Ensayo Final - Nicolás Arturi - Comunicación y Tecnología
Ensayo Final - Nicolás Arturi - Comunicación y Tecnología
MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN
TRABAJO FINAL
DNI 27.008.675
Docente
INTRODUCCIÓN
PRIMERA PARTE:
SEGUNDA PARTE:
COMENTARIOS FINALES…………………………………....................................................14
REFERENCIAS………………………………………………................................................16
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INTRODUCCIÓN. TRABAJADORES DIGITALMENTE PRECARIZADOS
Fernando Rosso
Nicholas Carr señala que “tendemos a pensar (de las plataformas) que son
computadoras vastas, desapasionadas, sin rostro (…) fuera del ámbito de la intención
y el control humanos. Esa es una percepción equivocada” (Carr, 2015, p.6). En efecto,
la pretensión de igualdad entre dueños de plataformas y emprendedores oculta, por un
lado, una serie de aspectos que atentan directamente contra los derechos laborales; y
por otro, beneficios para las empresas que exceden el porcentaje que retienen de
cada transacción y que tienen al aprovechamiento de los datos como negocio
principal. Incluso aspectos financieros como las formas de pago, la financiación y las
tasas por esas operaciones están manejados unilateralmente desde las plataformas.
Este trabajo propone indagar en las relaciones económicas que se establecen entre
trabajadores y dueños en el marco del Capitalismo de Plataformas, haciendo foco en
la realidad argentina sin omitir que se trata de un fenómeno global. En este sentido,
entendemos que las nuevas tecnologías permiten potenciar características que el
capitalismo presentó en todas sus etapas: este momento del sistema no es nuevo, ni
local. En efecto, varios autores coinciden en señalar que los objetivos de incrementar
la producción, aumentar la rentabilidad y mantener los costos al mínimo se sostienen,
como se sostiene también una parte importante del soporte ético del sistema.
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Sin embargo, sí es novedoso el aporte de las plataformas en particular y la
digitalización de datos en general, particularmente la enorme cantidad de datos que
pueden almacenarse, procesarse y utilizarse a bajo costo.
Esta transformación podría asemejarse a otras etapas del desarrollo del capitalismo.
En efecto, siguiendo los trabajos de Manuel Castells, así como el industrialismo,
surgido a partir de la revolución industrial, posibilitó el surgimiento de nuevas formas
de producción, consumo y organización social (Castells, 2002), del mismo modo se
fueron propiciando conquistas en el campo laboral, como la jornada de 8 horas, la
sindicalización y demás derechos adquiridos. El advenimiento de un nuevo paradigma,
llamado informacionalismo, sustituye paulatinamente al industrial porque las nuevas
formas sociales emergentes absorben a aquellas que las precedieron y empiezan a
ser más efectivas en la generación de riqueza. Como en otros momentos de
revolución tecnológica, se generan nuevos interrogantes que, a su vez, comienzan a
reclamar sus respectivas soluciones.
A los efectos del presente ensayo, analizaremos los problemas que surgen en cuanto
a las relaciones laborales precarizadas en el actual contexto de las tecnologías
digitales. La idea de trabajadores digitalmente precarizados, que pertenece a Scassera
(2019) refiere a esta nueva etapa. En primer lugar, describiremos algunos conceptos
fundamentales para comprender lo que se describe como una relación imparcial en la
que las plataformas proporcionan una estructura de conexión para un mercado
determinado, ya sea de productos o de servicios. Varios autores señalan que esa
equidistancia no es tal y que en el manejo de la relación laboral tienen preeminencia
los dueños de las plataformas. La raíz de esta posición ventajosa tiene que ver con la
propiedad de los datos, con el manejo de los algoritmos que procesan esos datos, y
con la propiedad de software y hardware que sostienen a las plataformas.
Luego mencionaremos una serie de alternativas a esta precarización digital, entre las
que se encuentran algunos avances en materia de legislación, así como la idea del
cooperativismo de plataformas, una alternativa que puede superar muchos de los
problemas acarreados por esta tendencia flexibilizadora, permitiendo aprovechar al
mismo tiempo las ventajas de la economía en red. Finalmente, compartiremos algunas
conclusiones e ideas preliminares.
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PRIMERA PARTE: CAPITALISMO DE PLATAFORMAS Y TRABAJO
Scott Lash (2005) señala que el trabajo es el corazón de la economía. Es decir que al
intentar analizar cualquier fenómeno de orden económico, una de las aristas
indudablemente será la relación entre la producción de valor y quienes se
desempeñan en ese ámbito productivo. Por su parte, Castells (2002) ubica a la
tecnología como dimensión fundamental del cambio social. Es necesario observar
entonces la relación entre producción de valor y tecnología. Muchas civilizaciones a lo
largo de la historia de la humanidad han dependido de la tecnología para producir
valor. “El Imperio Romano no puede comprenderse sin la tecnología de la ingeniería
necesaria para las vastas obras públicas y los sistemas de comunicación que llevó a
cabo; sin la codificación lógica de las actividades gubernamentales y económicas en el
Derecho romano; y sin el procesamiento de la información y la comunicación gracias a
la existencia del latín como lengua desarrollada” (Castells, 2002, p.112). Sin embargo,
el momento actual, que combina la crisis del sistema capitalista con un crecimiento sin
precedentes de la tecnología digital, incorpora nuevas circunstancias que ameritan un
análisis que, en la academia actual, es incipiente.
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completa con el capitalismo” (Himanen, 2022, p.19). En el mismo sentido, Srnicek
(2018) refuerza la idea de que las empresas de tecnología son actores económicos
dentro de un modo capitalista de producción.
La idea de flexibilización laboral no es del todo nueva. Ya hacia 1970 comenzó una
crisis global que tendría como una de las respuestas el ataque a los sindicatos, los
intentos de tercerización y subcontratación, y otras estrategias para revivir la
rentabilidad empresarial que en la Argentina remiten a diversas propuestas políticas
que pueden rastrearse desde fines de la década de 1970 y que continúan vigentes en
este siglo (Srnicek, 2018). La crisis estructural del capital a partir de los años ‘70
erosionó la idea de una ciudadanía salarial con estabilidad laboral y derechos sociales
(Dos Santos, Feldman, 2022). Estos autores llaman desocialización autofágica a “la
dinámica de corrosión del tejido social producida por la convergencia entre la erosión
del mundo del trabajo y la degradación de los servicios públicos estatales” (Dos
Santos, Feldman, 2022, p.36) En definitiva, “no podemos entablar una conversación
acerca del capitalismo de plataformas sin reconocer primero que dependen de vidas
humanas explotadas a lo largo de sus cadenas globales de suministro” (Scholz, 2016,
p.9).
Sin embargo, sí existen una serie de elementos que son diferentes en esta iteración
del capitalismo. No sólo son diferentes; constituyen un cambio cualitativo de primera
magnitud, una revolución de la tecnología (Castells, 2002). Esa revolución empuja al
capitalismo a buscar nuevos modos de explotación, nuevos tipos de trabajo y nuevos
mercados (Srnicek, 2018).
La nueva materia prima a explotar son los datos ¿Cuál es la importancia de los datos?
La explicación de Srnicek es clara: “educan y dan ventaja competitiva a los algoritmos;
habilitan la coordinación y deslocalización de los trabajadores; permiten la
optimización y la flexibilidad de los procesos productivos; hacen posible la
transformación de productos de bajo margen en servicios de alto margen, y el análisis
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de datos es en sí mismo generador de datos, es un círculo virtuoso” (Srnicek, 2018,
p.44)
Si bien en estadios previos del capitalismo algunos esquemas los incorporaban, los
viejos modelos de negocios del industrialismo no eran muy eficientes a la hora de
almacenar datos (Srnicek, 2018). En el SXXI, en cambio, la tecnología que implica
grabar, recopilar y guardar datos se volvió cada vez más barata y sencilla. Esto lleva
además a que hoy los datos se extraigan no solamente de actividades productivas,
sino también de espacios de relaciones personales y actividades de ocio, entre otras.
Srnicek clasifica a las plataformas en cinco tipos: publicitarias, como Facebook, que
venden espacio publicitario personalizado; de la Nube, como Amazon Web Services,
que alquila la infraestructura y los servicios digitales a otras empresas; industriales,
como Siemmens, que incorpora a los productos industriales básicos procesos
conectados a internet mediante la instalación de sensores y chips; de productos, como
Spotify, servicios on demand de bienes otrora tradicionales; y austeras, que reducen al
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mínimo sus activos y sus costos y se presentan como simple espacio de
intermediación.
Sin embargo, estas ventajas iniciales solapan enormes problemas para los
trabajadores, y también permiten a los dueños de las plataformas contar con una
posición dominante, tanto en relación con los trabajadores como con los Estados.
Inicialmente, como señala Castells (2002), bajo las condiciones de la economía en red,
el trabajo se individualiza. “La inmensa mayoría de los trabajadores del planeta y la
mayoría en los países avanzados siguen constituyendo mano de obra desechable”
(Castells, 2009, p.58). Aquí otra vez señalamos que la idea de la división del trabajo en
función de lo que se valora y no del proceso productivo no es nueva. Tampoco lo es la
deslocalización. Ya en la década del ’90 varias empresas empezaron a reubicar varios
puestos de trabajo en países en desarrollo, aprovechando ventajas impositivas y
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costos salariales y laborales más bajos. La crisis de las hipotecas subprime de 2008
reforzó esta tendencia de mantener a trabajadores poco calificados (genéricos, dirá
Castells) deslocalizados y un núcleo de trabajadores autoprogramables o calificados
bien pagos. Lo que incorpora la economía en red es volcar esos trabajos al entorno on
line y agregar una capa de vigilancia (Srnicek, 2018).
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condicionantes se imprimen en dicha secuencia de operaciones, que luego se
reproduce con esas características. Resultado de esto, están bien documentados
problemas de discriminación, exclusión y desigualdad.
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Como señala Carr, “porque los algoritmos nos imponen intereses y sesgos de otros,
tenemos la obligación de examinar cuidadosamente y, cuando sea apropiado, regular
juiciosamente dichos algoritmos” (Carr, 2015, p.6).
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Es cierto que en el análisis pormenorizado existen también ciertas características que
podrían sugerir independencia laboral, como la no exclusividad, el manejo de los
tiempos de trabajo, el hecho de que esta actividad puede no ser la principal fuente de
ingresos y que el asociado es propietario del vehículo y otros medios de producción.
Pero en realidad, varias de estas características se ven opacadas a la hora de su
análisis efectivo, ya que, por ejemplo, reducir horas de trabajo reduce calificaciones, lo
que a su vez recorta acceso a beneficios monetarios. A esto hay que sumar que, como
señalamos en la primera parte, las calificaciones, asignaciones de trabajos y otras
características gobernadas por los algoritmos suelen traer aparejadas situaciones de
discriminación. Asimismo, los perjuicios se extienden a la cobertura de salud, que en el
caso de la inscripción al monotributo es muy básica; la falta de aguinaldo, vacaciones
pagas, seguro por accidentes de trabajo, indemnización y otros derechos adquiridos.
“El éxito o fracaso dependerá pura y exclusivamente del tiempo que el trabajador
dedique y del nivel de concordancia que tenga con las políticas de la plataforma, es
decir, con su algoritmo”, resume Scassera (2019).
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servicio de mensajería urbana y/o reparto a domicilio de sustancias alimenticias’”
(Télam, 2020), lo que refuerza la idea de intermediación sin influencia.
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intervención estatal, no solo para intervenir y regular las plataformas privadas, sino
para crear plataformas propiedad del pueblo y controladas por él. En ese sentido
Kasparian (2022) resalta la estrategia federada que platea Coopcycle, que puede
superar problemas de escala como los mencionados arriba. En todo caso, al margen
del debate de fondo, es atinado decir que ambas estrategias funcionan en planos
paralelos.
COMENTARIOS FINALES
Se establece así un paralelo entre otras etapas del capitalismo y la actual. Elegimos el
industrialismo, paradigma que hoy está siendo reemplazado, y notamos que en aquél
momento también se dieron reivindicaciones y se consagraron derechos que hoy
parecen naturales, pero no siempre lo fueron. Del mismo modo, esta elusión de
responsabilidades que mencionamos genera en la actualidad reclamos y protestas que
empiezan a tener espacio en la política, la justicia y la opinión pública.
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y menos arbitrariedad y secretismo. Por otro lado, desde otros sectores se aboga por
una modificación más sistemática, que intervenga y regule a las plataformas privadas,
que de otro modo serán demasiado grandes para que cualquier desarrollo cooperativo
compita con ellas.
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REFERENCIAS
Feldmann, Daniel & Barbosa dos Santos, Fabio. (2022). Brasil Autofágico. Buenos
Aires: Tinta Limón.
Kasparian, Denise Romina; Súnico, Agustina Abril; Fajn, Gabriel; Cófreces, Julia;
Grasas, Maria Julieta; et al.; Aportes para un cooperativismo de plataformas feminista;
Friedrich Ebert Stiftung; 2021; 35-41
Rosso, Fernando. (2022). El Tiempo está Después. 2022, septiembre 15, de El Círculo
Rojo. Sitio web: https://mailchi.mp/3137a65605ad/la-poltica-sin-clases-10138841?
e=15b5d06669
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Scholz, Trebor. (2016). Platform Cooperativism. 2022, septiembre 15, de Rosa
Luxemburg Sifttung. Sitio web: https://rosalux.nyc/wp-content/uploads/2020/11/RLS-
NYC_platformcoop.pdf
Telam. (2022). El proyecto de ley para regular deliverys "discrimina a los repartidores",
afirma la APP . 2022, septiembre 28, de Telam. Sitio web: www.telam.com.ar
Van Dijck, José. (2016). La Cultura de la Conectividad. Buenos Aires: Siglo Veintiuno.
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