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Resiliencia en Adultos Mayores

Este documento resume un trabajo de fin de grado sobre la resiliencia en la vejez. Explica que debido al aumento de la esperanza de vida, la población española está envejeciendo y requiere más recursos para cuidados de salud. La resiliencia es la capacidad de afrontar adversidades como la muerte de seres queridos o la jubilación de manera positiva. Finalmente, la tarea de enfermería debería ser estudiar e implementar intervenciones para aumentar la resiliencia en las personas mayores.
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Resiliencia en Adultos Mayores

Este documento resume un trabajo de fin de grado sobre la resiliencia en la vejez. Explica que debido al aumento de la esperanza de vida, la población española está envejeciendo y requiere más recursos para cuidados de salud. La resiliencia es la capacidad de afrontar adversidades como la muerte de seres queridos o la jubilación de manera positiva. Finalmente, la tarea de enfermería debería ser estudiar e implementar intervenciones para aumentar la resiliencia en las personas mayores.
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LA RESILIENCIA EN LA VEJEZ

The Resilience in the Old Age

Trabajo de Fin de Grado


Facultad de Enfermería
Universidad de Cantabria
Universidad de Cantabria
Día 7 de junio de 2019
Autor/a: Marina Ortiz Albo
Director: Juan Carlos García Román
AVISO RESPONSABILIDAD UC

“Este documento es el resultado del Trabajo Fin de Grado de un alumno, siendo su autor
responsable de su contenido.
Se trata por tanto de un trabajo académico que puede contener errores detectados por el
tribunal y que pueden no haber sido corregidos por el autor en la presente edición.
Debido a dicha orientación académica no debe hacerse un uso profesional de su contenido.
Este tipo de trabajos, junto con su defensa, pueden haber obtenido una nota que oscila entre
5 y 10 puntos, por lo que la calidad y el número de errores que puedan contener difieren en
gran medida entre unos trabajos y otros.
La Universidad de Cantabria, el Centro, los miembros del Tribunal de Trabajos Fin de Grado, así
como el profesor tutor/director no son responsables del contenido último de este Trabajo.”

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Índice
RESUMEN 3
PALABRAS CLAVE 3
ABSTRACT 3
KEY WORDS 3
1. Introducción 4
1.1. Marco conceptual de la resiliencia 4
1.2. Importancia del concepto de Resiliencia 5
1.3. Objetivos 5
1.4. Justificación 5
1.5. Metodología 6
1.6. Descripción de capítulos componentes 6
2. Capítulo 1: Componentes y Factores influyentes de la resiliencia 7
2.1. Estrategias de afrontamiento 7
2.2. Actividad física 8
2.3. Emociones positivas 8
2.4. Espiritualidad 9
2.5. Autoeficacia 10
2.6. Recursos sociales 10
3. Capítulo 2: ¿Qué consecuencias supone la falta de resiliencia? 11
3.1. Calidad de vida disminuida 11
3.2. Síndromes geriátricos 11
3.3. Dolor y emociones negativas 13
4. Capítulo 3: Escalas de valoración de resiliencia 13
4.1. Modelo de las Verbalizaciones Resilientes de Grotberg 13
4.2. Escala de Resiliencia SV-RES (E. Saavedra, M. Villalta-2007) 14
4.3. Escala de Resiliencia de 14-Item (ER-14) Windle, G., Bennett, K. M., & Noyes, J. (2011)
15
5. Capítulo 4: Promoción de la salud y resiliencia. 16
5.1. Puntos de intervención 16
5.2. Plan de Cuidados de Enfermería 19
6. Conclusiones 22
7. Bibliografía 23
8. Anexos 30

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RESUMEN
Según datos sociodemográficos de los últimos años facilitados por el Instituto Nacional de
Estadística (INE), la sociedad española presenta un incremento constante del porcentaje de
personas mayores. Esto se debe en primer lugar al descenso de la fecundidad, lo que se
traduce en menor número de nacimientos, y una bajada en la mortalidad, como consecuencia
de una mejora de la calidad de vida y un aumento de la esperanza de vida de las personas.

La vejez comporta cambios físicos, sociales y psicológicos. También se producen adversidades


que son generadoras de estrés: muerte de seres queridos, decline del estatus profesional, etc.
La resiliencia es, por lo tanto, el proceso mediante el cual las personas realizan una integración
positiva, a pesar de las dificultades y limitaciones que se producen en la vejez, y alcanzan el
final de la vida consciente de sí mismas, con bienestar emocional, satisfechas con su vida. Es la
manera de compensar y modificar las habilidades físicas, sensoriales y cognitivas que
presenten algún declive.

La tarea de Enfermería se focalizaría en estudiar e investigar en profundidad el concepto de


resiliencia, para así demostrar su relevancia y poner en práctica intervenciones para
aumentarlo y afianzarlo.

PALABRAS CLAVE
Resiliencia, anciano, cuidador, bienestar, atención de enfermería.

ABSTRACT
Thanks to epidemiological data from recent years provided by the National Statistical Institute
(INE in Spanish), Spanish society shows a constant increase in the percentage of older people.
This is primarily due to the decline in fertility, which results in a lower number of births, as well
as a decrease in mortality. This is due to an improvement in the quality of life and thus an
increase in people’s life expectancy.

Elderly entails physical, social and psychological changes. There are also adversities that
generate stress: death of loved ones, decline of professional status, etc. Resilience is therefore
the process by which people make a positive integration, despite the difficulties and
limitations that occur in old age, and they reach the end of life conscious of themselves, with
emotional wellbeing, satisfied with their own life. It is the way to compensate and modify
physical, sensory and cognitive abilities that show some decline.

The nursing task would focus on exploring and investigating the concept of resilience in depth
to demonstrate its relevance and implement interventions to increase and strengthen it.

KEY WORDS
Resilience, aged, care, wellbeing, nursing care.

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1. Introducción

En los últimos años, la población española está mostrando un cambio importante, debido al
aumento de la expectativa de vida, como consecuencia de la disminución de la tasa de
mortalidad y como resultado, está creciendo el número de personas mayores de 65 años en la
sociedad.
Por todo ello, es preciso realizar una redistribución y reorganización de los recursos, puesto
que se van a necesitar en mayor cantidad en la población anciana. Además, es importante
mencionar que las personas mayores, junto con los niños, son quienes más cuidados y
atención necesitan; lo que se traduce en un incremento del gasto sanitario, debido a un
aumento de las discapacidades a causa de la edad.
Según una encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de Salud, a partir de los 45 y
más años, éstas van en aumento lo que sugiere y exige a su vez, una provisión mayor de
recursos asistenciales para cubrir dichas limitaciones y demandas.
Junto con la discapacidad, los mayores salen del mundo laboral para convertirse en
prejubilados y jubilados, llegando a una exclusión social por la dificultad para desarrollar un
trabajo y mantenerlo de igual forma que lo haría una persona joven-adulta.
Esto es importante porque este sentimiento de pertenencia no tiene porqué desaparecer con
los años, pero si es cierto que, al entrar en una edad, ya se dan, por hecho limitaciones que
pueden existir en algunos casos, pero en otros no. Las personas mayores sufren cambios en la
realidad que los rodea y en ocasiones sus habilidades para afrontar tales situaciones no son
adecuadas.
Es en este momento, donde entraría el concepto resiliencia, definida como la capacidad
humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas o en otros casos, la
adaptación positiva a la adversidad (incluido éxito en las tareas del desarrollo).
El término aún no ha sido consensuado, aunque prácticamente todas las definiciones del
concepto tienden a exponer lo mismo.

1.1. Marco conceptual de la resiliencia


Desde los siglos XIX y XX, el concepto de resiliencia comenzó a desarrollarse y ganar
importancia. Fue Freud quien sostuvo que una de las cualidades humanas es la habilidad de
fortalecerse haciendo frente a la adversidad.
En los últimos diez años, varios autores coinciden en características del fenómeno de
resiliencia. Todos aquellos que hablan del concepto, incluyen la habilidad para manejar los
traumas y sus consecuencias negativas a largo plazo, de manera que acaban disminuyéndolas.
Otros ponen énfasis en la capacidad de recuperarse tras una adversidad o de torcerse, pero no
romperse en la recuperación ante retos amenazantes.
La Asociación Americana de Psicología en 2010, ha definido resiliencia como el proceso de
adecuada adaptación frente a la adversidad, traumas, tragedia entre otras amenazas.(1)
La resiliencia según han expresado varios autores, no es un concepto definido ni consensuado,
por lo que se han encontrado diferentes enfoques de éste. Algunos lo consideran una
habilidad, otros un proceso e incluso, otros como un resultado. (2,3)
A pesar de la variabilidad del significado, la literatura sobre resiliencia se ha visto
inmensamente incrementada, especialmente en aspectos psicosociales del envejecimiento.

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Es cierto que el concepto relacionado con el anciano, no se ha estudiado ni profundizado tanto
como en edades primarias, y es en éstas donde se produce una variedad de pérdidas y
experiencias traumáticas que suponen un reto y a menudo reducen la salud física y mental. He
ahí la relevancia del estudio y la profundización del tema y, sobre todo, lo que rodea al
anciano. Todo esto permitirá que cada persona, de manera individual, cree y refuerce sus
propias estrategias de afrontamiento, además de que lograrán beneficiarse cuando se
comparen con otros similares.

1.2. Importancia del concepto de Resiliencia


Una vez conocido el concepto de resiliencia, se deja claro la necesidad de tal habilidad para
afrontar las adversidades que vengan; sobre todo en el anciano que es quien pasa por una
serie de cambios que muchas veces no son fáciles de aceptar.
Se cree que la resiliencia es capaz de modificar la relación entre las emociones positivas y la
satisfacción en la vida, lo que se traduce en cambios en el camino de vida personal. Se ha
observado que aquellas personas que dicen haber experimentado la felicidad, lo hacen porque
trabajan y son capaces de crear y encontrar herramientas para vivir bien, y no porque se
sientan mejor. Así se demuestra que la felicidad está unida a la capacidad resiliente individual
y no tanto a las emociones positivas. (4)
Algunos autores remarcan la importancia de la familia como soporte sobre el que se desarrolla
la resiliencia de sus miembros. Comentan que si los miembros más relevantes tienen una
mayor resiliencia, mayor será la capacidad de afrontamiento del resto.(5)

1.3. Objetivos
Objetivo principal:

Enseñar a personas mayores en particular y población en general, a utilizar la resiliencia como


herramienta de protección ante situaciones adversas en la vida.

Objetivos secundarios:

1. Explicar y consensuar el concepto de resiliencia.


2. Dar a conocer la relevancia de éste en la calidad de vida del paciente
anciano.
3. Describir y analizar los componentes de la resiliencia.
4. Desarrollar las intervenciones encaminadas a incrementar la resiliencia en el
paciente mayor.
5. Conocer el papel de enfermería en el desarrollo de la resiliencia en la vejez.

1.4. Justificación
Se ha querido focalizar este trabajo, en la capacidad de adaptación de la sociedad y en
concreto de las personas mayores, que son quienes están enfrentándose a cambios sociales y
económicos, pero sobre todo de salud, lo que puede afectarles negativamente y reducir su
bienestar y calidad de vida.

Según algunos autores, la resiliencia representa uno de los principales pilares sobre los que se
sustenta el estado de salud de la persona mayor, y por tanto, ha de ser explorada,
comprendida y promovida por los profesionales de salud.

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1.5. Metodología
En el desarrollo de este trabajo se ha llevado a cabo un estudio de carácter descriptivo, el cual
se ha basado en una revisión bibliográfica de estudios publicados en varias fuentes de
información, como bases de datos fundadas en evidencia científica, web oficiales y artículos de
revistas científicas.

Se utilizaron descriptores en Ciencias de la Salud para priorizar y acotar la búsqueda de


información. Además, bases de datos como Mendeley, Pubmed y Google Académico.

Se han encontrado un total de 274 documentos de interés sobre el tema propuesto, de los que
fueron seleccionados 81, ya que muchos de ellos estaban enfocados desde otras disciplinas.
De los textos escogidos, el más novedoso se publicó a inicios del 2019, fue elaborado por el INE
y trata de las “Consecuencias del envejecimiento de la población” (6) y el más antiguo en 1990,
de las perspectivas de psicológicas en el envejecimiento con éxito (7). El resto de documentos,
comprendidos entre 2004 y 2016, salvo alguno que ha sido anterior, pero que se ha
considerado útil y relevante para el desarrollo del trabajo.

1.6. Descripción de capítulos componentes


Capítulo 1: Presenta una serie de elementos que constituyen el concepto de resiliencia y como
lo sustentan. También se aclaran aquellos factores que influyen y pueden modificar el nivel de
resiliencia de las personas, tanto positiva como negativamente; con ello, se pretende indagar y
en cierta manera consensuar el concepto de resiliencia con todo lo que incluye.

Capítulo 2: Explica las consecuencias directas e indirectas de la falta de resiliencia, sobre todos
los aspectos que afectan a la salud. Se han conformado 3 subapartados que recogen aquellos
efectos, claramente negativos, sobre el estado de salud de las personas mayores.

Capítulo 3: Expone aquellas intervenciones a desarrollar por los profesionales de Enfermería,


con el objetivo de incrementar los niveles de resiliencia y, en definitiva, la salud y calidad de
vida de las personas mayores. Además, se ha querido elaborar un proyecto-programa/plan de
cuidados, en el que se podrían incluir tales intervenciones.

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2. Capítulo 1: Componentes y Factores influyentes de la resiliencia
La resiliencia concebida como la habilidad de hacer frente a la adversidad, permite al ser
humano y en concreto a las personas mayores, a sentirse complacidos con la vida que
presentan a pesar de las dificultades que aparezcan.

Se tiende a pensar que las personas resilientes nacen con esta característica, pero lo que no se
conoce, es que realmente se trata de una facultad que se va desarrollando a través de las
diversas experiencias a las que se expone cada persona. Es decir, es más bien una habilidad
que se puede aprender, desarrollar y fortalecer (8).
“La resiliencia incluye procesos genéticos, biológicos y psicológicos Monroy” (9). En numerosas
investigaciones se ha encontrado que la resiliencia tiene tanto un componente innato como un
componente aprendido. Cuando se hace referencia al término innato, se define como una
característica individual de la persona o un rasgo, se habla de resiliencia innata para referirse a
diferentes fuerzas motivacionales dentro de la persona, que promueven la integración a la
adversidad de manera beneficiosa. Sin embargo, cuando se trata su aspecto de capacidad
aprendida se define como un conjunto de variables que protegen de los eventos estresantes o
peligrosos favoreciendo la adaptación que puede ser fomentada, desarrollada y aprendida (9).
Según algunos autores, dicho concepto cuenta con una serie de elementos que lo sustentan y
lo hacen crecer en dirección al envejecimiento con éxito, además de otros que contribuyen a
su perdición (7, 10, 11).

2.1. Estrategias de afrontamiento


Los diferentes enfoques y visiones de la resiliencia la identifican con uno de sus componentes
esenciales, el que conforman las estrategias de afrontamiento. En el desarrollo de la vejez, se
aprecia que estas tácticas permiten a las personas observar, razonar y readaptar aquellas
metas de vida, reconociendo la necesidad de reajuste a causa de los nuevos cambios
producidos en sus condiciones de vida (12).
No se trata de una resignación sin valor, sino de una reflexión plenamente consciente de la
situación actual, junto con la puesta en marcha de nuevos mecanismos de actuación con
nuevos objetivos.
Se ha realizado un estudio por expertos en psicología y antropología, a un grupo de personas
frente al estrés interpersonal; a través del cual se ha identificado un patrón de personalidad
que determina, que las personas que se definen como extrovertidas y sociables, utilizan con
mayor frecuencia estrategias activas-positivas de afrontamiento (planificación,
reinterpretación positiva y crecimiento personal, afrontamiento focalizado al problema y
afrontamientos adaptativos), con el objetivo de encontrar a otras personas con las que poder
compartir sus adversidades y manifestar sus emociones. Es así como obtienen beneficios para
su salud mental y en definitiva, para lo considerado como óptimo estado de salud en todas las
esferas (13).
Por otro lado, también se identificó un patrón más bien contrario a este, en el cual aquellas
personas que se describen como introvertidas, frías e inseguras, muestran a su vez unas
estrategias de afrontamiento pasivas-negativas (centrarse en las emociones y desahogarse,
negación, distanciamiento conductual y mental, consumo de alcohol y drogas y afrontamiento
desadaptativo), es decir, que sus pensamientos, actitudes y comportamientos van dirigidos
hacia la autocrítica y autoculpabilidad, lo que se traduce en una reducción de relaciones
sociales, promoviendo así su propio aislamiento de la sociedad (buscan evitar el contacto con
otras personas de su entorno alejándose de ellas).

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De lo que se puede deducir que, estas personas que optan por no hacer frente a las
adversidades, tienden a seguir conductas desadaptativas, alcanzando incluso extremos donde
se ven afectados sus vínculos sociales, transformando negativamente sus emociones ante las
dificultades (14).

2.2. Actividad física


A través del ejercicio físico, la persona mayor puede mejorar su salud emocional y sus niveles
de bienestar. Así, el hecho de verse capaz de desarrollar determinadas tareas, también
contribuye a incrementar el sentimiento de utilidad y satisfacción del propio anciano (15).
Se ha demostrado que el deporte, permite promover experiencias positivas, bienestar
psicológico y salud en las personas mayores. También que el ejercicio físico contribuye a una
mayor fortaleza psicológica, lo que repercute directamente sobre el nivel de optimismo y de
salud mental (16).
En los últimos años, el término Fortaleza Mental está ganando importancia puesto que incluye
una serie de valores, actitudes y cogniciones que ayudan a la persona a alcanzar sus objetivos y
metas de vida.
Otros autores añaden que, en ocasiones de mucho estrés, el bienestar físico y psíquico mejora
gracias al optimismo, aumentando la resistencia ante los eventos adversos; lo que indica que,
aquellas personas más optimistas suelen tener mayor éxito, perseverancia y en consecuencias,
mejor salud física.
En el área de la salud, la mentalidad optimista se relaciona directamente con niveles más bajos
de angustia, con un desarrollo mucho más lento de las enfermedades y con una mayor
capacidad de sobrevivir frente a ciertas enfermedades.
Además compararon adultos mayores físicamente activos con no activos y hallaron que los
primeros tenían un bienestar psicológico mucho mayor que los segundos, lo que sugería que el
estilo de vida con actividad física daba lugar a unas habilidades de conciencia plena y menor
número de síntomas depresivos (17,18).
Es importante destacar que, en estas edades más avanzadas, la práctica del ejercicio físico no
tiene carácter competitivo, sino que va dirigida a aumentar el bienestar y la calidad de vida de
la persona. Este matiz sano de la deportividad también facilita el desarrollo de un buen
ambiente y relaciones interpersonales beneficiosas (19).

2.3. Emociones positivas


Se conoce que el optimismo y el pensamiento positivo son beneficiosos para la salud mental y
en consecuencia, para la calidad de vida (20).
Dicho optimismo, se relaciona directamente con las anteriores estrategias de afrontamiento
positivas (14), ya que todas ellas contribuyen al crecimiento de ese sentimiento de capacidad,
control y finalmente éxito (21).
Según la evidencia, las personas mayores prestan especial atención a estas emociones
positivas sobre las negativas, lo que permite no solo incrementar los años de vida, sino
mejorar también la calidad de vida de esos años (15).
Según una recopilación de datos del psicólogo estadounidense Martin Seligman, se ha
encontrado que “la risa es una de las sensaciones más placenteras de la experiencia humana y
el humor es una de las principales fortalezas de nuestra especie”. Es importante destacar esto

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ya que, contribuyendo al desarrollo de la risa y el humor positivo, las personas ancianas
pueden robustecerse psicológicamente e incrementar los niveles de resiliencia.
Varios filósofos (Martha Nussbaum, Jean-Paul Sartre, Robert Salomón y Rod Martin) han
evadido la pregunta de qué fenómeno causa la risa, puesto que, al tratarse de una percepción,
el mecanismo de evaluación cognitiva (juicio) es relativo e individual para cada persona. No es
posible por ello, aplicar los resultados obtenido de un grupo de personas, a toda la población.
Lo que sí se ha reconocido de forma oficial es que la risa permite reducir los niveles de estrés y
ansiedad, lo que puede ayudar no solo a mejorar la salud mental, sino también a la salud física
de la persona.
Según manifiestan algunos autores, los beneficios en salud de las emociones positivas, son
útiles a corto plazo, puesto que funcionan más bien como paliativos o preventivos; una
continuidad de tales emociones permitirá a las personas mayores crear un escudo de defensa
mayor cuando lleguen las adversidades. Es por esto que se dice que el sentido del humor
contribuye a incrementar el buen ánimo, ayudando también a hacer frente a dificultades como
una enfermedad (22).
Todo esto, contribuye de una manera peculiar a aumentar la tolerancia al dolor; lo que
permitirá en algunos casos visualizar positivamente el estado de salud, lo cual constituiría el
primer escalón para alcanzar el óptimo estado de salud (23).
Fredrickson (24,25) sostenía “la teoría abierta y construida de las emociones positivas”, la cual
determina como las emociones positivas (alegría, entusiasmo, satisfacción, orgullo, etc.…) a
pesar de ser diferentes entre sí, comparten la capacidad de ampliar el abanico de
pensamientos y modos de actuación de las personas, permitiendo incrementar las reservas
biopsicosociales en los momentos de adversidad futuros. Es decir, experimentar las emociones
positivas además de ser una sensación muy agradable, ayuda a desarrollar habilidades físicas,
psicológicas y sociales, sobre todo para forjar las relaciones interpersonales de amistad y
apoyo. Estas herramientas ayudan a superar las desdichas, que se van presentando de manera
más eficiente (26).

Varios autores destacan que otra de las características de dicha fortaleza mental es la
esperanza, que funciona como herramienta motivadora, impulsando a mejorar habilidades y
preservar el bienestar psicológico, además de “gestionar y adaptarse a retos cotidianos” que
se presentan en el día a día de las personas mayores. Tras la realización de un estudio con
monjas católicas en Kentuky, Estados Unidos, se obtuvieron una serie de resultados que
objetivan la reducción de la mortalidad de las mismas por factores emocionales positivos, y
que estas emociones positivas, contribuyen a la satisfacción y longevidad personal (27).

2.4. Espiritualidad
El término de “espiritualidad”, proveniente del latín, hace referencia a una manera de ser,
experimentar o actuar y se compone de valores, actitudes, perspectivas y emociones. Todas
ellas, se dirigen a un ser superior o simplemente, a una dimensión transcendental.
Según algunos autores, la espiritualidad influye en la forma de actuar y pensar de las personas,
lo que sugiere que también afecta a la capacidad de tomar decisiones y hacer frente a las
dificultades.
Si se toma la resiliencia como el crecimiento personal ante la adversidad, la espiritualidad será
otra herramienta más con la que la persona se relacionará con el ambiente.

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A pesar de que hay estudios que muestran que las personas suelen apoyarse en algún tipo de
creencia religiosa o paranormal para superar sus problemas, hasta el momento, la evidencia
que lo refleja es escasa (28). Esto supone que, aunque dos personas creyentes, se enfrenten al
mismo evento (negativo), no viven su espiritualidad de igual manera, y que su respuesta ante
el problema, también será distinta.
A través de entrevistas semidirigidas, se obtuvieron una serie de datos que confirmaban que la
religiosidad y espiritualidad son factores protectores para conformar una actitud y
comportamiento resiliente.
Se ha reconocido que las personas mayores, dan especial importancia a las creencias religiosas
o paranormales, y en un número considerable de casos, se ha observado cómo tales creencias
ayudan a reducir síntomas ansiosos o depresivos (29). Sería conveniente tener este aspecto en
cuenta para incluir actividades dirigidas a la “expresión, reconocimiento y manejo de las
emociones” para intervenir en la comprensión y aceptación de dificultades.
Realmente existe una correlación positiva entre la resiliencia y la espiritualidad según varios
autores (30,31), e incluso, han llegado a afirmar que la espiritualidad forma parte del grupo de
factores que componen la resiliencia. Sería relevante que, en futuras intervenciones de
incremento de la resiliencia, se tuviera en cuenta este factor y se sumara importancia, por el
gran impacto que tiene sobre las personas mayores, sobre todo, en la proximidad a la muerte.

2.5. Autoeficacia
Se define como la capacidad de resolver uno mismo los problemas que se presentan, permite
que la persona sea capaz de extraer de su interior aquellas estrategias que atajen el problema,
solventarlo o reducirlo y seguir adelante (32).
A su vez, otros la identifican como la creencia propia sobre las habilidades que uno mismo
posee. Es la encargada de mediar el conocimiento con la acción, por lo que determina la
puesta en marcha de las decisiones.
Tiene una relación directa con las emociones positivas, ya que todas ellas ayudan a disminuir el
nivel de estrés, ansiedad y los pensamientos negativos.
En la persona mayor, muchas veces este constructo psicológico pierde poder por el
sentimiento de inutilidad o incapacidad a causa del envejecimiento, de ahí la importancia de
que sea reforzado. No hay que olvidar que el desarrollo de éste, no termina en la infancia o
adolescencia, sino que se puede ir desarrollando cada vez más conforme pasan los años (33).

2.6. Recursos sociales


Las emociones positivas y negativas contribuyen a la aparición y al desarrollo de enfermedades
y en gran medida a cómo se produce la recuperación de ellas.
El aislamiento social, cada vez más frecuente en edades avanzadas, supone un declive
psicofuncional e inmunológico, que repercute en la salud y, en definitiva, en la esperanza de
vida. El mantenimiento de las relaciones sociales es esencial para el desarrollo de habilidades
de comunicación y socialización. Sería interesante reforzarlas para que estas personas
ancianas no sientan los cambios como pérdidas y continúen siendo funcionales (34, 35).
Los recursos sociales, y concretamente la red social de apoyo de las personas mayores,
suponen un factor clave para incrementar la resiliencia tanto en cuanto se relaciona de forma
directa con la autoeficacia, autorregulación y autoestima, todas ellas encaminadas a alcanzar
la mejor salud psicológica (36).

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3. Capítulo 2: ¿Qué consecuencias supone la falta de resiliencia?

Como se ha visto previamente, la resiliencia funciona como un mecanismo de defensa y


ataque frente a las adversidades que se presentan en la persona mayor; es por esto, que la
falta de ella, contribuye a la aparición y desarrollo de enfermedades y otros problemas de
forma precoz.

3.1. Calidad de vida disminuida


Existe un pensamiento a nivel social, que interpreta el proceso de envejecimiento como una
pérdida de calidad de vida y bienestar, pero no tiene porqué cumplirse en todos los casos de
los mayores. La gran mayoría son capaces de reconocer su nueva situación, aceptarla y adaptar
sus propósitos de una manera más objetiva y realista en base a sus cambios. Sin embargo,
existe un grupo de ellos que continúa marcándose metas alejadas del éxito con que se
incrementa su frustración y disminuye su calidad de vida (37).
Es en ese momento donde ha de entrar en acción la resiliencia, para ayudar a las personas a
afrontar estos eventos adversos estresantes, mediante una adaptación positiva y sustentando
en todo momento una adecuada salud mental (4,38). En relación a esto, se ha demostrado que
una falta de resiliencia o una adaptación inadecuada, “aumenta las posibilidades de presentar
problemas diversos desde consumo de drogas hasta graves problemas mentales” (39) lo que
en contraposición se hablaría de que, una alta resiliencia se relaciona “con un menor grado de
depresión y una mejor calidad de vida”. Los resultados demuestran que tanto en cuanto el
anciano dispone de un mayor número y diversidad de recursos, mayor facilidad encontrará
para enfrentarse a esos estresores y contará con una “mayor sensación general de bienestar”
(37).
Según Yanguas (40) la calidad de vida consta de 2 componentes, uno objetivo que se encarga
de las necesidades básicas y personales, y otro subjetivo, que alcanza la satisfacción de
necesidades relacionadas con otras personas o con el entorno en el que nos desarrollamos a
un nivel mucho más interior (41).
Por otro lado, hay que decir que gran parte de la gente joven crece con estereotipos y sesgos
sobre la vejez, por lo que cuando se van acercando o alcanzan esa edad (superior a 55 años)
tienen percepciones negativas sobre sí mismos, como invalidez progresiva, inutilidad
permanente o incluso, cercanía a la muerte inminente, olvidando todas las luchas por las que
han pasado para llegar a esa condición, los méritos que han alcanzado y las experiencias
positivas que les han hecho felices.
Ahí aparece el fenómeno conocido como Viejismo (Ageism en inglés), que hace referencia a
una discriminación únicamente por la edad, sin tener en cuenta, las facultades, habilidades y
capacidades que aún conservan los mayores. Las personas que se alejan de dicha corriente, se
ha investigado que llegan a vivir 7,5 años más que los otros, lo cual se debe principalmente a
que dan mayor importancia al campo del bienestar y la resiliencia que a las limitaciones que
les surjan. Lo cual se traduce en un factor positivo que mejora la calidad de vida (42).

3.2. Síndromes geriátricos


Los síndromes geriátricos hacen referencia a un conjunto de síntomas que conforman
diferentes enfermedades que se presentan de forma frecuente en los adultos mayores.
Es importante tenerlos en cuenta para prevenirlos, detectarlos y abordarlos de la forma más
temprana posible.

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A continuación, se hablará de aquellos más relacionados con la resiliencia y la falta de ésta.
• Síndrome de Fragilidad o Anciano Frágil; estado de alto riesgo a causa de cambios
fisiológicos multisistémicos estrechamente relacionados con la edad; para que éste se
produzca deben de darse 3 o más de los siguientes criterios:

a) Pérdida de peso involuntaria (5 kilogramos/año)


b) Sentimiento de agotamiento general
c) Disminución de la fuerza muscular (debilidad)
d) Actividad física reducida y reducción de la velocidad de la marcha (43).
La falta de resiliencia se relaciona con este síndrome, de la misma manera que la actividad
física forma parte de uno de los influyentes de la primera. La persona es la principal
involucrada y su voluntad es el motor que hace, que el cuerpo se mueva, pero no depende
solo de la persona de forma individual, sino que toda la sociedad debe estar involucrada en la
consecución de este objetivo. Conforme van sumando años, pueden ver que sus limitaciones
se van incrementando, pero sus propósitos y deseos siguen estando ahí. Por esto es
importante apoyar y ayudar para realizar algunas actividades, como en este caso, es el
ejercicio físico.
• Síndrome de Inmovilidad; restricción, generalmente involuntaria, en la capacidad de
transferencia y/o desplazamiento de una persona a causa de problemas físicos,
funcionales o psicosociales (44).
• Síndrome de Caída; precipitación repentina al suelo, que se produce de forma
involuntaria, y que puede acompañarse o no, de pérdida de conciencia. El origen de
este síndrome es también multifactorial: enfermedad osteoarticular, cardiovascular,
neuropsiquiátrica, causas extrínsecas (obstáculos físicos, calzado, domicilio, escaleras,
etc.) y efectos secundarios de ciertos fármacos, principalmente (44).
• Síndrome Post-Caída; miedo a sufrir una nueva caída. Pérdida de confianza para
desarrollar una determinada actividad sin caer y disminución de la movilidad y
capacidad funcional (45).
Ambos conectan con la movilidad física de la persona, pero no hay que olvidar que la
resiliencia psicológica debe permanecer ahí, para entrenar el cuerpo físico cada día luchando
contra el proceso de deterioro tisular a cualquier nivel.
• Síndrome de Aislamiento Social; estado psicológico que sucede a consecuencia de
pérdidas en el sistema de soporte individual, de una disminución de la participación de
las actividades dentro de la sociedad a la que pertenece y de una sensación de fracaso
en su vida” (46).
El proceso de envejecimiento propicia la pérdida de relaciones sociales de la persona mayor y
consecuentemente, tiende a aparecer el sentimiento de soledad.
La soledad de las personas ancianas puede prevenirse y superarse mediante la realización de
tareas totalmente antagónicas a los pensamientos que las causan. El papel de la resiliencia en
estas personas ha de venir por parte de toda la sociedad; es un deber y responsabilidad de
todos nosotros ayudar a suprimir tal sentimiento de soledad. A través de nuevas relaciones
sociales y familiares exitosas, la soledad y el aislamiento social no tendrán espacio para
aparecer y mucho menos desarrollarse.
Es importante tener en cuenta como dice Marta Rodríguez en su artículo, que cada persona en
individual tiene su propia solución, por ello es crucial un conocimiento profundo de la persona
para poder adaptar la lucha a su soledad (46).

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• Síndrome de deterioro cognitivo; pérdida o reducción, temporal o permanente, de
varias funciones mentales superiores, en personas que las conservaban intactas
previamente. Incluye cuadros muy definidos como el síndrome confusional agudo
(secundario a infecciones, anemia, patología que afecta a cualquier sistema, ingresos
hospitalarios, cambio de domicilio, etc.), o como la demencia de diferentes causas
(enfermedad de Alzheimer, etiología vascular, formas mixtas, enfermedad por cuerpos
de Lewy, etc.) (44).

En pacientes con deterioro de memoria e incluso demencia en fases leves, parece útil intentar
mantener las capacidades mentales existentes mediante talleres de memoria, orientación a la
realidad, adaptación del entorno, etc. (44) que contribuyen a un desarrollo de la resiliencia
gracias al trabajo continuado ejecutado por el sistema nervioso (47).

3.3. Dolor y emociones negativas


Los cambios producidos a causa del proceso de envejecimiento sumergen a las personas
mayores en una serie de sentimientos y emociones negativos, propiciando una extenuación
psicológica y física que no contribuyen a otra cosa más que a la aparición y desarrollo de
enfermedades. La dificultad de realizar actividades y movimientos físicos es mucho mayor
cuando la fuerza y empuje son arrastrados por la angustia, tristeza, miedo o estrés (48).
El estado de ánimo negativo dará como resultado una incitación al dolor y malestar, que se
prolongará en el tiempo, lo que propiciará la aparición de nuevas enfermedades o una cascada
de complicaciones que dificultará el envejecimiento con éxito y el óptimo estado de salud.
Estrés o ansiedad son emociones negativas que contribuyen a la aparición y desarrollo de
molestias, malestar o preocupaciones. La ausencia o bajo nivel de resiliencia hace que la
persona sienta una falta de control sobre la situación, lo que se traducirá en un aumento
progresivo de dichas emociones negativas (49).
Según Inbar (50) la resiliencia parece funcionar como un fuerte factor protector frente a la
depresión, sobre todo en esta etapa de la vida, sentimientos como falta de esperanza, una
menor capacidad de contemplar aspectos positivos en relación a la propia vida, aislamiento
social, proximidad de la muerte, sentimientos de abandono, problemas físicos, dependencia,
intranquilidad o problemas económicos (39,50-52).

4. Capítulo 3: Escalas de valoración de resiliencia

4.1. Modelo de las Verbalizaciones Resilientes de Grotberg

En 1995, Edith Grotberg desarrolló el Modelo de las Verbalizaciones Resilientes, a través del
cual se demostraba que la resiliencia forma parte de un constructo dinámico que puede ser
trabajado y potenciado a través de ciertas “verbalizaciones” (53).

El hecho de que se comuniquen estas expresiones sugiere un acercamiento a la resiliencia en


la práctica, que compondrá un fortalecimiento ante las situaciones negativas que aparezcan.

A continuación, se expondrán aquellas expresiones resilientes, procedentes del “Manual de


identificación y promoción de la resiliencia en niños y adolescentes”, de Munist y colaboradores
(54) organizadas en 4 grupos principales:

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1. Yo tengo:
▪ Personas alrededor en quienes confío y quienes me quieren incondicionalmente.
▪ Personas que me ponen límites para que aprenda a evitar peligros o problemas.
▪ Personas que me muestran por medio de su conducta, la manera correcta de
proceder.
▪ Personas que quieren que aprenda a desenvolverme solo.
▪ Personas que me ayudan cuando estoy enfermo o en peligro o cuando necesito
aprender.

2. Yo soy:
▪ Una persona por la que los otros sienten admiración y cariño.
▪ Feliz cuando hago algo bueno para los demás y les demuestro mi afecto.
▪ Respetuoso de mí mismo y del prójimo.
▪ Capaz de aprender lo que mis maestros me enseñan.
▪ Agradable y comunicativo con mis familiares y vecinos.

3. Yo puedo:
▪ Hablar sobre cosas que me asustan o me inquietan.
▪ Buscar la manera de resolver mis problemas.
▪ Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo peligroso o que no está bien.
▪ Buscar el momento apropiado para hablar con alguien o para actuar.
▪ Encontrar a alguien que me ayude cuando lo necesito.
▪ Equivocarme y hacer travesuras sin perder el afecto de mis padres.
▪ Sentir afecto y expresarlo.

4. Yo estoy:
▪ Dispuesto a responsabilizarme de mis actos.
▪ Seguro de que todo saldrá bien.
▪ Triste, lo reconozco, y lo expreso con la seguridad de encontrar apoyo.
▪ Rodeado de compañeros que me aprecian.

Si bien en su origen el manual se realizó para contemplar la resiliencia en niños y adolescentes,


puede trasladarse a la etapa de la vejez para valorar igualmente los niveles de resiliencia que
tienen los mayores.

4.2. Escala de Resiliencia SV-RES (E. Saavedra, M. Villalta-2007)


Más adelante en 2007, Eugenio Saavedra y Marco Villalta, realizaron una Escala de resiliencia
(Figura 1) acorde a la cultura de la nación de Chile (55), para evaluar el nivel de resiliencia en
jóvenes y adultos, permitiendo conocer los aspectos principales que les afectan y así trabajar
sobre ellos, directamente (56).

Esta medición cuenta con 60 ítems clasificados en 12 apartados resultado de la combinación


del Modelo de verbalizaciones de Grotberg y el de Saavedra, quien ha destacado 4 áreas:

1.- Respuesta Resiliente: Conducta orientada a metas, respuesta sustentada o


vinculada.
2.- Visión del problema: Conducta recurrente.
3.- Visión de sí mismo: Elementos afectivos y cognitivos positivos ante los problemas.
4.- Condiciones de base: Sistema de creencias y vínculos sociales que impregnan la
memoria de seguridad básica e interpreta la acción específica y los resultados.

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Gracias a ambos modelos se obtuvieron los 12 factores específicos de la resiliencia:

F1: IDENTIDAD: Juicios generales tomados de valores culturales que definen al sujeto.
Formas de interpretar hechos y acciones.
F2: AUTONOMÍA: Juicios referidos al vínculo que el sujeto establece consigo mismo
para definir su aporte particular a su estilo sociocultural.
F3: SATISFACCIÓN: Juicios que develan la forma particular en que el sujeto interpreta
una situación problemática.
F4: PRAGMATISMO: Juicios que develan la forma de interpretar las acciones que
realiza.
F5: VÍNCULOS: Juicios referidos al valor de la socialización primaria y redes sociales con
raíces en la historia personal.
F6: REDES: Juicios referidos al vínculo afectivo que establece la persona con su entorno
social cercano.
F7: MODELOS: Juicios referidos a la convicción del papel de las redes sociales cercanas
para apoyar la superación de situaciones problemáticas nuevas.
F8: METAS: Juicios referidos al valor contextual de metas y redes sociales sobre la
situación problemática.
F9: AFECTIVIDAD: Juicio que se refiere a las posibilidades sobre sí mismo y el vínculo
con el entorno.
F10: AUTOEFICACIA: Juicio sobre las posibilidades de éxito que la persona reconoce en
sí mismo ante una situación problemática.
F11: APRENDIZAJE: Juicios referidos a valorar una situación problemática como una
posibilidad de aprendizaje.
F12: GENERATIVIDAD: Juicios referidos a la posibilidad de pedir ayuda a otros para
solucionar situaciones problemáticas.

Una vez reconocidos todos los factores, es en 2008 cuando llevan a cabo un estudio de
medición para comprobar la validez y fiabilidad de la prueba (56).

4.3. Escala de Resiliencia de 14-Item (ER-14) Windle, G., Bennett, K. M., & Noyes, J.
(2011)

La doctora y enfermera Gail M. Wagnild, desarrolló en 2009, la Escala de Resiliencia (ER-14) de


14 ítem de Wagnild, (2009) (57) (Figura 2), la cual está basada en la Resilience Scale (RS-25)-
Escala de Resiliencia (ER) de 25 ítem (Wagnild & Young, 1993) (58).

Mide el grado de resiliencia individual, considerado como una característica de personalidad


positiva que permite la adaptación del individuo a situaciones adversas. La RS-14 mide dos
factores:
o Factor I: Competencia Personal (11 ítems, autoconfianza, independencia, decisión,
ingenio y perseverancia)
o Factor II: Aceptación de uno mismo y de la vida (3 ítems, adaptabilidad, balance, CV
flexibilidad y una perspectiva de vida estable).

La autora (Wagnild, 2009) de la escala original plantea los siguientes niveles de resiliencia,
entre 98-82=Muy alta resiliencia; 81-64=Alta resiliencia; 63-49=Normal; 48-31=Baja; e 30-
14=Muy baja (59).

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5. Capítulo 4: Promoción de la salud y resiliencia.

5.1. Puntos de intervención


Una vez reconocida la importancia de la presencia de la resiliencia en las habilidades sociales y
demás capacidades del mayor, se ha elaborado una lista con una variedad de intervenciones
para aumentar los niveles de salud de estas personas (8).
Reflexionar: observar, comprender, aceptar y actuar
Los mayores se enfrentan a numerosos cambios frecuentes y es importante para ellos saber
reconocer estas situaciones para reformular sus metas y adaptarse adecuadamente a la
consecución de estas.
Aquellos que perciben la importancia de esta tarea, se preocupan y se hacen conscientes de
que la autoestima y autoeficacia son muy relevantes para ello. Son que se centran en los
objetivos y dejan de darle tanta importancia los “malos cambios”, como puede ser una
enfermedad, una pérdida o un duelo, ganan en resiliencia y superación.
Por esto, sería interesante hacer reflexionar sobre este aspecto para comenzar a modificar las
acciones de hoy y así obtener nuevos resultados, cada vez más y más positivos el día de
mañana.
No solo se trata de aceptarse a uno mismo, sino que es importante también preocuparse por
los demás, empatizar y comprenderles en sus dificultades. Esto es, no solo ser capaz de admitir
nuestros fallos, sino también los del resto de personas que nos rodean (60).
➊ Creatividad y estimulación
Los desafíos en los mayores están continuamente presentes y el hecho de ser capaz de
hacerles frente y resolverlos proviene de las habilidades creativas e innovadoras. Son
necesarias para mantener la mente activa y en funcionamiento constante. La consecución de
retos, la exigencia personal y la búsqueda de novedad, forman parte de características de las
personas resilientes porque les gusta no conformarse y seguir trabajando ya sea a nivel motor
o psicológico.

Muchos profesionales han comentado el papel que juega la estimulación cognitiva en el


enlentecimiento del deterioro físico y psicológico. Actividades como colorear dibujos, sesiones
de aromaterapia para activar diferentes regiones del cerebro y actividades físicas como el yoga
u otros ejercicios físicos, contribuyen a ejercitar habilidades como la memoria, coordinación,
lógica, equilibrio y motricidad fina, entre otros (61-63).

UNICEF en 2018, elaboró un “Manual de actividades que propicien resiliencia para niños, niñas
y adolescentes migrantes y refugiados”. Aunque el grupo de población es totalmente distinto,
muchas de las intervenciones para desarrollar la resiliencia pueden ser comunes, de las que se
ha querido recoger “El taller permanente del arte” (63).

El hecho de elaborar dibujos e imágenes en un papel permite crear una distancia con los
sentimientos del interior que facilita su visión, asimilación y aceptación de éstas. A través del
arte, se pueden expresar emociones contenidas y es a través de esta externalización, como se
ayuda a liberar esa negatividad interna. El Manual informa de que “el arte disminuye la
desesperación y crea un puente de comunicación con el mundo, por lo cual reduce la sensación
de soledad y desamparo”. Este “nuevo” lenguaje, va a permitir una mayor comprensión de las
personas ancianas, dónde el abordaje y la intervención serán mucho más concretos.

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No solo con la pintura sino que, el dibujo y la escritura, también contribuyen a la revelación de
sentimientos y pensamientos más profundos “relacionados con la experiencia traumática u
otros eventos estresantes” de sus vidas; todos ellos causantes del malestar y frustración
actuales (64).

➋ Entorno positivo y humor

Las personas que se rodean de otras con actitud y emociones positivas, les resulta mucho más
fácil desarrollarlas y ponerlas en práctica. Además, la mayoría de las personas resilientes, han
aprendido a “sobrellevar y gestionar sus emociones” tras la experimentación de una dura
situación.
La tolerancia a la frustración se potencia a través de la exposición a una experiencia
generadora de tensión, ansiedad, nerviosismo… en definitiva, negativa; y no se trata de
eliminarla o hacer caso omiso, sino que, siendo consciente de su existencia, se focaliza la
atención en otra dirección.
Además de esto, restarles importancia a los eventos negativos a través del humor y emociones
positivas, resulta muy beneficioso para desarrollar la resiliencia y reducir los niveles de estrés
que tales eventos generan. Lo que se traduce en una menor dificultad para hacer frente a
estos eventos.
La labor de Enfermería irá encaminada a promover dichos pensamientos y actitudes positivas,
demostrando y haciendo ver los logros conseguidos hasta el momento, de manera que las
dificultades se vayan minimizando, para potenciar así la resiliencia.

➌ Ampliar círculo de amistades


Otra de las características de las personas resilientes es la actitud de socializar y agrandar las
redes de comunicación y de contacto. El esfuerzo y motivación para relacionarse, comunicar
(60) y compartir experiencias con otras personas podría ayudar notablemente a combatir el
sentimiento de soledad y el aislamiento social.

Las terapias de grupo, o directamente, centros de día con actividades encaminadas al ocio,
deporte y entretenimiento de los mayores, contribuirán a desarrollar esta característica tan
importante para evitar caer en el abandono y la tristeza que los acontecimientos del
envejecimiento muchas veces suponen.

Animar y alentar a otros con condiciones similares a participar en actividades, permitirá que
unos por iniciar y otros por probar y acompañar, aumenten su resiliencia individual gracias a
todo el grupo. Es importante este aspecto ya que según el hecho de conseguir que los mayores
y demás grupos sociales alcancen sus propósitos depende no solo de ellos mismos, sino de
toda la sociedad. Se trata en gran medida, de una labor solidaria por parte de toda la población
ya que pedir ayuda no es solo pedir, sino también brindar (44).

También hay que remarcar que según una encuesta realizada sobre las personas mayores en
Chile en 2013, se ha observado que un aspecto influyente en la calidad de vida del anciano
como el dolor crónico, no mejora notablemente dicha calidad, sino que el entorno social y de
ocio es el que contribuye a su verdadera mejoría (65).
Será crucial por parte de Enfermería incitar a los mayores a acudir a estos centros y demostrar
que todos juntos pueden ayudarse y resolver sus problemas contando y apoyándose en sí
mismos y sus compañeros.

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➍ Espiritualidad y meditación
La meditación está ganando mucha importancia en las últimas décadas, porque permite
disminuir los niveles de estrés y genera pensamientos positivos gracias a la relajación que
requiere.
Últimamente está ocupando importancia el concepto conocido como MindFullness, definido
como “la capacidad de conducir la atención y las experiencias del momento presente, de un
determinado modo, aceptándolas y sin juzgar” (66).

Asimismo se dice, que resulta muy beneficioso para “eliminar el insomnio y bajar los niveles de
preocupación, nerviosismo y malestar emocional”. De esta manera, se contribuye a desarrollar
“la tranquilidad emocional y el grado de bienestar”. Todo ello con el objetivo de conseguir un
adecuado funcionamiento mental y consecuentemente, físico, durante todo el proceso de
envejecimiento (67,68).
Plantear y poner en marcha talleres de relajación para personas mayores, resultaría muy
beneficioso para reducir el número de casos de ansiedad que se dan en personas mayores.

Enfermería puede ser precursora en la planificación de estos talleres a través de los centros de
día, residenciales, e incluso, podría llegar a proponerse este tipo de actividades en los centros
de salud como labor comunitaria. (Figura 3 y 4)

➎ Deporte y ejercicio físico

Se ha comprobado que las personas ancianas que realizan ejercicio físico de forma regular
contribuyen al desarrollo de su bienestar físico y psicológico, igualmente acuden con menor
frecuencia a centros de salud u hospitales. Además de esto, en términos sociales asimismo se
ven positivamente afectados, ya que mejora sus relaciones sociales mediante la participación
en actividades sociales; se sienten y realmente están, más integrados en la comunidad gracias
a la actividad física regular. Su red de apoyo social se ve más extendida y su autoestima mucho
más aumentada, lo que no ocurre con un estilo de vida sedentario, dirigido
incondicionalmente al aislamiento social y al sentimiento de inutilidad.
Todos estos aspectos están conjuntamente relacionados ya que “la actividad física en las
personas mayores debería de ser mucho más extendida y facilitada a la población mayor en
general […]” porque “sus beneficios no sólo serían al colectivo de personas mayores, sino que
[…] también supondría un beneficio social global, en términos sociales, económicos y sanitarios
entre otros” según destacan Evaristo Barreda y José Luis Sarasola, profesores de la Universidad
Pablo de Olavide (16).

➏ Terapia con animales

Desde 2008, se han puesto en marcha terapias asistidas con animales en diversos puntos de
España. En el año 2013, el Centro de Atención Primaria Bordeta/Magraners, formado por un
médico, una enfermera y un fisioterapeuta, inició esta intervención con personas mayores de
65 años residentes en Lleida.

Las palabras de los profesionales se centran en el papel de los animales como “catalizadores
motivacionales” puesto que contribuyen a que las personas se impliquen emocionalmente y se
hagan responsables de la correcta ejecución de los ejercicios. Además, Carles Casanova, como
fisioterapeuta del centro, comenta “La interacción con los perros favorece un recuerdo más

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positivo de la actividad, lo que facilita su aprendizaje. Además de que también disminuye la
tensión arterial, ansiedad, estrés y estado álgico” […] “Ha sido muy gratificante al compartir la
atención a las personas con animales y vivir esta interacción con un magnífico equipo de
profesionales. Ha permitido plasmar la evidencia científica de esta terapia, observando un gran
potencial terapéutico, de ahí la necesidad de profesionalizarla”.

En relación a esto, podría ser interesante “que la Atención Primaria ponga en marcha
proyectos de este TAA para fomentar y promover la labor de estos equipos multidisciplinares”,
según remarca Maylos Rodrigo, médico de familia (68).

➐ Musicoterapia

La musicoterapia ayuda a reconocer y expresar las emociones de las personas mediante la


identificación individual y personal de uno mismo, en la propia canción. La liberación de estrés
y ansiedad a través de esta herramienta funciona muy positivamente gracias al mantenimiento
y fortalecimiento de los niveles de resiliencia.

Se ha observado cómo ayuda favorablemente en procesos de rehabilitación física relacionada


con lesiones medulares, permitiendo a estos pacientes hacer frente a las limitaciones
reconociendo otras habilidades o capacidades nuevas. Los sentimientos que desarrolla la
música en el interior de cada uno de ellos, les permite generar nuevas estrategias de
afrontamiento ante el nuevo futuro (69).

5.2. Plan de Cuidados de Enfermería


En este apartado, se ha elaborado un Plan de Cuidados a modo de ejemplo, para trasladar la
planificación teórica a lo que sería la propia práctica del proceso enfermero.
Gracias a las taxonomías de la Nanda Internacional (NANDA), los resultados de la Nursing
Outcomes Classification (NOC) y las intervenciones de la Nursing Interventions Classification
(NIC), se ha proyectado el plan de actuación de enfermería que se podría seguir en la atención
a los pacientes (70).
Si bien, este plan se ha dirigido a los resultados y las intervenciones, se debe remarcar la
importancia de la Fase de Valoración, sin la cual no sería posible adaptar este plan
estandarizado a cada paciente.
Paso 1: Selección del diagnóstico (real, de riesgo o de promoción de la salud) según el caso:
Tipo de DxE Diagnóstico Enfermero Definición
Diagnóstico Enfermero [00210] Deterioro de la Reducción de la capacidad para
Real resiliencia mantener un patrón de respuestas
positivas ante una situación adversa
o una crisis.
Diagnóstico Enfermero [00211] Riesgo de deterioro Vulnerable a una disminución de la
de Riesgo de la resiliencia habilidad para mantener un patrón
de respuesta positiva ante una
situación adversa o crisis, que puede
comprometer la salud.
Diagnóstico Enfermero [00212] Disposición para Patrón de respuesta positiva ante
de Promoción de la mejorar la resiliencia una situación adversa o crisis, que

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salud puede ser reforzado.

Paso 2: Selección y Adaptación de resultados:


Resultado NOC Definición
[1309] RESILIENCIA Adaptación y función positiva de un individuo después de una
PERSONAL adversidad o crisis significativa.
Indicadores
▪ [130901] Verbaliza una actitud positiva.
▪ [130902] Utiliza estrategias de afrontamiento efectivas.
▪ [130903] Expresa emociones.
▪ [130907] Muestra una autoestima positiva.
▪ [130909] Expresa autoeficacia.
▪ [130910] Asume la responsabilidad de sus propias acciones.
▪ [130912] Busca apoyo emocional.
▪ [130913] Sopesa alternativas para resolver problemas.
▪ [130915] Propone soluciones prácticas, constructivas para los conflictos.
▪ [130917] Utiliza estrategias para potenciar la salud.
▪ [130925] Identifica los recursos comunitarios disponibles.
▪ [130926] Utiliza los recursos comunitarios disponibles.
▪ [130927] Utiliza los grupos de apoyo disponibles.
▪ [130931] Participa en actividades de la comunidad.
▪ [130932] Participa en actividades de ocio.
[2608] RESILIENCIA FAMILIAR Capacidad de la familia para una adaptación y
funcionamiento positivos después de una adversidad o crisis
significativa.
Indicadores
o [260802] Propone soluciones prácticas y constructivas a las disputas.
o [260806] Expresa confianza en la superación de las adversidades.
o [260810] Coopera para superar los retos.
o [260812] Protege a los miembros.
o [260815] Utiliza estrategias de control de conflictos.
o [260816] Comparte el humor.
o [260819] Se prepara para futuros desafíos.
o [260824] Acepta la ayuda con cuidados directos de los amigos.
o [260826] Acepta la ayuda con actividades instrumentales de la vida diaria de los
amigos. [260828] Busca apoyo emocional de los amigos.
o [260829] Utiliza recursos comunitarios de ayuda.
o [260830] Utiliza grupos comunitarios de apoyo emocional.
o [260831] Adapta planes para poder apoyar y ayudar a sus miembros.
[260832] Utiliza el equipo de asistencia sanitaria para información y ayuda.

Paso 3: Selección de actividades del NIC (actualmente solo se ha formulado uno


específicamente dirigido a la resiliencia).
Intervención Definición
[8340] Fomentar la Ayudar a individuos, familias y comunidades en el desarrollo, uso y
resiliencia fortalecimiento de factores protectores para ser utilizados para
afrontar factores estresantes ambientales y sociales.

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Actividades
• Facilitar la cohesión familiar.
• Fomentar el apoyo familiar.
• Facilitar la comunicación familiar.
• Fomentar que la familia/ comunidad valore la salud.
• Fomentar conductas positivas de búsqueda de la salud.
• Facilitar el desarrollo y el uso de recursos del vecindario.

5.3. Programa-proyecto en la comunidad


A modo de proyecto se ha querido elaborar un programa hipotético de actuación enfermera
en el ámbito de la comunidad donde se incluyan tales intervenciones.
A continuación, se expondrán las etapas de la intervención general, con las actividades a llevar
a cabo:
a) A través de un proceso de inscripción voluntaria, la enfermera se encargará de
elaborar una serie de grupos de personas mayores de 65 años (5-8
participantes/grupo).
b) Se planificará un horario donde se estructurarán las horas de sesión en la semana o el
mes, ajustándose a la disponibilidad y recursos del centro.
c) La primera sesión se focalizará en una presentación de cada uno de los participantes
con una posterior realización de tarjetas identificativas personales, donde se podrán
evaluar las diversas habilidades de cada uno a través del diseño y creatividad artísticos.
d) La segunda sesión irá encaminada a reconocer los conocimientos que tenga el grupo
sobre el tema: la resiliencia. Tras el debate, se desarrollará una conclusión para aunar
conocimientos y se procederá a pasar la escala de resiliencia para medir valores de
forma objetiva.
e) En la tercera se hablará de aquellas actividades que más les gusten y motiven a cada
uno para elaborar en conjunto un plan de actividades relacionadas con el aumento de
resiliencia: música, pintura, animales, actividad física, actividades de estimulación
cognitiva… Teniendo en cuenta en todo momento que se deben escuchar sus
propuestas para que sea fructífero. Una vez gestionadas todas las actividades con las
horas propuestas, en la cuarta sesión se iniciaría la batería de actividades y talleres
seleccionados. Para la puesta en práctica de cada uno de los talleres, se realizaría un
plan de acción como el expuesto en el Anexo 5(71).
f) Una vez finalizada toda la temporada, se realizará una nueva evaluación de los niveles
de resiliencia para conocer los cambios que se hayan producido.

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6. Conclusiones

La resiliencia es el resultado de la dinámica y la interacción que tienen las personas con los
eventos que sus propias vidas les van proponiendo. Se construye gracias a “os fuertes vínculos
de afecto que se han tejido a lo largo de toda la vida” y es así como se desarrolla y mantiene
(72).

Ya reconocida la importancia de la resiliencia en todas las etapas de la vida, pero en concreto,


en la de la persona mayor, se invita a reflexionar sobre el abordaje propuesto para acompañar
a estas personas en los cambios que sufren a causa del envejecimiento y ayudar a hacer frente
a todos aquellos eventos adversos que se les presenten (73).

Hay que concienciarse que, con el buen cuidado de los mayores, la sociedad puede verse
positivamente afectada en un gran número de aspectos como la economía y sanidad, que
tanta relevancia han adquirido en los últimos días. Se trata de una labor solidaria en la que ha
de estar involucrada toda la población, porque de ella depende que el sistema permanezca en
pie y satisfaciendo las necesidades de todos.

En relación con el papel que adopta Enfermería en este proceso, se debe prestar importancia
al hecho que supone “el dominio del concepto de resiliencia”, el cual va a favorecer
enormemente la comprensión y asistencia a los pacientes que necesitan ayuda para
sobrellevar y rebasar todos los obstáculos, que aparecen con el aumento de la edad. El gran
beneficio que se obtendría con la actitud positiva y la aceptación de las dificultades, así como
las herramientas de “embate”, puede contribuir a prever nuevas necesidades, anticiparlas y
reducir con ello el tiempo posterior de rehabilitación (74).

Según algunos autores (72), una forma de propiciar el aumento de la resiliencia podría ser
“incluir sistemáticamente en la anamnesis las preguntas sobre los aspectos positivos del
desarrollo y la salud”, se comenzaría a valorar desde un primer momento los niveles y
habilidades resilientes de cada paciente. De esta manera, se colaboraría a mejorar el abordaje
y la intervención enfermera sobre estas personas, su entorno y redes sociales.

No hay olvidar que existen investigaciones realizadas en este grupo profesional que denotan
que la resiliencia es, y ha de ser una competencia esencial para la labor asistencial. Es de ahí de
donde parte la necesidad de ejercitar y acrecentar esta capacidad o habilidad resiliente, sobre
todo en aquellos que no cuenten con medidas suficientes (74).

A través de las facultades de Enfermería, podría fomentarse y contribuir así al progreso de la


propia profesión, evitando o, reduciendo en la medida de lo posible, el estrés laboral y las
consecuencias que trae consigo un ambiente de trabajo negativo y arduo.

Para concluir, se debe reflejar la importancia, que el sistema sanitario esté compuesto por
enfermeras adecuadamente resilientes para contribuir al mantenimiento y sustento del
mismo, sobre todo en tiempos donde escasean los “recursos humanos y material” y continúa
aumentando la carga de trabajo (74). No deja de ser un reto más al que enfrentarse, para
mejorar no solo la profesionalidad, sino también la salud de toda la sociedad (72).

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https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=125473617
7004&menu=ultiDatos&idp=1254735573002
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content/uploads/2013/07/muestra.pdf

Página 28 de 38
GLOSARIO DE SIGLAS:

INE: Instituto nacional estadística


ER: Escala de Resiliencia
UNICEF: United Nations Children's Fund
TAA: Terapia Asistida con Animales
NANDA: North American Nursing Diagnosis Association
NOC: Nursing Outcomes Classification
NIC: Nursing Interventions Classification

ESQUEMA DE FIGURAS:

Figura 1: Escala de resiliencia SV-RES (E. Saavedra, M. Villalta-2007)

Figura 2: Escala de Resiliencia (ER-14) de 14 ítem de Wagnild (2009)

Figura 3: Fichas de fortalecimiento de la memoria

Figura 4: Fichas de estimulación cognitiva

Figura 5: Ejemplo de taller “Consentir canitas”

ESQUEMA DE TABLAS:

Tabla 1: Índice de envejecimiento

Tabla 2: Comparativa de datos sociodemográficos verificados (actuales y de los últimos años).

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8. Anexos

Tabla 1: Índice de envejecimiento (75).

Tabla 2: En la siguiente tabla se ha elaborado una comparativa con los datos más recientes
verificados más actuales y de los últimos años

Índice de
Índice de
fecundidad Tasa de
envejecimiento(75) Variación Variación
(hijos/mujer) natalidad (77)
(Anexo 1)
(76)
2008 2018
1,31 -1,92 393.181 -4,24
105,25 120,46
Tasa de
Esperanza de vida al nacer Esperanza de vida a los 65 años
mortalidad Variación
(años) (79) (años) (79)
(78)
2017 2007 2017 2007 2017 2007 2017 2007
♂ ♂ ♀ ♀ ♂ ♂ ♀ ♀
424.523 +3,39
80,37 + 2,59 85,73 + 1,59 19,12 +1,48 22,97 +1,3

NOTA: Los datos representados en la tabla hacen referencia a los últimos datos definitivos
(2017) con la variación(V*) correspondiente al año anterior (2016). Todos ellos siguiendo las
fórmulas de metodología de la Estadística(80)

Página 30 de 38
Figura 1: Escala Resiliencia SV-RES (E. Saavedra, M. Villalta-2007)(56).

Página 31 de 38
Página 32 de 38
Página 33 de 38
Figura 2: Escala de Resiliencia (ER-14) de 14 ítem de Wagnild (2009)(57).

Página 34 de 38
Figura 3: Fichas de fortalecimiento de la memoria (61).

Página 35 de 38
Figura 4: Fichas de estimulación cognitiva (81).

Página 36 de 38
Figura 5: Ejemplo de taller “Consentir canitas”(71).

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