CARLOS ARTURO GUARÍN JURADO
Magistrado ponente
SL108-2023
Radicación n.° 89119
Acta 01
Bogotá, D. C., veintitrés (23) de enero de dos mil
veintitrés (2023).
Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por
NIDYA ESPERANZA GARZÓN MOLANO, contra la
sentencia proferida por la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, el seis (6) de
noviembre de dos mil diecinueve (2019), en el proceso que
le instauró a ALLIANZ SEGUROS S. A. y ALLIANZ
SEGUROS DE VIDA S. A.
I. ANTECEDENTES
Nidya Esperanza Garzón Molano demandó a Allianz
Seguros S. A. y a Allianz Seguros de Vida S. A., para que se
declarara que entre las partes, existió un contrato de
trabajo a término indefinido, finalizado sin justa causa por
las empleadoras, debido a su delicado estado de salud.
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Solicitó que, en consecuencia, se ordenara su reintegro
y el pago de los salarios dejados de percibir, la
indemnización del artículo 26 de la Ley 361 de 1997 y las
costas.
Narró que el 2 de julio de 1996 se vinculó a las
accionadas mediante contrato de trabajo y su cargo inicial
fue el de expendedora; que durante la vigencia del vínculo
estuvo sometida a una carga excesiva de trabajo, por lo que
debió prestar sus servicios en jornadas que excedían las
máximas legales, lo que era conocido por sus superiores;
que sufrió altos niveles de estrés ocupacional; que debido a
esa sobrecarga, el 7 de enero de 2009, padeció un infarto
isquémico cerebeloso en el sitio de trabajo, que no fue
reportado a su ARL; que dicho incidente le generó una
importante disminución en su capacidad física, fisiológica y
laboral; que tuvo una larga incapacidad médica pero logró
reintegrarse a su empleo, el cual continuó con iguales
condiciones y responsabilidades.
Contó que sus médicos tratantes le indicaron que no
podía seguir manejando los mismos niveles de estrés ni la
sobrecarga de actividades a la que había sido sometida; que
se expidieron recomendaciones en tal sentido, que fueron
entregadas a la dadora del empleo; que el 1° de octubre de
2013 fue despedida sin justa causa; que era sujeto de
especial protección constitucional, por encontrarse en
condición de discapacidad, por lo que la terminación de su
vínculo carecía de efectos jurídicos; que era beneficiaria de
la convención colectiva de trabajo suscrita entre el grupo
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Allianz y Sintrase (f.° 3 a 19, en relación con los f.° 144 a
151, en relación con los f.° 402 a 423, cuaderno n.° 1).
Las demandadas, en escritos independientes, pero de
similar contenido, se resistieron a las pretensiones.
Aceptaron el contrato de trabajo con la accionante; la
ocurrencia del accidente isquémico y que tras su reintegro,
la trabajadora continuó con normalidad su actividad
laboral, pues siempre respetó los estándares y límites de la
legislación colombiana; que contó con recomendaciones
médicas en torno a realizar pausas activas cada dos horas
por diez minutos y no trabajar horas extras; que fue
despedida en virtud de la facultad estatuida en el CST.
Negaron que la subordinada prestara servicios a
diferentes compañías, pues el contrato se suscribió con
todo el grupo empresarial; que tuviese alta carga laboral o
de niveles de estrés, porque su jornada era la legal, no
existió objeción en sus funciones y tareas y el riesgo del
puesto de trabajo estaba calificado como bajo; que el cargo
ocupado fue el de analista de soporte, cuya clasificación era
la de menor responsabilidad dentro de la unidad de gestión
de cartera; que el problema de salud que padeció fuera de
origen profesional, puesto que el tratamiento médico, las
incapacidades y demás servicios fueron atendidos por la
EPS, sin que se formulara conflicto en torno a la calificación
de origen que dio esa entidad; además, porque no estaba
ligado a su ejercicio profesional, ni se presentó en ejecución
de sus funciones, por lo que no era procedente reportarlo
ante la ARL.
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Dijeron que también era falso que la servidora contara
con disminución en su capacidad laboral, pues solo tenía
recomendaciones en torno a la imposibilidad de trabajar
horas extras; que no se encontraba en tratamiento médico
importante, ni se le habían expedido incapacidades
médicas; que no tenía secuelas determinantes para mermar
sus condiciones laborales derivadas del siniestro del 2009,
por lo que no era titular del fuero de salud.
Adujeron que los demás hechos no les constaban por
ser situaciones personales de la actora.
Formularon como excepciones de mérito las de cobro
de lo no debido por inexistencia de la causa y de la
obligación, inexistencia de estabilidad laboral reforzada por
fuero de salud, subrogación de riesgos en cabeza de las
entidades del sistema de seguridad social, improcedencia
del reintegro, buena fe, prescripción, compensación y las
demás que el juzgado encuentre probadas y que por no
requerir formulación expresa declare de oficio (f.° 232 a 249
y 317 a 333, en relación con el f.° 431, ibidem).
II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA
El Juzgado Treinta y Tres Laboral del Circuito de
Bogotá, el 23 de agosto de 2018, resolvió:
Primero: DECLARAR INEFICAZ la terminación del contrato de
trabajo suscrito entre Nidya Esperanza Garzón Molano con
Allianz Seguros S. A. y Allianz Seguros de Vida S. A. en atención
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a que la pasiva no logró probar una causa de terminación
diferente a las limitaciones de salud de la demandante.
Segundo: ORDENAR a Allianz Seguros S. A. y Allianz Seguros
de Vida S. A. a reintegrar a la señora Nidya Esperanza Garzón
Molano a un cargo acorde con sus condiciones de salud, para el
cual deberá ser capacitada, sin desmejorar su condición laboral
hasta tanto el sistema general de seguridad social asuma la
responsabilidad del riesgo de invalidez dada la calificación de la
PCL de la demandante.
Tercero: CONDENAR a Allianz Seguros S. A. y Allianz Seguros
de Vida S. A., a pagar a la señora Nidya Esperanza Garzón
Molano los salarios, prestaciones laborales, vacaciones y
aportes al sistema general de seguridad social, valores que
deberá ser actualizados conforme las tablas de ajuste salarial
para cada año, causados desde la fecha del despido hasta
cuando se haga efectivo el reintegro, advirtiendo que la parte
demandada queda facultada para descontar el valor reconocido
a la demandante por concepto de indemnización por despido sin
justa causa.
Cuarto: CONDENAR a Allianz Seguros S. A. y Allianz Seguros
de Vida S. A. a pagar a la señora Nidya Esperanza Garzón
Molano el valor correspondiente a 180 días de salario por
concepto de indemnización dada las condiciones expuestas de
la terminación del contrato de trabajo, conforme el articulo 26
de la Ley 361 de 1997.
Quinto: CONDENAR a Allianz Seguros S. A. y Allianz Seguros
de Vida S. A. a compensar a la demandante el valor de las
cotizaciones al sistema general de seguridad social que ella
haya asumido de su patrimonio.
Sexto: DECLARAR NO PROBADAS las excepciones de cobro de
lo no debido por inexistencia de la causa y de la obligación,
inexistencia de estabilidad laboral reforzada por fuero de salud,
subrogación de riesgos en cabeza de las entidades del sistema
de seguridad social y prescripción de conformidad con la parte
motiva de esta providencia.
Séptimo: Costas de esta instancia a cargo de la parte
demandada […] (acta de f.° 468, en relación con el CD de f.°
467, ibidem).
III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá, el 6 de noviembre de 2019, al desatar la
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apelación de las demandadas, revocó la primera sentencia,
absteniéndose de imponer costas en segunda instancia.
Dijo que determinaría si había lugar a declarar la
ineficacia del despido de la demandante; que tendría en
cuenta los documentos, los interrogatorios de parte y
testimonios arrimados al plenario y soportaría su decisión
en las Leyes 361 de 1997, 776 de 2002 y 1618 de 2013 y en
los fallos CC SU049-2017, CSJ SL2298-2019 y CSJ
SL2395-2019.
Expuso que la primera ley estableció una serie de
mecanismos destinados a proteger e integrar socialmente a
las personas en condición de discapacidad y, en su artículo
26, previó la estabilidad laboral reforzada, en virtud de la
cual era posible declarar ineficaz la terminación del
contrato cuando se demostrara «el grado de limitación en la
capacidad laboral, junto con el conocimiento que debe tener
el empleador de la misma y que entre éstas haya mediado
un nexo de causalidad para la terminación del [vínculo] que
permita colegir que […] se produjo con ocasión de [ese
estado]».
Manifestó que aunque esa norma «no determina[ba] los
extremos de la limitación severa o profunda», la Corte
Constitucional en la sentencia CC SU049-2017, precisó que
para aplicar esa garantía era necesario que el «estado de
salud [fuera] de tal magnitud que impid[iera] o dificult[ara]
sustancialmente el desempeño de sus labores en condiciones
regulares»; que, además, en la providencia CSJ SL1360-
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2018, se puntualizó que el artículo 26 de la Ley 361 de
1997 no prohibía el despido del trabajador en situación de
discapacidad, pues lo que sancionaba era que ese acto
fuera consecuencia de un criterio discriminatorio.
Arguyó que en el caso no se demostró que la extinción
del contrato hubiese sido en razón a la enfermedad que
padecía la actora, pues:
i) se allegó prueba de las siguientes incapacidades en
el 2013: a) el 27 de enero, por tres días; b) el 19 de febrero,
por tres días y, c) el 8 de agosto siguiente, por ocho días,
pero ninguna para el 1° de octubre de 2013, cuando feneció
el vínculo.
ii) aunque existía recomendación médica en torno a
que la trabajadora no podía laborar horas extras y debía
tener una jornada ordinaria de trabajo, lo que fue notificado
a la empleadora mediante el Correo Electrónico del 20
agosto 2003, las mismas fueron cumplidas, puesto que no
obraba prueba que hubiese laborado tiempo superior al
ordinario.
iii) las citadas recomendaciones no impidieron o
dificultaron sustancialmente el desempeño de las labores
para las que fue contratada la servidora, pues al momento
de su despido se encontraba prestando sus servicios y se
presentó a un concurso para ascender de cargo, el cual
aprobó, como lo indicó en su interrogatorio; que «ejecutó las
funciones, demostrando así las capacidades que tenía para
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ejercer el mismo».
iv)
[…] aun cuando se aprecia[ba] que al expediente se allegó el
dictamen de determinación de origen y pérdida de la capacidad
laboral y ocupacional realizado por la Junta Regional de
Calificación de Invalidez, donde se determinó que la
demandante cuenta en la actualidad con una pérdida de
capacidad laboral del 52.16 % de origen común y con fecha de
estructuración el 15 de marzo de 2018, […] el mismo fue
realizado con posterioridad a la fecha en que se terminó la
relación laboral existente entre las partes, sumado a que se fijó
una fecha de estructuración posterior a la fecha de terminación
del vínculo laboral, que lo fue el 1° de octubre de 2013, como se
constata a folios cuatro 53 a 56.
v) la prueba testimonial no daba cuenta de una
condición que limitará a la convocante en el desempeño de
sus funciones, pues los declarantes coincidieron en que
ésta se encontraba laborando, ya que:
a) Luz Marina Salazar señaló que no trabajaba en la
misma sucursal de la señora Garzón Molano y conoció de
las incapacidades y la decisión de terminación del contrato
de trabajo, porque ésta la llamó y le comentó; que no tenía
certeza si después del accidente la carga laboral fue menor
o si le dieron recomendaciones para realizar sus actividades
y sabía que se «quedaba en horario superior al establecido
porque veía correos de ella en fichas de cierre».
b) Germán Garzón dijo que la actora, quien era su
hermana, en el 2009 tuvo una enfermedad cerebrovascular;
que no podía ejercer sus labores como antes y cuando ella
se quedó sin trabajo, la dejó a cargo de su negocio, pero no
le entregaba bien las cuentas porque olvidaba con facilidad
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las cosas.
Añadió que del estudio realizado por la junta regional
de calificación de invalidez se desprendía que la
demandante, después del 2009, presentó dificultades de
salud por gastritis, colon irritable y otras enfermedades
comunes no relevantes para el estudio de la incapacidad;
que «solo hasta el 2018 se realiza un estudio con
neuropsicología, mostrando así que su padecimiento no
había presentado desmejora hasta la fecha de estructuración
de la enfermedad»; que, por tanto, «al momento en que
feneció la relación laboral no tenía una dificultad sustancial
en el desempeño de sus labores en condiciones irregulares,
para así determinar que se encontraba gozando de la
estabilidad laboral reforzada», en el marco de la
jurisprudencia constitucional.
Precisó que, «bajo ese escenario», cuando el despido
tenía origen distinto a la situación de discapacidad, como
ocurrió en el caso, en razón al recorte de personal, según lo
informó el representante legal de las demandadas y de la
accionante en su interrogatorio de parte, no era necesario
solicitar autorización, máxime si se pagó la indemnización
correspondiente, porque no se probó una limitación
sustancial para el ejercicio de las labores, según lo
adoctrinado en las sentencias CC SU049-2017 y CSJ
SL1361-2018, como tampoco un despido en razón al estado
de salud, pues «el accidente cerebro vascular sucedió en el
año 2009 y el contrato terminó en el año 2013» (acta de f.°
474, en relación con el CD de f.° 473, ibidem).
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IV. RECURSO DE CASACIÓN
Interpuesto por la demandante, concedido por el
Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.
V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN
Pretende se quiebre la sentencia recurrida, para que,
en sede de instancia, se confirme la primera (demanda de
casación, expediente digital).
Con tal propósito formula un cargo, por la causal
primera de casación, que fue replicado conjuntamente por
las demandadas.
VI. CARGO ÚNICO
Acusa la sentencia de violar, por la vía indirecta, en la
modalidad de aplicación indebida:
[…] [el] Preámbulo y [los] artículos 13, 25, 29, 48, 228 y 230 de la
Constitución Política de Colombia.
[…] 5, 13, 14, 18, 21, 56, 64, 66, 193, 230, 340 del Código Sustantivo del
Trabajo.
[…] 26 de la Ley 361 de 1997.
Ley 1346 de 2009, aprobatoria de la Convención de la ONU sobre los
derechos de las personas con discapacidad.
Convenio 159 de la OIT, aprobado por la Ley 82 de 1988.
Artículo 142 del Decreto-Ley 019 de 2012 que modifica el artículo 41
de la Ley 100 de 1993.
Dice que lo anterior fue consecuencia de que el
Tribunal incurriera en los siguientes errores de hecho:
1) No dar por demostrado, estándolo, que como consecuencia
del accidente cerebro vascular sufrido […] el 07 de enero de
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2009, […] no se recuperó plenamente, y quedó con secuelas
permanentes.
2) No dar por demostrado, estándolo, que como consecuencia
del accidente cerebro vascular sufrido […], se generó un
compromiso importante en su salud, en áreas como la
memoria, la concentración, la generación de cefaleas intensas,
pérdidas de equilibrio, depresión y ansiedad.
3) No dar por demostrado, estándolo, que desde el año 2009
hasta el mes de octubre de 2013, fecha en que se produjo la
terminación del contrato, las entidades demandadas conocían
de las discapacidades en materia de salud […], por haberle sido
informadas […].
4) No dar por demostrado, estándolo, que el origen de la
discapacidad sufrida […] para el 01 de octubre de 2013 era
consecuencia directa de las secuelas del accidente cerebro
vascular sufrido el 07 de enero de 2009.
5) Dar por demostrado, sin estarlo, que la razón por la que se
dio por terminado el contrato de trabajo […] fue por razones
distintas a su estado de discapacidad laboral.
6) No dar por demostrado, estándolo, que la razón por la que
[…] fue despedida a partir del 01 de octubre de 2013, fue
porque debido a su estado de discapacidad, no podía laborar
horas extra, es decir, por razón de su discapacidad.
7) Dar por demostrado, sin estarlo, que la discapacidad alegada
por la demandante se generó a partir del 15 de marzo de 2018.
8) No dar por demostrado, estándolo, que para la fecha de
terminación […] de su contrato de trabajo, la demandante
sufría de una discapacidad y deterioro en la salud significativo.
9) No dar por demostrado, estándolo, que para la fecha de
terminación […] de su contrato de trabajo, las demandadas
conocían perfectamente el deterioro en el estado de […] lo
mismo que sus discapacidades.
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Expresa que tales defectos «obedecen a un error de
análisis de las pruebas en su conjunto», es decir, derivaron
de la indebida valoración de «todas y cada una de ellas», por
presentarse «una equivocación en el método probatorio-
interpretativo empleado […]», particularmente respecto de las
siguientes:
1. Certificado de examen médico periódico de fecha 18 de Julio
de 2006 (Folio 34 del expediente).
2. Documento de fecha 22 de abril de 2008 firmado por la Dra.
Jheanette Jurado Rueda, de Medicina Laboral de SALUD
TOTAL EPS, informando reintegro de trabajadora y emitiendo
recomendaciones (Folio 35 del expediente).
3. Impresión de cadena de correos electrónicos […] con asunto
“Apoyo para reintegro”, (Folio 37 y 38 del expediente).
4. Prescripción médica firmada por el Dr. Manuel Barco Orduz,
de fecha 12 de junio de 2008 (Folio 39 del expediente).
5. Copia de la historia clínica de la demandante, atendida por la
CLÍNICA PALERMO, de fecha 07 de enero de 2009 (Folio 40 a
47 del expediente).
6. Copia certificada de incapacidad general emitida por la IPS,
de fecha 08 de enero de 2009 (Folio 48 del expediente).
7. Copia de informe de imagenología de fecha 01 de enero de
2009 (Folio 49 a 53 del expediente).
8. Prescripción incapacidad médica – CLÍNICA PALERMO,
firmada por el Dr. Felipe Zúñiga (Neurólogo) de fecha 21 de
enero de 2009 (Folio 54 del expediente).
9. Órdenes de terapias e incapacidad laboral expedida por el
Dr. Felipe Zúñiga, de fecha 21 de enero de 2009 (Folio 55 a 57
del expediente).
10. Copia de certificado de incapacidad general emitida por la
IPS, de fecha 02 de octubre de 2009. (Folio 58 del expediente).
11. Copia de certificado de incapacidad general emitida por la
IPS, de fecha 22 de febrero de 2009. (Folio 59 del expediente).
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12. Copia incapacidad médica firmada por el Dr. Manuel Barco,
de fecha 03 de marzo de 2009 (Folio 60 del expediente).
13. Copia incapacidad médica firmada por el Dr. Manuel Barco,
de fecha 18 de marzo de 2009 (Folio 61 del expediente).
14. Copia certificada de incapacidad general generado por IPS
de marzo 24 de 2009 (Folio 62 del expediente).
15. Copia de prescripción médica firmada por el Dr. Manuel
Barco Orduz, de fecha 04 de mayo de 2009 (Folio 63 del
expediente).
16. Copia de resumen de historia clínica – neurología de 12 de
junio de 2009 (Folio 64 del expediente).
17. Copia de informe de valoración y tratamiento, firmada por
la fisioterapeuta Adriana Suárez de fecha 25 de julio de 2009
(Folio 65 del expediente).
18. Recibo de indemnización de octubre 08 de 2009,
correspondiente a la póliza VDGR1028 (Folio 66 del
expediente).
19. Incapacidad médica firmada por el Dr. Manuel Barco
Orduz, de fecha 10 de noviembre de 2009. (Folio 67 del
expediente).
20. Copia certificada de incapacidad general generado por IPS
de 11 de noviembre de 2009 (Folio 68 del expediente).
21. Certificado de incapacidad general generado por IPS de 11
de agosto de 2010 y 19 de agosto de 2010 (Folio 71 del
expediente).
22. Copias de prescripción de incapacidad médica firmada por
la Dra. Liliana Aguirre, de 11 de agosto de 2010 y copia de
trámite (Folio 72 del expediente).
23. Copia de historia clínica de 11 de agosto de 2010, expedida
por la Dra. Liliana Aguirre (Folio 73 a 74 del expediente).
24. Fórmula médica expedida por el Dr. Harold Alexis Ronney
de fecha 19 de agosto de 2010 (Folio 75 del expediente).
25. Incapacidad médica firmada por la Dra. Maryudy Peña de
fecha 13 de octubre de 2010 (Folio 76 del expediente).
26. Copia de incapacidad medica expedida por el Dr. Manuel
Barco, de 14 de octubre de 2010 (Folio 78 del expediente).
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27. Copia de incapacidad medica expedida por el Dr. Manuel
Barco, de 27 de octubre de 2010 (Folio 79 del expediente).
28. Copia de orden de sesiones de fisioterapia firmadas por el
Dr. Bernardo Vivas, de fecha 27 de octubre de 2010 (Folio 80
del expediente).
29. Reporte de examen médico ocupacional periódico de fecha
29 de diciembre de 2010, firmado por Martha Tavera (Folio 82
del expediente).
30. Copia de incapacidad médica firmada por la Dra. Paola
Pacheco de fecha 15 de febrero de 2011 (Folio 83 del
expediente).
31. Prescripción médica firmada por la Dra. Paola Pacheco de
fecha 15 de febrero de 2011 (Folio 84 del expediente).
32. Copia de historia Clínica de la CLÍNICA MARLY de fecha 17
de febrero de 2011 (Folio 85 y 86 del expediente).
33. Copia de diagnóstico de incapacidad de febrero 17 de 2011
firmada por la Dra. Diana Rey (Folio 87 y 88 del expediente).
34. Copia de incapacidad médica firmada por la Dra. Leidy
Peñaranda de 18 de febrero de 2013 (Folio 89 del expediente).
35. Incapacidad médica firmada por el Dr. Manuel Barco, de 19
de febrero de 2013 (Folio 90 del expediente).
36. Incapacidad médica firmada por el Dr. Manuel Barco, de 21
de febrero de 2011 (Folio 91 del expediente).
37. Incapacidad médica firmada por el Dr. Manuel Barco de 21
de febrero de 2011 (Folio 92 del expediente).
38. Copia de incapacidades generales de 28 de febrero de 2011
y 21 de febrero de 2011 (Folio 93 del expediente).
39. Copia de historia clínica de fecha 28 de febrero de 2011 por
el Dr. Manuel Barco Orduz (Folio 94 a 98 del expediente).
40. Copia de historia clínica de fecha 20 de abril de 2011 por el
Dr. Manuel Barco Orduz (Folio 99 a 104 del expediente).
41. Copia de incapacidad médica expedida por la Dra. Ana
Cruz expedida el 13 de junio de 2011 (Folio 105 del
expediente).
42. Solicitud de entrega de antecedentes médicos de fecha 17
de junio de 2011, firmado por la demandante (Folio 106 del
expediente).
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43. Incapacidad médica firmada por el Dr. Manuel Barco de 21
de diciembre de 2011 (Folio 107 del expediente).
44. Recomendaciones médicas firmadas por el Dr. Manuel
Barco del 13 de enero de 2012 (Folio 108 del expediente).
45. Copia de incapacidad médica firmada por la Dra. Catalina
Hurtado del 27 de enero de 2013 (Folio 109 del expediente).
46. Llamado de atención firmado por el Gerente de Desarrollo
Humano, de 26 de febrero de 2013 (Folio 111 del expediente).
47. Copia de recomendaciones laborales expedidas por el Dr.
Manuel Barco, de fecha 08 de agosto de 2013 (Folio 113 y 275
del expediente).
48. Copia de historia clínica expedida por el Dr. Manuel Barco
el 08 de agosto de 2013 (Folio 114 a 121 del expediente).
49. Impresión de correo electrónico de 20 de agosto de 2013
enviado por la demandante al señor Alfredo Flórez (Folio 122
del expediente).
50. Copia de certificado de incapacidad general generado por
IPS, de 08 de agosto de 2013 (Folio 123 del expediente).
51. Carta de terminación de contrato firmada por Mauricio
Castañeda, de fecha Octubre de 2013 (Folio 126 del
expediente).
52. Copia del concepto de aptitud laboral de
retiro, de SALUD OCUPACIONAL DE LOS ANDES
LTDA. de 03 de octubre de 2013 (Folio 131 del expediente).
53. Copia de la historia clínica de la demandante con fecha del
22 de abril de 2016 (Folio 159 a 197 del expediente).
54. Copia del concepto de aptitud laboral de retiro, de SALUD
OCUPACIONAL DE LOS ANDES LTDA. de 23 de marzo de 2016
(Folio 202 a 207 del expediente).
[…]
55. Dictamen de pérdida de capacidad laboral desarrollado
por la Junta Regional de Calificación de Invalidez, de fecha 05
de febrero de 2019 (Folio 452 a 456 del expediente).
[…]
56. Declaración de la señora LUZ MARINA SALAZAR rendida
en audiencia de instrucción.
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57. Declaración del señor GERARDO GARZÓN MOLANO
rendida en audiencia de instrucción.
Argumenta como soporte jurídico de su disenso, la
sentencia CSJ SL1439-2020, que reitera los fallos CSJ SL,
29 jun. 2005, rad. 24392; CSJ SL, 18 sep. 2012, rad.
41845; CSJ SL11411-2017, en razón a que la Corte tiene
establecido que para ser titular del fuero de salud no es ne-
cesario allegar una certificación o una prueba solemne so-
bre el estado de discapacidad, como tampoco es carga del
trabajador demostrar la razón real del despido, pues es la
empleadora quien está obligada desvirtuar una causa dis-
criminatoria, la cual se presume, según la providencia CSJ
SL1360-2018; que, aunque tales precedentes fueron citados
en el fallo recurrido, no se aplicaron conforme lo hizo la
Corporación en la de casación inicial.
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Sostiene que el Tribunal soportó su razonamiento en
las Leyes 361 de 1997, 776 de 2002 y 1618 de 2013, así
como en los fallos CC SU049-2017, CSJ SL2298-2019 y
CSJ SL2395-2019 y CSJ SL2395-2019; que con base en
ello indicó que le correspondía demostrar: i) el grado de
limitación de la capacidad laboral; ii) el conocimiento del
empleador y, iii) la causalidad de estos con el despido; que,
además, según el fallo CC SU049-2017, la magnitud de la
afectación en la salud debía ser de forma tal que se afectara
la productividad.
Expresa que, bajo tales premisas, el fallador de
segundo grado indicó que «no logró demostrar que el despido
se haya dado en razón del estado de salud de la
demandante (Minuto 11:37 de la grabación)», con lo cual
«contrar[ió] abiertamente lo señalado por la Corte Suprema
de Justicia en sentencias SL1439 de 2020, SL6850 de 2016
C-531 de 2000 y SL11411 de 2017»; que dicha inferencia la
soportó en:
i) que «para la fecha en que se terminó el contrato de
trabajo, […] no contaba con una afectación que le impidiera
trabajar normalmente», haciendo referencia expresa a las
«pruebas obrantes a folios 87 a 92 y 160 a 207 del expedien-
te», desconociendo el contenido del dictamen de pérdida de
capacidad laboral y las Recomendaciones Médicas del 8 de
agosto de 2013, suscritas por el Dr. Barco.
ii) que «No había incapacidades laborales para las fe-
chas en que se produjo el despido», pasando por alto lo ex-
SCLAJPT-10 V.00
17
Radicación n.° 89119
puesto en las providencias CSJ SL, 29 jun. 2005, rad.
24392; CSJ SL, 18 sep. 2012; CSJ SL11411-2017 y CSJ
SL1439-2020, según las cuales no debe exigirse «prueba so-
lemne de la existencia de la incapacidad».
iii) que «No obra[ba] [prueba de] que haya laborado en
jornada superior a la ordenada», omitiendo las
Recomendaciones médicas del Dr. Barco de 8 de agosto de
2013, su interrogatorio de parte y lo señalado por la testigo
Luz Marina Salazar.
iv) que «las recomendaciones médicas no dificultaban
[sus] labores», lo que no se constituye en una afirmación
subjetiva que se soporta en lo expuesto por la demandada,
pero que es contraria al contenido de aquel medio de
prueba y lo señalado en su interrogatorio de parte, así como
a lo depuesto por la señora Salazar y por Gerardo Garzón
Molano, quienes informaron sobre sus condiciones
laborales luego del accidente cerebro vascular.
v) que presentó un concurso para ascender de cargo,
lo que no podría dar cuenta de capacidad laboral para
ejercerlo, ni de su bienestar físico, sino únicamente de su
interés para seguir trabajando.
vi) que el «Dictamen de pérdida de capacidad laboral
[…] demuestra una pérdida de capacidad laboral de 15 de
marzo de 2018», pasando por alto que fue elaborado con
posterioridad a la fecha de despido, por lo que «realiz[ó] una
interpretación contraria a derecho en relación con la fecha de
SCLAJPT-10 V.00
18
Radicación n.° 89119
estructuración de la incapacidad»; que al respecto se «aplic[ó]
una teoría cronológica de la prueba que no tiene sustento en
ninguna norma ni ninguna sentencia», en razón a que
[…] al exigir que el dictamen haya existido con anterioridad a la
fecha de despido, desconoc[ió] abiertamente lo expuesto por la
Corte Suprema de Justicia en sentencias SL1439 de 2020, CSJ
SL, 18 sep. 2012, (rad. 41845), CSJ SL, 29 jun. 2005, (rad.
24392) y CSJ SL11411-2017, SL6850 de 2016 C-531 de 2000 y
SL11411 de 2017.
vii) que «La fecha de estructuración es posterior a la
fecha de desvinculación», lo que no tendría incidencia en el
asunto, pues con ello prescindió de lo indicado en el
Decreto 1507 de 2014, cuya aplicación era obligatoria
según el Decreto Ley 0189 de 2012, que modificó el artículo
41 de la Ley 100 de 1993.
viii) que la testimonial no informaba sobre una
condición de limitación en el desempeño de sus labores,
inadvirtiendo que dicho medio de convicción se decretó con
un objetivo diferente, consistente en demostrar su carga
laboral, los horarios de trabajo y las peticiones que elevó
para su reducción, así como, en el caso de la señora Garzón
Molano, que padeció un infartó isquémico cerebeloso que le
produjo efectos psíquicos, fisiológicos y laborales.
ix) que «Dictamen de Junta Regional muestra que des-
pués del accidente cerebrovascular tuvo otros padecimientos
que no incidieron en su pérdida de capacidad laboral», infe-
rencia que era irrelevante en punto de la discapacidad y los
motivos del despido.
SCLAJPT-10 V.00
19
Radicación n.° 89119
x) que no demostró que la finalización de su contrato
tuviera origen en una causal de salud, contrariando las re-
glas de los fallos CSJ SL631-2000, CSJ SL6850-2016, CSJ
SL11411-2017 y CSJ SL1439-2020.
Expresa que las pruebas demuestran los supuestos de
hecho para acceder a la garantía que reclamó, pues el
dictamen de pérdida de capacidad laboral acredita que sus
deficiencias fueron consecuencia del accidente cerebro
vascular que padeció en el 2009, el cual tuvo secuelas que
se identifican en su contenido; que, aunque no era su carga
demostrar el motivo discriminatorio de su despido, lo probó,
pues a folio 113 y 275 del cuaderno n.° 1, obra
recomendación médica del neurólogo (aportada por ambas
partes), que fue entregada a la empleadora dos meses antes
de la misiva laboral, en la que se dejó constancia de su
diagnóstico de «evento vascular cerebeloso izquierdo»,
«síndrome de plaqueta pegajosa» y «migraña de difícil control»
así como de las recomendaciones ocupacionales que le
fueron impartidas, en el sentido de que «no pod[ía] laborar
horas extras y debe tener un horario normal de trabajo».
Dice que, por tanto, teniendo en cuenta que su contra-
to finalizó sin justa causa, según la documental de folio
257, ibidem, resultaba clara la relación de causa y efecto
entre esa decisión y las condiciones de salud que fueron
puestas en conocimiento de la empresa; que en todo caso
debió aplicarse la presunción a que se refiere la Corte en las
sentencias CSJ SL1360-2018 y CSJ SL1439-2020.
SCLAJPT-10 V.00
20
Radicación n.° 89119
Afirma que la trasgresión normativa fue indirecta,
puesto que demostró con suficiencia su condición de disca-
pacidad, contexto en el cual era aplicable la presunción le-
gal y jurisprudencial a que hizo referencia; que no era admi-
sible la exigencia de una prueba cronológicamente anterior
a la extinción de su vínculo, porque no está prevista en la
ley y sería contraria al precedente y los principios sobre los
cuales se construyó la jurisprudencia del juez constitucio-
nal.
Puntualiza que, lo anterior se colige, porque: i) el
trabajo que desarrolló durante la vigencia de su contrato,
era bajo presión y le implicaba actividades por fuera de los
horarios ordinarios; ii) sufrió un accidente cerebro vascular
el 7 de enero de 2009 del que no se recuperó plenamente,
pues quedó con secuelas permanentes; iii) dicho suceso le
generó compromiso importante en su salud, en áreas como
la memoria, la concentración, la generación de cefaleas
intensas, pérdidas de equilibrio, depresión y ansiedad; iv)
en agosto de 2013, allegó recomendaciones de su médico
tratante en relación con la carga y horarios de trabajo.
Sostiene que, v) en menos de dos meses de poner en
conocimiento de su empleadora esas limitaciones, fue des-
pedida sin justa causa; vi) para el 15 de marzo de 2018, el
deterioro de su salud fue mayor, pues pasó de tener una
discapacidad a presentar una situación de invalidez, la cual
fue consecuencia del suceso cerebro vascular; vii) que la da-
dora del empleo es una aseguradora de vida, por lo que de-
bido a su objeto social conoce con perfección su situación
SCLAJPT-10 V.00
21
Radicación n.° 89119
de salud, en tanto expide pólizas de seguros de salud, segu-
ros de vida y accidentes personales que miden la siniestrali-
dad de las personas.
Añade que
[…] La prestación de servicios de deportes por parte de la
demandada a sus afiliados forma parte de su objeto social
principal (esto es un tema de ley, no probatorio). En
consecuencia, las actividades desplegadas por los demandantes
eran misionales, y no accidentales. Por lo tanto, la valoración
de la prueba debía partir del hecho de estar probada la
subordinación, por presunción legal. En consecuencia, debía la
parte demandada demostrar que no había tal subordinación, de
forma tal que de no poder demostrar que no había tal
subordinación, debía mantenerse incólume la presunción legal,
y por tanto, declarar que en efecto se estaba ante una relación
laboral (como lo hizo el fallador de primera instancia).
No se trata, entonces, de que esta parte discuta la valoración
individual de la prueba, sino que se entiende que no es ajustado
a derecho que el juez (en este caso, el Tribunal) le exija a la
parte demandante probar la subordinación, pues se parte de
que esta se presume probada, salvo que se demuestre lo
contrario. Si además de la presunción de ley se analizan todas
las demás pruebas que reafirman esta presunción, se tendría
certeza de que la parte demandada no logró desvirtuarla, y por
el contrario, las pruebas allegadas lograr[on] demostrar un
interés especial por esconder la realidad de la existencia de una
relación laboral.
El cargo, entonces, se puede sintetizar en la existencia de un
quebrantamiento en la aplicación de las normas jurídicas
previstas en el Código Sustantivo del Trabajo y demás normas
concordantes relacionadas en la demanda, porque el Tribunal
aplicó indebidamente las normas atrás enunciadas, como
consecuencia de invertir la carga de la prueba en relación con el
ítem de subordinación (objeto de discusión).
Al hacerlo, la Sala de Decisión no solo desconoce la norma que
establece la presunción legal (artículo 24 del Código Sustantivo
del Trabajo), sino que igualmente desconoce la reiterada juris-
prudencia de la Corte Suprema de Justicia en cuanto a la ma-
nera de realizar la valoración probatoria en este tipo de casos.
A través de la valoración probatoria realizada, se logra constatar
que, a pesar de que el Tribunal enuncia adecuadamente la nor-
ma a aplicar al inicio de sus consideraciones, procede efectiva-
mente a realizar un ejercicio de valoración probatoria contrario
SCLAJPT-10 V.00
22
Radicación n.° 89119
a lo que se señala en esa norma, lo que constituye una aplica-
ción normativa indebida.
Refiere que el Tribunal obvió el precedente de la Corte,
en punto de la presunción del artículo 26 de la Ley 361 de
1997, que es vinculante según el artículo 4° de la Ley 169
de 1896 y respecto del cual se pronunció la misma en la
sentencia CSJ SL965-2018, reiterando la regla de la CSJ
SL16967-2017.
Plantea que la segunda instancia incluyó una carga
probatoria frente al dictamen de pérdida de capacidad
laboral, que es inexistente, desconociendo las definiciones
del artículo 3° del Decreto 1507 de 2014, según el cual la
fecha de estructuración de la invalidez no se presentó con
su accidente cerebro vascular, sino cuando alcanzó una
PCL de 50 %, teniendo en cuenta su historia clínica y los
demás soportes médicos; que, por ende, contrario a lo
indicado en el fallo impugnado, las causas de esa
calificación no ocurrieron en el 2018; que también se
desconoció la diferencia entre los conceptos de discapacidad
e invalidez.
Concluye que los errores del colegiado son
trascendentes, puesto que omitió la eficacia real del
dictamen de PCL y de los supuestos atrás referidos, lo que
condujo a no tener por probada su condición de
discapacidad y con ello, no dio aplicación de la garantía
foral que reclama, la cual está soportada en la
jurisprudencia laboral (demanda de casación, ibidem).
SCLAJPT-10 V.00
23
Radicación n.° 89119
VII. RÉPLICA
Expresan que el cargo es inestimable, porque se
increpan indistintamente errores de puro derecho y de
hecho, entremezclándose las vías de trasgresión legal de la
causal primera, sin cumplirse con la carga demostrativa de
la seleccionada; que, con todo, el Tribunal no cometió
ninguno de los censurados, pues «ninguna de las pruebas
que se citan como mal valoradas, acredita que al momento
en que terminó su contrato de trabajo padeciera una grave
enfermedad que le impidiera desempeñar sus funciones en
condiciones regulares», como tampoco «una incapacidad
relevante en los términos precisados [por la jurisprudencia
laboral]».
Refieren que
[…] cuando se terminó [el] contrato de trabajo [de la recurrente],
[su] estado de discapacidad […] no era notorio, evidente y
perceptible y no había ningún elemento del cual se pudiera
inferir ese estado, ya que nunca estuvo en un tratamiento que
se informara a las empleadoras, no fue incapacitada en fecha
reciente a la extinción de su vínculo, no tuvo restricciones o
limitaciones para desempeñar su trabajo, pues las
recomendaciones dadas le permitían trabajar su jornada
completa sin ningún requerimiento especial, aparte de que
nunca se le emitió un concepto desfavorable de rehabilitación .
Manifiestan, en relación con los desatinos de que se
acusa la sentencia, que el dictamen de pérdida de
capacidad laboral no es prueba calificada, pero tampoco
demuestra que al momento de la extinción del vínculo
existiera una discapacidad relevante que impidiera a la
recurrente desempeñar sus funciones regularmente, como
consecuencia de su accidente cerebro-vascular, así como
SCLAJPT-10 V.00
24
Radicación n.° 89119
tampoco que fuera conocido por ella; que la Corte tiene
establecido que la situación de discapacidad debe existir en
vigencia del contrato de trabajo.
Razonan que
[…] el documento de folio 113 y 275 solamente contiene una
recomendación para que la actora no trabajara horas extra y
para que tuviera un horario normal de trabajo, lo cual en modo
alguno acredita que la enfermedad diagnosticada revistiera tal
gravedad que le impidiera trabajar, que no pudiera desempeñar
a cabalidad sus funciones en condiciones normales, ni, mucho
menos, que tuviera una discapacidad relevante.
Aducen que el Tribunal no exigió prueba solemne para
la acreditación de incapacidades médicas, pues
«simplemente reseñó un hecho que tiene incidencia en la
valoración del estado de salud […] de cara a establecer si
generaba la protección laboral demandada»; que a pesar de
que se tuvieron en cuenta las recomendaciones sobre
trabajo suplementario, este no se demostró, pues la testigo
Luz Marina Salazar afirmó que no conocía las cargas
laborales de la trabajadora, quien desempeñaba con
normalidad su empleo y no estaba impedida para ejecutar
sus funciones.
Puntualizan que a pesar de que «veía correos de la
señora Garzón en las fechas de cierre, […] no precisó las
fechas en que ello ocurría, cada cuánto se presentaba, ni el
tiempo que empleaba la actora en la actividad relacionada
con el envío del correo», por lo que no es dable inferir los
supuestos a los que alude el ataque, máxime si en algunos
aspectos informó ser testigo de oídas; que también enfatizó
SCLAJPT-10 V.00
25
Radicación n.° 89119
en que no conoció instrucciones a la empleada para laborar
por fuera de su jornada ni de la prestación de servicio en
ese sentido.
Denotan que las recomendaciones del médico, en parte
alguna demuestran una dificultad en el desempeño del
cargo; que el colegiado tuvo como prueba indiciaria de la
capacidad de empleo, al acceder la trabajadora a un cargo
superior, lo que resulta razonable; que es falso que el
fallador haya exigido la existencia del dictamen antes de la
fecha del despido o haya inventado una regla probatoria,
pues solo se atuvo a lo que acreditaba el aportado.
Expresan que
[…] la circunstancia de que en este caso la pérdida de
capacidad laboral se haya dictaminado mucho después de
terminado el contrato de trabajo sí es indicativa de que cuando
se extinguió el vínculo la actora no tenía una discapacidad
relevante, por cuanto en el dictamen en el cual se estableció su
pérdida de capacidad laboral, y se determinó su estructuración,
no hay ningún elemento de juicio del que razonablemente
pueda concluirse que esa discapacidad se originó en vigencia
del contrato de trabajo y que las demandadas tenían
conocimiento de ello, por cuanto la mayoría de los exámenes en
que se basó esa calificación fueron efectuados después de
finalizada la relación laboral. El único que hace referencia a la
situación de la demandante cuando estaba vigente el vínculo
contractual es del 9 de febrero de 2009, pero allí no se indica la
gravedad de la enfermedad cerebrovascular ni que esta le
generara a la demandante una limitación para cumplir sus
funciones de manera regular, y tampoco se dan
recomendaciones o restricciones para trabajar.
Aducen que el juez de segundo grado no desconoció el
artículo 3° del Decreto 1507 de 2014, pues, por el contrario,
sobre sus supuestos soportó su conclusión, ya que tuvo en
cuenta la evolución de la enfermedad según la historia y los
SCLAJPT-10 V.00
26
Radicación n.° 89119
exámenes médicos, por lo que la discapacidad se consolidó
en el 2018; que los testigos censurados nada informaron
sobre la limitación relevante que da lugar a la protección
reclamada; que, además,
[…] la recurrente mutila el argumento del Tribunal porque este,
luego de afirmar que después del 2009 la actora tuvo otros
padecimientos seguidamente asentó que solo hasta el año 2017
se le hizo un examen neurosicológico, con lo que quiso decir
que durante los cuatro años posteriores a la finalización del
contrato de trabajo la actora no presentó ninguna secuela de la
enfermedad que tenía, lo que indica que para ese específico
momento no tenía ningún padecimiento grave que le impidiera
trabajar normalmente.
Plantean que no existe motivo alguno para considerar
a la providencia recurrida como contraria al precedente de
la Corte, toda vez que se ajustó a él, en tanto el fallador de
segundo grado
[…] no exigió una prueba solemne para acreditar la
discapacidad; no ignoró la presunción de las razones del
despido, ya que no encontró que la trabajadora estuviera
discapacitada; y, con acierto, señaló que debía acreditarse el
grado de limitación de capacidad laboral de la demandante, el
conocimiento de esta situación por el empleador y la relación de
causalidad del estado de salud con el despido, todo lo cual se
corresponde, estrictamente, con el actual discernimiento de la
jurisprudencia laboral sobre el punto.
Concluyen que el cargo discute aspectos del contrato
de trabajo que no fueron objeto de controversia entre las
partes; que no se desconoció la presunción de
discriminación, pues no se dieron los supuestos para su
aplicación (oposición de las demandadas, ib).
VIII. CONSIDERACIONES
Le asiste razón a la oposición en los defectos de
SCLAJPT-10 V.00
27
Radicación n.° 89119
técnica que increpa a la censura, en razón a que introduce
cuestionamientos jurídicos ajenos a la senda seleccionada y
otros que no fueron objeto del presente litigio, referentes a
la presunción del artículo 24 del CST; además, en estricto
sentido, el ataque no cumple con la carga demostrativa de
la vía indirecta, pues no precisa el error de valoración de
cada medio de prueba, en confrontación con: i) su
contenido, ii) la inferencia que del mismo hizo el colegiado y,
iii) su incidencia en la trasgresión normativa denunciada.
Sin embargo, tales yerros son subsanables si se hace
abstracción de las premisas jurídicas indebidamente
incorporadas y de aquellas que son ajenas a la controversia
de las instancias, así como si se repara en que del
desarrollo argumental del ataque, se infiere un conflicto de
legalidad concreto, relativo a la aplicación indebida del
artículo 26 de la Ley 361 de 1997, por no haberse dado por
demostrado, estándolo, que la recurrente contaba con una
condición de discapacidad o limitación relevante en el
ejercicio de las funciones que desempeñaba a la fecha de la
cesación de su vínculo, lo que daría lugar a la presunción
de despido discriminatorio.
Para el efecto se recuerda, que para definir el primer
presupuesto de la estabilidad laboral reforzada previsto en
la norma cuya violación se denuncia y, por ende, la
aplicación de las demás prerrogativas que de ella emanan,
como son, entre otras, la presunción a la que se hizo
referencia, la Corporación tiene adoctrinado que es
menester determinar si al momento de terminarse el nexo
SCLAJPT-10 V.00
28
Radicación n.° 89119
de empleo subordinado, «el trabajador se encuentr[a] en
situación de discapacidad» que le implique «soportar un
nivel de limitación en el desempeño laboral, necesario para
establecer la relación directa con [el acto patronal que
sanciona la ley]» (CSJ SL572-2021), lo que se traduce en
cualquiera de las siguientes hipótesis:
i) que cuenta con una limitación igual o superior al 15
% de su pérdida de la capacidad laboral,
independientemente del origen que se tenga (CSJ SL571-
2021 y CSJ SL711-2021);
ii) que, ante la ausencia de un medio de calificación
técnico, demuestra contar con una limitación relevante o
una discapacidad1 (CSJ SL5700-2021 y CSJ SL572-2021);
iii) que se encuentra «en estado de debilidad
manifiesta», por hallarse inmerso en «proceso de
recuperación de su estado de salud, como consecuencia de
[un] accidente de trabajo» (CSJ SL1708-2021 y CSJ SL3144-
2021).
Ahora, a pesar de la importancia que la Sala le ha
otorgado a la evaluación de carácter técnico que realizan las
juntas de calificación de invalidez para determinar «el
estado real del trabajador desde el punto de vista médico y
ocupacional», ello no ha implicado que se le conceda el
1
Es decir, la existencia de deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales
que tengan una interrelación con diversas barreras, que impidan su participación
plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás,
particularmente en el mundo del trabajo, como lo describe el artículo 2° de la Ley
1618 de 2013.
SCLAJPT-10 V.00
29
Radicación n.° 89119
carácter de prueba solemne, ni un requisito esencial para
definir si está inmerso en los supuestos de protección del
artículo 26 de la Ley 361 de 1997, pues, como se puntualizó
en el fallo CSJ SL572-2021, «[...] en el evento de que no
exista una calificación y, por lo tanto, se desconozca el grado
de la limitación que pone al trabajador en situación de
discapacidad, [...] esta puede inferirse de su estado de
salud», siempre y cuando, «sea notorio, evidente y
perceptible, precedido de elementos que constaten la
necesidad de la protección», como en los casos en los que
[...] el trabajador viene regularmente incapacitado, se encuentra
en tratamiento médico especializado, tiene restricciones o
limitaciones para desempeñar su trabajo, cuenta con concepto
desfavorable de rehabilitación o cualquier otra circunstancia
que demuestre su grave estado de salud o la severidad de la
lesión, que limita en la realización de su trabajo .
Lo último por cuanto se requiere una condición de
indudable afectación, que pueda conducir al conocimiento
del empleador de la situación de vulnerabilidad y especial
protección del trabajador, para que opere la presunción de
que su despido ocurrió como acto discriminatorio.
En ese escenario, según se puntualizó en el fallo CSJ
SL572-2021, probatoriamente «no basta que aparezca en la
historia clínica el soporte de las patologías y secuelas que
padece un [empleado]», para que opere en su favor el fuero
por salud o discapacidad, pues incluso en el marco del
modelo social de la última, el simple padecimiento de una
enfermedad no constituye un elemento decisivo en la
garantía que se analiza, ya que aquel concepto no está
determinado por la «lista de diagnósticos», sino por su
SCLAJPT-10 V.00
30
Radicación n.° 89119
interrelación con las barreras que podría generar en el
entorno, las cuales deben estar debidamente demostradas a
efectos de que se tenga la condición referida.
Por tanto, a partir de tales presupuestos es que
cumple determinar si, como se increpa, el Tribunal incurrió
en los errores de hecho de que se le acusa.
Para el efecto corresponde rememorar que los únicos
yerros fácticos que conducen a quebrar un fallo como el
recurrido, son los evidentes, manifiestos o protuberantes,
derivados del desconocimiento o errónea valoración del
documento auténtico, la confesión judicial o la inspección
ocular (artículo 7° de la Ley 16 de 1969), conforme lo
expuesto en la providencia CSJ SL643-2020.
Lo anterior, por cuanto el recurso de casación no es
una tercera instancia, sino un instrumento que tiene por
finalidad constitucional y legal garantizar el orden jurídico,
y, en ese sentido, tratándose de la senda indirecta, busca
armonizar la facultad de libre apreciación de la prueba que
tienen los jueces, con el principio, valor y derecho a la
justicia y al acceso a la administración de justicia de que
son titulares las partes, a fin de que cuenten con una
alternativa para cuestionar la juridicidad de la sentencia de
segunda instancia, discutiendo la valoración probatoria de
la, por ser contraria a la lógica de lo razonable o por atentar
contra la evidencia.
Presupuestos que no se hallan demostrados en el
SCLAJPT-10 V.00
31
Radicación n.° 89119
presente asunto, puesto que, contrario a lo expuesto por la
censura, la decisión del juez colegiado se advierte razonable
y soportada en el análisis sistemático de los medios de
convicción arrimados al plenario, los cuales valoró conforme
a las reglas de la experiencia y a los principios de sana
crítica, contexto en el que el disenso de la impugnación no
es más que una visión alternativa del litigio, que no puede
dar lugar a quebrar el proveído recurrido, so pena de
desnaturalizarse este medio extraordinario de impugnación.
Así se dice, porque del contenido de los correos
electrónicos que compartieron la recurrente y la profesional
de salud ocupacional – dirección de relaciones laborales de
las demandadas (f.° 37 a 38, ibidem), la historia clínica
ocupacional y los exámenes periódicos y de retiro que le
fueron realizados por orden de la empleadora (f.° 82, 131,
250 a 256 a 334 a 340, ib), así como las historias clínicas y
reportes médicos, visibles a folios 39 a 47, 49 a 53, 63, 64 a
65, 73 a 75, 85 a 86, 94 a 104, 113, 114 a 121, 161 a 185
del cuaderno n.° 1, no se desprende que a la fecha de su
despido, esto es, el 1° de octubre de 2013 (f.° 126, 266,
ibidem), la señora Garzón Molano presentara una condición
de discapacidad o limitación relevante, evidente y notoria en
el ejercicio de su trabajo, que la hiciera titular de la
estabilidad laboral reforzada que reclama.
En efecto, de los medios de prueba referidos se colige
que:
i) A la trabajadora se le reportó en los exámenes
SCLAJPT-10 V.00
32
Radicación n.° 89119
médicos periódicos del 18 de julio de 2006, entre otros,
problemas de varices, que condujeron a que el 22 de abril
de 2008, se entregaran a la dadora del empleo
recomendaciones laborales de pausas activas cada dos
horas por diez minutos (f.° 34 a 35, cuaderno n.° 1);
ii) que el 7 de enero de 2009, sufrió un «infarto
isquémico cerebeloso»2, que le produjo una incapacidad
médica de un poco más de cuatro meses, según se constata
a folios 37 a 38, en relación con la historia clínica de folios
40 a 47, 64, 94 a 98, 161 a 170 y los reportes médicos de f.°
49, 53, 63, 65 y 190 a 195, ibidem, y que, tras su
reincorporación laboral, continuó en tratamiento médico
por ese suceso, con reportes hasta el 13 de mayo de 2010
(f.° 94 a 98, ib), en los que se dejó constancia de que no
presentaba lesión en el cerebelo (f.° 94, ibidem).
iii) que, después, fue tratada, entre otros diagnósticos,
por síncope y colapso (f.° 73 a 75 y 179 a 180) 3 que derivó
en vértigo; posteriormente por mareo y desvanecimiento 4 (f.°
85 a 86 y 183 a 185 5, 187 a 189, ibidem) migraña y
2
A pesar de que a folio 39 del cuaderno n.° 1, aparece reporte médico del «12 de
junio de 2008», que da cuenta del diagnóstico referido, el cual tuvo en cuenta a Junta
Regional de Calificación de Invalidez para identificar esa calenda como de ocurrencia
de ese hecho, la historia clínica detalla que este tuvo lugar el 7 de enero de 2009, por
lo que la primera corresponde a un error de trascripción en la fecha de la atención
médica.
3
Lo que se conceptuó como enfermedad general y dio lugar a incapacidad de dos días
(f.° 69, 70, 72 ib), dejándose reporte a folio 196, que el TAC cerebral simple estaba
dentro de los límites normales.
4
Sin signos de alarma y relacionado con el vértigo, dando lugar a 2 días de
incapacidad.
5
En reporte clínico del 27 de enero de 2013, se dejó anotación en torno a que el TAC
cerebral de la paciente estaba dentro de los límites normales (f.° 184, ib), lo que
también se constata a folio 197, ibidem.
SCLAJPT-10 V.00
33
Radicación n.° 89119
síndrome hipercoagulable de plaqueta pegajosa (f.° 94 6 a
104 y 114 a 1217, ib), expidiéndose recomendaciones
ocupacionales relacionadas a que «no [podía] laborar horas
extras y deb[ía] tener un horario normal de trabajo» como
mecanismo de prevención de los síntomas de las últimas
dos patologías (f.°113, ib)8, lo que fue remitido a la
empleadora mediante Correo del 20 de agosto de 2013 (f.°
122, ibidem).
iv) que en el examen de egreso se dejaron anotaciones
respecto a que, al momento del retiro, la servidora
presentaba patologías para seguimiento por EPS, así como
recomendaciones generales en torno a su inclusión en el
sistema de vigilancia epidemiológica y, específicas,
atinentes a la continuidad de controles médicos por EPS en
neurología y hematología, por optometría anual y ejercicios
de estiramiento y relajación muscular (f.° 131, 204 a 207,
ibidem), pero sin reportes de restricciones ordinarias o
circunstancias de limitación ocupacional.
En ese escenario, la historia clínica y los reportes de
salud ocupacional de la empleadora, solo demuestran la
existencia de patologías y algunas situaciones médicas de
gravedad, como la ocurrida el 7 de enero de 2009, que
6
En reporte del 20 de mayo de 2005, se deja constancia de que la recurrente presenta
síntomas de migraña desde hacía 20 años.
7
Esta es la misma historia clínica de f.° 94 y siguientes, por tanto, también reporta la
ausencia de afectación al cerebelo.
8
Aunque a folio 113, el reporte de recomendaciones médicas señala tres diagnósticos,
entre ellos el de evento vascular cerebeloso izquierdo, en el detalle de la historia
clínica se hace referencia a la migraña crónica de difícil manejo y el síndrome
hipercoagulable de plaqueta pegajosa, sin que aparezca reporte de aquel, con
posterioridad al 13 de mayo de 2010, por lo que se comprende que su alusión es por
haber sido un antecedente clínico.
SCLAJPT-10 V.00
34
Radicación n.° 89119
fueron atendidas y tratadas por el sistema de salud en
vigencia del contrato de trabajo, pero que, tras su
recuperación, no dieron lugar a anotaciones en torno a
secuelas, incapacidades permanentes, constantes o de
largo tiempo, que pudieran conducir a la determinación de
una alerta o limitación en la ejecución del contrato laboral
al momento de la cesación de este, pues, por el contrario,
como lo adujo el Tribunal, en el último año de prestación de
servicio, solo presentó tres interrupciones laborales de corta
duración, en las fechas 27 de enero (por tres días – f.° 109 y
1869, ib), 19 de febrero (3 días- f.° 98, ibidem)10 y el 8 de
agosto de 2013 (por 8 días, f.° 123, ib)11.
En ese sentido, las recomendaciones que se expidieron
en favor de la trabajadora el 22 de abril de 2008, referente a
la realización de pausas activas en su jornada, así como la
del 13 de agosto de 2013, atinente a la no realización de
trabajo suplementario, no son suficientes para entenderla
inmersa en el grupo de protección especial del fuero de
salud, pues incluso, respecto de la última, no acreditó con
prueba calificada, que el Tribunal haya incurrido en error
evidente y grosero al no dar por demostrado que ese
supuesto hiciera parte de su cotidianidad laboral, a fin de
que pudiese tenerse como una barrera ocupacional que
condujera, en virtud de su interrelación con la advertencia
médica, a una discapacidad.
Lo anterior, en vista que, en contraste, a folio 276,
9
Por mareo o desvanecimiento – vértigo.
10
Por migraña.
11
Por migraña.
SCLAJPT-10 V.00
35
Radicación n.° 89119
ibidem, se advierte cuestionario suscrito por la señora
Garzón Molano, en el que al responder preguntas sobre sus
condiciones de salud osteomuscular (de la ARL) el 11 de
septiembre (se comprende que de 2012, en razón al tiempo
de antigüedad de la empresa), dejó constancia que su
jornada era de 8:00 a.m. – 5:30 p.m. y que realizaba pausas
activas y descansos, es decir, dejando constancia de que
luego de su accidente cerebro vascular se realizaron ajustes
razonables para que pudiera desempeñar su trabajo con
sujeción a las observaciones médicas vigentes para esa
fecha.
En otras palabras, sin desconocer que la recurrente
sufrió un accidente isquémico cerebeloso en enero de 2009,
el cual le implicó incapacidades médicas ininterrumpidas
por espacio de 4 meses y atención especializada relacionada
con ese suceso en forma permanente, tales reportes se
extendieron hasta el 31 de mayo de 2010, esto es, tres años
antes de su despido, sin que se hubiese aportado medio de
prueba hábil en casación, que permitiera colegir que el
mismo generó consecuencias permanentes en el
cumplimiento del objeto contractual, como a las que hace
referencia la censura, las cuales pudieran traducirse en
una barrera para el ejercicio efectivo de su derecho al
trabajo, que fueran, además, conocidas por el empleador en
vigencia del acuerdo de trabajo.
Adicionalmente, a pesar de que la servidora presentó
otras incapacidades médicas interrumpidas y de corta
SCLAJPT-10 V.00
36
Radicación n.° 89119
duración entre su reincorporación laboral y el mes de
agosto de 2013, según se constata en el siguiente cuadro:
Fecha inicial Fecha final Término folios cuaderno n.° 1
8/01/2009 no reporta 30 días 54
22/02/2009 23/03/2009 30 días 59
24/03/2009 7/04/2009 15 días 61
2/07/2009 no reporta 15 días 58
11/11/2009 11/11/2009 1 día 67, 68
11/08/1010 12/08/2010 2 días 69, 71, 72, 181
19/08/2010 20/08/2020 2 días 70
14/10/2010 15/10/2010 2 días 78
27/10/2010 27/10/2010 1 día 79
15/02/2011 16/02/2011 2 días 83
18/02/2011 19/02/2011 2 días 88
21/02/2011 25/02/2011 5 días 91, 92
28/02/2011 14/03/2011 15 días 93
13/06/2011 15/06/2011 3 días 105
22/12/2011 24/12/2011 3 días 107
27/01/2013 29/01/2013 3 días 109, 186
19/02/2013 21/02/2013 3 días 98
8/08/2013 15/08/2013 8 días 123
Las mismas no son indicativas de una afectación grave
o relevante en su salud, que limitara su ejercicio profesional
y pudiera considerarse un elemento notorio, que pudiera
desencadenas estabilidad especial en el empleo, derivada de
una condición de evidente vulnerabilidad o discapacidad,
pues no pueden traducirse en el caso, ni siquiera
indiciariamente, en barreras ocupacionales para el
desempeño de su labor.
Por otro lado, aunque la acudiente al recurso increpa
la errónea valoración de su interrogatorio de parte, a fin de
que se admitiesen en su favor algunos de sus dichos, lo que
no es posible porque este solo es prueba calificada en
cuanto contuviese confesión, de su contenido se desprende,
con énfasis para denotar la razonabilidad de la decisión del
Tribunal, que luego de la ocurrencia de su ACV cerebeloso y
su reincorporación al empleo, le fue reducida su carga
SCLAJPT-10 V.00
37
Radicación n.° 89119
laboral, pues se le asignaron «más poquitos intermediarios»;
que, sin embargo, «luego [se] gan[ó] un concurso» de ascenso,
para el cual presentó un examen del cargo y una entrevista
y, en virtud de él, ascendió a analista de cartera, lo que le
implicaba mayores responsabilidades dentro del área, que
inicialmente fueron menores y, debido a la carga de trabajo
fueron incrementándose, pues tendría bajo su
responsabilidad corredores de seguro.
Tales circunstancias permiten colegir sensatamente,
como lo hizo el juez de apelación, que la trabajadora, a
pesar de sus patologías, algunas de las cuales presentaba
desde 1985 (como las migrañas, según reporte médico de
folio 94, ibidem), no limitaron de manera apreciable su
actividad laboral, ni le generaron un impedimento
intelectual, como se quiere hacer ver, para su ascenso y
evolución profesional, lo que se traduce en que tampoco
estuvo sujeta a barreras que pudiesen conducir a una
situación de discapacidad en su ambiente laboral, en razón
a la interrelación con sus padecimientos.
Lo previo, se recuerda, no obra prueba de restricciones
en el quehacer ordinario de su profesión, teniendo en
cuenta que las únicas recomendaciones médicas fueron las
atenientes a pausas activas y a no realizar trabajo
suplementario, cuya ejecución e imposición por parte de la
empleadora no fue probada, según la conclusión del
Tribunal que no fue desquiciada con prueba hábil en
casación, como atrás se explicó.
SCLAJPT-10 V.00
38
Radicación n.° 89119
Por tanto, la ausencia de demostración de un error
fáctico protuberante en la sentencia impugnada, a través de
los medios calificados, hace improcedente la valoración de
la prueba que no tiene esa condición, esto es, el dictamen
de pérdida de capacidad laboral expedido de f.° 453 a 455,
ibidem y los testimonios de Luz Mariana Salazar y Gerardo
Garzón Molano (CD f.° 456, ib).
Sin embargo, en aras de la claridad, debe hacer notar
la Corporación que aun si se hiciera abstracción de lo
anterior y se analizaran tales medios de prueba, la
conclusión del colegiado se vería reforzada, puesto que la
primera, de naturaleza pericial, informa sobre los diferentes
padecimientos que aparecen reportados en la historia
clínica de la recurrente, denotándose que fue calificada con
una pérdida de capacidad laboral de origen común a partir
del 15 de marzo de 2018, tomándose como fecha de
estructuración de la invalidez, la calenda del concepto de
neuropsicología, en el que se dejó constancia de que el
antecedente por ACV cerebeloso no está correlacionado
con el perfil cognoscitivo diagnosticado.
En efecto, el citado dictamen informa lo siguiente:
a) que la trabajadora presentó un infarto isquémico
cerebeloso, que le generó una incapacidad de cuatro meses,
en el que, por concepto médico de neurología de fecha
«09/02/2009», se dejó el siguiente «análisis y plan [a
seguir]: paciente de 36 años con antecedente de ACV
cerebeloso izquierdo, secundario a síndrome de plaqueta
SCLAJPT-10 V.00
39
Radicación n.° 89119
pegajosa y síndrome antifosfolípido, por lo tanto, debe
continuar anticoagulada y con ASA por lo menos durante un
año, continuar por control con hematología DX: enfermedad
cerebrovascular no especificada», es decir, sin anotaciones
en torno a restricciones laborales o secuelas ocupacionales,
ni advertencias en torno a la existencias de barreras para el
quehacer ordinario o laboral.
b) que el 23 de octubre de 2015, esto es, casi dos años
de la terminación del contrato, presentó diagnóstico de
«síndrome de colon irritable», dejándose reporte en torno a
que la paciente refería «estrés tipo laboral», lo que para la
Sala daría cuenta de que trabajó con posterioridad a su
despido en el grupo empresarial que integran las
demandadas, pero sin anotarse sus características.
c) que el 27 de mayo de 2016, ella asistió a control por
antecedente del accidente isquémico cerebeloso en manejo
con Asa y estatina; que estaba en controles por medicina
interna, debido a que refería persistencia de taquicardia y
palpitaciones; que presentaba síntomas gastrointestinales
que derivaron en diagnóstico de hemorroides.
d) que el 12 de abril de 2017, asistió a «control» y hacía
«tres semanas» presentaba
[…] predominio pulsátil, náuseas, fotofobia con manejo con
Dolex con mejoría transitoria, en el momento dolor en región
hemo temporal derecha con prolongación cervical con
exacerbación a la rotación de cráneo, dolor en región occipital
asociado, 21/09/2017: EKG bradicardia sinusal, EKG normal
leído por cardiología. Análisis y plan de manejo: paciente con
SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 89119
dolor de origen mecánico, sin embargo, llama la atención al re
interrogatorio presenta tos seca la cual refiere es exacerbada
por bajas temperaturas desde hace dos semanas, se considera
dar manejo sintomático por el momento, auto formulación
azitromicina sin mejoría con suspensión de esomeprazol, se dan
recomendaciones, signos de alarma, se explica conducta a la
paciente quien refiere entender y aceptar DX: enfermedad de
reflujo gastroesofágico.
e) que el 21 de enero de 2018, presentó sintomatología
«por cuadro de dos meses de evolución de sensación
vertiginosa intermitente»; que allegó «paraclínicos para
valoración, refiere persiste con hemorragia uterina anormal
por hipermetrorragias», señalándose como «Análisis y plan
de manejo»:
[…] Paciente con antecedente de síndrome de plaqueta pegajosa,
isquemia cerebral izquierda, en manejo con asa, persiste con
HUA intermitente y vértigo de reciente aparición, se solicitan
paraclínicos, control con resultados, se deja manejo sintomático
se dan recomendaciones, signos de alarma, se explica conducta
a la paciente quien refiere entender control en 1 mes, renueva
orden de fisioterapia y terapia ocupacional. DX: otros vértigos
periféricos.
f) que el 15 de marzo de 2018, fue atendida por la
especialidad de neuropsicología, fecha en la que se dejó el
siguiente concepto médico:
[…] Paciente de 45 años de edad, de escolaridad profesional
(Contaduría Pública), quien se encuentra en manejo por
Medicina Familiar de manera reciente, debido a debilidades
en la memoria (desde hace 9 años, posterior a evento vascular),
indicándose tanto ante información reciente como remota. Se
reporta antecedente de infarto isquémico cerebeloso (2009),
posterior al cual manifiesta debilidades en la marcha, el
equilibrio y la sensibilidad, principalmente, por lo cual estuvo
en terapias físicas. El estado de ánimo y comportamiento se
indica con cambios, por presencia de conductas de ansiedad y
síntomas depresivos; es importante mencionar que estuvo
laborando hasta hace 3 años aproximadamente (2015),
posterior a ello no ha logrado ubicarse laboralmente, lo cual
interfiere en su estado de ánimo. Es una persona independiente
SCLAJPT-10 V.00
41
Radicación n.° 89119
ante actividades básicas e instrumentales. En la Evaluación
Neuropsicológica realizada, fue posible identificar que la
paciente manifiesta un nivel Funcionamiento Cognitivo Variable
con su edad y escolaridad, es decir, manifiesta habilidades y
debilidades en dominios cognitivos específicos; es importante
mencionar que este desempeño se encuentra afectado, por las
ocasiones en que impresiona poco esfuerzo. Inicialmente, se
describen capacidades acordes en: los procesos atencionales
ante información visual (A. focalizada, selectiva, sostenida,
dividida y alternante), la orientación (personal, espacial y
temporal), el control mental (manejo de información automática,
pero de manera lentificada), el aprendizaje asociativo memoria
visual (inmediata y de largo plazo), el lenguaje expresivo y
comprensivo, la denominación (gnosis visual), la habilidad viso-
constructiva y en los componentes ejecutivos de: pensamiento
lógico-abstracto, control inhibitorio y planeación/organización.
Luego, manifiesta un desenvolvimiento variable en: la amplitud
atencional ante información verbal (mantiene suficiente
información en su conciencia, pero impresiona posibles
debilidades para desarrollar ejercieras mentales y respuestas
novedosas con dicha información). Por su parte, impresiona
posibles debilidades en: la capacidad de aprendizaje y memoria
verbal (leves en procesos básicos de codificación y
almacenamiento de nueva información), la memoria lógica
inmediata (evocar historias) la memoria semántica, la fluencia
verbal (semántica y fonológica) y en los componentes ejecutivos
de: categorización, memoria de trabajo. flexibilidad cognitiva y
velocidad de procesamiento. Analizando la información
encontrada12, es evidente que la paciente impresiona
variabilidad en sus características cognitivas y velocidad de
procesamiento, sin embargo, al ser diversos los factores que
podrían estar interfiriendo en dicho desenvolvimiento, pero
sin correlacionarse estos completamente con su perfil
cognitivo. NO es posible dar una impresión diagnóstica
precisa en la actualidad. Entre los factores a tener en
cuenta se describen: 1) antecedente de ACV cerebeloso (las
investigaciones recientes mencionan la posible implicación
del cerebelo en diversos aspectos del funcionamiento
ejecutivo, pero sin conllevar a una disfunción significativa
de los mismos, por tanto, diversos aspectos observados en
el perfil cognoscitivo de la paciente no se correlacionan
con esto), 2) presencia de síntomas neuropsiquiátricos (tales
como ansiedad y la depresión, afectan el desempeño cognitivo
en las áreas de la atención, memoria y las funciones ejecutivas
y 3) las alteraciones en la arquitectura del sueño
(normalmente conllevan a una disminución del rendimiento
cognitivo en la concentración, atención sostenida y adquisición
de nuevos aprendizajes, e incluso a nivel comportamental
12
Es decir, que la anterior fue descriptiva de la paciente y de la sintomatología que
halló el galeno tratante, por lo que a partir de este momento es éste quien da el
concepto médico sobre su situación clínica.
SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 89119
/emocional): aunque estos no responden puntualmente a
las debilidades descritas, es necesario darles especial
atención y seguimiento profesional, principalmente a su
estado de ánimo actual (puesto que se considera un factor
clave en sus fluctuaciones y debilidades observadas), con
el fin de favorecer su calidad de vida. Finalmente, a pesar
de la variabilidad cognitiva demostrada, es favorable que el nivel
de independencia, funcionalidad y autonomía de la paciente
sean adecuados, conforme a lo esperado a su edad (subrayado
de la Corte).
En otras palabras, como lo refiere la oposición, el
citado medio de convicción no permite colegir la existencia
de una discapacidad y/o limitación relevante y notoria al
momento de extinguirse el contrato de trabajo de la
impugnante, lo que ocurrió, se itera, el 1° de octubre de
2013, como tampoco que dicha condición se hubiese
consolidado como secuela del ACV que sufrió en enero de
2009, pues en la calificación de pérdida de capacidad
laboral se tuvieron en cuenta varios factores como
determinantes de la invalidez de la reclamante, derivados de
sus diagnósticos de defectos cualitativos de plaquetas,
enfermedad cerebrovascular no especificada y el trastorno
cognoscitivo leve, pero sin precisarse la incidencia del
segundo suceso en la generación de los porcentajes de
deficiencias y calificación ocupacional, como tampoco en la
fecha en que estos se produjeron, ni mucho menos, como lo
pretende en el cargo, en la determinación de una limitación
o discapacidad, pues tampoco se probó la existencia de
barreras en el ámbito del trabajo derivado de las
condiciones médicas de la recurrente.
Así se dice, en razón a que en el cálculo de las
deficiencias y su incidencia en el campo laboral y otras
SCLAJPT-10 V.00
43
Radicación n.° 89119
áreas ocupacionales, se fijaron como elementos de la
calificación los siguientes:
Deficiencias:
• Anticoagulación 10 %.
• Deficiencias por trastornos trombóticos: 5 %.
• Deficiencias por disfunción de una extremidad
superior por alteración al SNC: 40 %.
• Deficiencias por alteraciones de la conciencia, por
pérdida de conciencia episódicas, por trastornos del sueño y
vigilia, debido a alteraciones mentales, cognoscitivas y de la
función integradora y por afasia o disfasia: 25 %.
Para un total de:
i) Deficiencias por alteraciones del sistema
hematopoyético: 14,50 %.
ii) Deficiencias por sistema nervioso central y periférico:
55,00 %.
Y, en la esfera ocupacional se tomaron como punto de
referencia, los siguientes:
• Restricciones del rol laboral: 15
SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 89119
• Restricciones de autosuficiencia económica: 2
• Restricciones en la edad cronológica sumatoria del rol
laboral, autosuficiencia económica: 1,5
• Calificación de otras áreas ocupacionales: 2.9
• Para un total de afectación del 21,40 %.
En ese sentido, se determinó como porcentaje final del
PCL el de 52,16 %, por enfermedad de origen común, sin
que en los factores de deficiencia y papel ocupacional se
enunciara de manera puntual el ACV, el cual solo está
identificado en los diagnósticos para la valoración de origen,
señalándose como determinante en su estructuración, el
«reporte de neuropsicología», en el que, como atrás se
enfatizó, se señaló que no existía correlación entre el perfil
cognoscitivo de la paciente y el antecedente ACV cerebeloso,
sin que fuera posible dar una impresión diagnóstica para la
fecha del concepto médico.
Finalmente precisa la Sala que la prueba testimonial
referida como erróneamente apreciada, no se advierte
coherente entre sí, ni con los demás medios de convicción,
sin que sea admisible, como lo pretende la impugnación,
que se admita su credibilidad en forma parcial y
únicamente en los aspectos que le puedan beneficiar y
estén ligados a su solicitud inicial, pues precisamente los
cuestionamientos que se le realizan por el juez y las partes
en su práctica, así como la exposición espontánea del
SCLAJPT-10 V.00
45
Radicación n.° 89119
declarante al exponer su relato, son los elementos que
permiten valorar su credibilidad y cercanía con los hechos
del litigio.
En ese contexto, aunque el testigo Gerardo Garzón
Molano (min. 43´53 y siguientes CD f.° 465, ib), informa que
la recurrente presentó secuelas desde el accidente
isquémico, que hacían imposible que pudiera recordar
elementos cotidianos de la vida y de su profesión, lo que le
impediría realizar con normalidad la labor profesional que
ejercía al momento de su despido, pues incluso no fue
posible que le ayudara en su negocio personal por esas
limitaciones, en contraposición, la señora Luz Marina
Salazar dijo que aquella desarrolló su empleo con
normalidad.
Agregando que, a pesar de que en los periodos de
incapacidad médica no podía cumplir con los objetivos
propuestos por la cesación de su actividad personal (lo que
es lógico porque no ejercía su trabajo en razón a esa
licencia de salud), enfáticamente relató que la accionante
contaba con la aptitud y actitud laboral necesaria para el
ejercicio normal de sus empleo hasta la fecha de extinción
de su vínculo, el cual desempeñó con «normalidad», lo que,
salvo los tiempos de incapacidad a los que hizo mención
(que dijo eran constantes y de un mes, circunstancias que
no es acorde con los reportados en su historia clínica y
sería un indicio de su parcialidad), resulta coherente con la
idoneidad ocupacional que las demás documentales y
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Radicación n.° 89119
prueba pericial informaron y de la ausencia de barreras
para el ejercicio ordinario de su labor.
Finalmente, aunque la testigo aduce que la
trabajadora realizaba algunas actividades laborales en
tiempo extras, fue imprecisa en los momentos en que ello
ocurrió y su temporalidad, pues denotó que eso dependía de
los intermediarios a su cargo y la oportunidad en la que
estos remitieran la información para el cierre contable, sin
que conociera de manera directa que se le hayan impartido
directrices para la realización del trabajo suplementario.
Por tanto, la imprecisión inicial no permite colegir si
para la fecha de extinción del contrato, la actividad laboral
de la recurrente estaba viéndose afectada por las
recomendaciones médicas del 8 de agosto de 2013, a fin de
establecer una relación, por lo menos indiciaria, entre su
estado de salud y su despido, medio de prueba que, por su
naturaleza no calificada, en todo caso no sería suficiente,
por sí solo, para quebrar la sentencia impugnada.
Lo que se traduce, en otras palabras, en que la
declaración general e imprecisa e incluso, parcializada de la
deponente, no pueda considerarse como suficiente para
hallar por demostradas barreras en el ambiente laboral de
la recurrente, derivadas de las «recomendaciones médicas»
que le fueron impartidas y, por tanto, tampoco de la
existencia de una interrelación entre esos dos elementos a
fin de tener por probado, bajo el modelo social, una
condición de discapacidad, de conformidad con el literal e)
SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 89119
del preámbulo e inciso 2° del artículo 1° de la Convención
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en
armonía con el 2°, numeral 1° de la Ley Estatutaria 1618 de
2013.
En síntesis, el cargo no prospera.
Las costas a cargo del recurrente, a favor de la
opositora. Como agencias en derecho se fija la suma de
cuatro millones setecientos mil pesos ($4.700.000), que se
incluirán en la liquidación que se practique conforme a lo
dispuesto en el artículo 366 del Código General del Proceso.
IX. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia proferida por la Sala Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, el seis (6)
de noviembre de dos mil diecinueve (2019), en el proceso
que instauró NIDYA ESPERANZA GARZÓN MOLANO a
ALLIANZ SEGUROS S. A. y ALLIANZ SEGUROS DE VIDA
S. A.
Costas como se indicó en la parte motiva.
Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el
expediente al Tribunal de origen.
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Radicación n.° 89119
SANTANDER RAFAEL BRITO CUADRADO
CECILIA MARGARITA DURÁN UJUETA
CARLOS ARTURO GUARÍN JURADO
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