Atención Al Tabaquismo JIMENEZ-RUIZ-interior-completo
Atención Al Tabaquismo JIMENEZ-RUIZ-interior-completo
Atención al tabaquismo
JIMENEZ RUIZ portadillas 17/11/05 11:14 am Página II
Procedimientos
en enfermedades
respiratorias
PROCEDER
Directores de la serie
Atención al tabaquismo
Coordinadores
NEUMOMADRID
JIMENEZ RUIZ portadillas 17/11/05 11:14 am Página IV
© 2006. NEUMOMADRID
© 2006. SMMFYC
© 2006. SEMERGEN Madrid
© 2006. Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.
Passeig de Gràcia 84, 1.a pl. - 08008 Barcelona (España)
www.ArsXXI.com
ISBN 84-9751-159-X
Colaboradores
Juan Carlos Colmenarejo Hernando
Médico de Familia, Centro de Salud Estrecho de Corea I, Madrid
Presentación
Las enfermedades respiratorias constituyen una de las primeras causas de mor-
bilidad y mortalidad en el mundo occidental. Con frecuencia cursan de forma
crónica, dando lugar a una notable alteración del estado de salud de la pobla-
ción, al tiempo que generan un elevado consumo de recursos económicos y sani-
tarios. El impacto negativo que estas enfermedades originan sobre la población
afectada, la sociedad y el sistema público de salud sólo puede atenuarse median-
te un abordaje multidisciplinario, coordinado, por parte de los diferentes niveles
asistenciales.
Fueron estas consideraciones las que impulsaron a la Sociedad Madrileña de
Neumología y Cirugía Torácica (NEUMOMADRID), la Sociedad Madrileña de
Medicina de Familia y Comunitaria (SMMFYC) y la Sociedad Española de Me-
dicina Rural y Generalista-Comunidad de Madrid (SEMERGEN-Madrid) a iniciar
un proyecto común que, bajo la denominación Procedimientos en Enfermedades
Respiratorias (PROCEDER), permita a médicos de atención primaria y neumó-
logos disponer de unas guías prácticas de aplicación en la práctica habitual, comu-
nes por los dos niveles de asistencia.
El documento ATENCIÓN AL TABAQUISMO es el primero de una serie de seis,
y está previsto que le sigan los procedimientos de actuación en síndrome de
apneas-hipopneas durante el sueño, infección respiratoria, asma, tuberculosis y
enfermedad pulmonar obstructiva crónica. No es casualidad que el manejo del
tabaquismo haya sido elegido para inaugurar la serie PROCEDER. El tabaquis-
mo, definido por la Organización Mundial de la Salud como una enfermedad per
se, constituye la primera causa de muerte evitable del mundo occidental. Desde
los primeros informes elaborados por el Departamento de Salud norteameri-
cano, a mediados del siglo pasado, se reconoce su papel protagonista en el de-
sarrollo de numerosas enfermedades, fundamentalmente la enfermedad pulmo-
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PILAR DE LUCAS RAMOS YOLANDA GINÉS DÍAZ JUAN C ARLOS COLMENAREJO HERNANDO
Presidenta de NEUMOMADRID Tesorera de SMMFYC Vicepresidente de SEMERGEN Madrid
JIMENEZ RUIZ sumario 14/11/05 04:49 pm Página IX
Índice de capítulos
1. INTRODUCCIÓN. GENERALIDADES ......................................................... 1
El tabaquismo como dependencia ............................................................... 3
El tabaquismo como epidemia .................................................................... 3
El tabaquismo como causa de enfermedad y muerte prematura y evitable .... 4
El tabaquismo como fuente de pobreza y discriminación .............................. 5
El tabaquismo como problema de salud pública .......................................... 5
¿Qué ocurre en nuestro país? ..................................................................... 5
Tratamiento del tabaquismo ....................................................................... 6
Guías de práctica clínica ............................................................................ 8
Elementos del protocolo de atención al fumador: síntesis de la evidencia
disponible ................................................................................................. 9
BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................. 51
Introducción.
Generalidades 1
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JIMENEZ RUIZ 01 14/11/05 04:47 pm Página 3
Introducción. Generalidades 3
La dependencia de la nicotina está considerada como un trastorno del comportamiento, es decir, como
una enfermedad crónica (CIE-10, OMS, 1992; American Psychiatric Association, 1995) que causa la muer-
te prematura a más de la mitad de las personas que la padecen.
La nicotina es una droga de altísimo poder adictivo con efectos muy complejos sobre el sistema
nervioso central. Su dependencia tiene las características de otras drogodependencias, a saber, la admi-
nistración repetida, la falta de control sobre su consumo, el desarrollo de tolerancia, un síndrome de abs-
tinencia definido, la dificultad para su abandono y la gran tendencia a las recaídas. Sin embargo, difiere
del resto en dos circunstancias que la hacen mucho más peligrosa: su ubicuidad, que genera una inmen-
sa accesibilidad, y su amplia aceptación social. Ambas permiten que sus usuarios la consuman con mucha
mayor asiduidad y en muchas más circunstancias que cualquier otra droga conocida, lo cual amplía enor-
memente el número de estímulos asociados al consumo, circunstancia muy importante en la génesis de
su gran potencia adictiva (fig. 1-1).
El tabaquismo está considerado como una gran pandemia mundial: uno de cada tres adultos fuma, lo
que equivale a más de 1.100 millones de fumadores en todo el mundo. La OMS prevé por ello 450
millones de muertes en los próximos 50 años.
80
75 76
69
70
64
62
60
52
49 51
50
45
39
40 37
30
24
20 19
15 14
11
10
0
Tabaco Éxtasis Anfetaminas Alucinógenos Alcohol Cannabis Heroína Cocaína
Figura 1-1. Índice de continuidad del consumo de drogas (datos procedentes del Ayuntamiento de Madrid, 1997).
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80 40
Fase 1 Fase 2 Fase 3 Fase 4
60
Muertes en hombres
30
Prevalencia en hombres
40 20
Prevalencia en mujeres
20 10
Muertes en mujeres
0 0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Años
Figura 1-2. Modelo teórico de pandemia tabáquica. (De López, Collishow y Piha, 1994.)
El modelo epidemiológico propuesto por López y cols. señala varias fases en el desarrollo de la
epidemia:
1. Una fase inicial, vigente hoy día en países en vías de desarrollo, a los que se está exportando el pro-
blema, y que consta de un incremento progresivo de la prevalencia, sobre todo entre los varones.
2. Una segunda fase que comprende una inflexión de la curva en los varones, mientras la preva-
lencia en las mujeres sigue aumentando, al tiempo que se incrementan las muertes asociadas en
ambos sexos (con curvas paralelas a las de prevalencia pero con 25-30 años de latencia). Ésta
es la fase vigente hoy día en nuestro país.
3. Una tercera fase en la que la prevalencia en mujeres alcanza su cenit y comienza a descender, al
tiempo que siguen aumentando las muertes asociadas en ambos grupos.
4. Una cuarta fase en la que descienden las muertes asociadas en varones, así como la prevalencia
en mujeres, y sólo se incrementan aún las muertes en este último grupo. En estas dos últimas
fases se encuentran hoy día los países del norte de Europa y Estados Unidos, donde se aplican
desde hace años políticas decididas contra el tabaquismo (fig. 1-2).
El tabaquismo es, además, la principal causa de muerte prevenible en todo el mundo, con unos cuatro millo-
nes de fallecimientos anuales, la mayoría de ellos prematuros y acompañados de dolor y sufrimiento. La
tasa de mortalidad de los fumadores triplica la de los no fumadores, reduciendo su vida en 10-15 años. Se
JIMENEZ RUIZ 01 14/11/05 04:47 pm Página 5
Introducción. Generalidades 5
estima que de cada dos fumadores que comienzan su adicción en una edad temprana y persisten en ella
de forma regular, uno fallecerá de forma precoz por una enfermedad relacionada con el tabaco.
Numerosísimos estudios realizados por importantes grupos de investigación y organismos sanita-
rios de todo el mundo han puesto de manifiesto los efectos nocivos del tabaco y han relacionado sin
duda alguna su consumo con la elevada morbimortalidad de la población fumadora.
Hasta ahora, el uso del tabaco se ha asociado con más de 25 enfermedades, que pueden agruparse
en tres grandes «familias»: cáncer, enfermedades cardiovasculares y enfermedades respiratorias, e inclu-
yen procesos como cáncer de pulmón (90 % de los casos), boca (76 %), laringe (83 %), esófago (80 %),
estómago, páncreas, vejiga urinaria (40 %), riñón, uréter, cuello uterino, diversas leucemias, infarto de mio-
cardio, angina de pecho, muerte súbita, accidente cerebrovascular aguso (ACVA), arteriopatía periférica,
síntomas respiratorios inespecíficos, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), síndrome de apne-
as obstructivas del sueño (SAOS), enfermedad periodontal, menopausia precoz, osteoporosis, infertilidad,
enfermedad placentaria, bajo peso al nacer, aborto espontáneo, parto prematuro y muerte perinatal, ade-
más de una posible relación con los cánceres de hígado, colon, mama, vulva y pene, así como con el asma.
Mención aparte merecen: el tabaquismo pasivo, que se consolida como la tercera causa de muer-
te evitable en los países desarrollados y se relaciona con los mismos tipos de enfermedades en adultos
y con una larga e importante lista de enfermedades en la infancia, y los riesgos específicos de género,
de gran importancia en mujeres fumadoras.
Los altos costes generados en términos de gasto sanitario y pérdida de años productivos cierran un dra-
mático círculo compuesto de adicción, enfermedad, dolor, muerte y pobreza, del que sólo se benefician
unos pocos y que hoy día se está exportando a los países en vías de desarrollo, con enormes implica-
ciones para su futuro.
Además, hoy por hoy está claro que hay grupos de población más susceptibles al tabaco, como los
adolescentes, las mujeres, los enfermos mentales y los estratos socioeconómicos bajos, poblaciones todas
ellas con situaciones de partida poco ventajosas y que ven así aumentadas sus dificultades de integra-
ción y progreso en la sociedad.
En España, la prevalencia del tabaquismo es del 31 % en la población adulta, una de las mayores de
Europa, aunque se observa un ligero pero constante descenso del consumo en los últimos años a expen-
sas de los varones, mientras que las mujeres ya fuman más que ellos en edades más jóvenes.
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49 50
50 48,5 49,2 48,6
Ambos sexos
40 38
36 36,9 35,7
34,7
30
Porcentaje
20
16,8
15
13 14,5
12
10
0
Fumadores Ex fumadores No fumadores
Figura 1-3. Prevalencia del hábito tabáquico en la población de 16 y más años. (España, 1987, 1993, 1995, 1997 y 2001.
Datos de las encuestas nacionales de salud de 1987, 1993, 1995, 1997 y 2001.)
El tabaco causa en nuestro país más de 55.000 muertes al año (el 16 % del total en mayores de
16 años), que seguirán aumentando si no se establece ninguna intervención, sobre todo en mujeres. Se
estima que genera de forma directa cerca de un 15 % del gasto sanitario total anual y causa, entre otros,
el 87 % de los cánceres de pulmón y el 93 % de los casos de EPOC (figs. 1-3 y 1-4).
La Comunidad de Madrid se encuentra en un término medio-alto dentro del conjunto nacional, con
un 37 % de fumadores, cifra que se incrementa hasta un 37,8 % en otro estudio, ambos datos por enci-
ma de la media española. En los jóvenes de 15 y 16 años de nuestra comunidad, las cifras son aún más
preocupantes: el 33,3 % es fumador y el 17,2 % se declara ex fumador. La proporción de fumadores
diarios es mayor en las mujeres de este grupo de edad (el 22,7 frente al 15,6 %) y un 15 % de los jóve-
nes cuenta con permiso expreso de sus padres.
Según numerosos estudios, la mitad de los fumadores desearía dejar de serlo. Sin embargo, sólo algu-
nos lo intentan, y pocos de ellos lo consiguen a la primera. La ayuda profesional triplica al menos la pro-
babilidad de éxito, potencia el papel ejemplarizante y mentaliza al propio profesional de la salud de la
importancia del problema.
La situación es favorable: la población está tomando conciencia y comienza a demandar ayuda. La
mayoría todavía no sabe que puede pedir ayuda a su médico o enfermera. Es cuestión de tiempo.
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Introducción. Generalidades 7
60
55 Hombres
50 48 47,2
44,8
42,1
40
Porcentaje
32,6 33
30 30,3
30
26
24,7
22,5
21 22,4
20 19
10
0
Fumadores Ex fumadores No fumadores
80
Mujeres
70
70 68
65,6 64,8
63,2
60
50
Porcentaje
40
9,4
10
6 7 7,1 7,9
0
Fumadores Ex fumadores No fumadores
Figura 1-4. Prevalencia del hábito tabáquico en la población de 16 y más años según género. (España, 1987, 1993, 1995,
1997 y 2001. Datos de las encuestas nacionales de salud de 1987, 1993, 1995, 1997 y 2001.)
Además, una mayor restricción del consumo y la publicidad generará, sin duda, una mayor demanda de
tratamiento por parte de los fumadores.
JIMENEZ RUIZ 01 14/11/05 04:47 pm Página 8
Por si fuera poco, la detección y el tratamiento del tabaquismo son considerados una referencia fren-
te a otras intervenciones preventivas y terapéuticas, debido a su gran efectividad y coste-efectividad
demostradas con el máximo nivel de evidencia científica, muy superiores a las de otras intervenciones
que hoy día se establecen de forma sistemática, como el tratamiento de la diabetes o la hipertensión
moderada.
Por tanto, dado que el tabaquismo no es un problema exclusivamente médico sino sociosanitario,
para la prevención y el control de esta amenaza hay varios enfoques, de los cuales el asistencial es sólo
la cuarta medida más eficaz, que son, por este orden, el aumento de precios, las restricciones del con-
sumo en lugares públicos y de la publicidad, y la promoción de medidas más eficientes para reducir la
prevalencia. Sin embargo, el enfoque asistencial es el único que disminuye la mortalidad y la morbilidad
a corto plazo, permite liberar recursos para otras necesidades de salud y tiene, además, un efecto sinér-
gico con el resto de las medidas, lo cual, añadido a su pertinencia por motivos éticos, lo hace indispen-
sable en cualquier plan de abordaje integral del tabaquismo.
Y, sin embargo, ¿estamos preparados para ello? Los profesionales de la salud en España fuman tanto
o más, en ocasiones, que la población a la que atienden, y carecen de recursos específicos para enfren-
tarse al problema por un vacío curricular endémico. Muchos de ellos ni siquiera confían en la eficacia
del consejo médico.
La progresiva saturación de las consultas no ayuda, y el abordaje del tabaquismo es percibido como
una nueva carga para sus maltrechas espaldas, se da con poco interés y sin recursos que lo suavicen o
incentiven, lo cual lo convierte en poco o nada atractivo.
Como consecuencia de todo ello, la atención que se presta al problema es irregular, fruto de
iniciativas aisladas e individuales de profesionales concienciados con él, muchos de ellos autodidac-
tas y sin apenas apoyo institucional. La mayoría de médicos y enfermeras no sabe cómo prestar esta
ayuda.
Por tanto, dado que el tabaquismo es un problema con tantos frentes de batalla, entre los que que-
remos destacar aquí por encima de todos la baja implantación de su atención en la actividad clínica sis-
temática de nuestro sistema de salud, y que la asistencia al paciente fumador es una pieza fundamen-
tal en el enfoque integral del tabaquismo (la única que permite disminuir la mortalidad a corto y medio
plazo), parece fundamental definir unas pautas de actuación concretas para dicha atención en los diver-
sos ámbitos asistenciales. Con ello la facilitaríamos, soslayando en parte la laguna formativa que actúa
como un pesado lastre sobre nuestros profesionales sanitarios, y garantizaríamos cierta homogeneidad
de proceso que apoyaría la evaluación de los resultados en nuestro medio. Éste es el objetivo de esta
obra.
Evidencia de tipo A. Basada en numerosos ensayos clínicos aleatorizados y controlados, bien diseñados y con una evidencia
consistente y directa
Evidencia de tipo B. Basada en algunos ensayos clínicos aleatorizados y controlados, en menor número que en el tipo A o con
un nivel de evidencia menor
Introducción. Generalidades 9
Para cumplir nuestro objetivo, resulta necesario revisar la bibliografía disponible al respecto. Si acudimos a
las guías de práctica clínica más recientes, queda meridianamente claro que hay una serie de intervencio-
nes terapéuticas que han demostrado eficacia fuera de toda duda (evidencias de tipo A y B), y una serie
de recomendaciones prácticas realizadas desde el pragmatismo de nuestros parientes sajones que las inte-
gran y articulan (evidencia de tipo C). Sería, pues, poco ético excluir alguna de ellas de nuestro protocolo
asistencial, si bien deberíamos volcar todo nuestro esfuerzo intelectual en adaptar dichas recomendacio-
nes a nuestro contexto sanitario, sustancialmente distinto del de su origen (tabla 1-1).
Las intervenciones que han demostrado en la práctica su efectividad para ayudar a los pacientes a dejar
de fumar con un alto nivel de evidencia son las que se comentan a continuación.
MATERIALES DE AUTOAYUDA
Se presentan en formatos muy diversos, como manuales, folletos, cintas de audio y vídeo o soportes infor-
máticos varios, mediante los que se administran terapias conductuales.
La revisión de la Colaboración Cochrane demuestra que no aumentan el efecto del consejo aislado
cuando se dan en combinación, pero en un metaanálisis de 12 ensayos clínicos sin contacto directo con el
terapeuta se demuestra cierta efectividad al compararlo con la ausencia de intervención (odds ratio [OR] =
1,23), y potencialmente llegan a más gente, cubriendo al menos en parte la falta de intervención.
Más recientemente se han comenzado a diseñar materiales específicos dirigidos a subpoblaciones con-
cretas en función de sus características demográficas o comportamentales, como la motivación o los esta-
dios de cambio frente al tabaco. El análisis de 8 ensayos clínicos ha demostrado la mayor efectividad de los
diseñados de forma individual frente a los materiales estándar o enfocados hacia características de grupo
de edad, raza o sexo que, a su vez, no fueron superiores a los estándar (OR = 1,41).
CONSEJO SANITARIO
El administrado por los médicos durante su actividad sistemática ha sido estudiado en 31 ensayos clínicos
en los que se incluyó a más de 26.000 fumadores, y se ha observado un notable aumento de la tasa de
éxitos frente a la no intervención (OR = 1,69, un 30 % más de abstinencias); asimismo, se ha demostrado
algo más de eficacia al aumentar su intensidad y duración.
Los estudios sobre el consejo sanitario para dejar de fumar facilitado por enfermería no muestran un
efecto similar, aunque por falta de evidencia. He aquí una cuestión sobre la que se debe investigar por sus
potenciales implicaciones en el campo de la atención primaria de salud, pues hay evidencia indirecta de
que factores como la accesibilidad, la experiencia, la formación y el compromiso son más importantes que
la profesión del terapeuta.
ASESORAMIENTO (COUNSELING)
Proporcionado de forma individual o en grupos de pacientes por personal formado para ello, incluido el
de enfermería, resulta superior al consejo simple (OR = 1,55), como demuestra la revisión de Rice y Stead
de 16 ensayos clínicos, con las potenciales ventajas que ello implica.
JIMENEZ RUIZ 01 14/11/05 04:47 pm Página 10
El enfoque grupal ha demostrado ser mejor que los materiales de autoayuda, pero no consisten-
temente mejor que otras intervenciones que impliquen contacto personal. Sin embargo, en teoría tiene
una mejor relación coste-efectividad, lo cual lo hace enormemente interesante en cualquier ámbito sani-
tario.
No hay todavía suficiente evidencia de que este tipo de tratamiento sea efectivo en adolescentes.
He aquí otra área de investigación en nuestro ámbito. Sí ha resultado efectivo en gestantes cuando ha
sido administrado por personal formado específicamente.
ASESORAMIENTO TELEFÓNICO
Puede ser «reactivo» (el paciente llama buscando ayuda y consejo) o «proactivo» (el terapeuta llama
según un esquema predeterminado).
La evidencia es pequeña, pero los escasos ensayos controlados disponibles sugieren que las llama-
das proactivas pueden ser efectivas como apoyo en el proceso de dejar de fumar (evidencia de tipo B,
y de tipo C en el caso de las llamadas reactivas).
TRATAMIENTOS PSICOLÓGICOS
El tratamiento del tabaquismo, como trastorno psiquiátrico de tipo conductual que es y en el que se
imbrican factores sociales, psicológicos y fisiológicos, es fundamentalmente psicológico.
En los ensayos clínicos mencionados, la mayoría de los terapeutas eran psicólogos, pero las inter-
venciones variaban entre combinaciones de múltiples técnicas sin un modelo teórico definido, por lo que
la evidencia actual acerca de la eficacia relativa de cada una de ellas es insuficiente.
Las más utilizadas y aceptadas son las técnicas conductuales, cognitivas, motivacionales y de pre-
vención de recaídas. Estos tratamientos pueden ser eficaces por sí mismos y mejoran los resultados de
la farmacoterapia cuando se dan juntos. Están centrados en tres aspectos: preparación para el abando-
no (técnicas motivacionales y cognitivas), abandono (técnicas conductuales) y mantenimiento de la abs-
tinencia (técnicas de prevención de recaídas).
TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS
En general, duplican aproximadamente la probabilidad de abandono a largo plazo respecto al placebo
y la triplican frente a la no intervención.
La Revisión Cochrane, con más de 90 ensayos clínicos, demuestra que la terapia sustitutiva con nico-
tina ayuda a las personas fumadoras a dejar de fumar y aumenta la posibilidad de dejarlo entre 1,5 y 2
veces (OR = 1,71), cualquiera que sea el nivel adicional de ayuda y apoyo. El porcentaje de éxito fue
superior en ambos brazos (placebo y tratamiento) de los ensayos que incluyeron apoyo intensivo, por
lo que la terapia parece incrementarlo desde la línea de base proporcionada por el resto de interven-
ciones.
Sin embargo, hay muy poca evidencia directa sobre la mayor efectividad de uno u otro producto
de los actualmente comercializados que contienen nicotina, por lo que la elección debe estar determi-
nada por las preferencias individuales del terapeuta o del paciente, o por las características específicas
de este último (contraindicaciones, experiencias previas, etc.). Sí se sabe que, en fumadores importan-
tes (a efectos operativos, los que fuman más de 20 cigarrillos al día), los chicles de 4 mg son más efec-
tivos que los de 2 mg, y que los parches grandes son más efectivos que los pequeños y medianos en
fumadores de más de 10 cigarrillos al día, sin diferencias sustanciales con los de 16 y 24 horas.
JIMENEZ RUIZ 01 14/11/05 04:47 pm Página 11
Introducción. Generalidades 11
Por otro lado, 8 semanas de tratamiento con parches de nicotina parecen tan eficaces como perío-
dos más largos, y no hay evidencia de que la retirada gradual sea mejor que la brusca. También se ha
demostrado que la combinación de parches con otras formas de terapia sustitutiva con nicotina es más
eficaz que el parche solo y, además, es segura.
El bupropión también se ha mostrado efectivo (OR = 2,73) en fumadores de más de 15 cigarrillos
al día que recibían, además, tratamiento psicológico intensivo, y es en la actualidad el único tratamiento
no nicotínico aprobado para tal fin, ya que aumenta las tasas de abstinencia al año y disminuye los sín-
tomas asociados, con una frecuencia de efectos adversos graves similar a la de otros antidepresivos de
uso habitual.
No hay suficiente evidencia sobre la mayor efectividad de bupropión frente a la terapia sustitutiva
con nicotina, por lo que la decisión de asignar un tratamiento concreto de los de primera línea a un
paciente concreto se basa hoy día más en el sentido común que en la evidencia científica.
Otros fármacos, como la nortriptilina (OR = 2,83) o la clonidina (OR = 1,89), también han demos-
trado su eficacia, pero se consideran de segunda línea por sus importantes y peligrosos efectos secun-
darios.
Todos los tratamientos anteriormente expuestos que implican contacto directo con el paciente,
desde el simple consejo sanitario hasta los programas intensivos con formato multicomponente, y que
abarcan varias o todas las técnicas comentadas, no sólo son clínicamente efectivos, con un gran nivel de
evidencia, sino también extremadamente coste-eficaces frente a otras intervenciones preventivas y tera-
péuticas que hoy día nadie discutiría, como las citologías periódicas para el cribado del cáncer de cue-
llo uterino, las mamografias para el cáncer de mama, o el tratamiento de la hipertensión moderada o la
hipercolesterolemia.
Además, en todos ellos hay una evidencia indirecta de que una mayor intensidad, en términos de
frecuencia o duración de los contactos, conlleva una mayor tasa de éxitos, esto es, una relación dosis-
respuesta, y no se debe privilegiar a ninguno de ellos, pues varían mucho en eficacia, aceptabilidad, efi-
ciencia y coste según los individuos y las poblaciones (tabla 1-2). En la tabla 1-3 se muestran los puntos
clave de este capítulo.
Tabla 1-2. Intervenciones que han demostrado su efectividad para ayudar a los pacientes a dejar de fumar
Materiales de autoayuda
El consejo sanitario para dejar de fumar
El asesoramiento (counseling)
Asesoramiento telefónico
Tratamientos psicológicos
• Técnicas conductuales, cognitivas, motivacionales y de prevención de recaídas
Tratamientos farmacológicos
• Terapia sustitutiva con nicotina y bupropión
JIMENEZ RUIZ 01 22/11/05 12:42 pm Página 12
• La dependencia de la nicotina está considerada como un trastorno al año y genera de forma directa cerca de un 15 % del gasto
del comportamiento, es decir, como una enfermedad crónica que sanitario total
causa la muerte prematura a más de la mitad de los que la • La detección y el tratamiento del tabaquismo son
padecen considerados una referencia frente a otras intervenciones
• El tabaquismo es una gran pandemia de extensión mundial: preventivas y terapéuticas, debido a su gran efectividad y
uno de cada tres adultos del mundo fuma coste-efectividad demostradas con el máximo nivel de
• El tabaquismo es, además, la principal causa de muerte evidencia científica
prevenible en todo el mundo • Si bien el enfoque asistencial es sólo la cuarta medida más
• El tabaquismo es también fuente de pobreza y discriminación, eficaz en la disminución de la prevalencia, es el único que
al incidir especialmente en colectivos desaventajados y generar disminuye la mortalidad y la morbilidad a corto plazo y tiene,
altos costes en términos de gasto sanitario y de pérdida de además, un efecto sinérgico con el resto de enfoques
años productivos • Las intervenciones que han demostrado su efectividad en el
• Por todo lo anterior, el tabaquismo es actualmente el principal tratamiento del tabaquismo han sido convenientemente
problema de salud pública en los países desarrollados articuladas por comités de expertos en las guías de práctica
• En España, la prevalencia es del 31 % en la población adulta, clínica, donde se hacen recomendaciones para su aplicación
una de las mayores de Europa, causa más de 55.000 muertes según el medio asistencial
tual según el medio asistencial, hecho fundamental que determina los medios disponibles, entre los que
destacan, como siempre, el tiempo y el dinero.
Esto último tiene una importancia capital en dos sentidos: primero, porque habremos de adaptar
las recomendaciones hechas por británicos y estadounidenses, basadas en su inmensa mayoría en estu-
dios realizados en sus poblaciones, a la nuestra, potenciar la investigación propia para perfeccionarlas, si
cabe, y segundo, porque habremos de crear una estructura asistencial con intervenciones terapéuticas
proporcionadas a los diversos ámbitos que la integren y a las necesidades que los fumadores vayan expre-
sando, cuando su fase de abandono así lo aconseje o la intensidad de su adicción requiera intervencio-
nes más complejas.
Deberemos definir, pues, los siguientes aspectos:
1. Una intervención básica o consejo sanitario para dejar de fumar que será administrado por cual-
quier profesional sanitario.
2. Un conjunto de intervenciones breves o protocolo de atención al paciente fumador en atención
primaria de salud, cabal, realista y proporcionado a las posibilidades de este ámbito asistencial.
3. Una intervención intensiva, avanzada o especializada para un tercer ámbito asistencial formado
por unidades especializadas, integradas por personal sanitario con una formación de posgrado
específica, que atienda a los pacientes remitidos por el ámbito anterior con unos criterios claros
de derivación y que constituya una referencia sólida en aspectos docentes, investigadores, pre-
ventivos y de sensibilización hacia el tema, mediante el impulso, el apoyo y la unificación de todos
los esfuerzos.
JIMENEZ RUIZ 02 14/11/05 04:48 pm Página 13
Procedimientos
diagnósticos y
terapéuticos del
tabaquismo en
atención primaria 2
JIMENEZ RUIZ 02 14/11/05 04:48 pm Página 14
JIMENEZ RUIZ 02 14/11/05 04:48 pm Página 15
El tabaquismo se considera una enfermedad adictiva crónica susceptible de recibir diferentes tipos de tra-
tamiento.Todos los profesionales sanitarios deben estar preparados para diagnosticarlo y tratarlo adecua-
damente. Por ello, es conveniente definir parámetros clínicos y analíticos que lleven a establecer un correc-
to diagnóstico del tipo de tabaquismo que presenta un determinado fumador. De esta forma, podremos
conseguir pautar el tratamiento más adecuado y con mayores probabilidades de éxito para ese fumador.
El principal objetivo de este capítulo es definir un grupo de parámetros clínicos y analíticos de aná-
lisis obligatorio en cada fumador, por cuanto su conocimiento influirá de manera directa no sólo en la
actitud terapéutica ante él, sino también en su pronóstico. Se establecerá, pues, a lo largo de esta revi-
sión lo que hemos dado en llamar conjunto mínimo de datos diagnósticos del fumador, que deberán
ser de obligada referencia en la historia clínica de todo fumador. Con posterioridad, y teniendo en cuen-
ta los resultados obtenidos en el estudio del conjunto mínimo de datos diagnósticos, se establecerán
unas recomendaciones terapéuticas.
Para la valoración de estos datos debemos tener en cuenta los parámetros que se exponen a continuación.
FASE DE ABANDONO
Prochazka y DiClemente establecieron las fases que la mayor parte de los fumadores atraviesan desde
que inician el consumo del tabaco hasta que lo abandonan. Estos investigadores definieron cinco fases:
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Valora el grado de motivación para dejar de fumar en una 3. ¿Intentará dejar de fumar en las próximas 2 semanas?
escala de 1 a 10 puntos. (desde 0, definitivamente no, hasta 3, definitivamente sí)
Consta de 4 preguntas:
4. ¿Cuál es la probabilidad de que usted dentro de los próximos
1. ¿Le gustaría dejar de fumar si pudiera hacerlo fácilmente? 6 meses sea un no fumador?
0 — No (desde 0, definitivamente no, hasta 3, definitivamente sí)
1 — Sí
Puntuaciones: 0-6: baja motivación
2. ¿Cuánto interés tiene usted en dejarlo? 7-9: moderada motivación
(desde 0, en absoluto, hasta 3, muy seriamente) 10: alta motivación
TEST DE FAGERSTRÖM
Véase el apartado sobre el test de Fagerström (pág. 27).
la medición de este parámetro se utiliza el cooxímetro, un aparato que, mediante una maniobra senci-
lla e incruenta, permite determinar las concentraciones de CO en el aire espirado por el sujeto.
La utilización de la cooximetría en el diagnóstico del tabaquismo es muy recomendable y permite
que el clínico tenga un mejor conocimiento de las características del fumador. En general, hay una rela-
ción directa entre el número de cigarrillos consumidos y las concentraciones de CO en el aire espira-
do por el fumador. De esta manera, a un mayor número de cigarrillos le corresponde unos valores más
altos de CO en el aire espirado. No obstante, en algunos casos, a pesar de un escaso consumo de taba-
co, se detectan unas concentraciones elevadas de CO, o al revés. Ello se debe a las diferencias en el
patrón de consumo de los cigarrillos o incluso a diferencias de edad y sexo. Es decir, es posible que fuma-
dores de un escaso número de cigarrillos diarios tengan valores altos de CO en su aire espirado si con-
sumen esos cigarrillos dándoles muchas pipadas o inhalando muy profundamente el humo. Por ello, el
conocimiento de las concentraciones de CO permite diagnosticar con mayor precisión el grado de taba-
quismo que presenta un determinado fumador. Pero no sólo esto; se sabe que los fumadores con valo-
res más altos de CO en su aire espirado desarrollan enfermedades relacionadas con el consumo de taba-
co con mayor probabilidad que los que tienen valores más bajos. Es decir, este parámetro puede ser
utilizado como factor de riesgo en un determinado fumador.
Por otro lado, la utilización de la cooximetría tiene indudables ventajas para el fumador. No debe
olvidarse que los fumadores no conocen un parámetro objetivo que les indique el daño que el taba-
quismo les está produciendo a su organismo. Esta circunstancia no se da en los hipercolesterolémi-
cos o los hipertensos, en los que el conocimiento de la cantidad de colesterol o de las cifras de pre-
sión arterial les ayuda a comprender mejor la mayor o menor gravedad de su enfermedad. Con toda
probabilidad, cuando los fumadores conozcan sus cifras de CO en el aire espirado tendrán un mejor
conocimiento del daño que el tabaquismo les está causando, y ése será un dato que les motivará para
dejar de fumar. Igualmente, observar el descenso rápido de la concentración de CO en la primera
visita después de iniciar la abstinencia respecto al valor obtenido cuando aún fumaban actúa como
un factor motivador, ya que señala la posibilidad de obtener beneficios inmediatos en el proceso de
abstinencia.
Además, la concentración de CO en aire espirado puede utilizarse como un marcador real de abs-
tinencia, lo que permite al paciente verificar la fiabilidad de la valoración subjetiva y al clínico intervenir
ante la sospecha de falta de veracidad en la respuesta del paciente. No obstante, antes de asegurar la
falta de fiabilidad de la información sobre la abstinencia proporcionada por el paciente es necesario ase-
gurar que las concentraciones elevadas de CO no se han producido por otras causas distintas del con-
sumo de tabaco, como la contaminación ambiental o la calefacción doméstica.
Por otro lado, el conocimiento de los valores de CO en el aire espirado permite conocer de una
manera casi directa las concentraciones de carboxihemoglobina en sangre periférica. Hay una relación
directa entre ambos tipos de valores. La mayoría de los aparatos utilizados en la medición del CO en
el aire espirado convierten de forma inmediata esos valores en cifras de carboxihemoglobina.
Así pues, la realización de una cooximetría dentro del estudio clínico de un fumador no sólo pro-
porciona importante información diagnóstica al médico (grado de tabaquismo, riesgo de desarrollar enfer-
medad), sino que puede ayudar al fumador en su proceso de sensibilización y abandono del consumo
del tabaco. Esta técnica, con ser aconsejable, no debe considerarse totalmente imprescindible y, por tanto,
supeditar el abordaje terapéutico del paciente fumador a su realización. Esto llevaría consigo, dada la baja
disponibilidad actual de cooxímetros en la mayoría de las consultas de atención primaria, una baja cober-
tura del problema que se está abordando.
A continuación se expone la técnica para la correcta realización de la cooximetría y su valo-
ración:
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1. Técnica. El sujeto debe realizar una inspiración profunda y mantener una apnea de 15 seg. Después
debe proceder a una espiración lenta, prolongada y completa. Hay que esperar unos segundos
hasta que el indicador del cooxímetro se estabilice y marque el número exacto de partes por
millón (ppm) de CO que el sujeto tiene en el aire que espira.
2. Valoración. Valores de 10 ppm o más de CO en el aire espirado corresponden a sujetos fuma-
dores; de 6 a 10 ppm a individuos fumadores esporádicos, y cifras por debajo de 6 ppm a per-
sonas no fumadoras.
A continuación se expone cómo debe abordarse la búsqueda de los datos diagnósticos mínimos en
cada fumador. Se establece un protocolo que proporciona la mayor información en el menor tiempo
posible.
Ante todo fumador debe seguirse el siguiente protocolo:
Después de realizar este protocolo puede diagnosticarse al fumador desde tres puntos de vista:
a) grado de tabaquismo (basado en el número de cigarrillos fumados al día, en el número de años de
fumador y en los valores de CO de su aire espirado); b) fase de abandono en la que se encuentra, y
c) grado de adicción física a la nicotina. Conviene destacar que la cumplimentación completa de este
protocolo por parte de un profesional mínimamente entrenado no lleva más de 5 min. La gran canti-
dad de datos que se obtienen con su realización y el escaso consumo de tiempo que conlleva hacen
muy útil y recomendable la puesta en marcha de este protocolo en cualquiera de los ámbitos asisten-
ciales y por cualquier tipo de profesional sanitario.
A la luz de los resultados obtenidos en el análisis del conjunto mínimo de datos diagnósticos del fuma-
dor es posible, en líneas generales, encuadrar su diagnóstico en cuanto a varios parámetros que se expo-
nen a continuación.
A continuación, y a modo de orientación, se expone cuál debe ser el abordaje terapéutico de cada fuma-
dor de acuerdo con sus características diagnósticas.
en función de la fase en que se encuentre y de las características de cada fumador, se debe rea-
lizar puntualmente o en cada visita que el fumador haga (intervención mínima sistematizada). El
profesional sanitario ha de transmitir de forma seria y contundente al paciente la necesidad que
éste tiene de abandonar el consumo de tabaco para mejorar y/o curar su proceso patológico.
Igualmente, debe advertirle de su elevado grado de tabaquismo y de la presencia de otros fac-
tores de riesgo, que no hacen más que multiplicar sus posibilidades de morbimortalidad prema-
tura y de pérdida de calidad de vida. El profesional sanitario se ofrecerá al paciente para ayu-
darle en la realización de un serio intento de abandono y debe citarle en un período de 4 a 6
semanas para controlar si ha habido algún cambio en su actitud para dejar de fumar (grado de
evidencia A).
En algunos de estos pacientes, sobre todo en los que tienen un mayor grado de dependencia, esta-
ría recomendada la combinación de parches y chicles de nicotina a las mismas dosis antes comentadas.
Debe considerarse también el uso combinado de la terapia sustitutiva con nicotina y bupropión.
1. Fumadores que han realizado en el pasado serios intentos de abandono del tabaco, que fueron
correctamente tratados por un profesional sanitario y que, a pesar de ello, fracasaron.
2. Fumadores con cardiopatía isquémica de menos de 8 semanas de evolución.
3. Fumadores con arritmias cardíacas o hipertensión arterial no controladas.
4. Fumadores con enfermedades crónicas (neumopatías, nefropatías, hepatopatías, cardiopatías, etc.)
no controladas o en los que la utilización de tratamientos para dejar de fumar pueda ser com-
plicada.
5. Fumadoras embarazadas o en período de lactancia.
6. Fumadores con enfermedades psiquiátricas.
7. Fumadores con otras drogodependencias.
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Procedimientos
diagnósticos y
terapéuticos del
tabaquismo
en unidades
especializadas 3
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INTRODUCCIÓN
A lo largo de este manual ha quedado claramente establecido que el tabaquismo es una enfermedad
crónica y la primera causa evitable de muerte en nuestro país. Como tal, debe ser adecuadamente diag-
nosticada para ser correctamente tratada. El paciente fumador es susceptible de recibir diferentes tipos
de tratamiento dependiendo de sus características diagnósticas. Hemos estudiado cuál debe ser la apro-
ximación diagnóstica y terapéutica del tabaquismo en algunos tipos de fumadores, pero también nos
hemos referido a algún tipo especial de fumadores que requeriría un tratamiento más especializado
(v. el apartado Criterios de derivación a unidades especializadas). En esta ocasión enumeraremos los pro-
cedimientos diagnósticos y terapéuticos que deben ser llevados a cabo con este grupo de fumadores
que serían subsidiarios de ser tratados en unidades especializadas. Seguiremos los protocolos diagnós-
ticos y terapéuticos de la Unidad Especializada en Tabaquismo de la Dirección General de Salud Pública
de la Comunidad de Madrid.
Ante todo fumador que acude a una unidad especializada para recibir ayuda para dejar de fumar se
deben realizar los siguientes procedimientos diagnósticos: investigación de los antecedentes médico-
quirúrgicos personales y familiares, realización de historia de tabaquismo, cuestionarios diagnósticos,
exploración física y exámenes complementarios. La realización de todos estos procedimientos permi-
tirá el establecimiento del adecuado diagnóstico del fumador. A continuación los exponemos más deta-
lladamente.
La realización de este tipo de investigación es obligada ante cualquier acto médico. Cabe destacar que
todo paciente debe ser activamente interrogado sobre la presencia de enfermedades relacionadas con
el consumo de tabaco y de otras que pudieran alterar el tipo de tratamiento farmacológico que se pres-
cribiera al paciente.
También es obligado insistir en la medicación que los sujetos están utilizando. No olvidemos que la
dosis de algunos medicamentos debe ajustarse cuando se añaden algunos tratamientos farmacológicos
para dejar de fumar.
Interrogar sobre la presencia de alergias a algunos de los componentes de los tratamientos para
dejar de fumar es obligado.
HISTORIA DE TABAQUISMO
La realización de la historia de tabaquismo es de vital importancia para conocer las características diag-
nósticas de los fumadores. Su correcta realización llevará entre 5 a 10 min y durante ella el médico pre-
guntará al fumador sobre su historia tabáquica y su tabaquismo actual. El médico se mostrará receptivo
y empático con el paciente. Le formulará preguntas abiertas y permitirá que el enfermo se explaye en
sus respuestas, aunque sólo apuntará aquello que sea de auténtico interés.
La historia de tabaquismo está dividida en los siguientes apartados: historia tabáquica, historia de
consumo actual, análisis de los intentos previos de abandono y análisis del ambiente del fumador. En la
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tabla 3-1 se muestran las preguntas que deben formularse en la realización de cada una de estas par-
tes. A continuación comentamos algunos datos sobre ellas.
Con la realización de la historia tabáquica pretendemos tener un conocimiento exacto del momen-
to en el que el fumador inició el consumo, pero sobre todo interesa conocer cuándo el sujeto se con-
virtió en fumador habitual. La realización de la historia de tabaquismo actual tiene como objetivo prin-
cipal conocer el número de cigarrillos que fuma actualmente, aunque lo más importante no es el
número, sino el patrón de consumo. La forma de consumo del cigarrillo por parte del fumador nos
dice mucho acerca de las características diagnósticas de éste. En general, los fumadores que dan pocas
y profundas caladas a un cigarrillo son fumadores que buscan la obtención de picos de nicotina; por el
contrario, los que encienden muchos cigarrillos que se consumen sin apenas tocarlos son fumadores
con mucho automatismo. Otros, en cambio, hacen un consumo regular y continuo del cigarrillo, dán-
doles un número casi constante de caladas con espacios intercalada muy regulares. Estos fumadores
buscan la obtención de concentraciones continuas de nicotina en su sangre. El conocimiento de todas
estas variables ayudará al médico en el diagnóstico del tabaquismo y en la instauración del tratamien-
to más oportuno.
La obtención del valor paquetes-año sirve como un parámetro no sólo del tabaquismo actual, sino
también de carga del tabaquismo. Lo reseñado en el apartado correspondiente de la sección anterior
es válido aquí.
Probablemente, una de las partes más importantes de la historia de tabaquismo es la que hace refe-
rencia al análisis de los intentos previos de abandono. Su correcto estudio nos ayudará a establecer el
mejor diagnóstico del fumador. Es importante destacar que sólo consideramos que un fumador ha rea-
lizado un serio intento de abandono si al menos se ha mantenido 24 h sin fumar. Así pues, los intentos
que apenas se quedan en una exposición de intenciones no deben ser considerados para el análisis. Ante
cualquier intento válido de abandono debemos investigar el momento de su realización. Cuanto más pró-
ximo al momento actual sea el intento objeto del estudio, más válidas serán las conclusiones que obten-
gamos. Se deberá investigar el tiempo que el sujeto permaneció sin fumar y la presencia de síntomas
del síndrome de abstinencia. Igualmente, investigaremos la utilización de tratamientos y la respuesta a
ellos por parte del paciente. La detección del motivo fundamental por el que se produjo la recaída com-
pletará el análisis de estos intentos previos.
Otra parte de la historia del tabaquismo es la que hace referencia a la investigación de los posibles
apoyos y/o resistencias que el fumador encontrará en su proceso de abandono del tabaco. Es necesa-
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rio investigar al grupo familiar, grupo de amigos y ambiente laboral. Los fumadores que cuenten con más
apoyos en estos ambientes tienen más fácil abandonar definitivamente el tabaco. El médico deberá insis-
tir en la necesidad de que el fumador busque este tipo de apoyos e incluso los potenciará en la medi-
da de lo posible desde su consulta.
CUESTIONARIOS
Existen multitud de cuestionarios que pueden ser empleados para el diagnóstico del paciente fumador.
Los objetivos de éstos son diferentes. Algunos sirven para averiguar el grado de dependencia física que
el fumador tiene de la nicotina, mientras que otros estudian otros tipos de dependencias producidas por
el cigarrillo. De todos ellos, el test de Fagerström se ha mostrado como el más útil para determinar el
grado de dependencia física de la nicotina que tiene el fumador. Otros sirven para analizar otras depen-
dencias.
El test de recompensa es otro tipo de cuestionario que sirve para conocer las razones fundamen-
tales que llevan al fumador al consumo de tabaco. En la Unidad Especializada en Tabaquismo del Instituto
de Salud Pública de la Comunidad de Madrid hemos desarrollado un test cuyo objetivo es determinar
el tipo y el grado de la dependencia del cigarrillo que presenta el fumador. Se trata del Test de la Unidad
del Instituto de Salud Pública de Madrid (UISPM) que está mostrando ser de gran utilidad para el diag-
nóstico del fumador. A continuación explicaremos cada uno de estos tests y comentaremos sus aplica-
ciones en la práctica clínica.
• Test de Fagerström
El test de Fagerström es el instrumento más útil, sensible y específico de los disponibles en el momen-
to actual para medir el grado de dependencia física de la nicotina. Se trata de un test de 6 pregun-
tas con respuestas múltiples. Dependiendo de la respuesta que cada fumador dé a cada una de las
• ¿Cuánto tiempo pasa entre que se levanta y se fuma su • ¿Cuántos cigarrillos fuma al día?
primer cigarrillo del día? Menos de 10 cigarrillos/día — 0
Hasta 5 minutos — 3 Entre 11 y 20 cigarrillos/día — 1
De 6 a 30 minutos — 2 Entre 21 y 30 cigarrillos/ día — 2
De 31 a 60 minuto — 1 31 o más cigarrillos — 3
Más de 60 minutos — 0
• Después de consumir el primer cigarrillo del día, ¿fuma
• ¿Encuentra dificultad para no fumar en lugares en los rápidamente algunos más?
que está prohibido hacerlo? Sí — 1
Sí — 1 No — 0
No — 0
• ¿Fuma aunque esté tan enfermo que tenga que guardar
• De todos los cigarrillos que consume durante el día, cama la mayor parte del día?
¿cuál es el que más necesita? Sí — 1
El primero de la mañana — 1 No — 0
Cualquier otro — 0
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preguntas se obtiene una determinada puntuación. Al sumar los puntos ganados en cada una de las
preguntas se obtiene una puntuación total que oscila entre 0 y 10 puntos. En la tabla 3-2 se muestra
este test.
A continuación exponemos la valoración de los resultados de éste:
versiones se han realizado. Desde ¿fuma usted en lugares donde está prohibido hacerlo? a ¿fuma usted
en hospitales o cines? pasando por ¿fuma cuando no se debe hacer? El auténtico objetivo de esta pre-
gunta es saber si el fumador es capaz de pasar un período más o menos largo sin fumar y sin presen-
tar molestias o inconvenientes. Por ello, una buena forma de realizar esta pregunta es: ¿Encuentra difi-
cultad para no fumar en lugares en los que está prohibido hacerlo?
Las restantes preguntas del test de Fagerström mencionan el número de cigarrillos que el fumador
consume al día, el tiempo que transcurre desde que se levanta hasta que consume su primer cigarrillo
y si el fumador consume tabaco aunque esté enfermo. Generalmente, en las traducciones de estas pre-
guntas se ha mantenido el sentido que tenían en el test original. En la tabla 3-2 se presenta el test de
Fagerström tal y como el propio autor recomienda que se realice en el idioma español. Recomendamos
que la realización del test sea llevada a cabo por el médico durante la obtención de la historia clínica y
que se evite la autorrealización por parte del fumador. Además, es imprescindible que se formulen las
preguntas de la manera correcta.
Conviene recordar también que, en ocasiones, no es necesario realizar la totalidad del test para
conocer el grado de dependencia que el fumador tiene de la nicotina. Se sabe que basta con pregun-
tar al paciente sobre el número de cigarrillos que consume al día, el tiempo que transcurre desde que
se levanta hasta que consume el primer cigarrillo y cuál es el cigarrillo que más necesita consumir. Si las
respuestas a estas preguntas son que consume 20 o más cigarrillos diarios, que consume el primer ciga-
rrillo en la primera media hora después de levantarse y que ése es el cigarrillo que más necesita, el fuma-
dor debe ser diagnosticado de moderado-intenso grado de dependencia de la nicotina. La realización
de este tipo de test corto es muy recomendable en las consultas de atención primaria, donde no se dis-
pone de demasiado tiempo para el diagnóstico del fumador. El abordaje especializado del tabaquismo
obliga a la realización del test completo.
• Test de recompensa
El objetivo fundamental de este test es averiguar cuáles son las razones fundamentales por las que el
fumador consume tabaco.
El médico debe preguntar al fumador la siguiente cuestión: «Cuando usted ha realizado un serio
intento de abandono del tabaco, ¿cuál de estas situaciones ha sido la que ha superado con mayor difi-
cultad?: a) no poder consumir un cigarrillo en aquellos momentos en los que realmente lo disfrutaba, o
b) estar ansioso, irritable y nervioso durante todo el día». Las personas que respondan la opción a con-
sumirían tabaco buscando la estimulación y la obtención de altas concentraciones de dopamina de forma
puntual. Los que señalen la opción b buscan la obtención de altos valores de noradrenalina de forma
continua. Los resultados de este test combinados con los del test de Fagerström tienen implicaciones
clínico-terapéuticas muy interesantes y válidas.
Señale la opción más indicada para usted, de acuerdo con la 12. Fumo mucho cuando estoy con otra gente
siguiente escala: 1 2 3 4
13. Cuando fumo hablo más con la gente
0: nada 1 2 3 4
1: algo 14. Algunos lugares o circunstancias me incitan a fumar
2: moderadamente 1 2 3 4
3: mucho 15. Cuando estoy solo rodeado de gente, me siento más seguro
4: muchísimo con un cigarrillo entre las manos
1 2 3 4
1. Fumo para mantenerme despierto 16. Mi hábito de fumar es muy importante para mí
1 2 3 4 1 2 3 4
2. Cuando fumo, me encuentro alerta 17. Me recompenso a mí mismo con un cigarrillo tras cumplir
1 2 3 4 una tarea
3. Me gusta fumar cuando trabajo 1 2 3 4
1 2 3 4 18. Cuando no tengo tabaco me resulta difícil concentrarme
4. Cuanto más cosas hago, más fumo 1 2 3 4
1 2 3 4 19. Juego y manipulo el cigarrillo como parte del ritual del hábito
5. Si estoy preocupado, fumo mucho de fumar
1 2 3 4 1 2 3 4
6. Enciendo un cigarrillo cuando me enfado 20. Me pongo algo en la boca para evitar fumar
1 2 3 4 1 2 3 4
7. Fumo sin recordar haberlo encendido 21. Cuando me hallo en un lugar donde no se puede fumar, juego
1 2 3 4 con un cigarrillo o con un paquete de tabaco
8. Me encuentro fumando varios cigarrillos al mismo tiempo 1 2 3 4
1 2 3 4 22. Parte de mi placer de fumar procede del ritual que supone
9. Enciendo cigarrillos por rutina, sin desearlos realmente encender un cigarrillo
1 2 3 4 1 2 3 4
10. A menudo me pongo cigarrillos sin encender u otros objetos 23. No sé mover las manos sin un cigarrillo
en la boca 1 2 3 4
1 2 3 4
11. Cuando fumo me relaciono mejor con la gente
1 2 3 4
La obtención y la valoración de los resultados de este test no sólo nos servirán para establecer la
pauta de tratamiento psicológico, sino que también ayudarán a indicar el tratamiento farmacológico más
adecuado.
EXPLORACIÓN FÍSICA
El fumador debe ser explorado con el mismo detenimiento y detalle que cualquier otro paciente.
No olvidemos que el tabaquismo es una enfermedad crónica que deja un buen número de secue-
las patológicas en el organismo del fumador. La exploración física de éste debe ir, pues, encaminada
a descubrir la patología existente en ese sentido o incluso los signos más precoces de ésta. La explo-
ración cardiopulmonar detallada, así como la exploración del sistema vascular periférico, se imponen
dentro de la exploración del fumador. Es interesante examinar el estado de la piel y las faneras del
fumador. Muchos de ellos tienen manchas de nicotina en los dedos y las uñas, e incluso en los dien-
tes. Además, la presencia de abundantes arrugas y de gran sequedad en al piel suele ser una cons-
tante.
Es imprescindible la determinación de los siguientes parámetros: presión arterial, pulso, peso e índi-
ce de masa corporal. La valoración de estos parámetros debe ser realizada no sólo el día de la prime-
ra consulta, sino también durante el proceso de tratamiento del fumador.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Entre los exámenes complementarios que deben ser realizados en una unidad especializada en taba-
quismo destacan de dos tipos: los obligatorios y los opcionales. Entre los obligatorios se encuentran la
determinación de CO en el aire espirado, la de carboxihemoglobina y de cotinina en los líquidos cor-
porales. Entre los opcionales se deben realizar un estudio citológico sanguíneo, un estudio bioquímico
sanguíneo, una espirometría, un electrocardiograma (ECG) y una determinación de nicotina en los líqui-
dos corporales. A continuación comentamos algunos de ellos.
1. Grado de tabaquismo.
• Leve: menos de 5 paquetes-año, menos de 15 ppm de CO en aire espirado.
• Moderado: de 5 a 15 paquetes-año, de 15 a 20 ppm de CO en aire espirado.
• Grave: de 16 a 25 paquetes-año, de 21 a 30 ppm de CO en aire espirado.
• Muy grave: más de 25 paquetes-año, más 30 ppm de CO en aire espirado.
2. Estudio de dependencias.
a) Dependencia física:
• Muy leve: de 0 a 1 punto en el test de Fagerström.
• Leve: de 2 a 3 puntos en el test de Fagerström.
• Moderado: de 4 a 5 puntos en el test de Fagerström.
• Grave: de 6 a 7 puntos en el test de Fagerström.
• Muy grave: de 8 a 10 puntos en el test de Fagerström.
b) Dependencia psíquica:
• Nula: 0 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Baja: de 1 a 3 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Media: de 4 a 6 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Alta: de 7 a 11 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Máxima: 12 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
c) Dependencia social:
• Nula: 0 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Baja: de 1 a 6 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Media: de 7 a 13 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Alta: de 14 a 19 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Máxima: 20 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
d) Dependencia gestual:
• Nula: 0 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Baja: de 1 a 6 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Media: de 7 a 13 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Alta: de 14 a 19 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Máxima: 20 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
3. Estudio de recompensas:
a) Recompensa positiva: los fumadores responden la opción a.
b) Recompensa negativa: los fumadores responden la opción b.
4. Valoración de la estimulación:
• Nula: 0 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Baja: de 1 a 4 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Media: de 5 a 10 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Alta: de 11 a 15 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Máxima: 16 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
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5. Valoración de la sedación:
• Nula: 0 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Baja: de 1 a 2 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Media: de 3 a 5 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Alta: de 6 a 7 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Máxima: 8 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
6. Valoración del automatismo:
• Nulo: 0 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Bajo: de 1 a 4 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Medio: de 5 a 10 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Alto: de 11 a 15 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
• Máximo: 16 puntos en los ítems correspondientes del test UISPM.
El tratamiento especializado del tabaquismo debe abarcar los siguientes aspectos: seguimiento intenso,
tratamiento psicológico, tratamiento farmacológico y prevención de recaídas. A continuación comenta-
mos cada uno de ellos.
SEGUIMIENTO
El seguimiento del fumador en su proceso de abandono del consumo del tabaco es imprescindible y
una de las principales herramientas terapéuticas de las unidades especializadas. Los estudios demuestran
que cuanto mayor es la intensidad del seguimiento, mayores son las posibilidades de éxito en el trata-
miento. El seguimiento puede ser personal, telefónico o incluso a través de procedimientos informáti-
cos. No obstante, siempre los seguimientos directos se han mostrado más útiles y eficaces. A continua-
ción exponemos una pauta de seguimiento recomendable para ser utilizada en las unidades especializadas.
Los pacientes serán visitados de acuerdo con el siguiente esquema: visita basal o primera visita, en la
que se realiza el diagnóstico y se instaura el tratamiento con la elección del día de abandono por parte
del fumador. A partir de ese momento se realizarán las siguientes visitas: en las semanas primera, segun-
FECHA
Craving
Irritabilidad
Ansiedad
Falta de concentración
Impaciencia
Nerviosismo
Ánimo deprimido
Alteraciones del sueño
Estreñimiento
Más apetito
TOTAL
da, cuarta, sexta, octava, décima y duodécima después del día de abandono, y en los meses cuarto, quin-
to, sexto y duodécimo después del abandono.
En cada una de las visitas de seguimiento es imprescindible que el médico controle los siguientes
aspectos, que se resumen en la tabla 3-4:
1. Mantenimiento de la abstinencia. Los sujetos deben ser preguntados sobre su estado de taba-
quismo. En los sujetos que se mantienen abstinentes durante las primeras visitas es recomenda-
ble realizar una validación fisiológica de la declaración verbal de abstinencia mediante la utiliza-
ción de una cooximetría. Con este procedimiento se animará al paciente a que permanezca sin
fumar y se objetivará su abstinencia. Los pacientes que presenten recaídas puntuales serán estu-
diados para descubrir su causa e iniciar una correcta prevención y tratamiento. En el apartado
dedicado al análisis de las recaídas explicamos más en profundidad este tema.
2. Control de los síntomas del síndrome de abstinencia. En la figura 3-1 se muestran los síntomas
del síndrome de abstinencia que deben ser analizados durante las visitas de seguimiento. La cum-
plimentación de la tabla por parte del médico durante las diferentes visitas de seguimiento ayu-
dará a conocer la evolución de cada uno de los síntomas y, de esta forma, se podrá proceder a
un tratamiento más adecuado.
3. La medicación que está siendo utilizada por el paciente debe ser controlada. Todos los sujetos
deben ser animados a usar la medicación a las dosis recomendadas y de la forma indicada. Los
sujetos que están utilizando chicles de nicotina pueden necesitar un período en torno a 10 o 15
días para aprender su uso correcto. El médico debe explicar claramente cuál es el mecanismo
de acción de la medicación recomendada y los beneficios que el sujeto obtendrá con el uso de
ella. Es conveniente que el sujeto conozca los posibles efectos adversos que la medicación puede
causar y la manera de evitarlos. Dependiendo del tiempo de utilización de la medicación y de
sus efectos, el médico podrá plantear cambios en la dosis de la medicación.
4. Según el tipo de tratamiento psicológico que esté recibiendo el sujeto, la actitud del médico será
diferente. En los sujetos que estén incluidos en programas de tratamiento grupal, el apoyo psi-
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cológico se prestará en esa situación. Por el contrario, en los que reciben tratamiento psicológi-
co de forma personalizada, el análisis de este aspecto en la consulta de seguimiento no debe ser
olvidado.
5. Las determinaciones del peso corporal, la presión arterial, el pulso y el índice de masa corporal
son obligatorias y ayudan a aconsejar más adecuadamente sobre los cambios en la medicación
o en las dietas.
En algunas visitas de seguimiento se deberá realizar un análisis de cotinina en sangre. En los sujetos
que estén recibiendo tratamiento con bupropión no será necesario recurrir a este tipo de determina-
ciones. Por el contrario, en sujetos que estén en tratamiento con terapia sustitutiva con nicotina es muy
recomendable la determinación de cotinina en sangre periférica. A continuación exponemos un proto-
colo de las determinaciones que se deben realizar en las unidades especializadas.
1. Una vez conocidos los siguientes datos: número de cigarrillos fumados al día, puntuación en el test
de Fagerström, valores de CO en aire espirado y de cotinina en suero, se instaurará tratamiento
con terapia sustitutiva con nicotina, que deberá ser seguido a partir del día de abandono.
2. La dosis de terapia sustitutiva con nicotina recomendada se adecuará a los parámetros ante-
riormente citados y será la siguiente:
En todos los casos el parámetro de mayor valoración para la adecuación de la dosis de la terapia
sustitutiva con nicotina serán valores de cotinina en suero.
3. El paciente será citado para realizar una nueva determinación de cotinina en suero cuando lleve
al menos 7 días utilizando el tratamiento prescrito.
4. El paciente será revisado después de 7 a 10 días del día de abandono. En ese momento se cono-
cerán las concentraciones de cotinina postratamiento del sujeto. Se procederá entonces a la
determinación del índice de sustitución de cotinina (ISC). Este índice se calculará multiplicando
la cifra de cotinina postratamiento por 100 y dividiendo este resultado por la cifra de cotinina
pretratamiento. Se actuará de acuerdo a las siguientes pautas:
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a) Si el ISC está por encima de 100 se reducirá la dosis de terapia sustitutiva con nicotina al
escalón inmediatamente inferior, con independencia de si el sujeto consume o no tabaco. En
caso de fumadores con parches de 15 mg/día se reducirá la dosis a 10 mg/día. En los que uti-
licen parches de 21 mg se reducirá la dosis a 14 mg. Se volverán a determinar las concen-
traciones de cotinina en el transcurso de 7 a 10 días.
b) Si el ISC está entre 100 y 75 y el sujeto no fuma, se continuará con las mismas dosis de
terapia sustitutiva con nicotina. Sólo en el caso de que el sujeto siga consumiendo tabaco
o tenga una alta puntuación en la valoración del síndrome de abstinencia se valorará incre-
mentar la dosis propuesta. El incremento consistirá en aumentar la dosis de terapia susti-
tutiva con nicotina al escalón inmediatamente superior. En caso de que el sujeto utilice par-
ches a dosis de 30 mg/día se incrementará la dosis a 35 mg (en general, se tendrá en cuenta
que por cada miligramo de nicotina que se incremente se obtendrá una elevación de 10
ng/ml en la cotinina). Se volverán a determinar los valores de cotinina en el transcurso de
7 a 10 días.
c) Si el ISC está entre 74 y 50 y el sujeto no fuma se continuará con las mismas dosis de tera-
pia sustitutiva con nicotina. Sólo en el caso de que el sujeto siga consumiendo tabaco o
tenga una alta puntuación en la valoración del síndrome de abstinencia se valorará incre-
mentar la dosis propuesta. El incremento consistirá en subir la dosis de terapia sustitutiva
con nicotina al escalón inmediatamente superior. En caso de que el sujeto utilice parches a
dosis de 30 mg/día se incrementará la dosis a 35 mg (en general, se tendrá en cuenta que
por cada miligramo de nicotina que se incremente se obtendrá una elevación de 10 ng/ml
en la cotinina). Se volverán a determinar las concentraciones de cotinina en el transcurso
de 7 a 10 días.
d) Si el ISC está por debajo de 50 y el sujeto no fuma se continuará con las mismas dosis de
terapia sustitutiva con nicotina. Sólo en el caso de que el sujeto siga consumiendo tabaco o
tenga una alta puntuación en la valoración del síndrome de abstinencia se valorará incrementar
la dosis propuesta. El incremento consistirá en aumentar la dosis de terapia sustitutiva con
nicotina al escalón inmediatamente superior. En caso de que el sujeto utilice parches a dosis
de 30 mg/día se incrementará la dosis a 35 mg (en general, se tendrá en cuenta que por cada
miligramo de nicotina que se incremente se obtendrá una elevación de 10 ng/ml en la coti-
nina). Se volverán a determinar las concentraciones de cotinina en el transcurso de 7 a 10
días.
e) Como norma general se debe tener en cuenta que cuando el sujeto no fume y su puntua-
ción en la valoración del síndrome de abstinencia sea baja, la dosis de terapia sustitutiva con
nicotina no se debe variar, independientemente de los valores de ISC. Por el contrario, si el
sujeto consume tabaco o su puntuación en la valoración del síndrome de abstinencia es alta,
la dosis de terapia sustitutiva con nicotina debe ser modificada hasta alcanzar valores de ISC
en torno a 100 y 75. Si a pesar de tener unos valores adecuados de ISC el sujeto sigue fuman-
do, se deberá insistir en el tratamiento psicológico.
TRATAMIENTO PSICOLÓGICO
El tratamiento psicológico de los fumadores que están dejando de fumar va encaminado a dotar al suje-
to de pautas de comportamiento que le ayuden a superar la dependencia conductual que tenga del ciga-
rrillo. El tratamiento psicológico puede ser impartido tanto de forma individual como grupal. Ninguno
de los metaanálisis realizados ha demostrado un incremento de la eficacia de uno sobre otro. A conti-
nuación explicaremos los distintos elementos de cada uno de los formatos.
1. Elección de día de abandono. El sujeto elegirá un día, a partir del cual no volverá a consumir taba-
co. Se procurará que sea un día en el que el sujeto tenga más facilidades que inconvenientes para
mantenerse sin fumar.
2. Cumplimentación de la hoja de autorregistro. Durante 3 o 4 días antes de dejar de fumar, el suje-
to deberá rellenar una hoja de autorregistro cada vez que consuma tabaco. En la figura 3-2 se
muestra un ejemplo de hoja de autorregistro.
3. Descubrimiento de situaciones de alto riesgo para el consumo y puesta en práctica de conduc-
tas alternativas.
Tabla 3-5. Ejercicios para romper los lazos de unión con el tabaco
• Retrase lo más posible el consumo del primer cigarrillo • Piense en cuántos cigarrillos fumará al día y trate de
del día ceñirse a esa cantidad
• Antes de encender un cigarrillo espere cinco minutos, • Limite las zonas donde poder fumar: no fume en el coche,
piense porqué lo hace y si realmente lo necesita en su domicilio, en presencia de sus hijos, cuando esté
andando por la calle, etc.
• No acepte ni pida cigarrillos
• La noche anterior al día de abandono tire o aparte de su
• Compre los paquetes de uno en uno vista cualquier cosa que le pueda recordar a un cigarrillo:
ceniceros, cerillas, mecheros, paquetes de tabaco, etc.
4. Ejercitación en la rotura de lazos de unión con el consumo de tabaco. En la tabla 3-5 se mues-
tran algunos ejercicios que, al ser realizados, ayudarán a romper con el automatismo que en oca-
siones se asocia al consumo de cigarrillos.
5. Incremento de la motivación para dejar de fumar.
6. Intervención sobre el craving (ansia de consumo). El craving es uno de los síntomas del síndro-
me de abstinencia que aparece con mayor intensidad y frecuencia durante las primeras semanas
de abandono. Es conveniente que el fumador conozca cuál será la evolución de este síntoma y
cómo combatirlo.
tinencia y se hace entrega de diversos tipos de materiales (folletos informativos y manuales de autoa-
yuda).También se realiza una medición del CO y se explican determinadas tareas que el fumador debe-
rá realizar en su casa. El objetivo fundamental de cada una de estas sesiones es incrementar la motiva-
ción para dejar de fumar y hacer patente los logros que el fumador vaya consiguiendo durante el proceso
de abandono. Es recomendable que las dos primeras sesiones se realicen durante un período de 15 días,
a razón de una sesión semanal, y en ellas el fumador sigue consumiendo tabaco. El resto de sesiones se
realiza cuando el sujeto ha abandonado el consumo de tabaco. El contenido de cada una de esta sesio-
nes debe ser el siguiente:
1. Primera sesión. En ella se realizará la presentación de los asistentes y los terapeutas, se explica-
rá el cronograma y se aclararán los contenidos de cada una de las sesiones, así como las expec-
tativas que los asistentes pudieran tener.
2. Segunda sesión. Se realizará al cabo de una semana de la primera y se analizarán los siguientes
aspectos:
a) Explicación de los principios de la dependencia del tabaco.
b) Corrección de los autorregistros y análisis de sus resultados.
c) Elección del día de abandono y explicación de técnicas para afrontarlo.
d) Explicación de recomendaciones para combatir el craving.
e) Explicación de consejos para combatir la ansiedad y la irritabilidad.
3. Tercera sesión. Se realiza una semana después del día de abandono. A ella deben acudir los suje-
tos sin consumir tabaco. Se tendrán en cuenta los siguientes aspectos:
a) Ayuda para controlar los síntomas del síndrome de abstinencia.
b) Descubrimiento de los beneficios del abandono del tabaco.
c) Evitar situaciones de alto riesgo.
d) Cooximetría.
4. Cuarta sesión. Se realiza 15 días después del día de abandono. Consta de los siguientes aspec-
tos:
a) Control de los síntomas del síndrome.
b) Afrontamiento de las situaciones de alto riesgo.
c) Prevención de recaídas. Este aspecto será más ampliamente desarrollado en el apartado
correspondiente.
5. Quinta sesión. Se realiza 3 semanas después del día de abandono. En ella se tienen en cuenta
los siguientes aspectos:
a) Control del peso.
b) Prevención de recaídas.
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6. Sexta sesión. Se realiza un mes después del día de abandono. En ella se analiza de forma positi-
va el abandono del tabaco. Para ello se presenta como una ganancia que el sujeto ha tenido más
que como una pérdida de algo; además, se analizan los beneficios que el sujeto tiene por haber
dejado de fumar.
7. Séptima sesión. Se realiza 3 meses después del día de abandono. En ella se previenen las recaí-
das y se controla la ganancia de peso.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
Todas las recomendaciones sobre tratamiento farmacológico para dejar de fumar indican dos tipos de
terapias: unas de primera elección, consideradas así porque tienen probada eficacia y producen escasos
efectos adversos, y otras de segunda elección, por cuanto que su eficacia es más limitada y ocasionan
más efectos adversos. Entre las primeras destacan varias formas de terapia sustitutiva con nicotina (chi-
cles, parches, aerosol e inhalador bucal) y el bupropión. Entre las segundas se encuentran la clonidina y
la nortriptilina. Con el objetivo de ser prácticos, en este documento comentaremos sólo los tratamien-
tos de primera elección que se han comercializado en nuestro país.
Chicle de nicotina
Se trata de una pieza de goma de mascar que contiene 2 o 4 mg de nicotina. En el chicle, la nicotina
está unida a una resina de intercambio iónico. Mediante la masticación, la nicotina es liberada al interior
de la cavidad bucal gracias a que la resina se combina con los iones sodio y potasio de la saliva, es absor-
bida a través de la mucosa geniana y alcanza la sangre, desde donde estimula los receptores nicotínicos
del sistema dopaminérgico-mesolímbico del fumador.
Dos metaanálisis demuestran que la OR para la abstinencia con chicles de nicotina comparada con
los controles ha sido de 1,66 (IC del 95 %, 1,62-1,85) en uno de ellos y en otro de 1,63 (IC del 95 %,
1,60-1,82). Estas cifras son independientes de la duración de la terapia, de la intensidad de la ayuda psi-
cológica que el paciente reciba y del contexto en el que se ha realizado el programa de deshabituación.
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VENTAJAS
• El fumador obtiene alivio de los síntomas del síndrome de abstinencia a los 5-10 min de su utilización
• Se pueden conseguir porcentajes de sustitución del 30-60% de los valores de nicotina previos
• Es una forma fácil y rápida de obtención de nicotina por parte del fumador que lo está dejando
• Escasa capacidad de producir dependencia
• Su uso correcto alivia el craving
• Puede ser utilizado de forma puntual
• La correcta utilización de chicles de nicotina duplica las posibilidades de éxito de un intento de abandono
• Su uso es seguro (usarlo 5 años no aumenta el riesgo cardiovascular)
INCONVENIENTES
• Los fumadores deben ser instruidos sobre su empleo
• Su correcta utilización requiere un período de aprendizaje
• Su incorrecta utilización puede acarrear molestias que provoquen su abandono precipitado
• El consumo concomitante de ciertas substancias, como el café, pueden reducir la absorción
• Los pacientes controlan la cantidad de chicle que toman y eso puede conducir a que utilicen menos piezas de las que realmente
necesitan
• Efectos adversos más frecuentes: indigestión, náuseas, flatulencia, diarrea, dolor de boca o garganta y úlceras en boca. Suelen aparecer
durante los primeros 15 días, después desaparecen
PROPUESTA DE USO
• En fumadores de 10 a 19 cigarrillos al día, puntuación en el test de Fagerström menor o igual a 3 y con valores de monóxido de
carbono en el aire espirado menores a 15 ppm, se pueden utilizar de 8 a 10 chicles de 2 mg de nicotina al día, durante un período
de 8 a 10 semanas, reduciéndose progresivamente la dosis a partir de la cuarta semana
• En fumadores de 20 a 30 cigarrillos al día, con 4 a 6 puntos en el test de Fagerström y con valores de monóxido de carbono entre
15 y 30 ppm se recomienda utilizar un chicle de 4 mg cada 90 min mientras el sujeto esté despierto, durante un período
de 12 semanas; se recomendará reducir la dosis de forma progresiva a partir de la sexta semana
• En fumadores de más de 30 cigarrillos al día, con 7 o más puntos en el test de Fagerström y con más de 30 ppm de monóxido de
carbono se recomienda utilizar un chicle de 4 mg cada 60 min mientras el sujeto esté despierto, durante 12 semanas, reduciéndose
progresivamente la dosis a partir de la octava semana. Puede prolongarse su uso hasta 6-12 meses
• Debe evitarse su uso en caso de infarto agudo de miocardio reciente (menos de 4 semanas de evolución), angina inestable o arritmias
cardíacas severas no controladas y en caso de problemas dentales, trastornos en la articulación temporomandibular y en presencia de
inflamación orofaríngea
PRECIO
De 2,5 a 4,5 euros diarios
fuerte sabor. En ese momento, la masticación debe detenerse y el chicle se mantendrá entre las encías
hasta que el sabor haya desaparecido. La masticación descontrolada del chicle puede conducir a que la
nicotina que porta en su interior se libere precipitadamente y no pueda ser absorbida a través de
la mucosa orofaríngea y, con ello, no produzca el efecto deseado sino que, por el contrario, sea deglu-
tida y pueda ocasionar molestias gástricas y, al ser metabolizada en el hígado, pierda sus propiedades tera-
péuticas. Es conveniente que antes de realizar la prescripción del chicle, el paciente lo pruebe delante
del terapeuta para que éste pueda indicarle la forma correcta de uso.
Conviene insistir al fumador no sólo en el correcto uso del chicle, sino también en la necesidad de
que se ajuste a la dosis recomendada. En general, se deben prescribir chicles de 2 mg de nicotina para
los fumadores con baja o moderada dependencia (6 o menos puntos en el test de Fagerström) a dosis
de una pieza cada 1 o 2 h mientras el sujeto esté despierto, y chicles de 4 mg de nicotina para los que
tienen una dependencia más alta. La duración del tratamiento debe oscilar entre 8 y 12 semanas. Se reco-
mienda la utilización de chicles durante 8 a 10 semanas en los fumadores menos dependientes, y en los
de mayor grado de dependencia es aconsejable prolongar el tratamiento hasta 3 meses, si bien es cier-
to que, en éstos, la utilización de chicles puede llegar hasta los 6 a 12 meses. La dosis se irá reduciendo
progresivamente a partir de las 4 a 8 semanas de tratamiento.
En la tabla 3-6 se muestra un resumen de las principales ventajas e inconvenientes de esta forma
de terapia sustitutiva con nicotina.También se expone una propuesta para su utilización y el gasto apro-
ximado que ello originaría.
Parche de nicotina
El parche es un dispositivo cargado de nicotina dispuesto para liberarla a través de la piel cuando es
adherido a ella. Hay dos tipos de parches: unos que liberan nicotina durante 24 h y que deben ser uti-
lizados durante todo el día y otros que la liberan durante 16 h y que deben ser utilizados mientras el
sujeto está despierto.
Dos metaanálisis demuestran que la OR para la abstinencia con parches de nicotina comparada con
los controles ha sido de 1,76 (IC del 95 %, 1,62-1,85) en uno de ellos y de 1,73 (IC del 95 %, 1,60-1,82)
en otro. Estas cifras son independientes de la intensidad de la ayuda psicológica que el paciente reciba
y del contexto en el que se ha realizado el programa de deshabituación. Además, se ha demostrado que
8 semanas de tratamiento con parche son tan eficaces como tratamientos más prolongados, y no hay
evidencia suficiente para recomendar la disminución progresiva de la dosis frente al cese brusco. Los par-
ches de 24 h son tan eficaces como los de 16 h.
El parche debe ser colocado en una zona limpia de la piel, sin vello, en las extremidades superiores
o en el tronco. El parche se colocará todos los días en el momento de levantarse y se retirará ese mismo
día al acostarse, si el parche fuera de 16 h, o al día siguiente al levantarse, si fuera de 24 h de liberación.
Es recomendable cambiar todos los días el sitio de colocación del parche para evitar la aparición de eri-
tema y exantema pruriginoso.
Conviene seguir las recomendaciones de uso recogidas en las normativas de distintas sociedades
científicas y las especificadas por los diferentes metaanálisis. Entre ellas destacan las siguientes:
1. Los parches de nicotina deben ser utilizados en fumadores con una leve-moderada depen-
dencia física de la nicotina. En fumadores con una dependencia severa (7 puntos o más en el
test de Fagerström), utilizados por sí solos no han demostrado incrementar el porcentaje de
éxitos.
2. Los parches de nicotina deben ser utilizados durante un período no inferior a 6-8 semanas y no
superior a 12 semanas. La suspensión precoz del parche de nicotina, antes de la 6-8 semanas,
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facilita la recaída. La prolongación de un tratamiento con parches de nicotina más allá de 8 sema-
nas no incrementa las posibilidades de éxito.
3. Los parches deben ser utilizados a dosis altas durante las primeras 6-8 semanas. En el caso de los
parches de 16 h, la dosis alta recomendada es la de 25 mg/día; ésta se consigue con la utilización
conjunta de un parche de 15 mg más otro de 10 mg. Para el parche de nicotina de 24 h, la dosis
alta es la de 21 mg/día, y se consigue con la utilización de un parche de 30 cm2 de superficie.
En la tabla 3-7 se exponen las principales ventajas e inconvenientes de este tipo de terapia susti-
tutiva con nicotina.
Bupropión
Se trata de la primera medicación no nicotínica que ha demostrado ser eficaz para el tratamiento del
tabaquismo. El bupropión es un polvo blanco amargo que se expende en forma de comprimidos de libe-
ración sostenida que contienen 150 mg de sustancia activa.
No se conoce con exactitud cuál es el mecanismo de acción de este fármaco, aunque se sabe que
actúa en el núcleo accumbens inhibiendo la recaptación neuronal de dopamina; este efecto explicaría la
reducción del craving que experimentan los fumadores cuando lo utilizan.También inhibe la recaptación
neuronal de noradrenalina en el núcleo ceruleus, consiguiendo con ello una reducción significativa de la
intensidad de los síntomas del síndrome de abstinencia a la nicotina. En recientes estudios in vitro se ha
detectado que el bupropión es un inhibidor funcional no competitivo de los receptores nicotínicos de
acetilcolina. Esta actividad antinicotínica puede contribuir a su eficacia en el tratamiento de la dependencia
nicotínica.
En un reciente metaanálisis se ha demostrado que el bupropión a dosis de 300 mg/día durante un perío-
do de 7 semanas se asocia con un incremento significativo de la abstinencia continua a las 7 semanas de tra-
tamiento (OR = 2,71; IC del 95 %, 1,88-4,07) y a los 12 meses de seguimiento (OR = 2,10; IC del 95 %,
1,62-2,73). Además, se ha observado que la eficacia de esta medicación está relacionada con la dosis, su con-
centración plasmática media y la concentración sanguínea de sus metabolitos. Los fumadores que utilizan
bupropión a dosis de 100, 150 o 300 mg/día tienen 1,42, 1,69 y 2,84 veces, respectivamente, más probabili-
dades de dejar de fumar que los que reciben placebo. Es más, se ha encontrado que la probabilidad de dejar
de fumar se incrementa 1,01 veces por cada incremento de 1 µg/l en la concentración sanguínea de los meta-
bolitos de bupropión. Finalmente, el National Institute for Clinical Excellence (NICE) ha realizado un meta-
análisis con 10 ensayos clínicos aleatorizados en los que se incluye a más de 3.800 fumadores y ha demos-
trado que la OR para el éxito en la abstinencia al comparar bupropión con placebo es de 2,16 (IC del
95 %, 1,51-3,10). Es decir, el 19 % de los fumadores que recibieron bupropión permaneció completamente
abstinente al cabo de un año de seguimiento, frente a sólo el 9 % de los que recibieron placebo.
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VENTAJAS
• Facilidad de cumplimiento del tratamiento (1 parche/día)
• Sobredosificación rara
• Pico máximo de nicotina en plasma sobre las 4-8 h (no adictivo)
• Es 2,5 veces superior al placebo para abstinencia a 6 meses
• Es efectivo para algunos pacientes incluso sin consejo médico (especialidad sin receta, de venta libre en farmacias). Aumenta la
posibilidad de abstinencia si se acompañan de asesoramiento
• Fácil prescripción y escasez de efectos adversos
INCONVENIENTES
• Reduce los síntomas del síndrome de abstinencia, pero en grandes fumadores no es completamente satisfactorio por no sentir los
rápidos efectos estimulantes en el sistema nervioso central que les proporciona fumar. No es eficaz para controlar el craving
• El fumador no controla la dosis de nicotina (también se evita el posible abuso)
• No se alcanza la concentración de equilibrio en el plasma hasta 2-3 días después de aplicar los parches
• Efectos secundarios más frecuentes: picor, eritema y quemazón en la zona del parche en el 35 % de los pacientes (un 10 % de ellos
deja el tratamiento), cefaleas (4 %), náuseas (4 %), insomnio (12 %), sueños anormales (5 %), vértigo (4 %) y menos
frecuentemente dispepsia, parestesias, tos, palpitaciones y sudación
PROPUESTA DE USO
• En los fumadores de menos de 5 paquetes-año que consumen su primer cigarrillo después de 30 min de levantarse y con menos de 15
ppm de CO en su aire espirado es recomendable la utilización de parches de nicotina de 24 h, a dosis de 21 mg/día durante 6 semanas,
después de 14 mg/día durante 2 semanas y después de 7 mg/día durante una semana.También parches de nicotina de 16 h a dosis de
15 mg/día durante 6 semanas, después de 10 mg/día durante 2 semanas y después de 5 mg/día durante una semana. En fumadores de
más de 5 paquetes-año que consumen su primer cigarrillo en los primeros 30 min después de levantarse y que tienen más de 15 ppm de
CO en su aire espirado se recomienda la utilización de parches de nicotina de 24 h, a dosis de 21 mg/día durante 6-8 semanas, después
de 14 mg/día durante 2 semanas y después de 7 mg/día durante 1 semana.También, parches de nicotina de 16 h, a dosis de 25 mg/día
durante 6-8 semanas, después de 15 mg/día durante 2 semanas y después de 10 mg/día durante dos semanas
• Tratar las reacciones locales con cremas de corticoides tópicos y rotar el lugar de colocación del parche
• Evitar su uso en caso de úlcera péptica, eccema o dermatitis atópica, hipertensión arterial no controlada, infarto agudo de miocardio
reciente (menos de 8 semanas) o angina inestable, y en el hipertiroidismo
PRECIO
Un parche al día de 2,7 a 3,9 euros
Bupropión debe ser utilizado durante un período de 7 a 9 semanas a dosis de 300 mg/día, en dos
tomas de 150 mg cada una. El tratamiento se iniciará de 7 a 15 días antes de abandonar definitivamen-
te el consumo del tabaco. Durante la primera semana, el sujeto consumirá sólo un comprimido de 150
mg cada día, y después de este período se incrementará la dosis a 2 comprimidos de 150 mg. Conviene
tomar un comprimido a primera hora de la mañana en el momento de levantarse y el segundo 8 h des-
pués. En ocasiones se puede prolongar el tratamiento hasta cumplir 12 semanas.
En la tabla 3-8 se muestran las principales ventajas e inconvenientes de esta medicación, así como
una propuesta para su utilización.
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VENTAJAS
• Primera medicación no nicotínica eficaz para tratar la dependencia nicotínica
• Formulación galénica en comprimidos
• Es eficaz tanto en los fumadores con baja-moderada dependencia como en los de alta dependencia
• Muy indicado en el tratamiento de fumadores con antecedentes de depresión y alcoholismo
• Es eficaz, aunque menos, a dosis de 150 mg diarios
• Bien tolerado en pacientes con enfermedad cardiovascular y con enfermedad pulmonar obstructiva crónica
INCONVENIENTES
• Tiene interacciones con los IMAO, antidepresivos tricíclicos, ISRS, haloperidol y algunos antiarrítmicos (propafenona y flecaimida)
• Efectos adversos: insomnio (30-35 %), sequedad de boca (10-13 %), cefaleas (5-7 %), ansiedad (6-9 %) y náuseas (4-10 %)
• Escaso riesgo (menos de 0,1% en los ensayos clínicos) de complicaciones serias: convulsiones y reacciones de hipersensibilidad
PROPUESTA DE USO
• En fumadores con baja-moderada dependencia, 150 mg 2 veces al día durante 7-9 semanas. En fumadores con dependencia alta
150 mg 2 veces al día durante 9 a 12 semanas
• En ancianos (más de 65 años) y en pacientes con insuficiencia hepática grave conviene reducir la dosis a 150 mg diarios o en días
alternos
• En caso de aparición de efectos adversos, recordar que el insomnio y la sequedad de boca son dependientes de la dosis
• Evitar su uso en caso de antecedentes convulsivos, tumor del sistema nervioso central, situaciones clínicas o toma de medicaciones que
disminuyan el umbral convulsivante, bulimia, anorexia nerviosa, trastorno psiquiátrico bipolar y alergia conocida a esta medicación
PRECIO
De 3 a 4 euros al día
PREVENCIÓN DE RECAÍDAS
Durante el proceso de abandono del consumo del tabaco con frecuencia aparecen recaídas, esto es,
consumos puntuales de tabaco que deben ser adecuadamente tratados con el fin de impedir que se
conviertan en auténticos fracasos. Por ello, el diagnóstico precoz, la prevención y el tratamiento de las
recaídas son parte fundamental del tratamiento del tabaquismo.
La Society for Research on Nicotine and Tobacco (SRNT) ha establecido una normativa para valorar
la eficacia de los diferentes tipos de tratamiento para dejar de fumar. Se han definido cuatro tipos de
situaciones: abstinencia completa, abstinencia prolongada, abstinencia puntual y fracaso. Las definiciones
son las siguientes:
1. Abstinencia completa. Se corresponde con el abandono total del consumo de tabaco desde el
día elegido previamente.
2. Abstinencia prolongada. Este tipo de abstinencia permite algún consumo puntual entre el día de
abandono y 15 días después. No obstante, a partir del día 15 no puede haber ningún tipo de
consumo.
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3. Abstinencia puntual. En ella se permite algún tipo de consumo puntual y no diario de tabaco desde
la fecha de la última revisión.
4. Fracaso. Cuando el fumador continúa fumando de forma diaria y continua a pesar de llevar
4 semanas o más en tratamiento.
Más de un 70 % de los fumadores que están dejando de serlo presenta recaídas. La mejor forma
de evitar que estas recaídas se conviertan en fracasos es diagnosticarlas y tratarlas adecuadamente.
Existen varias causas de recaídas y su conocimiento nos ayudará en el manejo diagnóstico y terapéutico
del fumador que está dejando de fumar. Entre ellas se han descrito los síntomas del síndrome de abs-
tinencia, la ganancia de peso, la depresión, la disminución de la motivación, el exceso de confianza y
la falta de ayuda en el proceso de abandono. A continuación las explicamos brevemente y termina-
mos esbozando un protocolo para su diagnóstico y tratamiento que puede ser aplicado en la prácti-
ca clínica.
• Exceso de confianza
Entre la tercera y la cuarta semana de abandono del consumo del tabaco, y sobre todo en fumado-
res que lo han abandonado y se han mantenido en abstinencia completa desde el primer momento,
puede aparecer un cuadro de exceso de autoconfianza e incluso de autoeficacia en la capacidad para
abandonar el consumo del tabaco. Esta situación puede llevar a que el ex fumador se atreva a tener
pequeños consumos de tabaco con la falsa creencia de que será capaz de controlarlos. Es impres-
cindible que el médico vigile la aparición de este tipo de cuadro. En los fumadores que demostraron
una elevada autoeficacia y en quienes las primeras semanas de abandono no resultan demasiado difí-
ciles puede aparecer este exceso de autoconfianza que lleve a la recaída y al posterior fracaso. El apoyo
psicológico adecuado y la clarificación de las posibilidades reales al paciente ayudarán a combatir esta
causa de recaída.
del tabaco y le pueden aparecer ideas relacionadas con «más vale seguir consumiendo tabaco que pade-
cer constantemente los síntomas del síndrome de abstinencia». Es imprescindible que esta situación sea
detectada por el médico, quien explicará al paciente la evolución de los síntomas del síndrome, le ani-
mará a continuar con el tratamiento y, sobre todo, le recomendará volver a pensar en las razones que
tenía para dejar de fumar. La relectura de la lista de motivos para dejar de fumar que el sujeto confec-
cionó en su fase de preparación es de gran ayuda.
• Depresión
Aproximadamente un 25-50 % de los fumadores que están dejando de fumar presenta un cuadro
depresivo durante el proceso de abandono. Este cuadro depresivo puede tener diferentes grados:
desde una simple sensación de tristeza por la pérdida de algo importante en su vida hasta un cuadro
mucho más intenso. En los fumadores que tienen antecedentes depresivos y en las mujeres, la apari-
ción de este tipo de cuadros es más frecuente. Hay razones fisiológicas que lo explican. La falta de
liberación de dopamina debido a la falta de estimulación de la nicotina es una de ellas. El médico debe
vigilar la aparición de síntomas precoces, como pueden ser la sensación de desánimo en el paciente
o la aparición de llanto incontenible; otras veces, los sujetos comentan que echan de menos consu-
mir tabaco en muchas situaciones de su vida que ahora disfrutan menos por esa falta de consumo.
La utilización del test de Beck puede ayudar en el diagnóstico de esta patología. El apoyo psicológico
debe ir encaminado a hacer entender al paciente que el abandono del consumo del tabaco no ha
sido una pérdida sino, antes al contrario, una enorme ganancia. Para ello, es recomendable que se ana-
licen detenidamente todos los beneficios que el sujeto ha obtenido como consecuencia del abando-
no y que se deje patente que se están cumpliendo todas las motivaciones que tenía para dejar de
fumar. En aquellos casos en los que el cuadro sea más grave se recomienda la utilización de antide-
presivos.
• Ganancia de peso
En casi el 95 % de los fumadores que abandonan el consumo de tabaco se produce un incremento de
peso que, como término medio, oscila entre 2 y 5 kg durante los 3 a 6 meses del abandono. Para con-
trolar al máximo dicha ganancia y procurar que no sea demasiado intensa es imprescindible la realiza-
ción de ejercicio físico (de forma más intensa y prolongada que normalmente) y la disminución de la
ingesta calórica en aproximadamente 700 a 1.000 kcal/día. El control del peso en cada una de las visi-
tas de seguimiento, así como el consejo dietético y la recomendación de ejercicio físico son las mejo-
res formas de combatir la ganancia de peso que se asocia al abandono del consumo del tabaco. No obs-
tante, los chicles de 4 mg de nicotina y el bupropión han sido eficaces para ayudar a controlar el peso
mientras son utilizados.
• Síndrome de abstinencia
La presencia de los síntomas del síndrome de abstinencia es la principal causa de recaída.
Aproximadamente el 85 % de los fumadores que presentan recaídas en su proceso de abandono lo
hacen porque padecen síntomas del síndrome de abstinencia. El craving es el principal síntoma del sín-
drome y el que conduce a la recaída con mayor frecuencia; suele ser muy intenso en las primeras 4 sema-
nas y después disminuye progresivamente, hasta que al final de la semana 12 suele desaparecer. No obs-
tante, en alguna ocasión, la presencia de este síntoma se puede prolongar hasta 6 meses, aunque no de
forma tan frecuente e intensa como en las primeras semanas. Otros síntomas del síndrome, como la
ansiedad, la irritabilidad y el nerviosismo, suelen mantenerse durante las primeras 8 a 10 semanas y desa-
parecen después de la duodécima semana. La utilización de tratamiento farmacológico es la mejor forma
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de combatir el síndrome de abstinencia. Para un mejor control de éste es muy recomendable seguir las
pautas que hemos expuesto en el apartado sobre tratamiento farmacológico (pág. 41).
Bibliografía
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A G
Abandono tabaco, fases, 15, 19 Guías práctica clínica, 9
– – intento fallido, 16
– – motivación, 16
Abstinencia, síndrome, 35, 48
Asesoramiento, 9 H
– telefónico, 10
Autoayuda, 9 Historia tabaquismo, 25, 26
B I
Bibliografía tabaquismo, 53
Bupropión, 11, 44, 46 Índice continuidad consumo drogas, 3
– sustitución nicotina, 36
C
M
Chicle nicotina, 41, 42
Clonidina, 11 Madrid, tabaquismo, 6
Consejo sanitario, 9 Material autoayuda, 9
Consumo tabaco, cantidad 15 Monóxido carbono, medida, 16
– – fase abandono. V. Abandono tabaco Mortalidad tabaquismo, 5
– – prevalencia, 4
Contemplación, fase, 20
Cooximetría, 17
Counseling, 9 N
Craving, 48
Cuestionarios tabaquismo, 27 Nicotina, chicle, 41, 42
– dependencia física, 20
– determinación líquidos corporales, 32
D – índice sustitución, 36
– parche, 43, 45
Datos fumador, conjunto mínimo, 15 – pastillas chupar, 44
Dependencia física nicotina, 20 – terapia sustitutiva, 36, 41
– tabaquismo, 3 – ubicuidad, 3
Depresión, 48 Nortriptilina, 11
Diagnóstico recaídas, protocolo, 49
– tabaquismo, 18
– – cuestionarios, 27
P
– – unidades especializadas, 25, 33
Drogas, consumo, índice continuidad, 3
Parche nicotina, 43, 45
Pastillas chupar nicotina, 44
Peso, ganancia, 48
E Preparación, fase, 21
Prevalencia consumo tabaco, 4, 6
Epidemia tabaquismo, 3 Prevención recaídas, protocolo, 49
– – fases, 4
España, tabaquismo, 5
R
F
Recaídas, prevención, 46
Fumador, conjunto mínimo datos, 15 – protocolo diagnóstico, prevención, 49