Los Vínculos Psiquiátricos en La Obra y Vida de Cajal : The Psychiatric Links in The Cajal' Work and Life
Los Vínculos Psiquiátricos en La Obra y Vida de Cajal : The Psychiatric Links in The Cajal' Work and Life
Summary: The scientific trajectory of Santiago Ramon y Cajal was modulated by origina-
ting influences from the scope of psychiatry. Between these, it is possible to emphasize
the contact maintained with the neuropsychiatrist Luis Simarro, who taught the Golgi’s
silver-chromate method to him, decisive for its future discoveries, or the psychiatric
currents associated to the phenomenon of the hypnotic suggestion, that they exerted
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Este artículo está basado en una amplia trilogía titulada genéricamente “Cajal y la Psiquiatría Biológica” publicada por los autores
en la revista Archivos de Psiquiatría entre 2007 y 2008 (López-Muñoz y cols., 2007a; 2007b; 2008a).
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Foto 1: Santiago Ramón y Cajal en el Laboratorio de Investigaciones Biológicas, junto a algunos de sus discípulos y personal auxiliar de
la institución. Se puede observar como la mayor parte de los integrantes del grupo derivaron hacia el campo de la psiquiatría: Gonzalo
Rodríguez Lafora (1), Domingo Sánchez, José Miguel Sacristán (2), Miguel Gayarre (3) y Nicolás Achúcarro (4). Francisco Tello. Fotografía
publicada en La Esfera, en 1915.
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ción sobre la excepcional importancia del libro permitió obtener una elevada casuística de hipno-
del sabio italiano, consagrado a la inquisición de sis y sugestión vigil, tanto en voluntarios sanos
la fina estructura de la sustancia gris. Merece como de enfermos mentales y somáticos. Sin
contarse el hecho, porque sobre haber tenido embargo, Cajal no llegó nunca a publicar los datos
importancia decisiva en mi carrera, demuestra procedentes de estas investigaciones, salvo un
una vez más la potencia vivificante y dinamóge- caso obstétrico publicado en 1889 (Dolores de
na de las cosas vistas” (Cajal, 1923). El libro a parto considerablemente atenuados por la suges-
que se refiere es el Tratado de Golgi titulado tión hipnótica) (Cajal, 1889), posiblemente la pri-
Sulla fina anatomia degli organi centrali del sis- mera comunicación científica internacional sobre
tema nervoso (1886). Albarracín (1987) sintetiza esta materia. Algunos autores han postulado que
este primer contacto de Cajal con Simarro en el sujeto a que se refiere esta publicación era la
1887 con estas palabras: “... ha bastado el azar propia mujer del histólogo, Silveria Fañanás, y en
de un minuto para que la escuela histológica ella Cajal expondría su experiencia hipnótica en la
española se ponga en marcha...”. atenuación de los dolores del parto, durante el
alumbramiento de su sexto hijo (Durán y Alonso,
1960). Sin embargo, Youssef y Schorer (1996) con-
Cajal y el estudio de la hipnosis sugestiva
firman que esta aportación de Cajal al uso tera-
El auge de las técnicas hipnóticas en el campo de péutico del hipnotismo no tuvo absolutamente
la medicina tuvo lugar en la década de 1870, ninguna trascendencia científica, en tanto que la
cuando el prestigioso patólogo francés Jean- revista donde la publicó carecía de difusión inter-
Martin Charcot las aplicó al estudio de la histe- nacional, y su descubrimiento no fue mencionado
ria. La denominada Escuela de París, o de la por ningún autor representativo de este campo en
Salpetriêre, encabezada por Charcot, considera- sus revisiones posteriores.
ba al estado hipnótico, desde el punto de vista
conceptual, como una especie de neurosis indu- La verdadera atracción de Cajal por esta nueva
cida, que podría servir como modelo experimen- ciencia parte, sin lugar a dudas, de su estrecha
tal de estudio de las auténticas neurosis, espe- vinculación al estudio del cerebro. Desde esta
cialmente de la histeria. Por el contrario, los perspectiva, consideraba que la sugestión hipnó-
seguidores de la Escuela de Nancy, representa- tica era un fallo aberrante de una máquina casi
dos fundamentalmente por Hippolyte-Marie perfecta, como es el cerebro. La atracción de Cajal
Bernheim y Ambroise Auguste Liébault, conce- por la psicoterapia hipnótica sugestiva no se limi-
dieron más protagonismo a la sugestión y a su tó a su época valenciana, ya que continuó con
posible uso terapéutico (Diéguez y Diéguez, estos estudios durante toda su vida. Prueba de
2002). Gracias, en gran parte, a la polémica con- ello, es el manuscrito titulado Ensayos sobre el
frontación científica entre estos dos grupos fran- hipnotismo, el espiritismo y la metapsíquica, que
ceses durante la década de 1880, la psicoterapia pensaba mandar a la imprenta, según se deduce
hipnótica y sugestiva gozaba de gran actualidad de su correspondencia con el editor Ramón Pueyo,
a nivel internacional cuando Cajal era catedráti- pero antes le sorprendió la muerte. Además, la
co de Anatomía en Valencia. Cajal se mostró desgracia quiso que los originales inéditos se per-
enormemente interesado por esta línea de inves- dieran durante el transcurso de la Guerra Civil.
tigación, decantándose por la concepción psico- Asimismo, el interés por el hipnotismo focalizó
terapéutica de Barnheim (Youssef y Schorer, probablemente su atención hacia el estudio de las
1996). Algunos autores apuntan que tal vez bases neuropsicobiológicas del sueño y de las
fuese Luis Simarro quien hubiese podido poner ensoñaciones, otra “línea de trabajo” constante
al tanto a Cajal de las nuevas corrientes france- de la historia científica del histólogo.
sas en relación con la hipnosis (Youssef y
Schorer, 1996). Cajal y el ejercicio clínico de la psiquiatría
Durante este periodo valenciano, el histólogo Evaluar los conocimientos que Cajal poseía
llegó a fundar, con el objetivo de profundizar en el sobre las enfermedades mentales es una difícil y
conocimiento de la sugestión hipnótica, un tal vez imposible tarea. Si nos referimos a su
Comité de Investigaciones Psicológicas, que le conocimiento de los aspectos clínicos y diagnós-
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ticos, posiblemente estos fuesen escasos, máxi- vez recogidos todos los datos que, desde el
me si tenemos en consideración el comentario punto de vista científico, interesaron al investi-
de Emil Kraepelin en sus memorias, cuando rela- gador, el Comité de Investigaciones Psicológicas
ta que, con motivo de su viaje a España a princi- fue clausurado.
pios de la década de 1920, visitó a nuestro
Premio Nobel y que se quedó sorprendido de su Otro aspecto menos conocido de Cajal, y del que
falta de conocimiento por el desarrollo de la psi- existe escasísima información, es su actividad
quiatría en Europa Central (López-Ibor y privada específicamente clínica. Durante su
Fuentenebro, 2007). Por el contrario, si se trata época de catedrático en Madrid, abrió Cajal en
de evaluar sus conocimientos sobre la etiopato- 1906, el año de la concesión del Premio Nobel,
genia y la histopatología de estos trastornos, los una consulta de Neuropatología y Psiquiatría,
hechos sean completamente diferentes. En aunque perece ser que sin mucho éxito, ya que
numerosas publicaciones, Cajal se ocupa de los la cerró al cabo de 10 meses. Tuvo Cajal única-
mecanismos fisiológicos de los procesos psíqui- mente 26 pacientes, según consta en sendos
cos, llegando a inferir implicaciones morbosas, volúmenes existentes en la biblioteca Urioste -
mostrando un excelente conocimiento de las Ramón y Cajal, con el rótulo en sus lomos de
hipótesis y teorías más en boga propuestas por “Consulta de Neuropatología del doctor Cajal”.
científicos europeos; incluso llegó a publicar Con algunos de estos pacientes volvió a ensayar
algún estudio específico sobre alteraciones ana- Cajal las técnicas hipnóticas empleadas durante
tomopatólogicas de pacientes esquizofrénicos. la época del Comité (Durán y Alonso, 1960).
Otro ejemplo más de su vinculación psiquiátrica,
son las cuatro sociedades científicas de este
Los trabajos psicológicos y psiquiátricos
campo a las que perteneció el histólogo, gene-
de Cajal
ralmente designado como miembro honorario.
Aunque algunos autores afirman que las prefe-
rencias de Cajal como investigador no pasaban
Puede afirmarse que el Comité de Investi- por el campo de la psiquiatría (López-Ibor y
gaciones Psicológicas que fundó Cajal durante Fuentenebro, 2007), este apunte precisa de
su época valenciana, junto a algunos contertu- algunas matizaciones, pues entre su producción
lios del Casino de Agricultura, y con domicilio bibliográfica nos encontramos con 6 publicacio-
social en la propia casa del histólogo, fue una nes específicas de este campo, que ascienden a
auténtica consulta de psiquiatría. En esta con- 14 si adicionamos las versiones internacionales
sulta se dedicó al estudio científico de una de algunos de estos trabajos, publicadas funda-
modalidad de psicología mórbida, que él califica- mentalmente en revistas alemanas, y otros tra-
ba como fenómenos de sugestión y sonambulis- bajos de carácter histológico en los que el autor
mo artificial. Entre los logros conseguidos a nivel dedica apartados especiales a temas del ámbito
terapéutico destaca “la transformación radical que nos ocupa, como la publicación de la
del estado emocional de los enfermos; la restau- Croonian Lecture.
ración del apetito en histeroepilépticas inape-
tentes y emenciadísimas; la curación, por simple A esta producción habría que sumar 3 manuscri-
mandato, de diversas especies de parálisis cró- tos pendientes de publicación, de los que se
nicas de naturaleza histérica; la cesación brusca tiene constancia que Cajal había terminado de
de ataques de histerismo con pérdida del cono- redactar antes de su fallecimiento, pero que no
cimiento; el olvido radical de acontecimientos vieron la imprenta y desaparecieron durante la
dolorosos y atormentadores; la abolición com- Guerra Civil (Durán y Alonso, 1983), y 5 prólogos
pleta de los dolores del parto en mujeres norma- de libros, en los que trata aspectos psiquiátri-
les; en fin, la anestesia quirúrgica, etc.” (Cajal, cos/psicológicos. Independientemente de estos
1923). Los éxitos clínicos logrados por Cajal documentos, Cajal recurría de forma habitual a
mediante estas herramientas psicológicas fue- las revistas de la esfera psiquiátrica para publi-
ron de tal trascendencia que, según recuerda el car sus trabajos de investigación (López-Muñoz
histólogo, “a mi consulta acudían enjambres de y cols., 1996). Con todo este cuerpo documental,
desequilibrados y hasta de locos de atar”. Una podemos afirmar que el interés de Cajal por los
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temas psiquiátricos no era escaso, y, de hecho, ce que éstas se expondrían en una publica-
su producción escrita en este ámbito es incluso ción de continuación que jamás llegó a ver la
mayor que la de algunos de sus más prestigiosos luz, pues este artículo concluye con un
discípulos psiquiatras. “(continuará)”.
Los tres grandes temas del ámbito psiquiátrico Además de este artículo y de su no publicada
de los que se ocupó específicamente Cajal fue- continuación, Cajal parecía tener la intención de
ron el postulado de hipótesis sobre los mecanis- publicar un libro sobre “el sueño y los fenóme-
mos del sueño, el estudio de los mecanismos nos del ensueño”, pero no llegó a hacerlo, a
celulares de los procesos psíquicos (López- pesar de los numerosos datos recopilados en un
Muñoz y cols., 2008 b) y el análisis histopatoló- manuscrito que también se perdió durante la
gico de algunos trastornos neuropsiquiátricos. Guerra Civil. Sin embargo, parte de sus ideas
sobre esta materia se salvaron gracias a su
correspondencia y, sobre todo, al interesante
Las teorías sobre el sueño prólogo que dedicó a una obra de poesía del
El interés de Cajal por escudriñar los mecanis- escritor Marcos Zapata. En esta carta-prólogo
mos neurobiológicos del sueño y de las ensoña- trata Cajal de ofrecer una explicación neurofi-
ciones tal vez constituya una proyección de sus siopsicológica de los sueños: “… cuando dormi-
investigaciones sobre el hipnotismo. En 1908 mos no descansa el sujeto por entero, sino
publicó el histólogo, en la Revista Cajal de aquella parte del cerebro que se fatigó durante
Medicina y Cirugía de la Facultad de Madrid, un el trabajo de la vigilia; los barbechos cerebrales,
artículo titulado Las teorías sobre el ensueño. es decir, las células donde están grabadas las
Este trabajo parecía ser el primero de una serie imágenes inconscientes, velan y se exaltan reju-
de artículos que, por diversas circunstancias, no veneciéndose con el ejercicio hecho a hurtadi-
tuvo continuación. En este trabajo se centra en llas de la conciencia... Y como muchas operacio-
las percepciones y alucinaciones visuales del nes cerebrales diurnas ponen en acción y fatigan
ensueño, recurriendo a autoexploraciones, me- grupos de células esparcidas por todo el cere-
diante un proceder que denomina “método de bro, y muy especialmente aquellas a cuyo cargo
introspección” (Cajal, 1908). Las conclusiones de corre la más alta de las actividades mentales, o
la autoexperimentación mediante este método sea la facultad crítica, constantemente alerta al
son las siguientes: hablar y al escuchar, de ahí que la mayoría de los
ensueños constan de retazos de ideas sin ilación
a. La alucinación visual del sueño posee el
o estrambóticamente ensambladas, algo así
mismo relieve que la sensación misma.
como un monstruo absurdo sin proporciones,
b. El color de la alucinación visual puede armonía ni razón” (Cajal, 1902).
alcanzar la misma riqueza de tonos que la
realidad exterior. Cajal también estudió las distintas teorías sobre
c. La forma de la proyección mental sufre gran- este asunto, tan en boga durante su época, y
des fluctuaciones durante el sueño. especialmente los postulados de Sigmund
Freud, con los que discrepaba abiertamente y
d. El campo de imagen del ensueño es fijo, no quizá de una forma un tanto trivial. De hecho, en
variando en relación con movimientos de una carta dirigida a su amigo Gregorio Marañón,
los ojos o de la cabeza. y recogida por Durán y Alonso (1960), comenta
Cajal, en relación con los planteamientos freu-
e. El brillo de los colores desaparece antes de
dianos sobre los sueños: “... estimo como menti-
despertar, tornándose en tonos grisáceos;
ras colectivas el psicoanálisis y la teoría de los
f. Los objetos visualizados pueden no corres- ensueños de Freud; casi todos los hechos del
ponder a eventos reales, sino ser una mezcla sabio vienés pueden explicarse por la sugestión
heterogénea de muchos recuerdos sensoria- individual o colectiva. De esto hablaré si consigo
les reales (Cajal, 1908). Aunque en el texto vivir lo bastante para redactar otro libro sobre el
hace mención a la exposición de las teorías ensueño”. Posiblemente, estas diferencias en la
neurofisiológicas de estos fenómenos, pare- interpretación de los fenómenos relacionados
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con el sueño entre los dos científicos no son sino incremento en el número de conexiones entre las
la prolongación de sus planteamientos metodo- neuronas de la corteza cerebral, fundamental-
lógicos; interpretación puramente fisiológica en mente de las células piramidales, a las que vol-
el caso de Cajal y mental en el caso de Freud. vió a denominar “células psíquicas” (Foto 2). Sin
embargo, en contra de los postulados reduccio-
Los mecanismos íntimos nistas más estrechos, Cajal propone su ley del
de los procesos psíquicos alud nervioso o de la avalancha de conducción.
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tas, cuando el histólogo afirma que la “unidad radicaría, según conjeturas del histólogo, en
de impresión” es almacenada en una neurona. alguno de los dos tipos de células de la corteza
De esta forma, la secuencia es clara: una uni- cerebral, a saber, “las pirámides o células de
dad, una neurona y cada neurona conectada con axón largo, y los corpúsculos de axón corto”
otras para generar ideas mediante las fibras de (Cajal, 1904). A pesar de estas conjeturas, Cajal
asociación (Koppe, 1983). era consciente de las limitaciones existentes en
su tiempo para poder aclarar fehacientemente
En 1896, Cajal publica su primer trabajo donde estos mecanismos íntimos de los procesos psí-
se ocupa específicamente de estos temas quicos, así como el “substratum del espíritu”,
(Interpretaciones conjeturales sobre algunos por lo que comenta: “Hoy por hoy, fuerza es con-
puntos de histo-fisiología neurológica), y donde fesar que... la fisiología cerebral del entendi-
comenta que gracias a sus descubrimientos miento y la voluntad continua siendo el enigma
sobre la estructura histológica de los centros de los enigmas... Los procesos más importantes,
nerviosos, los psicólogos han comenzado a a saber: la memoria, la asociación, la conciencia,
tomar nota “a fin de esclarecer el mecanismo de las operaciones lógicas, la imaginación, la totali-
los actos psíquicos… El sistema nervioso consta- dad sentimental; todo, en fin, lo más íntimo y
ría, pues, de un sinnúmero de conciencias, tan- trascendental de la vida psicológica, permanece
tas como células”, aunque existiría “una cere- en la sombra” (Cajal, 1904).
bral, superior y autócrata de todas las demás”.
Así, “lo que llamaríamos el yo, o el sujeto, no Desde mediados de la década de 1900, coinci-
sería otra cosa que la conciencia cerebral, la cual diendo con la concesión del Premio Nobel,
ignora, como exterior que es, el yo consciente de comenzó a declinar el interés de Cajal por los
todas las individualidades gangliónicas subordi- temas psicológicos, tal vez por que, al contrario
nadas” (Cajal, 1896). de los fehacientes hechos contrastados en sus
publicaciones morfológicas, sus postulados psi-
La pasión del histólogo por estos temas alcanzó cofisiológicos quedaban siempre en el ámbito de
tal grado en la década de 1890 que, como discur- las conjeturas y de las arriesgadas hipótesis
so de ingreso en la Real Academia de Medicina, (López-Muñoz y cols., 2008b).
en 1898, pensó en dictar como tema el titulado
“Las inducciones fisiológico-psicológicas que se
derivan de las investigaciones histológicas 8. Estudio histopatológicos
recientes”. Afortunadamente, consideró a tiem- de los trastornos neuropsiquiátricos
po este tema como “incompleto y prematuro” y Entre los últimos trabajos científicos de Cajal se
se decantó por otro puramente histológico encuentra un estudio histopatológico del cere-
(Valenciano, 1983). El texto de este primer dis- belo de un paciente esquizofrénico, publicado
curso nunca se publicó y se da hoy por perdido. en 1926, en francés, en la revista Travaux du
Sin embargo, Cajal volvió sobre este particular Laboratoire de Recherches Biologiques de
en el Prólogo al libro del catedrático de Medicina l’Université de Madrid. Las muestras del pacien-
Legal de la Facultad de Medicina de Madrid, te (de 65 años de edad), diagnosticado según los
Tomás Maestre Pérez, Introducción al estudio de criterios kraepelianos en vigor durante esa
la Psicología Positiva, fechado el 22 de abril de época, de “demencia precoz” (complicada con
1904. En este texto, Cajal asocia el mayor des- uremia), fueron remitidas desde el Manicomio
arrollo intelectual con la riqueza y excelencia de de Ciempozuelos. Cajal describe una serie de
las asociaciones neuronales en el encéfalo. Sin lesiones de la estructura histológica cerebelosa,
embargo, hipotetiza con la sede biológica íntima pero es prudente a la hora de efectuar conclusio-
(el “substratum material”) del “factor dinámico... nes: “no creemos que tales lesiones se relacio-
que tiene por misión estimular y sostener la nen etiológicamente con la demencia precoz...
combustión en el horno del pensamiento para la Hemos de considerarlas como efecto de compli-
forja de... conceptos superiores”. caciones ocurridas en el curso de la enfermedad,
susceptibles de presentarse en otros estados
La sede celular de este principio misterioso (“llá-
morbosos” (Cajal, 1927).
mese alma, voluntad, actividad, energía, etc.”)
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También en este último periodo de su actividad Nicolás Achúcarro, Gonzalo Rodríguez Lafora,
científica, Cajal hizo algunas contribuciones al José Miguel Sacristán, Miguel Gayarre, José
conocimiento, mediante técnicas de impregna- María Villaverde, Luis Fortún, Miguel Prados
ción argéntica, de las alteraciones histológicas Such, Nicolás Ramón López Aydillo, Ramón
de la neuroglia en casos de parálisis general pro- Rodríguez Somoza o Francisco Llavero. A pesar
gresiva (Cajal, 1925), y perfeccionó un método de esto, la denominación “escuela psiquiatrica
de tinción (mediante formolcloruro y plata amo- de Cajal” puede resultar, tal vez, poco concreta,
niacal) para destacar las células de glía y micro- teniendo en cuenta que la influencia cajaliana
glia en estudios patológicos de casos de paráli- es, de hecho, culturalmente más extensa.
sis general progresiva (Cajal, 1926). Siguiendo este planteamiento, algunos autores,
como Ramón Sarró, han calificado a estos psi-
quiatras como la “generación psiquiátrica próxi-
9. La escuela psiquiátrica de Cajal ma a Cajal”. Lamentablemente, esta escuela no
llegaría a alcanzar toda la relevancia que apunta-
El prestigio científico alcanzado por Cajal, sobre ba por varios motivos, entre los que cabe desta-
todo después de la concesión del Premio Nobel car el desastre de la Guerra Civil, que impidió la
en 1906 constituyó un auténtico imán que atrajo consolidación de la misma, algunos de cuyos
a una pléyade de alumnos que deseaban formar- integrantes perdieron la vida (Villaverde), otros
se como investigadores junto al maestro. De esta se condenaron al exilio (Lafora, Prados Such) y
forma, desde el inicio de la década de 1910, un grupo aún mayor fue depurado y recluido al
comenzó a gestarse la denominada Escuela ostracismo interior a (Sacristán, López-Aydillo).
Neurohistológica de Cajal (Valenciano, 1977).
Sin embargo, es preciso mencionar que entre Pero el papel de Cajal no solamente hay que cir-
sus discípulos, el grupo más numeroso de profe- cunscribirlo al ámbito puro de la docencia direc-
sionales, excluyendo los propios histólogos e ta, sino que va mucho más allá, al promover las
histopatólogos, fue el de psiquiatras (Peset, medidas políticas necesarias para implementar
1961) (Foto 3). Entre éstos hay que destacar a un sistema de formación internacional para pro-
fesionales aventajados. Estas acabaron de fra-
guar en 1907, con la creación, por Real Decreto
de 11 de enero, de la Junta para Ampliación de
Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) a ini-
ciativa del ministro Amalio Gimeno, bajo la presi-
dencia del propio Cajal. Con la cobertura econó-
mica de la JAE, un selecto grupo de psiquiatras
españoles pudo formarse en el extranjero, fun-
damentalmente en los centros alemanes y sui-
zos, junto a figuras de la talla de Emil Kraepelin
o Alois Alzheimer. Entre ellos puede mencionar-
se, entre los discípulos psiquiatras de Cajal, a
Achúcarro, Sacristán, Lafora, Villaverde, Fortún,
Prados y Rodríguez Somoza. Tras su regreso a
España, todos estos psiquiatras fueron configu-
rando una escuela española de neuropsiquiatría
de gran prestigio internacional (Gracia, 1971).
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ria, formación y aptitudes, es el eslabón impres- nes... Reunía la honrada laboriosidad del vas-
cindible entre Cajal y su escuela psiquiátrica. congado, la disciplina metódica del alemán, y la
Nicolás Achúcarro Lund (1880-1918) nació en fina y comprensiva crítica del inglés... Lo único
Bilbao en el seno de una familia de gran tradi- que puede consolarnos de su prematura desapa-
ción intelectual y fue discípulo, en su juventud, rición es que, para honra de la patria y esperan-
de Miguel de Unamuno, en el Instituto Vizcaíno za de la renaciente ciencia española, nos dejó
de Bilbao. Tras licenciarse en Medicina en la hijos espirituales capaces de proseguir su obra y
Universidad de Madrid, Achúcarro adquirió una de rendirle perenne justicia” (Cajal, 1919).
sólida formación científica en los más prestigio-
sos centros internacionales entre 1904 y 1910 (el
Hospital de La Salpêtrière de París con Pierre La teoría neuronal de Cajal
Marie, la Clínica de la Pitie con Joseph Babinski, El gran legado de Cajal a la historia de la psiquia-
en Florencia con Ernesto Lugaro y Eugenio Tanzi, tría biológica es, a pesar de parecer obvio, su pro-
y en Munich con Emil Kraepelin y Alois ducción científica, que podríamos condensar, a
Alzheimer). A propuesta de Alzheimer, fue elegi- riesgo de resultar extremadamente reduccionis-
do en 1908 por el gobierno norteamericano para tas, en el postulado y consolidación de la teoría
organizar y dirigir el Departamento de Anatomía neuronal (López-Muñoz y cols., 2006). Los descu-
Patológica del Manicomio Federal de Washington brimientos que permitieron postular a Cajal las
(Government Hospital for the Insane). Desde bases de la teoría neuronal tuvieron lugar en el
este puesto, Achúcarro describió en primer caso año 1888 (López-Muñoz y cols., 1997; 2006),
de enfermedad de Alzheimer en Norteamérica, durante la etapa barcelonesa del histólogo, pues
sexto caso recogido en la literatura mundial durante el mismo pudo demostrar por primera
(García-Albea y Pérez, 2003). Tras dos años de vez que la relación entre las células nerviosas no
estancia en Estados Unidos, volvió en 1910 a era por continuidad, sino por contigüidad (“ley
España (Cano, 1956; Valenciano, 1977), donde del contacto pericelular” de Cajal) (Cajal, 1888).
tomó contacto con Cajal, quién lo incorporó al Cajal sería, pues, el primer autor que aportaría
personal de su cátedra. En 1912 es nombrado, a evidencias morfológicas indiscutibles acerca de
propuesta de Cajal, director del Laboratorio de la teoría de la libre terminación de las neuronas,
Histología Normal y Anatomía Patológica de la gracias, básicamente, a la conjunción de dos
JAE. Entre las aportaciones científicas de hechos de vital importancia: el proceder de la
Achúcarro hay que destacar la interpretación del doble impregnación, resultante del perfecciona-
papel funcional de las llamadas “células en bas- miento del método cromo-argéntico de Golgi, y el
toncito”, cuya significación era muy discutida en método ontogénico, basado en la utilización de
su época (Cano, 1956). Duran y Alonso (1960) material embriológico (López-Muñoz y cols.,
apuntan que, “de haber vivido, Achúcarro es el 2006). Para difundir sus incipientes descubri-
único que, probablemente, hubiera podido lle- mientos, Cajal editó, por cuenta propia, la Revista
nar el hueco dejado por el maestro”. Sin embar- Trimestral de Histología Normal y Patológica, en
go, cuando su actividad docente e investigadora cuyo primer número, de primero de mayo de
comenzaba a adquirir una enorme trascenden- 1888, publicó este acontecimiento histórico
cia, Achúcarro murió en sus tierras vascas, en (Cajal, 1888). En esta publicación, concluye
Neguri, al parecer de un linfoma de Hodgkin, a la rotundamente Cajal: “Cada célula nerviosa es un
edad de 38 años. El impacto de la muerte de cantón fisiológico absolutamente autónomo”. En
Achúcarro motivó la publicación, en el Boletín de 1892, el mismo año en que se trasladó a Madrid
la Sociedad Española de Biología (1919), de un como catedrático de Histología de la Universidad
artículo necrológico por parte de Cajal, el único Central, Cajal propuso otra de sus más importan-
de estas características que publicaría en su tes aportaciones a la construcción de la teoría
vida, pues su relación fue más próxima a la amis- neuronal, las “leyes de la polarización dinámica”
tad que al contacto académico. En el se puede de las neuronas, esto es, su interpretación fisio-
apreciar el afecto que sentía por Achúcarro: “... lógica del funcionalismo neuronal en términos de
su haber potencial superaba con mucho al circuitos de transmisión de la información, de
actual... Poseía el raro don de captar corazo- forma que esta información se vehiculizaría
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desde las dendritas al soma, y de aquí al axón neurocientífico de la historia, cuyas aportaciones
(“conducción axípeta”), que transmitiría la infor- revolucionaron todas las disciplinas que actual-
mación eléctrica a la siguiente neurona (“conduc- mente integran el amplio abanico de las neuro-
ción somatófuga o dendrífuga”) (Cajal, 1892). ciencias. Su legado, en el campo específico de la
psiquiatría, es doble; por un lado creó una
Durante los años siguientes, hasta la concesión escuela que, en el caso concreto de España, per-
del Premio Nobel en 1906, la teoría neuronal fue mitió que la psiquiatría adquiriera rango cabal
difundiéndose y consolidándose entre la comu- de disciplina científica, y por otro, aportó una
nidad científica internacional. Además, durante teoría que cambió la forma de entender el siste-
el primer tercio del siglo XX, diversos procedi- ma nervioso, la teoría neuronal, y que posibilitó
mientos experimentales, así como observacio- el nacimiento de la psiquiatría biológica, tal y
nes de naturaleza histopatológica y, sobre todo, como hoy la conocemos. Además, esta doctrina
neurofisiológica, ayudaron a consolidar la doc- presenta una notable peculiaridad: cien años
trina neuronal, que acabaría siendo definitiva- después del discurso ante los representantes de
mente habilitada con la observación morfológi- la Academia Sueca tras la concesión del Premio
ca de las sinapsis, mediante las técnicas de Nobel, la mayor parte de los postulados expues-
microscopía electrónica, en la década de 1950 tos por Cajal continúan manteniendo una vigen-
(López-Muñoz y cols., 2006). En la década cia científica particularmente asombrosa, que ha
siguiente se plantearon las primeras hipótesis hecho de este autor el científico clásico más cita-
etiopatogénicas de carácter neurobiológico de do de la historia.
los trastornos mentales, la hipótesis dopami-
nérgica de la esquizofrenia o la hipótesis mono- Como conclusión, y aún teniendo en cuenta que
aminérgica de los trastornos afectivos. Pero hay el ejercicio clínico de la psicopatología es un
que tener presente en todo momento que estos aspecto anecdótico en la trayectoria profesional
significativos descubrimientos fueron factibles de Cajal, podemos retomar las palabras de
gracias a la teoría de la independencia neuronal Richard Jung cuando apuntaba que “Cajal, que
que formuló Cajal a finales del siglo XIX, y sólo no fue clínico ni médico práctico, ha contribuido
se pueden entender desde esa perspectiva más a la comprensión del sistema nervioso, y
(López-Muñoz y cols., 2006). por tanto a la investigación fundamental de las
enfermedades nerviosas, que muchos neurólo-
gos y psiquiatras cuyas investigaciones se hicie-
Epílogo ron a la cabecera del paciente” (Jung, 1992).
Cajal posiblemente sea, por el volumen, significa-
do y trascendencia de su obra, el más relevante
Correspondencia
Juan de Dios Molina
Unidad de Hospitalización, Hospital Psiquiátrico Doctor Lafora, Madrid
correo electrónico: [email protected]
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