos
Una vez conquistada la independencia resultó muy complicado poner de acuerdo
a todas las antiguas colonias. En 1787, 55 representantes de las antiguas colonias
se reunieron en Filadelfia con el fin de redactar una constitución. Se creaba así un
único gobierno federal, con un presidente de la república y dos cámaras
legislativas (Cámara de Representantes y Senado). Esta constitución estaba
inspirada en los principios de igualdad y libertad que defendían
los ilustrados franceses y se configuró como la primera carta magna que recogía
los principios del liberalismo político estableciendo un régimen republicano y
democrático. La independencia y democracia estadounidense causó un notable
impacto en la opinión y la política de Europa.

Véase también[editar]
 Padres fundadores de los Estados Unidos
 George Washington
 España en la guerra de Independencia de los Estados Unidos
 Francia en la guerra de Independencia de los Estados Unidos
 Cuarta guerra angloneerlandesa
 Operaciones navales en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos

Notas[editar]
1. ↑ Miller, 2004: 79; Norton, 2014: 152. En 1777 los oneida y tuscarora abandonan su neutralidad
para unirse a los rebeldes, sin embargo, parte de estos últimos siguen manteniéndose
neutrales. En enero de ese año, el fuego simbólico de la paz entre las seis tribus se apago y
todas volvieron a guerrear entre sí como en antaño.
2. ↑ Stockbridge. Comunidad indígena formada por munsee (lenapes), mohicanos, wappinger y
de Housatonic (Calloway, 2005: 85; Volo, 2007: 337). Estos últimos son
llamados schaghticoke y son descendientes de mohicanos, potatuck, weantinock, tunxis,
podunk y otras tribus de las actuales Connecticut, Nueva York y Massachusetts ("Schaghticoke
Indian Tribe". Manataka American Indian Council). Las pequeñas tribus de Nueva
Inglaterra rápidamente se pusieron del lado de sus vecinos rebeldes (Goodridge, 2005;
Heinemann, 2008).
3. ↑ Activos militarmente entre 1776 y 1780.
4. ↑ Dill, Jordan S. (1996). Delaware. First Nations/First Peoples Issues. Los delawares o lenapes
apoyaron a los rebeldes tras firmar el Tratado de Fort Pitt en 1778, pero dos años después,
ante una feroz incursión británica en su territorio, la mayoría decidió cambiar de bando. Los
pocos que siguieron leales se refugiaron entre las guarniciones estadounidenses.
5. ↑ Dill, Jordan S. (1996). Micmac. First Nations/First Peoples Issues. La mayoría de ellos se
mantenían hostiles con los británicos tras ser vencidos en la Guerra franco-india, veían en los
rebeldes la posibilidad de restaurar el régimen francés. En 1779 decidieron firmar la paz con los
británicos.
6. ↑ Tribu muscogui de Georgia.
7. ↑ Mohawk, cayugas y senecas rápidamente se dedican a incursionar contra los colonos
rebeldes, los onondagas se les suman en 1779 (Miller, 2004: 79; Volo, 2007: 339).
En teoría, los iroqueses podían movilizar hasta 2000 guerreros pero el enfrentamiento interno
les impidió convertirse en un frente unido contra los patriotas. Algo decisivo para el resultado
del conflicto (Volo, 2007: 338).
Basándose en datos de los superintendentes de asuntos indios de la British Indian Department,
encargada de coordinar la política colonial desde Londres. Los indios movilizaban poco antes
de la guerra 13 000 lanzas entre las Cinco Tribus Civilizadas a cargo de John Stuart (1718-
1779), superintendente meridional. Además, según los superintendentes septentrionales, Sir
William Johnson (1715-1774) y Guy Johnson (1740-1788), podían movilizar 2100 iroqueses,
800 entre las tribus canadienses en el río San Lorenzo, 1200 de los Grandes Lagos, 1250
occidentales, 1100 de Ohio, 150 illinois y 2000 de la Confederación Wabash (Barnes, 2014:
42).
8. ↑ Los cheroqui, junto a los iroqueses, eran las mayores confederaciones tribales de la región.
Con los shawnees trataron de mantenerse neutrales, pero en 1776 los ataques de 6000
milicianos de Virginia, Georgia y ambas Carolinas (Doherty, 2005: 74; Miller, 2004: 79), con el
coste de 2000 indios muertos (Doherty, 2005: 74), los llevaron de ponerse de lado británico
(Volo, 2007: 339).
9. ↑ En noviembre de 1785 se decía que esta tribu podía movilizar 2000 guerreros [Waselkov,
Gregory A.; Peter H. Wood & M. Thomas Hatley (2006). Powhatan's Mantle: Indians in the
Colonial Southeast. University of Nebraska Press, pp. 91. ISBN 9780803298613], la misma
cifra que movilizaron en 1715-1716 [Reynolds, Jr., William R. (2015). The Cherokee Struggle to
Maintain Identity in the 17th and 18th Centuries. McFarland, pp. 36. ISBN 9781476615783].

Referencias[editar]
Notas[editar]
1. ↑ Saltar a:a b Volo, 2007: 337
2. ↑ https://www.battlefields.org/learn/articles/american-revolution-faqs#:~:text=Library%20of
%20Congress-,How%20many%20soldiers%20served%20in%20the%20war%3F,numbered
%20upwards%20of%20145%2C000%20men.
3. ↑ Greene, 2003: 328
4. ↑ https://www.abc.es/cultura/abci-ayuda-espanola-independencia-estados-unidos-sale-olvido-
201703280130_noticia.html
5. ↑ Saltar a:a b c Dull, 1985: 110
6. ↑ Heinemann, 2008
7. ↑ Dill, Jordan S. (1996). Illinois. First Nations/First Peoples Issues.
8. ↑ Barnes, 2014: 42
9. ↑ Volo, 2007: 338. Probablemente la primera cifra.
10. ↑ Saltar a:a b c d Error
en la cita: Etiqueta  <ref>  no válida; no se ha definido
el contenido de las referencias llamadas  Duncan
11. ↑ Jasanoff, 2011: 41
12. ↑ Saltar a:a b c Savas, 2010: 9
13. ↑ Berry, 2006: 252; Goodridge, 2005; Weber, 2000: 71
14. ↑ Greene, 1999: 393; Heinemann, 2008; Boatner, 1974: 545
15. ↑ Morton, 2003: 78
16. ↑ Rajtar, 1999: 64
17. ↑ Dill, Jordan S. (1996). Huron. First Nations/First Peoples Issues.
18. ↑ Mackesy, 1964: 6, 176
19. ↑ Peckham, 1974
20. ↑ "Spanish casualties in The American Revolutionary war.". Necrometrics.
21. ↑ Saltar a:a b c d e f g h Clodfelter, 2017, pp. 133.
22. ↑ Parliamentary Register (1781), edición de J. Almon, p. 269.
23. ↑ Greene, 2003: 245, 399, 641-642
24. ↑ Eisenstadt, 2005: 933
25. ↑ Goodridge, 2005
26. ↑ Volo, 2007: 340
27. ↑ Quintero Saravia, 2015, p. 365.
28. ↑ Quintero Saravia, 2015, p. 364.
29. ↑ Quintero Saravia, 2015, pp. 377-378.
30. ↑ Quintero Saravia, 2015, pp. 374-375.
31. ↑ Quintero Saravia, 2015, p. 375.

Bibliografía[editar]
 Clodfelter, Micheal (2017). Warfare and Armed Conflicts: A Statistical
Encyclopedia of Casualty and Other Figures, 1492-2015 (en inglés). Jefferson,
North Carolina: McFarland. ISBN 978-0786474707.
 Barnes, Ian (2014). The Historical Atlas of the American Revolution. Nueva
York: Routledge. Edición de Charles Royster. ISBN 9781136752711.
 Berry, A. J. (2006). A Time of Terror: The Story of Colonel Jacob Klock's
Regiment And The People They Protected, 1774-1783. Trafford
Publishing. ISBN 978-1412065276.
 Boatner III, Mark Mayo (1974) [1966]. Encyclopedia of the American
Revolution. D. McKay Company. ISBN 0-8117-0578-1.
 Calloway, Colin G. (2005). The American Revolution in Indian Country: Crisis
and Diversity in Native American Communities. Cambridge University
Press. ISBN 9780521475693.
 Cazorla Granados, Frank (Coord.) (2019). El gobernador Luis de Unzaga
(1717-1793) Precursor en el nacimiento de los EE. UU. y en el liberalismo. |
ISBN: 978-84-09-1241-07 | ref: https://fundacionmalaga.com/libro/gobernador-
luis-unzaga-1717-1793/
 Doherty, Craig A. & Katherine M. Doherty (2005). The Thirteen Colonies: South
Carolina. Infobase Publishing. ISBN 9781438107417.
 Dull, Jonathan (1985). A Diplomatic History of the American Revolution. Yale
University Press.
 Duncan, Louis C. (1931). Medical Men in the American Revolution 1775-1783.
Carlisle: Medical Field Service School.
 Eisenstadt, Peter R. & Laura-Eve Moss (2005). The Encyclopedia of New York
State. Syracuse University Press. ISBN 9780815608080.
 Goodridge, Paul F. (2005) William Brockman Bankhead. Speaker of the House
of Representatives. United States Congress 1936-1940. Nueva York: Page
Publishing Inc. ISBN 9781634176965.
 Greene, Jack P. & J. R. Pole, editores (1999) [1991]. The Blackwell
Encyclopedia of the American Revolution. Malden: Blackwell. ISBN 1-55786-
547-7.
 Greene, Jack P. & J. R. Pole. (2003). A Companion to the American
Revolution. Wiley-Blackwell.
 Heinemann, Ronald L.; John G. Kolp; Anthony S. Parent Jr. & William G.
Shade (2008). Old Dominion, New Commonwealth: A History of Virginia,
1607–2007. University of Virginia Press. ISBN 9780813930480.
 Jasanoff, Maya (2011). Liberty's Exiles: American Loyalists in the
Revolutionary World. Knopf Doubleday Publishing Group. ISBN
9780307595300.
 Mackesy, Piers (1964). The War for America: 1775–1783. Londres: University
of Nebraska Press.
 Miller, Brandon Marie (2004). Declaring Independence: Life During the
American Revolution. Twenty-First Century Books. ISBN 9780822512752.
 Morton, Joseph C. (2003). The American Revolution. Greenwood Publishing
Group. ISBN 9780313317927.
 Norton, Mary Beth; Jane Kamensky & Carol Sheriff (2014). A People and a
Nation: To 1877. Tomo I. Cengage Learning. ISBN 9781305142770.
 Peckham, Howard H., editor (1974). The Toll of Independence: Engagements
and Battle Casualties of the American Revolution. Chicago: University of
Chicago Press.
 Quintero Saravia, Gonzalo M (2015). Bernardo de Gálvez y América a finales
del siglo  XVIII (pdf) (Tesis). Universidad Complutense de
Madrid. OCLC 922080373.
 Rajtar, Steve (1999). Indian War Sites: A Guidebook to Battlefields,
Monuments, and Memorials, State by State with Canada and Mexico.
McFarland. ISBN 9781476610429.
 Savas, Theodore P. & J. David Dameron (2010). New American Revolution
Handbook. Casemate Publishers. ISBN 9781611210620.
 Volo, James M. & Dorothy Denneen Volo (2007). Family Life in Native America.
ABC CLIO. ISBN 9780313081156.
 Weber, Michael (2000). The American Revolution. Raintree Steck-
Vaughn. ISBN 9780817257026.

También podría gustarte