IGLESIA RICA IGLESIA POBRE
Tres preguntas introductorias.
1.- ¿Quiere Dios una iglesia pobre como Esmirna o una iglesia rica como
Laodicea? / ¿En qué se parece hoy la Iglesia de Cristo a Esmirna o a Laodicea?
2.- ¿Cómo podemos vincular el ayuno con el diezmo y la prosperidad?
3.- ¿Qué pensará Dios si dejo de ofrendar para ahorrar?
Viviendo con sabiduría
“Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la
dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie” (Santiago
1:5, NVI).
La razón por la cual muchas personas no tienen sabiduría, es
sencillamente porque no van a la fuente de la sabiduría, que es Dios. Y, peor
aún. La razón por la cual los cristianos no tenemos sabiduría es porque,
teniendo la fuente, no pedimos.
“Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus
labios” (Proverbios 2:6, NVI).
“Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que
plata” (Proverbios 16:16, NVI).
La gente anda por la vida viendo cómo hacer para tener más plata, porque
son adoradores del dios dinero. Creen que cuanto más dinero, mejor vida. Pero
Dios dice: “olvidate de la plata por un rato, y buscá la sabiduría”. Y esto es así
por dos razones:
1. Dios es la sabiduría y quiere que lo busquemos a él.
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33, RVR1960).
2. Tener dinero y no tener sabiduría para manejarlo, es peor que no
tener dinero.
Te puede arruinar. Para ejemplo basta el hijo pródigo, quien recibió toda
la prosperidad de golpe, y terminó peor que los empleados de su padre, por no
tener sabiduría, carácter y propósito.
El libro de Proverbios tiene un proverbio por día. Hoy es 30 de julio. Te
voy a dar mañana 31 de julio de recreo y te voy a desafiar que a partir de
agosto, leas un capítulo de proverbios por día. Es una buena receta. Te va a
cambiar la vida. Sabiduría para todos los aspectos de la vida. Dinero incluido.
Imagínate cómo cambiaría tu día si ese día encarás todo lo que tenés que
encarar habiendo leído un capítulo de proverbios antes de salir.
Hablemos de plata
Pasemos al tema del dinero. El dinero es un tema tabú. El dinero es
ensuciado en su reputación y se lo aleja de los temas espirituales.
Históricamente el dinero ha estado alejado de los púlpitos por ser considerado
un tema no espiritual.
Pero la forma en la que manejemos nuestro dinero habla mucho de
nuestro estado espiritual. Porque una vida desordenada desde lo material es
reflejo de un desorden espiritual. Cierto que al revés no se cumple. Muchas
personas pueden tener vidas materiales muy prolijas y ser muertas
espiritualmente, pero un cristiano que ha nacido de nuevo, que tiene una
fervorosa vida espiritual, que se esfuerza por no cometer errores, que tiene
disciplina, dominio propio, que tiene humildad, y busca sabiduría,
necesariamente tiene que poder mostrar una vida, mínimamente, ordenada.
Ordenada en la armonía de su hogar, en su vínculo con su familia, esposa, hijos,
ordenada en sus tiempos, en su agenda, y por supuesto, ordenada desde lo
económico. No digo que tiene que ser rico o millonario, pero al menos,
ordenado.
Y se los voy a demostrar con el versículo que es el lema de esta casa para
este año.
“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena
conducta sus obras en sabia mansedumbre” (Santiago 3:13, RVR1960).
“Vive bien, vive sabiamente, vive humildemente. Es la forma en la que
vives, no la forma en la que hablas, la que cuenta” (Santiago 3:13, MSG).
Una correcta vida espiritual se ve reflejada en una ordenada vida material.
Entonces, tenemos que hablar de cómo manejar nuestro dinero de acuerdo
a lo que la Biblia nos enseña, porque eso también es parte de la doctrina y es
parte de vivir con sabiduría.
Y si hay un error que la iglesia ha cometido ha sido el de espiritualizar la
pobreza. Les voy a comentar de dónde surge el error de espiritualizar la
pobreza.
Para eso, entremos en la primera de las preguntas planteadas.
¿Quiere Dios una iglesia pobre como Esmirna o una iglesia rica como
Laodicea? / ¿En qué se parece hoy la Iglesia de Cristo a Esmirna o a Laodicea?
Esmirna
“Yo conozco tus obras, tus sufrimientos, y tu pobreza (aunque en
realidad eres rico). Sé cómo te calumnian los que dicen ser judíos, pero que en
realidad no son sino una sinagoga de satanás. No tengas miedo de lo que vas a
sufrir, pues el diablo pondrá a prueba a algunos de ustedes y los echará en la
cárcel, y allí tendrán que sufrir durante diez días. Tú sé fiel hasta la muerte, y
yo te daré la corona de la vida. El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu
dice a las iglesias: El que salga vencedor, no sufrirá el daño de la segunda
muerte” (Apocalipsis 2:9-11, RVC).
Los que conocen los primeros tres capítulos de Apocalipsis, saben que los
mensajes a las siete iglesias suelen contener algunos reproches a algunas
iglesias. Pero en el caso de Esmirna, nada les reprocha Jesucristo. NADA. Y eso
ha hecho que la tomamos de modelo. Entonces, si Esmirna era pobre, nosotros
debemos ser pobres también.
En griego la palabra esmirna significa lo mismo que mirra, que era la
sustancia con la que se embalsamaba a los muertos.
Para obtenerla las personas cortan la corteza de cierto árbol en Etiopía y
Arabia y esto hace que el árbol destile su fragancia dulce. Por lo tanto, para
producir esmirna el árbol tiene que sufrir. La mirra es una representación del
sufrimiento del cristiano.
¿Cuáles son las características de Esmirna?
Sufrían persecución. La persecución provenía del gobierno, de judíos no
creyentes y de satanás. Los Césares romanos demandaban adoración. Mandaban
que cada persona confesara que César era el Señor. ¡Esta era la ley del
gobierno! Pero los cristianos se rehusaban a hacer esto y por esta razón el
gobierno los llamaba traidores. Los gobernantes malvados mataron a algunos
cristianos y llevaron a otros a la prisión. Los cristianos perdían sus trabajos
porque el gobierno los odiaba. Perdían sus posesiones porque el gobierno no los
protegía. Los creyentes en Esmirna pagaron un precio alto por seguir a Jesús.
Sufrieron por su fe. No debemos buscar las pruebas y los sufrimientos, pero
cuando éstos vienen, sepamos que Dios tiene un propósito.
Eran pobres (gr. ptojeia: indigentes). La consecuencia lógica de vivir
bajo persecución es la pobreza. La forma en que el griego describe a los
creyentes en Esmirna es, “los más pobres de los pobres”. Es posible que algunos
no tuvieran ni siquiera dos monedas. El gobierno no los protegía de los ladrones
y al igual que a muchos otros creyentes, les habían robado sus propiedades y
posesiones
Estos creyentes eran pobres según las normas del mundo, pero
espiritualmente ricos. ¿Por qué? Porque había que permanecer en la fe sufriendo
todo esto. ¿Cuántos de nosotros permaneceríamos en la fe si sufriéramos eso?
Los de Esmirna tenían una fe poderosa.
EN GENERAL: En la mayoría de los casos de la iglesia primitiva, los
creyentes sufrían persecución y POR ESA CAUSA, eran pobres. PORQUE NO
HAY OTRA CHANCE. Bajo persecución se es pobre.
Los creyentes de Esmirna, y en general, de la iglesia primitiva, eran tan
pobres desde lo material, pero tan ricos desde lo espiritual, que hemos acabado
por espiritualizar la pobreza.
Ahora, no es que fueran espirituales porque eran pobres, sino que eran
espirituales porque A PESAR DE SER POBRES Y DE SUFRIR
PERSECUSIÓN, mantenían la fe.
Los mártires de la iglesia primitiva son los responsables de que hoy
nosotros creyéramos en Cristo. Ellos regaron con su sangre la semilla del
evangelio. Les debemos mucho a esos primeros cristianos. Le debemos a Cristo
nuestra salvación, pero le debemos a los primeros cristianos el haber conocido a
Cristo.
Ahora, cada uno de nosotros, les puedo asegurar, somos millonarios al
lado de los creyentes de Esmirna.
Y aquí es donde entramos en el tan polémico tema de la teología de la
prosperidad. Los que critican la teología de la prosperidad critican que se diga
que “Dios me debe prosperar”. Y yo también critico eso. Porque Dios no le
debe nada a nadie ni debe nada. Solo es deudor de sí mismo, de ser fiel a él
mismo.
Teología correcta: en ausencia de persecución, un cristiano debe
prosperar.
Fundamento:
“Los bendijo Dios y les dijo: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra
y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y
todas las bestias que se mueven sobre la tierra.»” (Génesis 1:28, RVR1995).
El plan de Dios para la humanidad era ser fructíferos y llenar toda la
tierra. Esto nunca dejó de ser el plan de Dios. Lo que ocurrió con el pecado es
que Dios introdujo un plan adicional, el plan de salvación, pero este plan nunca
dejó de estar vigente. Esta es la voluntad de Dios.
Deuteronomio 28 es un listado de bendiciones materiales que son la
consecuencia de obedecer a Dios.
“Gozarás de todas estas bendiciones si obedeces la voz del SEÑOR tu
Dios: Serás bendito en la ciudad y serás bendito en el campo. Te bendecirá con
muchos hijos, y bendecirá tus campos con buenas cosechas. Las crías de tus
animales serán benditas y tus terneros y corderos serán benditos. Tu canasta y
tu tazón de amasar serán benditos. Serás bendito en todo tiempo y en toda
actividad” (Deuteronomio 28:2-6, PDT).
Si la Biblia dice “Gozarás de todas estas bendiciones si obedeces la voz
del SEÑOR”, ¿en qué momento se nos ocurrió que no tenemos derecho de
gozar de esas bendiciones si somos obedientes? Si obedecemos a la Palabra de
Dios, el resultado es la prosperidad. Salvo que nos toque, por voluntad y
soberanía de Dios, sufrir por la palabra de Dios, porque Dios nos ha llamado
específicamente a eso. Salvo que eso ocurra, la consecuencia de obedecer a
Dios es mostrar con nuestras vidas el resultado.
En términos generales, Dios quiere mostrarle al mundo que sus hijos
viven bien haciendo las cosas bien, y no como en el mundo, que viven bien
haciendo trampa, con fraude, ventajismo, etc. Dios quiere mostrar que puedes
prosperar aun cuando resignas el 10% de tus ingresos a la iglesia. Dios quiere
mostrar que puedes prosperar aun cuando dedicas buena parte de tus bienes a
ayudar a los necesitados.
“El SEÑOR te hará ir a la cabeza, no al final; siempre estarás en la cima
y no en el fondo. Esto sucederá si tú escuchas los mandamientos que el SEÑOR
tu Dios te manda hoy y los obedeces cuidadosamente” (Deuteronomio 28:13,
PDT).
Esto sucederá si escuchas los mandamientos. Es por eso, que en la iglesia
tenemos que hablar de dinero, porque la Biblia tiene muchos mandamientos
acerca del manejo del dinero, y por lo general no los tocamos.
Es el plan de Dios que seamos prósperos.
Es el plan de Dios, es lo que él tiene pensado. No es su obligación. Es,
más bien, el desafío que nos ofrece.
Si hacemos lo que Dios nos manda en su palabra, el resultado más
probable es la prosperidad, salvo una tragedia, una prueba permitida por Dios.
La voluntad de Dios no es el desierto, es la tierra prometida.
Ahora, qué pasa. Pasa que si no tenemos una adecuada doctrina del
dinero en la iglesia, termina pasando lo que pasó con Laodicea.
“Yo sé todo lo que haces, que no eres ni frío ni caliente. ¡Cómo quisiera
que fueras lo uno o lo otro!; pero ya que eres tibio, ni frío ni caliente, ¡te
escupiré de mi boca! Tú dices: “Soy rico, tengo todo lo que quiero, ¡no necesito
nada!”. Y no te das cuenta de que eres un infeliz y un miserable; eres pobre,
ciego y estás desnudo” (Apocalipsis 3:15-17, NTV).
Dos rutas importantes de comercio convergían en Laodicea.
La ciudad era bien conocida por su comercio. Allí se hilaba y se vendía
una prenda muy famosa llamada túnica. La agricultura y el comercio bancario
también eran muy productivos allí. Además era famosa por su producción de
una medicina para curar las enfermedades de los ojos llamada colirio. Laodicea
era la ciudad más rica de la provincia. En el año 60 d.C., un terremoto destruyó
la ciudad, pero sus ciudadanos eran tan ricos que la reconstruyeron sin ayuda
del césar.
No tenían fuente de agua por lo tanto ésta se llevaba de unas fuentes
termales calientes que estaban a unos 10 kilómetros hacia el sur. El agua fluía a
través de piedras en forma de “v” llamadas acueducto. Estas piedras eran
sostenidas por arcos de piedra que las mantenían por encima del nivel del suelo.
El agua era caliente en su vertiente, pero cuando llegaba a Laodicea ¡estaba
tibia!
Los creyentes en Laodicea eran tibios.
Los creyentes de Laodicea no eran fríos y esto muestra que habían sido
nacidos de nuevo. Sin embargo, con el pasar del tiempo, su amor cambió de
caliente a tibio. Se parecían a las aguas de su ciudad. Era caliente cuando salía
de la vertiente, pero se entibiaba a lo largo del trayecto. Cuando llegaba a la
ciudad era tibia. Quizá la causa por la que se entibiaron los creyentes de
Laodicea fueron a las preocupaciones por los negocios. La ciudad era famosa
por su comercio y su riqueza. Es posible que la preocupación por las riquezas
ahogara su vida espiritual, como lo anticipó Jesucristo en la parábola del
sembrador. Por eso les dije al principio: tener dinero y no tener sabiduría, es lo
mismo que la nada, porque en definitiva, perdés lo más valioso, que es tu vida
espiritual.
¿Cómo es la GENTE TIBIA? ¿Hay gente tibia en la iglesia hoy en día?
Ellos no se oponían a Jesús, pero no se le acercaban.
Algunas veces asistían a la iglesia. (Si hoy no vas a la iglesia para ver el
partido es porque sos rico, porque tenés televisión y cable, que si no tuvieras,
vendrías a la iglesia, y seguro a orar para que Dios te de tele y cable). Ricos,
amigos nuevos, golf.
Algunas veces pagaban sus diezmos.
De vez en cuando oraban.
No eran ni demasiado malos, ni demasiado buenos. Nadie los acusaba de
ser demasiado espirituales.
Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y
serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.
(Proverbios 3:9-10. RVR1960).
¿Dice “honra a Dios con tus bienes” y serás super pobre pero super
espiritual? No.
Ahora, la pregunta es: ¿Cómo puedo honrar a Dios con mis bienes si no
tengo bienes? Esto no significa que el que no tiene bienes no puede honrar a
Dios. Los pobres de Esmirna, así como los perseguidos de Nigeria o de Irán
honran a Dios con algo mucho más excelso que sus bienes, lo hacen con su
vida.
Pero no todos tendremos el sumo honor de ofrecer nuestra vida como
ofrenda por el evangelio. Algunos, apenas tendremos el honor de ofrecer
nuestros bienes.
Entonces, ¡vaya si precisamos una acabada doctrina del dinero!
¿Cómo podemos vincular el ayuno con el diezmo y la
prosperidad?
«La primera lección de la economía es la escasez: nunca hay suficiente de
nada para satisfacer plenamente a todos aquellos que lo desean. La primera
lección de la política es ignorar la primera lección de la economía». T. Sowell
El pecado introdujo la muerte. La muerte introdujo la escasez. La escasez
es la esencia de la economía y la principal consecuencia de la economía es la
pobreza.
La economía es, por tanto, la ciencia de administrar la escasez.
Todos vivimos en escasez. Algunos viven con más escasez que otros, o
como queda más lindo decir, algunos tememos menos escasez que otros, pero
técnicamente, nadie vive en estado de abundancia pura. Vivimos en estados de
más escasez o de menos escasez, pero siempre escasez.
Por lo tanto, como vivimos en escasez, no podemos gastar todo, sino que
hay que ahorrar.
La única manera que existe en el planeta para prosperar es ahorrar e
invertir.
La única manera que existe en el planeta para ahorrar: Dominio propio.
En otras palabras: AGUANTARSE.
La única manera que existe en el planeta para desarrollar dominio propio:
Ayuno.
Jesucristo ayunó cuarenta días para entrenar a su cuerpo en aguantarse.
Cuando el diablo le ofrece comer, no hubiera sido pecado para Jesús el comer,
pero el asunto allí no era pecado o no. El asunto allí era que Jesús estaba
sometiendo a su cuerpo para que éste no cediera a sus impulsos y se aguantara,
porque era la única manera de lograr que pudiera aguantar, años más tarde, la
tortura de la crucifixión.
Si Jesús cedía a la tentación y comía, iba a ceder a la tentación en
Getsemaní e iba a salir corriendo.
En cuanto a hábitos de buena administración financiera, menos consumo
hoy es mejor consumo mañana. Las privaciones de hoy construyen el bienestar
de mañana.
Es también parte de nuestro testimonio “no conformarnos a este mundo”,
es decir, no hacer lo que todo el mundo hace, y por ende, no gastar en lo que
todo el mundo gasta.
El agente más poderoso para generar conducta de prosperidad es el
diezmo. ¿Por qué? Porque el diezmo te obliga a no gastar todo tu ingreso.
El diezmo tiene como objetivo servir y honrar a Dios, pero
subsidiariamente, educa nuestro presupuesto, porque nos obliga a acomodar
todos nuestros gastos de manera que no consuma todo lo que entra. Una vez que
tenemos el hábito del diezmo en nuestro presupuesto, será menos difícil
comenzar a ahorrar. Y la prosperidad llega cuando nos tomamos nuestro ahorro
con la misma seriedad con la que nos tomamos el diezmo.
Sea como sea tu situación: NO MENOSPRECIES TU CAPACIDAD DE
AHORRO, POR PEQUEÑA QUE SEA. Hay gente que como lo que puede
ahorrar mensualmente le parece una insignificancia, no lo hace. Esa gente no
prospera nunca.
Si tienes la disciplina espiritual de ayunar, entonces desarrollarás dominio
propio. Si tienes el dominio propio desarrollado para aguantarte de no hacer
ciertas cosas, te podrás aguantar de no gastar. Si te aguantas de no gastar, vas a
ahorrar. Y si ahorras, vas a tener oportunidades de invertir. Y si inviertes, vas a
prosperar.
No le creas al slogan de la tarjeta de crédito que te dice: GASTÁ QUE
LA VIDA ES AHORA. No. La vida no es ahora. La vida es lo que haces hoy
por tu futuro. Si tu pudrís la raíz hoy, pudrís el árbol de mañana.
¿Qué pensará Dios si dejo de ofrendar para ahorrar?
La pregunta, claramente, iba con trampa. Pero antes de entrar en la
respuesta, vamos a una previa.
“Lo que fácilmente se gana, fácilmente se acaba; ahorra poco a poco, y
un día serás rico” (Proverbios 13:11, TLA).
“Así como el rico gobierna al pobre, el que pide prestado es sirviente del
que presta” (Proverbios 22:7, NTV).
“Si te has hecho fiador de tu amigo, o te has hecho responsable de la
deuda de un extraño, te comprometiste al dar tu palabra, tus propias palabras
te atraparon. Como quedaste en manos de otro, haz esto para librarte: corre,
humíllate y acosa a tu semejante. No des sueño a tus ojos, ni te des un respiro;
escapa de esa trampa como un venado escapa de su cazador” (Proverbios 6:1-
5, PDT).
Fíjense el sentido de la urgencia que nos muestra el proverbista. Si saliste
por fiador de otro, si le saliste de garantía de otro, o cualquier cosa que que
tenga que ver con deudas, el proverbio es contundente: RAJÁ DE ESA
SITUACIÓN YA MISMO.
Ahora, ¿querías la fórmula para que deje de haber pobres? ¿Cómo? ¿No
sabías que había una fórmula para acabar con la pobreza? Pero, ¿cómo puede
haber una fórmula para acabar con la pobreza si el mismísimo Señor Jesucristo
dijo que siempre habría pobres? Eso es porque la fórmula existe, pero nadie la
aplica.
Miren:
“Al final de cada siete años, perdonarás las deudas que otros tengan
contigo. Se hará de esta manera: Cualquiera que le haya prestado dinero a otro
israelita, le perdonará la deuda. No intentará que le pague, porque un tiempo
de perdón de deudas ha sido anunciado en honor del SEÑOR. (…). De esa
manera no habrá gente pobre contigo, porque el SEÑOR te dará muchas
bendiciones en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da” (PDT Dt 15:1-4).
Cada siete años, Dios mandaba condonar toda deuda. Y termina diciendo:
De esa manera no habrá gente pobre contigo. O sea, Dios sabía bien que las
deudas terminan generando pobres, por eso mandaba perdonar las mismas cada
siete años. Es más, para evitar la concentración de la tierra, Dios mandaba
devolver las tierras a las familias originales cada cuarenta y nueve años.
Levanten la mano y repitan conmigo: LA DEUDA ES UNA FÁBRICA
DE POBRES, ME VOY A MANTENER ALEJADO DE DEUDAS. AMÉN
Todo préstamo es malo.
Dios es un Dios de orden
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba
desordenada y vacía (…)” (Génesis 1:1-2, RVR1960).
¿Y qué hizo Dios? Dios ordenó todo. Y Dios quiere que ordenes tu
presupuesto.
Todo tiene que tener su lugar en el presupuesto.
El diezmo tiene su lugar. La ofrenda debe tener su lugar. Y el ahorro
también.
Hay personas que dicen que prefieren no ahorrar y ofrendar lo que
ahorrarían. Es una noble intención, pero lo que acaba ocurriendo es que, al no
ahorrar, no prosperan, pero tampoco es que terminen ofrendando mucho más. Y
si no prosperan, tampoco es mucho lo que pueden ofrendar, así que tal
afirmación es una trampa en sí misma.
En realidad, detrás de esa frase se encuentra la debilidad de la persona en
cuanto a que no tiene aun el carácter suficiente para aguantarse de no gastar y
ahorrar. Como son gastadores, y les cuesta aguantarse, como les cuesta el
dominio propio, usan de este tipo de excusas.
Pero lo cierto es que DIOS QUIERE QUE TU AHORRES, aun a costa de
que eso significa que vas a ofrendar un poco menos.
Como se dijo: Todo tiene que tener su lugar en el presupuesto.
Planifica tus ofrendas. Que tus ofrendas no sean algo que decides en el
momento, cuando vienes a la iglesia, con lo que tienes a mano.
Fortalecernos patrimonialmente nos permite servir mejor a Dios hoy, y
que nuestras siguientes generaciones también lo puedan hacer.
Cuánto mejor patrimonialmente me halle yo, mejor voy a poder servir a
Dios. ¿Puede servir a Dios una persona que trabaja de domingo a domingo
porque está endeudada? ¿Puede servir a Dios una persona agotada físicamente
porque la necesidad lo obliga a tener dos trabajos?
Sin duda que sí, pero no me van a negar que es mejor servir a Dios con
otro nivel de confort. Y que sin el yugo de la deuda y sin el cansancio de la
esclavitud laboral, se sirve mucho mejor a Dios. Y Dios quiere una iglesia
patrimonialmente fortalecida para cumplir sus objetivos de ayudar al prójimo y
extender el evangelio.
Durante años tuvimos iglesias orando para que Dios algún día tocara el
corazón de algún empresario que largara un cheque. Ya es tiempo de que
dejemos ese modelo de oración y que comencemos a tener iglesias fuertes que
con los fondos que aportan sus miembros logran llegar a más.
Pero para eso, necesitamos miembros patrimonialmente fortalecidos.
Herencia
Uno de los temas importantes es la herencia. Es importante lo que
hacemos, pero también lo que dejamos. La herencia puede ser una bendición o
una maldición. Siempre vas a dejar herencia. Quieras o no. Si no dejás herencia
material, vas a dejar herencia de otro tipo. ¿Por qué no dejaste herencia
material? ¿Falta de hábitos? ¿Imponderables? ¿Crisis? ¿Imposibilidad real?
¿Fatalidad?
¿Qué heredamos? Qué recibimos y qué vamos a heredar?
“Cuando alguno muriere sin hijos, traspasaréis su herencia a su hija. Si
no tuviere hija, daréis su herencia a sus hermanos; y si no tuviere hermanos,
daréis su herencia a los hermanos de su padre. Y si su padre no tuviere
hermanos, daréis su herencia a su pariente más cercano de su linaje, y de este
será; y para los hijos de Israel esto será por estatuto de derecho” (Números
27:8-11, RVR1960).
Estatuto de derecho. El núcleo de lo que está diciendo es “a alguien le
tenés que heredar lo que tenés”.
A mayor luz, mayor responsabilidad. Ahora que te conté esto, te traigo
un versículo que te va a poner en aprietos.
“La casa y las riquezas son herencia de los padres; Mas de Jehová la
mujer prudente” (Proverbios 19:14, RVR1960).
De nosotros, los padres, tiene que venir la casa y la riqueza. La persona
que se va a casar con nuestros tiene que venir de Dios.
La gente suele decir que los hijos son nuestra herencia, pero eso no es
cierto. Nuestros hijos son herencia de Jehová.
“He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del
vientre” (Salmos 127:3, RVR1960).
Debemos heredarles la casa y la base económica para que continúen con
la vida, de la forma en que los antiguos acumulaban una cosa llamada tesoro
familiar, el que aumentaban para pasarlo a la siguiente generación. Ese tesoro
era lo que el líder de la familia tomaba cuando, por causa de una calamidad,
tuviesen que emigrar. Con eso, iniciaban de nuevo en otro lado.
Esto es algo que deberíamos enseñarlo en el momento en que recibimos a
Jesucristo, para que nos dé el tiempo para poder cumplirlo. Yo tengo dos hijas,
significa que delante del Señor soy responsable de dejarle dos casas.
No sé si llegaré, pero lo que sí tengo claro es que tengo que dejarles a mis
hijas una base superior a la que nosotros recibimos de nuestros padres. Y
debemos educarlas a ellas para que ellas administren adecuadamente lo que les
vamos a dejar para que ellas les dejen una base aun superior a nuestros nietos.
Si aprendemos esto, deberíamos organizarnos de tal manera de algo
dejarle a nuestros hijos. Y no solo dejarle algo a nuestros, sino establecer la
tradición de que cada generación debe resguardar lo que recibió de la anterior y
pasarle una herencia aumentada a la siguiente.
No es “Dios proveerá”. Dios piensa generacionalmente.
Esto exige, de parte de nosotros, tener el carácter de privarnos de un
montón de cosas para poder acumular para la generación siguiente. Y esto es
contracultural, porque nuestra cultura no nos invita a privarnos de nada, sino a
disfrutar de todo. La cultura de hoy es la gratificación inmediata.
“Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo,
diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso
de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos” (II
Reyes 4:1, RVR1960).
El tipo se muere y deja una deuda. Tipo temeroso de Dios, profeta,
ministro, pero no tenía sabiduría para manejar el dinero. Y ahí les dejó un lío a
la viuda y a los huérfanos.
Tu fortaleza patrimonial te permitirá a ti servir mejor a Dios, y permitirá a
tu siguiente generación servir mejor y más.
Hay casos de personas que han atravesado tanta dificultad que no han
podido dejar una herencia material, pero han aplicado estos principios y le han
dotado a sus hijos de las herramientas para que ellos sí generen su patrimonio.
LA GENTE EXITOSA HACE DE FORMA CONSTANTE LO QUE
OTROS HACEN DE FORMA OCASIONAL.