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Cattaruzza Alejandro - Políticas de La Historia. Argentina 1800-1960. (Segunda Parte)

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GAT Bolas dx hitorn:Argenting 1850-2960 ‘AMsonam CatnroninyAljandenBujninns- od Buenos Aloe Alianea, 2008 Bid p: 30> eens (alanes ated; ISBN sso4n 0118 1. ul, IL Bujanian, Ald. «1 Hieaiogratia ‘isto do ations: Pablo Barres Gomposicenyarnla: La Gaeta ‘Seeection ube Frere © Algjnnate Catanatay Algandeo . Ele © Alnor Batons, 8 & ‘Mache: Boonca Aire, 2008 A Corde Bey 1950 Buenos Aires ‘Tm 492-7008 / 9742810 934-4290 ris alaneaangdvelsinstin cima lesa & dopa que emaren i ley 12725, pres on Argenia Printed Argentina INDICE, Intraduecién Primera parte 1, El surgimiento de Ia eritiea Alejandro Eujanian 2, Paul Groussac y ts eritiea historiografiea Alejandra Eujanian te 3. Método, abjetividad y estilo en el proceso de institucionalizacion, 1910-1920 Alejandro Bujanian Segunda parte 4 La historia y la ambigua profesién de historiader en la Argentina de entreguerras Algjandro Cettaruze 5. El revisionism; iinerarics de eaatre decadas Alejandro Catiarvea Tercara parte 6. Por una historia de la historia Alejandro Cattaruse i 7. Héroes patricios y gauchos rebeides, ‘Tradiciones en pugna Alejandro Cattaruze y Alejandro Bujanian Referencias Sobre fas aut n a 43 69 103 1 185 2u7 263 285 INTRODUCCION Tapso, por efecto de la continuidad de nuestras investigacio. ines, de los debater tastartidos con otros eolegas 3, en las au: Tag, con los estudiantes, fueren adquiriende un sentido de eonjunto que posibilité casi naturalmente su translarmacién ‘en los siete capitulos de este libro, en Ja que Jorge LofTorgue, ‘a quien agredecemas, intervine eficaz y amablemente. Son estos origenes 10s que autorizan el intento de olte cer algunas claves de leetura. Ne aspiramos, por cierto, a in din” el sentido que deve otorgarse a estos escritos, un ofan siempre imposible, sino a sefalar algunos problemas que 72- corren ios cepitules, articalindoles, y ciertas puntas de par tida conceptuales. Uno de ellos, quizds el mas eviciente, es el que hace de la historiografia argentina un ebjeto da estudio que no se reds cea Ia llamada historia profesional, La organizacién, ain itnperfeota, de un sector social especializedo en la investiga- cin y la enseanza de historia involueré la ereacién de ine tituciones, ia preduceién de un tipo de relate referide al pa- sado que se pretendia cientifico y la aparicién de ura rueva categoria ocupacional. Sin embargo, egos procesos no pueden comprenderse si no se analizan las condiciones eulturales y sociales que los hicieron posibles y les dieron Lonos espeetti- n 1 Iraradaccién 0s, fuera de las cuales parecen inexplicables 0 sonciliamen- te irvelevantes, Desde esta perspectiva, los problemas de la autoridad y l poder ¢2 convierten en los enlaces mas visibles entre pro cesos acurrides en el seno de la diseiplina y el “exterior”; su Analisis es ano de los ejes deb libre. Aguel enlace no debe ser contebide come una anomalia, un accidents o un fenémene marginal, sino como un elemento muy firme, constitutive de Ja propia historiografia, cuya registro vuelve a poner en cuestiGn la estabilidad de los margenes de la historia insti- tucionalizada asi coma la eficacia de ios mecanismos de ex: clusign que ella establecié, A gu ver, los pasos iniciales de su onganizacién se dieron, en parte, de ear a una tradicion fun, damentalmente literatia, que le disputaria sin embargo et ‘monopolio interpretative del pasade durante mucho tiempo, pavalela @ un relative extraniamiento del mundo cultural, eircuretancia que varios de ellos percibioran como un probic. ma de imporiancia. Ese complejo de reparticiones que eva ct Estado, en tants, sometié o la historia desde fines det siglo NN aun veclamo especifico: su particinacién ex la empresa de afirmacién de una identidad calectiva nacional. El recla- mo, @ veces indirecto, fue integrado finalmente por muchos historiadares su versign de la funcign de la disciplina en to sociedad, y demostrs también una duracién notable. Asi, ctr0 de los problemas que se ubica en el centro de nuestra examen as cl de lae velaciones entre Ia historiografia, la po Intieay las letras, donde una de ls euestiones centrales fue ta de la nacisn y su historia Por otra parte, hamos analizado eonflictos de diversa nae turaleza que tuvieron lugar en la bistoriografia argentina; consitieramos que esa aproximaciin permite hacer visibles algunos aspectos importantes de su funcionamiento. Mas @ nvenos intensos, ellos asumnieran Ja forma de debates entre miembros de la elite politica y cultural o, ya entrado el sigle 5x, enire ellos y les racién Mlegades, Las diseusiones do Mitve con Vélez Sarsfield y con Vieente Leper, y luege las libradas entre Groussac y los hombres de la “nueva escucla histéri- Puig de a ein 13 ca”, se inseriben en esa serie de fenémenes, Pero también se protiujeron dishutas de otro arden, por eonseguir el reconoci riente de algun privilogio en la inuerpretacisn del pasado © ger oblener recurses estatales. Les esfuerzos por eanquistar logitimidad cientifica para ciertas lecturas de Ia historia ar- gentina en competencia can otras existentes, y por difundir ‘ag, Fuevon a su ver corvientes, y ne sélo en torno a la igor de Rosas, Finalmente, una larga puja entre roprecentaciones, festatalee de le historia argentina, en cuya cemposicion tu> vieron un lugar principal los historiadores, y otras que, de ‘mados sinuosos y fragmentarios, apelando a praetieas y ma teriales que esos prafesianates no controlaben, eonséraian, Jos grapes populares, se desorrotid a lo largo de buena parte del peefodo que cubre este libro. Este dltime proceso parece ralificor que fo organizacién de imsgencs del pasado results, ario y abjeto de luchas que las exceden, No es entonces este un ropertoria de las “grandes obras” producidas entre 1860 y 1960 ni un ana}isis centrado en los bistoriadares "consagrados"; tampace el relato de los ramos gue habrisn llovade la hisloriografia argentina hacia niveles ‘aila ver mas altos de profesionalidad, sin sabyesaltas a pe sr de ciertos momentos de crisis. Atentos a los modes €” ‘que 80 organiza y funciona al munde historiograliea, propo rnemos en cambio una lectura que vercibe dificullades, rup> taras, situaciones equivocas, éxitos que no se consiguen de tuna ver y para siempre, en el procese de constitucién de una historia profesional desatiada ean canstancia, y muchas ve- ces con éxito, desde fuera de sus propias instituciones. En nuestra interprettcidn, el debate entre Mitre y Lépes ve ate nuade su earacter fundacional; la profesionalizacian eneara: da por la "nueva escuela" te tara imperfecta no por la oem paracién con otros modelos pasibles sino cotejada con el pro- ‘yecto que alguios de sus propies miembros bosquejaron; el evisianjame deja de aparocer como un movimiente ajeno @ les centros de la cultura argentina, y encuentra un porvenit de masas cuando, sdla en los afios sesenta, se ve convertida fen una rola més de Ia visién peronista dal! mundo un pasa- 26 Baca, €90 4, LA HISTORIA Y LA AMBIGUA PROFESION DE HISTORIADOR EN LA ARGENTINA DE ENTREGUERRAS, Alejandro Cattaruzza En Tos alos inmediatamonte posteriores a la Gran Gue ra; ios miembros de Ta~nueva escuela historical” tenia ya algunos pasos dados en su tarea de diferenciacidn de la tr dicién historiografica heredada y del mundo de las letras, fandada, segin proclamaban, en su dominio det método, que les permilfe al tratamiento ebjetive de au materia, Ta) como se ha planteado en el eapstule anterior, las polemicas ora das con Groussac entre 1914 y 1846, aun antes de que Juan Agustin Garcia diora al grupo le denominacién con que os eo- neeide hasta hay, habian sido un episodio de importancia en faquel empotio, Al mismo tiempo, los hombres do Ta “nusva escuela” extendian, ain paulatinamente, su presencia en la universidad: en la Facultad de Filosofia y Letras, Ravignani era designado director de la Seeeién de Investigacionss Hic. térieas en 1920, cargo que siguis ocupando exando la secsisn, fue transformsda en institute un ato mds tarde; en 1927, legaba al Decanato. También en Le Plata y an ol Instituto Nacional del Prefesorade, con ritmos propios, se verificaban, provesos semejanies, A partir de esos momentos, segin un relate que ha logrado consenso, Ia “nueva escuela” habria conducide un proceso de ampliaeién y consolidacidn de Jas instituciones de Ia historia profesional, que se desarvollaria fn las décadas siguientes eon notable éxito,” 1. Como ejemplos de esta nerracise que hemos planteade y eo- 103 104 istoriadr an Arora de ensreysorrae Esta imagen de trazo graese queda ratificada si se ensa ‘ya un répido eotejo de la situacién que vivia le historia come Brofesion hacia 1924, fecha del comienze del debate con Groussac, con la que atravesaba en los primeros aos cua venta. Bn tiempos de In Segunda Guerra Mundial la base institucional habra erecide ean la fondacién de nuevas carve, ras y centros de investigacidn, varias revistas especializadas etaban cirewlando, los eantactos eon historiadores y eentros ‘extranjeros se haben regularizade, y el Estado solfa consul tar a los historiadores y subsidiay ¢ retribuir sus actividades ‘de miuches modes. Sin embargo, aon dasde una bersperaiva ue Se centre soja en jas diimerisiuues histitucionates deb pi ceso de profesionalizacisn, el andlisis de otras variables per ‘mile Cormular eiortas progontas de cuyas respucstas ose ve lata dificilmente rueda hacerse sarge, {Qué tipo de estructu ra era la que contrelaban los historiadores, y eémo se rela eionaba ean el mundo exterior? Qué inserciéa profesional Aiferencins de enfoques, Puede verse Corbis, Rémuly, Historia erica de lo histariagrafia arpeatina. Be, As, CO- i, 3940, en particular, p. 150 y a5; Callet Bois, Ricardo, La histo gratin, on Revels, Ly Histavia de te fteratwra argentina, VI, Bs, As, Peuser, 1980; Cuccarese, Hovaei, Historia ertiea de Ye his tiingrofia snivasindsica nrguntina del vile, La Pista, Univer Nacional de La Plata, 1875, pavsincs Pagano, Nova y Migust Gallante, "oa nueva escuela” Hisuiiea: una aproximacisn intitu pal dal Centenaria ala ddenda del 42°, en Devoto, Fernando (camp), Ibn historiagrofia argoutine en ol siglo 3x 3, Bs. As, CHAL, 1983; Quausineeht-Wolsson, Diana, Lee mater de lo merria, Historia po Used nla Argentina, Be. Aa, Breet, 1995; em particu enp. 3 5 Cattaruats, Alejandro, “Desefiando pasades: debates y represents cinnes de a historia nneional’, on Cetusrurea (di), Crisis eennim fs, avec del Eade wnertidarabe polite (1930-1649), Bs. AS, Sudamericana, 2001, entre atsee. a “Nivel superior y universiteio {oe estudiag de caso, Fernands Devsto ha sefalado Ins difereicins fn ia altuacién de las universidadee de Buenas Airos y La Plata. Su frvfeulo ae inchuye an AAV, La dante de Historia y Numiemaica Arnericana y ef maviraente hiatoringrics 1m ta. Argentina 1898: 1958, Tl, Bs. As, Academia Nacional de ia Historia, 1996, p. 989 yas. ida oiicar ds hisarn 105 tenian y cual gavantizaban para quienes se formaban en los eentres que habian ereada? {Come funcionaba este espacio social que, sobre el sjercicic de una ciencia cuya clave, sein entendian, se hallabs en et menejo del métado, habia funda do una profesion? Una historia cientifiea, profesional y patri6tica Alo large del siglo xx europeo, segtin se admite, tuva lor gardectransformacidnrde to-historie;-wie-aetivided-inpetes—— tual praeUcada mas o menos libromente, an-anadigeiolina profesional. Ese cambio, que se operé través de la erencién de ona base institucional, de la implantaciga de contrales académicas, del establecimiento de yatrones de legitimacisn bbasadas en las eredencislos abcenigas en la universidad y en Ja particinacién en los circuites de sociabilidad profesional, hizo de la historia una disesplina dispuesta a dispatar ol 7 conocimienta y los recursos estatales, asi como el prestigio social, La bibliograffa dedicada al problema de las relaciones entve cl Estado y la erganizacién de las profesiones, por atra parte, es ya muy vesta; en nuestro ease, parece aplicable ef svitario que indiea que el fortalecimienta de los espacios pro- fesionales, entre ellos el de los historiadares, forms parie del vasto proceso de arganizacign del aparate estatal, y por er de de ba consolidacién del orden capitalista en su versién fi nisecular? 2. Sugovimes, para aztns temas nnaliandas an diversos dimbitoe aacionale, Ia consulta de Neva, Pierve,“L/Histaive de Brance de Laviese', on Nora, Pierre (din), Lor lieu ce mémoine, 1, Paes Quarto Gallimard, 199%; Handlin, Osea, Le verdad en Ia histori. México, ECE, 1989; Iggars, Georg, La cieneda hisivica en of siglo Ax, Bareelona, Labar, 1985; Cannadine, David, Hextoria iglese: pa sada, presents éy futoro?, Bs. As, OPFyL-PE YL, 1091, traduccion de un artieuls apavecida un al nimero 116 de Past and Prosent, d& 1987, Aserea de ln situactén an falta, ence Cantino, Deli, Zoe historiadores 9 la historia, Bateelona, Peninssla, 1936, dh pactcy Tne cl apartada "Nota sobre los estudios histricoy en Italia de 1926 106 = pthisuriedor en argnsina do srtrgusrrag Bl regisiro de estos procesos europeos exhibe la ventaja de ofrecer un provisorio contexto en el cual instalar el caso argentine, pero al mismo tiempo favorece la tendeneia a sub- sumitlo en un fenémene general, que se habria ropreducido agu! sélo que algunas décadas mas tarde. Por el contraric, aunque ciertos rasgos son efectivamente similares, lo pecu: liar de la sifuacién argentina aparece con claridad.si se atiende por ajampla « la relacién eon el Estado, que atlopté formas multiples desde sus inicios, tenues, a fines del siglo xix. La constitucién de una ostructura administrativa dedi cada a aquelles reas relacionadas con la historia fue lenta en la Argentina: las facultades de humanidades fueron pocas y.s2 erearon on los afios eercanos al cambio de siglo: a pesar_ Ge algunas excepciones, los archivos no eran reparticiones priviiegiadas; la escueia media se expandia, pero ne aicainza ba cantidadss significativas de alumnos.? ‘Simultdneamente, desde las sltimas décadas del siglo xis, actus sobre la historia una fuerte demanda estatal. Si, ‘en palabras de Eugene Weber, el desafio que enfrenté la Te ‘2 1961". En referencia al mas amplio problems de lax profestanes, Femitimes a Polany, &, La gran teansformacian for ortgenes po lican y condmion de nusséra tiempo, Méxien, ECE, 1952, Satt- Laraon, Magali, The rise of proferstonatism:a socio Borkeley, 1077; Bourdieu, Piarre, El campo elensics Revista de Estudios Sociales dela Ciancia, val. 1, N°2, U Nacional de Quilmes, 1994. Un balance de Ine trabajos dediendos 3 J sociologia In Pietoria de Ina profesiones puede constltara Gonsdlez Leandrt, Ricardo, Lar profesiones. Eutre le vooacién y cb interés corperativo, Madrid, Catiel, 1999. 's Véase, acorea de astas cueztiones, Buchbindat, Pable, Histor Ho de lz Facultad de Filesofia y Letrar, Bs. As., Eadab, 1997, 09 particular p. 26 58, y cap. I; Buchbinder, Pabin, Vinculos privax dos, institusiones publieasy reias profesionales en los origenes de In histariografia argentina’, en Boletcn del fneieuig de Historia A aentina y American “Dr. £: Ravignant". 3 sete, N18, 1995, 9 Te Serco, Juan Carlos, Educacién y sociedad en fe Arg 41943), Be, Ax, Solas, 1985; al dato sabre In escun! 145. Pouca do ahora 1 cera Repiiblica fue transformar a grandes masas campesing, fon franceses, aqui la sitoacién pareota todavia mas comehe ja, Toopestores de eseuelas, diputados, fancionarios, ra} ‘maron la utilzacién de la escucla primaria en la tateg unificacion cultural, que entendian urgente ante las maga que llegaban de Europa: en las aulas, los hijos de los inne grantee, pero también los de les sectores populares ericlins, debian ser transtormados en patriotas y ciudadanes, Dea! ‘ya, no existis una adsoluta uniformidad ideologica en eags anhelos de nacionalizacién de las macas, y no faltaron lag Giseasiones en torno a qué contenidos rcbian atribuirse ap patriotisma, pero nadie dudaba de que la difusign de una vj sida gel pasada nacionel-tonia-un-papel-en-aquel-esfaeregsc BB relato que intentsba difandirse encortraba saporter ¢. verses: desde los manuales escolares hasta los retratoe de préceres y las banderas que adornaban le aulas; desde la | turgia patritiea asta los manumentos, que llegaron a ser cancebidos como las plezas de lo gue Ricardo Rojas, en 1903, Pemaria la "podagogta do las estataas”® So creaba do este rade us leer para ia historia en Ia acsion astatal sobre ia sociedad, y durante todo el pertodo de entreguerraa esa cir unstancia infiuys en al mundo da lo hictoniadorse © 4, La eueetiGn de Ia esepeiin de estas histarins entre los set. rae populates, dela conszrvetidn de oirne represontaciones del pas ‘ado por patte de esos miamoe grupos, son ataligedss en # Smo 30. En Et monitor de (@educacin comin, NY 586, Be. As, 3 pt 182%, pp. 209-203, 226 El bstviadoren te Argootoa do onververss ‘ce nacionalidad™*# El Conseje Nacional de Educacion, en ju Tia de 1940, recemendaba “ensofiar al nfo la Historia’ Argen- tina tocando su corazén” para lograr, junto eon otros procedi rmientzs, "Yortalecer el sentimiento patriético y consolidar y afignzar nuestras instituciones demoersticas y Ia seberania de la Nacién’, en una coyunturs condicionada por Ta neatrali dad dosidida ante la Segunda Guerra.®? Los historiadores profesionales no desatendieron esa di mension que se atribuia a su actividad. En Ze restauracidn. nacionatista, Rojas citaba un informe de Ricardo Levene, pro- fesor del Colegie Nacional Oeste, de 1908; all planteaba Le. vyene que "la nueva tendencia de dar eardcter eminentemente patridtico a la ensefanza” eva una "veforma de grandes virlu- des caya urgencia se hace alarmanie en las poropias aulas, de un costupalitiamo complejo". L de texto para Ia eschele secundaria en 19T2, que canoes variag-reediciones, mientras que un grupe de Tos historiado: res de la “nuava escuela” lo acta en 1827, con al Manual de historfa. de la cwil'zacién argentina. Carbia incursions también en ese terreno con slgunes textos para la primaria, En 1924 en al Congreso Cientifico Panamericana celebrado ‘en Lima Levene prosentaba un proyecto para la redaccicn de van manual de historia americana destinado a la escuela se- cundaria, que debfa tener presente “la necesidad de educar a BL. Cf respectivamenta el mimnern ctade de Novotrat, $9.80, 149, 154, La intervencion de Albarracin en Academia Nacional de Is storia, [f Congreso de Historia dp Américs, ol V, Be. x, 2083, 1. 294, Hornein Zorraquin Bees, par entances un joven historiader Ee sido implante eendémicn, exaitaba Ins vireades de Tn discigling ‘como “acienteenérgico dea consieneia nacional" cfr Atvuarin 1940, Sociedad de Histor Argentina, Be, Az, 1641, p. 110. Expresionce como las citadas evan muy frecuentes en el period 32. Cf El Monitor de la Bducacin Comin, nfo LIX, N° 81), jul 1840, pp. $1, 98, 98 y 86 33. Bn Bieardo Ras, La 34. Chr. Rémulo Carbia, * nual de historia de le clurlizzitn Gel Profesorado, Bs. As., 1817, 9.8 ourecidn nacionsliste, p16. ‘palabras del ordenador”, en fa. ties, aoeineisn Nacional Potcns do a hist ar las jvenes gonoracionce en ol eulto de ta propia patria y en al sentimienta de amor de fos pueblos de América entre a Ia tavea dovente que miembros dela "nueva escuela” desa- rrollaron en el Institute Nacional del Prfesorado también se Felaciona con estas inquietsdes, at emo enn la volantad de txpansisn profesional. Por au parte, Rémalo Zabala, raem: bro de la Junta de Histris y Nomsiematioa y luego Faneiona rio en educacin, sostenia hacia 1927, enlazando ia vosaciOn Cientifien con ol afin patistice: "lla historia positivs’ es Ia fue busca lo verded wt, la vercad necenaria, Ta verdad (1 oro fuerea sentimental qae ahonda el amor ala pari’ De todae manerae, mos alla oe laz dferensios que ox tian entre las posiionesindividwales, los historadoras pare i, rie Grupo, haber respond rads Tefvorosamene a coe amanda evtatsl 8 vente, fe ietron en Sue Bones yarticlas, Seve tareigr accede a cir= ges enliven educative: Juan B.‘Tevin, Zabale y Enrique ee Gandia son tres sjemplos, ya que fueron fancionarios en el Consejo Nacional de Bducncion a comienaos de os afc tein tay Ramén Céreeno, ovasidente en 1910 de la Junta, lo fee isego del Consejo, Ozras agencias con fanciones patisieas vineuladas @ la historia eran presididas por Levene, com Seurti con a Comiign Nasions! de Mineos y do Monto tosy Lugares Histirieas, a como cen la Comisien Agena para la Enaehanen de la storia y le Geografia Americanes, Inteprace tambien por Felix Ovtes, profesor en Filosofia y Latras, director de su Museo Binografice y miemro de le Fanta de Historie y Namiomatiea, y Emilio Ravignans, entre atvos, Enrique de Gondla, aeretaro de In Junéa de Hisonia y Namiemstica,y Rémulo Zabala, vcepresidente de la Junta J secrtarie dl Consejo Nacional de Bdusesis,publieaban fn 1935 el libro Le enselonea de ls historia en fas estuelas 35. La tyanecripeén garcia! de In intarvencién de Laven on Riv mule Zaiala y Enrique de Gandin, La ensavanza de fe hixoria en fos ‘rouslas primeriaa de Hispanoamérice, By As., Anaconda, 1983,» 63, 36, Romulo Zabsin, "Diseareo ee racepeiin a Emilio Cen” (1927), en Boles, Juntn de Bietoin y Nomamsties Anverieane, vol 1X, 1992, po. 201-202. Pe | i i +-——-batriabimie-san en, las rep! | 8 prinsipales deTa ene ws Ei hstornder a la Argan de etregueras primarias de Hispancamérica, dedicado a los maestros, En el ‘apartado “Bl sentimiente nacionalista en la ensefanza de la bistoria’, valvian sobre temas conocidos: “En eslos pa‘ses de alavidn donde, salve los elementos indigenas —nulos en mu: thos de ellos come en la Argentina y Uruguay—, Ia gran ma: sa de sus habitantas es europea o de ascendiente extranjeros, la historia nacional que se ensefa en las escuelas |... va for~ mando ng scendrada onidad espiritual y un elevado patri. smo", para sentenciar luego sin dudar: “Ei navionalismo y el blicas hispanoamericanas los fi aa de Te histor Por esos misulas aioe, Bi Bi a la Historia de ta weeidn Argetiaralt mnifestaoa-gue ie bra se realizaba "con espirit eiantific, por el ideal de la ver~ dad bistarica, y pacristico, con amar por tradieién y tas ins ‘ituciones de la Patrio™ #8 Ee la rniama ceneepeign que ge hace tvidiente en el titulo dal Hibve que el presidente de la Academit publics en 1942, reeditado en 1948; Le culture histarice y el Sentimiento de la nacionalidad, Et libre es una recopilacién de discarsos, proyectos de ley e invormes sobre Ins actividades realizadas par distintas comisiones en las que pnvlicioé Lave- ne, y cabre loa afioe que van de 1932 a 1845, aprosimadamen te, AI se publica el discurso de apertara de un congreso de Istoria,eelebrado en 1941, donde el autor expresaba que "los historiadores desempetian una funcién socia}, ademas dela ta ‘26 cientifiea que camplen siguienco la estrella polar de Ie ver dad [..J] Beo fin eduective se realize [..| haciendo eonocer los grandes hechos y los grandes hombres, y ¢ amer esa ineorpé- rea deidad, la imagen encendida de Je putria...". Horacio Zo rraqain Beol, por entonces un joven historindov que participa boa de Tos ambientes acadérnicgs, exaltaba las virtudes de In digciplina come "acieate enérgice de la consionsia nacional® %® 27. Ramla Zalala y Bovigue de Gandia, La anveance de lo Aistoria ok les exeusles primarias de Hispancemariea, up. ct, p. 3 38. Cf In ps XKV de In edicign qua sn Buenos Alves pubtice EI Atongo, on 1981 198. Cf Ricardo Levene, La cultura histdriva y ef vontiminte de | | ~T Potties da hears 129 Esta interpretacidn de las tareas det historiador, que so era por la époce exclusivamente local, ha porvivido en algunas 20- nas de la disciplina eon vigor notable, En 2000, en el informe titalado Le enseionza de la historia en la Argentina, a cargo de tuna Comisién de Is Academia Nacional de Historia, se plantea- bba que la historia era una disciplina “preservadora de la mie- moria colectiva, destinada a jugar un papel fundamental en la formacidn da la cenciancie nacional! 40 i Asi, convencida de su caracter cientifico, confiada en que tena una misién en Ia sociedad, segura de que el manajo del tenia Levene havia 1984, la historia profesional parecta satis ~ —fecha de s¢on.la Argentina de 1940. Eta catisfaccidn et la que cexplica algunas notas de la versién que Carbia, el nuevo his- toriador mds sistemdticamente dedieade a le cuestién, ofrecia de las evoluciones y del estade dela diseiplina, en Ia segunda edicidn de su historia de ta historiografia argentina. En la nueva situecién, eon le “nueva escuela" dominande el eseona- rio, aquella versién de combate contra la historiografia del si- gle XIx que ei grupo habia organizade en tiempos de la Gran Guerra se habia transformade, definitivamente, on la saga de la paulatina y armoniosa construcci6n —siempre ascenden. te de una historia profesional y cientifies, A su ver, el pun- to de legada dela tradicién diseftada por Carbia en 1940 ma. rece analizarse. La “nueva escuela" albergaria varias corvien- tes, pore “sélo tres han aleanzade una definicién evidents Son éstas; la que se polariea en los centros universitarios de Buenos Aires y La Plata [...)1 que informa los estudio his toriees on los medios provincianos {...1y la que temando co. mo epicentro a la Dictadura, anhela darle otro sentida y otra comprensién a toda el pretérito argentino posterior « 1810", Las sedes de estas “corrientes” gevian la Facultad de Filoso- fia y Letras de Buenos Aires, to de Humanidades de La Pla. Ti nationalided, Bspasa Calpe, Bs. As, 1546, p. 105. Expresiones, del mismo tenor pueden hallarso en pp. 107, 108, 126, 192 y otras. 40. Off, Academia Nacional de Historia, La ensefansa de la historia en la Argentina, Bs. As, 2000, p. 20. smétode-le permitiria indagaral“almadela-nacién’,comasos-- 130 thsi on I Argentina deepsea abe a ‘a, el Instituto Nacional del Profesorado, cdtedras de algunas uuniversidades de! interior y el Instituto Juan Manuel de Fo- 608. BI argumento permitia que todo 6l escenari historio ‘grafico argentino quedara cubserto por Ja “nueva escuela”. ‘Ast, en la version de Carbia, 1a historia cientifica no sélo se prensiva”, débil intervencién en el mundo de la enltara; Ra vignani tenga en euenta Factores también importantes en la empresa de conetitueién de la historia profesional. Asf, utilizando este mapa, se perciben fenémenos que, acompanando la profesionalizacisn, resultaron obstaculos ‘uy severos a esa misma tendencia, Uno de elles fuo Ia au: sencia de un monopolio, ejersido por ia disciplins, sobre la in- sercidn laboral en los puestos que se suponian destinados a | quienes se formaban an sus centros; esa cuestién se relaciona ton Jo exiguo de! reclutamiento de nuevos estudiantes, una de las razones que hacfan que Ravignani entendiera que el “am Dienta” eva todavia reducido, También se vineula a la difce). habia impuesto, sino que on la Argentina de 1940 no habia practicamente ningtin grape dedicado con alguna sariedad al estudio del pasado que no pudiera fliarse con la “nueva es: ‘ucla’. El programa habja side cumplide con éxite, bieaba on el oropio sen de wiganas de fas ine tStaciones que suelen coneiderare parts ds Ta trata de la Historia profesional en sus elences habia un cievia numero de personas gue sosienfan con in investigasign y Ja ensehanea de la disciplina una relacién relativamente lejana, y otras tantas que ia compart con muy diversas actividades labo. sales. in tercer lugar, debe eetalarse que la onsoldacion de ta ictoria profesional no condijo-—en rastidad no podia con | ducin~ al fin dela nvestigacin del pasado llevada adelante zado no es estéril, tampoco debe ser Ja ultima ratio de nues- t por quienes no se contaban entre sus huestes; en este punto, ros afanes”, El horizonte que Ravignani buscaba aleanzat Is que parece importante es el reconocimients que el manda tos ates. Bl Norizonte aus Ragman! busaba alenzat, |G. S0Eusr engataa eas ora niasones tra ampli, y esa amplitud fo impuloaba a seria mesnra acura ooraah rae ngaRBAN RS Gheranalaas didncinetetataprenicrede | gg Qt natin sees ado orien, mee cide ambiente argentine, una vee construida la vision inte grada dsl patade, habrian “contribuido a hacer posible wn institutes, la histaria profesional no habia logradg controlar Enperativo que nos impone Ia inci docente que tenemos | __‘#eon eieaca, nk defenderse de Tos competdores“# A au ver, acignads, y habremes logrado aportar un poco de relieve @ | 48, Acorea de Ia importancia de! contra de a insorién inboral nuestra modesta intervencién en la cultura general”? Fun- nel proceso de arganizacien de profesiones, rereitimos a la Biblio cidn deeonte, tal como planteaba su colega Levens, escascz safe eitada on La nota J de este capftsle. Para constatar que la en de recursos humanos, ausencia de un lectura “general y com: fefinnza secundaria era todavia al fn del periado considarada una fetvidad eon prestgio social y cultural, resulte de wtlidad consul- tac el diecionaria bingatica que, an 1948, publienba en Buenos Ai ros la editorial Veritas, bajo el title Perwonatidedar de lx Argent ra. Be este, daade ya, un cieclanaria da elite, can unas 2100 biogra fies de “porsonalidades” vivas. Salvo indicacisn, eran los propios Sin embargo, hacia 1927, Emilio Ravignani, en un a} ticulo publicado en Sintesis, trazaba un cuadro que se dete | nia en otras puntos, y sonaba menos optimista, No faltabaen

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